Tumgik
#Mi Odiosa Juventud
ladyfantasy-art · 2 months
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Una pequeña imagen de cómo sería Jun en su juventud
Así es, este personaje que aparece en "Mi Odiosa Juventud" es el protagonista de "Saliendo Del Closet" se llama Jun
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1mikel2 · 8 months
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CARTA DE LEÓN TROTSKY A FRIDA KAHLO
Frida, amada:
Al contemplar esta noche tu rostro de cervatillo he descubierto que jamás conseguiré hacerte a un lado de mi cabeza no se diga de mi Corazón. Arde mi sangre como una lámpara votiva al lado de mi mesa, y es como un cerrojo (parte ilegible en el original) una noche en Collooacan. Dejo este papel debajo de tu puerta. Y debo volver a aclarar que no hubo diferencias entre nosotros. Ni la espina dorsal abre un surco insalvable en los hemisferios de una espalda. Me cuesta precisar en cualquier caso, tal vez por mi alma eslava, si ese espacio abierto entre nosotros podra cerrarse y cicatrizar.
Te amé desde siempre y a escondidas. Me encontraba dueño de un juego de principios en los que me arrellanaba como un castor, y esquivaba el fantasma de tu bigote, tu porte de soldadera y esa sed de besos capaz de (parte illegible en el original).
He pagado con creces ese acto de soberbia, el hacerte mía. Yo viví una de esas desafortunadas juventudes, y a tu lado he volado como el pájaráo que vuela por el solo placer de volar, Frida (parte ilegible en el original) alli donde se supone que se enciende el fuego originario, pronto fueron rumores.
Con lo que me duele. Я оставляю в руках Диего одиозной? ("¿Debo dejarte en las odiosas manos de Diego?". En ruso, en el original)... Cuando llegue la hora de los blogs, que tu y yo no veremos, sospecho que tu rostro anti virginal desafíara las leyes del no logo. Y profetizo que en un remoto lugar se verá multiplicado tu entrecejo, a esperar la llegada del olvido que tardará, como yo mismo me demoro en dejar este beso a tu figura inmortal. Frida, Frida…
Tuyo,
Lev T.
Лев Давидович Бронштейн
Fuente: Las cuatro esquinas, una intersección literaria
Imagen de la red
Frida Kahlo y Léon Trotsky en 1937.
Foto: Autor desconocido.
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menthali · 1 year
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Resistir (poemario 2021) - Menthali
Odiosajaponesa
Ignorante o poca cosa para la que no le va a la fama. Subestimada o enajenada para quien no es ni quiere ser ama. Odiosa, para quien no ama. Pesada, para la que lo declama.
Confinamiento
Le doy el favor a los sueños de hacerme salir de la casa, más no de sentirme bien. No me gusta que sus recursos sean recuerdos del pasado, mi pasado. No me hagan consciente de mi eterno retorno, no me lo hagan literal. Se vuelve angustiante, estresante, su único final, el despertar ¿Será entonces mejor este presente? Ya no sé cómo hacer para hacer de mi juventud una cosa consciente: de su hoy, con sus proyectos e ideas. De pronto solo quisiera descansar del futuro inherente.
Logan
Me siento tan cansada, tan triste y abandonada. Tan joven que a veces deseo envejecer para sentir aquella calma que entrega el crecer. De pronto ya nada me parece bien y todo pareciera decaer. “Que el odio no te pierda” leía para no enloquecer. Solo pasos necesarios, no hay más gasto inesperado del ser, no más de ello ni de aquello, por hoy hasta aquí nada más llego, me he sentado a esperar el tiempo, a observar los trenes cargados de desentendimiento. Necesito silencio.
Estar en los diecinueve
Volver a los quince años, diecinueve, más de diecinueve no tengo, pero qué pérdida yo me hallo ahora. Adolescente de mirar y de escuchar ¿quién eres? ¿qué eres? ¿qué es lo que quieres? No me juzgues, solo estoy cansada, necesito un respiro para para poder volver a empezar. Creo en el ser humano libre, libre de libre de sí mismo. Creo en lo imposible.
Relativa
Qué tan conmigo te quedarías, unas horas, unos meses, cuántos días. Qué si me escuchas hablar de devenir, que ignorante no soy, aun por más letras que me falten por unir. Qué si nunca creo escribir. Qué si me encuentro caminando en el día eterno -que ternura- mira como avanzo contra mar, qué cuánto daño me pueda significar. Que renegando del amor y de toda esa sarta de mentiras, qué como tantos, sin religión. Qué más importa, que bien se queden, aquellos que quiero, amiga de la muerte. Qué si el destino me consiente.
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brooklyn-hq · 5 years
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AUDICIÓN ACEPTADA.
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 Le descubrimos. Harlow Hynsen continúa en la ciudad. ¿Será que sus problemas también?
 En la ciudad en la que la juventud no descansa, nada pasa desapercibido. Mucho menos estas familias que con rumores y pisadas fuertes se apropian de la noche y el día a día en Brooklyn. Sin embargo, ¿será cierto esto que dicen de que todo tiene su final? Tendrá que verse.
 ¡Owl, ya casi estás dentro! Bienvenide a BROOKLYN-HQ. Ojalá disfrutes de tu estadía en el roleplay y puedas sacarle provecho a toda la experiencia. Para completar el último paso, se esoera la cuenta de tu personaje en las próximas 24 horas. De necesitar más tiempo, ¡date una vuelta por el inbox!
OOC.
nombre. Owl
edad. 23 años
país. Argentina
nivel de conexión. 7/10
triggers. Pedofilia, zoofilia, violaciones.
¿algo que agregar? Solo quiero decir que me encanta este proyecto y estoy super contenta. Prometo de mi parte poner todo para que dure mucho ♥
contraseña. omitida.
IC.
nombre completo. Harlow Hynsen
edad. 20 años
cupo. Skeleton 29 - Familia Hynsen
faceclaim. Halston Sage
ocupación. Desempleada
actividad ilícita: Boxeadora de peleas clandestinas.
a) Es un secreto para nadie/sus amistades/su familia/todos. b) Es una actividad que lleva a cabo en pocas ocasiones/seguido/siempre.
descripción psicológica.
Creció con la filosofía de que siempre era mejor tirar el primer golpe que recibirlo. Impaciente, temperamental e irracible son las palabras que mejor le quedan. A pesar del caos que genera a su alrededor, en su interior es sumamente disciplinada gracias a la educación militar que sus padres le han dado. Calculadora y atenta a lo que la rodea, aunque con un aura de pura rudeza y poca femeneidad a flor de piel. Pocas son las cosas que la conmueven o logran arrancarle algún sentimiento que no sea el desagrado o el hastío.
datos curiosos.
• Las peleas son su medio para vivir, lo ha tomado como un verdadero trabajo muy a pesar de sus padres que creen que su hija menor simplemente esta desperdiciando su futuro.
• No tiene muchos amigos, al ser sumamente odiosa mantiene una vida bastante solitaria.
• Sumamente feminista, como boxeadora en las peleas clandestinas siempre escucha comentarios sobre el hecho de ser mujer, de ser tan linda y estar subida a un ring, que iba a arruinarse el bonito rostro, etc. Claro que no tarda demasiado en mandarlos a callar noqueando a sus contricantes en el primer round.
• Se la suele pasar por las calles, yendo y viniendo con tal de no andar mucho tiempo en su casa. La frase de “esta casa no es un hotel” es lo que siempre escucha apenas llega probablemente para dormir, cambiar su ropa o comer lo que encuentre en la heladera si se ha quedado sin dinero.
• Su primer y único novio murió en medio de una balacera con la polícia de la que ella pudo escapar hace un año atrás. Nunca se lo ha contado a nadie, menos a su familia que ni siquiera sabía que había estado saliendo con un muchacho diez años mayor.
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pasasnueces · 5 years
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Ni tempera ni oleo ...
Ayer vi una película de esas típicas de mujeres donde te cuestionas toda la vida , todas tus metas , todo lo feminista y rebelde que aveces eres y aveces no  ... de esas en donde aparece la amiga mas cool que puedes encontrar en el universo , donde también terminas creyéndote el cuento y hasta después de ver la película te dan ganas de ir mirarte en el espejo vestirte con las mejores pilchas  y mandarte a cambiar  porque el universo esta en tus manos !!! 
Si !! asi me senti , entonces como no  tenia planes ni nada fui al baño me quite el maquillaje me mire en el espejo como 1 hora,  peine el nido que tenia en mi cabeza y muy dignamente camine hacia mi habitación se me doblaron un poco las piernas pero llegue a mi cama con la frente en alto ..pensativa y decidida ( convencida de que me llegaría un aire de la rosa de guadalupe-.- ) (no estoy tan mal,igual estoy mina , fue otra de mis conclusiones  :P )  y me acosté con mis gatos <3 ... Hoy desperté hice 50 sentadillas y 50 flexiones de brazos ,”quiero estar fit en el verano “ renovada pensando en hacer carteles de mensajes positivos y pegarlos por toda mi casa ... Frases de Einstein así como... “La medida de inteligencia es la capacidad de cambiar” bla bla bla .. Siii !!! Lo logre me creo el cuento !! , mientras pensé que si esa pelicula me motivo tal cual como cuando veo bridget jones ... (es un texto super patetico !! pero no lo leerá nadie :3  ) entonces llegue a la conclusión que no son los hombres o mujeres que rompen nuestros corazones o que nos hacen sentir insegur@s ... solo somos nosotros que dejamos de amarnos , respetarnos y valorarnos .. porque por lo menos yo soy de esas personas que quiere.... que quiere tanto que me olvido aveces de YO tambien me quiero!! ..HOY ME AMO !!! quizás en tres días mas no?  pero por lo menos hoy  haré todos los famosos papelitos que me recuerden lo genial que soy  y  que me importa un comino lo que la gente piensa de mi ! .
Ayer en la pelicula (nueva favorita ) la mina le decia al tipo que el no era ni tempera ni oleo ... ( hubo un silencio en la película en ese momento y pensé que mierda quiere decir !!!que lo diga ,que lo diga !!!  ) después de un estudio físico -.- !! me di cuenta que era acuarela ( claro!!! como no se me ocurrió ..lol ) ... y si que buena comparación ,ame esa frase , pero  sentí particularmente que me estaba convirtiendo en la acuarela de mi vida ... que ya ni siquiera me veía( tapada en agua !! .. y a eso viene todo esto y también en otras cosas mas que podría filosofar por horas..decadas ..años -.- .. pero en conclusion me quiero mas que la cresta y tengo todos los días una oportunidad de empezar una vida .. 365 vidas en un año y si ayer fui acuarela hoy soy el oleo mas fuerte potente y brillante que se puede encontrar en la paleta de los colores mas lindos del universo !! Y lo mejor que el oleo es resistente al agua . 
