Tumgik
madrecoco · 6 years
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AHSER MADRE Lo más hermoso de la vida. Nos lo dijeron desde que éramos unas piojitas. Hoy, ya madres con peine fino en mano, confirmamos este clishé como una verdad eléctrica que nos navega el alma, las neuronas, la existencia. Todos los días (o casi) existe algún instante paradisíaco. "Tocar el cielo con las manos", otro clisé, nos pasa. El gesto del WE CAN DO IT en nuestro brazo erecto con o sin nubes pomposas. En cualquier época del año: granizo, ola de calor, alerta roja. Sentimos el incomparable logro cotidiano de saber que la criatura está viva. Nosotras también estamos vivas (más que nunca). Se festeja. Es un milagro. Pero ojo con los milagros. La fuerza eléctrica de la creación te puede electrocutar si te le negás un poco. Y existen miles de razones para negarse a esta intensidad. Existe THE DARK SIDE OF THE MOM. Qué disco! El lado oscuro de la luna estuvo presente en 1 de cada 5 hogares en la década del 70 en Londres. La sombra es un éxito cuando se sobrevive a ella. No es fácil. Sabemos que la maternidad es una experiencia irreversible, drástica, devastadora. En el oscuro temblor de la madrugada se nos revelaron unos secretitos grosos: patriarcado, soledad, agotamiento (extenuación mejor dicho), dolor, culpa, impotencia, ganas de huir, de dormir, de huir durmiendo. Qué es dormir sino huir, en fin... Se nos quema la leche. Precisamos ayuda, comprensión, contención. Creemos que es parte esencial de la tarea. Contar con refugios públicos y privados que enaltezcan la experiencia. Sí, la maternidad debe ser enaltecida. Jamás inadvertida. Nos importa hacer las cosas bien y al mismo tiempo nos equivocamos sin cesar. Somos imperfectas. Sin manuales aunque devotas de algunos libros, piques, reflexiones. Tenemos algunas banderas: amor, respeto, libertad. Nuestro mantra? Sin juzgar. Ommmm. Cuando la red aparece hasta la sombra más oscura cobra sentido de grandeza. Este año realizaremos Círculos de Maternidad mensuales con el objetivo de alimentar esta red, habilitando el flujo de nuestra energía creativa. 18/3 - 17 hs en Petit Goumet Montevideo. Valor $1500. Inscripción: [email protected]
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madrecoco · 6 years
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Crescendo
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4 AÑOS DE SEGUIR DICIENDO NO PUEDO CON ESTO Y AL MISMO TIEMPO PODER SENTIR UN PODER INIGUALABLE SABER QUE NADA ES MÁS GRANDE QUE NADA TE MUEVE TANTO EL ALMA QUERER MÁS QUERER HUIR LOGRARLO COLOCAR LA MENTE EN MARTE. ABRIR LOS HUESOS PARIRSE A DIARIO PONER EL CUERPO HACERSE CARGO MIENTRAS EL TIEMPO ARREMETE COMO UNA OLA Y BENDICE LO QUE ARRANCA.
Decido volver a escribir sobre maternidad cuando finalmente se larga la lluvia que advirtieron todos estos días. La pulsión me toma fumando en el balcón, no un pucho, sino el segundo resto consecutivo de colilla de tabaco. Un año más de humo y engaños. Feliz 2018! Ahora se me acabaron las hojillas y no compré porque se supone que el lunes dejo otra vez. Sí, la misma historia hace seis años. Dejo de escribir. Me vence el sueño. Retomo al día siguiente. Hay resistencias, claro. Pero también vuelve ese instante en que se visibiliza la grieta. Cuando la fluidez es desmenuzada y piezas que encuentro no encajan, andan pseudo fulminadas (o fumigadas) por el maravilloso dolor de crecer.
4 años tiene el pibe, ya. Empíricamente demostrado que en vacaciones el ritmo de crecimiento piberil se acelera: explotan los gráficos. Va a tener 7 en marzo. Pero en abril volverá a la normalidad, supongo, espero... Por lo pronto dentro de su menudo y largo cuerpito han ebullido grandes temas de la humanidad: muerte, amistad, educación. Siguen las confesiones encriptadas & trascendentales del tipo "soy el rey de las aguas" y "tengo una luz en la cabeza pero sólo se ve en los espejos". Sobre #educacion sucede que El Niño repite por lo menos 2 veces al día las etapas del proceso educativo. "Mami vos sabes qué viene después de... jardín, escuela, liceo, universidad?" A lo que debo hacerme la boluda (con culpa de aburrimiento, obvio) para que él me lo cuente con su vocecita de poema agudo. "La escueeeela.... El Liceeeeeo... La Universidad... Y después? Y después?. Silencio. Enhebro imágenes mentales de mi futuro en 20 años, con el pelo blanco, escribiendo en el invierno de una playa azul sobre las revelaciones escabrosas de la menopausia. Respondo que después se trabaja, se vive, sé es feliz, o no... pero ojalá que sí. A veces me reprimo la tentación de contarle que uno mismo puede ser su propia Universidad, otras no, se lo digo nomás. Eso + otras barbaridades del mambeante mundo adulto, mientras él escucha con atención y yo me confundo.
Me confundo. Dudo permanentemente sobre las certezas que con él comparto de forma inevitable. Muy a menudo frente a mi niño soy la loca irreverente que suelo ser siempre. La Susan Sontag del barrio que preparando la cocoa se acuerda que se quedó sin leche y llora. Una Sú Giménez cualquiera dentro del ascensor, con los labios pintados de violeta un martes a las 3 de la tarde. Susanita teñida de negro, con historial de abortos y violencia de género. All the Susans around the world, en este mar de dudas, mi amor. Sandra Miahnovich cantando soy lo que soy frente a la cortina del baño (rosada y con moho).
HAGO LO QUE PUEDO. Este argumento es LA MECA. Amarga y endulza al mismo tiempo. Lucho por dejarme en paz pero los pensamientos de ultratumba arremeten en cualquier almuerzo hecho a la ligera y me pregunto en qué escalafón de problemas futuros me estaré metiendo. Qué tan caro le costará identificar y sanar su herida maternal. 
Hacerse amiga de la idea 
de que vas a romperle el corazón.
THIS IS #motherhood 
Mi padre dice que una vez muerto (a los 104 años, estima) quiere ser enterrado junto a sus seres queridos en un mismo predio-panteón. Me lo cuenta tocando a Paco de Lucía en la guitarra. Él cree que el cuerpo lo contiene todo y yo siento que estoy viva por la razón opuesta. Igual nos entendemos. 
Lo anterior es una certeza, como la muerte. La única certeza verdadera para la que no hay respuesta (...) Mi hijo realiza sus planteos ante la #muerte sobre el mantel lleno de migas, mientras la Patrulla Canina le salva la vida a un robot. 
Mientras tanto, en Cerebro Materno Gótico tenemos un psiquisimo amenazado pero al mismo tiempo sonriente, langa, naturalizador. Termina un nuevo capítulo de La Patru y vos ahí, pensando en el “temita del cuerpo”, teniéndole miedo a la muerte. 
Resulta que mi abuela le dijo que su madre (mi bisabuela, no yo) está en las estrellas el niño duda -a diario también- sobre el ciclo de la vida. “Se murió? Pero... Por qué?” interroga, preocupado (lógicamente). Y la verdad: me mata JAJAJA... porque vengo de un hogar donde no está bien visto el rollo este de las estrellas. Educación anti católica, preciosa, pero que se yo... Yo creo en la energía. Y sé que mi abuela también. En una de esas es tal cual el mambo del cielo. Quién puede negar que el cielo es la ventana del Universo? Tendría sentido que sea cierto. Que la abuela Ena siga viva en las estrellas y en nuestro corazón. 
Se enfrían 
los fideos.
