DOS POEMAS DE FRANCISCO SQUEO ACUÑA
Cuento del mishi
Tuve un gato
era negro
perteneció a mi padre
comía o saboreaba el pan con vino
al volver de sus andanzas
muchas veces lo vi feliz
como un manto de zorzales
Fue muerto a balazos
un día de carnaval
para festejo
de la gente de la calle trece
Según mi padre
su mínino pagó el pujllay
que se les seque el perejil, maldijo
a los apetecibles bandidos
Mi padre ya no tuvo otro gato
el pan con vino
se los daba a los gorriones
con ellos se fue un otoño
lo vi galopar por querer alcanzarlos
No sabía que por envidia en el barrio
a su gato lo llamaban fechor.
La huesuda
Visitó todos los cielos rasos
de los alberguer transitorios
espumó la paciencia de los poderosos
y sobre la risa de los recalcitrantes
Ella se perfiló
siempre
a existir sin obligación
numerosos recurren a ella
para la usurpación
sabe que felicidad
le dio a los longevos rusos
pero no se conforma y es bendecida
por todas las religiones
Che parca
dejá de negrear
Francisco Squeo Acuña
Poeta nacido en La Rioja, Argentina, (27 de octubre de 1938 – Buenos Aires, 11 de abril de 2006), que a la par de su tarea creadora, desarrolló una notable labor cultural como editor, antologador y crítico literario, en revistas y emprendimientos como Diagonal cero, Latinoamericana y Monoblock al sur. Núcleo de Artes y Letras.
Publicó tres poemarios: Cantos cisandinos, 1972; Diente de león, 1988; y El tallo de la memoria, 2004.
0 notes
DOS POEMAS DE EUGENIA MURÚA
Te hablé esta noche - te dejé un mensaje-
mental
llamame
cuando puedas
con hoy quiero decir - estos días-
apología en inglés y español.
No hay nada que la caligrafía pueda hacer por mí
de una forma mas bella
pero ilegible
nunca tenés suficiente
de lo que es para otra persona
meno mal que estás en cualquiera
sino agarraba viaje
MORITURI TE SALUTANT
de este lado del tiempo
hace un campo que estamos
está todo oscuro y hay una
pequeña alcantarilla-lámpara
lo
del vidrio es total y oscuro
creo que intenté derribarlo
me duele mucho el hombro
de todas maneras
siento respiraciones
y empiezo el lento camino
de mirar atrás.
de Ksisters (Hermosa cena editorial).
Lovely Dinner / Rita Gerónimo / Eugenia Murúa
La Rioja, 1989. Es poeta y editora en Hermosa Cena Editorial. Publicó la plaqueta de poesía "Himen" en 2017 (edición personal) y el libro de cuentos "Dimensión afectiva" en 2021 (Plano Editorial), ganador del 1er lugar en el concurso "Letras en conexión". En 2022 publicó Ksisters (Hermosa cena editorial
3 notes
·
View notes
Dos poemas de Alina Mateos Horrisberger
una lagartija se me aferró a un dedo
un manotazo de ahogada
literal
para ayudarla a salir del balde donde se había caído
sin saber cómo pedir
me pidió una mano
se aferró a la vida que había en mi dedo
la envolvió con su manito entera
con fuerza
su panza húmeda latió en mi palma
sabiendo las dos que a veces
pasan cosas
y una toca fondo
desprevenida
Aparición
caminando encontré
un ciervo herido
su herida era mía
tenía yo
la lanza en la mano
el ciervo me atravesó el ojo
me llevé la mano
a su pecho
sentí
un nido de flores
lamerme los huecos de sombra
entre los dedos
con el ojo enlazado al suyo
lo arropé en sangre
suya o mía
no sé
nos derramamos
juntos y a los ojos
volví caminando
atravesada de ciervo en el pecho
florecida
(de Faunario)
Alina Mateos Horrisberger es de Posadas, Misiones. Es poeta, traductora y editora.
1 note
·
View note
Dos poemas de Rodrigo Terranova
El pibe que nos limpia el parabrisas
en Illía y Chacabuco, cómo crece.
