Tumgik
radioactivewords-blog · 11 years
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Like an adolescent crush
Todo era culpa de su crush adolescente…el cual solo se quedaría en territorio de crush por los siglos de los siglos ya que si un año mirando a la distancia no conseguían que Roth Grimm tomara el primer paso, entonces nunca lo haría. Y la confianza que normalmente tenía desaparecía cuando veía a esa persona con aura brillante que le hacía perder el norte cuando pasaba cerca suyo.  Y no era fácil olvidar que estaba cerca. Por lo general, la fuerza de gravedad de aquel cuerpo móvil le hacía cambiar la dirección de su norte para que mirara sin una pizca de vergüenza hacia él.
¿Cómo lo lograba?
Podía ser la serenidad de la voz que lo hacían sentirse culpable por mirar al interior de la clase de yoga; aún mas culpabilidad cuando a propósito cambiaba su horario de entrenamiento para estar al mismo tiempo que la clase y escuchar a lo lejos, mirar a momentos. Está de más que varias veces creyeron que era una forma de coquetear con todas las mujeres de la clase por que al parecer mirar el trasero era una nueva manera de conquistarlas. Pero no. A pesar de las falsas acusaciones  Roth simplemente hacía lo que el estaba seguro todas ellas hacían también:  mirar de forma indecente al instructor. O su trasero. O voz. O su todo, quizá. Sí, todo. 
Y luego suspirar mientras hacía su última serie de abdominales. 
Los suspiros maricones con tintes de ensoñación dejaron de ser territorio del gym cuando un domingo en Central Park se encontró a sí mismo pensando en cómo se vería el “Sublime Instructor de Yoga” en esa luz de las cinco de la tarde, con los rayos dorados pasando por las iris de los ojos. (Por que necesitaba un nombre y Roth no tenía idea de cual era…y tampoco tenía valor para preguntar. Aunque en ese tiempo solo se intentaba convencer que no necesitaba un nombre para esa cara de la que pronto dejaría de tener el crush.) Fue cuando en ese momento, a cinco meses de iniciado de forma inconsciente la fijación por ese Instructor que de alguna forma siempre rondaba por el gym, se dio cuenta que estaba sufriendo una regresión a cuando tenía quince años. 
Por eso los siguientes cinco meses fueron para intentar hablar con el. Intentar, sin éxito. Roth pensaba que no podía ser posible que el que siempre tenía la confianza para coquetear con facilidad no pudiera hablar cuando miraba al Sublime Instructor de Yoga o lo tenía a cinco metros de distancia. Tampoco estaba muy convencido de lucirse cuando estaba cerca por que maldita sea su suerte, siempre le sucedían cosas embarazosas cuando de repente el Instructor pasaba cerca del aparato donde estaba. 
¿Y el incidente cuando una de las bandas de brazos rebotó precisamente en su nariz? Embarazosos, tonto y le infinidad de puntos de confianza justo en frente de alguien que quería lograr todo lo contrario. 
Con el orgullo herido, confianza cero y demasiada culpa por su actitud de stalker fue cuando decidió rendirse a intentar hablarle. Pero…eso no hizo que la fijación se fuera. De hecho, se hizo aún mayor. Como que de repente intentaba sacar el tema del gym con Bart, más de lo que debería hablarlo con él pero al menos Bart no tenía ni idea de lo que pasaba por su cabeza. Y luego cuando su toalla se resbaló de la caminadora y el Sublime Instructor de Yoga se la extendió…Roth no creía que mirar con detalle las manos de alguien le hubiera creado tanta tensión sexual al instante. ¿Era artista? Quizá músico. Pintor. Por que no se explicaba como unas manos pudieran verse tan perfectas. 
El incidente de las duchas, sin embargo, eso fue lo peor. Cuando mirar de reojo al Instructor y ver más piel de la esperada le provocó mucho más que la ducha que esa misma mañana tuvo con quien se había acostado la noche anterior; y de pronto ya no hubo negación. De hecho, hacía tanto tiempo que no había negación pero nunca había sido tan evidente la falta de negación como en ese momento cuando su cita de la noche pasada palidecía con el de ese extraño-no-tan-extraño Instructor de Yoga. 
Después de eso, dejó de ir un mes al lugar.
Inventó excusas con Bart, su rutina se volvió correr una hora todos los días y evitar su usual pizza de los viernes. Incluso al final de ese mes se inscribió a otro gimnasio…pero una semana después, se encontró de nuevo el su antiguo gym.  Su inconsciente le estaba haciendo tener excusas firmes para no poder evitarlo y que la realidad de su enamoramiento adolescente le pegara de lleno en la cara. Como una bofetada doblemente fuerte a la que recibió de una ex-novia…o igual o peor que el derechazo que le plantó en Universidad un chico al que en la misma cita le dijo que las cosas no funcionarían por que le gustaba el Hip-Hop. Era el mismo el que se estaba evitando al menos hablar con él, así que era peor. 
¿Será soltero? ¿Tendrá novio? ¿Novia? ¿Estará casado ya? ¿Cómo podría ser soltero? ¿Quien no habría sacado del mercado a alguien así ya? Y el problema más grande era que las preguntas ya se hacían demasiado personales. El problema era que quería conocerlo, ya no era solamente la curiosidad de tocar para comprobar que era real. Roth quería que fuera real. 
Aunque por mas real que lo quisiera, nunca le hablaría. 
Y hablarle no garantizaba ni una cita. 
Por eso lo mejor era solo olvidarlo, no evitarlo, tan solo dejar pasar el crush adolescente. Y quizá pedir desesperadamente a Carol, la novia de Bart, que le presente a alguien para salir por un tiempo. Alguien o varias personas. 
Entró al gym con la billetera en mano, el rostro cabizbajo, la mochila cruzada al hombro y caminó hasta la caja. Alzó los ojos y estaba ahí. “Bien, genial. Cruzar palabras seguro es lo que se necesita para que todo desaparezca por completo.” Pensó, y eso le hizo armarse de demasiada confianza. 
- Hola. - Apoyó el brazo en el mostrador y lo miró fijamente. - Hm…¿Será posible que… - pausó unos segundos para tomar un panfleto del display y luego volver a mirar al Sublime Instructor de Yoga- …pueda renovar mi membresia? 
Solo recibió un par de parpadeos como respuesta.
- No es necesario que renueves tu membresia. - Le dijo con voz tranquila después de diez segundos.
- ¿Y por qué no? - Ladeó la cabeza sin despegar la mirada de eso ojos azules. Aunque ahora que los miraba de cerca, no eran solo azules.
- Solo dejaste de venir un mes. La membresia es anual y te falta un par de meses para renovarla. -
Ahora le tocó a Roth parpadear.
- ¿Uh? - Murmuró, totalmente perdido por algo que aún no comprendía. 
- Solo tienes que pagar un mes ahora. Anda, un mes. - Y aunque había una sonrisa pequeña en el rostro, la chispa de los ojos azul turquesa se convirtió en una risa liviana que hizo que Roth se quedara sin aliento. - Ya te imprimo tu comprobante. 
Y recuerda haber pagado. También recuerda ir a los vestidores a ponerse otra camiseta más liviana…incluso comenzar a hacer 40 minutos de calentamiento cuando su cerebro hizo click. Miró de reojo entrar a Bart y cómo éste gritó su nombre cuando lo vio. Pero al ver a Bart, el solamente pensó en algo que después de una hora y con el área de pesas vacía pudo preguntarle.
