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#terapia dialectica conductual
euroinnova · 2 years
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Desenvuélvete en la impartición de la terapia dialéctica conductual, conociendo el mindfulness, la aceptación y la terapia biosocial entre otros aspectos aplicables a este tipo de terapias.
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Danilo Díaz Granados recomienda: Trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad: síntomas, tipos y tratamientos
Los trastornos de la personalidad aparecen cuando la forma de ser, pensar y sentir de la persona se alejan de la normalidad, alterando su funcionamiento diario, produciéndole malestar e impidiendo que se adapte a las situaciones cotidianas de la vida (a nivel social, profesional, personal,...). Hoy conoceremos un trastorno muy concreto, **el trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad**, caracterizado por una marcada impulsividad junto a un ánimo inestable y caprichoso. * Artículo relacionado: "[Los 8 tipos de emociones (clasificación y descripción)](/psicologia/tipos-de-emociones)" ## El trastorno en la CIE-10 y el DSM-5 El trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad **es un trastorno incluido dentro de la CIE-10, pero no en el DSM-5** (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders). La clasificación de la CIE-10 para los trastornos de personalidad, en comparación con la del DSM-5, es más compleja y estructurada. La CIE-10 (Clasificación Internacional de Enfermedades) agrupa los trastornos de la personalidad en diferentes categorías: * Trastornos específicos de la personalidad (donde se encuentra el Trastorno de inestabilidad emocional). * Trastornos mixtos y otros trastornos de la personalidad. * Transformaciones persistentes de la personalidad. Define el Trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad como **la existencia de una marcada predisposición a actuar de un modo impulsivo** sin tener en cuenta las consecuencias, junto a un ánimo inestable y caprichoso. En este patrón de conducta la capacidad de planificación es mínima y **es frecuente la aparición de intensos arrebatos de ira**, que conducen a actitudes violentas o a manifestaciones explosivas; éstas son fácilmente provocadas al recibir críticas o al ser frustrado el sujeto en sus actos impulsivos. Se diferencian dos variantes de este trastorno de personalidad, que comparten los aspectos generales de impulsividad y falta de control de sí mismo. Son las siguientes. ### Trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad de tipo impulsivo Está **caracterizado por inestabilidad emocional y falta de control de impulsos**. Además, aparecen con frecuencia explosiones de violencia o un comportamiento amenazante, especialmente ante las críticas de terceras personas. Incluye para su diagnóstico la Personalidad explosiva y agresiva y el Trastorno explosivo y agresivo de la personalidad, y excluye para su diagnóstico el Trastorno disocial de la personalidad. ### Trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad de tipo límite En él aparecen características de inestabilidad emocional, y además **distorsiones de la imagen corporal, de los propios objetivos y de la imagen íntima** (que se presentan de forma confusa o alterada). También aparece un sentimiento de vacío y la facilidad para verse implicado en relaciones interpersonales intensas e inestables, que pueden generar crisis emocionales repetidas y acompañarse de una sucesión de amenazas suicidas o de actos autoagresivos. Los actos autodestructivos pueden presentarse también sin claros factores precipitantes. **Aparece así una tendencia a la autolesión**. Incluye para su diagnóstico la personalidad borderline y el trastorno borderline de la personalidad. En el DSM-5, el Trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad de tipo límite de la CIE-10 corresponde con el [trastorno límite de la personalidad](/clinica/trastorno-limite-personalidad) (TLP). ## Tratamiento de la impulsividad y del control de impulsos Vamos a ver cómo se pueden tratar en el ámbito clínico estos dos trastornos de personalidad. Centrándonos en