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#el crepúsculo de los filósofos
bocadosdefilosofia · 5 months
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«El denominador común al cual se pueden reducir todas las innumerables formas de la vida humana, es este: “la búsqueda de instrumentos para obrar'', en otras palabras, "la búsqueda del poder".
Por "acción" entiendo cualquier "cambio" en el que el hombre, entra como causa voluntaria en todo cambio, precedido de nuestras creencias y de nuestros deseos. Por acciones no entiendo solamente el "aumentar" y el "conquistar'' sino también: el “rechazar” y el "suprimir'', y no sólo, el cambiar sino también la reacción a los cambios, la cual constituye una clase particular de cambios.
Todo lo que el hombre ha producido, inventado, creado, se puede considerar como el conjunto de los instrumentos imaginables para aumentar su poder de conquistar las cosas y a sí mismo.»
Giovanni Papini: El crepúsculo de los filósofos. Editorial Tor, pág. 191. Buenos Aires, 1936.
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yummyjomi · 1 year
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Getsemaní apócrifo
Minutos antes de mi arresto me arrodillo en el olivar
para orar a mi Padre que se hace el sordo y me abandona,
el sudor que cae en los labios y en la boca me sabe a sangre,
en el cementerio de los olivos mi aliento huele a muerte.
En vez de estar aquí, sudando de angustia y de terror,
escuchando roncar a Simón Pedro y los hijos de Zebedeo
quisiera estremecerme entre los pechos de Magdalena,
pasar esta noche con ella y abandonar esta inútil misión.
Aparta de una buena vez este cáliz, este porrón de vino,
porque en contra de tu voluntad deseo a la pecadora,
muero de fiebre por dentro pues quiero besar sus caderas
y anhelo derrochar mi espíritu en cada parte de su cuerpo.
Lo importante es el amor, esa es la hostia que consagré,
la parábola que enseñé a las multitudes es la libertad,
Padre, no calles y permíteme renunciar a este drama
y acudir en la alcoba donde yace la mujer adúltera.
En los crepúsculos del desierto me resistí a la Lilith,
oprimí mi carne y mi corazón ante sus cabellos rojos
usted lo sabe Padre, en las noches frías en el yermo
rechacé la compañía y las tentaciones de esa dama fatal.
Me da igual si en la cena partí el pan de la aflicción,
siento hastío al jugar el papel de filósofo y predicador,
esta vez no Padre, yo deseo a la prostituta liberada
al filo de mis congojas, añoro su perfume y sus besos.
Padre, detesto esta mala hora en que llega Judas
a interrumpir esta confesión que te encoleriza y te fastidia,
por eso haces silencio y secuestras a mis ángeles,
quedo detenido y entro en el primer acto de la Pasión.
-Jomar, 6 de abril, 2023
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jgmail · 11 months
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JEAN HAUDRY Y EL ENIGMA INDOEUROPEO
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Constantin von Hoffmeister
Constantin von Hoffmeister escribe un conmovedor homenaje al difunto Jean Haudry, explorando el impacto perdurable del erudito en los estudios indoeuropeos y su influyente papel dentro de la Nueva Derecha francesa.
A medida que descendía la palidez del crepúsculo de ayer, un silencio se apoderó de Europa. Jean Haudry, un hombre de letras empapado en el estudio de las lenguas antiguas y sus culturas concomitantes, había completado su peregrinaje mortal y entrado en los festivos salones del Valhalla. Con su partida, nos encontramos ante el precipicio de la introspección, asomándonos al abismo resonante de un legado dejado atrás. Esta eminente figura, monumento a la fidelidad imperecedera, a la perspicacia erudita y a una curiosa fusión de minuciosidad investigadora y puntos de vista partidistas, invita a nuestra solemne meditación.
El viaje de Haudry comenzó el 28 de mayo de 1934 -un día ventoso iluminado por un sol inusualmente radiante- en la industriosa ciudad de Saint-Étienne, enclavada en el vibrante corazón de Francia. Los vientos del destino habían decretado que su camino serpentearía a través de los rigores académicos y las complejidades políticas, creando una historia vital tan estratificada y compleja como las antiguas civilizaciones a cuya comprensión dedicó su existencia.
Desde muy temprana edad, Haudry se sintió atraído por los recuerdos lejanos de las lenguas olvidadas. Se adentró en el estudio de las lenguas indoeuropeas, los restos fantasmales de civilizaciones antaño florecientes. El sánscrito, la joya lingüística sagrada de Oriente; el griego antiguo, el dialecto de renombrados filósofos; y el latín, la lengua dominante del poderoso Imperio Romano, todas encontraron un devoto estudioso en Haudry.
La inexorable marcha del tiempo le condujo a las estimadas aulas de la Universidad de Lyon III. Aquí tejió una narrativa de ilustración lingüística para aquellos que tuvieron la suerte de aprender bajo su guía. Sus escritos sobre las civilizaciones indoeuropeas -profundas exploraciones de la lengua, la mitología, la cultura y la religión- aportaron una gran riqueza de conocimientos a este campo. Sus distinguidas funciones como decano de la Facultad de Letras y director del Instituto de Estudios Indoeuropeos de la universidad reforzaron aún más su posición como fuerza intelectual a tener en cuenta.
En el ámbito de la discusión académica, Jean Haudry hizo una audaz afirmación, sugiriendo que las raíces de los indoeuropeos se encuentran en el escalofrío de una geografía circumpolar. De forma similar a la afirmación de Bal Gangadhar Tilak de una cuna ártica, Haudry elimina sistemáticamente las regiones mediterráneas del panteón de posibles orígenes de la cultura indoeuropea. Su línea argumental gira en torno a la llamativa omisión de la vegetación característica de la zona en el léxico indoeuropeo. Su teoría se extiende incluso hasta los confines del norte, abarcando tierras como Escandinavia y el norte de Rusia, utilizando la flagrante ausencia de hayas en el vocabulario indoeuropeo como piedra angular para reforzar su afirmación.
La tesis de Haudry, que se hace eco de los latidos rítmicos de su cosmogonía primordial, se destila principalmente a partir de un análisis comparativo de datos indios y griegos. Este enfoque resuena con la metodología de Tilak, que se atrevió a interpretar que los Vedas contenían mensajes codificados que señalaban al Ártico como el lugar de nacimiento de los antiguos arios. A pesar de sus enfoques únicos, ambos eruditos recorren un camino poco convencional, proponiendo las regiones polares como la génesis de este antiguo pueblo. Mientras bailan al son de la sinfonía de los orígenes indoeuropeos, sus melodías distintivas armonizan, añadiendo cada uno sus propias notas sonoras a la gran orquestación de nuestra comprensión de esta sociedad primordial.
Una faceta cautivadora de la vida de Haudry fue su asociación con la Nueva Derecha francesa. Este innovador movimiento político, reconocido por sus singulares interpretaciones de las ideologías conservadoras, encontró en Haudry un socio simpático e intelectual. Para muchos, esta alianza fue un testimonio del poder de la honestidad intelectual, una fusión de brillantez académica y pensamiento político innovador.
La Nueva Derecha francesa encontró una frecuencia resonante en el corazón de Jean Haudry. Su manifiesto, impregnado de la preservación de la heterogeneidad étnica, vibraba en armonía con las cuerdas de los sentimientos de Haudry. A él también le consumía una profunda preocupación por el rápido y despiadado borrado de las distintas identidades étnicas ante el monstruo devorador conocido como globalización. Los afanes académicos de Haudry, en particular sus incursiones en los estudios indoeuropeos, estaban intrínsecamente arraigados en un profundo anhelo por mantener intacto el tejido cultural del mundo. Los vibrantes hilos de la lengua y la tradición, laboriosamente tejidos por las civilizaciones del pasado, corrían el peligro de deshacerse y ser sustituidos por una monótona uniformidad.
El ethos de la Nueva Derecha, esa acérrima defensora de la protección de la multiplicidad cultural, encontró una alineación perfecta con las convicciones académicas de Haudry. En su construcción metapolítica, percibió un reflejo de su propio fervor académico: un deseo ardiente y compartido de proteger el rico patrimonio de la humanidad para que no fuera arrastrado por el maremoto de la homogeneización.
De hecho, Haudry no veía en la Nueva Derecha una antítesis sino una confluencia de ideales, una visión de la preservación de las innumerables joyas lingüísticas y culturales que adornan la corona de la historia de la humanidad. Para él, esta alineación política no era un compromiso sino una afirmación de su arraigada pasión por salvaguardar el colorido mosaico de la cultura humana. La Nueva Derecha le proporcionó una plataforma que reflejaba su misión académica, entrelazando así los ámbitos de la política y la erudición en una danza tan intrincada como profunda.
La conexión de Haudry con la estimada institución conocida como GRECE, acrónimo francés del Grupo de Investigación y Estudio de la Civilización Europea, añadió otra capa de profundidad a su compleja relación con la Nueva Derecha. El GRECE, un grupo de reflexión de considerable influencia, es un pilar integral de la Nueva Derecha, que proporciona sustancia intelectual y dirección a la ideología del movimiento. La asociación de Haudry con el GRECE no fue una mera nota a pie de página en su trayectoria académica, sino más bien un capítulo significativo, que ilustra su voluntad de comprometerse con estructuras políticas que compartían sus ideales de prolongar la gloria de Occidente. Su asociación con el GRECE amplificó sus actividades académicas dentro de un entorno políticamente potente, creando una interfaz única y dinámica entre el mundo académico y el ámbito de la ideología política. En muchos sentidos, esto reafirmó la sincronía de los afanes intelectuales de Haudry con los fundamentos ideológicos de la Nueva Derecha.
Aunque los detractores cuestionaban sus afiliaciones políticas, para muchos era evidente que la asociación de Haudry con la Nueva Derecha formaba parte integral de su identidad multidimensional. Era un testimonio de su afán por proteger los susurros del pasado de ser ahogados por la cacofonía de la homogeneidad moderna. Era un reflejo de su creencia de que el mundo académico y la gobernanza podían y debían cruzarse, dando lugar a un discurso más rico y matizado que las cámaras de eco en las que se han transformado nuestros institutos contemporáneos de enseñanza superior.
En el gran recuento de la existencia, la historia de la vida de Haudry se erige como un monumento perdurable al poder de la tenacidad intelectual y la dedicación inquebrantable. Como un barco inconmovible contra la tempestad aullante de la crítica, se mantuvo firme en sus convicciones, y su alianza con la Nueva Derecha le sirvió de robusta ancla en medio de los turbulentos mares de la opinión pública. Esta asociación, aunque objeto de polémicas para algunos, estaba lejos de ser un emblema de controversia para Haudry. Al contrario, le sirvió de faro, iluminando su valor para aventurarse en los territorios inexplorados del conocimiento, guiado por la brújula de sus convicciones.
Su afiliación a la Nueva Derecha no señalaba simplemente una inclinación política, sino que revelaba una postura filosófica más amplia: un compromiso con el mantenimiento de los cimientos de la civilización occidental, como había hecho con su meticuloso estudio de las comunidades arcaicas. Era indicativo de su disposición a navegar por el laberinto poco convencional de las ideas en su incesante búsqueda de la sabiduría.
Por lo tanto, al llegar a la escena final de este relato biográfico, debemos subrayar que la vida de Haudry no emana el clamor vacío de la disputa. Por el contrario, vibra con la armoniosa melodía de la fe perdurable y la dedicación incesante. La existencia de este hombre, grabada por el valor intelectual, despliega la saga de alguien que se aventuró en los reinos intocados tanto de la investigación académica como de la turbulenta arena del parlamento público.
Fuente
Traducción por Enric Ravello Barber
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jhobi · 1 year
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10 linhas dos versos de j-hope que provam que ele é um contador de histórias de coração.
Com 11 anos de experiência em escrever, compor e produzir música, e 135 créditos de direitos autorais em seu nome, j-hope evoluiu além de ser o líder de performance e pilar musical do BTS. Embora “Capitão Jung” seja frequentemente reconhecido por suas habilidades de dança insanamente impecáveis, seu lirismo prodigioso não passou despercebido por especialistas em música, incluindo a letrista coreana multi-premiada Kim Eana, o estimado crítico musical coreano Kim Youngdae, os GRAMMYs, NME, Consequence, RollingStone e muito mais.
Aqui estão dez linhas das letras de j-hope que destacam seu caso de amor de longa data com a literatura e refletem suas profundas reflexões sobre as provações, tribulações e triunfos da humanidade.
#1 — “The Giving Tree” by Shel Silverstein
Aparece em “Safety Zone” do álbum de j-hope, “Jack In The Box”.
“Eu também quero ir, mas onde está essa mentalidade?
Esse lugar também existe na minha mente?
Eu também devo ter tido alguém que era minha árvore de doação,
Mas onde está o toco para eu sentar e olhar para trás por um momento?”
Em 'Safety Zone' j-hope pergunta: Em meio a todo o caos que envolve cada um de nós, há algum lugar onde possamos encontrar conforto e refúgio quando nos sentimos exaustos ou solitários? Existe realmente algo como uma "zona segura" para alguém?
Para ilustrar o consolo que ele anseia, j-hope menciona em suas letras a “Giving Tree” — uma macieira fictícia que deu incondicionalmente ao menino que passou sua infância sob sua sombra e o amava desinteressadamente até o crepúsculo de sua vida.
#2 — “The Curious Case of Benjamin Button” by F. Scott Fitzgerald
Aparece em “Pandora’s Box” do álbum de j-hope, “Jack In The Box”
“Precisamos de esperança
Se há muito ou não o suficiente,
Nós somos Benjamin Button, sem medo de andar para trás
Eu estou na vanguarda, e se as pessoas pudessem sentir isso nem um pouco,
Eu gostaria que eles soubessem que há um pequeno herói escondido dentro de cada um deles”
Na música, j-hope compara o BTS ao personagem fictício, Benjamin Button, que nasce com a aparência física de um homem idoso, mas inexplicavelmente parece mais jovem com o passar dos anos. Da mesma forma, os membros do BTS, depois de experimentar um tremendo e recorde de sucesso global como uma equipe, agora retribuem seus passos para encontrar crescimento e realização como artistas individuais.
#3 — “The Frog at the Bottom of the Well” by Zhuang Zi (Chinese fable)
Aparece em “Pandora’s Box” do álbum de j-hope, “Jack In The Box”
“Um sapo em um poço que é esta caixa
Salte para o grande mundo
Mesmo que eu enfrente um desastre, quero enfrentá-lo
Jack na caixa
Olhe para o meu título
Com a caixa já aberta, agora posso acreditar em
Meu nome”
Zhuang Zi, um influente filósofo chinês, escreveu: “Um sapo em um poço não pode discutir o oceano, porque ele é limitado pelo tamanho de seu poço. Um inseto de verão não pode discutir gelo, porque conhece apenas sua própria estação.”
Comparando-se a “um sapo em um poço” que salta para o mundo, j-hope declara sua prontidão para enfrentar os desafios que ele pode enfrentar como solista. Em vez de ser complacente e aproveitar o sucesso do BTS, ele corajosamente saiu de seu 'bem' para explorar e crescer como artista solo, apesar dos obstáculos e riscos que podem ficar em seu caminho.
#4 — “The Are No Bad People In The World” by Won Jae-Hoon
Aparece em “STOP” do álbum de j-hope, “Jack In The Box”
“Como seria possível que todos fossem parecidos e todos fossem iguais?
