Tumgik
or1anasblog · 5 months
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Cuna de Lobos
Los grilletes mordían la piel de tus muñecas y tobillos,el que tenias en tu cuello estaba demasiado apretado para tu gusto dejando una molesta presión sobre tu tráquea cada vez que los nervios te hacían tragar saliva. Fuiste vendido como esclavo a un viejo mercader que se beneficiaba con la compra y venta de huérfanos para los clanes poderosos que solicitaran mano de obra o servicios de servidumbre. Tus padres habían sido asesinados luego de haber sido interceptados por hombres vestidos de negro durante una caminata los cuales habían estado siguiendo sus pasos, tal parece, razonaste ahora, que se trataban de ninjas extremistas obsesionados con purgar cualquier influencia de todo lo que provenga de occidente siendo tu la única sobreviviente al haber huido cuando tu madre te lo dijo.
Presa del miedo, vagaste por unos días hasta llegar a un pequeño pueblo débil y cansada. Los lugareños apenas se percataban de tu existencia y sobrevivías gracias a las sobras que te daban, el recelo hacia ti por tu apariencia era notorio pero no te importaba en tu estado famélico. Luego te atrapó este mercader y ,aprovechando tu apariencia a tu favor, mentiste sobre tu edad para evitar ser vendida a los distritos de placer de los clanes que recurrían a tu dueño por carne fresca. Ahora te encontrabas caminando rumbo a no sabias dónde, lo único que sabias era que el lugar estaba extremadamente alejado del asentamiento mas cercano y que el clima iba empeorando, las ráfagas heladas entumecían tus extremidades haciendo difícil seguir un paso constante. Sin embargo, el miedo a recibir una paliza te hacia concéntrate para no atrasar la fila india que compartiste con los otros niños ,ya habías tenido una cuando quisiste ayudar a otro niño que se había atrasado y el recuerdo del ardor de los latigazos aun persistía en tu espalda y piernas. Al cabo de unas horas, cuando el sol ya estaba escondiéndose y la escarcha comenzaba a caer, vislumbraste luces tenues en la punta de la montaña y si bien el frio ya había entumecido tus manos y pies hiciste lo mejor para llegar rápido.
Al llegar a la entrada te diste cuenta rápidamente que esto era una base o mas específicamente, un clan. Los guardias se alzaban desde cada esquina de la enorme fortaleza helada, la construcción hecha de piedra de granito y grava le daba una apariencia milenaria dando un indicio de la antigüedad de este clan, sospechaste que la sensación de ser observada desde que comenzaste a subir el empinado camino con tu grupo se debía a la presencia de mas guardias escondidos entre el paisaje blanco. El frio se estaba volviendo insoportable y tus harapos no servían en absoluto para guardar algo de tu calor corporal pero, al parecer, tu llegada fue esperada ya que, rápidamente, luego de un breve intercambio de palabras entre tu captor y los guardias, las puertas se abrieron.
No esperabas ser recibido por la vista de un pueblo hecho de hielo, el paisaje helado se complementaba con la arquitectura china tradicional de una forma exquisita, las estatuas mitológicas y la magnificencia de los edificios hablaban del gran estatus y poder que ostentaba este clan. Fuiste separados por géneros y llevada a un pequeño edificio escondido de aspecto modesto, una mujer de mediana edad con un aspecto tosco se encontraba en el centro. Rápidamente fuiste obligada a ponerte en fila con las demás chicas y bajo la pesada mirada de la señora comenzó a revisar y analizar el cuerpo de cada una, al llegar a ti resopló y preguntó “Qué hace una occidental por aquí? No creo que seas muy útil” su mirada de desdén habló por sí sola, “Puede ser que no sea la gran cosa pero estoy seguro que haría un buen trabajo sirviendo en las tareas de limpieza, es muy buen,a lavando y cosiendo” argumentó el mercader “ Y por su apariencia no se preocupe, ningún guerrero de este honorable clan miraría a una occidental, no mancharían su sangre así” agregó. Sentiste una punzada en el pecho ante sus palabras, el enojo y la humillación que surgían dentro de ti por como se expresaban te hizo clavar los ojos en el suelo. Zi Yuan, como supiste que se llamaba la mujer, asintió “Cómo se llama?”, “Bueno-“, “Me llamo-“ una fuerte bofetada impactó contra tu mejilla, sentiste un el gusto a cobre llenar tu lengua y aguantaste las lagrimas que asomaron tus ojos, “No vuelvas a hablar sin permiso. Está claro?” susurró la mujer con veneno, asentiste lentamente y volviste a bajar la mirada. Mientras oías a esas dos personas sellar tu futuro miraste por la ventana a la nieve caer en la oscuridad de la noche, una profunda angustia se instaló en lo profundo de tu estómago al caer en la cuenta de que esta seria tu vida a partir de ahora.
