Tumgik
relatoscerdos · 3 years
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Todo queda en familia VIII: Mis dos váteres personales en la familia
Primera parte | Segunda parte | Tercera parte | Cuarta parte | Quinta parte | Sexta parte | Séptima parte
Mi primo estaba abriendo el coño de mi tía con las dos manos, dejando un boquete negro al aire, mientras ella sollozaba y se retorcía. Él me miraba con una cara de vicio que me ponía el nabo durísimo. Empecé a apretar y salió un chorro fino por lo dura que tenía la polla que empezó a caer en su coño mientras ella decía que no y se intentaba zafar.
Mi primo la miró con cara de mala ostia y abrió las manos en su coño
 - Como te muevas más sigo abriendo y te junto el coño con el ojete, hija de puta.
Mi tía le miró acojonada y se quedó quieta sollozando, yo me empecé a reír y seguí meando. Se iba llenando el coño y empezaba a sonar como un váter.
 - Joder, tía, suenas como un puto retrete, primo, habrá que empujar este meo para que le llegue bien al útero, que no acaba de entrar... ¿Se te ocurre alguna manera?
Mi primo me miró con su cara de vicioso sádico y se lanzó a clavarle el cipote a mi tía, que entró como si su coño fuese mantequilla, salpicando de meo sus pelotas colgando.
 - Parece que se sale, se lo hemos abierto demasiado primo...
No me dio tiempo a terminar la frase y mi primo cogió sus pelotas y empezó a meterlas por el coño de mi tía, taponándolo para que no saliese mi meo. Mi primo no se movió, taponando el coño de su madre, y me miró por encima del hombro sonriendo mientras echaba sus brazos hacia atrás y se abría el culo. Tenía el ojete abierto, no tanto como el coño de su madre, pero estaba claro que por allí habían pasado bastantes pollas y más de un puño. 
 - Primo... ¿no te queda meo para mí? - me puso morritos y me lancé a clavarle el pepino y seguir meando mientras él gemía y morreaba a su madre mientras ella se resistía - Mira mamá, vamos a ser las putitas del primo, sus putos retretes. 
Yo desde atrás le agarraba del pelo a mi primo bombeando su ojete con meo hasta quedarme ya seco.
 - Dáselo a tu madre a ver a qué sabe el ojete de su hijo.
Por primera vez vi a mi primo dudar un segundo mirándome, pero no tardó en volver su vicio cuando el dije:
 - Y así vacías el coño de tu madre de meo y lefa también.
Ni se lo pensó y de un salto le plantó el ojete suelto en la boca a su madre, que ahora sí forcejeaba como loca. Puso sus rodillas sobre sus brazos y se lanzó al coño de mi tía para empezar a chupar y sacar todo el meo y la lefa. Podía ver cómo caían regeros de meo de la boca de mi tía mientras él empujaba. Entonces se me ocurrió por qué había dudado.
 - Primo... ¿traías el culo limpio o venías lleno, cabrón?
La sonrisa sádica de mi primo se amplió mientras cerraba los ojos y oía cómo apretaba la barriga para descargar.
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relatoscerdos · 4 years
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Todo queda en familia VII: La guarra de mi tía y el cerdo de mi primo
Primera parte | Segunda parte | Tercera parte | Cuarta parte | Quinta parte | Sexta parte
Mi primo estaba lamiendole el coño chorreando a la puta de mi tía, que chillaba como una cerda con mi puño dentro hasta la muñeca y empujando.
 - Con la de lefa que tiene este coño está preñado seguro. Mejor que nos aseguremos de que no te quedes preñada con tu edad, ¿no, tía?
Mi tía estaba lloriqueando y retorciéndose, llevándose las manos al coño, y empezó a asentir entre lloriqueos diciendo “preñada no” y “pastilla”.
 - ¿Qué pastilla te vas a tomar? Esto lo arreglamos mi primo y yo rápido, tía.
Cerré bien el puño dentro de su coño y empecé a pegarle puñetazos cada vez metiendo más brazo. Mi primo me miraba con los ojos desorbitados, aún algo rojo de la follada de garganta y soltando babas.
 - No hay nene que sobreviva una buena embestida, no te preocupes, que hoy no te quedas preñada. Pero esto cansa mucho el brazo... ¿Me echas una mano, primo?
Mi primo asintió sonriendo con cara de hijoputa. Saqué el brazo de golpe, dejando el coño completamente abierto y boqueando. Parecía una puta yegua la muy subnormal. Mi primo se echo un lapo en los nudillos y le metió el puño por el coño hasta medio brazo de golpe, dejando a mi tía sin respiración. Se dedicó a bombearle la barriga sin piedad. Yo podía ver cómo se marcaba su puño en la barriga de la cerda, y me estaba poniendo malo. Mi primo me miró sonriendo y sacó el puño de golpe y lo volví a meter yo.
Empezamos a meter y sacar el puño cada vez más hondo, hasta que cada vez que le metíamos un puñetazo metíamos hasta el codo, marcándose el bulto en su barriga. Mi tía estaba ya llorando a moco tendido casi sin voz y yo estaba a mil mirando la cara de cerdo de mi primo.
 - Joder, esto ya está sueltísimo... 
Me miré el puño lleno de flujo, babas y lefa y miré a mi primo, totalmente ido destrozándole el coño ya amoratado a mi tía. Le agarré de la cintura con un brazo mientras él seguía absorto metiendo puño y empecé a sobarle el ojete, que para mi sorpresa no estaba tan cerrado como esperaba.
 - Cabrón... esto ya te lo has abierto...
Me miró con una sonrisa de cerdo que me puso a mil y le metí 4 dedazos. Ahí empecé a notar resistencia y se le cambió un poco la cara, pero eso era lo que quería. Empecé a empujar hasta los nudillos y meter los dedos, notaba cómo se iba abriendo a la fuerza y cómo le empezaba a doler, pero él en vez de pararme se dedicaba a descargar contra su madre y reventarle cada vez más duro.
Me solté un lapo en la mano y de un golpe le metí hasta la muñeca. Mi primo soltó un grito, pero puso el culo en pompa para acomodarse y bufando como un toro cogió y le metió el puño por el ojete a mi tía también.
 - Por... fa... vor cariño... pa... pa... para... no... puedo... másssss....
Mi tía le miraba retorciéndose y con la cara llena de lagrimas y roja, pero mi primo seguía con el nabo a reventar, con un puño en cada uno de sus agujeros y yo con mi puño en su ojete. Abrió la boca mirándola a los ojos y le soltó:
 - Cállate, puta de mierda.
Ella siguió suplicando pero yo estaba a mil y empecé a reventarle el ojete a mi primo, con lo cual él siguió bombeándole el ojete y el coño a mi tía.
 - Vaya par de putas sueltas estáis hechas... - seguí abriéndole el ojete a mi primo, que cada vez se soltaba más, y me agarré el nabo mirándole - Abrele bien el coño que tengo que mear.
Mi primo metió las dos manos en el coño y las separó abriéndolo una bestialidad y dejando un boquete justo a tiempo para que enchufase el nabo con la mano que tenía libre y cayese el chorro justo dentro.
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relatoscerdos · 4 years
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¿Seguís con ganas de relatos?
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relatoscerdos · 5 years
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El profesor de filosofía, III
Primera parte | Segunda parte 
Había empezado a lloriquear, del miedo, del olor apestoso de ese rabo y de ese requesón y de que me estuviese grabando.
 - Mira a cámara y lame el capullo, venga.
Saqué la lengua y la puse en el capullo, el sabor era amarguísimo, y miré de reojo arriba, cayéndoseme las lágrimas.
 - Pobre maricón... Sois todos iguales, calentando pollas y luego no queréis rabo de verdad. Pues te jodes, porque a mí cuanto más llores más dura me la pones.
Se cogió el capullo hinchado y lo empezó a restregar por mi boca y lengua. Intenté apartarme pero me agarró fuerte del pelo y me lo metió a la fuerza, restregándolo. Lo sacó limpio de requesón, y yo no paraba de tener arcadas.
 - Como potes te mato a ostias, maricón. Traga.
Intenté tragar, otra arcada.
 - ¡TRAGA!
Me tapó la nariz y la boca mientras me miraba con una cara que me acojonaba. Entendí que o tragaba o me dejaba desmayarme, así que aguantando la náusea me lo tragué todo, espeso, quedándose pegado en mi garganta.
 - Puta de mierda...
En cuanto me soltó, abrí la boca para coger aire pero duró poco: me empezó a follar la boca con ese rabazo enorme sin piedad, sin apenas poder respirar. Cogía una bocanada de aire en cuanto podía, soltando babas espesas y lloriqueo, y viendo ese pollón volver a acercarse.