A essência de uma só não pode mudar, eu percebo, seja eu mesmo
É o único grão de fé que me governa
Não há pessoas más no mundo”
Inspirado no trabalho do poeta e romancista coreano Won Jae-Hoon, j-hope desafia a si mesmo e seus ouvintes a fazer mudanças positivas no mundo, primeiro agitando mudanças dentro de nós mesmos. Quando surgem argumentos, j-hope sugere que vejamos a situação através da perspectiva da outra pessoa para que possamos ter empatia e talvez até compreendê-la.
#5 — “Sister Sun and Brother Moon” (Korean folklore)
Aparece em “Dis-ease” do álbum do BTS, “BE”
“Mesmo que eu tente gritar “Não faça isso”, está se estrangulando sobre as realizações
Errday do ma thang, droga, se eu falhar
Ele continua rosnando, eu todo na corda podre
Parece inseguro, isso é uma doença”
Em “Dis-ease”, j-hope usou a expressão “ corda podre”, que é uma analogia para uma decisão ruim. Esta frase foi realmente inspirada em um conto popular coreano sobre duas crianças órfãs que estão sendo perseguidas por um tigre. No momento de sua maior necessidade, os deuses têm pena deles e os levantam até os céus com uma corda. O tigre chama os deuses pedindo que lhe dê uma corda também. Seu desejo foi concedido, mas a corda que lhe foi dada estava podre e enquanto ele estava subindo dela — a corda quebrou e o tigre caiu até a morte.
#6 — “The Gray Rhino: How to Recognize and Act on the Obvious Dangers We Ignore” by Michele Wucker
Aparece em “Blue & Grey” do álbum do BTS, “BE”
“Se eu ficasse entorpecido com isso, seria que eu entrasse em colapso
Mas parece pesado, esse pedaço de metal
Um rinoceronte cinza que vem em minha direção
Ausente, eu fico com os olhos vazios”
“Blue & Grey” é uma faixa do BTS que lida com os temas de fadiga e burnout. No verso de j-hope, ele escreveu sobre assistir a um “rinoceronte cinza” cobrando em sua direção, mas ele simplesmente olha em branco e congela em seu lugar. É um simbolismo para se sentir consciente da depressão, mas se recusar a ver a realidade da situação.
O autor, palestrante e especialista em políticas Michele Wucker, que criou o paradigma do “rinoceronte cinza”, explica que o conceito é uma metáfora para “uma ameaça altamente provável, de alto impacto, mas negligenciada”.
#7 — “Gulliver’s Travels” by Jonathan Swift
Aparece em “Spine Breaker” do álbum do BTS, “Skool Luv Affair”
“Você também usa roupas sujas, eu também uso roupas sujas
Qualquer um teria experimentado isso
Você os usa e sai na rua, seus ombros ficam quadrados
Todo mundo parece menor do que eu, como Gulliver”
O criador de conteúdo David Kim explica: “Normalmente, o trabalho duro e físico é feito dobrando as costas. Assim, se você trabalhar demais, sua coluna ficará permanentemente dobrada. Então, o BTS está chamando as crianças que imploram aos pais que lhes comprem roupas caras que quebram a coluna.”
Na história de Gulliver, o protagonista sobrevive a um naufrágio, mas se encontra cativo de Lilliput, um reino habitado por uma raça de pessoas minúsculas, mas mesquinhas, presunçosas e vários.
Ao equiparar os quebra-es da coluna aos lilliputianos, j-hope se refere a si mesmo como “Gulliver”, que está cercado por pessoas que são excessivamente orgulhosas, mas cuja existência é realmente insignificante e inconsequente.
#8 — “Twenty Thousand Leagues Under The Sea” by Jules Verne
Aparece em “Hope World” da mixtape de j-hope, “Hope World”
“Este é o estilo, este é o meu
Caras que são praticamente iguais, é hora de estar em um corpo e alma
Vamos fazer isso juntos, aqui estamos em um submarino
Todo mundo é um Arronax, eu sou o Capitão Nemo
Siga”
No romance, o biólogo marinho Professor Aronnax vai em uma expedição em busca de um suposto "monstro marinho" que acabou sendo um submarino futurista chamado "Nautilus". No interior, ele conhece o enigmático Capitão Nemo, que o leva em uma jornada fascinante e fantástica sob o mar.
Ao se referir a si mesmo como “Capitão Nemo” e chamar seus ouvintes de “Arronax”, j-hope nos convida a explorar o universo multicamadas e multifacetado que ele criou com sua música.
#9 and #10 — “Harry Potter” by J. K. Rowling and “Alice’s Adventures in Wonderland” by Lewis Carroll
Aparece em “Daydream” da mixtape de j-hope, “Hope World”
“Como o buraco em que Alice caiu,
Como o caminho que leva a Hogwarts,
Será um mundo de miragens
E será o meu próprio mundo
Será exatamente como o que eu imaginei
Mas, não vai durar para sempre”
Essas duas histórias exigem muito pouca explicação, já que tanto o País das Maravilhas quanto Hogwarts são metáforas amplamente utilizadas para fantasias e sonhos. O que vale a pena notar é a ideia de que os protagonistas de ambas as histórias, depois de seguir suas aventuras maravilhosas, inacreditáveis e um tanto desequilibradas, precisam voltar à realidade.
Alice teve que acordar de seu sonho. Harry teve que voltar para a casa de sua tia Petúnia.
E j-hope, por sua vez, precisa colocar seu sonho acordado em espera para continuar com sua vida diária.
É incrível como j-hope ainda encontra tempo para ler, apesar de sua agenda agitada. E ainda mais impressionante é o fato de que ele usa lições da literatura não apenas para melhorar a si mesmo, mas para criar música que adiciona luz à vida de outras pessoas.
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lasvocesdelosotros · 1 year
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julio 2022
01
la palabra aletheia, “verdad”, que naturalmente ocupa un lugar central en el pensamiento de los filósofos griegos. El primero elemento de la palabra, a­, es sin lugar a dudas un prefijo de negación (alpha privativum). El elemento anexo ­leth designa algo escondido, oculto, “latente” (esta palabra latina está emparentada con ­lenth­), de forma que la verdad, por su significado literal, aparece —con Heidegger— como lo no escondido, no oculto, no “latente”. Pero como el elemento de significado ­leth­ aparece también en el nombre de Lethe, el mítico río del olvido, por la formación de la palabra aletheia se puede entender que la verdad es también lo “no olvidado” o lo “que no hay que olvidar”. De hecho el pensamiento filosófico de Europa, siguiendo a los griegos, buscó la verdad durante muchos siglos en el lado del no­ olvido, es decir, de la memoria y el recuerdo, y sólo en la Edad Moderna hizo el intento, más o menos titubeante, de otorgar también cierta verdad al olvido
Harald Weinreich
 02
El olvido, oculto o yacente en las profundidades, es pues, por su naturaleza, oscuro; es el “tenebroso olvido” (Schiller), “el sombrío olvido” (Víctor Hugo). Incluso en campo abierto y a la luz del día, el olvido está oscurecido por nubes (Píndaro) o por la niebla (Jorge Semprún). Esto no tiene forzosamente que tener connotaciones negativas; también el suave crepúsculo fomenta el olvido cuando se anhela a éste, como sucede en unos versos inolvidables del “Nocturno” del poeta alemán Matthias Claudius:
Harald Weinreich
 03
El mundo está tranquilo
Y envuelto en el crepúsculo
Tan familiar y amable,
Como cuarto silencioso
Donde el día penoso
Al sueño y olvido marche.
 “Sueño” y “olvido” son en este poema casi sinónimos. De acuerdo con esto, también Paul Valéry escribió una vez: “Dormir es olvidar” (S'endormir c'est oublier). Por eso, no poder olvidar es comparable al insomnio; Nietzsche sufría de ambos. De ahí que traer a la memoria algo olvidado (en francés rappeler, “recordar”) equivale casi a la llamada al despertar.
Harald Weinreich 
 04
Entre los griegos, Lete es una deidad femenina, que forma pareja con su opuesta Mnemosine, la diosa de la memoria y madre de las musas. Según la genealogía y la teogonía, Lete procede de la estirpe de la Noche (en griego: Nix, en latín: Nox), pero yo no puedo por lo menos mencionar también el nombre de su madre. Es Éride, la Discordia (en griego Eris)... la oveja negra de esa familia. Sin embargo, la genealogía representa un escaso papel en la recepción de este mito, porque Leteo es ante todo el nombre de un río del infierno que otorga el olvido a las almas de los muertos. En esa imagen y ese mundo de imágenes, el olvido se sumerge por completo en el elemento líquido agua. Hay un sentido profundo en el simbolismo de esas aguas mágicas. En su suave fluir se disuelven los duros contornos del recuerdo de la realidad, y son de esa manera liquidados.
Harald Weinreich
 05
la mnemotecnia antigua y medieval se puede decir — esto es visible ya como centro de gravedad de la anécdota de Simónides— que en principio la memoria está espacializada. Es pues en sustancia un “arte espacial” (topografía). El artista de la memoria que sigue el ejemplo de Simónides sitúa, como primer elemento para sus fines —en el caso de la retórica, siempre el discurso en público—, una constelación fija de “lugares” (en griego: topos, en latín: loci) que le son bien conocidos, por ejemplo, su casa o el foro. En esos lugares deposita en ordenada sucesión los distintos contenidos de la memoria tras haberlos transformado en “imágenes” ( en griego: phantasmata, en latín: imagines), si es que no lo son por naturaleza. Éste es el logro de su “imaginación” (en griego: phantasia, en latín: imaginatio). En su discurso, el artista de la memoria sólo tiene que recorrer mentalmente (en latín: permeare, pervagari, percurrere) la sucesión de lugares y evocar por orden las imágenes. Este arte se desarrolla siempre, por tanto, en un paisaje de la memoria, y en ese paisaje todo lo que ha de ser recordado de manera fiable tiene asignado un lugar. Sólo el olvido carece de lugar
Harald Weinreich
   06
un día Simónides fue a ver a Temístocles y le ofreció enseñarle la mnemotecnia, de forma que con su ayuda “pudiera acordarse de todo” (tu omnia meminisset). Temístocles respondió que no necesitaba mnemotecnia alguna. Mejor que a recordar todo lo posible, prefería que le enseñara a olvidar lo que quería olvidar (gratius sibi illum esse factorum, si se oblivisci quae vellet, quam si meminisse docuisset). Según otra versión de la misma anécdota, Temístocles respondió escuetamente que no estaba interesado en un arte de la memoria sino en un arte del olvido (ars oblivionis).
Harald Weinreich
 07
La muerte es el más poderoso agente del olvido. Pero no es omnipotente. Porque, desde siempre, contra el olvido en la muerte los hombres han levantado las murallas del recuerdo, de tal modo que las huellas que permiten seguir la memoria de los muertos pasan por ser, entre prehistoriadores y arque logos, los signos más seguros de la existencia de una cultura humana. Los rituales de culto a los muertos, con sus intercesiones, sacrificios y prendas funerarias, sirven sin duda en muchos casos, ante todo, para asegurar al fallecido un cierto bienestar en el más allá. Pero los monolitos funerarios siempre actúan también como “monumento”, advirtiendo a los vivos que no deben olvidar a sus muertos... o que deben olvidarlos progresivamente, porque “la vida sigue”
Harald Weinreich
 08
la palabra aletheia, “verdad”, que
naturalmente ocupa un lugar central en el pensamiento de los filósofos griegos. El primero elemento de
la palabra, a­, es sin lugar a dudas un prefijo de negación (alpha privativum). El elemento anexo ­lethdesigna algo escondido, oculto, “latente” (esta palabra latina está emparentada con ­lenth­), de forma
que la verdad, por su significado literal, aparece —con Heidegger— como lo no escondido, no oculto,
no “latente”. Pero como el elemento de significado  ­leth­  aparece también en el  [p. 20]  nombre de
Lethe, el mítico río del olvido, por la formación de la palabra aletheia se puede entender que la verdad
es también lo “no olvidado” o lo “que no hay que olvidar”. De hecho el pensamiento filosófico de
Europa, siguiendo a los griegos, buscó la verdad durante muchos siglos en el lado del no­olvido, es
decir, de la memoria y el recuerdo, y sólo en la Edad Moderna hizo el intento, más o menos titubeante,
de otorgar también cierta verdad al olvido
Harald Weinreich
 09
El  olvido, oculto o yacente  en las  profundidades, es  pues, por su naturaleza, oscuro;  es  el
“tenebroso olvido” (Schiller), “el sombrío olvido” (Víctor Hugo). Incluso en campo abierto y a la luz
del día, el olvido está oscurecido por nubes (Píndaro) o por la niebla (Jorge Semprún). Esto no tiene
forzosamente que tener connotaciones negativas; también el suave crepúsculo fomenta el olvido cuando
se anhela a éste
Harald Weinreich
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como sucede en unos versos inolvidables del “Nocturno” del poeta alemán Matthias
Claudius:
El mundo está tranquilo
Y envuelto en el crepúsculo
Tan familiar y amable,
Como cuarto silencioso
Donde el día penoso
Al sueño y olvido marche.
“Sueño” y “olvido” son en este poema casi sinónimos. De acuerdo con esto, también Paul Valéry
escribió   una   vez:   “Dormir   es   olvidar”  (S'endormir   c'est   oublier).  Por   eso,   no   poder   olvidar   es
comparable al insomnio; Nietzsche sufría de ambos. De ahí que traer a la memoria algo olvidado (en
francés rappeler, “recordar”) equivale casi a la llamada al despertar.
Harald Weinreich
  11
Leteo es ante todo el nombre de un río del infierno que otorga el olvido a las almas de los muertos. En esa imagen y ese mundo de imágenes, el olvido se sumerge por completo en el elemento líquido agua. Hay un sentido profundo en el simbolismo de esas aguas mágicas. En su suave fluir se disuelven los duros contornos del recuerdo de la realidad, y son de esa manera liquidados.
Harald Weinreich
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Entre las notas a cuyo uso se había acostumbrado, Kant en apoyo de su memoria se encontró un papel en el que decía, de puño y letra de Kant: “El nombre de Lampe ha de ser totalmente olvidado”. De este hallazgo entre los papeles de Kant se asombra en extremo el albacea Wasianski, que percibe en la nota “un peculiar signo de la debilidad de Kant”... lo que por el contexto hay que entender como “senilidad”. Porque la anotación, añade Wasianski para explicar su apreciación, sirve, como es sabido, para que algo se conserve de manera fiable en la memoria, y no precisamente para olvidarlo. Forzar a la memoria a fomentar el olvido le parece al discípulo de Kant una contradictio in adiecto, que no se puede esperar de un profesor de lógica
Harald Weinreich
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¿Qué logra pues o qué yerra la escritura al servicio del olvido, ancilla oblivionis?
Harald Weinreich
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Ese debilitamiento se manifestó sobre todo en una disminución, primero incipiente y después en rápido progreso, de su memoria, que quizá, si los síntomas pueden ser aún hoy interpretados correctamente, pueda diagnosticarse avant la lettre como enfermedad de Alzheimer. Esa espléndida, inmensa memoria, que tantos motivos de elogio había dado en su vida anterior, se disolvía en la nada, y con ella el genio del “mayor  filósofo de su tiempo” (Jachmann). Una imagen lamentable se ofrecía a los amigos, y Jachmann —profundamente conmovido por el hecho de que el amado maestro ya no le reconociera un día—
Harald Weinreich
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¿No será quizá la nota de Lampe no recordatorio de un imperativo pragmático, sino expresión de la resignada entrega a la fatalidad del olvido, que cae sobre él implacable, y en cuya noche ahora ha de sumergirse?
