Tumgik
#las nenas del pueblo
sambuchito · 5 months
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el omega más lindo cumple años hoy
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victorian-platence · 8 months
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Estaba en el subte ayer y vi una nena chiquita. Iba de la mano del papá, tenía una puffer rosa metalizada, pantalones de pijama y un tutú y se estaba riendo. Esa nena, que no me vio y no me notó y no va a tener otra aparición en mí vida que ese pequeño reflejo que me hizo cliquear que yo soy grande ya. Que soy grande y me toca defender a ese tipo de nenas chiquitas a mí. No soy aaaa la gran mayor, no conozco lo que es vivir en dictadura, y yo era una beba recién nacida en el 2001, pero yo ya sé lo que es tener miedo.
Yo sé lo que es tener miedo de ir de la mano con una piba, me enteré de ese miedo como a los catorce años, y si bien, generalmente buldozeo a base de impusividad más allá de ese miedo, alguna vez tuve miedo de que mi abuela se agarre un infarto cuando una amiga mía me robó un beso en su pieza y me di cuenta de que me gustaba que me robe besos ella. Y la verdad que fuera de un par de burlas, y los malos tratos generales de una familia abusiva y normativa, pasé varios años sin volver a sentir ese miedo particular, en parte porque estuve en una relación muy larga con un hombre y en parte porque me rodeé de un círculo de amigos queer en el que medio me olvidé que existía la homofobia más que como una ridiculez mental que pasa lejos, muy lejos de mí.
Desde el domingo tengo miedo de vuelta. Escucho a mis hermanos preguntarme por qué me preocupo tanto, qué es tan malo que gane Milei. Escucho a mí abuela decir que no lo votó nomás porque ya se habían agotado sus boletas cuando llegó. Mí abuela, mí abuela que es dulce, que me dice mamita y que me ama con locura, mí abuela que me compró ropa para mí primera marcha del orgullo fuera del clóset porque quería demostrarme que me quería igual, aunque le costara tener una nieta bisexual, tan proclive a traer a casa a un pibe como a una piba. Mí abuela quería votar a Milei. Escucho a mí mamá decirme zurda de mierda, vos seguro votaste a Massa. Yo, que vengo votando al FIT desde que puedo votar, en general, me río nomás. Pero mientras escuchaba el conteo de votos se me hundía el estómago, pensaba dioses míos, ¡qué miedo! Mí familia festejaba que por fin iban a sacar a estos 'zurdos de mierda' se reían de mí angustia, como si fuera un chiste, sin dimensionar que la dolarización es imposible sin matarnos de hambre a nosotros también, sin dimensionar que mamá, vos sos trabajadora del estado, sos profesora de escuela pública, sin dimensionar que dónde se aplican los vouchers efectivamente se privatiza la educación, sin dimensionar lo que un hombre que utiliza datos con la honestidad intelectual de un zapato mojado puede hacerle a nuestro país (por tirar un ejemplo, el famoso asunto de estar a favor de la venta de órganos: 350.000 personas mueren al año y no usamos sus órganos, habría que venderlos!!! Olvidándose que de toda esa gente que se muere son rescatables una fracción nada más, y la propuesta en sí es una especie de movida edgy, de shock, para mostrar lo sólido que es en su convicción y para testear la nula capacidad de pensamiento crítico de sus seguidores).
El miedo no se termina en mí casa. El día siguiente en el tren, cuando voy a la facultad, escucho a la gente está diciendo se van a ir. En el tren Roca. A las nueve de la mañana. Gente laburante, probablemente otros estudiantes como yo, que van a una pública. Y discuten en voz alta que al fin alguien va a hacer algo. En mí cabeza estoy pensando, yo conozco a otro pueblo unido por el odio que tomó las palabras de un hombre que se proclamaba el nuevo Mesías de su gente. En mí cabeza pensaba, es peligrosa está falacia mesiánica. En mí cabeza pensaba, estoy en peligro, toda esta gente está más que dispuesta a tomarme, en toda mí expresión (bisexual, autista, medio discapacitada, medio ciega, estudiante de universidad pública, no binaria) y tabularme como un gasto descartable. En mí cabeza pensaba esta gente no sabe dónde se está metiendo. Llegué a la facultad helada y asustada y el patio de Puan estaba vacío. No había un alma y cuando empezaron a llegar las personas, casi una hora más tarde, había murmullo, ponele, un murmullo bastante triste. Si no fuera por el ruido le diría un murmullo mudo.
Pienso en esa nena hoy de nuevo, yendo a la facu y todas las nenas de su edad que hoy se ríen y van de la manos de sus papás y no conocen lo que es el miedo como ya lo estoy conociendo yo. Pienso, Dios, déjame cuidarlas. Medio me sacó un poco del pozo de la infinita desesperanza en el que estoy metida desde el domingo a la noche.
Ayer unos profesores hicieron un espacio para hablar un toque de lo que está pasando y del fenómeno Milei. Recomendaron un par de libros interesantes, yo estoy leyendo el primero "¿La rebeldía se volvió de derecha?" De Pablo Stefanoni, no es difícil de encontrar el PDF pero si alguien lo quiere leer escríbanme y se los paso, está muy bueno para entender por qué están triunfando estos movimientos de ultraderecha.
Tuvimos el momento de pánico de dimensionar que si gana un energúmeno así, este podría ser uno de los últimos años de educación pública que nos quedan, tuvimos el momento de tener un profesor que toma la palabra y dice que cuando fue a votar se cruzó con un Falcon Verde estacionado con una escarapela. Sí, es una banda. Un poco no le quiero creer, por puro optimismo, supongo.