 - De aquí sales hecha una puta de verdad. No un mariconazo calientapollas, joder.
Me seguía zumbando la garganta y yo pensaba que en cualquier momento iba a desmayarme, potar, o ahogarme. Estaba acojonado, pero cada vez que veía ese pollón descomunal fuera de mi boca no podía evitar pensar en la preciosidad que tenía entre las piernas.
 - Si en el fondo os encanta, putos maricones...
Empezó a soltarme pollazos en la cara, aún apestaba pero ya me había hecho al olor. Le miré desde abajo y vi una cara de cerdo salido que sabía que me iba a destrozar.
Volvió a cogerse el pollón por los cojones y lo enfiló a mi boca. Instintivamente la abrí de par en par, y oyéndole cómo se reía me sorprendió que no me la metiese de golpe. Empezó a meterla poco a poco, pero sin parar. Quería que me la tragase hasta los huevos, y yo creía que eso me iba a matar.
Encajó el capullo en mi garganta, apretando. Yo la notaba estrechándose y abriéndose, con un dolor descomunal. Aún quedaban unos centrímetros, pero su pelambrera ya se me metía en la nariz. Intentaba alejarme, pero él solo se reía y seguía apretando.
Mi barbilla tocó sus cojones y yo creía que me iba a partir el cuello o desencajar la mandíbula. Le intentaba mirar pero tenía la cabeza tan encajada que solo podía ver la pelambrera. Empujaba esas nalgas enormes y peludas pero no se movía. En cualquier momento tenía la sensación de que iba a caerme redondo al suelo.
Me soltó de golpe, sacando el pollón de mi cabeza con un cuajarón de babas espesísimas y me soltó un guantazo que me giró la cara y me quedé helado al encontrarme con Luis, el profesor de gimnasia, grabando todo y sonriendo.
 - Joder, Enrique, ya te dije que este era un pedazo de maricón de campeonato. Lo vamos a pasar de puta madre.
[continuará]
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relatoscerdos · 5 years
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El profesor de filosofía, II
Primera parte
Me había imaginado la situación mil veces, pero ahora que parecía tenerla delante, la verdad es que estaba acojonado. En mis fantasías había vicio, algo de caña, pero todo era muy estilo peli porno. Ahora estaba llorqiueando, temblando, y Enrique me miraba como si me fuese a matar ahí mismo.
 - Venga, ¿no ibas tan de putita por Grindr?
Se agarró el paquete, yo seguía callado, en shock. Me fijé en que lo tenía hinchadísimo. Joder, siempre tenía buen paquete, pero eso parecía que iba a reventar. Le volví a mirar, esperando que en cualquier momento se riese, o me dijese que era una broma, pero no.
Sobriendo los mocos y limpiándome las lágrimas le sonreí de medio lado y acerqué la mano a su paquete. Igual iba a molar y todo. Enrique me cogió la muñeca, acercándome de golpe, y soltándome un guantazo que me hizo pitar el oído.
 - Puta cerda, maricón de mierda...
Solo le oía entrecortado, mientras me ponía la mano en su paquete y notaba un rabazo descomunal hinchándose debajo. Una parte de mí no pudo evitar estremecerse de vicio. Nunca había tenido delante un verdadero pollón, rabos grandes, sí, pero no de esos de las pelis porno, y me moría de ganas, aunque el dolor de la cara y el pitido de los oídos no acaban de cuadrarme en mi fantasía.
Enrique me agarró del pelo, tirándome de la silla y poniéndome de rodillas. Me puso el paquete delante y noté el olor a polla. Joder, se la olía a través del pantalón.
 - Si le dices esto a alguien, te mato. ¿Te queda claro, maricón?
Asentí mientras se bajaba la bragueta. Salió un paquetazo marcando un pollón venoso en unos slips que le quedaban tan justos que ni siquiera le llegaban a las ingles. El olor era cada vez más fuerte.
 - ¿No ibas de puta cerda? Pues esto es un rabo de verdad. De macho de verdad. Maricón.
Se lo sacó por un lado del slip y me quedé clavado. Era un pollón peludo, venoso, gordísimo y con un pellejo que tapaba el capullo por completo y aún sobraba. De él empezaba a caer algo de baba bien espesa. Lo que no me esperaba era el olor, cada vez más fuerte. El rabo estaba bien morcillón, y para qué mentir, se me hacía la boca agua. Levanté la mano para agarrarlo pero me la quitó de otro guantazo. se agarró la polla por el capullo y empezó a descapullarla. La pegó a mi nariz y sacó un capullo hinchado, morado, y totalmente cubierto de requesón. Apestando.
No pude evitarlo y me dio una arcada. Joder, eso era demasiado. El calentón que llevaba se me pasó.
 - Calientapollas de mierda, ¿no ibas de puta? Límpialo.
Me empezó a sobar el requesón por la nariz y los labios, dejándomelos manchados, por lo que el olor sólo iba a más. Me alegré de no haber llevado hoy bocadillo para el recreo, porque lo habría potado. No paraba de tener arcadas y Enrique me seguía pasando el capullo apestoso por la nariz. Cuadno levanté la vista, con los ojos nublados del olor, me lo encontré con el móvil apuntándome.
 - Estoy haciéndote un buen book, maricón. O empiezas a limpiarme el rabo o esto circulará por toda la ciudad. Ya estás tardando.
[Continuará]
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relatoscerdos · 5 years
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El profesor de filosofía, I
La verdad es que siempre he sido buen estudiante, se me daba bien estudiar y sacaba buenas notas. Sin embargo, al llegar a primero de bachiller, con las hormonas revueltas empecé a flaquear en algunas asignaturas. La que más, filosofía. El tema me interesaba, pero el problema era el profesor.
Un españolazo de la cabeza a los pies. Moreno, 50 y pocos años, buen cuerpo, un bigote espeso, gafas de pasta, pecho peludo que asomaba por el cuello de la camisa, y un aire de chulito que me hacía babear. Tenía hasta pinta de ser de derechas, y eso me hacía ponerme aún más cerdo. Me pasaba las clases imaginando ese culo, seguramente peludaco, en mi cara asfixiándome, y un rabo bien gordo reventándome la garganta y el culo. Joder, había veces que según terminaba la clase tenía que ir al baño a pajearme.
Mis notas fueron bajando, porque la verdad es que me pasaba más rato fantaseando que atendiendo, y había empezado a tontear por chats y Grindr. Estaba experimentando lo que era ser un buen zorrón, y aunque no quedaba tanto como quería, no me cansaba de tragar rabo, a ser posible maduro. 
Un día estaba en clase zorreando por Grindr cuando me pilló, me confiscó el móvil y me emplazó a verle después de clase.
 - No estás sacando notas como para andar con el móvil como tonto en clase y no atender.
La verdad es que razón no le faltaba. En ese momento yo solo pensaba en el tío que me había mandado su rabo por Grindr y en si aun estaría con ganas cuando terminase la reprimenda de Enrique, el profesor.
Al acabar la clase recogí, charlé un poco con unos colegas hablando de la putada de tener que ir a su despacho, aunque en el fondo no paraba de imaginarme que me reventaba allí mismo sin piedad,  y me dirigí a su despacho mientras el instituto se iba vaciando.
En el despacho estaban él y una profesora de historia, y me hizo un gesto para sentarme en su mesa a su lado. Tenía mi móvil encima de la mesa, boca abajo. Yo solo pensaba en tragarme ese rabo que me esperaba a 250 metros del instituto.
 - Alex, no estás sacando buenas notas, y tus profesores de otros años me dicen que siempre has sido un excelente estudiante.
Empezaba la reprimenda, y yo solo podía mirar la mata de pelo que le salía de la camisa.
 - Ya... Es que se me está haciendo este año cuesta arriba.
 - Ya, ya... Estáis en la edad del pavo, con el móvil, los ordenadores y pensáis que esto no sirve para nada...
En la posición en que estaba hablándome, como de lado, se le marcaba un pezón en la camisa, enorme, rodeado de un matojo de pelo.
 - Bueno... Son muchos cambios, jejeje.
 - ¿No hay nada que te preocupe? ¿Se está metiendo alguien contigo? El jefe de estudios está preocupado, eras el que mejores notas sacaba...
 - No, no, nada de eso, para nada.
 - Será que estás distraído...
Entonces giró el móvil, desbloqueó la pantalla y me enseñó las 12 notificaciones de Grindr. El calentón se me bajó de golpe y la fantasía se disipó. La profesora de historia estaba recogiendo también y yo solo deseaba que se fuese antes de que eso fuese a peor.