Harald Weinreich
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El guardián alimenta, con buenas palabras y una modesta cena, el deseo de vivir que está brotando, y cuando las dos mujeres han probado las comidas, también el amor comienza a brotar. No pasa mucho tiempo antes de que la vida de la hermosa viuda prosiga felizmente con su segundo marido, el guardián. Así, por una vez en la
literatura (con mucha más frecuencia en la vida), la comida y el olvido son aliados, y la vida, en alianza con ambos, ha vencido.
Harald Weinreich
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El caso se plantea porque el pequeño Sansón cuida temeroso de que nadie mueva en su habitación ni el menor  objeto. Porque,  dice  el  narrador, “sus muebles  y  demás  efectos le  servían  de  ayuda, conforme a los preceptos de la mnemotecnia, para fijar en su memoria toda clase de datos históricos o frases filosóficas”. ¿Puede esto salir bien? No, si hay una criada que quiere limpiar. En ausencia del estudioso Sansón, saca resuelta un viejo baúl de la habitación y vacía además los cajones de su cómoda. Se produce la catástrofe para la memoria. Porque cuando el pequeño Sansón vuelve a casa, no halla nada en su sitio en el familiar paisaje de su memoria. Todo está confundido y olvidado: los datos de la historia asiria  no menos  que las  pruebas  de la inmortalidad  del alma, trabajosamente  recogidas  y localizadas en buen orden en los cajones de la cómoda
Harald Weinreich
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El doctor Luria acuña para estas estrategias, de forma paralela al bien conocido concepto de la “mnemotecnia”, el neologismo “letotecnia”,   dando   al   río   del   olvido,   Leteo,   la   patente   lexicológica.   La   estrategia   más importante, y a todas luces más exitosa, de este arte del olvido consiste paradójicamente, según el doctor Luria, en que Seresevski lleve al papel lo que quiere olvidar. A veces este truco es ya suficiente para borrar el correspondiente contenido de la memoria, y si no, el artista de la memoria convertido en artista del olvido rompe la nota escrita y tira los trozos de papel, o los quema. Esto parece en todo caso ser de utilidad. Es interesante que la escritura, a la que normalmente concedemos tan elevado papel para la memoria cultural e individual, se ponga aquí, dando un peculiar rodeo, al servicio del olvido.
Pero en nuestras consideraciones precedentes ya hemos que Platón entendía la escritura, incluso aunque no fuera destruida, como enemiga de la memoria natural.
Harald Weinreich
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Son miles y miles comprándose y vendiéndose, cruzándose, relacionándose con la relación más habitual de los dos o tres mil últimos años —yo te doy algo, vos me das algo—, como en tantos lugares del planeta ahorita mismo. Solo que aquí lo que se vende se ha producido cerca y lo venden, en general, los que lo hicieron y, además, las vendedoras se visten diferente. El mercado de Chichicastenango es un refugio, un resto: de los mercados de antes de la unificación del made in China; de una cultura que el mundo se va tragando poco a poco.
Caparrós
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El sistema es así: en el mercado existe —subsiste— un núcleo duro de mujeres que venden, como siempre vendieron, sus flores y pollos y frutas y verduras y tejidos, sus hechuras, y se visten como siempre se vistieron y hablan como siempre hablaron. Entonces hay personas de otros sitios que, atraídas por ese fenómeno en vías de desaparición, vienen para verlo. Entonces hay personas que, atraídas por la presencia y el dinero de esas personas de otros sitios, vienen para venderles otras cosas, sobre todo esos productos que, hechos cada vez más en serie, se venden porque se ven hechos a mano —y solemos llamar artesanías.
La artesanía y el turismo: quedarse con algo que te recuerde que estuviste en otra parte, que no siempre fuiste este en este escritorio, en este banco.
Caparrós
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En el mercado de Chichicastenango pululan esas personas de otros sitios, los turistas. Ellos sí que saben: vienen porque les dicen cómo son las cosas. Lo leí en una de sus guías: «Si quiere conocer el verdadero espíritu de América Latina vaya al mercado de Chichicastenango». En esos días yo buscaba, por supuesto, el espíritu de América Latina, y decidí venir a verlo. La idea de un espíritu de jueves y domingo era inquietante, pero estaba dispuesto a soportarla. Más me inquietó, en realidad, que fuera este: un mercado marcadamente indígena en el país con mayor proporción de indígenas de América, con mayor proporción de campesinos de América, con mayor proporción de desnutrición y mortalidad infantil de la América hispana, con la violencia desatada. La decisión tan clara de pensar América Latina como el cliché de siempre.
Caparrós
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Esto, claro, debe ser lo latinoamericano: tenemos un espíritu.
(Así se percibe: como un espacio silvestre peligroso o, en el mejor de los casos, uno donde deberían preservarse ciertas cosas que el resto del mundo occidental está perdiendo. Un espacio donde lo importante es conservar.)
Y me inquieta, siempre, en general, esa tendencia a suponer que lo auténtico es lo que hacíamos «antes» —antes de algún cambio, antes de alguna mezcla— y que lo que hacemos ahora es impuro y bastardo y que se debe buscar lo que quede de aquello allí donde se encuentre. Sobre todo, claro, en esas sociedades más o menos «primitivas».
Si alguien quiere saber cómo es «Europa» no piensa en ir a ver pastores de renos en Laponia o chicas traficadas en Moldavia o desocupados napolitanos en sus bloques de viviendas sociales pero a muchos se les ocurre venir a Chichi o ir al Cuzco para saber de «América Latina». El reparto de roles en la película global está bastante claro: los que van a París van a la torre Eiffel, gran momento de la máquina moderna, y en Nueva York se amontonan ante las pantallas de Times Square, técnica de punta, o en los malls de brillitos; los que vienen aquí buscan restos del pasado folkie. Y no es solo el turismo; en general, para muchos millones, a lo lejos, aquí lo auténtico es lo que ya no es; en otros sitios no cargan ese lastre.
Caparrós
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Deberíamos serlo y no termina de sucedernos: somos nuestro fracaso de nosotros.
Caparrós
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Pensamos que somos un fracaso permanente porque no somos lo que deberíamos, en lugar de pensar que esto es lo que somos.
Caparrós
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Inventar patrias es, antes que nada, establecer diferencias entre tierras que eran una y la misma. Convencernos de que un argentino correntino que habla en guaraní es algo radicalmente distinto de un paraguayo que habla en guaraní y vive del otro lado del río, y debía incluso ir a la guerra contra él, cuando había guerras, o recordarlas y cantarlas cuando no. Y que un peruano que habla quechua en una orilla del lago Titicaca es enemigo de un boliviano que habla quechua en la otra. Y que un colombiano que habla el mejor castellano en Cúcuta debe pelearse y rechazar a un venezolano que habla tan parecido cruzando el puente en San Antonio —y así de seguido en todo el continente. Las naciones: el gran mito moderno. Sus fronteras.
(Hubo tiempos, tantos, en que no existían las fronteras porque no existían los países. Los límites se borroneaban, los espacios se confundían, los territorios se mezclaban. La frontera es otra de esas cosas que nos vendieron como eternas, naturales: como si no pudiera haber un mundo sin fronteras. Es falso: así fue la mayor parte de la Tierra durante la mayor parte de la historia.
Caparrós
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(Pensemos la metáfora del coro: un coro es un conjunto de distintas voces que terminan por formar una voz.) O sea, la pregunta: qué es Latinoamérica, qué es ser latinoamericano. Parece una pregunta tonta, pero yo aprendí a respetar antes que nada las preguntas tontas. Creo que cuando uno llega a la pregunta tonta es que está empezando a abordar realmente la cuestión, está acercándose a algún núcleo. Y entonces esa pregunta, aparentemente tonta, resulta central. Todo consiste, entonces, en saber qué sería ser latinoamericano, o sea: qué, más allá de las patrias —esas diferencias tan laboriosamente construidas—, nos asemeja, nos une, nos reúne. Dicho sin vueltas: qué carajo tenemos en común.
Caparrós
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En América Latina durante tres siglos no hubo patrias, porque un par de patrias lejanas la ocuparon. Y antes que eso no existía América. Mal o bien que nos pese, América como concepto es un invento de esa invasión: la invención de América.
Caparrós
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De las venas abiertas de América Latina caía almíbar: ese almíbar amargo que te endulza la desgracia con el relato de injusticias que siempre fueron culpa de otros, ese almíbar amargo de sentirse víctimas.
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Está claro que somos otros. Es obvio: nunca nadie es como lo ven, nunca nadie es como era. Pero hay grados, y es muy notorio que Ñamérica y sus habitantes hemos cambiado mucho en las últimas décadas, y ya no somos los que éramos: lo que muchos, distraídos, suponen que seguimos siendo. Somos otros.
Caparrós
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De ahí una de sus paradojas más notorias: los ñamericanos viven en las ciudades pero, en general, buena parte de las riquezas de las que viven —animales, vegetales, minerales— vienen de tierra adentro, de la naturaleza. Ñamérica vive de ella, y hay quienes pueden, por eso, pensar en nuestras ciudades como parásitos de esos dones naturales; la realidad, como siempre, es más compleja. Pero sigue siendo cierto que vivimos de lo que crece o creció en la tierra, arriba, abajo.
Caparrós
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criticopensarte · 3 years
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A LOS FANBOYS DE FOUCAULT Invitación a la desacralización del ídolo
[Píldora reflexiva]
Es un autoengaño por parte de los filósofos y los moralistas salir de la décadence con el sencillo expediente de hacerle la guerra. Salir de ella excede a sus fuerzas.
Nietzsche, F. El crepúsculo de los ídolos (1889).
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Compañeros y colegas, con relación a la controversial acusación de pedofilia, a Michael Foucault (no es la primera vez); les afirmo que, más allá de los moralismos o criterios de valor sobre la vida y obra del autor de Historia de la sexualidad y Vigilar y castigar; lo que nos invita este "escándalo", es a la sana y debida desacralización de los íconos, y su imperante necesidad de ellos; pues, con ello, se le da una nueva lectura a su pensamiento y a las repercusiones que se susciten, bajo un renovador matiz deconstructivo, riguroso y liberador. Más, cuando por ciertos sectores "fundamentalistas", han tomado el sistema post estructuralista de Foucault, como mandamiento bíblico, a la medida de una manufacturada agenda política, en pro del desarrollo de su propio proyecto socio cultural. Como siempre, se ha cambiado la cabeza del poder, más no la estructura inherente que la ampara. Una tragicómica ironía.
Por lo anterior, no es la Obra del autor, la directamente afectada, sino el discurso posmoderno que se ha basado en ella. Los defensores del francés, mencionan que se debe separar la Obra del autor; pero, lo curioso, es que quienes defienden ese discurso; no lo hacen cuando son ellos los que cancelan a otros. En fin, la doble moral de siempre, en los adoctrinados de cualquier índole y época.
En consecuencia, no es extraño o contradictorio, que un personaje como Guy Sorman, después de tantos años, haga ciertas afirmaciones sobre el pudor de Michel Foucault:
El filósofo francés relató en una entrevista que, en 1969, mientras visitaba al autor de Vigilar y castigar en Túnez, vio cómo este le pagaba a menores de edad para tener relaciones sexuales con ellos. Pese a eso, llamó a no "cancelar" su obra, sino que "mirarla de una manera diferente"[1].
Sobre la imagen sacralizada de este autor, en el contexto de tantos académicos y fundamentalistas que lo defienden, puedo decir que, en el caso de ciertas patologías y/o trastornos; suele ser que, dentro del perfil criminal, los psicópatas pueden emular un gran carisma, camaleonismo y pueden destacar en el campo que desempeñan. De igual forma, muchos han sido víctimas de una infancia difícil y/o tienen problemas congénitos, por lo que suelen reprimir por mucho tiempo, sus conductas perversas.
Como consecuencia, se comprende que no es nada extraño que, con Foucault, efebófilos como Jean Paul Sartre y su pareja sentimental Simone Beauvoir, fueran pro pedófilos. Evidencia que podemos encontrar, en la famosa Ley Del Pudor[2]
En fin, el libre pensamiento y el pensamiento en general, requiere de cierto rigor escéptico, investigativo y, ante todo, iconoclasta. La praxis de la Filosofía y la Ciencia, no merece menos. ¡Suerte con Foucault!
__________________
[1] Retamal, P. (29 de marzo de 2021). Guy Sorman acusa a Michel Foucault de abusar sexualmente de menores en África. LT. La Tercera. Recuperado el 03 de abril de 2021 de https://www.latercera.com/culto/2021/03/29/guy-sorman-acusa-a-michel-foucault-de-abusar-sexualmente-de-menores-en-africa/?fbclid=IwAR0Opj6kw1rvKPr8qVaLijJjt4XAgLkh9bdgOyKZeD6_5ULxx1y9QDaZg2w
[2] Historia de la polémica petición que firmó Foucault en defensa de tres hombres que tuvieron sexo con menores de edad. (1 de abril de 2021). Infobae. Recuperado el 03 de abril de 2021 de https://www.infobae.com/cultura/2021/04/01/historia-de-la-polemica-peticion-que-firmo-foucault-en-defensa-de-tres-hombres-que-tuvieron-sexo-con-menores-de-edad/?utm_medium=Echobox&utm_source=Facebook&fbclid=IwAR2hsmcVn_6p887CZBVZqIMNDHBqTN1BvqL6DvPW1twVJyU69E6wi_gv2b8#Echobox=1617305805
También adjunto_ https://es.wikipedia.org/wiki/Petici%C3%B3n_francesa_contra_las_leyes_de_edad_de_consentimiento?fbclid=IwAR0U1F32S93gaixT-_fTw_Nv7f2ttQHbICZj76NkKPZK4_R9bFA7DzGtxdk
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peterlimanarua · 4 years
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O mendigo que falava inglês
          Foi pelo tempo em que morava em Ouro Preto. Lembro-me que cheguei àquela cidadela para viver de minha própria literatura. Ali aportei somente com um par de roupas e minha velha Olivetti. Hospedei-me na pensão de Paulinho Góes, pensão não, uma espelunca, mas era o que dava para ser naquele momento. Sempre ao acordar saía às ruas da Barra, passava pela fonte do Pilar, subia suas ladeiras, cruzava a rua São José e percorria a rua da Lama até chagar ao bar Barroco. Sentava sempre no mesmo banco, que ficava encostado na janela do canto esquerdo. Ali tomava meu café da manhã, que consistia nada mais do que um pão torrado e um ovo cozido. Tirava minha Olivetti, colocava-a na mesa, e ficava a observar o movimento dos corpos indolentes que desfilavam sobre meus olhos. Ficava ali esperando a inspiração para o meu texto do dia. Percebendo alguma sutileza que pudesse surgir ou algo interessante na vida daquela vila colonial. O texto que escrevia vendia por ali mesmo. Agora já podia pedir uma cerveja e um torresmo, e voltava a escrever no boteco. Assim ficava escrevendo, fazendo o dinheiro do almoço, da estadia, da cachaça.
