Tumgik
#para hacer la boca tenes que dibujar un }
berry-s0da · 6 months
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Hhhh spiderboy
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xherointearsx · 7 years
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Mi nena. Desperté. Su espalda estaba descubierta, su cabello despeinado. Se notaba su respiración por el silencio que había en la habitación y en ese momento parecía ser que sólo eramos ella y yo en el universo. Estaba a mi lado en la cama, con el edredón cubriendo la mitad de su cuerpo y con su mano debajo de la almohada. Rodeé su cintura con uno de mis brazos, pensando que tal vez tenía frío y besé el espacio entre sus omóplatos con delicadeza, como si el simple tanto de mis labios fuera a despertarla. Besarle me traía tantos recuerdos. Pasaron muchas cosas ésta semana. *** Aquel día, mis manos temblaban al tomar el pincel y los trazos en el lienzo eran torpes, como si no supiera a dónde iban, ni dónde se ubicaban. Delante mío estaba la nueva modelo de ésta clase, era una nueva cada semana. En la clase de pintura y anatomía siempre se conocía a gente nueva porque las referencias no podían ser las mismas. Hasta ahora podrían haber pasado un millón de rostros, un millón de cuerpos de diferentes proporciones, diferentes estaturas, diferentes deformaciones. Pero ésta tenía algo especial, por alguna razón. Como artista o como yo en singular, sólo veía la belleza en algunas personas, pocas en realidad, pero nunca llamaban mi atención a un nivel romántico. Aquella chica, de rostro tímido y cuerpo chiquito logró con una simple pose y una sonrisa, atraer mi atención más allá de ser sólo mi tarea de ésta semana. El profesor pasó detrás de mí, mirando expectante lo que tenía hasta ahora, pero se detuvo y una risa salió de sus labios mientras continuaba con su recorrido sin dirigirme la mirada. "Nada aún." le escuché susurrar. No le entendí hasta que me di cuenta que en realidad, no había empezado. Bajé la mirada, de repente exaltada y sentí vergüenza mientras me reía por pensar que tal vez la chica se daría cuenta de que la estaba mirando, pero desde luego, mirarla era mi tarea hoy. Fue una clase agobiante, mis bocetos resultaron ser papeles arrugados porque no conseguía satisfacerme con mi trabajo, porque ella se me hizo difícil y tenía que parar cada vez que, por un descuido, ella me dirigía la mirada y me dejaba pasmada. Quería creer que lo hacía a propósito, que había visto en mí lo que yo en ella y que por eso no podía despegar la mirada de mí. Pero de seguro no era así. Al terminar la clase, ella tomó sus cosas e intentó irse de las primeras, pero la rutina no era así lamentablemente. Trabajaba con nosotros tan sólo una semana, pero el profesor creía que era un buen estímulo llegar a conocerla de todos modos después de observarla. Hizo que volviera a pararse en medio del círculo y yo no pude evitar volver a saciarme con tan sólo mirarla, era tan hermosa. Su voz, que no había escuchado aún y que tenía un divertido acento indicando que era de otro país, le añadió otro toque. Cada vez se me hacía más preciosa. La chica recitó su nombre, su edad, en que trabajaba o estudiaba y por qué había decidido ser nuestra modelo por una semana. En cuanto murmuró su nombre juro haber escuchado salir un suspiro de mis labios, bastante meloso la verdad, pero horriblemente cierto. "Sofía" había decidido ser nuestra modelo porque una de sus amigas se lo "recomendó". Alguna otra razón me hubiera gustado, pero estaba bien supuse. Se podía escuchar en su voz que se sentía intimidada, odiaba saber que ya quería irse. Sólo tenía una semana para poder intentar hablarle. Finalmente su tortura acabó cuando ya no había más preguntas por hacer, la rutina se había cumplido, pero antes de que pudiera acercarme para hablarle, Sofía ya había salido corriendo. *** La mañana siguiente arreglé mis cosas y fui a clases, me había mantenido toda la noche despierta por estar pensando en ella, en lo sedoso que lucía su cabello, en lo delicado que lucía su color de piel, como si fuera miel y leche combinados y como sus labios eran tan finos. Quería verla de nuevo. La clase fluyó como el día anterior, trazos tímidos que no lograban satisfacerme. Pero al final, guardé mis cosas e intenté salir de las primeras tal y como ella iba hacer. Aunque por desgracia, la conversación en el pasillo fue igual que las pinturas que hacía. Un desastre. - Sofía, ¿No? - Salió de mis labios, como si fuera la cosa más ingeniosa que pudiera decirle. No me sentía orgullosa de aquello, pero al menos había logrado hablarle. - Uhm...Sí. - Pasó de mi luego de eso, como si ya supiera que no iba a acabar bien. Pero tenía modales y tuvo que detenerse antes de escapar. - No sé tu nombre...- - Oh...Claro, cierto. Uhm, Ray.- Demasiados balbuceos, ya estaba apretando de frustración la carpeta con mis dibujos por ser incapaz de hablarle. - ¿Rey? - Se rió mientras bajaba la mirada a sus pies, su risa era linda. - ¿O Ray? Me quedé callada por unos segundos, ella esperaba porque dijera algo, me daba una oportunidad y yo no sabía qué decir. Aunque se me pasaron un montón de fraces por la cabeza, no podía decidirme por cual, hasta que ella me sacó del apuro. - Bueno, R-a-y...- Murmuró, se atrevió a apartar un mechón de cabello que cubría uno de mis ojos y sonrió. - Que largo tenes el cabello, me gusta.