Tumgik
#aun no son las doce para mi so aun no estoy tarde
loopscereal · 6 months
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¡¡¡ feliz cumpleaños cami !!!
Juega League of Legends con sus amigos Owynn, Malva, Loon y un OC (no me voy a disculpar, elle es real para mí) Town la lleva a cenar, Eak le hizo un collar de turquesas, Freddy le hizo una pulsera, y un dibujo Y sus padres le hicieron pão de queijo, una de sus comidas favoritas lo hice en media hora pero me vale me vale me vale my blog my blog my house
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you-moveme-kurt · 5 years
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Glee «A romantic, but not so private, Valentine serenade»
Febrero 2039
-Blaine, espera un segundo —exclamó Sir Garden casi a la salida del edificio del estudio del sello Sony -Elwood… ¿algún problema? —pregunto de vuelta él aludido mientras se cruzaba la guitarra a la espalda. -Necesito que me firmes unos papeles… -¿Que? -Lo que oyes, se supone y debes hacerlo cuanto antes, algo sobre la gira por latinoamérica del próximo año… —agregó Elwood al tiempo que terminaba de abrigarse. -¿Tiene que ser hoy? —dijo mirando la hora. -¡Por supuesto que tiene que ser hoy!... en realidad debió ser antes de ayer, porque hay unos lugares que hay que confirmarlos con más de un año de anticipación, ¿puedes creerlo?...  pero bueno… lo olvidamos con Jenny... habla con ella… está en mi oficina esperándote… —respondió dándole una palmada en la espalda mientras hacía ademán de retirarse. -¿Tú te vas? —agregó Blaine mirándolo como sorprendido -Por supuesto que me voy…tengo que almorzar, no he comido nada desde la madrugada... ¿no sabes la hora que es?, -De hecho si… —contestó descolgándose la guitarra de mala manera. -Oye, sólo te tomará un momento —advirtió Sir Gardner al notar la actitud de su cantante estrella.
-Lo se, disculpa... es solo que tengo planes con Kurt y… -¿Planes?, ¿qué planes? -De almuerzo y compras, nuestro hijo debe asistir a un cumpleaños y aún no compramos ni el regalo, ni la ropa adecuada.... -¿A un cumpleaños?,  ¿ahora?, ¿no es un poco tarde para comprar todo eso? -No es ahora, es en un par de días… —dijo Blaine dando unos pasos hacia el ascensor, como si ya se hubiera resignado a que debía atender aquel asunto de última hora. -¿Un par de días? , ¿no es «San Valentín»?, ¿quien celebra su cumpleaños en «San Valentín»? -Créeme y mi esposo ha reclamado por aquello desde el día uno… -Y esta en toda la razón, es super raro... yo reclamaría… —dijo Elwood apuntándose  a si mismo— ¿y que es eso de ropa adecuada?, ¿irán a un clima extremo o algo? -No, nada de eso… lo que pasa es que es una fiesta temática… un musical… los padres de la cumpleañera son 100% Broadway y era de esperar que en algún momento hicieran algo así…  tal vez los conoces, son Rachel Berry y Jesse St James… —dijo Blaine dando entonación de pregunta cuando decía los nombres de sus amigos. -¿Y por qué habría de conocerlos? —respondió su jefe con cara divertida. -Por ninguna razón… en fin…¿Jenny está arriba dijiste? -Lo está… y solo serán un par de minutos,  ¡te lo juro!… ¡suerte con las compras y tu cumpleaños temático!… —terminó por decir Elwood mientras abandonaba el edificio, Blaine levantó sus pulgares y simuló tras una sonrisa complaciente la sarta de groserías que quería decirle a su jefe, luego le envió un mensaje a su esposo explicandole que tal vez llegaría un poco tarde a la cita de almuerzo y compras.
-¿Kurt?... —dijo Blaine al encontrarse con él en el hall del edificio del sello discográfico— ¿que haces aquí?... —agrego acercándose, le dio un beso de saludo, dejo lo que cargaba y se sentó a su lado. -No sabia si subir, así es que esa persona super amable que esta allí, me dijo que podía esperar aquí... —dijo Kurt señalando al conserje del edificio, el hombre sonrió de vuelta e hizo una seña como de saludo. -Por cierto que puedes… pero… ¿que paso?... ¿no nos íbamos a juntar en el restaurante? -Así es, pero como dijiste que te demorarías, preferí dejarle la mesa a algún turista deseoso de dar su opinión en «Yelp» . -¿Opinión sobre ostras? -Se ve de todo allí, una vez leí que alguien le ponía cinco estrellas al vendedor de churros del Central Park… -Vamos… -Te lo juro… -OK… pero… ¿qué haremos entonces? —dijo Blaine echándose hacia atrás en el sillón extra mullido de la recepción... -Pues se me ocurrió la idea de revivir nuestros primeros días en New York, ya sabes, cuando no teníamos ni dinero, ni influencias y almorzabamos hamburguesas del «McDonald» sentados en el parque… ¿recuerdas esos tiempos? -Por supuesto que los recuerdo… -¿Que opinas? -Si es lo que quieres hacer,  me parece bien… -Y a mi… ¿terminaste? —pregunto Kurt haciéndole un pequeño cariño en la cara como si lo liberara de una suciedad o algo parecido. -Termine… -¿Y qué era lo que tenías que hacer? -Bueno… ¿sabes que?, ¿qué tal si te lo cuento mientras disfrutamos de esa hamburguesa? —dijo Blaine tomándolo de la mano. -Me parece una gran idea Señor Anderson-Hummel —respondió Kurt levantándose, Blaine hizo lo propio y tomó todas sus cosas para aprestarse a partir— eso sí, prepárate porque asentiré más de lo que hablaré.. .—agregó señalándolo— ¡tengo un hambre de los mil demonios! —exclamó levantando los brazos, su esposo sonrió mientras abría la puerta para él.