Ya vuelvo :) 
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madrecoco · 7 years
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Regalo del Día de la Madre
Me reencontré con "mi" ginecólogo. Después de tres años: el miedo se transformó en Culpa de Ausencia Ante la Moral Ginecológica y por estrategia nomás, supongo, quise volver. Dije "estrategia" como quien elige una forma fría para decir y... No, no es así, este mambo - el de de la Violencia Médica, en particular, la "violencia obstétrica"- ha pasado por todas las temperaturas. Cuando entré al consultorio eran las 16:30 de un jueves tan gris como para reavivar cualquier cicatriz. La operación "Médica Uruguaya: el regreso" había comenzado por la mañana. Primero maduré en la cola para medicina general. Obtuve mi número y leí 354 en vez de 357, por lo que una mujer de campera amarilla me comió entera con mirada china y poderosa. Sin resistencias (supuestamente imperturbable y con escasas expectativas) me hice dueña de mi situación: "Consultorio 38 - Número 86". La espera fue corta y rendidora. Noté un avance tecnológico que me acercó a la Cuestión Poética, porque resulta que hay una pantalla que comunica los números y apellidos elegidos por el instante, en detrimento del -ahora extinguido- grito -siempre ahogado- de la secretaria-enfermera. La doctora que me tocó fue excelente en cuanto a "velocidad" y "amabilidad". Le pedí los pases que necesitaba, tuvimos un diálogo breve y fluido sin mirarnos a los ojos pero sonrientes. Doctora sonriente... Algo anda demasiado bien acá, pensé desconfiando del azar. Saqué la orden para visitar ginecólogo esa misa tarde. No leí la orden. Me fui. Crucé la callé. Entré en otro hospital: EL HOSPITAL BRITÁNICO. Le pregunté a un funcionario por la habitación de mi amiga, me llevó hasta ahí con una sonrisa. Reiterativo el tema de la buena energía, raro. Entré en la habitación, le di los dos libros que elegí especialmente para ella y ella me mostró la carta de comidas con sugerencias del chef. Palabras como "ravioles", "champiñones"... Tremendo. Amé el contraste "paraíso-infernal" como el chiste que es, porque en realidad bien sabemos que es todo lo mismo. Me fui. Leí la orden y era él. El mismísimo. El hombre de la mano que extrajo a mi hijo. El hombre del que escribí mucho en este blog, en el libro. En UN LIBRO preferí escribir mi verdad sobre la experiencia y elegí a conciencia durante todo este tiempo: no volver. No volver ni a él, ni a ningún otro. La palabra "violencia" evolucionando en "vacaciones". Vacaciones ginecológicas. Vacaciones médicas. Consciencia. Labor emocional, miles de recetas para saberme mía. Hasta hoy, hasta este jueves lleno de nubes y tranquilo. Podría no haber ido pero fui. Sonaba justo. Y me moría de ganas de seguir leyendo a Lucía Berlín en la sala de espera mejorada. Aunque no pude leer un carajo. Porque pasaron cosas preciosas de las que ya escribí en otras redes y ahora no importan. Abrí la puerta. Cuando me vio quedó congelado durante unos segundos y su cara me hizo sonreír porque lamentablemente era muy cómica la situación. “Qué te pasó? Te enojaste?” dijo y yo hice un silencio que usé para sentarme y aceptar con firmeza la posibilidad de hablarle directamente a él sobre el dolor, la soledad y la extrema intervención que sentí en toda la experiencia. “No, enojo no. Angustia”. Y cuando quise acordar le estaba hablando de los detalles que me devastaron, de cómo siguió la vida después, de mi trabajo, del libro, del sistema… Si pude hablarle de mi malestar fue porque simplemente él me escuchaba atentamente. Se abrió a mi historia y parecía creerme. No se defendió. Me observó con una humanidad tan lejana a la imagen que seguían mi cabeza de él. Ya no éramos los mismos. No miró el reloj, me dio todo el tiempo necesario. Recordamos juntos el proceso. Me pidió que le mostrara fotos de Vicente y le mostré un videito donde se convierte en Capitán América, también una foto que le saqué el domingo pasado sobre el pasto de Malvín. No me pidió perdón pero me agradeció por las palabras, me dijo que le hacía bien esa devolución para ser más consciente en el trato con los pacientes. La enferma, atenta y entretenida, acotaba y aportaba. Nunca me había sentido así en un consultorio, así del mismo tamaño que soy afuera. Regalo del Día de la Madre: todas las publicaciones de este blog están activas, así como la revolución editorial.
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madrecoco · 7 years
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madrecoco se siente feliz
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Está grande el pibe. Elabora pensamientos propios, toma decisiones y construye relaciones con seres humanos & animales. Pero todavía no dejó los pañales y ocurren diálogos más o menos así: - Qué olor ese culito, eh. - No se dice "culito". Y no es cacá. Es un postre de chocolate. - Callate. Te amo. Llegó el momento de dejar los pañales. Se vienen las vacaciones y además: la actitud viene después del control de esfínteres.
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madrecoco · 8 years
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Madres separadas (o padres separados)
Esto no debería ser noticia para nadie, excepto para los hijos, claro... Lo novedoso cuando de vínculos de pareja se trata son los casos de continuidad en esta era de intensa instantaneidad. Aquellos seres que permanecen bajo el mismo techo más de 7 años ininterrumpidos (con descendencia sobre las almohadas) SE ME CUIDAN, temo que el Ministerio de Cultura y Educación los encierre en una cajita de cristal a modo de comprender cómo y por qué. El deseo se apaga, las diferencias naturales se vuelven irreconciliables. “Diferencias irreconciliables”... Qué término de mierda, qué expresión de causal jurídico que necesitaría de un clown previsto por el Estado para dar vida performática, entre firma y firma, a una letra chica que diga más o menos esto:
Irreconciliables... Ponele que sí, pero la posta es que existen giros imposibles que pueden implicar que la vida vuelva al punto cero de todas las cosas, de todas nuestras verdades, Doctor. Y le digo “Doctor” porque para mí esa palabra no necesariamente es un honor. El triunfo de la disidencia en los progenitores es, muchísimas veces (quizás siempre) un acto de amor. Pero la palabra amor no existe ni el Código Civil ni en la Constitución.
No pasa nada, la tengo tatuada donde más importa. La separación fáctica, en carne y hueso, por lo general es la consecuencia decisiva ante una separación de almas ya instalada: ambigua, dolorosa, silenciosa. Me consta que algunas, algunos, se anclan en este estado durante 1 año, 2 años, 20 años, toda la vida. Y es por eso, además de otras razones solemnes que poco importan, que escribo estas palabras. Es un huevo tomar la decisión, y un huevo de avestruz  todo lo que viene después (la angustia de tu hijo frente a tu jeta: vital de que suceda), es verdad, yo lo viví con una dificultad histórica, no hubo algo más complejo de analizar y accionar en toda mi existencia. Incluso fue más fácil mandar mi vida a la mierda muchos años atrás, fue más fácil reventarme, sufrir, padecer, usar uniforme, decir que sí a trabajos horribles, pegarle a tipos, dejarme basurear por tipos, tomar psicofármacos recetados, tomar psicofármacos sin receta y en abundancia, mentir durante años y un día decir la verdad, enojarme y perdonar, todos los domingos del mundo juntos fueron más sencillos de soportar que el peso de la responsabilidad de legitimar que de aquí en más papá y mamá ya no estarán juntos ni en la cena, ni en los baños, ni de paseo, ya no más. 
Cuando creía haberlo decidido sentía que los consejos eran obligatorios. Entonces mi angustia golpeaba puertas, pesaba 10 kilos menos que ahora y tenía huecos por encima y por debajo de los ojos. Así, con las calzas agujereadas y sin ánimo de coserlas, escuché: “Yo si fuera vos no me separaría”, ¿Estás segura que lo intentaste?”, “Tenés que luchar por tu familia”, “Todos tenemos crisis”, “Aguantá, aguantá...”. Y esto no te lo dicen tus abuelos, es la opinión de gente amiga que se muere de miedo igual que vos y cree que así te cuida. Pero no, nadie te cuida, vos te cuidás. Y los consejos son lo peor que hay. La gente que más amo y admiro en esta vida me ha dado los peores consejos. En cambio las mejores sugerencias han venido en boca de desconocidos en los baños de algunos bares. 
Y como la contradicción es mi bandera vengo a aconsejarte: la intuición (traducida en pálpitos de efervescencia y en incomodidad extrema) es tu única guía. El movimiento de tus tripas mientras la vida sucede es la verdad de la milanga. Pero claro: el mandato patriarcal, el mandato heteronormativo, la opinión del entorno y sobre todo la comodidad: te aquietan, te silencian, te hacen creer que estás loquita mami KOMO VAS A ROMPER LA FAMILIA. No, tu distancia es cosa seria, es sagrada, atendela, te juro que existe porque merecés estar en paz con vos misma. Y la familia es un concepto sociológico que hace décadas dejó de comer la pastilla de los Ingalds. Familia son dos personas o + amándose incondicionalmente. Mis amigos son mi familia. Mi hijo es mi familia. El padre de mi hijo, aunque no estemos juntos, es mi familia. 
Yo no tenía idea cómo carajo iba a hacer. No tenía trabajo. No tenía ahorros. No tenía casa. Ni plantas tenía. Sólo un profundo deseo de coherencia (hoy es todo contradicción, nuevamente, gracias a la virgen santa). Ya había tomado la decisión cuando escuché por primera vez “¿Cómo pensás hacer? En los hechos: ¿Cómo pensás hacer?”. Temblé, no tuve respuesta, realmente no sabía cómo me las iba a arreglar. Me separé invadida por el miedo y la duda de si la calidad de vida de mi hijo empeoraría. Me separé incluso dudando sobre qué tanto podría estar con él como yo lo desearía. Fueron largos días de pasitos cortos, mirando el piso, sin poder comer. Dije y me desdije. Hasta dos días antes de mi cumpleaños, en la cúspide del calor, finalmente no hubo marcha atrás. Recuerdo una noche entera abrazada a mi hijo, ambos en posición fetal, concentrada en imaginar todo lo que había arriba de nuestro techo: diez pisos de edificio y luego el cielo: infinito. Cielo, sí, nosotros somos amigos del cielo, amamos el cielo. Me repetía un mantra inventado para aliviar el miedo, la angustia feroz.