- Oye, Bart…quien estaba en el mostrador…-
- Ah. ¿Clark? Es muy amigo de Carol. - Contestó simple.
- Oh, ya veo…- Respiró profundamente. - ¿Es soltero?
Quizá si hubiese sabido en un principio que ponerle nombre al rostro del Sublime Instructor de Yoga no le daba tantos conflictos de confianza el mismo se lo hubiese preguntado desde hace un año. 
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radioactivewords-blog · 11 years
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Character Flaws
Absent-minded - Preoccupied to the extent of being unaware of one’s immediate surroundings. Abstracted, daydreaming, inattentive, oblivious, forgetful.
Abusive - Characterized by improper infliction of physical or psychological maltreatment towards another.
Addict - One who is addicted to a compulsive activity. Examples: gambling, drugs, sex.
Aimless - Devoid of direction or purpose.
Alcoholic - A person who drinks alcoholic substances habitually and to excess.
Anxious - Full of mental distress or uneasiness because of fear of danger or misfortune; greatly worried; solicitous.
Arrogant - Having or displaying a sense of overbearing self-worth or self-importance. Inclined to social exclusiveness and who rebuff the advances of people considered inferior. Snobbish.
Audacious - Recklessly bold in defiance of convention, propriety, law, or the like; insolent; braze, disobedient.
Bad Habit - A revolting personal habit. Examples: picks nose, spits tobacco, drools, bad body odour.
Bigmouth - A loud-mouthed or gossipy person.
Bigot - One who is strongly partial to one’s own group, religion, race, or politics and is intolerant of those who differ.
Blunt - Characterized by directness in manner or speech; without subtlety or evasion. Frank, callous, insensitive, brusque.
Bold - In a bad sense, too forward; taking undue liberties; over assuming or confident; lacking proper modesty or restraint; rude; impudent. Abrupt, brazen, cheeky, brassy, audacious.
Callous - They are hardened to emotions, rarely showing any form of it in expression. Unfeeling. Cold.
Childish - Marked by or indicating a lack of maturity; puerile.
Complex - An exaggerated or obsessive concern or fear. (List specific complex.)
Cruel - Mean to anyone or anything, without care or regard to consequences and feelings.
Cursed - A person who has befallen a prayer for evil or misfortune, placed under a spell, or borne into an evil circumstance, and suffers for it. Damned.
Dependent - Unable to exist, sustain oneself, or act appropriately or normally without the assistance or direction of another.
Deranged - Mentally decayed. Insane. Crazy. Mad. Psychotic.
Dishonest – Given to or using fraud, cheating; deceitful, deceptive, crooked, underhanded.
Disloyal - Lacking loyalty. Unfaithful, perfidious, traitorous, treasonable
Disorder - An ailment that affects the function of mind or body. (List the disorders name if they have one.) See the Mental Disorder List.
Disturbed - Showing some or a few signs or symptoms of mental or emotional illness. Confused, disordered, neurotic, troubled.
Dubious - Fraught with uncertainty or doubt. Undecided, doubtful, unsure.
Dyslexic - Affected by dyslexia, a learning disorder marked by impairment of the ability to recognize and comprehend written words.
Egotistical - Characteristic of those having an inflated idea of their own importance. Boastful, pompous.
Envious - Showing extreme cupidity; painfully desirous of another’s advantages; covetous, jealous.
Erratic - Deviating from the customary course in conduct or opinion; eccentric: erratic behaviour. Eccentric, bizarre, outlandish, strange.
Fanatical - Fanatic outlook or behaviour especially as exhibited by excessive enthusiasm, unreasoning zeal, or wild and extravagant notions on some subject.
Fickle – Erratic, changeable, unstable - especially with regard to affections or attachments; capricious.
Fierce - Marked by extreme intensity of emotions or convictions; inclined to react violently; fervid.
Finicky - Excessively particular or fastidious; difficult to please; fussy. Too much concerned with detail. Meticulous, fastidious, choosy, critical, picky, prissy, pernickety.
Fixated - In psychoanalytic theory, a strong attachment to a person or thing, especially such an attachment formed in childhood or infancy and manifested in immature or neurotic behaviour that persists throughout life. Fetish, quirk, obsession, infatuation.
Flirt -To make playfully romantic or sexual overtures; behaviour intended to arouse sexual interest. Minx. Tease.
Gluttonous - Given to excess in consumption of especially food or drink. Voracious, ravenous, wolfish, piggish, insatiable.
Gruff - Brusque or stern in manner or appearance. Crusty, rough, surly.
Gullible - Will believe any information given, regardless of how valid or truthful it is, easily deceived or duped.
Hard - A person who is difficult to deal with, manage, control, overcome, or understand. Hard emotions, hard hearted.
Hedonistic - Pursuit of or devotion to pleasure, especially to the pleasures of the senses.
Hoity-toity- Given to flights of fancy; capricious; frivolous. Prone to giddy behaviour, flighty.
Humourless - The inability to find humour in things, and most certainly in themselves.
Hypocritical - One who is always contradicting their own beliefs, actions or sayings. A person who professes beliefs and opinions for others that he does not hold. Being a hypocrite.
Idealist - One whose conduct is influenced by ideals that often conflict with practical considerations. One who is unrealistic and impractical, guided more by ideals than by practical considerations.
Idiotic - Marked by a lack of intelligence or care; foolish or careless.
Ignorant - Lacking knowledge or information as to a particular subject or fact. Showing or arising from a lack of education or knowledge.
Illiterate - Unable to read and write.
Immature - Emotionally undeveloped; juvenile; childish.
Impatient - Unable to wait patiently or tolerate delay; restless. Unable to endure irritation or opposition; intolerant.
Impious - Lacking piety and reverence for a god/gods and their followers.
Impish - Naughtily or annoyingly playful.
Incompetent - Unable to execute tasks, no matter how the size or difficulty.
Indecisive - Characterized by lack of decision and firmness, especially under pressure.
Indifferent - The trait of lacking enthusiasm for or interest in things generally, remaining calm and seeming not to care; a casual lack of concern. Having or showing little or no interest in anything; languid; spiritless.
Infamy - Having an extremely bad reputation, public reproach, or strong condemnation as the result of a shameful, criminal, or outrageous act that affects how others view them.
Intolerant - Unwilling to tolerate difference of opinion and narrow-minded about cherished opinions.
Judgemental - Inclined to make and form judgements, especially moral or personal ones, based on one’s own opinions or impressions towards others/practices/groups/religions based on appearance, reputation, occupation, etc.
Klutz - Clumsy. Blunderer.
Lazy - Resistant to work or exertion; disposed to idleness.
Lewd - Inclined to, characterized by, or inciting to lust or lechery; lascivious. Obscene or indecent, as language or songs; salacious.
Liar - Compulsively and purposefully tells false truths more often than not. A person who has lied or who lies repeatedly.
Lustful - Driven by lust; preoccupied with or exhibiting lustful desires.
Masochist - The deriving of sexual gratification, or the tendency to derive sexual gratification, from being physically or emotionally abused. A willingness or tendency to subject oneself to unpleasant or trying experiences.
Meddlesome - Intrusive in a meddling or offensive manner, given to meddling; interfering.
Meek - Evidencing little spirit or courage; overly submissive or compliant; humble in spirit or manner; suggesting retiring mildness or even cowed submissiveness.
Megalomaniac - A psycho pathological condition characterized by delusional fantasies of wealth, power, or omnipotence.
Naïve - Lacking worldly experience and understanding, simple and guileless; showing or characterized by a lack of sophistication and critical judgement.