- Y se fue. Quedé sumida en un sueño paralizante, por lo que no me di cuenta que me había quedado parada en la misma posición por un buen rato y era la burla de la gente que pasaba por aquel pasillo, pero no me importaba. La imagen de sus labios se había quedado en mi cerebro para siempre, en la retina de mis ojos y ahora no podía dejar de pensar en ellos, me daba curiosidad saber qué sabor tenían. *** El tercer día, Sofía me saludó al entrar, exaltandome, era la primera en el salón y ella había llegado temprano ésta vez. Hacía una pintura cuando ella llegó, por lo que estaba concentrada y más balbuceos salieron de mi boca cuando la escuché venir de la nada, me ponía nerviosa. Se rió de mi de nuevo, pero se acercó hasta dónde yo estaba y se quedó a mi lado, para ver qué hacía. - ¿Qué es? - Preguntó. La imagen era bastante obvia, una mujer desnuda pintada con sólo colores cálidos. Pero era lindo que hiciera como si no supiera qué era. - Una mujer.- Susurré y la miré con una sonrisa, como si inspirara inocencia pura. - Se está tocando.- Respondió, aún seguía concentrada en la pintura, en ver cada uno de sus detalles, como si no quisiera perderse nada y mordió su labio inferior antes de mirarme. - Le gusta hacerlo.- Repetí, pude ver como una sonrisa se formaba en sus labios y se ensanchaba aún más conforme me miraba. - ¿Me enseñas a hacerlo? - Me preguntó. Sus mejillas se tornaron rosadas y una de sus risitas me hizo poner los vellos de punta. Lucia demasiado confiada, como si jugara conmigo para ver que tan nerviosa me podía poner. Pero intenté no demostrar lo mucho que lo estaba. - A dibujar como vos...- Prosiguió, por poco no salgo huyendo de la vergüenza, pero disimule como mejor sabía hacerlo en estás situaciones. - Me encantaría, tal vez si no salieras corriendo después de clases, podría enseñarte algo.- Noté que ella se había puesto nerviosa ahora y quise sonreír por mi triunfo, pero sólo aparté mi mirada de ella en cuanto asintió sin decir más, por suerte para las dos, el profesor llegó con una fila de aduladores detrás de él. La clase comenzaba. Según la rutina, el tercer día era "Body appreciation". Significaba que, según la confianza de la modelo, podría mostrar hasta donde ella quisiera si se sentía cómoda. De todas formas, los últimos días de la semana eran desnudos, por lo que éste paso era casi trascendental. Teníamos que explorar su anatomía un poco más. Para mala suerte de Sofía, su comodidad descendió a cero por tenerme en frente, saber que la miraba comenzaba a darle vergüenza, pero por el trabajo que necesitaba, aceptó y sólo cambió de posición. Tal vez no podía ver su rostro ahora, pero saber que la ponía nerviosa me hacía sonreír. Al terminar la clase, me ofrecí a ordenar por el profesor, así éste se iba rápido y sólo me dejaba con los otros chicos que se iban uno por uno cuando ordenaban sus cosas. Al final, cuando creía estar sola para poder seguir con mi pintura. Me sorprendió escuchar a Sofía detrás de mí, preguntándome si podía enseñarle. - No creí que de verdad te quedarías.- Le dije al voltearme, saqué un lienzo para ella sin pensarlo mucho y lo puse sobre el caballete que estaba a mí lado, esperando que Sofía se acercara. - Bueno, no quería perderme algo como esto.- Su acento era tan lindo, sin esos coros de fondo que la gente hacía no me dejaban apreciar su voz, pero ahora que estábamos solas, era divertido escucharla. Entonces le pedí que se acercara y lo hizo. *** La siguiente hora transcurrió más rápido para el gusto de las dos, intenté explicarle cómo empezar con los bocetos y que luego podía seguir con el material que ella quisiese y si quería le explicaba cómo sombrear. Por supuesto, yo era un desastre intentando explicarle, pero conseguía hacerla reír sin intentarlo mucho. Fue divertido, y ella no era tan mala como decía al principio. Pero se rindió y finalmente nos sentamos en el suelo para que Sofía viera mis dibujos, porque había visto que traía conmigo mi cuaderno y no dejó de insistir hasta que acepté mostrárselo. Era lindo como se tomaba su tiempo para ver cada uno de los detalles. Hasta que llegó a los que hacía sin pensar, anatomía femenina, hojas llenas de mujeres desnudas en diferentes posiciones. Su sonrisa se agrandó aún más. - Veo que te gusta dibujar éste tipo de cosas.- Murmuró, demasiado tranquila que me hizo estremecer. - Eh...Sí.- Fue lo único que atine a decir, me avergonzaba que los viera, pero tampoco podía quitarle el cuaderno ahora, sería demasiado infantil. - Es lo que hago mejor...- - ¿Estás esperando para poder dibujarme? - Preguntó a la vez que mordía su labio inferior y volvía hojear el cuaderno, no esperaba una respuesta y yo tampoco iba a dársela, por lo que sólo me reí al igual que ella y mordí mi labio nerviosamente. Sofía se quedó mirando unos de mis auto retratos, más "anatomía femenina". Creí que no se daría cuenta que aquella mujer en el dibujo era yo, pero luego de un rato de análisis, subió su mirada y al igual como si fuera una pintura, pasó su mirada por mi cuerpo, mientras me comparaba con el dibujo. Al final sonrió, otra vez, y me miró directamente a los ojos mientras se acercaba a mí, tal vez intentando ponerme nerviosa de nuevo. Lucía demasiado confiada y me cabreaba. - Ahora tengo curiosidad.- Y tan campante como era, volvió a mirarme de pies a cabeza, para luego devolverme el cuaderno y pararse. Yo sólo la miré, sin decir nada, porque me había dejado con demasiadas preguntas en la cabeza como para responderle. Pero al final me paré luego de ordenar mis cosas y al ver que ella se había quedado mirando lo que había hecho en el lienzo, aproveché para acercarme sutilmente a ella y susurrar cerca de su oreja. - Mi curiosidad se acaba mañana.- Y sentí su cuerpo tensarse al instante. - Cuarto día de la rutina.