HISTORIA DE FORMOSA (primera parte). Por el historiador Esteban Alberto González.
Formosa. Argentina.
Capítulo 1.
La consolidación de la soberanía territorial argentina
Los historiadores denominan Chaco-Gualamba (Gran Chaco) a una cuenca sedimentaria, ubicada entre la zona de la cordillera y el Macizo de Brasilia; en la actualidad, es una llanura donde abundan los bosques y su superficie abarca tres países: Argentina, Bolivia y Paraguay. En su libro: “El paisaje chaqueño”, Guido Miranda dividió al Gran Chaco en tres zonas: Boreal, Central y Austral. Los esteros y los bañados riegan su suelo, caracterizado por una leve inclinación, en dirección NO a SE, para la desembocadura de sus ríos; sus límites son: el eje Paraguay-Paraná en el este, los ríos Otuquis y Parapití en el norte, los faldeos de la cordillera al oeste y el río Salado al sur; su clima es cálido por su ubicación en la zona tropical y subtropical; sus precipitaciones totalizan: 600 milímetros en el oeste y 1200 milímetros en el este.
Gran Chaco. The World Factbook de la CIA.
Por su suelo, el Gran Chaco se divide en dos grandes áreas: la oriental y la occidental. El área oriental se distingue por las precipitaciones más elevadas y los suelos arenosos y arcillosos; es la zona más fértil por los albardones y las terrazas altas drenadas; los esteros y las lagunas permiten una tierra más apta para la ganadería. El área occidental se caracteriza por su suelo más seco y calcáreo.
“La Hidrografía se caracteriza por sistemas autóctonos y alóctonos, por la formación de esteros, lagunas y bañados, y por numerosos cauces secos sin área de drenaje” (1) (Altamirano, Marcos Antonio, Dellamea de Prieto, Elba N. y Sbardella, C.R., 1987, p 10). Los arroyos ubicados al este de la región chaqueña llevan las aguas de las lluvias a los ríos Paraguay y Paraná; la zona oriental es la más húmeda mientras en la zona occidental es más seca y su sistema alóctono recibe las lluvias orográficas. “Por último, existe una zona central donde hay déficit de agua, la que se pierde por evaporación e infiltración” (2) (Altamirano, Marcos Antonio, Dellamea de Prieto, Elba N. y Sbardella, C.R., 1987, página 10); en dicho ambiente del Gran Chaco, los ríos: Paraná, Paraguay, Pilcomayo, Bermejo y Salado aportan sus aguas; la navegación fluvial favoreció el asentamiento aborigen y posteriormente, la conquista española del hombre blanco.
El quebracho colorado, muy apreciado por su tanino, abunda en la zona oriental; en las riberas de los ríos, crecen el lapacho negro, el timbó colorado, el viraró, el yibira-pitá, el sauce criollo, el laurel negro y el aliso del río. La tierra alta, permeable, rica y apta para los cultivos, cuenta con lapacho rosado, quebracho blanco, lapacho rosado, guayaibí y guayacán. La riqueza forestal del oeste, más disminuida, aporta sus ejemplares: quebracho colorado santiagueño, quebracho blanco, algarrobo blanco y negro, mistol, palo santo, tala, guayacán y palo borracho (yuchán). El Impenetrable, ubicado en la zona occidental más seca, se caracteriza por la vegetación espesa y sus arbustos bajos, con muchas espinas; en dicho lugar, se destacan varias especies de plantas: las trepadoras, las tintóreas y las medicinales. Por la escasez de la vegetación del sur, debido a su suelo pobre, abundan: chañares, cactos y breas; esta vegetación se extiende hasta las cercanías de las tierras santiagueñas.
La fauna chaqueña es muy rica y tiene una gran variedad de animales: zorro aguará- guazú y zorro aguará-miní, mono carayá, puma, coatí, hurón, lobito del río, tapir, carpincho, yaguareté, gato montés, gato onza, jabalí, pecarí, tatú carreta, tatú mulita, cuis, oso melero, oso hormiguero, comadreja, corzuela, zorrino y otros animales. En la riqueza avícola hay: tero, paloma, cardenal, garza blanca y rosada, charata, pato, ñandú, perdiz, canastita, martín pescador y pájaro carpintero. En el Gran Chaco, viven el reptil yacaré, las serpientes y las culebras (coral, yarará y víbora de cascabel) y las especies de los ríos (surubí, pacú, dorado, armado, patí y bagre); las lagunas y los esteros dan albergues a otras especies: corvina, palometa y mojarra.
El origen y significado del nombre Chaco.
El topónimo Chaco fue explicado el Dr. Ramón de las Mercedes Tissera en la Revista de la Junta de Historia del Chaco, número 1, 1978; las lenguas quechuas y aymara, pertenecientes a la cultura precolombina, dieron origen a dicho nombre; en la segunda de estas lenguas, significó: tierra del chac’co y se refirió a una arcilla, valorada por sus propiedades curativas. Con Garcilaso de la Vega, el significado más aceptado del runa-simi de los quechua fue: cacería; no obstante, esta caza (Chaco) no fue practicada, de una manera similar, por todas las culturas y consistió en formar un cerco humano grande para aprisionar a los animales, a través del estrechamiento del mismo; fue un sistema institucionalizado y se reglamentó para mantener el equilibrio biológico, servir al hombre y a la economía del Imperio. La jornada de caza fue dirigida por alguien de jerarquía y hasta por el propio Inca; esta actividad, agrupó a numerosos aborígenes, en una cantidad superior a los pertenecientes a cada ayllu; para la gran cacería (Chaco), se reunió a varias naciones, explicaron dos quechuistas de la época colonial: Pedro Lozano y Pedro Cieza de León; Chaco se convirtió en un festival importante para juntar a las naciones y dicho nombre significó la reunión de las mismas. Su nombre original era chacu, pero los españoles lo denominaron Chaco, agregaron Lozano y Jolís. Pedro Lozano, José Jolís y Joaquín Caamaño, misioneros jesuitas del siglo XVIII, concordaron en atribuir dicho nombre a la influencia de la cultura de los incas; el imperio cusqueño, al controlar el Chaco primario en el Alto Bermejo, denominó a dichas tierras Chaco, debido a la junta de naciones ubicadas allí; esta concentración, fue mencionada por otro misionero: Osorio, dedicado a evangelizar el primer Chaco. El Chaco acogió a refugiados, por ejemplo a Viltipuco, entre los jefes aborígenes, después del fracaso de la lucha del mismo contra la conquista hispánica en Tucumán. Los encomenderos, establecidos en Jujuy por don Francisco Argañaraz, hablaron sobre las visitas frecuentes de sus pupilos al Chaco; el encomendero Juan de Vaños comentó sobre un aborigen que se dedicó al comercio con sus conocidos del Chaco. El gobernador de Tucumán: Juan Ramírez Velasco envió al Rey el primer documento sobre el Chaco; ocurrió el 31 de enero de 1589 y se refirió a un capitán enviado a la provincia del Chaco gualambo; posteriormente, dicho gobernador utilizó el nombre de Chaco en su correspondencia. El teniente de Gobernador de Jujuy: Francisco Argañaraz quiso conquistar el Chaco Gualamba y solicitó la autorización de la Audiencia de Charcas para lograrlo; chacogualamba no era el nombre del territorio sino el gentilicio de los habitantes, explicó Francisco de Argañaraz. Muchos gentilicios lules de Socotonio finalizaron en Gualamba, comentó Antonio Serrano en su libro: “Los aborígenes argentinos”; una población numerosa de lule-tonocote se asentó en Socotonio, entre “...Esteco y Bermejo, en jurisdicción chaqueña. En efecto, (…) (eran) conocidos los nombres tribales y clánicos y clásicos de los lules chaquenses: Olmagualamba, Otomogualamba, Pagualamba, Lasimogualamba, Viticogualamba” (3) (Altamirano, Marcos Antonio, Dellamea de Prieto, Elba N. y Sbardella, C.R., 1987, p 20). Chaco era el nombre de la región y Chacogualamba se denominó a la población. (ALTAMIRANO, Marcos Antonio, DELLAMEA DE PRIETO, Elba N. y SBARDELLA, C. R., 1987, páginas 10, 11 y 20).
Poblamiento primitivo del Gran Chaco.
Los habitantes más antiguos, establecidos en el sur de la Argentina actual, desde una antigüedad aproximada de 10 mil años antes de Cristo, fueron los indígenas: láguidos, patagónicos y huárpidos; los primeros en llegar, vinieron del continente asiático y portaron una cultura emanada del Paleolítico Superior o Paleolítico superior. En una época posterior, los fueguinos entraron en el sur del mismo país con una economía de recolectores y pescadores, perteneciente a una cultura del Mesolítico.
