ORTODONCIA
La ortodoncia es la rama de la odontología que se encarga de los problemas de los dientes y la mandíbula. La atención dental con ortodoncia incluye el uso de dispositivos, tales como los aparatos (frenos), para: Enderezar los dientes. Corregir problemas con la mordida
Metodología. Utilizan métodos de trabajo diferentes. La ortodoncia invisible envuelve el diente con una férula (alineador invisible) mientras que los brackets se cementan al diente. Por lo tanto, la ortodoncia invisible es un tratamiento removible, es decir, se puede quitar para comer o lavar los dientes con facilidad.
Es una ortodoncia formada por la combinación de brackets, elementos metálicos o cerámicos pegados a los dientes y de arcos de metal que los atraviesan. Los aparatos fijos tienen capacidad para desplazar de forma individual todos y cada uno de los dientes en cualquier dirección, lo que no sucede con los demás aparatos.
Para conseguir resultados precisos, los aparatos fijos necesitan de una meticulosa técnica mediante la colocación precisa de bandas y brackets cementados sobre todos y cada uno de los dientes, así como de una serie de sofisticados arcos para lograr los desplazamientos necesarios, de acuerdo con el plan de tratamiento elaborado.
Estos aparatos se recomiendan en aquellos casos en los que hay malposicio?n dentaria, dientes rotados, para cerrar espacios, y todo tipo de movimientos a la vez.
Los brackets pueden ser visibles, como los metálicos, o estéticos como los de cerámica que son translúcidos o transparentes y se pegan a la superficie exterior de los dientes tomando su color. Pueden ponerse en la cara externa o interna del diente (ortodoncia lingual).
Una parte importante del porcentaje total de pacientes que se someten al tratamiento de ortodoncia son niños y adolescentes, sus padres deciden llevarlos a tratamiento y toman las decisiones respecto del tratamie-nto. Uno de los principales motivos que ellos mencionan es que buscan que su hijo tenga una “sonrisa bonita” a lo largo de su desarro-llo hacia la adultez, principalmente por el miedo a que en un futuro puedan desen-cadenarse problemas bucales y eso afecte las relaciones de sus hijos.
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Mi nombre es Andrea Cecilia d’ Arbel Castro, y esta es mi autobiografía; Tengo 30 años, nacida el 5 de Julio del 92. Soy médica egresada de la UASLP, ilustradora médica y pintora al óleo. Y quiero ser psiquiatra. Hablando sobre mi vida, pues, empezando por el principio, cuando nací, que siento como si me acordada, porque me han contado ane¿écdotas al respecto que he imaginado con tal vividez, que parecen recuerdos.
De niña era una persona muy curiosa, y lo sigo siendo. Me encantaban los animales, hablar con la gente, entender cómo funcionan las cosas y hacer dibujitos. Durante mi adolescencia pasé por muchas etapas, y la música y las artes fueron lo que siempre me definió. En Secundaria y prepa descubrí mi gusto por las ciencias biológicas, las matemáticas y las humanidades. Gustaba de la pintura, paticipar en olimpiadas de química y biología y patinar. Durante el último año de prepa decidí convertirme en médico, no tengo familiares médicos, pero creo que ninguna otra posibilidad de profesión me entusiasmaba, y al mismo tiempo todas me llamaban un poco la atención. A pesar de los repetidos, y parcialmente exitosos intentos de mi madre por persuadirme hacia otra profesión, elegí medicina. Ella deseaba que yo me convirtiera de lleno en pintora, en diseñadora o no sé, pasa ser sincera nunca he entendido a esa mujer, y hoy día, me di por vencida al respecto. Mi papá es distinto, él siempre me ha alentado a buscar que es lo que quiero yo, qué me hace sentir plena a mi, como encuentro satisfacción y contribuyo socialmente haciendo algo que me de gozo personal. Cuando hablo de que los intentos de persuasión de mi madre fueron parcialmente fructíferos me refiero a que sí dudé y en lugar de presentar examen para medicina saliendo de prepa, cambié mi ficha para diseño industrial, carrera bonita, pero ni remotamente gratificante para mi. Me salí al semestre y medio, no me hallé ni social ni académicamente. Después, quise volver a estar en contacto con las ciencias biológicas, pero con miedo de medicina, ya que mi mamá insistía en que era demasiado pesado para una mujer, y que ella no me veía a mí como médica. Nuevamente, elegí otra cosa, esta vez, biología. Ahí duré dos años, y me plantee terminarla, para luego hacer medicina, hasta que descubrí que en mi Alma Máter, no es válida la doble titulación. Ese hecho aunado a una ruptura amorosa me llevó a cuestionar hacia donde estaba dirigiendo mi vida, si neta deseaba ser bióloga o sólo no me desagradaba estudiar biología, y hasta me gustaba, pero... ¿para trabajar de eso siempre? No lo sé Rick.