Y el cielo llegó, se abrió, nos abrazó. Encontré el trabajo de mis sueños. Me apasioné. Me independicé. Leí, escribí, investigué, me obsesioné. Dar, dar, dar. Voy a darle mi amor a otros que lo necesiten. Voy a profesionalizar el mambo. Voy a ayudar. Puedo hacerlo. Lo merezco. Confió en mí y confío en el poder revolucionario de la humanidad. No me voy a aplastar ni un día más. 1 día: 1 vida. Desde el día de la separación hasta hoy trabajo todos los días, no hay descanso, y sin embargo: todo es felicidad. No llevo a mi hijo al control pediátrico desde hace demasiados meses, pero está sano, más sano que nunca.
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madrecoco · 8 years
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NUESTRO REGALO DEL DÍA DEL NIÑO
Ayer, a eso de las 22 horas, alguien me dijo "que tu niño tenga mañana un muy feliz día" y yo enloquecí. Un poquito, por dentro, pero enloquecí. "Mañana es el día del niño? No es el otro?" dije y me fui a dormir. Lo había olvidado por completo, no tenía para él ni regalos, ni grandes planes. Estoy hasta la re contra mil manija entre trabajo y maternidad. Activada en un 800%. Feliz y agradecida. Pero hay ratitos, poco frecuentes y de corta duración, en los que siento que voy a explotar. Literalmente. Que mis pedazos pueden quedar desparramados entre el desorden de ropa y juguetes. Pero como no tengo quien limpie ese desorden, y tampoco quiero encargárselo a mi hijo, me mantengo en pie. Simbólicamente. Porque esos ratitos se viven sentada o acostada. Entonces fugo y me olvido. Me olvido de cosas importantes, como el Día del Niño, colgar un lavado y/o limpiar la mierda del gato-gata. Y me culpo pero no lo suficiente como para caer rendida entre las sábanas (simbólico: no estoy usando sábana de arriba - para otro capítulo). Por supuesto, el primer pensamiento de la mañana de lo dedico enterito a este olvido, y desde la cama con esa energía, agarro el celular para chequear la hora y compruebo que está muerto. Épocas de no tener tiempo para el humor negro. Mi celular se cansó de luchar y esta mañana falleció, definitivamente, por ahora. Listo, a la lista de carencias, sumamos INCOMUNICACIÓN. Mala madre, mala. Poco antes del mediodía llega la mejor madre de todas, la mía, con sus regalos para el botija. Y sin que nos diéramos cuenta, el día helado y brillante desde la ventana nos invitó a salir de casa. Fuimos al Parque Rodó y antes de llegar, sólo por un momento, pensé en mi trabajo porque esta semana está dominado por la palabra NOSTALGIA. Y a veces el sentido de las cosas entre sí es tan estremecedor. Una vez ahí adentro, nos encontramos con una cuerda de tambores formados en círculo. Las bailarinas regalaban caramelos y un souvenir a los niños. Nos sentamos en el cordón para verlos y allí pasamos contemplando en silencio la escena un buena rato, quizás media hora, hasta que un niño se me acercó para decirme "mirá que al lado del castillo hay juegos inflables, hay uno que es sólo para bebés". Seguimos su consejo hasta encontrarnos con los castillos de colores que estaban precisamente pegados al castillo real. Vicente se subió al de "bebés" y no paró de saltar y sonreír durante otra media hora, quizás más. Mientras veía sus rulos rebotar contra las paredes y el piso me di cuenta que la escena era por demás fotogénica pero yo no tenía posibilidad de sacar fotos. Vi a las madres y abuelas que me rodeaban pronunciar insistentemente el nombre de sus chicos con la esperanza de que al menos el azar los hiciera mirar a cámara. Y de repente, me sentí libre. Comimos panchos y antes de irnos jugamos con objetos que no éramos capaces de nombrar. Ese fue nuestro regalo compartido: consecuencia de la desprolijidad y el cansancio, aunque también de la conexión. Feliz día niño de todos los tiempos! Deseo profundamente que todos los adultos nos permitamos aprender siempre de vos, llevarte hasta el último día a nuestro lado con agradecimiento y amor.
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madrecoco · 8 years
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¿Virginia Woolf o la Gallina Turuleca?
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Si Nietzche viviera en un mundo como el de hoy, donde las mujeres podemos ser tenidas en cuenta a la hora de PENSAR... Si hubiera llegado a ver de cerca (despierto, vivo) las consecuencias de la revolución feminista (bastante outsider, por cierto, todavía) no creo que tuviera alguna duda en regalar cientos de hojas de libreta a una kind of Super Mujer... Y si yo pudiese ser su sirvienta a la hora de escoger un nombre para ella, le diría -sirviéndole café verde-:   “Fred, llamémosle VIRGINIA WOLSH... Algo así como una señora madre que integre una auténtica lucha social (feminismo o libertinaje) y al mismo tiempo estimule el juego constante, deliberado, en sus chiquitos; y/o el punk altruista de los grandecitos.”
OJO,
Esta integración de poderes no es cosa sencilla, esto de ocuparse del mundo y ejercer la tarea, como dos pulsiones de movimiento dentro de un mismo cuerpo: ta divino pero cuidado que MAREO MAREO. A ver, llegás de laburar intenso, o de laburar tranquilaza mirando el techo... Llegás de tomar un café con un amigo en el bar de siempre, o en un bar nuevo -de medialunas rancias y placer de choborras auténticos-. Como sea, llegás a tu casa y abandonás “el mundo”, esa cosa que siendo mami de un pibe de 2 pirulos y medio por lo general te sigue pareciendo algo bastante AJENO. Entrás en TU MUNDO, el postalina, el que sin vos la queda: home. Y desplegás “la batería” sobre el piso de madera mal barrido, tampoco es que te eches al cien la culpa de la mugre porque QUÉ LO TIRÓ COMO SE JUNTA MIGUERÍO! La batería consta de tres baldes: el de colgar la ropa -azul-, el de lavar el piso -negro- y el de la playa -verdecito chuminga- + colador de acero y ollita del medio. Preparamos el chow de la manito, hasta que él me suelta y sentencia “vos la guitara, yo la batería”. Agarro el ukele, o lo que queda de él mejor dicho, observa cómo me dispongo a seguirlo y le vienen ganas de cambiar de instrumento. Culo veo culo quiero como modo de vida, mi amor. Finalmente termino yo a cargo de la batería de baldes & ollas, agarro “el palo” construido a base de percha heredada y cuando él da la orden “Un, dó, tré, CUA!”, me entrego al: PUMPUMPÁPUMPUMPÁTOC TOCTOCPSHPSHPAHTAPTAPTOPPACPACPUMPUMPÁ y así. Cuando quiero acordar hace como tres minutos que le estoy pegando a la olla con una fuerza que evidentemente me habla de unos demonios insignificantes pero pegajosos que necesito soltar. Entonces sigo el juego consciente de la maravillosa posibilidad de la descarga: PUMMMMMMM AGGGGGGGG TOMAAAAAAAAAAAÁ! Al punto que él ya quiere cambiar de juego y a mí la verdad no me jodería seguir pegándole al piso con la percha hasta la medianoche.
Pero ya sabemos como es esto: el pibe tiene que comer, hay que cocinar, juntar los baldes, poner algún videito para entretenerlo (¡¿o anteseciarlo?!). La cosa es que pide por la Gallina Turuleca, solicitud que me sorprende (no puedo asegurar que sea gratamente) y ta, ponemos el video animado del viejo cantando mientras se sucede la representación del... DRAMA. Por primera vez me detengo ante la canción, la letra, el universo gallinaturuluquero:
Yo conozco una vecina que ha comprado una gallina que parece una sardina enlatada. Tiene las patas de alambre porque pasa mucha hambre y la pobre está todita deplumada. Pone huevos en la sala y también en la cocina pero nunca los pone en el corral. La Gallina! Turuleca! es un caso singular. La Gallina!! Turuleca! está loca de verdad.
Inmediatamente pienso en Virginia Woolf. O sea, ¿Qué es este acoso y burla social hacia la gallina? ¿Por qué la tratan como loca? ¿Por qué enloqueció? ¿Qué sabe de LOCURA un viejo llamado Miliki? (QEPD). Angustia por el ave disidente, realmente no puedo dejar de pensar en Virginia, incluso en Delmira Agustini, mujeres tratadas por locas, mujeres locas al fin pero ¿POR QUÉ? Por un sinfín de razones, Miliki, vamo arriba. No me parece muy de “viejito que ama los niños” reírse de su locura, de su confusión. LA GALLINA TURULECA ES UNA VÍCITIMA MÁS DEL SISTEMA PATRIARCAL! Mi estupidez me lleva, obviamente, a googlear QUÉ TIPO DE ANIMAL ES LA GALLINA y rápidamente me encuentro con esto: “Las gallinas y los pollos son animales sensibles e inteligentes, además de muy sociables, individuos a quienes les gusta pasar el día limpiándose y acicalando sus plumas, picoteando, tomando sol o dándose baños de arena. Las gallinas son aves naturalmente gregarias, que han perdido la facultad del vuelo debido a la selección artificial del ser humano.” Ah listo, si tenía dudas de que esto era ALTO BULLYING acabo de confirmarlo, miserable. A su vez la tipa, que pone huevos en cualquier lado y no puede llegar a poner 10, está claramente en contra del mandato maternal, y eso está muy bien Miliki, dejala en paz! Bueno, él mismo dice en la canción “déjala a la pobrecita, déjala...” Pero yo lo que digo es QUE ALGUIEN PARE DE COBRAR DERECHOS DE AUTOR POR ESTA CANCIÓN DE MIERDA.
