En glorioso despliegue...
Nuestro Creador nos hizo amorosamente a cada uno de nosotros una obra maestra para revelar su amor.
Salmo 139.14
¿Ha observado usted alguna vez la famosa pintura de Vincent van Gogh “La noche estrellada”? Es una mezcla cautivadora de círculos y remolinos que forman un cielo onírico. A primera vista, resulta intrigante imaginarse a uno mismo dentro la escena y visualizar los vivos colores y las suaves brisas sugeridas por las formas curvadas. Pero si se mira más de cerca, se empieza a ver que nada en la pintura es casual. Cada pincelada es única e intencional, creando un contraste entre el cielo y las estrellas. La combinación de colores aporta profundidad y riqueza a la composición.
Por muy hermosa que sea la obra maestra de Van Gogh, palidece en comparación con lo que el Creador ha logrado en nosotros. Cada creyente es una mezcla única de personalidad, dones y experiencias que Dios ha mezclado para que, al mismo tiempo, realcemos y seamos realzados por quienes nos rodean.
¡Qué gran honor es ser obra de Dios! Aunque cada cristiano es una pequeña pieza de la totalidad de la creación, nunca perdemos nuestro carácter distintivo ni nos perdemos en la grandeza del conjunto. Todo lo contrario: Dios sabe justo dónde estamos y nos tiene en cuenta mientras añade a otros a su gran obra maestra.
(Ps. Charles Stanley).
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Por qué necesitamos la Biblia...
La Palabra de Dios tiene la verdad infalible que necesitamos para tomar decisiones, afrontar angustias y superar miedos
2 Timoteo 3.16, 17
¿Ha habido algún momento en la historia en el que hayamos tenido acceso a tanto conocimiento? Ya sea que usted desee reparar su automóvil, obtener consejo en cuanto a cómo hacer una cita amorosa, o entender un asunto político, alguien en alguna parte está dispuesto a dar consejos. Libros, programas de televisión, sitios web, podcasts y redes sociales, afirman tener las respuestas que necesitamos. Entonces, ¿por qué no estamos más satisfechos?
A menudo no encontramos nada porque esas fuentes carecen del conocimiento eterno. Y por eso, la guía y la paz que tanto buscamos siguen siendo esquivas. Necesitamos algo mejor: necesitamos la verdad. La Biblia satisface esta necesidad porque, de principio a fin, nos revela a Dios, nos asegura su amor, nos conduce a la salvación y nos muestra cómo vivir. La Biblia es mucho más que un texto de historia o un libro de relatos. Es más que una colección de poesía y sabiduría. Es la Palabra de Dios viva e inspirada: atemporal, infalible y confiable.
El Señor puede utilizar, y de hecho lo hace, a personas y recursos para ayudarnos a lidiar con las complejidades de la vida, pero la sabiduría que recibimos de ellas siempre debe alinearse con las enseñanzas de la Biblia. ¿A dónde acude para encontrar respuestas a preguntas difíciles? ¿Qué tan a menudo acude a la Biblia?
(Ps. Charles Stanley).
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Pelotudo | Francisco Romero
*enemies to lovers (almost)
*pelotudo: dicho de una persona, que actúa sin entendimiento, razón ni gracia.
“Que lindo ojos tenés - Quiere que te dé un beso?”
~
Conocías a Francisco desde kindergarten, y la verdad es que nunca congeniaron. Desde aquel entonces, sentías que le caías pésimo, y no era para menos. Él siempre se codeaba con los populares y se paseaba con aires de superioridad. Además, compartían el mismo interés por el teatro, lo cual resultaba ser uno de los puntos más irritantes para ti.
Durante los ensayos en la escuela de teatro, Francisco no perdía la oportunidad de soltarte comentarios hirientes: “Eso no es así", "Pelotuda, ¿no te lo estudiaste?", "Boluda, estás re-te mal", "Sos una mierda", "Andate a la mierda", y una lista interminable de despectivos. Era difícil soportar sus constantes críticas y la mirada de desprecio que te lanzaba en cada oportunidad.
Finalmente, llegó el día de tu graduación y decidiste mudarte a vivir a la Ciudad de México, dejando atrás esos incómodos encuentros con Francisco.
Después de varios años, tus amigos te insisten en que veas la película "La Sociedad de la Nieve". Como amante del cine y el teatro, y teniendo conocimiento de la historia del avión uruguayo, decides verla un día con tus amigos. Sin embargo, durante la proyección, algo llama poderosamente tu atención.
Al reconocer a algunos colegas del teatro en la pantalla, te sorprende descubrir que Francisco también forma parte de la película. Al verlo, no puedes contener tu reacción y susurras entre dientes un "concha de tu madre". La expresión de asombro en la cara de tus amigos es inevitable, y te preguntan: "¿Qué pasó?".
No puedes evitar soltar la verdad: "Ese es el pelotudo que arruinó mi carrera en Buenos Aires". La revelación deja a tus amigos boquiabiertos, y a partir de ese momento, la película adquiere un matiz completamente diferente para ti.
