Tumgik
deepinsideyourbeing · 24 minutes
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Te voy a pedir que por favor no me digas cosas tan lindas porque no sé cómo reaccionar y mi primer instinto es hacer la gran Fran en el avión y decir "¿Querés que nos demos un beso?". Me pongo en modo... bueno, ese modo...
Pero me hace re feliz que te haya gustado porque vivo por y para quienes me leen, cada vez que alguien me dedica palabritas tan dulces mi cerebro produce cantidades industriales de dopamina y me dan ganas de escribir más y mejor 😭❤️
Con toda devoción - Matías Recalt & Enzo Vogrincic
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Preludio ♡
+18! Threesome, MeanDom!Mati & SoftDom!Enzo. Age gap, begging, dirty talk, fingering, nipple play, (breve alusión a) sexo anal, sexo oral, sexo con protección, (no tan breve alusión a un leve) subspace, voyeurismo implícito. Uso de español rioplatense.
El jardín está ahora casi desierto y la casa sumida en un silencio espectral.
Cuando rechazaste la ayuda para lavar y secar los platos fue porque no creíste que te arrepentirías tanto… Pero el arrepentimiento es porque negarte a ella significó dejar a todos los invitados en libertad y ver cómo se despedían, recibiendo y repartiendo abrazos por doquier, y abandonándote con la gravedad de cierta situación cuando la puerta se cerró a espaldas del último en marcharse.
La ventana de la cocina te permite ver a Matías y Enzo, de pie en el patio con una botella de cerveza y un cigarrillo en sus respectivas manos. Tu novio te da la espalda pero percibís por sus movimientos que está hablando de manera relajada, balanceando su peso sobre sus pies como si bailara al ritmo de una melodía que sólo él puede oír, y por su parte Enzo sólo asiente con una expresión de concentración y seriedad no tan inusual en él.
Observás con horror a Matías interrumpiendo sus movimientos y acercándose al uruguayo para hablarle al oído: cuando Enzo desvía su mirada hacia la ventana y encuentra tus ojos fijos en él el plato en tus manos cae sobre el fregadero y se hace pedazos, cobrándose también unos vasos. Intentás apartar los restos de vajilla destrozada para deshacerte de ella más tarde, pero tu corazón acelerado y la espuma en tus manos temblorosas dificultan la tarea.
Un pequeño grito deja tus labios cuando el cristal roto corta la piel de tus dedos.
-La puta que me parió…
-Qué boquita- reprocha Matías, observándote desde la puerta antes de acercarse-. A ver...
-No es nada- intentás zafarte de su agarre pero tira de tu muñeca con fuerza y te dirige una mirada a modo de advertencia, en su rostro una mueca de disgusto ante tu actitud-. Perdón.
-¿Qué pasó?- deja correr el agua sobre tu mano y siseás.
-Se me cayó un plato, nada más.
-No, pregunto qué pasó con vos.
-¿Por qué?
-Porque hoy te estabas portando re bien y ahora…- encoge los hombros en un gesto que significa molestia y decepción, su lado más estricto tirando de las cuerdas de su humor-. ¿Necesitás hablar de algo?
-No.
-Entonces portate bien, que hay gente.
-Pero él ya vio todo- susurrás, temiendo que Enzo logre oírlos desde el jardín.
Matías voltea lentamente y su expresión causa que un escalofrío recorra tu columna vertebral. Dirige su mirada hacia el techo y lo imitás, tu concentración permitiéndote oír los pasos en la planta superior de la casa. Tu novio hace que regreses tu atención a él besando tus heridas.
-Pero Santiago no- y la mano que no sostiene la tuya se dirige hacia el dobladillo de tu vestido, colándose por debajo de la tela para rozar tu ropa interior impregnada con los fluidos de ambos-. No querés que él también sepa que sos una putita, ¿o sí?
Te mordés el labio y negás: tu mente aún se encuentra en una especie de estado febril resultante de las actividades previas, por lo que se te dificulta comprender si en verdad está amenazando con castigarte y, por consecuente, con permitir que quienes pasarán la noche en la casa oigan tus gritos. Tus ojos vidriosos encuentran su mirada y te sonríe como si la situación fuera divertida.
-Andá arriba y esperame- besa tu pómulo-. Termino con los platos y voy.
Lo mirás confundida, pero obedecés y corrés hacia las escaleras. Ignorás la silueta en la puerta que da al jardín, por supuesto, y cuando te cruzás con Santiago en el corredor forzás una sonrisa que pretende lucir natural y amable, como si su presencia en la casa no fuera un inconveniente -y no lo es, pero eso sólo lo sabe la ahora ausente parte lógica de tu mente-.
Cerrás la puerta del baño a tus espaldas y te arrojás sobre el lavabo para refrescar tus mejillas ardientes, pero no es suficiente porque tus muslos manchados también comienzan a molestarte. Arrojás tu vestido sobre el cesto de la ropa sucia y también tu ropa interior arruinada y permitís que el agua tibia de la ducha se lleve cualquier remanente de la velada de tu cabello y tu piel, ya sea el aroma de la comida o los restos de tu novio.
Antes de dirigirte hacia la habitación borrás los rastros de maquillaje de tu rostro y una vez allí tomás una camiseta cualquiera, ya que tenés la seguridad de que no permanecerás vestida por mucho tiempo. La voz de Matías estaba lejos de ser amenazante; por el contrario, parecía ser la promesa de una recompensa cuya idea hace que te muerdas los labios y roces tus muslos.
Y es así como los ojos de Matías te encuentran en cuanto abre la puerta, con tu labio inferior enrojecido por la acción de tus dientes y tus piernas moviéndose de esa particular forma que delata tu necesidad. Se acerca con pasos cautelosos, como si temiera asustarte, y te enseña dos pequeñas tiras de vendaje adhesivas.
-¿Te acordás…- comienza mientras cubre tus heridas- cuando te pregunté a cuál de mis amigos te cogerías? ¿Qué fue lo que me dijiste…?
-Enzo- susurrás-. Pero…
-Y ahora sabemos que Enzo también te quiere coger- apretás los párpados con fuerza-. Con lo linda que sos, ¿cómo no va a querer?
Estás a punto de contestar, aunque no sabés muy bien qué decir, pero su voz te interrumpe.
-¿Qué decís vos? ¿Qué te parece si lo dejo cogerse esa conchita tan linda que tenés?
El temblor en tu cuerpo es confirmación suficiente, pero Matías sabe que no estás precisamente lúcida y que es su culpa: horas atrás deseaba arruinarte y hacer evidente que sólo le pertenecés a él, quería que la bruma en tus ojos y el letargo en los movimientos de tu cuerpo aturdido sirvieran para hacer comprender a Enzo el lugar que le corresponde.
Ahora sabe que disfrutaría más permitir que el mayor tenga el privilegio de probarte, ya que de esa forma sólo le quedarán los recuerdos y no poseerte dolerá aún más, pero primero necesita saber que sos consciente de lo que involucra su sugerencia y de que das tu consentimiento. Se arrodilla junto a tus piernas y toma tus manos, acariciando tus nudillos cuando ve que tus ojos permanecen fijos en la persona aguardando junto a la puerta.
Tus pupilas están dilatadas y tu respiración se acelera cuando le devolvés la mirada.
-Pero sólo si estás muy segura, ¿sí? Si no estás segura Enzo se va y mañana nadie habla de esto- besa tus manos y te sonríe-. Y si querés yo no me voy a enojar… Además te voy a estar cuidando todo el tiempo.
Respirás profundamente y cerrás los ojos antes de contestar.
-Sí, quiero- asegurás.
Los pasos de Enzo resuenan sobre la duela y cierra la puerta con delicadeza, distrayéndote y dándole a Matías una oportunidad para subir a la cama y arrastrarte para recostarte contra su pecho, arrugando tu camiseta en el proceso y dejando al descubierto tu centro desprovisto de ropa interior. Enzo no emite palabra alguna, sólo se limita a acompañarlos en la cama y sus dedos acarician la piel de tu tobillo antes de ascender y recorrer tu pierna hasta tu muslo.
-¿Puedo?
Te mordés el labio y asentís.
-Te vas a lastimar- dice, estirándose y utilizando su pulgar para liberar tu labio-. Y necesito palabras, ¿sí?