Ta, no, cualquiera. Vicente la canta fascinado, yo tengo que trozar la calabaza, y por suerte cortar comidita cada vez más se parece a golpear tambores, baldes, incluso a mi fantasía añeja de romper platos: calma. Nada, todo esto viene a que realmente es increíble que alguien piense que ser madre es pasar la vida cambiando pañales en una anulación constante del Yo: es el pleno reencuentro con el mundo, y en ese sentido con vos, ya sea a través del descanso activo del juego, como en la revelación de lo máximo de su crudeza, y por lo general, claro: en la evidencia y triunfo de su belleza.
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madrecoco · 8 years
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Smoking Fever (el dengue son las madres)
La noche que terminé llorando de emoción en el sillón de casa con la doctora.
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"La energía de la presa": Obsesión del último tiempo, convicción fundada tanto en el síntoma destructor, como en la salud armónica, de esta madre intensa. Cuando atendemos la posibilidad del terror (ya sea: dengue, zika, robo y/o balazo) nos acercamos a ella, encendemos su existencia y dependiendo del grado de persistencia neuronal que tenga este "miedo", es posible que...voliá: suceda. Más básico echale RAID. El día siempre está lindo para recordar que todo, todito en esta vida, es una decisión. ¿Con esto quiero decir que es posible evitar el ingreso de la sintomatología del momento a tu lomo de bicho atrapado? No mamucha! Ni la enfermedad de moda, ni la ancestral, podrá ser evitada por más autoconsciencia galopante que tengamos de nosotras mismas (ah sí, me pintó no generalizar más en masculino, ya se me pasa). Esta actitud, la de considerarse una unidad psicobiológica, puede darte mucha luz, mucha vida, pero también: te estimula tanto la nausea hacia el sistema médico que quizás no estés muy al día con el carnet de salud, con los chequeos médicos, de repente ni con la cuota, que se yo.. Te podés ir a la mierda. Pero por suerte la vida misma sigue activa cuál película de Clint Eastwood (”la vida debería ser cine independiente en tierras comerciales” dijo nadie nunca) y pasan estas cosas:
Mi madre me mandó un audio por whastapp de un señor, un conocido de un amigo de otro amigo suyo, que alertaba sobre la inminente llegada de LAEPIDEMIA. Según el tipo (que con la pasión que le ponía al discurso parecía un un biólogo de antenas G3) habrían 10 MIL CASOS DE DENGUE en el país (o en la ciudad, ya no recuerdo). Nos pedía que estuviéramos las 24hs con repelente y "por favor no sacar los chiquilines a la calle". Pedía también mosquitero, y mientras lo escuchaba se me dio por mirar la reja con languidez. Contaba además que "una primera picadura si te agarra fuerte no pasa nada, pero la segunda te mata". A todo eso: mi hijo cantaba "Mambo Congrí", una canción cubana sobre los frijoles colorados, el ají, la cebolla morada.. Un videito que transcurre en una cocina, bah un croma, donde varios niños tocan instrumentos que son utensilios de cocina, y una cocinera blanca pintada de negro, prepara el típico plato isleño. Seguro que ellos lidian no con 1 sino con 347 tipos de mosquitos peligrosos, y con tipos peligrosos, pero.. Mi enano de alma afro y rulos rubios, tan delicadito, tan sangre fresca, tan sangre promesa de un mundo nuevo... ¿Cómo impido yo que esa antena de trompa que tienen los hijos de puta se incruste en su piel y suceda el horror? Ommm... Energía de la presa no, somos energía de depredador, actitud positiva, actitud positiva, amor es todo lo que hay, esta realidad construida por los media es una fantasía, la normalidad es una fantasía, ay.. Me bajó la presión un poco, me arden los ojos, y qué chiquitos que los tengo por cierto. Momento! Cachetes colorados, cuello sudado, dolor muscular en toda la espalda y rápidamente en todo el cuerpo.. Oh no, un pequeño temblor. ¿Frío o calor? Me tomo la fiebre y el termómetro indica 37,6 - NO ME DIGAN QUE MENOS DE 38 NO ES FIEBRE porque yo a partir de los 37 y medio ya tengo la percepción absolutamente afectada, ando flojita, pinchuda, ardida (la temperatura normal del cuerpo es 36,7, y en mi caso sospecho que 35). En fin tengo los síntomas del dengue, tengo dengue, por supuesto que tengo dengue. Mando audio a mis amigas contando del ataque hipocondríaco, recibo bromas y reflexiones de todo tipo, pero la fiebre no baja. Llamo al SEMM, Vicente baila "Mambo Congrí" por decimoquinta vez. Mala madre, mala madre, mala madre. Decido jugar a pleno hasta que venga el doc, pero pasa media hora, una hora, casi dos y nada. "Nos vamos a acostar, mi amor, venipacá". Me tomo dos pastillas de ibuprofeno, enchufo la tableta de los mosquitos, prendo el ventilador, me saco el soutien y TOC TOC.. Voy o no voy? "Mamá quién es? Mamá abrí la puerta. Abrí mamá" BOEEEE... “Es la doctora que va a controlar a mamá, vos quedate acá, sí?” Le abro, es una mujer de unos cuarenta años, muy rubia, de ojitos negros diminutos, cachetes colorados también. La hago pasar y nos sentamos en el sillón mientras yo le hablo a Vicente que quedó expectante en mi cama: "Vicente la doctora va a revisar a mamá y le va a sacar la fiebre. ¿Vos querés venir y acompañar a mamá? ¿Querés conocer a la doctora?". "Sí, voy" dice el adulto de 28 meses. 
Empiezo a contarle mi síntoma, me hace preguntas y aparece Vicente por el pasillo: "Yo tambén teno fere" y se sube al sillón sentándose en el hueco mínimo que había entre mi cuerpo afiebrado y el posabrazos. "No mi amor, tú estás perfecto, sólo mamá tiene un poquito, muy poquito de fiebre" KE GANAS DE DECIRTE QUE TENGO DENGUE Y QUE ME ABRACES MIENTRAS LLORO POR TODOS MIS ASUNTOS POSTERGADOS. La doctora sonríe y el enano sentencia "Todos tenemos fere" y sigue "Yo te cuido, mamá. Te estoy cuidando". AGGGGH! "Sí amor, me estás cuidando como nadie, hermoso, te amo, ta? Ahora dejemos que la doctora revise a mamá". La doctora, que ya había dejado de mirar la hoja hace un rato, se apoya de espalda entera en el sillón y me pregunta qué edad tiene mi hijo. "2 años y cuatro meses?”. “No puedo creer". "Se me fue un poco la mano con la estimulación, no?" Respondo muerta de orgullo, a lo que ella dice: "Veo niños todo el tiempo, veo padres todo el tiempo, no te hacés una idea lo sano y feliz que es tu hijo. Es especial, me di cuenta apenas lo vi. Te felicito, estás haciendo un gran trabajo" ME PONGO A LLORAR ante sus palabras, lógicamente, porque este post podría contar otras cosas, podría hablar de auténticos dramas que estamos viviendo además de una paranoia pseudosimpática ante el dengue, pero no, lo que sí subrayo con MARCADOR DEL CARO es que esas palabras cayeron en un momento de vulnerabilidad máxima, de culpa, cuestionamiento, miedo (las verdades de la fiebre)... y fueron simplemente perfectas, lo que necesitaba escuchar, un "vamos bien" antes de arrancar la semana, en boca de una desconocida vestida con túnica blanca y estetoscopio cruzado al cuello en el sillón de mi casa. Desde esa frase nos ponemos a hablar de estimulación, de emociones, de amor, también de violencia, de la violencia doméstica, de violencia obstétrica: "es lo que nos toca por ser mujeres" dijo ella con una credibilidad y resignación que otra vez se empañaron los lentes. A todo eso, Vicente (estimuladito pero con un sobregire del carajo) agarró el tambor, se lo colgó, y empezó a cantar, pidiéndome que lo siga, el himno del cuadro de Basket de la casa: "Yo te daré, te daré niña hermosa, te daré una cosa, una cosa que empieza con A: ATENAS!" Era muy gracioso realmente, sin embargo cuando miro a la doctora veo que estaba con los ojos cargados de agua: "es muy emocionante ver a este niño, de verdad, tenés una bendición por el resto de tu vida con este personaje"... LISTO, ABRAZO A LA DOCTORA Y LLORAMOS LAS DOS JUNTAS EN EL SILLÓN NEGRO, SUCIO CON SOPA Y TIERRA, DE CASA. En un momento, con la voz quebrada le digo "che, yo escribí un libro inspirada en todas estas cosas, una pavada, pero me gustaría regalártelo y fui a la biblioteca, agarré 1 de los 2 libros de madrecoco que me quedan y se lo di. Me pidió que se lo firmara y eso hice, también le dejé mi celular anotado en la última página, de locos. Nos despedimos en la puerta con visibles ganas de quedarnos tomando un trago fuerte, de poner música, esas cosas.. Pero bueno, no daba para tanto. Nos dijimos "Gracias" con mucha emoción, le abrí la puerta y salió.