- Proseguí, pasando uno de mis brazos por su costado y tomando un pincel. Al pasarlo por el lienzo suspire contra su oreja, intentando no reír por lo nerviosa que Sofía se había puesto. - Desnudos..."La modelo puede usar utileria o seda para cubrirse, pero deberá mostrar su piel, es...Trascendental para el último día." - Musité las palabras del profesor que, por aquella rutina formada, ya sabía de memoria. Juro que pude sentir como se estremecía, pero me separé antes de llegar más lejos. Sofía me miraba con sus mejillas enrojecidas, avergonzada, pero lo que sucedió después pasó tan rápido que aun no sé si fue verdad. Ella se acercó rápidamente a mí, tomándome de la cintura y me apretó contra ella mientras juntaba nuestros labios de una forma ansiosa, como si lo hubiese estado deseando desde hace mucho tiempo. Podía sentir su lengua intentando capturar mi sabor y sus labios intentando hacer que los míos le siguiesen. Me hizo quedarme sin aliento, jadeante, mis mejillas ardían por la vergüenza y luego de que se separó de mí, me quedé paralizada de nuevo al no saber qué demonios había pasado. Definitivamente, ella había ganado cualquier cosa a la que hubiera estado jugando. - Uhm...- El sabor de sus labios seguía en mi boca. Joder. - Ray...- Murmuró. Parecía haber adorado besarme y ya veía que lo hacía de nuevo. Me había hecho desearla tanto ahora. - ...Sigo con curiosidad.- Jadeé, no pude evitarlo, lo único en lo que pensaba era en que quería besarla otra vez. Pero mientras me acercaba a ella, a sus labios, me detuve por completo, sin decirle nada y sólo intenté separarme. Ella me miraba con confusión, pero luego de tomar mis cosas, volteé para mirarla con una sonrisa llena de maldad. - Que pena, tendrás que vivir con esa curiosidad.- Y me fui antes de que pudiera decirme algo. Caminé tan rápido que no pude darme ni cuenta de que ya iba saliendo del recinto. Aquella noche me corrí pensando en Sofía. *** - Cuarto día.- Anunciaba un chico al entrar en el salón, podría decir que todos adoraban el cuarto día, pero yo no, no ésta vez. Sentía celos que de vieran algo que...apreciaba, que debería ser sólo mí recompensa, pero era una ridícula por sentir celos por nada. Sofía entró con una bata 15 minutos tarde, con el profesor detrás de ella. Parecía incómoda. Mi sonrisa desapareció al instante y quise decirle que si no quería hacerlo, no lo hiciera, pero aquella no era mi responsabilidad y me quedé detrás del caballete viendo como su rostro estaba opacado y no sonreía. En cuanto se quitó la bata y eligió la seda para cubrirse, como protesta no la dibuje, porque sabía que ella no estaba cómoda con ésto. Así que pasé las siguientes dos horas sin tocar un lápiz, ni mirarla porque no quería incomodarla, pero no podía evitar pensar en lo hermosa que lucía así. Al escuchar que el profesor anunciaba el termino de la clase, me paré sin pensarlo dos veces y le regresé la bata a Sofía. Ella me miró sorprendida por mi rapidez, pero al menos le saqué una sonrisa por intentar rescatarla. - Parecías incómoda.- Ambas nos encontrábamos en el parque, a tan sólo unos pasos de dónde eran las clases. No sé cómo la había convencido, pero decidió pasar la tarde conmigo por alguna razón. Por suerte ya podía hablarle sin tener que balbucear. - Lo estaba.- Fue lo único que dijo, a la vez, sacó un paquete de cigarrillos de su bolsillo y sacó un cigarillo para mantenerlo entre sus labios. Luego lo encendió. Intentó ofrecerme uno, pero me negué. - ¿Qué tipo de artista no fuma? - Preguntó, con aquella sonrisa resplandeciente y burlona. - Uno que es especial...- La verdad no sabía que pretendía con esa respuesta, verla exhalar el humo con tanta lentitud atrajo mi atención por completo. De repente tenía ganas de dibujarla, pero ese no era el tema que importaba ahora. - ¿No querías hacerlo, verdad? - - No...- La miré con atención, ella desviaba la vista. Sabía que ya no quería hablar de eso, pero yo no dejaba de insistir hasta tener una respuesta. Era insoportable para muchos. - No me digas que te obligó...- Ella negó al instante, pero aún seguía preocupada. - Lo hice por mí, me obligué yo sola.- De repente sonaba cabreada y me miró casi con enojo por tener que explicarme, pero luego negó y le escuché susurrar un "lo siento". - Ninguna de tus amigas te lo "recomendó", ¿Verdad? - Entonces vi que sus mejillas se tornaban rosadas nuevamente, parecía que ya había acertado sin siquiera decir mi teoría. - Mhm...Ya sé que es.- Murmuré y por un desliz de confianza, apoyé mi cabeza sobre su hombro, mientras soltaba una risita. Básicamente, según mi teoría, lo necesitaba. *** Como Sofía estaba decidida a acompañarme toda la tarde, tuve que traerla conmigo a casa. Fue divertido tener compañía y decía un montón de cosas sin sentido que me alegraban. Me encantaba mucho más cada día y lo peor es que parecía hacerlo a propósito. Al llegar a casa, le dije que podía dejar sus cosas sobre el estante. Toda mi casa era mi estudio, por lo que había cosas para pintar o dibujar en cada esquina y todo parecía un hermoso desastre. Sofía estaba fascinada, como una nena chiquita en una jugueteria y su expresión era invaluable. Se moría por ir a jugar. Así que luego de pensar en algo, me paré en frente de ella y la tomé de la camiseta para atraerla a mí, de seguro un montón de cosas se pasaron por su cabeza porque la expresión que tenía era chistosa. Pero mi intención no era la que ella creía. Al tenerla cerca la solté y le sonreí mientras le entregaba un pincel. - ¿Querías aprender, no?- Su expresión de confusión fue aún más increíble. Sus mejillas ya estaban sonrojadas y parecía que quería devorarme. Tenerla nerviosa era tan lindo. -Pues vas a tener otra lección.