Tumgik
#y ahora le tocaba a este inmundo animal
lvixack · 4 years
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𝓯𝓸𝓻𝓶𝓾𝓵𝓪𝓻𝓲𝓸 𝓘𝓒 ♘∙ 𝕷𝖊𝖛𝖎    
&. &. BÁSICO
x. Nombre completo: Levi Eckhart x. Edad y cumpleaños: 16/Enero, 32 años x. Sexualidad: Arromántico x. Lugar de nacimiento / ciudad natal:  Nueva York, Estados Unidos x. Ocupación y estabilidad en ésta: Asesino a sueldo
&. &. RELACIONES
x. Padre / tutor legal ( nombre, edad, profesión, fc imaginado -opcional-): x. Madre / tutor legal ( nombre, edad, profesión, fc imaginado -opcional-): x. Hermanos/Hermanas: x. ¿Dónde se encuentra su familia, está muy unido a ellos?: No sabe nada de su familia, y tampoco le interesa. pasó su infancia en un orfanato del que escapó siendo aún pequeño, y vivió algunos años en la calle.  x. Amigos/as / Mejor amigo/a: No es una persona de amigos, tiene ciertos socios, que lo ayudan a “su trabajo” pero es ese tipo de persona que no confía en nadie  x. Mascota actual / Mascotas antiguas: No le gustan los animales
&. &. ASPECTO
x. Altura: 1.78 x. Cabello ( color, peinado… puede adjuntarse una imagen ): el cabello oscuro, muy corto, peinadito para un lado  x. Color de ojos: Azul x. Forma de vestir habitual ( puede adjuntarse una imagen ): Siempre usa ropa oscura, formal o semi formal es bien darkz x. Tatuajes / pircings: Se hizo varios tatuajes para cubrir varias cicatrices, un par de alas en la parte de atrás de su cuello, una mini cruz cerca del lóbulo de la oreja, dos cuervos en la espalda, un árbol y una luna en el antebrazo izquierdo, ramas alrededor de la muñeca derecha , y un lobo en el dedo medio de la mano derecha  x. Otros distintivos: ñoh
&. &. HOGAR
x. Dónde se sitúa ( barrio de la ciudad ):  Jackson Heights en Queens x. Aspecto ( puede adjuntarse fotografías del exterior y el interior -opcional- ): es un edificio de departamentos, el edificio no es “bonito”, su departamento es bastante amplio, su chocita está arreglada(?     x. Si vive solx o acompañadx: Solo x. Lugar favorito de la ciudad dónde reside: a veces, le gusta caminar por central park x. Sitios que frecuenta: Bares
&. &. GUSTOS
x. Color favorito: Negro x. Un libro:  El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde x. Una película: No tiene ninguna preferida x. Una canción (que lo represente): within temptation - Demon’s fate x. Una canción (su favorita): voltaire - hell in a handbasket x. Hobbies: Leer x. Su comida favorita: La pasta x. Su momento del día: la noche x. Una frase que lx indentifica:  “Terror made me cruel . . .”
&. &. CLAN
x. Clan al que pertenece: Mangata x. Padre/Madre del clan: Jane Bates x. Habilidades que aporta:  Destreza en el manejo de armas, habilidades de combate x. ¿Cómo se sentía al inicio de las conexiones…? ¿Fue bien acogida su naturaleza?: fue mal acogida su naturaleza, algo como mal, nunca se había sentido como unido a alguien, las conexiones le molestan porque mueven demasiado dentro de él.  x. ¿Cómo se siente ahora al respecto?: Igual, pero puede controlarlas un poco más x. ¿Hay alguien a quién se sienta más cercanx?: Pues aún no ha convivido mucho con casi nadie xD pero mi hc es que aunque se sienta unido a ellos, él es muy evitativo(? Aunque pueda tenerles un poco más de respeto que a cualquier otra persona, siempre intenta cerrarse y poner su peor cara, es desconfiado y medio antisocial, pero creo que intenta o intentará ser menos perro con ellos. 
