Tumgik
#más lore norteño más lore norteño
qernn · 7 months
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Dario poniéndole nombre al lobito de madera deforme que le talla Mirein de regalo es lo más cute que vas a leer hoy:
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Este es Dario en mi cabeza, llevándose a Tesem en el bolsillo:
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Están muy enamorados unidos y chillo por estos detallitos que me deja @entropiasgift con toda su gracia y que son tanto bien para este alma goth de la user de Mirein:
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No soporto ver a Dario triste, es como si me arrancaran la alegría de cuajo, quiero hacerle feliz, que Mirein deje el puto ejército y vaya a darle un morreo en toda la boca abrazo:
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Estoy LIVING con el salseo de Suetonio y con que me hable de Ciro y del padre, yo aquí esperando meterme de lleno en todo el cotilleo y movidas Arthaban en su máxima potencia para ser la gossip partner del golden boy de Kkoth (por favor):
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Dario retratando nuestras depresiones a los 19 años 24/7 y con una de las mejores reflexiones que podría desear para su relación epistolar porque, amigas, la tengo que responder y me acaba de cerrar el ogt:
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Me maté en estas líneas:
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Y en estas (de risa, no de dolor de amores), porque "se le veía desde lejos" JAJAJA Los norteños son una cosa @gamberroymaleante, te pitarán los oídos:
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Y LE ENVÍA AZAFRÁN PARA LAS GACHAS INSÍPIDAS DEL NORTE, YO YA ME PUEDO ¿DEJAR FENECER? ALERIA, APIÁDATE DE ESTA ALMA CONTRITA
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multigod · 3 years
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— Preludio
Él subió lentamente; los pasos resonaron por la escabrosa escalera. Trató de meditar la despedida apropiada para el hogar de su niñez, el viaje que debía emprender le impedía pensar con claridad sobre lo valioso que era ser un bastardo en un castillo.
Su respiración se aceleraba en cuanto más avanzaba sobre aquellas escaleras, hasta al fin llegar al súbito cuarto; el espacio que solamente le pertenecía a él, al bastardo. Se lo había construido su padre en cuanto su madre le dio a luz, solía decirle que era para no tener que verlo nunca más. Pero no le importaba, nada de ello le importaba, ser un bastardo le sentaba bien; podía huir de las labores que sus medios-hermanos debían ejercer. Él no estaba obligado a defender las murallas del castillo; ni responder ante los lores enfurecidos por alguna disputa territorial. Lo sabía, era libre, más libre que cualquiera jamás.
Los pasos de aquella figura lograron su cometido, el cuerpo grácilmente se introdujo en el cuarto, una mesa que se tendía como recibidor; portaba un mapa de Graewia, el continente que a lo largo de sus años estudió día y noche. Observó los inalcanzables Riscos del Fin, los cuales se decían, llegaban lejanamente fuera del mundo, y caminó hacia la cama de roble, al sentarse en ella; la antigua madera rechinó y se tendió sobre la reconfortante tela de algodón, observó las piedras que conformaban el techo.
El Salón de los Cuervos era todo lo que conocía, pero el miedo no le podía ganar a la excitación, a la imaginación y sin dudar a cualquier otro tipo de sentir que el muchacho pudiese saborear en esos momentos; el silencio era aturdidor, el sonido al inhalar aire puro se esparcía torpemente por el oscuro dormitorio. En cuanto notó una figura al borde su lecho, fue tarde, quizá no tanto para lograr moverse, pero aquella figura arremetió con el filo de su espada; una hoja corta, para evitar el tosco movimiento en aquel pequeño cuarto.
En cuanto se irguió, no pudo ver libremente el rostro del perpetrador, aun así, tenía la ventaja, seguramente el bastardo conocía mejor el campo de batalla que su atacante. Se detuvo, observándole, sin atreverse a decir nada, sin atreverse a acercarse.
Aquél anónimo gruñó; el sonido emanante de su boca, resultaba familiar al de una bestia de las Praderas Tormenta. Suspiró ante aquél rugido, su piel se erizó y el frío invadió sus venas, casi paralizándolo. Prontamente reconoció el particular collar de los lokturus, resultaba que aquellos feroces asesinos a sueldo, arrancaban sus cuerdas vocales tras asesinar a su primera víctima, así era como asentaban su rango.
