Tumgik
#Mundillo cultural
paseodementiras · 1 year
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La única
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La mañana en que descubrió el misterio era lunes.
-Guadalupe Marín
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factoryhqs · 1 year
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¿KIM TAEHYUNG en la tapa de la revista cosmopolitan? te estás confundiendo, quien ves ahí es AHN JAESUNG. es probable que recuerdes su cara por haberle cruzado en las calles de nueva york. con apenas VEINTISIETE años, este CURADOR DE ARTE proveniente de SEÚL se ha posicionado en la elite de nuestra ciudad y no tiene planeado permitir que alguien le destierre. continúa leyendo si te interesa descubrir más sobre la figura del mes.
¡Te damos una cálida bienvenida, CYRA! Tienes VEINTICUATRO (24) HORAS para enviar la cuenta de tu personaje. De precisar más tiempo, no dudes en acercarte. ¡Gracias!
FUERA DEL PERSONAJE —
nombre: cyra.
pronombres preferidos: femeninos.
edad: +21
zona horaria: gmt-5
triggers: pedofilia, zoofilia, abusos sexuales y físicos que nada tengan que ver con la trama.
¿en caso de unfollow, estás de acuerdo que tu personaje continúe siendo utilizado por la administración como pnj?: no.
DENTRO DEL PERSONAJE —
nombre completo: jaesung ahn.
pronombres preferidos: masculinos.
fecha de nacimiento y edad: 7 de agosto de 1995, 27 años.
nacionalidad: sur coreano.
ocupación: curador de arte.
categoría (por cuestiones de organización, no hay grupos exclusivos dentro del roleplay): old money.
I. Jaesung viene de una familia surcoreana perteneciente a élite de Seúl. El apellido Ahn siendo tan respetado que el mismo Jae se aprovechó toda la vida para ganarse inmunidades que no merece. Nació de un matrimonio arreglado entre sus padres, su madre escultora, pero de familia adinerada, y su padre director y dueño de varios hospitales, así como también heredero de la fortuna de su abuelo (que en paz descanse) le permitieron llevar una vida de lujos y sin restricción alguna. El dinero de la familia Ahn se remonta a los años cincuentas, donde fundan primer centro de salud y desde allí crece la familia, convirtiéndose en hospitales más caros y más exclusivos donde se tratan celebridades y políticos.
II. También tiene una hermana y tanto ella como sus padres comprendieron cuando Jaesung estaba muy pequeño que no tenía sentido entrenarlo a él para que siguiera los pasos de su padre, de su abuelo y de su bisabuelo. Llevar la empresa no coordinaba con un espíritu como el de Jaesung, fascinado con las exposiciones de arte y la cultura, como su madre, primera clase de pintura que tomó en escuela exclusiva y especializada en eso fue donde precisamente que comenzó a buscarse espacio, contactos y socios dentro de ese mundillo. Si bien primeras críticas, de la boca de su madre además, no fueron lo que esperó, Jaesung insistió e insistió hasta que talento mediocre dio a conocer su nombre.
III. Claramente mérito es, en parte, suyo. Exposiciones que realizó durante la adolescencia no eran más que la influencia de su madre en el círculo social y las miradas curiosas de personas esperando a ver si el menor de los Ahn poseía el mismo talento que su madre. Cumplidos falsos e interesados fue todo lo que recibió: talento para el arte no es único, no se asemeja al de su madre ni un poco, pero gusto por el mismo sí es particular. Lo suficiente para dejarase influenciar por voces, al punto de convertirse en curador de arte. Éxito fue tanto, que comenzó a ganarse el respeto y mérito dentro de ese espacio cultural, recorriendo ciudades y colaborando con museos. Nueva york fue de las primeras en su lista y, le gustó tanto, que decidió quedarse allí por unos meses, mismos que se convirtieron en semanas y después años, a tal punto que considera Nueva York ciudad de residencia permanente, sin importar que tantos viajes haga al año.
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artealdiaporciento · 2 years
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Quejas y disfrutes
Inauguración de Clásico y Moderno de Marcos Lopez en el Centro Cultural Borges 
Viamonte 525
Del 14 de julio al 2 de octubre
Por Tiffany Kardashian
Seré breve, como el tiempo de permanencia en el Centro Cultural Borges. La cita era a las 6:30 de la tarde, que en idioma porteño es a las 7 y a las 8 menos 5 ya te estaban echando. Quiero traer a la mesa un tema importante que nos incumbe a todes: ya es momento de que hablemos seriamente de cómo algunas galerías han aprovechado la pandemia de coronavirus para dejar de servir vino en las inauguraciones, ¿dónde han quedado los buenos valores de esta nación? detengamos esta locura por favor.
Solo como anécdota quiero contar que mientras apreciaba una obra con mucho detenimiento un señor prácticamente me hizo correrme para que se pudiera sacar una foto con otro señor, con la obra de fondo. Mi cara de pocos amigos fue indisimulable, di unos pasos hacia atrás donde nuevamente una chica, quien tomaba la foto, me hizo señas con la mano para que me corriera, mi caraculismo se acrecentó. En ese momento me di cuenta que uno de los hombres era el mismísimo Marcos Lopez, pues no lo había reconocido al principio. Me avergoncé un poco pero eso no modifico ni injustifico mi leve aunque claro fastidio. ¿Es posible esperar a qué alguien termine de mirar una obra para sacarse una fotito con el celular? ¿Es tan insoportable tal espera? Así parece.
Y ahora, sin más preámbulo, me declaro fan de Marcos Lopez, aunque no de sus fans. 
Esta muestra es una compilación de fotografías antiguas compradas en anticuarios, intervenidas por el artista durante la pandemia. Aquí no vemos esa estética pop sudaka característica de la obra fotográfica de Marcos Lopez, sino más bien un pequeño surrealismo tercermundista, mundillos y misterios enmarcados en cuadros de distintos tamaños, con personas reales que ahora se han vuelto personajes y se encuentran envueltos en situaciones descabellados. Se destacan los colores vibrantes, en ocaciones sobre escenas en blanco y negro, la argentinidad que esta siempre presente, el humor, las tradiciones religiosas y ese aura entre bizarro y perverso que rodea a toda la muestra. ¿Qué puedo decir de la obra de Marcos Lopez? Me hace sonreír, me engolosina, me da un chispazo, me da ganas de encender un fuego para hacer un asado multitudinario.
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enriquecarro · 11 months
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Un amigo llamado Roberto Bolaño | Movimiento único de Diego Gándara
En “Movimiento único” (Alfabia, 2007), primera novela del escritor argentino Diego Gándara (@diegandara), Santiago es un joven periodista cultural que vive en Ramos, un barrio de casas bajas y lluvia, como diría Calamaro, al oeste del distrito del Gran Buenos Aires. Santiago vive con sus padres y va y viene del centro de la capital, donde entrevista a escritores y gente del mundillo para diarios y revistas virtuales.   Santiago es joven y melancólico. A veces comete la irreverencia de ir a entrevistar a los escritores sin leer sus novelas. No es el caso de su encuentro epistolar con Roberto Bolaño, escritor que acaba de ganar el premio Rómulo Gallegos.   Las respuestas de Bolaño ponen a rodar la historia del joven periodista.   El mundo, esa cosa acuosa que Santiago sabe que tendrá que enfrentar tarde o temprano, cobra la forma de un paisaje visto a través de la ventanilla de un tren por un escritor luminoso, curtido, como Roberto Bolaño; un tren que dista mucho del que lleva a Santiago de Ramos a Buenos Aires. Es esa proyección, el sueño de ser un día un escritor que viaja en ese tren a Blanes, lo que incita al protagonista a iniciar una búsqueda que lo convertirá en un amigo breve, aunque la amistad perdura más allá del tiempo, del recordado Bolaño.   No es esa amistad, absolutamente reveladora, de Santiago con el autor de Detectives salvajes, ni la aparición de Pérez-Reverte, Vila-Matas, Rodrigo Fresán o del viejo dictador argentino venido a menos lo que más me interesó de la novela, sino la relación estrecha, bellísimamente representada, entre Santiago y sus padres, con los que vive casi hasta los treinta años. Una relación verdadera, nítida, llena de silencios y compasión, de distancia y abrazos infinitamente reparadores que me ha sumido en una melancolía deliciosa.   Bolaño prende la chispa del movimiento, es verdad, pero es la elegía del padre la que lleva a Santiago a Europa; es el legado de amor el verdadero movimiento único.   ▫️▪️▫️▪️▫️▪️ #anfibiaediciones #bolaño #robertobolaño #movimientounico #reseñaliteraria
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urescritor · 1 year
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RAFAEL RATTIA SOBRE OBRAS DE JIMÉNEZ URE (ACTUALIZACIÓN, 2023)
«[…] Recuerda que, por ahí, prolifera mucha brosa literaria presuntuosa y banal, y, no hay  que permitir que tomen los lugares destinados a la buena literatura. Eres un excelente escritor y mereces ser tratado con la debida consideración que amerita un creador de tu estatura intelectual […]»
(R. R en misiva dirigida a JIMÉNEZ URE desde el «Delta del Orinoco», Marzo de 1999)
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(I)
¿QUIÉN ES ESE TAL
JIMÉNEZ URE?
 Es imposible que «pase desapercibido» por entre la hojarasca del inefable mundillo de la Literatura Nacional. Es el único escritor vivo, entre los nativos de esta «Tierra de Gracia», que ha tenido la osadía (valentía) de reclamar para sí el estatuto poco frecuente de «escritor de derecha». Porque, en nuestro remedo de país, escritor equivale a ser, más o menos, «de izquierda» (por aquello según lo cual escribir es un acto de insubordinación frente a los poderes establecidos)
Pocos intelectuales en Venezuela asumen, sin vergüenza de ninguna índole, la peligrosa condición de pensador «fascista»: «escéptico» y «pesimista ultramontano» en medio de tanto «izquierdismo teórico de pacotilla y bobalicón». Es, verdaderamente, asombroso que un escritor como Alberto JIMÉNEZ URE ponga al servicio de sus convicciones políticas y filosóficas toda la cosmovisión que ostentan sus textos: ensayos, cuentos, novelas y artículos de opinión desparramados en la prensa nacional y revistas internacionales (de Colombia, Argentina, España y EEUU). Quisiera dejar constancia aquí, en esta breve crónica literaria, de mi admiración intelectual por este solitario de la Literatura Venezolana, por un esteta (cultor de la belleza) de la palabra escrita: por su terquedad en forjar una obra de creación, sin apoyo de los grandes centros burocráticos de la «Cultura Oficial» caraqueña que -al fin y al cabo- es la que subsidia y financia mediante padrinos y mecenas.
Cuando nuestros novelistas, cuentistas, poetas y ensayistas celebran y aplauden al bodrio «seudo democrático de mecenazgo culturoso que mingonea» a la fatua élite culturocrática capitalina, nuestro Ciorán venezoano incendia las praderas de la modorra y el bostezo que signan las  «artes verbales» de nuestro país. Y, conste que no pertenece a ningún «taller literario» ni grupo cultural alguno. Siempre se la pasa solitario, como extraviado, por entre las calles neblinicias de un perdido pueblo de Los Andes Venezolanos.
Muchas veces ha sido amenazado de muerte por culpa de lo que escribe, pero él como si nada: nunca se amilana y jamás lo he visto avergonzándose, abominando de una de sus comas o tildes, ni siquiera de algún signo de puntuación de su lacerante y perturbadora obra literaria y política. JIMÉNEZ URE no parece de aquí; se me antoja, más bien, un  «poeta maldito» del Romanticismo Francés del Siglo XVIII. A este escritor proscripto en las escuelas de letras de nuestro país, le encanta estremecer al somnoliento espíritu literario nacional: hoy envilecido por tantos escritorcillos y literatotastros que pululan cual enjambre de idiotas ilustrados, en  revistas, suplementos y editoriales, con el fin de hacernos comer gato por liebre a los lectores, cosa muy difícil en espíritus librepensantes y avisados.
Si Ud., improbable e hipotético lector de estas líneas, aún no conoce la narrativa de JIMÉNEZ URE, busque en la primera librería que encuentre a su paso una antología de sus cuentos o una de sus novelas. Para comenzar, Aberraciones o Dionisia no estaría mal: dos libros paradigmáticos que expresan, en su máximo esplendor, la Estética de la Podredumbre, del  Apocalipsis, de la Tanatocracia, del Mal como único tema digno de ser tratado literariamente.
 (En los diarios El Impulso, Barquisimeto, Julio 16 de 1966; y Frontera, Mérida, Venezuela, Marzo 13 de 1997)
(II)
CUENTOS ABOMINABLES
(Edición de la Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela, 1991)
Abominables titula Alberto JIMÉNEZ URE su más reciente libro de cuentos, o relatos cortos. Gracias a la gentileza y gesto de solidaridad intelectual del autor,  podemos tener acceso a uno de los discursos narrativos más fascinantes (por su naturaleza fantasmática, pero no exclusivamente por ello) que se han propuesto en el panorama ya bastante poblado de la prosa corta venezolana: representada por escritores nacidos en la «Década Turbulenta de los Años 50».
De los doce relatos que conforman el libro, sólo conocía dos. El primero bajo con denominación un tanto imprecisa: El ano antrop��fago. Debió titularse, más bien, El ano falófago. Este cuento lo leí en Imagen (revista que publica el Consejo Nacional de la Cultura, CONAC, en Caracas). El segundo que ya conocía lleva el título de Francotirador, cuya copia del original me hizo llegar el autor (mantenemos una relación epistolar desde hace –aproximadamente- dos años)
El primer cuento incluido en este volumen, sugerentemente titulado El Zoológico de Pirandelo, insinúa una audaz fusión entre lo que podríamos denominar la chata y vulgar esfera de lo real dado («Hotel Los Páramos», por ejemplo) y el mundo imaginario individual del  narrador. Sería más apropiado decir, cortazarianamente, «el universo del bestiario». Véase las invenciones de JIMÉNEZ URE al respecto: el búhohombre, el búhoniño […]
Leyendo los relatos de JIMÉNEZ URE uno siente estar en presencia de una especie de taumaturgo de la palabra, o de un demiurgo alquimista del verbo. Y, si cupiera duda respecto a esto último, ahí te va, lector, ese puzle a guisa de ejemplo: […] próceres impresos, máquinas de rodamiento, falotración anal, vidrioreflejo, multiaudifonovocal, claustromóvil […] Toda esta andanada (exhibición) de una prodigalidad ostentosa «neo-logística» revela una envidiable búsqueda, y un esfuerzo por crear un arsenal lexical procedente: quizá, de un estado «alucinatorio» por demás «alucinante», que emerge de un psiquismo ficcional entroncado –inevitablemente- al inimitable Mundo Borgiano.
