Sí, mejor que quede en el olvido su amargo recuerdo,
así la libertad me llamará de nuevo.
No anhelaré el fulgor de la hoguera del pasado
ni mendigando tenderé la mano.
Sí, mejor que mi alma sea del universo,
que ni un solo hombre, nadie la pueda dominar;
he fortalecido y firmado como antes mi pacto
con el cielo y el campo.
Raquel Bluvstein
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