Fue difícil acostumbrarte a esta nueva vida, ninguna de las otras chicas encontraba agradable tú compañía y las pocas que se molestaban en hablarte era solo para insultarte. Sin embargo, con el paso de los meses, aprendiste tu lugar y aceptaste que la única persona que cuidaría de ti eras tu misma.
Hoy era un día especial para el clan Lin Kuei ,como supiste que se llamaba, se daría inicio al ritual de iniciación de los nuevos guerreros del clan mediante una ceremonia exclusiva a la que solo asistirían los miembros de los diferentes clanes aliados. La ceremonia consistía en una muestra de las capacidades de cada guerrero y a qué puesto aspirarían, contando también con un momento de combate entre cada niño para hacerlos adentrarse de a poco en el estudio del enemigo. No tenias muchas ganas de ir pero habías oído que un niño extranjero se postularía y la curiosidad sobre cómo era y cómo había logrado llegar tan lejos te llevaron a la situación en la que te encontrabas ahora. Te habías escabullido de los precarios cuartos donde vivían las sirvientas, te colocaste una manta para cubrirte del frio que mordía tu piel y saliste lo más silenciosamente posible. Al llegar al centro del pueblo te diste cuenta de que no había forma de usar la entrada al dojo principal sin que fueras descubierta y el miedo a las represalias si eso sucediera te provocaba un sudor frio. Así que decidiste escabullirte entre las sombras e ir por el costado del edificio, la luz de las farolas no era lo suficientemente fuerte como para llegar hasta allí así que aprovechaste esto a tu favor y buscaste la forma de subir al techo. Había un árbol en la esquina trasera del edificio cuya rama daba al techo, sin dudarlo mucho pero con extremado cuidado subiste por el viejo árbol.
Una vez allí, te acomodaste en una parte que daba hacia un oscuro pasillo que te ayudaría a pasar desapercibida. Afortunadamente, el edificio contaba con un pozo de cielo que daba al centro del dojo y te daba una vista esplendida del lugar y de quienes estaban allí. Como anfitrión del evento, el Gran Maestro tenía una vista privilegiada al estar sentado en el shinza sobre una delicada almohada, vestía un Hanfu azul con un cinturón negro decorado con jade. Sin embargo, no pudiste evitar desviar tu mirada a las damas presentes allí, cada una lucia más bella que la otra ataviadas en kimonos de seda de diferentes colores, con sus cabellos negro azabache pulcramente recogidos en delicados peinados decorados con horquillas que agraciaban aún más su presencia y le daban un aspecto grácil y delicado, sin obviar sus delicadas figuras acompañadas de delicados rostros pintados de blanco con labios rojos. Un suspiro entrecortado salió de ti, desearías poder ser como ellas, haber tenido un destino diferente, ser aceptada y elogiada por tu aspecto sin tener que cargar con la culpa de portar rasgos que solo te excluían. Con un movimiento de cabeza, sacudiste esos pensamientos angustiantes y dirigiste tu mirada al Gran Maestro, te diste cuenta que había dos espacios vacíos a su lado y te preguntaste para quién serian.
Al cabo de un tiempo, una vez comenzada la ceremonia, se dio inicio a los combates y le tocó el turno al muchacho que habías oído. Descubriste que su nombre era Tomas y que aspiraba al título de Smoke. Y, a decir verdad, tenía sentido, a pesar de no tener sangre Lin Kuei parecía un digno representante del clan, sus movimientos eran tan rápidos y agiles que hacían que sus oponentes apenas pudieran seguirle el ritmo y, a juzgar por la orgullosa sonrisa del Gran Maestro, dirías que sería hijo suyo. Estabas tan metida en seguir la pelea que no te diste cuenta de que te movías para ver sus movimientos hasta que tu manta, que se había arrugado en tus piernas, te hizo perder el equilibrio y resbalar por el borde del techo. Te agarraste lo mejor que pudiste, pero la escarcha y los dedos entumecidos hizo imposible asegurar un mejor agarre y caíste directo al suelo. El aire fue expulsado de tus pulmones y tu cuerpo se puso rígido por el dolor, sin embargo, no tuviste mucho tiempo para recuperarte al escuchar un par de voces que se acercaban desde la oscuridad del camino. Rápidamente te levantaste, o arrastraste podría describirlo mejor, y te escondiste detrás de una de las estatuas de piedra con forma de león que adornaban el borde del camino.
