Mi diosa, mi reina, la nube andante de mi mente, la rosa carmesí que tiñe de fuego mis párpados y vuela en el jardín de mis desvaríos y mis más profundos placeres.
Ninfa de agua que nubla la razón, que llueve en mi interior y empapa la pasión cuando se vuelve eterna tentación.
Te quiero conmigo, ya sea de día o de noche, en la razón o la locura, en lo blanco y lo negro... Porque sin importar, eres mi amor permanente, la musa de mis más sentidos sueños.
Leregi Renga
16 notes
·
View notes
En la ingrávida añoranza te vivo intensamente, te siento, luego parpadeo
3 notes
·
View notes
Los párpados son los órganos móviles que protegen a los ojos de las agresiones externas (basura, frío, luz, etc.) Éstos pueden sufrir irritaciones o eccema.
SENTIDO BIOLÓGICO:
El párpado tiene la función de humedecer y limpiar la superficie del globo ocular. Evidentemente también cumple la función de proteger los ojos al cerrarlos. El músculo del párpado es proporcionalmente el más potente del cuerpo humano.
CONFLICTO:
Conflicto de motricidad en relación a lo que veo.
“No puedo ver sin ser visto».
El DOLOR EN UN PÁRPADO te indica que no te proteges bien de las agresiones externas, es decir, que te dejas influir mucho por lo que ves. Quizá seas una persona que no se concede el derecho de cerrar los párpados para descansar o acostarse. Quieres verlo todo.
Si tienes el PÁRPADO IRRITADO, date cuenta de que lo que te irrita es tu percepción de los hechos y no lo que sucede realmente. Si no puedes tolerar lo sucedido, date permiso para retirarte, para descansar.
PÁRPADOS HINCHADOS Y BOLSAS: Párpados hinchados son el signo de que vivo tristeza que se expresa por lágrimas, pero quiero retenerme, guardar mi dolor en mi interior.
Conflicto relacionado con los hijos, los prójimos, los cercanos a nuestra identidad en una tonalidad visual. “¡Es mi hijo!”. Personas separadas de sí mismas que tratan de copiar a los demás denigrándose. Pensar en gente que no volveremos a ver.
ECCEMA: Más bien en la tonalidad de separación, “gente a la que no volveremos a ver”.
Si mis PÁRPADOS CERRADOS A MEDIAS, hay algo o alguien en mi vida de quien quiero huir o que no me atrevo a mirar de frente.
PARPADEAR RÁPIDO: Mis párpados tienen tendencia a parpadear más rápido cuando vivo un estrés o una tensión más grande que de costumbre. Estoy en “sobre – voltaje” para con lo que veo.
TUS DOLORES Y SÍNTOMAS FÍSICOS MUESTRAN LOS CONFLICTOS DE TU VIDA QUE NO HAS RESUELTO. TE ENSEÑAMOS A ESCUCHAR A TU CUERPO, PARA DETECTAR Y RESOLVER TUS CONFLICTOS.
Un síntoma o enfermedad indica que se ha vivido un impacto conflictivo al que el inconsciente responde con un programa de adaptación.
¿QUIERES APRENDER A SANAR LOS CONFLICTOS OCULTOS QUE PROMUEVEN LAS ENFERMEDADES Y SÍNTOMAS FÍSICOS?
Te ofrecemos un programa único, de Sanación Personal y Formación Profesional, con las más modernas técnicas para promover la sanación integral de las personas: Tanto a nivel físico, emocional, mental, espiritual y actitudinal.
Diplomado de formación profesional en Coaching NeuroBiológico, con triple certificación internacional.
Solicita la información!
0 notes
Eyes portrait drawing #Ojos #Pupila #Iris #Esclerotica #Cornea #GloboOcular #Parpados #pestañas #Eyes #Eyelashes #Pupil #Eyelid #Eyeball #sclera #PencilDrawing #PortraitDrawing #anatomicalart #AndrewLoomis #AndrewLoomisMethod #AcademicDrawing #PencilSketch #DibujoConLapiz #DibujoALapiz #DibujoAcademico #DibujoAnatomico #Boceto #BocetoALapiz https://www.instagram.com/p/CnyORebsc-7/?igshid=NGJjMDIxMWI=
0 notes
vash grief 💖🎉🎉🎊🎊🎊🎊🎊💕💓💞💝💝💗💖💕💓💞💝🎊🎉💝🎊💓💗💕💝🎊
7 notes
·
View notes
Angelic smile
Look
That is a tiktok about fallen Emily and cat Alastor
That's all
Have a nice day!
0 notes
8 pasos de maquillaje para destacar tus ojos
¡Deslumbra con estos consejos de maquillaje para resaltar tus ojos!