Los brasílidos o amazónicos trabajaron en la agricultura y poseyeron una cultura del Neolítico. El grupo indígena denominado Andido habitó las regiones Central y Noroeste del actual suelo argentino; el mismo, influenció en las culturas más avanzadas amerindias.
Composición poblacional de los aborígenes del Gran Chaco.
Los primeros aborígenes del Gran Chaco descendieron del grupo Huárpido; entre ellos, los pertenecientes a la comunidad Lule-Vilela, ubicados en el occidente chaqueño. Posteriormente, llegó otro grupo: Pámpido o Patagónico, dedicado a cazar; de este grupo, descendieron los indígenas de la comunidad Guaycurú y originaron a los naturales: tobas, abipones, mocovíes, pilagáes, payaguáes y mbayáes, entre otros.
Altamirano, Dellamea de Prieto y Sbardella nos permiten conocer otra clasificación de los pueblos aborígenes, asentados en las tierras chaqueñas y litoraleñas; los originarios del grupo Pámpido vinieron del sur y prevalecieron territorialmente; otro fue el grupo indígena Sonórido o Huárpido, cuya descendencia fue la población Mataco; el tronco étnico Amazónido llegó del norte, atravesó la tierra litoraleña y alcanzó el Río de la Plata; los chiriguanos, pertenecientes al mismo, se ubicaron en el noroeste chaqueño. Los naturales del grupo Andido partieron del oeste para establecerse en la región chaqueña-santiagueña, territorio de los lules-vilelas.
Entre los aborígenes. estuvieron los propiamente chaquenses; ellos descendieron del tronco racial Pámpido o Patagónico, llegado al Gran Chaco para su actividad económica de cazadores. Al aumentar su población, dicha etnia se adaptó a la geografía y terminó diversificada en varias tribus; los guaycurués pertenecieron a la misma.
El grupo aborigen Chané-Guaná-Arawac poseyó una cultura del Neolítico y llegó desde el Amazonas para ocupar las tierras entre Cruz de la Sierra, en la actual Bolivia, hasta la orillas del Bermejo Superior. La comunidad Chané fue sometida al vasallaje, después de perder con los guerreros chiriguanos y guaraníes. Los indígenas matacos y maccáes fueron empujados hacia las tierras del sureste, extendidas desde el río Pilcomayo al río Bermejo.
En el Siglo XVII, los aborígenes considerados típicos del Chaco, denominados los chaquenses, estuvieron nucleados étnicamente en dos grupos: uno Guaycurú y el otro Mataco y Mataguayo; los mismos, se distinguieron lingüísticamente entre ellos y con la familia relacionada con el grupo Andido: Lule-Vilela, población aborigen de otro territorio, ubicado actualmente al sudoeste del Chaco hasta Salta y Tucumán.
Los aborígenes payaguáes, mbayáes, abipones, pilagáes, tobas y mocovíes fueron de la familia de los guaycurúes del oriente chaqueño; ellos ocuparon las costas de los ríos Paraná y Paraguay, desde la actual Santa Fe hacia el río Pilcomayo. El nombre Guaycurú procedió de los mbayáes, pobladores del Paraguay. Los nativos payaguáes y mbayáes, extinguidos en el presente, vivieron en las tierras chaqueñas-paraguayas. Los frentones fueron los indígenas de la cabeza rapada en la parte frontal, habitantes del oriente chaqueño durante la colonización española; la denominación Toba se originó entre los chiguanos de Salta y Tobá, significó frente y fue puesto por el grupo Guaraní. Entre los siglos XVII y XVIII, los originarios tobas, mocovíes y abipones migraron desde el norte en dirección al sur; ellos utilizaron los caballos. Al inicio de la mitad del siglo XVIII, los guaycurúes practicaron el sedentarismo. Los abipones se asentaron en la costa norte del río Bermejo y en las tierras del Chaco guerrearon contra otros aborígenes y los colonizadores españoles; al comienzo del siglo XVIII, ellos invadieron las actuales provincias de Santa Fe, Córdoba y Santiago del Estero y hasta la Mesopotamia de la Argentina; hasta terminar el siglo XIX, dicha población aborigen vivió en las tierras norteñas del río Salado. En 1750, los aborígenes presenciaron la fundación de la Reducción de San Fernando de Río Negro; actualmente, es la ciudad de Resistencia; además, ellos estuvieron en Corrientes, provincia mesopotámica argentina. Los tobas poblaron gran parte de la actual provincia argentina de Formosa; en el siglo XVIII, ellos fueron empujados por los matacos hacia el este; desde allí, dichos aborígenes montaron sus caballos, se movilizaron entre el norte y el sur y llegaron hasta la ciudad de Santa Fe para hostigarla. En su ubicación geográfica actual, la comunidad Toba tiene numerosos miembros entre los aborígenes contemporáneos. Los pilagáes ocuparon el centro provincial formoseño, desde las tierras bañadas por el Estero Patiño hasta las vías ferrocarrileras centrales; ellos extendieron su territorio e invadieron Pampa del Indio, Juan José Castelli y Pampa Chica, en la actual provincia argentina del Chaco. Los mocovíes vivieron en el oeste chaqueño y su territorio se extendió hasta el límite con los naturales abipones y lules; ellos guerrearon contra los españoles y arrasaron varias ciudades; sin embargo, los colonizadores los empujaron hacia el sur y dichos indígenas hostilizaron la ciudad de Santa Fe; en la actualidad, los mocovíes habitan el norte santafecino y las tierras norteñas y sureñas del Chaco.
Los indígenas choritis y los pueblos Matacos, Maccás y Ashluslay provinieron de los nativos matacos y maccáes; además, fueron incluidos los aborígenes vejoces, noctenes y mataguayos. El hábitat de los mataguayos, durante la colonización española, fue el territorio situado entre los 64º de longitud oeste y el río Bermejo; los matacos poblaron el lado izquierdo del mismo río y llegaron a las tierras más norteñas en el siglo XVII. Los vejoces ocuparon el territorio norte del Bermejo y fueron vecinos de los quichuas de Salta; entre ellos, practicaron el comercio. Las costas del río Pilcomayo y las tierras entre Villa Montes o San Francisco y Guachalla fueron habitadas por los vecinos norteños de los matacos: los choritis.
Los naturales tonocotés, lules y vilelas estuvieron en el grupo Lule-Vilela; los aborígenes isistinés y las comunidades denominadas: Oristiné, Tokistiné, Tonocoté y Matará fueron incluidos entre los lules por el antropólogo Imbelloni. Los mataráes pertenecieron al grupo étnico de los tonocotés y vivieron en las orillas del río Bermejo, entre los meridianos 61 y 63; durante el siglo XVIII, ellos cohabitaron con algunos vilelas; los aborígenes Malbaláes y Ataláes, vecinos de Concepción del Bermejo, fueron del grupo de los mataráes. Otros nativos, provenientes de los tonocotés, vivieron en las proximidades del río Salado.
En el siglo XVII, los vilelas ocuparon el occidente del Gran Chaco, al sur de los matacos; ellos no siguieron a los lules hacia las tierras sureñas y del oeste, sino fueron desplazados en dirección al territorio oriental del Gran Chaco; el contemporáneo Puerto Vilelas, San Buenaventura de Monte Alto, las proximidades del río Paraná y las tierras costeras correntinas fueron los hábitats de los vilelas.
La cultura indígena.
Los chaquenses utilizaron el cuero para el cinturón y la tira del arco; los paravientos tuvieron la forma de una esfera móvil; dicho objetos provinieron de la cultura de los patagónicos. Los aborígenes lules-vilelas conocieron las cerámicas y los tejidos, con detalles geométricos por las influencia cultural ándida. Las pinturas para el cuerpo, el trabajo agrícola, la hamaca, el telar y la cestería fueron aportes culturales de los indígenas guaraníes y arawacs, habitantes de la cuenca del río Paraná y las tierras chaqueñas-bolivianas. (ALTAMIRANO, Marcos Antonio, DELLAMEA DE PRIETO, Elba N. y SBARDELLA, C. R. 1987, pp 13, 15, 16, 17, 18, 19 y 21).
La región del Chaco y los límites argentinos con el Paraguay.
La campaña de Rosas en el desierto.