-¿Aquí está bien? —pregunto Blaine señalando unos bancos de madera que rodeaban el memorial de John Lennon en el Central Park. -Más que bien —respondió sentándose— ningún otro lugar podría ser más apropiado que  «Strawberry Fields» para pasar el rato con el mejor de los músicos, después de él claro… —dijo  Kurt haciendo una especie de señal respetuosa -Qué duda cabe… ¿nos sentamos aquí? -Por supuesto, mi trasero se congelara pero bueno… -Espera un momento… no puedo dejar que eso le pase a algo tan importante… —dijo Blaine abriendo el estuche de su guitarra, sacó el instrumento que estaba envuelto en otra funda más liviana y delgada, la saco y la puso en el asiento para que su esposo se sentara sobre ella. -Muy práctico, debo decir… —acotó Kurt acomodándose— gracias… -Por nada, así no me vuelves a decir aquello de que tener mi guitarra con dos fundas es exagerado… —dijo Blaine volviendo a  guardarla con sumo cuidado. -Pues es exagerado, no cambiare mi opinión sobre eso, ni tampoco con que ya es hora de que cambies esa guitarra… te la regale hace como mil años y ya la había usado otra persona antes y no se por cuanto tiempo… -Pues esta es la mejor guitarra que existe y me la regalaste tú, así es que no la cambiare por nada…— Kurt blanqueo los ojos y miró a un par de turistas que comentaban cosas sobre mosaico blanco y negro que decía «Imagine» en el centro y sobre ellos de manera alternada— ¿cual es el tuyo? —añadió Blaine sacando los sándwich de la bolsa del restaurant de comida rápida. -Pues el que tiene más de todo...—contestó subiendo el cuello de su abrigo. -¿Igual tienes frío?... podemos irnos a la casa y comer esto allí... -¿Estás loco?, ¿qué clase de reminiscencia seria si vamos a otro lado? , yo estoy bien, además me gusta sentir un poco de frío… -¿En serio?...—quiso saber Blaine al tiempo que tomaba los sobres de las salsas desde el final de la bolsa y las repartía de manera equitativa. -Mucho… en especial porque me hago a la idea de cómo puedo entrar en calor después —dijo moviendo sus cejas, Blaine sonrió coqueto y se deshizo de la basura en el papelero más próximo— ahora háblame sobre lo que tuviste que hacer...— agregó comenzando a desenvolver su hamburguesa. -Bueno… se trató de unas firmas por lo de la gira por sudamérica el próximo año… —respondió Blaine entre mascada y mascada. -Pero si es el próximo año… -Es lo que dije, pero aparentemente, algunas locaciones deben ser reservadas con más de doce meses de anticipación… esto esta genial a propósito… —dijo comiendo un poco de salsa que había escurrido entre sus dedos— ¿por qué no comemos esta «chatarra» mas a menudo? -Por que somos padres responsables y queremos que nuestros hijos coman de manera saludable… —agrego Kurt en tono de pregunta mientras lo miraba con una mueca de asco divertida. -Claro… —agrego Blaine chupándose los dedos— ¿preguntaste en el teatro por el traje para Noah? -Pregunte… —respondió partiendo  su sándwich por la mitad y, a diferencia de su esposo, comenzó a comerlo de a pequeños trozos— pero no hay ninguno tan pequeño, ni grande tampoco al que pueda ajustar en dos días… -¿Vamos a la tienda entonces? -Obvio… aunque para el personaje que escogió, hasta en un Walmart encontraremos un traje que le sirva… —dijo dando dos mascadas seguidas como con rabia, tal y como si su «Big Mac» tuviera la culpa de algo. -Solo lo dices porque no pudiste convencerlo que fuera «Fiyero»… -¡Pues debió serlo!… —exclamó con la boca llena, Blaine fue esta vez quien hizo la mueca de aversión— además… —agregó limpiándose la boca con una de las servilletas de papel— ya estoy escuchando a Rachel hablar de lo maravillosa que se ve Barbra con su traje de «Glinda»… que los brillos, que la corona, que el vestido… ¡uy!... —termino por decir empuñando una de sus manos con servilleta y todo. -Noah también puede verse maravilloso en su traje de «Boq»… —añadió Blaine dando las últimas mascadas a su hamburguesa. -¡Obvio que si!... ¡mi hijo se ve maravilloso con lo que sea!