Tumgik
#hija de raziel
Emma a Bruce
Bruce,
Estoy segura de que has estado preocupado por Mina, como todos nosotros. Bueno, te traigo las malas noticias: Mina no ha vuelto.
Y, en realidad, no hay buenas noticias.
Déjame empezar de nuevo. Todo el mundo se puso en acción una vez que encontramos la muñeca espeluznante y la nota, y empezamos a buscar en la casa y los terrenos. Aunque, por supuesto, nadie creía que siguiera aquí. Pensamos que tal vez habría alguna señal del hada (o hadas) que la atrapó, pero por supuesto no había nada que los nefilim pudiéramos reconocer. Julian envió un mensaje de alerta a Ty para preguntarle si el sensor podría modificarse de nuevo para buscar hadas en lugar de fantasmas, y Ty tuvo algunas ideas, pero eso hizo que el sensor empezase a sonar continuamente. Lo que supongo que tiene sentido, dado que ahora toda la casa está repleta de artesanía de hadas. Y creo imposible que los dinteles tallados de las ventanas se llevaran a Mina... no ha sido de gran ayuda.
Tessa envió un mensaje al Instituto de Londres, que puso al Enclave en alerta máxima y envió a unos cuantos nefilim para que nos ayudasen en la mansión, lo que en gran parte ha consistido en hacer té y también ruidos británicos preocupantes ("Oh, querido, oh, querido, querido", "yo nunca", y por el estilo). Jem fue al Mercado de las Sombras a intentar averiguar algo (por lo que se ve, en Inglaterra a eso lo llaman “averiguaciones”), pero volvió unas horas después sin nada. Dijo que ya no era solo que las hadas del mercado se negasen a hablar, era que parecían tan sinceramente desconcertadas como Round Tom o cualquiera de nosotros. Supongo que la mayoría de las hadas del Mercado de las Sombras se mantienen lo más alejadas posible de los asuntos de la Corte, y todos estuvimos de acuerdo en que secuestrar a un Cazador de Sombras debe ser cosa de la misma Corte, ya que unas hadas cualquiera no serían tan estúpidas como para violar los Acuerdos tan descaradamente.
Oh, y esa es otra. El hecho de que Tessa se pusiera en contacto con el Enclave de Londres fue un movimiento de última hora, porque ahora saben de esta enorme violación de los Acuerdos y nadie quiere una guerra con las hadas. (¿Excepto tal vez el secuestrador?) Por otro lado, no puedo imaginar que Alec Lightwood vaya a declarar la guerra antes de que sepamos más. Pero aún así, esto aumenta las tensiones, lo cual no es bueno.
Si alguna vez conozco a Raziel, voy a preguntarle... bueno, vale, supongo que si alguna vez conozco a Raziel asumo que seré eliminada y reducida a átomos por fuego celestial, pero si puedo conseguir preguntarle algo, sería el por qué no podemos Rastrear niños. Entiendo que es porque aún no tienen runas, pero ¿no son los que más rastreamiento necesitan si pasan cosas como esta? Parece un fallo de diseño en todo el sistema. Debería hablar con Clary sobre esto, tal vez ella pueda crear algún tipo de Runa para Encontrar Bebés en el futuro. Aunque eso ahora mismo no es de gran ayuda.
La gran pregunta, aparte de dónde está Mina y quién se la llevó, es ¿por qué alguien querría hacerlo? No tiene ningún sentido. Julian se preguntó si alguien podría tener una cuenta pendiente con Jem o Tessa, pero no se les ocurrió a nadie que pudiera tenerla. Round Tom sugirió que alguien podría estar tratando de incriminar al Mundo de las Hadas por el secuestro, pero de nuevo, ¿por qué? En cualquier caso, aún no hemos contactado con Kieran o Adaon, ya que nos advirtieron que no lo hiciéramos.
Bruce, me siento fatal. Tessa y Jem sólo vinieron para ayudarnos con la maldición, y ahora pasa todo esto. Me siento mal. Quizá haya algo más grave en la Mansión Blackthorn de lo que pueda arreglar una maldición rota. O tal vez sólo me siento morbosa y preocupada. Probablemente sea eso.
Julian me está llamando, vuelvo en un segundo.
#
De vuelta, y con noticias. ¡El secuestrador envió una nota! Quiero decir, otra nota. ¡Y se identificó!
“Su hija le será devuelta si, y sólo si, se me concede una audiencia privada con el que ustedes llaman Christopher Herondale.”
En primer lugar, "el que ustedes llaman"... ¿esto va en serio? ¿Cómo quiere que llamemos a Kit, ¿El Asombroso Whizzo? En segundo lugar, estaba firmada como "Madre Hawthorn", lo cual no significaba nada para mí ni para Julian, pero Jem y Tessa se miraron entre sí, y Kit parecía abatido. Resulta que era la niñera del Primer Heredero. No está oficialmente alineada con las Cortes Seelie o Unseelie, que se sepa, pero eso no significa que no vaya a utilizar todo esto para influir en ellas.
  Así que toda esta locura tiene que ver con Kit y de la política de las hadas, y es un desastre, y me siento fatal por Kit, que está más pálido y tenso que nunca. (Y no necesito recordarte, Bruce, que he visto a Kit bastante pálido y tenso).
Kit, por supuesto, dijo inmediatamente que sí, que se reuniría con ella, cualquier cosa con tal de recuperar a Mina. Julian señaló que podría ser una trampa, y Kit explotó.
—¡Claro que es una trampa! Pero no puedo dejar que lastimen a Mina por mi culpa.
Creo que nunca lo había visto así, Bruce. Tan enojado o tan decidido. Está creciendo. En cierto modo, con la rapidez con la que Julian también tuvo que crecer; es desgarrador. Kit parece saber a lo que se enfrenta, no sólo ahora, sino en general, y que no puede rehuir de ello. Tiene que enfrentarse a ello de cara de una vez por todas.
Round Tom señaló que la Madre Hawthorn es impredecible, pero que incluso ella dudaría antes de romper los Acuerdos hasta el punto de dañar a Mina. Kit señaló que ella ya rompió los Acuerdos al secuestrarla en primer lugar.
Creo que Jem, al darse cuenta de que Kit iba a aceptar la reunión dijeran lo que dijeran, sugirió que al menos lo hiciéramos a nuestra manera, en el lugar que eligiéramos y con todas las precauciones necesarias. 
Kit dijo: 
—Lo que necesites. Pero voy a reunirme con esta Madre Hawthorn y recuperar a Mina. 
Y sé que son, como, primos sextos o algo así, pero en ese momento sonó exactamente igual a Jace. Supongo que la terquedad Herondale raiga profunda. 
Julian estaba extrañamente callado después de que Kit le gritara, y pensé que estaba dolido, pero luego me di cuenta de que tenía esa expresión en la cara que significaba que tenía una idea pero que aún no estaba preparado para compartirla. Todo el mundo hablaba de encantamientos anti hadas y de qué runas ponerle a Kit, y Julian se quedó sentado ante todo aquello, pensando... 
Ese es su método, diferente a los demás: completamente consumido por pensamientos e ideas de como planificar todo.
Me pregunto qué tiene bajo la manga. Podría molestarle, pero he aprendido que es mejor dejar que me lo cuente cuando esté preparado. Sin embargo, ver esa expresión en su cara me da más esperanzas que cualquier otra cosa de la conversación.
Emma
Texto original de Cassandra Clare ©
Traducción del texto de Niloa Gray ©
ATENCIÓN: no se permite hacer Drives ni PDFs de “Los Secretos de Blackthorn Hall” por Copyright. Cualquier infringimiento va contra la ley.
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lascronicasdebianca · 2 years
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17~Autocontrol.
Mansión Tremere, Londres.~ 
Tras el incidente de aquella noche Raziel ayudó a Bianca para que pudiera controlarse. Lo que ella no sabía es que fuera a ser una situación tan límite pues a la mañana siguiente fue llevada al sótano de la mansión donde el brujo tenía su mazmorra particular. 
Fue llevada a la celda de mayor seguridad y allí fue encerrada. Permanecería el tiempo necesario hasta que tuviera bajo control su sed y hasta que pudiera controlar sus cambios de forma. Raziel primero le dejaría una temporada sin beber nada para obligar a su organismo a llegar al límite. 
Aquellas semanas fueron las peores pues aunque prácticamente nunca estaba sola del todo estaba tan cegada por la sed que le hubiera dado igual matar a cualquiera para poder alimentarse ya hubiera sido Susan o Raziel o cualquiera de los habitantes de la mansión. 
Susan intentaba que ella se distrajera y sentada al otro lado de la puerta le hablaba durante horas para que pudiera pensar en otras cosas aparte de la sangre. 
Cuando ya pensaba que comenzaría su organismo a secarse su forma cambió quedando en la de demonia. La sed no aumentó siguió al mismo nivel , daba igual cuánto atacará con sus garras las paredes o cualquier cosa que ideara, los discípulos de Raziel mediante su magia la mantenían allí dentro retenida. 
Acabó en un rincón sentada , los días pasaban y ya ni respondía a las palabras de su hermana , solo quería morir para acabar con su sufrimiento. En el momento que ya había perdido total esperanza Raziel hizo pasar un vaso bajo la puerta , tan solo unas gotas de sangre.
Bianca pensó que su mente le estaba jugando una mala pasada y allí permaneció el mismo varios días. Al final tras verlo allí tanto tiempo se acercó curiosa , quizás no estuviera teniendo alucinaciones después de todo. 
Cogió el vaso y bebió saboreando cada gota como si del elixir de la vida se tratara. Quedó incluso saciada , cualquier cantidad era apropiada en ese momento. 
Al día siguiente tenía el siguiente vaso esperándola cuando se despertó y así sucesivamente. Raziel quería ver su tolerancia después del tiempo que había pasado de abstinencia. 
Fueron aumentando su dosis de sangre poco a poco hasta llegar a una dosis tolerable y suficiente para ella. Se encontraba de mucho mejor humor , ya volvía a hablar con Susan y está le pasaba libros para que estuviera entretenida , también papel pues quería escribir a Dante para que supiera que ella estaba bien y dónde se encontraba en aquel momento. 
Llegó el día esperado , la puerta se abrió pero Bianca no salió furiosa , estaba serena y lo primero que hizo fue abrazar a Susan y a Raziel. Le habían ayudado y habían conseguido el propósito que buscaban , ahora era capaz de controlarse. 
Después de aquello Raziel se centró en Bianca como discípulo enseñándole todo lo que él sabía sobre la Taumaturgia, durante el tiempo que ella había estado encerrada Susan había estado aprendiendo también por lo que las dos estuvieron durante meses practicando hasta conseguir dominarla a la perfección. 
Se habían integrado en el día a día de los Tremere y una vez dominada la magia empezaron a ayudar a los nuevos discípulos a aprender convirtiéndose en una gran ayuda para Raziel pasando los años junto a él y el resto de su familia como dos integrantes más, pues él las trataba como si fueran dos de sus hijas también no hacía distinciones.
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ciudadsilenciosa · 3 years
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“Dicen que los escritores son excentricos, que viven en su propio mundo, que no tienen anclaje en la realidad. ¿Por que sera? ¿Sera consecuencia de zambullirse a diario en los fertiles mares de su propia imaginacion? ¿O acaso el novelista nace extraño y desentendido, y la forja de relatos es solo su llamado natural? Como sea, en reflejo obvio a su linea de trabajo, Amanda es excentrica, pero a la vez, educada, altiva, agradable y amistosa. Tendra sus extravagancias y singularidades, ¿Pero quien no las tiene?”
¡Bienvenida a Ciudad Silenciosa, Amanda Blackmore, Cazadora de Sombras!
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Episodio 4x22: “ Ascension ”. 
[DOMINGO - 26 DE MAYO,2019. IDRIS]
El día había llegado para la familia Penhallow. Si bien era una ceremonia de la cual era el mayor orgullo de la ciudad, Gabe pasaba la mayor parte de la hora con ansiedad y nerviosismo, pero sabia muy bien como ocultar los nervios frente a las personas. Era algo que había aprendido años atrás. 
No eran demasiados invitados, puesto que el proceso de Ascension por parte de su mujer, Bethany era algo que no había mencionado a muchas de las personas cercanas, puesto que si bien era muy positivo con que pudiera llevarse a cabo bien, tampoco quería asumir las consecuencias de las miradas de sus más cercanos, por lo mismo, habían tomado la decisión que sus hijos no estuvieran presentes. Las noticias se las darían cuando acabaran la ceremonia e irían a festejar en familia, con todos los presentes también. La ciudad hacia un buen clima como siempre y ayudaba a que todos fueran positivos. 
Gabe estaba saludando a las personas que llegaban al Gran Salón, estaba en compañía de su gran amiga Novaleé como presencia de la Clave y estaba a su lado junto a su mujer. Los tres cerca del estrado, listos para cuando les avisaran que iban a comenzar.
Beth había pasado una noche tranquila, y muy temprano por la mañana había pasado por la pieza de su hija para ayudarla a vestirse y arreglarse para el día que pasaría en cuidado, le dijeron que era un día más de clases y de esa manera podrían asegurarse que estaría con su mente ocupada, a pesar de que no tenía idea alguna de qué era lo que pasaba alrededor de la familia. La rubia se despidió tanto de su hija como de Ophie, su perrita que quedó en casa cuando ella se encaminó con Gabe a la ceremonia. 
Beth saludaba a quienes lo hacían con ella, conocía a varios y a otros no mucho, pero siempre se mantenía educada en el saludo, sabiéndose esposa de Gabe.
—  ¿Ya no alcanzo a ir al baño?  —  Bromeó en un susurro mientras miraba alrededor y luego miraba a su esposo, sonriéndole para que viera que jugaba solamente
Cuando justo iba a comenzar se sintió la voz de uno de los Hermanos silenciosos en su cabeza, avisando que la ceremonia iba a comenzar. 
Le besó su frente cariñosamente, aún se reía por su comentario y le miró como si lamentara el hecho de que no pudiera ir al baño en ese momento. Le apretó su mano muy suave y manteniendo las fuerzas necesarias le susurró que la amaba. 
Las personas de la Clave se pusieron en una línea arriba del estrado, Gabe al lado de Novalee y cada una de las personas le deseaban lo mejor a su esposa. El chico está vez lo hizo mucho más corto, para no alargar más la tortura/proceso más de la cuenta. 
Habían círculos dobles trazados en el centro del estrado y uno de los Hermanos habló en sus cabezas. 
— Póngase en el Centro y arrodíllese — Le pedía acercándose ambos de ellos a los costados. Todo el mundo sabía porqué y Gabe se le tensó el pecho sabiendo que si no superaba el proceso ellos serían los primeros en atenderla para hacer que su ida del mundo fuera mucho más amena.
Sintió los labios cálidos de su esposo sobre su piel y un suave escalofrío recorrió todo su cuerpo, logrando que dejara salir el aire contenido de sus pulmones, cerrando los ojos ante la manera en como su corazón parecía querer salirse de su pecho. 
Probablemente no había considerado lo que ese momento causaría en ella, los nervios y la ansiedad que provocaba saber que pasaría cuando sus labios tocaran la copa. 
Sus ojos se posaron en Novalee con una suave sonrisa, tan típica de Beth; y luego miró a su esposo, sonriéndole como si con eso y su mirada fuera necesario para expresarle cuánto lo amaba. 
Camino hasta el centro y sus rodillas tocaron el suelo cuando se lo ordenaron, sus ojos quedaron a la altura, ya perdiendo totalmente de vista a su esposo, dudaba poder volver a mirarlo en lo que ocurría todo aquello, no quería transmitirle los nervios que sentía.
Cuando sus rodillas pisaron el suelo, ambos Hermanos, en total silencio en la sala se acercaron a inscribir runas que simbolizaban el nombre de la chica. Ahora ella sabía la importancia que era cada una de ellas en su mundo y la que formaría parte si la ceremonia se cumplía por completo. Semanas antes estuvo preparándose para que fuera una persona digna y parte de la Comunidad Nefilim cuando completo el proceso que ellos mismos se preocupaban de armar, dejando que en este caso Gabe, avalara en nombre de la humana con visión. 
En cuanto acabaron volvieron a su posición, hasta que parecían estatuas por los quietas que estaban. Novalee salió del lado de Gabe y como Cónsul era la encargada de hacer el proceso correspondiente y era la persona más importante en su ciudad para llevarlo a cabo. 
Con su túnica tradicional roja que llegaba hasta el suelo, se puso en frente y con una sonrisa c��lida, como si la abrazara a la distancia comenzó a hablar. No lucia nerviosa y su voz siempre fue clara y precisa, como en cada evento importante. 
A lo lejos se pudo escuchar a Gabe suspirar en cuanto supo que comenzaría todo aquello que había esperado tanto. 
— ¿Juras, Bethany Harper, abandonar el mundo mundano y seguir el camino de Cazador de Sombras? — Preguntó el Consul Sayers, bastante claro. 
Bethany procuró no levantar sus ojos a donde estaba Gabe, probablemente notaría su mirada nerviosa y sería aún peor para ella, en su mente pasaron todas las cosas que podían pasar mal si es que al beber de la copa no sobrevivía, sus hijos, y mismo Gabe, a quien todos podían ver entero e íntegro, profesional y viviendo por la causa, pero Beth lo conocía como nadie, y sabía que si algo llegaba a salir mal, el no se lo perdonaría a sí mismo, y la rubia se negaba a permitir que su esposo pudiera vivir con esa culpa. 
Alzó sus ojos hasta Nova, y le sonrió con su mirada, sin demasiada necesidad de algo más, agradecía de cierta forma que fuera ella, se sentía más en confianza de cierta forma, y bajaba sus nervios. 
Escuchó el suspiro de Gabe, podía no mirarlo, pero sentía que lo conocía tanto, que hasta aquel gesto pudo sentirlo y ver como provocaba que su piel se erizara. 
Con la pregunta de Novalee sintió un suave dolor en su pecho, como si en ese momento se hiciera real que al abandonar el mundo mundano también significaba dejar todo su pasado, sus padres en si.  Pero había tiempo para todos, y ahora había llegado el tiempo oportuno para dar ese paso. 
— Lo juro — Respondió finalmente, con su voz firme.
Gabe bajó la cabeza en cuanto comenzó a jurar, intentaba no moverse demasiado por su nerviosismo así que tenía un punto fijo en el suelo, deseando que todo acabara pronto y así poder ir con sus hijos para comentarles que ahora los cuatro eran personas especiales. 
— ¿Tomarás la sangre del Àngel Raziel y honraras dicha sangre? ¿Juras servir a la Clave, seguir a la Ley impuesta por El Pacto, y obedecer la palabra del Consejo? ¿Servirás aquello que es humano y mortal, sabiendo que por tu servicio no habrá recompensa ni agradecimiento alguno, más que el honor? — Novalee decía las palabras muy bien, como si fueran parte de ella y Gabe sabia que a pesar de no tener la sangre Nefilim era una de las persona con más honor que existía en el mundo. Es por ello que los Hermanos le tenían confianza. 
Gabe relamió sus labios, sabía que Bethany respondería del corazón, porque conocía bastante la importancia de jurar ya que era algo que él mismo lo tiene desde que era consciente de todo el mundo.
Escuchó cada una de las palabras de Nova, y ambas preguntas hicieron que su cerebro casi explotara, sabía lo que tenía que responder, lo había hablado antes con Gabe, pero entre los nervios sentía que respondería cualquier cosa. 
Eran tres preguntas, sin duda si sobrevivía a eso le reclamaría a Nova o a Gabe que le habían hecho dudar de cómo responder a aquello. Ese pensamiento le hizo casi reír un poco en su mente, de no saber que estaba en un protocolo tan serio y sagrado, seguro hubiese reído por sus propios pensamientos.  
— Lo haré  — Respondió finalmente, con su cabeza gacha pero sus ojos observando a la castaña frente a ella.
— Bethany, ¿Puedes ser escudo de los débiles, la luz en la oscuridad, una verdad entre falsedades, una torre en la inundación, un ojo para ver cuando otros estén ciegos? — Preguntó alzando una octava más, dejando en claro la importancia de ser un Nefilim, que no solo era tener la sangre del Ángel en sus venas sino un compromiso que va más allá de sus propios deseos. 
Esperó que Bethany respondiera, antes de seguir hablando. 
— Y cuando mueras, ¿Darás tu cuerpo a los Nefilim, para ser quemado, y tus cenizas puedan ser usadas para construir la ciudad de Huesos? — Alzó su mentón y Novalee observó a cada hermano silencioso que aún no movían ni un músculo de su cuerpo, parecían dos estatuas alrededor de la chica. 
Sólo cuando la chica volvió a jurar que uno de ellos le acercó la copa y la Cónsul avanzaba hacia ella, sosteniendo el objeto más importante y apreciado del mundo. Lo que permitía que no sólo nacieran Nefilims por herencia sino convertir a los humanos dignos uno de ellos.
— Entonces bebe — Novalee dijo.
La chica prometió, juró y respondió en afirmación a cada una de las cosas que Novalee le fue preguntando, sabía lo que cada una de sus preguntas significaban en el transfondo, lo habían conversado infinitas veces con Gabe y sabía que estaba preparada para tomar aquella responsabilidad, para renunciar casi a su ‘Libertad’ de hasta ese momento. 
Los ojos celestes de la joven se alzaron hasta la copa que le acercaban y la tomó entre sus manos, no sabía si era el líquido o el objeto en si que considero bastante pesado a lo que ella se imaginaba. 
Suspiró suavemente, sentía como algunas dudas quería confundir su cabeza, pero entonces alzó sus ojos y sin evitarlo ya los posó en Gabe, quien justamente alzaba sus ojos a ella. Podía llegar a ser la última vez que lo observaba, así que solo con su mirada le expresó cuando lo amaba. 
Bajó la mirada y tomó finalmente de la copa, dejando que el líquido se colara entre sus labios a su garganta.
En cuanto los labios de su esposa tocaron la copa el corazón de Gabe comenzaba a latir en su garganta, queriendo salir de su boca. Sin duda, estaba claro que en su rostro expresaba el pánico que tenía pero en su interior sentía, sentía que era una merecedora de ser una más. Sabia que el Ángel la iba a estar cuidando para que no se la llevara tan pronto de sus vidas. 
Cuando quiso dar un paso adelante, cuando la espera se hizo eterna, Novalee le hizo un gesto que estaba todo bien, Bethany había bebido toda la copa y aún no habían rastros en sus movimientos que algo malo sucediese. 
El silencio en la habitación era grande, como cada ceremonia de Ascension. Y el chico no daba más. 
— Yo te nombro Bethany Penhallow, de la sangre del Jonathan Cazador de Sombras, hijo de los Nefilim — Repuso con una sonrisa, Novalee estaba emocionada y sabia que ese proceso iba a hacer feliz a una familia importante para todos. 
— Levántate, la familia Nefilim te da la bienvenida — Los Hermanos Silenciosos sin hacer más salieron del estrado y Gabe queriendo llegar hasta ella sólo se le quedó mirando, con una gran sonrisa que de orgulloso no daba más. 
[...]