En una ocasión, dije que JIMÉNEZ URE no tiene vocación de «saludador» ni de «apologeta de de la pudibunda y asqueante (vomitiva) moral judeo-cristiana». Y, en este libro que comento, lo testimonia del modo más herético. Una brevísima cita basta para corroborar lo anteriormente afirmado: «[…] La junta médica y la pareja Pirandelo creyeron conveniente eliminar a la bestia. Empero, súbitamente, fueron acusados de impíos por el sacerdote que solía oficiar las extremaunciones a los burgueses que elegían morir en la Clínica Virgen del Carmen […]» (Ob. cit., p. 08)
Más adelante, sentencia el autor que «[…] la Iglesia es una institución proclive a justificar las abominaciones más inimaginables […]» (Ibídem). Y es que, históricamente, se han cometido más crímenes «de lesa Humanidad» en nombre de la  «Fe Cristiana» (el lector «culto» revise las cruzadas hacia la toma del «Santo Sepulcro» durante los siglos IX-XIII) que bajo los estandartes y emblemas deleznables de las ideologías. Aunque Fe e Ideología son dos máscaras (correlatos) de un mismo y único rostro bárbaro con apariencia civilizada. Es –precisamente- esta última duplicidad moral («maniquea») la que logra, magistralmente, pulverizar JIMÉNEZ URE con sus Cuentos Abominables.
(En la revista El Reportero N0. 07, Mérida, Venezuela, Diciembre de 1991)
(III)
BREVE VISITA A LUXFERO (Edición del Pen Club de Venezuela, Caracas, 1991)
Me despierto después que el lexotanil ha hecho su efecto tranquilizador y somnífero. Son las 3 am. Extiendo mi diestra hacia la cama contigua que está en mi habitación: pues, confieso que, por dejadez mía, aun tengo por biblioteca una desvencijada cama que sirve de repositorio de mis poquísimos libros y unos cuantos periódicos dispuestos al azar. El gesto aprehende a Luxfero, segundo libro de poesía de JIMÉNEZ URE. El primero fue un bello texto titulado Trasnochos, nombre de una columna de opinión que el escritor mantuvo durante años en El Nacional y que fue publicado por la Gobernación del Estado Mérida (1989)
A propósito de Trasnochos, en cierta ocasión afirmé «[…] que la poesía filosófica, o filosófica poética de Alberto JIMÉNEZ URE testimonia una endemoniada lucidez para proclamar el derrumbe de puntuales verdades: que no por ser específicas exoneran la quiebra de los más prestigiosos y no por ello menos falaces absolutos […]»
Revisando el sumario de Luxfero (hecho de azufre y tinta) nos encontramos con XXXVI poemas que muy bien podrían denominarse Incendios Líricos: porque, leyendo algunos de ellos –intentos para lograr un poema, creo que así le habría gustado al autor que llamásemos sus belcetenebros versos- siente uno una quema por dentro y ese algo quizá sea el promontorio de falsas verdades o imbecilidades ataviadas con la palabreja «kistch», insípidas y desteñidas que nos producen lo que quería el autor de Le Cimitiére Marine (Paul VALERY): El encantamiento del Mundo por la palabra poética.
La de JIMÉNEZ URE, lo he dicho, «[…] es una experiencia estética profunda y reflexiva […] Su discurso poético reduce al máximo (diríamos que elimina) el carácter descriptivo»: se hace sobrio (pero, en verdad, ¿hay sobriedad en estos poemas blasfemos e iracundos, llenos de malditismo?), sintético. Todos los poemas tienen una impronta lacónica, a la vez que un rasgo altamente connotativo. Parafraseando a Naudy Enrique LUCENA:
«[…] Es una poesía donde se propone (sin proponérselo) una subversión a la Lógica del Lenguaje Cotidiano para instaurar una sintaxis luciferina al estilo niestzcheano, sadeano, shopenhaueriano, ciorianiano, et. […]»
JIMÉNEZ URE identifica los rasgos esenciales de su poesía logrando asir los hilos de la alienación universal y develando el uso enajenado de ciertas seudo-estructuras poéticas para restituirle el «[…] estatuto ahiestésico  que exigir debe el poema […]. Con Luxfero se denuncia la propia y oculta podredumbre de las instituciones sociales, morales, represivas, lo cual le otorga una mayor significación y amplitud al discurso poético. Si el Cristo dijo «Yo soy el camino, la verdad y la vida», Alberto JIMÉNEZ URE lo espeta con una no menos desgarradora sentencia: «Acaso no fue por el poder del Mal que el Hombre surgió/En parto abrupto frente a una Naturaleza perpleja:/Acaso no soy hijo del Demonio que, con su pensamiento,/Inventó las calamidades contra el aburrimiento./Acaso no soy, igual, progenitor de una criatura diabólica/Por cuya causa el Mundo cuenta con un explosivo más./Acaso no soy (Luxfero) Lucifer: es decir, el que la luz lleva».
Creo que, después de este poema, no estoy en disposición de agregar una tilde, ni un punto, ni siquiera una coma. Este poema debería ser el exordio a los futuros catecismos y, por consiguiente, ser divulgado hasta los más apartados confines de la carroña cósmica.
(En la revista El Reportero N0. 07, Mérida, Venezuela, Diciembre de 1991)
(IV)
ESTÉTICA DE
LA PODREDUMBRE:
UNA APROXIMACIÓN A LA OBRA NARRATIVA DE JIMÉNEZ URE
[El presente trabajo es el texto completo de una conferencia que, contratada por el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), dictó RATTIA en distintas ciudades del país durante el año 1993. También se utilizó como material de apoyo para un «taller literario» sobre la obra de JIMÉNEZ URE, igualmente promovido por la citada institución cultural del Estado Venezolano]
 Desde Acarigua, escenario de espectros (1976) hasta Dionisia (1993), suman alrededor de 16 libros los que conforman la obra abierta de Alberto JIMÉNEZ URE: prolífico y denso escritor que hoy nos ocupa la atención, especialmente en lo que se refiere a su narrativa, porque él es también –y con no menos fortuna- un agudo y penetrante ensayista y poeta de reconocida trayectoria.
Cuando se me pidió especificar el «género literario» sobre el que iba a disertar, pensé en el narrativo: porque, de todo lo publicado por él hasta ahora –y que yo conozca- 10 textos han sido consagrados al «Relato Corto». Y la Novela es un universo al que JIMÉNEZ URE se ha dedicado con inusual ardor, sin descuidar su impecable «cuentística». Ello es indicativo de una mayor entrega a la prosa. Es por eso que hoy vamos a hablar del narrador que es JIMÉNEZ URE.
En 1992, la Dirección de Cultura de la Universidad de Los Andes le edita una compilación de sus cuentos intitulada Suicidios que, a la sazón, provoca una pequeña conmoción en los círculos literarios y –especialmente- en los ambientes de Mérida: ciudad donde reside el escritor desde hace mucho tiempo.
Tengo la impresión que Alberto JIMÉNEZ URE irrumpe en el escenario de la Literatura Venezolana con una voz y una escritura bien decantada, trabajada pacientemente al calor de una asombrosa dedicación al lenguaje: al estilo, la «arquitectura interna» de la obra, a la «estructura formal» del texto literario. Eso advertí cuando lo leí por primera vez. El primero de sus volúmenes de ficciones que tuve entre mis manos fue –precisamente- Suicidios. Confieso un impacto que aun no ha cesado: al contrario, todo el que se acerque a esta singular creación verbal de JIMÉNEZ URE quedará padeciendo «una marca psíquica» que (no puede ser de otro modo) irá in crescendo en la medida que se le vaya leyendo y penetrando los intersticios meta-lógicos de una indiscutiblemente insólita narrativa.
En 1989, sostuve que el único dogma, la única ortodoxia, esto es, la única «religión» que se podía encontrar en este escritor era el desacato y la irreverencia: la «herejía», el «tremendismo» del diletante que escupe el rostro de la «Academia» y se burla, con brillo inusitado, de la filosoficación sistemática y de la frondosidad argumental. Muchos lo intentan, pero se quedan a mitad de camino. Creo que JIMÉNEZ URE vive una especie de psitacismo permanente al servicio de la Literatura. Hay que estar bajo un singular estado de gracia o tocado por un espectro-ente del Bien y el Mal para concebir situaciones «paranormales» o «supra-normales». Simultáneamente controlados, con segura autonomía, los hilos de toda narración larga (para el caso de la Novela) o galvanizando la anécdota que le da vida propia al Relato Corto (género donde nuestro escritor ha demostrado una excepcional maestría narrativa)
Refiriéndose a la narrativa de JIMÉNEZ URE, algunos críticos literarios (como Gustavo GUERRERO) disciernen en la narrativa de JIMÉNEZ URE una notable influencia de Lewis CARROL o una fuerte similitud con el escritor francés Alfred JERRY.
No descarto alguna influencia literaria en la obra de Alberto. Es más, él ha sostenido que el «Paradigma Estético Griego» es un punto de referencia importante en el desarrollo de sus propuestas literarias, y, básicamente, en relación con su singular manera de narrar los encantos de la imaginación. Pues, como lo dijo Harold BLOOM: «[…] La angustia de las influencias es inevitable […]». Al fin y al cabo, el inconsciente colectivo es de todos y  de nadie, según gustó decir NIETZSCHE. A JIMÉNEZ URE, la crítica literaria suele calificarlo (encasillándolo) como un escritor fantástico y de lo absurdo. En realidad, el poeta moviliza la escritura de la vida y la autotélica vida de la escritura: porque la existencia, a decir verdad, es todo eso y mucho más.
 (En el Diario de Caracas, Diciembre 06 de 1993)
 (V)
DIONISIA
[Edición de la Universidad de Los Andes, Mérida, 1993]
 Desde PITÁGORAS hasta Renato RODRÍGUEZ, pasando por EPICURO, SHOPENHAUER, HEIDEGGER. En un país ficticiamente real, que bien pudiera ser el nuestro, arma este heterodoxo escritor una «distopía» (Reino del Mal) refutando todos los relatos que han alimentado las vanas esperanzas del Homo Sapiens, desde que el primer «pitecántropo» decidió reflexionar sobre su inevitablemente trágica condición social, moral y existencial.
Puedo decir, sin mucho riesgo a equivocarme, que JIMÉNEZ URE es un auténtico moralista, en el sentido que le otorgaron al término un LA BRUYÉRE, un PISAREV o un CHAMAFORT en el siglo pasado; a saber: auscultador del alma humana; de su gloria y su abyección, sus cielos y  sus infiernos.
Conversando con el autor de esta novela, le inquirí sobre su  impresión general acerca de la misma y posible relación con el resto de su obra. Por toda respuesta, él discernía una especie de «dupla literaria» o «dístico» en Aberraciones-Dionisia.
Ciertamente, el lector atento no podrá evitar encontrar en Dionisia hermafroditismo, bisexualidad, promiscuidad, ninfomanía, alteridad psíquica. Esta novela es un himno destruido, pese a que en ella se evoca el shopenahueriano Arte del Buen Vivir. En ella, todos los personajes están sellados indeleblemente por el Mal y la ofuscación: «[…] Yo nunca había sentido tanta indignación […]», sentencia el personaje principal de esta obra literaria. En Dionisia, el lector encontrará un extraño culto a las erecciones fálicas. Acaso no lo hacían las antiguas culturas: la egipcia, babilónica, e, incluso, la africana.
Los personajes se revuelcan en el semen de un demiurgo que sacraliza la perversión y la promiscuidad, el suicidio es puesto a la orden del día y el crimen («homicidio») es tan normal que quien no lo ejecuta es visto como un extranjero: esto es, un extraño.
En esta novela se demuele a gusto el monoteísmo, y se eleva lo mundano al rango de religión. Hay, en estas páginas, una irrefrenable vocación irreverente. Me atrevería a decir que esta novela de JIMÉNEZ URE patentiza una  estética escritural «laica-herética». Cuidado si no porta el cisma y la ruptura en su propia interdicción.
En una ocasión, Arthur Shopenahuer afirmó «[…] que su libro El Mundo como Libertad y Representación le fue dictado por el Demonio, en una sola noche […]». Es probable que esta novela sea el resultado de una  especia de psitacismo. En otras ocasiones, he sostenido que Alberto JIMÉNEZ URE es un taumaturgo de la palabra, un alquimista del verbo. De facto, es ello: su extraordinario dominio del lenguaje lo ha colocado en la primera línea de la más pura Literatura Venezolana e Hispanoamericana. JIMÉNEZ URE es, en mi opinión, el último de los narradores metafísicos, un saurio de la imaginación insomne, un a-racional lúcido y despierto que sueña realidades y nos ofrece lo realmente imaginario como tratándose de algo pensado por nosotros mismos. Veamos lo que el autor dice de si mismo: «[…] Mi religiosidad no había sido un nefasto idilio con lo desconocido que se me presentaba, súbitamente, apocalíptico. Admito que nunca experimenté algo sagrado en mí […]»
 (En el diario Panorama, Maracaibo, Venezuela, Mayo 25 de 1993)
 (VI)
LA POÉTICA DE
JIMÉNEZ URE
[Sobre el poemario Aciago. Edición de la Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela, 1995]
 Me ufano de ser, junto con Juan LISCANO, Gustavo GUERRERO y Fernando BÁEZ, un vicioso e irremediable lector y estudioso de la obra literaria en marcha de este suficientemente ponderado valor de las letras nacionales. A JIMÉNEZ URE se le conoce más y mejor en el exterior que aquí, en Venezuela. Su literatura ha sido acogida, cálidamente, en unas veinte revistas y suplementos literarios de altísima factura internacional. Es más conocido también como narrador y ensayista que como poeta: sin embargo, conociendo su vasta producción literaria como la conozco, puedo dar fe de la estatura intelectual y lírica de este poeta residenciado -desde hace más de veinte años- al pie de las serrarías merideñas.
Efectivamente, la compleja «urdimbre» de la Poética de este bardo venezolano se teje minuciosamente desde una profunda perspectiva filosófica: que hinca sus raíces en la luminosa noche civilizadora de la Filosofía Griega presocrática.
Hace poco, la Universidad de Los Andes publicó un estremecedor libro con un aterrador título: Aciago. Hay repulsiones que seducen, y tal es el caso del libro que ocupa mi atención. JIMÉNEZ URE posee una extraordinaria visión estética de la «podredumbre» y de lo «catastrófico-apocalíptico» evidenciado en los cioranianos títulos de su obra abierta y en movimiento: Suicidios, Maleficio, Aberraciones, Epitafios, Luxfero, Macabros […] Sin comentarios.
