-Hace días releí un relato de Cortázar que me gustó mucho -continuó Adán-, y hay una frase que hizo que me acordara de cuando fuimos al café: “Ellos iban a bailar, y yo los miraba vivir”. Y me di cuenta de que realmente quiero eso, vivir, bailar, sentir. No quedarme a un lado viendo cómo los demás viven su historia de película, como un mero espectador; yo también quiero una historia. También quiero algo que mire años después y diga "sí, fue una locura, pero valió la pena".
A veces necesitamos nuestras defensas. Otras está claro que las estamos dejando atrás.
Hay algo que estas superando.
Hay algo que esta cambiando sobre tus ideas sobre productividad, tiempo, control y dinero. Tiene que ver con la abundancia, la confianza y vivir con la creencia fundamental de que todo va a salir bien.
Estas listo para ser mucho mas vulnerable y expuesta en la vida. No necesitas ninguna cara social “aceptable”.
Es hora de que sueltes las riendas del autocontrol. Naciste para vivir de una manera mucho mas libre. Atrévete a dejar ir lo que te aprisiona.
Me aburrí de esperar, me aburrí de no ver resultado alguno después de hacer tanto, quiero algo que le de un giro total a mi vida y me enseñe lo bonito que es vivir
En esta vida todo se trata de sensaciones. De sentir, de transmitir.
Es colocar toda tu atención a una pequeña sensación, cómo tus dedos tocar la sábana que te arropa por las noches. El sentir en cálido sabor de una taza de café mañanero. Recibir un abrazo reconfortante, y es tener la sensación de seguridad entre esos brazos amables. Sentir el real sentimiento del amor.
¿Qué sería de la vida sin sensaciones? ¿Cómo sería una persona sin poder percibir nada? Sería un muerto en vida, de esos que llamamos zombies, y creo que es posible que ellos aún sientan, al menos la necesidad de comer.
Seríamos unos desdichados, moribundos queriendo sentir al menos la llenura de alguna actividad, el tacto. Aquellos inválidos tienen aún la suerte de percibir la mitad de las cosas, aún así los entendería. Están perdiéndose la belleza vital de vivir... El sentir, poder transmitir y poder realizar lo que otros tienen en su derecho.
Sin poder diferenciar sentimientos veríamos la vida tan sobria, sin color y fuera cómo un cielo gris sin terminar de estallar en lágrimas.
Dedica un segundo de tu tiempo y detalla fijamente las pequeñas sensaciones que tu cuerpo siente en este momento, toca tus manos y te darás cuenta de cosas que antes ni relevancia tenían. Escucha con detenimiento una canción, la letra y la melodía. Entenderás el arte que se ha ensamblado. Acaricia tu cabello y sentirás tranquilidad en medio del estrés. Respira profundo y te llenarás de vida.
Pequeñas acciones que en sus detalles son admirables, cómo son tan naturales para nosotros pero, de momentos son especiales. Al menos yo, suelo detallar las cosas mínimas y le veo su importancia. La textura de las cosas, la rigurosidad de un material, el olor de algún objeto o persona. Las pequeñas miradas que se encuentran, las risas inconcientes, y entre todo eso se empieza a apreciar la vida.
Aún en el sueño tenemos las sensaciones predeterminadas que es así como se siente tan real. Hay situaciones en donde no distingues la diferencia.
Las mayores sensaciones se acentúan cuando algo fuerte te conmueve. Alguna noticia, un dolor y hasta un mismo desamor.
La vida tiene muchos detalles, entre esos la suerte de sentir, hasta del dolor debemos sentirnos afortunados. Cuando no sientes nada, buscarías hasta el mínimo dolor para sentir que estás con vida. Es un miedo que a todos les alertaría, el no poder sentirse vivos en medio del caos cuando se amerita. Por lo que es admirable todas las sensaciones y la forma de verlas. La curiosidad de sentirlas y la maravilla de poder sentirlas.
Y no quiero hacerte daño, pero si todas mis acciones estuvieran orientadas a cómo te vas a sentir tú resultaría estar viviendo a tu sombra, y yo no quiero eso.