- Entonces la llevé a otra habitación, donde estaba absolutamente todo lo que usaba y también mantenía mis pinturas. Sofía me miró como si la hubiera llevado al paraíso y yo sólo me reí porque lucía adorable. - ¿Me vas a enseñar a pintar? - Preguntó lo obvio. Yo me limité a asentir y mientras tomaba algunos óleos y más pinceles, le dije que tomara un lienzo para dejarlo sobre el caballete. Le expliqué que debía empezar por el fondo del color que ella quisiese, del degradado que quisiera. Entonces tuvimos que pensar en algo que ella quisiera y pudiera pintar. Pero, el quedarnos tranquilas intentando pensar, no se nos daba muy bien y acabamos con las manos cubiertas de pintura, porque Sofía había tomado un pincel, lo empapó de azul y me salpicó en la cara. Y terminanos tirandonos pintura y con la ropa toda salpicada. - Eres una boba.- Le dije, me había sentando en el suelo para recoger lo que habíamos tirado y Sofía hizo lo mismo, pero sólo se sentó para verme con una sonrisa maliciosa. - Sí...Pero fue más divertido. Aprendí mucho sobre colores, no sabía que si combinabas amarillo y verde, hacías azul.- Dijo sarcásticamente, entonces la empuje y haciéndose la dramática, se quedó recostada en el suelo. Entonces yo puse los ojos en blanco y dejé lo que hacía aun lado, para acercarme más a Sofía y dejar mi cabeza sobre su pecho. - Dime, ¿Te irás así a tu casa?- Sofía se lo quedó pensando un poco y bajó la mirada al darse cuenta que estaba toda manchada con pintura. - Oh...- Murmuró. No pude aguantar reírme a carcajadas, no lo había pensando muy bien al parecer. - Sí, Sofía, oh...- Me volví a sentar, y llevé mis manos al bordillo de su camiseta mientras la miraba. - Será mejor que lave ésto, ¿No crees? - Entonces Sofía mordió su labio inferior, mirándome fijamente a la vez que tomaba mis manos. Yo no lo había dicho con doble sentido, pero me di cuenta muy tarde de lo provocador que había sonado. - No me dibujaste hoy.- Respondió e hizo que la soltara. - Lo noté, no tocaste tus lápices...- Se acercaba a mí demasiado lento y me ponía nerviosa, su tono de voz había cambiado. Odiaba su lentitud, odiaba que lo hiciera a propósito, pero al estar a centímetros de mí, ella sola sacó su camiseta y quedo con su pecho descubierto ante mí, mientras sonreía como si fuera una nena inocente que no sabía lo que hacia. Intenté mirarla a los ojos, no quería seguirle el juego, pero se me estaba haciendo imposible y Sofía sólo se reía en mi cara. - Dibujame ahora...- Murmuró. Ya la tenía encima, casi sentada sobre mis piernas y me insistía demasiado. Había apretado sus brazos de forma que sus senos resalten aun más. Me moría por mirar pero no lo iba hacer. - ¿Es lo que quieres? - Le pregunté, entonces tomé su mentón y manché éste con pintura, pero ahora yo había tomado el control y me acerqué a sus labios sin dejar de mirarla. Podía sentir como se estremecía ante unas simples caricias. - Sí...- Su voz sonó temblorosa, estaba demasiado tentada a besarme, se le notaba por como miraba mis labios, pero se lo negué, me separé unos segundos antes de que pudiera hacerlo y la volví a empujar con algo de brusquedad, a la vez que la acorralaba contra el suelo. Sus ojos brillaron, como si la lujuria invadiera por completo su cuerpo. *** Sofía cerró sus ojos después, tenía la respiración agitada y sus labios entreabiertos. Mis manos descendieron a su pantalón, desabrochándolo para luego sacarselo. Dejándola sólo con su ropa interior. Estaba viendo más de lo que había visto durante la clase y Dios, era tan hermosa. La pintura que había manchado mis manos dejaban mis huellas sobre la piel de Sofía, dejando coloridas marcas a lo largo de su cuerpo por dónde la iba tocando. Entonces me volví a separar, observándola desde mi altura. En esa pose estaba simplemente perfecta, hermosa, su cuerpo se veía agitado y las pequeñas marcas que había dejado sobre sus muslos y cintura al sostenerla la hacían ver como una verdadera obra de arte en vida. Pero me la quedé mirando por mucho tiempo que ya no quería dejar de hacerlo. Entonces mis manos se movieron inconscientemente por su cuerpo, con delicadeza, subiendo por su abdomen con lentitud a la vez que escuchaba su lucha por contener sus jadeos, me encantaba que sonara tan ansiosa. Llegué a la altura de sus senos y mordí mi labio inferior, sus pezones estaban tan duros y oscurecidos, pero se vieron aún más provocadores cuando mis dedos dejaron más marcas de pintura al jugar con ellos e hicieron estremecer a Sofía. Quería empaparlos con mi saliva, ya no podía aguantar. Estaba tan lista para mí, con sus piernas abiertas de par en par y con esa maldita cara de "Cojeme, por favor". Pero la dejé ahí, ardiendo y con otra mueca de confusión en su rostro. - No...no, no me dejes así. RAY.- Intentó cambiar de posición mientras yo me levantaba, intentado ir detrás de mí, pero volví a tomarla de los hombros y la estampé contra el suelo demasiado fuerte, haciéndola jadear. Volvió a mirarme con esos ojos brillantes, ya veía que comenzaba a lloriquear y a suplicarme que la tocara, pero ya hacía todo eso con la mirada. - Quieta.- Susurré, entonces sonreí porque tenía un completo control sobre ella. - Te vas a quedar así, porque es lo que querías y si no te mueves hasta que termine...- Fui diciendo entre susurros al acercarme hasta su oreja, mientras descendía una de mis manos a su feminidad. Estaba ardiendo y la delgada tela que cubría su intimidad ya estaba ligeramente húmeda. Su cuerpo reaccionó al instante ante mi tacto y mordí mi labio inferior al escuchar un pequeño gemido escaparse de sus labios. - ...Te vas a ganar un premio.- Rápidamente me levanté, yendo hasta el caballete y lo cambié de posición para que pudiera ver a Sofía mientras la dibuja. Ella estaba desesperada, completamente desesperada y noté como arañaba la alfombra para intentar no tocarse. Aunque me encantaría verla hacerlo por lo que yo le había provocado. Tenía sus mejillas sonrojadas y no paraba de pensar que lucía adorable, incluso en la posición en la que estaba. - Luces hermosa.