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#Cesar Cigliutti
latitudgay · 4 years
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Buenos Aires, Orgullo 2020.
Buenos Aires, Orgullo 2020.
ORGULLO 2020 Viernes 6/11/2020, 20hs.
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Honraremos con mucho amor la memoria de nuestro AMIGO y compañero de activismo César B Cigliutti, quien sumió su vida en a la lucha por su y nuestros derechos. Su compromiso fue legarnos el orgullo Que Llevamos – Cesar B Cigliutti Presente¡Hoy y Siempre, presente!!!Las redes de solidaridad y afecto fueron para Cesar las claves, para poder…
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ratajota · 3 years
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Horizontes 
A commissioned piece for Casa Brandon as a homage to Carlos Jáuregui. It’s difficult to sum up in a single painting all LGTB+ history between the 70s and the 90s and all the demands made by the community, so i gave my best shot in a very short deadline.
There are familiar faces, like Cesar Cigliutti, Diana Sacayán, Ilse Fuskova, Roberto Jáuregui, Karina Urbino, and anonymous ones. I tried to give space for the future, too. After a decade of new rights, we are uncertain about who will be the the protagonists, the voices that need to be heard, and the possibilities of the movement in the years to come. But it’s necessary to keep memory alive, to keep this struggle alive, never forget, and keep passing the mic.
We have a very rich queer history down here in Argentina, I recommend watching El Puto Inolvidable  and the Trans Memory Archive
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gfmiranday · 4 years
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Murió Cesar Cigliutti , presidente de la comunidad Homosexual Argentina. La Comunidad Homesexual Argentina
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norteenlinea · 4 years
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Despedida a Cesar Cigliutti, símbolo de la lucha y el encuentro
http://dlvr.it/RflRcd
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revistalamancha · 7 years
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El hombre que vistió las calles de Orgullo
#Video e #Investigación a 25 años de la Primera Marcha del Orgullo Lésbico-Gay tras el retorno de la democracia, una crónica que recorre la historia de los primeros militantes que lucharon por los derechos de las minorías. Una nota sobre militancia y orgullo peor también sobre libertades y expresiones. 
“Lloré como nunca cuando vi la primera Marcha del Orgullo Gay y dije que si volvía a la Argentina quería trabajar en algo así. Tuve la certeza de que había descubierto algo que era lo que realmente quería hacer”.
Carlos Jáuregui. Revista La Maga, 28 agosto de 1996
Por Dolores Cuestas, Camilo Cartoy Díaz (cámara), Agustín Maza, Jean Martínez, Ignacio Dunand
Ícono de masas, padre del activismo LGBTI en la Argentina y militante por naturaleza, Carlos Jáuregui fue el primero en visibilizar a las minorías y darles voz a miles de gays, lesbianas y travestis ignorados por el sistema. Su vida estuvo marcada por avances, reconocimientos, dolor y una huella imborrable que sentó los ideales del movimiento LGTBI actual. Este breve relato de sus inicios sirve para entender a quien luchó por muchos de los derechos, inconseguibles para la época, que millones de ciudadanos alcanzaron con el correr de los años.
Nacido el 22 de septiembre de 1957, Carlos Luis Jáuregui se crió en La Plata en el seno de una familia de clase media. Los Jáuregui eran una familia chica: su madre, maestra de primaria con un temperamento fuerte; su padre, un abogado que disfrutaba hablar de política y su hermano menor, Roberto, eran todos los integrantes con los que Carlos compartió su infancia. En 1963 comenzó sus estudios en el Colegio Arzobispal José Manuel Estrada, institución donde transitó su primaria y secundaria, hasta obtener el título de Bachiller Nacional. Apasionado por la historia medieval, en 1975 ingresó a la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, donde continuó hasta convertirse en profesor de enseñanza media, especial y superior en Historia y ejerció como ayudante de cátedra en la universidad.