 - Vamos a ver qué es lo que te distrae, a ver si te centras. Es mejor que lo hablemos antes de que eches por tierra tu expediente.
 - No, de verdad, seguro que se me pasa...
No solía llevar el móvil bloqueado. No sé por qué. Intenté lanzarme a por el móvil, pero Enrique lo alejó y me miró de reojo, parecía que me iba a soltar un guantazo. La profesora de historia se giró.
 - De verdad, los críos de hoy en día con el móvil...
En ese momento Enrique le dio a las notificaciones de Grindr, girando el móvil hacia nosotros. Salieron todos los chats, y se abrió el del tío con el que estaba hablando en clase.
 - ¿Esto era lo que estabas haciendo en clase?
Me quedé mudo. Solo quería llorar. Me imaginaba que llamarían a mis padres, y además estas cosas en el instituto arderían como la pólvora... joder, joder.
 - Bueno, yo me voy, que te sea leve, a estos críos de hoy en día si les quitas el móvil les quitas la vida...
La profesora salió por la puerta, y Enrique empezó a subir en el chat hasta llegar a mis mensajes. Solo arqueó las cejas. Podía leer desde mi sitio mi último mensaje, en el que se había parado Enrique: “ps klaro k trago jejeje”.
 - Encima es que ni se entiende lo que pone con tanta abreviación... A ver, ¿qué dices aquí?
Tragué saliva y me lo quedé mirando. El cabrón estaba disfrutando de lo lindo humillándome.
 - Q... que trago.
 - ¿El qué?
Me quedé callado mirando al suelo. Me moría de vergüenza.
 - No pareces muy tímido en estos mensajes... ¿Te da corte ahora?
Asentí.
 - Pues igual te debería dar igual de corte por teléfono, ¿no? Ves, esto es lo que pasa, os envalentonáis por teléfono... Venga, mírame a la cara y dilo.
Subí la mirada y volví a bajarla.
 - Venga, ¿qué tragas?
Volví a subir la mirada intentando mantenerla. La aparté y enfoqué a los libros que tenía de fondo.
 - Lefa...
Enrique suspiró y sacó una hoja y un boli.
 - Al final lo que mejor funciona es lo de toda la vida... Escribe.
Cogí la hoja y el boli, sintiéndome un crío. Joder, esto era cada vez más humillante.
 - Escribe “soy una puta cerda comepollas que traga lefa”.
Me quedé helado mirándole con el boli en la mano. Pensaba que era una broma, pero él estaba serio. Me indicó con la mirada que empezase. Empecé a escribir “soy una puta...”
 - ¿Cuántas veces?
 - ¿Cuántas pollas te has comido?
 - N... no sé...
 - ¿Ni siquiera sabes cuántas? Hay que ser puta... Voy a tener que hablar con tus padres.
 - No, no. Por favor. Lo he tendido. Si quieres borro la aplicación ahora mismo. De verdad, lo que sea...
 - ¿Lo que sea? ¿Qué te crees, que esto es una peli porno? - empezó a reírse, se me llenaron los ojos de lágrimas. Joder, ¿qué cojones había hecho con mi vida?
 - No, no... 
 - Sé cómo me miras en clase. Puto maricón. Qué asco me da cada vez que me giro y te veo que se te cae la baba.
Empecé a lloriquear. Enrique se seguía riendo.
 - Vas a ser mi puta cerda a partir de ahora.
Me lo quedé mirando boquiabierto, con las lágrimas cayéndome por la cara.
 - Borra el Grindr. Lo único que vas a tragar es lo que salga de mi rabo y mi culo. Puta cerda.
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Todo queda en familia VI: La guarra de mi tía y el cerdo de mi primo
Primera parte | Segunda parte | Tercera parte | Cuarta parte | Quinta parte
Mi primo se lanzó otra vez a mi tía, que estaba con el culo en pompa y la cara contra la colcha, llena de babas espesas. Seguía lloriqueando, pero ya se mezclaba con gemidos mientras se sobaba el coño. La muy cerda lo estaba disfrutando a tope.
Para mi sorpresa, mi primo no le clavó el pepino, sino que se puso a lamer y chuparle el coño y el ojete como loco. Me acerqué a él, se acababa de correr y tenía el cipote tan duro como yo aún, y no paraba de pelársela. Al ponerme a su lado es cuando me di cuenta, y le agarré la cabeza y se la pegué bien a la entrepierna de su madre.
 - Vaya, vaya, pero si está comiendo lefa el muy maricón... 
Mi tía seguramente no me oía, porque estaba gimiendo como si le fuese la vida en ello. Mi primo quería sacar hasta la última gota de nuestra lefa de su coño y su ojete, y estaba claro que la succión le estaba gustando. Mi tía empezó a correrse encima, en la cara de mi primo, mientras yo veía cómo con la lengua relamía toda la lefa y tragaba. 
Me levanté y me puse de rodillas al lado del culo de mi tía, con el pepino con la cabeza bien roja y pegajoso con las babas de mi tía. Mi primo no tardó ni un segundo en apartar la cara del coño de su madre y tragárselo de golpe hasta los cojones.
 - Jooooder, primo, vaya gargantita - le solté un guantazo en el coño a mi tía -. A ver si aprendes, cerda, mira a tu hijo cómo traga.
Mi tía nos miraba como ida, sobándose el coño calado. Empecé a darle más guantazos, con lo cual iba soltando más y más gemidos, y salpicaba aún más sobre la colcha. Agarré la cabeza de mi primo y le clavé el cimbel hasta el fondo, y mientras notaba cómo se ahogaba y se iba hinchando me puse a comerle el coño a mi tía. La muy cerda empezó a correrse otra vez en mi boca mientras veía como su hijo pasaba de rojo a morado e intentaba apartarse de mi cipote. Cuando empecé a notar cómo convulsionaba, lo aparte de golpe y le solté un guantazo que lo tumbó en la cama, aún con el pepino duro.
 - Eso por no habérmela comido antes, puto maricón. Ahora las dos vais a ser mis putas cerdas - empecé a meterle otra vez dedos a mi tía, que sólo asentía mientras abría con las dos manos las nalgas dejando al aire ese chuminazo -. Y tú, puta guarra, vas a ser nuestra putita. Así todos estamos servidos. Maricón, ¿has hecho alguna vez fisting?
Mi primo sonrió con cara de cerdo y negó con la cabeza. Ya tenía 3 dedos en el coño de mi tía y a por el cuarto. 
 - Pero tienes pinta de haber visto bien de porno de ello, ¿no? Hay algo con lo que no te la hayas pelado, ¿cerdo?
Mi primo se acercó a la altura de mi mano y el coño de su madre mientras seguía sonriendo.
 - Me la pelo con todo, tete.
Me empezó a pajear mientras le lamía el coño a su madre y soltaba lapos en mi mano para que entrase más. Me miró a los ojos con esa sonrisa de cerdo y me dijo:
 - Reviéntale el coño a la puta de mi madre, tete.
Y le metí el puño a la puta cerda de golpe.
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relatoscerdos · 5 years
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Nueva Hispania I: Una nueva sociedad
Todo empezó con la crisis de 2007, tras 30 años de gobiernos infructuosos, los gobiernos del sur de Europa comenzaron a cambiar su mentalidad. El paro nunca bajó del 50%, las personas estaban hartas, ni tíos con coleta, ni tíos con traje, nadie era capaz de resolver la situación excepto los que habían sido despojados de todo su orgullo y valentía, los machos españoles. Así, sin previo aviso y sin ningún otro sitio que la calle, un grupo de valientes españoles fundaron el Partido Homófobo-Racista Español. Al principio todos los politicuchos sanguijuelas del sistema democrático que hasta ahora imperaba en el mundo occidental se rieron de ellos. Su lema era simple, España tenía que volver al orgullo y la gloria de épocas pasadas, y no, no hablaban de Franco, hablaban de los íberos, los primeros machos peludos y dominantes que supusieron más de un dolor de cabeza a los romanos. El conjunto de sus políticas giraban en torno a tres cosas básicas: la polla blanca como principal fuente de poder, el racismo extremo y la homofobia radical.
Poco se sabe de las décadas venideras, porque la crisis desató una época de confusión y guerras civiles que devastaron Europa en la que mucha información fue destruida, la tecnología fue derruida y una época sombría se cernió sobre todo el continente. Sólo sabemos que en 2071, un joven macho español llamado Alejandro Jodemaricones, miembro del Partido y defensor de una España unida y fuerte gracias a la polla blanca ibérica, se hizo con el poder del gobierno. Y así, de una forma tan sencilla como arrebatando el derecho y la libertad a maricones (dejó de llamárseles gays por ser un anglicismo) y animales (así eran llamados los no-blancos) consiguió lo que nadie había conseguido en décadas: unir España, salvar a nuestra gran nación.