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。 ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 「 #𝐁𝐋𝐔𝐄𝐋𝐀𝐃𝐘」⠀ 。・ེ ⋆ ╱ 𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍 𝐎𝐅 𝐒𝐍𝐀𝐊𝐄𝐒! ⠀⠀⠀┈┈ ╱ ・༝ ⠀ཾ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀𝗗𝗔𝗧𝗢𝗦 𝗕𝗔́𝗦𝗜𝗖𝗢𝗦 𖦒 ⁺ ˖˚. ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗻𝗼𝗺𝗯𝗿𝗲 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗹𝗲𝘁𝗼: grace anastasie bourgeois ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗻𝗶𝗰𝗸𝗻𝗮𝗺𝗲𝘀: gracie, snake queen, little princess, annie, anya. (civil)              ⤷ royal blue (heroe) ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗲𝗱𝗮𝗱: 16 años ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗹𝘂𝗴𝗮𝗿 𝗱𝗲 𝗻𝗮𝗰𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼: Paris, Francia ⠀⠀⠀ᦾ. 𝘀𝘁𝗮𝘁𝘂𝘀: viva. ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗲𝘀𝗽𝗲𝗰𝗶𝗲: humana ⠀⠀⠀┈┈ ╱ ・༝ ⠀ཾ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀𝗗𝗔𝗧𝗢𝗦 𝗜𝗡𝗗𝗜𝗩𝗜𝗗𝗨𝗔𝗟𝗘𝗦 𖦒 ⁺ ˖˚. ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗿𝗲𝘀𝗶𝗱𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮: Paris, Francia. ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗼𝗿𝗶𝗲𝗻𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝘀𝗲𝘅𝘂𝗮𝗹: sapphic/ aromantic. ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗳𝗮𝗻𝗱𝗼𝗺: miraculous ladybug, 2nd gen. ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗵𝗮𝗯𝗶𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀: ㅤ ↺。actuación ㅤ ↺。canto ㅤ ↺。baile ㅤ ↺。gimnasia artística ㅤ ↺。atletismo ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗼𝗰𝘂𝗽𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻: estudiante en Françoise Dupont.              ⤷ artista (actriz, cantante, bailarina)              ⤷ modelo              ⤷ héroe/villana. ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗺𝗶𝗿𝗮𝗰𝘂𝗹𝗼𝘂𝘀: broche ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗸𝘄𝗮𝗺𝗶: duusu ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗮𝗯𝘀𝘁𝗿𝗮𝗰𝗰𝗶𝗼́𝗻: emoción ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗮𝗿𝗺𝗮: abanico ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗽𝗼𝗱𝗲𝗿𝗲𝘀: ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⤥ ; velocidad mejorada ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⤥ ; fuerza mejorada ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⤥ ; agilidad mejorada ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⤥ ; Amokization: manifestar por medio de las emociones a un sentimonstruo, controlando sus acciones. ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗳𝗮𝗰𝗲𝗰𝗹𝗮𝗶𝗺: dove cameron, kathryn newton (principal)              ⤷ Jenny Boyd (alternativo)              ⤷ amanda seyfried (adultez) ⠀⠀⠀ᦾ. 𝗱𝗲𝘀𝗰𝗿𝗶𝗽𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗽𝘀𝗶𝗰𝗼𝗹𝗼́𝗴𝗶𝗰𝗮: ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⤥ ; 𝗺𝗯𝘁𝗶: ESFP ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⤥ ; ❨ + ❩ leal, ambiciosa, perfeccionista, valiente, gran temperamento. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⤥ ; ❨ - ❩ obstinada, inestable, malhumorada, impaciente, manipuladora. ⠀⠀⠀┈┈ ╱ ・༝ ⠀ཾ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀𝗥𝗘𝗟𝗔𝗖𝗜𝗢𝗡𝗘𝗦 𖦒 ⁺ ˖˚. ㅤ ㅤㅤ ㅤㅤ ⠀⠀⠀ᦾ. 𝙁𝘼𝙈𝙄𝙇𝙄𝘼𝙍𝙀𝙎 ㅤㅤ ━━ヾ chloe bourgeois ── madre ㅤㅤ ━━ヾ violet bourgeois ── hermana mayor ㅤㅤ ━━ヾ Elliot bourgeois ── hermano mayor          › ( hyde ) ⠀⠀⠀ᦾ. 𝙀𝙓𝙏𝙀𝙍𝙉𝘼𝙎 ㅤㅤ ━━ヾ antoine Graham de Vanily ── mejor amigo          › ( aether ) ㅤㅤ ━━ヾ simone Lahiffe ── interés amoroso/novia/exnovia          › ( raziel ) ㅤㅤ ━━ヾ Sebastian kubdel ── pareja ㅤㅤ ━━ヾ emma agreste ── mejor amiga/ ex enamoramiento ㅤㅤ ━━ヾ giselle chien le.── relación tensa          › ( hedgehog ) ㅤㅤ ━━ヾ lysander kurtzberg. ── relación tensa          › ( darling ) ㅤㅤ ━━ヾ dean lahiffe── relativo          › ( arsen ) ⠀⠀⠀ᦾ. 𝘼𝙁𝙄𝙇𝙄𝘼𝘾𝙄𝙊𝙉𝙀𝙎 ㅤㅤ ━━ヾ familia Bourgeois ㅤㅤ ━━ヾequipo de héroes de Paris ⠀⠀⠀┈┈ ╱ ・༝ ⠀ཾ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀𝗖𝗛𝗔𝗥𝗔𝗖 𝗜𝗡𝗦𝗣𝗢 𖦒 ⁺ ˖˚. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀━━ヾ 𝒊. cassie howard ╲ euphoria ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀━━ヾ 𝒊. carla caleruega╲ elite ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀━━ヾ 𝒊. seven ╲ taylor Swift ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀━━ヾ 𝒊. Daphne blue ╲ the band CAMINO ⠀⠀┈┉┅━━━⠀ ⟡ ⠀━━━┅┉┈ ⠀ ⠀( ❛❛ ) ◜◞ 𝘈 𝘍𝘌𝘞 𝘔𝘐𝘚𝘛𝘈𝘒𝘌𝘚 ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝐀𝐆𝐎⠀; ↺ ━ヾ Tercera hija de Chloe Bourgeois, desde una corta edad demostró tener una actitud similar a su madre, siendo expuesta a una gran cantidad de audiciones con la intención de que fuese capaz de destacar en cada aspecto posible. ↺ ━ヾActual portadora del miraculous del pavo real. Sin embargo, en el pasado portó en una ocasión el miraculous de la abeja. ↺ ━ヾ Resulta sumamente inestable emocionalmente, habiendo sido akumatizada unas tres veces. ↺ ━ヾ Ante la naturaleza emocional de Duusu, Grace encontró en repetidas ocasiones una gran similitud entre ambas, provocando una buena relación en los momentos que debe portar con ella al rozar casi una amistad con respeto mutuo. ↺ ━ヾPrevia a su relación con Simone, durante y posterior a la mista realizó una colección de cartas que jamás le hizo llegar. ↺ ━ヾEl personaje posee cuenta propia. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀﹀
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nora-lynch · 3 years
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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ 𝒀𝒐𝒖 𝒉𝒊𝒅 𝒚𝒐𝒖𝒓 𝒔𝒌𝒆𝒍𝒆𝒕𝒐𝒏𝒔 𝒘𝒉𝒆𝒏 𝑰 𝒉𝒂𝒅 𝒔𝒉𝒐𝒘𝒏 𝒚𝒐𝒖 𝒎𝒊𝒏𝒆. 𝒀𝒐𝒖 𝒘𝒐𝒌𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒅𝒆𝒗𝒊𝒍 𝒕𝒉𝒂𝒕 𝑰 𝒕𝒉𝒐𝒖𝒈𝒉𝒕 𝒚𝒐𝒖'𝒅 𝒍𝒆𝒇𝒕 𝒃𝒆𝒉𝒊𝒏𝒅. 𝑰 𝒔𝒂𝒘 𝒕𝒉𝒆 𝒆𝒗𝒊𝒅𝒆𝒏𝒄𝒆, 𝒕𝒉𝒆 𝒄𝒓𝒊𝒎𝒔𝒐𝒏 𝒔𝒐𝒂𝒌𝒊𝒏𝒈 𝒕𝒉𝒓𝒐𝒖𝒈𝒉. 𝑻𝒆𝒏 𝒕𝒉𝒐𝒖𝒔𝒂𝒏𝒅 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒊𝒔𝒆𝒔, 𝒕𝒆𝒏 𝒕𝒉𝒐𝒖𝒔𝒂𝒏𝒅 𝒘𝒂𝒚𝒔 𝒕𝒐 𝒍𝒐𝒔𝒆. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤ ㅤ𝐃𝐮𝐛𝐥𝐢𝐧, 𝐈𝐫𝐞𝐥𝐚𝐧𝐝. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝟐𝟎𝟏𝟗. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ—¡No! Llévame a mí. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤNo era necesario preguntar el por qué de su determinación, ni mucho menos cómo había sido capaz de hablar sin voz quebradiza. En aquel instante, Nora había capturado la completa atención de Agramon, el demonio mayor cuya forma era una nube oscura de gas y polvo. Este se encontraba a tan solo unos centímetros de Juliette Rowe, ya que por alguna razón ella se convertiría en su presa. La joven no podía comprender cómo un demonio mayor había sido capaz de irrumpir en su hogar, ya que no había ningún pentagrama dibujado en el suelo. Tampoco era de su conocimiento que los Rowe simpatizaran de alguna forma con la invocación de demonios. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ—Te propongo un trato. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤEra incapaz de entender cómo ella había llegado justo a tiempo. O el por qué Agramon le estaba prestando atención. Lo único que podía escuchar era a sus instintos gritar con toda fuerza que salvara a Julie. Y eso era justamente lo que haría, sin importar el precio. Debía salvarla de la misma manera en que ella le había salvado cuando era una niña. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ—Déjala y llévame a mí, por dos horas a Uffern. No sé quién te ha invocado, ni mucho menos me importa. Pero si soy capaz de sobrevivir por dos horas a Uffern, dejarás a esta familia en paz y a mí me devolverás sana y salva. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤPor un segundo, Nora creyó verlo sonreír. Pero si así hubiese sido el caso, aquella sonrisa apareció a la misma velocidad en la que desapareció. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ—Hija de Raziel —la voz de Agramon retumbó en aquella sala como el rechinar de una puerta. —¿O acaso perteneces al Pueblo Bello? No lo puedo descifrar, pero tienes cualidades que se asemejan con los fey. —La forma del demonio mayor, a medida que se acercaba a Nora, iba cambiando hasta transformarse en la viva imagen de su padre difunto. —Tu propuesta es bastante tentadora, nefilim. ¿Por qué debería considerarla? ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ—Porque sabes que no sobreviviré —afirmó tratando de permanecer calmada y no perturbada al ver al demonio convertido en su padre. Pero si algo había aprendido durante los últimos años era que los nefilims eran engreídos y egocéntricos, por lo que si ella era una de ellos, podía imitar el papel perfectamente. —Y porque soy una nefilim, tómalo como una venganza hacia los míos por la masacre a los tuyos. Sumándole la diversión de torturarme en el inframundo sin tener oportunidad de escapar. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤAgramon la observó por un largo rato, con el rostro serio e inmóvil. No pestañeaba, su mirada estaba fija en la de ella hasta que finalmente habló. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ—No pueden evitar ser los héroes, ¿verdad? Los que se sacrifican por otros, los que llegan justo a tiempo para salvar el día. Pero hoy, hija de Raziel, no serás ninguna heroína, ni nada por el estilo. Hoy vas a saber lo que realmente es arder en el infierno. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤNora escuchó a Juliette reprimir un grito ahogado. Su rostro está empapado de lágrimas por el terror y por el hecho de que perdería a quien consideraba su hija sin poder hacer algo al respecto. Agramon, por su parte, abrió un portal que daba paso a Uffern en una de las paredes de la casa. Ella pudo ver con detalle aquella dimensión, la cual era el fiel reflejo de un Dublín en llamas y en ruinas. Mirando por última vez a Juliette, Nora asintió con la cabeza en señal de que todo estaría bien. Aunque ella sabía que no lo era, la joven quería transmitirle seguridad y tranquilidad en medio del caos. Además, Nora no podía permitir que percibiera su miedo, por lo que tuvo que vestir una falsa confianza. Después de todo, ella era una nefilim y ellos actuaban de esa forma. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤEntonces, Nora atravesó el portal y el calor nocturno de Uffern le dio la bienvenida. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤPor un momento creyó que estaba acompañada, que Agramon se alzaría frente a ella y la tortura empezaría. Pero estaba sola en un Dublín desierto y en ruinas. Sólo eran dos horas en el infierno y, si tenía un poco de suerte, ella regresaría sana y salva con los Rowe. Los forzaría a explicar sobre cómo un demonio mayor como Agramon estaba en medio de la sala, sin ningún pentagrama ni nadie que lo contralase. Se convenció a sí misma que aquellos serían sus primeros pasos al volver, pero en el fondo la joven supo que las probabilidades de que eso sucediera eran mínimas. Le parecía tierno, en cierta manera, creer que tenía posibilidad alguna de salir ilesa de allí. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤSegún su escaso conocimiento sobre el infierno —sin mencionar la dudosa copia ilegal del libro Gris—, este era un reflejo del mundo del cual Nora provenía. En él, la historia de los cazadores de sombras era completamente distinta, pues no tenían las armas necesarias para combatir a los demonios, haciendo que su trabajo fuese más difícil de lo que ya era a la hora de combatirlos. No existían cuchillos serafines, ni Hermanos Silenciosos al igual que las Hermanas de Hierro. En aquel mundo, los nefilims estaban en completa desventaja. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤAsí mismo, el infierno se dividía en diversos reinos y uno de ellos era Uffern, el cual era era gobernado por uno de los príncipes del infierno; Belial. Nora se encontraba en lo que se suponía ser una de las calles principales de Dublín. A medida que caminaba por la calle O’Connell, Nora pudo darse cuenta a través de las grietas en la acera que un río de sangre corría debajo de ella. Su rostro palideció del horror. Dolorosamente tragó saliva, tratando de deshacer el nudo que se formó en su garganta y siguió avanzando. Pero entonces, se dio cuenta que una figura se acercaba a ella. Cubriendo el sol con una mano sobre sus ojos, le reconoció de inmediato. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤEra su abuela Eloise. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤEra alguien que se había tomado la forma de su abuela Eloise. De pronto, el cielo se cubrió de nubes grises y el sonido de truenos comenzó. Una risa retumbaba en la calle principal y Nora supo que su tortura había iniciado. La figura que había vislumbrado estaba a tan solo unos pasos de distancia. Estaba riendo. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ—Niña tonta —exclamó. —¿De verdad crees que los Rowe están pensando en ti mientras tú estás aquí, en Uffern? Eres igual de ingenua que tu padre, Nora Rosewain. Por eso es que lo destruimos. Y lo mismo te pasará a ti. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤEn un pestañear de ojos, Eloise se había desvanecido y la joven volvía a encontrarse sola. Intentó recordarse a sí misma que todo aquello era parte del trato. Para que los Rowe pudieran vivir, ella debía quedarse en el infierno por dos horas. Sólo dos horas. Entonces, se acordó que su teléfono estaba en uno de los lados de sus pantalones. Para su sorpresa, el artefacto seguía funcionando como si nada. La tecnología mundana seguía su curso en aquella dimensión y decidió dejar andar el temporizador. Aún tratando de procesar lo que acababa de suceder, siguió caminando. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤNora alcanzó el puente O’Connell y se dio cuenta de dónde la sangre provenía. Las náuseas se hicieron presentes y se llevó una mano a la boca. Sin creer lo que estaba presenciando, gritos provenientes del otro extremo del punto llamaron su atención. Eran Juliette y Gregory Rowe arrodillados uno al lado del otro. Agramon se encontraba detrás de ellos con un cuchillo en mano, el cual estaba sobre el cuello de Gregory. Cuando la joven intentó moverse, fue en vano y terminó por caerse de bruces al suelo. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤEl material del cual estaba hecho el puente le cubría los pies, inmovilizándola. Para el momento en que sus ojos volvieron a observar al matrimonio Rowe al otro lado del puente, sus cuerpos yacían inertes. Las lágrimas no tardaron en salir y Nora gritaba con desesperación sus nombres. Las manos se habían transformado en puños golpeando el suelo de piedra. Tanto la frustración como el dolor eran palpables y Nora no podía creer lo que estaba viendo. Se suponía que ellos debían estar en la otra dimensión, a salvo, mientras ella debía enfrentar los demonios en Uffern. Jamás se le pasó por la mente que la verdadera tortura era presenciar su muerte. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ—¿Qué se siente no llegar a tiempo, hija de Raziel? —escuchó hablar la voz metálica del demonio mayor. Nora ya no tenía fuerzas de batallar, ni de mirarle a los ojos. Su rostro lo tenía enterrado sobre la piedra del puente, con sus puños a cada lado de su cabeza. Su respiración estaba agitada, la joven estaba agotada por el llanto y le raspaba la garganta por los gritos. —Los cazadores de sombras creen que siempre pueden salvar a todos, que es su deber y gritan de júbilo cuando creen ganar la batalla. No necesito dos horas para demostrarle a una inútil nefilim como tú que no son invencibles. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤAgramon se detuvo un momento y agarró del cabello a Nora para que lo mirase fijamente a los ojos. Se dio cuenta que aún tenía la forma de su padre. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ—Recuerdalo, hija de Raziel. A donde tú vayas, las sombras te perseguirán. Y en la oscuridad, estaré esperando el momento oportuno para seguir atormentando. Tu miedo es mi alimento, mi combustible —antes de seguir, una sonrisa macabra se posó en su rostro— y tu mente quedará perturbada por el resto de la eternidad, al igual que la de tu padre. Los Rosewain siempre nos han brindado especial diversión. Me pregunto, ¿serás igual de débil que él? ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤTratando de procesar y comprender las palabras de Agramon, Nora cedió ante la oscuridad y cayó inconsciente. Al momento de despertar, descubrió que estaba en su habitación. De una manera agresiva se levantó y corrió por el pasillo de la casa de los Rowe. Cuando llegó a la cocina, observó a Gregory sentado en la mesa con sus tradicionales tostadas para el desayuno y a Juliette, a su lado, bebiendo una taza de café amargo, tal cual como le gustaba. Su vista se cristalizó, sus piernas cedieron y cayó de rodillas al suelo. Rompiendo en un profundo llanto, sin poder escuchar las preguntas de Juliette y Gregory, lo único que Nora podía escuchar eran las palabras de Agramon. ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ𝑨 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒕𝒖́ 𝒗𝒂𝒚𝒂𝒔, 𝒍𝒂𝒔 𝒔𝒐𝒎𝒃𝒓𝒂𝒔 𝒕𝒆 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒆𝒈𝒖𝒊𝒓𝒂́𝒏. ㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ𝒀 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅, 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓𝒆́ 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒏𝒅𝒐.
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marumigamer · 7 years
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The king of Rubial: Capítulo 48 - Diferencias entre Exceeds y humanos
Guess who’s back.
Language: Spanish.
Pairing: Raios X Shadow.
Chapter 47 here.
First chapter here.
English version here.
Some characters belong to Hiro Mashima and some belong to me. Enjoy!
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Pasaron más de cinco meses des del incidente de las brujas, y cada día Shadow parecía más nervioso. No quería decirle a Raios qué le pasaba, pero era evidente que no estaba bien.
- Tienes que decirme qué pasa - le pidió Raios a Shadow.
- No sé de qué me hablas - le contestó el Exceed.
- Sabes a lo que me refiero. Pasaste de estar emocionado a estar asustado en unos pocos días.
- No es nada, de verdad. No te preocupes.
- Sabes que siempre voy a preocuparme por ti. Y por nuestro pequeño.
- Ya debería haber nacido.
- ¿Eh?
- Los huevos de Exceed se abren al cabo de seis meses. ¿No lo sabías?
- Te recogí el último mes, así que no, no lo sabía.
- Es por eso que estoy nervioso.
- Shadow, los embarazos humanos duran nueve meses. Quizás el tiempo sea como el humano y aún le queden tres meses para nacer.
- ¿Estás seguro?
- Es medio humano. Cualquier cosa es posible ahora mismo.
- ¿Y si no nace después de ese tiempo?
- Entonces, habremos fallado. Aunque a veces se pueden retrasar.
- ¿Cuánto tiempo?
- Depende del niño. A veces se adelantan.
- ¿Qué puede pasar si se adelanta?
- Depende de lo mucho que se adelante. Pero no te preocupes por eso ahora. Nos encargaremos cuando nazca.
- ¿Seguro?
- Seguro. No pienses en ello.
En esos momentos, el huevo negro era bastante grande. Mucho más grande que cualquier otro huevo existente en este mundo, pero aún no lo suficientemente grande. Aún no era tan grande como el que Raios había recogido mucho tiempo atrás y que contenía a Shadow. Shadow lo cogía con ambas manos, abrazándolo, como Raios había hecho mucho tiempo atrás.
- ¿Crees que estoy siendo un poco sobreprotector e histérico? - preguntó Shadow varias horas más tarde, despertando a Raios.
- ¿A qué viene eso ahora? - le preguntó Raios, medio dormido.
- Me paso el día al lado de nuestro pequeño, vigilándole y protegiéndole. Me paso el día preguntándome si realmente ha salido bien y si no estará vacío cuando se abra.
- Shadow... Sé que eso te preocupa mucho, pero este huevo no estaría aquí si no hubiera salido bien. Deja de preocuparte, y déjame dormir. Estoy cansado...
- Ya, pero... No puedo evitarlo...
Raios abrazó a su esposo, acariciándole las orejas. Shadow se relajó y se quedó dormido enseguida.
- Ahora soy yo el que no va a poder dormir - dijo Raios -. Me has despertado, gatito.
Cuando Shadow despertó al día siguiente, ni Raios ni el huevo estaban. Al salir de la cueva en la que habían dormido, se encontró a su esposo durmiendo en un árbol, con el huevo en sus brazos. Lo cogía como si se tratara de un bebé.
- ¿No eras tú el que decía que aún no había nacido? - preguntó Shadow, sin esperar respuesta alguna -. Mírate. Completamente dormido con él, como si ya hubiera nacido.
- Quería cogerlo alguna vez, ¿Sabes? - le contestó Raios, asustándole -. No he podido cogerlo desde el día en que lo pusiste.
- Lo siento... Quizás haya sido algo sobreprotector con él.
- No te preocupes, puedo entenderlo.
Raios bajó del árbol de un salto, llevando el huevo en brazos.
- ¿Puedes?
- Debe estar siendo muy difícil para ti ser el único de todos los malditos que ha podido tener hijos. Eso tiene que estar haciendo que todos los instintos de todas las generaciones estén dentro de ti, provocando esta sobreprotección que le tienes.
- Es posible...
- Seremos buenos padres, y lo sabemos. Criamos a seis dragones juntos, y crecieron bien. Lo haremos bien con uno completamente nuestro.
- Lo sé... Por cierto, ¿Has visto como lo coges? Es como si ya hubiera nacido para ti.
- Se me hace extraño poder cogerlo así antes de que nazca. Puedo sentir como se mueve si uso mi magia sobre él.
- ¿Hay algo más que puedas saber?
- Ahora soy mucho más experimentado que cuando te recogí a ti. Puedo escuchar su corazón, y no parece que tenga ninguna enfermedad.
- ¿Niño o niña?
- No quiero saberlo. Quiero que sea una sorpresa para ambos.
- ¿Puedo escuchar su corazón?
Sin decir una palabra, Raios puso su mano encima de las orejas de Shadow, permitiéndole escuchar el latido del corazón de su hijo. Eso hizo que a Shadow se le escaparan algunas lágrimas.
- No lo había escuchado nunca - confesó Shadow.
- Lo sé - le contestó Raios -. El huevo de nuestro pequeño es muy grueso. Yo tampoco puedo escucharlo si no es usando magia de God Slayer.
- Es muy relajante.
- Eso también lo sé.
- Podría pasarme el día escuchándolo.
- Yo también, pero debemos irnos. Podremos escucharlo mucho mejor cuando haya nacido.
Ambos recogieron sus cosas y siguieron su camino. Raios llevó el huevo todo el día, dejando que Shadow escuchara el latido del corazón del pequeño cada vez que lo necesitara.
- ¿Todo bien, Shadow? - preguntó Raios mientras comían.
- Estaba bastante inseguro de que realmente estuviera dentro, pero... Ahora estoy bien.
- Realmente necesitabas escucharle.
- Sí, lo necesitaba. Necesitaba estar seguro de que no habíamos fallado.
- No lo hemos hecho. Ya lo has escuchado.
- ¿Tú también quieres tenerlo en tus brazos?
- Sí... Es nuestro. 100% nuestro. Nadie ha intervenido para que pudiéramos tenerle. Absolutamente nadie.
- He pensado que podríamos llamarle como tu madre si es una niña.
- ¿Katherine?
- ¿No te gusta?
- No es eso. Echo bastante de menos a mi madre, así que me encantaría poder llamar a mi hija así. He pensado en llamarle como mis hermanos si es niño.
- ¿Gajeel o Rogue?