“Su aspecto bohemio no encajaba con el prototipo del gay típico. De voz imponente, gafas gruesas y bigote recortado, en la década de 1980 Carlos inició un viaje a la ciudad de Nueva York que cambió su perspectiva y marcó el inicio de su carrera en el activismo”, recuerda su amigo y compañero de militancia Gustavo Pecoraro. Allí se enteró por primera vez de la existencia de “el cáncer gay” o “la peste rosa”, una enfermedad que atacaba a homosexuales y los conducía a la muerte. Esto, sumado a la actividad de liberación gay estadounidense y la figura de Harvey Milk como figura del colectivo en la política, marcaron un antes y un después en su vida: quería organizar el movimiento gay en Argentina.
De vuelta en Argentina, se instaló en el departamento de su hermano Roberto, también homosexual, y trató de incorporarse de nuevo en la cotidianeidad del ámbito académico. No lo logró. Fue tanta su convicción por un país igualitario que lo llevó a fundar la CHA (Comunidad Homosexual Argentina) junto a algunos amigos, Gays DC (Gays por los derechos civiles) y a abocarse a la militancia de territorio para conquistar derechos y hacerle frente a la homofobia y los prejuicios.
Además de ser el primer presidente de la CHA, trabajó para que surgieran las primeras organizaciones de travestis como ATA (Asociación de Travestis Argentinas) y de lesbianas, como Lesbianas a la Vista. Su historia es la historia de la comunidad LGTBI que, hoy en día, reivindica su figura y lo señala como un pionero, un adelantado, un puto único.
 Alfonsín y la promesa de una sociedad mejor
Con el triunfo de la Unión Cívica Radical (UCR) liderada por Raúl Alfonsín, el año 1983 marcó el inicio de una etapa democrática y de recuperación de la normalidad, tras los horrores ocurridos durante la última dictadura militar. La creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y el auge de diversos organismos de derechos humanos revalorizaron la apertura de un nuevo ciclo político. Con este panorama, entre el período 1983-1986, surge en Argentina la llamada “Primavera democrática”, que significó el destape para que se instalara a la homosexualidad como tema de debates y discusiones. La prensa argentina se dedicó a levantar artículos publicados en revistas internacionales como Times y Newsweek, hasta el año 1986 cuando “la peste rosa” (así se llamó al SIDA en sus inicios) ocupó titulares y páginas enteras. En otras palabras, el SIDA introdujo la condena al concepto de homosexual.
Cabe destacar que, en ese momento, la homosexualidad se encontraba en el listado de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, si bien desde 1973 la comunidad científica internacional no la consideraba una patología, recién el 17 de mayo de 1990 la retiró del listado. Esto, sumado a las declaraciones homofóbicas del entonces Cardenal de la Iglesia Católica de Argentina, Antonio Quarraccino, quien sostenía que los homosexuales eran “una sucia mancha en la Nación”, fueron hechos claves para consolidar un estado de miedo para todo aquel que no fuese heterosexual.
“Todos pensábamos que, con la democracia, automáticamente íbamos a obtener derechos para nuestra comunidad. Estábamos muy equivocados”, afirmó Cesar Cigliutti, activista y actual presidente de la CHA. En la década de los ´80 la Avenida Santa Fe era el lugar emblemático de “yire”, donde se cruzaban miradas y seducciones, y todas las salidas terminaban en Contramano, el boliche más popular del momento para el público gay. La instalación del SIDA como tema de preocupación y las continuas razias a cargo de la División de Moralidad, a integrantes del colectivo, ponían en estado de alerta a todos aquellos que frecuentaran estos espacios de encuentro. “La policía nos llevaba detenidos a las comisarías simplemente por caminar en una calle cualquiera. En ningún sitio había paz para nosotros; era común que se realizaran “razias” en las discotecas y pubs. La Policía tenía el poder de imponernos los entonces vigentes edictos, en especial los incisos h) y f), que penaban el escándalo en la vía pública y el estar vestido con ropas del sexo opuesto. Otra maniobra persecutoria era detenernos por la ley de averiguación de antecedentes. Si sumábamos tres edictos en un año, íbamos directamente a la cárcel”, relató Cigliutti, que recuerda a Contramano como el lugar donde conoció a quién después sería su mejor amigo y compañero de militancia, Carlos Jáuregui.
