Colectivos de arte
Publicado en Enero de 2017 en el suplemento cultural “Encuentros” del Diario de Tarragona
La colectividad siempre ha estado presente en la práctica artística y en los últimos años su popularidad ha ido en aumento.
Aunque podemos trazar su origen mucho más atrás en el tiempo, los colectivos de arte empezaron a despuntar en los años 60. Una década realmente convulsa a todos los niveles, donde las tensiones sociopolíticas y culturales dieron paso al nacimiento de la contracultura y la protesta política, que se convirtió en el marco ideal para la aparición de los primeros colectivos, sobre todo en Norteamérica y Europa. No hablamos tanto de movimientos artísticos con sus manifiestos como el surrealismo, futurismo o el suprematismo, ni tampoco a la idea del estudio o taller de artista, formado por asistentes o artesanos. Hablamos de grupos donde cada uno de sus integrantes tienen el mismo valor e importancia dentro de la práctica artística.
Estos grupos suponen una ruptura con el concepto del artista singular, con la individualidad, desautorizando o desplazando la idea de autoría así como la de artista/estrella mediática. Algunos asumen la identidad de una persona, como Luther Blisset, o bien un artista asume la identidad de muchos. Encontramos colectivos de todo tipo, forma y tamaño: dúos, tríos, cuartetos o equipos de varias personas que pueden compartir la misma ciudad y estudio, o bien pueden trabajar desde diferentes países, realizando la mayor parte de su trabajo online.
En los últimos años, los colectivos han aumentado en número y visibilidad, así como también la popularidad de sus obras dentro del mundo del arte. La pasada edición de la Bienal de Venecia, contaba con el mayor número de colectivos participantes en su historia, con un 13% de asistencia. Las nuevas tecnologías, Internet y las redes sociales permiten a sus miembros comunicarse y compartir información de una forma fácil desde cualquier punto del planeta, así como organizarse y desarrollar un espacio artístico independientemente de la localización física.
Los antecedentes y pasados de cada uno de los colectivos son tan variados como sus miembros, y aunque comúnmente están asociados al activismo o la práctica política, no todos comparten el mismo nivel de militancia. Así mismo, no todos se limitan a la práctica artística, ya que también encontramos colectivos dedicados a la investigación, la documentación, la creación de información o el hacking creativo. No obstante, si tenemos que encontrar un denominador común entre todos ellos este sería la multidisciplinariedad y la diversidad. Su desafío contra el concepto de autor y la obra de arte única o pieza preciosa les convierte en los mayores agitadores del mundo del arte, desestabilizando sus estructuras económicas y convirtiendo al mismo mercado en un reflejo de las desigualdades sociales. A su vez para un artista trabajar con otros artistas, supone un mayor nivel de confrontación y desafío, permitiéndole embarcarse en proyectos que trascienden la práctica individual y que no se podrían materializar sin la ayuda de otros miembros.
Muchos de los grupos multidisciplinares de hoy en día son herederos de aquellos colectivos surgidos en los años 60. Fluxus fue uno de los más reconocidos y venerados. Creado en 1962 por George Maciunas, desarrolló su trabajo en EEUU, Europa y Japón y entre sus miembros se contaban Joseph Beuys, Nam June Paik o Yoko Ono. Su mix de disciplinas iba de la performance a la poesía o la música experimental. Otro mítico colectivo que sobrevivió hasta mediado de los 90 fueron los canadienses General Idea fundado por Felix Pratz, Jorge Zontal y AA Bronson. Un colectivo especialista en subvertir las imágenes y mitos de la cultura popular, incluyendo certámenes de belleza, programas de televisión o ferias y congresos pero también enfrentándose a las consecuencias devastadoras del SIDA con sus llamativos papeles pintados, apropiándose del trabajo de Robert Indiana y su famoso LOVE diseñado a mediados de los 60. En España, Dau al Set fue uno de los primeros grupos de vanguardia que operó durante la primera mitad de los años 50, cuya obra giraba alrededor de la revista del mismo nombre y en el que participaron el pintor Antoni Tapies, el poeta Joan Brossa o el editor Josep Maria Tharrats. En las artes plásticas destacaron a mediados de los 60 Equipo Crónica, tres pintores valencianos que inspirados por el arte pop trabajaron durante el franquismo y la transición, siendo estos dos temas constantes en su producción. En los 80, con la movida y la democracia, aparecieron colectivos como Estrujenbank en Madrid y el grupo de terrorismo artístico Los Rinos en Barcelona.
Las Guerrilla Girls ha sido uno de los colectivos que ha sobrevivido al paso del tiempo, renovándose desde los años 80 pero manteniendo su espíritu activista, señalando y denunciando sin descanso las desigualdades sociales y el sexismo en el arte. Su sombra es alargada y su obra ha inspirado a miles de colectivos feministas contemporáneos como las Tomorrow Girls Troop, un colectivo de mujeres jóvenes a caballo entre Japón, Corea y Estados Unidos fundado en 2015 por Midori Ozaki en Facebook, donde discutían los temas y planeaban los proyectos, priorizando sus aspiraciones como activistas sobre su arte. También el colectivo queer Go! Push Pops y su radical práctica colectiva que pretende redefinir el sistema de relaciones entre género y arte.
Otro de los colectivos supervivientes más conocidos es Gelitin, fundado en Austria a finales de los 70 es conocido por sus performances e instalaciones irreverentes y provocativas en las que suelen hacer partícipe al público. Es mundialmente conocido el conejo rosa gigante de peluche conocido como “Hase”, que descansa en las montañas de la Toscana y que estará allí hasta su total deterioro en 2025.
DIS es también un proyecto colectivo que comenzó como una revista online en 2010 y cuyas intervenciones van desde obras site-specific a proyectos en línea, a una agencia fotográfica de imágenes de stock o una plataforma de distribución en línea, siendo a pesar de su crítica a la cultura popular e institucional, uno de los colectivos más influyentes del momento.
Bernardette Corporation (Francia/EEUU), Claire Fontaine (Francia) 0100101110101101.Org (Italia/ EEUU) o Chim↑Pom (Japón) son otros colectivos que mezclan la práctica artística con la crítica a las instituciones o la cultura del consumo y que utilizan el humor corrosivo o el lenguaje de la publicidad.
La colectividad está llegando incluso al otro lado del espejo, ya que también existen colectivos de coleccionistas y compradores de arte como The Collective en Reino Unido. Un grupo de amantes del arte que pagan una cuota mensual según el perfil y que se dedica a comprar arte anualmente, sin sacar beneficio alguno más allá de compartir el espacio doméstico con sus obras de arte favoritas, que van rotando de miembro en miembro cada tres meses.
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