- O Raziel.
- Ese también estaría bien, pero tengo uno en mi mente desde hace mucho.
- ¿Cuál?
- Tyrion. Fue el primer Exceed maldito. Llamar al primer hijo del maldito como él sería especial.
- Ya veo... En cualquier caso, lo pensaremos cuando nazca, ¿Te parece bien?
- Por supuesto.
Lo que Shadow no sabía era que Raios ya había decidido un posible nombre para su pequeño. Uno bastante especial.
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leferart · 7 years
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ESP: la nostalgia por Legacy of Kain a veces me ataca en forma de hacer una hija ficticia de Raziel ;v;9 porque puedo. Hecha con prismacolors ENG: the nostalgia for Legacy of Kain sometimes strikes in the form of drawing a fictional daughter of Raziel ;v;9 because I can. Done with prismacolors
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the project: the twelve moons
Búhos Nocturnos I –We're stuck in slow life. × I really don't think you're strong enough, no ×
『Diciembre 7』
XII. Yoscari Libano
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Historia
❝Ella era hija única. Su madre era hija de una bruja blanca y un peculiar, y con ella fue lo mismo, su padre también era peculiar. Yoscari tuvo la fortuna de no tener una segunda alma, pero conocían bastante bien a sus antepasados. Ella fue una de las 12 que se llevarían y fue la última. Tendría 17 años cuando la raptaron. Fue llevada a un castillo en Rumania, ahí conocería a los mellizos Hoye, Maia y Lucas, quienes ellos eran tan pequeños. Ellos se confiaron de ella, y ella les cuidaría durante ese tiempo, esos días también conocería a Vera Joy y Walter Myers, semanas más tarde conocería al resto. Otros mellizos, pero esta vez eran tres, Nathaniel, Raziel y Tom McNamee. Los hermanos Rea, Dalia y Samuel, Caribel Aksator y Nina Kulagina. Sería su nueva familia, estuvo con ellos en ese pequeño pueblo durante 8 años, nunca pensó en querer volver a ver a su mamá, rara vez era los ratos en que pensaba en ellos, sabia lo bastante lejos que estaba de ahí y solo podía pensar en que la estaban buscando. Hasta que las personas que los llevaron a ese castillo fueron por ellos, ella ya tenía 25 años.
Cuando le dieron aquella alma le costaba conservar recuerdos. Tiempo después de haber estado en una especie de coma, al despertar a ella la dejarían como su líder. Pero seguían sin tener idea de lo que había pasado, se mantuvieron juntos hasta llegar a un pueblo cercano, cuando se refugiaron se dieron cuenta que aquellos que no tenían poderes o algo así, incluyéndola. Así de la nada empezó a pensar en la forma que era su mamá, a recordar su rostro a la mañana siguiente todos ellos le miraban raro y ella igual se sorprendió, lo intento de nuevo volviendo a su forma, lo intento con el resto y se dio cuenta que también podía usar sus poderes, pero solo si tenía su forma.
Los mellizos, Hoye. Tendrían una pequeña pista, ignorando la lista de tarea que les habían dejado. Y debido a eso vendrían ciertos conflictos, algunos de sus amigos ya no eran lo que eran antes, sus almas hicieron que cambiaran, tras su primera parada algunas de esas personas se dieron cuenta de lo que eran y fueron perseguidos por Hollowgast, eso los separaría, ella se quedó con Vera, Maia, Lucas, Walter y Nathaniel, horas después encontraron al resto menos a Caribel y a Nina.
Días después seguían buscándolas y llegaría a ellos Nina, quien estaba completamente diferente, todo lo que decía era una locura y ninguno de ellos no estuvo de acuerdo, pues lo que decía era que tenían que ayudar a un hombre a llevarse las almas de ciertas mujeres pájaro para poder mejorar todo, ya que así se irían los Hollowgast. De nuevo se iría y Yoscari iría tras de ella, pero ya no se entendían.
Más tarde ella volvería y vendría con Jack Bentham, ahí habría un conflicto y moriría la pequeña Maia, entonces Nina intentaría eso de nuevo con Lucas, pero Yoscari lo tomaría y uno de los trillizos también por querer defenderlos murió, Tom. Llegaría un ejército y no tenían ni idea, entonces Dalia por fin uso sus poderes mientras que Yoscari y Walter sacaban al resto, otros más se habían quedado y no entendían por qué…
Se irían por un bucle entrando a uno donde estaba la segunda guerra, al llegar al pueblo de nuevo habría más problemas. Yoscari tomaría la forma de Dalia para poder usar eso y que las balas no le dieran algunos de sus amigos, perdieron a otros más y entre ellos solo quedo Lucas, Vera y Walter. Buscaron a los otros dos y dieron con Caribel, quien ella horas más tarde les traicionaría le pidió a Vera que se llevara a Lucas mientras ella y Walter los distraían o algo por el estilo, y el terminaría muerto, a ella se la llevaría y también a Vera.
Los soldados los llevaron a Abatón o algo como Abatón, ella iba ser la siguiente a la que le quitarían su alma, ambas almas. Daria su última junto con otros, terminaría cayendo por una de las cascadas. Al despertar fue salvada por una ymbryne, Miss Raven, la saco del bucle tambien contando los años y alterándolos, salieron al año 2010 y creo que a la ymbryne se le habían pasado algunos años ya que volvía a tener 17 años, tiempo después entro a una escuela militar a pesar de la edad aunque en realidad no fue tanto problema, la ymbryne no estaba muy de acuerdo, pero le ayudo con eso y entro a un ejército que por CC de Petra Arkanian.
Yoscari después de todo lo que paso, recordaba muy poco, tenía pesadillas acerca de eso, pero termino por acostumbrarse. Demostró ser fuerte y que podía ser una gran líder, más tarde conocería Francis Simmons una joven militar quien ella le ayudaría a resolver todo acerca de su pasado, con la condición de que fuera la siguiente guardia de Kevin Anderson, ella sin pensársela acepto. Solo pensó que el seria algún niño, pero cuando se lo presentaron vaya que se sorprendió. Trato de no ser su amiga, lo ignoro por algún tiempo hasta que hubo un momento en el que por fin ambos se dirigieron la palabra, pero ella lo trato un poco mal al final nunca pensó que terminaría enamorada de él. Justo antes de que les asignaras sus misiones Francis había regresado con la información de su pasado, ella se sintió dividida y decidió no seguir con lo que le había pedido Francis, pero Anderson y ella continuaron con su relación en secreto. Tiempo después encontraría a algunos de sus familiares, se dio cuenta que sus padres tuvieron más hijos, en ese tiempo solo conoció a Elliot y Joel Líbano, también conocería a sus sobrinas, Liliana, Samara, Aubrey y Jaclyn entre otro grupo con ellos. No le menciono eso a Anderson, más tarde el y su grupo seria atacado por algunos soldados quien su líder era una tal Alana Bentham, ella tenía ese sentimiento de que la conocía de algún lado hasta que por fin lo supo, tuvo miedo por ambos, por todo. Anderson entro en coma, Yoscari de inmediato fue al país donde se encontraba, Francis ya sabía de su relación así que por la seguridad de ambos le pidió a ella que terminara con él, eso la tomó por sorpresa y se sintió muy mal ante eso, pero no tenía opción. Ella de alguna manera hizo que Kevin encontrara cierta paz y pudiera despertar, se despidió de él, quizás para siempre, no tenía idea de que lo que pasaría entre ellos después de eso.
Ella de igual forma continuo con su camino, para poder encontrar una forma de proteger a su familia de Alana. Sus hermanos menores, quienes eran ya viejos volvieron con sus esposas ya que tenían un acuerdo. Le dieron opciones a Yoscari, Samara estaba de acuerdo en seguirla si aceptaba ese acuerdo de ser su líder. Acepto, quedándose en ese bucle lleno de sobrinos, chicos y chicas todos de 21 años, que de hecho eran más mujeres, ya que los chicos o al menos la mayoría tenían que seguir con eso de no dejar que apellido desaparecía, la CC era quien los ayudaba a que esto siguiera, ya que estaban o eran aliados de Iracebeth quien ahora su líder es Kyle Wren, al quedarse en ese bucle decidió volver a tomar la forma de su mamá, quien no se veía tan vieja. Más tarde volvería a encontrarse con Anderson y esta vez el vendría con su hermana menor, Ladena Lichliter quien ella si cree que es vieja, pero volvió a tomar su forma y ahí Kevin se daría cuenta que eso era lo que ocultaba todo el tiempo, aunque eso era la primera parte. Kevin le diría que Francis había muerto y que le había dejado algunas cosas, y también algo para él, no sabía que lo guiaría hasta ella, pero según Francis, Yoscari le podía dar las respuestas que necesitaba. Le contaría acerca del conflicto en Abatón, que algunas almas fueron liberadas y sin querer cayeron en algunos de los arboles creando otros, sería el comienzo de una nueva generación o algo por el estilo, pero Alana los estaba buscando ya que quería sus almas. Le dijo que ella la conocía o al menos a Nina, pasaron horas y Jaclyn los traicionaría, formaba parte del grupo de los Bentham. Tuvieron una guerra dentro de ese bucle. Yoscari volvería a ver a Dalia, quien ya no era tan ella. Todo los que se encontraban ahí, ya no tenían opción y salieron del bucle, el grupo de Alana algunos y ellos solo perdieron a Ladena, Aubrey y Liliana, Kevin le ayudaría a recuperarlas con la ayuda de Jacob Portman siguiendo la información que les había dado Fiona Frauenfeld y Bronwyn Bruntley. Y al parecer terminarían con Alana y el resto de sus seguidores, o eso quiso creer ya que no supo más. Ella aún tiene cierto sentimiento hacia Kevin, pero decidió no decir nada, solo le prometió encontrar a Francis y a Dan Crawford, ex novio de Ladena que también creían que estaba vivo, junto con otros más. Jacob más tarde se le uniría. Alana tenia algunos mapas así que los unió, con los que había dejado Francis y los pocos que tenía Jacob. Hasta ahora ella sigue con eso y otro más, junto a su sobrina Samara y otros de la CC. Ya encontraron a sus sobrinas Liliana y Jaclyn, quien ella al parecer no tenía ni idea de lo que había pasado. ❞
『Datos』
— Nombre: Yoscari Líbano — Estado: ♡ — Lugar de Nacimiento: Inglaterra] — Avatar: Amy Wren/Mary Elizabeth Winstead] — Especie: Syndrigasti] — Canción: Cher – Believe]
『Poderes』
–Cambiaforma: Puede tomar la forma o cambiar su físico, personas con poderes ella puede usarlas, las únicas formas que cambia hasta ahora es la suya y la de su mamá. –Fiebre amarilla: Este no se menciona mucho, porque apenas se dará cuenta de lo que tiene, deja una esencia como un veneno que hace el individuo tenga alucinaciones, horas después la persona tiene como alergias o síntomas de estar enfermo, al noveno día muere.
『Energía』
–Cambiaforma: Sosiego. 20%. Controlado. –Fiebre amarilla: Sosiego. 15%. Proceso.
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Capítulo XXVIII: About War and Dead Men
“En la guerra los acontecimientos importantes son el resultado de causas triviales.”
— Julio César
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   Observó su herida fijamente. El corte en su mano que iba desde la palma hasta entrada la muñeca.
Los médicos habían dicho que no era nada grave. Que pudo ser mucho peor.
Que pudo morir.
Y sin embargo ella sentía que una parte lo había hecho en Seattle.
Sostuvo el agua oxigenada en sus manos, entre sus dedos ligeramente temblorosos. Colocó la palma abierta sobre el lavabo y vertió el agua.
Su piel se sintió arder a mil grados alrededor del corte.
Apretó los ojos y un alarido se despegó desde su garganta reseca. Alzó su mirada, una mirada teñida por las lágrimas, hacia el techo. Donde un ventilador de aspas giraba de manera perezosa mientras una canción de Bobby Vinton sonaba en su grabadora.
La lluvia cubría sus oídos. Los relámpagos. Una tormenta que sofocaba incluso sus propios gritos de dolor.
Cuando el pequeño bote de agua se terminó fue que bajó la mirada. Observando la sangre combinarse y rebajarse sobre la porcelana del lavabo.
Charlotte Quendi se miró en el espejo. Las líneas oscuras que se habían instalado bajo sus ojos hinchados. Se retiró hacia su cama donde tomó asiento.
Abrió el cajón y tomó una venda que enredó alrededor de la herida. La perforación de bala en su hombro ya había sido sanada.
Desde su escritorio un ojo le mira. Un gran ojo electrónico. Una cámara web ligeramente caída que refleja las imágenes sobre un capturador de video.
Charlotte miró hacia la pantalla. Se puso de pie y se sentó frente a la computadora. Cerró el capturador de video donde había grabado su reporte para ser enviado a los altos mandos.
Comenzó a teclear entonces. El sonido de sus dedos hundiéndose en el teclado se fundió con el constante repiquetear de la lluvia.
Muchos habían perecido en Seattle. De nuevo la ciudad se había convertido en un cementerio, en una oda a la desgracia. Como un magneto que llama a las maldiciones. Pero si iba a redactar los informes decidió comenzar por el nombre más importante.
El cursor parpadeó mientras las letras escapaban de su mente para plasmarse en esa hoja blanca e impersonal.
Conforme avanzaba, Charlotte sentía el peso de su alma volverse insoportable. Como una gran esfera de demolición sobre vidrio. Vidrio delgado que se rompería en cualquier instante. Tuvo que recordarse que ella no hacía eso, que ella no lloraba por soldados caídos. No era eso para lo que había sido entrenada.
Se mordió la comisura inferior y revisó su reporte terminado. Tan ensimismada en las palabras que ella misma había escrito que el teléfono que comenzó a sonar sobre la mesa junto a su cama le provocó un sobresalto. A las tres de la mañana.
Se despegó de la computadora lentamente. Intentando que al caminar no se cayeran los trozos dispersos de su espíritu.
Revisó el número. No le costó reconocerlo. Pocos tenían su número, aún más pocos le marcarían a esa hora. La voz de su mejor amiga del otro lado de la linea. Sonaba ronca, tan reflexiva como ella. Quizá un poco menos rota.
—Lottie…—dijo Allyson.—Hoy he tenido un día pesado… hoy ha sido…
—Allyson…
—Quise ayudar, Lottie. Quise hacer algo por Reed. Quise compensar lo que…
—Ally…
La cazadora del otro lado guardó silencio. Y cuando lo tuvo, cuando Charlotte tuvo ese espacio para decírselo simplemente no pudo hacerlo.
No tenía los nervios. No tenía el corazón.
Y en lugar de decírselo miró a la pantalla en blanco de la computadora. Esa donde el informe era luminiscente en contraste con la oscuridad de la habitación. Como si las palabras plasmadas pudieran susurrarle. Como si pudiesen darle una razón, una guía para romper el corazón de su mejor amiga una vez más…
 Las palabras eran claras. Eran frías e impersonales. Un simple informe. Pero Ally necesitaba algo más que eso. Merecía algo más que eso para recordarlo…
_____________________________
 WOODGATE: Investigación por pérdida en cumplimiento de su deber.
Caso: 2543EA
 ASUNTO:  Paul Dutch
______________________________
  ♦
 RISE OF THE IMPERFECTS:
ABOUT GODS AND DEAD MEN
 ♦
 Seattle, Washington…
3 horas antes…
 Y si le hubieran dicho que se encontraría ahí.
Y si alguien hubiese alzado su voz, lo hubiese detenido o incluso le hubiese disparado para que no emprendiera una cruzada suicida.
¿Habría sido distinto?
Paul Dutch no podía dejar de preguntárselo mientras una a una las rojas luces de los apuntadores laser se alzaban hacia Jason O’Mara que parecía levitar, el aire parecía evitarlo, el oxígeno mismo parecía cerrarse en torno a él. Como si expidiera una especie de hedor que iba más allá de la realidad. Distorsionando la cercanía inmediata.  
Su piel blanca, parecía agrietarse revelando una roja sustancia que corría por sus venas.
Lo que sea que el chico fuese antes del suceso no estaba, se había ido, absorbido por el poder. A Paul le tomó cinco minutos darse cuenta de eso. Incluso en mitad de la pérdida, incluso en mitad de la aplastante oscuridad que parecía oprimir su pecho.
Se dio cuenta de que el chico había muerto. Y era ahora una carcasa para algo más.
Cinco minutos para entenderlo.
Los diez minutos restantes solamente se quedó en silencio. Solamente miró.
Esperó expectante que aquello fuese otra pesadilla.
Y sin embargo no lo era.
Y sin embargo se encontraba ahí, junto al equipo de Woodgate mirando el nacimiento de una deidad.
Pesadas respiraciones rompiendo el silencio. Nudillos blancos en torno a las armas semiautomáticas.
El equipo Bravo retrocedió de manera instintiva, como presas indefensas ante la presencia de un depredador.
—El Escuadrón de Respuesta e Investigación Inhumana demanda su rendición. También demanda que Erick Woodgate sea entregado sano y salvo. A cambio sus derechos serán respetados y todos tendrán un juicio justo ante una corte—Dijo uno de los soldados. Rompió el silencio con tanta claridad como si lo hubiera trozado con una navaja. Dutch reconoció la voz. Reconoció el porte inescrutable. Cuando el soldado se quitó el caso Alan Hoffman le miró.
La Orden no se movió.
—No lo repetiré otra vez—advirtió.
Advertencia vana. Que se perdió en el clamor de los corazones agitados.
Los soldados tensos mantenían su vista en el chico que flotaba sobre el altar.
—Dije que no lo repetiría…
—Y sin embargo ya lo ha repetido, agente—se burló una escabrosa voz. Una estridente risa. Ronca, renuente. Raziel bajó del altar, con las manos extendidas como un sacerdote frente a su multitud.— Lo sabe ¿no es así? Esta batalla está perdida. Deje sus armas e inclínese ante el nuevo Orden. A cambio la muerte podría ser rápida. Metatrón ha llegado.
Alan Hoffman sonrió.
El único agente capaz de sonreír frente a aquella adversidad.
Dejó la mano en su cinturón, sobre el arma de supresor totalmente cargada.
—Sabemos que eso no sucederá.
Fue un segundo. Un segundo que se sintió eterno. Que se clavó en la memoria del mundo.
El segundo de total silencio, sin un ruido, sin respiraciones, sin cartuchos siendo cortados. Sin comunicaciones ni radios.
Así se sentía, recordaría pensar Paul Dutch hasta sus últimos momentos, ese era el sentir exacto de la calma absoluta antes de una violenta tormenta.
Y entonces esa tormenta estalló.
Con la fuerza de una bomba nuclear. En un ensordecedor coro donde todas las armas dispararon al mismo tiempo. Rojos resplandores mientras los rifles escupían metralla, rayos violetas mientras las balas de supresor acortaban la distancia.
Paul retrocedió. El susto lo traicionó. Sus sentidos inutilizados, entorpecidos por haber presenciado la muerte de su hija. Se cubrió con los brazos, cayó hacia atrás y rodó en el suelo hasta encontrarse a cubierta.
Alan Hoffman también retrocedió. Se colocó el casco y disparó el revolver con supresor hasta que la punta se volvió anaranjada.
Dutch, hundido en confusión, hurgaba detrás de la columna. El polvo comenzó a levantarse.
Y miró la primera represalia. Un metahumano que se envolvió en una niebla fluorescente para reaparecer de manera cegadora frente a un agente.
Paul pudo contar los segundos antes de que el soldado cayera. Fueron cinco.
Se arrastró fuera de la columna y buscó entre el polvo a su objetivo. El cabello negro, la mirada petulante.
No encontró nada.
Algo le jaló del brazo, Paul reaccionó y desenfundó el cuchillo. El filo resplandeció, se quejó al romper el viento.
Los ojos oscuros de la agente Charlotte Quendi le devolvieron la mirada.
—Tenemos que retirarnos.
—¿Retirarnos?
—Hay cuatro equipos de asalto afuera. Tendremos más oportunidades que aquí.
Aquello le sorprendió a Paul. Paul que había asistido a todas las juntas de estrategia, Paul que había defendido lo autonomía de I.R.I.S. y había firmado los planes de respuesta, donde se especificaba que no podía haber más de dos equipos en una sola misión.
La estupefacción le robó segundos de vida.
Un crujido resonó. Paul se paralizó, Quendi no lo hizo. Tomó al agente y lo empujó.
La columna de la iglesia de Seattle se desmoronó.
Cuatro hombres murieron aplastados, eso sería lo primero que Charlotte contaría más adelante en su reporte al hablar de las bajas.
—Disparen al chico.—fue la orden de Alan Hoffman, que a su vez estaba recibiendo órdenes de altos mandos.— Derriben al chico y resistan lo más que puedan. No emprendan la retirada al menos que sea absolutamente necesario.
Las balas seguían volando. Llenando la estancia del aroma asqueroso de la pólvora.
Los metahumanos se habían movilizado, se distribuían. Encapuchados enfrentaban agentes. Gritos de muerte, gorgoteos de personas ahogándose con su sangre.
Una verdadera masacre se estaba gestando.
Y sin embargo Paul se encontraba perdido. Aturdido.
—¡Señor!—gritó uno de los agentes.—¡No podemos penetrar sus defensas!
Fue hasta ese grito desesperado que Paul pudo verlo. Las balas no llegaban a su objetivo. Se perdían. Se hundían en el aire y desaparecían. Borradas como si fueran códigos informáticos.
Alan hizo una seña. Un grupo de 6 agentes dejaron de disparar. Flanquearon la iglesia y corrieron. Desenfundaron espadas resplandecientes de supresor y martillos de combate. Si podían alcanzar a los que tenían campos de fuerza entonces abrirían una brecha.
Charlotte volvió a jalar el brazo de Dutch.
—Tenemos que retirarnos.
Paul miró incrédulo a la chica.
—…No voy a morir aquí—dijo con total seriedad.—El puesto Foxtrot está al occidente. Llegaremos allá a tiempo para la movilización de las tropas.
Paul asintió. Si los metahumanos ignoraban su retirada entonces podrían prevalecer. El espacio era cerrado y ahí estaban limitados.
Otra columna cayó.
Charlotte extrajo un tubo de su cinturón y lo lanzó a Dutch que lo atrapó con agilidad.
—¿Qué es esto?
—Supresor. Podría salvarte la vida…
Entonces algo se movió. Algo se desplazó en el aire. Como la ficha de ajedrez de un juego infernal, Jason O’mara comenzó a moverse. Paul había visto volar metahumanos antes, sin embargo la quietud de ese le ponía la piel de gallina.
—¡Fuego de cobertura!—gritó Alan. La mitad de los agentes abandonaron sus objetivos para disparar a Jason. Sin embargo las balas estallaban en resplandores de luz. Como luciérnagas siendo asesinadas de manera indiscriminada.
—¿Qué ocurre?—buscó saber Alan.
—Posee un campo de fuerza, señor. Un blindaje. No lo sé. No tengo…
El joven técnico no terminó su frase. Algo apareció detrás de él. Cuando la realidad se plegó. Cuando el espacio se cerró y escupió a la criatura enmascarada. Raziel golpeó con fuerza la espalda del chico.
La armadura se quebró por los dos lados.
Una mano enguantada en metal goteante en sangre sostenía el corazón del muchacho.
Alan saltó hacia atrás y comenzó a disparar.
Paul miró a Charlotte e hizo un gesto de asentimiento. Sus pies se movieron rápido para la retirada.
El aire crujió. Un calor lo golpeó en la nuca cuando Raziel apareció detrás de él.
Paul apenas tuvo tiempo de voltear.
El hombre estaba por replicar su movimiento característico cuando una bala le golpeó en la máscara, chispeando al contacto.
El agente Hydra le acababa de salvar la vida. Paul pensó que le invitaría una cerveza al chico cuando terminara. Fue la última vez que vio a Drazen.
El monstruo desapareció nuevamente, tragado por la nada.
Alan ordenó a los soldados que se dispersaran. Y aunque la palabra retirada bailaba en sus labios, seguir las órdenes de los altos mandos lo mantenía de manos atadas.
Las órdenes habían sido explicitas. Resistir lo más posible. Y eso haría.