 Las voces, que reconociste que pertenecían aunos muchachos, se fueron acercando poco a poco e hiciste lo mejor que pudiste para pasar desapercibido, si te descubrían que anduviste fisgoneando en un evento tan importante sin dudas recibirías la paliza de tu vida y ya sabias por experiencia de otras sirvientas que a Zi Yuen no le temblaba la mano para dar castigos brutales. Sin embargo, la suerte nunca pareció favorecerte, en tu intento de rodear la estatua para evitar ser vista pisaste una rama congelada que fue oida por los agudos oídos de los ninjas.
Un suspiro fastidiado salió de los labios de Bi Han, odiaba estas absurdas ceremonias entre clanes, tener que ir allí y luchar con débiles que no sabían siquiera seguir el ritmo de un combate normal mientras debías aparentar frente a todos los presentes para no faltar el respeto, agrio aun mas su estado de ánimo. Eso sumado a la insistencia y entusiasmo de Kuai Liang por ir a ver a Tomas presentarse como aspirante del titulo de Smoke.
“Deberíamos acelerar el paso, Tomas ya debe estar compitiendo” volvió a decir Kuai con impaciencia obteniendo como respuesta un simple “Hmm”. Sin dudas, el animo de su hermano lo estaba poniendo de los nervios pero no pudo evitar justificarlo, esta mañana había discutido con su padre por querer reusarse a presentarse en la ceremonia, lo que resultó en una acalorada discusión que terminó con un ultimátum de su padre diciéndole que seria relevado de los primeros cargos que se le asignaron en el clan como futuro Gran Maestro si no podía respetar sus propias costumbres lo que lo llevo a él mismo a interferir para que Bi Han no hiciera algo de lo que luego se arrepentiría. Admiraba mucho a su hermano, ambos cargaban con responsabilidades por ser los futuros herederos, pero sin dudas su hermano llevaba muchas mas obligaciones y compromisos al ser el primogénito y temía que esa presión terminara afectándolo.
 Acelerando, tomaron el camino más cercano y discreto al dojo. Ninguno estaba de ánimos para comenzar con los saludos diplomáticos si se cruzaban con integrantes de los otros clanes, no vaya a ser que la conducta de Bi Han desencadene una guerra al ofender a otro Gran Maestro. Mientras avanzaban se podía oír cada vez más cercano el murmullo de voces, vitoreo y golpes pero casi al llegar a la entrada se detuvieron abruptamente. Para alguien no diciplinado en el arte del sigilo habría ignorado el simple ruido de una ramita romperse, sin embargo, para personas como Bi han y Kuai Liang que fueron entrenados desde pequeños, era imposible no reconocerlo. Con cautela, se dirigieron una mirada y buscaron en las sombras. “Quién está ahí?” exclamo el futuro piromante. “Muéstrate” exigió Bi Han con voz imponente parándose frente a su hermano, completamente erguido, de frente a la fuente de donde provino el sonido. A simple vista parecía que no había nadie pero Bi Han era más listo, agudizó sus sentidos y con un rápido movimiento lanzó una daga congelada hacía donde había detectado que estaba el intruso.