- Y así es como tu tatatatarabuelo Alejandro nos dio el gran país de Iberia que tenemos ahora, nuestros hermanos machos portugueses se unieron a España en 2085. Tal y como te han contado en el cole, el resto de países de Europa siguieron nuestros pasos, pero siempre debes acordarte de que nuestro país fue el primero en defender el racismo y la homofobia Javi. Y que nuestro sistema es el único que ha sabido preservar nuestra sociedad y concedernos la buena vida de la que disfrutamos ahora. Anda, ve a ducharte, hoy es tu gran día- dijo mi padre con orgullo y su enorme sabiduría, un defensor acérrimo del Partido.
Javi se fue nervioso a su cuarto. Hoy cumplía 13 años, y como todo español de su edad tenía que enfrentarse a la prueba en la que se determinaría cuál era su grado de macho o por el contrario, si se trataba de un maricón. Javi se dirigió a la ducha, por el camino se topó con su hermano, Alex, un joven brillante, con una polla enorme y un futuro muy prometedor en el Partido. A sus 25 años, no existía nadie más homófobo y racista que Alex. Amaba al Partido y todo lo relacionado con él, y el Partido lo amaba a él. Alex era querido en España como una celebridad o esas antiguas estrellas de rock o jugadores de fútbol. Las avenidas principales de la ciudad enseñaban el magnífico pollón de Alex por todas partes. Con la instauración del nuevo sistema, la polla blanca se había convertido en el centro del poder y en torno al cual giraba todo lo demás. Y la de Alex era simplemente perfecta, se decía que medía 24 centímetros y estaba permanentemente dura, no había nada que otorgara más estatus social que una preciosa polla dura, peluda y gorda. Y hay que admitir que Alex le encantaba presumir de ella.
- ¡Puto animal! Te he dicho mil veces que te comas toda la puta mierda joder, que no desperdicies ni un truño. ¡Sigue comiéndotelo joder! - Alex estaba en el baño, de cuclillas, cagando en la boca de uno de sus esclavos sudacas. Los truños de Alex apestaban como nada en el mundo y su peludo culo musculado no paraba de echar más y más. El esclavo apenas
podía mantenerlos en la boca, pero Alex no se apiadaba, los animales no tenían derechos y así es como funcionaba el sistema.
- ¿Vas a tardar mucho Alex? Me tengo que duchar. - dijo Javi con su vocecilla afeminada y tímido.
- Como si fuera la primera vez que me ves cagar, joder. Anda pasa y dúchate mientras acabo.
Javi empezó a desnudarse, bajo la atenta mirada de Alex, se quitó la ropa interior y dejó ver su minipene. Alex era muy consciente de que Javi era la vergüenza de la familia Jodemaricones, tanto su padre como él tenían unos pollones de más de 20 centímetros, el de Javi no crecería mucho más y era ridículo. Alex apartó la mirada con vergüenza de su propio hermano mientras el sudaca le limpiaba el culo.
- ¿Estás nervioso por la prueba Javi? Ya verás como todo sale bien, vienes de una familia de machos...aunque la tengas pequeña.
- Ya...estoy algo nervioso, pero el sistema funciona mejor así.
- Eso es, nunca lo olvides, España unida y valiente por la polla blanca. Cuando acabes de ducharte ponte el traje del partido, padre me ha dicho que debo acompañarte yo a la prueba.
Con esto Alex se levantó, Javi pudo ver su enorme pollón, totalmente erecto. Sus cojones eran impresionantes, su hermano era un auténtico semental. Alex fue a su cuarto, se puso su traje del partido, nada le hacía sentirse mejor. El partido era lo más importante, el sistema era lo único que mantenía unidos a los españoles y lo único que había hecho a España una gran nación desarrollada.
Alex bajó las escaleras y llegó a la cocina, allí estaba su padre desayunando mientras un animal negro le hacía un masaje en los pies. Alex llegó hasta allí, hizo el saludo del partido a su padre. Ambos se agarraron el paquetazo, el uno al otro, y levantaron el brazo como mucho antes habían hecho los nazis.
- Buenos días hijo, veo que ya te has puesto el traje del partido, ¿está tu hermano listo? Vais a llegar tarde a la prueba.
- Se está duchando, padre. - En ese momento otro animal negro entró a la cocina y se le cayó uno de los tomates del huerto al suelo. Alex entró en cólera y empezó a pegarle una paliza al negro, con sus puños y sus brazos marcados con venas, no tenía piedad con los animales.
- Hijo, ten cuidado con los animales negros, ya sabes lo cotizados que están, y últimamente los mercaderes de esclavos negros están escasos de material, los estadounidenses se están haciendo con todos los negros posibles para sus plantaciones desde que volvieron a implantar la esclavitud.
- Sí, padre, aunque siempre podremos comprar sudacas de mierda, a esos no los quiere nadie y son mucho más baratos. Además, ya está dado de sí, mira.- Acto seguido, Alex le metió un puño por el culo al negro, que entró sin problemas, enseñando el claro uso del coño del negro.
- Sí, recuerdo cuando tenías 13 años y ya jugabas a meterle el puño a este desgraciado. Pero sabes que los animales sudacas no son tan resistentes como los negros Alex. Por eso son tan
caros. No lleguéis tarde a la prueba, Alex. No sería una buena imagen para el partido, ya sabes que todo el aspecto de la homofobia gira en torno a la prueba.
- Sí, padre. La homofobia y el racismo son los pilares básicos de nuestra sociedad civilizada.
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relatoscerdos · 5 years
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Entre coleguitas
Mi colega, Iván,  me había escrito que tenía que hablar conmigo. La verdad es que éramos colegas desde hace tiempo, y me preocupó bastante. Además fue de sopetón, estaba duchándome y me dijo que estaba cerca y que se tenía que pasar por casa. Cuando llamó a la puerta solo me había dado tiempo a ponerme una camiseta de tirantes y un slip.
Me lo encontré en el rellano serio, y pasó mirando al suelo. Fue directo al sofá y tuve que adelantarme a cerrar el portátil que tenía ahí porque aún tenía el porno que había estado viendo. Hice la broma un poco nervioso.
- Ey tío perdona que tenía esto puesto, casi me pillas, jeje.
Iván medio sonrió pero no hizo más comentario.
- Tío... Te tengo que contar. ¿Sabes que... Bueno, sabes que estaba un poco mosca por mis padres, no?
Me empecé a poner un poco nervioso.
- Sí, claro, tío, ¿qué ha pasado? No me digas que se han divorciado.
- No, no. Bueno, aún no. Es que no sé qué hacer. La cosa es que tengo la sospecha de que mi madre le ha puesto los cuernos a mi padre.
- Ostia tío, qué dices, ¿pero estás seguro?
- Bastante... La cosa es que ya sospechaba, ya te dije, porque iba y venía, de pronto iba como más provocativa...
- La verdad es que sí, iba un poco cerda la última vez que fui a tu casa - la verdad es que lo dije sin pensar, y al momento me arrepentí, pero no pude evitar que se me abultase el pepino pensando en el escotazo que llevó su madre la semana pasada cuando fui a comer a casa de mi colega-. Perdona tío.
- No, no nada. He venido porque sé que tú me dices las cosas como son, tío.
- Sí, yo sincero, colega. A ver, sí que iba un poco calientapollas.
Unos segundos de silencio, me eché un poco para atrás en el sofá para ocultar el paquete.
- Total... Que me comí la cabeza y un día le cogí el móvil. ¿Sabes qué me encontré?
Tragué saliva. El nabo me iba a explotar en el slip. Se quedó callado, supongo que quería que le dijese algo.
- Hm... ¿No? Mensajes...
- Mensajes cerdísimos, tío - me lo espetó casi llorando, a mí el pepino me iba a reventar y no sabía cómo esconderlo -. Tíos diciendo “quiero volver a petarte el culo, puta cerda”, “a ver cuándo vuelves a ser mi váter favorito”...
- Joder, qué pedazo de puta.
Iván me miró de reojo, con las lágrimas a punto de salir.
- Perdona que te lo diga, tío, pero es que eso es de puta muy puta. De puta cerda.
- ¿Tú crees? - casi se le quebraba la voz.
- A ver, no sé - me coloqué el paquete intentando ser disimulado pero vi cómo me miraba de reojo con los ojos rojos -. Igual era solo una calientapollas, en plan por chat, ¿no?