Sin embargo Charlotte derribó a uno de los encapuchados. El cuchillo de la chica se manchó de sangre y pronto se abrió paso hasta la puerta.
Paul fue detrás de ella.
 ♦
 Isla Hy-Brazil…
 Yukari Masamune retrocedió tras el tercer golpe en la mejilla.
La blanca y suave piel estaba magullada. Su ojo izquierdo ligeramente hinchado y sin embargo no se detenía. Tomaba aire por la nariz, lo expulsaba por la boca. Se deslizó por el suelo y apuñaló las rodillas de uno de los Jokers rebeldes. Lo golpeó en la cara con la empuñadura de la espada y pasó al siguiente que ya se cernía sobre ella. El sudor resbalaba por su frente.
Un tentáculo chocó contra el metal del filo de su arma.
Se enredó a lo largo de la herramienta y amenazó con arrebatársela.
Yuki fue rápida. Alzó la mano y de ella expulsó una onda Telekinetica. Hizo volar al enemigo unos metros, luego lo obligó a quedarse en el suelo.
Alzó la mirada, volvió su vista hacia el centro del escenario y encontró a Alaric. Que permanecía inalterable, luchando contra un par de humanos que arremetían en su contra con espadas y lanzas. Flechas que caían del cielo pero que rebotaban en un campo de fuerza.
Yukari se esforzó por ignorar aquella batalla mientras elegía a su siguiente objetivo, uno que intentaba herir a Frankie por la espalda.
Hizo girar la espada en el aire y de un movimiento hundió el filo en la piel de los omoplatos. El hombre, un monstruo escamoso, se desplomó en el suelo dolorido. Yukari supo que hubiera sido tan fácil asesinarlo.
Pero esa no era su manera.
La gente estaba muriendo a su alrededor, eso era cierto. Era inevitable. Un par de personas la observaban desde el suelo. Sus miradas veladas por la muerte le causaron escalofríos.
Fue entonces que un resplandor cegó su visión. Un rayo de luz bailó en el viento y como un meteoro se impactó contra el escudo de Alaric cuya expresión ni siquiera se crispó.
Sophie Vendetta atacaba. Lo hacía con ira. Con lágrimas inundando los azules ojos.
Lo mismo hacía Frankie. Su rayo de hielo parecía extender telarañas en el campo de fuerza que eran rápidamente eliminadas por el rastro de energía.
Alaric se mantuvo en el centro. Extendió los brazos y la onda expansiva fue como ver una bomba nuclear estallar.
Yukari clavó la espada en el suelo. Fue la única que no cayó hacia atrás por aquél ataque. Recuperó el equilibrio y comenzó a correr. A cinco metros de Alaric.
A cuatro.
Tres.
Dejó la espada en su mano derecha y la lanzó como si se tratara de un proyectil.
El arma describió una línea recta, el filo se clavó en el campo de fuerza manteniéndose suspendida lo suficiente para que Yukari saltara.
Sintió sus huesos quebrarse. Su cuerpo reajustarse.
La ropa no pudo contener la majestuosidad de su cuerpo. Un tigre rugió y como un trueno partiendo el cielo en dos se dejó caer sobre el campo de fuerza. Clavó las garras en la barrera invisible. El hocico se abrió e intentó romperlo.
 Frankie resopló desde el suelo. El olor a selva y almizcle llenaban sus fosas nasales. Las uñas le dolían. Y comprendió una verdad innegable… y era que estaban en desventaja.
Aún sin ser conocedora de las atrocidades a las que Alaric había recurrido para volverse tan fuerte, le era claro que detenerlo se volvía más improbable con el tortuoso pasar de los segundos.
El cansancio empezaba a jugar en contra para algunos de los guerreros. Humanos a los que la fatiga volvía desordenados, dispersos. Humanos que frente a Frankie terminaban muertos por algún Joker que evolutivamente era superior.
La contienda parecía no tener final. Se volvía fría e impersonal con cada momento acontecido. Frankie miró a Corinda y Sophie replegarse al extremo sur de la isla, lanzando rayos a diestra y siniestra. Serena Emmerson había abandonado su labor de contener el caos y ahora rayos rojos escapaban de sus dedos, incandescentes relámpagos como cristal que rasgaban el escudo a partes durante segundos antes de que se regenerara.
Frankie alzó su mano. De nuevo un rayo blanco como una ventisca invernal recorrió el campo hasta el escudo de Alaric que ni siquiera emitía sonido alguno. Se limitaba a alzar la mano y atacar de vez en cuando a los que se acercaban demasiado, incluido un tigre que subió a la copa del campo de fuerza como un gato furioso y al que Alaric no tuvo problema en quitar de encima con un movimiento de su mano.
Ni siquiera Elizabeth Carver, cuyo poder había sido cosechado por años al igual que su rencor, parecía tener oportunidad alguna. Los relámpagos verdes que emitía de sus manos no hacían más que rebotar en el campo de fuerza al tiempo que Alaric recorría el campo de batalla con calma, gritando ordenes a sus soldados cada poco tiempo. Forjando la batalla a su deseo.
La impotencia de Frankie se volvía obvia. La desesperación se traducía en los blancos nudillos, casi transparentes.
La cortada en su mejilla comenzaba a volverse del rojo de los rubís. El cabello rubio se le pegaba al rostro por la transpiración y los ojos azules parecían brillar como joyas preciosas. El rostro de una guerrera a mitad de su inminente derrota. La ventisca se agotó.
También lo hicieron los ánimos de Frankie que dejó ambas manos en el suelo.
Jadeando para recuperar el aire perdido.
Se arrastró, sintió las rocas rozando sus rodillas. Hundió las uñas en la tierra y tomó en ellas un puño. Obligando a su moral destrozada a intentarlo una vez más.
Una última vez, pudo prometer en silencio aunque sabía que se mentía.
Tenía que intentarlo.
Tenía que hacerlo hasta su último aliento.
Recordó entonces fugazmente todo lo que habían pasado para llegar a ese momento y de nuevo impulsó las piernas. Los músculos se acalambraron. Se acercó peligrosamente y miró al tigre saltar de nuevo a su lado.
Lo hicieron juntas esta vez.
En una perfecta coordinación.
 Corinda Wlliams recordaba Seattle. Lo recordaba con una claridad estremecedora.
Recordaba a su hermano.
Recordaba a Mathias Dixon y las muertes. Recordaba descender por la colina hacia el edificio e internarse en él como quien se internaba en la boca del lobo sin planes para salir.
Recodaba el miedo que sentía. El temor que helaba sus huesos. Los gritos. Recordaba a Lars y a Emily, la traición. Recordaba cada pequeño fragmento, cada segundo. Sus ojos azules habían llorado a causa de ello tantas noches antes.
Y sin embargo en ese preciso instante Seattle parecía un juego de niños. Una misión de entrenamiento.
Los músculos de Corinda se quejaban. Le dolían los huesos y la piel expuesta ardía mientras arrojaba puñaladas y certeros golpes a los Jokers que retrocedían heridos. Corinda saltaba hacia atrás, dejaba caer su espada y con el puño limpio golpeaba a otro antes de retomar su arma.
Saltaba.
Esquivaba.
Apuñalaba.
Y aún así parecían no acabarse jamás. Venían uno tras otro. Incansables. Soldados fieles a su general. Un general envuelto en protección que miraba con su reptilescas fisonomía a su gente morir sin mostrar una sola pizca de remordimiento.
Para Alaric Bauer, frente a los ojos de Cori, se trataba de alguien sin respeto por la vida. Ni siquiera por la propia. Corinda esquivó un zarpazo y encajó su espada en el pecho de uno de los Jokers. El hombre dejó escapar un grito y cayó hacia atrás, escupiendo a su vez la sangre de un pulmón perforado que manchó el rostro de Cori.
En ese momento algo pasó.
Algo que fue tan fugaz que pareció la ilusión de un explorador agotado.
Y es que cuando Frankie atacó y lo hizo a su vez Yukari… Alaric se había detenido. Apenas un segundo. Pero lo había hecho.
Una idea surgió entonces en la mente de Corinda. O quizá fue Revenge la que murmuró a su oído la resolución al conflicto.
Soltó su espada, extendió sus manos y concentró toda su energía en Alaric.
La telekinesis escapó como un golpe invisible, haciendo ondas transparentes que golpearon junto a Yukari y Frankie el campo de fuerza.
Alaric se detuvo de nuevo.
 Bastó una mirada.
Una mirada para llamar al combate. Para terminar eso de una vez por todas. Sophie Vendetta expulsó la luz que fluía entre sus dedos. Y sintió la ira. Su corazón se estrujó al pensar en Elizabeth. Y la luz resplandeció con más fuerza.
A su lado Serena atacó también. Pensando en casa. En su mansión. En la bondad corrompida en aquella isla, en las amistades rotas. La confianza quebrantada en dos.
Wen se unió entonces a la contienda. Y fue Carver la última en bajar. Envuelta en ira. En rencor. Le habían arrancado su vida entera. El hombre envuelto en aquél campo de fuerza lo había hecho.
El mundo resplandeció. El cielo pareció oscurecerse, con la luz absorbida por aquél conjunto de habilidades tan diferentes. Personas distintas que habían encontrado el camino. Los Jokers combatientes y los humanos detuvieron su batalla. Retrocedieron mientras la burbuja que protegía a Alaric se envolvía en llamas. La energía presentaba grietas.
Se quebrantaba la seguridad. Y por primera vez en años Alaric sintió temor. Se encogió en su guarida y se cubrió con las manos, empujando más del escudo sólo para verlo ser desgastado. Roído.
—¿Qué está pasando?—murmuró entonces.
Un azul resplandor lamió la figura de Alaric. Su escudo estaba fallando. Intentó atacarlos, uno por uno. Pero bastaba con que otro interviniera para salvarlos.
Un campo de fuerza.
Una ilusión.
Eran mil ataques simultáneos a la vez. Poderes desarrollándose al mismo tiempo de manera tan pulcra que era imposible repelerlos uno por uno.
Su blanca apariencia fue adornada por el sudor.
Sus ojos se inyectaron en sangre. Su poder entero se concentró ya no en atacar. En defenderse.
Hasta que no pudo hacerlo más. Sintió sus venas arder como electricidad. Su cabeza dio una fuerte palpitación y la sangre se precipitó por su nariz.
El escudo se rompió en mil pedazos como el capullo protegiendo a un insecto ruin.
La tierra tembló.
Y el líder de Olympia se tambaleó cayendo de rodillas. Intentando recuperar el aliento.
Hacerlo antes de que aquellos que habían sido las piezas de su juego hicieran Jaque mate.
 ♦
 Seattle, Washington…
 Las calles de Seattle los recibieron.
Con un hedor a muerte y perdición.
Corriendo con el corazón a punto de la taquicardia.
Paul no volvió la mirada hacia atrás, Charlotte si lo hizo. Y encontró la iglesia a punto de caerse. Una estructura que temblaba hasta los cimientos. Y agentes que, como ellos, habían ignorado las órdenes para emprender una retirada.
Miembros de la Orden que abandonaban el nido. Que perseguían a sus presas como leones iracundos.
En ese momento uno apareció frente a ellos. Una mujer sin capucha. El pelo color ceniza se pegaba a su rostro y sus manos estaban envueltas en hielo. Paul se cubrió. El golpe del puño cristalizado hizo su sangre palpitar.
Charlotte se adelantó y bastó un tiro del revolver con supresor para que las extremidades de la chica estallaran. Apenas tiempo suficiente para dejarla desprotegida y volarle el rostro. El hielo se curtió, hundiendo las facciones de la chica en una mueca grotesca, una estatua perdida.
La sangre salpicó a Paul. Expulsada detrás de la piel de carámbano.  
Una bruma enrojecida. Flotando en el aire.
Relámpagos corriendo de un lado a otro. Disparos.  Los agentes limpiaban el perímetro, barriendo las calles con sus armas. Rojos láseres que como hilos acordonaban el lugar.
Paul se sentía en demencia. En una total locura, sumergido hasta el fondo en el infierno de caminos quebrantados.
Los miembros de la orden comenzaron a manifestarse. Salidos de portales. De la nada. Escupidos a la existencia. Cada portal abri��ndose y de cada uno media docena de encapuchados: Ropas oscuras, algunos usando caretas de metal. Otros de rostros descubiertos.
Algunos reconocidos como Jacques Siegel.
Otros desconocidos como un niño de no más de quince años, blandiendo una daga envuelta en fuego. Eran fantasmas, espectros infernales que habían estado esperando en las sombras ese momento.
Lo sucedido en Kansas parecía un juego de niños. Una escenificación insignificante.
—Desplieguen el apoyo aéreo—dijo Alan Hoffman a través del comunicador. Su voz era un cascarón de lo que había sido antes. Sonaba agotado. Casi sin aliento, gritando para oírse entre gritos y disparos.  Charlotte se colocó en defensa.—Manténganse en grupos sobre tierra. Están esperando que nos separemos para poder liquidarnos. Cierren las filas. No le den la oportunidad. Y por amor de dios, encuentren a Erick…
Nadie se atrevió a cuestionar esas órdenes. El círculo se cerró como un mecanismo bien engrasado. Revisando cartuchos, otros más requiriendo de habilidades para defenderse.
Rayos de fuego. De hielo.
Luz y sombras.
Aves de metal alzaron el vuelo, zumbando en el aire como criaturas griegas de leyenda. Las torretas se desplegaron y pronto las balas llenaron el aire, impactando contra el pavimento sobre los encapuchados.
Algunos de ellos se teletransportaban, intentando penetrar en las cabinas. Los mecanismos de defensa actuaban, gaseando con supresor.
Paul se sentía bloqueado. Perplejo. Pues nunca había visto un despliegue de fuerza como el que esa tarde tenía lugar. Clavó la vista en el horizonte. Y frente a sus ojos incrédulos uno de los encapuchados abandonó su vestimenta. Se volvió más grande que ella, se levantó como un titán. Un hombre de piel negra, el físico trabajado desnudo. Su altura lo volvía lento, pero como un acorazado de combate letal. Extendió las manos. Abrió los dedos.
A pesar de su lentitud, el avión no fue capaz de esquivarlo y estalló en una esfera de fuego infernal que envolvió a sus dos pasajeros.
Los aviones comenzaron a disparar. Quemando sobre la piel del metahumano que se defendía con habilidad.
En ese momento sus ojos se hundieron. Ardieron. De un color rojo incandescente.
Un rayo de luz emergió de entre sus cuencas. Luz de un color azul que escupía chispas. Paul recordó las noches en su niñez. A su padre con la pistola soldadora.
Tres aviones se desvanecieron esparciendo fragmentos metálicos, cenizas, llamas y partes de cuerpo humano por todo Seattle.
La artillería de Woodgate era inútil. También sus agentes. Eran sobrepasados en número.
Los encapuchados que rodeaban al equipo de tierra no eran menos letales. Se movían con agilidad, incluso aquellos que hasta entonces no manifestaban habilidad sobrehumana alguna.
Cuando se abrió una brecha los agentes avanzaron.
Paul fue en la formación. Corriendo en forma de V.
Entre los edificios abandonados sombras corrían. Por entre las ventanas abiertas.
Como si los fantasmas de sus ocupantes siguieran ahí. Almas en pena atrapadas en la tragedia.
Vidrios reventaron desde la vieja cafetería. Un lobo saltó en posición. El hocico rabioso y los grandes colmillos desbordándose en espuma.
Corrió a los agentes.
Los disparos erraban por unos metros. Y cuando al fin pudieron perforar su cráneo era muy tarde para el agente Freed. Un novato cuya madre Paul conocía, una mujer buena que recibiría una noticia devastadora a la mañana siguiente.
—Cinco Kilómetros—informó un agente mirando la computadora incrustada en la muñeca de su traje de combate. Los miembros sobrevivientes del equipo siguieron avanzando, entre gritos y muerte. Entre la estática y disparos que pintaban una imagen clara para los que no se encontraban junto a Alan Hoffman.
Estaban perdiendo.
Paul escuchaba los gritos de los soldados. También veía los destellos de aquellos pilotos que morían al enfrentar al gigante de piel morena. Todos estaban muriendo por Erick Woodgate.
Paul se sentía sin fuerzas, sabiendo que en cualquier momento cualquier encapuchado podría elegirlo como blanco. Sintiendo desfuerzados sus dedos, ignorando si sería capaz de defenderse por si sólo si llegaba la necesidad. Uno de los miembros de la Orden aterrizó frente a ellos, tras un vuelo frenético. Disparos se desencadenaron pero rebotando contra las paredes transparentes del campo de fuerza. Otro portal abriéndose, otra media docena de encapuchados.
Paul agarró con fuerza su arma y apuntó. Les disparó metódicamente, sin buscar rostros o habilidades, simplemente eligiendo objetivos de manera autómata. Las llamas lamían a los aviones, otros tantos escapaban.
Paul retrocedió mientras Quendi se encargaba de tres miembros al mismo tiempo. Alzó la vista y miró algo colgando del brazo del gigante.
Al principio pensó que se trataba de algún explosivo. Algo diseñado quizá por Jördis Müller para volarle la extremidad al coloso. Le tomó tres segundos reconocer la forma del torso de una agente. Una chica rubia que había sido partida a la mitad. Dutch deseó haber sabido su nombre.
Paul la observó fijamente, rindiendo sus respetos de manera rápida pero a mitad de la oración el cuerpo de la agente fue borrado por una cegadora explosión.
Había activado una granada más antes de morir. Un destructor canto de cisne.
El brutal sonido de un relámpago barrió el aire.
El brazo del gigante se envolvió en fuego. Dedos gigantescos se desprendieron de la base cayendo de manera asquerosa, manchando de sangre las callejuelas cenizas de Seattle.
Volvió la vista a Quendi, se encontraba asesinando a los encapuchados que podía. Encañonándolos. Más soldados muertos esparcidos por el piso.
La estática se volvió insoportable en su transmisor.
Paul recordó nuevamente, esta vez a Geraldine Grohl. Había asistido a varias juntas estratégicas, no para hablar de combate. La mujer predicaba la paz.
Es un político. Habla de cosas que no entiende, habría dicho alguna vez Allyson, la compañera de Dutch. Pero Geraldine había dicho ese día de septiembre algo que había quedado grabado a fuego en la memoria de Paul: “Tienen que tener en cuenta que la única razón por la que nuestras tropas sobreviven son los números. Pero cuando perdamos esa ventaja nos daremos cuenta de cuan desprotegidos estamos contra una amenaza real. Sólo seguimos adelante porque los Metahumanos rebeldes lo permiten y no hay que perder eso de mente.”
Y como una profecía ahora era claro.
No eran obstáculo o representaban un cambio para la guerra.
Nunca lo habían sido.
 ♦
 Isla Hy-Brazil…
 Alaric se quedó en el suelo dos segundos.
Luego se puso de pie. Sus habilidades se sentían agotadas. El hambre del Wendigo había sido saciada. Las habilidades eran suyas. El dominio para aplastarlos a todos. Y sin embargo era su propio cuerpo el que le había fallado.
Su cuerpo maldito.
Y estaba esa habilidad siempre activa. La habilidad que le permitía verse como ellos. Una habilidad que no podía apagar, pues hacía años que había olvidado cómo hacerlo. También estaba la segunda que mantenía activa, la que le ayudaba a olvidar su dolor. Por último estaba su comodín. Esa otra habilidad que no le servía a él tanto como serviría al otro…
Sus dedos temblaron. Su piel se agrietaba. El poder que contenía comenzaba a buscar la manera de salir y su cuerpo era demasiado insignificante.
Alzó la vista y aunque intentó defenderse el golpe ya se encontraba en su rostro. Un puño envuelto en una ráfaga de luz que quemó su piel. Lo lanzó al suelo. El sabor de la sangre llenó su paladar.
Intentó cubrirse. El cielo lo traicionó entonces.
La humedad se condensó en hielo.
Grandes estalactitas descendieron. El filo se clavó en su mano izquierda, acalambrando todo su cuerpo y arrancando de su garganta un grito de dolor desgarrador.
Otra estaca clavó su mano derecha también.
Intentó moverse, la sangre manchó su ropa. Sus ojos estaban totalmente enrojecidos con las pupilas dilatadas.
Miró hacia arriba. Una patada cruzó su mejilla y lo hizo cerrar los ojos.
Alaric se quedó en el suelo.
Sus soldados, o al menos la mayoría de ellos habían dejado de pelear. Observaban la escena petrificados.
Los Jokers temblaban. Algunos decidieron apartarse.
La isla, por primera vez, parecía en total silencio. Las criaturas fantásticas que entre sus árboles corrían también parecían contener el aliento a una conclusión inevitable.
—Se acabó maldito infeliz—jadeó Sophie. El rostro demacrado por su encarcelamiento. Su pulso tembloroso por las largas jornadas sin comer. Se adelantó mas fue detenida por Carver que le tomó el brazo con una ligera negación.
—Aún tiene el poder. Su energía está agotada pero matarlo ahora no significa que no despertaría luego. No puede ser así.
Alaric se quedó en silencio. Y repentinamente comenzó a reír. Su pecho subía y bajaba en mitad de las oscuras carcajadas.
—¿Entonces qué? ¿Vamos a dejarlo vivir?—Frankie pareció indignada ante la idea. Ante el concepto de tener al maldito infeliz que había sido recurrente en sus pesadillas frente a ella y no poder asesinarlo.
—No, vamos a destruirlo completamente. No habrá parte de él que regenerar.—Carver parecía meditabunda. Casi incrédula. Su cabello rojo bailaba como el fuego debido a las ventiscas. Observaba fijamente a Alaric aunque en su última frase su mirada fue hacia Serena.—Vamos a borrarlo.
Serena asintió.
—¿Van a borrarme? ¿De la realidad?—dijo divertido Alaric, sorprendiendo a su audiencia que nunca habían visto en él nada que fuera una fría y hermética indiferencia. Y en ese instante, al borde del abismo, sonreía. Se reía.— Eso va a costarle la vida, Doctora… ¿está dispuesta a pagar ese precio?
—Lo estoy—respondió Serena sin dudar.
—No va a morir. Te lo aseguro, Alaric…
—Así que este es el fin…—concluyó Alaric cerrando los ojos. Con el rostro hacia el cielo.—Ha sido un largo camino ¿no es así?
—¿Por qué?—una voz surgió al fondo. Entre las hierbas. Tambaleándose.
Ava Sophia entró al campo de combate. Sus ojos aún hinchados. Aún de llorar, de sentir que partían su voluntad.
—¿Por qué lo hiciste?—buscó saber. Nadie le silenció.
Alaric era un hombre inteligente. Un hombre de reflexión y pensamiento. Alguien que había dirigido una comunidad metahumana por tanto tiempo, escondidos de Woodgate. Y la verdad a aquél cuestionamiento era intrinseca y compleja, trazada por las circunstancias: Por el hambre, por el temor de perder su comunidad, por el instinto protector hacia su hermana… Y sin embargo su respuesta fue simple, corta, un ataque psicológico a sus víctimas estrella seguido de una carcajada:
—Necesitaba divertirme.
Ava se estremeció como un animal rabioso. Se dejó ir en carrera hacia Alaric y hundió su bota hasta el fondo en el estómago del hombre haciéndolo alzar el cuerpo sofocado. El movimiento hizo temblar las estacas en sus manos.
Alaric aulló de dolor y de nuevo cayó cuando Wen y Corinda apartaron a la chica de él.
—Siempre tuvo problemas de temperamento, señorita Muller. Siempre tan reservada, dejando escapar su sentir a último instante. Es eso lo que le ha puesto en este predicamento para empezar—dijo Alaric recuperando el frío tono.— Todos ustedes son una plaga. Y deben estar agradecidos de que les permití quedarse cuando les pude dejar morir allá afuera…
—¿Morir?—Sophie intervino incrédula.— ¿Morir debido a la amenaza que tú mismo creaste? ¿Debido a las criaturas que tú puedes mantener alejadas? Fuiste la amenaza desde el principio… deja de hablar como si fueras un salvador o un héroe.