… -¿Entonces? —pregunto Blaine entregándole una botella de gaseosa y dejándose una para él. -Entonces… no sé… en ocasiones me gustaría que Noah fuera diferente... -¿Diferente?... ¿en que? -No lo sé… —respondió tratando de abrir la botella— y no me malinterpretes, porque amo a nuestro hijo con el alma... -Jamás me atrevería a dudar de eso... —interrumpió Blaine provocando en su esposo  un suspiro de amor, porque por muy baladí que se escucharan aquellas palabras, cuando Blaine reconocía sus habilidades paternales le llenaba el alma hasta el punto de casi explotar de amor. -El asunto… —agregó suspirando de nuevo— es que me gustaría que tuviera un poquito de mi ambición… -¿Como? -Lo que oyes… —respondió insistiendo en su intento de destapar la botella— le expliqué quién era cada uno de lo personajes y va y escoge al más secundario y… estúpido… ¿me abres esto por favor?... —dijo entregando el envase aun sellado. -Yo creo que lo escogió porque el traje que vestía era azul y con rayas, además que tenía un sombrero y un copete divertido… —dijo removiendo la tapa de inmediato— y tu no eres ambicioso… -Si claro… -Es verdad… eres más bien… ávido de éxito… —sentencio Blaine bebiendo un poco antes de entregar la botella destapada. -Eso es un «ambicioso» super extra elegante Blaine… pero te agradezco que lo dijeras… —dijo su esposo dándole un sorbo a la botella— y solo digo que se supone que a este niño lo hicimos 50 y 50 y  lo único que veo en él es a ti... -¿Y eso es malo?... -Obvio que no, la única esperanza que tiene este mundo olvidado de Dios es que exista más gente como tú… —dijo Kurt sonriendo, su esposo sonrió a la par y se inclino hacia el para darle un pequeño beso. -Gracias  y una declaración de amor como esa merece ser perpetuada para las nuevas generaciones— advirtió Blaine tomando su guitarra nuevamente, se la puso en el regazo y comenzó a tocar las cuerdas como si afinara su sonido. -¿Que haces?... tenemos compras que hacer… -Sólo tomará un segundo… —agregó murmurando algunas palabras al compás de una melodía creada en ese mismo instante -¡Blaine! —exclamó Kurt sintiendo un poco de nervios al ver que algunos turistas comenzaban a juntarse a su alrededor. -Convertiré eso que acabo de escuchar en un regalo adelantado de «San Valentín» para ti… —respondió poniéndose de pie con la guitarra colgada al cuello. -¡Eso es injusto!, yo inventé esa frase… -Pues cóbreme los derechos de autor como usted quiera Señor Hummel-Anderson… —dijo Blaine guiñándole un ojo, Kurt sonrió sintiendo que se ponía colorado, se cruzo de piernas y se dispuso a escuchar la improvisada y romántica, aunque no tan privada, serenata de “San Valentín”
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caballoganador · 7 years
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Nunca es suficiente ambición
-Te encanta esta banca, siempre te ha gustado mucho. Y no logro entender por qué.
-Has vivido casi toda tu vida acá, en Bilbao y nunca habías venido. Se trata de la vista, desde acá le puedo sacar fotos a la gente paseando perros. O, simplemente sentarme a mirar los autos pasar, puedes ver todo lo que avance frente a tus ojos y nunca va a volver.
-Creo que me lo habías dicho la primera vez que vinimos. O sea, lo intentaste. Estabas cantando
It’s my own desire It’s my own remorse Help me to decide Help me make the most of freedom and of pleasure Nothing ever lasts forever Everybody wants to rule the world
No me prestabas atención, solo cantabas para ti mismo.
-¿Acaso me equivocaba? Nada dura por siempre. Mírate. Míranos. ¿Hace cuánto conociste hace mina, tres meses? Quizás menos y ya te la quieres tirar. Supongo que cuando lo hacíamos este último mes pensabas en ella, cómo se le verán las tetas sin sostén, se hará brasileña o se lo deja crecer.
-No lo sé, simplemente pasó. Qué querís que te diga.
-A esta altura, Dani, mejor cállate y mira los autos.
                                                                          *
Comprar un sostén siempre es una experiencia desagradable cuando es para uno mismo. Sí, es para mi polola. No, no sé qué copa usa pero ese demás le queda bien, es bonito y se le verá bacán, miento. Llego a la casa y la compra me deja satisfecho, aunque esperaba que el pelo me llegara ya a las tiritas, le deben faltar un par de meses para eso aún. Es blanco con florcitas, algo que la Dani usaría, o le gustaría ver. Creo que le gustaría ver un sostén así, aunque me trataría de perra, comenzaría a reír; sin poder disimular cómo se le ponen rojo los cachetes mientras piensa en la otra.
Perra.
A la Dani siempre le han gustado las minas, al menos desde que la conozco. El contexto no importa, al salir juntos ella se fijaba en laos muslos carentes de tela, en los escotes y en toda la paleta de labiales que podía recordar al final del día. Las pestañas y las narices respingadas, una obsesión malsana con los rasgos sacados directamente del último kawaii con el que estuvo pegada durante un par de días sin dormir. No me incomodaba, de hecho, a ratos quería que me mirara así; con ganas de sacarme los calzones y hacer tijeras en el sillón de la casa de sus tíos mientras ellos dormían y nosotros, nosotras intentado hacer el menor ruido posbile para no despertarlos.