- Le dije tal vez un millón de veces, pero era verdad. No podía lucir más hermosa. Algunos minutos después y una eternidad para Sofía, me detuve, me hubiera gustado haber hecho sólo garabatos en el lienzo para joderla y hacerla esperar, pero no podía dejar pasar una oportunidad única y a una musa tan dispuesta. Sofía ya estaba impresa en un cuadro, luciendo tan hermosa como en la realidad, sólo faltaban algunos detalles, pero antes de terminar se me ocurrió otra cosa. Con el pincel aun en mi mano y empapadado de pintura, me acerqué a Sofía mientras ella me miraba atentamente, no había despagado la mirada de mí ni un segundo y era mejor que no lo hiciera. - Sabes...Creo que te falta algo.- Le dije, dedicándole una sonrisa llena de maldad. Me encantaba cuando no lograba entenderme y su rostro lo reflejaba. Y sin decirle nada más, acerqué el pincel a sus pezones, pasándolo lentamente por uno de ellos. Sofía arqueó su espalda, jadeando sin poder contenerse y una pequeña sonrisa se formó en sus labios, como si le hubiera dado cosquillas al mismo tiempo. Las líneas no tenían ni un destino en lo absoluto, pero si estaban sobre Sofía ya quedaban perfectas. - Ray...- Con su izquierda tomó mi muñeca y me detuvo, haciendo que también soltara el pincel. Por unos minutos me miró sin hacer nada, ni decir algo, hasta que de un segundo a otro la tenía encima de mí, inmovilizando mis muñecas y con nuestras piernas entrelazadas. - Cómo te gusta calentar pero luego no hacer nada, eh.- Había olvidado que ella también era fuerte. No le costó nada ponerme nerviosa otra vez, no me gustaba estar abajo y además sin poder moverme. - Sofí...- Me hizo callar antes de que pudiera acabar, tenía sus labios moviéndose ansiosamente sobre los míos, mientras su lengua imploraba mi atención. Parecía tan desesperada, pero yo estaba igual, no podía mentir. - Aún tengo curiosidad, Ray...- Jadeó sobre mis labios, mezclando su aliento con el mío. Comenzaba a faltarle el aire. Sentí que sus manos soltaban mis muñecas y comenzaba a deslizarlas por mí cuerpo, intentando quitar mi ropa. No me negué, pero me ponía demasiado nerviosa. Finalmente, logró dejarme sólo en ropa interior y se detuvo a mirarme como si fuera una pintura de nuevo. Se notaba en sus movimientos que ya no sabía cómo seguir, como si fuera a pedirme permiso para tocarme o tuviera miedo de hacerlo, aunque a ésta altura, ya no iba a negarme. Pero tenía ésta necesidad de cubrirme ante su mirada, nadie me había tenido así antes y sentía un montón de nudos en mi estómago. - Ray...- Comenzó, entonces miré su rostro y ella hizo lo mismo. Me tomó del mentón y sin decir nada, volvió a besarme, pero era diferente, lo hacía más lento que con esa desesperación de antes. Me encantaba el sabor que sus labios tenían. - Tus dibujos no mentían...Eres preciosa.- Me dieron unas ganas de apartarla de mí y volver a esconderme en mí ropa, pero no podía apartarla ahora, no ahora que quería saborear sus labios toda la noche. Entonces intenté sentarme y pasé mis brazos por detrás de sus caderas, cruzándolos detras de su espalda, manteniéndola cerca de mí y lentamente me fui separando de sus labios para ir dejando un camino de besos hasta su cuello, así me acerqué a su oreja y susurré que ella era mucho más hermosa, pero obviamente comenzó una discusión entre jadeos sobre quién lo era más. Pero para mí lo era ella, era la más hermosa obra de arte y quería creer que era la única que la había visto como ella me había dejado. - Levántate.- Le dije un poco después, a la vez que dejaba un beso sobre su mejilla y la soltaba para que pudiera levantarse. - ¿Por qué? - Sofía me miró sin entender al principio pero finalmente me hizo caso. Luego de que ella se parara, me levanté y sin decirle nada, porque teníamos una increíble comunicación, la cargué entre mis brazos. Sofía comenzó a decir que la bajara, pero no lo iba hacer, incluso si comenzaba a patalear. Sólo quería llevarla hasta mi habitación, para que estuviera más cómoda en mi cama y no tuviera que seguir empujandola contra el suelo. *** Al tenerla ahí, entre las sábanas blancas y las almohadas, no paraba de lucir hermosa, con su piel tostada y con aquellas pequeñas marquitas coloridas por su cuerpo, simplemente me volvía loca. Lucía tan nerviosa, como si no supiera qué hacer primero, pero me sonreía y jugueteaba conmigo, a la vez que sus mejillas se mantenían rosadas. Me puse en cuatro sobre su cuerpo, para tener más libertad mientras me movía y comencé a dejar pequeños besos sobre su cuello. Mis brazos la acorralaban contra la cama y ella movía ansiosamente sus manos por mi espalda, queriendo sacar las últimas prendas que cubrían mi cuerpo, pero cuando lo estaba logrando tuve que separarme y me reí al escuchar sus quejidos, aunque seguí con lo mío unos segundos después, descendiendo mis besos por entre sus senos, rozando mis labios contra su cálida piel. Sonreí al ver como su pecho se elevaba agitadamente y sus pequeños gemidos salían de sus labios. De repente ya estaba en su abdomen, llenando de besos su pancita a la vez que la miraba porque estaba demasiado cerca de su entrepierna y parecía ponerse cada vez más nerviosa. Mis manos sujetaron sus muslos, separando sus piernas y con mis dientes mordí el bordillo de su ropa interior, jalando de ella hacia abajo con la intención de quitarla. Sofía me miraba sin querer perderse ningún detalle y mordía fuertemente su labio inferior, como si estuviera forzándose a retener todos sus gemidos...Aunque ya me moría por escucharlos. Entonces tomé los costados de su ropa interior y la saqué por completo, sin lentitud, ya no quería hacer tiempo. Sofía se estremeció e intentó cerrar sus piernas, pero antes de que pudiera hacerlo ya estaba entre ellas de nuevo, rozando mis labios por su vientre mientras descendía sin darle tiempo de reaccionar. Mi boca se apoderó de su clítoris y la habitación no tardó en llenarse de los gemidos de ella, mientras mi lengua saboreaba lo deliciosa que era. Con una de mis manos, la sujeté del trasero y la mantuve pegada a mí, para que no pudiera separarse, ni moverse. Mis labios ya estaban empapados de su esencia, pero la adoraba, su sabor me encantaba. Cada gemido que salía de sus labios me hacía estremecer. Pero ya no podía aguantar más y me separé mientras me quitaba la ropa interior, entrelace nuestras piernas y mantuve nuestras feminidades rozándoce. - Ray...