—¡Maldita sea, hombre!—exasperó Frankie. El tigre junto a ella rugió.— Muestra un poco de maldito arrepentimiento antes de que te matemos de una buena vez…
Alaric esbozó una sonrisa.
—Mi mundo ha sido exquisito. Lo he forjado a mi manera. He mantenido a salvo a mi gente. No tengo arrepentimientos… ni siquiera cuando decapité a esa perra maldita. Ni siquiera cuando empujé a su líder al abismo y lo obligué a arrancar el corazón del soldado.—la última parte hizo estremecer a varios. A aquellos que no lo sabían, aquellos que no lo habían aceptado.— Todo fue parte del plan… Mi único arrepentimiento es no haber tenido más tiempo para matarlos a todos… No ser yo quien acabe con ustedes.
—Nunca tuviste una oportunidad—murmuró Corinda dando la espalda a Alaric.— Acaba con él Serena. Es hora de ir a casa.
Serena extendió sus manos. La realidad jaló de ella como un magneto. Ella tiró de vuelta.
Un resplandor rojo recorrió el lugar. Como fuego transparente comenzó a consumir a Alaric por la pierna, dejando detrás de si una nada absoluta.
Serena tembló. Carver colocó su mano sobre el hombro de la rubia. Le influyó de la forma aumentada de su propio poder.
—Ahí se equivoca, señorita Williams…—jadeó Alaric sintiendo un frío dolor al perder su extremidad.—…Morirán aquí. Sólo que no soy la persona que los matará.
El estallido retumbó como Lucifer escapando del infierno. Las ventanas de cada hogar estallaron mientras recorría Olympia.
El polvo se alzó mientras volaba en dirección a ellos y las cenizas del combate se reavivaron cuando aterrizó y movió su mano. Los empujó como la onda de una bomba nuclear. Su nariz goteaba de sangre. Se estaba sobrepasando.
Y sin embargo era un hombre que creía que hacía lo correcto… lo cual lo hacía más peligroso que nadie. Tan peligroso como el monstruo que protegía.
Serena rompió su concentración. Fue lanzada por el aire y aterrizó sobre la hierba.
Frankie sintió que un huracán la arrancaba del suelo.
Y ni siquiera Yukari, transformada en un letal felino, pudo mantenerse en pie.
James Millbrook aterrizó frente a ellos. Con la ropa desgarrada. Con la expresión turbada y cada vena en su frente marcándose.
—No lo asesinen—dijo.
Y esa fue la tercera vez que traicionó a su gente.
Y por vez tercera también pensó que los protegía al hacerlo.
 ♦
 Seattle, Washington…
 Los restos de la aguja espacial se vislumbraban en el horizonte. Cubiertos entre polvo y ceniza. La pintura se había caído y las paredes metálicas habían sido derrumbadas. Las varillas sobresalían como huesos de un depredador caído.
Paul Dutch siguió corriendo hasta que sus piernas ardieron. Alzando su rifle para derribar un par de voladores que descendían sobre ellos.
Los soldados apenas representaban una amenaza para los miembros de la Orden y cuando cayó gran parte del escuadrón de ofensiva, apenas unos cuantos encapuchados se habían detenido.
Leslie Silk se unió a la contienda después de unos cuantos metros. Paul ni siquiera la saludó, solamente pudo sonreír cuando miró a su vieja compañera preparando sus armas. Cargaba uno de sus brazos como si fuese un recién nacido. Estaba herida y por su mirada ardiente era obvio que estaba furiosa.
No era la reunión que Paul habría esperado.
—¿A dónde se dirigen…?—reclamó Leslie mirando directamente a Quendi.— Las órdenes de Alan fueron…
—Las ordenes de Alan están matando a todos nuestros agentes. Necesitamos ordenar una retirada ya. Erick no está en esa iglesia.
Cuatro aviones más zumbaron por el cielo desencadenando su fuego sobre la iglesia, visible a la distancia.
—¿Cómo lo sabes?—preguntó Leslie con total determinación.
— Porque si estuviera aquí ya lo sabríamos. No está aquí. Ahora encárgate de que se ordene una retirada o van a tostarnos a todos vivos.
Leslie lo consideró un segundo. Escrutó en el horizonte y aspiró profundamente.
—No puedo. No hasta llegar a la base, las comunicaciones están encriptadas e interferidas.
—¿Por qué lo estarían?
—Tecnokineticos.
Paul no discutió con esa lógica. En lugar de ello caminó junto a las dos mujeres hacia el vehículo en mitad de la carretera. El aire se rompió, el oxígeno se contrajo y entonces un portal escupió a dos encapuchados más.
Leslie desenfundó su magnum tan rápido como pudo. Descerrajó dos tiros que rebotaron en las máscaras de metal pero que sirvieron para desestabilizarlos.
Para entonces Charlotte ya se encontraba en el asiento de conductor. Presionó el pedal y el Jeep salió disparado. Los encapuchados entraron en sus portales y desaparecieron.
Paul se dejó caer en el asiento trasero y rebuscó debajo de los asientos la caja de armas obligatoria.
Arrancó el candado de un tiro y tomó el pesado rifle de asalto. Un gran arrastrote que servía para montar en la torreta pero que Paul no perdería tiempo instalando. Revisó la hilera de balas disponibles y se sintió en casa.
El Jeep pasaba sobre las calles desoladas y de pavimento roto dando tumbos, imparable. Como una bestia de muerte.
En ese instante de nuevo la nada se abrió. Los portales escupieron a los encapuchados que habían dejado detrás.
Eran dos mujeres que cayeron sobre el parabrisas. Una de ellas clavó una daga sobre el vidrio para mantenerse, la otra casi resbaló pero manifestó unas garras animales que la hicieron estabilizarse.
Leslie extrajo de nuevo el arma pero una de las mujeres gritó:
—¡Sueltala!
Leslie obedeció. Influida por un hechizo evolutivo maldito. Paul agradeció que la orden no fuera hacia él y presionó el gatillo. El retroceso del rifle le dislocó el hombro y la punta se encendió al rojo vivo mientras escupía balas de manera errática volando todo el cristal frontal y parte de los asientos de piel que quedaron humeantes cuando el enemigo terminó con perforaciones de bala en todo el cuerpo cayendo hacia el pavimento.
El Jeep se descontroló un segundo. Las ruedas patinaron y Charlotte gritó intentando mantener el control.
Paul miró la sangre en su hombro. Una bala le había rozado. Pero la soldado ni siquiera se quejó, se mantuvo firme tal como les habían enseñado a estar en situaciones de estrés.
A lo lejos hubo un rumor grave, como una avalancha desatándose. Paul volvió la mirada y vio un gran relámpago.
Aunque los tres ocupantes del Jeep no lo sabían entonces, esa fue una explosión orgánica. Una palabra que harían a bien recordar en los eventos por venir.
—Erick no está aquí—dijo Alan Hoffman. Su voz tomó por sorpresa a todos los ocupantes. Sonando agotado. Sonando al punto del quiebre— Necesitamos retirarnos. Los heridos deben ser transportados al punto de extracción…
Paul asintió. Habían tardado demasiado en dar esa orden. Aunque se temió que fuera demasiado tarde para Alan.
Tomó su propio canal de audio y se puso en contacto.
—Kaden. Soldado. ¿Me copias?
Hubo estática. Paul temió lo peor hasta que la petulante voz del muchacho se hizo oir.
—Aquí estoy, agente. ¿Qué necesitas?
—Necesito que te prepares para llevar heridos contigo.
—Pensé que esto era una operación encubierta.
—Nuestra gente está muriendo, soldado. A la mierda el sigilo. Si me van a matar por eso entonces que así sea pero no dejaré a nuestros chicos caer…
—Copiado.
Paul cambió de canal nuevamente. Sintiendo la mirada de Leslie y de Quendi sobre él.
El puesto Foxtrot se presentó unos metros más adelante, después de embestir a una línea más de encapuchados.
Se trataba de un último escuadrón de defensa atrincherado. Apenas una última docena de soldados totalmente sanos. Los más inexpertos.
Paul reconoció un par de rostros. Desembarcó y la quemada en su pierna ardió. Lo hizo esbozar una mueca.
Charlotte bajó detrás de él, presionándose la herida del brazo.
—Alan ordenó retirada. La extracción se dirige para acá, también un helicoptero extra, quiero que concentren toda su artillería en los miembros de la secta que se atrevan a mostrar su cara de espanto por aquí y manda un par de Jeeps llenos de gente para recoger a Alan y los sobrevivientes. Saldremos de este hoyo del diablo juntos y tantos como podamos—instruyó Dutch al que tenía la insignia de coronel. Era un chico que ni siquiera pareció molesto, en lugar de ello asintió honrado y comenzó a gritar órdenes a sus soldados para mantener la base Foxtrot limpia.
Leslie se unió al cuerpo de rescate a pesar de la negativa de Dutch. Partió cinco minutos después.
Paul se tambaleó hasta una de las camionetas médicas de Woodgate. El momento le parecía inmersivo, se sentía ahogado en un cúmulo de voces. Y los latidos de su corazón lo mantenían despierto.
Los disparos a la lejanía, como fuegos artificiales, le recordaban que no debía caer. Mantenían a su mente centrada en otra cosa que no fuese ver a su familia muriendo.
Era un soldado, se dijo, no se podía permitir caer.
Los cuerpos de combate corrían de un lado a otro, un par de técnicos también se encontraban en una base de operaciones improvisada dentro de una tienda de campaña donde su alto mando les gritaba en reproche por haber recopilado información errónea de Erick Woodgate.
La mitad de la ofensiva de Woodgate se encontraba en el lugar, buscando a la cabeza de la corporación de manera desesperada. Apresurándose entre motas de polvo y cenizas que se arremolinaban con el viento.
La extracción se estaba realizando en orden. Y estaban esperando a los rescatados.
Charlotte se acercó a Paul. Llevaba el cabello oscuro hecho un desorden.
—Cometiste una estupidez al venir aquí tú sólo… —dijo Quendi
—Escucha—respondió Dutch cortando el tema.— Cuando salgamos de aquí abandonaré la corporación…
—¿Qué harás qué? ¿Por qué?
—Este lugar ya no me pertenece. Gasté las balas que tenía que gastar. Ya cumplí mi servicio en el infierno y lo único que he conseguido es que mi familia termine muerta. Es todo para mí… Buscaré a un viejo camarada, lo salvaré y me iré…
—Agente Dutch…
—Paul—corrigió el hombretón.
—Paul… ésta es una decisión apresurada y este no es el momento de…
—Y cuando eso suceda, tienes que mantener a raya a Patterson, ¿te parece? Asegúrate de que no haga una estupidez mientras no estoy.
Charlotte no protestó. Supo entonces que era una decisión final. Supo reconocer la máscara de un soldado que ya no tiene nada más que dar. Y simplemente asintió.
Los vehículos de rescate llegaron 15 minutos de después mientras los transportes aéreos descendían para la extracción.
Aún se escuchaban disparos aunque más dispersos. Soldados que no podrían ser rescatados.
Bajas necesarias. Charlotte y Paul esperaron que fueran tan pocas como fuese posible.
Fue un segundo de tranquilidad que Charlotte recordaría siempre. El cierre de un círculo. De una misión más que les costaría un par de días para sanar con nuevos activos y una nueva estrategia.
Tan fácil como eso.…
 De repente, la tierra tembló. Las calles se sacudieron  con tal fuerza que el equipo médico cayó de las estanterías. Algunos soldados cayeron al suelo. Entre ellos Paul cuyo gran cuerpo se estrelló al pavimento nuevamente.
Se escaparon un par de tiros. Unos cuantos gritos apagados.
Y cuando el terremoto se detuvo, Charlotte Quendi observó hacia el sur. Justo a espaldas del puesto Foxtrot.
Los transportes aéreos se ladearon. Uno de ellos cayó hacia la derecha estrellando su ala en el suelo.
—¿Qué carajo?—blasfemó Paul Dutch intentando levantarse. Los soldados también comenzaron a alzarse.
El primer pensamiento de Charlotte fue otro gigante. Aunque supo que estaba equivocada cuando siguió la mirada de los soldados. Ojos totalmente abiertos en terror.
Cinco figuras encapuchadas se encontraban en los límites de la ciudad, cuatro de ellas vestían de blanco y al frente había una vestida de rojo. Avanzando hacia ellos como si fuesen caballeros medievales preparados para el duelo.
Pero no eran las cinco figuras las que causaban terror. No todavía.
Era la que flotaba. La figura de ojos rojos y piel agrietada.
—Es el chico —musitó Charlotte.
—No—respondió Dutch, su voz era casi un reproche. —Es Metatrón. Él…
 ♦
 Isla Hy-Brazil…
 —…Está aquí.
—Tienen que detenerse—pidió James Millbrook.— Éste no es Alaric…
—Tú…— jadeó Frankie. El odio ardía en sus ojos. Transparentando la fragmentación de su alma, su lealtad.
—¡Escúchenme! Alaric está enfermo… no podemos matarlo…
—Ya tuve suficiente de esta porquería…—Sophie contuvo el aliento. Y sin esperar un segundo más se precipitó hacia James.
Dejando detrás el polvo ocasionó un estallido de luz. Chispas volaron mientras llegaba hasta su antiguo amigo. Un puño descendió furioso, James lo esquivó y con el codo golpeó de lleno el rostro de la rubia.
Los ojos azules parecieron heridos. Ofendidos por aquél movimiento.
James retrocedió. Alzando las manos intentó detener la serie de sucesos que estaban desencadenándose.
—No me hagan detenerlos. Sé lo que sienten. Pero ésta no es la manera. Llegamos juntos. Nos iremos juntos…
—Sólo que ya no lo haremos… Porque tu novio mató a nuestros amigos—dijo Frankie dando unos pasos hasta él. Lágrimas ardientes resbalaban por su mejilla. Una sonrisa se extendió por su rostro.—Tuve razón todo el tiempo… No eres más que la perra de Alaric…
Fue como un estallido en el silencio.
El inicio de la batalla final se presentó con el quiebre de voluntades y confianzas. Con una chica de hielo describiendo una vuelta en el aire mientras desplegaba esquirlas de hielo. Con un paramédico repeliéndolas a último segundo y una mujer que controlaba la luz perdiendo los estribos. Disparando a diestra y siniestra contra aquél en el que había confiado.
Alaric observaba desde el suelo. Sentía el poder regresar a sus venas.
Las estacas abandonaron sus manos. Las heridas sanaron.
Carver observó perpleja la balanza caer de forma drástica en su contra nuevamente cuando el líder de Olympia se colocó a gatas. Extendiendo las manos hasta que un relámpago fracturado emergió de la punta de sus dedos.
La doctora Emmerson salió disparada hacia atrás. La electricidad recorriendo su cuerpo. El tigre sacó sus garras y esquivó los impactos mientras que la chica que se hacía llamar Revenge se preparaba para un segundo combate.
Esta vez no había escudos.
No había contención.
Amigos contra amigos. Todo se reducía a eso. Los guerreros que habían acompañado la contienda hasta ese momento se habían detenido para observar. Para retroceder. Comprendiendo quizá que el origen de la pelea no era propio.
Cuando la telekinesis de James y el hielo de Frankie chocaron fue algo más significativa para el universo que dos metahumanos luchando. Era la traducción de dos ideas distintas aunque quizá ninguna era errónea.
Quizá las dos lo eran.
Un conflicto fundamental extendiendo sus garras a aquellos que alguna vez habían sido sólo victimas y ahora eran soldados.
Y cuando Carver convocó un escudo de energía roja que impactó contra el pecho de Alaric no era simplemente venganza. Eran el bien y el mal luchando por el control de toda la isla una última vez.
Una isla oculta. Un mito andante que ahora era un campo de batalla.
Sophie encendió sus puños que como dos luceros arremetían contra James que estaba gastando sus energías para contener a las dos rubias.
No hizo lo suficiente.
Un puño convertido en hielo le impactó en el costado. Sus costillas crujieron.
Corinda ya se encontraba atacando a Alaric, que a pesar de haber perdido una extremidad que no podía recuperar, se movía como un monstruo. Arrastrándose en el suelo con total agilidad en un embiste que Wen Nichols apenas pudo esquivar.
Corinda tomó un arco del suelo. Disparó una flecha hacia Alaric que se clavó en su hombro. El inglés exhaló con dificultad y sus ojos se encendieron como si estuviesen fabricados de lava.
James tomó el puño de Frankie. La superficie dura e irregular le causó cortes pero se las arregló para doblarlo. La doblegó un instante usando su fuerza natural contra ella y la jaló ocasionando que uno de los golpes de Sophie impactara en su espalda.
No se sintió satisfecho con su obra. Pero salvó su batalla. La prolongó unos segundos más.
Los poderes del grupo de rebeldes se habían convertido en proyectiles. En arietes. En catapultas y cañones que eran disparados haciendo estremecer el terreno completo pero poco a sus guerreros centrales.
Yukari se transformó de nuevo. En un cuervo de negras alas que extendió su vuelo al cielo.
Alaric dejó de buscarla intentando combatir de frente a Carver. Corinda disparó de nuevo aunque esta vez fue hacia James que en un movimiento desvió el proyectil reflectándolo de regreso hacia la chica. Penetrando los músculos de la rodilla.
Fue un buen movimiento aunque quizá la flecha no hubiese dolido tanto como el ardiente impacto de luz que le quemó parte del rostro. Cegándolo lo suficiente para que Frankie Harleen Grohl lo derribara con un golpe.
El paramédico se quedó en el suelo tres segundos sintiendo la piel chamuscada de su mejilla. Y aún ciego por el resplandor se puso de pie. Empujó la telekinesia y la volvió un golpe sofocante hacia Frankie.
La telekinesis se manifestó. Pensamientos ardientes y de traición se gestaban en la cabeza de Sophie Vendetta como gusanos en un cuerpo putrefacto. Se encontraba iracunda, primitiva, deseando asesinarlo. Fue esa la primera revelación que percibió James y al recuperar la visión la confrontó sin temor.
Los rayos de luz rebotando contra los escudos telekineticos formaban estallidos como de soldadura y sonidos ahogados como balas que se disparan bajo el agua.
Aunque Jim hacía lo posible por herir poco a Sophie, ésta no seguía ese principio lo que convertía aquél combate en una cuestión más difícil para James, especialmente cuando Frankie se unió a la pelea nuevamente.
No podría contenerlas mucho, comprendió, no sin pelear realmente.
Alaric se encontraba rodando en el suelo como una criatura de pesadilla. Extendiendo látigos de planta hacia sus contrincantes que a último momento podían esquivarlo.
Carver tomó uno de los tentáculos y lo jaló, arrancándolo con un tirón que pareció herir a Bauer.
Corinda se arrancó la flecha de la rodilla y la quebró entre sus manos. Dejó el arco de lado y se unió al lado físico de la batalla contra Alaric impactándolo con la bota en el pecho, lanzándolo al centro del campo entre los cadáveres de los caídos y ahí continuó la pelea.
Alaric se recuperó. Intentó ponerse en pie echando en falta la pierna que le había sido arrebatada antes de que su comodín llegase a rescatarlo. Las raíces de un arbol se extendieron y enredándose a la extremidad incompleta sirvieron de soporte permitiéndole levantarse para dar batalla completa.
Mientras tanto James esquivaba los poderes, las patadas y puñetazos que le eran propinados. Luchaba contra sus compañeras, mujeres que conocía tanto como se conocía a él mismo. Las conocía mejor que amigas, hermanas o amantes… habían sido parte de él. Parte de su equipo. De su familia. Y las amaba pero no tuvo que leer sus mentes para saber que el sentimiento no era mutuo por lo que al minuto tres de la pelea dejó de defenderse y empezó a atacar. Usó su vuelo y embistió a Frankie por la cintura estrellándola contra un tronco. Dejándola inconsciente lo suficiente.
Su telekinesia le sirvió como precognición cuando Sophie intentó atacarlo por la espalda, leyó sus pensamientos y extendió la mano liberando un estallido en su contra que le dio en las piernas haciéndola impactar contra el suelo de tal manera que las luces en sus manos se evaporaron en niebla resplandeciente.
—Ya basta… tenemos que detenernos antes de que sea tarde—imploró Jim. Sophie no escuchaba, pues Sophie ya no estaba ahí.
Era un alma perdida. Que había abandonado el cuerpo de la compañera y guerrera.
—¿Como fue tarde para Elizabeth y Henry…?—respondió con una voz pronfunda y herida.
Aquél fue uno de los golpes más profundos de la batalla. Un golpe a la consciencia y a la moral.
El paramédico dudó, la rubia no lo hizo al levantarse de un salto y soltar otro resplandor de luz en su contra. Cegándolo nuevamente. Esta vez Sophie no dejó a la suerte los segundos siguientes. Tomó a Jim de los hombros y lo hizo estrellar contra el suelo, el castaño se arqueó soltando un rugido.
Jim se empujó con las piernas y sobrevoló a baja altura. Se puso de pie cargando el peso de su cuerpo del lado derecho.
—Sophie… no…—pidió Jim mirando de frente a su oponente.—…Hay otra forma…
Ella no respondió. Giró las muñecas y permitió que la luz escapara de sus manos sin límites. Dos rayos directos que partieron la isla entera, escapando como faros de luz para los barcos perdidos. Pasando incluso la barrera invisible que protegía Hy-Brazil.
En cámaras satélites ese suceso se registró como una manifestación divina. No podrían estar más lejos de la realidad.
Ambas luces impactaron el pecho de Jim. La piel comenzó a quemarse y las venas de los pectorales se convirtieron en lava. Una gran quemadura se instaló como una telaraña en la piel del pecho.
Alaric se permitió distraerse por las dos lineas rectas de luz que emergieron de las manos de Sophie. Poder desencadenado. Sin límites.
Bajó el cuerpo y esquivó otro golpe de Carver. Luego uno de Corinda.
Tan concentrado estaba por sus dos contrincantes más cercanas que no advirtió el misil que bajó del cielo, extendiendo las garras.
Yukari colocó las alas para que el aire le aminorara el vuelo. Puso las garras en posición y aterrizó de lleno en el rostro de Alaric.
Las uñas del ave se presionaron en los globos oculares, los tomaron como esferas y presionaron, provocando un grito de dolor absoluto de Alaric mientras la sangre bajaba por sus mejillas y un graznido de Yukari mientras se alejaba, llevando entre las uñas de su pata derecha parte del ojo de su enemigo.
Jim se retorció en dolor mientras el calor de la luz escarbaba entre la protección orgánica de su piel.
Alaric cayó de rodillas.
Y ambos se encontraron en desesperación.        
Frankie recuperó la consciencia, también Serena. Jill salió de su escondite.
Y el final fue abrupto y repentino.
 ♦
 Seattle, Washington…
 El momento se congeló en una fotografía.
Con las cenizas volando, Dutch miró fijamente al hombre que flotaba y este le regresó la mirada. Una mirada enrojecida.
Un instante que se prolongó de manera eterna. En lo que se sintieron horas de tensión, de corazones latiendo con enloquecida velocidad. Hombres que se despidieron de sus familias sabiendo a antemano que no volverían a verlas.
El sonido de las ambulancias  sintiéndose lejano. Perdido.
—No dejes ni un sobreviviente—alzó la voz Raziel.
El chico parecía influido. Perdido. Los trozos de su piel cayéndose como si fuese una víctima de lepra. Y aún así fue más veloz de lo que Paul hubiese previsto.
Sus manos se adelantaron como armas en un duelo Western. Sus dedos se extendieron y relámpagos surgieron de sus dedos. Brillantes resplandores iluminaron el espacio como granadas cegadoras.
Un cañonazo que aturdió a las tropas enteras.
Paul retrocedió, cubriéndose los ojos. Su corazón latió con fuerza y su instinto de guerrero le llamó, tirando de su cuerpo para reaccionar. Se lanzó contra Quendi  y la apartó a puro instinto.
Cuando las blancas siluetas tomaron forma supo que había hecho lo correcto, comprendió que acababa de salvarla de un impacto letal que partió el suelo en dos e hizo estallar uno de los transportes carbonizando a un par de soldados. Sin embargo Charlotte había sido golpeada de manera indirecta, su cuerpo había sido cubierto por algo parecido al diamante. Algo que la había protegido como un capullo a último segundo aunque no lo suficiente para mantenerla despierta después del golpe.