El nombre de Jáuregui resonaba en las fuerzas policiales a la hora de irrumpir en las discotecas. Sabían que se trataba de un hombre inteligente y que muchos lo consideraban un líder a seguir, debido a sus ideas de conformar un movimiento organizado. Es por esto que, en palabras de amigos de Carlos, “él mismo se metía en las redadas para que lo aprese la policía, quería causar revuelo y la atención de los medios”. Después de algunos intentos captó la atención de Clarín. Ese sería el puntapié inicial de futuras intervenciones mediáticas.
La CHA: el inicio de un movimiento organizado
“En el origen de nuestra lucha, está el deseo de todas las libertades”.
Alejandro Modarelli
“Me planteé qué tipo de gay quería ser. Si me iba a conformar con la realidad o si iba a salir a pelear”, reflexionó Gustavo Pecoraro, miembro fundador de la CHA. Y tras una larga pausa, añadió: “Necesitábamos organización, pero estábamos decididos a hacernos oír”.
En 1984, en una asamblea de más de 200 personas en la discoteca Contramano, se fundó la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), la primera organización LGTBI posdictadura. Luego de varios debates que duraron semanas, y por votación, se nombró a Carlos Jáuregui como su presidente, cargo que ocupó durante los primeros cuatro años de vida de la institución. Carlos fue elegido estratégicamente ya que contaba con vocación de líder. Era profesor, tenía una voz grave, podía dar la cara públicamente frente a los medios de comunicación, con su nombre y apellido verdaderos.
En ese contexto la CHA comenzó a hacerse pública y Carlos su cara más visible y reconocida. Cada acción de la CHA era largamente discutida y exigía un enorme e imaginativo trabajo. Desde el alquiler de las primeras oficinas, hasta establecer el servicio de asesoramiento jurídico. Fueron los años donde todos los esfuerzos se volcaron hacia adentro de la propia comunidad. Se hacía un boletín informativo que se repartía personalmente en las discotecas y bares, guías de actuación frente a las razias policiales, a la vez que se organizaban conferencias y colectas para pagar los gastos de la sede. Todo en forma de voluntariado.
La participación de Carlos en los medios de comunicación fue una de las grandes diferencias de intervención pública, en relación con todo lo que se había realizado en la etapa anterior a la dictadura. En aquella etapa solo había tenido trascendencia un artículo publicado en una revista sensacionalista, que incluía una entrevista a activistas del Frente de Liberación Homosexual (FLH), la mayoría de los cuales aparecían en imágenes difusas y ninguno con nombre y apellido. Había por fin, a través de la CHA, una persona homosexual que daba la cara, exponía su identidad y lideraba la lucha de toda la organización contra una realidad discriminatoria.
Un hecho emblemático de la visibilidad fue la portada de la revista “Siete Días” con la nota “Los riesgos de ser homosexual en la Argentina”, de abril de 1984. La imagen de Carlos Jáuregui y un amigo, unidos por un abrazo amoroso, aparecía en primer plano en todos los quioscos de Argentina. Ninguna persona se había expuesto de esa manera. A raíz de la histórica publicación, el periodista Julio Sierra recordó que lo vivió como algo natural, ya que militaba desde el periodismo por una sociedad más igualitaria. Con este precedente, el 28 de mayo de 1984 en el diario Clarín y con el título «Con discriminación y represión no hay democracia», la CHA publica la primera solicitada y se presenta públicamente ante la sociedad. Era el fin de lo clandestino.
El 4 de julio de 1985, en un allanamiento policial a la discoteca Contramano, Carlos se le plantó al jefe del operativo de moralidad: “Esta noche no se llevan a nadie”, dijo. Cantó el himno, como estilaban los activistas de derechos humanos en situaciones de acoso policial, pero solo algunos lo acompañaron. Terminó en un patrullero y trasladado al Departamento Central de Policía por resistencia a la autoridad. Ante la llamativa situación la CHA se reunió de urgencia, contestando con abogados las denuncias. Mediante esa acción de arrojo, quedó aún más consolidada la conducción de Carlos.