Hola, Curly. Si te has preguntado alguna vez: ¿cómo puedo usar el maquillaje para que mis ojos destaquen? Hoy te voy a responder a esa pregunta con 7 sencillos pasos. Y aunque existen varias técnicas de maquillaje que puedes usar, para resaltar tus ojos y hacer que destaquen más. Esta me parece la más sencilla de seguir. Por lo…
View On WordPress
0 notes
BELLEZA: EL PÁRPADO CAÍDO o ENCAPOTADO
BEAUTY: THE DROPPEN OR OVERLOADED EYELID
HOLA MUNDO..!!
La mirada es una de las características que nos proporciona atracción magnetismo y belleza, de hecho, es uno de los puntos más referentes para los maquillistas en todo el mundo para acentuar la mirada, embellecerla y volverla casi casi cautivante. Sin embargo, los ojos con párpados caídos o encapotados que hoy nos ocupa son aquellos ojos…
View On WordPress
0 notes
Me hizo dos preguntas simples y me hizo darme cuenta de la realidad dentro de esta peli de cienciaficción que quiero vivir. Porque yo aveces me quedo en las nubes y necesito apoyo y perspectiva para mis visiones. Gracias. Te amo fuerte
1 note
·
View note
Cirugía de párpado
Cirugía de párpado
Cirugía de párpados | La cirugía plástica es una de las operaciones que se ha vuelto muy popular hoy en día, especialmente entre las mujeres, ya que rara vez encontramos a una persona famosa o conocida que haya realizado una serie de operaciones estéticas como rinoplastia , sonrisa de Hollywood , estiramiento facial, aumento de labios. y cirugía de párpados. Por ello, en este…
View On WordPress
0 notes
Hands to myself | Esteban Kukuriczka.
Sumario: mañanas tranquilas con tu novio.
Warnings: sexo explícito (+18), fingering, sexo desprotegido, dirty talking.
Notas: cómo argentina, me parece preocupante la falta de fanfics que hay de este hombre xx.
Créditos: esta inspirado en la canción de Selena Gómez, las imágenes del principio no me pertenecen y las encontré en pinterest, sin embargo, el collage fue hecho por mi.
1.3k words.
La suave brisa bonaerense inunda el amplio cuarto, jugueteando con mis mechones, desperdigados en las almohadas. El sol empieza a colarse sin consideraciones por las ventanas entreabiertas, obligando a mis cansados parpados a perforar mi sueño.
Los fuertes brazos anclados en mi cintura me atraen aún más cerca del hombre dormitando a mi lado, su rostro anidado en mi cuello, su dulce y varonil aroma inundando mis fosas nasales, envolviéndome en su calor corporal.
“Buenos días, Tebi”- Murmuro suavemente, cubriendo sus hombros con delicados besos para despertarlo.
“Buenos días, preciosa”- Responde, despegándose de la somnolencia y serpenteando sus extremidades con las mías.
Hinco mis dientes seductoramente en su piel descubierta, salpicándolo con pequeñas marcas rojas en contraste con su tez pecosa. Ansiosa, deslizo mis piernas sobre las suyas, posicionándome a horcajadas sobre su regazo.
“¿Andamos cariñosas esta mañana?”- Socarrón, amasa la desnudez de mis caderas entre sus palmas, causando que nuestros sexos se rocen firmemente. La burlona fricción no está ni cerca de ser suficiente para calmar las llamaradas que empiezan a asentarse en mi estomago bajo.
“Dale, amor, ¡por favor te pido!”- Ruego impaciente, tratando de replicar sus movimientos. Su agarre me mantiene estática en mi lugar, sin permitirme mover.
“¿Por favor qué?”- Finge inocencia mientras las puntas de sus dedos empiezan a dibujar entramados sobre mis costillas, trepando hacia mis pechos.
Atrapa mis pezones entre sus yemas, jugueteando con ambos a la vez, hasta sentir como se endurecen ante sus atenciones.
“Tocame, te necesito…”- Aclaro sin aliento.
Con una sonrisa ladina, acerca su boca hacia el derecho, provocando el montículo con la lengua hasta empezar a succionarlo con urgencia. Me enredo en su cabello, tirando de el con ferocidad, ganándome un gimoteo de satisfacción de su parte.
Separándose de mi abusado busto, observa mis ojos con cierta malicia impresa en los suyos al tiempo que me restriega contra su palpitante centro. Una creciente erección se hace notar bajo la ropa interior que nos separa.
“Mira lo que me haces”- Acentúa su punto al embestir mi coño cubierto con su pulsante miembro. Mi boca se entreabre ante el placer repentino- “Me pones tan duro.”
