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#Rita Comedida
narizentupidocartazes · 2 months
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[2024] 21 de Março | Leonardo Janeiro | Oströl | Angel Typ B | UAU | 2gay2tek
Cartaz [Rita Comedida]
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cumcoisaqueussei · 1 year
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Arrastamos correntes, mãe.
Prisioneiras de castelos construídos
com pedra e sal
onde tolos nos nos tomam por rainhas.
Não em torres ou masmorras encerradas
gememos vagantes pelos corredores
esses labirintos longos infinitos de portas
que nunca nunca se abrem.
Não damos a nenhum lugar além de nós
e de nossos jardins interiores
tão repletos de sons pássaros e flores
e risos e danças e crianças e amores
e luz e cores e alegria…
Como é pesado o cetro dessa vida comedida,
malditos poder e honra que não nos cabem!
Temos mãos macias mas tornozelos frágeis
manto e coroa colocados sobre trapos.
Ah, mãe, nem a sua, nem a minha rebeldia nos livraram
deste reino que nos deram como engodo.
Mas sorria: não pari a sucessora.
Um homem livre encerrará nossa linhagem.
Rita Monteiro 2022, novembro, 13.
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ohmegaera · 6 years
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O laço, o compasso e o abraço _ sufocaram _ os ouvidos _ estouraram _ e, agora, as lágrimas não mais sangram. Felicidade comedida, ria sem medida! Mas você realmente vê? As noites mal-dormidas, as lágrimas mal-contidas... Abafando meu próprio grito, os sentimentos reprimidos com um gemido. Sufoco na rotina, minha cabeça não vacila enquanto os olhos puderem ver.
GUIMARÃES, Maria Rita Prado.
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ernestosanmiguel · 4 years
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Sierra Bella
Ernesto San Miguel
Empezaba en Avenida Matta por el norte y terminaba en la población de Las Flores, después de pasar  cerca del Matadero y de sus ferias. Allí entre las calles Victoria y Pedro Lagos jugué mis mejores pichangas  y fueron el universo de mi niñez. La casa tenía las piezas hacia el costado norte y cuyas puertas daban a un patio cerrado por un muro alto hacia el sur.
Familia de medio pelo que se fue proletarizando con el correr del tiempo y la desidia de sus actores.  A la muerte de mis abuelos Luis y Ana, él primero y ella después, fueron sus hijos, cada cual apropiándose de un cuarto donde trajeron a sus amores y las fueron llenando de niños, de llantos y de risas.
El primer cuarto, era del hermano mayor, Gastón, que le daba además el derecho de abrir y cerrar la puerta. Era el más serio, el más gruñón, vivía con su Amada que así se llamaba y sin hijos; siempre los recuerdo a la hora de la cena con una botella entre ambos. Tuvo una esposa, que desertó y una hija que de vez en cuando nos visitaba, fue la primera que me besó, en el cine Avenida Matta;  era mayor que yo, una morena muy guapa. Beatriz fue la primera que visitó mis sueños eróticos de infancia.
Después venía el salón que daba a una segunda pieza donde vivía Fermin el menor de los hermanos, casado con Luisa que era solamente unos 7 años mayor que yo.
La tercera pieza pertenecía a Ana, la única mujer quien era casada con Amador, quien era alcoholico desde muy joven.
En la cuarta vivían Darío y Renata, quienes además eran mis padres.
La Quinta pieza constituía la gran cocina donde, cada cual, tenía su cocinilla para preparar lo que hubiera, cuando había. Después estaba el terreno de Mario, casado con Hortensia, quienes habían hecho una construcción de dos pisos, y eran los únicos que tenían salón, comedor y dormitorios separados. Los demás vivíamos hacinados.
Al fondo escondiendo el baño, un tronco majestuoso en años, que florecía el 24 de junio según decía la leyenda; como todas las higueras nos daba sus frutos, sus historias y el polvo que nos picaba hasta el alma cada vez que subíamos por sus ramas fuertes y hermosas.
Allí crecieron mis raíces, se fueron prendiendo al tronco y se quedaron como todos los recuerdos, entre los gritos de muchos niños, en medio de las riñas y sobretodo en los juegos simples en el compartir de un tiempo diferente, en el compartir risas, juegos y más que nada amor.
Amor incluso en los estómagos vacíos o en las noches de fríos, cuando las gotas de lluvia eran la música no invitada cayendo en un tarro mientras el sueño nos ganaba.
En uno de aquellos días, después de hacer las tareas, estaba jugando en la calle con mi vecino Enrique, quien tenía unos cinco años mås que yo y quién nunca entendía como yo le podía ganar a las bolitas. Ya sea a los tres hoyitos, al hachita y cuarta o a cualquiera de los juegos que se practicaban en la época, cuando la televisión aún no existía. Estabamos en lo mejor del juego, yo con mis bolsillos llenos de bolitas y el huaso, que así lo llamábamos, furioso contra mi. Cuando escucho la voz  de mi mamá decir a mi hermana
- Dile a tu hermano que entre, que el almuerzo está servido, que si no va a llegar atrasado a la escuela.
Mi hermana muy comedida como siempre y poniendo más énfasis del necesario, me grita
- “Entra a comer inmediatamente”. Y el huaso Enrique gritándome del otro lado,  
-“Si ta vai amallado te saco la chuch...”
Dilema que creí solucionar corriendo con las manos en los bolsillos para que no se me escaparan las bolitas, pero la diferencia de tamaño entre ambos era enorme y sentí un puntapié terrible en mi glúteo derecho y el escozor de una herida mientras  la sangre manchaba mi pantalón. Mi madre fue conmigo al negocio de la señora Julia, madre de Enrique, para acusarlo por abusador mostrándole como me había dejado el trasero.
Ella no podía creer que su hijo pudiera cometer un acto tan desleal y delante de nosotros lo castigó con el mismo zapato lleno de tachuelas con el cual me había golpeado. Durante muchos meses no se acercó a jugar conmigo y aprendió a perder sin tomar represalias.
Muchos años después nos encontramos en otras circunstancias, hombres ambos y la vida no lo había tratado muy bien, en todo caso me alegró encontrarlo, creo que él también lo sintió así y lo demostró en lo efusivo y sonriente, a pesar de sus ojos tristes.
En la esquina de Sierra-Bella con San Pedro vivían los Polifemos, al igual que nosotros eran muchos hermanos, el mayor era el único hombre se llamaba Omar, lo recuerdo muy serio, estudioso, de una ética impresionante para la edad que teníamos. El tenía 15 años y yo 14 o
viceversa y estaba sumamente enamorado de una chica, solo que yo no lo sabía y ella venía de vez en cuando a visitar a su tía; la chica y yo nos entendíamos muy bien y nos pegábamos sus buenos atraques al caer la noche, escondidos detrás de alguna puerta. Solo que todo termina por saberse y no pudo perdonarme que yo hubiera estado atracándome a su polola siendo además su amigo.
Ella dijo que él le había ofrecido un dibujo y en agradecimiento le había dado un beso, pero más nada, en cambio yo siempre fui un matado para el dibujo.
Nunca pude ofrecerle nada por el estilo, pero quedábamos adoloridos de tanto refregarnos, exentos de coito y de pecado. Omar era un artista, vivía en su mundo de sueños y de imagenes que impregnaba en cartulinas en el negocio oscuro y pobre de sus padres, lo único que brillaba era el talento de él, éramos aceite y vinagre pero convivíamos cada tarde de tertulia, salvo los fines de semana que yo me arrancaba con su amor, como él la llamaba.
El lunes de nuevo me perdonaba y seguíamos inventando sueños durante el resto de la semana. Nunca más lo volví a ver. Nosotros nos cambiamos y ellos también partieron; sin embargo mis hermanas mantenían contacto con las suyas. Estoy seguro que no me pudo perdonar.
Una tarde de otoño, en que la oscuridad llegaba demasiado pronto, estábamos en grupo conversando cuando se nos escapó nuestra hermana Sonita, la más pequeñita, y se cayó hacia la calle justo debajo de la micro,  alguien gritó, y reaccioné y alcancé a sacarla de debajo justo cuando el microbus partía. Todos nos quedamos helados y volvimos a casa inmediatamente; nunca dijimos nada de lo que había pasado.
Años después cuando ambos éramos adultos, casados , padres de familia y ella se encontraba en su cama de hospital en la ciudad de Montreal aquejada de un cáncer terminal al higado , a la edad de 30 años, volvió a mi memoria el episodio de su niñez, simplemente porque me sentía impotente para ayudarle en esas instancias tan dolorosas.
La llamábamos la llorona, era sensible, reía tanto como lloraba, y partió con su cabeza calva producto de los medicamentos que en nada ayudaron, su cuerpo se consumió totalmente y era al final huesos y piel, que se translucía cuando el sol entraba por la ventana en los primeros días del mes de febrero; en un invierno que nos pareció el más frío de cuantos hemos vivido en Montreal.
Sus dos hijos crecieron sanos, nosotros creemos que ella siempre los cuidó y los guió desde el más allá; Lalo su marido cumplió un gran rol, y el resto de la familia también, en especial mi hermana Doris quien tomó el rol de su madre, hasta ahora que son adultos, casados y excelentes padres de familia. Los fines de semana les traen sus hijos a la abuela Doris. Elina tiene uno llamado Gaston y Artemio tres hermosas niñas llamadas Sandra, Mariza y Lourdes.
A tres casas de nosotros hacia el sur, vivían tres hermanos con su madre: Rita la del medio, Andrés y su hermano mayor Alberto, el “guatón” Beto, el que nos pegaba coscorrones cada vez que nos veîa en la calle, le llamabamos el “capitán veneno”.