Tenía, y aún tengo, una muy buena amiga que estaba en medicina y me entusiasmaba más acompañarla a sus quehaceres que a los correspondientes a mi carrera. Así que, aproveché que en ese entonces trabajaba en Cinépolis y yo podía cubrir los costos de la baja, el examen, la inscripción y demás para pus, hacer eso, sin decirle a mi madre. Darme de baja y sacar ficha a medicina. Mi relación con mi mamá estaba muy dañada y curiosamente eso era liberador, mientras menos me hablara, más podía tomar yo mis decisiones. Ella estaba, y continúa enfrentando un grave problema de alcoholismo, y yo entré a medicina en 2013.
Entré insegura, En ese tiempo, bulímica, y probablemente, deprimida, lo dudo, porque aunque creo que se le puede llamar depresión a eso, tambbién pues, era una respuesta adecuada a un entorno hostil... Así que no lo sé. Mi mamá me corría de la casa frecuentemente, mi papá creo que le tenía miedo a ella, yo nada más quería sentirme un poquito mejor, un poquito útil, un poquito no se, no mala, no como lo que ella decía que era “tu no tienes la culpa, pero eres la causa” refiréndose a sus problemas maritales, y en consecuencia, a los problemas familiares. Sentía que le estaba fallando a mi hermana menor. ella no tenía la culpa, y si mis papás estaban en la cocina ventando platos, y mi madre repetía que yo era la causa de los problemas, pues de alguna manera, entonces yo tenia la culpa de que mi hermana, que no era El Problema, como yo, también la pasara mal. Culpa y verguenza. Todo el maldito tiempo. La tristeza es tolerable. Hasta es sana en su justa medida, la verguenza, supongo alguna función debe tener, quizás sin ella andaríamos por ahí en una orgía, sin preocupaciones, pero, ay Jesús, qué incómoda es, qué avergonzante es.
Fue duro, ya que si bien, me considero una persona inteligente y sumamente capaz, no tenía hábitos ni métodos de estudio, así que los primeros años fueron un calvario, auque no por eso menos bellos. Intensidad sería un buen adjetivo. Fuí bartender por las niches durante la mayor parte de la carrera, entre más ocupada me mantuviera, mejor administraba los ratos libres, ya que no me podía dar el lujo de perder el tiempo, y evité a toda costa estar en caa de mis padres, por el alcoholismo de mi mamá.
Durnte mi 4to año de universidad, bueno, de universidad 3.0, decidí iniciar un proceso psicoterapéutico y mi terapeuta, Ana, me refirió con el Dr Guerrero, psiquiatra, con quién inicié tratamiento farmacológico para TDAH, un diagnóstico que me había perseguidi desde hacía tiempo. Tanto la terapia, como mis amigos, los chochitos, fueron como ponerme lentes de mi graduación después de años de estar forzando la vista sin tener conocimiento de un defecto visual. Claro que no es una cura mágica a nada. A la fecha, sigo en psicoterapia, una de las mejores inversiones que creo, cualquiera podría regalarse a uno mismo. La carrera fue un camino tortuoso, y bonito, lleno de matices, lleno de amistades, de experiencias, de emociones y de aprendizaje de todos los tipos. Paralelamente aque me preparaba para convertirme en médico, me empecé a desarrollar como ilustradora médica (y no médica), siempre había dibujado, pero más que un asunto de creatividad pura, que sí, soy creativa, me explico el mundo y me explico a mi misma a través de la creación de imágenes. Cuando descubrí mi propio método de estudio, me dí cuenta que son puros dibujos, entonces, he ido llevando eso al terreno de la divulgación científica, que me apasiona. Durante mi año de internado, que hice en Ciudad Valles, empecé a pintar al óleo cuadros con temáticas médicas pero orientados a la historia de la medicina, me apasiona la prte de la historia en la que, podemos aprecias como los descubrimientos de hoy día son posibles porque venimos parados sobre hombros de gigantes, y estos a su vez sobre otros, y así, creo que ahí radica una de las características mas bellas de la humanidad: La capacidad de compartir el conocimiento, aún después de haber dejado este plano. Pero creo que me estoy desviando ¿no?