Pero algo que me terminó de estabilizar bastante fue una profesora que tomó la palabra y dijo: chicos acuérdense que si bien nosotros fuimos perseguidos historicamente la mayor parte de los desaparecidos fueron obreros, la histeria respecto a la pérdida de nuestros privilegios para estudiar o para enseñar o vivir nuestra vida como la conocemos es comprensible pero no conduce a nada, desde una perspectiva puramente estratégica, no nos sirve movilizarnos desde ahí.
Porque sí, obvio, me asusta perder la capacidad de estudiar, de dedicarme a lo que amo, de investigar alguna vez los fenómenos literarios que me interesan pero no es el punto, no? No es el fin del mundo. No soy la única que la va a pasar canuta. No somos nosotros los intelectualoides de izquierda los más afectados, somos una demográfica más y hay que pensar un toque más sobre cómo hacerle dimensionar a las otras personas que van a sufrir con nosotros e incluso más que nosotros si dejamos que un tipo como Milei ascienda a la presidencia.
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meresunda · 3 months
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azúcar, flores y muchos colores
I
Si quieren, se pueden ir —La señora nos recibe. Llovizna a las catorce horas y hace calor, pero no hará nunca en todos los días que pasemos en la cabaña el calor apocalíptico de los dos o tres últimos días de enero, cuando ya estemos de vuelta en casa.
La noche anterior hubo una tormenta muy fuerte y un rayo liquidó la cocina eléctrica, de eso nos enteramos recién cuando estamos estacionando el auto, luego de haber viajado cinco horas desde Rosario. Es raro que nos quedemos en hotel; alquilamos casa o departamento para, justamente, cocinar, comer mejor y gastar menos. Donde sea que estemos nos gusta hacer las compras, ver qué hay, probar cosas. Pero esta vez, como sabíamos que en el pueblo solo se conseguía lo mínimo y, además, por ser el primer viaje que hacíamos con el auto, fuimos súperprovistos con quesos, frutas, tomates, huevos, pastas secas, arroz, aceitunas, latas, galletitas, en fin, hasta masa de pizza llevé y también llevé mi aceite, mis especias, mi cuchillo, mi tabla. No tener cocina es la ruina de nuestras vacaciones en las sierras.
Al rato de habernos instalado, la hermana del dueño ausente, hija también de la señora Josefina que nos recibió, nos trae una hornalla a gas, pero aun así no hay horno y es solo una hornalla, y tampoco hay estacionamiento cubierto, y en el anuncio decía que sí. La cabaña queda a media hora de caminata insegura, bordeando una ruta de curva y contracurva, de la zona comercial de la villa—dos proveedurías, una fonda, dos bares pelados y una heladería Grido— y a mí me aterroriza volver a manejar, después de haber derrapado y no haber sabido maniobrar en una calle con mucha pendiente un par de horas atrás y de haber reñido, después, enajenada ya, contra piedras y barranquitas por el sádico camino de entrada al lugar. Ánimos sombríos que intentamos disimular por la nena, aunque sabemos que a ella nada se le escapa, que no hay chance de disfraz.
Sorpresa: a no más de veinte pasos queda la casa de la señora Josefina y su compañero: estaremos sin cocina y sin privacidad. La cabaña me parece sucia. Las camas son incómodas; en el baño hay un inodoro adefesio con bidet incorporado. El repasador tiene olor. Inspecciono las sábanas, sacudo el acolchado, cubro las almohadas con nuestras toallas. Lavo toda la vajilla que vamos a usar. Realmente, nos convendría dormir esa noche y afrontar la vuelta a la mañana temprano.
Pero el entorno es encantador, precioso, un edén de cinco hectáreas. Pasa un arroyito de agua yodada a metros de la cabaña; del otro lado, una montañita; por todas partes, juncos, pequeñas flores y plantas silvestres, yuyos, árboles, verdor, una hamaca. Los vecinos incómodos tienen un perro hermoso, Vim, que se instala en nuestra galería. Deja de lloviznar y sale el sol, la nena chapucea en un charco cristalino que se forma entre las rocas. Se va con el perro a explorar. Se hamaca largo rato fuera de mi alcance. Esto me inquieta: no soporté el libro, pero quedé traumada con la «distancia de rescate». Cuando no verla se me hace imposible, la voy a mirar: irradia alegría. Está en una aventura, está en su mundo ensoñado. Tal vez esté jugando a ser Anne de Amphibia, el último dibujito del que se hizo fan. Respiro hondo, me siento bien por primera vez en un par de días.
A la noche, las luciérnagas calan la oscuridad con destellos fosforescentes. Nunca vimos tantas ni tan grandes. A la madrugada, hay una tormenta feroz; no puedo dormir temiendo que nos quedemos sin electricidad o que el granizo, que nunca cae, destruya el auto. Sufro hasta que amaina el temporal. Esto se repetirá todas las noches menos una.
No nos vamos. Por la nena, decidimos quedarnos al menos un día más. De hecho, la hija es el único motivo por el que yo estoy allí. Si hubiera sido por mí, no hubiésemos viajado, pero ella estaba tan entusiasmada que no ir hubiera sido una crueldad. Yo había alimentado su entusiasmo, hablándole de lo que haríamos en las vacaciones, el idilio de la naturaleza, estar en otra geografía y demás. Una ilusión genuinamente compartida que se desmoronó el domingo del ballotage. (El cross del knockout para una pugilista que ya se tambaleaba antes de subir al ring). Desde entonces, un espanto del que no me sé recuperar.