I love you But why I love you, I’ll never know.
Nuestro panorama era ir a Bellas Artes, tomar un café. Ir hasta Lastarrias y comer pizza, sentarnos en el Santa Lucía a mirar los autos. Nunca conversamos mucho, lo usual, hola cómo estai, cómo te fue en la U, cachai que mi hermano está enfermo así que, vimos Spring Breakers y no le gustó; yo la encontré bacán. Nada fuera de lo normal, ella miraba minas y yo, yo la miraba a ella, como si fuera el último vaso de copete en un carrete, así la miraba en cada oportunidad que tenía.
En realidad, nos hacíamos compañía. Podíamos pasar media semana sin enviarnos un mensaje, sin hablar por Facebook o una videollamada. A todos les parecía raro, pero nos acostumbramos, creamos un sistema en que la soledad se veía apartada por un cariño que no tenía palabras. Tampoco las inventamos.
Me pateó por What’s app. Oye, sabís que esto no resulta, no hacemos nada y sabís que de verdad, ya no me pasa mucho cuando estoy contigo. Sorry. Ahora, lo único que tengo en la vida es un nuevo apetito por el fracaso, un hambre por el dolor que se vuelve loca cada vez que pienso en esa perra.
Perra.
                                                                *
Me gusta bailar frente al espejo, en calzones y sostenes mientras todos duermen. Bailar junto a Morrissey mientras me canta Upon the sand, upon the bay. There is a quick and easy way, you say. Before you illustrate, I’d rather state, I’m not the man you think I am. No me gusta ser hombre, prefiero bailar mientras me depilo las piernas. En realidad, a Mozz nunca le parecería atractivo bailar conmigo, quizás no quiere bailar con nadie pero ahí, lo obligaría. Le tomaría las manos y las pondría en mis caderas, mientras seguimos cantando Panic, mirándonos a los ojos; preguntándonos a nosotros mismos qué hicimos para llegar a esta situación.
Es difícil no revisar las conversaciones, las fotos sin ropa. Tenía las tetas un poco caídas, pero un poto precioso. Y sus muslos, sus muslos ave maría purísima bendícime con un cuerpo que le pueda competir a ese cuero precioso. Con unas manos más delicadas que la necesidad de respirar, para poder tocarla de nuevo, meterle los dedos en la boca y mirarla mientras da vueltas los ojos.
Ahora, bailo solo. Mozz me dejó de mirar, ya ni siquiera me canta. En silencio, dos cortos que se convierte en tres, en cuatro, cinco. Sueño con eso todos los días, en encontrar la forma de decirle de nuevo que la amo, pero no sé escribir canciones de amor. Ni que fuese a servir, ni los caños; aunque la máscara de pestañas nuevas hace maravillas escondiendo todo por cinco minutos en un mundo color frutilla mientras mis sueños lo dicen todo.
¿Disculpa, qué mierda estás mirando? ¿Cuál es el problema? Vamos a tener dramas si se te ocurre mandarme un mensaje en este momento. Me acuerdo de ese poto como el de Rihanna, y esa mina es mi perra ahora. Supongo que el nuevo yo va a tomar un poco de tiempo para que se acostumbre.
                                                                      *
Nunca me han podido, a veces me gustaría ser más internacional que ahora. Así, hablarle en francés a las minas y comentarles sobre cuánto me gustó Sartre. Agarrarme a cualquier compañero esperando que me pregunto por los pedazos de hielo que llevo al cuello; doce quilates con demasiado brillo para ti, perrita. Tú haces lo que puedes, yo hago lo que quiero en cada momento, no tengo que preguntar ni pedir; todo llega a mis pies.
A esta hora el espejo del baño me hace ver más gordo, con rollos en la espalda baja que no se van con ningún ejercicio; ni siquiera con el odio que les tengo al mirarlos de reojo porque me comen el alma de a poco. Son un cuarto para la una y debería dormir, dejar de tomar vino; apagar los cigarros y las luces, centralizar los chakras de una vez por todas, como decía la Pancha cuando se taimaba.
Hay algo atractivo en el reflejo a esta hora, sobre todo cuando no me miro solamente en el espejo. Tengo a Rihanna al lado, usando un body rosado HBA. Me pasa el delineador, nos arreglamos las pestañas sin cantar, ¿a quién le gustaría quedarse sin pestañar por mover la boca un rato? A esta hora se no se puede hacer ruido, el twearking lo arregla un poco, mover el poto siempre lo arregla todo, al menos un poquito.
                                                                        *
Mi cara se convirtió en una piedra tosca roída por el sol de las tardes que pasamos juntos cuando me contaste la noticia que decidiste romper las normas de una vez por todas. Realmente eran malas noticias, para mí. Tú comenzaste a jugar con tijeras, disfrazar el gusto por las caderas anchas detrás de una figura que empezaste a alejar de a poco, a mí; para tus papás fui la pantalla perfecta. Universidad, carrete, copete, caños, ácido y las malas noticias esperaban tranquilas a que te dignaras a dejarme ir con ojos morados de llanto, el corazón en la mano y un dolor inmenso escondido en soledad. Sabías que las estaba esperando, aun así decidiste continuar con las buenas noticias, mientras yo seguía viviendo un sueño incierto que implicaba un par de perritos y un trabajo de mierda para pagarte los viajes al sur, una casa en Algarrobo.