Nunca hay que dejar tus pasiones de lado .. a medida que haces lo que te gusta la juventud cerebral no se va y te sientes fresca positiva.. y lo odiosa aveces pasa a segundo plano .
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mari93roses-blog · 3 years
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#MiMejorMaestro
     Mi mejor maestro no era ni maestro ni maestra. Ella fue mi profe de lengua y literatura durante un mes. Un mes fue suficiente para que se convirtiera en toda una vida. Dicen que las comparaciones son odiosas. Añado que, a veces, también son inevitables. Ella se lleva todo el protagonismo del elenco de profesores y profesoras que fueron pasando por mi vida académica durante mi infancia, adolescencia y primera juventud. De hecho, por aquellos días me asombraba como hubiera tantos y tantas que no se sintieran satisfechos, entregados, apasionados con la profesión de docente. Supongo que la vida es más compleja de lo que una piensa.  
Raquel era su nombre. Pesaría unos 45 o 50 kilos, y medía metro y medio. Los diez últimos centímetros los lograba calzando unas cuñas de mimbre. Me preguntaba cómo podía caber tanta maravilla en un cuerpecito tan pequeño. Lucía un pelo rubio teñido y vestía sus dedos de un universo único de anillos preciosos y, sus muñecas rebosaban un despliegue eterno de pulseras bailongas que se movían de arriba abajo sin parar. Sus caderas portaban faldas largas de colores vivos y adornadas con cuentas relucientes. Su atuendo reflejaba su alma, coqueta, apasionada y brillante. Así era mi profe.  
En mi memoria quedan guardadas mejor sus clases que cualquier otra. Recuerdo todo. Recuerdo la sensación de plenitud, de llenura en el estómago. Y de tranquilidad. Tranquilidad porque por fin alguien me transmitía cierta verdad de la vida entre tanta preocupación por ser productivos el día de mañana. Recuerdo a la profe feliz como lo eran sus clases. Yo me preguntaba, y ¿esto? Estas clases no son las de toda la vida, no son clases normales. ¿Por qué me estoy divirtiendo? Deseaba que tocara lengua siempre. Deseaba que ella diera todas las materias. Aquellos días me movía entre la incertidumbre y el asombro.
Su pasión era la poesía. Nos recitaba poemas de Bécquer, de Machado, de Lorca y de un poeta canario que invitó a dar una charla al insti. Como si fuera una groupie ella, nerviosa, le pidió su firma junto a una dedicatoria en uno de sus libros de poemas. Me quiero morir por no acordarme del nombre del poeta. Notar el brillo de sus ojos al presenciar a su ídolo es una emoción que me invade tiernamente en el recuerdo.
Un día nos hizo traer una canción que hablara de amor. Por aquel entonces, pensaba que el amor era una desdicha, que ser amado siempre me haría sufrir porque el amor, la idea de amor romántica que yo tenía, dolía. Así que leí en clase en voz alta la letra de ‘La Tortura’ de Shakira y Alejandro Sanz. Porque para mí eso era el amor, una tortura. Dice así:
“No pido que todos los días sean de sol No pido que todos los viernes sean de fiesta Y tampoco te pido que vuelvas rogando perdón Si lloras con los ojos secos y hablando de ella
Ay, amor, me duele tanto Me duele tanto Que te fueras sin decir a dónde Ay, amor, fue una tortura perderte.”
Por suerte, o más bien por circunstancias de la vida y de mi ser, he llegado a la conclusión de que el amor proviene de una misma, nadie será suficiente, nadie llenará ese hueco si una no se ama a sí misma primero. Si fuera por mí cambiaría la letra de la canción y diría que “fue una tortura perderme”.
Ahora, echando la vista atrás, he llegado a la conclusión de que mi profesora se amaba mucho a sí misma y ese amor lo expresaba sin remordimientos, sin vergüenza y lo compartía con todos nosotros. Compartía su amor por la literatura, el amor por los versos, por la vida y los buenos sentimientos.
No sé qué habrá sido de aquella profesora de pulseras infinitas, pero estoy segurísima de que seguirá inspirando a todo aquel que la rodea. Ella me enseñó que la vida está llena de cosas buenas, de cosas apasionantes y que, si llegas a tener la dicha de que esa pasión te posea, darte el lujo de expresarla sin ningún pudor es la mejor forma de vivir.
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tararira2020 · 3 years
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OTROS SEDIMENTOS DE LALENGUA
I.
Cartas 1940–1952
G.33 (I P., MECANOGRAFIADA, CORRECCIONES CON LÁPIZ)
(Brasil. Finales de 1940, o 1941)
Votoya muy querida:
Doy un salto en tu carta, sin pensar en poner punto final a mi anterior sobre tú Francia. Es que me importa contestarte lo que dices sobre el español. No tengo estampa ni leyenda de hispanófila, por lo cual podrás creerme...
A pesar de tu infancia en francés -aberración pura- y de tu amor al inglés, que entiendo muy bien, no puedo comprender tu antipatía al español. Tú sabes que el latín es cosa fundamental de este mundo.
Pues bien, el español es una de las dos lenguas romances más apretadas al latín. La otra es el portugués, y esta la creo abrazadísima a la gran lengua madre.
Óyeme ahora esto: lo que en ti más me place y lo que a ti me ha unido, sépaslo o no, es un sentido de la tierra milagroso que no he visto en nadie de nuestra raza. Y no es que digas mucho de esta planta o este animal; es que se te ve en cara y actitud que estas sintiendo una cosa de la tierra de manera entrañable y absoluta que topa el fondo de la cosa misma. Bueno, no puedo entender que siendo la terrestre que eres no sepas, por oído y tacto del oído que el español es la lengua más plástica que ha hecho el hombre, precisamente para expresar la tierra, sacrificando esta capacidad de lo terrestre, la capacidad para decir lo angélico. Porque esto último es la falla del español, pero corresponde a un exceso puesto por ella en su corporeidad y su capacidad para dar lo físico. No sé si tú desprecias también la pintura española. Aunque Velázquez no te dé gusto en su falta total de bizarrerie y de extravagancia, o de ingenio, Velázquez es alguien a quien han que entender en este planeta antes de irse de él. Te hablo de él para decirte que la lengua española como instrumento para entregar el mundo es como Velázquez y Goya juntos. Por lo tanto, si no te hubieran estragado el paladar del alma a los tres años, si te hubiesen dejado el instinto limpio, desnudo entero, tú habrías ido derechito hacia la expresión española, por ser, aunque hoy te repugne la idea, tu lengua natural, el idioma de la más terrestre criatura en este Continente de sensuales superiores e inferiores.
Es verdad que el español clásico apenas se ocupó de contar paisajes, plantas y animales. Digo el clásico cenital porque en la época española que yo más quiero -o la única que quiero- es decir, en el final del Medioevo y cuando lo renacentista solo despuntaba, en el momento de Santa Teresa y San Juan de la Cruz y los dos Luises (de GRANADA y de LEÓN), la lengua nuestra -sí, nuestra- se dio una paseada por la tierra, como para probarla. Y te mando en prueba esos trozos de Granada sobre menudencias terrestres, seleccionado por Salinas.1 Pero antes del momento que digo, inmediatamente antes, pasó por España un cierto clima maravilloso de latinidad medieval, que cruzó todo el Mediterráneo.2 Apenas conocen los sudamericanos a la gente que escribió dentro de esta lengua de inocencia, que se parece a una rama florida de durazno antes de que amanezca, cuando ella tiene tanto peso de rocío como de flor. Se entiende que tú no te conozcas a los que escribieron en el cuarto de siglo anterior al Renacimiento oficial; pero no se te puede perdonar que no hayas leído nunca el material que te mando. A lo mejor no has leído nunca a San Juan de la Cruz. ¡Qué barbaridad!
Ahora otra cosa. Hace años, en Madrid, donde tuve la gracia de conocerte, te di o mandé el mejorcito libro de Gracián, El héroe y el discreto. Estoy segura de que no lo leíste. El hombre no era en su lengua un español, era una especie de florentino del tiempo de la Vita Nova; era un agudo y un refinado, y fue maestro de franceses finos y de alemanes finos. Schopenhauer y Niezsctche después, lo quisieron. La lengua de Gracián -y la línea del entendimiento de Gracián- estaban destinados a ti, eran tú herencia. Tú ni la has mirado. Y eso por algo feo que hay en ti -en mí lo hay en peor dosis- y es tú cerrazón de persona que ya optó, y se decidió, y se entregó. Tú regalaste tus potencias al francés y desde entonces te volviste impermeable a cuanto no sea él y el inglés. De no tener el español, espántate, hay que tener el alemán. El francés de hoy -perdona que una india se entremeta en esto- lleva a un achatamiento o a un empobrecimiento ESPIRITUAL visibles. La nación anti-musical, aunque se la llame la nación de la armonía, la nación de las cancioncitas más odiosas que es dable oír en el aire del mundo, esa no basta para dar de comer al alma. Esta se cría o con metafísica o con música grande o sencillamente con religión… y mitología.
No puedo seguir, Lo hago otro día. Mis ojos están malos. Tu
Lucila3
En: Gabriela Mistral / Victoria Ocampo
ESTA AMÉRICA NUESTRA
Correspondencia 1926 – 1956
El cuenco de plata, Buenos Aires, 2007
II.
Victoria Ocampo en Sur, julio 1945. Discurso pronunciado en la entrega de los premios de Imprenta López. El premio Imprenta López fue otorgado a Estela Canto por El muro de mármol (…) (…) La entrega de los premios de realizó en la Casa del Teatro. Hablaron Ezequiel Martínez Estrada, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, Victoria Ocampo, en nombre del Jurado que otorgó los premios (…) pag. 122 a 128.
(…) El primer premio de este concurso ha sido otorgado a El muro de mármol. Y da la casualidad que el autor de esa novela- cuyo verdadero nombre ignorábamos- es una mujer. Es decir, que las dificultades, los obstáculos han debido multiplicarse a su paso, con todo el cortejo de desconocimientos, de insuficiencias y torpezas propias, de desaires y burlas ajenas.
Si la simple vocación es indispensable para asegurar la perseverancia del hombre en el duro y deleitable oficio de las letras, una vocación reforzada de terquedad frenética lo es en la mujer.
