El Huaso, Parte 19: “Noche de emociones”
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Esa noche mientras me arreglaba me imaginaba cual podría ser la sorpresa que me tenía preparada el Huaso. Quizás iba a hacer público nuestro pololeo en el carrete, sacándome a bailar o algo así. Luego me di cuenta que quizás vi muchas películas de Disney y me estaba pasando muchos rollos, así que despejé mi mente y me terminé de poner vestir. Esa sería una gran noche.
Alrededor de las 22 horas me fui a tomar la micro y me bajé en la casa del Bryan, desde donde nos iríamos juntos a la disco.
—¿Y el Huaso? —me preguntó apenas me abrió la puerta de su casa.
—Se va a ir después, dijo que se iba a arreglar en su casa mejor.
—¿Y qué se tiene que arreglar si tiene que mostrar las piernas nomas? Por último te habría pedido que le pusierai cremita —me dijo bromeando.
—Quizás me pide que se la ponga allá en la disco —le respondí un poco distraído.
—Ah chucha ¿le gusta en lugares públicos? —se rió por el doble sentido de mi respuesta.
—No, na que ver —me hice el tonto, pero me puse rojo igual—. Y tu, ¿qué era lo que teniai que hacer? —le pregunté cambiando de tema.
—Tengo que salir de Shakira.
Una de las pruebas de las alianzas que se hacía en esta noche de carrete era la competencia de “las reinas del pop”, donde a cada alianza se le asignaba una cantante famosa, y un miembro hombre de la alianza tenía que personificarla, porque claramente no hay algo mas gracioso que un hombre se disfrace de mujer en modo de parodia. Por supuesto era una prueba que causaba rechazo y vergüenza entre los hombres, así que prácticamente designaron al Bryan a que participara (con la excusa de que sabía bailar y los movimientos de cadera no deberían resultarle difíciles de hacer). Y el Bryan, que si bien se mostró reacio al principio, aceptó de todas formas.
—¿Y tienes el disfraz de Shakira? —le pregunté buscando alrededor si tenía algo empacado.
—Si, la Claudia dijo que se iba a conseguir todo, así que que no me preocupara.
Nos fuimos a tomar la micro, y llegamos pasado las 23 horas. Estaban casi todos los de la alianza afuera, fumando y conversando al costado de un auto estacionado, menos el Huaso. Le mandé un mensaje de WhatsApp preguntándole “¿Dónde estás?”, y él respondió escuetamente “Voy en camino”; con eso me tranquilicé mientras me preguntaba por qué se demoraba tanto.
—¿Bryan, trajiste tu cadera suelta? —le gritó la Claudia al Bryan apenas llegamos.
—Como siempre —respondió él, meneando brevemente su cuerpo al ritmo de una música inaudible.
—Pero Shakira no baila así po —comentó la Cata, que estaba al lado de la Claudia.
—Sí, pero tengo que dejar algo para sorprender igual —le respondió él, tratando de sonar coqueto.
Al Bryan le gustaba la Cata, pero por alguna razón aún no lograba que ella lo pescara, según él. Ella siempre era atenta con él, más que con los demás, pero eso el Bryan no lo veía. Él lejos de pasarse rollos con la más mínima señal de amabilidad de parte de ella, lo tomaba como algo normal, y sufría en silencio.
Cuando llegó el Huaso, se me dibujó de inmediato una sonrisa en la cara. A pesar de que a simple vista no veía rastro de una sorpresa por parte de él, claramente se había esmerado en verse bien. Llevaba una chaqueta de cuero, jeans apretados como le gustaba usar, y una sencilla polera gris. Estaba afeitado y se había peinado hacia atrás. Lo más parecido a un Danny Zuko made in Antofagasta. Se veía simplemente hermoso. Al llegar a donde estábamos, saludó a las chicas de beso en la mejolla, y a los hombres de abrazo (uno bastante frío para el Bryan, y uno mas apretado y un poco mas largo para mí).
Con su llegada consideramos que era hora de entrar a la disco, que a pesar de no ser muy grande, se veía semi vacía porque los grandes grupos de alianzas estaban aglomerados al borde de la pista y cerca de la barra. Me sorprendió que teniendo en cuenta que en general somos pocos alumnos en la carrera, y que no siempre iban todos a los carretes, había un buen cuórum. La Claudia me explicó después que se podía llevar gente de otras carreras (y yo agradecí que no invitara a su Amigo Gay).