        Com o tempo fui reconhecendo as personagens que ali freqüentavam. Os estudantes, guias e seus gringos, turistas, ourives, músicos, vagabundos e claro ele, o rebelde. Era assim que eu o chamava, pois seu nome era fonte de um intrigante mistério. Sempre chegava ao crepúsculo, todo imerso em suor e poeira, sua cor era marrom dos pés a cabeça. O cheiro inconfundível. Adentrava no recinto, dava uma olhadela para ambos os lados e dizia: “I am a teacher”.... Alongava-se no palavreado em inglês, chamando atenção de todos que ali por ventura estavam. Falava num inglês britânico correto, sem sotaques. Estranha composição aquela. O inglês saindo daquela boca, daquele corpo fétido era no mínimo curioso. Depois encostava-se a cada mesa em que havia algum cliente e lançava-lhe um desafio, já em português. Dizia assim: “Com licença cavalheiros, senhoritas, estão bem acomodados em seus lugares? Se não, posso providenciar melhores acomodações. Aqui já não é mais o mesmo lugar, desde que faleceu o fundador, seu Maneco Calambau. Agora ficou o filho, este traste sem educação nem cultura. Tudo bem então. Já que está tudo certo posso lançar- lhes um singelo desafio? E então ele lançava: “Tente adivinhar meu nome, se acertares pago-lhes uma cachaça, se errares pagam uma para mim. Quero alertá-los que para este jogo é preciso absoluta confiança em minha palavra, se tiver certo direi que sim se não direi que não. Sem nenhum problema, já que somos todos cavalheiros. E assim ele ia avançando, bebendo suas pingas e filosofando cada vez mais, na proporção em que o licor da cana ia regando sua corrente sangüínea, pois claro, ninguém acertava seu nome. Sempre que acompanhava a cena lembrava-me de Quincas Borba. Os dois mendigos e filósofos.
        Não demorava muito chegava até minha mesa, sempre embriagado, pois como disse sentava sempre no canto ao fundo do bar. Para mim nenhum problema, até gostava, pois assim poderia travar conversa com ele mais abertamente, e há mim muito interessava a história daquela incrível personagem. Ele parava na minha frente, lançava-me o desafio meio trôpego, exalando um cheiro pútrido e eu respondia. Lógico que tinha tentado inúmeros nomes, mas nunca acertava. Tentava nomes esquisitos, diferentes. Jerônimo, Ainá, Laureano,Thomé, Augustino, Raolino e nada. Na verdade nem ligava para isto, fazia questão de pagar-lhe uma cachaça para ficar com ele ouvindo suas histórias. E assim ele dizia...” Sou professor de inglês, trabalhei muitos anos dando aula no CEFET , porém os alunos são muito ignorantes, não compreendem que aprender uma língua não é só gravar suas palavras, mas captar sua alma, e sua alma está na arte, na literatura. Não conhecem Shakespeare, Malory, Thomas More, Defoe, nada, não conhecem nada! Então fui para a música, Beatles, The Who, Queen, Led Zeppelin, nada  de nada, só sertanejo! Não deu para mim. Peguei minhas coisas e fui embora, abandonei tudo, minha profissão, minhas economias, meu casarão no centro histórico, e embarquei para o velho mundo. Queria encontrar a alma da língua inglesa. Não acreditei quando cheguei a Londres, no meio de seu Fog. Lá vivi por um bom tempo. Vivi como um cavalheiro inglês. Porém também não achava entre aqueles a alma inglesa. Eram todos fúteis, rasos, não conheciam a própria história. Não foi difícil desanimar, andava cabisbaixo, entristecido mesmo. Não encontraria a alma em nenhum lugar? Porém a vida me pregou uma peça. Estava passeando pelas ruelas antigas derrotado, quando virando a esquina esbarrei num boteco sujo, na verdade uma taverna medieval. Por incrível que pareça lá encontrei com Jimmy Page e Robert Plant, sim, Led Zeppelin. Finalmente conheceria a alma inglesa. Parei ao lado deles me apresentei, e comecei a falar-lhes. Estava todo inflamado que nada via ao redor de tanta emoção. Qual foi minha surpresa observei que eles faziam pouco caso de minha pessoa, dando risadinhas entrecortadas. Quando de repente Jimmy puxa profundo em sua garganta e solta uma escarrada ao lado de meus pés e grita: go away cucaracha! Que isto? Era isto mesmo? Eles estavam me chamando de barata. Robert fazia um som com a boca que lembrava um inseto voando. Logo para mim, que estava em busca da alma... Para mim o mundo acabou, a partir de então nutro um ódio profundo por aqueles ingleses e por todos. Só me importa minha filosofia, nem você me importa, só sua cachaça. Por isso ando assim, não tenho nenhuma relação material com o mundo, agora sou eu que cuspo. Jogo meu catarro na cara de qualquer um. Eu sou a própria rebeldia, sou as verdadeiras pedras rolando, triturando as almas mesquinhas....
        Assim o rebelde continuava seu discurso, cada vez mais incoerente, falando alto devido a embriaguez, soltando perdigotos em todos no bar. Até chegar o dono e o expulsa-lo dali a pontapés. Esta era a rotina daquela taberna, variava muito pouco. Porém um dia tudo transcorreu de forma diferente. Aparentemente estava tudo normal, tinha tomado meu café rotineiro pela parte da manhã, já estava na minha terceira crônica quando chegava o final da tarde. Gostaria de dormir mais cedo, pois passara a noite em claro terminando de ler Crime e Castigo. Estava já arrumando minhas coisas, guardando minha Olivetti para me dirigir ao Paulinho Góes quando chega o rebelde. Ele estava adiantado desta vez. Não tinha tanta gente no bar, no que ele não demorou muito em encostar-se à minha mesa e repetir toda sua ladainha. Como estava com pressa não alimentei tanto desta vez seu teatro cotidiano. Lembro-me que falei assim: rebelde, sei quem você é. Com sua capacidade de estar acima de todos e de tudo, com sua disposição solitária, não possuindo relação material alguma com o mundo, a não ser estes andrajos que traz no corpo, remanescentes do fatídico dia em Londres, tu és a Rebeldia em pessoa com sua filosofia independente. Tu és a própria Evolução, és o pai da evolução das espécies! Terminei de dizer aquelas baboseiras já esperando a negativa do incomum, pegando minhas coisas para ir embora quando reinou um silêncio. Tive que prestar atenção. Então algo extraordinário acontecera. Em vez de o rebelde me dar à negativa nominal de sempre me estendendo a mão, a espera dos trocados para a cachaça, ele permanecia estranhamente quieto. De repente seu rosto começa a mudar, começa ganhar uma forma desesperada, todos seus músculos faciais tremiam num frenesi espasmódico, até que do nada, escorre uma lágrima em seus olhos. Nunca tinha presenciado aquilo, o amante da alma inglesa estava chorando na minha frente. Ele começou então a murmurar palavras quase inaudíveis. Dizia sempre: “não pode ser, sou um cavalheiro, tenho palavra tenho honra, não pode ser...” Já não estava entendendo nada, o que acontecera, o que eu lhe disse para ficar naquele estado deplorável. Ele não parava de retorcer o bolso, mexia num, mexia noutro, sem nada encontrar ali. Ficou assim por uns bons cinco minutos, sem que ao menos eu pudesse fazer algo. Depois daquele espetáculo grotesco, o rebelde me pede desculpas por não poder honrar a palavra. Aquilo, ele dissera, nunca tinha acontecido, ele deveria ter o dinheiro para me pagar a cachaça. Então ele tirou de um bolso escondido da camisa um papel todo amarrotado. Imundo como ele, todo sujo de gordura, sangue, poeira e sei lá mais o quê. Esticou o braço e deu para mim. Com muita dificuldade consegui entender o que era aquilo. Era uma identidade, bem velha por sinal. Quase não dava para ver o nome que ali estava escrito, porém com esforço consegui ler. Assim estava, Charles Darwin de Souza. Cara, consegui quebrar o enigma! O nome do rebelde que ninguém nunca adivinhara era simplesmente Charles Darwin, o pai da evolução das espécies. Não me agüentei e soltei uma gargalhada estrondosa. Vi que ele ficara perplexo com a situação. Percebi então seu embaraço, como ele tinha tanta certeza que ninguém jamais iria acertar seu nome, nunca andava com dinheiro. Para ele, porém isso era uma ofensa, não poder honrar com sua própria filosofia, que consistia em não possuir nada além de sua palavra. Como não me interessava destruir tão linda filosofia, peguei do meu bolso uns trocados, e discretamente deixei cair perto da mesa em que nos encontrávamos. Disse-lhe então que havia um mal entendido, se aquele dinheiro no chão não era dele. Não é que ele não tivesse dinheiro, ele só havia perdido. Abaixou então, mesmo percebendo que eu fizera, pegou o dinheiro e me deu. Peguei-o, apertei sua mão, dei-lhe um abraço, e disse-lhe: obrigado Charles Darwin pela cachaça. A honra é toda minha. Respondeu-me. Logo depois, retirou-se do bar e sumiu na penumbra da noite. Agora era eu que estava emocionado. Pela primeira vez pronunciei o nome daquela estranha figura. Só eu conhecia o seu segredo e saberia guardá-lo com carinho.
        Naquela noite dormir como nunca, sonhando com Galápagos, com os dinossauros, com o Homo sapiens, enfim sonhando com Charles Darwin.
 Peter Lima.
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gabydelsur · 6 years
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“Ser niño implica:
Descubrir el mundo.
Soñar con ser grande.
Ser un filósofo; cuestionando ¿por qué el cielo es azul?,
¿Por qué el sol sale de día y se oculta por la noche para darle paso a la luna?,
¿Por qué los adultos trabajan y no juegan?,
¿Por qué discuten en lugar de amarse?,
¿Por qué existe el amor pero también el odio?
Ser niño implica:
No albergar resentimientos en el corazón.
No crear guerras, ni pensar en el beneficio propio y mucho menos distinguir clases sociales.
Ser sinónimo de inocencia, bondad, ternura y verdad.
Jugar con cualquier cosa y en cualquier lugar.
Darle sentido hasta a un trozo de roca.
Asombrarse con la lluvia, un arcoíris, un crepúsculo, un viejo árbol, un eclipse, una oruga convirtiéndose en mariposa, el sonido de un tren, el olor de la vainilla, un beso, un nuevo día.
Aprender, crear, imaginar y soñar.
Querer ser un súper héroe, el luchador más fuerte, el mejor futbolista, el predicador de la paz, un gran escritor… quien cambie el mundo.
Darle el valor a las cosas que de verdad lo tienen.
Ver más allá del exterior.
Creer que todo es posible.
Pensar en el presente, dejando atrás el futuro; el cual es incierto.
En pocas palabras, ser niño implica: ser sublime."
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choquejuergas · 2 years
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w g sebald, austerlitz
“por lo demás, de los animales que albergaba el nocturama sólo recuerdo que varios de ellos tenían unos ojos sorprendentemente grandes y esa mirada fijamente penetrante que se encuentra en algunos pintores y filósofos que, por medio de la contemplación o del pensamiento puros, tratan de penetrar la oscuridad que nos rodea”
[sale des pas perdus, sala de espera de la centraal station amberes]“una superposición que, naturalmente, podría deberse también a que, precisamente cuando entré en la sala de espera, el sol se estaba hundiendo tras los tejados de la ciudad. no se había extinguido todavía por completo el resplandor de oro y plata de los gigantescos espejos semioscurecidos del muro que había frente a las ventanas cuando la sala se llenó de un crepúsculo de inframundo, en el que algunos viajeros se sentaban muy distantes, inmóviles y silenciosos”
“los escasos clientes que permanecieron allí hasta hora tardía fueron desapareciendo poco a poco, hasta que estuvimos solos en el bufé, cuya disposición se parecía en todo a la de la sala de espera como una imagen refleja, con un solitario bebedor de fernet y la señora del bufé que, con las piernas cruzadas, reinaba en un taburete tras el mostrador y, con entrega y concentración totales, se limaba las uñas” 
[incendio estación Lucerna] “muchos años después aún, he visto a veces en sueños como las llamas brotaban de la cúpula e iluminaban todo el panorama de los alpes nevados”
“desde luego, dijo austerlitz al cabo de un rato, la relación entre espacio y tiempo, tal y como se experimenta al viajar, tiene hasta hoy algo de ilusionista e ilusoria, por lo que, cada vez que volvemos del extranjero, nunca estamos seguros de si hemos estado fuera realmente...”
