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teporingx · 3 years
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Las tres muertes de Marisela Escobedo, un ejercicio de memoria
  …que si nuestro duelo es público es porque es político.                                                                      Helena Chávez Mac Gregor
Un texto de Teporingx
Construir memoria, se convierte en una práctica catalizadora que asigna un rostro, una historia, sensibilidad, cuerpx e identidad a quien estaba destinadx al olvido. Permite comprender la relación que tiene con nuestro presente e imaginar, a partir de lo que fuimos y de todo lo que hemos pasado, en qué direcciones seguir construyendo el por-venir.[1]
Recordar a Rubí Frayre Escobedo, -jovena asesinada por la identidad nacional construida desde el machismo, que se manifiesta en el menosprecio, sometimiento y la muerte de las cuerpas femeninas- es dignificar a las miles de mujeres, jóvenas y niñas victimizadas que ha dejado nuestra historia cargada de despojo, impunidad, corrupción y violencia; se trata de honrarlas y colectivizar el dolor para re-ubicar la orientación ética y moral que tenemos ante la tragedia ajena (Gutiérrez, 2019)
Hablar de Feminicidio es remontarnos a las desaparecidas y asesinadas en Ciudad Juárez, desde la década de 1990, un acontecimiento que terminó pasando de una visión estereotipada de las mujeres asesinada a crímenes impunes, víctimas de la violencia estructural y los contextos sociales que demuestran la violencia de género a la que son sometidas las cuerpas femeninas.
Actualmente, nos encontramos presenciando y evidenciando las muertes de miles de mujeres a nivel nacional. Ciudad Juárez pasó a ser uno de los tantos estados donde los crímenes contra las mujeres es el pan de cada día. Hoy podemos evidenciar que en México hay 11 feminicidios diarios. Se ha registrado que de lo que va del 2020 hubo 724 feminicidios[2]. Siendo el Estado de México, con 106 casos, el estado con mayor índice de feminicidios[3]. A su vez, se suman las 2 mil 223 mujeres asesinadas en todo el país (en el 2020) de las cuales solo el 24% es investigado como Feminicidio. También los 123 mil 927 casos de violencia intrafamiliar. 30 mil 612 delitos sexuales que incluyen violación, acoso y hostigamiento y 550 mujeres desaparecidas, tan solo este año[4].
Para la antropóloga Guadalupe Juárez Morales, la violencia de género no es un fenómeno social natural ni azaroso, sino, por el contrario, es indispensable para la producción y reproducción de este sistema. ‘‘Un sistema patriarcal vigente desde la antigüedad, que entreteje las relaciones de género basadas en la desigualdad y opresión, potenciando modelos de sumisión y sometimiento violento de los cuerpos femeninos, para mantener los procesos de acumulación y control social del capitalismo de violencia en el que vivimos’’[5].
Las tres muertes de Maricela Escobedo crea un hilo narrativo en la memoria contra la violencia de género, es un reflejo de una sociedad y un sistema de justicia ausentes; el director Carlos Osorio nos deja ver una atmosfera corrompida en primer momento con el feminicidio de Rubí, luego con dejan el libertad al asesino Sergio Barraza y como último el feminicidio de Maricela.
A partir del documental es que podemos cuestionarnos cuáles son las formas para afrontar un feminicidio o una desaparición forzada; sí la manera legal crea soluciones o más sin en cambio las entorpece, es interesante como durante la investigación del caso de Maricela podemos observar e incluso sentirnos empáticxs por el accionar de la madre/activista, el hecho de ser llevado de una manera pacifica o dentro del marco legal de la manifestación es un remirar de hechos que marcan un antes y un después en la protesta feminista.
Esta historia retoma importancia por que nos cuestiona el como miramos la lucha feminista, la protesta y que sí Maricela Escobedo tuvo la determinación para enfrentar el poder judicial, político y al crimen organizado sin un resultado positivo y con la lamentable perdida de su vida;  deberíamos entonces preguntarnos ¿Porqué las mujeres mexicanas están quemando y rompiéndolo todo?