—Ya niños, el orden de las actividades va a ser el siguiente —nos dijo la Claudia acercándose al grupo con un papel en la mano después de hablar con los miembros de la directiva—: Miss colita y mister piernas, concurso de talento, divas del pop, el concurso del africano y el kamasutra extremo. Ahí mas rato cuando nos llamen te aviso —le dijo al Huaso, ya que ella participaría como Miss colita.
Nos quedamos ahí conversando y tomando esperando que los llamaran para los concursos, mientras mirábamos al resto de los compañeros de distintos cursos.
—Mira, hay un monton de weones con sus pololos —me dijo el Huaso al oído, medio descolocado.
—Si po, ¿o tu creiai que erai el único? —le respondí en tono de broma—. Aunque nosotros nos vemos más lindos que ellos.
—Obvio que si, si tú eres el más lindo de todos —me dijo al oído, pasándome el brazo por el hombro brevemente.
Al rato llegó la Claudia a buscarlo para ir a prepararse porque en 15 minutos comenzaban las presentaciones. El Huaso me pidió que lo acompañara, para cuidarle las cosas, y yo obviamente le dije que si.
Nos fuimos al baño, donde los “mister piernas” de las otras alianzas ya estaban terminando de arreglarse, y debo decir que piernas no era lo único que tenían para ofrecer. El que más me llamó la atención fue el de la alianza verde, de segundo, porque era muy grande, mas grande que el Huaso, y tenía un poto envidiable (sí, era más grande que el del Huaso), pero traté de no mirarlo mucho para no poner celoso a mi pololo. El Huaso posteriormente me explicó que el loco ese era muy fitness y obviamente lo ubicaba porque jugaban a la pelota juntos.
El Huaso se tomó su tiempo, y esperó que salieran los otros “competidores” para recién sacarse el pantalón. Estaba con un bóxer blanco (el color de la alianza), pero por debajo pude ver claramente que tenía puesto un jockstrap. Al darme cuenta él inmediatamente se puso a reir.
—¿Te gusta? —me preguntó coquetamente.
—Me encanta wn —le dije acercándome a él para besarlo y darle un agarrón en las nalgas—. Eres bien arriesgado.
—Hay que tomar medidas en caso de que el bóxer falle po —se excusó.
—Sí pero igual vay a quedar con la raja al aire —le discutí.
—Bueno, si quieres me lo saco —dijo poniendo cara de sumiso.
—No no no, wn, déjatelo puesto —lo abracé—. A ver cuantos se dan cuenta —le di un largo beso que él luego detuvo.
—Ya para que o si no me despiertai po —me alejó—. Sin besos hasta que me vuelva a poner los pantalones.
—Bueno —me resigné—. Pero cuando te los pongas no creai que los vay a tener puesto mucho rato —le advertí.
—¡Ya para! —me dijo riéndose, mostrándome su paquete donde se veía claramente que estaba erecto.
—¿Tanto poder tengo sobre ti? —pregunté sorprendido.
—Todo el poder del mundo.
Cuando quedó solo en bóxer frente a mí, me dí cuenta que se había afeitado el pecho y las piernas (que no era necesario porque apenas se le notaban los pelos), y me dijo que había estado haciendo ejercicios, y obviamente se notaba porque los abdominales los tenía un poco más marcados.
—El weon de segundo no me puede opacar —me comentó.
—Nadie te va a opacar, si eres el mas rico —le dije mirándolo arreglarse en el espejo. Ahí en el baño con la luz prendida se notaba el elástico del jockstrap que tenía abajo, pero pensé que en la oscuridad de la disco, no se notaría tanto.
Me pasó toda su ropa para cuidársela, y salimos del baño a encontrarnos con la Claudia.
—Pásale eso a la Cata para que lo guarde en mi bolso nomas —me dijo ella, y yo seguí sus instrucciones y luego me fui al frente del escenario para ver en primera fila el show de mi Huaso.
Me encontré con el Bryan y el resto del curso y nos quedamos esperando que comenzara el show, mientras la música aún sonaba.
Al rato por fin paró la música y el animador de la disco presentó al jurado, que estaba compuesto por la profe de anatomía, uno de los maestros ayudante de los laboratorios, y un dj con mala presentación personal.