Antes de concluir su primer gobierno en la provincia de Buenos Aires (1829-1832), Juan Manuel de Rosas envió un proyecto a la Legislatura; con la aprobación del mismo, él realizó una expedición contra los aborígenes para conquistar las tierras ubicadas al norte de Río Negro. En 1833, la campaña del desierto de Rosas arrebató muchas tierras pampeanas de la agresividad aborigen, pero esta campaña no llegó hasta el Chaco. (ALTAMIRANO, Marco Antonio. DELLAMEA DE PRIETO, Elba N. y SBARDELLA, C. R., 1987, p 104).
Juan Manuel de Rosas.
Los fondos públicos del gobernador Balcarce escasearon para la campaña del desierto de Rosas; no obstante, él acudió a sus amigos: los estancieros ricos, interesados en el éxito de la misma. Al finalizar marzo de 1833, Rosas inició su campaña; él llegó al río Negro el 10 de mayo y a Choele-Choel el 30 de dicho mes; las columnas de Rosas guerrearon contra los aborígenes y avanzaron hacia la confluencia de los ríos Limay y Neuquén; esta expedición, prosiguió hasta el río Atuel y consiguió 2.900 leguas de tierras fértiles. (FLORIA Y GARCÍA BELSUNCE. Vol. 3, pp 26 y 27). A pesar del éxito de Rosas, quedaron muchos indios en el territorio argentino; el jefe aborigen Martín Rondeau y sus indios borogas estuvieron en Guaminí; Cachul y Catriel el Viejo, con los pampas o puelches, habitaron la zona de Carhué; los ranqueles, liderados por el sustituto de Yanquetruz: Payné, vivieron en los cañaverales, ubicados en el norte. Rosas construyó fortificaciones en los valles del Colorado y el Negro para obstaculizar el denominado camino de los chilenos; él quiso mantener la paz con los borogas y acordó la entrega anual de las prestaciones: vacas, yeguas, tabaco, azúcar y aguardiente.
Las invasiones aborígenes posteriores. El emperador de la Pampa: Calfucura.
Rosas favoreció la venida de Chile de Calfucurá para sustituir a un jefe aborigen: Rondeau, quien no respetó la paz y terminó asesinado por dicho gran gulmen chileno; la paz de los pinos trató de evitar los nuevos malones.
En 1852, el jefe de los pampas y los ranqueles: Calfucurá aprovechó la caída del gobierno de Rosas e invadió, con un gran malón de 5 mil indios, las estancias ubicadas en el sur de Buenos Aires; Bahía Blanca fue sitiada por estos aborígenes. Entre 1854 y durante el año siguiente, los malones atacaron Buenos Aires; las poblaciones de Tres Arroyos, Azul y Bahía Blanca fueron víctimas de dichos ataques. El gobierno de Obligado pactó con Catriel y aumentó las prestaciones acordadas con Rosas, en una época anterior, pero Calfucurá siguió guerreando. Otras expediciones militares para detener a los indios fracasaron, como la dirigida por Emilio Mitre contra los ranqueles. Callupán, hijo de Calfucurá, destrozó el fortín de Vallimanca en 1864. Los malones atacaron Pergamino en Buenos Aires, Renca en San Luis y la Paz en Mendoza. En 1868, el intento de ocupar el camino de los chilenos no duró. El 8 de marzo de 1870, los indios de Calfucurá sufrieron una gran derrota en San Carlos; en este enfrentamiento, los aborígenes de Catriel el Joven lucharon a favor de los militares argentinos. Calfucurá perdió toda la ganadería de dicho arreo; el 4 de junio de 1873, él murió después cumplir más de 100 años de edad. (ROSA, 1981, T. VIII, pp 119 a 128).
Adaptación y asimilación aborigen a la cultura y economía del poblador blanco.
Los aborígenes se adaptaron y asimilaron a la cultura de la población blanca de colonos; ellos se dedicaron a estas actividades:
- El comercio de los diversos productos de ambas partes; los aborígenes entregaron: miel silvestre, cera, plumas y pieles; a cambio, ellos obtuvieron: armas de fuego, vestidos, alimentos y bebidas.
- Durante la guerra civil, otros aborígenes sirvieron en las milicias auxiliares para apoyar los militares federales; ellos integraron las fuerzas de guarnición de los presidios, ubicados en la frontera.
- Los aborígenes trabajaron en los obrajes de los hombres blancos.
La fuerza militar defensiva-ofensiva para la soberanía territorial.
En diciembre de 1856, el Presidente de la Confederación Argentina: Justo José de Urquiza designó al general Antonio Taboada en el cargo de Comandante de la Nueva línea de frontera, sobre el río Salado; él lo hizo para tener, junto con la creación de las nuevas unidades de Dragones, una fuerza militar defensiva-ofensiva. Ya anteriormente, desde el inicio de dicho año, Urquiza aumentó la presencia militar, tanto en el norte de Santa Fe como en el oeste de Santiago del Estero.
El interés de Urquiza por el reconocimiento de la región del Chaco.
En 1851, el general Justo José de Urquiza se interesó en la creación de una vía de comunicación entre el centro y el norte del país, para lo cual fue necesario un reconocimiento de la región del Chaco.
La Constitución Nacional y la legalidad sobre los territorios nacionales.
Con la organización constitucional argentina en 1853 y la sanción de la Constitución Nacional por la Convención Constituyente de Santa Fe, se utilizó el artículo 67, inc. 14, para la organización, la administración y el gobierno de los territorios nacionales; en su artículo 67, inc. 14, se establecieron “...expresamente como atribución del Congreso Nacional (:) Proveer a la seguridad de las fronteras, conservar el trato pacífico con los indios y promover la conversión de ellos al catolicismo” (4) (Altamirano, Marcos Antonio, Dellamea de Prieto, Elba N. y Sbardella, C. R., 1987, p 104).
El interés nacional por la región del Chaco.
El gobierno central se interesó por el Chaco y defendió: la creación de las rutas terrestres para comunicar el litoral con las provincias interiores, la navegación de los ríos y la misión de los sacerdotes franciscanos. Estas políticas nacionales para el Chaco, favorecieron la colonización de dicha región a fines del siglo XIX..
La antigua y la nueva línea de defensa. La sustitución de Taboada por Alfredo Marbais, Barón de Du Graty.
La antigua línea de frontera: los fortines.
La antigua línea de defensa fue extendida desde la costa del río Paraná, en la localidad entrerriana de nombre Feliciano; la misma, contó con varias fortificaciones, ubicadas al sur del río Salado; seguidamente, la línea entró en Córdoba para formar una gran curva hacia al sudoeste y al sur de la llamada Mar Chiquita. La línea pasó la localidad El Tío y llegó al fuerte Abipones, junto al río Dulce; después de atravesar el mismo, alcanzó el Bracho, ubicado a la derecha del río Salado. Esta línea de defensa fue necesaria cambiarla, porque una pradera muy fértil, ubicada entre los ríos Salado y Dulce, terminó ocupada por los aborígenes y sus malones atacaron a los pobladores de Córdoba y Santiago del Estero.
La nueva línea de defensa.
Urquiza cambió la antigua línea de defensa por una nueva; esta última, se inició en la localidad de la provincia de Santa Fe, llamada San Javier y ubicada en las proximidades del Paraná; la misma, se diseñó como una línea recta hacia el río Salado, hasta un nuevo fortín conocido con el nombre: Esquina Grande. Esta nueva línea de defensa siguió el río Salado y contó con una serie de fortines, hasta llegar al fortín Añatuya.
Los pobladores de los nuevos asentamientos y el esfuerzo militar para organizarlos.
El general Antonio Taboada se dedicó a organizar el poblamiento de los territorios comprendidos en la línea de defensa. Los estancieros y las familias de los colonos, habitantes de dichas tierras, apoyaron tal esfuerzo militar. Las familias de los soldados se unieron a esta tarea y construyeron sus ranchos en las cercanías, cultivaron algunas tierras y criaron animales.
Sustitución del general Taboada por el belga y coronel de artillería de la Confederación Argentina: Alfredo Marbais, Barón de Du Graty.
El 25 de setiembre de 1857, Urquiza reemplazó al general Taboada, debido a los resultados muy pobres de su campaña militar. El belga y coronel de artillería de la Confederación Argentina: Alfredo Marbais, Barón Du Graty, ocupó su nuevo cargo: Comandante General de la Frontera Norte con el Chaco. (ALTAMIRANO, Marcos Antonio, DELLAMEA DE PRIETO, Elba N. y SBARDELLA, C. R., 1987, pp 104 a 106).
La guerra contra los malones y los acuerdos gubernamentales con los aborígenes.
La fundación de Resistencia.