Miles de casos de mujeres asesinadas hacen eco en toda la Republica Mexicana al ser nombradas y al evidenciar la injusticia de la que han sido victimas/revictimizadas, la historia de Rubí y Maricela Escobedo hace un reclamo colectivo, por todas. Deja en evidencia la complicidad e impunidad del Estado, la incapacidad del mismo para el esclarecimiento de los casos, la falta de acceso a la justicia, la no garantía de la vida para las mujeres y la falta de legalidad; así como el nulo interés por la prevención y erradicación de la violencia.
Es por ello que a partir de este sistema se vuelve sustancial crear otras realidades y encontrarnos juntxs en esta acción. Es por medio de sus cuerpas lastimadas y vulneradas que se pueden defender las mujeres, jóvenas y niñas asesinadas y es por medio de las cuerpas que podemos hacer frente al feminicidio. Se trata de nombrarnos, nombrarlas, generar memoria, colectivizar el dolor y ocupar el espacio para volvernos visibles y hacer aparecer el reclamo.
CUERPXS EN RESISTENCIA
Esta realidad necesita ser contada, colectivizada.
La concepción del cuerpo se apoya sobre la experiencia del mundo y la construcción del mundo vivido. Actualmente, el/la cuerpx ya no puede ser entendido exclusivamente como un objeto de estudio de la biología, psicología, sociología y la ciencia misma, dado que nuestrx cuerpx es una construcción simbólica de la cultura y las sociedades; se debe reconocer como el lugar en el que se crean y se (re)conocen imágenes que posibilitan sensibilidades, memoria y reflexividades propias ligadas a una experiencia de vida en el tiempo y el espacio; y es por medio de estas imágenes que se generan simbolismos a partir de las cuales lxs cuerpxs se colectivizan (Di Bella, 2017)
Cuando hablamos de cuerpxs en resistencia nos referimos a convertir lxs mismxs en una denuncia pública de todas aquellas violencias que lo atraviesan. Se trata de generar alteraciones en el espacio público que hacen de un sentir personal algo político. Es por medio de esta actividad política -en la cual se desplaza a unx cuerpx del lugar privado que le estaba asignado, cambia y se apropia del destino de un lugar- donde se hace visible lo que permanecía oculto, hace escuchar un discurso allí donde el ruido sólo tenía lugar, hace escuchar como discurso lo que no era escuchado más que como ruido (Rancière citado por Chávez , 2015) Se vuelve reflexivo cuando en la ejecución de llevar lxs cuerpxs al espacio público, se revela la experiencia momento a momento de estar físicamente vivo  y la pregunta que aparece es:                        ¿Cómo es y qué significa ese estar físicamente vivo?
Es en lxs cuerpxs donde podemos encontrar representado el lugar y tiempo que nos determina, y, al mismo tiempo, visibiliza los mecanismos de control y dominación que se estigmatizan en mecanismos de desigualdad y violencia, íntimamente relacionados al vínculo social, vulnerándolx a las relaciones de los demás y exponiéndose al riesgo su integridad.
En este marco el/la cuerpx puede ser entonces reconocido como imagen leída y utilizada por los individuos en el transcurso de la interacción, y como frontera palpable y mensurable de las distancias y las formas en que los seres interactuamos entre nosotrxs. Ambos aspectos, imagen y frontera, son observables para el trabajo empírico, y una guía para conocer las implicaciones de la dimensión de lo social, particularmente en las relaciones sociales y afectivas, y, como consecuencia, en las estructuras sociales (Deveaux, 2012)
No podemos hablar de una lucha contra el feminicidio sin hablar de la lucha que vive cada madre y familiar en la búsqueda por la justicia. Marisela Escobedo, como muchas otras madres, fueron víctimas del arrebatamiento violento de sus hijas, dejan ver que la justicia la construye cada una de ellas, exhiben su lucha a través de las fisuras sistemáticas fuera de los esquemas preconcebidos de la posición de madre abnegada. Subvierten las normas racionalizadoras que dictan cómo ocupar el espacio público. Donde su cuerpa se convierte en  la imagen que reclama la existencia arrebatada por la violencia, deviene resistencia y nos invita a pensar de otra forma el sufrimiento ajeno.