Las vacaciones en la cabaña, a pesar de que la hostilidad ambiente aminoró a partir de la segunda jornada, fueron una guerra de desgaste entre el deseo candoroso de disfrutar con lxs que más quiero y el hecho de estar pasándola como el culo, pendiente del pronóstico del tiempo y presintiendo catástrofes de todo género y color. Y el bitter del cóctel, la culpa, señalándome siempre el desperdicio de no poder contentarme, anticipando el sufrimiento futuro por no haber estado en el presente: ¿Dios le da pan?
Cuando por fin estuvimos a salvo en casa, con nuestros michis y nuestras almohadas, escribí mi primer poema. No sé si titularlo Vacaciones o Gratitud:
Agradezco que no nos hayamos enfermado. Que no se haya desbarrancado el auto. Que nos nos haya picado ni una víbora ni un alacrán ni una araña. Que no haya granizado. Que, en nuestra ausencia, no se hayan escapado ni Peppa ni George. Que no se hayan muerto ni Peppa ni George. Que no le haya pasado nada malo a nadie querido. Que no hayamos chocado en la autopista. Que no hayamos muerto por una fuga de gas. Que no se haya desplomado un árbol sobre el auto. Que no se haya incendiado mi casa, en Rosario, ni hayan entrado a robar. Que no se haya perdido el perro Vim. Que no se haya muerto el perro Vim. Que no nos hayamos ahogado con una crecida del río. Que no hayamos pinchado. Que no nos hayamos resbalado y desnucado con una piedra en el río. Que no me haya dado una embolia por tomar pastillas para evitar la menstruación. Que no nos hayan echado de la cabaña a mitad de la noche. Que no se haya incendiado la cabaña. Que no nos haya fulminado un rayo de Zeus.
En septiembre, para nuestro aniversario, Matías me regaló Enero. Pobre, él todo contento porque sabe que me gusta mucho Sara Gallardo, y yo sabiendo que no la iba a leer. «No tengo resto para sufrir gratuitamente», decreté, convencida de estar cuidando mi salud mental.
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Una mañana cualquiera
Hace una hora que Fran está encerrado con dos botellas de alcohol etílico, trapos y encendedores en la habitación. Todo lo que significa vida para aquellos dos está allí dentro. Y él está dispuesto a desaparecerlo. Al menos eso dice.
_ ¡Salí de ahí!
Golpea la puerta con los puños.
_ ¡Calláte!
_ ¡Dale! ¡Salí de ahí!
_ ¡Calláte te dije!
La puerta de madera rechina. Toc toc toc toc toc toc toc toc.
_ ¡Por favor!
Los puños de Rita están rojos.
_ ¡Siempre tenés que estar haciendo un escándalo! _ dice él.
_ ¡Te lo pido por favor!
Rita explota en llanto. Da una patada a la puerta. Luego otra y otra, pero no la abre. La traba doble está puesta al otro lado.
_ ¡Por favor! ¡Salí de ahí!
No era la primera vez.
_ ¡No voy a salir! ¡Dejame solo! ¡Llamá a quién quieras!
Le parece curioso que le diga eso. Sabe perfectamente que, hasta el teléfono, está al otro lado. Y su ropa. Y su dinero.
Fran y Rita habían llegado a Los Fauces al mismo tiempo, cada uno con su valija de mano, sin preguntar por el pasado. Se conocieron en el bar de la única casa de huéspedes que existía en el pueblo. Lo regentaba una anciana con una cicatriz que le cruzaba toda la frente y que dependiendo de cómo se asomara a su balcón, podía verse el brazalete de prisión domiciliaria. Como no hablaba nunca, comenzaron a hacerlo entre ellos dos. A veces, la soledad se confunde con el amor. Ya hace más de diez años.
_ ¡Salí, te digo!
_ ¡Llama a la policía!
Está claro que ni ella, ni la vecina la llamarán. Rita siente rabia. ¿Por qué una persona que dice amarla, le está haciendo esto? Niega con la cabeza, aunque nadie la mire. Ahora, no puede pensar en la rabia. Ahora, la prioridad es que Fran no se mate, QUE ÉL NO LO HAGA.
Puños. Toc toc toc toc toc toc toc toc.
 _ ¡Dale! ¡Salí!
¿Por qué, si realmente quiere hacerlo, no lo hace en soledad? piensa Rita. La invade una presión en el pecho. Sigue golpeando. Llora.  
_ ¡Mirá lo que voy a hacer! ¡Sólo te pedí un abrazo!
Él la culpa. Una y otra vez. Lo había hecho durante todos estos años. Ésta es una mañana cualquiera en la vida de aquellos dos.
_ ¡No! ¡No lo hagas!
_ ¡Un abrazo te pedí! ¡Un abrazo!
Mira por la rendija de la cerradura. Fran está tirando alcohol en los trapos. Rita corre hasta el baño. Sabe que muchas de sus acciones son absurdas. Se mira en el espejo: El labio inferior tremolando. Pone la yema de sus dedos sobre él. Y luego en la pera y en el cuello. Pero no, no se trata de una caricia. Sus músculos están reaccionando. Ella lo nota.
Para bajar el movimiento involuntario de su boca, se echa agua fresca. No funciona. Un rato con la toalla en la cara. Tampoco. Solloza y se avergüenza de su propia voz. Aprieta preventivamente el grifo y vuelve al pasillo. Tropieza con esa baldosa saliente y casi, voltea una maceta de Aloe. Entonces, empieza. Otra vez.