En cuanto mi síntoma, la doctora me alertó que al tercer día con fiebre vaya a la emergencia para que me hagan el examen del dengue y todos los bichos mejor rankeados en cuanto a presencia colonizadora. Ayer fui, porque no baja la señorita, pero no tengo dengue, no tengo mononucleosis, no tengo nada, simplemente estoy viva.
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madrecoco · 8 years
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The New Worries
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Recuerdo cuando el enano era enano realmente, cuando era un bebito demandando todo de mí para simplemente SER. Recuerdo claramente cómo la entrega física era un hecho antecedido por mis cuestionamientos. Yo le ofrecía mi cuerpo entero, desacomodado pero capaz de llevar adelante un tambo humano, para su entera disposición, como trofeo, como juego, como alimento. Pero entre ofrenda y ofrenda me hacía unos segunditos para contemplar la grositud del asunto de la entrega, y pensaba, dando vida al clásico monólogo adentroparlante:
"No puede existir demanda más grande, más urgente, que esta. O sea: no duermo, apenas te como, mis necesidades biológicas se evacúan con pibito enroscado en alguna parte del cuerpo... No me preguntes cómo pero suelo barrer 1 vez por día, lavo el 43% de los platos, si me encuentro con alguien conocido en la calle lo saludo, sonrío, puedo incluso elaborar una argumentación narrativa y hasta hacer un chiste. No me saco el esmalte de las uñas desde hace 7 semanas y si nadie se ríe de mis chistes no me importa, posta, sigo en pie. No debe existir algo más altruista que el trabajo de una madre en los primeros meses de vida del botija. ¿Qué puede preocuparnos más que una salud impecable desglosada en buenas dosis de alimento, abrigo, mimo y sueño?...”
¡Cómo voy a descansar a medida que se acreciente su independencia! pensaba por aquella época, a pura piel y hueso. Bueno, ¿Saben qué? MINGA, MINGA, RE CONTRA MIL MINGA. Las nuevas preocupaciones encuentran a este cuerpo bastante más repuesto, con uñas limpias y pelo un poco más hidratado. Me asaltan con 8 horas de sueño ininterrumpido, con la libertad de poder cocinar mientras el pibe juega a que prepara tallarines. No, no he vuelto a hacer tallarines caseros desde 2007, pero tengo tiempo, mucho más tiempo en comparación con el pasado reciente. Lo que me preocupa ahora, me deja caminar, actuar, como si realmente no me preocupara. And The New Worries are:
- Que el pibe vaya calando mis peores defectos, a saber: despiste extremo, idealismo exacerbado, inestabilidad emocional, inestabilidad laboral, inestabilidad ancestral, ansiedad... Y que esto derive en (abrimos siguiente ítem):
- Desilusión ante su propia madre. Necesaria claro, urge el desencanto ante nuestros padres, pero ¿Si sucede ahora, ya? ¿Si esa cara que me pone es porque el tipo ya sabe que soy una loca de mierda?
- Flaqueo momentáneo del activismo musical - artístico como educación potable para mi hijo, en detrimento de los “ritmos bebizados” + Peppa Pig y toda la ganzada esa (dijera Luquitas, de 8). Un día dejó de escuchar las melodías campanita para explorar a David Bowie, Freddie Mercury, los Rolling, también El Gucci, El Reja, la comparsa del barrio, los singles de Sapolio, Ultrawash, ETC... ¿Qué pasa si descubre tempranamente el potencial revolucionario del arte y la publicidad? ¿Hay chances de estar despertando un monstruo, doctor?
- (ACÁ THE WORST) Mis decisiones, doctor, mis decisiones. Me doy cuenta en cuerpo y alma cuánto afectan a su destino mis decisiones, mis omisiones, mi temblor, mis fantasías, mis proyecciones.. Es como que ya lo veo en el diván que va a ocupar en un 10 o 20 años (quizás menos, QUIZÁS MUCHO MENOS DOCTOR), y es como verle la cara al terapeuta, la cara de aprobación, de entendimiento, ante las eventuales miserias de mi hijo... Cuando se ponga a contarle, entre otras cosas, que un 2 de febrero de 2016 fuimos juntos a ofrendarle fotos y pinturas a Iemanjá en la Playa Ramírez, que nos quedamos sentados en la arena jugando con velas encendidas, entre la multitud border que daba vida al ritual <3
Y con este combo de preocupaciones nuevas salís rumbo a un cumpleaños familiar. Llegás y el nene se te pone a correr, a bailar, a tocar el tambor. Se sobregira por completo activando el esplendor de sus potencialidades. Y los invitados se derriten con él, le alimentan la fiesta, pero vos mami: estás un poco preocupada porque todavía no cenó y probablemente no se le ocurra hacerlo, capaz un poco de torta al final, pero bueno... 1 vez, no pasa nada. Ves cómo brilla ante el resto y pensás en la vuelta en taxi, en que si se duerme te vas a quedar sin lavarle los dientes, pero bueno... 1 vez. Y a la medianoche te tomás ese taxi, compartís viaje con una amiga de la tía, se te duerme el pibe, sí. Pero antes de bajar, la señora te agarra el brazo con el que agarrás nene y mochila, y te dice: “Te felicito, te felicito de todo corazón por el hijo que tenés, sin duda hay una gran mamá detrás de este niño”. Y así es que los ojitos se te humedecen, un orgullo galopante te abraza toda entera y entrás a casa sonriente olvidando por completo todas (TODAS) las preocupaciones.
Ya sabemos que no somos perfect@s, no queremos ser perfect@s, no existe ser perfect@s. Pero la lucha es diaria, eterna. Brindo (con vino de caja) por esa lucha, la de aceptarnos, la de ser nosotr@s mismos, como motor en la crianza de nuestros hijos.
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madrecoco · 8 years
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Madrecoco es un libro, mamá!
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La verdad no encuentro explicación lógica para la demora que me llevó poder comunicar esta noticia en el lugar de origen, en el blog, la verdadera casita. Necesité una pausa estructural para repensar el destino de este lugar, ahora que logró cumplir un gran sueño: la publicación de mi primer libro. El libro se lanzó el 11 de octubre de 2015, un día antes del cumpleaños número 2 de Vicente, en el marco de la Feria Internacional del Libro en la Intendencia de Montevideo: más mágico no se podía. Madrecoco en papel resume el impacto de pasar de ser una persona a ser una madre, shock puerperal que en mi caso duró dos años (y sigue dando algún que otro coletazo). Contiene bastante material inédito y exclusivo, sobre: sexualidad, cesárea, pareja + una "Intro al todo" y una "Pseudo conclusión". Todo, como siempre, desde la individualidad máxima de mi experiencia, nunca escribiendo sobre "temas". La editorial es Estuario, de una calidad y buen gusto que me tiene enamorada. Tiene ilustraciones dentro de un acierto y toque vintage adorables, realizadas  por Lucía Boiani. El arte de tapa es obra de mi amiga Cecilia Rodríguez - genia del diseño, fotografía e ilustración - actualmente radicada en Valencia. Apenas le comuniqué mi deseo de que fuera ella quien diera imagen a la tapa del libro, compartió conmigo la historia de la "Femme Avocat", nuestra señorita modelo de la que escribiré en una nueva entrada. Para compensar el delay, vengo con una noticia hermosa. El libro se vendió como pan caliente y nos fue tan bien que.. EN POCOS DÍAS HABRÁ SEGUNDA EDICIÓN DE MADRECOCO! Pd: El tiempo para pensar trajo una seguridad: ni loca me voy de acá, queda #madrecoco para rato. ❤️
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madrecoco · 8 years
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Mentir magia
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"Los camellos van a bajar desde el cielo despacito" le dije luego de ubicar los baldes de pasto y agua en el medio del patio. Se quedó mirando las nubes con toda su carita, y yo seguí explicando que "van a estar re contentos y agradecidos con el alimento" porque fijate que “vienen desde muy lejos", y llegué incluso a mencionar "LA ESTRELLA DE BELÉN". Terminé de decirlo y me escuché cual testigo de mi misma... E inmediatamente me bajó un recuerdo de la época insomezquizoide en que escuchaba AM a diario, toda la noche (AM's católicas, agrarias, místicas, lo que venga). El recuerdo: Un single radial donde un coro campanita cantaba "Es la estresha de Beleeeen, de Beleeeen",  Y así es que la pregunta de "¿Qué carajo estoy haciendo?" me invita a silenciarme ante el tema y buscar un juego nuevo.
Pero por supuesto que al otro día, coloqué los paquetitos en los zapatos, tiré "el alimento" y lo desperté con la ilusión en llamas. Como siempre, se copó con el regalo más barato y lo que le pareció más divertido fue tirar los papeles en la basura.
Y nuevamente, la pregunta: Más allá de las creencias ¿Está "bien" meterle a los pibes todo este cuento, mentirles, para ilusionarlos? Ojo que me lo cuestiono desde mi historial como niña enamorada de Papá Noel, eh. El gordo fue lo más parecido a un Dios que sentí jamás. Sigo teniendo el registro de aquella devoción, y del placer, que me producía escribirle cartas, honrarlo a través del armado del arbolito (siempre de pino auténtico y con chirimbolos de vidrio) y salir en su búsqueda por la noche del ansiado día junto a los integrantes de la familia. Los regalos significaban apenas la punta del iceberg en el ritual de la invocación, lo importante era lo otro, eso y el comercial de Coca Cola (el de los camiones). El gordo era una inyección densa de amor, disparó mi idealismo e ingenuidad a la mierda, y eso está bien.