Un grito ahogado salió de tus labios cuando sentiste al hielo cortar la carne de tu brazo. Por reflejo, tomaste tu brazo con la otra mano para evitar el sangrado, era un corte profundo y el dolor te hizo olvidar de la presencia de los dos hermanos.  Volviste a la realidad cuando una mano se agarró fuertemente alrededor de tu brazo  sano, te jaló hasta el centro del camino y con un empujón demasiado rudo para tu gusto, te hizo caer de bruces al suelo de piedra. Sentiste tus rodillas arder cuando los bordes de los adoquines rasparon tu piel, el miedo a lo que esta situación causaría te dejó momentáneamente inmóvil mientras mirabas a los ojos a tu agresor. “Quién demonios eres? ¿Y qué hacías escondida ahí, acaso estabas espiándonos? ¿Quién te envió? ¡Reapondé!” exclamó el nuevo Sub Zero mientras te sacudía como un muñeco de trapo. Tu voz salió más chillona que de costumbre, en un intento de patético de explicarte “Yo-Lo siento. Nadie me envió s-solamente quería ver los combates-“   juraste alzando las manos en un intento de hacerle ver que no tenias intenciones de pelear. “No mientas, por qué otra razón andaría una sirvienta por estos lados!” bramó apretando su agarre en tus brazos, haciéndote chillar cuando sus dedos se clavaron en tu herida aun sangrante. “Oye, hermano. Espera, la estas lastimando” dijo Kuai con urgencia, no entendía por qué su hermano se puso tan colérico contigo si a simple vista podía ver que no eras una amenaza, solamente una de las tantas doncellas que servían en el Lin Kuei. Rápidamente se movió para agarrar el antebrazo de su hermano en un gesto de hacer que te suelte “Déjala, no ves que la estas asustando? Mira, ya la has lastimado” habló con calma, aunque también se podía escuchar preocupación en su tono. Observó como la sangre se filtro en tu gastada camiseta gris, dándole un color casi negro a la tela y tu expresión de pánico y dolor solo hizo que su urgencia por hacer que su hermano te soltará aumentó. Apretando el agarre en el antebrazo de su hermano logró hacer que Bi Han te soltará, no sin antes ganarse una mirada de odio hacia él. “No podemos permitir estos actos de espionaje, sean o no pertenecientes a nuestro clan. Es una criada, más aún, una extrajera! Podría vendernos en cualquier momento, no entiendo como dejaron que siquiera sea parte de nosotros en vez de degollarla apenas cruzó nuestras puertas”  escupió Bi Han. Kuai Liang frunció el ceño, no entendía el desprecio de su hermano por los que no eran de como ellos, es verdad que la sangre era importante pero lo era aun mas los lazos de hermandad y camaradería que uno podía crear con otros más allá de su procedencia, eso fue algo que le enseñó su padre desde muy joven y que se reafirmó con la llegada de Tomas. Aunque él no tuviera sangre Lin Kuei en su cuerpo sin dudas demostró ser apto para competir por un título tan codiciado como lo era el de Smoke.  “No digas esas cosas, hermano. Tomas no compartirá nuestra sangre pero ha demostrado ser un guerrero digno y se ha ganado su lugar como nuestro hermano” exclamó con enojo “Además, no puedes juzgarla si es apta o no para el clan. Recuerda que aún no eres Gran Maestro y ella todavía no ha hecho su entrenamiento de guerrero” recordó Kuai. “No me hables de esa manera mucho menos frente a la criada, recuerda que soy tu hermano mayor y futuro Gran Maestro. Me debes respeto” escupió Bi Han con un tono amenazante mientras lo señalaba con un dedo. “Si tanto te preocupas por ella, hazte cargo tú y sácala de mi vista” dijo mientras pasaba por su lado chocando su hombro duramente, no sin antes patear un poco de tierra en tu dirección. “Le diré a nuestro padre que te retrasaras” murmuró con desdén. Kuai Liang miró irse a su hermano sacudiendo levemente la cabeza en resignación, definitivamente tendría que hablar con él después de esto.