Alguna vez, conversando con el fallecido filósofo argentino Ángel J. CAPELLETTI, me confesó su escepticismo con relación al menguado horizonte que se vislumbra en nuestro país a propósito de la elaboración de poesía de raigambre filosófica. No es muy difícil constatar, hoy, lo que avizoraba nuestro extinto filósofo. Sin embargo, JIMÉNEZ URE constituye una «rara excepción» que viene a confirmar el aserto de nuestro inolvidable amigo. Aciago es la impecable continuidad de un espléndido intento de difundir los cimientos de un «Ars Poética»  que tiene sus antecedentes en textos anteriores del autor: Trasnochos (poesía) Luxfero (poesía) Lucubraciones (poesía).
La aristocrática formación literaria y humanística del autor de Aciago se transparenta en la desgarradora confesión que la nerviosa prosa, y la contenida respiración del largo «poema fragmentado» (como gusta llamarlo el escritor) reflejan a dramáticos intersticios. En la contraportada de este luciferino poemario, el eximio Juan LISCANO dice:
«[…] Cada vez perfecciona más su empeño en sorprender, descolocar, golpear mediante el absurdo y lo irracional, lo obsceno y lo hiperrealista […] Con independencia de su postura literaria y de su temática, la producción de JIMÉNEZ URE se inscribe dentro de la rebelión yoica y ofrece valores espirituales que merecen consideración especial […]
Alguna vez dije que este escritor testimoniaba una endemoniada lucidez a través de sus reflexiones escriturales: además, sostuve que, quienes nos acercábamos a su obra, teníamos que estar dispuestos a resistir las tentaciones de una escritura fascinante que patentiza ansias de trascender los límites y el ámbito de lo libresco. La poesía de este «forjador de universos paralelos» se me antoja hija legítima de un sui géneris «molde filosófico», sin parangón en los últimos cincuenta años de poesía venezolana. Este poeta identifica los rasgos esenciales de su poesía logrando asir los hilos temáticos en la alienación universal, develando el uso enajenado de ciertas seudo-estructuras poéticas para restituirle el «estatuto de antítesis» que exigir debe el poema.
El arte verbal contenido en Aciago no hace concesiones de ningún tipo al ksitoh post-modernista ni al bodrio trans-vanguardista. Los versos que lo integran son lacerantes, angustiosos y «angustiantes gritos» de celebración del quehacer intelectual del bardo, única forma racional de escapar a las garras del desarraigo, la soledad, el desamor, la pérdida de los seres amados, la tentación del suicidio, el cultivo de la blasfemia, lápida, el epitafio punzante, el aforismo, la sentencia, el Anatema Exceraton, el estilo herético y heterodoxo como ínfulas propias y legítimas para alcanzar la sublimación de la obra de arte. El autor de Aciago escribe para «no cortarse las venas», para «postergar la cicuta», para espantar «la tentación de volarse la tapa de los sesos». Son treinta poemas (en realidad es uno solo) de ácida y corrosiva desesperación. Encuentro un digno linaje con NIETZSCHE, un cierto parentesco con textos perdidos de Empédocles, una secreta familiaridad con poetas que nunca existieron y que pudieron expresarse mediante la voz de éste singular seda de acendrado lirismo filosófico.
 En el diario El Globo, Caracas, Venezuela, Junio 23 de 1996)
 (VII)
REVELACIONES
[Edición del Pen Club de Venezuela, Caracas, 1997]
 Aunque el autor lo niegue, tengo la impresión de leer un libro dictado por Lucifer en las madrugadas de un impertinente insomnio acicateado por feroces depresiones y profundas fallas en la geología del espíritu del poeta.
Con la benévola anuencia del lector, voy a permitirme reseñar aquí lo que me gustaría denominar «percepciones literarias» de un libro como pocos abundan en el panorama de la creación poética venezolana de los últimos tiempos. Se trata, efectivamente, de Revelaciones (Edición del «Pen Club de Venezuela», Caracas, 1997) ¿Qué más señas para el lector interesado en adquirir un ejemplar de este auténtico pandemonio de satanismo lírico?
Como asiduo lector de la obra en marcha que viene ejecutando Alberto JIMÉNEZ URE a lo largo de su ya dilatada práctica escritural, pienso que las «aclaratorias» contenidas en el pórtico están demás. Me explico: ¿quién no sabe, en este país, que JIMÉNEZ URE es un heraldo atormentado por los más candentes temas de la poesía de raigambre filosófica? El que conozca algún libro de poesía de este singular bardo de las letras nacionales, a poco que se adentre en él, no tardará en advertir que la multitemática preocupación del escritor aborda esferas tan trascendentes de la existencia humana como: «Dios como reverso del Diablo»; «el sinsentido que comporta el curso más o menos normal de la especie humana por nuestra miserable carroña cósmica»; «la urgencia de persuadir a las futuras generaciones humanas de la legitimidad de abolirnos por nuestras propias manos, tan pronto tengamos conciencia de la inutilidad del Ser»; «el Mal como iluminación para la redención ética y estética del individuo consagrado al cultivo de la belleza»; «el anticlericalismo radical como conciencia lúcida ante la infección del dogma fundamentalista, sea este teológico y a-teológico»; en fin, la poética de JIMÉNEZ URE es genuino desacato a todo autoridad. En Revelaciones se transpira un aire de intenso lirismo ácrata, una especie de acentuada vocación libertaria, o, mejor dicho, anti-autoritaria por antonomasia. No sé, pero pareciera que JIMENEZ URE fuera un «anarquista de Derecha», si tal cosa pudiera ser.
Lo que si queda evidenciado, al trasluz de una reiterada lectura de Revelaciones, es su insistente afán por resguardar de las acechanzas del poder, en sus más heterogéneas formas, los espacios vitales del librepensamiento. Pudiera decirse que este escritor discierne una intrínseca relación entre el Poder, como máxima expresión de la acción, en tanto que materialización de la alienación o enajenación. No obstante, de igual modo, el reconocimiento que hace el poeta del símbolo y la imagen metafórica como concisión de posibilidad para la «auto-emancipación del Ser»; el poeta es enfático al afirmar que la Palabra antecede a las palabras, el Verbo adquiere en sui géneris carácter fundacional. Es como si todo lo imaginable pudiera, en consecuencia, sugerir o producir uno o múltiples sentidos: de allí la naturaleza polisémica del verso-librismo de este aeda.
Que JIMÉNEZ URE es un «parricida», bueno, si; a qué negarlo. Acaso la irreverencia iconoclasta y malditista de la prosa poética ureana no lo distingue de la abominable horda de idólatras, aduladores, lamesuelas del poder instituido que –para escandalizar ingenuos- invoca el Bien de una entidad espuria que porta en su interioridad su antítesis negadora y/o superadora. Dicho en palabras de José Antonio RAMOS SUCRE: «El Bien es el Mal menor». Expresión lacónica, pero definitiva y lapidaria que el autor de Revelaciones suscribe en su íntegro y cabal sentido filosófico y literario. Con razón los «marxistas» de este país alguna vez quisieron llevar «a la hoguera, en plaza pública», a este hereje de la Literatura Venezolana. Ahora, leyendo este libro de poesía, confirmo su «adhesión incondicional al Supremo Proyecto de Extinción» (ob. cit. p. 19)
 (En el diario El Impulso, Barquisimeto, Venezuela, Octubre 31 de 1997)
  (VIII)
SOBRE LA NOVELA ADEPTOS
[Edición del «Fondo Editorial» Fundarte. Caracas, Venezuela, 1994]
Acaso, ¿es casual que la novela Adeptos (del escritor venezolano JIMÉNEZ URE) tenga 33 capítulos, número cabalístico-crístico, y se desparrame en 69 páginas, cifra erótica-kamasutrica, orgiástica, redentora de las pulsiones vitales del Ser?
Adeptos es una novela cuasi «bilingüe» (Inglés-Español) que ambienta su trama narrativa en los «Campos Petroleros» del Estado Zulia (Venezuela), y cuyos personajes acusan las más perversas «patologías» que el Ser Humano pueda experimentar. JIMÉNEZ URE diseña estructuras psíquicas absolutamente desquiciadas por desgarramientos internos: que nos dan la impresión de asistir a la observancia de personajes con heridas hondas en sus almas, seres sicóticos que, al decir del propio autor, «practican la Prognosis» (conocimiento adelantado de la Realidad), la «Palingenesia», «Metempsicosis» y otras «hierbas» de origen budista.
Es curioso: hasta donde conozco la narrativa de Alberto JIMÉNEZ URE, todos sus personajes creados son individuos «out sider» que, sin embargo, juegan una especie de  «jeux du jeux». Si se me permitiera calificar este tipo de juego, sin duda lo definiría como  «Ludismo Macabro. Johan HUIZINGA lo llamaría  «[…] la danza de la muerte […]»
La escritura que nos propone J. URE en Adeptos, sin ser de todo «culterana», es culta y aborda los más candentes temas y preocupaciones de la Filosofía Antigua y Moderna. Por esta novela transitan individuos dignos, del «más puro linaje estoico», aunque, por fuerza de una extraña dialéctica, terminan «mutando» en epicúreos y desahuciados de tanta «meditación»: «incomunicación y «tragedia». Si leemos con detenimiento y debida atención, esta novela puede advertir la irrevocable «vocación suicida» de los personajes jimenezureanos acicateados por ineludibles náuseas, angustias, desesperaciones, tristezas e impotencias que anulan la capacidad volitiva de los mismos.
La fantástica, sorprendente y pródiga en sutilezas imaginación del autor erizan las zonas más neurálgicas de nuestra psique. Sospecho que tal maestría narrativa le viene de leer, con fervor, a, entre otros: DOSTOIEVSKY, POE, SHPOENAHUER, escritores y filósofos de los cuales el autor de Adeptos no tiene empacho en reconocer su filiación estética y filosófica.
Los ejes referenciales de la topología de Adeptos rielan por coordenadas que van desde Harlingen (Texas State), pasando por los exclusivos Campos Petroleros del Estado Zulia y hasta llegar a la bucólica ciudad de Mérida (Venezuela) que hace un cuarto de siglo abrigaba a los más osados «hongueros apasionados»: también a muchos adictos al «Haschis», la «Mescalina», al «Ácido Lisérgico» (LSD), el «vino» y la «cerveza». JIMÉNEZ URE configura una auténtica república de legionarios báquicos, de propagandistas «dionisíacos», «epicúreos post-modernos», «filósofos del tedio y desidia», «militantes de la speed». No deja de seducirme el modelo de «ciudadano del futuro» que propone el autor a la Humanidad. Individuos emancipados de los extremos y de la modestia, simultáneamente. Seres evolucionados, psíquicamente aptos para asumir plenamente (y con inaudita responsabilidad) la decisión de «matarse» cuando así lo consideren pertinente.
Discierno una cierta relación de parentesco intelectual  entre J. URE y el último cátaro de las letras francesas: CIORÁN. No olvido la «veneración» del autor de Adeptos hacia Artur SCHOPENAHUER: ese egregio exponente de la auto-abolición de la Especie Humana como remedio a la peste maldita de vivir. El país-literario conoce, ampliamente, las posturas filosóficas-estéticas-suicidas del escritor JIMÉNEZ URE. Nadie -como él- ha adoptado una actitud tan valiente con relación a la muerte por propia mano. Siempre leo sus argumentos, los cuales bogan por la despenalización del suicidio. En este siglo, no hay un escritor más iconoclasta e irreverente: ha roto todos los fetiches sacros, y a quienes idealizan e idolatran la legitimidad de la existencia y la miseria de la condición humana. Desde luego que hacía falta, entre nosotros, una pluma deletérea y corrosiva: que volviera añicos ciertos cánones y esquemas anodinos-exangües.
La contribución formal, los aportes sustantivos, que hace el escritor a la Narrativa Latinoamericana de Fin de Siglo es, por demás, evidente: en cada libro de relatos, en cada novela del esteta de la palabra el lector puede encontrar una huella distintiva que lo caracteriza y singulariza cualitativamente. Muy distante de la mímesis la fulgurante prosa de este señor de la imagen escrita y -como contrapartida dialéctica- muy cerca (diría que en el centro) de la Poiesis: esto es, de la creación y recreación del mundo por la palabra.
En cierta ocasión afirmé que el carácter, o, mejor digo, la naturaleza léxica de este demiurgo del verso posee una asombrosa e inédita morfología que le asigna el estatuto de peculiar originalidad. Apuesto, una vez más, por la prosa de Alberto JIMÉNEZ URE: y desafío a los lectores a que se atrevan a leer una escritura gramatical y morfosintácticamente pulcra y decorosa, que forma parte del árbol genealógico más genuinamente «aristotélico» de la Creación Literaria Continental e Iberoamericana. Parafraseando a RAMOS SUCRE, cuando reclamaba para sí la homonimia de LEOPARDI como su igual, podría decirse que JIMÉNEZ URE y Renato RODRÍGUEZ conforman la dupla literaria (por excelencia) más atrevidamente herética: por lo cismático de sus propuestas narrativas: en el curso de las últimas tres centurias, en lo que se refiere al «Ars Narrativa» finisecular de habla hispana.
Si lo sencillo no es, obviamente, lo simple (puesto que la sencillez es la máxima expresión artística de la profunda hiper-complejidad), entonces JIMÉNEZ URE  tiene pleno derecho a estar al lado de: LOVECRAFT, PROUST, BALZA, CARPENTIER, GARMENDIA, VIAN y toda esa pléyade de ilustres [des]conocidos que representan el Sagrado Patrimonio Literario y Artístico de la Humanidad que cree en su auto-afirmación mediante la auspiciosa y fecunda imaginación verbal.
 (En el diario El Universal, Caracas, Venezuela, Octubre 16 de 1997)
 (IX)
CUENTOS ESCOGIDOS
[Edición de Monte Ávila Editores Latinoamericana, Caracas, 1998]
 Un acierto inobjetable es la afirmación que trae la contraportada de esta  antología personal titulada Cuentos Escogidos, que publicó la más importante empresa editorial oficial venezolana, Monte Ávila Editores Latinoamericana, al proclamar que «[…] la obra cuentística de JIMÉNEZ URE constituye un caso especial en la literatura venezolana; al evolucionar al margen de las corrientes literarias dominantes, ha logrado crear un universo propio, signado por el absurdo, la irrupción de lo fantástico en el mundo real y  cierto énfasis en los elementos grotescos y escabrosos de la condición humana […]»
Efectivamente, tal y como lo he sostenido en innúmero de oportunidades, JIMÉNEZ URE se ha venido ganando, a fuerza de una diabólica entrega absoluta a la escritura, un significativo espacio dentro del extenso y complejo mapa de la narrativa finisecular hispanoamericana: que lo sitúa como un sui géneris escritor, «seguidor discipular» de Jorge Luis BORGES, por citar un ejemplo ilustrativo. Nadie como este terrible intelectual para erigirse en excelente cuentista, y en no menos brillante novelista, sin que ello vaya en el más mínimo desmedro en sus innatos dones para el cultivo de la Poesía.