Pero lo que también recuerdo es el desmoronamiento de la ilusión. Aquella tarde post navideña con el vecino, cuando jugábamos a no sé qué, en el terreno baldío que había en el fondo de nuestras casas. Teníamos 7 años. Él estaba recostado sobre el pasto y dijo "¿Cómo vas a creer en Papá Noel? ¿Sos boba? Son los padres, mija". Yo estaba parada sosteniendo la bici, me tragué la bola de llanto amargo y salí corriendo directo al cuarto. Me tiré en la cama y el duelo duró toda la noche. Tengo idea de estar mirando la pared como imaginando el cielo, recordando las imágenes que yo había construido sobre mi Dios. El polo norte, la fábrica, los renos, todo eso. No me entraba en la cabeza cómo era posible que ya no fuese cierto. En algún momento pensé que la fuerza de mi creencia era más fuerte que la verdad develada, y que eso, podía significar que quizás Papá Noel existiera en alguna otra parte, o dimensión paralela, y que yo podría  emprender la aventura de averiguarlo. Desistí esa misma noche e increpé a mi madre, por supuesto, pero no recuerdo nada de ese diálogo. Sólo tengo registro de la desolación.
De repente ese dolor era necesario en algún punto, o sirvió como previa de aguante a lo que vino tiempo después, la adolescencia. Pero ¿Y si no? ¿Si el efecto fue el contrario... Si ese gordo hijo de puta asomó la hilacha cada vez que me expuse a la traición, o a la indiferencia, y lloré así de igual como aquella vez, en que el sádico del vecino de turno me arruinó el cuento sin magia ni poesía alguna..? ¿Eh? ¿Qué si Papá Noel me convirtió en esta potencial consumidora compulsiva de ropa, chocolate y humo importado? ¿Qué tal si este "abandono" me obligó a sentir la necesidad de la proximidad masculina y enlenteció mi emancipación femenina? AHHH!
Todavía Naty Oreiro sale a decir que a Merlín le hace "regalos simbólicos" para que entienda el "verdadero valor" de las fiestas: el amor, la familia, el agradecimiento. Le hace dibujitos, manualidades, esas cosas. La amo, la amo tanto, pero claro.. Como ella es una reina puede hacerlo. Quiro creer que ningún abuelo, tío, primo se va a ofender con la medida porque ES FUCKING NATALIA OREIRO, macho, tiene razón.
Justo ayer una amiga me contó un dato de su vida que curiosamente yo desconocía: jamás creyó en Navidad, Reyes, Ratón Pérez, nada. Sus padres, profesionales de izquierda claro está, decidieron transitar junto a sus hijas el camino de la verdad. Suena lindo y progre pero un poco de lástima te da... A lo mejor la ausencia de esa ilusión estimula cierta desesperanza, o cierto realismo al pedo cuando de vivir con ganas se trata.
No sé, no hay remate, no hay certezas. Brindemos che, felicidades!
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madrecoco · 8 years
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#madrecoco es un libro! Y la verdad no encuentro explicación lógica para la demora que me llevó poder comunicar esta noticia en el lugar de origen, en el blog, la verdadera casita. Necesité una pausa estructural para repensar el destino de este lugar, ahora que logró cumplir un gran sueño: la publicación de mi primer libro. El libro se lanzó el 11 de octubre de 2015, un día antes del cumpleaños número 2 de Vicente, en el marco de la Feria Internacional del Libro en la Intendencia de Montevideo: más mágico no se podía. Madrecoco en papel resume el impacto de pasar de ser una persona a ser una madre, shock puerperal que en mi caso duró dos años (y sigue dando algún que otro coletazo). Contiene bastante material inédito y exclusivo, sobre: sexualidad, cesárea, pareja + una "Intro al todo" y una "Pseudo conclusión". Todo, como siempre, desde la individualidad máxima de mi experiencia, nunca escribiendo sobre "temas". La editorial es Estuario, de una calidad y buen gusto que me tiene enamorada. Tiene ilustraciones dentro de un acierto y toque vintage adorables, realizadas por Lucía Boiani. El arte de tapa es obra de mi amiga Cecilia Rodríguez - genia del diseño, fotografía e ilustración - actualmente radicada en Valencia. Apenas le comuniqué mi deseo de que fuera ella quien diera imagen a la tapa del libro, compartió conmigo la historia de la "Femme Avocat", nuestra señorita modelo de la que escribiré en una nueva entrada. Para compensar el delay, vengo con una noticia hermosa. El libro se vendió como pan caliente y nos fue tan bien que.. EN POCOS DÍAS HABRÁ SEGUNDA EDICIÓN DE MADRECOCO! Pd: El tiempo para pensar trajo una seguridad: ni loca me voy de acá, queda #madrecoco para rato. ❤️
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madrecoco · 9 years
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Hi Feminist
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Salgo entusiasmadísima hacia el kiosko, son tres cuadras en las que no tengo ningún reparo por disimular la sonrisa, porque además de la inminente adquisición, es invierno y hace calor, hecho que puede dañarme cósmicamente pero sólo al prolongarse durante una semana. Hoy es el primer día del Veranillo de San Juan y está todo más que bien. El kiosco está pegado a una florería callejera, es un punto muy alto del barrio cuando se trata de dar rienda suelta a la curiosidad. El florero (¿O florista?) es un señor muy intenso, un transgresor de la interacción al que es difícil resistirse en la búsqueda de diálogo. El tipo inventa los nombres de las flores, descaradamente. Cuando compro siempre elijo las mismas aunque podría dedicarme a preguntarle cómo se llaman las otras, es una buena alterativa a drograrse: hablar con el florista (¿O florero?) sobre flores con nombres inventados, excelentes por cierto. “Cosmos” se llaman mis favoritas, una especie de Margarita con feminidad explotada, las tenemos en sus versiones Rosa Perla o Tokio Coral. A lo que iba, comprarme la última edición de mi revista favorita de la ciudad que luce como portada el rostro de la comediante más genia del condado subjetivista, imperdible. Para devorarla debo esperar el ingreso de mi hijo al jardín y entregar la lectura a mi pequeño universo de libertad: la media tarde. Feminista ella, no demora en adentrarse en reflexiones adorablemente crudas sobre el género. Noto que adoptó en su adictivo discurso una decidida conciencia de clase, bien ahí. La periodista le pregunta sobre su posible maternidad y ella responde que de momento no piensa tener hijos. “Parirás” es para mi comediante preferida el mandato social más rígido e inevitable de todos y asegura que la gente no comprende cómo una mujer puede decidir no tener hijos. En un escenario ideal, se imagina madre por fuera del sistema conyugal, con un amigo o un nadie cualquiera. De repente siento que algo no está bien en mi clásica empatía por todo lo que ella piensa, prosigo la lectura igual de contenta porque estoy convencida de que este punto disidente humaniza nuestro vínculo (del que ella no está enterada, por supuesto). A ver, queridas no madres del Mainstream y del Underground: ser madre no es entrar en una categoría susanista de la vida, no es tirar a la borda el activismo social, ni pasarse todo el día en bata, con ruleros esperando que un hombre de bigote abra la puerta con el surtido semanal. De hecho, una de las cualidades que más nos sorprenden a las madres es ver todo lo que podemos hacer y la renovación energética que avala nuestra nueva polifuncionalidad en la sociedad. Si vos te proyectás ahora, en el incipiente desarrollo de tu profesionalidad, que gracias a tu perseverancia implica el impulso de una pasión, y además te pagan, o de repente tu pasión es esa: el dinero, da igual. Si en esa situación, de culo aún parado, tetas justas y abdomen chato, vos pensás en las consecuencias prácticas de traer un pibe al mundo: no cuadra, claro que no cuadra, vos pensás que te exterminaría el tiempo, que se acabaría la vida tal como la conoces (esto es tal cual y más drástico de lo que puedas imaginar), que los días serían.. Pasivos, eso, una madre postergada contemplado el crecimiento de un hijo, sonriente de todos modos, pero anulada. Esa es la maternidad de la que te quejás, de la que te asumís posible víctima. No se trata de incitarte a tener hijos (un poquito capaz que sí), lo que me gustaría dejar en claro, porque me pasó vistessss, es que esa proyección es absurda, que no tiene nada pero nada que ver con la realidad de traer un pibe al mundo. Porque la transformación de la que tanto se habla no es que el corazón se te hace más grande, que sólo pensás en tu hijo, que nada más te importa en la vida, ni siquiera el cuerpo de mierda que te quedó. No va por ahí. La posta de esa transformación, si es que no decidiste esperar a estar acabada para ser madre, es básicamente el amor por la vida, por la del pibe, y la tuya, la renovación de tus sueños, de tus metas, la paciencia para desarrollarlas y una convicción feroz para alcanzarlas. La creatividad no va a morir, tranquila, se va potenciar al infinito, es muy estimulador para las ideas eso vivir tantas emociones diarias. Vas a tener un ser humano creciendo frente a vos todos los días, ¿Sabes la cantidad de preguntas existenciales que te van a abordar… que te van a potenciar? Posiblemente sea el despertar de la conciencia social, eso que tanto estudiaste en facultad y que al ser madre vas a tener que vivir físicamente. El sistema, ese cuco que antes no te tocaba, te va a tocar, te va meter el dedo en el orto muchas veces, que el sistema médico, que el sistema de trabajo… En muchos ámbito vas a sentir desde las tripas la institucionalización de la falta de amor generalizada. Y fundamentalmente te va tocar encontrarte cara a cara con el famoso patriarcado: hi feminist! Personalmente nunca me consideré feminista, jamás sentí empatía por esas luchas y mucho menos por esas luchadoras. Fue la maternidad lo que me acercó a la convicción de que para las mujeres todo es más difícil, porque si de una mujer se esperan muchas cuestiones absurdas, súmale ser madre. Una se da cuenta que todo está hecho a semejanza de los hombres, que la sensibilidad femenina no tiene espacio legal de convivencia, que los chistes, las novelas, el porno, los altos cargos, la educación entera, los juguetes del super, la familia tipo, los cuentos infantiles, el corrector de la computadora, TODO: es voluntad y ejecución masculina. Un día te das cuenta, tarde obviamente, que hay hombres haciendo mierda la sexualidad de mujeres, que hay hombres exterminando literalmente mujeres y que también hay mujeres colaborando fuerte en esta cadena, que la red es muy endeble. Muchas cosas se despiertan al ser madre, comediante amiga. Yo que vos lo pienso dos veces. 