El gobernador de Corrientes: Patrón y Centellas hizo posible la reducción de San Fernando del Río Negro, ubicado en la actual Resistencia; era un hecho político importante para la época; las tribus chaqueñas se caracterizaron por su agresividad y los jesuitas se ocuparon de las mismas, hasta su expulsión en 1767. Posteriormente, las tribus bélicas con sus malones no permitieron la posibilidad de nuevas poblaciones en los territorios, donde después se asentaron las provincias de: Formosa, Chaco, norte de Santa Fe, este de Jujuy, Salta y Tucumán y el nordeste de Santiago del Estero.
El gobernador Pedro Ferré liberó las tierras ubicadas al este del Paraná y acordó no molestar a los aborígenes, situados en el otro costado de dicho río. El caudillo Estanislao López logró un éxito militar expulsando a los aborígenes de algunas tierras. (LUNA. La época de Roca. 2003, pp 60 y 61).
Capítulo 2.
La guerra de la Triple Alianza (1865-1870).
Los países involucrados.
“Desde su segregación de la autoridad de Buenos Aires, en 1811, el Paraguay había vivido en una independencia de hecho de las Provincias Unidas, tanto en lo político como en lo económico” (5) (Floria y García Belsunce. 1992, vol. 2, página 115). El dictador Francia desarrolló la economía rural en el Paraguay; él fue un gobernante autocrático y obligó a su país a una política aislacionista hasta su muerte ocurrida en 1840. El Consulado no tardó tanto en gobernar, pero en 1844 Carlos Antonio López fue elegido presidente del Paraguay; él continuó con el aislamiento practicado por el Dr. Francia, aunque, hizo algunas excepciones, por ejemplo: su política intervencionista como aliado de Madariaga contra Rosas. López se interesó por dos problemas de límites del Paraguay: uno con la Confederación Argentina y el otro con el Brasil. En 1826, el gobierno paraguayo fue neutral en el enfrentamiento bélico entre Argentina y el Brasil; en 1854, el Paraguay no fue miembro de la alianza brasileña y entrerriana, contra el gobierno de Rosas. El caudillo Rosas rechazó la independencia del Paraguay, pero Urquiza reconoció la misma en 1954 y las relaciones diplomáticas entre ambos países mejoraron; en 1859, el Paraguay fue mediador diplomático entre el Estado de Buenos Aires y la Confederación Argentina. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, vol. 2, pp 115 El presidente paraguayo Carlos Antonio López quiso favorecer su capitalismo estatal y arrendó las tierras fiscales; él monopolizó la yerba, el tabaco, la madera y el comercio. Este estadista logró tener un astillero, un telégrafo para comunicar la capital política con Humaitá, una fundición de hierro y 432 escuelas con 24 mil estudiantes; la población totalizó 600 mil habitantes e incluyó a 18 mil militares. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 116);. El gobierno del abogado Carlos Antonio López creó infraestructuras y se armó; utilizó la técnica brasileña para construir Humaitá; permitió la defensa del río Paraguay; fabricó las armas largas y los cañones para sus militares; su red ferroviaria llegó al campamento de Cerro León; hizo construir buques acorazados en Europa para destinarlos a la navegación fluvial; envió a sus oficiales para entrenarlos en París y su reserva militar alcanzó a 40 mil paraguayos. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 87). La ambición por la autarquía económica paraguaya del presidente de Carlos Antonio López aisló a su país; él murió en 1862 y su hijo se convirtió en su heredero gubernamental; pese a su poca experiencia militar, el general Francisco Solano López fue ascendido a la jerarquía de mariscal; durante su estadía en París, Francia, el segundo Imperio impresionó a dicho paraguayo. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, pp 116 y 117).
Dr. Francia.
Carlos Antonio López.
Francisco Solano López. Foto de dominio público.
En dicha época, la población del Brasil alcanzó a diez millones de habitantes y los blancos totalizaron un poco más de la mitad; la parte poblacional restante, fue integrada por los negros y los indios. Su gobernante fue Pedro II, casado con una mujer de la nobleza italiana; él tenía un ejército de 30 mil soldados y su relación diplomática con Gran Bretaña era buena. Los miembros de la clase política: los conservadores y los liberales “…formaban -como dijo Ramón J. Cárcano- un ángulo recto cuyo vértice era el emperador, que intervenía en todos los asuntos del Estado” (6) (Floria y García Belsunce, 1992, Vol. 2, p 117). Brasil se caracterizó por el orden y la paz, aunque, ésta era relativa y soportó tanto la rebelión en Río Grande como la presión política de los terratenientes del Norte; además, dicho país practicó la política del expansionismo territorial en América “…conforme al esquema heredado de Portugal” (7) (Floria y García Belsunce, 1992, Vol. 2, p 117) e intentó influir en dos repúblicas sudamericanas muy chicas: Uruguay y Paraguay, territorios integrantes en una época anterior del Virreinato del Río de la Plata. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 117). “Desde el fracaso de la misión Paulino en Europa y el retiro de las fuerzas militares de Montevideo, la política brasileña hizo un compás de espera en los asuntos cisplatinos sin abandonar el control de los gobiernos de Pereyra y Berro. Después de la muerte de Honorio en 1856 los gabinetes que le sucedieron –las sombras del Paraná- no procedían con la firmeza del marqués” (8) (Rosa, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862 - 1878). T. VII, p 79). Teófilo Ottoni fue el líder de los luzias, un grupo de jóvenes integrado por: Goes Vasconcellos, Saraiva, Almeida Rosa, Furtado y Nabuco; ellos desearon la hegemonía del Brasil en el continente americano y eran opositores a las políticas de los conservadores; aunque ellos ganaron las elecciones de 1862, el ministerio de Goes Vasconcellos apenas duró seis días. Durante dicho año, el marqués de Olinda asumió el nuevo ministerio; él contentó a los luzias con su programa político, destinado a la expansión territorial del Brasil, pero sin las reformas económicas y sociales porque no quiso molestar a los conservadores. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862 - 1878). T. VII, p 79).
Pedro II.
Los habitantes del Uruguay totalizaron 400 mil en 1860. El general Venancio Flores fue el líder del partido colorado, su ideología era el liberalismo y se consolidó políticamente, después de desaparecer Rivera y Lavalleja; no obstante, dicho liberal terminó derribado por un movimiento político, integrado por los miembros del partido blanco y los disidentes del partido colorado. El nuevo gobernante: Gabriel Pereira fue ayudado por el Brasil para mejorar la economía uruguaya, pero en 1860 los blancos se adueñaron del gobierno de dicho país. Flores se exilió en Buenos Aires; en 1862, él planeó su vuelta al Uruguay para gobernar mediante una revolución de los colorados; este militar contó con el silencio político de Mitre, antes de su partida al territorio uruguayo, la antigua Banda Oriental, porque Flores sirvió al mitrismo, tanto en Pavón como en Cañada de Gómez; (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, pp 117 y 118). Venancio Flores, el coronel Francisco Caraballo y dos ayudantes se embarcaron en el vapor de guerra Caaguazú y llevaron las armas, 6 mil onzas de oro y mucho dinero (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 81); ellos llegaron al Uruguay el 19 de abril de 1863 y Venancio Flores proclamó la revolución colorada, contra el gobernante blanco. Por las disidencias entre los argentinos, ante la disputa política uruguaya, los dos bandos enfrentados fueron apoyados; la prensa porteña (Buenos Aires) favoreció a los colorados y Flores consiguió los armamentos a través del contrabando de los barcos argentinos; los militares de Entre Ríos, entre ellos un hijo de Urquiza, apoyaron al gobernante blanco Berro. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, pp 117 y 118).
Bartolomé Mitre.
Los enfrentamientos bélicos.
La invasión militar paraguaya.