-Sí- contestás-. Sí, podés.
-Eso- te sonríe cómplice y separa tus piernas con suavidad-. Sos muy linda, ¿sabías? En todos lados…
Arrojás la cabeza hacia atrás en busca de consuelo, abrumada por la atención del mayor y la forma en que sus dedos erizan tu piel. Matías suelta una risa casi silenciosa contra tu cabello antes de besarlo, sus manos acariciando tus brazos con fuerza en contraste con los roces prácticamente imperceptibles que el otro deja sobre tu piel.
Un gemido mudo separa tus labios cuando sin previo aviso el pulgar del uruguayo se desliza sobre tus pliegues, traza una línea desde tu entrada hasta tu clítoris y comienza a dibujar suaves círculos allí. La mirada atenta de Matías sobre ambos es algo que Enzo escoge ignorar para concentrarse en cómo tu rostro se contrae en una mueca de placer cuando comienza a presionar más y más fuerte tu punto más sensible, gemido tras gemido surgiendo en tu garganta.
Y recién comienza…
-¿Querés que le cuente a Enzo cómo me apretaste la pija cuando lo viste?- negás-. ¿No? ¿Por qué no…?
-Me da vergüenza- admitís entre gemidos, cerrando los ojos para no tener que enfrentar sus miradas.
-¿Te da vergüenza?- pregunta Matías, fingiendo sorpresa-. Pero no te da vergüenza que…
-Dejala, Mati, pobrecita.
Dirige un dedo hacia tu entrada brillante y desliza el dígito de arriba abajo para esparcir la humedad sobre tus pliegues antes de introducir en tu interior la primera falange. Sólo eso basta para hacerte gemir con fuerza y tus piernas amenazan con cerrarse, pero Matías cubre tu boca con una mano y te sostiene por el muslo con la otra, restringiendo los movimientos de tu cadera y ahogando con su palma cualquier sonido que pueda delatarlos.
El intercambio de miradas entre ambos hombres es breve, casi fugaz, pero comprendés el significado que oculta cuando tu novio comienza a besar tu mejilla al tiempo que un dedo vuelve a deslizarse en tu interior y es recibido por tus paredes cálidas. Enzo no pierde el tiempo, curva el dígito en busca de tu punto dulce y cuando lo encuentra comienza a abusar de la sensibilidad que encuentra allí, complacido por tu respuesta y humedad.
Por si las caricias del hombre entre tus piernas no fueran suficiente, sentís la creciente erección de tu pareja contra tu espalda, palpitante e irradiando el calor suficiente para sentirlo a través de las prendas de ambos. Le dirigís una mirada suplicante, su mano aún cubriendo tu boca, y en sus ojos encontrás nada más que fascinación por la escena que se desarrolla frente a él: sólo cuando comenzás a sacudir la cabeza una sonrisa se apodera de sus labios y te permite hablar.
-Por favor, por favor, por favor- suplicás-. Voy a…
-Preguntale a Enzo.
Tus mejillas no arden, queman.
-Enzo, ¿puedo…?
-Sí, bebé, cuando vos quieras.
Cuando vos quieras es una expresión de amabilidad, porque Enzo separa aún más tus piernas para poder acercarse a tu centro y sus labios se adhieren a tu clítoris para succionar con una fuerza experta. La sensación basta para hacerte delirar y casi te distrae lo suficiente para no notar el breve instante en que retira el dedo de tu interior... para luego introducir dos.
El escozor que nace de la súbita dilatación de tu interior sensible te estimula aún más, aunque lo que finalmente te arroja hacia el precipicio son los gemidos de Enzo contra tu intimidad, la vibración de los mismos recorriéndote. Tus gritos no tienen oportunidad de llegar a oídos ajenos: Matías invade con sus dedos el interior de tu boca y provoca que las contracciones de tu garganta sean simultáneas a las de tu interior.
Enzo continúa con sus movimientos, estos volviéndose  cada vez más lentos, y sólo se detiene al verte abrir los ojos. Tirás de la muñeca de tu novio y un hilo de saliva conecta tus labios con sus manos, pero este se corta cuando intentás hablar y el líquido mancha tu mentón. Tus lengua delinea tus labios resecos y te aclarás la garganta en un gesto que no debería resultarle tan tierno, pero tus brillantes ojos de párpados pesados están causando estragos en su mente.
-Gracias- susurrás.
-A vos- besa tu muslo y, tras un breve gesto de afirmación por parte de Matías, pregunta:- ¿Querés más?
-Sí, por favor- jadeás.
Matías, tan oportuno como siempre, le arroja el lubricante y un preservativo. Enzo los atrapa entre risas, como si la situación fuera algo cotidiano, y el verlos interactuar de una manera tan distendida mientras tu sanidad pende de un hilo hace que te sumerjas aún más en un estado mental de desesperación y necesidad, dispuesta a hacer lo que fuera por y para ellos.
Te resistís cuando Matías abandona su lugar, pero te tranquiliza el ver que comienza a desnudarse y regresa inmediatamente a la cama, arrodillándose junto a las almohadas sobre las cuales te dejó recostada. Tira de tu camiseta para dejarte completamente desnuda y masajea tus pechos mientras ambos observan con atención a Enzo, que se desnuda con fingida calma y se toma el tiempo necesario para doblar su ropa y luego dejarla acomodada sobre el escritorio.
Reprimís un gemido al apreciar las diferencias entre tus acompañantes. El contraste entre sus cuerpos –la varonil delicadeza de los rasgos de Matías y su tez blanquecina, la línea fuerte de la mandíbula de Enzo y sus músculos- y el saber que ambos están allí para darte placer hace que tu excitación manche las sábanas en tan sólo unos minutos. Tu novio golpea tus labios con dos dedos y abrís la boca lista para abrazar con tu calor su punta rosada, pero tus ojos están fijos sobre las venas en las manos de Enzo, que acaricia su miembro viendo tal imagen.
El colchón se hunde bajo el peso del mayor cuando regresa a la cama para reclamar nuevamente su lugar entre tus piernas, aferrándose a tu cuerpo como si temiera que te arrepientas. Desliza el látex sobre su extensión con cuidado y tras aplicar un poco de lubricante tira de su miembro una, dos, tres veces, arrojando la cabeza hacia atrás antes de recomponerse. Tus gemidos pueden deberse al gusto familiar que recorre tus lengua o al espectáculo que acabás de presenciar, no lo sabés, pero provocan que Matías comience a mover sus caderas.
Enzo deja caer unas gotas de lubricante en tu centro y utiliza su glande para esparcir el producto sobre tu entrada, la piel que la rodea y tus pliegues, manchando también tus muslos. El frío del producto te hace temblar y él se disculpa, sea el motivo el contraste entre temperaturas o el dolor que hace que te sobresaltes cuando comienza a penetrarte.
Un gemido resuena en toda la habitación cuando tu estrecha entrada y tu interior ardiente lo rodean. Te regala unos segundos para acostumbrarte a la sensación, segundos en los cuales se deleita viendo la desesperación y profundidad con que tomás el miembro en tu boca, tu cadera moviéndose en busca de mayor contacto con su cuerpo. Por un segundo se pregunta si acaso sería capaz de resistirse, pero considerando que se tocó oculto tras un árbol sólo por vos…
Sentís a Enzo rozando tu cérvix con cada gentil embestida y la sensación acompañada de los sonidos indecentes te hacen succionar con más fuerza, pero para Matías parece no ser suficiente la atención que le estás otorgando y tira fuertemente de tus pezones hasta que te estremecés de manera casi violenta. Las lágrimas que caen de tus ojos humedecen tus mejillas y la almohada bajo tu cabeza, pero tus gemidos no dejan de ser una constante entre las cuatro paredes.
Los movimientos de Enzo aumentan en intensidad y velocidad y su mano se cierra sobre tu cintura para poder ejercer cierto control sobre tu cuerpo. Decide también encargarse de tu clítoris y los pequeños círculos que sus dedos trazan hacen que te contraigas hasta hacerlo delirar: sabe que su mano o un juguete no podrán compararse jamás con tu interior y la manera divina en que parece succionarlo, así que decide prolongar el momento.