Ella era angelical, dulce y simpática, nada tenía que ver con el gordito de la cuadra; su hermano Andrés era como ella, moreno y muy risueño. Ya en la adolescencia solíamos juntarnos para jugar al paquito/ladrón; a las penitencias y otros juegos propios de la edad y de la época; nos acompañaban chicas y chicos de las calles cercanas, sobretodo chicas que estudiaban en la escuela #36.
Y una tarde llegó Caterina y deslumbró a más de alguno en el grupo, jugaba con nosotros y después la acompañábamos, cuando la oscuridad llegaba, hasta su casa en la calle Tocornal. A veces ella pedía quien la acompañase, y era generosa con sus besos y su ternura, era más alta que nosotros, pero no mayor. Andrés siempre estaba presto para ir a dejarla.
Varios años después lo encontré conduciendo una autobus, habían pasado más de 15 años y su pelo ya era gris y blanco, a pesar de no tener más de 32 años. No me quiso cobrar el pasaje y me fui conversando a su lado. No pude recordar el nombre de la chica y de repente pregunté, te acuerdas de la “cara de puñete”, la chica que íbamos a dejar a Tocornal yo de una mano y tu de la otra; un beso para ti, uno para mi.
- Ah Caterina, si..., ¡Me hizo un rico desayuno esta mañana! Estoy casado con ella.
¡Quería que la tierra me tragara!.
- Cuánto me alegro de que así sea, dije, tan colorado como una manzana.
- No te preocupes, fui yo quien le puse el sobrenombre un día que estábamos jugando, y de vez en cuando la abrazo y le digo mi carita de puñete, me dijo ríendo hasta las lágrimas.
Nos despedimos con mucha emoción, porque trajimos por breves momentos el recuerdo hermoso de nuestra infancia y adolescencia.
-¡Chao hasta la próxima!  me gritó cuando yo descendía de su autobus. Próxima que aún no llega y han pasado más de treinta años.
Un dia Domingo en el mes de enero del año 1969 viajamos con  la familia de mi señora a una piscina termal a Colina.
Ibamos en choclón, con paquetes, niños, abuelos, padres y comida, para el picnic necesario, solo faltaba el perro, porque en la época no teníamos. Cuando el chofer anunció que llegábamos, le pregunto a ella:
-¿bajas los paquetes o la niña? La niña me respondió; niña quien sólo tenía un año y un mes, pero que le gustaba sentarse sola, era muy independiente y se encontraba por esas circunstancias en el asiento contigüo al mío. Ella estaba atrás conversando animadamente con una de sus hermanas y pienso que respondió maquinalmente.
-¡Baja los paquetes!  
Como buen marido seguí sus instrucciones y bajé; toda la gente bajó: mis sobrinas, mis cuñadas, sus pololos y maridos, mis suegros y el resto de los pasajeros.
El autobus partió, y no veía a mi hija por ningun lado y le pregunto a su madre
- ¿Donde está la niña?
Su respuesta, cayó como un piedrazo.
- Pero si estaba contigo.
-¡Por la chu...¿ te pregunté que bajaba yo, la niña o los paquetes? y me dijiste los paquetes!
Nunca había corrido tan rápido detrás de una micro, la liebre comenzó a doblar y yo como un loco gritando y gesticulándole al chofer quien iba una cuadra más adelante, doblé tras de la liebre y habían por los menos 10 estacionadas, todas pintadas iguales (razones de ley). A la cuarta en que subí, encontré a mi hija tal como la habia dejado, durmiendo plácidamente en el asiento que ocupábamos.
Volví con ella en brazos, y mi corazón saltaba como una matraca, lloré como un niño con ella en mis brazos. Fue un día muy triste para mi y mientras los demás olvidaron facilmente el contratiempo yo me mantuve alejado del resto. Después del mediodía, cuando paseaba con mi hija, encontré a toda la familia Riera, la señora Rosa madre de Renata, Beto quien seguía gordo y se veía pequeño, puesto que desde la perspectiva que yo lo recordaba era mucho más grande que yo; y Renata como siempre muy tierna. Andrés no estaba con el resto de su familia.
Hicimos recuerdos, pues ellos seguían viviendo en Sierra-Bella y de la gente de aquellos tiempos. Nunca supe, ni siquiera me lo pregunté, ¿Porqué  en un mes los encontré a todos ? Y en distintas circunstancias.
Si cada encuentro nos trae un mensaje, talvez era para no olvidar que la niñez marca indeleblemente el resto de nuestra vida.
Nicolás vivía en una casa de dos pisos casi frente a la nuestra, tenía unos 5 a 6 años mas que yo,  era sobrino de una tía política casada con el mayor de mis tíos, el famoso William, el único reaccionario de la familia , los otros eran todos de izquierda y ateos con el favor de dios.
El tenía como pasatiempo apuntarnos con un rifle a postones, desde la ventana de su casa, cada vez que pasábamos frente a él. Le temíamos como a la peste, por su afán de caza, y porque éramos nosotros su caza predilecta.
Cuando yo tenía más o menos 12 años y volvía a mi casa los fines de semana, él me invitaba a pasearnos por la plaza América y a mirar las chicas. Nos sentábamos en la terraza de la fuente de soda a comernos un completo y una bebida, que me parecían la mayor delicia. Desde allí él elegía la presa que íbamos a seguir para conquistar; yo cumplía el rol de Sancho Panza y era el eterno acompañante en sus primeras lides de seducción.
Así conoció a quien fuera por un tiempo su esposa, una chica muy hermosa llamada Ana; su pelo negro caía en boucles y sus ojos claros contrastaban con su blanca y hermosa piel; a ella le gustaba mucho que yo le hiciera cariño y me seducía con su sonrisa y sus besos iniciadores.
Nicolás mi casi primo, tenía la nariz aguileña y sus ojos pequeños, azules y de mirada fría, hacían de su rostro una verdadera ave de rapiña. Si existe la reencarnación como creo, éste debe haber sido en su otra vida un águila, y volverá en la próxima a la misma vida.
Lo encontré varios años después como técnico en máquinas de escribir, antes que fueran enviadas al cementerio con la llegada de las computadoras, llegó a arreglarnos algunas en la empresa que yo trabajaba. Me contó que su esposa se había arrancado de él, porque cuando se iba a trabajar la dejaba amarrada.
-Y ¿porqué la amarrabas le pregunté?
- Por que era muy chúcara y le gustaba que la montara cualquiera y yo quería esa yegua solo para mí. Hice todo cuanto pude para que cambiara y no lo logré.
-¿ Y que hacías? por ejemplo.
- Bueno le pedía que hiciera algunas cosas para mi, aunque la dejaba con llave; y volvía para ver como estaba y se había arrancado por la ventana, aunque vivîamos en el segundo piso. Se pasaba por la casa de la vecina.
En la tarde llegaba de mi trabajo y la encontraba como si nada.
-¿Qué hiciste? le preguntaba;
- Me aburrí soberanamente aqui dentro me respondía; eso me enfurecía y la golpeaba. Siempre pasaba lo mismo hasta que un día no volvió más.
- ¿Y como sabías que tenía alguna otra relación fuera del matrimonio?  
- Bueno la suponía.
- Sabes Nicolás, no entiendo nada de lo que dices; para mi la relación de pareja es una relación de amor, es una relación de confianza; Para mi tu no te casaste con ella, tu la cazaste y en la caza cuando el cazador se descuida la presa se vuela.
- ¡No las minas son todas iguales y hay que hacerles sentir quien es el patron y quien manda! vos no sabís nada de minas huevón. Y se fue furioso;  nunca más vino a arreglar las máquinas, no sé, si se fue caminando o volando.
Unos italianos, llegados después de la segunda guerra mundial; compraron una casa grande de tres pisos y un garage que lo transformaron en industria de lentes para el sol.
El era dirigente me imagino del equipo de motos del Audax Italiano, equipo que pertenecía a la colonia residente, porque se llenaba de motos durante la semana; tenían dos hijos Piero mayor que yo de unos tres años y Ezio que talvez era mayor de un año en todo caso ambos eran mucho más altos que todos los amigos que nos juntábamos a jugar la famosa pichanga de todas las tardes. El padre era bajo y su madre bastante alta, ella se veía muy tierna y dulce y él agrio, serio y violento, no recuerdo haber visto una sonrisa en él.
En general le temíamos mucho, sobre todo después que vimos una escena impresionante en la calle frente a su casa.
El partido de futbol callejero o pichanga como le llamabamos, estaba al rojo vivo y el marcador estaba igualado, los hermanos jugaban en equipos distintos y temo que estaban un poco picados y más de algún puntapié se habían dado mientras jugábamos; cuando lo vi bajar furioso de su casa y paró el partido mandó formar a sus hijos y frente a todos nosotros les dió sendas bofetadas; ambos amigos con las manos en la espalda, como si fueran presos de guerra, entraron tragando sus lágrimas y nos miró con ojos furiosos y ustedes a jugar frente a otra casa.
Donde la viste bachicha patudo, que te compraste la calle gritó alguién entre nosotros, seguimos jugando, pero ya el encanto se había acabado.
Mi hermano Juan visitaba siempre la casa de ellos, y a veces yo lo iba a buscar, pero tenía un miedo absurdo de encontrarme con él; siempre pensé que si hubiera sido perro, habría sido un bulldog a quienes yo les temía mucho, por la forma de sus dientes y seguramente porque me habian mordido varios perros callejeros y alguien me había dicho que los bulldog no sueltan a su presa.
Al fondo de mi casa crecía una inmensa higuera con flor el 24 de junio a medianoche y con aparecidos detrás de su inmenso tronco, según contaba la leyenda. Leyenda-realidad desde la perspectiva de mis seis años.
Cada mañana de aquel verano, subía al monumento vegetal con una bolsita prendida a mis pantalones;  y volvía con mi cargamento de frutas que compartiamos en familia.
Aquel domingo no fue distinto del resto, comenzaba la mañana cuando mi viejo compartía con nosotros un sorbo de malta con huevo.