Desde que entré en contacto con la espeluznante y maravillosa escritura de este «poeta de la sombra», confieso haber quedado prendado a sus fulgores verbales, al hechizo de una prosa fina y delicada, pero que traduce lo más abominable e infame de la naturaleza humana. La escritura de JIMÉNEZ URE logra descender  hasta los más nauseabundos escombros que subyacen en las tenebrosas simas de la aborrecible especie humana. Por ello, entre muchas otras razones, afirmo que este señor es un poeta terrible.
Un cinismo altamente intelectualizado. Y una ironía finísima, por entre las atrevidas e iconoclastas páginas de una disposición anímica para narrar: que puede dejar estupefacto al lector no advertido suficientemente. Si uno se adentra por los laberintos de la prosa jimenezureana y no adopta las previsiones estéticas que el rigor del caso exige, puede, fácilmente, aterrizar en el «país del infierno» o «de la locura»: por qué no, del desquiciamiento de la moral oficializada. La misma figura sacralizada del escritor, como paradigma de la bondad y de exponente de unos nuevos valores éticos, es sometida al escarnio narrativo dejándonos –a los lectores- un sabor a bilis en la boca y execración.
El suyo, es un universo ficcional signado por lo pesadillesco, que urga en las llagas purulentas de una conciencia profundamente lastimada por heridas que causa la Ley: con sus corolarios de lamentaciones y normas, que instituyen el asco y la pestilencia ahí donde, por naturaleza divina o terrena, debería reinar la reconciliación (apocatástasis) y la armonía del Ser con su entorno. Y, con él mismo para trascender las endebles fronteras de lo  epifenómeno y alcanzar, por fin, el tan anhelado deseo de «Homo Sapiens», la auténtica y genuina liberación. De allí el componente catártico que poseen los cuentos de JIMÉNEZ URE. Aunque parezca paradójico, Cuentos Escogidos es altamente «terapéutico»: pues, ayuda a sobrellevar el pesado fardo y el hastío de los días que corren.
Alguna vez catalogué la prosa de este escritor como «Estética de la Podredumbre» y hoy, diez años después, continúo sosteniendo que JIMÉNEZ URE narrador-poeta-filósofo es un «demiurgo del Mal», en el estricto sentido literario que le asigna George BATAILLE en su –espléndida- disertación filosófica.
Las temáticas ficcionales que postula este escritor, a lo largo de su extensa y dilatada obra cuentística se inscriben, a mi parecer, en la sabia tradición de los «moralistas» de siglos pasados como: CHANFORT, Jhonatan SWUIFT, LA ROCHENFOUCAULD, LEOPARDI y otros escépticos que escrutaron los abismos inefables del Ser. El narrador confecciona una genealogía de máscaras escindidas, individuos «psiquiatrizados»: que viven, permanentemente, obsedidos por una noción de la realidad paranormal, esquizoide. Tal pareciera que los personajes creados por el escritor viajaran en el barco que los antiguos llamaban «navis stultisfera». Como si esas teratologías meta-literarias nacieran con la impronta de una enfermedad no diagnosticada por Hipócrates URE.
Un enfermizo psiquismo se enseñorea de los personajes que habitan la casa de la delirante imaginación que marca la singular escritura del poeta. Los cuentos más espeluznantes y, por ello mismo, más deliciosos y atractivos, nos dibujan una trayectoria ascensional que, bien observada, podría conducirnos a unos topos ureanos de raigambre dostoievskyana. Se transpira mucho pesimismo con respecto a las posibilidades estéticas de la especie humana, en el itinerario del discurso de JIMÉNEZ URE; es tal el escepticismo filosófico de este autor que, en no pocos relatos de esta antología, cierta «misoginia» radical termina imponiéndose en los ambientes temáticos. Ello no debería sorprendernos, habida consideración de los antecedentes apologéticos que han caracterizado al autor con relación a su postura respecto a la legitimidad, y pertinencia, de la «auto-abolición» de la Humanidad. Y es que este escritor no es de esos pusilánimes y timoratos de los que tanto abundan en nuestro país; al contrario, de corajudo es el temple de su escritura, que se pone de manifiesto en la confección de fantasmáticos relatos: donde, inclusive, no faltan las prácticas antropofágicas, cual si fueran rituales cotidianos.
(Diario Frontera, Mérida, Venezuela, Abril 25 de 1998/Diario El Universal, Caracas, Venezuela, Abril 27 de 1998)
(X)
VOLVER A LUCÍFUGO
[Edición de Fundacultura, Barquisimeto, Venezuela, 1983]
 En 1983, el «Fondo Editorial Lara» (adscrito a «Fundacultura», de Barquisimeto) tuvo el atrevimiento literario de apostar por publicarle la primera novela al escritor Alberto JIMÉNEZ URE. El autor fue osado al intitular Lucífugo (que significa «el que huye de la luz»)  su primer relato de largo aliento. Hoy, con la relativa objetividad que brinda la distancia de ese acontecimiento editorial, siento el imperativo categórico de volver a las páginas de ese inaugural ejercicio novelesco que le sirvió de impecable presentación en el nublado Panorama Narrativo Hispanoamericano del momento.
Según el «expediente literario» de este prolífico autor venezolano, Lucífugo es –cronológicamente- su quinto libro: destacándose entre una veintena de textos literarios forjados en el fragor del más minucioso cultivo del lenguaje narrativo. Y es que la literatura que propone este «solitario de las letras nacionales» da cuenta de una excelente –por lo acertada- incursión en las interioridades abismales, en las simas hondas de lo más oscuro del alma de la naturaleza humana, problematizando la legalidad y pertinencia de los más disímiles «géneros literarios». ¿Y aún existen tales adefesios preceptivos?
Yo, que me precio de haber leído, con inusual fruición literaria, la fecunda obra en marcha de este «reaccionario del pensamiento estético y político», puedo dar fe de su titánico afán por demoler las «fronteras» sutiles que separan artificialmente la Poesía del Ensayo y éste del Cuento o de la Nívola: tal como gustaba llamar a la Novela Don Miguel DE UNAMUNO.
Lo que, hasta ahora, conozco del autor de Lucífugo es un envidiable intento de pulverizar los géneros literarios. El lector que conoce la prosa de JIMÉNEZ URE advierte un raro dominio del «verso filosófico», de la escritura libre de ataduras genéricas.
El prologuista de Lucífugo no yerra al afirmar certeramente (no hay que temerle al Verbo) que el autor sabe cómo hacernos cómplices activos de sus juegos ficcionales, mediante el despliegue magistral de técnicas y procedimientos narrativos encantatorios que hacen pensar al lector estar en presencia de un narrador «en trance mediúmnico». En el pórtico de esta novela, el autor nos advierte que es la historia de un hombre que nunca halló la verdad de su vida, a pesar de poseer el extraordinario «Don de la Prognosis». Sin embargo, Lucífugo es mucho más allá que la atribulada existencia de Nomus Macedonio DE LA FORTUNA y de sus irresolubles conflictos existenciales o impasses metafísicos. En esta breve –pero densa- novela, el hacedor se sumerge en los insondables abismos y delirante-demencial psiquismo de unos personajes que ya anuncian, tempranamente, como centrales en la extraña saga jimenezureana. Tal es el caso de Anabella del libroDionisia, esa prodigiosa síntesis de fanático erotismo que conduce al lector a los predios de las más oscuras pulsiones deseantes.
Lucífugo ya anunciaba una escritura «moral», temible, que ha sabido sobreponerse a la gazmoñería pacata sin hacerle concesiones al hermafroditismo literario tan corriente en los cultivadores de la literatura banal y trivial.
JIMENEZ URE es implacable en estas cortas, pero incisivas, páginas: un lenguaje corrosivo recorre los intersticios argumentales de esta novela, en cuyas primeras páginas realiza una singular requisitoria a la sensibilidad finisecular: constatando que los finales de siglo han sido, siempre, desconcertantes. De esta forma, el autor suscribe el antiguo proverbio árabe que dice: «Los hombres se parecen cada vez más a sus tiempos que a sus padres».
Los rasgos característicos de los personajes concebidos y delineados por J. URE son, fenotípicamente, homolesbolíficos. Mujeres que ostentan rasgos marcadamente masculinos: «[…] expresión facial dura, hombros musculosos y un poco de bigotes […]». Kentucfield, geografía espiritual donde se desarrolla el acaecer imaginario, podría ser, perfectamente, la Mérida de hace más de dos décadas: un refugio de escritores, artistas y estudiantes; una ciudad fría y llena de gente joven en la cual la vida comercial gira alrededor de sus luciferinas y paradisíacas universidades.
Nomus Macedonio es un intelectual que trabaja en la Editorial de la Universidad de Logos (en Ciudad Parnaso) y desea estudiar Filosofía solitariamente: como suelen hacerlo aquellos que se entregan, reverencialmente, al cultivo y realización de la Sophia.
En esta novela hay de todo. La definiría como la  «literatura del desasosiego». Por sus peligrosas páginas desfilan seres melancólicos, individuos que se sientan al frente de una máquina de escribir «idos», «lelos» en sus ingobernables tristezas, contemplando cómo las aves, en sus desesperados vuelos, pierden el control y se estrellan unas a otras. Un frío temblor invadirá a quien, sin suficientes armas intelectuales, se disponga a leerlas: porque campea el filicidio, el lesbianismo, la tentación de morir por mano propia, los tormentos y remordimientos de quien sabe «la fórmula» y no tiene el valor de ejecutarla. El autor de estas estremecedoras escrituras imagina unas   «carniceras y aristotélicas fiestas» que sirven, eficazmente, a los pobladores de Kentuckfield como insustituible catarsis de purificación de sus más caros valores de coexistencia pacífica. El autor de Lucífugo es tan corajudo que ha declarado, en innumerables ocasiones, la pertinencia de limpiar la sociedad -mutatis mutandis- poniendo en práctica métodos similares a los que plasma en sus ficciones, los cuales suscribe plenamente (valga decir)
El mejor homenaje que puedo rendir al inventor de Lucífugo, luego de más de diez años de haberse editado, es revisar su fascinante mundo paralelo y celebrar -con verdadero júbilo- la valentía de un novelista que se atreve a desafiar los retos y límites que constantemente la imaginación está provocando a la Inteligencia.
 (En el diario El Impulso, Barquisimeto, Venezuela, Septiembre 19 de 1998)
 (XI)
SOY UN CLARIAUDIENTE
[Diálogo con el escritor
Alberto JIMÉNEZ URE]
 «Mi Literatura responde a una concepción personal o método poético-narrarativo-ensayístico. Suelo verter extremo apasionamiento por la antítesis, el pensamiento y la invención de neologismos e imágenes»
 JIMÉNEZ URE es autor de más de veinte libros, entre los cuales se comentan más: Aberraciones (novela), Abominables (cuentos), Adeptos (novela), Macabros (cuentos), Suicidios (cuentos, Dionisia (novela), Luxfero (poemas) y Revelaciones (poemas). «Monte Ávila Editores Latinoamericana», en coedición con la Universidad de Los Andes, editó su más reciente novela: Desahuciados. Combativo y combatido, dirige la revista de Arte y Literatura «ALEPH universitaria». La Universidad de Costa Rica aprobó publicarle la II Edición, ampliada, de Abominables. Ha sido parcialmente traducido al inglés y danés. Sobre su trabajo escritural se han publicado dos libros: Aproximaciones a la Obra Literaria de Alberto Jiménez Ure (1991, por Fernando Báez) y El Horror en la Literatura de Alberto Jiménez Ure (1996, un ensayo escrito en Buenos Aires por Luis Benitez) Presento a los lectores el resultado de un interrogatorio que le formulé vía e-mail.
Rafael RATTIA.- En Venezuela, tu has sido considerado un fiel exponente de la estética heterodoxa, irreverente, herética. ¿Aceptas la condición maldita de escritor de la sombra en el panorama literario nacional?
Alberto JIMÉNEZ URE.- No soy un escritor «maldito» ni pertenezco «a la sombra», ello aun cuando adhiera a «Quien la Luz Porta». Ocurre que mi estilo escritural, argumentos, juicios, ideas y pensamientos difieren, notablemente, de la mayoría de los hacedores venezolanos. Igual sucede que, por no formar parte del Funcionariado Cultural Nacional (privado o público), ni comulgar con sus hábitos, he tenido libertad para cuestionar cualquier acaecimiento literario que me parezca lesivo a la inteligencia comprometida con la probidad. También a esa burocracia corrupta, sedentaria y acomodaticia que se ha perpetuado en el Poder para enfermizamente pervertir todo cuanto toca. Durante años, los difamadores del ambiente literario nacional han propagado infinidad de comentarios que intentan perjudicarme en diversos ámbitos y generar terror hacia mi y mi obra.
R.R.- Tu narrativa, especialmente tu cuentística, revela casi siempre una obsesión absurdista de la existencia. Casi todos los personajes que pueblan tu universo narrativo son seres paranormales, esquizoides, proscritos de la vida. ¿Es esa tu visión del mundo?
A.J.U.- Mi percepción del mundo empeora cada vez más. En esta «realidad y tiempo» que experimentamos, la presencia de seres racionales o inteligentes luce abominable frente a lo que defino Principio Suficiente de Justicia Humana. Lo digo por razones que son del «dominio público»: desigualdad en las remuneraciones, asesinatos, apropiación de bienes colectivos, guerras entre naciones, violación de los Universales e Inalienables Derechos Humanos y exaltación criminal de la multiplicación de capitales. No admito que anónimas e internacionales empresas financieras dicten la vida y la muerte de los habitantes de la Tierra. No acepto que, a causa de fortuitas y arbitrarias leyes, unas personas reclamen mayor confort que otras: sean mejor remuneradas y más respetadas. Me produce felicidad tener visiones extrañas y escuchar revelaciones porque soy un escritor clariaudiente. Lo digo sin miedo a lo que puedan pensar de mí algunos imbéciles, para los cuales nada existe más allá de sus narices. Todo ello influye, tremendamente, en mi Literatura. Lo admito.
R.R.- El lector de tu obra «en marcha», advierte que la perspectiva espacio-temporal de tu propuesta literaria siempre desemboca en uan especie de Distopía o Utopía al revés. ¿Concuerdas con ello?
A.J.U.- En el curso de más de dos siglos, lo que ideólogos y pensadores tuvieron por Utopía culminó develándose como la Tesis post Tesis del Establecimiento. Hasta hace poco más de una década, la Utopía representaba el equivalente a la redención -mediante la ocupación del Cielo- que ofrecía el Cristianismo. En el campo del Realismo no Mágico, una «acción revolucionaria» redimiría a quienes se mantenían humillados y rezagados del disfrute de las riquezas del mundo. En el ámbito religioso, la inmortalidad del alma era el premio que ofrecían los ministros de Dios en la Tierra. Cuando, tras sangrientas guerras, se impusieron dogmas «revolucionarios» que ocultaban su verdadera naturaleza tras la faz de la Utopía, el hombre pobre comprendió que había sido timado por fablistanes de la Política. En relación a los feligreses, en momentos de dolorosa agonía suplicaron a Dios para que los salvara de la muerte y entraron -más temprano que tarde e irremediablemente- en ella. No se sabe de alguien que haya ido al Cielo y disfrute junto al Gran y Paradisíaco Padre.