Patea la puerta y no puede abrirla. Siente cómo su rostro se convierte es una pelota contraída y desfigurada, que nunca volverá a ser lo que era. 
 _ ¡Nena! ¿Por qué sos así conmigo?
 ¿Así cómo? piensa.
Nota que cuando se aleja, no se escucha ningún quejido. Fran solo parece actuar en público. Ella es su único público.
_ ¡Sólo te pedí un abrazo!
_ Voy a picar a la vecina.
_ ¡No! ¡No! ¡No!
_ Tengo miedo, por favor.
_ ¡Lo voy a hacer! ¡Lo voy a hacer!
Más puños. Toc toc toc toc toc toc toc toc.
_ ¡Mira!
 Rita se aleja y viene el silencio.
 _ ¡Un abrazo! ¿Tan difícil es?  
Es una pelea dispar. En los galpones oscuros de su corazón, Rita lo sabe. Algo no anda bien en ellos dos.
 _ ¡No seas así conmigo!
_ ¡Andate!
_ ¡Basta!
_ ¡Me voy a matar!
_ ¡No! ¡No lo hagas! ¡No hagas esto!
Quizás la vecina esté escuchando, aunque nunca ha dicho nada. 
 _ ¡Me voy a matar! ¡Si! ¡Por tu culpa!
_ ¡No hagas esto, por favor!
_ ¡Si ni te importa!
_ ¡No me hagas esto!
_ ¡Me odias!
_ ¡Basta! ¡Me hace mal! ¡Me haces mal!
 Más llanto.  
_ ¡Me voy a matar!
Rita se vence y se va dejando caer hasta quedar sentada en el escalón del piso. Siente unos pasos por las escaleras. Fran abre el pestillo y se asoma. Tiene el pelo alborotado y los ojos con los párpados hacia arriba. Se queda mirándola.
 _ ¡Estoy tan cansada! _ dice ella. Su labio inferior no para de temblar.
Fran tiene un encendedor en una de las manos y una botella de alcohol etílico en la otra. Por el costado del patio interno, se asoma la anciana. Fran mira a Rita.
_ ¿Qué hiciste, hija de puta?
Una espuma blanca sale de entre los dientes de Fran. Entonces, la anciana levanta una pala con la plancha desatornillada y se la incrusta en la cabeza.
_ ¡Dejame dormir!
La voz de la anciana es rasposa y gutural. Rita se lleva las manos a la boca y grita. Fran cae. La anciana golpea otra vez.
_ ¡Dejame dormir! ¡Dejame dormir!
La botella de alcohol etílico se vierte al costado del tobillo de la anciana. El pelo de Rita se llena de pintas rojas. 
_ ¡Dejame morir! ¡Dejame dormir!
@vanessamartazaccaria
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quesabelaluz · 1 year
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Mi abuela, que no era mujer y vieja de balde, me dijo una vez:
-M'hija, si usted supiera que la felicidad vive en una de las casas del pueblo, pero no supiera en cuál, ¿qué haría?
Yo habré tenido diecisiete y me acuerdo que me quedé pensando un rato largo. Cuando abrí la boca para responder, ella me ganó de mano. Era ansiosa Emilia.
-Iría a tocar timbre casa por casa, hasta encontrarla, ¿o no?
-Mhm, y sí-, respondí y se me escapó una carcajada. Siempre me habían parecido fabulosas las cosas con las que me salía la vieja. Le palmeé el brazo y le dije tomá el café, abuela. Después le sonreí un ¿querés un pan con manteca? y comencé a preparárselo antes de que respondiera.
-Y dígame una cosa, m'hija, ¿hace cuánto que está tocando timbre en la misma casa y no la atienden?
Me acuerdo que después de eso, hizo silencio y siguió tomando el café con leche y fue como si todos los vecinos del monoblock se hubiesen tomado el café con leche al mismo tiempo, porque no escuché más nada, como si se hubiera apagado el barrio.
Emilia sabía que yo no quería ser maestra y que no tenía idea de cómo decírselo sin que el corazón se le extinguiera un poco. También sabía que ella no había querido ser muchas cosas cuando tenía mi edad y eso la había llevado lejos de su casa, por eso me dejó ir. Y como ambas odiábamos las despedidas, esa fue la última vez que nos vimos.
Hoy pensé en escribirle una carta para contarle cómo estábamos porque anduve vendiendo las enciclopedias por el Santa Rita hasta tarde.
Quería contarle que hoy, Andrea cumple quince y que Julio fue a ver si don Acosta quería que le corte el pasto, como para juntar algo, como para hacerle una tortita, por lo menos. Para salir del paso, como dice él.
Le hubiese escrito sobre el atardecer en el Santa Rita. Las casitas, que son todas verdes, se van encendiendo de a una, como las luciérnagas entre los yuyos. Yo iba por las vereditas, volviendo de no vender nada, pensando en que ni para la torta le había podido juntar a la gorda y en que ojalá don Acosta haya necesitado que Julio le cortara el pasto.
Me mordía los labios para no llorar, no pude ni decirle buenas noches al chofer del colectivo. Le puse las monedas en la mano y fui a sentarme en el último asiento, apretando el boleto con la misma rabia que sentí cuando el padre de dos nenas que me habían abierto la puerta me dijo que me compraba un librito si le chupaba la pija. Su mujer estaba ahí y no dijo nada, pero me miró y con los ojos me dijo que me escape.