Después monté la higuera y recorrí las ramas más expuestas al sol, para tomar aquellos higos maduros. La altura me permitió otear el horizonte y entrar en los patios con una mirada nueva; me fui acercando a una rama en cuya punta habia muchos higos maduros, la rama en cuestión estaba casi sobre la casa de mi vecina, de aquella niña de quince años que cuado acariciaba mi pelo y me miraba con sus ojos produndamente negros, me daban la sensación de caer en un vértigo sin final.
Ese domingo de calor ella se bañaba en la ducha del patio que no tenía techo. El sol picaba más que el polvo de la higuera y mis manos ciegas cogieron los higos maduros, sintiendo en cada uno de ellos aquellos senos tan tiernos.
De pronto, cuando ella levantó la vista, nuestras miradas se encontraron; ella abajo y yo en la rama; ella desnuda y yo temblando; ella tapando sus senos y yo apretando los higos; ella sonríe y grita Ernestito y yo en el vacío cayendo, Elba ....
- ¡Mójenlo... pobrecito! , gritó alguien y la cabeza que se me partía de dolor, mi nariz sangraba y no podía moverme y en mi retina su cuerpo desnudo y en mis manos dos higos apretados.
Treinta años después volví para unir higos y recuerdos; toqué la vieja casa de ladrillo y la sentí latir desde el fondo de los años, sentí el mismo vértigo que me producían aquellos ojos oscuros y el aroma de su flor impregnada hicieron que mi nariz quebrada aún pudiera sentirla.
Valeria, era una prima muy buenamoza, morena de rostro hermoso y bonita figura, su padre era mi tío Mario, talvez el más loco de los hermanos y por lo mismo el más simpático, ellos tenían una casa en la playa, donde pasaban además del verano muchos fines de semana y cualquier día de fiesta; donde se reunía con amigos que él invitaba, y otros que vivían en los alrededores a comerse un buen asado a las brasas o bien un cocimiento de mariscos que compraban a los pescadores del sector y ahí entre tinto y blanco pasaban las horas jugando y contándose cuentos y anécdotas a orillas del mar, mientras el tiempo pasaba, sus hijos crecían y la vida se deslizaba sin que nadie se diera cuenta fehacientemente.
El era un líder innato, en una de las presentaciones de candidatura de Salvador Allende, reunió a una parte importante del pueblo y los hizo marchar.
Encabezado por “el viejo de las conchas”, como lo llamaban los lugareños, por el sombrero adornado de conchas que se había hecho. Fue la manifestación más grande del lugar de la época.
Su casa la llamó ”La Villa Mansoyo”, y naturalmente la gente pensó que ese era su apellido y por ende el de toda su familia.
Valeria se dió cuenta del error cuando los pescadores y lugareños la saludaban cuando se paseaba por la playa y le decían ”señorita Mansoyo”, pero que en la jerga santiaguina significaba, (Mansoyo=inmenso culo) manso=inmenso, hoyo=culo.
Furiosa llegó a la casa llorando a contarle a su madre, que como su papá bautizó la casa como Villa Mansoyo, todos la llamaban así.
A pesar de que el nombre desapareció rapidamente del frontis de su casa, ella continuó siendo la señorita Mansoyo, para placer de las miradas de los lugareños, porque en realidad, le hacía honor al apellido inventado.
Mis tíos partieron a mejor vida tempranamente, tres de mis primos se fueron a vivir a la Argentina en los fatídicos días del golpe de estado en Chile, entre ellos Valeria.
Cuatro de ellos se quedaron en Chile, pero al parecer ellos no tenían lazos de hermandad muy grandes o bien tenían dificultad para comunicarse.
Lo cierto es que cada cual vivía en su propio mundo.
Así uno de ellos terminó colgado, llevándose sus penas y sus amarguras sin tener con quien conversar; las dificultades del diario vivir de la época y la represión en todos los sentidos terminaron por llevarlo a tomar esa decisión.
Cuando los padres parten, antes de que los hijos tengan la experiencia necesaria, queda un vacío de amor difícil a llenar y no todos son capaces de pararse después de cada traspies.
La casa de Sierra Bella se había vendido, y cada cual ya había partido a diferentes lugares para vivir. Mario y Hortensia vivian en la Villa Frei y en esa misma casa terminó el Gato sus días colgado.
Anita y Amador se fueron camino a Melipilla, cerca de la empresa donde trabajaban sus hijos y su yerno.
A ella parodiando la novela de García Marquez, la amarraban a un árbol para que no se escapara porque le había afectado a temprana edad, el alhzeimer, enfermedad que le mata las células cerebrales y de la cual toda la familia pasando los 50 años comenzaban a tenerla, así sucedió con William, con Gaston, con Mario; Alfonso se salvó porque se murio de un infarto antes de llegar a la edad límite, a mi padre le afectó a los 70, dos años antes de morir.
Los encuentros familiares se han producido principalmente, cuando alguien ha partido.
De los que quedamos, ya empezamos a contarnos los males, cada cual ha tomado el equipaje con el cual partirá; Uno es la diabetes, otro la reuma, la ceguera y así los males no paran.
Así se juntarán nuestros hijos a conversar cuando nos llegue el turno a nosotros, si es que la parca nos encuentra en este lado del planeta. Si no, se juntarán en una iglesia, para persinarse y decir un ave maría por el que partió. Solo están vivos Fermin y Luisa, los más jóvenes de la camada. Los restantes nos dijeron adiós hace algun tiempo.
Lito y Nano son dos hermanos hijos de mi tía Ana y mi tío Amado, tendríamos unos 8 años yo, uno más Lito y uno menos que yo el Nano.
No recuerdo porque razón se produjo un altercado entre Lito y yo y casi llegamos a las manos. Solo que yo tenía prohibido pelear, y eso me dejaba en la imposibilidad de responder a todas las mofas de mis primos, pero aquel día era mi padre quien estaba en al casa y vió lo que pasaba, me gritó yo te doy permiso para pelear.
Mi pobre primo Lito sufrió la medicina, porque siempre el maricón era yo porque no peleaba, pero esa tarde además de dejarlo sangrando, perdió el puesto de líder que le correspondía porque era el más choro, y el mayor del grupo.
Pero la venganza familiar no se hizo esperar y Nano me persiguió con un hacha en la mano; dos veces ésta se enterró en el árbol donde me guarecí. La segunda vez pude tomarlo y darle su merecido.
Mi madre se enteró de lo acontecido y me envió a vivir con mis tíos, aquél fué mi primer exilio, del que no volví hasta que nos cambiamos a Pintor Goya.
Pero los niños pronto olvidan sus rencillas y de aquello nunca más volvimos a conversar, a pesar de que no vivía con mis padres; asistía a las fiestas sociales en que nos encontrábamos cada uno o dos años y el tiempo nos vió crecer y hacernos hombres,  encontrar nuestras parejas, y comenzar a ser padres de familia  y cada cual a construir su propio universo y de aquel punto en común no quedan sino los recuerdos, los malos y los buenos, los duros y los tiernos.
Gladiz fue el amor de mi niñez, era única, cada vez que la veía mi corazon saltaba y las palabras se me quedaban trancadas y todo aquello que pensaba decirle se me borraba como por encanto.
Su largo pelo negro azabache hacía resaltar su piel blanca y sus negros ojos juguetones me miraban o con malicia o como sabiendo que por ella daría todo aquello que yo tenía y como nada tenía solo me quedaba admirarla con una fuerza irrefrenable.
Cuando venía a visitar a mi familia, mi tía siempre enviaba frutas, yo pedía lo mejor a mi madre para entregárselas a ella; quien recibía mi ofrenda con una sonrisa en los labios, y era todo lo que yo pedía a cambio. Fue siempre un amor imposible, nunca tuve la llave de su corazón y en el fondo de mi, siempre lo supe. `
Un día del mes de septiembre estaba elevando un volantín, y el viento era tan fuerte que estaba vertical sobre mi cabeza y comencé a gritar “lo tengo parado, lo tengo parado”, a los 8 años nuestro mundo son los juegos y ella desde su casa me miraba. Qué emoción haberlo tenido parado y ella mirándome.
Cuando teníamos unos catorce años, ella se había cambiado de casa como a dos cuadras de la antigua y me pidió que le enseñara matemáticas, no se si era una artimaña para reencontrarnos, pero yo era un niño muy incauto y solo puse el énfasis en las matemáticas y cuando aprendió me dijo adiós y si te he visto no me acuerdo.
Mis padres se cambiaron de casa y no volví al barrio sino después de muchos años y quiso el azar con nos encontraramos frente a frente en la calle Tocornal, frente a la escuela #36. Iba como siempre un poco distraído y a primera vista no me di cuenta que era ella, pero sentí su mirada y los recuerdos se asomaron como en galope y en esos segundos pasamos frente a frente y cuando quise sonreirle ya no me miraba.
Se había quedado pequeñita y un poco regordeta para mi gusto. Me dieron ganas de gritarle;
- ¡Devuélveme todos los plátanos que te dí y todas las horas en que solo pensaba en tí!.
Sin embargo seguí mi camino y le dije adios al romance que no pudo ser.
Mi abuelo nos visitaba a menudo, solía caminar mucho, pero aquel día había perdido su sombrero y estaba de mal humor.
- ¿Qué le paso abuelo? que viene tan enojado, le preguntó alguien de la familia.
- No sabes niña, que venía sentado en el carro y pasando por la Vega central, el carro se detuvo algunos instantes; justo pasó un ”a chorro”, (como le llamaban a los jóvenes que robaban a la pasada) y se perdió entre la muchedumbre.
- Parece que me hubiera estado esperando y con el sombrero dominguero todavía. Era el mejor que tenía, y recién lo había comprado.
- ¿Y como le fué en las carreras abuelo? La pregunta se refería a las carreras de caballos a las cuales era adicto.