«No soy adheso de ninguna ideología política o dogma religioso, pero creo que los hombres debemos entender que existe un Principio Suficiente de Justicia Humana: y él dicta que ninguno es mejor o peor que otro, que todos -perezosos, hiperactivos, brutos, pervertidos, delincuentes, mediocres, inteligentísimos, negros, blancos o amarillos merecemos vivir y morir sin que se irrespeten nuestros «Inalienables y Universales Derechos Humanos»
R.R.- ¿Te sientes un escritor solitario? A ti no se te conoce filiación literaria con grupos, sectas, cofradías burocráticas nacionales. Hasta donde se sabe, tu obra se ha ido fraguando al margen de cualquier institucionalidad cultural?
A.J.U.- Es cierto: mi único vínculo es con la Universidad de Los Andes, una vetusta y muy apreciada institución educativa que tiene más de doscientos diez años de fundada. Existe una gran diferencia en la forma como se dirigen las actividades literarias en las universidades, empresas privadas o instituciones del Estado como el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC). No yerra quien piense que soy un escritor solitario, desligado -absolutamente- de mafias institucionalizadas y grupúsculos que anhelan sustituir a los oficializados. Soy, felizmente, un escritor refugiado en una casa de estudios superiores.
R.R.- ¿Cómo has logrado resguardar tu perfil identidario y tu autonomía política como escritor?
A.J.U.- Ha sido extremadamente difícil. Por intentar mantenerme incontaminado, he sido perseguido por envidiosos, traicioneros y cobardes cuyos nombres no revelaré: aparte de lo cual, hostigado, amenazado, excluido de importantes proyectos culturales y periodísticos (incluso universitarios, en mi área de trabajo), desestimado, descalificado, saboteado, denigrado y difamado. Se ha propagado que soy una especie de monstruo que produce una literatura lesiva. Me convertí en escritor por la voluntad del Impiadoso y Supremo Poder, por volición de «Quien la Luz Porta»: una entidad que condena al hospicio a mis adversarios y a quienes intentan colocar obstáculos en mi camino.
R.R.- Una de tus más polémicas novelas, Aberraciones, generó en las sensibilidades estéticas literarias pacatas una fuerte ola de anatemas, dicterios, invectivas y denuestos hacia tu postura filosófica. ¿Qué tienes que decirnos al respecto?
A.J.U.- Siempre sospeché que Aberraciones generaría prejuicios y rechazos. Todavía está por producir situaciones incómodas para mi, cuando sea masiva e internacionalmente difundida. Hasta este año, sólo lleva dos ediciones: las de 1987 y 1993. Una de ellas es universitaria. Ocurre que la distribución de los libros de la Universidad de Los Andes es limitada. Pese a ello, esa novela ha sido muy leída.
R.R.- ¿Merced a qué estrategia de trabajo «verbal-escritural» has logrado conciliar el lirismo poético con el arte de contar y narrar, en el entendido de que en toda tu Ars Narrativa subyace un asombroso univeso de imágenes poéticas?
A.J.U.- Pienso que quien advierte «lirismo» en mi prosa, o en mis textos escritos en versos (en mis relativamente innovadores poemas), logra hacerlo en virtud de su inteligencia superior. No lo digo por petulancia. Los poetas de la Antigüedad fueron pensadores, tuvieron algo que decir cuando escribieron sus versos. En cambio,  los de «nuestra realidad y tiempo» son unos «encantadores». Describen los ambientes como si fuesen «pintores paisajistas» o «especialistas en naturalezas muertas». Pese a la resistencia de mis adversarios fortuitos, pienso que si hay un intenso lirismo en mi prosa y poesía. Mi Literatura responde a una concepción personal o método poético-narrarativo-ensayístico. Suelo verter extremo apasionamiento por la antítesis, el pensamiento y la invención de neologismos e imágenes.
 (En Mérida y Tucupita, Venezuela, Junio de 1999)
 (XII)
CRÍTICA AL POEMARIO [IRA] CUNDO
«Estos poemas de la más ígnea y encendida iracundia verbo-lingüística dejan constancia de un ethos proveniente de propuestas poéticas contenidas en libros suyos tales como Trasnochos y Luxfero que en su momento estremecieron la sensibilidad estético-literaria de la Venezuela»
Por Rafael RATTIA
 Se trata del más reciente poemario del escritor venezolano Alberto Jiménez Ure cuyo expresivo y por demás elocuente título no deja tan siquiera un ápice de dudas acerca de su contenido temático. Se trata de una plaquette de unas 42 páginas que reúne la más reciente forja del poderoso estro lírico del también extraordinario narrador y ensayista cuya vasta obra literaria ha contribuido sustantivamente a enriquecer la tradición estético-verbal de nuestro país e incluso del continente de habla hispana.
Conociendo, tal como le conozco, pues su amistad me enorgullece y enaltece intelectual y afectivamente; no podría esperar de él una propuesta poética menos beligerante y densa, contentiva de una ética y una estética de profunda resonancia filosófica y política en el más estricto sentido aristotélico. Un antiguo proverbio árabe reza que: «los hombres se parecen cada vez más a su tiempo que sus padres». Pues, Jiménez Ure da fe plenamente de ello. Con este libro [en formato digital, PDF] el poeta y, ex aequo novelista, cuentista y ensayista testimonia y asume su singular condición de testamentario crítico irreverente, heterodoxo y ácrata del tiempo histórico que le tocó vivir. Estos poemas de la más ígnea y encendida iracundia verbo-lingüística dejan constancia de un ethos proveniente de propuestas poéticas contenidas en libros suyos tales como Trasnochos y Luxfero que en su momento estremecieron la sensibilidad estético-literaria de la Venezuela de la década de los años ochenta de la pasada centuria. Sobre ambos libros de poesía escribí mis impresiones y esbocé mis críticas literarias en periódicos y revistas culturales de aquellos años.
Este nuevo poemario de JIMÉNEZ URE que enhorabuena viene a hacernos benéfica compañía intelectual a quienes adoptamos la poesía y la lectura de poesía como la última casamata irredenta del espíritu de resistencia ética, moral e intelectual ante la tentación autoritaria, despótica, tiránica del Moloch estatocrático bolivariano-socialista.
Dice el poeta en el primer texto del libro que ahora comento:
«He sido perseguido
Hostigado y amenazado de muerte
Por dictado de la Organización Mundial de la Salud.
Me obligan usar mascarillas
Que no impedirían contaminar [me]
Del Virus Comunista Chino de laboratorio bélico» (pág. 3)»
 El poeta no evade la terrible embestida del expansionismo socialimperialista de la «plaga amarilla» en su inocultable pretensión neohegemónica que pugna por apoderarse de este recodo del planeta para terminar de expoliarlo y saciar su voraz apetito de materia prima con el fin de satisfacer las demandas de la sociedad postindustrial del totalitarismo sino comunista.
En estos textos poéticos de Jiménez Ure se percibe la impronta de Artur Schopenhauer, de Friedrich Nietzsche, un inocultable pesimismo de raigambre cioraniana exhalan no pocos versos y fragmentos prosados con vigoroso ímpetu de rebelión y desacato moral e intelectual que, obviamente, despiertan la más viva y entusiasta admiración del lector.
No me gusta tildar con adjetivos calificativos la prosa poética de Monsieur Ure porque su timbre elocutivo es radicalmente evanescente y evasiva y se resiste a taxonomías académicas e institucionales al uso; por tanto me ciño a los textos que se bastan a sí mismos como un artefacto autotélico que no necesita de prótesis denominativas. Mucha herejía antiautoritaria transita por estas abrasadoras construcciones poéticas, mucho desacato a la fatua representación teológica del Vicario de Cristo en la tierra por su inhumano estruendoso silencio en torno al crimen de lesa humanidad cometido por el monstruo totalitario chino con la invención de la pandemia del Covid-19 y cohonestada y legitimada por el celestinaje abominable de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que a un año de la pandemia planetaria aún no ha condenado con suficiente énfasis categórico el ataque viral bacteriológico de la China comunista contra la especie humana. El poeta profiere con encomiable valentía moral:
 «No admito
Que «beatos»
O «virtuosos»
Presuntos
Me miren
Como a un
Atrevido hereje
Porque denuncio
Que su «Pontifex»
Encubre maleantes:
Es público y notorio
La devastadora
Perversidad moral
Que ese individuo exhibe
Mientras arroga santidad […]» (pág.5)
Este libro de JIMÉNEZ URE recrimina el intento del mal de entronizarse sobre la faz del orbe terráqueo y condena la fallida pretensión tanatocrática del comunismo internacional y sus satélites de estados forajidos, fallidos en la región latinoamericana. De igual modo con una racionalidad ontolumínica que no oculta su parentesco con la aufklarung dieciochesca alemana el poeta adopta una clara y meridiana postura por la vida, la democracia liberal, la tolerancia y la convivencia pacífica y civilizada de los que piensan distintos.
Como fiel exponente de un universo metafórico que hunde sus raíces en las simas abisales de lo real dado constituido J. URE iza y flamea su poemática extrayendo del topos ouranos terrestre perlas y gemas lexicales que no obvia su filiación con la poesía de la rebeldía e insurgencia ontológica del ser cívico que ha nacido en una república civil que ha sido confiscada por la barbarie de izquierda con rostro humano:
 «Los bárbaros han consumado
La destrucción física e institucional
Del país donde nací pero –corajudo
Enfrento el «decadentismo asfixiante»
Que fustiga a una derrotada, por salvajes,
Nación de fétidos, incultos y harapientos […]
Me obstaculizan satisfacer
Mis necesidades fundamentales,
Mientras ellos arrogan poder y lujos» (pág.19)
En este libro Jiménez Ure reivindica su orgullosa filiación con los poetas malditos de la estirpe del Conde de L`autreomont y ello me remite a la admiración ilimitada que sentía el poeta cumanés José Antonio Ramos Sucre por el amargo y pesimista poeta italiano Giácomo Leopardi cuando el autor de La Torre de Timón dijo; «Leopardi es mi igual»; valga el dato para dejar constancia aquí que desde hace más de treinta años leo y releo la obra literaria de URE y doy fe del renovado fervor con que mi espíritu lector se impregna de júbilo cada vez que el autor de este poemario sorprende a sus lectores –que somos legión- con una pequeña joya literaria como esta.
 (https://www.elnacional.com/opinion/iracundo/)
 (XIII)
EPÍLOGO
(Jiménez Ure, ese archimandrita de la palabra)
 «En esos días en que conocí a JIMÉNEZ URE yo venía de un complejo proceso cismático del espíritu y experimentaba intensos descalabros en mi edificio mental e ideológico del cual había abrevado como exmilitante de la teología ateológica conocida como marxismo que intoxicó a media humanidad durante la segunda mitad del siglo XIX y todo el largo y dilatado siglo XX»
Llegaba a la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes con cierta regularidad a saludar a sus amigos, profesores y estudiantes de las escuelas de Letras, Educación e Historia y en una de esas intempestivas visitas me lo presentaron. Ya Jiménez Ure tenía un respetable camino andado como escritor, tenía cierta notoriedad entre los jóvenes narradores residenciados en el Occidente de Venezuela. Cuando le conocí ya Alberto había publicado Acarigua, escenario de espectros y Lucífugo.
Poco a poco fui conociendo y familiarizándome con la portentosa prosa narrativa de este hacedor de asombrosos e ígneos universos ficcionales y trabando amistad intelectual con el escritor que se ganaba la vida como empleado público en la «Oficina de Prensa» de la bicentenaria y autónoma Universidad de Los Andes de Mérida [Venezuela]. En esos días en que conocí a Jiménez Ure yo venía de un complejo proceso cismático del espíritu y experimentaba intensos descalabros en mi edificio mental e ideológico del cual había abrevado como exmilitante de la teología ateológica conocida como marxismo que intoxicó a media humanidad durante la segunda mitad del siglo XIX y todo el largo y dilatado siglo XX. Ciertamente, Alberto era «duro y destemplado» con su escritura. Su nombre figuraba entre las más inteligentes y beligerantes «plumas» de los diarios locales y regionales de Mérida, a saber: Frontera, El correo de los Andes, El Vigilante y también sostenía con idéntica pasión política y literaria una columna en los diarios caraqueños El Universal y El Nacional. En este último diario aún escribe semanalmente enalteciéndome al compartir los días jueves el espacio de la Sección de Opinión de este aguerrido y combativo periódico nacido de la mano del mítico y legendario narrador y ensayista venezolano Miguel Otero Silva.  
Dentro de la historia de la cuentística y de la novela venezolana del XX y XXI este prolífico y enjundioso narrador afincado en los Andes Venezolanos desde por lo menos hace más de medio siglo ocupa un destacadísimo lugar de insoslayable privilegio descollando como un auténtico maestro de un «Ars narrativa» que descubre vetas sobresalientes por su impecable factura lingüística [aportes y contribuciones lexicales y neolinguisticas de personalísimo sello expresivo]. No por nada el gran poeta, crítico literario y ensayista venezolano Juan Liscano ponderó con serena sindéresis y ecuanimidad analítica la obra literaria de Jiménez Ure como una de las más aquilatadas en lo referente a originalidad formal e incluso en lo tocante a sus desafiantes u osados ejes temáticos. Yo -sin temor a incurrir en el más mínimo ápice de exageración- afirmo categóricamente que Jiménez Ure es nuestro Rudyard Kipling de la literatura venezolana.
En todo caso, ahí está su obra que habla por sí sola y ya no necesita por fortuna de la exégesis apologética de la reseña lisonjera y ni de los prologuillos de ocasión. Por JIMÉNEZ URE hablarán sus libros enhorabuena muníficos. Cuando en el futuro la historiografía literaria venezolana deba realizar los saldos que dejó para la posteridad la producción estético-escritural de los últimos 150 años en materia de narrativa no podrá soslayar este «homme de lettres» y «enfant terrible» de la narrativa fantástica nacional del último siglo y medio del relato corto y de la novela corta de Venezuela. Yo me envanezco y celebro con júbilo y regocijo espiritual haber descubierto tempranamente a este escritor raro de la literatura venezolana y de haberme ocupado de leer con frenética fruición la vasta obra escrita de este narrador, poeta y ensayista que no cesa de subvertir los cánones literarios establecidos por la tradición académica e institucionalizada en Venezuela.