Te diste cuenta que eras una campeona sin necesidad de mi ayuda. Cualquier pierna y teta caían dentro de tus manos sin esperarlo, ni siquiera haciendo el esfuerzo de un oye que te ves bien hoy; nada. Aunque te diga que nunca vas a encontrar a nadie mejor que yo, las faldas skater te vuelven loca, los calcetines con volados y los cortavientos flúor de los ochentas hacen que te quieras sacar los calzones ahí mismo. Ni hablar de los labios suaves y los ojos pequeños, esas facciones kawaii para las que te falta solamente salsa de soya para comerlas más feliz de lo imaginable.
A veces miro desde el hoyo en la puerta que cerré esperando encontrarte mirando autos pasar, esperando poder cerrar mi corazón de nuevo, por última vez.
If you love me so much then why’d you let me go? If you love me so much then why’d you let me go? If you love me so much then why’d you let me go?
                                                                              *
-Pensaba que el Benja esperaba más, mucho más de mí y así fue. Él quería una mina que le diera un hijo y cuidara perritos, le ordenara la ropa por las tardes y lo esperara con un plato de fideos igual a los que hace su mamá. Pero puta, las posibilidades son delgadas y yo, siempre ando vestida para copetes gratis, no podía entregarle nada de eso a menos que me lo bancara e intentara cambiar para convertirme en el modelo de mujer que mis viejos quería.
-Sí, mejor que lo dejaste. Igual la final le hiciste ilusiones estando con él tanto tiempo, po. Te entiendo igual, no sabías bien lo que quería y erís joven, cómo vai a desperdiciar el haber entrado a Civil este año sin carretear po’ hueona. En todo caso, si no lo hubieras dejado, igual estaríamos ahora echada en la cama, ¿o no?
-Yo creo. No sé la verdad, nunca lo cagué aunque lo pensé varias veces. Tenía las oportunidades, hasta con su hermana lo pensé pero no, cómo tan maraca. A lo más le hubiera gritado curá, cosa que sí hice varias veces, creo. Esa rutina de mierda de ser devorada por sus obsesiones me tenía chata, qué es esa huea de mirar autos pasar. ¿Tú creís que yo tenía ganas de sentarme ahí con él, sin hablar a mirar cómo la gente pasaba frente a nuestros ojos mirándonos con cara de pobrecitos, no saben que hacer? No peléabamos por eso, pero las dudas igual comenzaban a aparecer en ambos.
-La huea tonta –se ríe-. ¿Cómo lo aguantaste tanto? Yo le hubiera perdido todo el sentido a una relación así de rara. Creo que hay una imposibilidad de amar a alguien incondicionalmente, ah. Te cachai, a esa volá llegamos.
-Dame un segundo, este hueon se acordó que aún somos amigos en Facebook me mandó un link. Déjame revisarlo, pero si querís, sácame los pantalones mientras.
Sé que me pateaste hace meses, pero quería que me vieras por última vez. No me iba a quedar con esa despedida de mierda que me diste, dejándome por una mina que conociste tres días atrás.
-Qué huea le pasa a este hueon. Mira, anda con una peluca rubia, se puso sostenes con relleno y una falda negra. ¡Hasta se depiló las piernas! ¿Qué mierda?
-Mejor ciérralo y bórralo, para qué te vas a hacer problema. Aparte, te quiero comer ahora, no que lo mirís a él mientras me tienes acá entre tus piernas.
-Déjame ver qué va a hacer, no puedo ser tan maraca.
¿Estás con esa mina ahora? No sé para qué te pregunto si lo tengo claro. Pero ahora me doy cuenta que ella era hermosa y no significa nada para mí. Yo también puedo ser hermosa para ti, dame un segundo. ¿No te gustaba que tuviera pico? Me lo corto, mírame me saco todo y me dejaré un hoyo en el que puedas meter la lengua cuando quieras. Ahora tengo tetas, pero si apagamos las luces no te vas a dar cuenta si soy ella o al revés. Te puedo dejar los mismos moretones en el cuello y hacerte gritar mejor. ¿Ves? Me lo corté. Me quiero cambiar el nombre también, a ver si en un par de meses más me comienzan a llamar Tamara, no, mejor me lo cambiaré por Alejandra. A ti te gustan las Ales, y estos labiales rojos, compré muchos.
¿Aún te importa que ella sea hermosa y yo no?
Te estoy proponiendo un cambio pequeño. Detrás de la puerta solo nos van a separar unas calles, y puedo ir para allá ahora mismo. Te voy a dar una vida mucho mejor, sin maracas que quizás dónde anduvieron antes. Hasta voy a tener todos los documentos legales para decir que ahora soy mina, al menos no aquí. Pero nos podríamos ir a Argentina, mejor a Canadá y viviríamos tranquilas. El resentimiento y el arrepiento de cuando se te fue el amor por mí ya desaparecieron, solo quiero que veas que me convertí para ti.
-Hueon, ¿estai viendo lo mismo que yo?