- Mira niña había ganado unos pocos pesos, pero con la pérdida del sombrero salí  pa`trás;
- O sea, como todas las semanas abuelo.
- ¡No, hay algunas en que gano, pero siempre en esas ocasiones me falta tiempo para celebrar!
No hay historia en que mi abuelo no esté y sin embargo no era mi verdadero abuelo, el mío lo perdí cuando mi madre tenía dos años, de manera que no lo conocí y solo lo pude ver en fotos. Al igual que Felipe era un apostador hípico y un domingo de muy buena suerte a la salida del Hipodromo Chile lo asaltaron para robarle el dinero, seguramente se defendió y perdió además la vida.
Talvez una sonrisa transitoria al ganar el caballo que apostó, y cuantas penas costó a toda una familia durante el resto de sus vidas.
Pero Felipe fue el único abuelo que conocí, el que me llevó desde pequeño a los garitos, y a todas las picadas donde él se pegaba sus pencazos. La calle bandera era la su favorita y seguramente la mía, también conocí ambos hipódromos en Santiago y el Sporting de Valparaíso, seguramente encontraba muy emocionante toda la gente gritando mientras los caballos corrían y yo en los hombros de mi abuelo, y ” Tira p`arriba mierda”.
Un día domingo al atardecer, hora en que nos juntábamos a jugar todos los vecinos y en el que participaba tambien Gladiz el amor imposible de mi niñez; casi todos mis compañeros habían sido eliminados, mi velocidad me había salvado y para evitar que me pillaran atravesé la calle corriendo sin fijarme que un auto pasaba al mismo tiempo; sólo me di cuenta cuando iba volando en los aires.
El miedo  a lo que me dijeran mis padres era más fuerte que el dolor después del golpe, y partí a esconderme debajo de la cama. No pensé que el chofer del auto descendería para tocar el timbre y decir que había atropellado a un niño y que había salido corriendo después.
Me encontraron debajo de la cama y temblando.
Después de revisarme tanto el chofer como mi madre, decidieron que solo había sido un golpe y quedé castigado más de una semana sin poder salir a jugar. Duro castigo en una edad en que la vida es un juego. El chofer al verme enterito y sin heridas, dijo “gracias dios mío que no fue nada grave” y mi mami lo repitió al mismo tiempo que él.
Mirando hacia el pasado, veo mi figura desvalida y pequeña sonriendo o llorando en la edad primera y buscando con ahínco el calor de la seguridad.
Los diez años me encuentran en Tocornal con Victoria, arreglándome el cartón y el papel de diario que impedían de mala manera que el agua de la lluvia, entrara por el hoyo de mis zapatos, operación que repetía hasta llegar al colegio; sin embargo la parada de Tocornal tenía una doble misión, puesto que en aquella esquina se paraba todos los días mi MURO DE LOS LAMENTOS.
Ella era morena y crecida desde la perspectiva de nuestros tamaños, la llamabamos la tetas de palo, porque tenía la cantidad y dureza, dureza que corroborabamos todos los días, para luego salir arrancando y ella detrás gritándonos improperios, a pesar de todo, nunca faltamos a la cita, ni ella ni nosotros.
He tratado de recordar los nombres y las figuras de entre mis compañeros de clases que eramos tetómanos, pero se fueron borrando de mi memoria, como si un vendaval los hubiera arrastrado.
Sólo me queda el sentimiento, de que aquellas, mis primeras aventuras sexuales nunca estuvieron exentas de riesgo y de castigo.
Fuera del encuentro de Tocornal con Victoria no recuerdo otro hecho, sino la persecución de la esquiva pelota, tanto en el barrio cono en la escuela.
No puedo negar que las formas redondas han redondeado mi vida. Muchas veces me llamaron cabeza de pelota, yo me imaginaba que la tenía deforme y llena de aserrin un poco talvez como fabricamos las pelotas  de trapo con que jugabamos.
Incontables veces mi abuelita me sorprendió tocándome la cabeza irracionalmente.
- Qué tanto te tocas, si sabes que la tienes dura como pelota de palo aseveración que me creaba nuevos e insondables problemas.
Pero la niñez se fue quedando olvidada, como los verdes ojos de Leonor.
Leonor fue la primera clienta que tuve, en la que pensé sería mi vocación; la de doctor; siempre se me escapaba con los calzones en la mano y riendose a carcajadas y yo con unas ganas locas de ejercer mi profesión. Con la decepción marcada en mis ojos, tenía que botar el palo puntiagudo que escondía en mi mano y que serviría a modo de inyección. Pensándolo bien; siento que las escapadas de Leonor me alejaron de mis primeros intentos fallidos de sadismo. Gracias Leo por tus risueñas escapadas.
La escuela secundaria fue el lugar del despertar, pero donde se afianzó el amor por las redondeces; esto no quiere decir que comencé por las que debiera y mi primera semana fue un fiasco en todas las notas.
En una sola clase, me saqué tres unos. Todo comenzó, cuando la profesora de castellano faltó por enfermedad y la reemplazamos por una pichanga en el patio en una calurosa tarde de marzo.
El resultado de esa pichanga no tenía ninguna importancia, todos terminamos acalorados, transpirados con algunos moretones en las canillas, con las corbatas a modo de cintillo, las camisas afuera, una que otra media suela despegada y con el infaltable olor a segundo tiempo, entramos a nuestra segunda clase de geografía.
El profesor comenzó con la lista de presencia mientras el sol que entraba por la ventana me fue adormeciendo; volví sin quererlo a los goles que no hice, a los nuevas jugadas que practiqué, etc; hasta que la voz profunda de mi profesor me sacó del sopor, de la cancha y de mis triunfos mentales en el peloteo.
Me paré con los ojos desorbitados, mientras el profe.. con sus manos atrás y al costado del pizarron, donde reposaba el mapa de América me dice
- Le repito la pregunta ¿Donde está la costa?
Y yo cayendo de la estratosfera entendí ¿Donde está Lacoste? y Lacoste era mi compañero de banco, quien había faltado por estar enfermo.
Ante tal pregunta, sonreí con la sonrisa del que todo lo sabe, repitiendo la razon de su falta y agregando algunos conocimientos del mal que le aquejaba (mi vocación de médico nunca me abandonaba), el curso entero reía a carcajadas y yo sin entender me ordenaba la camisa, el pelo y los miraba sonriente, pero de ingenuidad e incomprensión.
- Muy chistoso, la costa de su país está en cama  y con fiebre.
Tiene un uno por contar chistes malos, un uno por reirse de su profesor e incitar a la indisciplina y otro uno por desconocer la materia.
Para mi suerte, esta primera impresión tuve que borrarla con excelentes notas y con un comportamiento ejemplar más la comprensión de aquel maestro, quien borró las notas de aquel bochornoso incidente.
El primer año siguió sin altibajos, salvo el cabezazo en el poste cuando miraba a mi primer amor platónico que me dejó un chichón durante una semana y el porrazo que me pegué un mes después cuando tropezé con un tarro de basura y quedé con las rodillas peladas y el pantalón roto.
Ella se llamaba María y cada vez que encontraba su mirada perdía la noción del tiempo y del espacio, entraba en una fase sólo de sensaciones etéreas, el problema lo tenía siempre en el aterrizaje, brusco la gran mayoría de las veces.
En  aquel  entonces vivía con mi abuelita, quién fué siempre una católica de misas y procesiones y yo su eterno acompañante. Seguramente en aquel tiempo, al sermón dominical asistían de la mano dios y el diablo, porque en el lenguaje de mi abuela siempre estaban ambos.
De manera que al acostarme y repasar mentalmente mis sentimientos, no podía sino representar a María con sus ojos que me parecían angelicales con la virgen del santuario dominical, quien me elevaba con el prodigio de su mirada y al diablo que con sus aterrizajes me tenía más morado que membrillo corcho (membrillo machucado a golpes).
La navidad de aquél año, me vistió de pantalones largos por vez primera, eran pantalones que se abrochaban en los tobillos y les llamaban los “guardapeos”.
De vestón y corbata salí a encontrarme con los amigos; el loco Pepe se rió mucho cuando me vió tan elegante y me recordó que habíamos quedado en ir al cerro San Cristobal; eran todos mayores que yo y se iban por los atajos subiendo el cerro entre árboles, piedras y plantas llenas de espinas; de subida logré sortear los escollos facilmente hasta que llegamos al lugar donde se erige la inmensa imagen de la virgen María.
Casi todos oraron. Un día 25 de diciembre para un pueblo católico es importante y posternados cada cual hacía votos por un mundo mejor.
Después del descanso, de la oración y de avistar el gran Santiago, que en la época y por la edad que teníamos nos parecía lo más hermoso y grande del universo.
- ¡Pero hijo acabas de ponerte el pantalón y ya lo tienes roto!, me retaba mi padre a la llegada a la casa.
En ese entonces no era capaz de valorar, el esfuerzo que debían haber hecho para comprarme un terno, cuando las condiciones eran tan difíciles para ellos.
Y pensar que me sentía tan importante con mi primer pantalon largo, pero ni siquiera me dí cuenta cuando iba rodando cuesta abajo.
Sangrando mi pierna y herida mi altanería.
Tendría que volver a mis pantalones cortos y a ser el niño que aún era.
Un día de aquellos, mi madre me dijo que tenía que acompañarlas a ella y a mi abuelita Gracia, a visitar a mi tía-abuela Carmen, hermana de mi abuelita, quien vivía con su hija y marido detrás del cementerio Católico.
Jamás pensé que era colindante con las tumbas del cementerio y que el aceite humano dejaba rastros en la pared del fondo de la casa, según me contaba el tío Ubeda, todos lo llamaban por su apellido.