“Tebi, no puedo más”- Susurro cuando su mano baja por mi estomago hasta hallar mi intimidad, desliza mi tanga por mis pantorrillas para así estimular el clítoris en premeditados movimientos circulares. Creo enloquecer ante sus ralentizadas caricias
Asienta su toque errante en mi humedad, sus yemas buceando entre mis jugos. Retira sus dedos índice y corazón, para luego sorberlos ruidosamente, lamiendo mi reluciente excitación.
“¿Quién te tiene así de mojadita? Mh?”- Pregunta orgulloso, sabiendo perfectamente que el es el causante.
Reanuda sus ministraciones en mi núcleo, colándose por entre mis labios para penetrarte con dos dígitos. Mis orbes fijos en sus movimientos, aun desconcertada por lo obsceno de su accionar.
Rápidamente acelera sus movimientos, curvándose para golpear la esponjosa cavidad. Su longitud roza todos mis puntos sensibles, acercándome a un inexorable crescendo. Sumergida en el disfrute, lo único que escapa mis cuerdas vocales son quejidos de satisfacción, entrelazados con gemidos nombrándolo.
“Contestame, nena. ”- Reclama, forzando el contacto visual al aprisionar mi mandíbula en su agarre.
“Vos, Kuku, ¡solo vos!”- Contesto, hundiendo mis uñas en la tersura de sus bíceps, marcando lunas crecientes para la posteridad. Una sonrisa engreída tiñe sus delicadas facciones al notar mi estrechez aspirándolo, signo de mi orgasmo aproximándose a pasos agigantados.
Meciéndome sobre sus largos dedos, comienzo a percibir las avasallantes olas de mi culminación; la presión en mi vientre amenazando con explotar, la euforia difuminando todo a mi alrededor, centrándome solo en el rostro de mi novio cercano al mío.
El clímax se ve remplazado por un insoportable vacío cuando retira sus dígitos de mi calor, negándome la liberación. Un sollozo se cuela por mi expresión desahuciada, mis ojos alarmadamente abiertos cubiertos por una fina capa de lágrimas.
“No no no, por favor”- Lloriqueo en su oído, tratando de reganar el pasado contacto. Sus fuertes extremidades me aquietan por encima de su muslo, logrando que mis movimientos mueran lentamente.
“Tranquila, linda. Ahora te voy a coger, ¿sí?”- Pronuncia, apaciguando mis patéticos hipidos. Asiento frenéticamente, deseosa de sentirlo en mi interior.
Con un preciso movimiento, me enjaula bajo suyo, su largo cuerpo enmarcando al mío. Lo observo despojarse de sus calzoncillos, ardiendo al presenciar su desnudez absoluta.
Mis ojos merodean desde su esbelto pecho hasta los colorados vellos que trazan el inicio de su pelvis, gruesa y rebosante de líquido preseminal.
Casi ausente, permito que mi mano recorra su cuerpo, centrándome en su furioso pene. Con lánguidos movimientos, trazo su longitud, torciendo mi muñeca para proporcionarle el mayor placer posible.
“Me vas a matar, bebé”- Confiesa, acalorado y excitado. Sus rizos cobre empiezan a pegarse a su frente ante el esfuerzo físico, unas singulares gotas de sudor recorren su tórax.
Toma mis extremidades superiores entre sus garras para anclarlas sobre mi cabeza, dejándome completamente a su merced. Con un gesto busca mi consentimiento, el cual soy rápida en proporcionarle.
Su glande comienza a ingresar por mi núcleo, empujándose pacientemente dentro mío. Mas allá de la cantidad de veces que repitamos el procedimiento, jamás lograría acostumbrarme a la deliciosa manera en que me estira. El aire se condensa de sus suspiros de alivio al sentir su polla completamente en mi interior.
Así, inmóvil entre mis piernas, logro sentir cada una de sus vena latiendo dentro mío, las crestas y surcos que lo componen.
“Hace conmigo lo que quieras, Kuku, pero por favor movete”- Demando sin aire, todavía pasmada por la intrusión.
Ni bien las palabras me abandonan, Esteban retira su falo casi por completo antes de embestirme ferozmente. Su boca yace abierta, su cara contorsionada por el deleite, sus cejas arrugadas entre sí… La vista más bella del mundo.
Noto que mis caderas intentan acompasarse a su compás, encontrándolo a medio camino. Un frenesí casi inhumano apoderándose de ambos, obligándonos a acelerar el ritmo para satisfacer aquel deseo tan primal.
Su palma izquierda apresando mis muñecas fuera de su camino, la derecha se posa en mi abultada panza, advirtiendo la protuberancia que su pene delinea en mi vientre bajo. Un gemido nace de mi garganta al notar lo que ocurre.