En 1863, la Argentina y el Uruguay firmaron un Protocolo para satisfacer los reclamos de ambos países, establecer las bases de la neutralidad y el arbitraje del emperador del Brasil ante cualquier otra disputa posterior. Los aportes argentinos no alcanzaron para triunfar y Flores solicitó la ayuda brasileña para conseguir las armas y los hombres; la persecución de los blancos contra los colorados llegó hasta la frontera uruguaya con el Brasil y favoreció la argumentación brasileña para su intervención militar en el Uruguay. El presidente Berro recurrió a Francisco Solano López para tener un aliado político, pero la diplomacia del mariscal paraguayo fracasó y frustró su ambición de intervenir en la política rioplatense; su sucesor: Aguirre también solicitó lo mismo. El presidente argentino Mitre, asumido en 1862, envió a Mármol a Río de Janeiro para negociar una alianza militar, ante la guerra uruguaya entre los blancos y los colorados; los brasileños enviaron una escuadra en el río de la Plata, debido a los hechos ocurridos en la frontera de su país con el Uruguay. Mitre intentó solucionar el conflicto, entre los partidos políticos uruguayos, a través de la mediación unida: argentina-inglesa y el Brasil se agregó a dicha gestión. Aguirre siguió gobernando el Uruguay, pero el ministerio quedó cargo de los colorados; Flores no fue aceptado como ministro de Guerra y causó un nuevo conflicto político. Brasil envió a su diplomático Saraiva a Buenos Aires para acordar una acción conjunta con la Argentina; la diplomacia brasileña logró, con el Protocolo Saraiva-Elizalde del 22 de Agosto, el consentimiento argentino para defender los intereses brasileños y accionó únicamente con su propia fuerza militar. Un buque del Uruguay fue atacado por la armada brasileña y ésta invadió dicho país el 14 de setiembre, con la aprobación de Saravia. López se comprometió a defender la soberanía uruguaya, ante el accionar bélico del Brasil; el 12 de noviembre, un barco brasileño fue capturado durante su navegación hacia el Mato Grosso, invadido poco después por los militares paraguayos. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, pp 119 a 122). En dicha época, la parcialidad del gobierno de Mitre era innegable; “…en junio de 1864, estaba resuelta con el padrinazgo de Thornton, la alianza del gobierno mitrista con el Brasil, protocolizada para mayor seguridad el 22 de agosto” (9) (Rosa, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 126). Los diarios La Nación y la Tribuna de Varela hicieron sus propagandas, hasta insultantes, contra el mariscal paraguayo. En una carta enviada a París y dirigida al ministro Balcarce, Elizalde manifestó su convencimiento sobre el éxito militar aliado contra el Paraguay. “Concluida la cuestión de Montevideo, la guerra irá al Paraguay y los aliados vencerán” (10) (Rosa, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 126), escribió Elizalde en dicha carta. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 126).
El Paraguay utilizó su fuerza militar combinada: naval y terrestre, integrada por alrededor de 8 mil militares, para invadir el Mato Grosso. El general paraguayo Barrios fue el jefe militar de los cinco vapores, incluido el barcos brasileño capturado, presentes en el Mato Grosso; esta escuadra zarpó desde Asunción el 24 de diciembre de 1864; el coronel Manuel Isidoro Resquín dirigió el ejército terrestre del Paraguay, integrado por un batallón de infantería y una caballería compuesta por 2.500 militares. Los paraguayos se adueñaron del fuerte de Coimbra el 27 de diciembre y lograron ocupar Corumba, la capital de la provincia, además de los fuertes Miranda, Alburquerque y Dourados; las vacas, los armamentos y los pertrechos brasileños formaron el botín de guerra del Paraguay, debido a su éxito militar en dicha invasión. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 125). Ante la guerra de la Triple Alianza, el Brasil contó con 35 mil soldados, pero solamente destinó 27 mil para la misma; Uruguay careció de importancia militar. El Paraguay, gobernado por el mariscal Francisco Solano López, organizó un ejército para intentar ganar dicha guerra: 18 mil militares y 45 mil en la reserva; otros 50 mil paraguayos pertenecieron a las milicias departamentales. “Si bien éstas tenían muy escaso valor militar no puede decirse lo mismo que los 63.000 mil hombres que formaba la estructura militar paraguaya” (11) (Floria y García Belsunce, 1992, Vol. 2, p 122); 15 naves integraron la flota naval del Paraguay y sus costas fluviales eran defendidas por las fortificaciones paraguayas; su industria bélica fabricó los armamentos y las municiones. Los miembros del ejército argentino fueron escasos, con apenas 6 mil hombres; esta cantidad era posible aumentarla con la guardia nacional y las milicias de las provincias, pero el gobierno necesitó de más tiempo para su concreción. López intentó atraer a su causa política a los federales de dos provincias argentinas: Corrientes y Entre Ríos, contra el gobierno nacional de Mitre. En 1865, Urquiza no se comprometió con el gobierno de López; Mitre consultó al gobernante de Entre Ríos sobre su posición política, ante la posibilidad de una invasión extranjera en el suelo argentino; el 23 de febrero, la contestación de Urquiza fue favorable a la defensa de la soberanía territorial argentina. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, pp 122, 123 y 125). El 29 de diciembre, Elizalde escribió al gobernador de la provincia de Corrientes: Lagraña; en dicha comunicación, se exigió al correntino que no exprese públicamente su simpatía hacia el mariscal López, debido a la proximidad de la guerra contra el Paraguay; un día después, Elizalde envió otra carta, destinada a instruir a dicho gobernante provincial sobre su función oficial con los agentes del Brasil. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, pp 126 y 127).
Entre el 6 de diciembre de 1864 y el 2 de enero del año siguiente, Paysandú fue atacada por el ejército y la escuadra naval del Brasil; esta acción bélica, se hizo para apoyar a los militares uruguayos de Flores; su destrucción causó una reacción negativa por parte de la opinión pública argentina e incluso impresionó a Urquiza. Un político más dispuesto a negociar: Tomás Villalba fue el nuevo presidente del Uruguay, porque terminó el período presidencial de Aguirre en febrero de 1865. El 20 de febrero, esta moderación política permitió a Flores asumir como presidente uruguayo, después de firmar un acuerdo; Paraguay se quedó sin su aliado político blanco en el Uruguay. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 123).
López solicitó a Mitre el permiso para trasladar al ejército paraguayo a través del territorio argentino, por su objetivo de intervenir en el conflicto político del Uruguay; el presidente argentino no aceptó. El Congreso del Paraguay declaró la guerra a la Argentina el 17 de marzo, se firmó la notificación el 29 y el 8 de abril llegó dicha notificación al cónsul paraguayo en la Argentina; el 3 de mayo, recién se comunicó la misma al gobierno argentino. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, pp 124 y 125). El 13 de abril, la flota naval paraguaya, integrada por cinco buques, invadió Corrientes; en su puerto, se adueñó de dos buques: el Gualeguay y el 25 de Mayo; los correntinos no lucharon contra los paraguayos y éstos tomaron dicha ciudad. El 14 de abril, Corrientes fue invadida por 14 mil soldados de la infantería paraguaya y 6 mil jinetes de la caballería; su artillería contó con 30 cañones, al mando de Wenceslao Robles. El gobierno del Paraguay intentó convencer a los argentinos que dicha guerra era solamente contra Mitre por su alianza con el Brasil y para intervenir en la Banda Oriental; no obstante, el militarismo de López no respetó la soberanía argentina. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, pp 131 y 137). El primero de mayo, el tratado de la Triple Alianza reunió a los firmantes del mismo: Urquiza, Mitre, Flores, Osorio, Tamandaré y otros. El jefe de la fuerza militar combinada terrestre fue Mitre, por exigencia del gobierno argentino; el jefe de la flota naval aliada contra el Paraguay fue Tamandaré. En dicho tratado, se fijaron los límites del Paraguay con el Brasil y la Argentina; la representación argentina reclamó la mayor amplitud posible; poco después, Brasil exigió que los límites, fijados por la Argentina y extendidos hacia el río Paraguay hasta alcanzar Bahía Negra, no negaran los derechos de otro país sudamericano: Bolivia. Los aliados beligerantes pactaron: obligar al Paraguay a pagar una indemnización de guerra y prohibir, a cada nación de dicha alianza, tanto la negociación de la paz por su cuenta como la anexión territorial o el establecimiento de algún protectorado sobre el país vencido. El gobierno del Brasil consideró al Tratado de la Triple Alianza como favorable a la Argentina; con el mismo, “… la margen oriental del Paraná hasta Iguazú y la margen occidental del Paraguay hasta el paralelo 20”(12) (Floria y García Belsunce, 1992, Vol. 2, pp. 127) pertenecieron a la soberanía argentina. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, pp 126 y 127).