Nervous - Easily agitated or distressed; high-strung or jumpy.
Non-violent - Abstaining from the use of violence. 
Nosey - Given to prying into the affairs of others; snoopy. Offensively curious or inquisitive.
Obsessive - An unhealthy and compulsive preoccupation with something or someone.
Oppressor - A person of authority who subjects others to undue pressures, to keep down by severe and unjust use of force or authority.
Overambitious - Having a strong excessive desire for success or achievement.
Overconfident - Excessively confident; presumptuous.
Overemotional - Excessively or abnormally emotional. Sensitive about themselves and others, more so than the average person.
Overprotective - To protect too much; coddle.
Overzealous - Marked by excessive enthusiasm for and intense devotion to a cause or idea.
Pacifist - Opposition to war or violence as a means of resolving disputes. (Can double as a merit in certain cases)
Paranoid - Exhibiting or characterized by extreme and irrational fear or distrust of others.
Peevish - Expressing fretfulness and discontent, or unjustifiable dissatisfaction. Cantankerous, cross, ill-tempered, testy, captious, discontented, crotchety, cranky, ornery.
Perfectionist - A propensity for being displeased with anything that is not perfect or does not meet extremely high standards.
Pessimist - A tendency to stress the negative or unfavourable or to take the gloomiest possible view.
Pest - One that pesters or annoys, with or without realizing it. Nuisance. Annoying. Nag.
Phobic – They have a severe form of fear when it comes to this one thing. Examples: Dark, Spiders, Cats 
Practical - Level-headed, efficient, and unspeculative. No-nonsense. 
Predictable - Easily seen through and assessable, where almost anyone can predict reactions and actions of said person by having met or known them even for a short time.
Proud - Filled with or showing excessive self-esteem and will often shirk help from others for the sake of pride.
Rebellious - Defying or resisting some established authority, government, or tradition; insubordinate; inclined to rebel.
Reckless - Heedless. Headstrong. Foolhardy. Unthinking boldness, wild carelessness and disregard for consequences.
Remorseless - Without remorse; merciless; pitiless; relentless.
Rigorous - Rigidly accurate; allowing no deviation from a standard; demanding strict attention to rules and procedures.
Sadist - The deriving of sexual gratification or the tendency to derive sexual gratification from inflicting pain or emotional abuse on others. Deriving of pleasure, or the tendency to derive pleasure, from cruelty.
Sadomasochist - Both sadist and masochist combined.
Sarcastic - A subtle form of mockery in which an intended meaning is conveyed obliquely.
Sceptic - One who instinctively or habitually doubts, questions, or disagrees with assertions or generally accepted conclusions.
Seducer - To lead others astray, as from duty, rectitude, or the like; corrupt. To attempt to lead or draw someone away, as from principles, faith, or allegiance.
Selfish - Concerned chiefly or only with oneself.
Self-Martyr - One who purposely makes a great show of suffering in order to arouse sympathy from others, as a form of manipulation, and always for a selfish cause or reason.
Self-righteous - Piously sure of one’s own righteousness; moralistic. Exhibiting pious self-assurance. Holier-than-thou, sanctimonious.
Senile - Showing a decline or deterioration of physical strength or mental functioning, esp. short-term memory and alertness, as a result of old age or disease.
Shallow - Lacking depth of intellect or knowledge; concerned only with what is obvious.
Smart Ass - Thinks they know it all, and in some ways they may, but they can be greatly annoying and difficult to deal with at times, especially in arguments.
Soft-hearted - Having softness or tenderness of heart that can lead them into trouble; susceptible of pity or other kindly affection. They cannot resist helping someone they see in trouble, suffering or in need, and often don’t think of the repercussions or situation before doing so.
Solemn - Deeply earnest, serious, and sober.
Spineless - Lacking courage. Cowardly, wimp, lily-livered, gutless.
Spiteful - Showing malicious ill will and a desire to hurt; motivated by spite; vindictive person who will look for occasions for resentment. Vengeful.
Spoiled - Treated with excessive indulgence and pampering from earliest childhood, and has no notion of hard work, self-care or money management; coddled, pampered. Having the character or disposition harmed by pampering or over-solicitous attention.
Squeamish - Excessively fastidious and easily disgusted.
Stubborn - Unreasonably, often perversely unyielding; bull-headed. Firmly resolved or determined; resolute.
Superstitious - An irrational belief arising from ignorance or fear from an irrational belief that an object, action, or circumstance not logically related to a course of events influences its outcome.
Tactless - Lacking or showing a lack of what is fitting and considerate in dealing with others.
Temperamental - Moody, irritable, or sensitive. Excitable, volatile, emotional.
Theatrical - Having a flair for over dramatizing situations, doing things in a ‘big way’ and love to be ‘centre stage’.
Timid -Tends to be shy and/or quiet, shrinking away from offering opinions or from strangers and newcomers, fearing confrontations and violence.
Tongue-tied - Speechless or confused in expression, as from shyness, embarrassment, or astonishment.
Troublemaker - Someone who deliberately stirs up trouble, intentionally or unintentionally.
Unlucky - Marked by or causing misfortune; ill-fated. Destined for misfortune; doomed.
Unpredictable - Difficult to foretell or foresee, their actions are so chaotic it’s impossible to know what they are going to do next.
Untrustworthy - Not worthy of trust or belief. Backstabber.
Vain - Holding or characterized by an unduly high opinion of their physical appearance. Lovers of themselves. Conceited, egotistic, narcissistic.
Weak-willed - Lacking willpower, strength of will to carry out one’s decisions, wishes, or plans. Easily swayed.
Withdrawn - Not friendly or Sociable. Aloof.
Zealous - A fanatic.
From The Character Therapist
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radioactivewords-blog · 11 years
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Tres bien for us, Shakespeare.
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Nunca había puesto pie en el salón de inglés. Como todas las demás clases, era algo obligatorio que se llevaba según el grado en el que estuvieran. Pero la asignatura no fue obligatoria hasta el año pasado; todos los franchutes quejándose ahora por que era demasiado atrevimiento ir a enseñarles a las obligadas cuando su forma de hablar era mejor que la de la mayoría de la población mundial (siendo tan corteses como para ignorar el hecho de que en realidad el chino-mandarín).  Se imaginaba lo que eran las clases.  Y sí, imaginarse. Con el solo hecho de haber sido educado con inglés, Rufus logró esquivar la bala del aburrimiento y que sus oídos sangraran al escuchar la pronunciación llena de errores y palabras graciosas que le habrían llevado a muchos momentos awkward en los que contener su risa habría sido tarea imposible. 
Pero tampoco tenía prejuicio. Después de todo, llevaba más años viviendo en Francia que los años que vivió en Reino Unido. Estaba dividido entre esas dos herencias. Padre inglés, madre francesa. Sin mencionar la parte polaca y eso lo complicaba aún más. Por eso mismo era que no entendía la insistencia de aquel profesor para tenerlo en la clase; era un misterio. Como si no le hubiera llegado el memo de la Directora de quienes estaban exentos de tomar las clases intensivas con motivo de la inminente llegada de los otros colegios. "Y aparte de eso, me da tarea. ¿Quien hace eso?" Se dijo a sí mismo poniendo una mueca de desagrado. Tan solo el podría completar el cuadro de extraño hablando solo en el pasillo completamente vacío. Completamente anormal. "Perderme mi clase de artes plásticas, todo por el viejo y conocido inglés. Qué fastid…" Abrió la puerta sonoramente y se quedó pasmado. Sí. Otro momento awkward para Rufus Fenway Harvey que aún espera su medalla conmemorativa por ser el humano más extraño y con mala suerte del planeta. ¿Dónde estaba grabado su récord? Ahora batía el récord de momentos incómodos cuando habían masas de personas por que todo su curso lo miraba. Sí, todos estaban ahí menos el y le miraban como si no perteneciera ni de coña a la escuela o nunca antes lo hubieran visto. Cualquiera de las dos podría quedar para el momento extraño. "Ehm…q-qu…hey." Dijo entre balbuceos mientras entraba, cerrando la gran puerta detrás de si. 