“Así de profundo te estoy cogiendo, nena”- Gruñe en mi oído, su mano aún en mi estómago, sus penetraciones cada vez más hondas.
“Ay, Esteban, estoy tan llena”- Plaño frente a su boca, robándole un chape al notarme increíblemente mojada ante la imagen.
Vuelven a apropincuarse las primeras olas de mi culminación quemándome por dentro, consiguiendo desesperarme por concluir. Sin siquiera notarlo, mi voz se fuerza por vociferar el regocijo que me inunda, aumentando su volumen a medida que mi clímax me alcanza.
“Dios, me voy a venir”- Advierto, enloquecida por las sensaciones apoderándose de mí. El mayor se apresura, complaciendo mi pedido tácito.
Su boca busca de nuevo la mía cuando mi coño pulsa delirantemente su entrepierna, buscando conducirlo hacia su propia liberación.
“¿Ah sí? ¿Me vas a empapar la chota, amor?”- Cuestiona, sabiendo cuanto me gusta que me hable así de sucio.
Su nombre huyendo de mis labios como mantras, mis uñas anclándose en su espalda, marcándolo como propio.
Me entrego al orgasmo que me engulle, mi cuerpo retorciéndose espasmódicamente bajo su imponente figura, mi centro manchándolo con mi corrida al contraerse.
En la brevedad, aúlla desaforado pues su masculinidad pulsa hasta derramarse dentro mío. Su semen pintando mis paredes internas, colmándome por completo.
Se retira de mis cavidades con lentitud luego de venirse, procurando que sus espermatozoides permanezcan en mi interior. Selecciona mi ropa interior de las desechas sabanas, calzándomelas como si nada.
“Así no se escapa nada”- Murmura, regalándome un pico. Me fascino ante la idea de mantener su eyaculación así de cerca de mí.
Lo arropo contra mí, exhausta y saciada, con la intención de quedarme atrapada en sus brazos por un rato más. Recíproca mi voluntad, reposando su cabeza entre mis pechos y acariciándome delicadamente.
“Te amo”- Digo luego de unos instantes, observándolo maravillada.
“Yo te amo más”- Responde, presionando nuestras bocas en un beso descuidado.
486 notes
·
View notes
No fue tu hermoso cuerpo,
ni tus infalibles métodos
de seducción.
Fue la belleza que encontré
en tus características, aquellas
que consideras mínimas e insignificantes,
pero que, ante mis ojos,
forman parte de una obra de arte.
Yo caí profundamente por tus risas,
y la armonía que destilas a través de tus sonrisas
ilumina el mundo, endulza la amargura de la vida.
Por la manera en que hablas suave
y me haces flotar encima del firmamento.
Por cómo estremeces mi cuerpo
cuando derrites mis oídos con susurros.
Por cómo tus parpados se cierran
y tus expresiones reposan serenas
y tu respiración se sosiega
mientras duermes sobre mi pecho.
Por tu dulce mirada que atraviesa
mis paredes al mirar a través de mí.
Por el movimiento de tus besos,
y por el acento que usas al decir mi nombre
que convierte mis sentimientos en un torbellino.
Por la calidez que emanas:
hace que anhele estar a tu lado eternamente,
hace de tu presencia un lugar de paz.
Por la forma en que expresas lo que sientes
(provoca que quiera cumplir tus expectativas).
Por cuando no callas tus pensamientos
(provoca que nunca deje de escucharte).
Y cuando enfrentas tus batallas quisiera estar allí para protegerte de tus enemigos, pero tu valentía es tan gigante, a veces aterradora, que termino dando un paso atrás. No digo que esté mal, fuerte guerrera, me llena de admiración verte posicionarte sin miedo delante de tus tropas.
Por las veces que me cuentas sobre tus sueños,
sobre tus recuerdos, son como una melodía
que no me canso de escuchar.
Por la manera tan peculiar
que tienes de sacudir mi piel al tocarme,
mi alma se electrifica y esa es una reacción
que nadie ha logrado causar.
Por cómo tus curvas se ajustan a tus vestidos.
Por cómo tu cabello cae, mojado y lacio.
Por tu sentido de la moda
que revoluciona las tendencias actuales,
luces como una estrella que todo el mundo quiere tocar.
Al verte, no temo confesar que me enamoré.
No me intimidan las dudas de gritarle al viento
que eres la mujer más hermosa que he conocido
y a mi corazón, lleno de grietas y cicatrices,
que eres el amor de mi vida, el correcto,
y lo harás risueño y verdaderamente feliz.
Te amo más de lo que imaginas.