Protestás al sentirte vacía unos pocos minutos más tarde, pero te silencia deslizándose entre tus piernas una y otra vez y penetra tu entrada –que se contrae alrededor de nada- sólo con su punta durante un segundo o dos en cada ocasión. La fricción en combinación con el ardor de tus pezones te orilla hacia otro orgasmo y no recordás advertirles antes de que este se desate, pero entonces Matías se desliza fuera de tu boca y golpea tu mejilla, provocando con el impacto que una cantidad considerable de saliva brote de entre tus labios.
Enzo se detiene abruptamente -sin saber que así arruina aun más tu clímax- y estudia la situación para comprender si debe intervenir. Se siente fatal cuando su miembro palpita al ver que te llevás una mano a la mejilla para acariciar tu piel enrojecida.
-No pediste permiso- señala Matías-. ¿No te dije que te portaras bien?
-Sí, pero…
-Callate- ordena, haciéndole una seña a Enzo.
-Pero Enzo dijo…
Tanteás un terreno peligroso, lo sabés, pero sólo cerrás la boca cuando el rostro de tu novio se acerca peligrosamente al tuyo y ves brillando en sus ojos la segunda advertencia de la noche. Matías es más que capaz de interrumpir toda actividad para castigarte, por lo que suspirás de alivio cuando se aleja y Enzo te toma por debajo de los brazos para cambiar de posiciones. Coloca tu cuerpo sobre el suyo en un rápido movimiento, tu espalda contra su pecho y sus labios besando tu cuello y el lóbulo de tu oreja.
-Perdón- susurra y volteás a verlo-. No sabía que…
Le sonreís para librarlo de cualquier culpa y él no puede creer que incluso en tal estado, con las mejillas ardiendo y todo tipo de fluidos manchando tu rostro, aún te veas igual de tierna y dulce como lo hacías la tarde en que te conoció. En ese momento no imaginaba que algún día tendría el lujo de tocar tu cuerpo o sorprenderse por la dinámica que mantenés con Matías, pero... bueno, ignora cualquier recuerdo y apoya sus pies firmemente sobre el colchón.
Matías se coloca entre tus piernas y baña tu intimidad con lubricante, dejando que este gotee más allá de tu entrada suplicante. Su dedo se desliza desde tu clítoris hacia tu apertura siempre tan tentadora, separando tus pliegues antes de continuar su trayecto y presionar en otro pequeño agujero. La sorpresa te hace jadear y Enzo intenta consolarte masajeando tu cadera, pero es imposible cuando Matías comienza a jugar con tu cuerpo.
-Tenemos que probar algún día, ¿no?- susurra, arqueando una ceja-. ¿Te gustaría que te cojamos los dos al mismo tiempo…?
Asentís y dejás salir un grito cuando tus músculos ceden para permitir su entrada. Se limita a torturarte con la punta de su dedo, introduciéndolo y retirándolo una y otra vez hasta que ve la forma en que apretás tus párpados y las manos de Enzo sobre tu abdomen. La idea es más que tentadora, Matías sabe que serías un desastre y que en pocos minutos quedarías reducida a la nada misma, pero para ciertas cosas prefiere esperar un momento que sea sólo de los dos.
Toma el miembro de Enzo, sacándole un gemido que parece ser producto del placer y no sólo por haberlo tomado desprevenido, y lo dirige hacia tu interior. Tu desesperación no es algo que intentes ocultar y tampoco lo son tus gemidos cuando tomás toda la extensión del mayor, cuyas manos se cierran nuevamente sobre tu cadera para controlar tus más que erráticos movimientos.
El dulce sin sentido que el uruguayo susurra sólo para tus oídos se entremezcla con las palabras degradantes de tu novio, quien se encuentra masturbándose entre tus piernas y frotando casi distraídamente tu clítoris antes de llevar su mano hacia tu abdomen bajo y ejercer presión.
Sólo podés gritar.
Debería ser vergonzosa la sensibilidad de tu cuerpo, la facilidad y el control que ambos tienen sobre todas y cada una de tus terminaciones nerviosas, pero no podés pensar en ello mientras sentís el cuerpo de Enzo fusionándose con el tuyo y las manos de Matías estimulándote para acercarte más hacia esa confusa línea entre el placer y el dolor.
Los dedos de tus pies se contraen y cuando buscás algo o alguien para aferrarte tus manos acaban sobre tus pechos que suben y bajan a cada movimiento. Arrojás la cabeza hacia atrás y Enzo acaricia tu mejilla con la suya, desesperado como nunca antes lo habías visto. Besa tu rostro y luego encuentra tus labios, su lengua recorriendo el interior de tu boca de manera obscena y silenciando por un instante tus gemidos y gritos pornográficos.
-Mati...- te quejás cuando los dedos en tu cadera reafirman su agarre-. Mati, ¿puedo? ¿Enzo…?
-Sí.
Tu cuerpo es víctima de los espasmos que tu orgasmo provoca y el placer abrumador que te recorre de pies a cabeza es suficiente para perder por completo la razón. Los movimientos de tus acompañantes no cesan y de tu boca sale un hilo de palabras incomprensibles y agudos sonidos patéticos cuando tu liberación moja tus pliegues y el miembro de Enzo. También recorre su pelvis y el interior de sus muslos y humedece las sábanas hasta oscurecerlas.
El calor del líquido blanquecino que mancha tu piel y salpica tus pechos –alguna que otra gota cayendo sobre tu centro, el miembro de Enzo arrastrándolas hacia tu interior- hace que los músculos de tu abdomen se contraigan al igual que tus paredes... y entonces lo sentís: el palpitar del miembro en tu interior mientras los dientes de Enzo rozan tu hombro y sus palabras se enredan en la punta de su lengua, tu cerebro registrando algún que otro tierno apodo.
Una respiración temblorosa deja tus labios.
-Bebé…
Aún en tu estado de agotamiento y desorientación reconocés la voz de Matías y te forzás a abrir los ojos. Te sonríe y cuando acaricia tu mejilla perseguís el contacto y confort de su mano.
-Estoy bien.
-¿Segura?- cuestiona Enzo. Se aparta con cuidado y te recuesta sobre el colchón-. Por un momento pareció que…
El familiar sonido de la madera llama tu atención y mirás en dirección hacia la puerta: Enzo no podía saber que tiene que asegurarse de cerrarla bien, por lo que no te sorprende encontrar una apertura milimétrica y que la tenue luz del corredor te permita distinguir la silueta que se aleja.  
La voz de los tres se tiñe de horror cuando intercambian una mirada y dicen al unísono:
-Santiago.
Notas de Lu:
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado... creo.
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia @delusionalgirlplace ♡
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deepinsideyourbeing · 22 hours
Note
Justo en un momento de insomnia me acabo de acordar de unos momentos random que viví a causa de mi propia falta de conocimiento nacional (??? Te los quería mandar porque si, te los quería compartir JAJSJJD
1 ) pasé años pensando que La Bombonera era una fabrica de chocolates y no la cancha de Boca (es la cancha de Boca, verdad?) hasta hace 2 años atrás (o un año atrás, no me acuerdo), hasta que alguien hizo una referencia al fútbol y mencionó algo de La Bombonera y yo dije “pero por qué juegan al futbol en una fabrica de chocolates, no entiendo que tiene que ver?” y claro, todos se me quedaron mirando como ????? ( todavía me muero de la vergüenza dios que pel0tuda q soy JAJSJDJDJ )
2 ) cuando escuché algo acerca de la Triple T en la radio pensé que era UN GRUPO TERRORIST@ en la Argentina y jamás lo había asociado con que en realidad era por “tini tini tini” HSJFKRJF 🥴
3 ) Conocés al partido de fútbol de Newells? Bueno, a ellos les apodan “Leprosos”. Cuando yo tenía 13 años y recién había llegado a Argentina hacía un tiempo (que desde ahí hasta ahora nos quedamos viviendo en el país) no tenía ni la más pálida idea de que cada partido tenía como su “apodo”. Eso lo descubrí cuando vi en la página de una farmacia online random que estabamos mirando vi que había una “colonia para Leprosos”, y yo PENSÉ QUE ERA PARA LA GENTE QUE TODAVÍA TENÍA LEPRA Y HASTA LE DIJE A MI MAMÁ “no sabía que había perfume para los que tienen lepra” HAJDKFNJDJF
No sé, me siento como Susana Giménez preguntando y pensando boludeces (??? JSHDJDK
Vos contame TODO lo que quieras, sea la hora que sea, que a mí me encanta leer tus anécdotas y poder conocerte más ♡
1) No te sientas mal, imaginate que yo nací y crecí en Argentina y recién a los 12 años supe de la existencia de ese lugar, pero porque estaba viendo un capítulo de Patito Feo en el que iban a ver un partido... Y el nombre también me confundió muchísimo, supuestamente se llama así porque la estructura original parecía una cajita de bombones de esas antiguas ¿? (Igual en esta casa somos de River como Pipe y el Flaco no sé nada sobre fútbol pero a ellos los adoro)
2) La Triple T re va como nombre de alguna organización de terroristas, que no te escuchen desde Hollywood porque se van a robar la idea JAJAJAJA Con este temita de cultura pop también vengo para atrás así que te entiendo, pero estoy todavía peor porque pensé que sería añgún juego de palabras específicas y no sólo por "Tini Tini Tini" 😭
3) Mis nociones sobre fútbol son básicamente nulas, conozco un par de nombres que le dan a las hinchadas pero hasta por ahí no más y no los entiendo para nada. Conociéndome y sabiendo que me tomo todo de la forma más literal, habría pensado lo mismo que vos de haber visto el perfume JAJAJAJA
Igual qué ternura pensar en una Ami recién llegada al país más demente y random del universo, qué ganas de abrazarte JAJAJAJA
(P.D: aguante Charly diciéndole a Su "Soy romántico, no boludo").