Nos salieron a abrir en primer lugar los perros, más de dos viejos y peludos con bigotes al igual que mi tía. Después de los abrazos y besos, mientras los adultos se tomaban un arregladito de tinto con fresas, mi tía dijo:
- Pero no han saludado a mi niña, y llamó hacia el patio ¡Rina, Rina!, siéntense mientras tanto, ella siempre se demora.
Yo sabía que su hija se llamaba Juana y pensé que había tenido una hijita.
Después de media hora, a lo menos de conversación y risas, en la cual por temor a los perros no me moví ni una pulgada  de mi abuela, ni de mi mami, cuando vi aparecer una tortuga que avanzaba lentamente; viéndola mi tía la tomó maternalmente en sus brazos y nos dijo
- Les presento a Rina. Vengan para que les haga un cariñito. A ver Rina, hágale un cariño a la Gracia, dijo mi tía; mi abuela riéndose añadió, esta mujer va a morir loca, pero siguió el juego de su hermana.
Inmensa fue nuestra sorpresa cuando la famosa Rina estiraba su cuello y acariciaba con su cabeza la mejilla de mi abuela y así sucesivamente a cada uno de los visitantes yo lo hice cerrando los ojos y tomado de la mano de mi mami; la valentía con los animales nunca fue mi característica.
- Bueno niña, ya conoció a toda la familia ahora váyase a sus quehaceres, la tortuga se fue caminando lentamente mientras ellos reanudaban la conversación.
Después de multiples intentos fallidos que hice para conocer los quehaceres de Rina, mi tía me respondió con unos ojos pilluelos, esas son cosas de tortugas pues hijo, tendrás que pregunarle a ella.
Mi abuela tenía razón, mi tía abuela, era bien loca.
En aquel entonces, mi tío Ubeda ya era jubilado y le encantaban las plantas, su patio trasero era una verdadera selva con grandes árboles, entre ellos paltos, limoneros y naranjos. Lo paltos eran impresionantes desde mi perspectiva, mientras me los mostraba me dió una charla, que yo no entendía y de la cual ni siquiera tengo recuerdos; pero aún veo sus ojos pequeños detrás de inmensos lentes y el overol azul, fieles compañeros en sus labores en el otoño de su vida.
La tía Carmen era la más loca de las hermanas, según nos contaba nuestra abuela.
Mientras las tres hermanas estudiaban, ella no iba a la escuela y se iba a trabajar como cobradora en los primeros carros (tramways) eléctricos que llegaron a Santiago, esto, sin el consentimiento de sus padres, quienes ignoraban la doble vida que ella llevaba.
Ella tenía una hija más jóven que mi mami, o a mi me lo parecía, en todo caso era muy buenamoza y siempre estaba muy arreglada, lo que más me gustaba de ella eran sus grandes senos; un día que caminábamos juntos, mientras me llevaba de su mano, no pude reprimir mis impulsos y le agarré una teta en plena calle.
Fue la única vez que la recuerdo enojada conmigo y además mi mano quedó roja del golpe que me dió.
Pero las vueltas de la vida son impredecibles, ya adulto y viviendo lejos del terruño supe que
había muerto con un cancer de senos, un poco después de su madre a quien siempre cuidó. ¡Tanto cuidar las pechugas y después se le echaron a perder!
Mi abuelo Felipe abandonó el hogar cuando tenía 15 años y las relaciones con sus padres nunca fueron buenas.
Su madre, una española había muerto joven y de su padre al parecer no se interesó. El punto de quiebre era su gusto exacerbado por la música, en especial la guitarra, y el poco amor por los estudios que terminó por abandonar.  
De aquello ya habían pasado más de 40 años y no recuerdo como supo del paradero de su padre y me llevo a conocerlo. Llegamos a una casa donde había varios niños pequeños, incluso una menor que yo y cuya mamá era tan joven como mi mami.
Se saludaron formalmente, él nos presentó toda su familia y en aquella tarde mi abuelo conoció a sus únicos hermanos, quienes tenían a lo mínimo 45 años de diferencia.
Mi abuelo salió furioso de aquella casa, me hablaba como si yo tuviera su edad y comprendiera su problematica.
- “ ¿Te das cuenta? Cree que uno es huevon, tener hijos a los 80 años.
Tienen que ser de otro, ¡Es un estúpido!  Debe tener los cuernos hasta las masas. Mientras hacía estos comentarios se detenía y gesticulaba.
- ¿Qué piensas tú? La pregunta me dejó atónito y no hallé que decir. Repitió la pregunta pero pienso que conversaba consigo mismo.
- Sólo atiné a decir, yo no le vi ningún cuerno.
- Esos no se ven, pero están ahí.
Con mi abuelo siempre pasaban cosas muy extrañas, de manera que los cuernos que estaban pero que no se veían, me parecieron valederos.
Hoy los entiendo mejor, pero mi abuelo ya partió hace muchos años, y ni siquiera recuerdo donde vivían mis tíos-abuelos, que eran menores que yo.  
Pienso que nunca más vió ni a sus hermanos, ni a su joven madrastra ni a su padre y yo nunca les pregunté por ellos porque aquellos recuerdos salieron hace poco empolvados por
el tiempo y los escribo para que el polvo venidero no los haga desaparecer para siempre.
Gracia era el nombre de  mi abuelita, la única que conocí ya que los abuelos paternos partieron cuando yo era muy pequeño; como mi madre sólo tenía 17 años cuando me tuvo, ella era en realidad mi segunda mamá y durante muchos años compartí con ella una pequeña pieza que era todo lo que ella poseía de material; y ahí era mi primera mamá.
Ella era quien asistía a la reunión de padres y apoderados de mi escuela y se sentía muy orgullosa de mis buenas notas.
Teníamos una relación muy estrecha y era muy comprensiva conmigo, incluso cuando le contaba las diabluras que hacíamos en el colegio.
Cuando empezó a tener problemas de vista y de pulso me pedía que yo firmara las comunicaciones a la escuela, imitando su firma.
Recuerdo una mañana en que nos tocaba educación física, curso que se realizaba en un estadio de la Universidad de Chile en la calle Recoleta, detrás del estadio había un campo de guindales; aquel día no llegó el profesor y mientras unos jugaban una pichanga otros pasaron sobre la pared para ir a sacar las guindas maduras, lamentablemente para los atletas del guindal los sorprendió el cuidador y fuimos expulsados todos los niños del estadio.
En la tarde nos tocaba las clases normales en el comercial y esto significaba que tendríamos una mala nota en conducta por los hechos acaecidos en el estadio.
Cosa que no me gustaba, de manera que le dije a mi abuela que no iría a la escuela y que debía tener una comunicación como que estaba enfermo, razón por la cual no había asistido ni en la mañana ni en la tarde a la escuela, para evitar la mala nota en conducta.
Debo agregar que yo era un fanático del futbol y estaba jugando la pichanga pero siempre pagan justos por pecadores.
Joana tenía un año menos que yo,  su hermana era mayor que ella de dos años y con ambas tenía una hermosa relación de primos.
Con sus hermanos siempre había una relación de competencia que no siempre terminaba bien; en cambio ellas eran muy tiernas conmigo.
La más pequeña y precoz me hizo eyacular por vez primera cuando bordeaba los doce años.
Aquella tarde de un viernes cualquiera, nos quedamos jugando al bachillerato, mientras
escuchabamos las comedias de la época en la radio.
El inspector Fox desarrollaba nuestra imaginación, cuando la televisión aún no se conocía.
En una cama dormían mis primas y en la otra los varones, pero fueron ellas las que insistieron en que me quedara a dormir aquella noche con ellas.
Tres en una cama no era fácil, de manera que mi prima mayor se acostó a los pies y Joana a mi lado; a los pocos minutos después de las conversaciones sobre la radionovela el sueño nos ganó a todos y nos quedamos profundamente dormidos.
No recuerdo a que hora, pero la oscuridad era total, cuando me desperté con el miembro en erección y una mano que no era la mía  me lo manoseaba freneticamente, mientras sentía que sus pequeños pechos se refregaban en mi espalda, después de eyacular y de que ella se calmara nos envolvió la noche con su tranquilidad. Al despertar la encontré muy contenta y muy picarona me preguntó como había pasado la noche, bien le respondí
- ¿Y tu?
- Como nunca de bien, me respondió.
Nunca más volví a dormir con ellas, por miedo a que descubrieran algo que me parecía que estaba muy mal; a pesar de lo que me había gustado.
Aquél año nuevo lo celebramos con guerra de petardos. Eramos cinco contra cinco, cada cual portaba su honda echa de metal y elástico grueso con cuero al centro del elástico para tener aquello que lanzaríamos, en este caso los petardos encendidos que debían explotar cerca de nuestros enemigos de juegos.
Todos nos escondíamos detrás de un frondoso árbol, tanto nosotros como nuestros enemigos. El árbol que escogimos estaba en Sierra-Bella con Victoria, en la parte sur, nuestros adversarios en Victoria con Sierra-Bella en la parte norte.
Para que el juego fuera como en las películas y durara lo más posible nos aprovisionabamos de una gran cantidad de petardos y encendíamos un pequeño fuego para lanzarlos más rapidamente. Debía ser casi simultaneo el encendido y el lanzamiento, so pena que nos reventara en la mano y cerca de la cara.
Estábamos como siempre, en plena acción y sin heridos, plenos de emoción jugando insensatamente.
Encendí un petardo, sin darme cuenta que tenía varios en la mano que se encendieron sin que me percatara, alcancé a lanzarlo cuando la mano izquierda que contenía mis provisiones y con la cual sostenía la parte firme de la honda estalló en mi mano, con una fuerza increíble hiriéndome el dedo anular.
Recuerdo que corrí como una cuadra gritando de dolor y jamás volví  a jugar con fuegos artificiales.
Es una suerte que fueran prohibidos algunos años más tarde, por la cantidad de heridos y daños que causaban, entre otras cosas muchos incendios con muertos además de las quemaduras en rostros y manos de muchos niños.
