"no puedes amar a nadie sin antes amarte a ti mismo". Una de las frases más cliché y engañosas que he escuchado en mi vida, nunca la entendí, nunca le encontré sentido. No es indispensable amarte para amar a alguien más pero sí es necesario amarte para tener un amor sano, para conocer tus límites y no caer en relaciones tóxicas. La explicación estándar de esta frase es que el amor no duele ni hiere pero si eso fuera verdad entonces todo lo que sabemos del amor estaría mal, no se sufriría por amor, no serías capaz de amar a alguien que te manipula o te hiere y eso incluiría a la familia y a los amigos. Porque muchas veces sacamos a personas de nuestra vida, no porque dejemos de amarlas sino porque nos hacen daño y nos elegimos a nosotros mismos sobre ellas aunque nos duela. Amarte a ti mismo no te da un poder milagroso para amar al resto, te muestra como quieres ser amado y que no tienes que quedarte en un lugar en el que no estás cómodo por complacer a nadie, a separar entre las personas que realmente se preocupan y quieren lo mejor para ti y las personas que quieren sacar algún beneficio de ti.
Después de 11 años en silla de ruedas, sorprende a su marido al caminar hacia el altar el día de su boda
Debió rearmar su vida de un día para el otro, pero 11 años después ahí estaba, lista para volver a dar los pasos más inolvidables de su vida. Y la clásica marcha nupcial empezó a sonar y ella empezó a caminar hacia el altar mientras todos los invitados hacían malabares para controlar sus lágrimas.
Chelsey Hill, es una mujer de 28 años que reside en Los Ángeles, California en EE.UU. y que se casó con el hombre de su vida, Jay Bloomfield de 34 años de edad. Sin embargo, su historia es realmente particular, pues tras haber quedado parapléjica después de un accidente en 2010, Hill utiliza una silla de ruedas.
Pero su discapacidad, nunca ha sido una limitante en su vida y tras vivir la experiencia en su adolescencia que cambió su vida para siempre, la fuerte mujer decidió tomar su nueva condición como una oportunidad, dándole un giro a sus sueños y continuando su camino
¿Sabes cuál es tú problema? No te gusta lastimar a nadie pero dejas que los demás te hieran a ti, por favor deja de preocuparte por los demás y enfócate en ti, tienes que empezar a ser fuerte.
La Falsa Ilusión de la Suerte: El Esfuerzo como Cimiento del Éxito
En la vasta danza de la vida, muchos buscan la elusiva “suerte” como si fuera un tesoro escondido. Pero, ¿qué es realmente la suerte? ¿Es un misterioso poder que favorece a unos pocos afortunados? O, tal vez, ¿es simplemente una ilusión que nos distrae de la verdadera fuerza motriz detrás del éxito?
Permíteme despojar el velo de la suerte y revelar la verdad: la suerte no existe. En su lugar, encontramos el esfuerzo, el trabajo arduo y la persistencia como los cimientos sobre los cuales se erige el edificio del éxito.
□ El Mito de la Suerte:
• La suerte a menudo se presenta como un factor aleatorio que determina nuestro destino. Pero, ¿cuántas historias de éxito han sido escritas por aquellos que simplemente esperaron a que la suerte les sonriera? Muy pocas.
• La realidad es que la suerte es efímera. Puede aparecer y desvanecerse en un instante. No podemos controlarla ni depender de ella.
□ El Esfuerzo como Catalizador:
• El éxito no es un regalo caído del cielo. Es el resultado de horas incansables de trabajo, dedicación y determinación.
• Los grandes logros no se forjan en momentos de suerte, sino en las noches en vela, en las lágrimas de frustración y en la voluntad inquebrantable de seguir adelante.
□ La Ley de la Cosecha:
• Imagina la vida como un vasto campo. Siembra semillas de esfuerzo y cosecharás frutos de éxito.
• Cada paso, cada pequeña acción, contribuye al resultado final. La suerte no tiene cabida en esta ecuación.
□ Ejemplos de la Vida Real:
• Thomas Edison: No inventó la bombilla en su primer intento. Fueron miles de intentos fallidos los que finalmente dieron luz a su éxito.
• J.K. Rowling: Rechazada por numerosas editoriales antes de que Harry Potter se convirtiera en un fenómeno mundial. Su éxito no fue suerte, sino persistencia.
□ La Suerte como Excusa:
• Atribuir el éxito de otros a la suerte es una forma de autoengaño. Nos permite evitar enfrentar nuestra propia falta de acción.
• En lugar de esperar a que la suerte nos alcance, debemos tomar las riendas de nuestro destino y trabajar incansablemente hacia nuestros objetivos.
En resumen, la suerte es un mito, pero el esfuerzo es real. Así que, querido lector, no busques la suerte; busca la oportunidad de trabajar duro y construir tu propio camino hacia el éxito. ¡La verdadera fortuna está en tus manos!