 (https://www.elnacional.com/opinion/alberto-jimenez-ure-ese-archimandrita-de-la-palabra/ https://www.tanetanae.com/alberto-jimenez-ure-ese-archimandrita-de-la-palabra/?amp=1)
 SUMARIO
 (I)
 ¿Quién es ese tal Jiménez Ure?
 (II)
 Cuentos abominables
(III)
Breve visita a Luxfero
(IV)
Estética de la podredumbre: una aproximación a la obra narrativa de Jiménez Ure
(V)
Dionisia
 (VI)
 La Poética de Jiménez Ure
 (VII)
 Revelaciones
 (VIII)
 Sobre la novela Adeptos
 (IX)
 Cuentos Escogidos
 (X)
 Volver a Lucífugo
 (XI)
 Diálogo con el escritor
Alberto Jiménez Ure
Epílogo
 (XII)
 Sobre Iracundo
 (XII)
 Alberto Jiménez Ure, ese achimandrita de la palabra
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tetuanalimenta · 2 years
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Distrito Tetuán: una ruta gastronómica multicultural también con sabor filipino
Por David Somellera
Actualmente en Madrid se puede disfrutar de una amplia variedad de comidas de muchos lados del mundo. Parte de la génesis de la globalización gastronómica está fechada en 1492 cuando Colón llegó a tierras americanas con hambre de tierras y especias. En los primeros siglos de la colonización se vivió de manera intensa un proceso de aculturación. En temas culinarios y de herbolaria se puede decir que se vivió un proceso de aculturación de “ida y vuelta”. Por un lado los europeos introdujeron los animales que se habían domesticado desde hace siglos en el Mediterráneo como el cerdo y la vaca. Enseñaron a los locales sus formas de cocinar, encurtir y fermentar. Mientras que por el otro lado, los americanos seducían y comercializaban con la cultura visitante y hegemónica especias, frutas, plantas y hierbas  que era con lo que las culturas americanas procesaban sus alimentos y bebidas como el chocolate, el axiote, el maíz, el chile, el tomate, la chía, la papa entre muchos otros elementos culinarios. 
Las Islas Filipinas fueron una colonia  del Reino de España por 300 años, los filipinos les enseñaron entre muchas otras cosas a los españoles a hacer el vino de coco o “lambanog”. Este destilado tradicional lo llevaron los españoles hacia América extendiéndose sobre todo  en las costas mexicanas del Pacífico. Los españoles introdujeron en las Islas Filipinas sus propios elementos como las hierbas de olor, animales de traspatio así como elementos que habían tomado de América como el chile y el chocolate.
Ese lazo cultural y gastronómico que une a España y a las Islas Filipinas ha impulsado a esta comunidad a establecerse en España. Sólo en Madrid hay más de 16.000 filipinos y su presencia, junto con la de otras comunidades asiáticas, se percibe de forma intensa en la zona comercial de Cuatro Caminos que se extiende hacia el norte por toda la calle de Bravo Murillo pasando por los Distritos de Tetuán y Chamartín.
Tambayán, el mejor del barrio
Uno de los establecimientos filipinos en Tetuán es Tambayan Café Bar. Ahí tres socios filipinos Clenn Salamanca, Mylene Gatpula y Joe Casasiempre llevan este lugar en la calle Mundillo, 1 desde hace dos años (los dos primeros tuvieron otro Tambayán durante cinco años en la cercana calle Ceuta). 
En opinión de una de las clientas habituales de este restaurante, Leonora Cabiles —una mujer filipina ya jubilada— este es el mejor restaurante filipino del barrio. 
El local de Tambayán fue en otros tiempos un club nocturno denominado “El Pingüino”, y luego pasó a ser un asador regentado por un señor de apellido Roldán y del que aún queda el horno presidido por un cordero de cerámica. Cuando este señor dejó el negocio, unos paraguayos pusieron un restaurante al cerrar finalmente lo tomó la comunidad filipina hasta ahora. 
La gastronomía filipina, presenta diversos sincretismos culinarios, ya que, al haber sido una colonia española, recibió una aculturación gastronómica doble pues se introdujeron elementos tanto españoles como americanos. Siglos más tarde en 1898 España comienza un periodo de guerras con Estados Unidos conocida como la  Guerra hispano – estadounidense la cual pierde, por lo que tiene que  vender a los norteamericanos el archipiélago, que lo gobernaron hasta que Filipinas logra su independencia en 1946 (después de largos años de conflictos armados).
Esta última etapa de aculturación norteamericana que duró 50 años figura sobre todo el idioma el cual es el segundo idioma oficial además del filipino o Tagalo y sus 70 dialectos que actualmente conviven. 
La influencia cultural de Estados Unidos así como elementos propios de Asia  como la soja, el tamarindo, el arroz, el coco y un sinfín de vegetales locales forman una comida que combina lo agrio, lo dulce y lo salado de una forma única. Este tipo de comida, no es como la china o vietnamita. La filipina es una síntesis de los elementos nativos de oriente con los ibéricos y los americanos, a diferencia de otras gastronomías como la china, la japonesa y la coreana que al no tener ese contacto cultural producido por la colonización, no incluyen en su comida elementos de otras sociedades, salvo algunas dignas excepciones como el chile que es nativo de México.
Comida-Taller con guía gastronómica
La periodista Yanet Acosta integrante del proyecto Tetuán Foodie convocó junto con Marcos García de Tetuán Alimenta y el proyecto de La Comida Cuenta a cargo de Gadhiel Andrade a un taller gastronómico y situacionista. La idea era que los participantes del taller conocieran la gastronomía filipina bajo la visión de una periodista filipina que es  Gidget Alikpala quien vive desde hace 6 años en Madrid y que trabaja como redactora online en el Diario AS (edición en inglés).
La reunión también tenía el objetivo de interactuar con los comensales de otras mesas. Esto  para no solo degustar la comida sino también para realizar un experimento sociocultural en donde se intentó tener un acercamiento con la comunidad filipina para generar reflexiones entre los talleristas sobre esta subcultura filipina que se ha gestado dentro de una cultura más grande y hegemónica que acepta y convive como una sola dentro del restaurante porque hay conexiones culturales que permiten un fácil convivio al ser viejas culturas conocidas. 
Gidget espero pacientemente a que todos se acomodaran en sus sillas para después dar unas pautas generales de la comida filipina. Para este momento ya todos los talleristas estábamos babeando de hambre y veíamos desesperados la carta virtual pero no sabíamos qué pedir. Gidget aceptó que fuera ella a petición de los talleristas, quien hiciera una  selección de las raciones, considerando los platos sin carne ya que ella y otros comensales eran vegetarianos. 
Según Gidget en las Islas Filipinas se come mucha comida de mar, ya que al estar rodeados de agua cuentan con una amplia gama de pescados y mariscos. Aunque para los filipinos el plato estrella es una comida hecha a base de cerdo que se llama “adobo”. Ellos al lechón le llaman “cochinillo” que es en palabras de Gidget es un cerdo grande. Para los españoles el lechón es el  “chochinillo”, que es la cría del cerdo que se cocina en las pampas castellanas. También se come mucho pollo frito el cual es aderezado de un aliño hecho de vinagre y trozos de pimientos y se acompaña de la bebida más popular de la región que es la cerveza. 
En el campo se consume mucho el vino de coco que se hace a partir de un proceso de fermentación que hace que la bebida tenga un alto grado de alcohol, esta bebida tradicional no se encuentra fácilmente en España. Los postres son muy variados como el flan de leche y la fruta local como el mango, el cual está hiper popularizado en muchos países como una fruta que se usa no solo en el postre sino que se usa también en los guisos y salsas como lo hace la gastronomía hindú.
Plato a plato
Una vez que Gidget ordenó las raciones nos empapamos la garganta con algunas rondas de cervezas y seguimos la plática que versaba sobre los parecidos de la comida filipina con otras culturas como la mexicana o la española. Para romper el hielo nos pusieron una “botana” que consistía en unas frituras que se mojaban en un aliño de vinagre. Las raciones llegaron al poco tiempo, primero llegaron unas tapas de chorizo y de jamón serrano, que son las tapas que dan en la barra del bar del restaurante. En el bar se puede encontrar unas tapas de una excelente calidad, todas hechas a la manera del gusto de los españoles como salpicón de mariscos, callos, ensaladilla rusa entre otras que son las típicas de cualquier taberna madrileña.  
Una vez que la plática comenzaba a calentarse comenzaron a llegar las raciones que los comensales pudimos degustar y comprobar la riqueza culinaria de este país. Quizá haya pasado por alto algún platillo pero de lo que recuerdo después de las tapas de chorizo fue la llegada de una especialidad filipina que es la piel del cerdo, en México esto es conocido como chicharrón y en España se les llama torreznos y se hacen de la panceta de cerdo. 
Probamos las brochetas de cerdo a la Barbecue, probamos el plato llamado “sigsig” hecho de oreja de cerdo y que se sirve con cebolla y un huevo en un plato caliente en el que debe revolverse con la carne. En varios momentos Gidget se levantaba para hablar con los presentes, incluso cuando se sirvió el “Sigsig” ella misma hizo la mezcla de los ingredientes que conforman el platillo. 
Hubo muchas verduras ya que se pidieron cosas como el “pakbet” que son verduras filipinas y el “Laing” que es un plato hecho de hojas de un tubérculo llamado taro y leche de coco. También probamos el plato nacional que mencionó Gidget que es el adobo, luego llegó una ronda de un platillo llamado “afritada” que lleva pollo y verduras todo esto envuelto en una deliciosa salsa naranja. Probamos el caldo de pescado en tamarindo de nombre “Sinigang” y el “pancit” que son fideo o noodles cocinados con verduras. Todo esto acompañado de arroz al vapor para acompañar los guisados que nos sirvieron en esta visita al restaurante filipino. Cabe mencionar que algunos platillos llevan unos chiles rojos que pueden llegar a picar en demasía si se les come de una sola mordida. 
Esto último fue lo que me sucedió a mí, por lo que tuve que tomar varios vasos de agua para quitar el picor de mi lengua que duró varios minutos. Después de haberme “enchilado” y haber soltado algunas lágrimas, la comida cerró con unos chupitos que sacó Clenn, uno de los dueños del restaurante. A falta de vino de coco, nos agasajó con unos licores gallegos de crema de orujo y otros de orujo blanco. 
Esta última combinación logró colocarme en un estado pleno de éxtasis, con lo que prácticamente llegue flotando a mi escritorio a escribir esta experiencia para aportar mi propia visión de las cosas. Para esto quiero dejar constancia de lo provechoso y satisfactorio que es la comunión entre amigos en un ambiente cultural diferente, degustando la comida de unos representantes de la comida filipina que son los dueños del restaurante Tambayan.
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heraclito71 · 5 years
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Alétheia: la verdad sin velos.
Dicen que el inconsciente es nuestra mente infantil formada con las experiencias de los primeros años de vida, razón por la cual se comporta como un niño pequeño. El único lenguaje intelegible para él es el de las imágenes, los símbolos, las metáforas y también los sueños.
Según Jung, el lenguaje del inconsciente es el que se encuentra en las culturas de los pueblos llamados primitivos, así como el las mitologías, tradiciones, leyendas y cuentos que se han transmitido oralmente, de generación a generación hasta llegar a los libros.
Uno de los lenguajes predilectos por el inconsciente es el de los sueños, porque en los sueños se nos transmiten consignas e información de cómo anda el baúl de los recuerdos ocultos en esa caja de Pandora.
Es en los sueños donde se nos informa acerca de los problemas no resueltos en nuestras vidas, y es en esas imágenes donde también está contenida la solución a estos problemas.
A pesar de posiciones científicas divergentes, el que sueña es el único que puede descubrir los secretos velados en estas imágenes, por la sencilla razón de que él, y solamente él, es quien está fabricando esas imágenes en los sueños. Si se descubre el velo, entonces aparecerá el secreto transformado en un "lo he pillado", "ya lo entiendo".
La dificultad para llegar a descubrir los secretos de esas imágenes está en nosotros mismos. Eso que Freud llamaba el "superego", que siempre está en guerra con los impulsos naturales, con las fuerzas instintivas del "ello", en realidad es un capataz sádico, un acosador y opresor, reflejo de la sociedad en que vivimos. Es algo aprendido, artificial y ajeno al sí mismo, por lo tanto, es una construcción cultural que nos ha enseñado a tener un policía interior, una embajada para los designios dados por el otro.
Las fuerzas "dionisiacas" del inconsciente son contrarias a la acción de ese "policía interior", pues de cierta manera facilitan la permisividad requerida para alcanzar una sana autoestima, donde lo propio comenzará a tener la mayor importancia que el mundo de fuera. Es en este escenario donde el potencial interior comenzará a germinar, y quizá más tarde, a florecer.
Es parte de nuestro programa cultural que tenemos que tener un "estado policial", donde hay un juez interior impartiendo justicia para mantener la injusticia, y de esa manera sostener el orden establecido. ¿Por qué este empecinamiento en el control opresor? Pues por una convicción de que no somos buenas personas, razón por la cual no sentimos amor propio (autoestima), sino que nos criminalizamos a nosotros mismos.
Lo fundamental es darse cuenta de esto. Estar despiertos en todos los sentidos, pues eso nos libera del yugo de ese estado policial interior, y al mismo tiempo, de los sueños nocturnos que se manifiestan como pesadillas.Los sueños son siempre el mensajero más sincero, pues el soñador es el arquitecto de esas construcciones mentales, desde su recuerdo del niño herido de ayer.
Todo nos es revelado a través de los sueños, por lo cual es necesario lograr sintonizar en la misma frecuencia en que está hablando el inconsciente, conocer su lenguaje. Y eso se logra colocándonos en la situación interna, en el corazón de las imágenes, de la situación y las cosas que nos visitan en los sueños mientras se descansa. Sobrará decir que si logramos entender el mensaje y hacemos lo posible para integrarlo a la vida cotidiana, ese niño interior se va curando y el inconsciente pasa a convertirse en un aliado nuestro.
"Alétheia" es un concepto filosófico de los griegos que se refiere a la sinceridad de los hechos y la realidad. La palabra significa "aquello que no está oculto, aquello que es evidente", lo que "es verdadero". También hace referencia al "desocultamiento del ser".
Alétheia significa verdad, pero mientras que la verdad se ve obligada a sostener una correspondencia entre nociones reconciliables, alétheia en cambio desoculta o devela la verdad. En otras palabras, aquello que inicialmente permanecía oculto se hace evidente a sí mismo, de manera que aparece y por lo tanto se dona como algo inteligible. Por ejemplo, un martillo contiene en su desocultamiento su propio uso con el cual el carpintero articula su trabajo de manera transparente o tácita. En otras palabras, articula con el martillo sin que él mismo se note haciéndolo. No obstante, para aquél que desconozca la forma de operar del martillo, éste no se dona y no se desoculta como una herramienta de trabajo, sino como una "cosa" con la cual no puede articularse. Lo mismo ocurre con el lenguaje del inconsciente: cuando se comprende ese mundillo de imágenes y de símbolos, sólo entonces podemos comprender la naturaleza de las cosas, su ser en esencia.