- Pero es que... Un día le dije que no estaba, pero me escondí en el garaje. Mi padre se había ido de viaje y ese día iba más provocativa que de costumbre, y por eso supuse que algo pasaba... Y al cabo de un rato pues oí la puerta, que charlaban, luego silencio, y salí. Y bueno...
Necesitaba saber más, no paraba de imaginarme a esa cerda, la madre de Iván siempre me había parecido una calientapollas.
- Te la encontraste siendo una puta cerda - se lo espeté sobándome de lado el paquete.
- Ss... Sí... Estaba botando sobre un tío, no lo conozco, mientras le insultaba, le clavaba el rabazo hasta el fondo... - se le cortó la voz, me miró de reojo y me pilló sobándome el slip.
- Mira, tío, lo siento, pero es que tu madre está muy buena, y es una puta cerda, ya está. No puedo callármelo. Es una puta guarra - podía ver cómo se le llenaban los ojos de lágrimas otra vez pero solo podía pensar en su madre botando -, una cerda de mierda. Y tío, lo siento, porque soy tu colega, lo siento mucho. ¡Pero es que yo también le he clavado el cipote por ese coño de puta madura cerda joder!
Me saqué el nabo del slip. Ya está, ya se lo había dicho, no había vuelta atrás. Pero joder, es que su madre era una cerda y tenía un coño de infarto. Iván se quedó callado, mirándome la polla, que me botaba con la mirada de mi colega, sabiendo que me había follado a su madre. Me envalentoné.
- Yo lo siento tío, pero el otro día fui a buscarte, te habías ido a natación, y ella estaba ahí, con esos melones, un escote de cerda, una falda... Me dijo que pasase, se agachó a sacar un vaso para echarme una birra y no llevaba ni bragas... Joder, y ni si quiera pensé. Me levanté y le comí el coño. Tiene un coño gordísimo tu madre, depilado. Las putas que se depilan es porque buscan polla diferente cada día, joder, es la puta verdad.
A Iván se le cayó una lágrima, pero le iban los ojos de mi pecho a mi rabo. Abrió la boca como para decir algo, pero la volvió a cerrar sin decir nada.
- ¿Me entiendes, no? No es culpa mía, joder. Tu madre es una cerda, es culpa suya.
Siguió en silencio.
- Tío, dime algo. Si quieres no me la vuelvo a follar, pero joder, entiéndeme, es muy cerda, había quedado para el domingo con ella. Pero si quieres lo cancelo, a ver...
Lentamente levantó la mano y lo primero que hizo fue meterme la mano por la camiseta y pasarla por mi pecho.
- Nunca me había dado cuenta de que eras tan peludo... - me dijo con la voz cortada. Bajó con la mano a mi rabo, lo tocó como con miedo - ¿te... te la has...
- Sí, me la he follado con este rabo gordo. Y más o menos reaccionó como tú. Jajaja. Y eso que ella ha visto más pollas que tú, o eso creo. ¿No serás maricón, no?
Iván negó con la cabeza. Yo ya lo sabía. No era maricón. Pero sí que era un poco calzonazos, y saber que yo le había partido el coño a su madre le había anulado. Y a mí eso me flipaba. Bajó una gota de prelefa por el nabo y él lo pajeó torpemente. Posiblemente era el primer nabo que tocaba y pajeaba.
Mientras lo hacía, alargué la mano para coger el móvil y busqué. Me miró de soslayo, sin ser capaz de levantar la cabeza del todo y yo le sonreí y le enseñé la pantalla. Podía ver cómo se le estaba rompiendo el corazón, pero yo lo que hice fue mover la cadera para que siguiese pajeándome mientras veía cómo veía a su madre comerme la polla en un vídeo.
[Continuará]
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relatoscerdos · 6 years
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Todo queda en familia V: La guarra de mi tía y el cerdo de mi primo
Primera parte | Segunda parte | Tercera parte | Cuarta parte
Sabía que de esta mi tía no iba a salir cuerda, pero la verdad es que me daba igual. Es más, cada vez que la veía más ida más dura se me ponía la polla. No iba a parar hasta hacerle un lavado de cerebro a lefazos. Ahora ahí la tenía, ojete boqueando, sobándole el coño mientras se corría con la cara en el edredón, y mi primo con el pepino a reventar mirando desde la puerta, sin decir nada.
Agarré a mi tía de la cabeza para aguantársela en la colcha y sonreí a mi primo mientras seguía sobrándole el chumino a mi tía mientras se corría.
 - ¿Te mola, eh, puta cerda?
Empecé a darle cada vez más duro al coño, se lo tenía que estar poniendo en carne viva, y mi tía solo podía estremecerse mientras soltaba un “síiiiii” que parecía subnormal la muy cerda. Miré a mi primo, que seguía clavado, y con un gesto de cabeza le señalé al paquete y al ojete de mi tía. 
Mi primo no tenía demasiadas luces, y seguramente todas las tenía en la punta del rabo ahora mismo, porque simplemente se bajó el pantalón de deporte con el gayumbo, sacando un cipote bien largo, aunque más estrecho que el mío, con el glande brillante y se lanzó a clavársela a su madre.
Mi tía gimió con la embestida, dejé de sobarle el coño y mi primo inmediatamente tomó el relevo metiendo 2 dedos y urgando como si quisiese abrirla en canal. Mi primo me miraba de reojo, no sé si siendo consciente de la situación, pero a mí me explotaba la polla. MI tía seguía gimiendo con la cara en la colcha para ahogar los gritos, y yo aproveché, mientras mi primo le violaba el ojete y el coño a su madre, para ponerme delante. Mi primo tenía cara de ido total, y me miraba fijamente mientras reventaba a la cerda de su madre.
Me puse con el pepino delante de la cabeza de mi tía sigilosamente, la agarré de la trenza y le levanté la cabeza de golpe. La muy cerda estaba tan ida que se lanzó a comerme la polla sin ser consciente de que tenía otra en el ojete. No tardó más de minuto y poco en darse cuenta, y cuando fue a quitarse de mi nabo se la clavé al fondo. Mi tía intentaba zafarse y mirar atrás, y yo no paraba de apretarle la cabeza, no paraba de ponerse roja, y ya estaba pasando a morada cuando riéndome a carcajada limpia le solté la cabeza y se giró para encontrarse a su hijo partiéndole el ojete.
Mi primo ya había pasado el límite totalmente y podía ver en su cara que solo pensaba con la polla. Antes de que mi tía dijese nada le soltó un guantazo mientras no paraba de decir “puta, puta, puta, puta, cerda, guarra, sabía que eras una puta guarra”. Mi tía se empezó a correr otra vez, intentando aguantarse, supongo que para no correrse con los dedos de su hijo en su coño y su cipote en su ojete, intentando zafarse. Mi primo le cogió del cuello con el brazo y la estiró, de manera que quedaron sus melones al aire y el coño peludo delante mío, con 3 dedos de mi primo dentro. Mi tía seguía intentando no correrse y zafarse. Yo estaba decidido a romperle la puta mente.
Le clavé el cipote por el coño a mi tía, aun con los tres dedos de mi primo dentro, y empezó a correrse mientras se le saltaban las lágrimas  y soltaba entre gemidos y lloros de impotencia. Estaba a punto. Empecé a bombearla acompasado con mi primo, de manera que embestíamos a la vez, él por el ojete y yo por el coño.
 - ¿Qué te parece, tía? Hasta tu hijo te va a usar hasta que se te caiga el coño. Ha empezado tu nueva vida.
A mi tía se le caían las lágrimas, estaba exhausta y ya casi no forcejeaba. Mi primo bombeaba como un toro.
 - Puta cerda, mamá, eres una guarra, joder, si lo llego a saber... Puta, puta, PUTAAAAA.
Le metió una embestida que casi me tumba a mí y clavó el nabo a fondo, seguramente lefándole el ojete, por la cara de mi primo y los espasmos. Ante la situación empecé a preñarla otra vez con mi rabo gordo.
Sacamos nuestros nabos y mi tía se dejó caer sobre la cama lloriqueando, con el ojete y el coño en carne viva y chorreando lefa, hecha una puta mierda. Mi primo seguía con el pepino duro, y se lanzó otra vez.
Yo solté una carcajada y me senté en la cama a soltarle otro guantazo a mi tía.
 - Parece que a tu hijo le ha gustado el ojete, vamos a ver qué tal te portas con el coño. Ordéñale como a mí. Ahora si te quedas preñada no sabrás si es de tu sobrino, o de tu hijo. Jajajja.