Te juro que toqué todos los timbres, Emilia, pero la felicidad no estaba en ninguna casa. Yo no sé (y quisiera que me cuentes) qué te imaginaste cuando pensaste en la felicidad, la tarde que nos vimos por última vez. Para mí, en este momento, la felicidad tiene forma de una torta de cumpleaños que no pude comprar.
El colectivo me dejó a seis cuadras, pero a esta hora las cuadras son kilométricos corredores oscuros de este lado de la ciudad. Lo único que quiero es llegar a casa, prepararme un mate y ponerme el vestido más lindo que tengo para que la nena no se olvide que hoy es su cumpleaños, aunque no haya torta.
Entré y vi a Julio sentado en el sillón con Andrea y Lucas, esperándome a mí, que no sabía dónde poner mis manos que no traían nada.
Los nenes hicieron la cena, me dijo él, mientras tus nietos me besaban. A Andrea la abracé un poco más y cuando ellos se fueron para la cocina, con Julio nos miramos. Él también tenía ganas de llorar. No estaba don Acosta, me dijo como pudo, y puso los ojos en la tele.
Me maquillé y me puse un vestido que era de mamá y lo mandé a Julio a peinarse y prendí velas y lucecitas de Navidad. A los chicos les encantó y enseguida nos acordamos de la Navidad que te quedaste encerrada en el baño de atrás como una hora y nadie se animaba a ir a golpear la puerta porque pensamos que te había caído mal el vitel toné. Nos cagamos de risa, Emilia. Tu nieta es una guacha, se puso a imitarte cuando saliste re caliente, ¿te acordás? Nos empezaste a echar a todos y el Agustín, que estaba re mamado, te abrazaba y te decía ¡perdón, abuela, mirá si te nos ibas! Julio se quedó sin aire de tanto reírse. Después, Lucas se acordó de cuando lo agarraste tirando huevos por el balcón para ver si salía un pollito y le dijiste que aparte de castigarlo por romper los huevos, lo castigabas por boludo, porque si llegaba a salir un pollito se iba a hacer sorete contra el suelo. Aproveché tanta carcajada para soltar todas las lágrimas.
Hoy me hiciste falta, Emilia.
Cuando nos terminamos los fideos al pesto que hicieron los chicos, brindamos por Andrea y también brindamos por vos y después yo pedí perdón, porque ni para la torta había conseguido. Entonces, Andrea apagó las luces y salió corriendo para la cocina. ¡Casi me infarto de la risa, Emilia! Volvió cantando el feliz cumpleaños, sosteniendo un racimo de bananas con las manos en bandeja, ¡y encima de las bananas había clavado una velita! Los varones cantaron con ella, pero yo no pude, porque no podía parar de reírme. Me levanté y la llené de besos y lágrimas y la abracé fuerte, muy fuerte. La abracé por las dos.
Ella pidió tres deseos, apagó la vela y nos dio una banana a cada uno. Te juro que ninguna torta podía ser más rica que esa banana, Emilia. La puta que hoy me hiciste falta, che. Hoy me hubiese encantado hacerte un café con leche. Hoy me hubiese gustado poder contarte que por fin encontré la casa donde vive la felicidad y que no tengo que tocar el timbre para que me abra la puerta.
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lenaehr · 11 months
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aló!! aquí shadow, feliz de estar aquí, presentando a mi hija lena. por acá abajo dejo datos de ella, conex posibles, tablero, etc. vive hace 12 años en el pueblo así q tengo fe de que conoce a su gente ah cualquier cosa me dejan un like o me escriben por acá/ds y yo contenta voy a charlar aaa
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~*. datos generales
nacida en méxico, es hija de madre mexicana y padre sueco.
tiene 26 años
su padre y ella se mudaron al pueblo 12 años atrás, cuando ella tenía 14
trabaja en el ave azul desde hace 7 años, y no es por nada pero su café? legendario. la práctica hizo al maestro.
tiene un pequeño negocio de apicultura al que pone todo su esfuerzo!!!
sabe hablar sueco, pero sólo lo hacía con su padre (btw este desapareció hace 7 años! so...... ya no habla sueco con nadie)
quienes le conocieron cuando recién llegó dicen que era bastante tímida, pero siempre muy atenta y dispuesta a ayudar. ahora se mueve mucho más desenvuelta, y siempre está de acá para allá haciendo detallitos para alguien diferente. puede llegar a ser medio malhumorada pero igual va a hacer todo para dar una mano.
es de ideas muy fijas, que cambie de opinión cuesta horrores
la pienso medio como una mezcla entre soccer mom y anciano de pueblo... hace comentarios como "es una vergüenza que aún no arreglen este poste", "la belleza del pueblo está en su tradición, poner estas máquinas que expenden boletos arruina la experiencia verdadera de Real del Valle" y muuchas cosas por el estilo JAJAJAJA y no vayan a aparecer a su casa sin baked goods, la tradición más importante a respetar ah
practica boxeo con las mamis del colegio, toca la guitarra cuando le da el tiempo, va de acá para allá en su bici si no viene con mucha carga
~*. ideas de conex
la lista incluye, pero para nada se limita a:
los del cole: lena tuvo 4 años en la escuela del pueblo, así q de ahí se pueden conocer. maybe jugaban en los recreos, eran rivales en la banda, etcetc. lo q se les ocurra.... estamos
nuestros padres son amiguis así que supongo q nos tenemos que llevar: el señor ehrling (rip?) era un tipo de lo más social, estaba presente en todas, así q seguro era amigo de todo el mundo. maybe compartieron muchas cenas awkward (o no) mientras los adultos se reían de todo
clientes del ave azul: lena trabaja ahí desde hace 7 años, si pasaron por ahí la deben conocer. se sabe el pedido favorito de toda su clientela habitual. capaz si le caes mal te trae pan medio quemado, quién sabe.