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Para mí sería todo un honor recibir las imágenes y los stickers que quisieras mandarme 😌 Sé que sería un chat lleno de contenido multimedia de los chicos, tal vez algún que otro emoji de hadita también 🧚🏻‍♂️❤️
Imagina tener mi número de WhatsApp y recibir fotos de este tipo todas las mañanas 😘
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Amaría arrancar el día con un mensaje de mi hermosa esposa y viendo la cara de Enzo 🤭❤️ Además adoro los edits tipo Piolín y contestaría así:
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Pero tener una conversación vía WhatsApp conmigo significa que te van a llegar mensajes cuando me despierte a las 3 a.m y serían algo así:
"Ami, ¿querés que te cuente el top 3 de curiosidades sobre el rodaje de LSDLN? ¿Sabías que la casa en la que entra Enzo [...] y el perrito [...]? 😔".
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Con toda devoción - Matías Recalt & Enzo Vogrincic
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Preludio ♡
+18! Threesome, MeanDom!Mati & SoftDom!Enzo. Age gap, begging, dirty talk, fingering, nipple play, (breve alusión a) sexo anal, sexo oral, sexo con protección, (no tan breve alusión a un leve) subspace, voyeurismo implícito. Uso de español rioplatense.
El jardín está ahora casi desierto y la casa sumida en un silencio espectral.
Cuando rechazaste la ayuda para lavar y secar los platos fue porque no creíste que te arrepentirías tanto… Pero el arrepentimiento es porque negarte a ella significó dejar a todos los invitados en libertad y ver cómo se despedían, recibiendo y repartiendo abrazos por doquier, y abandonándote con la gravedad de cierta situación cuando la puerta se cerró a espaldas del último en marcharse.
La ventana de la cocina te permite ver a Matías y Enzo, de pie en el patio con una botella de cerveza y un cigarrillo en sus respectivas manos. Tu novio te da la espalda pero percibís por sus movimientos que está hablando de manera relajada, balanceando su peso sobre sus pies como si bailara al ritmo de una melodía que sólo él puede oír, y por su parte Enzo sólo asiente con una expresión de concentración y seriedad no tan inusual en él.
Observás con horror a Matías interrumpiendo sus movimientos y acercándose al uruguayo para hablarle al oído: cuando Enzo desvía su mirada hacia la ventana y encuentra tus ojos fijos en él el plato en tus manos cae sobre el fregadero y se hace pedazos, cobrándose también unos vasos. Intentás apartar los restos de vajilla destrozada para deshacerte de ella más tarde, pero tu corazón acelerado y la espuma en tus manos temblorosas dificultan la tarea.
Un pequeño grito deja tus labios cuando el cristal roto corta la piel de tus dedos.
-La puta que me parió…
-Qué boquita- reprocha Matías, observándote desde la puerta antes de acercarse-. A ver...
-No es nada- intentás zafarte de su agarre pero tira de tu muñeca con fuerza y te dirige una mirada a modo de advertencia, en su rostro una mueca de disgusto ante tu actitud-. Perdón.
-¿Qué pasó?- deja correr el agua sobre tu mano y siseás.
-Se me cayó un plato, nada más.
-No, pregunto qué pasó con vos.
-¿Por qué?
-Porque hoy te estabas portando re bien y ahora…- encoge los hombros en un gesto que significa molestia y decepción, su lado más estricto tirando de las cuerdas de su humor-. ¿Necesitás hablar de algo?
-No.
-Entonces portate bien, que hay gente.
-Pero él ya vio todo- susurrás, temiendo que Enzo logre oírlos desde el jardín.
Matías voltea lentamente y su expresión causa que un escalofrío recorra tu columna vertebral. Dirige su mirada hacia el techo y lo imitás, tu concentración permitiéndote oír los pasos en la planta superior de la casa. Tu novio hace que regreses tu atención a él besando tus heridas.
-Pero Santiago no- y la mano que no sostiene la tuya se dirige hacia el dobladillo de tu vestido, colándose por debajo de la tela para rozar tu ropa interior impregnada con los fluidos de ambos-. No querés que él también sepa que sos una putita, ¿o sí?
Te mordés el labio y negás: tu mente aún se encuentra en una especie de estado febril resultante de las actividades previas, por lo que se te dificulta comprender si en verdad está amenazando con castigarte y, por consecuente, con permitir que quienes pasarán la noche en la casa oigan tus gritos. Tus ojos vidriosos encuentran su mirada y te sonríe como si la situación fuera divertida.
-Andá arriba y esperame- besa tu pómulo-. Termino con los platos y voy.
Lo mirás confundida, pero obedecés y corrés hacia las escaleras. Ignorás la silueta en la puerta que da al jardín, por supuesto, y cuando te cruzás con Santiago en el corredor forzás una sonrisa que pretende lucir natural y amable, como si su presencia en la casa no fuera un inconveniente -y no lo es, pero eso sólo lo sabe la ahora ausente parte lógica de tu mente-.
Cerrás la puerta del baño a tus espaldas y te arrojás sobre el lavabo para refrescar tus mejillas ardientes, pero no es suficiente porque tus muslos manchados también comienzan a molestarte. Arrojás tu vestido sobre el cesto de la ropa sucia y también tu ropa interior arruinada y permitís que el agua tibia de la ducha se lleve cualquier remanente de la velada de tu cabello y tu piel, ya sea el aroma de la comida o los restos de tu novio.
Antes de dirigirte hacia la habitación borrás los rastros de maquillaje de tu rostro y una vez allí tomás una camiseta cualquiera, ya que tenés la seguridad de que no permanecerás vestida por mucho tiempo. La voz de Matías estaba lejos de ser amenazante; por el contrario, parecía ser la promesa de una recompensa cuya idea hace que te muerdas los labios y roces tus muslos.
Y es así como los ojos de Matías te encuentran en cuanto abre la puerta, con tu labio inferior enrojecido por la acción de tus dientes y tus piernas moviéndose de esa particular forma que delata tu necesidad. Se acerca con pasos cautelosos, como si temiera asustarte, y te enseña dos pequeñas tiras de vendaje adhesivas.
-¿Te acordás…- comienza mientras cubre tus heridas- cuando te pregunté a cuál de mis amigos te cogerías? ¿Qué fue lo que me dijiste…?
-Enzo- susurrás-. Pero…
-Y ahora sabemos que Enzo también te quiere coger- apretás los párpados con fuerza-. Con lo linda que sos, ¿cómo no va a querer?
Estás a punto de contestar, aunque no sabés muy bien qué decir, pero su voz te interrumpe.
-¿Qué decís vos? ¿Qué te parece si lo dejo cogerse esa conchita tan linda que tenés?
El temblor en tu cuerpo es confirmación suficiente, pero Matías sabe que no estás precisamente lúcida y que es su culpa: horas atrás deseaba arruinarte y hacer evidente que sólo le pertenecés a él, quería que la bruma en tus ojos y el letargo en los movimientos de tu cuerpo aturdido sirvieran para hacer comprender a Enzo el lugar que le corresponde.