De esto hablaba Lacan con sus tres registros (lo real, lo simbólico y lo imaginario) y es también la causa por la cual afirmó: "El inconsciente está estructurado como un lenguaje". Por tanto, quien conoce este lenguaje conocerá también la verdad que permanece oculta en los símbolos y los sueños, y al mismo tiempo esta verdad o veritas donará el conocimiento necesario para dar respuesta a nuestros problemas cotidianos.
No todos los ojos ven. No todo el que sueña está dormido.
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nochedeespanto · 5 years
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El festival Buenos Aires Rojo Sangre presenta la excelente e hiper recomendada Mirada de cristal de los directores Ezequiel Endelman y Leandro Montejano 📽. La cita es este viernes 4 en el Centro Cultural Recoleta con entrada gratis. Mirada de cristal es un giallo que transcurre en el mundillo del modelaje en la década del 80. Festival donde se proyecta, es premiada o aplaudida tanto por la crítica como por los espectadores, de hecho, los realizadores serán los responsables del nuevo spot del BARS. No dejen pasar la oportunidad y vayan a verla. Es una de las recomendaciones de está #temporadahalloween🦇 @festivalrojosangre @miradadecristal_ @toyboysmovies #miradadecristal #giallo #cine #octubre #rojosangre #buenosaires #horrormovies (en Centro Cultural Recoleta) https://www.instagram.com/p/B3GMq8SlB6N/?igshid=1nt7nvf7lhf51
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appatary8523 · 5 years
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Hay algo que nunca me ha gustado de los comentarios en youtube (lol) de Master Chef México, y es eso de que la gente lo critica por que en otras ediciones (España, Chile, etc) hacen platillos chidos de alta cocina, mucho mejores que los de aquí, por que hacen puras garnachas y comida de fonda. Quizá se les olvide que la gastronomía mexicana (esos platillos típicos como mole, pozole, tamales y otras cosas que llaman comida de fonda) es patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. No se, yo veo lógico que muchos no conozcan mucho más allá de su gastronomía local ya que la mayoría son cocineros amateurs. Los estudiantes de gastronomía tienen algo más de técnica pero no son muchos. No todos tienen la misma posibilidad de adentrarse a ese mundillo (Y hay que recordar que incluso la gastronomía es una carrera costosa).
Creo que en alguna edición lo dijo el mismo Chef Benito: Tan bueno es un huarache como un foie gras. Pero quizá sea solo mi percepción, no lo se, aunque a mi me sigue sonando a esa analogía de la cubeta de cangrejos: El mexicano siempre es el primero que hace menos a sus compatriotas.
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lacavernablog · 6 years
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La resistencia a sucumbir a modas literarias
La clave no es querer tener miles de lectores, sino no perder los cien primeros. Una entretenidísima charla literaria nos brindan dos escritores españoles importantes: uno es Juan Bonilla, ganador de la Bienal de Novela Mario Vargas Llosa que se celebró en Lima hace algunos años, quien presenta su más reciente libro titulado La novela del buscador de libros; otro es Andrés Trapiello, quien tiene un muy visitado blog Hemeroflexia y acaba de publicar Rastro.
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La literatura, los libros, la escritura, los escritores, todo este mundillo que Onetti llamó literatosis encontraremos en este diálogo publicado por El Cultural a propósito de sus primeros veinte años de existencia. Aquí algunas preguntas:
PREGUNTA. Es inevitable preguntarles si son éstas sus mejores autobiografías. ANDRÉS TRAPIELLO. El Rastro tiene algo de autobiografía y algo de historia, algo de teoría y algo de práctica. Me gustan los libros en los que encuentras un poco de todo eso, como en el propio Rastro. Cosas que no pensabas encontrar y cosas de las que, una vez encontradas, no quieres prescindir ni separarte. Algo que es viejo y parece nuevo, o que es nuevo y ya parece antiguo y vagamente noble por viejo. Y desde luego es un libro de amor a las cosas viejas y a las historias nuevas. Se lo dice Eleanor Parker a Charlton Heston, en Cuando ruge la marabunta, al enterarse este, que pensaba casarse con ella, de que es una mujer divorciada: “Si usted supiera algo de música, sabría que un piano suena mejor cuando se ha tocado”. JUAN BONILLA. Nabokov decía que para contar algo interesante bastaba seguir el rastro de un objeto cualquiera en la vida de alguien cualquiera. No creo que sea una autobiografía, más bien un retrato y está escrito como todos los libros, para todos y para nadie, para cualquiera, no sé, no pienso mucho en el receptor cuando escribo o sólo pienso en un receptor: el chaval que yo fui, pero sin la menor melancolía.
P. En ambos casos, resulta sorprendente su resistencia a sucumbir a modas literarias. No cultivan la literatura del yo sino, como Trapiello dice, la del tú, pero ¿no son sus novelas, poemas, ensayos... ejemplos de escritura autobiográfica en un país con tan pobre tradición memorialista? J. B. El yo es un trampolín: es necesario para dar el salto, pero lo que importa es el salto, no el trampolín. Es sólo “lo que habla”, que decía García Calvo, y lo único que importa es “aquello de lo que habla”. No sé si en nuestra tradición hay tan poca literatura autobiográfica como se dice, a lo mejor lo que no había eran lectores para esa literatura. Sin pasar del siglo pasado, Baroja, Zamacois, Blasco, todo Unamuno, Ramón, Segarra, Ruano, Cansinos, Mercedes Formica, Barral, Gil de Biedma, Rosa Chacel, Zambrano, todo Cernuda...yo creo que todo el que quiera encontrar una tradición, dadas las posibilidades que da el pasado, la encuentra muy fácilmente. A. T. Es extraño. Cada día tengo una idea de mí un poco más confusa y lejana. No sé exactamente quién soy, quién es ese que escribe. Si miro hacia atrás, me digo: no es posible que yo haya escrito todo eso. Pero a veces, al escribir, me asalta la risa, como decía Geraldine que le sucedía a su padre, Chaplin, cuando veía sus películas mudas. Me parece que todo el Spp es una larga película en la que cada cual encaja su propia vida. A eso me refiero con literatura del tú. Más que una autobiografía, una novela en la que caben todos y todo.
Lee la nota completa de Nuria Azancot.
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miss-obsolete · 6 years
Note
primero que nada me encanta tu tumblr, me entra curiosidad como te adentraste al mundillo gothico?
Hola! Me resulta extraño y gratamente sorprendente, encontrar un comentario en español por éstos lares. Con respecto a tu pregunta, siempre me atrajo el mundo gótico, oscuro, mágico, en la música, en la literatura, en el cine, no me influenció nadie, ya que ninguno de mis allegados gusta de lo mismo, así que en la familia soy la única. Tendría como 14 o 15 años cuando por la tv, en algunos canales de música, pasaban heavy metal, gothic metal, industrial y demás, ahí fuí conociendo un poco mas del asunto, así que diría que empecé por allí, por la música, con la cual fuí investigando de que se trataban dichos géneros y bueno, una cosa llevó a la otra y empecé conocer mas de las bases de la cultura goth, y ya no solo en la música, sino en otras ramas artísticas. Es un genero cultural muy atrapante.. 
                                                     En fin, gracias por tu comentario. Saludos! =)
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mellamannoviembre · 6 years
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youeverfeelcursed ha respondido a tu publicación:
Que opinas del asunto? Yo estoy un poco 50%/50%...
Pues a ver cómo empiezo esto. Te aviso de que se viene tocho, que entiendo que hay gente a la que no le apetece leer, pero no puedo resumir algo que es tan complejo de plasmar y con tantísima tela que cortar. 
Iba a poner un Seguir leyendo, pero no me da la gana: se viene post largo sobre el tema Vávra y Gamelab. Si alguien se lo quiere saltar, ahí están la J y la K.
Empecemos por el principio. El 23 de febrero del pasado año 2017 me decidí a escribir este post debido a que mi canal de videojuegos favorito en español chapaba. Quien me siga de hace ya tiempo sabrá que se formó bastante follón en mi humilde blog y varios hombres (casualmente) que trabajan o han trabajado en el sector bajaron de los cielos a explicarme a mí cosas y cómo de equivocada estaba por tener esa visión como consumidora de videojuegos y prensa (visión que compartía entonces con todas las trabajadoras mujeres (casualmente de nuevo) del sector). Ahí quedó la cosa.
Resulta que en junio, Eva (de Bukku Qui) escribe el siguiente hilo en Twitter:
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Todo esto que estoy contando y añadiendo quizá no tenga aparentemente ninguna relevancia para ti o para quien lo lea, pero me gustaría sentar las bases de un contexto en el que se ha dado el caso de Vávra y sin el que no quiero seguir. Sigo.
Es curioso, pero este post me va a salir en cierto modo paralelo al que escribí hace algo más de un año: cómo son las consecuencias del clima en España (que es del que más constancia tengo; con el anglosajón no estoy tan involucrada) que el mes pasado ocurre lo siguiente:
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Puedes leerlo todo directamente en su Tumblr, porque hay un post al respecto. Te dejo link.
Bien, no tendría por qué decir esto, pero he tenido la oportunidad de entrar en el sector del periodismo y la crítica varias veces y de distintas maneras y por motivos que no voy a explicar no he querido. Nunca lo he comentado porque no viene al caso, pero conozco tanto a mujeres como a hombres que trabajan en el mundillo del periodismo de videojuegos, a algunos personalmente, a otros me limito a leerles atentamente por la seriedad y la pasión que le concedo al medio. Nunca lo he dicho porque, a pesar de que en su momento algún parguelas me viniese a decir que él sí había trabajado en el periodismo como argumento de autoridad (aunque hubiese ido a dos conferencias o hubiese escrito tres columnas de aporte en toda su vida), considero que no hace falta trabajar ni estar dentro profesionalmente para ver lo que está sucediendo desde hace ya varios años: hace falta tener sentido crítico y un poquito de empatía.
Con estas bases en mente, vamos con más cosas porque ya empieza lo gordo:
PUNTO NÚMERO UNO. Personalmente estoy en contra de cualquier acto de censura en cualquier trabajo creativo. Para mí, los contenidos problemáticos requieren precisamente de exposición y crítica (que es lo que más se castiga, pero eso es otro tema para otro post). Dicho esto: no creo que en NINGÚN MOMENTO se haya censurado a Vávra ni a su obra respecto al GameLab. Él ha declinado voluntariamente acudir. Ahora vamos a eso. De todo el que le exija a Vávra censura explícita me desvinculo porque no comulgo, pero no he visto nada de eso en todo el follón a día de hoy y estoy bastante puesta.
PUNTO NÚMERO DOS. Considero que Vávra es un auténtico gilipollas. Un gilipollas de campeonato, un machista y un racista. Le sigo desde hace bastante tiempo, desde Mafia, y concretamente después de ver la polémica que hubo con el tumblr Medievalpoc estuve leyendo entrevistas suyas (te las dejo más abajo), ya que la polémica me interesó a raíz de conocer y apreciar el tumblr que te menciono y de leer este tuit de Vávra:
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No voy a entrar en ese debate, que ya hay bastante arriba. Ahora: considero que su juego (Kingdom Come: Deliverance) ES MACHISTA. ¿Considero que KC:D es machista porque es un juego ambientado en la Edad Media, y con ello pretendo que el realismo que busca cambie mágicamente para adaptarse a mi ideología feminista? NO. ¿Considero que es machista porque no hay reinas, mujeres con armadura y papesas influyentes como representación única de la hegemonía histórica y etc? NO. Considero que lo machista del juego no es la ambientación, sino sus mecánicas. Me explico: que el juego te recompense por follarte a X señora con un logro (objetivo final de misión), por ejemplo, me parece machista. Lo mismito me pasa con el primer juego de The Witcher, que tiene unos mecanismos similares.
Vamos con otro ejemplo porque después me llegan mensajitos de gente que no quiere entender: BERSERK. Si has leído mi blog en las últimas semanas, te habrás dado cuenta de que pierdo el culo con Berserk. Resulta que la historia de Berserk está ambientada en una especie de Europa medieval oscura, donde el papel de la mujer está bastante clarito: violaciones sistemáticas en prácticamente cada capítulo, violencia hacia familiares, esposas e hijas, dualidad de hombre-público y mujer-privado, utilitarismo de las mujeres como vasijas paritorias sin ningún valor humano... No considero que Berserk sea machista en ningún momento. Porque Miura presenta un mundo horrible, difícil, duro; y a pesar de ello jamás es condescendiente con sus habitantes, ni hombres ni mujeres. No recompensa ni frivoliza situaciones traumáticas particulares (más bien todo lo contrario), ni mucho menos las femeninas. Eso no quita que no disfrute también con la saga de The Witcher, que me parece increíblemente machista; NO ESTOY EXIGIENDO, SÓLO SEÑALANDO. Supongo que todo esto es deformación por la polifonía bajtiniana, pero es lo que tiene haber estudiado lo que compone buenas obras. Repito: que tu juego pretenda ser realista y ajustarse a una época histórica no lo convierte automáticamente en objetivamente REALISTA. No se pueden eliminar los tics ideológicos del autor en ninguna obra.
PUNTO NÚMERO DOS, SECCIÓN B. Y empezamos con las cosas que me empiezan a mosquear en serio. No entiendo por qué todo el mundo omite algo bastante importante en mi opinión: Vávra es pro-Gamergate. No voy a explicar aquí lo que es el Garmergate porque me da para otros 50 posts; si no lo sabes, te invito a investigar (tiene bastante que ver con todo el preludio a esto) y te dejo dos entrevistas de Vávra hablando del tema: 1, 2.
PUNTO NÚMERO TRES. El tema “nazi”. Me deja flipando en PUTOS COLORES que la gente que no duda en llamar FEMINAZI a cualquier tía que abra la boca en cierta dirección esté ahora indignadísima porque han llamado a Vávra “nazi”. “Es una acusación muy seria”, dicen los mismos gilipollas a los que he visto llamar feminazi y utilizar términos como “marxismo cultural” (procedentes de Metapedia, que ES UNA PÁGINA NAZI, que es que todo es para echarse al suelo y llorar). Y hablando de gilipollas: te dejo este maravilloso link en el que Vávra acusa a Sarkeesian entre otros afectados del Gamergate (por si llevasen ya poco) de nazi con bastante ligereza (con captura por si casualmente, no sé, desaparece).