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relatoscerdos · 6 years
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Todo queda en familia IV: La guarra de mi tía y visita
Primera parte | Segunda parte | Tercera parte
Mi tía ya llevaba una preñada en el coño y estaba babeando sobre mi polla gorda y mis cojones. Estaba en el puto cielo. Normalmente después de la primera corrida el nabo se me hincha tanto que me duele el capullo, pero iba a aprovechar esta oportunidad hasta que se me cayese la polla al suelo.
Cansado de estar sobre el suelo y en el recibidor, y después de haber descargado la primera, le saqué el rabo de la boca a mi tía y le solté un guantazo.
 - Vamos a la cama donde follas con el calzonazos de mi tío. Si es que aún lo haces.
Solté una carcajada aunque ella no respondió. No le di tiempo a levantarse y le tiré de la trenza para que me siguiese a cuatro patas. Ella estaba tan descolocada, y cachonda que ni miró atrás, pero yo sonreí al ver que en la entrada quedaban cuajarones de lefote míos y flujo de mi tía para regalar, así como la camiseta llena de babas, las bragas rotas y el pantalón. Cualquiera que lo viese tendría claro que mi tía era una puta guarra.
La llevé hasta el dormitorio, antiguo, con colcha de flores y un aparador enorme. Había un galán de noche donde mi tío dejaba los trajes y lo primero que hice cuando pasé por ahí fue coger una corbata suya y limpiarme la polla con ella para volver a dejarla donde estaba. Mi tía fue a hablar pero le chisté.
 - El imbécil de mi tío no ha movido un dedo en su vida, si mañana le dices que se ponga esa ropa ni la mira y va al banco con la corbata lefada. Y tú vas a decirle que lo haga, ¿a que sí, tía? - le sonreí dulcemente mientras le metía dos dedos en la boca. Cada vez que me miraba podía notar odio, pero poco a poco podía ver a una cerda más que a una tía enfadada con su sobrino. Asintió, y pude ver de reojo como una media sonrisa. Ya sabía yo que mi tía no estaba tan contenta con el carcamal de mi tío.
Le tiré de la coleta apuntando a la cama.
 - Súbete aquí y ábrete el coño con las dos manos, lúcete.
MI tía obedeció, se subió a trompicones, puso la cabeza contra la colcha y se abrió el coño de par en par, enorme. Cogí el móvil y me puse a hacerle fotos. Me imaginaba que me empezaría a gritar pero simplemente abrió más el coño. Sonreí.
 - Así me gusta tía, ¿ves como así disfrutas tú también? Portándote así de bien te mereces un premio.
Solté el móvil y me lancé a volverle a comer el coño, metiendo la lengua a fondo y relamiento de arriba a abajo. La muy cerda empezó a gritar como loca, mientras yo notaba cómo se empezaba a correr en mi boca. Vaya puta guarra. quité la cara pringada y enfilé el cipote baboso otra vez en el coño, pero al meterlo pude notar cómo ya tenía el chochete bien suelto. Pena que me gusten prietos. Así que la saqué y la enfilé al ojete, y ahí sí que volvió a ponerse nerviosa la cerdita.
 - Ts, ts, ts... Relajadita, tía, relajadita.
Mientras enfilaba mi pepino por su ojete podía verla abrir los ojos de par en par y apretar la mandíbula y soltar un gritito ahogado por la colcha.
Empecé a bombear, cada vez más fuerte, sobre todo por un ruido que estaba empezando a oír, para que la guarra de mi tía no lo oyese. Se me da bastante bien el tema de cuadrar tiempos, la verdad, así que me puse a sobarle el coño a mi tía, para justo en el momento perfecto sacar el pepino, dejando un boquete enorme en su ojete, y darle duro al coño mientras se corría y detrás mío, en la puerta, estaba el panoli de mi primo con un bultaco en el pantalón bestial.
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relatoscerdos · 6 years
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El fontanero sudaca, I
Llevaba tiempo con el grifo mal, arreglándolo con tutoriales de YouTube, hasta que al final petó y casi me inundó la cocina. Una vez hube limpiado todo y cortado el agua, llamé a un fontanero para que viniese a arreglarlo, pero claro, siendo domingo y justo después de vacaciones de verano, ya me podía esperar. La teleoperadora ya me dijo que mandarían uno en cuanto pudiesen, pero que no esperase milagros. Vaya hija de puta.
La putada era quedarme aburrido en casa y sin poder salir hasta que viniese el fontanero, así que hice lo que siempre hacía que estaba solo y aburrido: PC y mano al pepino. Me puse a ver pornaco bien duro, pajeándome, parando cuando estaba a punto y volviendo a darle. Tenía el cimbel brillante, con espuma blanca de habérmela pelado tanto y un pestazo a polla que llenaba la habitación. Justo cuando ya había encontrado un buen vídeo bestia (una cerda latina con el coño bien gordo y baboso reventada por 5 pollas blancas) y tenía los cojones bien hinchados, a punto de lefar, sonó la puta puerta, y no pude evitar cagarme en la puta madre del fontanero. Una cosa es que yo quiera alargar el pajote, pero si estoy listo para soltar cuajarón nadie me lo impide, ostia.
Me puse los gayumbos sudados, marcándose bien toda la prelefa y el pepino levantando la gomilla, pechaco peludo al aire bien sudado. Aún estaba pensando con el cipote cuando abrí la puerta y me encuentro a un latino de metro sesenta, casi sin barba, treinta y pocos, pelo negro con gomina.
 - Buenas tardes señor, vengo a arreglarle el grifito.
No pude evitar soltar un bufido. Un puto sudaca era el que me había cortado la paja, me cago en su cabeza.
 - Ts... El grifo está por aquí.
Me siguió por el pasillo, yo notaba como mi nabo botaba duro de pierna a pierna en los slips sueltos pero me daba igual. Pensaba darle al cipote en cuanto ese puto sudaca metiese la cabeza debajo de la pica. Le señalé el grifo, rascándome con la otra mano los huevos y sobándome el pepino mientras me miraba levantando las cejas.
 - ¿Qué pasa? - me acerqué a él amenazante. Estos escombros de hombre son tan fáciles de acojonar... apreté mi rabo contra la mano en la que llevaba la llave inglesa y vi cómo se le llenaba la frente de sudor.
 - No, nada, señorito, perdone. Perdone. 
El mono no sabía ni a dónde mirar. Se lanzó al armario bajo el grifo y metió la cabeza en cero coma. Joder, la verdad es que los sudacas tienen pinta de putas todos, da igual que sean hombres o mujeres. Vaya culos.
Me di la vuelta y volvi al salón donde tenía la porno, ya por el camino me bajé el slip y empecé a cascarme el pajote. Cuando ya tenía el cimbel hinchado y las venas a reventar otra vez vuelvo a escuchar la voz afeminada.
 - ¿Señor? Señor, perdone, le tengo que comentar una cosa.
Me vuelvo a meter el cipote en el gayumbo y vuelvo a la cocina, plantándome en la puerta con el rabo a punto de reventar el gayumbo.
 - ¿Qué cojones quieres?
El sudaca estaba con la cabeza metida debajo de la pica, culo en pompa. Joder qué culazos tienen. Y encima este seguro que no tiene ni un pelo.
 - Le quería explicar porque resulta que la avería será más cara de lo que pensaba entonses claro...
Lo que me faltaba, Encima de la paja a medias, que me salga más caro el puto sudaca. Y yo solo podía mirar ese culo, como el de la latina. El pantalón se le empezó a bajar un poco al inclinarse más a comprobar una junta y vi una raja de culo sin un puto pelo. Joder. Joder. Cuando la polla pide agujero hay que hacerle caso.
Me puse de rodillas y agarré la cintura del pantalón del sudaca. Se lo bajé de golpe, dejando al aire un culazo moreno sin un puto pelo. No le bajé los gayumbos del todo para que solo se viese el ojete, no quería ni verle esa pollita patética y huevos minúsculos que tienen los sudacas. El fontanero empezó a girarse y gritar.
 - ¿¿¿Pero qué está hasiendo bestia???
 - Cállate cerda, que todas estáis deseando polla española.
Le solté un lapo, me saqué el cipote por un lado del gayumbo y se la clavé a pelo de golpe. El sudaca se quedó sin voz, y del vaivén se le encajó la cabeza entre dos tuberías. No pude evitar reírme mientras empezaba a zumbar ese ojete morenito.
 - Ahí estás bien, cerda. Si te portas bien y me descargas bien los cojones te sacaré de ahí, si no te dejo ahí toda la noche. Tú decides.
Solo podía oir al sudaca balbucear y lloriquear en el hueco de las tuberías, pero eso me la ponía aún más dura.
[Continuará]
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relatoscerdos · 6 years
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Ey, máquina, ¿cuándo vas a seguro reventando a la cerda de tu tía? Queremos que le petes el ojal.