Ahora sabe que disfrutaría más permitir que el mayor tenga el privilegio de probarte, ya que de esa forma sólo le quedarán los recuerdos y no poseerte dolerá aún más, pero primero necesita saber que sos consciente de lo que involucra su sugerencia y de que das tu consentimiento. Se arrodilla junto a tus piernas y toma tus manos, acariciando tus nudillos cuando ve que tus ojos permanecen fijos en la persona aguardando junto a la puerta.
Tus pupilas están dilatadas y tu respiración se acelera cuando le devolvés la mirada.
-Pero sólo si estás muy segura, ¿sí? Si no estás segura Enzo se va y mañana nadie habla de esto- besa tus manos y te sonríe-. Y si querés yo no me voy a enojar… Además te voy a estar cuidando todo el tiempo.
Respirás profundamente y cerrás los ojos antes de contestar.
-Sí, quiero- asegurás.
Los pasos de Enzo resuenan sobre la duela y cierra la puerta con delicadeza, distrayéndote y dándole a Matías una oportunidad para subir a la cama y arrastrarte para recostarte contra su pecho, arrugando tu camiseta en el proceso y dejando al descubierto tu centro desprovisto de ropa interior. Enzo no emite palabra alguna, sólo se limita a acompañarlos en la cama y sus dedos acarician la piel de tu tobillo antes de ascender y recorrer tu pierna hasta tu muslo.
-¿Puedo?
Te mordés el labio y asentís.
-Te vas a lastimar- dice, estirándose y utilizando su pulgar para liberar tu labio-. Y necesito palabras, ¿sí?
-Sí- contestás-. Sí, podés.
-Eso- te sonríe cómplice y separa tus piernas con suavidad-. Sos muy linda, ¿sabías? En todos lados…
Arrojás la cabeza hacia atrás en busca de consuelo, abrumada por la atención del mayor y la forma en que sus dedos erizan tu piel. Matías suelta una risa casi silenciosa contra tu cabello antes de besarlo, sus manos acariciando tus brazos con fuerza en contraste con los roces prácticamente imperceptibles que el otro deja sobre tu piel.
Un gemido mudo separa tus labios cuando sin previo aviso el pulgar del uruguayo se desliza sobre tus pliegues, traza una línea desde tu entrada hasta tu clítoris y comienza a dibujar suaves círculos allí. La mirada atenta de Matías sobre ambos es algo que Enzo escoge ignorar para concentrarse en cómo tu rostro se contrae en una mueca de placer cuando comienza a presionar más y más fuerte tu punto más sensible, gemido tras gemido surgiendo en tu garganta.
Y recién comienza…
-¿Querés que le cuente a Enzo cómo me apretaste la pija cuando lo viste?- negás-. ¿No? ¿Por qué no…?
-Me da vergüenza- admitís entre gemidos, cerrando los ojos para no tener que enfrentar sus miradas.
-¿Te da vergüenza?- pregunta Matías, fingiendo sorpresa-. Pero no te da vergüenza que…
-Dejala, Mati, pobrecita.
Dirige un dedo hacia tu entrada brillante y desliza el dígito de arriba abajo para esparcir la humedad sobre tus pliegues antes de introducir en tu interior la primera falange. Sólo eso basta para hacerte gemir con fuerza y tus piernas amenazan con cerrarse, pero Matías cubre tu boca con una mano y te sostiene por el muslo con la otra, restringiendo los movimientos de tu cadera y ahogando con su palma cualquier sonido que pueda delatarlos.
El intercambio de miradas entre ambos hombres es breve, casi fugaz, pero comprendés el significado que oculta cuando tu novio comienza a besar tu mejilla al tiempo que un dedo vuelve a deslizarse en tu interior y es recibido por tus paredes cálidas. Enzo no pierde el tiempo, curva el dígito en busca de tu punto dulce y cuando lo encuentra comienza a abusar de la sensibilidad que encuentra allí, complacido por tu respuesta y humedad.
Por si las caricias del hombre entre tus piernas no fueran suficiente, sentís la creciente erección de tu pareja contra tu espalda, palpitante e irradiando el calor suficiente para sentirlo a través de las prendas de ambos. Le dirigís una mirada suplicante, su mano aún cubriendo tu boca, y en sus ojos encontrás nada más que fascinación por la escena que se desarrolla frente a él: sólo cuando comenzás a sacudir la cabeza una sonrisa se apodera de sus labios y te permite hablar.
-Por favor, por favor, por favor- suplicás-. Voy a…
-Preguntale a Enzo.
Tus mejillas no arden, queman.
-Enzo, ¿puedo…?
-Sí, bebé, cuando vos quieras.
Cuando vos quieras es una expresión de amabilidad, porque Enzo separa aún más tus piernas para poder acercarse a tu centro y sus labios se adhieren a tu clítoris para succionar con una fuerza experta. La sensación basta para hacerte delirar y casi te distrae lo suficiente para no notar el breve instante en que retira el dedo de tu interior... para luego introducir dos.
El escozor que nace de la súbita dilatación de tu interior sensible te estimula aún más, aunque lo que finalmente te arroja hacia el precipicio son los gemidos de Enzo contra tu intimidad, la vibración de los mismos recorriéndote. Tus gritos no tienen oportunidad de llegar a oídos ajenos: Matías invade con sus dedos el interior de tu boca y provoca que las contracciones de tu garganta sean simultáneas a las de tu interior.
Enzo continúa con sus movimientos, estos volviéndose  cada vez más lentos, y sólo se detiene al verte abrir los ojos. Tirás de la muñeca de tu novio y un hilo de saliva conecta tus labios con sus manos, pero este se corta cuando intentás hablar y el líquido mancha tu mentón. Tus lengua delinea tus labios resecos y te aclarás la garganta en un gesto que no debería resultarle tan tierno, pero tus brillantes ojos de párpados pesados están causando estragos en su mente.
-Gracias- susurrás.
-A vos- besa tu muslo y, tras un breve gesto de afirmación por parte de Matías, pregunta:- ¿Querés más?
-Sí, por favor- jadeás.
Matías, tan oportuno como siempre, le arroja el lubricante y un preservativo. Enzo los atrapa entre risas, como si la situación fuera algo cotidiano, y el verlos interactuar de una manera tan distendida mientras tu sanidad pende de un hilo hace que te sumerjas aún más en un estado mental de desesperación y necesidad, dispuesta a hacer lo que fuera por y para ellos.
Te resistís cuando Matías abandona su lugar, pero te tranquiliza el ver que comienza a desnudarse y regresa inmediatamente a la cama, arrodillándose junto a las almohadas sobre las cuales te dejó recostada. Tira de tu camiseta para dejarte completamente desnuda y masajea tus pechos mientras ambos observan con atención a Enzo, que se desnuda con fingida calma y se toma el tiempo necesario para doblar su ropa y luego dejarla acomodada sobre el escritorio.
Reprimís un gemido al apreciar las diferencias entre tus acompañantes. El contraste entre sus cuerpos –la varonil delicadeza de los rasgos de Matías y su tez blanquecina, la línea fuerte de la mandíbula de Enzo y sus músculos- y el saber que ambos están allí para darte placer hace que tu excitación manche las sábanas en tan sólo unos minutos. Tu novio golpea tus labios con dos dedos y abrís la boca lista para abrazar con tu calor su punta rosada, pero tus ojos están fijos sobre las venas en las manos de Enzo, que acaricia su miembro viendo tal imagen.
El colchón se hunde bajo el peso del mayor cuando regresa a la cama para reclamar nuevamente su lugar entre tus piernas, aferrándose a tu cuerpo como si temiera que te arrepientas. Desliza el látex sobre su extensión con cuidado y tras aplicar un poco de lubricante tira de su miembro una, dos, tres veces, arrojando la cabeza hacia atrás antes de recomponerse. Tus gemidos pueden deberse al gusto familiar que recorre tus lengua o al espectáculo que acabás de presenciar, no lo sabés, pero provocan que Matías comience a mover sus caderas.