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Pero espera, que me dicen por el pinganillo que el tataratatarataratarabuelo de Vávra estuvo en un campo de concentración!!!!!!!!!!!!!!!!!! Entonces nadie puede llamarle nazi, que es una palabra muy fuerte!!!!!!! Además, eso a él sí le da derecho a llamar nazi a quien considere, que por algo murieron sus antepasados, no?? Pues eso, Paquito.
PUNTO NÚMERO CUATRO. Las reacciones de los profesionales. Cuando he leído cierto artículo de cierta revista (en absoluto asqueante y machista) juro por mis muertos que casi reviento la pantalla de un cabezazo. Tanto victimismo sesgadísimo de mierda me saca de mis casillas. “Pierden esos pobres jóvenes que necesitan inspiración para su trabajo; pierde El Periodismo™”, nada amarillista, nada buscallantos. Pero esto lo vamos a dejar también para el final, que aún queda.
Ahora tenemos una declaración que no mucha gente ha querido ver, o no ha querido dar voz: resulta que Leigh Alexander ha dicho públicamente que si llega a saber que Vávra acudía a la conferencia, ella no lo hubiese hecho:
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¿Una (otra más) profesional del medio, reconocida internacionalmente, intentando evitar a este señor (por Gamergater y por CACHOMIERDA) y que todos hagamos oídos sordos? ¿¿Si Leigh llega a decir que no viene o no habla en la conferencia debido a la presencia de Vávra, habríamos visto un artículo sobre la pérdida que supone su ausencia para el periodismo y lOs jóvenes desarrolladores y su inspiración?? Hipótesis que lanzo. Cosas que se me ocurren.
PUNTO NÚMERO CINCO. Opinión personal y balance desde mi perspectiva, por si no se deduce ya. Un señor que apoya abiertamente a un movimiento peligroso para ciertos colectivos dentro del sector ha decidido no venir porque algunas les han montado un pollazo. Me parece LÓGICO, dado todo lo previo, que haya quien lo quiera celebrar. Me parece LÓGICO, TAMBIÉN, que haya quien vea el proceso y la celebración como algo criticable, dado que veo problemáticas YO TAMBIÉN EN ELLO A PESAR DE TODO. Lo que me hace hervir la jodida sangre es que sólo he visto críticas, movimiento, defensa, propuesta de inclusión y de debate cuando un TIPUCHO que apoya el Gamergate decide (REPITO, QUE ALGUNOS TODAVÍA PIENSAN QUE SE LE HA PROHIBIDO ACUDIR) no venir a un evento de videojuegos. No he visto ni media palabra en comparación, desde mis ojos de inocente y estúpida consumidora, a las profesionales a las que se ha tachado de feminazis públicamente (aparentemente lo grave es acusar de “nazi”, si lleva el prefijo pues ya no es serio y nos da igual), a las que se les han hecho videojuegos que consistían en golpearles hasta matarlas, a las que se ha amenazado sistemáticamente con asesinato y violaciones, a las que se ha acosado y derribado hasta SACARLAS de su ámbito laboral, etcétera y etcétera, desde todos los años que consumo prensa y videojuegos: desde que tengo conciencia.
Ahora venís y me contáis algún cuentecito de lo poco que sé, por favor, que en su momento no tuve suficiente. Y ahora que vengan los de la redacción de Meristation a dar la cara por las que ya no están, a lamentarse públicamente, a redactar columnas de todas esas “desarrolladoras jóvenes que pagan un pastizal para ver conferencias de gente que puede inspirarles en su trabajo” y ven cómo todas las referentes se retiran, en silencio y destrozadas, una por una, tras acoso y derribo; porque como dice Salva Fernández en su artículo, el periodismo, como las obras artísticas, son un altavoz. Y por eso canta un poco callar a las de siempre.
Hasta entonces me come un poco el coño todo este tema.
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chamnkomix · 2 years
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Hoy sábado 5 de marzo de 2022 es una fecha importante para el mundillo comiquero, ya que se trata del primer Día del Cómic en España, así a nivel oficial y cultural. Como no podía ser de otra forma, yo me uno a esta gran celebración invocando al Padre Demonio.
¡A subirse a la parra y reivindicar que el cómic también es parte de la cultura en España! ¿Amén?
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brokennorth · 6 years
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Día #23
Hoy he ido de Hòlmavik por la 643 hacia el norte por la costa este de Westfjord, hasta que se ha acabado la carretera, pasando por Djupavik. Y he de decir que hasta ahora es de lo mas impresionante que he visto. Increíble. Pero como ya tenéis que estar hartos de oír "qué bonico tó qué bonico tó" y yo me frustró porque ni lo puedo expresar en imágenes ni en palabras... Pasemos a alguna tontería que ha pasado hoy.
Hoy he visitado el museo de Witchcraft and Sorcery in Iceland, donde cuentan tanto algunos conjuros con sus grimonios correspondientes, como la historia de la brujería y superstición en Islandia. El niño que llevo dentro lo ha disfrutado mucho, dando botes, tocando lo que no debía, haciendo gestos con las manos invocando cosas. El adulto también, desde un punto de vista cultural, pero también con amargura, cuánta gente ha creído (y todavía hoy) en supersticiones debido a una mezcla de desesperación, incapacidad de gestionar la vida e ignorancia. Y peor aún, cuánta gente a muerto y ardido por esas mismas tonterías...
Pero bueno, volvamos mejor con el niño. Los hechizos estaban "escenificados" bastante bien para mi gusto, y había uno en concreto que me ha hecho gracia y que nos puede venir muy bien! (Atento Canal):
Es un instrumento para obtener riquezas de forma sobrenatural que se llama Nábrók (la traducido es: Necropantalones.)
Múy fácil Àmígós! Tenemos que buscar a alguien (vivo) que nos dé su permiso para que una vez muerto nos deje cogerle su piel. Cuando esto pase vamos y quitamos la piel de cintura para abajo, como el que pela un tomate óyè. No puede tener agujeros ni rasguños Nos los ponemos y pasarán a ser nuestra propia piel. Luego nos buscamos una viuda a la que le robaremos una moneda en Navidad o en Pascua, y qué introduciremos en el escroto. Esto traerá dinero de otras personas, y, además, el escroto siempre tendrá una moneda cada vez que vayas a echar mano. Muy práctico óstià.
Pero cuidadorrr! No nos podemos morir con ellos puestos pues nuestro cuerpo quedará repletos de piojos tan pronto como muramos!! (LoL + WTF)
Por eso hay que encontrar un amigo que los quiera y meta su pierna en la pernera derecha mientras el hechicero todavía tiene la pierna izquierda en su sitio.
Y eso es todo amigos, si es que el que no es rico es porque no quiere Joe!
La dependienta que lleva el museo es una chica joven que lleva unas gafas muy extrañas y parece una bruja!. Pero estoy extremadamente torpe socialmente, y no sé hablar. Me entró hambre a mitad de exposición y tenía el cerebro seco. Qué mal, parece que me arrepiento de no haber sacado una historia ahí....a ver si desayuno como dios manda.
De ahí es cuando cojo la 643 y disfruto a lo bestia de los paisajes y carretera.
Llegó a Djupavik, donde hay una fábrica de arenque abandonada, y que ahora se usa como exposición moderna. En estas cosas hay de todo, la típica cosa que dices "esto lo hago yo" o "pero qué cachondeo es este" etc. Pero encuentro una que gusta especialmente: como un depósito de miles de litros, ahora vacio, sobre el que han dispuesto botellas con mensajes (en realidad eran solo papeles negros, ya les vale) dicho asi muy tonto todo, pero el sitio tenia algo, y te hacia sentir cosas, que supongo es de lo que se trata. Me he tirado ahí metido un buen rato no creas. Y también he robado una diminuta piedrecita de una de las botellas, como recompensa.
Sigo la carretera hasta casi el final, donde hay un baño famoso, porque está prácticamente pegado al mar, y el sitio tiene su reclamo. Hay un español que trabaja de guía en Islandia desde el 98, me dice que es el segundo guía español en empezar aquí. Se sabe todo los entremanejes del mundillo, y me cuenta muchas cosas, entre las que más me ha impactado es esta: las compañías que alquilan coches hacen negocio, no con el alquiler, sino con el seguro. Que tú vas y lo pillas por lo que pueda pasar, pero no valen de nada, porque cualquier cosa que pase la vas a pagar tú. No cubren grava, golpes, atropellos ovejas, nada de nada. Cuando te mandan al mecanico, pagas el 100% de lo que sea, el mecanico se lleva el 15% y el resto la agencia. Osea que pagas el seguro al alquilarlo, y luego la avería. Vaya vaya....
Y ya, que estoy cansado y mojado x)
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Km 270
Gastos
Gasolina 25€ aprox
Museo brujos 7€
Baño 5€
No pague camping ayer, que abren de 9-21 y yo llegue tarde y salí pronto así que....y a ver mañana que estoy otra vez en el mísmo camping.
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bookolica · 3 years
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Auge y caída de Círculo de Lectores
Echa un vistazo en tus estanterías de libros. Es bastante probable que tengas unos cuantos libros con el logo de Círculo de Lectores en su lomo, incluso si no fuiste socio. Círculo de Lectores formó parte de la vida lectora de los españoles durante décadas. Muchos fuimos socios en algún momento, tuvimos a familiares que lo fueron o nos regalaron en algún momento algún libro comprado en la plataforma.
El cierre de Círculo de Lectores fue un capítulo más de cómo los cambios de hábitos han impactado en cómo compramos libros y cómo nos relacionamos con ellos. Fue también un momento triste en el mundillo literario, porque con la desaparición de Círculo se iba una parte importante de la historia editorial de la España de la segunda mitad del siglo XX. Para muchos lectores, la historia de Círculo estaba vinculada de cierta manera a la entrada en la modernidad o a ciertos cambios sociales.
La larga trayectoria de Círculo de Lectores está muy vinculada a los grandes cambios en consumo de libros en la España que va de los años 60 a los años 90 del siglo XX. Es una historia que recuperar y preservar, por lo que dice de los españoles de entonces como lectores como del universo editorial de su época. Un libro acaba de asentar la primera piedra de ese trabajo: es Círculo de Lectores. Historia y transcendencia de un proyecto cultural, de Raquel Jimeno (Ampersand).
Aunque el libro puede resultar un poco denso para quienes nos acercamos buscando más el ensayo – crónica y no tanto el libro académico (está más cerca de este último género que del del ensayo de divulgación), el ensayo de Jimeno resulta interesante para descubrir cómo nació el club, cómo se hizo tan popular (llegó a superar holgadamente el millón de socios) y cómo se asentó en el mercado español.
Cuenta Jimeno que España no era un país de lectores, o al menos no era un país de lectores que acuden en masa a las librerías buscando sus libros de cabecera. Las librerías no eran sitios muy amigables. Aunque la Casa del Libro había arrancado en los años 20 el concepto de librería moderna (de esas en las que puedes vagar echando un vistazo a los libros), las librerías eran en general lugares en los que los libros se pedían en un mostrador. A eso hay que sumar, un cierto snobismo intelectual sobre qué se vendía en una librería.
Volviendo a lo que cuenta Jimeno en su libro, las librerías no eran sitios apetecibles para quien no sabía qué quería comprar. Es decir, entrar en una librería requería de cierta posición cultural. Eso no quiere decir que es público no cultureta no leyese. Lo hacía, pero con literatura de quiosco. Era fácil de comprar, barata y no había que pasar por el trago de entrar en una librería.
En los años 60, sin embargo, subió el consumo y también se asentó la idea de la cultura como un elemento aspiracional. El libro era uno de los elementos que se conectaban con la escalada a la clase media. Círculo de Lectores permitía acceder a esos libros. Lo hacía de una manera sencilla – era un club de lectores con un catálogo en el que era fácil comprar – pero también haciendo un trabajo de “curator” previo. Si no se sabía qué comprar, no pasaba nada. El club escogía con cada catálogo unos libros que enviaba a quien no había pedido nada diferente.
“Desde que se creó en 1962, [Círculo de Lectores] ha estado orientado a la masa. La idea básica que tenemos es ofrecer a un público no lector todo tipo de obras. Así conseguimos poner al alcance de todos una literatura amena y fácilmente asimilable”, explicaba en los 70 el director literario del club.  
Círculo de Lectores traía a España un modelo que ya existía en otros países y que era popular. Los usuarios se hacían miembros de un club y este se encargaba de darles acceso a la compra de libros – escogidos y presentados en un catálogo – a precios competitivos y con una cierta calidad de impresión. Su creación fue, en un primer momento, el trabajo de una joint venture entre una editorial española (Vergara) y una alemana (Bertelsmann). Las altas necesidades de inversión que el club tuvo en sus primeros años hizo que la editorial alemana se quedase sola.
Durante los 60 y los 70, el club intentó crecer y ser muy rentable (llegó hasta a vender muebles por catálogo), pero en los 80 (cuando además leer se puso de moda, como recoge Jimeno partiendo de un análisis de Vila-Sanjuán) definió qué eran y  cómo impactaban en la vida cultural. En definitiva, volvieron a centrarse en los libros.
Hans Meike se convirtió en el director editorial del club, mezclando literatura comercial y popular (los últimos best-sellers estaban en Círculo siempre) con la llamada ‘alta literatura’. Círculo lanzó obras completas, antologías y reediciones de libros clásicos y de la historia literaria no siempre tan conocidos. Sumando sus libros ilustrados, se perfila un catálogo completo y diverso. Su catálogo servía a todo tipo de lectores. Con esa línea editorial el club no solo logró asentar su presencia entre los consumidores, sino que además consiguió también una reputación de prestigio en el mundo cultural.
En los 90, Círculo vería un cambio en el mercado. Cambió de manos, vio aparecer el ebook (aunque, todo hay que decirlo, fueron pioneros en ver ese mercado) y acabaría como todos ya sabemos, cerrando sus puertas hace unos años.
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bronxriverartcenter · 3 years
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@holmessamantha's "Mundillo/Little World", created with the support of @nyc_dotart and the Bronx River Art Center, is currently on exhibit just outside the West Farms Square - East Tremont Avenue train station. Collaborating with Bronx-based lacemakers to inform the Puerto Rican patterns woven into the steel, and with the aid of @4thstatellc to bring it to life, Samantha Holmes' metal sculpture is a monument to women's work and the cultural dynamism of the Bronx. The numerous openings in the steel offers an ever-changing composition from whatever angle you view the piece: be it from the ground or from the subway stairs. BRAC has worked together previously with Holmes on a 2018 installation titled "The Cavalry" in nearby Starlight Park. (Photo credit: Liz Logon) #publicart #publicsculpture #metalsculpture #lacework #metalwork #artinthebronx #bronxarts #bronxartists #artistmom #artistmother #samanthaholmes #DOTArt #communitycommissions (at West Farms Square–Avenida East Tremont) https://www.instagram.com/p/CJHZXUkpsj_/?igshid=13am27jq97tz5
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