clientes de dulce refugio: es su tiendita de productos avícolas. vayan a comprarle!!!
amigues y amienemigues de todo tipo
algún pequeño romance de la adolescencia
alguna noche loca maybe??
un confidente pls, a la nena le desapareció el padre y seguro necesitó (necesita) contención alkjsd
comodín para que pongan lo que se les ocurra <3
~*. tablero
por aquí
~*. historia
ausencia de boda no había gustado a familia materna, pero no era que su padre no hubiese intentado. siempre había querido casarse con la mujer, pero esta no había aceptado, ni siquiera cuando quedó embarazada y pasaron a vivir juntos.
(tw alusión a abuso doméstico) relación de la niña con su madre nunca había sido muy afectiva, pero conforme lena se acercaba a la adolescencia esta iba en decline, con la mujer dejando más y más en claro que no la quería. tenía catorce cuando su padre declaró la situación insostenible, y con una venda en su brazo lena le ayudó a armar las valijas y dejar la ciudad de una vez por todas.
estaba aterrada por empezar en un lugar nuevo, convencida de que no haría amigos en la escuela y que nadie la querría allí tampoco, pero el pueblo le había recibido con los brazos abiertos y lena no tardó en sentirse parte del mismo. real del valle se convirtió muy pronto en su hogar, uno mucho mejor que el anterior.
su padre tomó un empleo en el mercado y puso un apiario en su nuevo terreno, el hobbie que siempre había querido. llenó su nuevo hogar del cariño y óleos propios, de flores de nochebuena (las favoritas de lena) y de partituras para que su hija practicase la guitarra.
al graduarse de la escuela, lena se tomó un año sabático para expandir el negocio de apicultura de su padre. contactos con compradores de otros pueblos, encargos de diseños y envases, todo para que el hombre pudiese dedicarse sólo a sus abejas, como siempre había querido. proyecto quedó a medio hacer cuando él desaparece sin rastro.
tomó un trabajo en el ave azul, siempre agradecida con su dueño por todo su apoyo, y procuró mantener el apiario para cuando su padre volviese a aparecer. pasados siete años, aún tiene su pequeño negocio de miel.
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lilium025 · 1 year
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INDELEBLE (GF) 15
Ya puedes seguir la historia con el hashtag #IndeleblefanficResumen: Los Northwest se han mudado lejos de Gravity Fall a Miami Beach (Florida) tras el Raromagedón, pero no a todos los integrantes de la familia esta feliz con esta decisión. Después de 5 años de abandonar el pueblo, Pacifica decide regresar a sus raíces en busca de un poco de libertad y nuevos comienzos
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Gravity Falls no me pertenece Capítulo 1 | Capítulo 2 | Capítulo 3 | Capítulo 4 | Capítulo 5 | Capítulo 6 | Capítulo 7 | Capítulo 8 | Capítulo 9 | Capítulo 10 | Capítulo 11 | Capítulo 12| Capítulo13 | Capítulo 14
Capítulo 15 "Los cuentos de hadas se parecen a la realidad"
“El caos es un amigo mío”
Ambos jóvenes caminaron en silencio hacia el Mystery Shacks, Dipper no queriendo romper con el misterio que guardaba esta última parada y Pacifica por su enfado con este último. Hasta ahora le había hecho volar por los aires y profundizar en la persona que es, así que lo que venía a continuación sería la guinda del pastel. En su cabeza, Pacifica había empezado a cuestionarse que cosas podrían estar esperándolos dentro de la vieja y aun en pie, Mystery Shacks. Estaba al tanto de todas las aventuras que habían vivido los gemelos allí en su primer verano y de lo que se perdió, así que debía estar alerta para todo.
Dipper toco la puerta de la casa y espero pacientemente en el porche de madera a que le abrieran, lo cual es extraño ya que tenía llave de esta y podría entrar cuando quisiera, pensó Pacifica mientras miraba al moreno. Al rato, alguien abrió la puerta y se revelo la figura de un Soos sonriente.
“Hey, colega. ¿Cómo estás?” preguntó alegremente mientras dejaban pasar a los recién llegados, iba vestido con su viejo conjunto de camisa verde con el signo `? ´, shorts marrones y zapatos marrones. Aun conservando con el fez de Stan puesto de su ropa de trabajo.
“Estamos bien, ¿está todo preparado ahí abajo?” pregunta Dipper mientras se descolgaba la mochila de la espalda y entraba hacía el interior de la casa con Soos. Pacifica se quedó quieta en la entrada sin saber que hacer, la última vez que estuvo allí estaba vestida con un saco de patatas cuestionando se si se comería un gnomo para sobrevivir. Desde una esquina del pasillo, se asoma la cabeza de Dipper.
“No te quedes atrás y sígueme” dice antes de desaparecer por donde apareció, Pacífica se adelantó para alcanzarlo hasta la tienda de regalos, la cual se encontraba cerrada y no había nadie a la vista, solo Dipper.
“Nunca imagine que el ultimo recorrido del día fuera la tienda de regalos de tu tío, así que debo felicitarte por ¿la sorpresa?” decía la chica en intento de no parecer desilusionada con la sorpresa, mientras veía la mercancía que se encontraba allí. La mayoría del merchandaising no había sido renovado desde hace mucho tiempo, mientras tanto podía notificar algún artículo nuevo. Sin embargo, los recuerdos del pasado de Pacifica eran algo borrosos y se conformaba con la tranquila normalidad actual.