Es por esta imagen que producen de sí mismas que nos permiten observar la aparición de cada mujer, niña y jovena asesinada. Nos dejan ver -presenciar- la injusticia y la realidad mexicana que nos atraviesa permitiéndonos agruparnos en una reflexión crítica alrededor del sufrimiento ajeno. Este proceso colectivo de reconocimiento del sufrimiento y luto, se convierte en una manifestación pública donde el lamento actúa como “una forma de corporalizar la demanda de justicia ante el crimen/desaparición de sus hijas, debe entenderse que los sollozos y gestos de sufrimiento no están al margen de la protesta que las madres articulan, pues es en dichas lamentaciones donde surge una reflexividad en torno a su dolor individual” (Gutiérrez, 2019) y que llega a un conjunto de seres humanos que pueden (re)conocerse mejor a través de la observación y/o participación de la intervención que hacen las madres, para llegar a convertirse en un motor de lucha colectiva.
La lucha de las madres se vuelve en un referente para el reconocimiento colectivo. Es por medio de la imagen de las madres que los cuerpos lastimados y vulnerados de sus hijas se vuelven denuncia de las realidades sufridas para buscar sacarnos de la inmovilidad en la que vivimos. Se trata de sacar las sensibilidades propias y encontrarnos con lxs otrxs para que otras subjetividades emerjan como lugares de reflexividad cargados de sensibilidad y generen otros lugares desde los cuales experimentemos nuestra existencia.
Necesitamos una nueva imaginación política capaz de confrontar la lógica de la violencia, la misoginia y el miedo. Necesitamos seguir tejiendo redes de apoyo, dejar de negar el dolor y seguir construyendo nuestro yo comunal.
Atribución-NoComercial-Compartir Igual 4.0 Internacional(CC BY-NC-SA 4.0)
REFERENCIAS
[1]Castro A. (2020 nov 4) Construir memoria es honrar la vida. Alharaca. Recuperado de  https://www.alharaca.sv/descompases/construir-memoria-es-honrar-la-vida/
[2]  Murillo E. (2020 oct 26) Crece cifra de feminicidios: 724 víctimas en 9 meses. La jornada. Recuperado de: https://www.jornada.com.mx/2020/10/26/politica/016n1pol
[3]Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad (2020). Información sobre violencia contra la mujer  Incidencia delictiva y llamadas de emergencia 9-1-1 Información con corte al 30 de septiembre de 2020 (https://drive.google.com/file/d/1p9M_mt-4jmn3CE8lB9qEu0sYlLAO67fp/view)
[4] Redacción Aristegui Noticias (2020 sept 3) En 2020 se han asesinado 2 mil 223 mujeres; solo el 24% se investiga como feminicidio: OCNF. Aristegui Noticias. Recuperado de: https://aristeguinoticias.com/0309/mexico/en-2020-se-han-asesinado-2-mil-223-mujeres-solo-el-24-se-investiga-como-feminicidio-ocnf/
[5] Juárez Guadalupe [Congreso Virtual: Espacio-Tiempo y Cuerpos] (2020 oct 29 ) Cuerpos de alquiler: explotación sexual y violencia patriarcal. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=NVkr23nHCd4&t=2040s
Chávez Helena. (2015). Pese a todo, aparecer. Revista re-visiones, número 5, (http://www.re-visiones.net/index.php/RE-VISIONES/article/view/46/56)
Gutiérrez, José Ricardo. (2019). Ensambles entre cuerpo y lenguaje: la potencia
política de las lamentaciones públicas de las madres de víctimas de feminicidio en México. Revista Interdisciplinaria de Estudios de Género de El Colegio de México, 5, 17 de junio de 2019 (http://dx.doi.org/10.24201/reg.v5i0.370)
Juárez Guadalupe [Congreso Virtual: Espacio-Tiempo y Cuerpos] (2020 oct 29 ) Cuerpos de alquiler: explotación sexual y violencia patriarcal. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=NVkr23nHCd4&t=2040s
Redacción Aristegui Noticias (2020 sept 3) En 2020 se han asesinado 2 mil 223 mujeres; solo el 24% se investiga como feminicidio: OCNF. Aristegui Noticias. Recuperado de: https://aristeguinoticias.com/0309/mexico/en-2020-se-han-asesinado-2-mil-223-mujeres-solo-el-24-se-investiga-como-feminicidio-ocnf/
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Daniela V. Di Bella (2017) El cuerpo como territorio. Cuaderno 64 Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. pp 137-152
Deveaux Sofía, (2012) Corporalidad y performance en contextos de violencia. Sociológica, número 75,  pp. 69-93
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