el primer subtipo, el trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad de tipo impulsivo, podemos diferenciar dos áreas a tratar: la impulsividad y el control de impulsos. Para la impulsividad se han planteado **técnicas de entrenamiento en autoinstrucciones y solución de problemas** (aunque las primeras están más enfocadas a niños y adolescentes, también se pueden usar en adultos). El entrenamiento en autoinstrucciones es una técnica mediante la cual el sujeto se da a sí mismo un conjunto de órdenes o instrucciones para la regulación autónoma de la propia conducta. El objetivo es proporcionarle al niño o adolescente **una forma de actuación rápida y eficaz para lograr el éxito en una tarea o en una conducta**, evitando que actúe de forma impulsiva. La técnica de solución de problemas, por su parte, tiene el objetivo de **dar solución a los problemas a través de pasos bien definidos** y con la división del problema en pequeñas partes. Para el control de impulsos, a nivel psicológico y conductual se pueden emplear **técnicas de exposición con prevención de respuesta** (por ejemplo para el juego patológico asociado a tal trastorno de la personalidad), junto a terapia cognitiva. A nivel farmacológico, para el control de impulsos se pueden emplear: neurolépticos, [antidepresivos](/psicofarmacologia/tipos-de-antidepresivos), litio y antiepilépticos, entre otros. ## Tratamiento del trastorno límite de la personalidad La terapia que hasta la fecha se ha demostrado más eficaz para el trastorno límite de la personalidad es la [terapia dialéctica conductual](/clinica/terapia-dialectica-conductual), desarrollada por el psiquiatra Marsha Linehan a finales de los años 90. La terapia plantea el TLP como un trastorno de disregulación emocional. **Sigue un enfoque integrador, y está basada en principios conductuales y cognitivos** junto a elementos del Mindfulness. Es adecuada para casos de TLP donde se han manifestado intentos de suicidio; también trata los síntomas de depresión, ansiedad, ira, impulsividad y control de los impulsos, propios del trastorno. Se compone de 3 estrategias fundamentales: el cambio, la aceptación y la comprensión dialéctica. Las 4 modalidades de tratamiento son: terapia individual, contacto telefónico, consulta del terapeuta y entrenamiento grupal en habilidades. #### Referencias bibliográficas: * OMS (1992), CIE-10. Décima revisión de la clasificación internacional de las enfermedades. Trastornos mentales y del comportamiento. Descripción clínicas y pautas para el diagnóstico. Madrid: Ed. Méditor. * Gempeler, J. (2008). Terapia conductual dialéctica. Rev. Colomb. Psiquiat., 37(1). * Roncero, C., Rodríguez-Urrutia, A., Grau-López, L. y Casas, M. (2009). Trastornos del control de impulsos y tratamiento con antiepilépticos. Actas. Esp. Psiquiatr., 37(4), 205-2012. Ver Fuente Ver Fuente
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Danilo Díaz Granados recomienda: Sadorexia: síntomas, causas y tratamiento
**La anorexia nerviosa es uno de los trastornos mentales más conocidos y más peligrosos** a corto plazo, con un alto potencial letal para quien lo sufre si no se le proporciona un tratamiento. Se trata de uno de los trastornos de la conducta alimentaria, y implica la obsesión con alcanzar una figura que es considerada por ellas mismas como perfecta a la par que aparecen distorsiones cognitivas que hacen que se vean a sí mismas como excesivamente gruesas o incluso obesas, reduciendo la ingesta y realizando diferentes conductas para reducir su peso o impedir la posibilidad de engordar pese a hallarse en un infrapeso que les puede generar diversos problemas e incluso llevarlas a la muerte. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha detectado una variante o evolución de este trastorno que puede ser incluso más peligrosa, ya que incluye la autoagresión como uno de sus síntomas. **Se trata de la sadorexia**, sobre la cual vamos a hablar a lo largo de este artículo. * Artículo relacionado: "[Los 10 trastornos de la alimentación más habituales](/clinica/trastornos-alimentacion-habituales)" ## ¿Qué es la sadorexia? La sadorexia es **un trastorno de la conducta alimentaria de segunda generación**, considerada una variante o evolución altamente peligrosa de la anorexia nerviosa. En esta variante, además de la sintomatología propia de la anorexia clásica (el sujeto que la padece manifiesta una restricción intensa de la ingesta que conlleva a una progresiva pérdida de peso que va más allá del peso mínimo saludable, un intenso miedo a engordar e importantes distorsiones de la imagen corporal las cuales generan la realización de conductas que pueden ser el cese de la ingesta o métodos como el uso de excesivo de ejercicio, laxantes o provocarse el vómito) la persona que la padece **realiza conductas autolesivas con el fin de evitar el hambre o castigar posibles excesos**. La sadorexia es una afección que requiere en primer lugar de la existencia de anorexia y que supone que a esta se le sume además sintomatología de tipo sadomasoquista. Suelen padecerlo mujeres adolescentes o adultas jóvenes, aunque existen casos masculinos. Además de los anteriores, otros síntomas de ambos trastornos incluyen **la pérdida de peso excesiva y rápida que puede llegar a ser incompatible con la vida**. A nivel físico pueden observarse entre otros mareos, dolores, fatiga y bajo nivel de energía, amenorrea o pérdida de menstruación, problemas cutáneos, infecciones, problemas gástricos, hepáticos y renales. También es habitual que aparezca clínica ansiosa y depresiva, alta labilidad emocional y un posible aislamiento de su entorno, así como ocultación de sus hábitos alimentarios y tendencia a engañar, manipular y mentir con el fin de que sus hábitos no sean detectados. En la sadorexia también **puede ser habitual que la persona oculte su piel de la vista para que no sean visibles las lesiones**. Con el tiempo y sin tratamiento, el organismo se irá debilitando cada vez más hasta poder padecer arritmias, fallos orgánicos, catabolismo (el organismo se consume a sí mismo), alteraciones nerviosas, coma y/o la muerte. * Quizás te interese: "[Diabulimia: síntomas, causas y tratamiento](/clinica/diabulimia)" ## La autolesión como método Estas conductas autolesivas suelen incluir darse de manera voluntaria golpes, realizarse cortes (a menudo con instrumentos punzantes), hacerse quemaduras o incluso partirse huesos. En algunos casos se llega a la automutilación o amputación de partes del cuerpo. Los actos de autoagresión que se realizan en este trastorno pueden tener diversos propósitos, si bien el principal y el que identifica a la sadorexia es **el uso del dolor como mecanismo para olvidarse de la sensación de hambre y no comer**, así como para reducir la ansiedad sentida ante la sensación de hambre. En este sentido, a nivel popular también se conoce este procedimiento como dieta del dolor. Además de ello, algunas personas con sadorexia también emplean la autolesión **como método de autocastigo cuando realizan una ingesta que consideran excesiva**. Otro posible desencadenante es la existencia de sentimientos aversivos como sufrimiento, tristeza o culpa, ante los cuales pueden provocarse dolor físico con el fin de distraerse y evitar centrarse en la esfera emocional. Todos estos actos revisten gran peligrosidad por sí mismos y pueden acabar con la vida de la persona de manera directa, o bien debilitar aún más un organismo (por ejemplo por la pérdida de sangre) que se encuentra ya frágil por la reducción de la ingesta o el uso de métodos como deporte o laxantes. **También se facilita la aparición de infecciones**, tanto por las heridas abiertas como por el progresivo debilitamiento del sistema inmune. ## Causas La sadorexia es un trastorno cuyo estudio es relativamente novedoso (de hecho no es recogido aún por los principales manuales diagnósticos y la primera mención de este término se remonta a 2007), y sus causas no son totalmente conocidas. Sin embargo, se considera que no tiene una única causa sino que tiene un origen multifactorial. Se ha observado que las personas con este tipo de alteración pueden tener características diferentes, pero **suele tratarse de sujetos emocionalmente lábiles e inseguras**. Otro perfil típico se encuentra en personas perfeccionistas, exigentes, hiperresponsables y de creencias