Nuestros vecinos era la familia Meza, dos mujeres y dos varones, todos mayores que nosotros. Sergio era el que me ayudaba con los dibujos de geografía, era el menor de los tres.
María era la mayor, estudió periodismo al igual que su padre, del resto no recuerdo sus profesiones, pero todos estudiaron.
Su casa colindaba con la nuestra y en los últimos meses de vida del padre de Sergio, sentía cada noche quejarse del dolor que le producía un cáncer estomacal. A veces las noches se me hacían interminables sintiendo sus gritos desgarradores; talvez en esa época no existían los medicamentos que existen hoy o bien no tenían el dinero necesario para pagarlo.
Desde que era pequeño estuve cerca de esta enfermedad, solo que ahora soy capaz de darme cuenta lo destructivo que es para el ser humano, aquel que sufre el mal, y quienes conviven cada día el tormento de no poder ayudar más que con palabras de aliento a sus parientes; sean estos hermanos o padres.
El cáncer en general puede atacar cualquier parte del cuerpo y cualquier organo, nada le está vedado y en general ataca con una voracidad asombrosa. Mientras más bajas son las defensas de la persona afectada mayor campo tienen las células cancerosas para reproducirse.
Antes que la enfermedad ataque el cuerpo es nuestro campo energético el que vacila, es el aura que como la capa de ozono a la Tierra impide que pase todo aquello que le es nocivo tanto a ella como a sus habitantes.
Se ha comprobado que el cáncer afecta en un porcentaje mucho más elevado a los grupos de personas que han sufrido una estrés elevada, ya sea por guerra, por golpes de estado, por migraciones obligadas, por hecatombes naturales y en general por todo aquello que golpea con fuerza inusitada nuestra paz interior y nuestra armonía.
Por lo tanto es absolutamente necesario aumentar en primera instancia nuestra capa de ozono, nuestro aura energético.
Para ello, necesitamos estar en armonia con nosotros mismos; aceptarnos tal cual somos, con nuestras cualidades y nuestros defectos.
Vivir sintiendo que estamos viviendo el último día en esta tierra, que todas nuestras vibraciones tengan un solo objetivo, el amor.
Mi vecino partió, y con ello los gritos nocturnos y mi sueño volvió a ser calmado y profundo.
Cada casa tiene sus habitantes, en general una familia; la nuestra en particular eran un enjambre de familias. Pero además de quienes la habitan, estan como parte importante del inventario social,  sus visitantes. Algunos son asiduos y otros esporádicos y tambien los hay quienes son regulares en ciertas fechas. El chico Pinto, era uno de los regulares; una vez al mes o cada 45 días se dejaba caer en nuestra casa y más precisamente en nuestras cabezas; era el peluquero ambulante.
Llegaba en general los días sábados, cuando todos estaban pagados y se ponían además del valor del corte con el litro de tinto o blanco que no le podía faltar, so pena, de dejarnos tarascones en la cabeza producto de los tiritones, cuando el alcohol le faltaba en el sistema circulatorio. Además, sabía todas las novedades del barrio y la de aquellos que habían emigrado a otros barrios pero que seguían utilizando sus servicios.
LLegaba en la mañana y partía al atardecer con los ojos extraviados y la lengua esponjosa. Sus manos cansadas envolvían metodicamente sus tijeras, peinetas y una pequeña máquina en dos o tres hojas de diario viejo.
Los del área deportiva venían a ver al negro Mario; entre ellos el Rucio Carmona quien trabajaba en una carnicería y era el que se ponía con el asado de fin de semana, también venía el Laucha Díaz y el Chuleta Avendaño; ellos eran los asiduos, los que no faltaban en ninguna velada además de los tres o cuatro días por semana, donde comentaban los partidos de fútbol más interesantes del campeonato nacional, como los de la pichanga dominguera.
Eran los catadores oficiales de los mostos que vendía el carbonero de la calle Artemio Gutierrez entre Lira y Sierra-Bella.
Después me quedó claro que ahí se reunían todos los catadores del sector; en aquel entonces me llamaba la atención que tanta gente comprara carbón hasta en el verano y generalmente hombres.
En aquél entonces las exportaciones de vino no tenían el auge que ahora tienen y los connacionales tenían que consumirlo casi todo, pienso que rara vez no lo lograban.
Dario o Chuma como le llamaban los amigos recibía entre otros  al Negro Segovia, el centrodelantero más tramposo del Balboa FC, quien bajaba los pantalones al defensa que lo custodiaba, de manera que siempre saltaba solo para cabecear, era un goleador innato; junto con él nos visitaba el Chico Alcayaga era el arquero, debía ser muy ágil porque era bastante pequeño y completaba el trío el Guata Barahona; todos ellos entraron a la familia como compadres y todas sus anécdotas, farsas y triquiñuelas se fueron grabando en nuestras memorias de tanto escucharlas, en las tardes sentados en el patio cuando era verano o en nuestra pieza que cumplía todas las funciones de un hogar, mientras el sueño nos ganaba cuando sus risas nos daban la seguridad de la compañía.
Volverán sus espíritus a conversar bajo la higuera que vió desfilar los años de su juventud entre tangos y las miradas lascivas de sus primeros amores.
- ¡Oye Chuma! Sale jugando por la derecha que el defensa es más lento que una tortuga embarazada, gritaba el negro a toda boca. Lo que causaba la risa de la galería y la rabia del jugador aludido. con ello conseguía que el adversario iba derecho a sus piernas y no a la pelota.
- ¡Penal! gritan los hinchas del Balboa, mientras el negro magnifica la violenta falta dentro del área; el Chuma se acerca para ver a su compadre pero este le cierra un ojo disimuladamente, mientras el guata Barahona le entrega el balon al arbitro para que cuente los 12 pasos.
Faltaban 2 minutos para terminar el partido, cuando el Negro inventó la puesta en escena, y los actores, ya que conocía muy bien a los adversarios. Vivían todos en el mismo barrio y eran equipos muy parejos.
Para romper la paridad era necesario hacer algo distinto y el Negro lo consiguió, además fue el goleador del campeonato.
Fermin era el menor, y su amigo inseparable era el Negro Andrés, aunque en la casa lo llamaban el Cafiche del diablo, por lo feo según las malas lenguas. Todos los sábados llegaba muy pintoso, y con ropa a la última moda; muy bien peinado, y a su paso dejaba una estela de perfume.
Contaban los chascarros de la semana anterior y se mofaban de cuanta chica conocían. ¿Quién es diferente cuando se tiene 20 años?
En el Santiago de los cincuenta, todo era diferente y la búsqueda ardiente de la cara mitad pasaba por el encuentro en los malones, o fiestas de barrio donde cada cual buscaba impresionar, tanto a través del baile con algunos pasos improvisados o con la vestimenta parodiando a un señor; la corbata era un elemento importante del disfraz zandunguero y los zapatos con toperoles que le daban sonido al ritmo y al zapateo del mambo.
El domingo se levantaban con la cabeza partida producto de una cuba libre de más y después de la consabida pichanga en el club de su barrio, se acostaban temprano para comenzar bien la semana de trabajo que les esperaba y ganarse los duros morlacos que tan facilmente se escapaban en un fin de semana.
Gaston era el mayor y el político de la familia, nunca tenía invitados. Pero él salía dos o tres veces por semana después de volver de su trabajo. Era militante comunista, trabajador del diario El Siglo, órgano de ese partido. Vivía austeramente, era el que dirigía las cuentas de la casa y seguramente no le gustaba la vida de sus hermanos porque raramente se comunicaba con ellos.
Nunca pude entender que fuese tan malgenio, ahora lo entiendo un poco más.
Tengo la impresión de que yo era el más inquieto de los primos, y salía y entraba más de 20 veces en media hora, siempre dejando la puerta abierta y tocando el timbre y dando patadas cuando no me abrían y como él vivía en la primera pieza, era el portero oficial de la casa y el más sévero.
El alzheimer lo visitó y se quedó en él cuando aún no tenía 50 años. Ni siquiera fue testigo del triunfo de la Unidad Popular con el Partido Comunista como parte importante de esta alianza.
Habían pasado 25 años de arduo trabajo de miles de organizados y disciplinados militantes.
25 años después de haber estado prohibidos, de haber sido puestos fuera de la ley por el arbitrio de los poderosos y de un traidor; volvían a la cima de la sociedad para gobernar, en beneficio de los más.
De aquella generación, solo quedan dos personas y quienes además eran los menores: Fermin y Luisa su esposa.
Nunca pensé que volverían a comprar la casa familiar que se vendió en los años 60.
Fermin me explicaba donde construiría su nuevo baño y yo miraba con mucha atención los artefactos blancos y de gran tamaño.
- Estos los voy a poner aquí. ¿Qué te parece Ernesto?
- Pues me parece bien; además no soy yo quien va a vivir aquí.
Y pienso que lo más importante es sentirse feliz con lo que se tiene y la disposición que más le acomode a los moradores. Mientras decía esto miraba el antiguo baño bajo la higuera, que estaba adosado a la pared posterior que nos separaba de los vecinos de la calle San Pedro. De repente veo un armatoste, como los autos que usaban los alemanes en la segunda guerra mundial  
- ¿Y esto? pregunté,  muy sorprendido, pues no estaba en mi memoria un auto dentro del patio de la casa.
- ¿Y cómo lo van a sacar? pregunté consternado mirando a Fermin, pero quien respondió fue mi abuelita Ana.
- Ese es el problema que siempre tuvimos, una vez disparamos un cañonazo y todavía está el hoyo, pero no pudimos sacarlo.
Me acerqué con cautela y vi el hoyo en la parte inferior de la pared divisoria que formaba el hall y daba al patio interior de la casa, la parte superior estaba constituído de pequeños vidrios que permitían ver el verdor de la higuera y sin sentir el bullicio de los niños que allí jugaban.