“Esa no es la sorpresa” dijo Dipper seguro antes de caminar hacia una máquina expendedora e introdujo un código, detrás de esta se escucha como mecanismos se movía y dejaban paso una entrada secreta.
“Ya estaba pensando que se te había acabado los misterios” dijo Pacifica mientras bajaba primero al lugar, Dipper le sigo por detrás, quedándose el ultimo para cerrar la entrada de nuevo.
“Los misterios nunca acaban conmigo, nena” comenta Dipper en broma a lo que Pacifica le mira seriamente. “¿Me he pasado con lo de `nena´, ¿verdad?” pregunta arrepentido. Pacifica siente. “Perdón”
Ambos chicos entran en el ascensor y bajan al misterioso lugar.
Pov Pacifica
Las puertas se abrieron enfrente a nosotros y revelando un laboratorio lleno de máquinas. El lugar estaba oscuro y temía por la posibilidad de encontrarme con alguna criatura extraña o peor, arañas.
No fue hasta que salimos de este que las luces se encendieron en la sala y las figuras de nuestros amigos nos sorprendieron.
“¡Sorpresa!” gritaron todos juntos alegremente. En la sala se encontraban las chicas (Mabel, Candy y Grenda); la novia de Soos, Melody y Soos; y los tíos de Dipper.
“Vaya chicos, no me esperaba nada esto… ¿Gracias?” digo amablemente mientras le lanzaba una mirada confusa a Dipper, quien está intentando evadir mi mirada.
“¿Mi hermano no te ha explicado nada en el camino?” pregunta Mabel mientras se acercaba a mí, iba vestida distinta a esta mañana. Su outfit me recordaba al ex estilista Bobby Fabuloso, al igual que los outfits de las demás.
“No, la verdad es que no se ni que hago aquí. La verdad” digo mientras me escogía de hombros, cada minuto que pasaba, me dejaba poco claro cuál era la sorpresa.
“Ese torpe hermano mío, menos mal que le tengo aprecio o no le haría este favor. Ven con nosotras, Paz” dijo Mabel, quien me empuja por una puerta de la habitación. La habitación donde me habían llevado era espaciosa, era como una continuación del laboratorio y al fondo se encontraba la famosa máquina de portales. Verla me generaba un pequeño recordatorio sobre no acercarme a esta, solo como medida de precaución. Aun siendo un espacio para la ciencia, el lugar había sido ocupado por una percha portátil con ropa colgando y un improvisado probador hecho con la ducha que se encontraba en el lugar.
“Mabel, ¿Por qué el laboratorio de tu familia se ha convertido en una especie de set de modelaje?” pregunté, mientras me acercaba a un escritorio, en el cual estaba ocupado de maquillaje y de complementos para el pelo.
“Porque para esta parte del plan, es necesario un cambio de look para no destacar allí a donde te llevará Dipper” explica Mabel entusiasmada, con un chasquido de sus dedos, las chicas se pusieron en marcha y empezaron a extraer de los colgadores fundas de ropa.
“¿Es por eso que te has vestido así?” pregunto mientras señalaba sus ropas.
“Correcto. Ahora permíteme meterme en mi papel” dice Mabel mientras se pasaba una mano por la cara, pareciendo meterse en `el papel´ como un actor dramático. “Yo, Mabel Pines, transformare esto de aquí” dice con un acento raro mientras me señalaba a mí por completo. “En una obra de arte”
“¡Oye! ¡Yo ya soy una obra de arte!” digo con voz ofendida, pero en broma, sabía que no lo decía enserio. O eso espero.
“Shhh… Deja a Mabel trabajar y entra al probador” me silencia mientras me mete dentro del probador y cierra. Un minuto después, una mano rebelde aparece en la cortina con una bolsa de ropa. “Ponte esto, es de tu color” dice la voz de Mabel desde fuera y desaparece. Mire curiosa a la bolsa y en cuanto lo abrí me di cuenta que estaba a punto de ponerme un vestido de una paleta de colores agua marinas, los cuales me recordaban al vestido que desee ponerme en un principio el día de la fiesta en la mansión. No parecía para un modelito de este siglo, si no antiguo. A duras penas me pude poner la mayor parte del disfraz, excepto el corset que traía consigo, en ese momento tuve que pedir ayuda de las chicas. Por casi me desmayo mientras Grenda me apretaba los cierres, con suerte después de esto no tendré que llevarlo puesto nunca más.
Una vez vestida para la ocasión, no me permitieron verme en ningún reflejo, para evitar que pudiera adivinar la sorpresa por cómo iba vestida y tuve que confiar ciegamente en las manos de Candy para maquillarme y peinarme. Mientras esperaba que acabaran conmigo, me preguntaba si Dipper estará pasando por lo mismo que yo o solo era una broma especial para mí. Cuando acabaron de arreglarme, Melody salió de la sala para avisar a los chicos, dejándonos a las demás solas.
“Bueno Pacifica, ¿emocionada por tu sorpresa?” pregunta Mabel mientras me sacaba fotos con su teléfono móvil.
“Estoy emocionada, pero a la misma vez nerviosa, es la primera vez que me hacen un cambio de look y no me permite mirarme. Así que me siento con muchos nervios, la verdad” digo mientras me levantaba del sitio y giraba sobre mis talones, levantando levemente el vuelo de mi falda.