Te amo como nunca he amado a nadie.
Eres la primera con quien he recuperado
mi fascinación por el arte de amar.
Eres la primera que ha tocado mis rosas
sin preocuparse por las espinas.
Eres con quien deseo pasar
el resto de mi existencia.
-Dark prince
215 notes
·
View notes
La oscuridad era su amiga, es la primera enseñanza que le dieron cuando sus poderes se manifestaron en una rabieta cuando tenía apenas cinco años, refunfuñando y desobedeciendo; escondiéndose en esas mismas sombras hasta que fue localizada por su padre y traía de nuevo a la luz. La oscuridad era una aliada y lo había visto, puesto que todas las semanas posteriores a haberse separado del resto de sus amigos y comenzar su travesía en búsqueda de los monjes de sombras que la entrenaron no hace mucho tiempo, solo la noche les ayudaba tanto a ella como a Eunho para camuflarse, esconderse y no perderse. La magia negra era más poderosa en ese momento, tanto la Shadow Walker como el nigromante, habían logrado sobrevivir de soldados de la luz y personas que les estaban persiguiendo por sus poderes. Pero Jisu deseaba más que nada, poder volver a ver la luz, que Taehwa le sacara de las sombras y le llevase de regreso a los brazos de su padre Ryeohee, que le acunara entre ellos y el dulce aroma a menta combinado con frutos del bosque, le durmiera. Pero eso no iba a pasar, no cuando la pesadilla se repita una y otra vez cada que cierra los ojos, como la tierra se abrió, grandes y esqueléticos brazos salieron del abismo y se tragaron a sus padres y tíos, desapareciendo frente a sus ojos y el lazo que los unía como familia se cortó. No podía sentirlos, no podía percibirlos más, estaban muertos.
Una lagrima escapa de la comisura de sus ojos y el cuerpo tendido de la muchacha se estremece en sueños, las costillas le duelen y está segura de que ha sido magullada por una pelea, una donde salió victoriosa si estaba viva pero no puede asegurar si su hermano estaba bien y completo. Su cuerpo no responde y reniega, gruñendo como lo hacen los de su clase e intenta concentrarse en otro de sus sentidos, el olfato. Siente la tenue esencia de eucalipto con ébano y puede respirar tranquila, Eunho está bien y estaba no hace mucho, ahí a su lado. No obstante, son otros aromas desconocidos los que le hacen enfocarse en el dulzor de las flores y las frutas, algunos aromas fuertes como antisépticos y pócimas alcoholizadas. Recuerda a su tío Taeim, quien curaba sus raspones con el solo soplido de su magia rosada y blanca, el mismo aroma del cuidado y la delicadez que estaba percibiendo ahora. Inspira más fuerte, llevándose un golpe directo a todos los sentidos gracias a la flor de iris y el dulzor exquisito del durazno, puede prácticamente saborear la fruta en su boca como si estuviese clavando los colmillos en ella, su cuerpo reacciona por fin y los parpados se abren para dejar entrever un par de pupilar rojizas, un impulso meramente salvaje del animal que habitaba en su interior, tal vez intentando lucir atemorizante, tal vez y simplemente, una reacción natural de un alfa hacia un omega de espectacular aroma. Está desconcertada, se nota en lo frenético de su vista tragándose cada cosa que ve, el lugar desconocido, una cama que no le pertenece, el sonido de personas y risas en el exterior hasta caer en la muchacha que estaba al costado de su lecho. El corazón le martilla ridículamente en el centro del pecho y no es por miedo, es por algo que no puede ponerle nombre y es entonces que el golpe de realidad vuelve a azotarle la mente cuando un oleaje del mismo aroma vuelve a calarle en la nariz. Recuerda a su enemigo, una espada encajada en su costillar, el grito de Eunho y el descontrol completo de su instinto abriendo un agujero negro en el piso, tragándose al soldado de luz para llevárselo a dios-sabe-donde, salvándolos. Jisu se desplomó en un paramo verde e iluminado por la luna, cayendo de rodillas alcanzando solo a levantar la vista cuando lo que parece una ninfa, un hada o una criatura mágica hermosa aparece en su campo de visión. El mismo aroma de durazno y flor de iris estrujándole el alma antes de caer en un profundo sueño, su cuerpo cayendo rendido cuando sintió que podía confiar en aquel extraño ente. - —Fuiste tu — -menciona, las cuerdas vocales apretadas y secas hacen que su voz salga grave y apenas audible por el desuso, ¿cuánto tiempo estuvo dormida? Jisu traga saliva, incomoda por la sensación, pero vuelve a hablar. - —Fuiste tu quien apareció ahí… ¿dónde está mi hermano? ¿está bien?