- Le escuché decir, sus manos me sujetaron de la cintura y sentí que intentaba encajar sus uñas en mi piel, pero eran demasiado cortas. - Necesito más.- Dejé mis manos sobre sus hombros, apoyándome de ellos e hice el vaivén de mis caderas más rápido. Pronto los gemidos comenzaron a salir de entre mis labios, se sentía tan húmeda y tan caliente. Sujeté una de sus piernas para poder moverme con más libertad y me estremecí al sentir cómo mi clítoris se presionaba contra el de ella y Sofía gemía aún más fuerte, queriendo mucho más, necesitando más. La habitación comenzó a llenarse de nuestros gemidos, de jadeos, de gritos por más. La cama estaba completamente desordenada y las sábanas estaban manchadas con pintura, pero no me detuve en ningún momento, el placer invadía cada vez más mi cuerpo y hacía que mis piernas temblaran, aunque veía el rostro de Sofía, sonrojado por el ejercicio y lleno de satisfacción y no quería parar, no podía evitar sonreír. Ella comenzó a mover sus caderas, haciendo la fricción aun más rápida y placentera, y noté cómo encorvaba su cuerpo, con sus manos jalando de las sábanas hasta el punto de sacarlas de las esquinas de la cama. - Voy a correrme.- Jadeó, permitiendo que los gemidos invadieran sus palabras y no pude evitar acercarme a sus labios, sin dejar de embestirla con mis caderas. Nuestras feminidades estaban tan húmedas, me encantaba cómo se sentía. - Yo también...- Gimoteé, dando pequeños saltitos al sentir los cosquilleos del orgasmo en mi vientre. Estaba tan desesperada por hacerlo. Sofía me tomó del mentón con una de sus manos, apretando y pasó su lengua por mi labio superior, haciéndome sentir la necesidad de besarla, pero no me dejaba, seguía gimiendo sobre mis labios sin dejar que le comiera la boca y maldecí al desesperarme aún más. - Ya no puedo aguantar.- Jadeé con mis cejas arqueadas, Sofía dejó escapar una risita entre todos los gemidos que soltaba y unió sus labios a los míos, explorando mi boca con sus lengua ansiosamente. Entonces gimió fuertemente contra mis labios y arqueó completamente su espalda hasta que chocó con mi abdomen. Se estaba corriendo y con lo rápido que comenzó a restregarse contra mi feminidad no pude aguantar más y me corrí unos segundos después, ahogando mis gemidos contra sus labios mientras todo mi cuerpo temblaba y comenzaba a sentir débiles mis piernas. - Joder...Joder.- Gimió, sin dejar de presionar su cabeza de la almohada, sentía lo tensa que aún seguían sus piernas pero aun no quería dejar de moverme, se sentía tan bien. - Te adoro...- Dije sin poder evitar sonreír, dejando mi cabeza apoyada sobre su hombro y gemí sobre su piel, a la vez subía una de mis manos a su cabeza y comenzaba a acariciar lentamente uno de sus lados rapados. - Yo más, Ray.- Jadeó y escuché como reía después de eso. Entonces me separé un poco y noté lo empapadas que estaban nuestras entrepiernas, húmedas por la esencia de ambas. Me recosté a su lado, besando su hombro, para que luego ella se acurrucara contra mí sin decir nada más. Mis manos se deslizaron por su espalda para comenzar a acariciar delicadamente su piel y sonreí por lo tonto del momento, en una semana había conseguido a la chica de mis sueños, aunque no sabía cómo sería la chica de mis sueños hasta que la conocí. Me sentía completa con ella y sólo habían sido unos días. *** Algunos minutos después, cuando ya daban las 12 de la noche y la luna era la única que iluminaba la habitación y Sofía se había quedado dormida a mí lado, intenté moverme sin despetarla y tomé el edredón que había quedado recogido a los pies de la cama, nos tape a ambas con el y volví a abrazar a Sofía, acomodándome para dormir con la chica que me traía loca, con mi musa. De seguro esa seria la mejor noche de mi vida.
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proyecto-pilluela · 6 years
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Los 280
Hablabamos por telefono y me dijo: “tenes que saber algo muy importante. Los cursos de nuestro colegio son numerosos. Tenemos 40 alumnos por aula. “
Y yo, con mis ganas de tomar esas horas, casi que no tomè conciencia de ello y dije: “Ok. No hay problema.”
Charlamos mucho sobre mi concepto de la Educación artística, sobre el rol del docente frente al aula por primera vez y varias cosas màs. Mencioné algunos nombres de pedagogos que recordaba de las clases de didáctica en la belgrano, y nos despedimos: “Hasta mañana”.
El Martes 1 de agosto lleguè por primera vez al colegio y màs temprano que nunca, cerca de las 07:20 am. Charlè con Ana, esta vez de forma presencial, me presentò a otros profes, a la secretaria y me explicò cual era mi espacio: el aula taller.
Mientras tanto, muchos ojos me observaban, eran 280 en total. Algunos miraban desde abajo, otros un poco màs arriba, otros casi a mi altura y alguno que otro de 7mo por arriba de mis rulos.