Está desde chiquito, me parece.
el tiempo rueda con cubiertas lisas
Mi propio hijo, que anteayer viajaba
atado en su butaca, atrás, seguro,
cantando de una rana y un canguro...
¿no viene ahora al lado?¿No me acaba
de comentar carreras que evalúa?
¿No hablamos de un posgrado, de una beca?
En el azar feroz de cara o ceca,
el parabrisas nunca reditúa.
El brazo que lo limpia sigue afuera
del vidrio que es hogar pero es pecera.
Volcó un camión cargado con cerveza
y emergen sin cesar, de todas partes,
contentas de tener proyecto un martes
legiones desempleadas que encabeza
un viejo que rajaron de Zanella.
La niebla que escondía la rotonda
de a poco se diluye, es menos honda.
El aire huele a pan, limón y canela,
comentan y se instalan sobre el hombro
cajones con la Quilmes y la Brahma.
¿Será el goteo, al fin, que se derrama?
Se alejan sin apuro del escombro.
Los perros que abrevaron en los charcos
derivan indecisos, como barcos.
(de Vida de reyes)
Rodrigo Terranova
Nació en Buenos aires en 1972. Vive en San Luis. Es diseñador gráfico. Formó parte de Historietas Reales. Como historietista ha publicado La divina oquedad (Domus, 2007), Dos estaciones (en colaboración con Federico Reggiani, La máquina infernal, 2011) y El reino de este mundo (Maten al mensajero, 2022). También los libros de sonetos Caballos a la orilla de la ruta (Color Ciego Ediciones, 2019), Hornero (Goles Rosas, 2020) y Vida de reyes (Ediciones Paco, 2022).
0 notes
Dos poemas de Gabriel Rosales
EN LA GATERA
La testa,
imponente,
bamboleando hacia los costados,
buscando el punto exacto
de equilibrio
que estabilice el rumbo.
Las gambas flexionadas,
como rana que intenta su primer salto,
intuyendo una fuerza
que no controla.
Los brazos firmes,
las manos abiertas sobre el piso,
sosteniendo la panza,
sus ruidos sin nombre.
El pañal flojo,
deja ver el inicio
de la rayita del culo.
El torso,
inseguro,
que se yergue,
se levanta.
(de Canción de las generaciones)
LENGUA PRIVADA
El silencio es un hueco alrededor del cual giramos con el Sargento. Algunas veces llenamos el hueco de mentiras que nos hacen felices. Otras no. El hueco crece, caen en él las palabras, se quiebran.
Hoy busqué al Sargento en diálisis. Una máquina revolvió su sangre durante tres horas y media. Al salir eran necesarias las palabras. Está linda la tarde ¿viste?
La multinacional que le revuelve la sangre -Fresenius Medical Care- le da una pastafrola para la media tarde. Como a él no le gusta me la da mí. Igual que cuando era un milico joven al que le sobraban riñones con su pequeño bebe: otro Chocolatín Holanda después del trabajo.
(de Sargento Ayudante)
Gabriel Rosales
(1980, La Carolina - Provincia de San Luis) Es profesor en Ciencias de la Educación y docente universitario. Publicó, en poesía, “Prohibido el Paso” junto a Walter Olguín (Editorial Yugen, Córdoba, Año 2005); “La huella en ningún lado” junto a Jorge Bustos (Editorial Revistas Callejeras, San Luis, Año 2007); “La perspectiva del cuadrito” (Editorial Interrupciones, Villa Mercedes, San Luis, Año 2007).
1 note
·
View note
Dos poemas de Clara Bennardis
La fuerza de un nacimiento
El cielo estaba limpio, el sol
hervía el agua y no se movía
ni una hoja.
Era un domingo
el río estaba poblado
cuerpos caían desde piedras
salpicaban rondas
de mates dulces y bizcochitos blanqueados.
Adonde no haya nadie, dijimos
y anduvimos cortaderas corriente arriba
hasta un pozo encajonado
al pie de una sierra con cabras
que dejaban de masticar
las jarillas y subían.