9 notes
·
View notes
Al final del día frente al espejo la máscara cae, los sentimientos quedan a flor de piel y las lágrimas fluyen después de tanto reprimirlas.
La hora de la verdad llegó, es difícil enfrentar los propios fantasmas. Estar cara a cara con la soledad, de la que desesperadamente se intenta escapar minuto a minuto.
Mientras las horas pasan la oscuridad se convierte en un suave consuelo, que arrullando el pensamiento va ofreciendo un poco de paz; para sobrevivir hasta el siguiente ocaso.
Una y mil noches pesan en los parpados, que se enjuagan cada vez empapando la almohada. Bellos ojos cristalinos que ruegan por un reflejo amable al amanecer. Un reflejo que no es más que una seña de aceptación, de amor propio.
Así día a día, hasta entender... Un reflejo no brilla sino lo hace uno mismo brillar y para eso, primero se le debe una sonrisa robar.
París
62 notes
·
View notes
NEGRA VENGANZA
→ Rhaenyra Targaryen + Daemon Targaryen x Targaryen!OC [Vaella Targaryen]
✦ Sinopsis: El dolor de las pérdidas requieren medidas desesperadas para una venganza apropiada.
✦ Advertencias: Angst / Mención de muerte / Relación familiar/platónica.
✦ Palabras: 1984
✦ Nota: Por un segundo consideré hacerlo romántico, pero decidí dejar el incesto e ir por la idea original... De cualquier forma, ¡ojalá les guste! Likes, reblogs y comentarios son muy apreciados ♡
Abrazadas una a la otra, Vaella escondió el rostro de su hermana mayor cerca del pecho mientras lagrimas le mojaban la ropa. El fallecimiento de Viserys, la perdida de Visenya y la muerte de Lucerys fueron golpes demasiado fuertes que quebraron su corazón, y no podía más que sostenerla al ser un dolor que ninguna palabra arreglaría.
Le frotó la espalda y acarició su cabello, juntas permaneciendo sentadas al borde de la gran cama mientras el fuego de la chimenea entregaba algo de calor a tanto frío y oscuridad.
—No permitiré que ningún verde quede sin conocer tu sufrimiento, lo prometo —anunció, la voz sonando estrangulada debido a la angustia y la furia.
Rhaenyra asintió y se enderezó un poco, con una mano limpiando los ojos en un vago intento de recomponerse. En silencio la observó admirando su fortaleza, como, a pesar de éstos momentos privados, en el día a día era capaz de vivir sin colapsar y planear tan merecida justicia.
La puerta de la habitación se abrió y ambas observaron a Daemon, el cual apreció la escena e ingresó con lentitud. Acortó la distancia y se arrodilló frente a su esposa, a quien tomó de las manos e intentó darle un mínimo de confort.
—¿Necesitas algo? Puedo llamar a los sanadores y que…
—Estoy bien —interrumpió elevando el mentón y guardando la pena, enseguida mirando a la menor—. Es tarde, debes descansar.
—Sabes que no me importaría pasar toda la noche contigo —respondió sincera al tiempo que le acunaba una mejilla.
Rhaneyra hizo una torcida y triste sonrisa y colocó su propia palma encima, con unas caricias de pulgar animándola a ir a su propia habitación.
—No dudes en pedir ayuda si tienes problemas para conciliar el sueño —dijo al tiempo que se ponía de pie.
—Lo sé —confirmó, rápido bajando los parpados cuando ella se inclinó a darle un delicado beso en la frente.
—Es difícil con el torbellino emocional, pero deben dormir. Los dos.
Daemon echó un vistazo y apreció la mirada de advertencia que le regalaba, sin decir nada el matrimonio observando como se retiraba.
Absoluto silencio la envolvió en los sombríos pasillos, el monologo interno del dolor de ya no tener a su padre y sobrinos poniendo la racionalidad al límite. Ante el resto intentaba mantener las formalidades, pero se sentía al borde de la locura y no podía evitar admirar a su hermana por lo entera que se mantenía.
Con aflicción apoyó ambas manos en el marco de una ventana y dejó caer la cabeza, silenciosas lagrimas manchando el suelo en puntos oscuros. Incoherencias bailaban esperando que actuara respecto a alguna de las ideas de venganza, entonces enfocándose en la más obvia: dragones.
Desde joven tuvo la condena de ser incapaz de entregar vida a los huevos en Pozo Dragón, los tres que pasaron por sus manos falleciendo o naciendo con deformidades. Llegó un punto donde simplemente se alejó de las criaturas para evitar llevarles la maldición que reinaba sobre ella, pero ahora confiaba que era momento de entregarse a su destino como Targaryen y volar sobre uno.