07:45 izaron la bandera, hicieron algunos anuncios y de pronto: “Ella es Luna, la nueva profe de Plastica que va a estar con nosotros un tiempo” Me aplaudieron y yo no entendía nada. Muchos susurraban y de algunas bocas escuchè: “¿Se llama Laura?”, “¿se llama Luna? “Es como la de Soy Luna”.
Llegamos al aula y todo sucediò tan naturalmente. Ahí estaban, esos 80 ojos, 80 manos, esperando la señal para comenzar a dibujar.
En 5to grado leì una adaptaciòn de un cuento de Cortázar “La lìneas de la mano”  y comenzó todo.
Dos meses más tarde fui a la otorrinolaringòloga, hacía un tiempo que estaba tosiendo con sangre, no era normal. Pero todo estaba bien, ella me diò una dieta: sin harinas blancas, sin cítricos, sin alcohol, sin tabaco, sin làcteos, entre otros sin.
Fui estricta un tiempo y funcionò. Resulta que hay que cuidar el esòfago para cuidar la garganta.
Pero sobre todo, no hay exigir la voz, el “gritar dentro del aula” era el más importante.
“Y pero a veces no queda otra” le dije a la medica. Y fueron  apareciendo todas las alternativas.
Pero con 40 pibes en frente, es casi inevitable que te salga de muy adentro, de las profundidades de la memoria, alguna frase nefasta de la infancia escolar. Y después pensar: que dije? Y pero claro es que quizás
Luciano está de nuevo parado arriba de la mesa revoleando lápices y sacapuntas hacia el ventilador y vos lo unico que queres es que se baje ya mismo de ahí, YA! Y QUE SE SIENTE EN SU LUGAR. YA.
Y mientras algunx te da un abrazo. Y unx te pregunta si puede usar marcadores y unx quiere saber que otro dia vas al colegio y unx te pregunta si puede ir al baño y unx te avisa que ya tocó el timbre y que el otro grado con los otrxs 40, está afuera esperando.
Ya se està por cumplir un año y medio desde que empecè la suplencia, ya van muchas mañanas de Lunes y Martes en las que me encuentro con estas 280 voces, 280 ideas.
Cuando salgo del colegio tengo que dormir la siesta obligatoriamente o que nadie me hable hasta la tarde, mi cabeza no da màs. Muchas voces, muchas preguntas, mucho ruido.
Todavìa no entiendo cómo alguien puede pensar que es buena idea tener 40 niñxs en un espacio tan pequeño. Intento que ninguno se pierda dentro de esos 39 compañerxs, que cada unx siga siendo unx.
Pero qué ridículo pensar que 40 personas dentro de un aula van a tener las mismas ideas, los mismos conceptos y las mismas ganas de crear y en el mismo momento.
Pero que cosa màs extraña, “educar” en el “no pensar”, para el “no salir de la masa”, para el “lo que se debe hacer”, para no levantar la voz y para no destacar por un pensamiento no habitual.
Pero què cosa más extraña.
Pero cuánto amor, pero cuànto amor.
Cada carta que guardè en los bolsillos de mi delantal, cada dibujo, cada beso y abrazo, cada corrida desde lejos para venir a saludarme, cada recreo que alguno no se quería ir del aula, cada sonrisa gigante al terminar un trabajo que les gustara.
y hoy, las clases siguen pero estamos preparando los fanzines de cada grado, el trabajo final y entonces el manejo en las clases es otro. Y ya no habrà ni Lunes ni Martes por la mañana como los que ya pasaron.
y yo aprendì tanto de ellos, de mi, de la institución, de la educación, y yo entendì tanto y yo me pregunto tanto.
Me pregunto tanto.
y hoy ya tengo nostalgia, porque después de ya casi un año y medio mi suplencia termina y mi cabeza da vueltas.
Es amor a la docencia en el arte. Es amor a generar y brindar un espacio que tal vez no tengan en otro lado. Es amor por transmitirles que para crear estamos, para cambiar estamos, para preguntarnos estamos, para mirar de todos lados estamos, para perder el miedo estamos, para decir estamos, para llenar de color estamos, creando, estamos creando, estamos creando.
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diegoyt01-blog · 7 years
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Necesito ayuda!!!!!!!