Había un silencio total en el aula hasta que el profesor, con un inglés prolijo y acento profundo,  rompió. "Buenas tardes, señor Harvey. ¿O serán noches? Es un gusto que nos acompañe." Rufus se quedo quieto, pero luego hizo un ademán y se sentó en el extremo izquierdo del aula, donde los ventanales mostraban el paisaje de los acantilados. De reojo mientras se sentaba ubicó a Jeanne, su-mejor-amiga-y-actual-omg-muero-por-ti-y-nunca-lo-sabrás, Chevalier del otro extremo del lugar. En otra situación y si hubiera sido un año antes, quizá se habría movido. Quizá no le habría importado ponerse más peso de rareza sobre sus hombros, pero en el presente no. No se movería de nuevo. Sería demasiado raro por que ahora no sabía como manejarse con su amiga. "Solo un aviso. Aquí solo hablamos en inglés." Y el profesor sonrió hacia el y luego paseó la sonrisa por todo el aula. O como el pensó, la pasó por todas las chicas.  
"Creo que puedo con eso." Respondió Harvey, simple y con voz baja pero sin embargo fue clara al haber dado un switch entre francés e inglés. No le costó nada. Seguía leyendo en inglés, hablando y usándolo a momentos con Jeanne. Sí. La misma Jeanne en ese momento le miraba con una sonrisa en la boca pero que tenía a un lado al imbécil de su novio. ¿O ya no lo era? Bueno…quizá si y no. Después de discutir con el monigote muy acaloradamente en la clase de pociones y tirarle a la cabeza su caldero con una mezcla dudosa que…pfff, hizo que el cabello del idiota apestara por semanas. 
El profesor Hawkes hizo un ademán para recobrar la atención de Rufus y con eso, el chico se acercó al escritorio del inglés. Después de un par de minutos recibiendo instrucciones muy detalladas (para el sufrimiento de Harvey), el chico tomó una de las sillas acojinadas que bordeaban el aula como forma de adorno y la colocó justo en el frente medio del salón. Intentó no enrojecer. Se lo propuso. Lo pensó una, dos, tres veces. ¿Por qué se tendría que llenar de nervios sino era más que un simple ejercicio? Sí, no había por qué. Tan solo podría ponerse en ridículo frente a su clase entera si se le iba la voz en algún tono erróneo más alto del que debería. Oh, calla tus pensamientos ya, Rufus. Pensó para sí mismo mientras procedía a sentarse en la silla, acomodándose. Mientras el profesor de inglés iba hacia donde se encontraba con un vaso de agua, dio un par de sorbos y se aclaró la garganta para después girarla mientras respiraba profundamente hasta encontrar relajarse. O encontrar inspiración para quitar el aliento, como fueron las propias palabras de quien ahora Rufus creía era un intento de poeta frustrado del tiempo de la ilustración metido en el cuerpo de un profesor de inglés. 
Soltó un suspiro.
El profesor se sentó en el que antes había sido su asiento.
Respiró profundamente y abrió el libro pequeño de poemas de Shakespeare que llevó consigo. Pasó lentamente las páginas hasta que llegó a ese corto poema que eligió. 
"Carpe Diem..." Una voz grave y rasposa dijo. Salía de su garganta pero no la reconocía demasiado. "...by William Shakespeare." Completó. Se recordó cien veces en un microsegundo el que tenía que tomar aire; Y se convenció de que ese era el. Que tenía que leerlo por que de alguna forma había aceptado ser el asistente del profesor. Tenía que hacerlo. Tenía. La presión le relajaba y oficialmente se dio cuenta que no era una persona normal si podía relajarse bajo presión.
"O mistress mine, where are you roaming?  O stay and hear! your true-love's coming  That can sing both high and low;  Trip no further, pretty sweeting,  Journey's end in lovers' meeting--  Every wise man's son doth know.  What is love? 'tis not hereafter;  Present mirth hath present laughter;  What's to come is still unsure:  In delay there lies no plenty,--  Then come kiss me, Sweet and twenty,  Youth's a stuff will not endure."
Y no escuchaba ninguna voz. Sus oídos solo percibían su propia respiración y no sabía si debía alzar la mirada o solo fundirse con la silla. Quizá era lo mejor. Pero no. Era demasiado pretencioso. Por eso es que alzó la mirada y observó que todos los ojos en la habitación estaba centrados en el. Boqueó un par de veces hasta que se puso de pié. De alguna manera, el profesor Hawkes estaba a un lado suyo. Quizá dijo algo, es probable, pero Rufus simplemente caminó lentamente hacia su asiento y se sentó bruscamente provocando que la silla hiciera un sonido de golpe en seco. 
No se atrevió a mirar más allá de su periferia frontal. No se percató de nada hasta que el ruido de papel lo hizo reaccionar. Había una nota en el escritorio y en el frente la firma de la que creía era la...si, ni más ni menos que la Capitana de las porristas. 
Sonrió para sí mismo. 
Quizá no lo había hecho tan mal.
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radioactivewords-blog · 12 years
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Place De La République
Cinco meses. Ciento cincuenta días. Cien mil ocho horas y una millonésima de segundos. Y a pesar de eso, su vida había pasado más rápido de lo que todas esas métricas de tiempo parecían representar. En su presente no las sentía realmente. Muchas cosas que habían cambiado en todo ese tiempo, otras no habían cambiado nada, como el hecho de que no había cruzado palabra con Elliot Clermont. No tenía interés, no sabía como hacerlo. Algo en su nueva y recuperada naturaleza humana le hacía doler el área abdominal cuando pensaba en el y no eran sensaciones agradables. Cólera y bilis. Y dolor. Dolor que una de las personas que mas amaba lo haya entregado como pedazo de res sin valor. Se cuestionaba los motivos de Elliot, lo atormentaban. Algunos días le era difícil conciliar el sueño a pesar de que sus necesidades humanas lo obligaran a dormir para tener que soñar en esas últimas horas de su anterior vida.
Su antiguo compañero había intentado hablar con él pero nunca lo había recibido.  Por eso mismo el prefería salir de día cuando no podría estarlo esperando afuera de su residencia. Pero el mismo día con tanta luz lo mantenía ocupado como para no pensar en cuanta falta le hacía.
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radioactivewords-blog · 13 years
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Devote prayer.
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El Padre Smith limpiaba el púlpito. Como otra tarde de sábado usual, preparando la Catedral para la misa matinal en sus diferentes horarios, acomodando las ornamentas a los laterales de las bancas y entonces lo vio entrar. Se acomodó las gafas redondas y no pudo haberse sentido más familiarizado con ese joven que con pausado caminar llegó hasta la tercera fila de las bancas, se sentó y acomodó en una de ellas como si fuera el último asiento que quedara en una ruidosa tarde de domingo. 