“incluso ahora, cuando me esfuerzo por recordar, cuando he vuelto a ocuparme del plano de cangrejo de breendonk y leo en la leyenda las palabras antigua oficina, imprenta, barracas, sala jacques ochs, celdas de confinamiento, depósito de cadáveres, cámara de reliquias y museo, la oscuridad no se desvanece sino que se espesa al pensar lo poco que podemos retener, cuántas cosas y cuánto caen continuamente en el olvido, al extinguirse cada vida, cómo el mundo, por decirlo así, se vacía a sí mismo, porque las historias unidas a innumerables lugares y objetos, que no tienen capacidad para recordar, no son oídas, descritas ni transmitidas por nadie”
“el sol atravesó la pared de nubes azul tinta de una tormenta que se estaba formando, y las naves y patios de las fábricas, las largas hileras de viviendas obreras, las paredes de ladrillo, los tejados de pizarra y los cristales de las ventanas resplandecían como por las brasas de un fuego interno”
[café con billares en terneuzen] ”todavía recuerdo a la dueña, una mujer con gafas de gruesos cristales que tejía una media de color verde intenso, los huevos de carbón incandescentes en el fuego de la chimenea, el húmedo serrín del suelo, el amargo olor a achicoria—y, por una ventana panorámica por la que trepaba, enmarcándola, un gomero, mirábamos el estuario monstruosamente ancho y de un gris nebuloso del escalda”
[transbordador mar del norte] “resultó que los dos habíamos reservado plaza en el mismo transbordador, de forma que volvimos juntos lentamente al puerto, a la izquierda el vacío mar del norte y a la derecha las altas fachadas de los bloques de viviendas situados en las dunas, en los que temblaba la luz azulada de los televisores, extrañamente inestable y fantasmal. cuando nuestro barco zarpó era ya de noche. estábamos juntos, de pie, en la cubierta de popa. la blanca estela se perdía en la oscuridad, y recuerdo aún que una vez pensamos que veíamos algunos copos de nieve girando en la luz de la lámpara”
“no sé ya cómo relacioné esa reminiscencia, aquella oscura mañana de diciembre, con mi propio estado, salvo que, en mi pensamiento, tenía algo que ver con la falsedad de la apariencia hermosa y el peligro de su extinción prematura, y que, por eso, me inquieté por la continuación de mi trabajo, pero al mismo tiempo me sentía lleno, liberado de tener que leer y escribir continuamente, me veía sentado en un sillón de mimbre en un jardín, rodeado por un mundo sin contornos, sólo reconocible aún por sus débiles colores”
“del cielo gris, suspendido muy bajo sobre la ciudad, descendían flotando algunos copos aislados que desaparecían en los oscuros abismos de los patios traseros. pensé en el comienzo del invierno en las montañas, en el silencio completo y en el deseo que siempre tenia de niño de que todo quedara cubierto de nieve, el pueblo entero y el valle hasta las mayores alturas, y en que entonces me imagina cómo sería cuando en la primavera nos desheláramos y saliéramos del hielo. y mientras en la sala de espera recordaba la nieve en los alpes, los cristales empañados del dormitorio, las cornisas ante la entrada, las blancas caperuzas de los aisladores de los postes de telégrafo y el abrevadero de la fuente, helado a veces durante meses, me venían a la mente los primeros versos de uno de mis poemas favoritos... and so i long for snow to sweep across the low heights of london.... “
“a la inversa, una vez presencié, cuando acabábamos de llegar al paso de pennant, cómo, en una muralla de nubes que se estaba formando al oeste, se abría un hueco y los rayos de sol caían por una estrecha vía sobre el fondo del valle, que estaba muy abajo ante nosotros, a una profundidad de vértigo. donde hacía un momento no había habido más que una oscuridad insondable, resplandecía ahora, rodeado de sombras negras por todas partes, un pequeño pueblo, con unos cuantos huertos frutales, praderas y campos que centelleaban verdes como la isla de los bienaventurados y, cuando bajamos por el paso con caballo y vehículo, todo se hizo cada vez más claro, las laderas de las montañas se destacaron luminosas de la oscuridad, la hierba fina, curvada por el viento, relucía allí abajo, en las orillas del riachuelo, los plateados sauces brillaban, y pronto volvimos a salir de aquellas alturas yermas, entre árboles y arbustos, entre los robles que susurraban suavemente, los arces y los serbales que, por todas partes, tenían ya bayas rojas”
“en aquel momento en el muro de contención de vyrnwy, en que, intencionadamente o por descuido, me dejó mirar dentro de su pecho de predicador, me sentí tan identificado con él que elias, el justo, me pareció el único superviviente de la catástrofe de la inundación de llanwddyn, mientras que me imaginaba a todos los otros, sus padres, sus hermanos, sus parientes, sus vecinos y el resto de los habitantes del pueblo todavía allí abajo, sentados aún en sus casas y deambulando por las calles, pero sin poder hablar y con los ojos muy abiertos”
“evan hablaba de difuntos a los que a suerte había golpeado a destiempo, se sabían engañados en algo que les correspondía y ansiaban volver a la vida. quien tuviera ojos para ello, decía evan, podía verlos no pocas veces. a primeira vista parecían gente normal, pero, si se los miraba más atentamente, su rostro se desdibujaba o titilaba un poco en los márgenes”
“me quedé durante horas junto a la ventana, estudiando las maravillosas formaciones de montañas de hielo de dos o tres pulgadas de altura que había formado sobre los listones transversales el agua que chorreaba sobre los cristales. en el paisaje nevado de fuera aparecían de vez en cuando figuras aisladas. envueltas en mantas y paños oscuros echados por los hombros, con el paraguas abierto contra los copos que caían, subían tambaleándose la colina”
“principalmente me ocupó desde el principio la forma y la introversión de las cosas, la curva de una barandilla de escalera, la moldura del arco de piedra de una puerta, la inconcebiblemente exacta confusión de la paja de un haz de hierba seca. hice copias de cientos de esas fotos en stower grange, en su mayoría de formato cuadrado, pero siempre me pareció inadmisible dirigir el visor de mi cámara hacia personas aisladas. me cautivaba siempre especialmente en el trabajo fotográfico el momento en que se ve surgir del papel impresionado, por decirlo así de la nada, las sombras de la realidad, exactamente como los recuerdos, dijo austerlitz, que emergen en nosotros en medio de la noche y se oscurecen rápidamente para el que quiere sujetarlos, como una copia fotográfica que se deja demasiado tiempo en el baño del revelado”
“en su infancia, dijo, había admirado abajo, en devonshire y cornwall, junto a los acantilados de creta, donde el oleaje ha abierto y pulido oquedades y cubetas desde hace millones de años, la infinita variedad de lo que crecía oscilando entre lo vegetal, lo animal y lo mineral, los zooides y algas coralígenas, anémonas de mar, abanicos de mar y plumas de mar, los antozoos y crustáceos, que, en los cálices de roca dos veces al día sepultados por la marea, rodeados de largas frondas de algas y revelados luego otra vez totalmente a la luz y el aire, en todos los colores del espectro —verde cardenillo, escarlata y rejalgar, amarillo azufre y negro terciopelo—habían desarrollado su vida maravillosamente irisada”
“comenzaron las mariposas nocturnas, de las que no habíamos llegado a ver ninguna al subir, a acudir en masa en miles de curvas y espirales y rizos, hasta que, como copos de nieve, formaron una nevada silenciosa en torno a la luz, mientras que otras, chirriando ya las alas, caían sobre la sábana extendida bajo la lámpara”
”las estelas de luz, admiradas sobre todo por gerald, que parecían dejar tras de sí en diversos anillos, serpentinas y espirales, no existían en realidad, explicó alphonso, sino que eran sólo huellas fantasma causadas por la pereza de nuestros ojos, que creían ver aún cierto resplandor en el lugar de donde el insecto, que sólo había brillado una fracción de segundo a la luz de la lámpara, había desaparecido ya. eran esos fenómenos irreales, dijo alphonso, el relampaguear de lo irreal en lo real, determinados efectos de luz en el paisaje que se extendía ante nosotros o en los ojos de una persona amada, los que inflamaban nuestros sentimientos más profundos o, en cualquier caso, los que considerábamos como tales”
“como sabía por alphonso, dijo austerlitz, no había realmente ninguna razón para negar a las criaturas más pequeñas una vida interior. no sólo nosotros y los perros, vinculados desde hace muchos siglos con nuestros sentimientos, y otros animales domésticos soñamos de noche, sino también otros pequeños mamíferos, los ratones y topos viven cuando duermen, como puede saberse por sus movimientos oculares, en un mundo sólo existente en su interior, y quién sabe, dijo austerlitz, quizá sueñan también las polillas o la lechuga del huerto cuando mira de noche la luna. yo mismo, en las semanas y meses que pude pasar en casa de los fitzpatrick, no pocas veces me sentí, incluso durante el día, como si soñara. la vista desde la habitación del techo azul, que adela llamaba siempre mi habitación, rayaba verdaderamente en lo irreal. veía desde arriba las copas de los árboles, cedros y pinos parasol, semejantes a una tierra ondulada, que, desde la carretera que había bajo la casa, descendían hasta la orilla del río, veía los oscuros pliegues de la masa montañosa al otro lado y pasaba horas mirando el mar de irlanda, que cambiaba continuamente con las estaciones y las condiciones atmosféricas. cuántas veces he estado junto a la ventana abierta, sin poder pensar con claridad ante aquel espectáculo nunca repetido. por la mañana se veía allí fuera la mitad del mundo, y el gris del aire depositado en capas sobre el agua. por la tarde se alzaban a menudo cúmulos en el horizonte suroccidental, blancos como la nieve, pendientes y paredes escarpadas que se empujaban entre sí y se amontonaban, alzándose cada vez a más altura, tanta, me dijo gerald una vez, dijo austerlitz, como las cumbres de los andes o del karakorum. luego caían a lo lejos chubascos,que eran arrastrados a tierra desde el mar como las pesadas cortinas de un teatro, y en las tardes de otoño las nieblas venían hacia la playa, se agolpaban en las laderas de las montañas y penetraban valle arriba. sin embargo, especialmente en los claros días de verano había sobre toda la bahía de barmouth un resplandor tan uniforme, que las superficies de la arena y el agua, la tierra firme y el mar, y el cielo y la tierra no podían separarse ya. todas las formas y colores se disolvían en una neblina gris perla; no había contrastes ni graduaciones. sólo transiciones fluidas, con pulsaciones de luz, un único desdibujamiento del que sólo brotaban aún los fenómenos más fugitivos, y, curiosamente, de eso me acuerdo muy bien, fue precisamente el carácter fugitivo de esos fenómenos lo que me dio entonces una especie de sensación de eternidad”
“las nieblas de otoño llenaron el valle entero la mañana en que fueron enterrados aquellos dos hombres tan distintos, evelyn, continuamente descontento de sí mismo y del mundo, y alphonso, alentado por una ecuanimidad feliz. precisamente cuando el cortejo fúnebre se dirigía al cementerio de cutiau, el sol atravesó el velo de bruma sobre el mawddach y una brisa acarició la orilla. las pocas figuras oscuras, los grupos de álamos, el raudal de luz sobre el agua y el macizo de cader idris al otro lado eran los elementos de una escena de despedida que, curiosamente, volví a descubrir en uno de los rápidos dibujos a acuarela con que turner anotaba a menudo lo que tenía ante los ojos, ya fuera sobre el terreno o bien luego, mirando al pasado”
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(funeral at lausanne, turner, 1841)
“cuando volví de allí —oscurecía ya, dijo austerlitz, y una fina llovizna surgía en el aire, aparentemente sin precipitarse—, adela vino a mi encuentro desde las brumosas profundidades del jardín, envuelta en una prenda de lana, en cuyo borde finamente rizado se formaban en torno a ella millones de diminutas gotas de agua, de una especie de resplandor plateado. en el brazo derecho llevaba un gran ramo de crisantemos de color herrumbre y, cuando sin decir palabra, habíamos atravesado el patio y estábamos en el umbral, levantó la mano libre y me apartó el cabello de la frente, como si, con aquel gesto, supiera que tenía el don de ser recordada”
“después del bádminton, nos quedábamos casi siempre un rato aún en la sala, mirando, hasta que se extinguían, las imágenes que arrojaban los últimos rayos de sol, al atravesar horizontalmente las ramas en movimiento de un espino albar, sobre la pared que había frente a las altas ventanas ojivales. aquellos escasos dibujos que, en continua sucesión, aparecían en la superficie iluminada, tenían algo de fugaz, de evanescente, que por decirlo así nunca sobrepasaba el momento de su aparición, y sin embargo allí, en aquel entrelazamiento de sol y sombra que continuamente se renovaba, podían verse paisajes de montaña con glaciares y campos de hielo, mesetas, estepas, desiertos, campos de flores, islas marinas, arrecifes de coral, archipiélagos y atolones, bosques doblegados por la tormenta, hierba tembladera y humo a la deriva”
“había empezado a llover, las luces de los faros relucían sobre el asfalto y surcaban el parabrisas cubierto de perlas plateadas”
“todavía oigo el ligero susurro del gas al salir, recuerdo lo fascinado que estuve todo el tiempo, mientras austerlitz preparaba en la cocina el té, por la imagen reflejada del fuego que, más allá de las puertas encristaladas de la galería, a cierta distancia de la casa, parecía arder entre los arbustos del jardín, negros ya casi con la noche”
“sin cesar pensaba únicamente: una frase así es algo que sólo supuestamente tiene sentido, en realidad, en el mejor de los casos, provisionalmente, una especie de excrecencia de nuestra ignorancia con la que, como algunas plantas y animales marinos con sus tentáculos, tanteamos a ciegas en la oscuridad que nos rodea”
“sobre todo en las horas del crepúsculo vespertino, que normalmente había sido siempre mis preferidas, me invadía una especie de angustia, al principio difusa pero luego cada vez más densa, que hacía que el hermoso espectáculo de los colores que iban desvaneciéndose se tornase en una palidez malvada y sin luz, el corazón se me encogiera en el pecho hasta una cuarta parte de su tamaño natural y en mi cabeza sólo quedara un pensamiento: en el rellano de la escalera, en un tercer piso de cierto edificio de great portland street, en el que hacía años, después de una visita al médico, había tenido un extraño arrebato, precipitarme por encima de la barandilla en la oscura profundidad del pozo”
“sabía que en el terreno sobre el que se levantaba la estación se extendían en otro tiempo prados pantanosos que llegaban hasta los muros de la ciudad, los cuales, durante los fríos inviernos de la llamada pequeña edad glaciar, se helaban durante meses y en los que los londinenses patinaban, con patines de hueso atados bajo las suelas, lo mismo que los habitantes de amberes sobre el escalda, a veces hasta medianoche, al resplandor titilante de los troncos que ardían en braseros situados aquí o allá”
“es posible que pasaran minutos u horas, durante los cuales, sin poder moverme del sitio, estuve de pie en aquella sala, según me pareció de techo enormemente alto, con el rostro levantado hacia la luz de un gris helado, parecida a la de la luna, que entraba por una galería situada bajo el techo abovedado y flotaba sobre mí como una red o un tejido poco espeso, en algunos sitios deshilachado. a pesar de que esa luz era muy clara en lo alto, una especie de polvo centelleante se podría decir, cuando descendía parecía ser absorbida por las paredes y las regiones más bajas de la sala, como si sólo aumentara la oscuridad y corriera en verdugones negros, más o menos como la lluvia por los troncos lisos de las hayas o por una fachada de hormigón. a veces, cuando fuera, sobre la ciudad, se desgarraba la cubierta de las nubes, algunos haces de rayos entraban en la sala de espera, que sin embargo se extinguían ya a medio camino la mayoría de las veces. otros rayos, en cambio, describían curiosas trayectorias que infringían las leyes de la física, y giraban en espiral o remolino sobre sí mismos, antes de ser tragados por las vacilantes paredes. apenas en un abrir y cerrar de ojos veía entretanto enormes espacios que se abrían, filas de pilares y columnatas que llevaban a las mayores distancias, bóvedas y arcos de ladrillo que soportaban pisos y más pisos, escalinatas de piedra, escaleras de madera y escalerillas que conducían la vista cada vez más arriba, pasarelas y puentes que cruzaban los abismos más profundos y en los que se apiñaban las figuras diminutas"
[iglesia de salle en norfolk] fuera, la blanca niebla había subido de los campos, y los dos mirábamos en silencio cómo se arrastraba lentamente por el umbral de la puerta, una nebulosidad que avanzaba baja, rizándose, y que poco a poco se extendía por el suelo de piedra, cada vez se adensaba más y ascendía visiblemente, hasta que sólo sobresalíamos de ella de medio cuerpo y temimos que pronto no noz dejara respirar”
“lo más importante para mí era sin embargo, dijo vera, dijo austerlitz, no perderme el momento en que moravec dejaba la aguja y el hilo, las grandes tijeras y el resto de sus herramientas, despejaba su mesa cubierta de fieltro, desplegaba sobre ella una hoja doble de periódico y sobre ésta la cena, de la que sin duda se había alegrado ya durante mucho tiempo y que, alternativamente y según las estaciones, consistía en un poco de queso blanco fresco con cebollino, un rábano largo, algunos tomates con cebolla, un arenque ahumado o patatas hervidas. ahora deja el brazo de madera del maniquí en el armario, ahora sale de la cocina, ahora se trae una cerveza, ahora afila el cuchillo, se corta una rodaja del duro embutido, echa un buen trago de su vaso, se limpia con el dorso de la mano la espuma de la boca, así o de forma parecida, dijo vera, siempre de la misma forma y sin embargo siempre distinta, había descrito yo casi todas las tardes la cena del sastre, y había tenido que ser con frecuencia advertido de que no olvidara mi propio pan con mantequilla cortado en tiras”
“¿qué significaba aquel mantel de días festivos de encaje blanco, colocado en el respaldo de la otomana, o aquel sillón de salón con su descolorida funda de brocado? ¿qué secreto escondían los tres morteros de distintos tamaños que tenían algo de sentencia de oráculo, los cuencos de cristal, jarrones de cerámica y jarros de barro, la placa metálica de anuncio con la inscripción theresienstädter wasser, la cajita de conchas, el organillo en miniatura, el pesacartas redondo, en cuyas esferas de cristal flotaban maravillosas flores marinas, el barco en miniatura, una especie de corbeta con las velas desplegadas, la chaqueta regional de una tela de verano clara y ligera, los botones de cuerno de ciervo, la desmesurada gorra de oficial ruso y la guerrera de uniforme correspondiente, de color verde oliva, con hombreras doradas, la caña de pescar, el zurrón de cazador, el abanico japonés, el paisaje interminable pintado en la pantalla de una lámpara con finas pinceladas, junto a un río que corría quizá por bohemia o quizá por brasil?”
“como barcos iban a la deriva en la oscuridad las siluetas de las centrales eléctricas, en las que ardía el lignito, paralelepípedos blanqueados, torres de refrigeración de crestas dentadas, chimeneas que se alzaban muy altas, sobre las que había penachos de humo inmóviles contra los colores enfermizos como verdugones del cielo occidental”
“y siempre, cuando llegábamos a la pagina, dijo vera, dijo austerlitz, en que se decía que la nieve se deslizaba entre el ramaje de los árboles y pronto cubriría todo el suelo del  bosque, levantaba la vista y le preguntaba: pero, si todo se vuelve blanco, ¿cómo sabrán las ardillas dónde han guardado sus provisiones?”
