Las ansias que tengo de sentir tu fría piel temblando al toque de la niebla y la brisa, estás pálida y la carnosidad de tus labios se colorea mientras va llegando a un morado siendo aquel mi color favorito.
Tanto te observo, pero estás lejos ignorándome, así que murmullo para que me escuches y me miras con una sonrisa, golpeas tu regazo dos veces; ingenuamente accedo para terminar con tus manos tiritantes acariciándome el pelaje, entre las caricias sé que amas mi ronroneo.
Él llevaba un paraguas, volteó y se llevó mi corazón.
Amor a primera vista
Salía del trabajo, cansada, enojada, con la idea de renunciar en mí mente; en pocos segundos empezó a llover, mi ira aumentó, lamentablemente no tenía ningún paraguas en mi mochila, así que decidí caminar bajo la lluvia hasta mi casa, o hasta que escampara.
En medio de la noche y faltándome pocos minutos para llegar a mi hogar, sale un señor de un café, lo vi de espaldas, se dirigía rápidamente hacia mi norte; el hombre generó curiosidad en mí, era alto, robusto, su espalda era muy ancha, caminaba con cierta musicalidad como si sus pasos llevarán el ritmo de su corazón o del mío, porque al final fue mi corazón quien se acopló a sus pasos. Cuando pensé que jamás lo volvería a ver, cuando se perdía de mí vista, volteó, serio pero con paciencia. Mis ojos se posaron en los suyos. Lo amé.❤️
Las partículas flotan en la mirada y, en el iris el polvo de estrellas que somos habita condensado, aunque no junto. Allí está, igual que afuera, solo es el universo en miniatura generándose.
Utilizo el cinturón de la castidad de manera pura, con el lienzo blanco que trazan sus dedos, con un amor que yo tengo en pétalos y otros en lujuria; que brota en sus miradas y en un impulso, donde el lienzo blanco se mancha con pantano, y donde se destruye un cartucho. 🌼
La estación del tren permanecía en silencio, lo único que se escuchaba era la lámpara moviéndose de un lado a otro, y luego el golpear de mi pie en el suelo.
Había pasado una hora y todo era igual, ni el mínimo sonido cambió.
Hasta que de repente, rompiendo el silencio llegó el tren y, mientras la gente bajaba, no quedó rastro del silencio; me impacienté más: ¿será que ahora si ha llegado?
Mi respiración se aceleró, tenía la mirada en toda la puerta del tren esperando su regreso.
Nadie. Ya había bajado la gente del vagón, suena el tren para retomar su camino, agacho la cabeza rendida, hasta qué siento que me tapan la luz del frente. Es él con una inmensa sonrisa en el rostro y un ramo de flores, le doy un beso.