Sin embargo, quedaba aún un largo camino por recorrer. La CHA todavía no contaba con apoyo masivo por parte de los organismos de derechos humanos. De hecho, cuenta Cesar Cigliutti que el primer acercamiento a Madres de Plaza de Mayo resultó atropellado y chocante para ambos lados. “Hubo que convencerlas”, mencionó, dejando escapar una sonrisa. “Al principio cuando íbamos a las rondas de los jueves nos miraban con mala cara. Decían: ¿Qué tienen que ver los putos con los derechos humanos? Después de charlas con Laura Bonaparte empezamos a afianzar un vínculo que nos acompañó en todas nuestras luchas”, agregó.
Frente a la amenaza del VIH-Sida y mientras el Estado especulaba con la identificación y posterior marginación de las personas con el virus, en septiembre de 1987 la CHA lanzó la campaña Stop-Sida. Volantes, conferencias de médicos infectólogos, sexólogos y psicólogos fueron algunas de las actividades que se impulsaron. En este marco y luego de un testeo masivo, Carlos Jáuregui es diagnosticado con SIDA. En numerosas notas periodísticas Jáuregui expresó que lo primero que hizo luego de haberse enterado fue llorar. Pero pese al dolor, aún quedaba mucho trabajo por realizar.
Desde el momento inicial de la redacción de la Ley Antidiscriminatoria (sancionada en 1988), se presentó el proyecto para que se incluyera en la norma la no discriminación de las personas homosexuales. El autor, por entonces senador Fernando de la Rúa, lo rechazó, argumentando que ya estaba incluido en la palabra “sexo. Por la llamativa presión del activismo internacional (en permanente contacto con la CHA durante las diversas giras del ex presidente Carlos Menem), la Inspección General de la Justicia (ICJ) otorga la personería jurídica el 20 de marzo de 1992. Este fue el primer escalón en una cadena de avances a lo largo de los años siguientes.
Debido a internas en la organización, en 1991 varios activistas fundan, junto a Jáuregui, Gays por los Derechos Civiles (Gays DC). “Él era el representante y contábamos con un equipo de profesionales, especialmente abogados y psicólogos”, cuenta Marcelo Ferreyra, activista por los derechos reproductivos y amigo de Jáuregui. La realización de actos públicos de denuncia y el permanente trabajo y visibilidad a través de los medios de comunicación fueron una de las principales estrategias. Más tarde, y luego de acalorados debates, surgirían los deseos de llevar a cabo la Primera Marcha del Orgullo Lésbico Gay en Argentina.
El Orgullo como bandera
“En un mundo de gusanos capitalistas, hay que tener coraje para ser mariposa”.
Lohana Berkins
“Es hora de que hagamos una marcha acá en Argentina”, fueron las palabras que dijo Cesar Cigliutti a Carlos en una charla. Luego de los años transcurridos, numerosas organizaciones lésbicas y travestis habían surgido en respuesta al sistema patriarcal. Las minorías se sentían empoderadas, pero faltaba algo que marcara un giro a la hora de visibilizar al colectivo.
El debate surgió por la utilización de la palabra “orgullo”. En un principio, se barajaba la opción de “dignidad”. Cigliutti, quien pujó por el primer término, reflexionó: “La traducción de Pride es orgullo. Y la antítesis del orgullo es la vergüenza. Entonces, ¿por qué orgullo?: para enfrentar la vergüenza”. El 2 de julio de 1992 llegaría el tan ansiado día.
“Ese día estaba aterrado. Salimos de la calle Paraná, éramos muy pocos y cuando llegamos a la Avenida de Mayo estaba vacía. No había autos ni nada. La sorpresa nos la llevamos en la Catedral ya que estaba lleno de cámaras de televisión: los maestros habían organizado otra marcha”, narró de manera pausada el escritor, periodista y activista, Alejandro Modarelli. “Cuando las cámaras captaron a un grupo de maricas enmascaradas manifestándose, rápidamente abandonaron a los maestros y se volvieron hacia nosotros”, agregó.
“Yo marché con máscara. Hacía un frío tremendo y seríamos alrededor de 200 personas. Recuerdo que cantábamos: 'Orgullo, orgullo, orgullo que camina, los gays y las lesbianas por las calles de Argentina'. Y para los transexuales el cántico era: 'Documentos legales para los transexuales'”, cuenta Cigliutti y agrega que en un principio se quería marchar por Avenida Santa Fe por la carga emblemática que tenía para la comunidad LGTB.