&. &. PASADO
x. Recuerdo más entrañable: Uno de cuando era muy bb una de las monjas encargadas de la cocina le dejó que la ayudará a preparar galletas.  x. Recuerdo más triste / impactante: Durante el tiempo que vivió en las calles, robaba para poder sobrevivir, y uno de esos a los que le robó fue el jefe de un grupo de delincuentes, dueño de varios bares, le dieron una tremenda golpiza, después de eso fue que lo aceptaron en el grupo, ya era un adolescente que podía formarse. x. Momento que lo cambió ( para bien o para mal ): Cuando el líder de una de las mafias en Nueva York le perdonó la vida después de que este había sido enviado a matarlo.  x. Una persona que influenció en su pasado: El mismo hombre, lo hizo sentir un poco menos bestia  x. En cómo ha cambiado su vida desde que descubrió que es un sensate: Si le preguntan a él, dirá que nada, pero realmente es que siente que ya no se debe solo a él(? O sea desde que perdió a miembros de su clan, aunque él pueda fingir que no le importa porque la muerte le va a llegar a todos y él mismo se muere de ganas de morirse(? Siente su ausencia, y le duele(? o lo que sea que pueda sentir ese pedazo de piedra, aunque evite demasiado el contacto con su clan en general, los siente ahí y eso es raro para él.
&. &. FUTURO
x. En qué ocupación se ve: Él ama ser un desgraciado así que no creo que piense en cambiar su trabajo. x. En dónde se ve residiendo: Si pudiera, en un lugar más oscuro. x. …¿Y con quién? ¿Solx, en pareja, familia…?: Con los fantasmas de todos los que ha asesinado. x. ¿Se ve con descendencia?: ni siquiera se ve llegando al próximo año. x. Su objetivo de cara al futuro: Él vive al día, pensar en el futuro es creer que sobrevivirá por mucho tiempo y la idea de una vida larga le desagrada.
x. ¿Cómo visualizas tú, su user, su futuro?: Super vivo, y en la cárcel redimiendo su oscuro pasado uwu x. ¿Qué trama te gustaría desarrollar en el futuro?: Necesito que sea vulnerable, que llore, que dejé de querer morirse, que deje de ser tan perro maldito, que le importe algo la vida, necesito desarrollar algo de sensibilidad en él D:
&. &. OTROS
x. Su mayor miedo: No tiene, es muy estúpido para temerle a algo, tal vez las personas lo asustan y por eso se porta como un imbécil cuando habla con alguien, así expresa el miedo.  x. Opinión sobre Whispers o sobre los bandos formados: De nuevo, no le importaba, pero mató a sus compis de clan, lo hizo sentir perseguido y quiere venganza ah... x. Adicciones: Al cigarrp, tengo el hc de que huele a cantina italiana, su colonia de maderas medio seca, cigarro y a alcohol.
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grindewaldsminion · 3 years
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El humano tr3ce
El hedor a excremento me despertó de forma abrupta, como si chocase contra un enorme muro de mierda. Mi cabeza daba vueltas por el inmundo olor que, sumado al inclemente calor, sofocaría a cualquiera que se atreviera a respirar el aire del ambiente. Froté mis ojos para enfocar los objetos que se encontraban más allá de los barrotes de mi jaula, tratando de identificar la causa del hedor. Así es, leyeron correctamente: estoy dentro de una jaula.  
En los tiempos que estamos viviendo me llaman “Mascota”. No crean que soy un hombre al cual se le privó de su libertad por cometer algún crimen. Estoy aquí como un espécimen, una simple mascota de las que suelen venderse aquí en el mercado freedom, a unos cuantos kilómetros al norte del muro oeste.
¿Qué ironía, no? Mercado freedom...
Hace muchos años, decadas ya,  yo era un escritor. No uno muy famoso, pero respetado por mis alumnos de la preparatoria estatal.  Ahora estoy aquí, sentado en una vieja jaula, rodeado por la mierda de los que habitamos estas jaulas, esperando ser vendido a algún extraño amante de criaturas exóticas.
Solía vivir en mi pequeño apartamento. Siempre mantuve mis estantes surtidos con libros de distintas culturas, una cómoda sala para leerlos y mi indispensable mini bar. Se encontraba en la calle Lexington #13, o eso creo. Me es difícil recordar algunos eventos que sucedieron hace ya tanto tiempo. A veces no puedo recordar mi propio nombre. Ahora me llaman humano tr3c3...