Hola estoy buscando dibujantes para mi libro y si no sabeb dibujar les dejo los primeros capitulos de mi libro para que me den su opinion y para que me ayuden a mejorar el libro. La Sombra y El Defecto Capitulo 1 El Inicio En una habitacion a oscuras. Se alcanza a distinguir una cama y un solo mueble. A la vez se alcanza a ver a un chico cubierto por la oscuridad y se alcanza a ver que esta atado de manos a una esquina de la cama. Este de repente empieza a hablar solo. -no puedo creer que mi vida haya llegado a esto. Todo estaria bien si tu no hubieras aparecido. De repente empieza a brotar humo negro y oscuro del suelo. El chico sigue hablando. -yo... Yo estaria con mis amigos, con mi familia y... con ella. El humo de repente toma una forma de sombra y habla. -admitelo -dice de una forma fria y tenebrosa- sin mi.. Serias un perdedor.. sin ningun valor en la vida. El chico gira la cabeza hacia la sombra (sin poder distinguirle la mirada por la oscuridad). Pero de repente se alcanza a ver una luz. Que a la vez proviene de una puerta. Capitulo 2 Hace 5 Años En una casa. de dos pisos pintada de blanco con una ventana y con un ventanal para el segundo piso. Un chico. de piel morena y cabello oscuro y liso. Sale de la casa. Y camina dos cuadras y para. en una parada de colectivo. Pasan dos minutos en los que el chico anda mirando alrededor. Este saca un celular tactil. Lo enciende y se alcanza a ver la hora y marca que son las 11:37. Este habre la aplicacion de whatsapp y Entra en un grupo llamado REU. Se alcanzaban a ver tres conversaciones mas. La primera (y que estaba encima de REU) es de una chica adolescente llamada Paula. Y su conversacion pone. - chau. y se alcanza a ver que el mensaje se envio a las 1:54. La segunda conversación (que esta debajo de REU) muestra la foto de una mujer joven junto a un hombre a lado de un auto. Y el nombre de la conversacion es mama. Y el ultimo mensaje dice. -veni rapido. y fue enviado el dia anterior. Y la ultima conversacion dice Eric y el ultimo mensaje dice. - ¿y vos? y marca que fue enviado ayer y no a sido leido. Dentro del grupo REU los ultimos mensajes dicen todos mas o menos -jajaja- y todos fueron enviados a las 0:31. El chico escribe. -van a venir o no- Y despues pone - yo ya estoy en la parada. Poco despues alguien llamado Javi manda un audio diciendo. -ya casi estamos llegando. Es que todos fuimos a buscar a Sebastian. Estamos Agustin, yo, Hector, Luis, Sebastian y Lionel. el chico le manda un audio diciendo. - bueno. Compren algo para tomar y para comer de paso. y Javi envia un mensaje diciendo. - ok Pasan varios minutos en los que llega el colectivo y el chico se sube. Y este se sienta en uno de los 5 asientos vacios en la parte del fondo. El colectivo sigue hasta llegar a la siguiente parada en donde habia un grupo de adolescentes. Y el chico dice en voz baja que esos son Javi y los demas. Estos andaban con una manaos de cola grande y dos paquetes de papas fritas Lays. Estos al subir al colectivo se sientan alado del chico y lo saludan chocando sus manos y despues los puños. En los cuatro asientos vacios que estaban alado del chico se sientan cinco de sus amigos. En un asiento comparten y el amigo que se quedo sin asiento. tiene unos ojos claros, piel morena y pelo parado con dos lineas de un lado de la cabeza. - Luis sentante en el asiento de ahi adelante- le dice el chico a su amigo que estaba parado y a su vez señala un asiento que estaba un poco adelante. Luis se sienta en el asiento que señalo el chico y mira a sus dos amigos que estaban compartiendo asiento. Ambos eran del delgados, uno era alto mientras que el otro era un poco bajo, el alto usaba anteojos, tenia piel blanca y pelo rubio un poco largo y despeinado. Y el otro tenia una piel morena algo oscura, pelo negro ondulado con las puntas teñidas de rubio, sus ojos eran de un color marron que se distinguian y usaba ropa colorida mientras que sus amigos usaban ropa mas oscura. este tenia la gaseosa en su mano y se la pasa a su amigo con el que estaba compartiendo asiento y se pone a usar el celular. Luis mira a su amigo que tenia la gaseosa y le dice. - Sebastian me pasas la coca. y Sebastian le pasa la gaseosa. - vas a ir con el pelo despeinado a la escuela- dice luis. - si que tiene. Eric siempre va despeinado y nadie le dice nada- le contesta sebastian. en ese momento el amigo con el que comparte asiento suelta una carcajada - Lionel tu mama o tu papa no te retaron cuando te teñiste el pelo- le dice luis al amigo que solto la carcajada.   Lionel le contesta - no. No me dan bola a mi. La otra vez finji que me hice un tatuaje y no me dijieron nada. Pasan varios minutos en los que los chicos bajan del colectivo y caminan a la escuela. De camino a la escuela Sebastian le pregunta a uno de sus amigos. Que vestia jean y camisa, tiene piel blanca y pelo liso corto. Y  andaba con el celular . - ¿tenes hora Hector? Y ¿que materias tenemos hoy? Hector le contesta- son las 12:34 y hoy tenemos primero matematica y despues ingles. El amigo que estaba alado de Hector. Tenia pelo corto casi rapado de color negro, piel morena, ojos claros, delgado y vestia una remera de mangas cortas de color blanco con gris, un chaleco gris y unas zapatillas de color azul oscuro. Este dice. - yo me siento con Default. y el chico que vimos al principio dice - que gracioso Javi. Me voy a terminar sentando solo. Default dice despues de unos minutos - yo.. Ahora vengo voy a hacer algo. este se marcha antes de que alguien le pregunte a donde va. Unos minutos despues Default esta parado en una esquina detras de un arbol mirando la hora en el celular que marcaba 12:46. Despues de dos minutos Default fija su mirada en una chica con pelo castaño. Esta vestia un pantalon de jean y una musculosa, su pelo lo tenia recogido. Default se esconde en el arbol y cuando la chica pasa por el arbol Default salta, la abraza y le da un beso en la boca. Esta no se resiste y continua con el beso. Despues de un largo beso la chica le dice. - para la proxima me gustaria mas que la sorpresa sean flores. Default le contesta. - si quieres que descubran nuestro secreto entonces vamos a besarnos en frente de la escuela. La chica le dice. -¿vamos a comer?- y Default asiente. Pasan 10 minutos y fuera de un kiosco se ve a Default y a la chica sentados en una barandilla. Y la chica dice. - que Paula hace esto y anda a comprar aquello. Estoy harta de todo. Default asiente con la cabeza mientras come un pancho y Paula lo mira y le pregunta. - ¿me estas prestando atención? y Default le sonrie y le dice. - no te estoy escuchando. Pero siempre cuentas la misma historia. Que tu mama te manda a comprar y ella se queda con el novio  y que te dice que limpies la casa mientras ella se va a bailar. Paula se le queda mirando un rato y cuando le esta por hablar suena el celular de Default y este dice. - ya son las 13:00 dentro de 5 minutos me voy. paula le mira atentamente y le pregunta. - ¿cuando me vas a contar algo de ti? Default le mira extrañado y le contesta sonriendo. - crees que hay algo que no te cuento. Paula le dice. -es que siempre me dejas hablando a mi y tu... Tu siempre estas escuchandome. ¿Cuando voy a conocer a Alex Default? Alex se ríe y le dice. - que te parece si vamos a cenar a un restaurante y te cuento de mi vida. Paula sonríe y le dice. - guau... Acaso celebramos por algo. Que yo sepa nuestro aniversario de tres meses paso hace una semana. Alex se ríe, le da un beso y se despide.
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