El agua trajo ramas, palitos
y al buscar la referencia
la marca en la piedra
estaba desbordada
y turbia.
De un salto al monte
cabritos abrojados a las espinas, trepamos
y vimos llegar la ola
con la fuerza de un nacimiento
a treinta kilómetros de tiempo
donde reventaba una tormenta, que no se miraba
en nuestro cielo pulcro.
Fue ese domingo
con un sol de domingo
que en invocar la infancia insiste
cuando conocí
cómo sopla y cómo huele
el aliento de las parcas
sobre el rugido de una ola.
Nido
El camino que lleva a las casas
suena a sequía bajo la suela
una familia de ciervos habita el inicio
y me acerco deseándolos
pero no, no son las astas del venado mi guía
es el aire húmedo en la curva
donde años pasados hubo aguas
que ahora viven en el viento
son pinchazos en los poros
un reclamo de la tierra. La frialdad
de la curva se endereza
en el bosque de caldenes que aún
ensortijan sus pellejos. Caldén
árbol de hojas caducas, chiquitas
una espina a cada lado custodian las semillas
que suenan en la vaina
duermen en corazas
¿cuántos años demorarán otros frutos?
qué difícil a la semilla acorazada competir
con las livianas y permeables siempre verdes extranjeras
hiedras y ligustrines trepadores
habituados a los años de foráneos
conquistan suelos
las blanduras de su germen
en los climas invertidos.
Bosque dije, pero cuánto es bosque
al menos siete alcanza
nunca tanto como esas catas
ellas cortan el cielo
tan fluorescentes y coquetas
han migrado hace unos años,
han cambiado la fronda de los árboles
y las sombras de verano. Sus enormes nidos enjambran
la gesta inacabada
de quien llega a la noche sin miedo
y chillan en relojes tardíos
a destiempo con los gallos y tonadas
ocupan cables, pintan calles sus desechos
invaden el silencio que la calandria sabe porque es calandria.
Color ceniza, esta vista nublada
el paico seco enmarca el camino
deja espacio a la carqueja, la tierra late
finge luego la alegría de todas las verbenas
hasta el cartel que dice otra venta
entre negruras chamuscadas por el fuego
amarrado por la mano del hombre que contó
la ceniza sin tiempo ni sudor. El rastro de la llama
anuncia una nueva casa
alguien que quizá quiera huir y desconoce
su refugio erguido sobre el despojo
y un nuevo verdeo.
Camino.
Suena el silencio a tierra seca bajo las suelas
huele el silencio a resina de jarilla en las salamandras.
sabe el silencio a la amargura de la carqueja. Palpa
la respiración del venado que no miro
mira
los huecos de las ramas raquíticas de este invierno
que aún helado dejan al sol colarse
y al pie del caldén
crece un musgo también verde
de nuevo trabajará la tierra
un nido frágil
también es nido.
Clara Bennardis
Es periodista, docente y bailarina. Nació en Buenos Aires, en el barrio de La Paternal, pero vive desde muy pequeña en El Trapiche, San Luis.
Fundó la librería La Puebla, gestiono la Biblioteca Popular Liliana Bodoc y los eventos culturales del Paseo Martín Grillo. Es parte del programa de radio semanal “Paremos la rueda” en la FM El Trapiche. Mediadora de lectura literaria, comparte talleres y trabaja en cursos de formación docente en el Ministerio de Educación de la Nación en el área de Alfabetización Inicial. Desde el 2021 forma parte del elenco de la obra de danza teatro “Amores libres” dirigida por Keko Barrios y producida por Casa Azul Periferia del Arte de San Luis Capital.
Publicó crónicas, entrevistas y poesías en revistas digitales. Forma parte de la antología “La guerra y la paz, a 40 años de Malvinas” editada por la Secretaría de Extensión de la ULP. Publicó el libro de poemas “La fuerza de un nacimiento” editado por Perniciosa Ediciones de la Ciudad de San Luis.
2 notes
·
View notes