Me parecía muy raro poder encontrarme con mi abuela paterna, teniendo en cuenta que cuando ella partió yo no tenía dos años y tener la certeza de que era ella, quien se dirigía a mi.
Cuando me acerqué al auto para mirarlo más detenidamente, comenzó a sonar como si la alarma antirobos se hubiera despertado.
Salté del susto y cual no sería mi sorpresa que caí directamente en mi cama y lo que sonaba era el despertador para decirme que eran las 6 y media de la mañana y que debía levantarme.
Cada sueño nos trae un mensaje
Lo extraño del caso es que la tina de baño la iba a poner parada al lado de la puerta, y que no parecía una tina, sino mas bien un féretro. Al despertarme me quedó la sensación de que el sueño me anunciaba una muerte.
Llamé inmediatamente a mi hermano a Santiago, para saber como estaba la familia, en especial la de Fermin. El llamó a nuestras primas y le contó mi sueño y me llamaron inmediatamente porque temían que a su madre pudiera pasarle algo.
- Sabes le dije a una de ellas, averigua del Lito o del Nano porque presiento que es algo sobre ellos.
A la semana siguiente me llama para anunciarme que la esposa de Lito había fallecido.
La premonición era exacta, y mi abuelita habia venido a decirmelo con antelación.
Y Luisa partió dos meses después de este sueño
Valparaíso, era el viaje obligado en cada año para las vacaciones. Mi abuelo tenía su familia allá, además que tenía su cuarto donde se escapaba buscando dias de tranquilidad, para expiar sus culpas o para quemar los últimos cartuchos en noches de pasión.
Siempre salía conmigo a la rastra, yo dormía en casa de su sobrina Lola, quien era además quien cuidaba de sus pertenencias.
El tenía un hermano o primo, o bien primo-hermano que tenía una amasandería, donde fabricaba todo tipo de dulces, de pancitos con rico aroma y sabor.
Dos de sus hijos salían a vender las mercancías en las playas del litoral y con ellos aprendí, el grito de guerra con el cual se me hacía agua la boca de solo nombrarlo, mas si era yo el que gritaba: “Ricos los panes de huevos, caserito” “Fresquito, fresquito el pan de huevo”.
- Tito, estay gritando muy despacio, hazlo más fuerte.
- Chis, no me da más el guerguero pos rucio. Y además estoy muy cansao, he caminado más de una hora y el sol está muy fuerte; dejense de molestarme me voy a poner a la sombra debajo de la escalera.
El hermano mayor insistía en que gritara y el menor haciéndome cariño me dijo:
- Toma Tito, comprate un barquillo y nos esperas, volveremos en una hora u hora y media.
Estuve más de dos semanas vendiedo panes de huevos en las playas: Las torpederas, Las Salinas entre otras fueron testigo de mi primera ocupación cuando bordeaba los cinco años. No tenía ninguna obligación de hacerlo, pero le daba emoción a los meses que pasaba en el cerro Baron.
Allí conocí a Rosa, la vecina de enfrente, salía todas las tardes con su pelo bien tirado y terminando en una hermosa cola de caballo (debería decir de yegua). Su vestido blanco de organza,  con unos bordados negros que me parecían en la época como llena de pequeños insectos. Así se lo dije un día y le pareció muy cómico.
- Tito ven a tocarlos, son unos bordados que me hizo mi abuela.
Fue la primera vez que recorrí sus delgadas piernas y talvez puse mucha emoción en la tocadita de los bordados, porque me paró el carro en seguida.
- Chis, te dije que tocaras los bordados del vestido y no los vuelos de mis calzones.
- Perdona es que mis calzoncillos son tan feos y los tuyos tan lindos.
Pienso que nunca hubo una intención distinta, ella con seis años y yo con cinco distábamos de tener un líbido sexual desarrollado.
Nos sentábamos todas las tardes del estío a conversar de nuestros sueños; ella quería tener una muñeca con un vestido de organza parecido al de ella, para que todos pudieran creer que era su hija, en los años 1950 no existía aún el término clon; porque hoy que vuelvo a revivir aquellos momentos de nuestra tierna infancia, en su mente no cabía otra idea, solo que ella querría darle vida en su imaginación.
A lo lejos, la bahía inmensa nos daba sus tonos azulados y grises, que se quedarían grabados en mi retina como en mis oídos la tierna voz de Rosita.
Como a las 6 de la tarde, la góndola que venía desde el plano y subía serpenteando las sinuosas calles de aquel Valparaíso, llegaba hasta la esquina donde nos sentabamos a conversar.
Su papá bajaba y le tomaba de la mano, y ambos caminaban mientras yo les miraba desde la esquina hasta que entraban en su casa y yo esperaba que ella me dijera adiós con su mano y me brindara la mejor de sus sonrisas.
Entonces con el alma henchida y los ojos llenos de ilusión entraba a tomar la rica once con pan amasado y el té con leche. Mis tíos me esperanban sonrientes y me hacian preguntas que me parecían estúpidas.
- ¿Como están Romeo y Julieta?, decía mi tio y mi tía estallaba en risas que yo no entendía.
Como si el amor tan natural entre seres humanos, no tuviera cabida en sus mentes un poco básicas, entre niños tan precoces, pero así fué aquel dulce verano de los años 50.
Pero todo aquello que un día nace, otro día ha de morir.
Eran las cuatro de la tarde y la calle de tierra y piedras ardía en pleno verano, mis manos transpiraban cuando sus manos me tomaron para decirme adiós. Sus labios tenían un sabor que no conocía en la tarde de mi primer adiós.
Mientras mi abuelo se ponía su sombrero y se despedía de los suyos sentí que mis piernas tenían un leve temblor y descubrí en la sonrisa de ella una lágrima que le daba un brillo especial a sus ojos negros.
El tren a Santiago, volvía lleno de sol en cada piel. Fue el último viaje de verano a Valparaíso.
El día comenzaba a apagarse cuando la calle Sierra-Bella nos veía llegar, cansados del largo viaje en el tren de ayer. Y los rostros de todos quienes poblaron mis recuerdos de infancia me sonreian con el amor de ayer en sus miradas.
Sierra Bella, quiere decir la infancia con sus pro y sus contra. En un tiempo donde las necesidades materiales eran muchas, sin embargo, donde el amor de los tuyos pesaba mucho más en la balanza. Es allí donde se forjaron las motivaciones que nos fueron dirigiendo la vida.
Mirando hacia la ventana del pasado, es bueno preguntarse si conocíamos el estres, si nos preocupamos por el mañana, logicamente que no. El niño vive estrictamente su presente y por ello su sonreir es limpio, nada le atemoriza, está preparado porque cada día vive cosas nuevas y los hechos no se analizan, sencillamente se aceptan. Tendremos que decir entonces que la felicidad es ese estado de gracia en que la aceptación es como un nuevo vivir.
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brenotoshiokun · 6 years
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Para dar um tchauzinho a 2017 vamos recapitular as melhores coreografias do k-pop nesse ano. Eu pensei bem e selecionei 40 coreografias que fizeram meus olhos brilharem. O post será divido em quatro partes, essa é a terceira parte, contendo cada um dez coreografias que EU  organizei de acordo com a MINHA preferência e opinião, sempre bom deixar claro.
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  Se tem um ato que está diversificando a dança esse ato é Seventeen. Coreografias de alto nível, ótima performance, conceitos muito bem trabalhados, sincronia inimaginável. Acho que a única coisa que não me garante como fã fiel do grupo é as demais unidades que não me atraem como a Vocal Unit, mas dividir o grupo dessa forma foi com certeza uma estratégia certeira para atrair mais público, tanto os que gostam de rap, balada ou apenas da dança. Seventeen tem tudo. Eu até rotularia como o novo SHINee, o grupo que tem ótima dança, carisma, não é o mais famoso de todos, mas tem um bom fandom e vende bem.
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My I se foca numa dualidade tremenda, dois membros dançam amarrados entre si por uma fita elástica, as vezes espelhados e as vezes numa relação de dominação. Coreografia super criativa, GENIAL.  O modo como eles exploram o nível baixo e a corda como acessório é impressionante. As diversas formas que eles moldam com o elástico dá uma simetria bonita quando ,a fita molda principalmente a distância entre eles e ao mesmo tempo eles diminuem constantemente essa distância ao encurtar a fita, talvez seja uma metáfora com o conceito.
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A Tássia do E ai surgiu o K-pop!  escreveu uma inteligentíssima análise a respeito do clipe, em que fala do conceito e da interpretação dos diversos elementos de My I, vale a pena ler AQUI.
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  Além de boleiras agora são garotas-propaganda Tang!
Red Flavor é uma outra música bobinha de Red Velvet que funciona muito bem, muito bom dar faxina ouvindo e dançando isso. A dança é muito divertida, com vários passos simples que quando sincronizados dá um ótimo resultado. É possivel perceber paralelos entre  ela e a coreografia e Peek-A-Boo, o refrão principalmente tem várias semelhanças e utilizam de efeitos parecidos.
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O ritmo é bem acelerado e a dança acompanha isso muito bem.
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  Black Widow claramente é inspirada na música do mesmo nome da Iggy Azalea ft. Rita Ora, em que o conceito  de Viúva Negra é explorado com uma roupagem japonesa no clipe, Pledis resolveu por nas músicas sons de katanas e outros que remetam aos ninjas e samurais. Gosto bastante por ser um conceito antagônico perante Wee Woo e seu lado aegyo. Mas acho que é questão de tempo pra Pristin se tornar o novo After School, e explorar até o talo os sexy concepts.