Contemplaste toda la discusión desde el suelo, con una mano en tu brazo herido y los ojos llenos de lágrimas. Sus palabras fueron hirientes, cargadas con un veneno y desprecio total hacía ti que te hizo encogerte en tu lugar y tratar de desaparecer. Al menos agradecías a tu salvador que fue tan amable de apiadarse de ti y evitar que el criomante te rompiera el cuello. Perdida en tus pensamientos no reconociste la mano que Kuai había extendido hacía ti hasta que sentiste su otra mano tocar tu hombro. “Estas bien? Puedes pararte, verdad?” preguntó con un tono que no pudiste ubicar mientras miraba la herida que ocultabas con tu mano.  El calor llenó tus mejillas cuando sentiste la calidez inusual que irradiaba su toque en tu hombro, sumado a la cálida expresión en su mirada. “S-Sí, si puedo” murmuraste mientras tomabas su mano. “Está sangrando mucho, déjame ver” tomó tu brazo suavemente y levantó la gastada tela de tu remera “No es profunda, aunque la presión que ejerció Bi Han hizo que sangrara más de lo debido. Seguramente quedará cicatriz, lo siento” se disculpó mientras tomaba su cinturón de jade “Espera, ¿qué vas a hacer con eso? ¡Lo necesitas!” exclamaste. “Tranquila, tengo otros. Además, tu brazo es más importante que esto” tranquilizó con una suave sonrisa. Lo miraste asombrada mientras atendía tu brazo, estremeciéndote un poco mientras fijaba el cinturón alrededor de tu herida como una venda. Sus manos eran tan suaves, gentiles y cálidas  todo lo contrario a las de su hermano Bi Han, como descubriste que se llamaba, heladas, ásperas y antipáticas. “Ya está, cuando llegues a tu dormitorio deberías lavar la herida para evitar que se infecte” indicó Kuai Liang. Sin embargo, no pudo evitar sonrojarse cuando al levantar la mirada se encontró contigo mirándolo atentamente y sin poder evitar hacer lo mismo. Observó el color de tus ojos y lo grandes que eran, la fina humedad que aun persistía en ellos; la forma de tus cejas, el suave tono rosa que bordeaba tu nariz por el frio, la sutil curvatura de tu arco de cupido, todo lo que encontraban sus ojos era admirado detenidamente. Tu no estabas mucho mejor, la suave caricia de su cuidado y el cálido calor que emanaba de su cuerpo te dejó en un estado de ensoñación mientras estudiabas sus marcados rasgos varoniles que, a pesar de todavía poseer facciones infantiles, comenzaban a dar forma al hombre que sería en el futuro siendo su mirada la causante de provocarte un cosquilleo nervioso en el cuerpo. Sin embargo, ambos fueron sacados de su admiración por el otro cuando una fuerte ventisca sacudió tu cuerpo con un escalofrío.
Con una risa nerviosa, Kuai se alejó de ti haciéndote extrañar inmediatamente su extraña calidez cuando la dura presencia del frio se instaló en tu cuerpo. Entendiendo tu reacción, con rapidez se agachó para recuperar tu manta del suelo, que habías olvidado en tu altercado con Sub Zero, y la colocó suavemente en tus hombros. “Ven, déjame acompañarte hasta tu casa” “No creo que haga falta, ya has hecho demasiado por mí” respondiste, rezando para que no insistiera. “No te preocupes, fue mi obligación ayudarte en disculpa por la actitud de mi hermano. No debería haberte tratado así. Y no aceptaré un no por respuesta” exclamó sin sacarte los ojos de encima. “Bien” de mala gana aceptaste, los nervios enrollándose en la boca de tu estómago. Si madame Zi Yuen se enteraba que te escabulliste por la noche, te lastimaste y lo que era mucho peor, volvías al recinto en compañía de nada mas ni nada menos que el hijo del Gran Maestro, sin dudas lo ibas a pagar caro. El miedo debió ser obvio en tu rostro ya que Kuai Liang colocó una mano suavemente sobre tu hombro “Sucede algo? Te duele?” inquirió con preocupación. “Qué? Oh,no. De hecho no siento nada” trataste de ocultar tu preocupación con una sonrisa que salió a medias y con un gesto vacilante aceptó tu respuesta.
El viaje hasta los dormitorios de las doncellas fue tranquilo, hablaron de todo un poco pero más en especial sobre su entrenamiento para lograr el título de Scorpion y sobre lo cerca que estaba de lograrlo, de ahí dedujiste el por qué de su anormal temperatura cálida. También charlaron sobre lo cerca que estabas de comenzar tu propio entrenamiento, ya que a pesar de ser parte de la servidumbre todos los integrantes del clan debían pasar por un riguroso entrenamiento para poder servir al clan en caso de invasión o ataque. En tu caso, el entrenamiento comenzaba una vez cumplido los quince años y teniendo catorce, te faltaba menos de un año para comenzar, intentaste mentir sobre tu edad de nuevo pero Madame Zi Yuen no era tonta tal vez pudiste burlar al comerciante pero con ella era algo imposible y con la llegada de tu periodo quedaste sin escapatoria, teniendo que confesarle tu verdadera edad. A decir verdad, no te tenías tantas esperanzas. Habías visto a las demás doncellas que había pasado por ello y no creías ser lo suficientemente fuerte, más aun, sabiendo que el entrenamiento se realizaba de a uno o dos pupilos en un entorno muy lejano al Lin Kuei donde el maestro vería según tus aptitudes y habilidades a qué título serías más apto.
