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#castrodevigo
unmexicanoenespanya · 5 years
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Por tierras de España y Portugal (Vigo)
En el post anterior comenté ya un poco sobre Vigo y sobre Galicia, cosas como que la gente es más amable en Galicia, que los autobuses son más baratos, que los gallegos son un pueblo con deseos independentistas, al igual que los vascos y los catalanes y por lo tanto no les viene muy bien hablar de nada español, como el Real Madrid, hehe. Como ya he dicho, por una falla en un avión de la compañía Ryanair llegamos mucho más tarde a Vigo de lo que teníamos previsto y ese primer día no tuvimos oportunidad de ver mucho. Al otro día nos fuimos a conocer Santiago de Compostela, pero volvimos a final de tarde y entonces nuestra amiga nos llevó a un bar de tapas, cerca de su piso. El bar se llamaba Imperial y cuando llegamos estaba abarrotado, pero nuestra amiga nos dijo que siempre era así. Por suerte conseguimos lugar en un rinconcito cerca de la barra y cuando se nos acercó un empleado del bar, le pedimos tres cañas (cervezas), las cuales trajo en breve y poco después un poco de arroz que estaba delicioso, similar al arroz de la paella; luego nos llevó tapas, todas buenísimas. Estuvimos un buen rato en el Imperial, pasándola muy bien y comiendo tapas, que no paraban de traernos, el personal del bar todos muy agradables. Salimos llenos y regresamos al piso a dormir. Al otro día, que era viernes, hicimos un recorrido por todo o toda Vigo; comenzamos visitando O castro de Vigo, que es un parque muy bonito con vistas excepcionales de la ciudad, del puerto y de la Ría de Vigo.
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Además de las espectaculares vistas a la Ría y al puerto de Vigo (uno de los más importantes de toda Europa) se pueden visitar los famosos castros, que en algún tiempo solían ser viviendas, pero ahora solo quedan algunos círculos de piedra. Como sea, es muy interesante, además que en el lugar se construyeron algunas casitas para que la gente pueda darse una idea de cómo eran las viviendas y el modus vivendi de la gente. La entrada es gratuita y las personas que atienden el lugar realmente amables; eso es Galicia. Salimos de los castros y nos dirigimos hacia la Ría, en el camino nos encontramos con una escultura de Julio Verne, la razón por la que se encuentra en ese lugar es en agradecimiento, ya que en su libro ‘20,000 leguas de viaje submarino’, dedicó un capítulo a Vigo.
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Nos fuimos acercando al casco histórico y como ya empezaba a darnos hambre, decidimos comer en un restaurante que uno de los compañeros de piso de nuestra amiga, nos recomendó. Se llamaba La Curuxa (lechuza, en gallego). Ordenamos un suquet de mariscos y de beber un vino albariño; realmente fue una de las mejores comidas de mar, mejor dicho, de Ría, que he tenido en mi vida. Al final nuestro amigo nos dijo que pidiéramos unos chupitos a su nombre y ordenamos el clásico licor de café que se bebe en Galicia, aunque seguimos sin entender por qué esa tradición en una región no cafetalera. Salimos del restaurante muy satisfechos y seguimos nuestro recorrido por Vigo.
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A pocos pasos nos topamos con Dinoseto que es un seto al que le dieron forma de dinosaurio y al acercarnos un poco más descubrimos a Dinosetín, un dinosaurito o mejor dicho un pequeño seto también con forma de dinosauro; nos pareció gracioso, una forma de salir de lo serio y lo solemne, pero vale decir que estos setos se han vuelto personajes importantes de la ciudad. Cerca de ahí nos topamos con una escalera eléctrica ascendente y la tomamos, ya en la parte alta seguimos caminando y paramos hasta llegar a otro parque, este no tenía castros, pero sí lagos, hermosos árboles y jardines muy bellos y de varios tipos, además de un escenario donde, por lo que nos contó nuestra amiga, suelen tocar bandas y han llegado a pisarlo grupos como Metallica o Maná.
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Salimos del parque y nos dirigimos al piso para descansar un poco. Cuando estuvimos repuestos salimos de nuevo a la calle y como yo había preguntado antes si existía alguna sidrería en Vigo (porque me encanta la sidra), nuestra amiga investigó y nos dirigimos a la que parecía ser la única de la ciudad. En un inicio pensamos que estaba cerrada, pero al acercarnos simplemente vimos que la noche apenas comenzaba y había pocos comensales. Entramos y por supuesto, pedimos sidra. El encargado nos llevó la botella en un aparato donde se coloca la botella boca abajo y delante se coloca el vaso, al lado tiene un botoncito para servir al gusto de cada quien, ya que la sidra que te sirven ahí se toma de “hidalgo”, como decimos en México, osea de “shot”.
La manera de tomar la sidra resulta ser muy divertida, pero también ayuda a que se acabe muy pronto. Al terminar la botella decidimos visitar otro bar, que la noche anterior había estado cerrado, dicho bar llevaba por nombre Brasil, simplemente porque estaba en la Rúa Brasil. En dicho bar pedimos cañas y como tapa nos dieron croquetas, que nos encantan. Al desocuparse una mesa fuera decidimos tomarla y ordenar unos calamares a la plancha, que estaban realmente exquisitos. Como el frío comenzaba a calar, decidimos volver al piso, ya terminados los calamares. Antes pasamos por otra litrona. Mientras la consumíamos en el piso, uno de los roomies de nuestra amiga comenzó a poner vídeos musicales de grupos gallegos; sin duda los gallegos tienen una cultura propia y además en algunos de esos vídeos encontré referencias a lo mexicano. Ya que al otro día partiríamos hacia Porto nos retiramos a dormir. Al otro día (sábado), después de desayunar un poco de tarta de Santiago y café, y jugo y huevo revuelto, etc, haha (a lo mexicano), nos dirigimos a la estación de autobuses. El autobús demoró en llegar, pero al final lo abordamos, despedimos a nuestra amiga y le agradecimos todas sus atenciones y nos embarcamos hacia tierras de Portugal.
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