A pesar de que vivamos en el año 1945; a pesar de que la mujer haya probado copiosamente su capacidad de luchar y morir con heroísmo junto al hombre, en una guerra repelente y monstruosa, decidida y conducida por él; a pesar de haber compartido con él todos los riesgos; a pesar de haberse resignado a que sus niños los compartan; a pesar de haberse mostrado colaboradora prolija y eficaz del hombre en cualquier tarea -excepto en aquellas que exigían ante todo fuerza muscular-, la mujer no ocupa aun, sobre todo en los países no anglosajones o nórdicos el sitio que le corresponde.
Un gran escritor del siglo XVIII decía a propósito de una mujer predicadora: “es como un perro que camina con las patas traseras. No lo hace bien; pero sorprende que lo haga.”
Virginia Woolf creía que esa era todavía la opinión de mucha gente sobre las mujeres que no se limiten a zurcir medias. Noten ustedes que digo “las mujeres que no se limitan”. Zurcir medias es también muy necesario y meritorio aunque aburrido. Y sobre todo, no nos dejemos influir sobre cierta propaganda hábilmente manejada por los Goebbels latinos del anti-feminismo. Las mujeres que cultivan su inteligencia no sólo son aptas para convertirse en mejores madres sino, a veces, en mejores cocineras, cuando se lo proponen. He conocido algunos ejemplos deslumbradores. Las más transparentes jaleas, los más sabrosos huevos revueltos que he comido no habían sido cocinados por fregonas.
El hecho de haber sido concebido, dado a luz, alimentado, lavado, vestido, peinado, vigilado, cuidado, acariciado a mil ochocientos noventa y dos millones de seres humanos (la población del planeta) quita a la mujer por lo visto, el derecho de elegir quién ha de gobernar a los que ella trajo al mundo y cómo han de ser gobernados. A Virginia Woolf (que cocinaba muy bien) le parecía, de parte de quienes han establecido estas leyes, caballeros andantes no lo dudamos, un atropello intolerable y una cómica excentricidad. Si viviéramos en algún astro remoto y nos contaran estas costumbres de la pobrecita tierra, nos reiríamos percibiendo sobre todo, el lado cómico y diríamos: “¡qué disparate!” pero no vivimos en un astro remoto y nos cuesta a menudo reírnos de disparates que nos tuercen la vida y el corazón.
En los países civilizados, la mujer sólo ha obtenido el voto después de luchas penosas. En los otros, ya sabemos que no cuenta. Se da la preferencia a analfabetos del sexo masculino. En ellos puede realizarse el milagro de la ciencia infusa, pero en nosotras, pobres mujeres, ni la ciencia adquirida con desvelos sirve.
Sin embargo, se habló de abolir la discriminación de raza y sexo en un paraje llamado Chapultepec. Hasta que creo que se firmaron papeles. ¿Serán lo que el viento se llevó?
No crean, señores míos, que caigo en este momento en digresiones sin relación con el primer premio de la Imprenta López. El autor de la novela que lo recibe es, por casualidad, una mujer. Y por casualidad (o imprudente galantería de sus compañeros) es también una mujer quien toma la palabra en nombre del jurado. La ocasión era demasiado tentadora para desperdiciarla. Por otra parte, no cabe duda de que el handicap de la mujer repercute desde hace siglos en el desarrollo de sus facultades, y conviene tomarlo en cuenta. He querido saber si Estela Canto, mujer de otra generación que yo, pero nacida en mi propio país, había tropezado con las mismas dificultades que amenizaron mi juventud y la de mujeres inglesas, francesas, americanas, célebres hoy día y que tuve la suerte de admirar, querer y frecuentar.
Pues bien, las cosas, por lo menos respecto al caso presente, han variado apenas.
He interrogado al autor de El muro de mármol sobre su vocación literaria y los obstáculos que encontró en su camino. Me dice que a los 13 años empezó a escribir un diario pero con vergüenza, como si fuera un pecado. Para una mujer escribir era un pecado. En la mujer la inteligencia debía conservarse como un terreno baldío. Una sabía prudencia la aconsejaba. Hasta convenía disimular la inteligencia para no espantar a los futuros candidatos a marido. El marido era la única meta de la vida. Y sólo convenía saber de los libros y de la vida lo que a él podría agradarle que ella supiera. Ni más ni menos. Peor: más bien menos que más. Una inteligencia cultivada a fondo era señal de atrevimiento. Pondría en fuga a los festejantes o los molestaría con el cosquilleo de desagradables aprensiones.
La historia se repite.
En la rectoría de Haworth las hermanas Brontë escondían sus cuadernos para no humillar al padre. ¿Cómo no iba a ser humillante comprobar que el genio se había equivocado de sexo y dejado a un lado al varón de la familia?
Felizmente Estela Canto a quien no se soñó en dar una instrucción sólida (¿para qué?) encuentra un aliado: su hermano. Lee los libros que él estudia. Descubre la literatura junto con él y así se descubre a sí misma. Más tarde se emancipa gracias al trabajo. Un trabajo que yo llamaría manual. Ingresa como dactilógrafa en una compañía norteamericana. Sigue escribiendo y esconde en un cajón sus garabatos. ¡Ah, cuántas mujeres de todas las clases y países y siglos habrán repetidos ese ademán!
El hecho de ganar un sueldo le da a Estela Canto cierta confianza en sí misma, más ánimo y firmeza. Cambia varias veces de empleo y entra finalmente en una fábrica importadora de camiones y autos Willys. Su trabajo está mejor pagado pero es cansador. De noche todavía con el “Dear Sir (-se lo dictan en pesadillas-): we beg to acknowledge receipt of your dates, etc.”. Economiza para pagarse tres meses de vacaciones. Vacaciones para escribir. Después de los tres meses busca un trabajo que le deje tiempo disponible para seguir la tarea que le interesa. Pues siente necesidad de escribir, bien o mal, pero de escribir. Y escribe. Así llega al concurso de la Impresa López su novela.
El muro de mármol está hecho de esa obstinación, de ese amor por las letras, de esos momentos robados a otro trabajo -el manual.
La obra se presta a más de una crítica. Y deseo que se las hagan. No hay nada más saludable para un joven escritor, nada que lo entone y lo ayude como una crítica severa y justa. De esa forma de apoyo espiritual carecemos casi totalmente en Buenos Aires. La crítica es aquí, salvo honrosas excepciones, alabanza desmedida, impúdica adulonería o agresión soez y mal intencionada. A menos que no sea insulso palabrerío.
El muro de mármol, historia de un adolescente que como todo adolescente lleva adentro un drama, está escrito en primera persona, pero no es un monólogo. Tiene acción interior y exterior. El protagonista piensa, siente, analiza a la vez que actúa.
La acción transcurre en dos ambientes: el de un hogar de comerciantes de la clase media y el de la ciudad de Buenos Aires. Con idas y venidas en el tiempo, el drama pasional se desarrolla en una ciudad gris, en una sociedad sin forma que es América in the making.
Estela Canto, como todas las mujeres que escriben -por lo menos las latinas-, es una autodidacta. Al hablar de su vida he querido subrayarlo. Nadie la alentó a escribir ni a instruirse; sucedió más bien lo contrario.
Los escritores son como ciertas plantas muy sensibles al clima. Hay climas en los que se debilitan y palidecen. Contra padecimientos de esa especie han tenido que luchar en sus comienzos la casi totalidad de mujeres con vocación literaria. Tengámoslo presente.
Espero que el premio ganado por Estela Canto al iniciarse su carrera creará en torno suyo esa atmosfera de estímulo vivificador a la que somos todos mucho más sensibles de lo que imaginamos.
Como en la familia de Estela Canto, en la mía, cuando yo era chica y mi institutriz alababa mi memoria (mi memoria, no había de qué sentirse muy ufana), yo oía decir: “Qué lástima que no sea un varón. Hubiera podido seguir una carrera.” Aquí, en esa época, a nadie se le ocurría que una mujer pudiera seguirla. Y yo, haragana rematada y amiga de hacer la rabona, pensaba: “¡Que suerte! No estudiaré más que lo me guste.” Pero no tardé en descubrir que lo que me gustaba era mirado con desconfianza, inquietud y hasta consternación por quienes velaban por mi educación. Digo educación, porque en cuanto a la instrucción pronto me di cuenta que tendría que ocuparme yo misma en administrármela.
Esto pasaba antes de la guerra del 14.
Dije, hace un momento, que el mundo no había variado mucho bajo ese aspecto, por lo menos en nuestro país. Sin embargo exagero, puesto que aquí me tienen bastante abrumada por el honor de representar a un jurado de hombres cultísimos, yo mujer ignorante. Y esto, para dar un primer premio a otra mujer ignorante, lo presumo, y cuya ignorancia he tratado de explicar.
Hablo sin asomo de ironía.
Nosotras, las mujeres, hemos sido y somos aún el verdadero proletariado del mundo. Bajo el delantal de Brin o el abrigo de visón, somos el proletariado. Y estoy dispuesta a contestar a quien lo niegue.
Perdonen ustedes si he descuidado el aspecto puramente literario de esta ceremonia. El otro me parecía importante porque se trata de una mujer. El día que caigan en desuso esas costumbres de trogloditas, les prometo que sólo se hablará de literatura en los concursos literarios, aunque sea una mujer quien reciba el premio.
En: Georgie y yo. -Lo que pasó con Estela Canto-. Graciela Musachi (compiladora). Colaboración en la investigación: Esmeralda Miras y Gisèle Ringuelet.
Editores contemporáneos, Buenos Aires, 2005.
III.
SUR
Letra de Homero Manzi y música de Aníbal Troilo, por Edmundo Rivero
https://www.youtube.com/watch?v=ZjlkT8k-rRc&ab_channel=ManueldelPozo
___________________________________
1 GM se refiere a la selección de Pedro Salinas de Luis de Granada (1504-1588), Maravilla del mundo.
2 En medio del caos de Francia durante la ocupación alemana GM le escribió a Alfonso Reyes, haciéndole saber que está inmersa en la lectura de su edición de literatura medieval, prestando especial atención a Gracián, y que le había recomendado a VO revisar la literatura del pasado.
3 GM inicialmente escribió “Gabriela” al firmar, pero luego lo tachó y escribió Lucila subrayado. Vuelve a usar su verdadero nombre en G. 39 y VO se dirige a ella como “Lucila Godoy” en V.9
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juarezesdeporte · 4 years
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CUANDO TE TOCA AUNQUE TE QUITES
Reza un viejo y conocido refrán que “cuando te toca aunque te quites” y eso le viene como anillo al dedo a José Luis “Satanás” Arroyos Morales, quien en su juventud dejó el besibol para dedicarse a jugar baloncesto, sin imaginarse que algún día iba a ser considerado el mejor Point Guard (botador y/o mariscal de campo) en la historia del basquetbol mexicano, y mucho menos que tendría la oportunidad de enfrentar al tú por tú al mejor jugador en la historia del basquetbol mundial como lo es sin lugar a dudas Michael Jordan.