“Apuesto a que serás un gran guerrero” aseguró Kuai Liang con determinación, como si hubiera oído tus pensamientos. “En verdad lo crees?” preguntaste con genuina curiosidad y un destelló de esperanza “generalmente me dicen que no lograré superar el primer año. Ya sabes, por la sangre…” murmuraste, frunciendo el ceño con tristeza. “En verdad lo creo. No hagas caso a los que dicen que la sangre es importante sino mira a Tomas. Además, si hay algo de lo que me enorgullezco es mi habilidad para reconocer buenos aliados. Hasta el propio Gran Maestro me lo ha dicho, no su copia” aseguró el futuro criomante inflando el pecho con orgullo. Una pequeña sonrisa salió de ti haciendo que él también comenzara a reír, el calor cubriendo sus mejillas. Continuaron charlando y riendo durante todo el camino, tu hogar no estaba muy retirado del centro del pueblo, más sí ubicado en una zona bastante boscosa para evitar que haya fisgones a los alrededores y tener un mejor acceso al río al momento de ocuparse de la ropa sucia. Cuando estuviste lo suficientemente cerca del lugar, rápidamente te volviste hacia él “Fue un placer conocerte, hijo del Gran Maestro” dijiste con una sonrisa a falta de saber su nombre. Sin embargo, cuando te diste la vuelta para irte, Kuai tomó tu mano “Espera, no sé tu nombre..” dijo con un poco de vergüenza “hablamos tanto pero no tuve la delicadeza de saber tu nombre o decirte el mío” murmuró. Dudaste un poco pero finalmente se lo dijiste, divertida cuando intentó pronunciarlo a la primera y fallando terriblemente. “Y el tuyo?” preguntaste con divertida curiosidad sacándolo del mantra que había hecho tu nombre. “Kuai Liang” murmuró sonrojado, sintiendo un cosquilleo cuando te escuchó susurrarlo con canta delicadeza. Volvieron a compartir una tierna mirada pero el fuerte ruido de las puertas del recinto los sacó de sus pensamientos. Con apuro, lo despediste “¡Debo irme!”. “Espera, es mi deber acompañarte-“ exclamó. ”¡No! Si llegan a ver que me escapé no me dejarán volver a salir” susurraste exaltada. “Por favor, vete. No quiero que te castiguen a ti también” suplicaste. “Bien, pero prométeme que te veré de nuevo” “N-No puedo-“ “Entonces no me iré” desafió. Con un suspiro exasperado, asentiste y prometiste volver a juntarse, corriendo tan rápido como podías mientras tratabas de ser lo más silenciosa posible teniendo cuidado de no enganchar tu manta en algún arbusto.
Kuai te vio partir, vigilando tus pasos hasta que te perdiste de vista. No sabia qué fue lo que le hizo pedirte que se vieran de nuevo pero, sin dudas, lo hizo sentir extraño, por así decirlo. Anteriormente había sentido algo parecido cuando pasaba tiempo con Harumi pero eso sucedió luego de pasar y compartir bastante tiempo juntos. En cambio aquí, ahora, estos pocos minutos compartidos contigo lo dejaron mareado, nervioso y con un cosquilleo en la boca del estómago que sólo lo dejó confundido. Sacudiendo la cabeza, dio media vuelta y comenzó a ir hacia el dojo, sus hermanos lo estaban esperando.
Bueno, esta es mi primera vez escribiendo así que espero sean compresivos conmigo jaja. Espero que les guste y me cuenten lo que piensan. Aún no tengo claro cómo construir la relación entre el lector y Bi Han (ya saben, él es como los ogros y las cebollas, tiene capas). Así que, si tienen alguna sugerencia no dudes en decírmela.
PD: Si alguien esta interesado en ayudarme a traducirlo al inglés, bienvenido sea.
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or1anasblog · 4 years
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or1anasblog · 5 years
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or1anasblog · 7 years
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or1anasblog · 7 years
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