Por las mañanas me preparaba mi café para acompañar la porción de huevos revueltos con pan tostado y jamón, después, le daba las sobras a Terry, mi perro schnautzer. No puedo presumir que llevaba una vida llena de lujos, pero tampoco puedo mentir diciendo que era miserable. Mi departamento, mis libros, mi perro, mi teléfono celular y mi bar eran lo único que necesitaba para llevar una vida de lujos. ¿Qué más podía pedir un hombre solitario y un tanto narcisista? Ahora me conformo con los trozos de pan rancio que nos arrojan dos o tres veces al día para que no desfallezcamos de hambre.
Mi compañera de jaula es una hembra de aproximadamente 52 años. Ya casi no recuerda cómo usar nuestro lenguaje, pero aun así hemos sostenido conversaciones por las noches. Ella es la numero quince. Fue capturada al poco tiempo después que yo, y por su apariencia podría decirse que sufrió heridas graves. Por supuesto, a nuestro amo no se le ocurrió que debía curarla antes de venderla, así que simplemente la cubrió con vendajes y la echó en la pequeña prisión metálica. Tuve la oportunidad de escuchar su historia y quede admirado de la tragedia que había vivido. En el mundo antiguo ella era una maestra de preparatoria. Gustaba de leer, escribir, y practicaba con el violín por placer. Sin embargo, poco a poco ha ido perdiendo la cordura. Esto ha afectado su capacidad de retener la información nueva. Me da la impresión que se está tornando un poco más salvaje e instintiva. Aun así, es la mejor compañía que puedo tener en este lugar.
Disfruto observando hacia los demás puestos. Me ayudan a mantenerme entretenido en este sitio infernal. Cuando la guerra devastó las naciones, todo adquirió nuevas formas y leyes. Solo los recuerdos nos mantenían de pie para enfrentar las adversas circunstancias. Las armas biológicas causaron mutaciones en personas y animales. La falta de alimento provocó que perdiéramos lo poco que nos hacía hermanos, y nos matábamos por una lata de habichuelas. Las ciudades ardieron, los gobiernos cayeron. La humanidad jamás volvería a ser lo que un día fue. Aquellos grandes edificios que se alzaban hasta el cielo, los medios de transporte, la tecnología que nos facilitaba la vida, y las maquinas capaces de crear imágenes, sonidos y movimientos que solo eran superados por la naturaleza misma, habían desaparecido.
¿Cómo eran aquellos días? Pues los humanos vivíamos en un mundo de enajenación digital, de soledad cibernética y desesperación competitiva. Me pregunto si todo esto que está sucediendo es consecuencia de los actos egoístas que nos caracterizaban. Matamos nuestro mundo lentamente y jugamos a ser dioses, manipulando aquello que apenas comenzábamos a comprender por su compleja naturaleza. Rompimos el equilibrio y ahora solo quedan estos artefactos como reliquias: Televisores, computadoras, radios, bicicletas, automóviles, celulares, cosas que solían formar parte vital de nuestra convivencia diaria se han convertido en simples artilugios para coleccionar, o incluso se apilan en algún basurero.
Mi amo se ha retrasado con el alimento de hoy. Nos ha traído pan rancio como es costumbre. Número quince ha mordido la mano que nos alimenta. Se comporta como los perros cuando desfallecían de hambre, vagando por las calles de la ciudad. Por supuesto que el amo no tomó esto muy a la ligera, y ha sacado su fuste negro para darle un buen escarmiento. Otra ironía de la vida; en el mundo anterior, nosotros le pegábamos a las mascotas cuando cometían un acto indebido. Ahora son ellas las que nos escarmientan a nosotros. Así es, mi amo es un labrador que camina en dos patas. Su mirada es fuerte y agresiva, su voz es como un feroz ladrido.
¿Cómo fue que ellos se convirtieron en nuestros amos?
Tal vez a causa de las mutaciones ocasionadas por las armas biológicas. No lo sabemos con certeza, o simplemente lo hemos olvidado. Solo sé que es una forma de justicia para todas aquellas criaturas a las cuales los humanos mirábamos de forma inferior.
Mientras engullía mi trozo de pan, mire hacia el puesto de la esquina. Un puerco parado en sus dos patas sostenía un cuchillo de carnicero, era evidente que vendía carne fresca a todas las amas de casa que salían a hacer su mandado del día. Su mandil estaba manchado de sangre, y  la sombra de barba cubría parte de su rostro. Era extraño que se pareciera tanto al carnicero de mi colonia. Tenía la misma mirada de satisfacción cuando cortaba la carne en pedacitos. Don Rigo, el carnicero de la colonia, disfrutaba mucho desmembrando a los cerdos y rebanado sus cabezas. Recuerdo a mi vecina, ella pasaba todas las mañanas por sus tres kilos de carne de cerdo. Exigía que fuera el más robusto, y que le removieran las pezuñas, trompa y la cola, que eran las partes que le ocasionaban asco.