Se veía de la misma manera que hacía diez años, así que lo calculaba en sus tardíos veintes. No estaba en el juzgarlo, por que Dios padre seguramente lo hacía diariamente, pero parecía que tenía mucha culpa. Si por diez años iba a la misma iglesia todos los días, quizá había hecho cosas que no dejarían en paz su consciencia. Aunque a veces tenía dudas. Siempre estaba bien vestido, bien peinado y con esa apariencia podría ser cualquier persona que habite el lado alto de la ciudad de Nueva York. Y sin embargo, su devoción o culpa lo llevaban a ese mismo lugar todos los sábados, a la misma hora, en el mismo sitio. 
Alzaba el rostro y parecía cerrar los ojos. Solo eso. Por una hora. 
En esa ocasión le pareció buena idea quitar al fin el halo de misterio. Quizá saber que es lo que realmente le sucedía y si podía -tal vez- ayudar a un alma necesitada de fé y compañía.
- Me parece que Dios siempre está escuchando. ¿No te parece? - Le preguntó el Padre Smith después de varios segundos de haberse sentado a su lado. El joven solamente bajó la cara y miró hacia abajo. Se tomaba las manos. - No he podido evitar darme cuenta que vienes todas las semanas. ¿Hay algo en lo que…? -Su pregunta era desinteresada, en parte, pero fué interrumpido. - No quiero que Dios me escuche... - Respondió abruptamente. Había algo en su manera de mencionar al creador que no le parecía usual. Se podía confundir con la sorna, pero prefirió pensar que pasaba por una gran pena. Las grandes penas, decepciones y tristezas podría ser atribuidas erróneamente a que Dios le haya dado la espalda a cualquier persona.
- …quiero una respuesta de Dios. - 
El Padre Smith estaba lo suficiente alejado de el para darse cuenta cómo lo miraba de reojo. Ese brillo que no era común en cualquier persona que hubiera visto antes, y la altivez con la que lo veía. 
- Dios provee, muchacho. No podemos obligarlo a que nos mire específicamente a nosotros. - La voz suave era para que el mensaje llegara hasta lo más profundo de su escencia. Era una lección para aprender que incluso Dios tiene aún mas tareas que hacer. - ¿O crees que Dios te ha abandonado? - Prefirió no agregar que por eso iba regularmente  a la iglesia, por que esas eran conjeturas suyas.
El joven comenzó a reir. No despegaba los ojos del Padre Smith, el brillo de los ojos azules comenzaba a hacerse oscuro, iluminado con una luz artificial que no lograba identificar aún. Una sensación de angustia se le formó en el estómago.
- Sí...-respondió dejando de reir. Un gruñido gutural emergió de su garganta. Como si intentase calmar a algo que traía dentro- ...no necesito de las creencias para saber que me ha abandonado. Pero lo ha hecho por que yo abandoné a Dios primero. - Volvió a mirar hacia arriba y soltó un suspiro. Salió humo exhalado de su boca y fosas nasales, un olor ácido hizo que el Padre abriera la boca sin entender realmente el por qué. -Pero ahora quiero que Dios me mire de nuevo, como antes. Como a la cosa más hermosa...-miró de reojo a Smith, que no podía articular palabra- ...y lo obligaré. 
El religioso cerró los ojos unos segundos, para que al abrirlos la banca estuviera completamente vacía. Miró a los lados y no encontró a nadie más en toda la abadía de la Catedral. El fantasma de la risa se tambaleó por las paredes, pero estaba tan confundido, que no sabía si era algo presente o solo el producto de su imaginación.
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radioactivewords-blog · 13 years
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Some place, some time.
En un parpadeo, levantó la cabeza de la mesa y miró a su alrededor. Todo estaba como lo había dejado, a excepción de la taza de té que humeaba por lo caliente de su contenido, con un sopor que le llegó a las fosas nasales y le hizo despertar. Sacudió la nuca como si intentare quitarse algo del cabello, pero más bien intentaba quitarse muchas cosas de la mente. Sus pensamientos estaban pesados y le comenzaban a estorbar. -Anda, que ya era hora de que despertaras. Eres un completo haragán, Duffz.- La voz ronca de su colaborador le hizo prestar más atención de su entorno, a lo que estaba más afuera de su cabeza y el yunque encima de ella. El sonido de las manos de Flint contra las teclas, suave y rápido, constante, le parecía terriblemente enfermo. La repetición continua de golpes que sonaban demasiado para ser los botones del computador portátil resonaba dentro de su cráneo junto a la canción arrullante, con la voz femenina que le continuaba susurrando. Estiró la mano para tomar la taza de té caliente que no le hizo quejarse por lo caliente que pudiese estar, tan solo queriendo que alguno de sus sentidos despertara completamente para volver a la realidad. Escuchó una maldición de Flint. El calor del líquido le llegó a la garganta, tráquea y llegó hasta sus intestinos, asentado el calor en su interior. -Era tu té, supongo.- Dijo por primera vez en toda la madrugada. Sus cuerdas vocales intactas parecieron hacer que la voz que le salía fuera de un desconocido. -Supones bien…haragán.- Le respondió medio riendo. El Earl Gray que se acababa de tomar que "era" de su amigo inglés, sí resultó un despertador eficaz para ese sueño continuo que no dejaba de seguirlo. ¿Cuando podría tener una noche de descanso completo? Quizá cuando pudiera tener su propio piso y no tener que dormir en la oficina…por que sí, era cierto lo que muchos decían de llevar el trabajo a casa: era una esclavitud. Llevaban dos años en Budapest, y en todo ese tiempo el único avance que tuvo fue que iba comprar comestibles al supermercado más grande de la ciudad y estuvo muy cerca de comprar un perro. Muy cerca. Flint opinó que hubiese sido buena idea tener un perro en la oficina…pero el no lo quería para lo oficina, lo quería para él. -Cállate, el haragán eres tu. - De haragán nada. Tenía algunas hazañas de antes de conocer a su socio, cuando apenas tenía 17 y pudo entrar a las bases de datos de ciertos gobiernos muy importantes (peces gordos), y cuando logró su primer millón gracias a eso. A decir verdad, no creía que ninguno de los dos fueran pedazos de flojos, tan solo eran…diferentes.  Flint Salander era más loco que el, claro. Temerario, sin miedo a nada. O al menos eso demostraba 24/7 al mundo exterior con la mirada impenetrable, de buen jugador de póker (que en verdad era, ya que siempre le molía a palos en una sola mano) y siempre con una frase filosa en la punta de la lengua. Cuando le conoció, hacía ya seis años, supo que meterse con el era una sentencia de muerte segura…y lo mejor es que lo hizo. Competencia era competencia, y en lo que hacían, siempre era así. Perro come a perro. Una metáfora muy caníbal, pero se asemejaba un poco. El resultado de eso fue el nacimiento de una amistad bastante extraña que a veces rozaba con la hermandad y otras con todo lo puesto. Se sabía de memoria las canciones con las que Flint hacía inevitablemente air guitar y con las que cantaba a todo pulmón. Foo Fighters, Kings of Leon, whisky, air guitar. Sin olvidar el folk country, punk y el té con limón o leche. -Duffz, mientras haces nada…¿Por qué no haces algo útil y enciendes uno?- Le dijo normal. La reacción instantánea era estirarse hacia la cajetilla de cigarrillos para tomar uno y encenderlo, dándole un toque y luego estirándose a su compañero para dárselo. Tardó un par de segundos y se lo puso entre los dedos, le dio una aspirada cuando su otro compañero exhalaba el humor lentamente. Que compartieran cigarro era algo usual, común, de todos los días. Era cuando alguno de los dos tuviese la pereza para tener el propio. El humo se extendió en el área que ocupaban de la oficina, en los ventanales de la izquierda, convenientemente a cinco metros de la cocina que tuvieron que improvisar cuando llegaron y apenas terminó de tomar forma meses atrás.¡. Al otro extremo estaban las puertas de los cuartos. Y en el centro de todo eso, la sala. Dormían en lo que eran las oficinas cerradas de la ex-fábrica de Zapatos a las afueras de Budapest. Almacenes de tres pisos con paredes de diez metros de altura. Los techos eran altos. Tanto, que Ezra podía subir al tercer piso y ver las luces de la ciudad reflejadas en el río.