    A lo largo de los años en México han surgido grandes jugadores de basquetbol, y las comparaciones son odiosas porque cada quien ha destacado en su tiempo, pero sin lugar a dudas en toda la historia del baloncesto azteca no ha habido otro basquetbolista que se haya desempeñado mejor en la posición de Point Guard, (Mariscal de campo (1) y/o botador), que José Luis “Satanás” Arroyos Morales, sin embargo la gran mayoría desconoce que éste inició su carrera deportiva como jugador de béisbol en su natal Nuevo Casas Grandes, Chihuahua.
“La verdad es que yo jugaba más bien al béisbol que al basquetbol, lo jugaba desde chiquito porque mi papá me enseñó”, dijo de entrada el destacado deportista en entrevista con www.juarezesdeporte.com
Agregó,  que dentro del también llamado “Rey de los Deportes” se desempeñaba como pitcher(lanzador) con el equipo de la preparatoria en la cual estudiaba, y después con la escuadra de Pavos Parsons  en el torneo Regional de Nuevo Casas Grandes, Chihuahua.
Posteriormente, fue seleccionado para jugar en el Campeonato Estatal de Chihuahua con la novena de los Faraones de Nuevo Casas Grandes, llegando a tener como compañero de equipo al ex big lueaguer Teodoro Higuera Valenzuela, quien fue comprado por los Milwakee Brewers(Cerveceros de Milwakee) a los Indios de Ciudad Juárez que militaban en la Liga Mexicana de Beisbol, en 1983, logrando realizar una exitosa carrera en la “gran carpa” que culminó en 1994 con una marca de 94 triunfos a cambio de 64 descalabros.
“Era pitcher cuando el montículo estaba alto, yo medía como 1.99, imagínate con esa estatura, la zancada es otra, lanzaba la pelota como a 92 millas, además tenía la cualidad que también era buen bateador”, prosiguió.
Todo ello le valió para que se interesaran en él los directivos del equipo profesional Algodoneros del Unión Laguna que fueron a buscarlo a Nuevo Casas Grandes para firmarlo.
“Fueron los del Unión Laguna con el contrato ya hecho para que lo firmara, yo tenía 16 años de edad pero mi papá me dijo que no,  que primero tenía que terminar la preparatoria”.
“He pensado que si hubiera jugado en Grandes Ligas hubiera sido tercera base o fielder”, abundó
Sin embargo,  además de practicar el besibol en la preparatoria, Arroyos Morales también jugada basquetbol.
“En Casas Grandes jugaba en la prepa y fue a verme Edmundo “Manotas” Marquez que era el entrenador de las Liebres del Tecnológico de Juárez po,r recomendación del “Chato” Bluth. En el Tec me dijeron que tenía que escoger un deporte, o beis, o básquet”, recordó el también llamado “expreso” de Nuevo Casas Grandes.
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Arroyos Morales se decidió por el baloncesto y representó a las Liebres del Tecnológico de Ciudad Juárez en los torneos Nacionales Intertecnológicos en 1980 y 1981, para posteriormente en 1982 pasar a las filas de los Indios de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, bajo la dirección del prestigiado entrenador norteamericano Chuck Skarshaug, y posteriormente con Benjamín “Cabra” Ortega.
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“Mi posición normal en el basquetbol era como 2, pero Chuck decía que tenía muy buena visión de la cancha y me cambió a la posición 1 para que moviera la pelota”, explicó Arroyos Morales quien sin imaginarlo acababa de iniciar una de las más brillantes trayectorias que se tenga memoria en la historia del basquetbol mexicano.
En 1983 el destino le tenía preparada una de las más grandes experiencias que cualquier basquetbolista le gustaría haber vivido: Enfrentar al mejor jugador de basquetbol a nivel mundial como lo es sin lugar a dudas Michael Jordan.
Ese año, Arroyos Morales, fue seleccionado para integrar el equipo mexicano que participó en los Juegos panamericanos llevados a cabo en Caracas, Venezuela.
México quedó sembrado en el Grupo “A” junto con Estados Unidos, Brasil, Uruguay (que no pudo asistir por problemas políticos), y los anfitriones de Venezuela.
En el equipo del país de las barras y las estrellas traían entre sus filas a Michael Jordan, Sam Perkins, Wayman Tisdale, y Mark Price, entre otros jugadores que posteriormente brillarían en la NBA, y eran dirigidos por el entonces coach de la Universidad de Kansas, Jack Hartman.
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Michael Jordan tenía 20 años de edad y cursaba su tercer año de colegio en la Univesidad de North Carolina(Carolina del Norte)y  había sido seleccionado como All American, y al año siguiente fue designado  como el “Mejor Jugador del Año” del basquetbol colegial de la NCAA, sin embargo a pesar que ya mostraba grandes facultades nadie imaginaba que se convertiría en el mejor basquetbolista en la historia de la NBA.
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A pregunta expresa sobre que recuerdos tiene de haber enfrentado a Michael Jordan, en la máxima justa deportiva continental Arroyos Morales dijo que”es una experiencia muy padre, el saber hoy que enfrentamos a Jordan en sus inicios cuando jugaba con North Carolina, es algo muy grato, fue algo muy padre, por lo que es él ahora, porque es un legado que le dejo a mi familia”.
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“Jordan ya brillaba sobre todos los demás, era muy explosivo, ya se ponía la pelota en el brazo, ya volaba, ya traía ese talento que Dios le dio, y esa magia que tenía”, agregó
Recuerda el “Satanás” Arroyos que revisaron el rol de juegos para saber a quién iban a enfrentar en su primer compromiso en Caracas y vieron que era a Estados Unidos con quien iban a jugar o más bien “que ellos iban a jugar con nosotros, en un principio nadie quiere jugar contra Estados Unidos, pero nosotros íbamos muy bien preparados, y fuimos reconocidos como el equipo que mejor jugaba contra defensa personal”, señaló
Y es que en esa ocasión Jose Luis “Satanás” Arroyos Morales y las Selección Mexicana no solamente tuvieron el privilegio de enfrentar a Estados Unidos y sus estrellas encabezadas por Michael Jordan en su primer juego de la competencia, sino que los llegaron a tener abajo en el marcador ya que al finalizar el primer tiempo de aquel memorable partido México iba arriba en el marcador con cartones parciales de 47-36, aunque finalmente se impusieron los norteamericanos con un marcador final de 74-63.
Tras cuestionar a Arroyos sobre piensa que fue la causa que luego de ir ganando en la primera parte del juego finalmente sucumbieran ante Estados Unidos, dijo que al final los norteamericanos se aplicaron muy bien sobre la cancha con una zona 1-2-2 e tres cuartos de cancha y les robaron muchos balones, sin embargo finalmente la Selección Mexicana logró adjudicarse la medalla de bronce.
Para los Juegos Panamericanos de Caracas 1983 además de José Luis “Satanás” Arroyos también fueron llamados a integrar la Selección Nacional varios ex Indios de la UACJ,como es el caso Antonio “Toñito” Reyes Hernández, Ángel “Pompis” González, Rafael Holguín Rico, Armando Alcalá, Rafael Palomar, Antonio “Toño” Esquivel, y el coach Benjamín “Cabra” Ortega, quien fue el asistente del entrenador en jefe Gustavo Saggiante.
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También formaron parte de ese histórico equipo mexicano otros reconocidos como el oriundo de El Paso, Texas, Julio Gallardo(QEPD), Arturo “Nazi” Sánchez, Salvador “Chava” López, Calixto Arroyo, y Norberto Mena (QEPD).
OTROS DATOS DE JOSÉ LUIS ARROYOS MORLAES
Seleccionado Nacional para la Universiada Mundial en Yugoslavia en 1987
Medalla de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en 1991 en Puerto Rico
Medalla de plata en los Juegos Panamericanos en la Habana, Cuba en 1992
      (Carlos Mario Colmenero)
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ladyfantasy-art · 17 hours
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ESPECIAL DE DISFRACES pt. 8 No voy a esperar hasta octubre
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Mi OC Takanis usa una especie de disfraz/cosplay de dos personajes que de alguna forma u otra la misma o se identifica o simplemente le gusta
Blitz de Helluva Boss
Maka albarn de Soul Eater
La verdad no soy fan de ninguna de las dos pero o me gusta su personalidad o me gusta su diseño
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Tienes razón, Estoy cansado Preguntándome para que vivir ¿Por qué sacarle risas a la cuestión? El síndrome de Edipo Tiene una hambre de ignorancia De borrar lo que es imborrable De comer tacos de lengua De calcular el valor de dios De explorar el absurdo de la existencia Poniendo a priori La cebada fermentada en la melancolía Con fines efímeros por una pasión Y encontrar el sabor de la muerte A dos costillas de mi pezón. Estoy cansado de descansar De conectar con la gente De hablar de su desnudez De la falta de zapatos El dolor de bolsillo La alegría de la pobreza Que se aventura Con brincolines a media calle Tapando la cuadra entera. Que tienen problemas de mierda Y cargan veneno en la entrepierna Con dolores etomagases A causa de las lombrices felices. Una sensual soledad Ante el bullicio de la ausencia En el toque de la muerte odiosa Con el grito animal de la naturaleza Y la luna pesada pasando Con vestigios de estrellas indiferentes. Ya la juventud se fue entre chaquetas Y la piel se vuelve escrotal Los dientes visitan el piso Las rodillas cascabelean Los cabellos se mudan A la avenida del olvido Calculando la nostalgia. (Hoy por ayer a la tercera potencia de lo que fue) El absurdo La náusea El tonto El habla La etiqueta fina de mi barriga La esquina geométrica de mis miedos El don de la estupidez La naturaleza de la rareza El perfil griego de mis huesos La nariz y su romance con la grasa Mis manos y mis letras Mi letargo la rutina El momento del desplome de mis planes El trabajo céntrico De mi conciencia excéntrica. Tengo fatiga, Estoy enfermo de vida. Tengo dos razones para vivirla Una reina amapola De chocolate y unas nalgotas Que me da sus manos Me invita a existir Y me da fe en los cerdohumanos. (Pedazos de histeria con boba voluntad) La segunda… Mis crías. Los hijos Son el fruto hermoso Reflejo del egoísmo. Lo peor que hace el hombre Es traer más hombres Esas pequeñas máquinas de llanto Esos reproductores de berrinches Esas diminutas versiones de uno mismo. Hace tiempo que me di cuenta Que soy feliz a mi manera. No sé que fume Pero sé que está buena. Hoy, camino entre nubes. Que pinche vida Tan pacheca. ANGEL VERA @literatura_sucia https://www.instagram.com/p/B_-m8U7lwZN/?igshid=1qrk55qw8udun
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mediogenerico · 5 years
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‘Smartest Anatomy’
Dec 2nd, 2016 3:50:41pm
Este planteamiento consta de dos voluntades. La del humano y la de la envoltura del humano. Me gustaba llamarla así porque enfatiza el carácter geométricamente superficial del cuerpo. La piel es plana, y alargados son los tendones que conectan y articulan cada hueso. Los huesos, por lo general, son largos y solo excepcionalmente voluminosos. La carne son capas que cubren órganos, no todos delgados, pero sí suelen ser un poco ovalados.