«Eres más humano que cualquiera jamás.», pensó el bastardo.
Desarmado; y aturdido ante el golpe fallido del filo, acudió hasta donde descansaba el mapa de Graewia. Agradeció a su maestre, por ser el causante de su interés acerca de las culturas lorianas, siempre hubo atisbos de interés en el joven por aprender acerca de los bestiales lokturus.
Con agudeza, su mano diestra tomó el mango de Impura, alzándola violentamente, dejándole reflejar en el frio acero los pocos haces de luz que la luna tendía sobre el cuarto. Y entonces, el filo negro de Impura se enfrentó al de aquella espada asesina, ambas se encontraron a la mitad, golpeándose con fuerza y entonces, tras el segundo de luz; Impura salió victoriosa del encuentro, el lokturus tuvo que retroceder con velocidad y precaución. Los pasos violentos del asesino se encontraron con el final de la rocosa habitación, su espalda tocó la fría pared de piedra y sus ojos se fijaron violentamente en los del bastardo.
El combate; silencioso e imperturbable, una danza espontánea en la que dos culturas convergían, las espadas eran un enlace lingüístico superior a cualquier arte de las lenguas, aquellos dos batían no solo su vida, sino, su honor conjunto a la enseñanza cultural que se les dictó desde el más ínfimo segundo en el que aprendieron a caminar.
«—Oh, humano; insulso ser de poder vacío; alma ingrata ante la creación.», pronunció la voz; adentrándose sobre aquel cuarto, resonando con un eco cuasi infinito; y volvió únicamente a la mente del bastardo:
«—Cómo es que no te has dado cuenta; aquel guerrero que sobre tu cadáver desea salir victorioso; no es más que la muerte misma; y aquel haz de luz lunar no es más que el destino. ¡Entrégate; te lo ordeno!».
Y tras el haz de luz apareció en el Salón de los Cuervos; su piel se erizó; se postraba ante La Gran Puerta y observó desde allí; Los Riscos del Fin se veían desde la apertura tan magníficamente erigida.
«—Entrégate; te lo ordeno.», recordó; sus ojos yacían iluminados por el gélido luminar del norte. Un agudo cantar retornó al bastardo hacia sí mismo, las aves se apoderaban con frecuencia de los tejados norteños y él solía disfrutar de sus sonidos tan vivases. Corrió sobre el gran salón y sus pasos resonaron poderosos; como si de tambores de guerra se tratase, y entonces desde allí; observó al cuadro de su padre; el rey Kaler el Azotador de Loria, los oleos utilizados por las mejores amas de artes desaparecían ante la vigorosa llama. Aquél cuadro ardía ante su presencia y ante tal acto; una figura blanquecina; con cabellos tan rubios que sugerían —a la lejanía— ser plateados, se hizo presente ante el bastardo; adentrándose por la puerta principal cual espectro.
— Bienvenido, Kilaan. —sugirió la voz.
— Bienvenido tú, señor plateado. —replicó Kilaan; su rostro pálido y de ojos celestes se extendía perplejo ante los gráciles pasos de la misteriosa presencia.
— ¿Señor plateado? —inquirió.
— Oh, lo he nombrado así debido a su cabello, señor —dijo el joven Kilaan; respetuoso; pero prudente—. ¿Qué desea un ferviente en los dominios de mi señor padre? —Nunca había visto a un ferviente con el cabello de ese tono; debía ser uno muy especial y superior a cualquiera de los cuales visitaban a su padre. —¿Asuntos con el Azotador de Loria, señor plateado?
— No, el Azotador de Loria ha fallecido, joven Kilaan. Por ello me encuentro aquí, lamento ser el portador de tales noticias, Kilaan; Esperanza de Loria. — Su rostro era bello y perfecto; la simetría de sus ojos y de sus mejillas era equivalente a su tono de voz, tan apacible y dulce.