“a la luz de los relámpagos que de cuando en cuando atravesaban el cielo, aparecía a mi lado, por un segundo brevísimo, su hermoso rostro, y luego la lluvia, al caer, susurraba fuera constantemente, las blancas cortinas se agitaban dentro de la habitación y sentí al dormirme como una ligera disminución de la presión detrás de mi frente, la creencia o la esperanza de haber sido liberado por fin”
“mientras estaba todavía bajo el hechizo de aquel paisaje, para mí, dijo austerlitz, realmente mitológico, el sol poniente se abrió paso entre las nubes, llenó el bosque entero con su resplandor e iluminó las alturas del otro lado, en las que, en el lugar por donde acabábamos de pasar, tres chimeneas gigantescas se alzaban hacia el cielo, como si la cordillera del borde oriental hubiera sido vaciada en su totalidad y fuera sólo el camuflaje exterior de un centro de producción que se extendiera bajo tierra muchas millas cuadradas”
“a través del resplandor del atardecer, veía la aurora incandescente que en otro tiempo se extendió por la otra orilla y pronto encendió el cielo entero, y también cuando hoy pienso en mis viajes por el rin, de los que el segundo apenas fue menos terrible que el primero, todo se confunde en mi mente, lo que viví y lo que leí, los recuerdos que surgen y vuelven a hundirse, las imágenes que escapan y los dolorosos puntos muertos en los que ya no hay nada”
“si, por ejemplo, en mis paseos por la ciudad, miro en alguna parte uno de esos patios tranquilos en los que, desde hace decenios, nada ha cambiado, siento casi físicamente cómo la corriente del tiempo se desacelera en el campo de gravitación de las cosas olvidadas. todos los momentos de mi vida me pareen entonces reunidos en un solo espacio, como si los acontecimientos futuros existieran ya y sólo aguardaran a que nos presentáramos de una vez en ellos, lo mismo que, atendiendo a una invitación que hemos aceptado, nos presentamos en un momento determinado en una casa determinada. y ¿no sería imaginable, continuó austerlitz, que tuviéramos también citas en el pasado, en lo que ha sido y en gran parte se ha extinguido, y tuviéramos que visitar lugares y personas que, casi más allá del tiempo, tienen una relación con nosotros?”
“para mirar quizá durante una hora las altas filas de ventanas del ala del otro lado, en las que se reflejaban las oscuras placas de piedra del techo, el radiante cielo azul helado y la veleta de metal blanca como la nieve con la golondrina recortada en ella, que volaba hacia arriba tan azul como el propio cielo. las imágenes reflejadas en los viejos cristales eran un tanto onduladas o rizadas, y recuerdo, dijo austerlitz, que, al mirarlas, por alguna razón para mi incomprensible, se me saltaron las lágrimas”
“después de salir el prestidigitador la luz se fue extinguiendo lentamente y, en cuanto nuestros ojos se acostumbraron a la oscuridad, vimos en el techo de la carpa, encima, una multitud de estrellas pintadas en la tela con pintura luminosa, lo que daba realmente la impresión de encontrarse uno fuera, al aire libre. y mientras mirábamos todavía con cierta emoción, como recuerdo, dijo austerlitz, aquel firmamento artificial, cuyo borde inferior casi podía tocarse con las manos, entraron uno tras otro los miembros de la troupe de feriantes, el prestidigitador y su guapa mujer, y sus tres hijos de rizos negros, no menos guapos, el último de ellos con un farol y acompañado de un ganso blanco como la nieve”
“lo que ocurrió dentro de mí cuando escuché aquella música nocturna totalmente exótica, extraída de la nada, por decirlo así, por aquella gente de circo con sus instrumentos un tanto desafinados, no lo comprendo aún, dijo austerlitz, lo mismo que, en su momento, no hubiera podido decir si el pecho se me encogía de dolor o, por primera vez en mi vida, se me henchía de felicidad. por qué determinados timbres, oscurecimientos de tono o síncopas lo afectan tanto a uno, a alguien como yo, básicamente poco musical, no lo entenderé nunca, pero hoy, en retrospectiva, me parece que el misterio de que entonces me sintiera conmovido se encierra en la imagen del ganso blanco como la nieve, que permaneció inmóvil y rígido entre los actores, mientras tocaban. alargando un poco el cuello hacia delante y con los párpados bajos, escuchó en el espacio cubierto por la carpa del cielo pintado, hasta que las ultimas notas se extinguieron, como si reconociera su propia suerte y también la de aquellos en cuya compañía se encontraba...”
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anadelacalle · 2 years
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"DIONISIO FILÓSOFO" sobre el Crepúsculo de los ídolos -y más- por MIGUEL MOREY
“DIONISIO FILÓSOFO” sobre el Crepúsculo de los ídolos -y más- por MIGUEL MOREY
Para los que estéis introducidos en el pensamiento de Nietzsche, a mi juicio el pensador que explicitó el giro copernicano que se había producido en la modernidad y que sigue traspasando nuestra época —como hijos de lo moderno tardío o lo postmoderno—, ayer escuché o gocé de la conferencia inaugural del curso académico celebrado en el Círculo de Bellas Artes y en el marco del Seminario Nietzsche…
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mindshop-ks · 3 years
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Algunas de sus obras . . . . • El nacimiento de la tragedia (1872) • Sobre la verdad y la mentira en sentido no moral (1873) • La filosofía en la época trágica de los griegos (1873) • Meditaciones intempestivas (1876) • Humano, demasiado humano (1878) • La aurora (1881) • La Gaia Ciencia (1882) (Termina periodo Destructivo) • Así habló Zaratustra (1883) (Inicia periodo Constructivo) • Más allá del bien y del mal (1886) • Sobre la genealogía de la moral (1887) • El caso de Wagner (1888) • El crepúsculo de los ídolos (1888) • El Anticristo (1888) • Ecce Homo (1888; publicado por primera vez en 1908) • Nietzsche contra Wagner (1888) • La Voluntad de Poder (varios manuscritos inéditos editados por su hermana Elisabeth; no se reconoce como obra unificada después de aproximadamente 1960) Introducción filosófica • Nietzsche es posiblemente más famoso por sus críticas a los compromisos morales tradicionales europeos, junto con sus fundamentos en el cristianismo. • Esta crítica es muy amplia; pretende debilitar no sólo la fe religiosa o la teoría moral filosófica, sino también muchos aspectos centrales de la conciencia moral ordinaria. • En la época en que Nietzsche escribió, era habitual que los intelectuales europeos asumieran que esas ideas, por mucha inspiración que debieran a la tradición intelectual y de fe cristiana, necesitaban un fundamento racional independiente. • Entonces, como ahora, la mayoría de los filósofos asumían que una vindicación secular de la moral estaría seguramente próxima y salvaría la gran mayoría de nuestros compromisos estándar. Nietzsche consideró que esa confianza era ingenua. • Aunque fue un ardiente enemigo del nacionalismo, el antisemitismo y la política del poder, su nombre fue invocado por los fascistas para promover las mismas cosas que detestaba. • Su filosofía solamente se pudo desarrollar un tiempo después de la segunda guerra mundial post-WWII, esto fue en gran medida gracias al rol que jugó el filósofo Walter Kauffman (1921-1980) en limpiar su nombre. Std enc of Phil, Int enc of Phil (at Röcken, Sachsen-Anhalt, Germany) https://www.instagram.com/p/CUV4IAdvbJr/?utm_medium=tumblr
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bocadosdefilosofia · 5 months
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«La teoría de la evolución sugirió a Nietzsche dos ideas: la posibilidad de la formación de una nueva especie de ser tan superior al hombre, como el hombre es al mono; y la glorificación del medio, del instrumento, vale decir, la preferencia dada al "poder hacer" respecto "al acto",  que se halla expresada  netamente en los análisis psicológicos de los  primeros éticos evolucionistas de Inglaterra. Su simpatía por los sentimientos guerreros deriva de la biología darwiniana; su aceptación de los instintos primordiales de la naturaleza humana, corresponde a la obediencia a las leyes de las cosas de Spencer. Ambos, Spencer y Nietzsche, esperaban mutaciones en el futuro, pero ambos querían que antes los hombres inclinasen la cabeza ante lo que necesariamente existe.»
Giovanni Papini: El crepúsculo de los filósofos. Editorial Tor, pág. 174. Buenos Aires, 1936.
TGO
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miguelouso · 6 years
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Quiéreme-Daniel Orviz
“Quiéreme. Manifiéstate de súbito. Choquémonos, como por arte mágico en el Bukowski, un Miércoles. Pidámonos disculpas. Sonriámonos. Intentemos tirar el muro gélido diciéndonos las cuatro cosas típicas. Caigámonos simpáticos. Preguntémonos cosas. Invitémonos a bebidas alcohólicas. Dejémonos llevar más lejos. Déjame que despliegue mi táctica. Escúchame decir cosa estúpidas y ríete. Sonríeme. Sorpréndete valorándome como oferta sólida. Y a partir de ahí quiéreme.
Sin rúbrica, pero por pacto tácito acepta ser mi víctima. Déjame que te lleve hacia la atmósfera, acompáñame a mi triste habitáculo. Sentémonos, mirémonos, relajémonos y pongamos música. De pronto, abalancémonos besémonos con hambre, acariciémonos, Desnudémonos rápido y volvámonos locos. Devorémonos como bestias indómitas. Mostrémonos solícitos en cada prolegómeno. Derritámonos en abrazos cálidos Virtámonos en húmedos océanos. Ábrete a mí, abandónate y enséñame el sabor de tus líquidos. Mordámonos, toquémonos, gritémonos permitámonos que todo sea válido y sin parar, follémonos. Follémonos hasta quedar afónicos Follémonos hasta quedar escuálidos.
Durmámonos después, así, abrazándonos. Y al otro día quiéreme. Despidámonos rígidos, y márchate de regreso a tus límites satisfecha del paréntesis lúbrico pero considerándolo algo efímero sin segundo capítulo. Deja pasar el tiempo, mas sorpréndete recordándome en flashes esporádicos y sintiendo al hacerlo un sicalíptico látigo por tus gónadas. Descúbrete a menudo preguntándote qué será de este crápula. Y un día, sin siquiera proponértelo rescata de tus dígitos mi número llámame por teléfono y alégrate de oírme. Retransmíteme, ponme al día de cómo van tus crónicas y escucha como narro mis anécdotas. Y al final, algo tímidos, citémonos. En cualquier cafetín de corte clásico volvámonos a ver, sintiendo idéntico vértigo en el estómago.
Y en ese instante quiéreme. Apenas pasen un par de centésimas sintamos al unísono un relámpago de éxtasis limpio y cándido, y en un crescendo cinematográfico dejémonos de artificios y máscaras. Rindámonos a la atracción magnética que gritan nuestros átomos y sintámonos de placer pletóricos por sentirla recíproca. Unidos en un abrazo simétrico perdámonos por esas calles lóbregas regalándonos en cada parquímetro con besos mayestáticos que causen graves choques de automóviles y estropéen los semáforos.
Y para siempre quiéreme. Dejemos que se haga fuerte el vínculo, unamos nuestro caminar errático, declarémonos cómplices, descubramos restaurantes asiáticos, compartamos películas, contemplemos bucólicos crepúsculos, charlemos de poética y política y celebremos nuestras onomásticas regalándonos fruslerías simbólicas en veladas románticas. Y entre una y otra quiéreme Dejemos de quedar con el grupúsculo de amigos. Que los follen por la próstata. Pues si ponemos el asunto en diáfano solo eran una pandilla de imbéciles. Cerrémonos, y en un afán orgiástico con afición sigamos explorándonos buscando como ávidos heroinómanos el subidón de aquel polvo iniciático. Y aunque no lo logremos. Da igual. Quiéreme. Para evitar que nuestra vida íntima se corrompa con óxido busquémonos alternativas lúdicas apuntémonos a clases de kárate o de danzas vernáculas juntémonos en cursos gastronómicos. Presentémonos a nuestros mutuos próceres anteriores del árbol genalógico y a lo largo del cónclave sintámonos con ellos algo incómodos mas felices de haber pasado el trámite. Y quiéreme después. Sigue queriéndome, continuando con el proceso lógico juntemos nuestras vidas en un sólido matrimonio eclesiástico, casémonos a la manera clásica, hagamos un bodorrio pantagruélico, y cual pájaros de temporada en éxodo vayámonos de viaje hacia los trópicos y bailemos el sóngoro cosóngoro mientras bebemos cócteles exóticos.
Y al regresar, sentemos nuestros cráneos. Comprémonos un piso. Hipotequémonos Llenémoslo con electrodomésticos y aparatos eléctricos, y paguemos en precio de las dádivas regalándole nueve horas periódicas a trabajos insípidos que permitan llenar el frigorífico. Y mientras todo ocurre, solo quiéreme, del fondo de tu útero saquemos unos cuantos hijos pálidos, bauticémoslos con nombres de apóstoles, llenémoslos de amor y contagiémoslos con nuestra lóbrega tristeza crónica. Apuntémoslos a clases de música de mímica y de álgebra, y démosles zapatos ortopédicos, aparatos dentales costosísimos, fórmulas matemáticas y complejos edípicos que llenen el diván de los psicólogos.
Releguemos nuestro ritual erótico a la noches del sábado cuando ellos salgan véstidos de góticos a ponerse pletóricos ciegos de barbitúricos. Paguémosles las tasas académicas a los viajes a Ámsterdam. Dejemos que presenten a sus cónyuges y al final, entreguémoslos para que los devoren las mandíbulas de este mundo famélico. Y ya sin ellos quiéreme a lo largo de apuros económicos y de exámenes médicos, mientras que nos vovemos antiestéticos más cínicos, sarcásticos, nos aplaste el sentido del ridículo y nos comen los cánceres y úlceras. Quiéreme aunque nos quedemos sin diálogo Y te pongan histérica mis hábitos. Enfádate, golpéame, hasta grítame y como única válvula catártica desahógate en relaciones adúlteras con amantes más jóvenes y regresa entre lágrimas y súplicas perjurándome que aún sigues amándome.
Y yo contestaré tan solo quiéreme. Quiéreme aunque te premie salpicándote en escándalos cíclicos y te insulte, y te haga sentir minúscula y me pase humillándote y me haya vuelto un sátrapa que roza cada día el coma etílico y me haya vuelto politoxicómano y me conozcan ya en cada prostíbulo. Continúa queriéndome mientras pasan espídicas las décadas y nos envuelve el tiempo maquiavélico en un líquido amniótico que borre el odio que arde en nuestros glóbulos y nos arroje al hospital geriátrico a compartir habitación minúscula inválidos, mirándonos sin más fuerza ni diálogo que el eco de nuestras vacías cáscaras.
Quiéreme para que pueda decirte cuando vea la sombra de mi lápida Y antes de que venga y cierre la mano de la muerte mis párpados: “Ojalá, ojalá como dijo aquel filósofo el tiempo sea cíclico y volvamos de nuevo reencarnándonos en dos vidas idénticas, y cuando en el umbral redescubierto de una noche de miércoles pretérita tras chocarme contigo girándote, me digas: "Uy, perdóname" le ruego que permita el dios auténtico que recuerde en un segundo epifánico cómo será el futuro de este cántico cómo irán nuestras flores corrompiéndose cómo acabaré odiándote cómo destrozarás cuanto fue insólito en este ser, cómo la vida empírica nos tornará en autómatas patéticos hasta llevarnos a la justa antípoda de nuestro sueño idílico." "Y sabiendo todo esto, anticipándolo pueda mirarte directo a los ojos y conociéndolo muy bien. Sabiendo el devenir de futuras esdrújulas destrozando en un pisotón mi brújula te diga solo quiéreme."