Enzo deja caer unas gotas de lubricante en tu centro y utiliza su glande para esparcir el producto sobre tu entrada, la piel que la rodea y tus pliegues, manchando también tus muslos. El frío del producto te hace temblar y él se disculpa, sea el motivo el contraste entre temperaturas o el dolor que hace que te sobresaltes cuando comienza a penetrarte.
Un gemido resuena en toda la habitación cuando tu estrecha entrada y tu interior ardiente lo rodean. Te regala unos segundos para acostumbrarte a la sensación, segundos en los cuales se deleita viendo la desesperación y profundidad con que tomás el miembro en tu boca, tu cadera moviéndose en busca de mayor contacto con su cuerpo. Por un segundo se pregunta si acaso sería capaz de resistirse, pero considerando que se tocó oculto tras un árbol sólo por vos…
Sentís a Enzo rozando tu cérvix con cada gentil embestida y la sensación acompañada de los sonidos indecentes te hacen succionar con más fuerza, pero para Matías parece no ser suficiente la atención que le estás otorgando y tira fuertemente de tus pezones hasta que te estremecés de manera casi violenta. Las lágrimas que caen de tus ojos humedecen tus mejillas y la almohada bajo tu cabeza, pero tus gemidos no dejan de ser una constante entre las cuatro paredes.
Los movimientos de Enzo aumentan en intensidad y velocidad y su mano se cierra sobre tu cintura para poder ejercer cierto control sobre tu cuerpo. Decide también encargarse de tu clítoris y los pequeños círculos que sus dedos trazan hacen que te contraigas hasta hacerlo delirar: sabe que su mano o un juguete no podrán compararse jamás con tu interior y la manera divina en que parece succionarlo, así que decide prolongar el momento.
Protestás al sentirte vacía unos pocos minutos más tarde, pero te silencia deslizándose entre tus piernas una y otra vez y penetra tu entrada –que se contrae alrededor de nada- sólo con su punta durante un segundo o dos en cada ocasión. La fricción en combinación con el ardor de tus pezones te orilla hacia otro orgasmo y no recordás advertirles antes de que este se desate, pero entonces Matías se desliza fuera de tu boca y golpea tu mejilla, provocando con el impacto que una cantidad considerable de saliva brote de entre tus labios.
Enzo se detiene abruptamente -sin saber que así arruina aun más tu clímax- y estudia la situación para comprender si debe intervenir. Se siente fatal cuando su miembro palpita al ver que te llevás una mano a la mejilla para acariciar tu piel enrojecida.
-No pediste permiso- señala Matías-. ¿No te dije que te portaras bien?
-Sí, pero…
-Callate- ordena, haciéndole una seña a Enzo.
-Pero Enzo dijo…
Tanteás un terreno peligroso, lo sabés, pero sólo cerrás la boca cuando el rostro de tu novio se acerca peligrosamente al tuyo y ves brillando en sus ojos la segunda advertencia de la noche. Matías es más que capaz de interrumpir toda actividad para castigarte, por lo que suspirás de alivio cuando se aleja y Enzo te toma por debajo de los brazos para cambiar de posiciones. Coloca tu cuerpo sobre el suyo en un rápido movimiento, tu espalda contra su pecho y sus labios besando tu cuello y el lóbulo de tu oreja.
-Perdón- susurra y volteás a verlo-. No sabía que…
Le sonreís para librarlo de cualquier culpa y él no puede creer que incluso en tal estado, con las mejillas ardiendo y todo tipo de fluidos manchando tu rostro, aún te veas igual de tierna y dulce como lo hacías la tarde en que te conoció. En ese momento no imaginaba que algún día tendría el lujo de tocar tu cuerpo o sorprenderse por la dinámica que mantenés con Matías, pero... bueno, ignora cualquier recuerdo y apoya sus pies firmemente sobre el colchón.
Matías se coloca entre tus piernas y baña tu intimidad con lubricante, dejando que este gotee más allá de tu entrada suplicante. Su dedo se desliza desde tu clítoris hacia tu apertura siempre tan tentadora, separando tus pliegues antes de continuar su trayecto y presionar en otro pequeño agujero. La sorpresa te hace jadear y Enzo intenta consolarte masajeando tu cadera, pero es imposible cuando Matías comienza a jugar con tu cuerpo.
-Tenemos que probar algún día, ¿no?- susurra, arqueando una ceja-. ¿Te gustaría que te cojamos los dos al mismo tiempo…?
Asentís y dejás salir un grito cuando tus músculos ceden para permitir su entrada. Se limita a torturarte con la punta de su dedo, introduciéndolo y retirándolo una y otra vez hasta que ve la forma en que apretás tus párpados y las manos de Enzo sobre tu abdomen. La idea es más que tentadora, Matías sabe que serías un desastre y que en pocos minutos quedarías reducida a la nada misma, pero para ciertas cosas prefiere esperar un momento que sea sólo de los dos.
Toma el miembro de Enzo, sacándole un gemido que parece ser producto del placer y no sólo por haberlo tomado desprevenido, y lo dirige hacia tu interior. Tu desesperación no es algo que intentes ocultar y tampoco lo son tus gemidos cuando tomás toda la extensión del mayor, cuyas manos se cierran nuevamente sobre tu cadera para controlar tus más que erráticos movimientos.
El dulce sin sentido que el uruguayo susurra sólo para tus oídos se entremezcla con las palabras degradantes de tu novio, quien se encuentra masturbándose entre tus piernas y frotando casi distraídamente tu clítoris antes de llevar su mano hacia tu abdomen bajo y ejercer presión.
Sólo podés gritar.
Debería ser vergonzosa la sensibilidad de tu cuerpo, la facilidad y el control que ambos tienen sobre todas y cada una de tus terminaciones nerviosas, pero no podés pensar en ello mientras sentís el cuerpo de Enzo fusionándose con el tuyo y las manos de Matías estimulándote para acercarte más hacia esa confusa línea entre el placer y el dolor.
Los dedos de tus pies se contraen y cuando buscás algo o alguien para aferrarte tus manos acaban sobre tus pechos que suben y bajan a cada movimiento. Arrojás la cabeza hacia atrás y Enzo acaricia tu mejilla con la suya, desesperado como nunca antes lo habías visto. Besa tu rostro y luego encuentra tus labios, su lengua recorriendo el interior de tu boca de manera obscena y silenciando por un instante tus gemidos y gritos pornográficos.
-Mati...- te quejás cuando los dedos en tu cadera reafirman su agarre-. Mati, ¿puedo? ¿Enzo…?
-Sí.
Tu cuerpo es víctima de los espasmos que tu orgasmo provoca y el placer abrumador que te recorre de pies a cabeza es suficiente para perder por completo la razón. Los movimientos de tus acompañantes no cesan y de tu boca sale un hilo de palabras incomprensibles y agudos sonidos patéticos cuando tu liberación moja tus pliegues y el miembro de Enzo. También recorre su pelvis y el interior de sus muslos y humedece las sábanas hasta oscurecerlas.
El calor del líquido blanquecino que mancha tu piel y salpica tus pechos –alguna que otra gota cayendo sobre tu centro, el miembro de Enzo arrastrándolas hacia tu interior- hace que los músculos de tu abdomen se contraigan al igual que tus paredes... y entonces lo sentís: el palpitar del miembro en tu interior mientras los dientes de Enzo rozan tu hombro y sus palabras se enredan en la punta de su lengua, tu cerebro registrando algún que otro tierno apodo.
Una respiración temblorosa deja tus labios.
-Bebé…
Aún en tu estado de agotamiento y desorientación reconocés la voz de Matías y te forzás a abrir los ojos. Te sonríe y cuando acaricia tu mejilla perseguís el contacto y confort de su mano.
-Estoy bien.
-¿Segura?- cuestiona Enzo. Se aparta con cuidado y te recuesta sobre el colchón-. Por un momento pareció que…
El familiar sonido de la madera llama tu atención y mirás en dirección hacia la puerta: Enzo no podía saber que tiene que asegurarse de cerrarla bien, por lo que no te sorprende encontrar una apertura milimétrica y que la tenue luz del corredor te permita distinguir la silueta que se aleja.  
La voz de los tres se tiñe de horror cuando intercambian una mirada y dicen al unísono:
-Santiago.
Notas de Lu:
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado... creo.