Antes de mi degeneración, alcancé a notar cuando mi pulmón me obedecía o era autónomo. Y que no ocurre lo mismo con el corazón o el intestino. Nunca pude controlar más que mi respiración por un breve tiempo. Cuando existieron, obedecían a la otra voluntad.
La piel empezó a caer y una de las voluntades empezó a flaquear, evidenciando a la otra el grado de íntima presunción y dependencia. Una abertura roja e indolora en el dorso de mi mano izquierda y dedos reveló acumulaciones inútiles de grasa y nervio. Por un tiempo deseé haber perdido la indignación con mi propia fealdad mucho antes. Pequeños huesitos entorpecidos asomándose ante mis ojos que se nublaban. Mi temor ante una enfermedad que aún no traía toda su gravedad irrumpía mi sueño y mi latido. Desconfié de todo médico y toda mediocridad que recibí. Detesté ser un caso ordinario. Detesté ser apenas visto.
Solía escribir con frecuencia, en múltiples sesiones diarias, con varios tonos. Las mañanas eran secretariales, las tardes incrementaban el golpe sobre la tecla mientras se reducía su ritmo y la operación se hacía más errática. No extraño el bloqueo. Al anochecer se apoderaba de mí un aire, que archivaba con tecleos. Como siendo la única manera de preservar un poco de oxígeno. Escribir me preparó para la ausencia de escucha, cercanía y amor.
Mi mano izquierda fue la primera extremidad en fallar. Mano de hombre zurdo. Me daba curiosidad que el estado de reposo de la mano no fuera con los dedos estirados, sino curvados, medio recogidos, cerca de empuñarse. Qué fue primero: puño o razón de sí. Nunca lo usé para golpear a alguien y compartir dolor, a pesar de la frecuencia con la que me creí sentir sediento de sangre. Cuando su mecanismo empezó a develarse, ningún dedo conservaría su función, apretado o estirado. Rojas un día, mis cutículas se desprendieron y quedaron esparcidas por doquier, como pétalos.
La degradación de mi dentadura, a juzgar por su hediondez, aceleró. Antes de sentir el último de mis latidos, sus decibeles aumentaron, golpes secos directo a mi cabeza se convertían en vibraciones en la parte posterior de mi quijada, donde los nervios la conectan con el encéfalo. Cómo se comporta una voluntad desahuciada, podría responder que queriendo expulsar todo lo que supone una amenaza. Eso parecían representar mis cordales, juraría que el nervio pujaba para desenterrarlas de raíz, pretendería arrancar cada muela desde adentro para recuperar su tranquilidad. La última vez que supe de mi envoltura, gemía paranoica y no reparaba en destruir cada nueva amenaza local con soluciones que comprometían su todo, al tiempo que me demostraba cuánto ardor era capaz de causarme. Conocí este cuerpo por primera vez en los últimos instantes de nuestra experiencia compartida. Para ello tuvo que quedar preso en la falacia de su propia esperanza.
No recuerdo cuándo cesó de brindarme cada estímulo. El nervio falló por fin, el dolor se desvaneció y no hubo más sensación.
Cuando la degeneración se hizo imposible de disimular, yo ya había logrado aislar a mis seres alguna vez queridos, y con tiempo y tibieza pude dedicarme a entrenar el control sin confirmación físico. En mi juventud ya sabía algo al respecto, mis piernas se dormían con tanta facilidad en el sanitario que fue fácil aprender a levantarme y dar pasos sin recibir mayor respuesta. A dar órdenes y confiar. Fue más agudo renunciar a la agilidad mientras ella se deshacía de mí. Mi inquietud, inmediata y tardía, acudió a dispositivos de ayuda. Digitación por voz, lector de ondas cerebrales. Pero no habría servido de nada. Mi palabra no es mi voz. Desistí.
La piel se llevó consigo la sensación de dolor y de advertencia. El cartílago descubierto y carcomido incrementó mi rango de movimiento cuando no tuve tarea para él. No existe una sociedad tal que las libertades del individuo sean independientes de su grado de discapacidad. La idea de extremidad perdió mucho de su sentido. Comandé una encogida de hombros y no supe si se encogieron. Bien podría estar agitando mis alas. La excepción por un tiempo fueron las puntas de mis dedos, donde antes quedaban las yemas, al hundir y levantar teclas. Después de un tiempo de estímulos sin respuestas no supe volver a diferenciar entre la orden de un movimiento al cuerpo y la ocurrencia sin consecuencia de la orden en mi pensamiento. Tal como las horas de palabras que le dije o nunca le dije. Al fin perdí la noción de autoridad sobre cada nuevo carácter que aparecía en la pantalla. Desconfié de haber tenido ideas puestas a la interpretación del computador. No me consta haber escrito con el pretexto de ser leído por alguien más. Luego nada me ató a la palabra digitada o su intención.
Escondido en un metro cuadrado, separado del río por una avenida, oculté a cualquier otra persona el divorcio con mi cuerpo. Me sometí al asilo en solitario de forma voluntaria, lo que creo que hace la diferencia. El condenado merece la dignidad de elegir su pena. Una solución a base de leche a través de un delgado tubo plástico activado bajo presión hidráulica sostuvo los procesos que continuaron, hasta que el primer componente del sistema digestivo funcional mínimo falló como presa de la enfermedad. A veces la llamé "atritis", pero llegó a presentarse como "aneurisma", "lepra" también. Mis ideas pronto se harían una sola, perderían todo capricho estético distinto a su funcionalidad, desecharían todo cuerpo de conocimiento fuera de mi dominio. Antes de aprender a no nombrarla le añadí comillas para no olvidar que se trataba de un apodo, de un alias que sería capturado y desterrado. "Artrits". Otros significados condensados en palabras, originalmente del español o el inglés, seguirían codificándose. A medida que perdía noción del medio externo abandonaba la idea de estar usando un lenguaje disponible.
Antes de problema, hice inventario. No recuerdo haber tenido pelvis. No recuerdo el momento en que me desentendí de mis dedos de los pies, mis palmas, rodillas, nalgas. Planas, como su voluntad tributaria. Mi noción sobre cada parte bien pudo provenir de un libro al que llegué de casualidad en las horas de expedición buscando ítems sin esa odiosa envoltura plástica en que los acomodan en las librerías. ¿Aún hacen eso? Sí creo que la noción de mis genitales se atribuye a tenerlos, parece sugerir que estimular su sensibilidad particular incidía directamente en los procesos psicológicos sobre los que aún me apoyo hoy. Ahora que la claridad mental que produjo cada orgasmo ha superado la limitación física, mi pensamiento transcurre a la velocidad del máximo placer posible. Vivo en un clímax sin picos ni descarga, listando ideas y atándolas las unas a las otras, indagando en vano por su origen. Ya no sé qué es un pensamiento, un recuerdo o una sensación. Si sentí, ya no sé si inventé el haber sentido. No sé si alguna vez otro ser coordinó sus voluntades para procurarme placer o dolor.
Me sorprendió lo rápido que me desentendí de la escena de postración a la que me condujo la enfermedad. Probablemente hubo un charco de orina y heces en la silla donde el cuerpo quedó cuando nos dejamos. La urea o la acidez misma del oxígeno estarían atacando mis muslos despellejados. La doble incógnita de dar una instancia teórica a una presunta quemadura que no tenía posibilidad de percibir fue una distracción recurrente.
No supe más si perdí para siempre el vértigo, o nunca más volvió a dejarme solo. Creo que aún entiendo o conservo la noción de sentido. La ausencia de estímulo exterior me facilitó separarlo del intento de codificación que lo precede. Aseguro que el concepto tenía forma de dibujo y de sonido. Nunca estuve seguro de que otras cosas menos codificables lo fueran. A esas las llamé "olores". Hoy son tan intratables como la división por cero. Cayeron los párpados, no sé si antes que el ojo, no sé si antes que la vista. Me pareció haber soñado que el ojo, sin desprenderse de su nervio, caía en el charco de leche, orina y heces apuntando hacia el resto de mí. Sacado de su órbita y torcido hacia el resto de la cara, el cuerpo. Mis dos ojos puestos el uno enfrente del otro. Despierto, el esqueleto poco a poco se desprendía de sus rebanadas de carne rancia. Hacía años que no me cortaba el pelo ni me afeitaba, se fueron desprendiendo filamentos cuya longitud ni grosor pude volver a estimar. Soy todo un muchacho adimensional. El cuero cabelludo, reseco, se hacía costras, resquebrajarse pareció ser el método más eficiente para escapar de mí y destaparme.
Presentí o recordé que mi actividad cerebral no decaería. Luego, que no podría detenerla. Implorar por la muerte quedó descartado. No tengo expresión formal para la fe. Al perder los lazos, cualquier lazo, diagnosticarme algún desorden mental fue imposible. Si mi cerebro fue la única oposición a la enfermedad, mi existencia es un intento de cura somática. Antes, cuando podía tener migraña, jugaba a localizarla. Eso parecía disiparla.
Todas las ausencias aludían a la necesidad del problema. Un quehacer con un enjambre de sinapsis incapaz de coordinar su desintegración. Intercambiar impulsos interiores fuera de mi control, luego existo. Privado de evidencia, me dediqué a los axiomas, tal vez un solo axioma. A alojar definición en un esquema funcional que maximizara su retención. Al parecer lo olvidé una y otra vez. Memoria para mí no puede ser una lista de elementos, aunque podría designar la impronta de algunos de ellos. Es el recuerdo imborrable producto de una cicatriz física, un fósil en la geografía cerebral, no lo sé y no existe manera de confirmar falso o verdadero. Ya había tenido este pensamiento. Fue un hallazgo recurrente, traerla y concluir que se trataba de un reencuentro.