“Además de las 25.000 plazas del ejército nacional, se contaba con las fuertes y disciplinadas y bien armadas milicias de Entre Ríos, que sumaban entre 12.000 y 15.000 hombres, con un general de la baquía de Urquiza” (13) (Rosa, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 139) (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 139); él fue el jefe militar del ejército de la Vanguardia, ante la invasión de 31 mil soldados del Paraguay en el territorio de la Argentina. El ejército paraguayo se dividió en dos fuerzas militares; una mandada por el general Robles, con sus 20 mil soldados, siguió el curso del río Paraná y bordeó al mismo; la otra columna militar, con la jefatura de Estigarribia, utilizó las orillas del río Uruguay. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 128). Antonio Estigarribia, con su ejército de 12 mil soldados, se trasladó a través de Misiones para llegar al Uruguay. Se formó un Triunvirato en Corrientes con Gauna, Silvero y Cáceres, contra el gobierno argentino de Mitre; el gobernador de Corrientes: Lagraña fue apoyado militarmente en Curuzú Cuatiá por el general Nicanor Cáceres, para defender a la Argentina. Robles se retiró con sus tropas de Corrientes y dejó allí solamente mil soldados; el 24 de mayo, una escuadra naval brasileña, a las órdenes del almirante Barroso, aprovechó y llevó al ejército de Paunero para invadir dicha ciudad; el 25 de mayo, dichos militares no fueron acompañados por la población correntina y se replegaron. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, pp 137 y 138). Esta invasión militar en Corrientes, interrumpió las comunicaciones de Robles con el gobierno del Paraguay; no obstante, el éxito de Paunero no duró porque faltó el apoyo de la armada brasileña. López necesitó ocupar tanto Corrientes como Entre Ríos y atacar a los aliados con sus dos columnas militares; Robles se quedó en Goya y no apoyó militarmente a Estigarribia; este último, después de ocupar Uruguayana, se limitó a defender dicho lugar. A pesar del abandono de la ofensiva militar paraguaya, el presidente López no dejó el Paraguay para dirigir a su ejército en el extranjero,. Varias derrotas militares hicieron fracasar esta ofensiva del ejército de López; después de invadir otros países, los paraguayos pasaron a defender su territorio. (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, pp 128 y 130).
El almirante Barroso prevaleció en el río Paraná por la superioridad de la armada brasileña; los paraguayos apenas alcanzaron la desembocadura del río Paraguay en el río Paraná; gran parte de la flota naval del Brasil, con la jefatura de Tamandaré, no se movió de la costa de Montevideo. El 11 de junio de 1865, los paraguayos intentaron vencer a Barroso en el combate naval del Riachuelo, en la cercanía de Corrientes, para permitir a Robles llegar al Uruguay y apoyar militarmente a Estigarribia. En la orilla del Riachuelo, López tuvo 22 baterías y 2 mil tiradores; en sus ochos vapores de guerra, él contó con una tripulación de 2.500 militares y 40 cañones. La flota naval de Barroso utilizó nueve acorazados, con dos mil marinos y 59 cañones. Pedro Ignacio Meza fue el comandante paraguayo en esta batalla; su flota naval atacó a la marina brasileña y fue acompañado con los disparos de su artillería costera; los paraguayos se acercaron al Parahyba y lograron hacer encallar al Jequitinhonha. Barroso embistió con el espolón de acero de su nave Amazonas a los buques de madera del Paraguay y tres de los mismos terminaron hundidos; el resto de la flota guaraní fue atacada con éxito por la artillería del Brasil. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, pp 140 y 141).
Estigarribia pasó por Misiones y llegó a Sao Borja, ubicada en la orilla brasileña, cuando ocurrió la batalla del Riachuelo; el 11 de junio, su columna militar de 11 mil soldados no fue resistida por la población local. Siete días después, Robles se replegó con su fuerza militar a Empedrado y recibió una carta de Urquiza, acampado en Basualdo; a través de dicho correo, el entrerriano intentó convencerlo de un pronunciamiento militar, como jefe de 22 mil soldados paraguayos, contra López. “¿No tenía el mayor núcleo de fuerzas que contaba el Paraguay?; con ella salvaría a su patria de la guerra y la tiranía a la vez, recibiendo las bendiciones de sus paisanos y vecinos. Todo terminaría con un abrazo del Libertador de Paraguay con Pedro II, Mitre y Urquiza” (14) (Rosa, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 142); la argumentación de esta correspondencia, pertenece al libro de Pereyra: “Francisco Solano López y la guerra del Paraguay”. El 17 de junio, después del combate naval del Riachuelo, Mitre fue a Concordia como jefe militar aliado; la orden militar del ejército aliado fue concentrar en dicho lugar a sus militares; Tamandaré fue el encargado de transportar desde la Banda Oriental, con su flota naval, a los militares aliados: quince mil brasileños de Osorio y los regimientos de Flores. Urquiza desobedeció la orden de Mitre y no fue a Corrientes para impedir, con su ejército de la Vanguardia, la unión de las columnas militares de los paraguayos Estigarribia y Robles; el entrerriano se trasladó a Concordia “…presuntamente para informar a Mitre su correspondencia con Robles” (15) (Rosa, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 142). Robles se negó al abrazo libertador con las autoridades aliadas; no obstante, él envió con un poco de demora dicha carta de Urquiza al presidente paraguayo López y éste, después de destituirlo, lo fusiló; Francisco Isidoro Resquín reemplazó a Robles en dicho mando militar del Paraguay. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 142). Paunero tardó en unirse a Urquiza (FLORIA y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 128) y éste, el 3 de julio, fue abandonado por las divisiones militares: Victoria y Nogoyá, en el campamento de Basualdo, porque se argumentó la vuelta del jefe militar entrerriano a su hogar, después de dejar dicha guerra; los militares de Urquiza se negaron a luchar a favor de sus aliados: Mitre y los brasileños, contra los paraguayos. Estigarribia dejó tres mil soldados en Sao Borja, Santo Tomé y otros lugares; él obedeció las órdenes del gobierno del Paraguay y dividió su fuerza militar en dos columnas; cinco mil militares paraguayos a las órdenes de Estigarribia utilizaron la orilla oeste del río Uruguay y llegaron a Uruguayana el 5 de agosto; otros tres mil soldados se movilizaron a través de la otra costa de dicho río y entraron al mismo tiempo en Paso de los Libres, bajo el mando de Duarte. Los militares de Río Grande se ubicaron en Alegrete, a poca distancia de sus enemigos, pero en Concordia se reunió gran parte de ejército de la Triple Alianza. Urquiza fue sustituido por el general Flores para comandar a 10.200 militares, protegidos por 32 cañones. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, páginas 142 y 144). En la provincia de Entre Ríos, el nuevo jefe militar aliado logró una importante victoria aliada en la batalla de Yatay (FLORIA Y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 128), ocurrida el 17 de agosto, contra Duarte (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 144); tres mil paraguayos, sin disponer de la artillería, fueron derrotados por diez mil soldados aliados. (FLORIA Y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 128). Los argentinos y los uruguayos que sirvieron al ejército paraguayo de López terminaron fusilados por los aliados victoriosos, después de esta batalla y la siguiente. Los soldados paraguayos malheridos fueron degollados por los aliados, porque la atención sanitaria era insuficiente. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, pp 145 y 14 Para su ofensiva en Uruguayana, el ejército aliado contó con: 27 mil brasileños, 15 mil argentinos y 2 mil doscientos militares de Flores; la milicia uruguaya aumentó con la incorporación de 500 paraguayos prisioneros. Pedro II se colocó al frente de su ejército para alentarlo y llegó a Porto Alegre el 16 de julio; su yerno: el conde de Eu se unió al emperador del Brasil; el general Manuel Márquez de Souza era el barón de Porto Alegre. El 11 de septiembre, Mitre se presentó en Uruguayana, acompañado por Thornton. El día siguiente, Pedro II y el conde de Eu llegaron a dicho lugar, territorio brasileño en la actualidad. El Comandante en jefe del ejército de la Triple Alianza: Mitre negoció con el emperador del Brasil, a través del inglés Thornton, delegar el mando efectivo de dicha alianza militar a favor de Porto Alegre; esta delegación fue solamente para la guerra en Uruguayana y se envió al ministro de guerra Ferraz para intimar la rendición militar de Estigarribia. El 18 de setiembre fue el día elegido para el enfrentamiento bélico, terrestre y naval, con los paraguayos. Estigarribia se negó a rendirse en un primer momento, después aceptó deponer las armas pero exigió la libertad para él y sus oficiales; dicho jefe militar paraguayo se fue a Río de Janeiro, Brasil. El 20 de noviembre, López envió una nota a Mitre para quejarse que no respetaron a los soldados paraguayos, prisioneros de los aliados. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, pp 146 a 149).
