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brenday03 · 8 years

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Crónicas de una dependencia.

Uno...

Mi nombre es Anne vivo en el número 173 de la calle Sauce. A mis 25 años he vivido una cantidad impensable de experiencias desastrosas e inverosímiles.

Todo inicia a mis 4 años, puede que incluso sucediera antes, aunque en este punto ya no soy capaz de recordar.

Era un Lunes, mamá salió a trabajar muy temprano, pidió a papá que se encargará de mí, le entregó una lista de tareas, un papel delgado y de color beige, de esos que siempre arrancaba de esa libreta negra de cuero que nunca me permitía usar para dibujar y que, hasta la fecha nunca había abierto.

Mamá se despidió de papá con un beso en la boca, esos que hacían que me diera asco, después me abrazó y me dijo:

-Pórtate bien y ayuda a papá en lo que necesite. -Si mamá, Te Quiero.

Salió, como todos los días, y papá dijo que saldríamos a desayunar juntos. Estaba tan emocionada, hacía tanto tiempo que no salía con papá, y si hubiera sabido lo que pasaría después no habría permitido que mamá me dejase sola ahí, con él.

Subimos al coche, yo en el asiento trasero por supuesto, papá me explico que un amigo subiría con nosotros, ya que tenían trabajo pendiente y le parecía buena idea hacerlo durante el desayuno.

Después de unos minutos detuvo el coche y se abrió la puerta delantera, subió un hombre grande, recuerdo claramente que su sola presencia me hacía temer, su cabello negro que combinaba perfectamente con los lentes oscuros que llevaba consigo. Dirigió unas palabras a mi padre y entonces giró su cuerpo hacia mi:

-Hola Anne ¿lista para el desayuno?

Solo asentí, su voz era fuerte y grave, ante ella no podía articular palabra.

Bajamos y corrí a tomar la mano de mi padre, tenia miedo de que aquel hombre intentara acercarse.

Escogí la mesita junto a la ventana, a nuestra mesa llegaron 2 cafés americanos, un platito de hotcakes y chocomilk. Sin pensarlo comencé a engullir los círculos llenos de miel que se encontraban delante de mi

Podía escuchar a los mayores hablando y de vez en cuando preguntaba sobre alguna palabra que no conocía, aquello parecía divertirles. Terminamos de desayunar y subimos al coche, espere durante el trayecto a que aquel amigo de papá bajara y por fin me dejara estar con mi padre, cosa que no sucedió.

Llegamos a casa, papa se dirigió al baño y aquel hombre se sentó en el sillón, me miraba de vez en cuando, sonriendo y tocándose la barbilla con sus manos grandes.

Yo, por mi parte, trataba de ignorarle, caminaba de un lado a otro, intentado quedarme inmóvil el menor tiempo posible, papá siempre se demoraba, pero en ese momento el tiempo parecía ir tan lento. El hombre se levantó y se retiro las gafas, pude ver unos ojos claros casi color miel, coloco las gafas en la mesita y empezó a hablar sobre su hija, de nombre Valerie, explicó que era un tanto mayor que yo y que suponía podríamos llevarnos bien.

Su platica logró disminuir mi temor hacia él, después de todo, tenía una hija, no podía ser tan malo como yo pensaba, en ese momento solo pude preguntar:

- ¿Y como es ella?

Sacó el móvil del bolsillo y mientras volvía a sentarse busco por unos segundos, hasta que lo giró y entonces pude verla, ella era rubia, de ojos azules y labios rosados. Ella era muy bonita, y parecía ser amigable.

Pedí a ese hombre que me mostrara mas fotos de Valerie, tal vez, y justo como él lo había dicho, pudiéramos llevarnos bien.

Me senté junto a él e intenté tomar el móvil, no podía ser tan distinto, había usado el de papá antes, cuando toque su mano, note como se incorporó brevemente y me reí, siempre pensé que un hombre como él no podía tener cosquillas, el hombre solo me devolvió una sonrisa leve, mientras yo, carcajeaba a su lado.

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