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radioactivewords-blog · 13 years
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Forever away.
Alguien le avisó, aunque no recordaba quien. Si había sido su padre o alguna enfermera del hospital no le importaba. Las voces al teléfono se le hacían lejanas en ese momento. Algo estaba mal y tenía la sensación pesada, esa que se tiene cuando te miran entrar. Las enfermeras que le conocían murmuraban a sus espaldas. La pesadez del ambiente le hicieron negar fuertemente con la cabeza. "Esto no puede estar pasando". Un médico lo interceptó y le intentó informar de la situación, pero la voz se escuchaba a kilómetros de distancia. Al parecer, Keyra estaba estable, aunque emocionalmente era lo contrario. Pensó en su hijo, y al momento el médico le indicó que debía tomar asiento. No lo hizo. Cuando las palabras del doctor llegaron a él, realmente le hicieron ver en la pesadilla en la que estaba. Su peor pesadilla, su realidad.
Entró a la habitación con el sentido de orientación alterado. Ajeno al mundo a su alrededor como para ver a su esposa y hermano consolándose mutuamente. No sabía qué hacer, decir y ni siquiera cómo es que cerró la puerta. Pero lo hizo. Algo en su cerebro le dijo que no necesitaban las miradas curiosas del exterior. 
La habitación monocromática estaba sofocándole, lo estrangulaba. Era tan deprimente que asemejaba a un entierro prematuro. "Se supone que nacería fuerte. Iba a crecer fuerte, feliz. Tendría un perro y jugaría en el jardín. Eran solo unos cuantos meses más y…"
Miró a las dos personas de adentro de la habitación y por primera vez se dio cuenta que no tenía a nadie. Kath, lo había dicho una vez. Quizá era solo la chica a la que le arrendaba el cuarto, pero tenía razón cuando aseguró que cuando habían momentos difíciles nadie estaba a su lado. Aquella vez, Ethan Voight solo sonrió como idiota pensando en que era mentira, por que tenía a su hijo. Y ahora no le quedaba nada.
Buscó la esquina más cercana para lograr alguna especie de apoyo contra las dos paredes que se encontraban una con la otra, con la mirada perdida. Sus cuerdas vocales estaban truncadas contra su tráquea cerrada. Cuando enfocó a las personas de la habitación no podía hablar. Ni una sola palabra. Como alguien en terapia de recuperación después de una apoplejía, así tuvo que luchar.
- …¿Por qué? - Preguntó. 
Intentó escuchar las palabras de Abel, pero su oído mutó a uno bastante selectivo, solo escuchando las que escogía. Estaba lívido. No se dio cuenta realmente en qué segundo Abel salió y los dejó solos. Ella no le sostenía la mirada, mil pensamientos le cruzaban por la mente cuando la veía hacer eso. Siempre llevaba algo malo. Le hizo pensar demasiadas cosas sobre el por qué de lo que sucedió. No había un motivo, pudo ser algo completamente arbitrario y al azar. 
En la mirada distante y evasiva de Keyra denotaba más que solo el miedo del susto y la pérdida.
Culpa.
Comenzó a negar con la cabeza de nuevo. Con más fuerza cuando el razonamiento le llevó a entender por qué tendría culpa. "Siempre le dije…le dije que se cuidara. Se lo dije ¿Cierto? Fuí claro. Se lo imploré de rodillas. Le rogué que por unos meses se cortara la lengua y dejara de ir a cazar vampiros. Se lo pedí con el corazón en la mano. Lo hice, lo hice." Su cabeza se convirtió en un pozo sin fondo, obstruyendo el drenaje para las palabras que ahora eran inservibles. Su frustración truncó toda palabra sana hacia su boca. 
- …Fuiste tu. ¿No es así? - Comenzaba a materializarse todo en su misma voz.- ¿No pudiste morderte la lengua? ¿Tuviste que dejar que tu….tus acciones…? - Quería decirle que sus acciones imprudentes los llevaron a ese mismo momento, en esa habitación, a romperse en mil pedazos y nunca más volver a estar completos. 
Se tapó la boca. 
Ella, la fiera incontenible. La fiera que siempre dejaba que su estúpida idea de ir detrás de la vida sin pensar en lo que otros pudieran sufrir por verla yendo por ese camino, de las consecuencias, de su orgullo, de sus malditas ganas de llevarse a sí misma tan negligentemente. Esa mujer sin respeto ni para sí misma, a la que quiso cambiarle la vida y amarla hasta que el corazón le sangrara. A la que quiso tomarla de la mano y llevarla a un sitio seguro. Por la que se dejó engañar. La que al final no solo le desangró el corazón, sino la que se lo arrancó y se quedó más tiempo ahí, jugando con el órgano vital mientras seguía palpitando. Esa fiera había asesinado a su hijo. 
Escuchó sus gritos. Como su ira era un torrente en cascada hacia él, como lo sacaba de la habitación y gritaba al hospital entero que no quería verlo nunca más. Sus pies se movieron hacia la salida y ni siquiera miró a Abel al salir. 
Se estaba alejando de la fiera que había acabado con él y asesinó a su hijo.
Alejándose para siempre.
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radioactivewords-blog · 13 years
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The feeling of breaking.
La rutina de la familia Hemingway era la de siempre: darle un baño a Juliet, leche, leerle por media hora y cuando estuviera profundamente dormida –que por lo general era a las diez de la noche- era cuando los dos podían cenar con una copa de vino. El papel de padres venía primero y no los había alejado pese a lo que todos los medios amarillistas aseguraban. Su matrimonio no fracasó cuando todos predijeron que lo haría.
 El celular de Leonard Hemingway sonó, miró a Laurie con expresión inocente.
 - Totalmente inesperado, lo juro. – Dijo para escudarse. Alzó el celular y le mostró quien llamaba- ¿Ves? Es Bart.
 Era una regla entre ellos. Que después de su hija, nadie más les podía quitar tiempo juntos…y a veces era difícil por las vidas tan agitadas que llevaban. Les gustaba tener ese tiempo a solas sin interrupciones del exterior de cualquier tipo, pero con sus amigos era diferente. De cualquier manera, siempre encontraban maneras especiales de recobrar el tiempo perdido.
Comenzó a sonreir sacarrón. Tamborileó el tenedor en la mesa y contestó la llamada. Como suponía, debía estar ahora mismo en Los Angeles con Enver. Un buen manager estaba al tanto de todas las cosas que sus representados hacían.