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Anoche estaba pensando "Si tuviera un dólar por cada vez que se me escapó un borrador de Matías tendría dos dólares, lo cual no es mucho, pero es raro que haya sucedido dos veces".
Todo era risas y diversión, dejé programada cierta publicación y me fui a dormir. Pero ahora chequeo y no figura por ningún lado... ¿Alguien me explica cómo es que siempre me pasan estas cosas? Pero seguro fue mi culpa porque soy experta en hacer lío con cosas bien sencillas 🥴
El archivo completo lo tengo en la pc y vuelvo a casa a mediodía. Obviamente voy a estar histérica hasta ese momento.
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Amo tus escritos, te acabo de encontrar y de verdad que n he leído mejores🩷🩷🩷
Me pone re feliz saber que les gusta lo que escribo y aprecio mucho que se tomen el tiempo de mandarme un mensajito, se siente como una caricia al alma y también me motiva a trabajar para mejorar mi escritura.
Mil gracias por leerme y por tus palabras tan lindas, me hace muy feliz leer algo así ❤️
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Imagina tener mi número de WhatsApp y recibir fotos de este tipo todas las mañanas 😘
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Amaría arrancar el día con un mensaje de mi hermosa esposa y viendo la cara de Enzo 🤭❤️ Además adoro los edits tipo Piolín y contestaría así:
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Pero tener una conversación vía WhatsApp conmigo significa que te van a llegar mensajes cuando me despierte a las 3 a.m y serían algo así:
"Ami, ¿querés que te cuente el top 3 de curiosidades sobre el rodaje de LSDLN? ¿Sabías que la casa en la que entra Enzo [...] y el perrito [...]? 😔".
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Mi intención inicial era utilizar otra canción de Soda Stereo como inspiración para la secuela de Una condena agradable, pero pasaron cosas y... Perdonen chicas, juro que el motivo es completamente válido, necesitaba de esta canción...
¿Puede que me arrepienta a último momento? Puede que sí. ¿Puede que no me arrepienta? También es una posibilidad.
Crucen los dedos para que pueda actualizar antes de medianoche. Yo por las dudas cruzo los dedos y también las piernas...
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Basta, que me muero de amor 😭❤️ Yo te adoro muchísimo más y vos sos la personita más increíble y adorable del universo, así que la pregunta acá es qué hice yo para merecerte.
Además desde el minuto cero me trataste con un re cariño y fuiste re dulce conmigo, me parece que sos literalmente ✨un angelito caído del cielo✨ y re mil agradezco que hayamos hablado y haberte conocido!!!
Te acepto los abrazos, las flores y que seas mi sicario personal porque me hace sentir importante y protegida(? Y cuando lo necesites podés pedirme lo mismo 🤭❤️
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¿Podemos abrazarnos así de violentamente? JAJAJAJA
También te mando un súper abrazo y espero que pronto te sientas mejor, pero si no... De ser necesario puedo ponerme en modo John Wick por vos bebé, no hago preguntas ;)
Esta bella imagen para representar nuestro abrazo ❤️
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Ay preciosa,, te juro que literalmente TE ADORO CON TODO MI CORAZÓN Y MI ALMA A MÁS NO PODER 🥺💗💗 me super alegra haber agarrado coraje y haberte hablado porque la verdad es que SOS LA PERSONA MÁS INCREÍBLE DE TODO EL UNIVERSO AAAAAAAA
TE AGRADEZCO POR TODO EL CARIÑO Y LA POSITIVDAD QUE EMANAS,, TE DEVUELVO ESE ABRAZO UN MILLÓN DE VECES MÁS FUERTE😭😭💕💕
Yendo no, llegando tampoco, abrirme la puerta que estoy afuera de tu casa con un RAMO DE FLORES 💐💍 Y creeme que si alguien te llega a decir algo o hacer daño de cualquier manera posible,, yo me voy a encargar de ellos 🗡
NOSOTRAS RN ♡♡♡♡
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Holi! Felicidades por tanto pedidos ❤️❤️❤️
Quería saber si al final vas a escribir sobre enzo y el age gap porque no lo vi en tus próximos trabajos
Hola! Muchas gracias 😭❤️ Todavía estoy por las nubes con lo de los pedidos, pero por favor no dejen que se me suba a la cabeza(?
La lista bajo Próximamente... que adjunté acá es la lista de drabbles! Así que sí, voy a escribir un Enzo + age gap pero en formato one-shot para poder desarrollar en profundidad la historia :)
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Voy a intentar ser breve porque de no hacerlo corro el riesgo de llorar de la emoción, así que acá va...
La lista de los pedidos que me llegaron durante la semana pero esta vez actualizada. Decidí reservarme el de Enzo + Pelea y Reconciliación porque considero que puedo trabajarlo mucho mejor en formato one-shot :)
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Creo que para algunas personas es habitual recibir esta cantidad de mensajes, pero para mí fue una experiencia surrealista porque de cierta manera pude interactuar con quienes me leen (todavía no puedo creer que sea así, en plural) y saber qué querían leer.
Gracias totales a las personas que me mandaron un mensajito, leyeron, dieron me gusta a los drabbles, comentaron, rebloguearon, TODO. Es un mimo al alma ♡
Y por acá...
Una listita con los pedidos que me llegaron estos días. Voy a escribirlos una vez que publique la secuela de Una condena agradable, así que estén atentas y si quieren mandar más, adelante!
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Tenía que ser breve para no llorar pero no fui breve y estoy llorando. Qué lugar más lindo este fandom 😭❤️
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me metí recién al fandom y te digo que adorooo todo lo que escribes te lo jurooo todo te sale súper poético, hasta cuando das las gracias o escribes lo más random te sale como bello dkfkdkkgkdkf
AHORA soy full enzo girl pero siento que matías le encanta la saliva?? idk si suena raro pero se ve que cuando acabas de besarlo y se separan está ese hilito de saliva entre los dos, o le encanta agarrarte la cara y ya con dos palmaditas en la mejilla sabes que debes abrir la boca pq te va a escupir. O te mete los dedos en la boca y te ensucia la cara con tu propia saliva 😵‍💫😵‍💫 es como marcar territorio y me encanta
+18!
La primera vez que sucedió Matías te tenía sobre tus rodillas y manos en el colchón, tu rostro a centímetros de la almohada perfumada por su colonia y sus uñas dejando marcas en la piel de tus caderas. Recuerda que la ausencia de tus gemidos le resultó extraña y ese motivo fue el que lo llevó a chequear tu perfil.
Fue entonces que vio el hilo de saliva que conectaba tus labios con la almohada y humedecía las sábanas hasta oscurecerlas. Los músculos de su abdomen se tensaron y tuvo que parar por un breve instante para respirar profundamente, confundido. Cuando volteaste a verlo tus labios brillando y tu mentón mojado amenazaron con llevarlo al orgasmo.
Intentó ignorar lo ocurrido esa noche, también intentó olvidar lo indecente de tu mueca al mirarlo, pero luego ocurrió un segundo incidente que terminó por develar uno de sus más profundos deseos:
Tus piernas abrazaron su cintura mientras gritabas de placer bajo su cuerpo, tus pechos se movían al ritmo de sus estocadas y tu lengua batallaba con la suya de una forma casi violenta. Rompió el beso para tomar aire y observó su saliva caer desde sus labios hacia los tuyos, manchándolos.
No cree que supieras lo que hacías, pero cuando relamiste tus labios y tragaste visiblemente su cuerpo estuvo a punto de fallarle. En tus ojos vidriosos no había atisbo alguno de pensamientos racionales y hacía tiempo que habías pronunciado una palabra que no fuera su nombre. Entonces, ¿por qué le sorprendió tanto que abrieras la boca y enseñaras tu lengua, suplicando?
Escupió sobre tu boca pero algunas gotas cayeron sobre tu mejilla y, luego de tragar, limpiaste tu piel con tu pulgar y lo envolviste con tus labios... Así fue como Matías descubrió que a) tenía un spit kink y b) también lo tenía su adorable novia, que arrastraba a su vez una evidente fijación oral.
No pasó mucho tiempo antes de que se volviera habitual sentir sus dedos golpeando tu mejilla rítmicamente para dar la orden, la cual acatás siempre de inmediato en caso de que tu boca no esté ya abierta en busca de una recompensa. Tampoco es inusual que sus dedos se deslicen entre tus labios para brindarte el especial confort del peso (en un buen día, también te premiará con la posibilidad de mantener su miembro caliente) sobre tu lengua.