Dutch ahogó un quejido y luchando contra sus sentidos afectados corrió hacia los maletines en la tienda. Buscó en el interior con desesperación mientras escuchaba los primeros tiros de defensa lejanos. Ahogados en eco.
Alan Hoffman se arrastró de la camilla médica. Llevaba un brazo en vendas y parte del rostro magullado. Tomó un par de pistolas y las colocó en su cinturón, acto seguido sostuvo una escopeta entre sus manos y revisó las municiones.
Un segundo relámpago estremeció el suelo.
Dutch y Hoffman abandonaron el escondite y alzaron sus armas, lanzando pólvora contra las figuras encapuchadas. Leslie se unió al ataque unos instantes después, cuando emergió de entre los restos del vehículo en llamas. Dutch podía escucharla respirar profundamente mientras cargaba su siempre confiable rifle de corredera. El primer disparo fue casi aturdidor y sin embargo certero.
Uno de los encapuchados cayó al suelo. Los otros se dispersaron a los lados, moviéndose con agilidad para ocultarse detrás de las ruinas más alejadas de la ciudad: Los carteles de tránsito caídos y las vigas metálicas dispersas.
Sin embargo Raziel permaneció firme en el centro del campo. Con el pecho inflado de orgullo por su creación que ingrávida comenzó a desplazarse hacia los soldados.
Dutch miró a Quendi que recobraba la lucidez. Arrastrando su cuerpo delgado fuera del radio de fuego hasta ser escoltada tropas médicas. Las tropas enteras habían conseguido colocarse en posición y varias líneas de fuego se extendían frente a Dutch.
Los encapuchados volvieron al ataque tan pronto como los disparos se los permitieron. Alan gritó al equipo que mantuvieran un flujo de fuego constante para entorpecerlos y se mantuvieran a cobertura de los relámpagos del chico que flotaba. Dutch siguió disparando, sin detenerse a verificar si Charlotte se había puesto a cubierto, pues estaba consciente de que bajo ataque la chica no podía ser su prioridad.
Los encapuchados se defendieron. Aunque no fue sorpresa para nadie que no lo hicieran con armas ni bombas. Pues el arma se encontraba dentro de ellos.
Uno hizo emerger sombras, embravecidos lobos que escaparon de entre sus ropajes ahuyando, clavando las garras en el suelo y arremetiendo. Las balas lo traspasaban de lleno y se movía con la agilidad de un lupino real. También era tan letal como uno.
Alguien lanzó una bomba cegadora aunque Paul no pudo ver con exactitud quién, pero la estrategia funcionó y la luz fracturó la estructura del lobo que soltó un gruñido herido.
Dutch preparó una segunda tanda de balas y esta vez disparó hacia la figura encapuchada del centro. Las balas abandonaron el cañón con un escándalo metálico aunque al llegar a su objetivo rebotaron como si se trataran de guijarros de río, rebotados a los lados. Impactando en las ambulancias.
—¿Campo de fuerza, hijo de puta? —jadeó Dutch manteniendo a raya sus disparos para los encapuchados que seguían dando batalla. Uno de ellos ya lanzaba bolas de fuego en su dirección aunque Leslie parecía contenerlo.
Los encapuchados detuvieron su avance. Se congelaron en su lugar sin dejar de defenderse, Azrael comenzó a andar hacia ellos dando pasos cortos y pausados. Bastó un movimiento de mano y el aire se rasgó como si fuera papel tapiz. Un hueco se abrió de la nada y la figura de la capa introdujo su mano.
Dutch escuchó detrás de él un quejido de dolor y al igual que la mayor parte del escuadrón volvió su mirada para observar como una mano emergida de un portal traspasaba el pecho de uno de los soldados.
—¡Tenemos que defendernos! —gritó Leslie.
—No, tenemos que defendernos. Si nos retiramos ahora quedaremos expuestos—explicó Alan. Con más temple del que Dutch hubiese podido mostrar en ese momento.
Azrael siguió avanzando mientras su creación flotaba un par de metros detrás de él, liberando descargas de energía que hacían arder las tiendas médicas y los transportes.
Los soldados que podían volver a ponerse en pie se habían unido a la defensa aunque de manera inútil, pues seguían muriendo y del enemigo sólo habían derrotado a uno de los encapuchados.
Hoffman dirigió su arma hacia Azrael. Sostuvo el cañón con su mano libre y descargó con firmeza aunque el disparo de nuevo se perdió sólo a un movimiento de brazo.
Las cuatro figuras encapuchadas gozaban de un aire familiar para Paul. Aunque no podía centrar su mente en ese instante y en especial cuando un rayo carmesí apareció entre el polvo y las cenizas que volaban en el campo de batalla. Un fragor nacido en las manos de Azrael. Al principio era una fina línea que unos segundos después se extendió en una especie de disco resplandeciente creado de energía.
El campo de fuerza cayó como la carpa de un circo al final de la noche y Dutch supo que no significaba que los hombres lo hubiesen tirado; Simplemente que Azrael estaba por entrar en combate activo.
Las figuras habían avanzado casi quince metros hacia ellos desde su posición inicial. Los estaban acorralando en la base Foxtrot.
Los disparos de Leslie se interrumpieron de repente. Se había quedado sin municiones por lo que lanzó el arma al suelo con desesperación y sacó la 9mm de su cintura. Un movimiento desesperado.
Paul vio la ceniza acariciar la brillante armadura de Azrael. Se relamió los labios y retrocedió un metro arremetiendo de nuevo contra él.
—Señor, tenemos que retirarnos ahora—suplicó Leslie a cubierto detrás de una farola partida a la mitad.
—Si lo hacemos morirá más de la mitad en el rescate.
—¿No vale más eso a que mueran todos?
Hoffman pareció considerarlo. Y cerró los ojos, saliendo de su lugar para dejar otro par de disparos que se hundieron en el disco giratorio de Azrael sin causar mayor estrago.
—Es cierto hermano. Tienen que salir de aquí—apoyó Dutch haciéndose oír sobre el sonido constante de los disparos.
—Todos saldremos de aquí…
—No lo haremos. Toma los transportes que aún funcionen. Llévate a los hombres que puedas un kilómetro al norte y convoca ahí a los helicópteros. Intentaré contener a estos hijos de perra tanto como me sea posible.
—No vas a quedarte aquí, Dutch—jadeó Leslie Silk. —Van a matarte.
—Esa es una idiotez, mujer— respondió Dutch Paul hacia su vieja compañera, esbozando a su vez una blanca sonrisa. Una sonrisa de diversión ante el peligro, ante los retos. Una sonrisa que Leslie vio por última vez en ese momento— Yo no puedo morir…— el soldado se volvió a Hoffman. Y extendió una de sus grandes manos para tomar su hombro. — Déjame un par de juguetes y váyanse. Estaré bien, hermano.
Alan sabía que eso era una mentira.
Sabía que era un sacrificio. Un sacrificio de uno de los mejores hombres que la compañía tenía. Sangre que quedaría en sus manos. Y sin embargo tomó la decisión que cualquier general hubiese tomado ante aquella situación.
Y ordenó la retirada.
  Los soldados dejaron de disparar. Las armas cayeron al suelo mientras se replegaban hacia sus vehículos en un movimiento que a Azrael le pareció divertido.
Como ratas. Como cucarachas asustadas. La energía seguía fluyendo entre sus dedos. Giró la cadera y la lanzó impactando a dos soldados en el vuelo que cayeron sin poder alcanzar sus respectivas coberturas.
—Es como jugar Duckhunt, ¿no es así? —se burló uno de sus seguidores. Un hombre que no había aprendido a mantener la boca cerrada.
Azrael no contestó, en lugar de ello se preparó para acabar con todos. Alzó la mano para contener a sus combatientes, incluido Jason O’Mara.
—Espera a que suban a los Jeeps… y vaporízalos a todos—se jactó el enmascarado. Una vida entera dedicado a la Orden. Escurriéndose en las sombras y finalmente veía el objetivo de su vida realizado. Finalmente podía devolver el fuego. Y disfrutaba de ello cada segundo.
En ese instante hubo un grito. Y no se trataba de otra victima, no era un hombre muriendo. Era otra cosa. Azrael buscó con la mirada el origen, mas sólo encontró el cilindro cromado que volaba en su dirección como una lata de aerosol.
Se burló.
Se rió de manera estridente por la desesperación y en una traición de su propio ego decidió atraparla entre sus manos. Sus ojos ensombrecidos leyeron la inscripción:
GRANADA DE FRAGMENTACIÓN WOODGATE.
El artefacto estalló entre sus manos. Azrael contuvo la explosión para sí, extendió un campo de fuerza y minimizó el impacto, sin embargo las esquirlas se dispararon a los lados hiriendo a dos de sus hombres.
Fue una mancha a su historial.
Una falta que no podría soportar. Que no relataría pues era un tropiezo que no se repetiría.
¿Quién era?, se preguntó, ¿Quién de aquellas criaturas se creería lo suficiente para enfrentarlo sólo mientras sus tropas se marchaban?
La respuesta emergió frente a sus ojos. El guerrero de anchos hombros. Con el hombro dislocado y quemaduras. Un hombre que lo había perdido todo, comprendió Azrael. Que no tenía ya, nada que perder.
Hizo un movimiento. Sus hombres fueron al ataque. El militar respondió como solo una bestia podía hacerlo, enarbolando sus armas de destrucción y disparándolas.
El resplandor del fuego se abrió paso hacia ellos. Disparado desde un revolver que giraba con ritmo enloquecido.
Marceline abandonó la formación primer o. Y de nuevo obligó a sus sombras a atacar. Las bestias de pesadilla se desplegaron. Aullaron mientras saltaban, aterrizando en un solo movimiento frente al guerrero que soltó su gran herramienta para extarer de su espalda un pequeño tubo que siseó en el aire al extraer un filo azulado de plasma. La espada vibró en el aire mientras el soldado partía a los lobos de Marceline a la mitad, ignorando las mordidas y rasguños. Jason, flotando sobre ellos, solamente admiraba con la curiosidad de un recién nacido la escena.
—Puedo…—se ofreció el chico. Con la voz ronca. Sobrepuesta. Como la víctima de una posesión satánica.
—No aún, muchacho… —respondió Azrael con diversión.
  Paul sintió  la cálida caricia de la sangre en el área del hombro izquierdo y la nuca cuando la última sombra se evaporó.
Se mantuvo de pie aunque toda su anatomía le ordenaba que se rindiera. El resto del mundo era oscuridad y ruido blanco, una televisión encendida sin señal.
Estaba sangrando. Realmente estaba sangrando. Eran heridas graves.
Y las figuras frente a él parecían tan frescas como verduras. Sin muestra alguna de agotamiento.
Pero estaban ahí. Seguían ahí lo que significaba que estaba haciendo bien su trabajo. Y sólo tenía que darles unos minutos más.
—Ven por mí, maldito infeliz—susurró Paul.
Azrael sonrió debajo de la máscara. Y por primera vez, quiso sentir lo que causaba asesinar a un hombre con sus propias manos.
 ♦
 Isla Hy-Brazil…
 Hubo relámpagos. Fogonazos de luz y un par de gritos.
James Millbrook sintió que la vida se le iba. Que su energía era drenada al tiempo que en la desesperación empujaba su habilidad intentando defenderse. Los pensamientos de Sophie eran como bestias furiosas.
Una jauría de perros rabiosos corriendo en todas direcciones. Pensamientos que gritaban y recriminaban. Reclamaban.
Imágenes introducidas en su mente tan profundamente que eran heridas en su psique. Heridas sangrantes e infectadas.
Esos pensamientos estaban enloquecidos. Rasgaban las paredes de su mente vociferando.
Hasta que de repente no lo hicieron más.
James sintió su carne descansar de la presión del relámpago. Su piel estaba chamuscada y podía ver su ropa reducida a cenizas. Sus músculos al rojo vivo como lava le dolían al respirar.
Cayó de rodillas y luego miró de frente a Sophie. Lo que le había hecho.
Sus ojos estaban inundados en sangre que resbalaba por sus mejillas y escapaba de su nariz. Los recuerdos aunque borrosos volvieron a él. Lo atormentarían por siempre.
La manera en que empujó su habilidad. En que la guió por medio de la telekinesia como un hilo conductor. Una mecha de dinamita.
Hasta que hizo estallar sus pensamientos.
Hasta que reventó el cerebro dentro del cráneo de la mujer que una vez consideró una hermana.
James retrocedió horrorizado. Y miró alrededor hasta que miró a Alaric. Cegado, los ojos arrancados intentando regenerarse. Y el gran tentáculo que se extendía desde su mano. Una vara de hueso que traspasaba a alguien que había decidido aprovechar, alguien que no había considerado las consecuencias de atacar a un monstruo a ciegas...  
Corinda estaba suspendida en el aire.
Sus pies no tocaban el suelo. Se retorcían en dolor mientras la vara de hueso se introducía más profundo en sus entrañas. Los grandes ojos azules resplandecían, brillaban derramando una lágrima.
Y en el umbral de la vida miró a Jessica. En los últimos segundos también lo recordó todo. Recordó a Andrew.
Lo vivido. Lo que jamás llegaría. Futuros posibles erradicados…
James tembló e intentó alcanzar su mente, pero fue interrumpido. Por la niña que salió de entre los árboles, con los ojos rojos.
Su pequeño cuerpo se sacudía como una pieza de madera en el viento.
James no alcanzó la mente de Corinda. Pero si pudo tocar la de Jill… una herida profunda se abría en su mente, en sus pensamientos y sobre todo en su alma.
Hasta que el poder estalló. Y lo hizo con un grito.
Cortó la habilidad de Jim como si fuese con una navaja. Apagó las voces.
No fue algo silencioso, fue una onda expansiva que alcanzó a todos.
E hizo algo que hubiese sorprendido a la naturaleza misma… los apagó.
Arrancó poderes. Arrancó mejoras. Los volvió algo que muchos de ellos —En especial Alaric— no habían sido en años. En décadas. En toda una vida…
Los volvió humanos. Humanos que podían morir.
Humanos que podían sangrar.
Los convirtió en hombres y mujeres que sólo tendrían sus manos para terminar lo que había empezado hace 3 años…
La batalla más grande de sus vidas.
 ♦
 El helicóptero se alejó de Seattle como un pájaro herido. Estremeciéndose al dejar atrás el escenario de pesadilla que acababa de presentar.
Ella despertó en mitad de la oscuridad. Con el aroma a tela, plástico y carne quemada impregnando sus sentidos. Su cabeza entera dolía. Un par de médicos se encargaban de sus heridas.
Los únicos dos médicos sobrevivientes de entre los seis miembros de la corporación que habían logrado escapar de Seattle.
—…Fue un golpe de suerte. Una victoria considerando todo…—decía una voz femenina. Sedosa. Silk.
—Manténganlo sedado. Con supresor veinticinco de las veinticuatro horas… los altos mandos querrán respuestas… al menos las pocas que podamos obtener de este sujeto…
Las voces se apagaron de nuevo. Y de nuevo la inconsciencia la recibió durante un par de minutos hasta que una nueva turbulencia la regresó al mundo de los vivos.
Charlotte Quendi observó a su alrededor.
Las miradas caídas. Los ánimos rotos.
Su propio cuerpo dolía al igual que sus ojos tras recibir el impacto.
—Paul…—dijo con voz seca y débil. Sus primeras palabras al despertar.
Alan negó con lentitud y Charlotte cerró los ojos evitando que las lágrimas le traicionaran.
Sabiendo que tendría que escribir su reporte al llegar a casa…
Otro relato de guerra y hombres muertos.
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lascronicasdebianca · 2 years
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15~Tremere.
La noche en la que llegaron fueron atendidas por una mujer mayor la cual era la dama de llaves del lugar y se apresuró a avisar a Raziel de su llegada, ambas le esperaron a los pies de la escalera principal. Pocos minutos después él hizo aparición seguido de la mayor de sus hijas. Tenía un porte elegante , unas pocas canas se veían en su cabello pero le daban apariencia de un imponente lord inglés , sus facciones eran amables y una sonrisa se dibujó en sus labios al ver a las hermanas. Siguiéndole estaba Hayley la hija mayor de Raziel , no aparentaba más de veinte años y se trataba de una vampira de gran belleza. De larga cabellera pelirroja casi anaranjada y vivarachos ojos azules, sus movimientos eran elegantes al igual que los de su padre. Lo primero en lo que se fijó Bianca es que ninguno de los dos tenía un color de ojos que dejara entrever su naturaleza vampírica.
 -Las hijas de Alice , que gran alegría teneros aquí.- Dijo llegando frente a ambas. 
-Raziel , es un placer conocerte al fin. - Dijo Bianca sonriendo de forma leve.
-Esta es Hayley una de mis hijas os ayudará a conocer la ciudad y estoy seguro de que os llevaréis muy bien. - Dijo Raziel indicando a su hija que se acercara también. 
-Bienvenidas a los Tremere.- Dijo con una sonrisa tímida. 
-Gracias Hayley eres muy amable estoy segura de que seremos grandes amigas. - Dijo Susan con una sonrisa adelantándose y abrazando a Hayley , tan sociable como siempre intentando romper el hielo. 
-Bianca , ¿te parece bien si Susan se queda con Hayley y hablamos en mi despacho? 
-Me parece perfecto, Raziel. Ambas chicas comenzaron a andar por la mansión , Hayley le enseñaría la casa y Susan seguramente estaría encantada conociendo más del lugar. 
Llegaron al despacho de Raziel , tomó asiento en un sillón negro y le invitó a sentarse frente a él. 
-Tu madre me ha contado un poco tu problema Bianca. Yo puedo ayudarte. Aunque no debes de verlo como algo malo , perteneces a una estirpe que se remonta al principio de los tiempos y tu padre es alguien muy importante. 
-Sé poco de mi familia aún la verdad , ni siquiera les conozco. 
-Bueno eres la hija del mismísimo Satanás y todos los miembros de tu familia han llevado a cabo grandes hazañas. Soy un brujo…bueno ahora también vampiro pero ante todo soy un estudioso de nuestra historia.- Miró a Bianca con una sonrisa. 
-Mi madre me dijo que ahora que puedo cambiar no tardarán en venir a buscarme. 
-Así es , debes de llevar a cabo el ritual de ascensión. Ahora mismo tu cuerpo está peleando por saber cuál es la forma que debería tomar. Si no aceptas tu verdadera naturaleza acabarás destruyendo te a ti misma.- Su rostro se puso serio. 
-Lo que no quiero es hacerle daño a nadie , tengo mucha sed más que nunca y no solo de sangre humana…me está volviendo loca. -¿Sabes? 
-Alice también vino a visitarme siglos atrás cuando se enteró de la clase de criatura que te convertirías , no estaba asustada , solo quería saber cómo poder ayudarte. Investigamos mucho y llegamos a la conclusión de que el medallón que te dio Nayeia te ha servido todos estos años para mantener tu verdadera esencia bajo control además de los propios poderes de protección que tiene, claro. Pero ahora ya no es suficiente. 
Bianca asintió escuchando interesada todo cuanto él decía llevando una de sus manos al colgante el cual había conseguido arreglar su cadena y en tantos momentos le había servido de ayuda. 
-También leí tus libros Raziel y me interesaría que me enseñaras a usar la Taumaturgia. Consiguieron atacarme usándola y me dejaron fuera de combate , cosa que es bastante difícil de conseguir. 
Soltó una pequeña carcajada ante sus últimas palabras y después miró a Bianca con seriedad. 
-Está bien , serás mi aprendiz. Pero es un tipo de magia que no debes tomar a la ligera. Puedes modificar la sangre , puedes curar prácticamente cualquier enfermedad humana con ella dado su poca complejidad entre muchas otras cosas. Pero es tan potente que requiere una gran cantidad de energía , debes usarla como último recurso.
 Bianca le escuchaba con enorme interés , si conseguía poder usar esa clase de magia sería una debilidad menos que tendría pues tampoco podrían atacarla con ella. 
-Y el día que puedas controlarla por completo podrías pasar a aprender la Nigromancia aunque ni yo mismo puedo usarla aún en todo su potencial. 
 -Eso suena muy interesante pero vayamos poco a poco , antes de aprender a correr debo empezar a andar , ¿no crees?- Rio de forma suave mirando a Raziel. 
-No quiero meterte prisa , tenemos la eternidad entera por delante. - Levantó sus manos un tanto a modo de disculpa sonriendo.- Solo es que tengo ganas de ver hasta dónde podrías llegar. 
Tras aquella conversación ambos salieron del despacho y fueron al gran comedor en el que ya se encontraban Susan y Hayley además de varios hombres y mujeres humanos los cuales comían tranquilos mientras charlaban entre sí. 
-Son mis aprendices al igual que tú ahora mismo, la diferencia es que ellos son humanos pero están aprendiendo a usar la magia , si pasan mis pruebas les convertiré en vampiros y pasarán a ser oficialmente del Clan Tremere.- Le dijo Raziel en voz baja a Bianca mientras tomaban asiento. No tardó en aparecer el servicio del lugar el cual recogía los platos ya acabados y servía copas de sangre a los recién llegados. 
-¿No se sienten incómodos mientras nosotros bebemos? - Dijo Bianca refiriéndose a los humanos. 
-Si algún día quieren ser como nosotros deben acostumbrarse, aquí permanecemos todos juntos.- Sonrió saludando a los demás comensales los cuales le saludaron con una sonrisa.- Además ellos son nuestros donantes esta noche…por lo que debemos estar agradecidos.- Alzó la copa en su dirección - Gracias por tan magnífica cena , amigos. 
Bianca dio cuenta de su copa con rapidez ya que tenía bastante sed , el servicio se la llenó de nuevo. -Oh vaya…tampoco quiero abusar. 
-Tranquila querida , están acostumbrados. Espera un momento. - Elizabeth querida , ¿puedes acercarte? - Le hizo un gesto a una de las comensales , parecía extremadamente joven. Esta se levantó sin dudarlo y se acercó quedando entre Raziel y Bianca. 
-¿Necesita algo , maestro? - Preguntó con una sonrisa. 
-Si querida , necesito que estés con nuestra nueva hermana esta noche. 
Bianca no sabía a qué se refería exactamente hasta que la joven le indicó que se moviera un tanto para poder sentarse en su regazo. Una vez sentada se apartó el pelo dejando su cuello al descubierto. En cuanto notó la cercanía de la humana no pudo evitarlo sus ojos se volvieron completamente negros y sus colmillos quedaron visibles. Mordió el cuello de la joven bebiendo con avidez , se dejó hacer sin quejarse cerrando los ojos e intentando respirar despacio. No era la primera vez que pasaba por aquello, al parecer. Raziel le cogió del hombro de forma suave. 
-Debes parar o la matarás. 
Bianca le escuchó pero ahora que se estaba alimentando era totalmente imposible separarle de su presa. 
-Ya vale , Bianca.- Repitió en tono serio. 
La joven cada vez estaba más pálida y su cuerpo más lánguido en los brazos de Bianca , su vida se escapaba. 
-Hoy aún no es el momento de convertirla , suficiente. 
 Al ver que no podía parar usó su poder para hacer que la sangre que estaba bebiendo comenzará a hervir en sus labios quemando su organismo por dentro si seguía alimentándose. No tardó en soltar a la joven y levantarse casi de un salto llevándose las manos a la garganta como si estuviera ardiendo desde dentro. Raziel cogió a la joven en brazos antes de que tocara el suelo.
 -Aprenderás a controlarte , será muy duro pero te ayudaré a conseguirlo. Quizás deberías retirarte no quisiera tener más altercados esta noche. - Miró a Bianca con seriedad y salió del comedor con su joven discípula en dirección a la enfermería. 
-Lo siento Raziel , es tan difícil… 
Susan se levantó del lado de Hayley y tiró de Bianca con suavidad. 
-Vamos hermanita , te enseñaré el cuarto que nos han preparado para las dos.
Bianca se despidió de Hayley y dejó que Susan le arrastrara hasta la habitación, necesitaba alejarse de todo el mundo en ese momento.