Solo visité mi idea desinformada de energía, para ponderar el tiempo en razón de ella, aún sin un eje de referencia estable. La distancia está afuera, el tiempo es social. No sé cuánto ha pasado ni dónde estoy. Es posible que solo haya sido el instante antes de la última transacción de oxígeno, el movimiento de la última ración de azúcar que sentó las bases metabólicas de mi pensamiento por última vez, y que en ese este instante cada párrafo de esta ilación haya tenido, esté teniendo, tenga y tiene lugar. No lo puedo probar. Cabe considerar la alternativa de que algo en el exterior, una tercera y cuarta voluntad, ha resuelto mantener mi cognición con vida. Puede incluso tener la intención de leerla y entenderla. Habrá reparado mi sistema digestivo, o encontrado otro modo de dar sostenibilidad a mi problema, yo puro. Me acojo a que para el pensamiento un vehículo material es requisito, entonces la conciencia no puede tener lugar a la escala de las partículas atómicas. Masa es una propiedad de la idea.
Por tanto dedico mi eternidad personal a esta explicación. Me narro y la narro, la memorizo, me memorizo. Ajustes a cada pasada. Otras frases desaparecieron, aunque también pueden ser susceptibles de resucitar. Soy relato vivo. Me consolido en él como solución que evade el despropósito del aislamiento. Permanecerá permaneceré disponible, mientras mi conciencia sea, por si acaso otro entra en contacto con ella.
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nandovarelapagliaro · 5 years
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5 preguntas sobre "nuevos clásicos"
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Cinco preguntas a cinco personalidades de la cultura sobre el tema de tapa de revista Quid: nuevos clásicos.
Por  Nando Varela Pagliaro
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Josefina Licitra (periodista, escritora)
- ¿Qué elementos hacen que una obra sea considerada un clásico?
-Una obra es un clásico, a mi entender, cuando la línea superficial del relato -la que está atravesada por elementos de trama y marcas de época- está sostenida por una segunda línea mucho más poderosa y menos visible, que va emergiendo de a poco y que pone en juego temas universales sobre los que siempre nos haremos preguntas: el amor, el odio, la juventud, la venganza, la vejez, el miedo a la muerte, el sexo. Cuando esos temas, que no envejecen, ganan terreno sobre la trama sin volverse sentenciosos, quizás -suponiendo que esta ecuación funciona- se pueda pensar en esa obra como un clásico.
- ¿En qué se diferencian los clásicos antiguos de los más contemporáneos?
-En las formas. En el ropaje. En la trama superficial. La segunda trama, en cambio, es siempre la misma.
- ¿Cuáles son sus nuevos clásicos preferidos?
-"Nuevo clásico" por momentos me parece un oxímoron. El único testeo imbatible para saber si un libro es un clásico es el paso del tiempo: ahí está el filtro que permite ver cuánto permanece y cuánto se pierde de una obra. Así y todo, creo que El guardián en el Centeno, de Salinger, buena parte de la obra de Carver (en especial el cuento Diles a las mujeres que nos vamos), Desgracia, de Coetzee, Los Detectives Salvajes, de Bolaño, algunos cuentos de Alice Munro (como Muebles de familia) y otros cuentos de Abelardo Castillo (como La madre de Ernesto) ya están, para mí, en el terreno de lo clásico. De todos modos, las listas son odiosas. Cada vez que nombro, inevitablemente, omito.
- ¿Con qué autor (vivo o muerto) de alguna obra que sea considerada un nuevo clásico le gustaría compartir una cena? ¿Por qué?
-Con Bolaño, porque dicen que hablaba mucho y eso me tranquiliza. No soportaría una cena con baches.
- ¿Qué obra actual cree que en el futuro va a ser considerada un clásico?
-Ya cometí una injusticia en la tercera pregunta. ¡No me hagan cometer otra en esta!
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Tomas Abraham (filósofo, escritor)
- ¿Qué elementos hacen que una obra sea considerada un clásico?
-Me referiré a la literatura en general (que incluye a la filosofía y al ensayo). Una obra clásica es la que no deja de tener lectores. Siempre vuelve. Es objeto de infinitos comentarios que intentan restituir su significado original. Pertenece a un tiempo diferente, a un futuro anterior o un pasado por venir.
- ¿En qué se diferencian los clásicos antiguos de los más contemporáneos?
-Un clásico por definición es hijo del tiempo, hijo y no hermano o padre. Un contemporáneo es clásico por una promesa de fidelidad de lectores futuros. Una apuesta.
- ¿Cuáles son sus nuevos clásicos preferidos?
-Clásicos son Platón y Shakespeare, a los que me dediqué por personificar en la filosofía y la literatura, las dos cimas del género.
- ¿Con qué autor (vivo o muerto) de alguna obra que sea considerada un nuevo clásico le gustaría compartir una cena? ¿Por qué?
-Con Hannah Arendt y Lou Andreas Salomé. Porque son bellas e inteligentes.
- ¿Qué obra actual cree que en el futuro va a ser considerada un clásico?
-La de Michel Foucault en la filosofía, Primo Levi e Imre Kértesz en la ética, la de Paul Veyne y Tulio Halperín Donghi en la historia, la de Pessoa y Gombrowicz en la literatura, y la de Bob Dylan en el arte en general.
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Manuel Moretti (Compositor, cantante de Estelares)
- ¿Qué elementos hacen que una obra sea considerada un clásico?
-Quizás un clásico sea un ejercicio de uno o varios artistas que encuadra perfectamente con una época, como un registro de esa época, con la emocionalidad, con el lenguaje que los artistas usaron para armar ese objeto que después se transformó en un clásico. A veces lleva tiempo decodificar estas lecturas, pero tiene una característica que es que gusta mucho y atraviesa la cultura popular. Todo clásico debe estar muy cercano a lo popular.
- ¿En qué se diferencian los clásicos antiguos de los más contemporáneos?
-Se me ocurre que la primera diferencia sería el lenguaje. Conforme pasa el tiempo, el lenguaje va cambiando y también cambia la interrelación de los artistas con el público, con su material. También pienso que esta época es mucho más rápida que la anterior. La vorágine actual hace que todo caiga más pronto. Por otro lado, con muchas obras suele ocurrir que no son entendidas en su época y luego se convierten en clásicos.
- ¿Cuáles son sus nuevos clásicos preferidos?
-Hay muchos clásicos actuales, dentro del mundo del cine pienso en Tarantino y Almodóvar. Hay algo en su manera de narrar que atraviesa todas las capas conceptuales y que los hace inconfundibles
.- ¿Con qué autor (vivo o muerto) de alguna obra que sea considerada un nuevo clásico le gustaría compartir una cena? ¿Por qué?
-Justo ahora que estoy en España, si estuviese vivo, me gustaría estar bebiendo y escuchándolo contar anécdotas y diseccionando universos a ese crack que fue Roberto Bolaño. Sin dudas, uno de los mejores escritores de los últimos años. 2666 es un ejercicio maravilloso de literatura moderna.
- ¿Qué obra actual cree que en el futuro va a ser considerada un clásico?
-El espectáculo del tiempo de Juan José Becerra es una novela impresionante. Ojalá merezca algún día ser un clásico por la exquisitez y la profundidad en cómo está narrado. En la música, pensaba también que Wos, Louta, Ca7riel y Paco Amoroso son pibes que tienen algo que no suena en la media, y tal vez con un desarrollo determinado puedan llegar a convertirse en clásico.
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Eugenia Zicavo (periodista, socióloga)
- ¿Qué elementos hacen que una obra sea considerada un clásico?
- Los “clásicos” son libros que pasan la prueba del tiempo y siguen siendo leídos por distintas generaciones de lectores. En lo personal, rescato lo que dice Ítalo Calvino en "Por qué leer los clásicos": “Tu clásico es aquel que no puede serte indiferente y que te sirve para definirte a vos mismo en relación y quizás en contraste con él”.
- ¿En qué se diferencian los clásicos antiguos de los más contemporáneos?
- Los "clásicos antiguos" son los que consolidaron su fama a lo largo de distintas épocas y diferentes culturas. Los que siguen cosechando reediciones y nuevos lectores en todo el mundo. Generan un respeto especial que, por un lado, fomenta su lectura y por el otro les juega en contra: muchos los asocian erróneamente con un consumo erudito o incluso aburrido que provoca la pereza de "hacer el esfuerzo" (y también la vergüenza por no haberlos leído, y la consecuente mentira de que sí los leyeron). Los clásicos contemporáneos son en algún sentido "menos clásicos" y aún guardan una mayor cercanía de época con sus lectores, que en el imaginario social se vuelven más accesibles.
- ¿Cuáles son sus nuevos clásicos preferidos?
- Entre mis "nuevos clásicos" preferidos del siglo XX: "Lolita" de Nabokov, "A sangre fría" de Capote, "1984" de Orwell, "Matadero 5" de Vonnegut y "El segundo sexo" de De Beauvoir.
- ¿Con qué autor (vivo o muerto) de alguna obra que sea considerada un nuevo clásico le gustaría compartir una cena? ¿Por qué?
- Me encantaría compartir una cena con Kurt Vonnegut, un hombre de muchas vidas, con un talento descomunal y un sentido del humor exquisito. Creo que sería un excelente compañero de copas.
- ¿Qué obra actual cree que en el futuro va a ser considerada un clásico?
- Ojalá toda la obra de Alessandro Baricco y de Philip Roth.
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Antonio Birabent (músico, actor)
- ¿Qué elementos hacen que una obra sea considerada un clásico?
-En gran medida la promoción que esa obra tenga. Y también algo inexplicable, misterioso.
-¿En qué se diferencian los clásicos antiguos de los más contemporáneos?
-Simplemente en el efecto que produce el paso del tiempo.
-¿Cuáles son sus nuevos clásicos preferidos?
-Disfruto de la música sin pensarla tanto. Entiendo que la condición de clásico es muy personal y cambiante al mismo tiempo.
-¿Con qué autor (vivo o muerto) de alguna obra que sea considerada un nuevo clásico le gustaría compartir una cena? ¿Por qué?
-Aníbal Troilo. Su obra es una identidad de esta ciudad y anhelo esa época que describe.
¿Qué obra actual cree que en el futuro va a ser considerada un clásico?
-Prefiero no saberlo.
Publicada originalmente en Revista Quid.