“Quien diría que estas criaturas tan horrendas son tan deliciosas ¿no lo cree así? “
Le preguntaba mi vecina al carnicero, esbozando una mueca un tanto perversa y dándole una palmadita al muslo del pobre animalito. El sádico hombre le contestaba con una gran sonrisa mientras su cuchillo destazaba al cerdo.
Bueno, para justicia de aquel pobre animal, en este preciso momento el cerdo del puesto de la esquina le está entregando un kilo de muslo de aquel carnicero de mi colonia a un ama de casa.
“Me da medio kilo de esa carne blanca por favor”
Le pidió la mujer, señalando el torso de la que era mi vecina. “Que deliciosas criaturas resultaron ser los humanos”
Dijo ella sonriendo, mientras el cerdo cortaba en cuadritos a la que fue mi vecina de departamento.
Pobre, pero así son las cosas de la vida…
No pude evitar soltar la risa cuando un par de leonas vestidas de monjas cruzaron la plaza principal del mercado. Predicaban la palabra del señor, del dios que cuida de las bestias y que según ellas creó el mundo animal.
“El vino al mundo en forma de león para salvarnos, y su vida fue documentada en este libro sagrado”
Dijo una de ellas, enseñándole a una cabra un pequeño libro de letras doradas en cuyo título se leía “El rey León”. Fue ahí donde mi mente no pudo evitar pensar que cada individuo en este planeta crea su propia deidad a base de las necesidades espirituales que tengan. Toman algunas historias épicas y las convierten en lecturas sagradas. Por supuesto que creer en una deidad no tiene nada de malo, pensaba yo, hasta que algunos fanáticos convierten las palabras en peligrosas armas para su convencía. Las transforman en látigos para castigar a los que son diferentes, a los que piensan por su propia cuenta y no se dejan manipular. Me pregunto en donde estarán aquellos humanos que predicaban el amor de dios y se sentaban en su opulencia viendo sufrir al más débil y al necesitado, siempre cubriéndose detrás de la palabra de dios. Seguramente serán el alimento de estas monjas leonas, para la cena de la congregación.
Dios bendiga los sagrados alimentos, literalmente.
A lo lejos se escuchaban los quejidos de las mujeres humanas que la vaca, también parada en dos patas, ordeñaba alegremente. Para eso eran utilizadas la mayoría de las mujeres jóvenes entre 15 y 39 años. Las preñaban para poder producir la leche, después, cuando pasaban la edad de producción, las mandaban al rastro como los demás humanos viejos o simplemente eran sacrificadas. No mencionaré que hacían con las pobres criaturas recién nacidas, pero les diré: ¿Alguna vez escucharon hablar de la carne de ternera?
Eh ahí su respuesta.
Era muy doloroso para mí presenciar todos estos horrores. En ocasiones me pregunto si para ellos también lo fue, allá, en el viejo mundo. No puedo contar las noches que me he pasado en vela pensando sobre mi destino, mi propósito en este planeta. Antes era escritor, maestro, amigo, hermano y humano, ahora solo soy un producto, un animal, una mascota, sin valor u opinión.
Ya entrada la tarde, número quince ha visto algo que ha captado su atención a tal grado de obligarla a pronunciar palabras en nuestro idioma, algo que no hacía desde hace meses.
“Música”
Dijo ella, señalando un viejo violín que se exhibía en el puesto de antigüedades más cercano. Yo la tomé de la mano, y le sonreí. Ella me miró intensamente, sus ojos reflejaban un profundo anhelo de revivir aquella época donde tocaba para deleitar sus sentidos, donde se sentía libre. Si, la comprendo perfectamente. Daria lo que fuera por leer un libro, por tener lápiz y papel para escribir mis pensamientos, para no perder mi humanidad.
