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#JENNI ES LA MVP
nereapanicello · 8 months
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Nunca me ha gustado el fútbol... porque no era fútbol en femenino
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Nunca me ha gustado el fútbol. He vestido la camiseta roja en momentos que consideramos ya historia del deporte español, tensionándome incluso cuando parecía que los minutos en el marcador corrían a una velocidad anormal. Pero la verdad es que nunca me ha gustado el fútbol. Aunque acabo de descubrir por qué: no era fútbol en femenino. 
En mi caso, no diré que ronda un trauma sobre mi cabeza porque de pequeña me excluyeron de las pachangas de patio. Si recuerdo mi experiencia con la esfera en aquella época, en mi casa no había una programación deportiva fija cada fin de semana ni se hablaba de quién se alzaría con la copa de la Champions temporada tras temporada. Puedo contar con una mano las veces que he dado patadas a un balón, tendencia que ha continuado hasta la actualidad, y me escucharás llamar ‘fúrbol’ a este deporte cuando nos referimos a él entre amigos. Pero de la falta de presencia y referentes no solo viene mi desapego. Lo que más me molesta del fútbol es la gente que ve el fútbol. 
No hace falta tener una dilatada experiencia en el ámbito para saber que el fútbol está rodeado de un ambiente irrespetuoso con todo lo que se sale del espectro ‘cisheteropatriarcado de hombre blanco’, innegablemente machista y en algunas ocasiones hasta violento. ‘Maricón’, ‘Puto negro’, ‘No era tu culpa, era una puta’. Os suena, ¿verdad? 
Y desde luego, si lo trasladamos al recién celebrado Mundial de Fútbol Femenino, con una sola frase, que he tenido que escuchar en demasiadas ocasiones, la situación se delata sola: ‘Una jugadora de fútbol no puede cobrar lo mismo que un jugador, porque generan menos dinero, y si ingresan menos es porque tienen menos talento’. ¿Cuántos mundiales de fútbol ha ganado la selección española masculina? Uno. ¿Cuántos mundiales de fútbol ha ganado la selección española femenina? Uno. Despejada la hipótesis del talento. Vamos a ponernos serios que toca hablar de dinero y la cosa se pone peliaguda. 
Recomiendo encarecidamente leer el artículo ‘La igualdad salarial en el Mundial: la gran deuda pendiente del fútbol’, escrito por la periodista Irene Guevara para El País. Aporta datos como que la FIFA dará unos 140 millones de euros para jugadoras, federaciones y clubes en este Mundial Femenino (‘el triple que en el anterior Mundial y 10 veces más que en el de 2015’, como destaca), pero que para el Mundial Masculino de Qatar fueron 404 millones. 140M vs. 404M. Wow. Comenta también que ‘en España, el salario mínimo de la Primera masculina para la próxima temporada es de 186.000 euros anuales, mientras que en la femenina la renta mínima es de 16.000’ e incluso destaca el gran paso, aunque aún insuficiente, de que la Federación de Fútbol se ha comprometido a igualar los porcentajes de las primas de la selección femenina y masculina. Eso sí, no cobrarán lo mismo porque claro, no generan lo mismo. 
Inevitablemente mi cabeza se va a una cuestión aparentemente obvia pero de la que muchos hacen oídos sordos: ¿cómo va a generar el fútbol femenino el mismo ingreso económico si ni siquiera se les da la oportunidad? Las redes sociales se llenan de guiños a vuestros ídolos cuando ganan un simple partido, se os caen las lágrimas con Messi levantando una copa que no llegará a España y empleáis energía en discutir quién será el próximo MVP… pero llega la competición de la Kings y Queens League, torneo de Ibai y Piqué, y os levantáis de vuestro asiento cuando es el turno de las mujeres, como ocurrió el pasado 29 de julio. Quizá aquí haya más machismo que falta de talento. O más falta de oportunidades y menos ganas de cambiar el ambiente viril que rodea al fútbol.
Así que reflexiones realizadas y balones fuera echados, a lo importante: gracias, gracias y gracias a cada una de las jugadoras de la Selección Femenina de Fútbol por ganar. Gracias a Alexia Putellas, Jenni Hermoso, Irene Paredes, Aitana Bonmatí, Salma Paralluello, Olga Carmona, el resto del equipo y a las que no se callaron ante las injusticias, no por levantar la copa, sino por derribar de un golazo una de las muchas puertas que aún nos quedan por abrir. Gracias por honrar a todas las mujeres que alguna vez quisieron jugar al fútbol y no las dejaron. Gracias por darle alas a aquellas niñas que ahora sí tienen un referente con el soñar que alguna vez ganarán un Mundial. Gracias por hacer que, con vosotras fuera del banquillo, sí me guste el fútbol.
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