En primer lugar se presentaron las misses colita, que se veían todas regias obvio, pero la más tristemente célebre fue la miss colita de la alianza roja (cuarto año), que quiso compensar su baja estatura con unos tacos gigantes que le jugaron una mala pasada, y terminó en el piso con el pie doblado e imposibilitada de continuar con la actividad. Y nosotros le aplaudimos fuertemente en apoyo mientras ella salía llorando por el dolor del escenario. La Claudia se lució, se veía estupenda y sacó el primer lugar.
La presentación de los hombres estuvo mas entretenida por razones obvias. El mister de la alianza azul (primer año), apareció con su bóxer del color correspondiente y una polera ceñida que combinaba. Era flaquito, pero igual tenia buenas piernas y trasero (físicamente me hacía acordar al Bryan), aunque por alguna razón, su “equipo creativo” pensó que era buena idea ponerle un calcetín en el paquete para que se viera mas grande.
El representante de la alianza verde pensó que se presentaba a un concurso de fisicoculturismo ya que cada dos pasos mostraba los bíceps y hacía poses de concurso. Aunque debo decir que tenía muy buen cuerpo, su poca gracia para el baile, y su evidente ego, le bajaba puntos en mi opinión.
El Huaso, en tanto, salió prácticamente modelando el bóxer. Se paseó por el escenario con desplante y luego de la demostración del modelo, comenzó a bailar al ritmo de la música, haciendo gala de sus no despreciables dotes para el baile. Se veía exquisito, y a pesar de que no eran muy evidentes, yo pude ver todo el rato los elásticos del jockstrap.
—Que raro el bóxer que se puso —me comentó el Bryan—, ¿son como con relleno?
—¿Cómo van a ser con relleno? Si el Huaso es potón —le dije, bajándole el perfil al asunto.
—Pero si se le ve raro el poto —insistió, claramente también se dio cuenta del jockstrap.
—No creo, al menos yo no le vi nada raro cuando se cambió en el baño.
El Huaso terminó su presentación entre gritos y aplausos de nuestra alianza, y conmigo aplaudiendo mas fuerte que nunca, y sintiéndome muy acalorado al verlo ahí en ropa interior frente a toda la carrera.
El participante de la alianza roja tenía claro que participaba por mister piernas y nada más. Era un poco rellenito, con el flotador escapándose por el borde del bóxer. Tenía buenas piernas pero le faltaba definición.
Finalmente hicieron un baile sensual entre las misses y los misters de las alianzas. El Huaso se la jugó bailando con la Claudia, muy sensualmente, pero sin agarrar más de la cuenta. Luego anunciaron los ganadores: por las mujeres la Claudia sacó el primer lugar, pero por los hombres, el Huaso quedó segundo tras el fome de la alianza verde. El jurado privilegió el mejor cuerpo en general en vez de las mejores piernas que era lo que se evaluaba, pero hicieron oídos sordos a nuestro reclamo como alianza.
Cuando anunciaron que había sacado el segundo lugar, el Huaso se molestó visiblemente en el escenario. Cuando bajaron fui a su encuentro para tranquilizarlo.
—¡Puta la wea! —dijo apenas me vio.
—Tranquilo, amor —le dije al oído cuando lo abracé.
El Huaso odiaba perder y eso lo dejó de muy mal humor, que a pesar de no hacer show y ponerse a reclamar, estuvo todo el rato con la cara larga.
—Después te voy a dar tu premio de consuelo —le dije al rato, intentando cambiarle el ánimo.
—Tonto. Tu no eres mi premio de consuelo —me dijo mirándome a los ojos, y pude ver que se debatía entre si abrazarme y besarme ahí en público o no. Se contuvo, pero igual le di un abrazo “de amigos”.
Me quedé al costado del escenario acompañando al Huaso en su amurramiento, mientras el estaba sentado en una silla aún en bóxer, pero con la polera puesta, yo me movía al ritmo de la música, y trataba de hacerlo reir cantándole las canciones que sonaban. Al rato apareció el Bryan con el bolso de la Claudia.
—Oye Larry, ¿me ayudai a vestirme? —me preguntó sacando una bolsa de plástico del bolso, con lo que supuse era su vestuario de Shakira.
—No puede, está ocupado conmigo —respondió secamente el Huaso, retrocediendo todo el esfuerzo que hice por animarlo.