 Diversas formações simples e bem feitas, os passos em que elas fazem um semi-espacate é bem legal, as jogadas de cabelo e body rolls são muito bem feitos e casa bem com o ar sensual da faixa, mas o refrão é o destaque de toda a coreografia, sincronia perfeita, movimentos super bonitos com os braços, a ligação entre os passos é muito bem feita no refrão, a mudança de sutileza para força é feito de forma bem natural. Elas utilizam muito bem o efeito da sincronia, deixando tudo uniforme e visualmente bonito.
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    Koharu Suwagara mais uma vez coreografou o Taemin e não poderia esperar nada menos que algo DIVINO! Já tivemos Taemin dobrador de ar em Sayonara Hitori, e agora Taemin dobrador de fogo! Quem sabe na próxima não temos Taemin dobrando àgua ou terra ??????
    Mais uma vez a coreografia inicia em nível baixo, Taemin sentado, realizando alguns passos que se ligam a letra, como em : ‘手を伸ばせば ‘ (se estender a mão) – ele estende a mão no ar como se fosse alcançar algo. Após isso ele se levanta para iniciar a coreografia do pré-refrão. As cenas de dança foram ótimas, o fogo entorno do Taemin foi genial e gerou um impacto emocional, principalmente quando o corpo da garota queima, o fogo é gerado a cada passo de dança dele. A cena mais curta , no cenário com pétalas de flores no chão, é linda, apesar de um efeito particularmente tosco dos pássaros.
As roupas poderiam ser melhores, eu entendo o esforço de fazer os movimentos do Taemin ter uma amplitude maior com as roupas, mas comparada com a de Sayonara Hitori cheia de fitas que é linda, essas são bem feias.
A coreografia é bem complexa, com diversos giros, mas o refrão é bem marcado e cheio de emoção, Koharu soube captar perfeitamente e transmitir ao Taemin como ele deveria transmitir a ideia do clipe na performance.Comparada com a música anterior dele, em Flame of Love temos uma enfase na emoção do desespero em contraponto com a tristeza de Sayonara Hitori.
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  Podemos notar que em 2017 tiveram uma penca de coreografias com acessórios váriados, leques, banquinhos, e até uma corda.
Suzy finalmente teve seu debut solo, apesar de já eclipsar a anos suas colegas de grupo, infelizmente. A coreografia utiliza uma corda vermelha, que com ela é feita vários posicionamentos. Achei estremamente inteligente, o acessório foi certeiro para dar algo a mais para a coreografia que é bonita, combina com a Suzy mas é demasiadamente simples nos passos.
Acho que deixaram a coreografia comedida demais, se compararmos com a versão da coreografa, podemos ver que ela tem um pouco mais de ousadia nos passos:
Mesmo assim, é uma das minhas coreografias preferidas, a música é ótima, lembra muito o meu finado Miss A.
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  Já falei bem do Niel no post anterior, agora só vou me ater a coreografia. Eu não sei se foi proposital, mas isso aqui GRITA  Taemin, tanto os poppings quanto a dança solo, eu gostei muito, me lembrou Press Your Number, as partes em que ele está ajoelhado e os súbitos movimentos elegantes. Só não fica mais parecido pela diferença de atitude que o Niel tem, e a voz que é muito diferente.
Os footworks são muito bons, como de costume vindo de alguém do Teen Top, os movimentos com os braços são muito bem articulados. No geral parece que todos os passos ficaram muito  bem emendados, com uma lógica corporal.
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    Olha, eu queria muito colocar isso numa posição maior, mas não deu. Eclipse pra mim é a melhor música de girlgroup desse ano e com certeza uma das que mais ouvi. Por mais que eu não tenha me afeiçoado a Kim Lip, e sim a JinSoul (e Yves), ela faz de Eclipse uma música misteriosa e tímida, no bom sentido. A coreografia inicia simples, mas de uma forma inteligente.
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No inicio, a Kim Lip faz diversos movimentos  contrários aos das backancers como se reagisse ao que elas fazem, eu vi como se os backdancers estivessem representando o sol e a Kim Lip a Lua, vários momentos que as dançarinas estão de costas e ela de frente, como se fosse o momento da Lua brilhar, uma analogia ao eclipse lunar. A coreografia melhora cada vez mais, quando entra os dançarinos masculinos entram e permanecem para dançar o refrão em formação circular, foi uma forma inteligente de diversificar os refrões,mesmo que os passos sejam iguais. A brigde da música tem a melhor sequência de passos, com uma beleza visual tremenda.
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Coreografia LINDA! poderia passar horas assistindo.
Eu só estou chateado com o fato de não ter vídeo da coreografia de ‘new’ , com certeza entraria no TOP.
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  BoA voltou com uma música que realmente sooa como ela anos atrás, E É ISSO QUE O POVO GOSTA! Acho que é uma injustiça não ter a versão dança, sinceramente.
O estilo de Camo me lembrou bastante Living for Love da Madonna, tanto pelas cores como pela atitude, apesar que ao invés de estar cercada por touros, BoA está dançando com ‘lutadores de artes marciais’, nota-se pela roupa que usam, e ela como se estivesse pronta para o combate. A dança é marcada por movimentos ágeis e fortes, creio que o objetivo do coreógrafo foi captar o espirito de luta e incorporar nos passos.
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E não preciso nem dizer o quanto AMO ver BoA dançando, depois de tanto tempo ainda me impressiono com a habilidade dela, jesus.
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Eu particularmente não acho que Seventeen combine com esses conceitos melancólicos, é um grupo com uma boa energia,  quando fazem uma uptempo eles fazem bem feita, tá ai Mansae, Boom Boom e Very Nice pra provar.
Don’t Wanna Cry tem um clipe com cenas lindas mostrando por cima a coreografia e cenas aleatórias bem bonitas, adorei as cores, os cenários, apesar de que parece que o grupo passou por um raio BTSador.
Seventeen sabe se apresentar como grupo, a coreografia é um movimento grupal e não individual como em muitos outros grupos, eu só tenho que enaltecer o coreógrafo deles que faz meus olhos brilharem ao ver um coreografia dessa. O que torna a coreografia mais complexa são os movimentos em grupo que necessita dinâmica e tempo correto, a velocidade dos diversos movimentos, transições entre níveis.
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Essa coreografia não para de me surpreender, muitos movimentos interativos entre os membros, podemos notar interações semelhantes em 7th Sense do NCT e no inicio de Get the Treasure do SHINee, mas de todas essa do 17 foi a mais elaborada.
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    Energetic já começa com uma formação interativa, na forma de um órgão, e ao tocar as teclas os braços dos membros reagem como se fosse o ar reagindo ao som, semelhante ao que ocorre quando se toca um órgão. O mais impressionante é que é perigosíssimo sair de uma formação dessa de forma desorganizada, deixa muitos erros na coreografia, mas aqui isso não ocorreu, o coreógrafo pensou muito bem em como eles sairiam dessa formação inicial e desembocar numa formação mais uniforme e separada.
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O ritmo da música cresce gradativamente e a velocidade dos passos soube acompanhar bem as mudanças, os saltos para a transição de formações foi muito inteligente, o uso de partes da letra para criar movimentos bons e adequados com o som, tudo isso melhorou muito a performance deles.  O refrão final é a cereja do bolo, com partes em nível baixo muito bem executadas.
  O último post sai amanhã as 00h01. Espero que estejam gostando das coreografias selecionadas.
Até mais.
Astrometria – Melhores Coreografias de K-pop em 2017 – Parte 3 Para dar um tchauzinho a 2017 vamos recapitular as melhores coreografias do k-pop nesse ano. Eu pensei bem e selecionei 40 coreografias que fizeram meus olhos brilharem.
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narizentupidocartazes · 2 months
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[2024] 25 de Fevereiro | Fim de Emissão#34 | Sal Grosso | Edvina Fahlqvist | Staxl | eemitu | Rita Silva
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narizentupidocartazes · 4 months
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[2024] 13 de Janeiro | Fim de Emissão#33 | Gonçalo Almeida | Dirar Kalash | Kosmik Kunts | Desterro - Lisboa
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narizentupidocartazes · 5 months
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[2023] 08 de Dezembro | Fim de Emissão#32 | Crossfade Memory | Diogo Lopes & Nuno Reis - ‘Desenhos Disjuntos’ | ADSR Unit | Desterro - Lisboa
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narizentupidocartazes · 6 months
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[2023] 04 de Novembro | Fim de Emissão#31 | CAVERNANCIA | Overdriven Dreams | ccsd | Desterro - Lisboa
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narizentupidocartazes · 7 months
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[2023] 13 de Outubro | Fim de Emissão#30 | LOUFR | Hablamos Muertos & Anastasia Parshina | Felis Oxiana | // o_phe_lia | Desterro - Lisboa
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narizentupidocartazes · 7 months
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[2023] 30 de Setembro | Fim de Emissão#29 | Astronauta Mecanico | notbinnarycode | Desterronics | Filho de um Mocho | Minijack | WTVR | Desterro - Lisboa
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narizentupidocartazes · 8 months
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[2023] 18 de Agosto | Fim de Emissão#28 | Jaco | João Rosa Narciso & Francisco Eduardo | Alexandre Centeio | Isabela | Desterro - Lisboa
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narizentupidocartazes · 8 months
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[2023] 27 de Julho | Fim de Emissão#27 | PREC & Joana Domingues | // o_phe_lia | Małgorzata Suś & Shela | T3D BUNNY | Desterro - Lisboa
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narizentupidocartazes · 8 months
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[2023] 09 de Junho | Fim de Emissão#26 | Fuhrer Duhrer | Mário Mar | A1EEAE | Jussi Brightmore | Desterro - Lisboa
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narizentupidocartazes · 8 months
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[2023] 18 de Maio Fim de Emissão#25 | Lu Zia | Ego Dead Cult | Korpo Nullo | Desterro - Lisboa
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narizentupidocartazes · 8 months
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[2023] 13 de Abril | Fim de Emissão#24 | Carla Santana & João | quendera | Violeta Garcia | Desterro - Lisboa
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