Gracias colega. Estoy ya calentando motores para la siguiente fase, perdonad por el retraso y gracias por seguir ahí con el pepino baboso!
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relatoscerdos · 6 years
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Todo queda en familia III: La guarra de mi tía
Primera parte | Segunda parte
Ahí estaba la puta de mi tía: Sudada, en tensión, con los melones medio salidos del sujetador y llenos de babas espesas y los pantalones por las rodillas, con unas bragas de color carne caladísimas que ya dejaban ver un buen chuminazo de madura, peludito, con unos labios bien carnosos chorreando como seguramente no había chorreado en su puta vida. 
Mi tía no paraba de mirarme el pepino, gordo, hinchado, con las venas a reventar, y lleno de su baba espesa. Podía ver en su cara la vergüenza de la situación, incluso ira por cómo la estaba tratando, pero su coño me decía lo contrario: “destrózame como no me han destrozado en la vida, nene”. Y claro, mi pepino notaba cómo le llamaba ese coño, y yo tenía toda la sangre entre las piernas.
Me acerqué a ella, el nabo botando y soltando prelefa y baba espesa que se caía en el suelo de parquet, agarré el pantalón y se lo saqué a tirones. Cada vez que tiraba estiraba las piernas, apretándosele el coño y soltando un leve gemido. Una vez la hube librado del pantalón ahí lo tenía, el chochazo enorme de mi tía a solo una braga de distancia. Estaba tan calada la muy cerda que podía verlo perfectamente, palpitando. 
Le agarré las bragas y mi tía instintivamente se llevó las manos al coño para pararme. Yo cogí una de sus manos y la puse en mi cipote, y la otra en mis cojones.
 - Ahí es donde tienes que tener las manos, guarra. A ver si ahora me vas a venir de santa.
 - Pero...
No sé qué objeción me iba a poner, pero se la corté en seco de un guantazo en el coño. Parecía que estaba dando palmadas en una piscina, porque sonaba igual. En esa braga ya había más flujo que tela, joder. Y más que empezaba a haber, oía a mi tía gemir cada vez más, debatiéndose entre ser formal y una puta cerda.
 - ¿Qué pasa, tía, que no te han dado una palmada en el coño nunca?
Otro guantazo y otro gemido.
 - ¿Tiene que venir tu sobrino a calentarte el coño para que te cales así o eres así de cerda con mi tío también?
Otro guantazo y otro gemido.
 - Ss...
Otro guantazo, cada vez más duro, ya no tenía claro si la muy cerda se había meado encima o era todo flujo. 
 - Habla, joder.
Palmaditas cada vez más seguidas, mi tía tenía una cara de cerda de peli porno que no podía con ella.
 - Nooo.... Ssss... Es la prrimmmera veezzzz...
 - Joder, pareces retrasada, tía.
Le solté otro buen guantazo y le arranqué las bragas, dejando un coño enorme a la vista. Joder, qué maravilla. Chumino enorme, labios salidos, una maduraza en toda regla. Lo único que me sobraba era la pelambrera. Le agarré los pelos del coño y tiré.
 - Esta puta mierda te la depilas para la próxima vez, ¿te queda claro?
Me miró anonadada.
 - ¿Próx...?
 - Sí, próxima, te voy a partir el coño hasta que se te salga. Así que a partir de ahora esto - tiré de los pelos del coño más fuerte, viendo cómo se llenaban los ojos de lágrimas- depilado, ¿te queda claro?
 - Sí, sí sí...
 - Ahora te los vas a agarrar para que tenga el camino bien abierto, ¿te queda claro, puta cerda?
Me puse delante de ese coñazo mientras mi tía obedientemente se apartaba la pelambrera y dejaba los labios al aire. Vaya coñaco, joder. Me lancé y metí la lengua a fondo, lametazo para arriba, para abajo y al fondo. La muy cerda no debaja de lubricar y retorcerse. Joder, parecía que no le habían comido el coño en la vida. Estaba sueltísimo, pidiendo caña, y yo quería dársela.
Me aparté del chuminazo y enfilé mi pepino en su coño. Ella me miraba sin decir nada, expectante, metí el capullo, que entró como si fuese un coño de mantequilla, y fui apretando y notando cómo cada vez se resistía más. Podía ver en su cara cómo le iba costando, pero a mí me daba igual. Es lo que tiene mi pepino, estrecho en el capullo y va siendo más gordo... Se siente.
Se la clavé de golpe , mis cojones rebotando en su perineo y mi tía soltando un chillido y empecé a bombear como si no hubiese un mañana. Tenía los cojones tan llenos que me daba igual: sabía que de ahí no me iba sin tres o cuatro lefadas, hasta que me sangrase el nabo si hacía falta.
 - Me voy a hacer un primito, tía... - le sonreí con cara de cabrón mientras ella abría los ojos de par en par e intentaba empujarme, pero mi nabo ya estaba bombeando como un campeón y llenándola de cuajarones de lefa. Para cuando me aparté ya solo me salían hilillos del nabo, que caían en su pelambrera.
 - ¿¿Pero qué cojones haces?? - mi tía estaba furiosa, y eso me la ponía más dura, le solté un guantazo.
 - Háblame con respeto, puta cerda - lapo en la cara -. ¿Quieres que empiece a enviar fotos tuyas en tetas zorreando o qué?
Silencio.
 - Pues eso.
Cogí el nabo y se lo clavé otra vez en la garganta.
[Continuará]
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relatoscerdos · 6 years
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Todo queda en familia II: La guarra de mi tía
Primera parte
Después de haberme encontrado a una cerda en un chat y encontrarme por cam que la de las tetas gordas es mi tía, iba de camino en taxi, con la polla a reventar y lo primero que había pillado: Unos pantalones usados del gym y una camiseta de tirante, llevaba el mismo gayumbo que estaba usando cuando me la pelaba, sudado y pringado de prelefa, por lo que aún con el pantalón ya me subía un olor a polla pidiendo coño que yo creo que hasta el taxista se dio cuenta.
Después de 30 minutos en taxi y 20€ menos (que la verdad no me dolieron, mi polla lo merece), me planto en casa de mi tía, la casa que tantas veces había visitado, y en la que tantas veces me la había pelado en el baño cada vez que me rozaba con esos melonazos.
Iba completamente salido. No solo iba a follarme a una madura, sino a la cerda de mi tía. Y no la iba a follar no, la iba a destrozar.
Me planté en la puerta de su piso y llamé al timbre. No abría. Pegué un par de golpes en la puerta y volví a llamar al timbre, cada vez más nervioso, hasta que por fin me abre la puerta, seria como nunca la había visto, pero con los melones tan grandes como siempre, desafiando a la gravedad, así que me daba igual la cara que me pusiese. Abrió la boca como para quejarse, o supongo que para echarme la bronca, pero yo tenía el nabo demasiado tieso y pensaba más con la cabeza gorda que tengo entre las piernas que la de arriba, así que me saqué la polla bien olorosa en medio del rellano. Ella se quedó un segundo mirándolo hipnotizada, pero volvió a recomponerse, mirando aún de reojo mientras me hablaba.
 - Mira, Álex, está claro que ha sido todo un malentendido. Yo no le digo a tus padres las cosas que me has dicho y tú no coment...
 - ¿Tú ves esta polla? - me la agarré desde los huevos con la mano, hinchándola, marcándose las venas. Mi tía miraba de reojo e intentaba levantar la mirad - Me la has puesto así de dura tú, puta cerda, así que ahora lo arreglas si no quieres que reparta tu foto en tetas sobándote el coño por media ciudad. 
Estaba extásico. Tenía claro que sin la foto no habría tenido cojones de llegar hasta allí, pero conocía a mi tía y sabía que le tiraba más mantener su reputación que acabar siendo mi cerda, así que pensaba forzar la situación lo máximo posible. Empecé a oír cómo un vecino abría una puerta, y envalentonado me eché para atrás para que me viese la polla. Como me imaginaba, al instante mi tía me cogió de la pechera de la camiseta y me metió a su piso. Ya estaba donde quería.
 - Álex, tienes que parar ahora mismo. Por favor. Y guarda eso - señaló con la mano a mi polla, pero en un segundo se la cogí y la planté en mis cojones.
 - El único sitio donde voy a guardar esto es en tu coño, tía
Ella intentaba quitar la mano de mis huevos, pero podía notar cómo hacía el mínimo de fuerza para resistirse, de manera que fácilmente podía mantener la mano ahí, con sus yemas rozándome los huevos. Con la mano libre le bajé el escote de la camiseta que llevaba hasta dejarlo debajo de esas pedazo de ubres, con el sujetador de encaje que había visto por cam, y ahora, más de cerca, con unas aureolas enormes que acababan en unos pezones que se marcaban en el sujetador de lo cachonda que estaba.
