Hoy me quedé parado observando un diente de león. Crecía alargado en medio de un pastal, con esa corona blanca que parecía dos o tres tallas por encima de lo que el tallo podría soportar. Estaba torcido, claro, pero de alguna manera se sostenía.
Pasó un rato. Mi observación terminó cuando un ventarrón lo sacudió con fuerza hasta despojarlo de su corona. Las semillas se evaporaron en el aire hasta desaparecer de la vista, como una estela de humo. El tallo quedó incluso más caído, como si la ausencia de su corona fuese más pesada que ella.
Caminé siguiendo la dirección del viento, pero ya no pude ver más semillas. Pensé que apenas hace unos segundos ellas estaban ancladas a algo, a la tierra; pero el más mínimo soplo consiguió desarraigarlas.
¿Qué pensará una semilla antes de ser arrancada? Quizás se piense seria y muy centrada, o incluso se imagine a sí misma como una parte vital para el funcionamiento de la planta que la sostiene. Estará muy ocupada en medio de sus cavilaciones. Nunca podría pensar en el viento que viene, no puede verlo. ¿Y qué pensará después? No creo que piense gran cosa cuando ya fue arrancada. Una vez en el aire, ya no hay pensamiento que valga.
Volví a mi casa con una sensación agridulce. Yo siempre había pensado en mí mismo como un león, pero al parecer no llego ni siquiera a diente: soy una semilla. Me pregunto dónde terminaré plantado.
(Bueno quizás sí puede haber algún pensamiento que valga).
quiero guardar silencio
para escucharme bien
dejar de ser un sordomudo
de mi propio ser
poder vivir en armonía otra vez
como antes de ser
el ser que yo me inventé
...
flotar sin dirigirme más
cantar mi melodía interior
poder vivir en armonía otra vez