sabatomanfredi
Medias Noches.
Escritos con un sentido extraviado, las orientaciones son de quien los lea y no de quien los escriba, líneas disonantes y alternativas expresadas en pesares que quizás sean los tuyos también. Notas alteradas en noches de insomnio desmesurado.
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Una época difícil.
19/09/2022
De pequeño solía pensar que se debía luchar por atesorar los buenos momentos, luego crecí y entendí que se luchaba por sobrevivir a los malos recuerdos; una reflexión parida en Micro instantes de decisiones que recorrían las entrañas de un ser que con el paso del tiempo se volvía atroz consigo mismo.
Nunca vi el matiz del medio, no entendía como había seres que podían regocijarse del intermedio de una vida que pasa de extremo a extremo, como habían almas que coqueteaban con ángeles y demonios para luego ser los jueces de la indiferencia en un mundo plagado de injusticias e insolencias, es asombroso ver cómo la guerra es peleada por crepúsculos de deseos bravíos de sus ideales propios y que se determine el final por un minúsculo miembro inerte que solo desea sobrevivir sin más; es esa, Don indiferencia, la que con altives destruye corazones soñadores y cuerpos llenos de libertad.
Vientres que se ven despojados de su fruto, campos devastados con odio y resentimiento, noches plagadas de miedos sin resolver, días castigadores con el látigo inclemente de un sol ardiente, calles abarrotadas de espinas desgarradoras, huellas quebradas por el llanto de un ser que en la lejanía añora con ansias la vuelta de otro que dijo partir para un día volver. Son los tiempos más difíciles para la conciencia y más inclementes para el cuerpo vacío de esperanza.
El sueño se convirtió en un letargo de ideas difusas extraviadas en promesas que no llegaran a tocar el suelo prometido, el engaño se hizo retórica en los discursos del mañana, son las selvas del pensamiento las que castigan a los libertarios de utopías nunca antes soñadas; son las manos agrietadas las que sostienen con gran dolor el peso de una idea que nunca debió existir pero que hace de nuestro ser algo con sentido.
El niño que un día fui dejó de existir ese mismo instante en que mi propio corazón me traicionó he hizo de mi presente el tiempo de castigo interminable, mi mente insaciable se convirtió en la cárcel de mi propia conciencia, me convertir en un irreconocible mequetrefe de tiempos difíciles entregado en manos ajenas que moldearon mi más interno yo a su pleno y desdichado antojo, haciéndome a una imagen triste y aferrada a la lucha ya perdida de un porvenir mejor.
El amor fue la limosna de los seres que con su indiferencia poblaron mi insignificante universo, el cheque firmado al portado de un buen y colorido futuro solo fue un fantasma del que un día fui esclavo y señor, navegué para naufragar en las prosas de artimañas muy bien instrumentadas, fueron las nornas del valhalla las que con su preciado hilo tejieron este enjambre de oscuros y turbulentos acontecimientos que terminaron en eso, tiempos difíciles.
Como domingo extraviado, como febrero bisiesto, como estrella en alba, solo pido una noche más en el paraíso, una caricia extraviada que me haga recordar lo tan preciado que fui para alguien, una mirada invertida en sutil admiración por algo que solo fue en ese instante, una palabra dedicada al alma…un paseo por la anatomía delineada y perfecta figura de mujer que haga sentir de nuevo la fuerza de poder hacer feliz a un alma extraviada, poder adquirir la fe de seguir luchando en estos tiempos malos, en estos tiempos en los que quienes tienen asegurada la permanencia son los que tiran la mirada perdida en nada para así poder estar en todo pero con el regalo de no pertenecer y perder absolutamente nada.
Sabato Manfredi
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Hay maneras.
5/09/2022
A lo largo de la vida vamos desgastando esencias de nuestro ser, algunos se dan cuenta, mientras otros simplemente se recorren el camino dañándose sin percatarse que en el andar se desarman hasta llegar a ese punto de no poseer nada consigo mismo.
La moralidad, la conciencia, el amor, la palabra, el alma; son esos pilates que de errores en errores se van deteriorando, algunos se consumen con una rapidez que se dejan notar en su misma fragilidad; no siempre se sobrevive a la desgracia de la pérdida de uno de estos preciados pilares, también es cierto que dependerá siempre del cuerpo que los lleve.
La decisión de poner fin ante el desgaste o pérdida de una de estas barras humanas es alternativa y elocuente; hay maneras de cómo mostrarse ante el fracaso de la derrota en momentos prematuros de una etapa de vida. No siempre se muere para la eternidad, el segundero de este exquisito reloj es muy caprichoso, no siempre el final llega de la misma manera ni en la misma forma, en ocasiones son algunos que en sus manos toman ls determinación de finalizar este desdichado camino ante la ausencia de uno de estos pilares.
La palabra es si no el único y más preciado bien que tiene un hombre, cuando está se desvanece en errores y fracasos es difícil poder recuperar algún sentido propio de la vida; aceptar que la palabra se desvaneció hasta llegar a su más minúscula expresión es de un largo sendero de duras curvas; es impropio permanecer en un tiempo y espacio en el cual tu riqueza es la desdicha de todos. Si tu verbo es una falsedad para el predicado, poco sustantivo puedes ser.
Hay maneras de acabar con un alma puesta en un cuerpo esclavo de lo que fue y peor aún, de verse convertido en un soberano desastre, en ocasiones no es siquiera, en lo que se ha convertido, si no, lo que ha perjudicado su creación para quienes han estado en su alrededor, se piensa que es hasta el final egoísta pero si se reflexiona, tiene en su último suspiro de humanidad un gran sentido de resiliencia con quienes han estado allí hasta su final, hasta el final.
Hay maneras de llegar a un fin, no necesariamente debe ser el final de la carrera, los coches en neutro se dejan mover por inercia de la fuerza, el final de la mente es infinito en maneras de expresarse, la derrota no siempre es la pérdida, como la pérdida no siempre es la derrota de la mente. Solo digo que hay maneras de morir y morirse, a veces tendiendo la mano lo único que se logra es el salto del problema al pozo infinito del subconsciente.
Sabato Manfredi.
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