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¿Qué pensas sobre F. Nietzsche?
Hola:
A continuación, comparto unabrevísima opinión sobre una parte de la obra de Nietzsche.
   Creo que es fácil comprender por quéNietzsche es un filósofo tan seductor; basta con abrir cualquiera de sus librosy leer su acerado título: Así habloZaratustra. Un libro para todos y para nadie, Crepúsculo de los ídolos o cómo se filosofa a martillazos, Más allá del bien y del mal. Preludio de unafilosofía del futuro, La genealogíade la moral. Un escrito polémico, Eccehomo. Cómo se llega a ser lo que se es, etc. El filósofo alemán tuvo unacualidad que pocos han tenido en la historia de las ideas, a saber, conjugaruna gran profundidad y originalidad en sus ideas y, además, poseer un estiloexcelso al presentarlas. A Nietzsche no sólo se le puede leer con un gran interésintelectual, sino con un placer literario y creo que esa cualidad es la que leha ganado un gran número de adeptos. Si le sumamos a ello el trágico ocaso desu vida, su figura se reviste de un aura heroica que lo vuelve aún más cautivador.
   Considero que siempre es difícil haceruna apostilla de su obra tomando en cuenta que él —siempre consciente de sugenio— pudo escribir con toda claridad lo que opinaba sobre ella en Ecce homo. Si uno se atuviera solamentea los nombres de algunos de sus capítulos (“Por qué soy tan sabio”, “Por quésoy tan inteligente”, “Por qué escribo yo libros tan buenos”, etc.) sin conocer al autor, podría pensarse que se encuentra frente a un descomunal pedante. Sinembargo, al ser Nietzsche, es muy difícil rebatir sus logros atendiendoa la influencia y originalidad de su obra.
   ¿Por qué no ser más humilde? Lahumildad, quizá replicaría él, es un valor cristiano. ¿Qué tiene de malopresumir lo que es cuando en verdad se es eso? Su crítica al cristianismo y, engeneral, a los valores judeo-cristianos es otro de los aspectos por los que haganó mucha fama. Personalmente, creo que la gran crítica a los pilares del catolicismo,en realidad, la hizo Kant en la Críticade la razón pura; tras la Críticadel filósofo de Königsberg las teodiceas, el argumento cosmológico y elontológico cayeron. El cristianismo —hay que recordarlo— no sólo se sustenta enlo que dice la Biblia (aunque esta sea su piedra de toque), sino que por siglosgrandes teólogos y filósofos trataron de contribuir con argumentos para darsustento a la existencia, en último término, de una deidad y de una moralidadderivada de esta. Por supuesto, demostrar antinomias y la reivindicación de laidea de Dios como idea práctica para la razón por parte de Kant, no causa elmismo entusiasmo que el pregón: Dios ha muerto. En ese sentido, si me lopreguntan, Nietzsche pregona los resultados del examen filosófico sobre lacuestión de Dios de su tiempo (por supuesto, sin tomar en cuenta a Hegel o Fichte).Si Kant se encargó de barrer con los argumentos epistemológicos, Nietzsche lohará sobre los morales.
   Quizá la Genealogía de la moral sea su texto más claro en términos filosóficos.En él Nietzsche utilizando un método inspirado en su formación filológica,examina cómo los valores y los juicios morales se han trasformado a través delos siglos, cómo se han resignificando, y, especialmente, cómo la tradiciónjudeo-cristiana se encargó de conferirles a los conceptos de “bueno” y “malo” unsignificado negativo para el ser humano. La culpay los ideales de la vida ascética sonunos de los peores males que, en su examen, el cristianismo ha inculcado en la culturade Occidente, y que nos alejan, en última instancia, del Übermensch (hombre superior o superhombre). Si bien la apuesta delfilósofo es acuciar el paso de la humanidad a una nueva etapa, a una etapa connuevos valores, hay algo de peligroso también en borrar u olvidar losanteriores. Su crítica, por ejemplo, a la vida ascética no sólo golpea alcristianismo, sino también a cierta forma de estoicismo o a la idea de eticidadde uno de sus maestros intelectuales (Schopenhauer); ambas teorías, considero,tienen muy buenas razones para sustentar el ascetismo como forma de vida ética. No es tan fácil deshacersede los viejos valores o de la culpa como acicate moral sin colocar algo que lossustituya o supere.
   Termino exhortando a cualquiera quele interese la obra de Nietzsche, a que se atreva a leer Asíhabló Zaratustra. Por supuesto, no insinuo que sea un libro sencillo, pero precisamenteporque es un libro que necesita varías pasadas considero que siempre esaleccionador y gratificante sin importar si es la primera vez o o la décimalectura. Especialmente, recomiendo la edición de Alianza Editorial a cargo deAndrés Sánchez Pascual, ya que —como toda la colección de Nietzsche de laeditorial— tiene una introducción en la cual el lector descubrirá el contextoen el que se escribió la obra y, además, es basta en notas, las cualesenriquecen muchísimo su lectura al indicar al lector las referencias que usa elfilósofo en algunas de sus alegorías o al referirte a otra obra en la que sedesarrolle cierta idea o concepto.
Saludos cordiales,
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jgmail · 3 years
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¿Cómo interpretar el eurasianismo?
Yohann Sparfell
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
 Entre muchos nacionalistas y disidentes de las naciones occidentales, que sin embargo comprenden la importancia de extender su ideal en la dirección de la recuperación espiritual y política de la civilización europea, el neo-eurasianismo se percibe cada vez más, nos parece, como doctrina política, geopolítica e incluso metapolítica, de interés exclusivo para Rusia. Pensamos que esta aprehensión de las cosas surge de una interpretación de esta nueva teoría política que emana principalmente de dos elementos, histórico y coyuntural: por un lado el hecho de que el eurasianismo tiene su origen, digamos, a principios del siglo XX, y es la culminación del trabajo intelectual de ciertos pensadores rusos emigrantes en Europa (Mendeleev, Troubetskoy, Florovsky, Alexeïev, etc.) y, por otro lado, que la mayoría de los activistas europeos actuales no comprenden siempre de forma clara la necesidad, simultáneamente con su lucha (consistente en estimular y afirmar la singularidad de una civilización a partir de lo que queda de sus fundamentos culturales), de participar en la elaboración de una nueva teoría política universal adecuada para proponer de una manera adecuadamente diferenciada para cada civilización, un desarrollo que "bebe" de la Tradición y que se orienta en relación a la centralidad atemporal de esta última (este tema altivo está, por tanto, a un nivel superior de la doctrina, y más allá, al nivel de una visión espiritual universal del mundo, incluso antes de poder ubicarse en el nivel inferior, aunque esencial, de su adaptación a una civilización particular para restaurarle un centro intangible inspirado por esta cosmovisión superior, en resumen, un Imperium).
 El primer elemento histórico mencionado anteriormente podría parecer superado por el efecto del tiempo, pero sólo en apariencia, especialmente entre ciertos nacionalistas nostálgicos de Europa del Este principalmente, ya que todavía está sonando, debido a su origen ruso, un papel repulsivo ya que el eurasianismo representa para ellos un ideal oriental, asiático, por lo tanto, estrictamente ajeno a la cultura europea originaria y, además, amalgamado con el pasado bolchevique. Es cierto que el eurasianismo inicial se basó en gran medida en un “fusionismo” eslavo-turco-musulmán con énfasis en la visión de un singular destino imperial multiétnico y multinacional de Rusia integrando sus aspectos europeo y turco-mongol. De hecho, fue el resultado doctrinal de un deseo, en la mente de estos pensadores rusos exiliados, de restaurar perspectivas verdaderamente imperiales para Rusia, es decir, convertirla en la sede del centro político y espiritualidad de una civilización singular, siguiendo las lecciones que pudieron extraerse de la revolución bolchevique. Pero el objetivo aquí no es analizar, ni siquiera brevemente, este eurasianismo original porque creemos por nuestra parte que el neo-eurasianismo, el cual llamaremos de ahora en adelante aquí para hacernos entender mejor con el término “eurasianismo”, simplemente, supo trascender, gracias al trabajo y las relaciones internacionales apoyados por Alexander Dugin, el espacio al que se había entregado la sagrada tarea a la hora de restaurar una vida espiritualmente ordenada.
 El segundo punto, que calificamos de cíclico, podría estar relacionado con el hecho de que Rusia se está afirmando cada vez más como un actor importante en el actual juego geopolítico global. De ahí lo que se percibe cada vez más como una nación, pero también como una civilización que, por derecho propio, no solo afirma su singularidad sino que, al mismo tiempo, es víctima del ostracismo del cartel de los países occidentales, que se ve beneficiada, y esto desde un punto de vista que lucha por comprender la necesidad actual de un nuevo enfoque espiritual y político de lo universal, de una teoría política indígena que, por tanto, se adapte a sus características culturales, geográficas e histórico, incluso étnicas (lo que en sí mismo es una tontería ya que Eurasia es esencialmente imperial y multiétnica),: el eurasianismo. Esto, como de hecho sería correcto decirlo, tiene en cuenta directamente las situaciones geográficas y geopolíticas rusas dentro del Gran Continente Euroasiático y la realidad sociocultural de los diversos pueblos que conforman el imperio Ruso-Eurasiático hoy en día en fase de afirmación vacilante e incierta. Esta nueva teoría política, y espiritual (que debería ser analizada en primer lugar, pero volveremos más tarde a ella), se centra (y este término es de importancia en este sentido) en la realidad y la aspiración profunda de este imperio euroasiático. Por supuesto, se entiende que esta aspiración de motivación espiritual y esta realidad no corresponde precisamente a las de Europa (y esto más en vista de la actual fase degenerativa de esta última). Tanto más cuanto que la historia y las influencias espirituales orientales han hecho de la civilización ruso-euroasiática, centrada en la dominación imperial rusa, una entidad separada del destino del resto del subcontinente europeo que se ha ido abandonando gradualmente y sumergiéndose en las aguas infernales del occidentalismo. Nos parece importante aquí enfatizar que el desarrollo histórico y cultural de esta civilización de inspiración tanto occidental como oriental estuvo acompañado de una singular afirmación autónoma que se llevó a cabo tanto en el orden espiritual como político o geopolítico.
 La civilización ruso-euroasiática se funda efectivamente según su posición central tanto histórica como geográfica resultante del encuentro de los pueblos indoeuropeos y los pueblos turanianos en su respectiva marcha escatológica, la primera buscando el Levante y las inmensidades continentales de Sur a Este, el segundo poniéndolo y abriéndose hacia los mares occidentales del suroeste. El eurasianismo se basa precisamente en el reconocimiento de las implicaciones de esta aventura humana bélica y creativa que finalmente desembocó en una civilización cuya particularidad es asumir por sí misma un papel de pivote y apertura entre Oriente y Occidente. Rusia hoy, con las naciones independientes que están histórica, cultural y económicamente ligadas a ella, así como espiritualmente (es decir, Armenia, Georgia, Bielorrusia, Kazajstán, Ucrania, etc., debe lograr afirmarse como ese puente entre las dos civilizaciones, que es tanto parte de una como de la otra), es de hecho una civilización en toda regla en el corazón de Eurasia dentro de la cual debe asumir su papel de equilibrio. Su herencia europea primordial no puede diluirse en una realidad mucho más compleja y diversa por su encuentro con Oriente, tanto más asumida por su extensión dentro del continente euroasiático hasta el Pacífico (los cosacos llegaron al Pacífico en 1640) y el Cáucaso (anexión de varias naciones caucásicas a principios del siglo XIX: Armenia, Daguestán, Azerbaiyán), que de alguna manera reforzó su singularidad en comparación con el resto de la Patria europea. Pero en cierto modo sólo porque los lazos, que se aflojarán y compartirán más armoniosamente de Occidente a Oriente, están sin embargo presentes hacia Europa en una visión compartida del hombre que podríamos vincular correctamente a un "humanismo" europeo original heredado de las tradiciones precristianas hoy en día en gran medida equivocadas.
 El eurasianismo es, por tanto, el resultado de una conciencia de la genealogía de una civilización singular dentro de la cual apareció esta corriente de ideas, con todo lo que tal conocimiento pueda generar en el crepúsculo de un mundo que se esfuerza por negar la realidad profunda y sagrada de la afirmación de la personalidad (en la antítesis del individuo). El eurasianismo es, por tanto, un enfoque de civilización, que implica profundamente una perspectiva espiritual y geopolítica, para lo cual es sobre todo importante que los hombres, así como sus comunidades, puedan asimilar la fuerza supra-humana que les dio nacimiento de manera singular en el mundo dentro creado y que puedan afirmarse a través de él.
 Por tanto, el eurasianismo nació de la conciencia de la constitución original, espiritual y singular de una civilización por parte de pensadores políticos y filósofos rusos que habían tocado con sus dedos la esencia sagrada y axial de su presencia en el mundo (Eurasia). Pero, dado que toca lo esencial de lo que hace posible una civilización en particular, esta teoría política no puede limitarse a la civilización ruso-euroasiática y, por lo tanto, pretende ser de interés para todas las civilizaciones humanas actuales y por venir, pero sobre todo para ser una forma de pensar a través de la cual sabrán poder dominar su futuro. Debe entenderse que el eurasianismo quiere ser una nueva teoría llamada "política" que, sin embargo, es primero y más profundamente espiritual en esencia. Nos invita ante todo a reorientarnos en relación a un centro que necesitaremos descubrir en el corazón de cada civilización, así como de cada comunidad y persona que la compone. Este centro es diferente de un punto a otro (de una entidad humana a otra), pero es el mismo en todas partes, difuso, pero aún Uno en cada emanación del Ser. Es en esto que el eurasianismo puede representar el motor espiritual de la elevación de los espíritus hacia una nueva interpretación de lo universal, un universal que no puede confundirse con la uniformidad (o, que equivale prácticamente a lo mismo, universalismo), a menos que se quiera corromper lo que constituye los cimientos de esta nueva teoría. En otras palabras, el eurasianismo es un oportuno deseo de orientación hacia la Tradición y su Centro celeste que nuestra civilización europea ha ubicado en Hiperbórea, donde necesitaremos, huelga decirlo, recargar su pilar.
 Esta nueva teoría, que hemos visto tiene un espíritu universal, es también política y geopolítica, y, por tanto, plenamente capaz de integrarse en el espacio planetario del pensamiento humano del siglo XXI, que poco a poco va tomando conciencia de la incoherencia aporética en la que lo encierra la teoría neoliberal, único superviviente y al mismo tiempo heredero del desorden ideológico del siglo XX. Esta teoría se ve, por tanto, llevada a participar en la renovación radical (en el sentido real del término, es decir, que se remonta a la raíz, a la esencia de las "cosas") de un pensamiento político que efectivamente se ha arraigado y articulado hasta ahora en torno a las tres teorías políticas del comunismo, el fascismo y el liberalismo, incluidas en todas sus variantes, hasta hace poco tiempo, incluyendo por tanto la forma posmoderna del liberalismo: el posliberalismo impolítico que ha interferido insidiosamente en cada una de las civilizaciones para privarlas de cualquier vocación real y evitar que participen en una nueva armonía internacional llamada multipolaridad o mejor aún, policentricidad. Porque el eurasianismo es también, y en segundo lugar después de su enfoque asertivo de una reorientación espiritual del mundo, la teoría de la multipolaridad civilizacional que, a su vez, concierne a todas las civilizaciones, así como a las comunidades humanas en el proceso de reafirmación y re-identificación con sus fundamentos originales.