Recordaba a Daemon mencionar que existían dragones sin dueño y que algunos vivían en la isla, los cuales obtener sería de enorme ayuda para la guerra.
—Debo hacerlo —susurró para sí misma, pronto mirando las estrellas con un nudo temeroso y emocionado.
Apretó los labios y rechinó los dientes, en un impulso yendo a su habitación a arreglarse. No había tiempo que perder, así que rechazó a las sirvientas que querían cambiarla a ropa de cama y simplemente indicó que preparan un caballo.
—¿Un caballo, Princesa? —preguntó la de más antigüedad con el ceño fruncido, casi como si hubiera imaginado las palabras.
—Si, saldré a los terrenos —respondió indiferente, de un cajón sacando pergamino y tinta—. En media hora estaré en la entrada, aguarden allí.
Con miradas confundidas y preocupadas, el pequeño grupo de mujeres salió y Vaella se sentó. Admiró el vacío papel y con profunda inspiración empezó a escribir, su corazón volcándose en sinceridad hacia su hermana en caso de que no regresara de tan peligrosa misión.
Dejó el pigmento secar e hizo una rápida visita al baño, una vez lista agarrando la extensa nota y partiendo con paso cuidado. Revisó en no cruzarse con ningún familiar y contuvo el aliento cuando vio a Daemon abandonar el cuarto principal, tensa siguiéndolo con la mirada hasta que pudo aproximarse. Arrimó la puerta para no provocar ruido y descubrió que Rhaenyra dormía, al acercarse identificando que estaba en un sueño muy ligero.
Apretó los labios y con excepcional cautela deslizó parte del pergamino bajo la almohada, un par de veces petrificándose al creer que le había despertado. De todas formas, logró escapar y un gran peso la abandonó, por unos segundos creyendo que enfrentarse a un dragón salvaje era menos peligroso que confrontar a su hermana.
Con más seguridad anduvo hasta la entrada, donde el grupo de mujeres y un caballero esperaban. Sonrió satisfecha y dio un pequeño agradecimiento antes de indicar que no se preocuparan, al agarrar las riendas dando un asentimiento de despedida. Miró la luna y la luz plateada que iluminaba su camino, embelesada ignorando el dolor y la guerra que acababa de comenzar.
—¿Dónde vas?
El sobresalto hizo que trastabillara y frenara en seco, rápido girando y viendo como de las sombras salía Daemon.
—¿Qué haces aquí? —preguntó con una mano en el pecho, la sorpresa transformándose en malhumor.
—Desde uno de los pasillos pude ver como traían el caballo y vine a investigar —inclinó la cabeza con profunda seriedad—. ¿Piensas escapar?
—¿Crees que puedo cruzar el mar con ésto? —enarcó una ceja sacudiendo las riendas.
—¿Entonces?
Vaella calló y dudó, al sospesar sus opciones definiendo que él podría ser quien más comprendiera la motivación de lo que iba a hacer.
—Conseguiré un dragón.
El masculino frunció el entrecejo y cambió de peso a la pierna izquierda, luego relajando las facciones y cruzando los brazos.
—¿Cuál?
—Caníbal.
Daemon sonrió y bufó, por un segundo viendo hacia un costado mientras la repuesta se procesaba.
—Es un dragón que nunca fue montado, te matará apenas aparezcas.
—Tomaré el riesgo.
—Rhaenyra no soportará la pérdida de otro familiar —dijo firme y dando un paso hacia ella.
—Es fuerte y tiene dos hijos que vengar, entenderá la razón de mi accionar.
—Hay un límite para la locura.
—¿Desde cuándo? —infló el pecho—. Pensé que me apoyarías, que entenderías.
—No podemos perderte, tus primas y sobrinos también te necesitan.
—Existe la posibilidad que durante la guerra de todas maneras muera a causa de un dragón, ¿no sería mejor tomar la oportunidad e intentar tener ventaja?
—Considero que ambos tenemos razones válidas para contradecir al otro, pero...
—Aparento estar bien, pero ciertamente por no es así —interrumpió con dureza, incluso elevando el tono de voz—. Me volveré loca de la furia y el rencor, quiero que paguen y ser yo quien los ejecute. No importa que tan terrible, cruel o arriesgada tenga que ser, cobraré todo lo que nos hicieron.
Daemon inspiró y enderezó los hombros, el fuego dorado en las pupilas contrarias opacando el brillo de la luna. Jamás había cruzado tal arista de su personalidad, y, a decir verdad, la sed de sangre casi lo dejó sin habla.
—Hazlo.