—Sorry Bryan, pero no puedo —le respondí amablemente, tratando de indicarle con gestos que estaba intentando animar al Huaso.
—Oka, le diré al Victor —el Bryan entendió, aunque se marchó con tristeza.
—¿Qué te pasa weon? —le pregunté al Huaso, después que se fue el Bryan.
—Pero si estay acá ocupado conmigo, ¿o no? —me respondió haciéndose el tonto, pero aún enojado.
—Deja de tratar así al Bryan wn, no te ha hecho nada —le dije. Ahora yo estaba enojado.
Me paré de brazos cruzados apoyado en el escenario, mientras veía a la gente pasar subiendo y bajando de este. Al rato aparecieron el Bryan con el Victor, la Claudia y la Cata. El Bryan estaba irreconocible. Llevaba puesto un top ajustado que le tapaba los pectorales y dejaba al aire su abdomen, y pude ver que tenía marcados los oblicuos y los abdominales, no como la última vez que lo vi sin polera a principio de año. Para abajo tenía solo una especie de pareo corto con monedas, amarrado al costado derecho de su cadera, donde se podía ver que estaba usando un slip amarillo, haciendo juego con el resto de la tenida. Llevaba en la mano la peluca rubia de rulos (que hacía dudar si imitaría a Shakira o a Farkas), y en la cara le habían delineado los ojos.
—Díganme que no se ve guapa —dijo la Claudia presentándonos a Shakira.
—Se ve hermosa —comentó la Cata.
—Wow —agregué yo, mirándolo de arriba abajo. El Bryan se rió.
—Vas a decir lo mismo cuando el Bryan te baile —dijo la Claudia.
—¿Qué? —pregunté descolocado.
—Si po, si tiene que bailarle a alguien, y te elegimos a ti —me explicó el Victor—. Ustedes tienen la confianza po —me guiñó el ojo, recordando la noche del carrete donde la Claudia.
—Todas las otras alianzas tienen las medias coreografías, y nosotros para que no se note pobreza decidimos que le tendría que bailar a alguien —argumentó la Cata—. Y decidimos que tu deberiai ser.
—¿Y por que no tu? —le dije a ella, tratando de darle la oportunidad al Bryan de que atinara.
—Porque la Shakira no le va a bailar a una mina po —respondió, como si fuera tan obvio (en realidad lo era).
—Si, dale tu, apoyo la idea —dijo el Huaso después de haber estado toda la conversación en silencio. Noté el tono sarcástico en su voz.
—¿Viste? Todos te elegimos —dijo la Claudia, cerrando el tema—. Vas a salir tu y fin. Pon cara como que te gusta y que te está seduciendo —me aconsejó.
Nos dirigimos a la pista a ver las presentaciones, y mientras esperábamos el Bryan se acerco a comentarme.
—Los traté de convencer que no fueras tu, para que no se enojara el Pato —me dijo con vergüenza.
—No te preocupí wn, si se tiene que acostumbrar a que somos amigos —lo tranquilicé con una palmada en la espalda, lo que lo hizo animarse y se fue a buscar una piscola a la barra para superar los nervios.
Vimos las presentaciones de la alianza azul y verde, interpretando a Britney Spears y Lady Gaga. Ambos con una gran coreografía de mujeres apoyando a la “diva del pop”, que los niños que las interpretaban aprovecharon para expresarse libremente sin tapujos.
Llegó el turno de nuestra alianza, y ya desde la presentación se veía muy pobre con una silla en medio de la pista. El Bryan estaba parado en ella con las palmas juntas frente a su cara. Apenas comenzó la música de “ojos así” comenzó a moverse sensualmente, encorvando la espalda hacia atrás mientras movía los hombros y los brazos, y luego se enderezó moviendo la cadera suavemente de arriba abajo, de izquierda a derecha. Cuando comenzó la música más rápida, pegó un salto y dio una voltereta en el aire y cayó de pie frente a la silla, se arrodilló y volvió a encorvar la espalda moviendo los hombros.
Cuando comenzó la letra de la canción, se acercó a mi y me tomó la mano para llevarme a la silla. Me sentó y comenzó a bailar alrededor mío moviendo las caderas, haciendo sonar las moneditas del pareo a cada golpe brusco de su pelvis. A ratos perdía el paso árabe y movía las caderas de forma sensual, pero mas parecido a un perreo común, sin embargo se corregía rápidamente y volvía a entrar en el personaje.