Número quince se mostraba muy inquieta, moviéndose de un lado a otro, tratando de liberarse de la jaula para coger ese violín, pero sería algo absurdo e imposible. Aprendí que en este nuevo mundo perseguir los sueños y la libertad es algo absurdo para los débiles. Aunque tal vez el mundo anterior no fuera tan diferente, ya que la sociedad humana también estaba llena de depredadores que devoraban los sueños de los demás para poder sobrevivir. “Musica”
Repetía una y otra vez. Fue tanto el alboroto, que mi amo se acercó a la jaula para escarmentarla con el fuste, pero numero quince vio la oportunidad de escaparse mordiendo la pierna del labrador, y se escabulló por la puertecilla para coger el violín. Mi amo intentó perseguirla, pero algo me impulsó a actuar rápidamente y le detuve de una pata utilizando toda la fuerza con la que mi mano lo podía coger. Sentí la incontrolable necesidad de apoyar a mi propia especie, de satisfacer esa pequeña e insignificante necesidad de número quince por sostener ese violín en sus manos. Los vendedores del mercado quisieron atraparla. La perseguían con machetes, escobas, palas, o cualquier objeto con el único propósito de lastimar a quienes desobedecían. Fue entonces que mi amo me golpeó en el rostro con fuerza. Yo no pude seguir aferrándome de la pata y me vi forzado a soltarlo. Aun con el dolor del golpe, pude ver claramente como número quince lograba hacerse con el violín. Lo abrazó con ternura, examinando con la yema de sus arrugados dedos cada cuerda, cada centímetro de la madera. Sus ojos se llenaban de anhelo, de una entrañable felicidad del pasado.
La gente del mercado la observaba con detenimiento, asombrados de la capacidad que tenía aquel animal para transmitir un sentimiento con la mirada. El labrador se acercó a paso seguro, cogió el machete del cerdo carnicero y lo alzó al cielo. Fue entonces que numero quince me miró directo a los ojos y esbozó una sonrisa de satisfacción. Como si estuviese en completa paz, cuando ya nada en este mundo es más importante que esa fracción de segundo en la que tu mente se pierde en sus recuerdos de un lugar mejor.
La sangre cubrió toda la plaza principal del mercado cuando mi amo terminó de sacrificar al animal número quince, quien posiblemente estuviese contagiado con alguna extraña enfermedad que la obligase a desobedecer así. Las mujeres del mercado cuchicheaban sobre la crueldad del acto pero no habían hecho el menor esfuerzo por detenerle. Tan negligentes ante la crueldad, el maltrato y el abuso como lo habíamos sido nosotros en un mundo anterior. Me di cuenta que no importa que tanto cambie el mundo, mientras la conciencia colectiva siga dormida, todos somos animales, todos seguimos el mismo ciclo de muerte. Mientras no veamos que todos somos uno mismo, nunca cesará el dolor…
La noche llega. Los demás animales se disponen a dormir, pero mi querida número quince, quien me hizo compañía todo este tiempo, ya no se encuentra mi lado. El labrador me examina con la mirada y se dice a sí mismo:
“Este ya es Viejo, deberá ser sacrificado también. Creo que mañana  a primera hora lo pondré a dormir”
Se quita el delantal, guarda el letrero, y se coloca la boina. Después de eso, desaparece del mercado acompañado de sus amigos de parranda. Lentamente me dirigí a la puertecilla de la jaula y la abrí con facilidad. Desde que quince escapara, mi amo olvidó cerrarla con el pestillo. Yo permanecí inmóvil, tratando de pasar desapercibido para que el no notara su error. Salí cuidadosamente de su interior, moviendo y estirando músculos que hacía tiempo ya no utilizaba. Los demás animales me miraban con asombro, sin hacer un solo ruido. Me pongo de pie, erguido, como recuerdo que lo hice alguna vez para ir al trabajo en las mañanas. Les miro con atención; son tan jóvenes, tan domesticados que no conocen nada sobre nuestra raza. Aun si tuvieran libertad, no sabrían que hacer con ella. Se sentirían inseguros sin alguien que les diera órdenes, los alimentase o les proporcionara un propósito. Así que sin ninguna duda en mi corazón, me despido con una reverencia y con mis piernas tambaleantes por la falta de práctica, me encamino hacia la plaza, donde la luz de la luna me baña con gracia y tranquilidad.
Iré a documentar cada evento que he vivido en este nuevo mundo, y por lo menos, alguien conocerá el cuento de Tr3c3, el humano mascota.
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