El permiso sirvió para despejarla al igual que un baño frío por la mañana, cualquier rastro vengativo desapareciendo y siendo reemplazado por estupor.
—¿De verdad?
—Sabes lo qué harás y porqué, no pienso entrometerme.
Vaella tardó unos momentos en recomponerse e hizo una pequeña mueca relajada, así acercándose a él y colocando la mano libre en su hombro.
—¿Alguna palabra de buena suerte o cariño? Puede que sea la última vez que nos veamos.
—No mueras —dijo simple, y ella rodó los ojos dándole la espalda.
—Si fallezco prometo que como fantasma iré a Desembarco del Rey a molestar a cada uno de los verdes durante la noche, el insomnio nos dará ventaja —resopló mientras daba el impulso y subía al caballo.
—Junta la familia y dominen la Fortaleza Roja, en grupo pueden que logren algo grande —aconsejó, hipnotizado admirando como la luna la hacia centellear.
—No es mala idea —reconoció, el concepto de fallecer y encontrar a quienes amaba tampoco siendo desagradable—. Le dejé una carta a Rhaenyra cerca de la almohada, avísale por si no llega a verla.
Daemon asintió y ella le sonrió, en un eterno segundo memorizando su rostro y luego dando la orden al caballo de andar. Sin arrepentimientos se sumergió a la parcial oscuridad, el ruido de los cascos golpeando la tierra siendo la única compañía en la sepulcral noche. Las horas a solas sirvieron para desconectar y fluir, al repasar su vida tomando conciencia de ciertas decisiones y qué podría haber hecho mejor, cada tanto reconociendo cuando actuó bien.
El inicio del amanecer señaló el comienzo del real desafío, el viento marino borrando una lagrima fugitiva mientras descendía del caballo. Acarició al animal y dejó que pastara, la ansiedad evitando reflejarse en su calmo exterior mientras se acercaba al límite del acantilado. Con una mano frotó los labios en estrés, rápido entendiendo que, una vez que bajara, la única forma de salir sería volando.
Inspiró profundo y admiró el horizonte que se empezaba a iluminar, por primera vez sintiendo el cansancio físico del sufrimiento emocional y la falta de sueño. Incluso si no tenía espejo o gente que se lo mencionara, podía sentir las ojeras y la hinchazón de los parpados luego de tanto luto. Extrañamente, el agotamiento ayudaba a nublar el juicio e impulsó aún más los deseos de justicia, la memoria del martirio de Rhaenyra siendo suficiente para que descendiera.
Las prendas rápidamente fueron rasgadas a medida que las rocas raspaban, manos y piernas enrojeciendo y sangrando ante el difícil camino. Gruñó, maldijo y jadeó a medida que se lastimaba, luego de algunos resbalones logrando arribar al nivel donde el infame dragón vivía.
Avanzó con sumo cuidado y observó el agitado ponto más abajo, al marearse dejando la vista al frente mientras instintivamente los sentidos se agudizaban para ubicar la amenaza. El viento, las olas y aves costeras cubrían cualquier rastro sonoro, aunque la sal y el pescado no tapaban el olor a dragón.
Frenó a metros de la entrada y durante unos segundos descansó contra el acantilado, la idea de morir provocando cosquillas en su estómago. El placer de la sensación hizo que riera, un leve rastro de lucidez señalando que ciertamente no estaba en sus cabales.
Observó los hermosos colores matutinos y en un parpadeo acortó el trecho, enseguida estando frente a frente con la oscuridad de la profunda cueva. El asomo del sol no lograba destapar los secretos del interior y con cautela avanzó hasta donde la luz llegaba, activamente buscando alguna señal de la bestia. Las pistas escaseaban y eligió adentrarse más, de pronto un retumbar grave y perezoso sacudiendo la roca bajo sus pies.
Cada músculo entró en alerta y tragó entendiendo que estaba más cerca de lo que creía, entonces notando como una masa negra se movía a solo unos brazos de distancia. Afiló la visión y dejó de respirar cuando un gran ojo apareció, lentamente parpadeando como quien acaba de despertar. De a poco elevó la cabeza y la inmensidad del cráneo la deslumbró, comparando y deduciendo que solo Vhagar podía ganarle en tamaño.
Tragó el nudo en la garganta y se preparó para enfrentar el juicio de la bestia, como Targaryen siendo criada para comandar el fuego o morir a causa de él. Dio un paso y Caníbal rugió, la muestra de intimidación haciéndola enorgullecer al considerarla una amenaza lo suficientemente digna.
Sonriendo grande y resplandeciendo en llamas gracias al amanecer a su espalda, Vaella avanzó firme a conocer al salvaje que nadie pudo domar.
58 notes
·
View notes