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madrecoco · 9 years
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DOGMA Las cucharadas de Actron cada seis horas no me alcanzan. Ni la vigilia constante, ni los baños de agua tibia, ni el tesito de jengibre en pajita. No me consuela saber que es normal esta cadena enferma de recaídas porque el botija arrancó el jardín y así es la vida. No, no me calmo en la certeza de que su sistema inmunológico se esté consolidando en virtud de compartir la tarde con otros enanos. Y si bien he estado cerca de tatuarme en el cerebro esa frase de Jung que dice "lo que se resiste, persiste" mamita siente que algo importante debe hacer, que puede sumergirse más allá de la contención y ayudar a que pase, a que todo joda menos. Entonces mamita recuerda todas las anécdotas de superación sintomática-consciente gracias a la homeopatía. El asma de mengano, la alergia de fulano, el cáncer de tantos. Mamita recuerda que el papá de Vicente ya le compró una vez una fórmula de globulitos dulces para calmar el dolor del ininterrumpido nacimiento de sus dientes, y él las adoraba aunque lo que no recuerdo es si funcionaban. Mamita recuerda que vive a tres cuadras de la farmacia homeopática con mejor reputación de la ciudad y hacia allí va: Mamita: Qué tal? Me gustaría saber si puedo darle algo a mi hijo para las defensas. Empezó el jardín y no para de enfermarse. Tos, mocos, fiebre. Ahora por ejemplo está con bastante fiebre y me está costando bajársela.. Señor: Toma leche de vaca este niño? Mamita: Eh.. Sí. Entiendo que los lácteos pueden ser nocivos en exceso pero honestamente es de las pocas cosas que come con confianza. Es bastante delicadito para comer y no nos podemos rifar las calorías de la leche.. Señor: Es que ahí están todos sus problemas de salud. Si abandona el consumo de leche lo va a comprobar. M: Bueno, quizás algún día podamos hacerlo. Pero me puede dar alguna fórmula para sus defensas? S: No, si sigue consumiendo leche no tiene sentido alguno. M: OK. Y algo para la fiebre? Yo le estoy dando Ibuprofeno.. S: No debería suministrarle ningún tipo de antitérmico. La fiebre es un mecanismo de protección del organismo. M: Y de infección también, no? Tengo entendido que a la fiebre hay que bajarla.. Si es muy alta puede producir convulsiones, no? S: No, las convulsiones pueden venirle tanto con una temperatura de 37 como de 40. M: Bueno, sigo con los bañitos de agua tibia entonces? S: Eso tampoco sirve de nada. Yo le recomiendo algo, no se si usted lo sabrá, abrace a su hijo durante 24 horas ininterrumpidamente y verá cómo la temperatura de su cuerpo se iguala a la suya. A ver, maestro, no pienso cuestionar su sabiduría porque la intuyo en el brillo del pelo y cutis, que fácil debe andar en los ciento catorce años. Lo que no me puedo explicar es la soberbia de su filosofía y el prejuicio con el que me mira sin conocerme. Me suena familiar... ah si claro! Re curto todas estas sensaciones en el sistema médico. No te puedo creer que son lo mismo! Me viene un ACV DESLACTOSADO acá mismo, traeme globulitos! Seguro te pensaste que no me va ni un poquito el apego y que prefiero que mi hijo desayune Danino todos los días con tal de no prepararle algo caserito. Seguro te imaginas que los abrazos en esta casa son un privilegio de los fines de semana y que me paso despotricando en contra de los síntomas que yo misma genero. You're wrong, master! Soy una madre que sólo persigue el dogma de amar incondicionalmente a su hijo en un mar posmoderno de ambivalencias. Y aunque tenga un %1 de la experiencia que usted tiene habitando esta tierra, creo haber aprendido algunas que otras verdades, como por ejemplo: que las actitudes fundamentalistas nos obligan a retroceder significativamente en la escala evolutiva. SERÁ DE DIOS que todas las corrientes que pretenden explicarnos cómo funciona la vida pidan exclusividad? Y además me parece una pésima estrategia de venta, ah cierto que nos les interesa el negocio, sí como no.
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madrecoco · 9 years
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Chupete Fields Forever
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En el control pediátrico del año y medio del pibe (con el habitual delay sistémico de 40 días que nos caracteriza como familia) nos encontramos con una sentencia que intuíamos cercana: "sería bueno que El Niño abandone el uso del chupete, como podrás ver ya tiene la mordida afectada", dice ella mientras introduce un varilla de madera pálida dentro de la boca de Vicente, estimulando el llanto afónico que oficia de soundtrack a este pensamiento: - - Qué lindo sería que la mordiera, cual perrito rabioso faldero, uno de esos dedos flacos enfriados para siempre por el alcohol en gel -  "PUEDE SER" le contesté rápidamente para no acelerar en mi cabeza la historia que guardo en el alma sobre ese objeto tan emblemático. 
Todos estos meses de madre consumada, fueron el exquisito caldo de cultivo para intensivas lecciones de aprendizaje como la frecuente aplicación de esta expresión pseudo milagrosa, el "puede ser", que ahora lo tengo tan fácil. Antes MINGA que te lo iba a decir mientras cuestionabas mis cimientos de cartulina con tu boquita seca, doc. Pero luego de atestiguar el efecto sedoso que generan estas palabras, con su correspondiente apertura de ojos, no puedo dejar de optar por esta respuesta saludable. Yo les digo "puede ser" y me miran por primera vez, agradecen la aprobación que no es otra cosa que una mentira, y les sonrío apretando el dedo gordo del pie contra el piso, como me enseñaron en una clase de teatro.
Así que este es el espacio para recordar la historia, la confesión, que reprimí en el consultorio: YO USÉ CHUPETE HASTA LOS 5 AÑOS, fuerte, no es que lo recomiende, eh. El tete era mi aliado, un hermanito cualquiera, un mimo, una terapia. ¿Era necesaria la terapia del descargue a los 5 años? Por suerte la ritalina vino después, digo, lamentablemente vino después. La cosa es que yo los amaba, porque no tenía 1, tenía 7. Eran mis muñequitos y yo jugaba con ellos en aquel fondo infinito colmado de árboles frutales, les contaba cosas y posiblemente me escucharan. 
Mi madre intentó sin éxito desposeerme de esta primera obsesión narcótica con varios métodos, provistos incluso por el mismísimo sistema médico, como la utilización de una SUSTANCIA X sobre el chupete que se suponía debía generar rechazo inmediato. Pero no, yo era capaz de succionar el barniz amargo hasta eliminarlo por completo de mi reliquia para volver a amarlo como si nada hubiera pasado. Puede que la imagen del tete sobre la moña de la escuela sea bastante más fuerte que el pibe que, ya comiendo chivitos canadienses, te toma una teta. "Sacaste el tete para la foto" me decía mami intentando registrar mi ya logrado dominio de la bicicleta. No daba para más. 
Así que un día recibí la "Primera Propuesta de Negociación Occidental de la Existencia" por parte de mi padre. Papá me aseguraba que si yo dejaba los chupetes, él dejaría de fumar para siempre. Qué dulllllllce! Ahora que lo pienso, desde bien piojota anduve participando en las románticas fisuras del mundo adulto; de hecho lo que yo siempre quise desde niña era ser adulta (hasta ahora, claro). Acepté sin dudarlo, era una oferta muy interesante y no es que entendiera algo sobre el daño corrosivo de la nicotina, pero que el viejo se dispusiera a cambiar algo de su adultez a partir de un movimiento mío, tan esperado por tantos además, me cerraba. Lo que recuerdo con una claridad insoportable es el momento del acto de entrega del cofre de los chupetes, sentada por la mañana en la cama destendida de mi madre... Las sábanas blancas con líneas tenues color terracota y su textura tan sedosa que me avergüenza recordarlo ¡Por Dios! Si ni siquiera soy capaz de recordar donde perdí mi último par de lentes... Mi madre y mi abuela escoltando a mi padre como testigos de la ceremonia con sus correspondientes auras blancas titilando. Se los di, convencida, para siempre, con la certeza de que una nueva era iniciaría esa tardecita al volver de la escuela. 