rígidas e inflexibles. No es infrecuente que se hayan tenido experiencias traumáticas previas (por ejemplo acoso escolar) y que se hayan sentido rechazadas o señaladas por su aspecto físico y/o su peso. Se propone que una posible causa pueda estar en la proyección sobre los hábitos alimentarios de la necesidad de control sobre su vida. Y es que a menudo se observa que quienes padecen anorexia y este tipo de viraje sádico denominado sadorexia suelen tener sensaciones de falta de control y competencia sobre su vida. A todo ello se le suma **una visión sobrevalorada de la importancia de la figura corporal y la apariencia**, en gran medida adquirida culturalmente y que puede ser introyectada de tal manera que en interacción con otros factores puede generar desde inseguridades a alteraciones de conducta como las citadas. ## Tratamiento La sadorexia es una condición que ha empezado a investigarse como tal muy recientemente, y requiere para su tratamiento de un trabajo multidisciplinar y de la elaboración de protocolos más específicos. Sin embargo pueden emplearse adaptaciones de los tratamientos utilizados en la anorexia nerviosa y en trastornos que cursan con autolesiones. Para realizar un tratamiento resulta de gran utilidad **la rehabilitación nutricional**, con la cual se pretende alcanzar en primer lugar la recuperación de un peso y masa corporal saludables (especialmente cuando el infrapeso es severo) y normalizar los hábitos alimentarios. Puede ser necesario ingresar a la paciente en el hospital, de cara a normalizar su estado de salud y mantener un control sobre su estado. **Es recomendable evitar el acceso a objetos punzantes** utilizables para autolesionarse. Habrá de trabajarse la motivación al cambio con técnicas como la entrevista motivacional y contribuir a que la propia paciente pueda elaborar un balance con las ventajas, desventajas y riesgos de su situación actual. Deberán tratarse las distorsiones corporales con métodos como la [reestructuración cognitiva](/clinica/reestructuracion-cognitiva) o la exposición (por ejemplo con espejos o con realidad virtual) con prevención de respuesta (en este caso tanto la autolesión como otras posibles medidas que la persona utilice). También se pueden reestructurar las creencias sobre sí mismo o sobre la importancia de la imagen y la figura corporal, tratando las propias del sujeto como una hipótesis pero intentando contribuir a generar interpretaciones alternativas más adaptativas. El entrenamiento en gestión del estrés y la ansiedad así como en **la adquisición de métodos de afrontamiento** de estos puede ser positivo de cara a reducir las autolesiones. Podría plantearse también la adaptación de métodos propios de la [terapia dialéctica conductual](/clinica/terapia-dialectica-conductual) con el fin de reducir las conductas autolesivas. En este sentido puede ser de utilidad trabajar aspectos como la autoconciencia, la regulación de emociones y la impulsividad, las habilidades sociales, las metas vitales y la búsqueda de un autoconcepto más realista, positivo y validador. ### Otros consejos para acompañar la terapia **El apoyo familiar o social puede resultar imprescindible**, ya que pueden contribuir a generar y mantener el cambio y evitar recaídas. Resulta de utilidad realizar psicoeducación no solo con el paciente sino también con su entorno para proporcionar pautas y favorecer la comprensión del proceso que pasa su ser querido. También **debe tenerse precaución con el uso de las redes en Internet**, ya que existen algunas peligrosas páginas de personas con esta y otras patologías de las alimentación en la que las usuarias se proporcionan entre sí consejos para limitar la ingesta, algo que puede empeorar la situación de la persona que lo padece . #### Referencias bibliográficas: * American Psychiatric Association. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta edición. DSM-V. Masson, Barcelona. * Bermejo, B., Saúl, L.A. y Jenaro, C. (2011). La anorexia y la bulimia en la red: Ana y Mia, dos “Malas Compañías” para las jóvenes de hoy. Acción psicológica, 8 (1), 71-84. Ver Fuente Ver Fuente
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