-Pero qué mierda, se cortó el pico. Así de la nada, ni siquiera gritó de dolor. Llamemos a los pacos antes que intente salir de ahí y buscarnos. ¿Te acordai dónde vive? Ya estoy marcando.
- Ahora le sangran los ojos. Qué. Mierda. Hueon.
Vamos a ser mamá de tres niñitas muy linda y dos perritos. ¿No te tinca? Ay, no. De veras que te da miedo la sangre, lo siento. La muerte es cierta, pero la mutilación no tiene que ser fea. Me quedará bien una composición violenta, y hasta que me detengan, no pararé. Voy a florecer, me inspiras para abrir cada pétalo cubierto de piel que me queda, así te haré entender qué es realmente la belleza.
¿Me puedes decir por qué estás tan triste?
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filo-sur · 7 years
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Desaprender
Siempre fue el temblor de piernas. Como signo de fragilidad, supongo. Cada vez, el corazón a la carrera, la adrenalina que viene por mal camino. No sé si es que todavía me sale callarme o si no dejo de sentir que no tengo por qué hablar, que es parte de la vergüenza, porque otras mueren, porque siempre hay extremos. Y yo estoy viva. A los 12 años, yendo el colectivo a la casa de mi abuela, la primera apoyada. Doce años. Entendí qué era una erección ese día. Y entendí, porque la señora que estaba al lado mío, susurrando, me dijo “te está apoyando”. Me quedé mirándola, no entendí. Susurró de nuevo (nunca en voz alta) “te está apoyando”. Me di vuelta, miré el tipo, pero no supe qué decirle. El tipo, visto, se alejó. Yo, muerta de vergüenza, colorada y temblando, me bajé antes. Ya ni me acuerdo dónde. A los 14 años, una tarde camino a inglés, con mi buzo debidamente atado en la cadera para que la ropa no dejara ver mi pecaminoso culo, un hombre se bajó de una bicicleta y me manoseó. No una tocadita de culo, no una guarangada dicha al pasar y un pellizco. No. Un manoseo fuerte y completo, inmovilizador, nauseabundo. Corrí, no sé cómo, porque me temblaban muchísimo las piernas. Pensé que me desmayaba. No había orden, no había prioridad: correr, llorar, gritar (no pude), salió como salió. Llegué al instituto, colorada (¡de vergüenza!) llorando, agitada. Apenas pude articular dos palabras, todos entendieron. Y ahí quedó el asunto. Era normal, aprendí. En la secundaria, aprendí parte de las cosas que años después intento desaprender. Aprendí a taparme el cuerpo, a hacer que no se me notaran las tetas, para que nadie se burle, para no tener que huir por ponerme colorada. Aprendí que es normal que “pueda pasarte algo” volviendo sola en un taxi, aprendimos todas. Y otra cosa como -una especie de- contracara de lo anterior. No mostrarse y la vez, todo el sistema sutil, cuidadoso, destinado a gustar. Qué NO se dice, qué cosas NO mostrar que haces, qué cosas se supone que NO pueden interesarte, dónde ir, con quién si, con quién no, cómo pertenecer al costo que sea. Y el valor de aspirar a ser chicas lindas, modositas, bebedoras divertidas y sobre todo, atractivas para ellos. A los 18 años empecé la facultad. Que desde mi perspectiva de estudiante de secundaria era como el escalón definitivo hacia haber crecido. Pero ahí, lamentablemente, nada era muy distinto. Pasé muchos años acostumbrada a docentes que me miraban las tetas en vez de la cara en las correcciones. Acostumbrada a que, si estaba en un grupo de varones, ellos hablaban y explicaban, yo colgaba las láminas. Aceptando la risita grupal cuando un docente sugería que, si hacía trabajos en equipos con hombres, seguramente alguno andaba conmigo. Aceptando escuchar al grupo de compañeros reírse del pintoresco padre de uno de ellos, que sostenía que a la mujer no se le explica, todo le entra por la concha. Acostumbrada a tener 2 puntos menos de nota, porque era obvio que yo no había trabajado a la par de mis compañeros (no importa si mi viejo había muerto de cáncer ese mes, trabajamos a la par pero) soy mujer, me cabe la nota de una secretaria.Y trabajar, la idealización de la autonomía. Pues no, por estudiante y mujer, el mismo trabajo que a mis compañeros les era pagado, a mí me hacía beneficiaria de medialunas, posibilidad de tomar mate, unos pocos pesos y libros. Si ganábamos algún concurso, sino, no. Supongo que debía agradecer que no me regalaran una bombacha. A los 24 cambié de trabajo. No fue mucho mejor. Siempre, para mis compañeros, había otras reglas. Ser ordenada y prolija en el lugar de trabajo me convertía en “Silvita”, la chica que limpia. Todos nos reíamos de eso, yo, cruelmente, también. Todos los días cuando iba a ese trabajo pasaba por una obra en construcción. Todos los días mientras iba a trabajar me cruzaba con esos hombres que, igual que yo, trabajaban. La diferencia era que yo no los molestaba. Y ellos, tal vez “inspirados” por las musculosas que cuando hacen 32ºC es preferible  usar, se despachaban con cosas que casi todas escuchamos alguna vez: que linda que sos mamita, te chupo toda la concha, ¡mirá esas tetas! ¡Ay pero te