 - ¿Y cómo está el ambiente en la costa Oeste? Escuché que hace un calor inf…- dejó de hablar y por un minuto apartó los brazos de la mesa. - ¿Qué? – Miró a Laurie de reojo y se puso de pié. - …no, eso no es verdad. – La comida que apenas acababa de tragar comenzó a hacerlo sentirse enfermo. – No es gracioso. No…maldita sea. ¡Con esto no se bromea! Ya sé…carajo, ya sé que tu no bromearías con…
 Intentó contenerlo, de verdad que lo intentó, pero un sollozo de incredulidad le salió de la garganta. Se tuvo que tapar los ojos y cerrarlos muy fuerte, pero las lágrimas comenzaron a caer de su rostro. – Cómo…sí, eso… - Le quiso preguntar cómo lo había encontrado, pero al parecer el le había entendido antes de que terminara de hablar.
 - ¿Leonard, sucede algo? – La voz queda de su esposa le preguntó a su espalda, y logró que incluso Bart dejara de hablar y comenzara a hacer sonidos de quejidos llorosos.
 No sabía como decirle. Su mente estaba más concentrada en el daño que le haría cuando le dijera lo que Bart acababa de presenciar. -…¿Lo sabe Delilah? Y-yo tengo entendido que está en Disneyland con…-se le cortó la voz- Bart, escúchame. Tienes que ir. Las llaves del auto deben estar por ahí pero debes…debes. Hazlo por nosotros. –Negó unas cuantas veces más.- No, no, tienes que ir y…nosotros llegaremos en unas horas. No digas eso…Bart, espera…- La línea murió. Bart había cortado la llamada y Leoanrd esperaba que manejara lo más tranquilo que pudiese.
 Respiró profundamente, aunque no sabía como se voltearía a Laurie. Sería difícil decirle lo que le ocurrió a alguien que significaba todo para ella.
- No tenemos mucho tiempo, Laurie…debes sentarte.- Le dijo intentando que no le sonara temblorosa la voz.
 Debía llamar a la aerolínea para comprar los boletos que salieran a L.A lo más pronto posible, a su madre para que viniera a quedarse con Juliet. Y Laurie no se sentó, pero tampoco podía esperar. Leonard se acercó a ella y la abrazó muy fuerte.
 - …Bart encontró a Enver tirado en el estudio. No reaccionaba. El ha…- No le salieron más palabras.
Sobraban. 
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radioactivewords-blog · 13 years
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The feeling of losing.
- …¿Qué? Claro que no. Enver no estaría haciendo eso. – frunció el ceño. No quería decir demasiado en el taxi, pero tampoco quería imaginarse que su amigo estuviera con los ruidos a todo volumen haciendo eco por todo el caserón que se mandaba. - Debe estar ahí encerrado como ermitaño…lo sé, cada vez que vengo a grabar algo de lo que está produciendo se pone de esa manera.
 Bart Kemp tenía menos de tres horas de haber bajado del avión. El tráfico de L.A era espantoso, aunque no se comparaba al de Nueva York que era el más caótico de todo el país, el caluroso ambiente de la ciudad de todos los ángeles le traía una sensación pesada esa noche. Éste había sido el vuelo más cercano al día en el que en realidad debía ir a la ciudad y no le quedó otra opción más que tomarlo. Seguro que a Enver no le importaría dejarle quedarse esa noche en casa, como Delilah le había ofrecido en el pasado. De cualquier manera, la grabación de la batería para esa canción en la que trabajaba Enver y que tenían programado desde hacía medio mes pasaría…y además de eso, estaba al tanto que su esposa y el pequeño Linus se habían ido a Disneyland. ¿Qué era un rato de salir de la cueva? Nada.
 - Solo estaba bromeando. Además…los gritos de la porno le darían miedo. – Dijo con confianza Vandam del otro lado de la línea que conectaba directamente a la Gran Manzana. - …ya, debo cortar. Vanessa está haciendo algo que me parece idéntico a ti…
 - ¿Ser linda? – Miró por la ventana. Aún faltaban unas cuantas cuadras entre las calles llenas de casas que ocupaban la manzana entera.
 - No. Gritarme…dah. Ya, cortaré por que está comenzando a hablarme en lenguas extrañas. Mándale saludos al hombrecito Harvey y bébanse esos California Daikiris por mi. – Y hablaba con resignación.
- Anotado. Saludos a mi hermana. Nos vemos en dos días. –Y cortó.  
Mientras miraba de reojo su ubicación actual, por si el taxista se pasaba la casa, le mandó un mensaje de texto a Carol. "Ya me reporté con Craig. Todo bien...pero aún no llego donde Enver. Embotellamiento vial por una hora. Te extraño."  Guardó el aparato por que conocía a su chica. Pasarían al menos quince minutos para que le respondiera y aunque pudiese desesperar a muchos, el estaba contento con eso. Por el día y la hora, estaba en clase de Yoga con Clark. Abrió y cerró la boca, respirando de esa manera tan extraña. - Eh, señor, aqui es. ¿Cuanto le debo? - Ladeó la cabeza para mirar el taxímetro y sacó la billetera. Después de pagarle y jalando su único equipaje (una pequeña maleta donde tenía apenas cuatro cambios de ropa) se acercó al gran portón negro y timbró un par de veces. Esperó un par de minutos, y luego otros más.
Nada.
- ¿Tan ocupado está? - frunció el ceño. 
Volvió a tocar el timbre. Si, como creía. Enver estaba convertido en un total hombre de las cavernas, hecho su nicho en el estudio y metido completamente en un mundo irreal. No tenía remedio, pero había llegado una noche antes y lo sacaría de ese hueco a como diera lugar. Tocó un botón rojo a un lado del timbre y en segundos un pánel salió a un lado. Digitó el código que Delilah le había pasado para esos casos.  Al presionar enter las rejas altas se abrieron y el entró enseguida. De reojo vió como el panel volvía a meterse a algún sitio de la pared y en cuanto más estaba dentro, por el camino adoquinado de la entrada de automóviles hacia la entrada principal, las rejas se cerraban automáticamente. No había señal de que hubiera salido recientemente por que la camioneta de él no estaba cerca de la entrada principal así que debía estar en el sótano. Caminó unos metros más, subió los cuatro escalones hasta llegar a la puerta principal que estaba abierta por que claro...con todos esos caserones había seguridad privada para cada calle. Sí, envidiaba la seguridad con la que podían vivir en esta parte de la ciudad.
Entró y se fué directamente a la cocina. Dejó la maleta a un lado de uno de los taburetes de la isleta-comedor, se lanzó al refrigerador y abrió una botella de agua mineral. Dió un sorbo manteniendo el refrigerador abierto y sacó otro para llevarle a Enver ahí abajo.
Volvió al vestíbulo y al pasillo largo que llegaba hasta una puerta negra. La abrió, y bajó las escaleras hasta el sótano. Harvey tardó meses acondicionando para que fuera un estudio de grabación completo, sin tener que salir de casa o la ciudad. Por que la única vez que había puesto pie en Abbey Road la capacidad acústica lo había dejado con una sonrisa (de las más reales que le había visto, cabe recalcar) de oreja a oreja. Así que ese sótano que tenía toda la extensión de la casa era realmente un estudio de grabación y dos cabinas con una acústica impresionante. Al menos, impresionaba a Bart demasiado.
Caminó sigiloso, con una sonrisa tonta en la cara. 
Misión: Darle un susto.
Pero cuando sus pasos suaves llegaron al estudio no había nadie. Las seis pantallas estaban encendidas, sin ningún cambio en los inicios de los softwares de grabación. Nada que pareciera reciente. Dejó el agua mineral intacta que había llevado para Enver en la mesita más cercana y salió hacia la primera cabina, que estaba cerrada. Cuando miró a la puerta de la segunda, se percató que la puerta estaba entreabierta. Dió un sorbo a su agua mineral  y abrió la puerta con la otra mano. 