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elplacerdelalectura · 7 years
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El lobo estepario ¶ Hermann Hesse
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ANOTACIONES DE  HARRY HALLER
Sólo para locos
El día había transcurrido del modo como suelen transcurrir estos días; lo había malbaratado, lo había consumido suavemente con mi manera primitiva y extraña de vivir; había trabajado un buen rato, dando vueltas a los libros viejos; había tenido dolores durante dos horas, como suele tenerlos la gente de alguna edad; había tomado unos polvos y me había alegrado de que los dolores se dejaran engañar; me había dado un baño caliente, absorbiendo el calorcillo agradable; había recibido tres veces el correo y hojeado las cartas, todas sin importancia, y los impresos, había hecho mi gimnasia respiratoria, dejando hoy por comodidad los ejercicios de meditación; había salido de paseo una hora y había visto dibujadas en el cielo bellas y delicadas muestras de preciosos cirros. Esto era muy bonito, igual que la lectura en los viejos libros y el estar tendido en el baño caliente; pero, en suma, no había sido precisamente un día encantador, no había sido un día radiante, de placer y Ventura, sino simplemente uno de estos días como tienen que ser, por lo visto, para mí desde hace mucho tiempo los corrientes y normales; días mesuradamente agradables, absolutamente llevaderos, pasables y tibios, de un señor descontento y de cierta edad; días sin dolores especiales, sin preocupaciones especiales, sin verdadero desaliento y sin desesperanza; días en los cuales puede meditarse tranquila y objetivamente, sin agitaciones ni miedos, hasta la cuestión de si no habrá llegado el instante de seguir el ejemplo del célebre autor de los Estudios y sufrir un accidente al afeitarse.El que haya gustado los otros días, los malos, los de los ataques de gota o los del maligno dolor de cabeza clavado detrás de los globos de los ojos, y convirtiendo, por arte del diablo, toda actividad de la vista y del oído de una satisfacción en un tormento, o aquellos días de la agonía del espíritu, aquellos días terribles del vacío interior y de la desesperanza, en los cuales, en medio de la tierra destruida y esquilmada por las sociedades anónimas, nos salen al paso, con sus muecas como un vomitivo, la humanidad y la llamada cultura con su fementido brillo de feria, ordinario y de hojalata, concentrado todo y llevado al colmo de lo insoportable dentro del propio yo enfermo; el que haya gustado aquellos días infernales, ése ha de estar muy contento con estos días normales y mediocres como el de hoy; lleno de agradecimiento se sentará junto a la amable chimenea y con agradecimiento comprobará, al leer el periódico de la mañana, que no se ha declarado ninguna nueva guerra ni se ha erigido en ninguna parte ninguna nueva dictadura, ni se ha descubierto en política ni en el mundo de los negocios ningún chanchullo de importancia especial; con agradecimiento habrá de templar las cuerdas de su lira enmohecida para entonar un salmo de gratitud mesurado, regularmente alegre y casi placentero, con el que aburrir a su callado y tranquilo dios contentadizo y mediocre, como anestesiado con un poco de bromuro; y en el ambiente de tibia pesadez de este aburrimiento medio satisfecho, de esta carencia de dolor tan de agradecer, se parecen los dos como hermanos gemelos, el monótono y adormilado dios de la mediocridad y el hombre mediocre algo encanecido que entona el salmo amortiguado.Es algo hermoso esto de la autosatisfacción, la falta de preocupaciones, estos días llevaderos, a ras de tierra, en los que no se atreven a gritar ni el dolor ni el placer, donde todo no hace sino susurrar y andar de puntillas. Ahora bien, conmigo se da el caso, por desgracia, de que yo no soporto con facilidad precisamente esta semisatisfacción, que al poco tiempo me resulta intolerablemente odiosa y repugnante, y tengo que refugiarme desesperado en otras temperaturas, a ser posible por la senda de los placeres y también por necesidad por el camino de los dolores. Cuando he estado una temporada sin placer y sin dolor y he respirado la tibia e insípida soportabilidad de los llamados días buenos, entonces se llena mi alma infantil de un sentimiento tan doloroso y de miseria, que al dormecino dios de la semisatisfacción le tiraría a la cara satisfecha la mohosa lira de la gratitud, y más me gusta sentir dentro de mí arder un dolor verdadero y endemoniado que esta confortable temperatura de estufa. Entonces se inflama en mi interior un fiero afán de sensaciones, de impresiones fuertes, una rabia de esta vida degradada, superficial, esterilizada y sujeta a normas, un deseo frenético de hacer polvo alguna cosa, por ejemplo, unos grandes almacenes o una catedral, o a mí mismo, de cometer temerarias idioteces, de arrancar la peluca a un par de ídolos generalmente respetados, de equipar a un par de muchachos rebeldes con el soñado billete para Hamburgo, de seducir a una jovencita o retorcer el pescuezo a varios representantes del orden social burgués. Porque esto es lo que yo más odiaba, detestaba y maldecía principalmente en mi fuero interno: esta autosatisfacción, esta salud y comodidad, este cuidado optimismo del burgués, esta bien alimentada y próspera disciplina de todo lo mediocre, normal y corriente.En tal disposición de ánimo terminaba yo, al oscurecer, aquel día adocenado y llevadero. No lo terminaba de la manera normal y conveniente para un hombre algo enfermo, entregándome a la cama preparada y provista de una botella de agua caliente a modo de imán; sino que insatisfecho y asqueado por mi poquito de trabajo y descorazonado, me calcé los zapatos, me embutí en el abrigo, dirigiéndome a la calle rodeado de niebla y oscuridad, para beber en la hostería del Casco de Acero lo que los hombres que beben llaman «un vaso de vino«, según un convencionalismo antiguo.Así bajaba yo, pues, la escalera de mi sotabanco, estas penosas escaleras de la tierra extraña, estas escaleras burguesas, cepilladas y limpias, de una decentísima casa de alquiler para tres familias, junto a cuyo tejado tenía yo mi celda. No sé cómo es esto, pero yo, el lobo estepario sin hogar, el enemigo solitario del mundo de la pequeña burguesía, yo vivo siempre en verdaderas casas burguesas. Esto debe ser un viejo sentimentalismo por mi parte. No vivo en palacios ni en casas de proletarios, sino siempre exclusivamente en estos nidos de la pequeña burguesía, decentísimos, aburridísimos e impecablemente cuidados, donde huele a un poco de trementina y a un poco de jabón y donde uno se asusta, si alguna vez se da un golpazo al cerrar la puerta de la casa o si se entra con los zapatos sucios. Me gusta sin duda esta atmósfera desde los años de mi infancia, y mi secreta nostalgia hacia algo así como un hogar me lleva, sin esperanza, una y otra vez, por estos necios caminos.Así es, y me gusta también el contraste en el que está mi vida, mi vida solitaria, ajetreada y sin afectos, completamente desordenada, con este ambiente familiar y burgués. Me complace respirar en la escalera este olor de quietud, orden, limpieza, decencia y domesticidad, que a pesar de mi odio a la burguesía tiene siempre algo emotivo para mí, y me complace luego atravesar la puerta de mi cuarto, donde todo esto termina, donde entre los montones de libros me encuentro las colillas de los cigarros y las botellas de vino, donde todo es desorden, abandono e incuria, y donde todo, libros, manuscritos, ideas, está sellado e impregnado por la miseria del solitario, por la problemática de la naturaleza humana, por el vehemente afán de dotar de un nuevo sentido a la vida del hombre que ha perdido el que tenía.Y entonces pasé junto a la araucaria. En efecto, en el primer piso de esta casa desemboca la escalera en el pequeño vestíbulo de una vivienda, que sin duda es aún más impecable, más limpia y más lustrosa que las demás, pues este modesto vestíbulo reluce por un cuidado sobrehumano, es un brillante y pequeño templo del orden. Sobre el suelo de parqué, que uno no se atreve a pisar, hay dos elegantes taburetes, y sobre cada taburete una gran maceta; en una crece una azalea, en la otra una araucaria bastante magnífica, un árbol infantil sano y recto, de la mayor perfección, y hasta la última hoja acicular de la última rama reluce con la más fresca nitidez. A veces, cuando me creo inobservado, uso este lugar como templo, me siento en un escalón sobre la araucaria, descanso un poco, junto las manos y miro con devoción hacia abajo a este jardín del orden, cuyo aspecto emotivo y ridícula soledad me conmueven el alma de un modo extraño. Detrás de este vestíbulo, por decirlo así, en la sombra sagrada de la araucaria, barrunto una vivienda llena de caoba reluciente, una vida llena de decencia y de salud, de levantarse temprano y cumplimiento del deber, fiestas familiares alegres con moderación, visitas a la iglesia los domingos y acostarse a primera hora.Con fingida alegría me puse a trotar sobre el asfalto de las calles, húmedo por la niebla. Las luces de los faroles, lacrimosas y empeñadas, miraban a través de la blanda opacidad y absorbían del suelo mojado los difusos reflejos. Mis años olvidados de la juventud se me representaron; cuánto me gustaban entonces aquellas noches turbias y sombrías de fines de otoño y del invierno; cuán ávido y embriagado aspiraba entonces el ambiente de soledad y melancolía, correteando hasta media noche por la naturaleza hostil y sin hojas, embutido en el gabán y bajo lluvia y tormenta, solo ya en aquella época también, pero lleno de profunda complacencia y de versos, que después en mi alcoba escribía a la luz de la vela y sentado sobre el borde de la cama. Ahora ya esto había pasado, este cáliz había sido apurado, y ya no me lo volverían a llenar. ¿Habría que lamentarlo? No. No había que lamentar nada de lo pasado. Era de lamentar lo de ahora, lo de hoy, todas estas horas y días que yo iba perdiendo, que yo en mi soledad iba sufriendo, que ya no traían ni dones agradables ni conmociones profundas. Pero, gracias a Dios, no dejaba también de haber excepciones: a veces, aunque raras, había también horas que traían hondas sacudidas y dones divinos, horas demoledoras, que a mí, extraviado, volvían a transportarme junto al palpitante corazón del mundo. Triste y, sin embargo, estimulado en lo más íntimo, procuré acordarme del último suceso de esta clase. Había sido en un concierto. Tocaban una antigua música magnífica. Entonces, entre dos compases de un pasaje pianístico tocado por oboes, se me había vuelto a abrir de repente la puerta del más allá, había cruzado los cielos y vi a Dios en su tarea, sufrí dolores bienaventurados, y ya no había de oponer resistencia a nada en el mundo, ni de temer en el mundo a nada ya, había de afirmarlo todo y de entregar a todo mi corazón.No duró mucho tiempo, acaso un cuarto de hora; volvió en sueños aquella noche, y desde entonces, a través de los días de tristeza, surgía radiante alguna que otra vez de un modo furtivo; lo veía a veces cruzar claramente por mi vida durante algunos minutos, como una huella de oro, divina, envuelta casi siempre profundamente en cieno y en polvo, brillar luego otra vez con chispas de oro, pareciendo que no había de perderse ya nunca, y, sin embargo, perdida pronto de nuevo en los profundos abismos. Una vez sucedió por la noche que, estando despierto en la cama, empecé de pronto a recitar versos, versos demasiado bellos, demasiado singulares para que yo hubiera podido pensar en escribirlos, versos que a la mañana siguiente ya no recordaba y que, sin embargo, estaban guardados en mí como la nuez sana y hermosa dentro de una cáscara rugosa y vieja. Otra vez tomó la visión con la lectura de un poeta, con la meditación sobre un pensamiento de Descartes o de Pascal; aún en otra ocasión volvió a surgir, estando un día con mi amada, y a conducirme más adentro en el cielo. ¡Ah, es difícil encontrar esa huella de Dios en medio de esta vida que llevamos, en medio de este siglo tan contestadizo, tan burgués, tan falto de espiritualidad, a la vista de estas arquitecturas, de estos negocios, de esta política, de estos hombres! ¿Cómo no había yo de ser un lobo estepario y un pobre anacoreta en medio de un mundo, ninguno de cuyos fines comparto, ninguno de cuyos placeres me llama la atención? No puedo aguantar mucho tiempo ni en un teatro ni en un cine, apenas puedo leer un periódico, rara vez un libro moderno; no puedo comprender qué clase de placer y de alegría buscan los hombres en los hoteles y en los ferrocarriles totalmente llenos, en los cafés repletos de gente oyendo una música fastidiosa y pesada; en los bares y varietés de las elegantes ciudades lujosas, en las exposiciones universales, en las carreras, en las conferencias para los necesitados de ilustración, en los grandes lugares de deportes; no puedo entender ni compartir todos estos placeres, que a mí me serían desde luego asequibles y por los que tantos millares de personas se afanan y se agitan. Y lo que, por el contrario, me sucede a mí en las raras horas de placer, lo que para mí es delicia, suceso, elevación y éxtasis, eso no lo conoce, ni lo ama, ni lo busca el mundo más que si acaso en las novelas; en la vida, lo considera una locura. Y en efecto, si el mundo tiene razón, si esta música de los cafés, estas diversiones en masa, estos hombres americanos contentos con tan poco tienen razón, entonces soy yo el que no la tiene, entonces es verdad que estoy loco, entonces soy efectivamente el lobo estepario que tantas veces me he llamado, la bestia descarriada en un mundo que le es extraño e incomprensible, que ya no encuentra ni su hogar, ni su ambiente, ni su alimento.