La historia termina de un modo ciertamente triste y es necesario escribirlo porque bien que me he pasado toda la vida contándolo frente a mi padre y su lógico lamento de “¿Hasta cuándo me lo vas a reprochar?” Papá no cumplió con su promesa, dejó el pucho casi dos años después obligado por una otitis severa. Los efectos colaterales de su incumplimiento me hicieron crecer de un modo para el que no estaba preparada, me sentí traicionada pero poderosa, ¿Ya era grande? Supongo que para él fue más duro porque yo sí cumplí. Pero bueno, la vida continuó enhebrando ciclos y él se desintoxicó en un 100% mientras yo me escapaba en los recreos del liceo para fumar una caja de 10 a medias con mi aliada de irrupciones y se nos iba la tarde mirando nubes mareadas. ¿Soy una de esas personas que viven su adultez llorando los pinchazos a la burbuja de la niñez? Por favor, no quiero serlo, estás perdonado papá. Ahora.. No tengo idea cómo voy a manejar la situación con mi hijo, al menos tengo la certeza de que mi paladar no está deformado, o eso creo yo, que mi sonrisa nunca fue afectada por el quinqueño de chupetes, lo que sí tengo es una paleta partida producto del primer ofrecimiento que me hicieron de cerveza, pero eso ya es otra historia, doc.
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madrecoco · 9 years
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Instantánea
El arroz con caldo está casi a punto en el fuego alto pero no me importa que se carbonice porque necesito renunciar a este instante y tirarme en el piso. Tampoco me preocupa en lo más mínimo que la porción de parquet que ahora me recibe tendida conserve intactos unos pedazos de galletitas mojadas, ni un par fideos del mediodía. Conecto con un hueco olvidado del cerebro que me ayuda a desenfocar la variedad de sonidos que produce el berrinche actual de mi hijo. Son tres segundos en que logro mandar todo a la mierda y me elevo: no soy esto, no soy ni siquiera mi cuerpo. Me despego de la planta baja y vuelo a través del edificio. Huelo la irresistible vida de los otros y mi delirio se derrite con un repentino olor a quemado. EL ARROZ LA PUTA MADRE! Es una bendición no estar sola en este viaje y poder contar con la astucia de un padre que me invita a salir de la casa, para que me entre aire “fresco” por los poros desbordados. Salgo, cierro la puerta y avanzo después de constatar que la noche me pesa fuerte en la cabeza. Resulta que me levanté espléndida y jugué a los cubos, a la verdulería, al dominó, limpié, desordené, cociné, canté, lo vestí, lo llevé al jardín, me estimulé en un ómnibus repleto de jóvenes, trabajé, volví a casa y repetí toda la rutina de la mañana mientras el día se fue sin que lo notara. Perdóname sol, hay días en que siento adaptarme al ritmo agotador, hoy no. Camino en cámara lenta y apenas avancé dos metros cuando me encuentro con X La Vecina. El aire podría empastarse y convertirse en chicle viejo, pero no. Ella me dice “hooola” de un modo muy honesto, sonríe mientras abre la puerta del auto para que entre su hija, y mirándome a los ojos pregunta cómo está Vicente. Mis respuestas son tan espontáneas que me anteceden, quiero decir: no pienso nada de lo digo, todo es sincero. “Está muy bien, hermoso, enorme, bandido” le digo igual de sonriente. La conversación se extiende en un par de vocales, sube al auto, se van y de repente me siento un poquito contenta. En un segundo, instantáneamente, mi cuerpo recupera energía. Decido no salir a caminar y entro a casa. Veo que Vicente también cambió su humor y me invita a jugar mientras convierte un kiwi en cena, como si nada, como si el berrinche devastador de recién no hubiera existido.. Y pienso, no, en realidad él no está negando lo que sucedió recién, simplemente lo superó como un buen cristiano, bueno no precisamente cristiano, como un enano con fe en si mismo. sigue adelante, suelta. No existe el rencor en los tipitos, parece obvio, pero algunas veces en este mundo, mejor dicho, en esta ciudad de reparos constantes: desconcierta y es clarísimo que habitar sus reglas contagia. Yo también abandono emociones instantáneamente. No tengo tiempo ni voluntad de comprometerme con ninguna sensación. Gracias a él y a sus procesos: soy permeable o más ciclotímica, no se, pero seguro es algo saludable.
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madrecoco · 9 years
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ENFERMOS II - Recreo en “Lo de Roberto” -
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22 hs - Estoy acostada sobre el parquet con la mirada entregada hacia el ventilador del techo. Noto que una de las cadenitas está enredada entre las hélices, no estoy segura si se llaman hélices o aletas, da igual. Fuera de foco veo que están apareciendo las primeras manchas de humedad de nuestra estadía en la casa y lamentablemente no tengo fuerzas para destinarles ninguna forma ocurrente, ninguna cara, ningún detalle de paisaje. Vicente está sentado sobre mi abdomen y con los brazos (con los huesos) lo muevo de izquierda a derecha - derecha izquierda. Estamos haciendo por sexta vez la nueva versión del "caballito", que con sus 18 meses exige una intensidad del carajo; a pesar de la congestión de sus vías respiratorias, de la fiebre, el hambre y el dolor físico que araña su cuerpito flaco de príncipe posmoderno. Escucho que el padre de la criatura grita desde la cocina  "FALTAN HUEVOS" y un impulso físico (que podríamos darle la forma de una bola brillante) sale del centro de mi cuerpo y me obliga a sentarme sin transiciones sobre el piso y clavar los ojos en la puerta.
- YO VOY!  
- Segura? 
- YO VOY!
- No está buena la calle a esta hora.
- Huevos y algo más?
Hace tres días que Vicente no come. Tiene laringitis + otitis + dos colmillos rompiendo encías. Es la segunda vez que atravesamos una enfermedad piberil y si bien estamos devastadas debo reconocer que el antecedente nos vuelve un poquito más fuertes en esto de VERLO SUFRIR ME PARTE AL DIOME. Siguen doliendo muchísimo sus molestias, claro que sí, pero la experiencia de haberlo vivido antes + el crecimiento generalizado de todos los integrantes de esta familia, regala algunas ventajas como: 
1) EL ABANDONO DEL TEMBLEQUEO ANTE SUS SÍNTOMAS 
2) MENOS LÁGRIMAS (Sí, son positivas pero en otros contextos)
3) TÉCNICAS DE CONTENCIÓN MÁS EFECTIVAS (menos desesperadas)
En definitiva: una dosis de pasividad necesaria, contraria a lo que viví en la primer enfermedad piberil donde poco más que salgo corriendo desnuda con jeringa en mano a la calle en busca de las explicaciones existenciales de algún dios mundano. Ahora bien: qué importante es el recreo, salir un rato de la burbuja afiebrada. Porque me asumo madre feminista pero caigo derrotada en el abrumador deseo de cuidar a mi hijo en todo momento, de asegurarle la exclusividad de mi calor, de entregarle toda mi expresividad aunque deba cancelar talleres, tertulias, reuniones, comidas y más. Soy la madre, viejo! Y así como te digo esto, también te digo que NO DOY MÁS, que no me ofrezco a comprar huevos por actitud servicial sino por la desesperada urgencia de chocarme con algo de urbanidad nocturna y por eso elijo comprar los huevos en el almacén mas border del barrio (y quizás de la ciudad): Lo de Roberto. No es la idea desarrollar una crónica exhaustiva del Universo Roberto porque eso escapa a madrecoco y es tema de una novela que algún día emprenderé. Sí me interesa dejar constancia del contraste entre esa atmósfera adorablemente marginal y la que vivo en casa en plena revolución sintomática. 
Me refiero básicamente a los travestis que revolotean cerca del almacén. Ellos, desde mi perspectiva cansada, son un canto a la vida, Norma, te lo juro. Roberto es el héroe español del borde montevideano, es dueño de una manzana entera de pensiones para todos los gustos. En una de esas pensiones, la pensión de los travestis o LAS travestis (da igual, no me jodan) está esta joven voluptuosa de extensiones negras a la cintura y maquillaje teatral (maquillaje que tapa los golpes de la noche anterior) con actitud performática 24/7 y es la persistencia de sus gestos lo que me salva. Admiración intensa por ese personaje que se presenta regia y estridente en la panadería del almacén a pedir unos trocitos de pan, con las pestañas duras de rímel marca RESILIENCIA. Agradezco su existencia y también la del Travesti Señora que recorre la cuadra con ruleros puestos, vestidito ocre estampado y sombra violeta. Me cruzo con ustedes y siento que la vida es mucho más que un frasco de Amoxidal 500: es una película de Pedro Almodóvar en 1980. En mi barrio hay una hora en la todos somos estrellas de cine. Y a propósito, un besito con ruido a Daniel Hendler que estaba eligiendo vinos en Lo de Roberto (con aura verde y temerosa) el día en que necesité salir a comprar huevos para confirmar que yo también sigo siendo parte activa del circo. 
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