Después de un mes, decides regresar a Argentina para visitar a tu familia. Al llegar, te encuentras con un escenario inesperado: Francisco está en la cocina, cocinando con tu mamá. Ella, con una sonrisa en el rostro, te señala y exclama: "Mira, tu amigo de teatro está aquí".
Te quedas atónita, ya que la relación que tenías con Francisco distaba mucho de la amistad. Eran prácticamente enemigos durante tus días de teatro en Buenos Aires. Sin embargo, allí está él, ayudando en la cocina como si fueran los mejores amigos.
Tu madre, notando tu sorpresa, te presenta a Francisco con una alegría contagiosa. Él, con una voz inesperadamente dulce y fresa, te saluda: "(Tu nombre!), tu madre me invitó y, obviamente, no podía decir que no". Su tono amigable y su actitud llena de encanto te desconciertan, ya que no esperabas encontrarte con esta versión de Francisco.
Tu madre te informa que hace falta zanahoria y papas para la comida, y te pide que vayas al supermercado. Lo que más te sorprende en ese momento es escuchar a Francisco decir con una sonrisa: "Bueno, yo también voy contigo".
La idea de ir al supermercado con alguien con quien solías tener una relación conflictiva te resulta extraña, pero decides aceptar su compañía. Te das cuenta de que Francisco ha cambiado mucho desde la última vez que lo viste. Su actitud es relajada y amigable, y se muestra dispuesto a ayudar a elegir las mejores zanahorias y papas.
Mientras caminas para el supermerkado, decides soltar las palabras que hasta hace poco te parecían impensables: "Eh... felicidades, te vi en la película, hermoso de verdad". Francisco te mira con una expresión de sorpresa, pero el sol refleja intensamente en sus ojos verdes, haciéndolos brillar de una manera cautivadora.
Agradecido, Francisco responde con amabilidad: "Gracias. ¿Y vos? Tu madre me contó que haces teatro en México". Hipnotizada por la luminosidad de sus ojos, respondes sin poder evitar mirar hacia abajo: "Bueno, sí, estoy en el teatro y me va tranqui".
Él asiente con interés y suavidad en su tono de voz: "Qué bueno. Siempre fuiste la mejor en el teatro, la verdad es que te envidiaba mucho". De repente, te detienes en medio de la calle, mirándolo en blanco, tratando de procesar esas palabras. La sorpresa y la confusión se reflejan en tu rostro mientras intentas entender la nueva dinámica entre tú y Francisco.
Después lo encarás con una mirada bien intensa y le largás un "¿Posta estás diciendo eso?". Después de un silencio medio incómodo, le soltás un "En serio, che, ¿te olvidaste de todos los insultos que me tirabas cuando éramos pibes?". Francisco tira un "Che, (tu nombre), era un pibe, ni me daba cuenta de lo que decía". Ahí le mandás un "Sos un gil, me terminé mudando a Ciudad de México por tu culpa". Francisco te clava la mirada y suelta un "La verdad, nunca entendí por qué te fuiste". Y vos, con cara de sorpresa, le tirás un "¿Qué no entendés? ¡Me arruinaste la vida con esos comentarios arrogantes que tirabas todos los días, loco!". Te quedás re en shock después de soltar todo eso, dándote cuenta de que sacaste todo lo que tenías adentro y sin tener ni idea de qué va a decir el boludo.
Francisco te sigue mirando con esos ojos como platos y tira un "No sabía que te afectaban tanto, posta". Ahí te quedás mirándolo, medio paralizada, y le soltás un "¡¿Cómo que no sabías?! ¡Me hiciste mierda con tus comentarios, Francisco!". Francisco intenta explicarse, "Es que no lo hacía con mala intención, era joda de pibes". Y vos, caliente, le retrucás, "¿Joda? ¿Te parece joda tener que dejar todo e irme a otro país por tu culpa?".
Él baja la mirada, como sintiéndose culpable, y murmura un "No pensé que lo tomarías tan en serio, boluda". Ahí te explota la paciencia y le decís, "¿En serio? ¿No pensaste que abandonar mi vida acá sería en serio?". Francisco, medio nervioso, trata de justificarse, "Pero mirá, ahora estoy acá, podemos arreglar las cosas". Y vos, sin aflojar, le disparás, "No sé si tiene arreglo, Francisco. Me hiciste pasar por un infierno".
Francisco, sintiendo la incomodidad del momento, decide romper el hielo de alguna manera. Mira las bolsas de supermercado que sostienes con esfuerzo y sin decir una palabra, se acerca y te las quita suavemente de las manos. Lo hace como si de repente se diera cuenta de la carga que llevas.
Te mira con una sonrisa apologeta y te dice, "Che, dejame ayudarte con esto. Parece que están pesadas". Le das una mirada sorprendida, agradecida por el gesto repentino, y asientes. "Gracias, de verdad", le dices genuinamente. En ese momento, entre las bolsas, se crea un pequeño espacio de complicidad, como si ambos recordaran que, a pesar de todo, alguna vez fueron amigos.
*Thanks to my sis por ayudarme a escribirlo! We had fun!!!
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