En octubre, el general Resquín inició la retirada militar; sus soldados pasaron por el Paraná y no fueron atacados por la flota brasileña. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, pp 149 y 150). Los paraguayos huyeron y la guerra de la Triple Alianza se prolongó por otros cuatro años. (FLORIA Y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 130). Al finalizar el mes de enero de 1866, ocurrió un enfrentamiento militar en el paraje conocido como Corrales o Pehuajó; en dicho lugar, la División de Buenos Aires, integrada por los guardias nacionales y bajo el mando de Conesa, atacó a 450 paraguayos desembarcados y ubicados en un monte; fue una masacre para los militares de Conesa. En febrero, Tamandaré se ocupó de la escuadra brasileña en el río Paraná, anteriormente bajo el mando de Barroso; esta flota de acorazados fue puesta frente a Itapirú, para permitir el paso de la fuerza militar aliada por dicho río. El 23 de marzo, el capitán paraguayo Fariña enfrentó a la flota naval brasileña con las balas redondas de un cañón, montado en una lancha chica; esta última fue movilizada por un vaporcito, pero terminó hundido después de algunos días. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862 - 1878). T. VII, páginas 151 y 152). “Los beligerantes no disponían de fusiles de retrocarga ni de los cañones de ánima rayada. Sus armas eran más o menos equivalentes a las utilizadas por los ejércitos europeos en la guerra de Crimea diez años antes, o sea anteriores a la revolución técnica militar” (16) (Floria y García Belsunce, 1992, Vol. 2, p 130). (FLORIA Y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 130).
La defensa del territorio paraguayo.
El paso del río Paraná por el ejército aliado.
Las guerrillas del Paraguay causaron dificultades al ejército de la Triple Alianza; no obstante, los militares aliados se dispusieron a invadir dicho país; Urquiza se ocupó de proveer muchas de las vacas, para alimentar a dichos militares hasta terminar esta guerra. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, pp 150 y 152). Al inicio del mes de abril, el ejército aliado juntó a 60 mil hombres, con Mitre como jefe militar; era una fuerza militar compuesta por: 30 mil brasileños, 24 mil argentinos y 3 mil uruguayos; su artillería totalizó 81 piezas; otros 14 mil hombres movilizaron 26 cañones y ellos, liderados por el barón de Porto Alegre, pertenecieron al ejército de reserva brasileño (FLORIA Y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 130), ubicado en la tranquera de Loreto. Brasil compró 30 mil esclavos para utilizarlos como soldados; se agregaron los mercenarios europeos a la fuerza militar aliada, porque los alzamientos contra el gobierno nacional argentino continuaron hasta finalizar el primer año de dicha guerra. El 16 de abril, los militares brasileños pasaron el río Paraná por arriba de Tres Bocas; ellos movilizaron 33 mil soldados, con mando militar de Osorio; su artillería contó con 48 piezas. El militarismo argentino, integrado por 24 mil soldados, se protegió con sus 33 cañones. El uruguayo: Flores pasó con sus 3 mil militares; entre ellos, estuvieron los paraguayos, prisioneros de los aliados. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 152). Flores fue el encargado de apoyar con sus militares a los brasileños de Osorio y éste se adueñó del fuerte paraguayo Itapirú; el 19 de abril, la casi totalidad del ejército aliado, custodiado por 15 mil soldados, pasó el río Paraná. (FLORIA Y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 131).
Estero Bellaco y Tuyutí.
López eligió Paso Pucú para concentrar su fuerza militar. El teniente coronel José Eduvigis Díaz fue el jefe militar paraguayo; en Estero Bellaco, su ejército fue integrado por 5 mil militares; después de defender el acceso a la loma de Tuyutí, él retiró sus cañones. El 20 de mayo, Mitre ocupó dicho potrero y después avanzó militarmente hacia Humaitá. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, pp 154 y 155). El 2 de mayo, López inició la contraofensiva en Estero Bellaco y perecieron 2 mil soldados en cada bando militar; el 24 de mayo, 13 mil paraguayos fueron muertos o heridos y los aliados perdieron a 4 mil hombres en Tuyutí (FLORIA Y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 131). Barrios, Resquín, Caballero y Díaz fueron los jefes de la ofensiva paraguaya en Tuyutí, pero sus militares retrocedieron porque fueron atacados por la artillería brasileña de Osorio. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 155). El olor putrefacto de los miles de cadáveres fue irrespirable para el ejército aliado; el cólera y la fiebre amarilla atacaron a los aliados (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 155); además del cólera, el paludismo y la disentería diezmaron a los militares de la Triple Alianza durante esta guerra. (FLORIA Y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 132). Osorio renunció en julio por su desentendimiento con Mitre y fue sustituido por un nuevo comandante brasileño: el mariscal Polidoro de Fonseca Quintanilha Sordão. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 156).
Yataity-Corá, Naró, Sauce y Curupayty.
Otras derrotas militares de López fueron: Yataití (Yataytí) Corá y Naró (Ñaró). Mitre y su ejército atacaron las trincheras paraguayas para eliminar las contraofensivas. El 16 de julio, los brasileños no vencieron a los paraguayos en Boquerón. Dos días después, ocurrió el enfrentamiento bélico del Sauce, que se prolongó hasta el 24 de julio; el ejército argentino-uruguayo fracasó ante la defensa militar paraguaya. En el Sauce, perecieron 5.000 soldados aliados y otros 2.500 del Paraguay. Los militares brasileños de Porto Alegre y Tamandaré triunfaron, después de atacar a la fortaleza paraguaya de Curuzú. (FLORIA Y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 132); el 3 de septiembre, 8.000 brasileños estuvieron al mando de Porto Alegre en dicha victoria. López invitó a Mitre para una conferencia de paz en el mes de septiembre y el presidente argentino aceptó reunirse en Yatayty-Corá (Yataity-Corá). López exigió la presencia de Polidoro y éste se negó por su obediencia al gobierno del Brasil; Flores no fue reconocido como gobernante por el presidente paraguayo. La duración de la reunión, entre los jefes militares enfrentados, fue de cinco horas; Mitre habló con Polidoro y después escribió a López: “Hemos convenido…referido todo a la decisión de los respectivos gobiernos sin hacer modificación alguna de la situación de los beligerantes” (17) (Rosa, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, página 163); dicha paz no fue posible. López utilizó para defender Curupayty (o Curupaytí): 4 escuadrones de la caballería y 7 regimientos de la infantería, protegidos por 49 cañones chicos. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, pp 163 y 164); Mitre esperó el bombardeo de la escuadra de Tamandaré para atacar dicha defensa militar paraguaya, pero el brasileño no logró destruirla y 4.000 aliados fueron masacrados mientras los paraguayos muertos apenas totalizaron 92 soldados. (FLORIA Y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 132). Dominguito, el hijo de Sarmiento, murió en dicho enfrentamiento bélico. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, p 165). Mitre acusó de falta de complimiento del deber a Tamandaré y éste renunció (FLORIA Y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 132); el vicealmirante Joaquín José Inácio de Barros ocupó dicho puesto. El general Argollo Ferrão reemplazó a Polidoro. El uruguayo Flores regresó a su país ante una invasión del partido blanco, mandado por Timoteo Aparicio. (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T. VII, pp 165 y 166). Porto Alegre fue sustituido por el marqués de Caxias como jefe de la fuerza militar del Brasil. (FLORIA Y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, p 132).
Humaitá y otras batallas. La caída de López.