Se puso frente a mi dándome la espalda y moviendo la pelvis de un lado al otro, y podía ver su gran trasero a la distancia de mi mano. Lo podía agarrar, pero me contuve; sin embargo, como si me leyera la mente, el Bryan tomó mis manos y las puso suavemente en su cadera, y las comenzó a mover con movimientos cortos y bruscos de un lado al otro. Estaba entrando en su modo vedetto, pero traté de resistirme. Se volteó y puso su pie izquierdo en mi muslo, y acercó su cuerpo hacia mi, con movimientos sensuales, y luego dio unos golpes de cadera antes de alejarse y volver a bailar alrededor de la silla.
Quizás mi posición o el efecto de las luces hacían que se le viera gigante el poto, que si bien yo sabía que lo tenía grande, en ese momento se lo veía enorme. Pero a pesar de eso, no podía dejar de pensar en que el Huaso estaría enojadísimo (eso, y la peluca horrible evitaba que me produjera cualquier tipo de calentura con su baile).
Al terminar la performance, me tomó de la mano para ponerme de pie, e hicimos una reverencia, y luego yo me dirigí altiro a buscar al Huaso, que seguía al costado del escenario (ahora de pie, porque la silla la habíamos ocupado en la presentación) con los brazos cruzados.
—¿Te gustó la weaita? —me preguntó cortante.
—No me hablí así wn —le respondí sorprendido, aunque sin dejarme intimidar.
—¿Pa qué lo hací si sabí que no me gusta que estí con ese weon? —me preguntó aguantándose las ganas de gritar.
—¿Qué tiene el Bryan? —le pregunté acercándome a él para que no se dieran cuenta que estábamos discutiendo.
—Si sabí que tiene. Obviamente te tiene ganas po. ¡De hace rato y tu no te day cuenta! —me gritó, pero no llamó la atención de nadie por la música fuerte de la presentación de la alianza roja al ritmo de Madonna.
—Na que ver weon, deja de pasarte rollos —le respondí molesto por sus celos.
En ese momento llegó el resto del grupo, la Claudia y la Cata me felicitaron por la presentación, a pesar de que literalmente no hice nada, y el Bryan venía con una piscola en una mano, y la peluca y el top en la otra. Quizás era el copete que tenía en mi cuerpo, o la rabia por el enojo del Huaso, pero encontré que se veía muy atractivo el Bryan así como estaba. El Huaso se fue al baño, y no fue muy disimulado.
—¿Qué le pasa? —preguntó la Claudia.
—Todavía está picado porque perdió —les chamuyé.
Me dirigí al baño para hablar con él, y afortunadamente estaba vacío. Cerré la puerta y se escuchaba el débil retumbar de la música, y luego la voz del animador anunciando los lugares.
—Oye, ¿para que haces esto si sabes que yo te amo a ti? —le dije.
No respondió. Se puso a orinar en uno de los cubículos ignorándome.
—¿No me vay a pescar? —le pregunté, esperando que ahora sí respondiera. Se dirigió al lavamanos sin decir una palabra—. Ya, bacan —salí del baño enojadísimo y volví donde estaba el grupo.
—Sacamos tercer lugar —me dijo la Claudia apenas llegué donde estaban ellos.
—¿En serio? —fingí interés por unos segundos—. Niños me voy a ir —agregué.
—¿Tan temprano? —preguntaron varios a la vez. El Bryan me miró en silencio.
—Sí, es que tengo sueño y mañana tengo que hacer unos trámites —inventé.
Me despedí de todos y me dirigí a la salida. El Bryan me alcanzó en la puerta.
—¿Estay bien? —me preguntó preocupado.
—No wn. No estoy bien —le respondí ya superado por todo.
—¿Quieres conversar?
Verlo a él ahí semi desnudo ofreciendo su tiempo para desahogarme me hizo pensar en lo que me había dicho el Huaso, de que claramente me tenía ganas. ¿Tenía razón el Huaso?¿el Bryan estaba enamorado de mi?¿era todo mentira su amor por la Cata? Tenía un desastre en mi mente, ya no sabía qué creer, y cada segundo que lo veía, prácticamente solo en ropa interior, con una mirada limpia enmarcada por el delineador , y un cuerpo atlético, me confundía cada vez más.
—Sí —le respondí, después de meditarlo unos segundos.
Continuará...
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