garcho toda!. Todos los días. Empecé a llevar carpetas en la mano para taparme. Lentes oscuros, auriculares para no escuchar. Hasta que un día me harté. El último grito fue algo del tenor de los anteriores, pero no seguí de largo. Volví sobre mis pasos, me paré frente a un obrero que estaba en la vereda, me saqué los lentes oscuros y le dije mirándolo a los ojos: - ¿Qué dijiste? - Nada - balbuceó - ¿Qué dijiste? - Nada, yo no fui, no dije nada – volvió a balbucear. - ¿Si no fuiste vos, sabes quién? ¿Quién fue? - Alguno de ellos- delató- Llamalos. Lo que sigue, está teñido de lo de siempre, piernas temblando, corazón a los saltos, y un esfuerzo enorme por no mostrarles una voz quebrada, de pollito mojado. ¿Yo te molesto cuando vos trabajas? Me ves pasar todos los días, te habrás dado cuenta de que o vivo acá o trabajo acá, ¿qué pensas que te da derecho a joderme de esa manera? Si yo no me meto con vos ¿por qué vos si lo hacés conmigo? A eso siguió una serie de excusas, todas mirando al piso. “No, mírame, yo te estoy hablando a vos, hablame a mi”. No duró mucho más. Uno solo, en nombre de los demás, se quedó hablando conmigo. - Perdoname flaca, ya sabemos que trabajas acá. Nos desubicamos, tenés razón. Te prometo que no va a pasar más. Sabes, yo te entiendo, tengo hermana, esposa, y les pasa lo mismo. Al día de hoy no puedo terminar de decodificar por qué es tan fácil repetir un mecanismo que supuestamente humilla “a las tuyas” cuando las que pasan ante sus ojos son “otras”. Eso es parte de lo que todos tenemos que entender y desaprender. Urgente.
Subí a la oficina con las piernas temblando todavía (ya había aprendido a no llorar). Ahí estaban mis compañeros. Les conté lo que había pasado. “Sos brava, eh. Estás loca”. Eso me dijeron.Estas son solo algunas (si, algunas) cosas de las que me pasaron en 30 años. Cosas que nos pasan a la mayoría de las mujeres, cosas que no comentamos, que son solo un llantito que se apaga rápido, porque son cosas que pasan. Lo que se queda es la vergüenza, la sensación de fragilidad y la impotencia. Se quedan. Creeme que en algún lado se quedan. Es cultural, pueden decir. Naturalizamos, también, y tendrían razón. En cada una de esas escenas había gente alrededor. Que también se calló. En el medio de todo eso, viví el episodio de violencia más contundente de todos. Era chica para entender que algo que empieza con un noviecito posesivo, al que no le gusta que estudie, que se pone celoso de mis compañeros, que no entiende “por qué me toma tantas horas hacer esas maquetitas”, que me pasa a buscar si salgo con amigas, que grita y se saca si no le gusta lo que opino, termina mal. Que me cambia de canal si quiero mirar otra cosa y pone a Hadad (ese estaba permitido), el resúmen de fútbol, porque “para qué querés ver noticieros vos”. Es muy difícil detectar el límite. En la adolescencia, cuando mucho de lo que hacemos consiste en transgredirlos, transitarlos, verificarlos, más. Para cuando ya se había convertido en ex (pero que sabía dónde encontrarme) despechado y odiante, también era tarde. Si no me mató esa noche, creo, fue por algo milimétrico. Porque, noto hoy, cuando escucho en qué consiste el ciclo de la violencia de género: estaba todo ahí. Y yo no lo veía. Hasta llevarme de los pelos, sacarme el celular, encerrarme, los insultos, los golpes, no lo vi. Y, repito, era tarde, pero no tanto como para saber que tenía que irme de ahí, dedicarme a sobrevivir a ese momento. Y después ver. Primero huir. Sobrevivir. Me callé muchísimos años. Los que supieron, me acompañaron como pudieron. Por un tiempo, porque los fui alejando de a poco, no podía soportar la idea de que me miraran con lástima. Otros siguen sin  saber. No quise denunciar porque supuse muchas instancias verificatorias de todo lo horrible de esa noche por las que no estaba dispuesta a pasar. Además, qué iban a pensar de mí, les traería un disgusto a mis viejos, cómo me va a pasar algo así ¿y si no me creen? ¿Y si él estaba legítimamente enojado y yo resultaba ser una exagerada? Pasaron más de 15 años y nunca me olvidé de esos ojos inyectados en sangre. Qué se siente saber que te podrían matar en un minuto, en ese minuto, y no poder hacer nada. De cómo duele un puta de mierda vos conmigo no vas a joder, cuando estás encerrada, frente a alguien al menos el doble de fuerte que vos. Sin saber qué hacer, recibiendo insultos, golpes, un juego de cuchillos y le pedido piscópata: matame.  Era pendeja, de esto no se hablaba. Dejé de ser pendeja y todavía me cuesta hablarlo. Con el paso de los años creo que me quedé con el bienestar de haber hecho lo que pude, el hecho de que no me quedé en esa situación, que supe desde el primer segundo que todo eso estaba muy mal. Que decidí que ese tipo no iba a tener el poder de cagarme la vida, yo no se lo iba a dar. Que si podía, no iba a hacer de eso un trauma, que sería un espantoso episodio en mi vida, que no elegí y por sobre todas las cosas, que no iba a volver a repetir.