 Pero si el eurasianismo es una teoría geopolítica, centrada en la esencia espiritual de las civilizaciones y en las relaciones singulares que mantienen con su propio espacio (habiendo participado el espacio en su fundamento carnal), es por tanto también una teoría política, la Cuarta Teoría Política, cuya particularidad es precisamente querer restituir la legitimidad al mismo término “político” con respecto al futuro de las comunidades humanas. La política debe volver a convertirse en un arte a través del cual las personas puedan, e incluso deben, reorientarse hacia el centro coordinador y armonizador de cada comunidad de la que son miembros. La decisión, que debe nutrirse de la multiplicidad de puntos de vista libremente expresados, encontrará finalmente una centralidad que la sacará de cualquier oscuridad ligada a las inestabilidades de la materia (es decir, de las vicisitudes vinculadas al mundo inferior de la necesidad). Centralidad y multiplicidad ya no deberían ser mutuamente excluyentes, sino que deberían poder reafirmarse conjuntamente a través de lo político, así como lo espiritual, que se encarnará en el Bien Común. El eurasianismo es una teoría política que lleva consigo este altivo principio que apunta a plantear los conflictos políticos por encima de los intereses (especialmente económicos) y someterlos a la superioridad de lo espiritual (a través del Bien Común como nosotros lo entendemos y como debe entenderse desde la perspectiva de la Cuarta Teoría Política).
 Teniendo en cuenta lo anterior, consideramos que sería bastante inapropiado considerar que el eurasianismo puede interesar exclusivamente al universo ruso, o adaptarse específicamente a este universo oriental (en comparación con Europa), a pesar de que esta teoría ha estado marcada por esta especificidad desde sus inicios, abriéndose inevitablemente a lo universal a partir de entonces. Los activistas europeos tendrían, por tanto, toda la legitimidad para reclamar contra una nueva afirmación de Europa que todavía parece, en definitiva, hipotética ante la cruel falta de voluntad de sus líderes actuales (falta de voluntad de ser libres del hegemonismo unipolar americano heredado de las dos grandes guerras del siglo XX, como del totalitarismo progresista del pos-liberalismo “liberado” de la política y el arraigo). Y si la civilización europea pudiera tener la oportunidad de re-elevarse (¡y volverse Kultur nuevamente!) esforzándose por estudiar y adaptar las ideas del eurasianismo (y por lo tanto las propuestas de la Cuarta Teoría Política), esto no sería precisamente no desviarse de lo que hace la singularidad del lenguaje y la Idea originaria de nuestra civilización, sino por el contrario, poder afirmarlo frente a una teoría política y geopolítica que hace de las civilizaciones y su singularidad ejes en torno a los cuales habrá que articular nuevas teorías y nuevas prácticas distintivas sobre el hombre y sus relaciones con el Otro y su entorno.
 El eurasianismo, por tanto, no es ajeno a Europa porque de hecho es el nombre que se le da a una nueva teoría política, con un componente geopolítico crucial, que cada civilización deberá abordar y apropiarse a su manera y según su propia visión original del mundo y del hombre. El desafío no es, de hecho, tratar de mirar el mundo a través del pequeño extremo del telescopio ruso, sino establecer y afirmar nuestra propia visión del mundo europeo mientras nos esforzamos por ir más allá de las quimeras que, aún hoy, sirven como guías intelectuales en nuestros vagabundeos inconsistentes.
 Hoy también podemos hacer otro argumento a favor del eurasianismo que podría convertirlo en un instrumento conceptual, pero también realista, con el objetivo de resurgir la Idea europea (un humanismo original con una visión realista del hombre) del limbo en el que lo han hundido los ideólogos neoliberales. Rusia y las naciones relacionadas con ella, como se mencionó anteriormente, son fundamentalmente de cultura europea, aunque la historia y la geopolítica la han convertido en una civilización única, como ya hemos podido expresar aquí. Sin embargo, la realidad geopolítica del mundo actual, que incita a la multipolaridad a afirmarse en las relaciones internacionales, también tenderá a acercar cada vez más a las civilizaciones ruso-euroasiática y europea para intensificar su cooperación frente a la Intentos o potencialidades hegemónicas que emanan de otros polos más poderosos como América del Norte o China. También tendrán que hacerlo debido a las amenazas que ya están tocando a sus puertas, especialmente las relacionadas con la inmigración masiva y el terrorismo islamista. Es sin duda y en realidad, y esto en virtud de la realidad de las relaciones internacionales actuales, un conjunto inter-civilizacional que aglutina a las civilizaciones ruso-euroasiática y europea gracias a una estrecha y continua cooperación que será el gran espacio dentro del cual el eurasianismo deberá afirmarse una vez superados los etnocentrismos y los viejos resentimientos que, de nuevo, alimentan los discursos oficiales de dirigentes y medios de comunicación que siguen aferrados desesperadamente a sus caprichos ideológicos y sus dependencias (sub) culturales. Este debe ser un argumento más a favor del hecho de que el eurasianismo, y la Cuarta Teoría Política, no solo no están vinculados exclusivamente a la civilización ruso-euroasiática, sino que también pueden ser capaces de reencontrar un gran espacio geopolítico (y espiritual) euroasiático (o euroasiano) que puede ser capaz de afirmarse en el actual caos global resultante de la dilución de un orden de relaciones internacionales que sólo puede resistir los problemas y contradicciones que él mismo engendró en el curso hegemónico del neoliberalismo triunfante.
 El eurasianismo es un arma conceptual (aunque más fundamentalmente es un Logos inteligible para abrirse a una nueva conciencia espiritual) que interesa principalmente a Europa y Rusia, juntas, unidas por un nuevo deseo de inspirar un mundo capaz de ir más allá (pero no para aniquilar) el antagonismo entre lo universal y lo individual. Lo que podremos encontrar a través de nuestras relaciones entre las civilizaciones europea y ruso-euroasiática, y mediante las relaciones entonces más seguras entre Eurasia y otras civilizaciones del mundo, será la base de un nuevo orden de relaciones internacionales que tendrá que emanar de un respeto por cada singularidad y relaciones no basadas en la hegemonía y el unilateralismo.
 Por tanto, podemos afirmar con firmeza y fuerza que somos euroasiáticos y al mismo tiempo tenemos una fe profunda y arraigada en el futuro de Europa. Agregamos incluso que uno compromete fuertemente al otro ya que el eurasianismo es un compromiso a favor de cada una de nuestras civilizaciones, de las que entonces somos conscientes de su importancia como polos geopolíticos que toman una parte considerable, si no fundamental, para la renovación radical de las relaciones internacionales. El eurasianismo no puede separarse del proyecto de construcción de un orden mundial organizado en torno al principio de multipolaridad. Tampoco es separable de una visión orgánica de las comunidades humanas que incluye regiones, naciones, etnias y pueblos en el respeto de la diversidad cultural, política y espiritual que deberá estructurar el mundo multipolar venidero. El eurasianismo, por así decirlo, es un globalismo de la "periferia" que debe levantarse contra el globalismo del "centro" impuesto, entre otros, por el arma des-estructuradora de los "derechos humanos" y por el Mercado. También podemos ver que, desde este punto de vista, el movimiento de los Chalecos Amarillos se embarca inconscientemente en este camino y, por tanto, forma parte de esta lucha euroasianista.
 El eurasianismo no tiene una "verdad" que imponer de una manera u otra a los pueblos y civilizaciones porque abarca una conciencia de la necesidad de respetar las diversas cosmovisiones que construyen la humanidad. Su estructura teórica se basa en una apreciación espacial (no según el sentido anglosajón del término, o una ambición volcada hacia la conquista, sino según una visión "cósmica" que prioriza el orden y la armonía) de las civilizaciones cuyo principal interés es que cada uno de ellos sea capaz de construir su futuro a la luz de su tradición, mientras participa activamente en el desarrollo de un nuevo tipo de relaciones internacionales en cuyo corazón será fundamental la plena conciencia de las realidades geográficas (económicas, energéticas, etc.) así como diferencias en los enfoques culturales, incluso espirituales y religiosos, vinculados a estas realidades.
 El eurasianismo es, por tanto, un llamado a una nueva armonización del mundo, de la que se sabe de antemano que siempre estará en proceso, y no es una esperanza para un nuevo idealismo, es decir, una nueva ideología abstracta. Es una nueva teoría política y geopolítica que es la conciencia de que el mundo no puede doblegarse ante las limitaciones de las ideologías abstractas sin sacrificarse en el altar del vicio y la falsedad. Es en esto que el eurasianismo es una superación, una Nueva Teoría, que se posiciona entre los fundamentos del hombre y sus responsabilidades para su cumplimiento. El eurasianismo, por tanto, nos ofrece una perspectiva que depende de cada civilización implementar de acuerdo con su propia Weltanschauung.
 El eurasianismo europeo (y más allá, el euroasianismo, de Lisboa a Vladivostok y de Dublín a Ereván) puede, por tanto, convertirse en una realidad en nuestros corazones, en nuestros pensamientos y en nuestras acciones, siempre que sepamos cómo comprender plenamente lo que lo hace tan fuerte. Es por esto, en cualquier caso, que nosotros mismos nos reconocemos como eurasianistas y que queremos contrarrestar la tendencia actual en Europa de querer suprimir esta Idea dentro de los estrictos límites de la civilización ruso-euroasiática.
 Resulta imprescindible dar la espalda a una cierta visión de la geopolítica que todavía la convierte en el instrumento científico al servicio de la extensión de un poder malsano e ilusorio, en definitiva, del imperialismo. La geopolítica debe convertirse para nosotros, y con respeto a las diferencias culturales y espirituales, en una herramienta al servicio de una nueva armonía entre naciones y civilizaciones. Europa y sus naciones deben poder sacar de ella la fuerza para reorientar su futuro de acuerdo con los grandes proyectos mundiales que, a lo largo de los años, cambiarán radicalmente el orden mundial (estamos pensando aquí principalmente en el proyecto Nueva Ruta de la Seda - Iniciativa de la Ruta y la Franja - liderada por China).
 El eurasianismo es una idea que los pueblos y civilizaciones deberán apropiarse según su propia visión del mundo. Es, por tanto, el alfa de un movimiento creativo único y específico de cada uno, cuyo resultado, el omega, habrá de encontrarse en superar los límites a los que hoy estamos sometidos por la locura globalista. Es una fuerza, recordamos, que nos hará elevar la idea europea y que, además, nos hará reinterpretar a la luz de nuestro humanismo originario la presencia de Francia en Europa y en el mundo.
 El eurasianismo se basa esencialmente en esta reorientación, y por eso sería injusto afirmar que solo puede afectar a la civilización ruso-euroasiática. Pero todo es cuestión de palabras, siempre que estén definidas.
 Fuente: http://rebellion-sre.fr/quelle-interpretation-de-leurasisme/
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suaveeslanoche · 6 years
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Le gustaba llamarse a sí mismo la puta más vieja del lugar. Lléveme a Hollywood, diría en una ocasión, y yo haré de lo que sea: enanos, lavanderas chinas... ¿El papel ideal? Amigo, debe estar bromeando. Quizás la Dama de las Camelias: echada en un sofá y tosiendo durante veinte bobinas seguidas. Rodar películas era una alternativa económica, no se sentía orgulloso de ello. No olvide nunca, comentaría, que una de las mayores estrellas del mundo fue Rin Tin Tin, y era una perra con cuatro patas. Había quienes disfrutaban atrayendo la atención, y Robert Mitchum lo sabía. Si no fueran estrellas de cine, estarían pudriéndose en la cárcel por exhibirse en el parque. Él seleccionaba sus trabajos en función de los días libres. Hizo un total de ciento veinte películas, cuarenta de ellas enfundado en la misma gabardina. Quizás fueran ciento veinticinco, difícil llevar la cuenta. Pero había visto bien pocas. No le pagaban por verlas. Y, además, encontrar aparcamiento siempre era un coñazo.
(...) La mayoría de las estrellas de Hollywood eran, hasta cierto punto, exponentes de un método basado en la personalidad según el cual interpretar consistía en ser: los personajes estaban inspirados, de forma predominante, en la propia personalidad individual del actor y en su punto de vista (si es que tenían alguno). En el caso de Mitchum, su imagen y la que daba en el cine parecían ser particularmente compatibles. Las experiencias personales y una perspectiva filosófica eran las fuerzas vitales que se escondían tras esas caracterizaciones del desengaño, de la marginación, de la oposición a la autoridad y a las convenciones, detrás de la mirada turbia y obsesiva de quien ha visto las peores cosas y sabe que aún le quedan muchas por ver. La frontera entre la realidad y la ficción llegaría a ser en algunas ocasiones notablemente imprecisa: las noticias y las reseñas cinematográficas eran casi intercambiables cuando se referían a ese tipo duro, mujeriego y pendenciero, siempre metido en líos, dentro y fuera de la pantalla, relacionados con peleas, delitos, cárceles y mujeres guapas. El arte daba paso a la vida, o a alguna otra cosa, lo que fuera. La prensa le llamaba “el chico malo de Hollywood”. Los titulares sensacionalistas trazaron su peculiar estilo de vida (...). En 1948, un escándalo relacionado con drogas y, posteriormente, su estancia en la cárcel, deberían haber acabado con su carrera cinematográfica, habría sido el fin para cualquier otro actor más consagrado; pero, en el caso de Mitchum, la conmoción y las repercusiones entre los espectadores -él solía llamarlos “la plebe”- fueron mitigadas a la larga por la propia expectación.
Él se burlaba de ese personaje público, frívolo, infernal, juerguista, fuera de la ley, incluso cuando suministraba nuevas historias de anarquía y nuevos episodios iconoclastas a todo periodista novato que le llamara para hacerle una entrevista. De hecho, su imagen pública sólo revelaba la superficie de una realidad mucho más compleja, generalmente oculta, que no dejaba examinar las contradicciones, las imprevisibles reacciones y los secretos de Mitchum como persona: el Mitchum poeta, autodidacta, el filósofo lírico, de ideas izquierdistas, el excéntrico, el individualista deprimido, el marido acosado. Hombre de muchas caras, poca gente supo cómo encajaban todas esas piezas, ni siquiera quienes mejor le conocieron. “Mi familia no entiende nada. Los más allegados (es decir, cuatro personas) siguen preguntándome dónde estoy, quién soy...”.
(...) Fue una estrella de cine durante más de medio siglo, permaneciendo en activo casi más que cualquier otro. Su carrera tuvo altibajos. Se dio por vencido en más de una ocasión, pero luegro regresaba, grande como siempre: El Dorado, La hija de Ryan (Ryan’s Daughter), El confidente (The Friends of Eddie Coyle), Adiós, muñeca (Farewell, My Lovely), Vientos de guerra (The Winds of War). Su presencia colosal y sus a menudo brillantes interpretaciones llegaban, como de costumbre, sin hacer ruido. Siempre afirmó que ser actor de cine era un trabajo como cualquier otro, como arreglar una cañería o reparar un coche, sólo que con algo más de maquillaje. El lugar privilegiado que ocupaba en el panorama cinematográfico le convertía en alguien con el talento de la época dorada abocado al crepúsculo. “Es el único Gary Cooper viviente”, dijo el productor de la serie Vientos de guerra. La gente sabía lo que eso significaba. Ya no había otros como ellos. Mitchum fue único y el último de una estirpe. Su talla y su leyenda crecían incluso cuando sus trabajos eran indignos o trillados. “No es posible trabajar mejor -le gustaba decir-. Sólo es posible trabajar más”. Cuando ya habría cumplido los setenta años continuó siendo, por ínfimo que fuera un proyecto, el mejor outsider del cine, el gran aventurero de ojos tristes, el pesimista amargamente divertido.
Lee Server - Robert Mitchum: ¡Olvídame, cariño!
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