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lascronicasdebianca · 2 years
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14~El viaje.
El viaje de Venecia a Londres fue largo , durante el mismo Susan tuvo la oportunidad de contarle parte de su historia a su hermana pues era un buen momento para ponerle al tanto de todo.
Su padre era Archon , dios principal del panteón Atlante y su exmujer era Apolimia diosa de la vida y la destrucción. Cuando su padre sé enamoró de Alice durante uno de sus viajes quiso dejar a Apolimia e irse a vivir con ella pero está no se lo tomó bien. Usó sus poderes contra él comenzando una guerra por despecho y puso a todos los dioses del panteón de su parte contra él, la batalla fue corta pues su padre no podía contra todos por lo que acabó con este en el exilio.
Los años habían pasado y ahora Apolimia no tenía bastante con haberle dejado exiliado , cuando se enteró del nacimiento de Kassandra ( Susan era el nombre que usaba para ocultarse) , quiso eliminarla al momento pues consideraba una blasfemia la mezcla de sangre atlante con otras razas. Así pues desde entonces Apolimia mandaba a su guardia personal , los cazadores, en busca de Archon y Susan para eliminarlos. Si mataba a Archon se haría con el control total del panteón pues era su único obstáculo y a Susan tanto por su mezcla de sangre como por ser la hija que había tenido Archon con alguien que no era ella. La única buena noticia es que Apolimia no podía abandonar los dominios atlantes sin perder por completo sus poderes dada una antigua maldición que pesaba sobre ella así que tan solo podía limitarse a mandar a otros a hacer el trabajo sucio. Desde entonces habían permanecido ocultos junto a Alice pero su buena suerte ya se había acabado , dieron con ellos en los dominios Strâdivari y no habían conseguido darles esquinazo ni con el viaje de Susan a Venecia. De los demás acontecimientos ya estaba ella al tanto.
Bianca escuchó con suma atención lo que Susan le contaba pues su familia entonces corría peligro allá donde fueran , le prometió que ella también ayudaría en todo cuanto estuviera en su mano y le protegería de Apolimia. 
Durante el viaje tan solo pararon para alimentarse por lo que ambas llegaron a Londres listas para buscar a Raziel cosa que no fue muy complicada pues este tenía en su posesión una de las mansiones más grandes del lugar y para los londinenses era un médico de gran prestigio. Había ya leyendas en torno a esa casa pues toda aquella persona enferma que pisaba el lugar salía de él con su salud recuperada.
La mansión también servía para albergar a los "estudiantes" de medicina pues no era raro ver a jóvenes pasar largas temporadas allí junto a Raziel y sus hijas para aprender todo lo que él podía ofrecerles. 
Y así fue como Susan y Bianca llegaron allí , como estudiantes aunque no era precisamente medicina lo que querían aprender.
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lascronicasdebianca · 2 years
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13~ Despedida.
Los días siguientes fueron una locura , Bianca consiguió recuperar su forma humana pero le era mucho más difícil controlarse , su sed de sangre había aumentado , sus dones parecían fuera de control y si alguna emoción le alteraba su forma cambiaba poniendo en peligro a las personas que la rodeaban. 
Archon y Alice se quedaron con ellos aquellos días , él no se fiaba de que ahora que Apolimia sabía dónde encontrarlos no intentará atacarles para acabar con su cruzada particular.
Alice estaba encantada de que la familia se hubiera reunido y aprovechaba el tiempo junto a Susan y Bianca. 
En una de estas conversaciones se encontraban en la biblioteca y Alice encontró los antiguos libros Tremere que Bianca encontró tiempo atrás durante su pelea con el hombre que intentó engañarlos con la cura.
-¿Cómo han llegado estos libros aquí? - Preguntó con curiosidad.
Bianca le contó lo sucedido aquel día.
-Raziel es amigo mío cariño , quizás podríais ir a visitarlo a Londres. Sé que te ha llamado la atención lo que está estudiando además también puede ayudarte con tus problemas de autocontrol, es un experto en esa materia. Susan podría acompañarte también, a las dos os vendría bien. Además así dejaréis de estar aquí en peligro…
Susan al escuchar a su madre levantó la vista del libro que tenía en el regazo , lo tiró a un lado y se lanzó prácticamente encima de Bianca.
-Un viaje de hermanas , di que sí por favor será divertido.
-Está bien , está bien…prepara tus cosas. Voy a arreglar unos asuntos primero y nos vamos a Londres.
Caminó hacia la sala del trono del clan e hizo llamar a todos los miembros , una vez estos se reunieron les miró a todos con una sonrisa desde el centro de la sala.
-Queridos míos , mi familia. Sé que no estamos pasando por un buen momento ahora mismo , sé que os pongo en peligro estando aquí con vosotros. Y es por eso que dejó el puesto de líder del clan.
Los guardias empezaron a hablar entre sí mientras la miraban.
-Pero no os dejo a vuestra suerte le cedo el puesto a dos vampiras que sé que lo harán genial , dijo señalando a Isabelle y Lucy. Igualmente tenéis la oportunidad de viajar a Volterra y quedaros bajo el liderazgo de Alice si así lo queréis puesto que ambos clanes son aliados. Mañana mismo me iré junto a Susan y el resto de miembros de mi familia. De esa forma quedaréis fuera del punto de mira de los cazadores e igualmente Venecia recuperará la tranquilidad a la que estábamos acostumbrados. Esto no es un adiós, siempre que necesitéis mi ayuda aquí estaré para vosotros , ellas saben donde podrán encontrarme. Gracias por acogerme y por vuestra confianza.
Tras finalizar su pequeño discurso se dedicó a abrazar y a despedirse de los miembros del clan , después de eso se fue a su habitación para terminar de recoger sus cosas.
A la mañana siguiente Susan y Bianca emprendieron su viaje hacia Londres mientras Archon y Alice volvieron igualmente a los dominios Strâdivari, antes de salir Alice mandó una carta a Raziel avisándole de que sus hijas le visitarían próximamente.
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marumigamer · 7 years
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Si nada les hubiera pasado a los Dragneel - Raziel Dragneel AU alternation
This is an alternation to my own AU. The bad thing is that is in Spanish. I finally finished it after months of not writing it.
Language: Spanish.
Pariring: The confirmed ones or the non confirmed ones? Muahahaha!!! In tags, all of them.
--------------
En una casa de Magnolia, vivía una anciana. Estaba sentada en el sofá de su casa leyendo un libro, cuando alguien entró.
- ¡He vuelto, Mavis! - dijo el joven de cabello negro que había llegado con una gran bolsa de víveres.
- ¡Zeref! ¿Lo has podido encontrar todo?
- Claro que sí. ¿Has estado bien sola?
Mavis asintió. Zeref guardó todo lo que había traído.
Mientras, una joven de cabello rubio llegaba por primera vez al gremio de Fairy Tail, acompañada por un joven de cabello rosa y un gato volador de color azul.
- ¡Hemos vuelto! - gritó el joven al entrar.
Dentro del gremio había una pelea. Lo usual. El joven pasó a través de ella para ir a hablar con la joven camarera.
- Ah, Natsu. Bienvenido de vuelta - le saludó la camarera.
- Hola Mirajane. Traigo una nueva recluta. Su nombre es Lucy.
- ¿Y la has dejado allí con Happy? Es un poco peligroso.
- Debía de asegurarme de que yo podía llegar aquí antes.
Natsu creó un túnel de fuego para que Lucy y Happy pudieran pasar a través de la pelea.
- ¡Bienvenida! - la saludó Mirajane.
- ¿Siempre es así este gremio? - le preguntó Lucy.
- No siempre, pero la mayor parte del tiempo sí.
- ¿Cuál es el tema de hoy? - preguntó Natsu.
- Gajeel la ha empezado.
- Oh... Voy a terminarla.
Natsu se metió dentro de la pelea y golpeó directamente a Gajeel, haciendo que volara hasta el exterior del gremio.
- ¿¡Qué te crees que estás haciendo, Salamander!? - le gritó Gajeel a Natsu.
- ¿¡Qué te crees que estás haciendo tú, cabeza de metal!?
Ambos empezaron a pelear en el exterior. La pelea del interior del gremio terminó. Una joven de cabello azul oscuro se acercó a Lucy.
- ¿Eres la nueva recluta? - le preguntó la joven.
- ¿Eh? Sí, soy yo - le contestó Lucy.
- Bienvenida. Siento que en tu primer día aquí tengas que ver este espectáculo. Normalmente se llevan mejor.
- ¿No hay ninguna manera de detenerles?
- Si, pero tengo que intervenir y no me apetece.
Fue entonces cuando una gigantesca llamarada entró por la puerta, y la joven salió corriendo hacia ella.
- ¿Quién és? - le preguntó Lucy a Mirajane.
- Es la prima de Natsu, Wendy.
- ¿Wendy? ¿¡Wendy Marvell!?
- Esa misma.
- ¿¡Es su prima!?
- Sé que parece difícil de creer, pero así es.
- Se dice que Natsu lleva aquí desde que el gremio fue fundado - explicó un joven de cabello oscuro, que iba solo en ropa interior -. Soy Gray. Un placer conocerte.
- Lucy... - le contestó Lucy -. ¿Tan viejo es Natsu?
- Él ya era mayor cuando yo llegué aquí siendo un niño.
- No parece tan mayor...
- ¿Verdad que no? Pero nuestro maestro asegura que es así.
- Y es la verdad - dijo un pequeño anciano de repente detrás de ellos, asustándoles.
- Ah, maestro - dijo Mirajane -, está aquí.
- Natsu y su hermano Zeref llevan aquí desde que el gremio fue fundado. Zeref fue uno de los cinco padres fundadores. Natsu fue uno de los primeros miembros del gremio.
- ¿Está seguro de eso, maestro? - preguntó Gray -. ¿No lo habrá soñado?
- Eso es lo que me contaba mi padre. Y les recuerdo muy bien de cuando era pequeño.
- ¿Y dónde está Zeref? - preguntó Lucy.
- Él se casó con la primera maestra de Fairy Tail, Mavis Vermillion. Ella dejó el gremio a otro de los fundadores, Pretch, cuando nacieron sus gemelos. Era demasiada carga para ella. Viven juntos aquí, en Magnolia.
- ¿¡La primera maestra sigue viva!?
- A veces viene a visitarnos - comentó Mirajane -. Es muy alegre.
- Venías a unirte a nosotros, ¿Verdad, Lucy? - intervino el maestro con una sonrisa.
- ¡Sí! - le contestó Lucy con una sonrisa.
Mientras, en el otro lado del océano, había un imperio. Y en la capital de ese imperio, se encontraron varias personas en un restaurante.
- La emperatriz se ha pasado con los impuestos este año - comentó un hombre de tez morena que llevaba el cabello como si fuera una palmera.
- Más de la mitad de las ganancias de mi negocio se van en impuestos - siguió un hombre de cabello blanco que llevaba gafas.
- A mí me ha dejado arruinada - comentó una mujer rubia.
- Tú ya estabas arruinada, Dimaria. Ya nadie cree en la adivinación.
- ¿Y tú qué, Invel? ¿Has considerado en vender lana procesada de tus cabras también?
- No tengo tiempo para hacerlo. Además, ha aumentado la población de coyotes y lobos. Debo vigilar que no las maten. Ahora las tengo encerradas en los establos, así que estan seguras.
- ¿Y tú, Ajeel? ¿Todo bien con el negocio del cristal y el vidrio?
- No sabéis lo bien que se vende el vidrio artístico - explicó Ajeel -. Mi abuelo ha conseguido venderle un par de lámparas al emperador como regalo para la emperatriz. Y de las caras.
- ¿Enserio?
- Me alegro por ti, Ajeel - dijo Invel.
- Alguno de los dos podría contratarme. Me van a echar de casa por impago pronto, y a vosotros os va bien.
- Dudo mucho que sepas manejar el vidrio - le contestó Ajeel.
- Fuiste tú la que propuso lo de la lana procesada - siguió Invel -. ¿Por qué no lo haces tú y así puedo vigilar a los coyotes?
- No es mala idea - le contestó Dimaria -. Sé hacer varias cosas, y mi abuela puede enseñarme otras.
- Puedes hacer que venga tu abuela también. A ver qué le parece la lana, y si se la recomienda a sus amigas.
- Hecho.
- ¿Vas a venir este año para Navidad? - preguntó Ajeel de repente.
- Me gustaría que vinieras tú esta vez - le contestó Invel.
- Sabes que los niños de mi pueblo adoran que hagas nevar.
- Y yo quiero que veas la nieve en su estado natural.
- ¿Y mi abuelo?
- Puede venir también.
- Pero no sé si soportaría el frío.
- Tengo calefacción y chimenea en casa.
- Se lo preguntaré.
- A veces se me olvida que lleváis dos años saliendo - comentó Dimaria, que estaba escuchando la conversación algo sorprendida.
- ¿Cómo se te olvida algo así?
- Se me olvida.
- ¿Y Cronos no te lo recuerda? - preguntó Invel.
- Cronos es como si no estuviera. Creo que se pasa la mayor parte del tiempo pensando en sus amigos. Además, voy a liberarle cuando mi abuela muera, así que... Es hora de que recuerde las cosas por mí misma.
- Me sorprende eso de ti.
- Ha estado mucho tiempo atado a mi familia. Creo que es hora de concederle su libertad.
- ¿No es esa Eileen Belserion? - preguntó Ajeel, con la mirada fija al exterior.
Invel y Dimaria se giraron. Allí estaba esa mujer a la que ellos consideraban la más peligrosa de todo Alvarez, Eileen Belserion. Unos metros más allá, justo delante de ella, había una joven de cabello escarlata que llevaba un enorme cuerno con ella.
- ¿Quién es esa chica que está con ella? - preguntó Dimaria.
- No puede ser - se sorprendió Invel -. ¿Es la hija de Eileen?
- ¿¡Tiene una hija!?
- Así que los rumores son ciertos... - siguió Ajeel.
- No puedo creerme que la esté viendo - comentó Invel.
Eileen estaba mirando fijamente a la joven de cabello escarlata que tenía enfrente, en el exterior del restaurante.
- Ha pasado tiempo, Erza - dijo Eileen de repente.
- Sí... - le contestó la joven.
- ¿Te va todo bien en el gremio?
- Todo bien. Acabo de volver de una misión, por eso llevo este gigantesco cuerno.
- Me alegro. ¿Y con tu novio?
- Jellal no es mi novio...
- Yo no he dicho ningún nombre.
Erza se sonrojó. Eileen rió al ver la reacción de la chica.
- Erza... Cuídate mucho, ¿De acuerdo?
- Tú también, Eileen.
Erza se fue. Eileen sonrió mientras veía a su hija marcharse. Después siguió su camino.
Mientras, en el tren de Hargeon a Magnolia, había dos jóvenes. Acababan de conocerse, pero ya se habían hecho buenos amigos.
- Así que... ¿Eres un Machina? - le preguntó el joven de cabello morado al joven de cabello negro sentado delante de él.
- Eso mismo. Tengo una buena parte de máquina.
- ¿Y qué haces tan lejos de casa?
- Llevo tiempo fuera de ella. Mi familia intentó convertirme en una máquina de matar sin sentimientos, pero que disfrutara de ello. Voy a unirme al gremio de magos de Fairy Tail. ¿Qué hay de ti?
- Lo mismo. Voy a Fairy Tail. Mi familia me ha rechazado.
- ¿Qué clase de magia usas?
- Es un poco rara. Uso los recuerdos de las personas para mostrarles a sus difuntos seres queridos y hacer que peleen con ellos. Pero también puedo hacer que trabajen para mí, especialmente si les conozco.
- ¿Sólo los muertos? Interesante...
- ¿Qué hay de tu magia?
- La magia de los Machina se basa en máquinas. Básicamente puedo crear cualquier tipo de robot o arma que me apetezca.
- Tu magia es mucho más interesante que la mía.
- ¿Ya tienes sitio en el que vivir?
- No aún. ¿Y tú?
- Tampoco.
- ¿Y si vivimos juntos? Seguro que nos sale más barato.
- ¿Y hacemos equipo en el gremio? Ya que vamos a vivir juntos...
- No es mala idea.
- Wahl Icht.
- Neinhart.
- ¿Puedo llamarte Nein?
- Claro.
- Un placer conocerte, Nein.
- Lo mismo digo, Wahl.
Ambos rieron. Estaban felices. Acababan de conocer a su primer amigo de verdad.
- Oye, Wahl...
- Dime.
- ¿Cómo te salvaste de ser modificado? He escuchado que los Machina deben estar inconscientes o durmiendo cuando se modifica su código.
- Un hombre llamado Sting Eucliffe lo evitó. Me explicó lo que había pasado cuando desperté, y me pidió permiso para hacer una pequeña modificación en mi código.
- ¿Y se lo diste?
- Yo era un niño. Empecé a entender por qué mi familia se comportaba conmigo de esa manera tan rara cuando él me explicó todo eso. Puso un mecanismo de defensa en mi código, y una contraseña. Sólo aquellos que la saben pueden acceder a mi código. Ahora mismo sólo la sabemos él y yo.
- ¿Puedo saberla?
- No por ahora. Además, no tienes ni idea de cómo modificar mi código.
- ¿Y cómo sabía ese hombre el código Machina?
- Me lo explicó mientras me llevaba al pueblo más cercano sin nadie de mi raza. Ha vivido más de 500 años. Es el hijo de un arcángel.
- ¿Y le creíste?
- Al principio no, pero entonces me enseñó sus alas. Eran enormes. Nunca había visto nada igual.
- Un arcángel, ¿Eh? Ojalá yo conociera a alguien tan espectacular.
- Nunca se sabe. Quizás conozcamos a alguien así en Fairy Tail.
- O nos volvamos a encontrar a ese arcángel.
- También.
- Ya quiero llegar...
Wahl sonrió sin decir una palabra. Simplemente observó a Neinhart mirando por la ventana.
Mientras, una joven de baja altura y cabello azul entraba en Fairy Tail. Detrás de ella, dos jóvenes, uno de cabello negro peinado como si fuera una planta y el otro de cabello marrón con un enorme sombrero en su cabeza.
- Bienvenida de vuelta, Levy - dijo Mirajane al verla.
- Buenos días, Mirajane - le contestó Levy, antes de mirar a Lucy -. ¿Y tú eres?
- Soy Lucy - le contestó ella -, la nueva miembro del gremio.
- Levy McGarden. Un placer conocerte, Lucy.
- ¡Hey, Levy! - gritó Natsu, entrando en el gremio seguido de Wendy -. Bienvenida.
- ¿Con quién te has peleado esta vez?
- Gajeel. Había organizado una pelea en mitad del gremio.
- ¿Por qué?
- No lo sé.
- ¿Dónde está? Voy a hablar con él.
- Afuera. No quiere entrar.
Levy salió del gremio. Natsu se sentó al lado de Lucy.
- ¿De qué se conocen Levy y Gajeel? - preguntó Lucy.
- Se conocen desde pequeños. Bueno, desde que Levy era pequeña. Gajeel lleva aquí casi el mismo tiempo que yo, igual que Wendy.
- ¿Eh?
- Creí que el maestro ya te lo había contado.
- Algo me ha dicho, pero no sé si creermelo.
- Levy y Gajeel llevan saliendo un año. El cómo se ha desarrollado su relación me recuerda mucho a la de mis tíos.
- ¿Tus tíos?
- Hace mucho tiempo de eso. ¿Te apetece beber algo?
- No, gracias.
- ¡Natsu! - gritó una chica de cabello moreno desde el otro lado de la habitación -. ¡Las cartas dicen que él va a venir!
- ¡Gracias, Cana!
- ¿Él? - preguntó Lucy, curiosa.
- Es mejor que le veas.
Natsu se subió al techo del gremio con gran agilidad, sólo para saltar encima del hombre que acababa de entrar en el gremio. Un hombre con extrañas marcas azules en sus brazos y cara, y cabello azulado.
- ¿Quién es? - le preguntó Lucy a Mirajane.
- El rey de los Slayers, Raziel Dragneel. También conocido como Acnologia, el dragón de la esperanza.
- ¿¡Acnologia!?
- Natsu le tiene mucho cariño. Dicen los rumores que es su padre, pero ninguno de los dos lo ha confirmado nunca.
Lucy se quedó observándoles. Ambos hablaban en un lenguaje que ella no podía entender. Entonces, entraron dos chicos rubios muy iguales, pero algo diferentes, y se pusieron a hablar con ellos en el mismo lenguaje.
- ¿Y ellos?
- Son los hijos de la primera maestra, Over y Larcade. Son gemelos.
- Creo que les he visto antes.
- Es posible. Són el primero y el segundo en el ránking de magos más atractivos de Fiore según la Weekly Sorcerer.
- ¿¡Son ellos!?
- Los mismos. Fairy Tail está lleno de gente muy poderosa y famosa. Además somos el gremio número uno de Fiore. Sólo hay dos gremios que intenten quitarnos ese título.
- Phantom Lord y Sabertooth...
- Phantom Lord es un problema, pero Sabertooth está bajo control.
- ¿Por qué?
- El tío de Natsu y el hermano menor de Gajeel están allí. Seguro que has oído a hablar de ellos. Sting Eucliffe y Rogue Cheney.
- ¿¡Los dragones gemelos de Sabertooth!?
- Sorprendente, ¿Verdad? A veces vienen por aquí, ignorando completamente a su maestro.
- Este gremio está lleno de sorpresas...
De repente, uno de los gemelos se acercó a ellas. Su cabello estaba mucho más alborotado que el de su hermano. Incluso tenía un mechón de punta, igual que Natsu.
- Bienvenido, Larcade - le saludó Mirajane -. ¿Ha ido todo bien?
- Sí, hemos encontrado otro de los ingredientes necesarios - le contestó Larcade.
- ¿Qué hay del Consejo Mágico?
- Siguen intentando impedirnos que le despertemos. Ya les hemos contado miles de veces que no está muerto, pero no quieren escuchar.
- ¿De qué estáis hablando? - preguntó Lucy, algo asustada.
- Oh, hola. Eres la nueva, ¿Verdad?
- Mi nombre es Lucy.
- Un placer. Soy Larcade Dragneel, segundo hijo de la primera maestra.
- ¿A quién intentáis despertar?
- ¿Has escuchado alguna vez la historia del jade de Tenrou?
- Creo que sí, pero no la recuerdo bien. Es algo de un jade que es la piedra sagrada de Tenroujima.
- Exactamente eso, además de que tiene poderes mágicos. Pero fue corrompido por el hada oscura.
- ¿¡El hada oscura!?
- ¿Has escuchado de ella?
- Sólo cuentos y rumores.
- Yo tampoco sé mucho de ella, pero creo que es la actual emperatriz de Alvarez.
- ¿Es una emperatriz?
- Con su estatus puede permitírselo. Es la hermana gemela de la primera reina hada, conocida como Morgana.
- ¿Y Titania? ¿Quién era?
- La madre de la actual reina. Fue la que tuvo el reinado más largo, además de ser la más conocida. Pero tú querías saber lo que intentamos despertar, ¿Cierto?
- Sí...
- El jade de Tenrou fue tocado por uno de los padres fundadores cuando ya estaba corrupto. Eso causó que él se fusionara con el esqueleto del dragón del rayo y que muriera a temprana edad.
- Pero no murió.
- Veo que lo has captado. Está en un estado de muerte aparente. Parece muerto, pero solo está dormido y no puede despertar.
- Y el Consejo no os deja porque cree que se trata de una resurrección.
- Más de 100 médicos han venido a comprobar si de verdad estaba vivo. Todos salieron diciendo que sí que lo estaba, pero el Consejo sigue diciendo que los hemos comprado.
- ¿Y por qué no vienen ellos mismos a comprobarlo?
- Eso mismo nos preguntamos nosotros. ¿Te ha traído tío Natsu?
- Le conocí por casualidad en Hargeon.
- Debes de ser muy especial para que te haya traído.
- Me ayudó a salvar unas chicas que iban a ser secuestradas allí.
- ¿Fuiste tú primero a salvarlas?
- Sí, ¿Por qué?