A veces decide torturarte y mantener sus dedos en tu boca hasta que tu saliva corre, corre y corre, mojando sus muñecas junto con tus lágrimas. También disfruta -demasiado- limpiar sus manos en tus mejillas y la forma en que la sensación hace que tus párpados se cierren con fuerza, entre avergonzada y excitada.
Tengo que admitir que la combinación Mati + Spit kink es mi nueva religión, porque no tiene sentido lo mucho que concuerda con su personalidad (déjenme soñar, por favor). Disfruten la lectura ♡
(Y mil gracias por tus palabras tan lindas, bella desconocida, voy a fingir que no estuve al borde de llorar ante semejante cumplido ❤️‍🩹)
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holii, vi que estabas abierta a escribir sobre Felipe y se me ocurrió esto 🤭, pensás que Pipe tendría un size kink? es que es re alto y solo me lo puedo imaginar aprovechando lo grande que es para intimidar a su pareja 🫠 Amo tus escritos y pense que vos desarrollarías esta idea de la mejor manera💗
+18! Roommate!Pipe <3
Felipe parece hacer lo imposible para complicarte la vida: colocar tus pertenencias en sitios que no lográs alcanzar, colmar el tendedero con las camisetas del equipo de fútbol que le gusta, el constante manspreading al sentarse en el pequeño sofá de la sala, pasearse en ropa interior permitiendo así ver sus muslos musculosos y el contorno de su miembro (que incluso flácido, es más que prometedor).
También tiene la horrible costumbre de ser dulce en extremo y demostrar su cariño a través del contacto físico, sus grandes manos siempre acariciando tu cuerpo de manera inocente y sus dedos tocando tu cabello en momentos inesperados. Intentás controlar la forma en que te hacen sentir su personalidad y el contacto de su cuerpo con el suyo, pero es complicado...
No, no es complicado, es imposible decidís cuando lo ves entrar en la pequeña cocina que comparten. Lo ignorás y continuás con la tarea de alcanzar tu taza favorita porque, como suele suceder cada vez que él se encarga de guardar la vajilla, Felipe volvió a colocarla en el estante más alto.
-¿Qué hacés?- pregunta con fingida inocencia-. ¿Por qué no usás una silla?
-¿Por qué no me la pasás vos, que sos el que la dejó ahí?
Estás a punto de voltear, de mal humor y harta de la situación, pero te detiene su mano rodeando tu cintura y el calor de su cuerpo contra tu espalda. Cuando te acorrala contra la encimera y estira su brazo para tomar tu taza sentís su bulto chocando contra tu espalda.
Un gemido escapa de tus labios y apretás los párpados con fuerza, tan avergonzada como para desear que la tierra te trague. Felipe no dice nada pero oís la manera en que traga saliva antes de alejarse.
Te mantenés en silencio, petrificada hasta que desliza la taza sobre el mármol... volviendo a rozarse contra tu espalda. Un escalofrío te recorre y él toma tu cadera entre sus manos, acortando cualquier distancia y suspirando cuando vuelve a sentirte.
-No te gusta dónde dejo tus cosas pero te gusta usar mi ropa- reprocha, aunque a juzgar por su voz dirías que le divierte-. Las camperas, la remera del mundial, el bóxer que me desapareció...
Te obliga a voltear y observás casi en trance la forma en que su mano se desliza lentamente entre su piel y su ropa interior, bajando la prenda para descubrir su miembro. La palabra grande no es suficiente para describirlo y son tentadoras la vena que recorre su extensión y también su punta ya húmeda, que parece pedir tu atención a gritos.
Con la respiración entrecortada tomás entre ambas manos su miembro, tan grande como para que tus dedos no se toquen al rodearlo, y él arroja la cabeza hacia atrás cuando comenzás a masturbarlo.
-No va a entrar- lamentás.
Se atreve a besar la comisura de tus labios y el gesto resulta tan natural como la sonrisa que tira de sus labios.
-Yo voy a hacer que entre...
No estoy para nada convencida de este drabble, siento que no le hice justicia al dulce de Pipe, pero igualmente espero que lo disfruten mucho ♡
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✈️ 📝 🍅? 💕
✈️ favorite place you’ve traveled
Un pueblo al sur de Buenos Aires! Es un lugar muy conocido porque parte del pueblo quedó en ruinas tras una inundación. Tengo familia ahí y todos los días estoy tentada a mudarme con ellos porque no tienen nombre la tranquilidad y silencio de ese lugar 😌
📝 last thing you wrote
Spoiler para las Pipe girlies (así que va con etiquetas):
"Felipe parece hacer hasta lo imposible para complicarte la vida: colocar tus pertenencias en sitios que no lográs alcanzar, colmar el tendedero con las camisetas del equipo de fútbol que le gusta, el constante manspreading al sentarse en el pequeño sofá de la sala, pasearse en ropa interior permitiéndote así ver sus muslos musculosos y el contorno de...".
🍅 least favorite food
Comidas no, pero cualquier vegetal naranja cocido me genera muchísimo rechazo ¿?
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❤️‍🔥🎵🎧 (ya que estoy aprovecho para mencionarte que empecé leyendo el último ask de Simon toda "aww" y ese giro de 180° me disconfiguró totalmente ksjdkjshf)
❤️‍🔥 what character do you simp for most often
Sólo se me vienen a la cabeza los personajes por los cuales lloré fuerte y me dolió el corazón: Remus Lupin y Regulus Black de Harry Potter + Neil Perry y Todd Anderson de Dead Poets Society. Haría todo por esas criaturas...
🎵 favorite artists
Estoy en una encrucijada porque hay muchísimos músicos que diría que son mis favoritos, pero si tengo que elegir: Luis Alberto Spinetta, David Bowie, Hozier, Birdy y Bon Iver 😌
🎧 last song you listened too
Du gråter så store tåra - Ane Brun (no tengo idea de qué dice exactamente porque está en noruego y la traducción no debe ser fiel, pero es linda 😭❤️)
Espero que hayas disfrutado el drabble de Simón porque yo sí disfruté escribirlo JAJAJAJA Siento que él se muestra re dulce y tierno para ocultar lo kinky 🤭
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💛💜🥀🎂 please, if you don’t mind!! ILY CUTIE
💛 what is your favorite feature on yourself?
My hands! For many years I was insecure because I have hypermobility and my fingers are very thin, so my hands look like something out of a Tim Burton movie... But I actually love that! Plus they are the same hands I use to play music, paint or write so it would be stupid not to appreciate them.
💜 describe yourself in five words or less!
Grumpy, quiet, (I try to be) kind, honest and loyal.
🎂 when is your birthday?
My birthday is on July 17th! I don't understand much about the zodiac signs but I know that I am a Cancer and therefore a moonchild (and I love the meaning behind that word, sounds very poetic to me).
🥀 kinks you would never write for
The extreme part of medical kink. I wrote about Enzo as a physiotherapist but that's it. If I start thinking about anything that involves needles and stuff… I would faint.
Thanks for asking and YOU are the cutie, love you too ♡
Ask game acá!
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unas preguntitas para pasar la tarde :))
📚, 🌝, 🌚
📚 how do you come up with the fics you write
Las ideas arrancan más que nada en mi cuaderno rojo que no es un cuaderno y tampoco es rojo, es un sketchbook y la portada es Almendro en Flor de Van Gogh (de mis pinturas favs). Tengo una lista describiendo a cada persona sobre la que escribo y voy sumando cualquier kink que le haya atribuido, pero esos son los aspectos ténicos... La realidad es que tengo una imaginación bastante hiperactiva, leo smut hace tres años (gracias fandom de los Merodeadores) y mi vida romántica es nula, así que... 😔
🌝 a show you would recommend to anyone
Chernobyl de HBO! Pero me gustaría también recomendar Las cosas por limpiar y La luz que no puedes ver.
🌚 a show you’d tell people to stay away from
No hay uno en específico, pero... Cualquier serie y/o película que trate sobre personas neurodivergentes en cuya producción no haya personas neurodivergentes (o sobre la cual la comunidad se exprese negativamente) involucradas, es un no para mí.
Tarde de lluvia respondiéndole a la más linda ♡
Ask game acá!
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