https://es.wikipedia.org/wiki/El_lobo_estepario
https://www.nobelprize.org/nobel_prizes/literature/laureates/1946/
https://www.goodreads.com/book/show/16631.Steppenwolf
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wildwomanradfem · 7 years
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LAS SONÁMBULAS En la ciudad donde nací vivían una mujer y su hija. Las dos eran sonámbulas. Una noche, mientras el silencio envolvía al mundo, la mujer y la hija, caminando dormidas, se encontraron en su jardín, velado por la niebla. Habló la madre, y dijo: —¡Al fin, al fin, mi enemiga! Aquella por quien fue destruida mi juventud, aquella que edificó su vida sobre las ruinas de la mía. ¡Ojalá pudiera matarla! Habló la hija y dijo: —¡Oh, mujer odiosa, vieja y egoísta, que se antepone entre mi libertad y yo! ¡Que quisiera transformar mi vida en un eco de su vida ya marchita! ¡Ojalá estuviera muerta! En ese instante cantó un gallo, y ambas mujeres despertaron. La madre preguntó: —¿Eres tú, querida? Y la hija respondió afectuosamente: —Sí, madre. Gibran Khalil Gibran.
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verborrea-poetica · 7 years
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26.06.2017 Aquella noche mi rostro apestaba a vino francés, manzana verde, chapulines, mezcal y cerveza fría.   Estaba allí en el ombligo del mundo, otra vez, dando vueltas al sentido común, rodeado de gente que ha gastado su vida en coquetear con el arte. ¿En qué momento pase de la enajenación amorosa a defender un discurso político? Elisa tiene fuego en los ojos y la lengua llena de palabras filosas, vocifera la verdad de la materia y la interconexión cuántica de los elementos, mientras se rasca la oreja y devora insectos tostados. También tiene 53 años y un letrero en la frente que dice: ESTOY CANSADA. Vivió 10 años en un barco y otros 10 con comunidades indígenas en Brasil, me embruja con su canto subversivo mientras pienso que soy un trampa, patéticamente soy mi propia trampa. -Eres joven y listo deberías viajar por el mundo. Sonrío porque la gente grande suele hacer eso, colocar una gran piedra sobre la juventud, un peso que no terminamos de cargar nunca. -Sí lo he pensado, respondo mientras termino mi séptima copa de vino, ¿a dónde me recomiendas ir? -Bueno, todo depende de lo que buscas. ¿Qué buscas wey? Me atrapo con la guardia baja, aquella bruja mitad francesa mitad árabe, mitad ser interdimensional… Pocas veces en mi corta vida me he quedado callado, tengo una colección de respuestas. La pregunta me golpeo, o quizá fue sólo un efecto de la marihuana que acaba de fumar o de todo el alcohol que había ingerido. 2 minutos de silencio, de pronto: -Subir la montaña mas alta del mundo. Quiero… ¿cuál es la montaña más alta? El Everest quiero escalar el Everest. Quiero ir al Tibet.  -Hazlo, tengo un contacto allá, este es su correo, contactalo de parte de su “ex tía”. Quería llorar. En el fondo Alejo y José discutían sobre las políticas intervencionistas de Estados Unidos en Afganistan, Daniel dibujaba en su libreta, Rafa continuaba embrujado por Elisa y yo… miraba el abismo de mi propia estupidez, ¿por qué no hacemos lo que queremos en todo momento? ¿Quién me hizo creer que quería un titulo? Elisa me observaba, perturbado. -¿Por qué el Tibet? -No lo se. -Es el Karma wey, tienes algo que hacer allá, ve pronto. -Va. Elisa río tan fuerte que parecía hacer temblar el edificio entero. -Este wey esta loco, nada más peligroso en el mundo que un loco joven, las locas viejas como yo apenas y podemos caminar, él va a escalar la montaña más alta y a buscar la iluminación. HALLELUJAH!!!! La noche comenzaba a apestar a cansancio.  Sólo una noche más con esta gente que aun cree que puedo salvar el mundo y me lanzaría de cara desde el edificio más alto. Estoy rodeado de locos. Acabamos leyendo poesía, vomitando letras, cansados de esta vida al margen de la vida, cansados de defender estatuas en el aire, artistas encadenados al arte y sus visiones estéticas, nacimos mal, nacimos chuecos, somos un error y sin embargo aquí estamos, borrachos y felices. Cierro los ojos, es de día ya. Miro mis manos y encuentro en ellas raíces de todos los futuros paisajes. Ahora lo recuerdo, Elisa ve el futuro, en la noche pregunte: -¿Qué me depara el futuro? Mientras incrédulo, prendía aquella pipa mágica y masticaba una manzana. Elisa sonrió mientras asentía con la cabeza y en su mal español murmuró: -Ya verás, estás loco pero aun no lo descubres. Hay una gran sorpresa al final esperandote. Vieja bruja odiosa. He vuelto a despertar y necesito movimiento.  Voy al Tíbet, al techo del mundo, a buscar una respuesta a la pregunta que aún no conozco. Escarbo en mis bolsillos buscando monedas, me dirijo a mi casa y no me alcanza para un jugo de naranja ¿Cómo pagaré un avión a India? ¿Cómo pagaré una avioneta a Nepal? ¿Debo acabar la carrera primero?¿Fueron estos 12 años de estudio forzado un desperdicio de tiempo? ¿De que servirá tanta filosofía cuando este sólo contra las rocas y el viento? ¿Tibet será un capricho espiritual? ¿Qué pensarán mis padres? ¿Cuántas playeras me llevaré?¿Qué estoy haciendo?  Demonios se me cae la existencia a pedazos y no puedo dejar de mirar a aquella chica que lee a Tolstoi en el metro, ¿Quién lee a Tolstoi a las 10 de la mañana en martes? Los locos de verdad, como ella. Si pudiera le hablaría, la conocería, la amaría con todo mi ser, dejaría de tomar malas decisiones por ella, sentaría cabeza, eso... me calmaría y buscaría un trabajo estable para comprar un departamento  y un auto a mensualidades, nadaría entre deudas y buenos hábitos, tendríamos 2 hijos y yo miraría con nostalgia aquel pasado turbulento que abandone por el amor de mi vida. No, pero no puedo. Tengo el corazón desconectado y una existencia encaminada al fracaso. Ella se baja en Coyoacán, adiós amor de mi vida, adiós salvación de mi locura, tuvimos una buena vida ficticia juntos. Debo preparar mi suicidio espiritual, pero antes un ducha, apesto a cerveza, poesía y malas decisiones.
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natismartinez16 · 7 years
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Estar contigo
Oh! ya de orgullo estoy cansado, Ya estoy cansado de razón; ¡Déjame, en fin, que hable a tu lado Cual habla sólo el corazón! No te hablaré de grandes cosas Quiero más bien verte callar, No contar la horas odiosas, Y reír oyéndote hablar. Quiero una vez estar contigo, Cual Dios el alma te formó, Tratarte cual un viejo amigo Que en nuestra infancia que amo. Volver a mi vida pasada, Olvidar todo cuento sé, Extasiarme en una nada, Y llorar sin saber por qué. ¡Ah! para amar Dios hizo al hombre ¿Quien un hado no da feliz, Por esos instantes sin nombre De la vida del infeliz, Cuando, con la larga desgracia De amar doblado si poder, Toda su alma ardiendo vacía En el ama de una mujer. Oh padre Adán! ¡qué error tan triste Cometió en ti la humanidad Cuando a la dicha preferiste De la ciencia la vanidad! ¿Qué es lo que dicha aquí se llama Sino no conocer temor, Y con la Eva que se ama, Vivir de ignorancia y de amor? Ay! mas con todo así nos pasa; Con la Patria y la juventud, Con nuestro hogar y antigua casa, Con la inocencia y la virtud Mientras tenemos despreciamos, Sentimos después de perder; Y entonces aquel día lloramos Que se fue para no volver.
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