- Él vio ciertas cualidades en ti que aún no conoces.
- ¿Cuáles?
- Deberás descubrirlas. Él me mataría se te las dijera. Debo irme, mi hermano me llama.
Larcade se levantó y volvió con su gemelo. Después ambos salieron del gremio, volviendo a casa con sus padres.
- Hey, Lucy - dijo Natsu, acercándose a ella seguido de Raziel -. Éste es Raziel, rey de los Slayers y de las hadas.
- ¿¡De las hadas!? - se sorprendió Lucy.
- Es una larga historia - le contestó Raziel.
- Se casó con la reina - añadió Natsu.
Raziel le pegó una colleja a Natsu, que éste fue incapaz de esquivar.
- Entrené a estos críos, así que sé como dominarles - explicó Raziel -. Si alguna vez tienes algún problema con alguno de ellos, llámame. Estaré allí tan pronto como pueda.
- Eh... Gracias... - dijo Lucy, algo extrañada.
- Lo sé. Es un poco extraño que yo diga ese tipo de cosas, pero Natsu siempre ha sido el más rarito. Si te ha traído aquí es por algo, así que mucha suerte con él - Raziel se dirigió a Natsu -. Más te vale cuidarla bien.
- Sí, Su Majestad - le contestó Natsu.
Raziel despeinó un poco a Natsu y fue a hablar con Wendy.
- ¿De verdad es quién dice ser? - le preguntó Lucy a Natsu.
- Sí, lo es - contestó él -. Es un buen maestro, y cuidó de nosotros como si fuera nuestro padre.
- ¿Lo es?
- Eso es algo que algún día descubrirás.
- ¿No me lo dirás?
- Jamás.
Lucy observó a Natsu y a Raziel atentamente. Pronto descubrió que tenían la misma mirada y la misma sonrisa. Puede que Natsu no le dijera nunca la verdad, pero ella estaba dispuesta a descubrirlo por sí misma.
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marumigamer · 7 years
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The king of Rubial: Capítulo 27 - Padres?
Time to add dragons to this story...
Language: Spanish.
Pairing: Raios X Shadow.
Chapter 26 here.
First chapter here.
English version here.
Some characters belong to Hiro Mashima and some belong to me. Enjoy!
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Pasó un año. Durante ese año, los pequeños dragones se dedicaron a perseguir a Shadow y Raios adónde fueran. Con sus formas de dragón, les perseguían volando. Con las humanas, gateando y, más adelante, caminando. Antartica era la que más dificultades tenía para seguirles, pero Dust y Silver siempre iban con ella para ayudarla.
- ¿Seguro que no queréis llevároslos? - les preguntó Anna mientras desayunaban.
- No. Elementia te lo pidió a ti - le contestaron Raios y Shadow al unísono.
- Los pequeños os aprecian mucho. Especialmente Antartica y Magma.
- ¡Papi mira! - gritó Antartica de repente, haciendo que los tres se giraran.
Antartica estaba en su forma humana, de pie. Dust y Silver estaban detrás de ella, sin tocarla. Se acercó a Shadow poco a poco. Raios se levantó de repente, por si la pequeña se caía. Shadow se arrodilló, sonriendo. Antartica hizo ese corto camino sin caerse. Shadow le acarició la cabeza cuando ella llegó a sus rodillas.
- Lo has hecho muy bien, Antartica - la felicitó Shadow. Ella sonrió.
- Dust y Silver me han ayudado mucho - le explicó Antartica.
- Tampoco tanto... - murmuraron los dos dragones, algo avergonzados.
- No hay de qué avergonzarse - les dijo Raios -. Ella os está muy agradecida.
- ¡Sí! - dijo Antartica, sonriendo.
Los dos sonrieron. De repente, alguien llamó a Raios. Era el consejero de la reina hada, Wilhelm.
- ¿Qué ocurre Wilhelm? - le preguntó Raios.
- La reina Elementia quiere verte - le contestó Wilhelm -. Pidió que fueras solo.
Raios se levantó y fue al bosque. Shadow se levantó con Antartica en brazos.
- ¿Qué ocurre Wilhelm? - le preguntó Anna.
- No lo sé - le contestó Wilhelm -. La reina Elementia no me ha dicho nada.
- ¿Es por los pequeños dragones?
- Puede ser. Quizás no quiere que sigan cuidándolos.
Al escuchar eso, Magma quemó el cabello azul cielo de Wilhelm.
- ¡Magma! - le regañó Shadow -. ¡No quemes el cabello de otros!
- Pero... - dijo Magma.
- ¡Nada de peros!
- Yo no quiero separarme de vosotros - dijo Antartica, con lágrimas en sus ojos.
- Tranquila - intentó calmarla Shadow -. Sabía que este día llegaría.
- Wilhelm, eres malo.
- ¿Por qué yo? - dijo Wilhelm.
- Por traer malas noticias.
- Yo no tengo la culpa de esto.
- Puede que no sea nada - intentó calmarla Shadow.
- Wilhelm - dijo Gabriella, entrando en el comedor -, ¿Puedes reunirles a todos? Si Elementia puede estar aquí, mejor. Tengo algo que explicar.
- Claro, majestad - dijo Wilhelm antes de irse.
Wilhelm se encargó de que todos estuvieran en el comedor en menos de media hora. Elementia fue con una proyección astral de su cuerpo.
- ¿De qué querías hablarnos, Gabriella? - preguntó Ezequiel al ver llegar a Raios y Elementia.
- Es sobre Zeref y el hada oscura - explicó Gabriella.
- Ya nos has contado que Zeref está poseído por ella.
- No es solo eso. Ella controla su cuerpo por completo. Parece que le poseyó al nacer.
- ¿Te sientes culpable por eso?
- No, no es eso. El hada oscura es la hermana gemela de la primera reina hada. Su nombre es Anastascia. Y el hombre que la protege es mi sobrino. Su nombre es Tamashi, es el hijo de mi hermano pequeño Merlin.
- ¿Cómo es? - preguntó Jack, con los puños cerrados.
- Es mayor que vosotros, con el cabello blanco.
- Es él.
- ¿El que nos mató? - preguntó Marcos.
- Dudo mucho que haya mucha gente de nuestra edad con el cabello blanco.
- Chicos - les interrumpió Gabriella -, Tamashi está enamorado de Anastascia.
Todos se sorprendieron con esa frase.
- Y... ¿Ella le corresponde? - preguntó Raios, unos minutos después.
- No lo sé - le contestó Gabriella -. Pero Tamashi haría lo que fuera por ella, incluso matar a su propia familia.
- Mamá, ¿Estás intentando decirnos que fue él el que nos mató a todos? - preguntó Morgana.
- Eso mismo. Excepto por Raios y Shadow, fue Tamashi quién nos atacó a todos.
- Yo no estaría tan seguro - dijo Raios -. Había alguien que dominaba al demonio, puedo asegurarlo. Si era Tamashi o Anastacia, eso ya no lo sé.
- En cualquier caso, debo pediros que no les ataquéis.
- ¿Nos pides esto porque uno de ellos es tu hijo, o hay otros motivos? - preguntó Lucifer.
- Obviamente, no quiero hacerle daño a Zeref. Pero Merlin me pidió, días antes de morir, que protegiera a Tamashi. Aunque él se fue por voluntad propia con Anastascia. Además, Anastascia busca venganza. Pero sin su cuerpo no puede hacer nada. Ella cree que fue destruido cuando decidió abandonarlo para buscar otro más fuerte, pero su hermana lo guardó.
- ¿La caja fuerte esa del sótano? - preguntó Morgana.
- No es una caja fuerte. Es una sala frigorífica.
- Pero está cerrada como si fuera una caja fuerte.
- Eso es porque no ella nunca quiso que nadie se acercara al cuerpo.
- ¿Por qué no nos lo has dicho hasta ahora? Especialmente a mí, que soy tu hija.
- Es un secreto que se pasa de reina a reina. Pero creo que ahora todos tenéis derecho a saberlo.
Todos se quedaron callados, pensando en lo que Gabriella acababa de explicar.
- No les haremos ningún daño - dijo Ezequiel de repente -. Ninguno de nosotros.
- ¿¡Hablas en serio!? - se quejó Jack -. ¡Esos tipos nos asesinaron a todos!
- Es mejor así - añadió Lucifer -. Si les matamos, no podremos acercarnos nunca más a Raziel.
- Tienen razón - dijo Elementia de repente -. Raziel debe ver que seguimos vivos mientras ellos siguen vivos. Y si ellos están delante cuando eso pase, mejor.
- ¿Es por sus reacciones? - preguntó Marcos.
- Exacto. Si ellos reaccionan de una forma extraña, Raziel no creerá que seamos clones.
- Eso haremos - dijo Anna -. Jack, ni se te ocurra atacarles. Es mejor que ellos crean que somos otras personas. Si os hablan, no les conocemos de nada. ¿Ha quedado claro?
- Sí... - gruño Jack.
- Yo le vigilaré - dijo Marcos -. No te preocupes por eso, Gabriella.
- Muchas gracias. A todos - les agradeció Gabriella.
Después de eso, cada uno siguió con su día a día normal. Por la noche, Shadow puso a dormir a los pequeños dragones en el nido y fue a buscar a Raios. Le encontró en uno de los balcones, mirando al cielo.
- ¿Raios? - preguntó Shadow -. ¿Va todo bien?
- Sí, tranquilo. Las estrellas brillan mucho más esta noche.
- ¿Qué te pasa? Estás disperso.
- ¿Sabes dónde está las más brillante de todas?
- ¿Dónde?
Raios abrazó a Shadow por detrás y besó su cabeza.
- Justo aquí - le susurró Raios en el oído. Shadow se sonrojó y sonrió.
- ¿Qué quería pedirte a reina Elementia?
- Shadow, ¿Quieres que seamos...?
- ¿Padres?
- Tíos. Como Raziel hizo con nosotros. ¿Quieres cuidar de los pequeños dragones conmigo? ¿Hasta que dejen el nido?
- Sabes que sí. Un millón de veces sí.
Se besaron y observaron un poco más las estrellas. Después se fueron a su habitación. Allí vieron que los pequeños habían tomado su forma humana y se habían metido en su cama. Ambos rieron y se metieron en la cama, evitando despertar a los pequeños.
Unos días más tarde, Raios y Shadow se fueron del reino de las hadas con los pequeños dragones. Volvieron al sitio en el que habían dejado su viaje tres años atrás, dónde conocieron a Marcos y Jack.
- ¿Adónde iremos? - preguntó Antartica.
- A los países de Oriente - le contestó Shadow -. Estuvimos una vez, pero solo por cinco minutos.
- ¿Son bonitos?
- No lo sé. Pero las ropas de Anna son de allí.
- Nosotros también tenemos unas - añadió Raios -. Shadow pidió que las hicieran cuando llegamos allí.
- Fuimos muy directos al país más lejano, sólo por Lucifer. Necesitaba contarle algo a Ezequiel, y no podía hacerlo. Necesitábamos la ayuda de Anna para llegar a él. Después fuimos directos al reino de las hadas.
- Que lástima... - dijo Antartica.
- Por eso ahora iremos con vosotros. Aunque vamos a tardar un tiempo.
- No importa.
- Tengo que ir al baño... - dijo Gold de repente.
- ¿Quién tiene hambre? - preguntó Raios.
- ¡Yo! - respondieron los pequeños dragones al unísono.
- ¿Dónde les llevamos?
- Nada de comida picante - advirtió Shadow.
- Está bien.
Raios estuvo un buen rato buscando un restaurante sin comida picante. Al llegar allí, Shadow llevó Gold al baño. Raios se le quedó mirando con ojos tiernos mientras se iba.
- Te gusta... - dijo Silver de repente.
- Demasiado - le contestó Raios.
- ¿Vais a casaros? - preguntó Antartica.
- Ya estamos casados. Estos pendientes lo demuestran.
- ¿Y tener hijos? - preguntó Dust.
- Eso es más difícil...
- Claro - dijo Magma -, los dos sois hombres. No podéis tener hijos.
- No lo digas así...
- ¿Por qué no? Es la verdad.
- Que no podamos tenerlos no significa que no queramos. Pero hay otros problemas aparte de ese.
- Se mueren... - murmuró Smoke.
- Smoke, entiendo que hables poco, pero no lo hagas para decir ese tipo de cosas. Pero es cierto, Shadow y yo somos inmortales. Ningún niño que queramos adoptar podría convertirse en inmortal.
- ¿Y nosotros? - preguntó Antartica.
- Vosotros sois como nuestros hijos, pero a la vez no lo sois. Como diría nuestro maestro, Raziel, sois más nuestros sobrinos que nuestros hijos. Pero os queremos igual que a un hijo.
Los pequeños sonrieron y empezaron a mirar el menú. Shadow y Gold volvieron poco después. Comieron, con algún que otro incidente de los pequeños, y siguieron su camino.
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marumigamer · 7 years
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The king of Rubial: Capítulo 25 - Crías de dragón
And chapter twenty-five is here! Enjoy the baby dragons!
Language: Spanish.
Pairing: Raios X Shadow.
Chapter 24 here.
First chapter here.
English version here.
Some characters belong to Hiro Mashima and some belong to me. Enjoy!
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Esa noche, Raios y Shadow decidieron dar una vuelta por el jardín. El jardín era gigantesco. Al otro lado había el pequeño bosque en el que se escondía la cueva de Elementia. Ambos pasearon entre las flores, cerradas a la luz de la luna. De repente, Raios cogió a Shadow y empezó a bailar.
- No tenemos música - le dijo Shadow.
- No importa. Sólo te necesito a ti para bailar.
- No sabía que supieras bailar.
- Le pedí a Raziel que me enseñara. Aunque bailas bastante bien.
- Una de mis versiones anteriores decidió aprender a bailar, y que esos conocimientos fueran pasando a los siguientes.
- Eso es trampa.
- Yo no tengo la culpa.
De repente, una canción se escuchó en el jardín. Ambos miraron hacia el palacio y vieron a Gabriella entrar por uno de los balcones. Había una pequeña lacrima en ese balcón.
- Conozco esta canción - dijo Raios.
- Nunca la había escuchado - le contestó Shadow.
- Claro que no. Raziel la compuso sólo y únicamente para él y Gabriella. Me enseñó a bailar con ella.
- ¿De verdad?
- Me dijo que sonaba en su banquete de bodas.
- No me imagino a Raziel bailando.
- Es muy buen bailarín.
- Te creo...
Raios y Shadow bailaron toda la noche en el jardín. Dentro del palacio, Morgana bailó con su madre para calmar un poco su llanto. Los recuerdos de esos días felices con Raziel asaltaban a Gabriella solo con escuchar esa canción.
- Tu padre ponía esta canción cada vez que estábamos solos - le explicó Gabriella -. A veces, con tus hermanos delante.
- Me contaste que la compuso él...
- Y también la tocó. Recuerdo cuando estaba con las lacrimas y los instrumentos. No tenía sentido, hasta que las juntó todas en la misma lacrima.
- Me hubiera gustado conocerle.
- Lo sé, pero es peligroso para nosotros acercarnos a él. Ella y su guardaespaldas siempre le están vigilando.
- ¿Te refieres a Anastascia? ¿La que poseyó a Zeref?
- La misma.
- Creo que deberíamos contarles esto a todos ellos. Sé que hay rumores sobre esto.
- No sé si quiero que lo sepan.
- Mamá...
- Se trata de tus hermanos, Morgana. Y no solo ellos...
- Lo sé. Cuéntaselo cuando prefieras.
- ¿Puedes dormir conmigo esta noche?
- Claro.
Ambas se fueron a la cama.
- ¿Puedo unirme a vosotras? - preguntó Anna, que había estado escuchando su conversación.
- Por supuesto - le dijo Gabriella.
A la mañana siguiente, Raios y Shadow despertaron en la cueva de Elementia. Estaban cubiertos con una manta de lana.
- ¡Buenos días! - les dijo una alegre Elementia cuando vio que se despertaban.
- Buenos días reina - le contestó Raios.
Shadow no dijo nada. Sintió algo extraño y miró debajo de la manta.
- No es verdad... - dijo Shadow, muy emocionado.
- Sí lo es - le contestó Elementia -. Quería que los vieras primero.
- ¿Qué son? - preguntó Raios.
Shadow quitó la manta, dejando ver a los pequeños dragones que había bajo ella. Shadow cogió a uno de ellos, con un color parecido al del hielo.
- Esa es Antartica - explicó Elementia -, la hija de Oceania y Iceberg.
- ¿La que cayó de una montaña? - preguntó Shadow.
- La misma.
- Parece que tiene las patas traseras mal - se fijó Raios.
- Sí, no puede moverse muy bien.
- Pobrecita... - dijo Shadow, acariciando a la pequeña.
- ¿Podéis llevarlos con Anna? Yo no puedo moverme de aquí.
- Claro - le contestó Raios -. No será un problema.
- ¿Cuáles son sus nombres? - preguntó Shadow.
- Antartica - dijo Elementia señalando la dragona que tenía Shadow. Este rió -, Gold y Silver - señaló a dos dragones, uno dorado y otro plateado -, Dust y Smoke - señaló a dos dragones grises, uno más claro que el otro -. Creo que no hace falta que os diga quiénes son los padres.
- Gold y Silver son los hijos de Metalicana y Aqua, y Dust y Smoke son los hijos de Skyadrum y Grandine.
- Exacto.
- Ahora se los llevamos.
Shadow y Raios cogieron a los pequeños dragones y volvieron a palacio. Shadow creó un nido de sombras para ellos. Dust y Smoke estaban bastante más cómodos en él que el resto.
- ¿Seguro que no quieres que nos llevemos uno? - le preguntó Raios.
- No lo necesitamos.
- Está bien...
- Voy a buscar Anna y al pequeño Magma.
- De acuerdo.
Shadow dejó a Raios solo con los pequeños. Raios se sentó en el suelo, al lado del nido, y acarició a algunos dragones. La pequeña Antartica se acercó a él con dificultad. Él la cogió con cuidado y observó sus patas traseras. Parecía que estaban bien, pero eran más cortas de lo normal. Al intentar examinar sus patas, la pequeña soltó un grito de dolor.
- ¿Te duelen? Lo siento, no quería hacerte daño.
- Anna no está en su habitación - dijo Shadow al bajar con Magma -. ¿Qué haces?
- La pequeña tiene mal las patas traseras. Le duelen si las tocas.
- Pobrecita...
- Creo que no podremos hacer nada hasta que no obtenga su forma humana.
- Podría tardar semanas, incluso meses.
- Lo sé. ¿No hay nadie despierto?
- Parece que todos aún duermen.
- Vaya...
- ¿Necesitan algo? - les preguntó el consejero real, que pasaba por allí.
- Algo para alimentar a los pequeños dragones - le pidió Shadow.
- ¿No quieren nada ustedes dos?
- No se preocupe por eso. Iremos a la cocina cuándo tengamos hambre.
- Como ustedes deseen.
El consejero real se fue y poco después volvió con algunas cosas. Les explicó como debían alimentar a los pequeños dragones.
- ¿Cómo sabes todo esto? - le preguntó Raios.
- La reina Elementia nos lo explicó a todos, por si había algún problema - le explicó el consejero.
- Muchas gracias - le dijo Shadow, mientras alimentaba a la pequeña Antartica con un puré de carne mezclado con leche.
- Parece que están sanos.
- Ésta no - explicó Raios, señalando a la pequeña dragona -. Sus patas traseras están mal.
- Pobre... ¿Puede andar?
- Tiene dificultades, pero sí, puede.
- ¿La reina Elementia lo sabe?
- Sí, ella lo sabe.
- De acuerdo. Les dejo con ellos.
El consejero real se fue y les dejó con los dragones. Poco después, Magno apareció.
- ¿Y todos estos dragones? - preguntó Magno al verlos.
- Nacieron anoche - le contestó Raios.
- No, por favor... Voy a tener que encargarme de ellos...
- ¿No te gustan?
- No es eso... ¿No podéis encargaros vosotros? Parece que al gatito le gustan mucho.
Raios se giró. Shadow se había acurrucado dentro del nido y todos los dragones estaban a su alrededor.
- ¿Seguro que no quieres uno? - preguntó Raios.
- No, está bien así - le contestó Shadow, mientras levantaba su brazo para que la pequeña se pusiera a su lado.
- Claro, mamá gato.
- Sólo mientras estamos aquí.
- Oye, Shadow...
- Dime.
- Tú... No importa...
- ¿Seguro?
- Seguro.
Shadow le sonrió. Después se transformó en una pantera alada y empezó a recolocar a los pequeños dragones. Raios y Magno se sorprendieron al ver eso. Era la primera vez que ambos veían esa forma de Shadow.
- ¿Y esa forma? - preguntó Magno.
- Hace tiempo que puedo transformarme así, pero no la uso mucho - explicó Shadow.
- Casémonos... - dijo Raios sin pensar.
- Ya estamos casados.
Gold subió a la espalda de Shadow con el anillo de rubíes en la boca. Su hermano, Silver, se lo quitó y se lo devolvió a Shadow. Entonces Gold empezó a mordisquear la cadena que llevaba Shadow en el cuello. Shadow le gruño y dejó de hacerlo. Silver le devolvió el anillo. Raios colgó el anillo del cuello a Shadow.
- ¿Por qué sigues llevándolo en la mano? - preguntó Raios.
- Porque me gusta.
- Ve con cuidado con este dragón.
- Yo creo que tiene hambre.
- ¿Y mi madre? - preguntó Magno.
- Creo que aún duerme - le contestó Raios -. Nosotros hemos dormido fuera, con Elementia.
- Voy a ver si la encuentro. No ha dormido en su habitación.
Magno se fue, dejándoles solos. Raios fue a la cocina a por algo de comer. Shadow alimentó a Gold, ya que parecía que aún tenía hambre. Magno bajó mientras los dos comían y los pequeños dormían. Parecía asustado.
- ¿Qué ocurre, Magno? - le preguntó Raios.
- Mi madre... Está durmiendo con Morgana y la reina... - balbuceó Magno, asustado.
- ¿Y cuál es el problema?
- Están las tres abrazadas...
- Sigo sin verlo.
- Nunca antes la he visto hacer eso...
- ¿Ni contigo?
- Sí, conmigo sí. ¡Pero se trata de dormir tres mujeres adultas en la misma cama! ¿No os sería raro si Raziel durmiera con vosotros tal y cómo estáis ahora?
- No. A veces lo hacíamos. De niños, y de adultos.
- ¿Con Shadow humano?
- Con Shadow en su forma humana, sí. Yo siempre quedaba en el centro en esos casos. Cuando éramos niños, Raziel siempre se ponía en el centro.
- No me lo puedo creer...
En ese momento, un medio dormido Ezequiel pasó por delante de ellos para ir a la cocina. En su espalda estaba Lucifer, agarrado como si fuera un mono y completamente dormido. Magno se le quedó mirando con la boca abierta.
- ¡Buenos días Ezequiel! - le gritó Raios, haciendo que se girara.
- Buenos días... - murmuró Ezequiel, aún medio dormido.
- Bonita mochila.
- ¿Eh?
Ezequiel giró su cabeza para ver a Lucifer. Le dio dos palmadas en la cabeza y siguió su camino.
- ¿Qué demonios acaba de pasar? - preguntó Magno.
- Esos dos se comportan como gemelos - le contestó Raios.
- ¿Estás seguro?
- Yo tenía un hermano gemelo, pero no estábamos muy unidos. Muy pocas veces me llegaba lo que él pensaba. Me gustaría mejorar mi relación con él si alguna vez nos volvemos a encontrar.
- Tiene que ser duro para ti...
- Me he acostumbrado a ello. Además, tengo a Shadow.
- Entiendo...
- ¿Vamos a hacer el desayuno para todos?
- Eh...
- Yo me quedo aquí - les dijo Shadow -. Alguien tiene que vigilar a los pequeños.
- Está bien - le dijo Raios -. Vamos Magno.
Ambos se dirigieron a la cocina. Se encontraron a Ezequiel durmiendo con la cabeza metida en uno de los armarios inferiores. Raios rió. Magno cubrió su cara con su mano.
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