Con lo que se encontró, sin embargo, le hizo pararse en seco.
-¿Enver? - Dejó los labios entreabiertos. No pudo parpadear; las burbújas de su agua mineral parecieron congelarse, por que ya no pudo escuchar el sonido. Era como si una bala supersónica hubiera pasado demasiado cerca de él y le hubiera quitado el sentido del oído. Y más aún, cuando no hubo respuesta inmediata. - Enver, qué haces ahí tirado...- Rodeó el perímetro, caminando hasta estar frente al rostro de él para ver los ojos cerrados de lo plácido que estaba durmiendo, pero solo se encontró con la mirada congelada. Ojos azules abiertos.
La botella de agua se le resbaló de la mano y lo demás ocurrió demasiado rápido.
No supo cuantos minutos estuvo haciendo RCP al cuerpo de su amigo o en qué momento comenzó a llamar. Su sentido de la realidad estaba tan torcido, que cuando llegó la ambulancia no sabía cómo o en qué momento había llamado al 911 y menos cómo la ambulancia entró a la propiedad. Lo subieron a la camilla y bajó la mirada. La mantuvo así, hasta que alguien lo sacudió del hombro. - ...ah, soy...su amigo. Sí...- Le dijeron a donde lo llevarían y que sería mejor que le avisara a la familia lo antes posible. - Soy familiar. - Se tardó en contestar. La lengua parecía no querer obedecerlo. 
Subió las escaleras por detrás de los paramédicos, sosteniendo la barandilla. Las rodillas le temblaban. De reojo vió una mano colgando de la camilla. Flácida, sin fuerzas. Desvió la mirada y salió junto con ellos pero se sentó en las escalerillas al pié de la entrada de la casa. 
Mientras las sirenas se alejaban de la casa, Bart Kemp y su inercia sacaron el celular del bolsillo derecho de sus jeans. Su mano lo puso en su oreja izquierda y comenzó a hablar.
- Acaban...-Un remolino de palabras comenzaron a atropellarse en el puente de su mente- ...acaban de llevar a Enver al Cedars-Sinai. Ha muerto. 
La puerta principal absorbió el sonido e hizo eco por todas las paredes de la casa.
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radioactivewords-blog · 13 years
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The feeling of dying.
No sabía hasta que punto podría moverse de nuevo. Los espasmos le recorrían el cuerpo, con temblores infinitos que iban de la espina hasta la punta de los pies. Su visión comenzaba a hacerse más borrosa, sus manos eran un fantasma que solo hacía aparición por el entumecimiento. Ya no podía sentir la punta de los dedos. Si alguien se los había cortado, agradecía que le hubiese administrado ese sedante efectivo antes. Pero no, no lo estaban asesinando. Estaba en algún sitio del estudio de grabación…intentó abrir más los ojos para enfocar y las paredes recubiertas de madera y algún material oscuro le indicó que era en la cabina acústica. No recordaba en qué momento había caído, los temblores se hacían cada vez más severos.
Pensó en su familia. El recuerdo de la última vez que había visto a su esposa e hijo en el aeropuerto. Cuando su pequeño hijo le decía, con los ojos brillando, que vería a Mickey Mouse y casi le rogaba que fuera con ellos. Y su esposa, la cual no le había sonreído desde hace ocho días; de pronto  ocho días le parecía una eternidad. Abrió la boca cuando el aire comenzaba a ser insuficiente. Algo caliente le recorría desde la frente hacia abajo, un sopor frío vino después. Si pudiera sentir las manos, las tendría cerradas con fuerza por el dolor. La inmovilidad. La frustración e impotencia.
¿Esto es lo que todos llaman el proceso de la muerte? ¿Todas esas sensaciones? ¿Todos los sentimientos que acompañan a la muerte? Sentía, ahora lo tenía más claro que nunca. Nunca había sido una máquina sin sentimientos. El sentía cada vez que una nota le llegaba a los oídos. Cada vez que percibía las ondas vibratorias acústicas que producía un instrumento.  Sentía cuando estaba con la gente que siempre estuvo a su lado. Estuvieron. Pasado. En vida había tenido muchas personas a su alrededor y quizá era una manera de darle una lección al final del camino: morir solo.
Siempre se sintió así. Incapacitado de sentir la compañía, el afecto o poder interpretar a los demás a su alrededor.  Todo eso fue cierto, no podía entenderlos. No podía entender cómo parecían querer a alguien que estaba incapacitado para devolverles todo lo que le daban como ellos se lo merecían. Como su mejor amiga lo amó tanto desde el momento en el que se conocieron, y la manera en la que lo siguió haciendo hasta ese último momento. No la entendía, no comprendía ese amor irracional que nunca podría devolverle ni en vida y mucho menos después de la muerte. Cómo sus amigos estaban con el, lo tomaban en cuenta e incluían aunque supieran que nunca estaría acoplado con ellos.
Sus pulmones se aferraban a las últimas partículas de oxígeno en su interior. Se aferraban con tanta fuerza que esa intensidad le dolía, sumándose a todo ese dolor que le recorría como electroshocks de alto voltaje. Abrió la boca, intentando que algo saliera de sus cuerdas vocales aunque solo fueron siseos ahogados. Ni una nota, tampoco una sola palabra.
“No…esto no puede acabar así”.
Tiene 27 años, aunque eso estaba a punto de cambiarse a tiempo pasado.
“Aún debo enseñarle a tocar piano”.
Se había pasado el último año produciendo música, y cuando no lo estaba haciendo, el grupo hizo gira. Dos meses que los catapultaron a un éxito que no lo puso demasiado cómodo. Le incomodaba a sobremanera.
“Darle su primera guitarra”.
Había hecho muchos contratos para los próximos diez años. Mucha música.
“Decirle a Delilah que la siento”.
Muchas reuniones. Mucha gente nueva. Apenas hacía tres meses que su psiquiatra lo inscribió en ese tratamiento nuevo bajo medicación y tomaba ocho pastillas en la noche, justo antes de la cena. Pero podría dar resultados, estaba convencido. Aunque todas las mañanas se sentía enfermo, al pasar el día mejoraba. Se sentía mejor que antes.
“Que Laurie sepa que es mi persona favorita”.
Y esa noche tomó las ocho pastillas, pero no había comido nada desde el desayuno. Uno de los efectos secundarios era la falta de apetito…pero Delilah siempre lo obligaba a comer. Quizá debió darse cuenta que estando ella lejos no se daría cuenta del paso de las horas y que DEBIA comer.
“Pasar más tiempo con mi hermano”.
Se metió a su estudio desde hacía muchas horas ya. Su memoria no registraba en qué momento comenzó a sentirse extraño…o cuando su cuerpo dejó de responderle.
“Linus”.
Intentaba parpadear. Intentaba mover los brazos para alcanzar su móvil y llamar al 911. Intentaba respirar, pero incluso su garganta no le respondía. Su visión comenzaba a oscurecerse y pensó que ahí había llegado. El fin estaba cerca y no podía hacer nada más para impedirlo. Se iría con dolor y sufrimiento, sintiendo. Sintiendo a carne viva. Sin poder cerrar los ojos para quedarse con la imagen mental de las personas que amó, para acompañarlo al infinito y perderse en la nada. Y que de la nada, Enver Harvey llegara al sitio que compartiría con sus nuevos compañeros del “Club de los 27”
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