Durante el Servicio Social, la pintura me mantuvo medianamente estable, creo. Y tuve el tiempo para pensar en qué quería demi vida posterior al egreso de la unversidad, lo cual, para ser franca, yo no creía lograr, yo pensaba que era tonta, pero, en el internado y en el servicio, en otro ambiente, y con la ayuda de la terapia, me empecé a dar cuenta de que no. Disfruté y también odié muchísimo esos dos últimos años. Pero lo bonito, fue darme cuenta de que, creo, que tengo algo que vale la pena poner en el mundo.
Y es que... ¿Qué se dice en una autobiografía? es raro. es como verse en el espejo por demasiado tiempo y ocurre un peculiar fenómeno, los primeros segundos que uno mira a ese otro que no es otro mirándonos desde ahí, parece un rostro amigables, mientras uno ás lo mira, pareciera que se empieza a deformar... quizá una nariz demasiado grande, oalguna marca que haya dejado el acné adolescente. Es similar pensar en uno mismo por demasiado tiempo, queda la duda de que tan realmente objetiva es la autopercepción que tenemos sobre nosotros mismos y nuestras historias de vida.
Nací de familia clase media-alta, Sergio, mi papá es ingeniero, y tiene negocio prpropio, hace lámparas y pantallas. Una persona sumamente amable, que tengo la dicha de llamar Papá. Mi madre, Margarita, es una pesona sumamente dificil. Voluble. Yo creo que es límite, pero no lo se, y creo que no lo quiero saber. Alcohólica, sumamente disfuncional. Una hermana, 4 años menor, con quien llevo una relación muy estrecha, nos hemos guíado alternado turnos en muchas etapas. Mi mamá quería niños, y nos los hizo saber de distintas maneras , constantemente, y también intentó, a su manera, hacer lo mejor que podía, pero... Bueno, ni quiero profundizar en eso. Fue muy dura y quería hijas estrellas, número uno en calificaciones, deportes, belleza... Etcétera etcétera etcétera.
Y es bien bonito aprender a soltar los deseos ajenos. Y también cuesta mucho. A mí me costó mucho. Me costó terminar la carrera que ella, mi madre, no quería que estudiara, y me siento muy orgullosa de que, auqne mi promedio sufrió las consecuencias, trabajé durante todo ese periíodo para poder seguir aquí, y lo que aprendí, más allá del número, quiero que sea útil, que pueda usar ese conocimiento y mis habilidades para dejar algo bueno a donde vaya, hacer eso de la existencia, que si bien, es complicado por definición, un poco más llevadero, para mí y para quienes me rodean, y por eso quiero estudiar esta especialidad, psiquiatría. Yo siento que a mi, aprender a entenderme, me liberó de muchas cosas, y qué más bello que pasar el favor, y ser de utilidad para que otros aprendan a entenderse. Además de que, la mente humana es un lugar tan interesante y basto, aunado a la parte científica de esta disciplina, qué deleite como estímulo intelectual.
Pero bueno, soy Andrea, médica, ilustradora, pintora, amante de los animales y las plantes, curiosa, con chispazos de lucidez y también lapsus brutos no tan infrecuentes como quisiera. Hermana, hija, amiga. Inquieta, muy inquierta.
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