Antes de la batalla de Curupaytí, López reunió gran parte de su ejército en Paso Pucú y muchos de los cañones de la artillería paraguaya, con sus artilleros, estuvieron en Humaitá (ROSA, José María. Historia Argentina. La oligarquía (1862-1878). T.VII, p 164). Mitre escogió no atacar a las fortalezas paraguayas más defendidas, sino flanquear las mismas e interponer la fuerza militar aliada entre dicho ejército paraguayo y Asunción; en Argentina, él envió a un grupo de sus militares para sofocar la revolución de los colorados. En junio de 1867, Mitre marchó con sus tropas contra López y éste presentó varias batallas intentado derrotar a los aliados, desde el 11 de septiembre hasta el 3 de agosto del mes siguiente; las fuerzas militares de ambos bandos se enfrentaron en: Paracué, Pilar, Ombú, Tayi, Tataiybá, Potrero de Obella y Tuyutí, pero el presidente paraguayo no logró ningún éxito militar. Mitre renunció a la jefatura militar aliada por la muerte del vicepresidente Paz y fue sustituido por el marqués de Caxias. López no dejó la presidencia de su país a pesar de las derrotas militares paraguayas y siguió hostilizando a los aliados; él dejó una guarnición en Humaitá, pero la mayoría de su ejército se alejó de dicha fortaleza para dirigirse hacia el Chaco, pasar por el río Paraguay e interponerse “…en el camino de Asunción sobre la línea Tebicuary” (18) (Floria y García Belsunce, 1992, Vol. 2, p 133). En julio, los brasileños atacaron Humaitá y los paraguayos abandonaron dicho lugar para irse a la isla Poi, donde se rindieron ante la escuadra brasileña. Un complot contra López, para negociar la paz con los aliados, fracasó y la purga política alcanzó a varios ciudadanos paraguayos influyentes, al obispo de la capital política y hasta a los familiares de dicho presidente; ante dicha crisis política, muchos nativos escaparon de Asunción. López concentró su fuerza militar en Pikysyry; después de franquear dicha fortaleza a través del Chaco, Caxias y sus 24 mil hombres se enfrentaron con los 10 mil soldados del ejército de López en Ytororó, el 6 de diciembre; el 11 del mismo mes, la guerra siguió en Avahy y resultó victorioso el bando aliado. Otra derrota del ejército del Paraguay, liderado por López, fue en Lomas Valentinas; en esta batalla, donde guerrearon chicos paraguayos de hasta 12 años, murieron 8 mil hombres del bando guaraní y 4 mil entre los militares aliados. El poderoso ejército del Paraguay quedó solamente para el recuerdo; en dicho país vencido, dejaron de existir el 90 % de los varones; el 30 de diciembre de 1868, los militares paraguayos restantes se rindieron en Angostura. López se fue a las montañas guaraníes; el 5 de enero de 1869, los aliados entraron en Asunción para poner un gobierno local, favorable a ellos. El conde Eu se ocupó de la tarea policiaca de atrapar a López y éste enfrentó militarmente a sus enemigos; el 12 de agosto, perdió en Peribebuy; 4 días después, en Rubio Ñu; el líder paraguayo, acompañado por 500 soldados, logró pasar los cerros; el 1º de marzo de 1870, él murió en Cerro Corá. (FLORIA Y GARCÍA BELSUNCE. 1992, Vol. 2, pp 132 a 134).
0 notes
Arte y Anarquia en: Medialismi 2.0 Corciano Perugia 13-16. 08. 2020, hasta el 15 septiembre
El colectivo Escuela Moderna/Ateneo Libertario y la revista ApARTe°, la única revista que desde hace más de 20 años se ocupa de la relación entre las artes y la Anarquía, participan en el Festival Corciano 2020 Medialismi 2. 0 aportando una contribución de las culturas libertarias que tocan diferentes temas, desde la iconoclasia hasta la Historia del Arte, desde la memoria histórica de las luchas sociales hasta las migraciones, desde la mercantilización del cuerpo femenino hasta la represión policial, desde la ecología hasta la ecología social, desde las culturas marginales hasta las situaciones dramáticas de los trabajadores del campo, con los siguientes materiales:
VÍDEO
Nicoletta Braga,
global project Frame/3
6'20", color, Italia, 2012-2015
El vídeo de la performance trata de la relación entre arte-economía y discriminación social bajo una luz contemporánea analizada a través de gestos e historias; una habitación roja con dos amantes intercambiando ternura, una habitación oscura con una última cena con la mujer de Cristo y la mujer negra, una habitación azul donde un bloque negro perturba a un inversor financiero y un vídeo de disturbios y manifestaciones, que termina con un buffet de testículos de toro (de Wall Street).
https://www.youtube.com/watch?v=hob1zel9F6A
colectivo Democracia,
eat the rich
3'40'', color Chile, 2020
manifestantes en Chile que luchan contra el neoliberalismo salvaje al grito de la dignidad y contra la resonante desigualdad social, manifestándose irónicamente en los barrios de la clase rica, donde históricamente se reprimen los intentos de crítica social.
https://www.youtube.com/watch?v=R-JhrudstZk
Pedro G. Romero,
Nueves Sevilla,
9'12'', color, España, 2018
Un video sobre el flamenco y la cultura gitana en Sevilla y Andalucía, las marginaciones y las atmósferas de una antigua cultura profunda e inmortal.
https://vimeo.com/338681427
Santiago Sierra,
3000 huecos, 50x50x190
17', 12'' blanco y negro España 2002
3000 huecos, fosos, excavados por inmigrantes senegaleses en la provincia de Cádiz, pagados con una tarifa sindical. La obra resume en imágenes la necropolítica y los tanatos políticos del Estado que incluso haciendo esto cava la tumba por sí mismo... la emocionante secuencia nos pone frente a la vida y la muerte.
https://www.santiago-sierra.com/200209_1024.php
INSTALACIÓN PERMANENTE
Nicoletta Braga,
una hectárea de naranjos, desde 2019 trabajo en curso
Plantación de una hectárea de naranjos de a poco, plantación generalizada en Portugal, Italia, Grecia, España. Considerando que un naranjo ocupa unos 16 metros cuadrados, se necesitan unas 625 naranjas para alcanzar la hectárea. El anagrama de ‘Ha - aranci’ es Anarchia. La acción está acompañada por un video en progreso con la banda sonora de Marco Rovelli con la canción "servi", https://www.youtube.com/watch?v=Aq-lxCpbwzM
(en la parte final Alì dai occhi azzurri de Pier Paolo Pasolini, de 1964) se lee la letra de la canción:
Siervos que sirven
y ayudar a desvelar
la naturaleza criminal de este pacto social
la primitiva acumulación de todos los seres vivos
en un caravasar subhumano
Desde las tierras sicilianas hasta el centro de Milán
en un campo o en la cocina
un invernadero o una obra de construcción
lo importante es no ver
Los sirvientes que sirven y el hecho de morir
es sólo un accidente, una posibilidad desafortunada.
una pequeña cosa que el sirviente tiene bien escrita en su piel.
y eso no es nada raro
Sirve a Sandmen
fantasmas de la noche con lenguas demasiado expuestas
cierran sus bocas
y volver al silencio que compite
a todo buen sirviente
de un caravasar subhumano
Ojos Azules Ali
uno de los muchos hijos de los hijos,
bajará de Argel, en barcos
...navegando y remando. Serán
con él miles de hombres
con pequeños cuerpos y ojos
de los perros de los pobres padres
en barcos lanzados en los Reinos del Hambre. Se llevarán a los niños con ellos,
y pan y queso en las tarjetas amarillas el lunes de Pascua.
Se llevarán a las abuelas y a los burros, en los triremes robados en los puertos coloniales.
Aterrizarán en Crotone o Palmi,
millones, vestidos con harapos,
Asiáticos y americanos.
Enseguida los Calabreses dirán,
como gángsters a gángsters:
"Aquí están los hermanos mayores,
con los niños y el pan y el queso!"
Desde Crotone o Palmi subirá
a Nápoles, y de allí a Barcelona,
en Salónica y Marsella,
en las ciudades del inframundo.
Almas y ángeles, ratones y piojos,
con el germen de la historia antigua,
...volarán frente a la voluntad.
Siempre son humildes
Siempre son débiles
siempre tímido
siempre son infemitivos
perpetradores
siempre se somete
siempre son pequeños,
...los que nunca quisieron saber, los que tenían ojos sólo para implo- raros,
que vivían como asesinos bajo tierra, que vivían como prohibicionistas...
en el fondo del mar, vivían como locos en medio del cielo,
los que se construyeron a sí mismos
leer fuera de la ley,
ellos que se adaptaron
a un mundo bajo el mundo
creían
en un Dios servidor,
estaban cantando
a la matanza de reyes,
ellos bailando
a las guerras burguesas,
estaban rezando
a las luchas de los trabajadores...
La operación de Corciano, aunque reubicada, resume varias imágenes... los trapos, los migrantes, los trabajadores, las condiciones de sumisión femenina, el deseo de emancipación y libertad, la imaginería del arte y su valor profético.
12 CARTELES DE CARRETERA Publica
Escuela Moderna/Ateneo Libertario+Ap ARTe°
proyecto de un monumento a Giuseppe Pinelli, 2019
Nicoletta Braga,
A la República Española, Braga, 2009
Elisa Franzoi,
Nada que vender, 2019
Laura Pinta Cazzaniga,
Fruto de la explotación, 2019
Regina José Galindo,
poesía sin título, 2020
Santiago Sierra,
3000 huecos de 180x50x50 cm cada uno, Vejer de la Frontera, Cádiz, 2002
Arianna Ferreri,
Remake, homenaje a Venere degli stracci, 2020
Michelangelo Pistoletto,
La Venere degli stracci, 1967
profesor Bad Trip, (Gianluca Lerici),
Bakunin, 2002
del Archivo de ApARTe°
colectivo Democracia,
Silencio, 2018
Living Theatre,
siete meditaciones sobre el sadomasoquismo político, 1973
cartel de los Archivos ApARTe°
Edvige Cecconi Meloni,
0 notes