— ¿Mi padre ha muerto? —sus ojos se fijaron en la gran puerta; abierta de par en par y de ella se oían las multitudes; alegría y tristeza ambigua. Ello no le permitió pensar en aquél momento; «Kilaan; Esperanza de Loria.», su instinto fue dirigirse hasta la sala del trono; corrió y corrió, sus piernas parecían desgastarse y al llegar; observó susodicha sala, todos los criados se encontraban allí, retirando de las doradas paredes los retratos reales—. ¿Qué hacen?, ¡Paren ya mismo! —ordenó el joven—. ¡No retiren nada!
Y por primera vez; los criados le hicieron caso; a él, el bastardo ¨lord de aire¨ cómo solían nombrarle.
— ¡Sí mi señor Rey! —gritaron todos; y observaron sus pies; permaneciendo allí por varios segundos a la espera de una nueva orden.
«— ¿Señor rey?»; suscitó en su mente. Su voz intentó salir; pero no pudo, como era posible tal cargo de ley; justicia y moral. Era un bastardo y los bastardos no podían gobernar; ¿qué había sucedido con sus medios-hermanos? Temiendo lo peor; habló.
— ¿Qué sucedió con la familia real? — Su voz inquieta; rigurosa quizá. —¿Todos los integrantes de la familia han fallecido? —inmediatamente comenzó a hablar como un ferviente; aparentando saber hacerlo, hizo de lado algunas palabras que ellos utilizaban.
— Kilaan; Esperanza de Loria —interrumpió el «señor plateado»—. Toda la familia real ha sido asesinada; señor mío.
— Art: https://www.artstation.com/tincek-marincek#_=_
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anarelhaeran · 6 years
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Intro: Lore del lore
He de reconocerlo: soy un lore maníaco. Cuando juego a un videojuego, leo una novela, veo una serie o una peli, necesito conocer el lore de ese mundo que estoy descubriendo.
Creé mi conworld o ideomundo cuando tenía entre 13-15 años. Era un mocoso que se había leído El Señor de los Anillos, El Hobbit, Cuentos Inconclusos y El Silmarillion, además de alguna novela de Anne Rice y Stephen King. Sí, no tenía muchos amigos pero sí mucho tiempo e imaginación. También empecé en aquella época a interesarme por el rol, principal motivo por el que desarrollé una muy primitiva idea de mi ideomundo o conworld.
Todo empezó en la inocente época sin internet de principios de los 90. Había jugado a Illusion of Time y Terranigma y en ambos se hablaba y aparecía un misterioso continente llamado Mu. La guía de IoT decía que Mu fue un continente legendario que se hundió en el Pacífico porque sus habitantes enfadaron a sus dioses. El juego no explicaba gran cosa tampoco y en Terranigma no había información alguna. Ahí fue cuando pensé: "Si no hay información, yo me la invento." Y así nació el Reino de Mu, lo primero que creé para mi conworld. Empecé con la propia isla de Mu. Copié la forma que tenía en el mapa del juego, añadí detalles y luego creé la capital del reino, todo ello dibujado a lápiz en una libreta. Obviamente, el nombre de esa ciudad me lo inventé, con lo que también empecé, muy torpemente, a desarrollar un(a) conlang o ideolengua.
Con el paso de los años seguí trabajando sobre esa base, añadiendo más islas de forma que ahora es un gran archipiélago de islas con distintos gobiernos, lenguas y demás. Luego creé dos continentes que, en principio, iban a estar habitados por elfos, humanos y enanos. Sin embargo, como no me gustaba y era demasiado cliché, en cierto punto eliminé completamente esa idea y creé diversos pueblos que son los que definitivamente habitan Aempran: -Los Aezin, que se dividen en Imperiales, Isleños y Norteños. -Los Elan, que se dividen en Mirelan, Darelan y Naielan. -Los Arunae. -Los Onyàryd, que se dividen en Cazadores, Guerreros y Chamanes. -Los Kayàrydku, que se dividen en varios clanes.
Con esta base, he ido desarrollando la historia, cultura y lengua de cada territorio y pueblo de Aempran. En este blog detallaré leyendas, mitos, costumbres y todo tipo de cosas de los pueblos, razas y etnias que habitan mi ideomundo. Sin más, bienvenidos/as al Lore de Aempran.
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