En la película “El puto inolvidable. Vida de Carlos Jáuregui” la activista y fundadora de Lesbianas a la Vista, Alejandra Sardá expone que en un momento le pesó tanto la máscara que tuvo que sacársela y continuar el tramo restante sin ella. Las máscaras estaban para ocultar el rostro de todos aquellos que poseían un trabajo y no querían ser identificados como gays y lesbianas.
La Primera Marcha del Orgullo Lésbico Gay fue inolvidable para todos los participantes, que la atesoran como un recuerdo único e irrepetible. Esta fue la primera de 25 marchas, que a lo largo de los años sumaron concurrentes hasta llegar a ser miles recorriendo las calles porteñas.
El legado de Carlos y los 25 años de la CHA
“El sol emite sus rayos sin decir palabra, emite muchas cosas, imposible descifrarlas más allá de calor, color, belleza, intensidad. Carlos Jáuregui tenía esta misma cualidad, por cierto, nada frecuente. No olvido la frase que me dijo cuando lo conocí en 1992: 'Vivo en la calle Paraná, desde mi cuarto veo el cielo y las estrellas'. Me conmovió. Su nombre se convirtió en un sello. Ojalá lo podamos conservar como un sello solar”.
Ilse Fuskova
Con la segunda y la tercera marcha que significaron un crecimiento de asistentes y un movimiento fuerte de luchas y reclamos concretos, se marcó el final de una etapa en la que se sacó a la luz a la homosexualidad, y se la reinstaló como tema de discusión con el fin de lograr una concientización social.
Carlos Jáuregui falleció el 20 de agosto de 1996 a causa del SIDA. Fue un día gris para el país. Se realizó una marcha fúnebre para despedirlo. La muerte de este líder constituyó un golpe duro para todos sus amigos y para el mundo de la política argentina. Su trabajo por las minorías es recordado y reconocido a través de numerosos libros, una plaza que lleva su nombre y la nueva estación de subte Carlos Jáuregui, ex estación Santa Fe, que lo inmortalizan como icono de la comunidad LGTBIQ.
La sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario, la Ley de Identidad de Género, la incorporación de las familias homoparentales y las políticas de concientización de los últimos años, lograron un crecimiento en la igualdad de derechos y calidad de vida de millones de ciudadanos. La tarea aún no finalizó, queda combatir al machismo y garantizar la seguridad para los miembros del colectivo travesti y transexual, muchos de ellos víctimas de homicidios, y tienen una esperanza de vida que no supera los 50 años.
Pasaron 25 años de la Primera Marcha y, si bien ahora se realiza en noviembre por cuestiones prácticas, además de ser una marcha política es de festejo y orgullo, el sentimiento de emoción no cambió. “Cada año, cuando está por arrancar la marcha me emociono por todo lo que conseguimos”, afirmó con los ojos llorosos Cigliutti.
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latitudgay · 4 years
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César Cigliutti defensor de los derechos humanos.
César Cigliutti defensor de los derechos humanos.
El presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), César Cigliutti, falleció ayer 31 de agosto a los 63 años en Buenos Aires.
Despedimos con profundo dolor al señor César Cigliutti, presidente de la Comunidad Homosexual Argentina CHA, que supo entregar su vida a la defensa y reconocimiento de los derechos de las personas LGBTIQ+ de Argentina y el mundo. Descansa en paz. Arturo Lodetti…
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latitudgay · 7 years
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Feliz Cumpleaños Comunidad Homosexual Argentina (C.H.A.)!
Feliz Cumpleaños Comunidad Homosexual Argentina (C.H.A.)!
La Comunidad Homosexual Argentina (CHA) es una asociación argentina no gubernamental sin fines de lucro cuya labor se centra en favor a los derechos LGBT y la misma se realiza a través de un voluntariado. Se creó el 16 de abril de 1984, y fue de esta manera la más antigua de las que a la fecha existen en el país, aun cuando existieron otras organizaciones anteriores, como el grupo Nuestro Mundo,…
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