Marchas como la de hoy, hacen que, lo que hace años fue un entorno callado de fondo a todo esto (repito, situaciones por las que pasamos MUCHAS mujeres) hoy sea una multitud que habla del tema. Tal vez con los años sea alguien frenando a tiempo el lento goteo que lleva las situaciones al extremo. Eso espero yo. Del Estado, políticas de contención y ayuda a mujeres en riesgo, visibilización, educación. Y de vos, que escuchas cómo el vecino surte a su novia, qué sabes que a tu prima le pegan, que te burlas de lo que pasa sin pensar en lo que produce, ni en quiénes lo escuchamos o leemos. Pero todo eso no cambia hoy. Cambia cuando nosotras entendemos que se camina igual aun con el cuerpo frágil, las piernas temblando. Con el dolor y la vergüenza de esconder marcas, se camina. Lejos. Muy lejos de ahí. Y con el tiempo, creeme, todo eso se convierte en otra cosa. El estigma de la víctima no es para siempre. Cambia cuando muchos quieren ver para que nadie más se haga el distraído, cuando le damos entidad a lo que pasa, denominamos los extremos, cuando queremos desaprender para marcar (otros) límites. No te calles.
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jenni26sblog · 4 years
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La letra que me descompleta.
Es de noche y estoy empezando a creer, que sera una larga noche esperando algo que no pasara, por que sigo engañándome ¿por que?joder,la depresión aparece,me acaba,¡lo necesito!.
Sigo escuchando esa canción,esa maldita y adorada canción,una y otra vez ronda mi cabeza,me describe a la perfección...
'Cause I have hella feelings for you I act like I don't fucking care Like they ain't even there 'Cause I have hella feelings for you I act like I don't fucking care 'Cause I'm so fucking scared...
No pensé en el momento de dedicársela que fuera a encajar tanto,querer cantársela una y otra vez al oído, para que se de cuenta que lo quiero, que me esta matando por dentro no tenerlo.
Se han dado cuenta de que cuando quieres a alguien lo quieres incluir en todo,trata de que valla con cada pedacito de tus días,semanas,meses.Eso me pasa a mi,quisiera hacerlo feliz,complacer sus antojos, sus caprichos,estar ahí cuando lo necesite, sacarle sonrisas pero ¿y si realmente no le importa?
Mis ganas de dormir se van,no quiero seguir pensando, me esta debilitando.
“Tengo muchos sentimientos por ti pero hago como si no me importara,por que estoy jodida mente asustado”palabras que retumban mi cabeza,jodida mente asustado,que pasa conmigo estoy aquí escribiéndole mientras el habla con todas menos conmigo,tengo miedo.
No me habla,quería pensar las cosas ¿que gana con eso?Perderme,sigo pensando en que...En que lo que menos le preocupa, soy yo,el y su ego pero no nos digamos mentiras,no puedo negar que ese maldito no me gusta, es tan seguro de lo que hace,de lo que dice,todo lo contrario a mi,tímida,llena de miedos e inseguridades,siendo cada vez una niña tonta creyendo en promesas,quizás que nunca cumplirán,creyendo que aun hay personas honestas,queriendo de verdad.
Ya son las doce y media de la noche,me siento perdida de lo normal, las incógnitas me siguen¿me quiere?¿le importo?¿donde esta si no es aquí?.
Son palabras tan vacías,pienso en cada vez mas en el , en su voz, como no puede salir de mi cabeza...Protegida,junto a el todo es mejor y me acuerdo de sus celos,cuando dice ser dueño mio,presumiendo me ante el mundo pero no diciéndome nada,como si no tuviera derecho a saber que  soy suya.
Fue así como el “miedo”se presenta,cada vez mas fuerte,interrumpiendo,de manera inadecuada en las formas perfectas de pensar en el,me pone mas preguntas las cuales no puedo resolver,me estoy matando la cabeza,no se quedan atrás los recuerdos,cuando todo empezó .Esa tarde mientras yo me encontraba riendo la vida se encargo que ponernos a coincidir hacia el,llevándome directamente a su camino lanzándome a sus brazos.
Ese día, ese maldito día,que lo eran simples palabras paso a hechos que hoy no están,como olvidar ese beso,ponerme roja y no poder mirarlo,la vergüenza se apoderaba de mi,mis nervios estaban al mil, mientras el tenia su linda sonrisa.Que lindos días en que le gustaba y aun no se aburría de hablar por horas de lo que fuera,ahora quizás ya se canso de eso,de esta niña,dando todo por el, y el necesitando algo mas...
Sigo teniendo esperanzas de que me hable,me busque,me necesite,esperando un beso,un abrazo, una mirada cálida.
Llenando las lineas de palabras rotas,creyendo en que las leerá con el mismo sentimiento con el que yo las escribí pero estas lineas llenas de cosas insignificantes no llegaran a sus manos,no mentiras yo pueda mantener este lindo tema separado de mi vida.
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