Con la misma mano que le había sacado las tetas empecé a sobar los pezones de una.
 - Anda, me dirás que no estás cachonda, cerda. No finjas, que con lo que me has dicho por Skype ya ha quedado claro que estás cachonda perdida.
Mi tía se quedó callada, seria, pero ya no hacía falta que le agarrase la mano: Me tenía el nabo agarrado y me lo pajeaba muy lenta y suavemente. Intentaba mirar para otro lado, pero podía notar cómo estaba cachonda perdida. Ahora que tenía otra mano libre metí dos dedos de cada mano en el sujetador y tiré de los pezones, sacándolos por encima del encaje. Mi tía soltó un pequeño gemido cuando los estiré y me apretó la polla un poco más, de manera que no pude evitar gemir también. Volví a tirarle de los pezones y volvió a gemir, retorciéndose del vicio que tenía, moviendo la cadera, y moviendo las piernas, seguramente para rozarse bien el coño con el pantalón. La muy puta. 
Empecé a comerle un pezón a saco mientras retorcía el otro, y dirigí la mano libre a su entrepierna. Llevaba un vaquero oscuro, algo ajustado, y cuando la sobé noté lo húmeda que estaba incluso en la tela del vaquero. Le bajé la bragueta y metí la mano para sobarle el coño por encima de la braga, también de encaje de vieja. Me lo encontré caladísimo y no pude evitar soltarle un guantazo en todo el coño que sonó a salpicada. Mi tía gimió y se dobló del guantazo. La agarré de la trenza mientras se doblaba y le tiré del pelo, hasta que me miró a los ojos y le solté un lapo.
 - ¿A ti te parece normal haberme tenido con los cojones cargados todo este tiempo cuando podrías haber sido mi cerda desde que me salieron pelos en los cojones?
No respondía. Mi tía me miraba con odio, sí, pero también había notado su coño calado, y podía ver en sus ojos que llevaba queriendo cañita mucho tiempo. Volví a tirar de su pelo y cerró los ojos del tirón, pero me volvió a mirar desafiante. Empecé a acercarla a mi rabo, tirándole del pelo, hasta que lo tuvo delante. Se lo quedó mirando unos segundos, y después sacó la lengua y empezó a lamer el capullo, babeando a saco, como si no hubiese comido una polla en mucho tiempo (lo cual seguro que era verdad). Yo aproveché que ya se había lanzado para agarrarle de la mandíbula y la parte de atrás de la cabeza y empezar a zumbarle la boca.
La oía atragantarse y soltar baba, se notaba que no le habían follado la boca en su vida, pero yo lo único que hacía era bombearle la boca y apartar las manos cuando intentaba separarse. Cuando vi que empezaba a salir baba bien espesa de su boca a mis cojones la separé y le crucé la cara de una ostia.
Mi tía cayó al suelo, apartándose algunos mechones de pelo de la cara, aunque la mayoría seguía agarrado a la trenza. Tenía la cara con el rimel corrido, baba espesa cayéndole sobre las tetas, aún embutidas en el sujetador, con la camiseta calada y el pantalón por las rodillas, con las bragas ya casi transparentes del flujo. La muy guarra no paraba de mirarme la polla.
 - Esto solo acaba de empezar, pedazo de cerda.
[Continuará]
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relatoscerdos · 6 years
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Todo queda en familia I: La guarra de mi tía
deLa verdad es que soy un puto cerdo, no lo voy a negar. Si no estoy buscando coño como un mono salido me la estoy pelando con porno o alguna cerda que se ponga a tiro por cam. La pena es que no suele haber mucha guarra suelta por los chats, y la mayoría de veces son maricones con ganas de macho de verdad que se hacen pasar por tías.
Resulta que el otro día estaba en el chat, pepino babeando entre las piernas y salido como un puto mono, y empiezo a hablar con una guarra, “Madurita54″ se llamaba. Ya desde un principio me imaginaba que sería un tío, pero como escribía bien guarro y yo andaba muy cerdo me daba igual, lo que quería era sobarme el pepino y desfasar. Estuvimos hablando un buen rato y me cuenta que está casada, que el marido es mayor y que casi no la folla, y que tiene un hijo calzonazos que se la está pelando todo el día y encima la tiene pequeña. Total, que la muy cerda me cuenta cómo se pone cachonda cuando pone a lavar los gayumbos del crío porque la mitad están lefados, empezamos con el juego de que si yo fuese su hijo ya la habría empotrado bien y tendría el coño lleno de lefa mía, que no iba a pelármela nunca más teniendo una puta así por madre... Y la cerda cachondísima. 
Total, que para mi sorpresa al rato de estar dándole caña (porque al final estas cerdas lo que quieren es que les den bien de caña, que para calzonazos ya tiene al marido y al hijo), me dice que si quiero verla por cam. Y claro, al momento ya estoy en el Skype en pelotas dispuesto a lucir cipote. Veo que me agrega, y me pone cam, y para mi sorpresa no me encuentro un maricón salido sino unos melonazos tremendos en un sujetador de encaje. Pero no encaje de guarra, sino encaje de señora madurita, de los que están entre sujetador de puta y de abuela. 
Ya solo al verlas no pude evitar acordarme de mi tía: melones enormes, algo caídas del peso, naturales, rellenita pero con poca barriga, culazo a juego con los melones, pelo largo siempre recogido en una trenza y cara algo arrugada, pero aún así de toma pan y moja. Ya solo relacionar las tetas con las de mi tía me la ponía a mil, porque me he pelado el cipote pensando en reventarle el coño a mi tía desde que tengo uso de razón. 
Total, empezamos con que vaya nabo más gordo tengo (que es la puta verdad, para qué mentiros, tengo un buen revientacoños, no muy largo, pero gordo de los que dejan boquete en las cerdas), yo diciéndole que tiene buenos melones de cerda madura, que qué calzonazos de tío... Seguimos calentándonos, hasta que le pregunto de dónde es y dice mi ciudad. Yo ya estaba eufórico, y solo pensaba en zumbarme esa cerda agarrándole las ubres bien duro. Le digo de quedar, que me encanta comer coño maduro y zumbar cerdas entradas en años, y la tía empieza a echarse para atrás, que si su marido, que si su hijo... Pero sigo insistiendo, diciéndole cómo le iba a quedar el coño boqueando, que a ver cuándo había pillado ella un nabo de 25 años... Y en cuanto le digo esto último la veo calladita, sobándose el coño la muy cerda y en silencio. Y entonces es cuando me dice las palabras mágicas:
 - Hoy estoy sola hasta las ocho - y de mientras sigue sobándose el coño la puta guarra...
 - Pues hasta las ocho tengo tiempo de partirte el coño como no te lo ha hecho el calzonazos de tu marido en su puta vida - y se lo digo agarrándome la polla gorda, babosa, palpitando, que como me la roce me corro seguro, y la veo tan cerda, tan necesitada de polla jovencita que sigo -. Te va a quedar el coño boqueando, puta guarra. Eso sí, quiero verte la cara para imaginarte tragando polla y pidiendo que pare cuando te taladre como una puta cerda que eres.
Y entonces es cuando me explota la puta polla. Sube la cam y me encuentro a mi tía. A mi tía en tetas, sobándose el coño, pidiéndome que vaya a reventarla. Y vaya que si voy a ir, pero me voy a asegurar de que no se raje, así que hago rápido una captura de pantalla, y lentamente me siento en la silla, polla tiesa, sonriendo y enseñando mi cara. Mi tía quita la cam corriendo, y veo cómo se desconecta, pero ahora mi polla manda y quiere coño familiar. Cojo el teléfono y marco su número.
 - ¿Diga? - la muy cerda se hace la loca, pero noto en su voz que está nerviosa, y seguramente cachonda perdida aún.
 - No te hagas la loca, puta guarra.
 - ¿Alex? Pero, ¿qué dices? Soy tu tía, ten un poco de respeto. ¿Es esto una broma de tus amigotes o qué?
 - Mira, cerda, tengo una fotito aquí tuya sobándote el coño con los melones fuera mientras adoras mi pepino. Estoy vistiéndome y acabo de pedir un taxi para ir a partirte el coño, que es lo que querías, ¿no? Pues prepárate porque te va a boquear el coño tres semanas, puta cerda.
Y cuelgo. Y bajo las escaleras a por un taxi. Voy a reventarle el coño a mi tía, joder, POR FIN.
[Continuará]
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