“Estas nerviosa por tu pelo o ¿por tu cita?” pregunta con picardía Grenda, mientras me picaba un moflete. Yo le aparto de la mano y me alejo de ella sonrojada.
“No es una cita, solo somos amigos” digo molesta mientras me cruzo de brazos.
“Los amigos que solo piensan que están de amigos no se sonrojan tan fácilmente cuando les molestan con que están en una cita” comenta Candy mientras me apuntaba con una brocha de maquillaje a mi dirección. Yo me palpaba mis mejillas, las cuales estaban calientes y oculte mi rostro de la vergüenza.
“Te has sonrojado más. ¡Deja me que te haga una foto!” dice Mabel mientras saltaba hacia mí, intentado apartar con una mano mis manos de la cara y con la otra hacerme una foto.
“Mabel, déjame en paz o te demandaré a mis abogados por los derechos de imagen de esas fotos” digo mientras intentaba huir de la chiflada de la morena, sin darme cuenta de donde caminaba, me tropecé con un cable. Estaba preparada para morder el polvo contra el suelo, pero eso nunca llego a ser. Abrí mis ojos confusa y vi el rostro de Dipper a centímetros de mí. Él había evitado que me cayera al sujetarme en el momento más oportuno, agarrándome en el vuelo desde la cadera y la muñeca. Su agarre en mí no era demasiado brusco, parecía casi como si me acariciara la piel y temiera que si presionaba un poco más me rompiera. No aparte mi mirada de él y el fue menos. Desde la distancia en la que me encontraba podía apreciar el aroma de su colonia, me recordaba a los bosques de Gravity Falls. No podría saber con exactitud cuanto tiempo estuvimos así hasta que escuchamos a alguien hacer una foto y rompimos el contacto.
Tumblr media
“Para el álbum” decía Melody mientras guardaba su teléfono en el bolsillo y nos miraba inocentemente. Me separé distancie discretamente de Dipper, intentando calmar mis latidos acelerados y recuperar las apariencias.
“Me alegro ver que ya estamos listos para el salto” se adelanta a decir Dipper mientras se aclaraba la garganta. Cuando pude recuperarme, me giré a verle y entonces me di cuenta.  Dipper estaba vestido con traje y chaqueta color vino del siglo XVI.
“¿Por qué vas vestido como un personaje de Bridgerton?” pregunto sorprendida mientras señalo a Dipper, quien miro a su atuendo y me miro sonriente.
“Podría decir lo mismo de ti, ¿no crees?” dice mientras se encogía de hombros con una sonrisa, quería decir algo, pero no sabía de qué estaba hablando y entonces Grenda y Mabel juntas cargaron un espejo de algún lado y me acerque. El vestido aguamarina que no aprecie al principio se trataba de un hermoso vestido de la regencia que se amoldaba a mi cuerpo a la perfección. Me sentía como una princesa de cuentos de hadas o, mejor dicho, como una duquesa.
“¿Dipper que has planeado?” pregunto sin apartar la mirada de mi atuendo, Dipper se posiciono a mi lado y volví mi mirada hacia la del él en el reflejo del espejo.
“Lady Northwest, estamos invitados al baile” dice Dipper con voz bromista mientras me agarraba de la mano para girar, permitiéndome ver como el portal dimensional estaba encendido y a través de este se podría ver una gran mansión iluminada con gente en su interior.
“¿No lo estarás diciendo enserio?” dije mientras le miraba boquiabierta. “¿Cómo es posible? ¿Y quien te dijo sobre mi gusto por la serie?” pregunte curiosa.
“Lo digo totalmente enserio, tengo un amigo que me debía un favor y me ha prestado su maquina del tiempo, junto con un permiso de salto temporal. Ha sido difícil conseguirlo, pero que puedo decirte, que cuando te llaman “héroe del universo”. Todo es más fácil” dice el moreno de forma casual. “¿Y como lo sé? Es un secreto” termina de decir antes de alejarse a hablar con su tío Ford.
“Bueno, cenicienta. Dime, ¿Dipper no es el mejor NO novio de la historia planeando NO citas geniales?” pregunta con voz de periodista Mabel mientras usaba su teléfono como micrófono y me lo acercaba.
“Si, Dipper es el mejor Amigo chico que existe. Buen intentó, esto no significa nada” digo mientras aparto el teléfono de mi espacio.
“No te preocupes, he grabado tu respuesta y esta noche la editare para que parezca que dices novio y lo pondré de tono de llamada en mi teléfono. Así sabre que eres tú cuando me llames, cuñada” dice mientras paraba la grabación y bloqueaba la pantalla rápidamente.
“Eres una pesada con el tema” suelto a decir molesta mientras me cruzaba de brazos y le miraba enfadada.
“Yo también te quiero cuñada” contesta mientras me lanzaba un beso y guiñaba el ojo. Yo hice un gesto como si se lo lanzara lejos y ella se toco el pecho `dolida´ “Mi beso…”
“¿Esta lista?” pregunta Dipper cuando vuelve de hablar, yo asiento y lo acompaño hacia el portal. Cuando estuvimos enfrente, él me agarra de la mano y me mira. “A la de tres cruzamos, ¿sí?”
“Si”
“Vale. Una… Dos… y ¡Tres!” exclama emocionado y saltamos dentro. La sensación que producía el traspasar era la misma que al cruzar por una puerta, nada hasta que te encuentras en el otro lado del portal. Entonces si sientes como si te hubieran golpeado en el estómago, algo que nadie me aviso y me tomo de sorpresa.
“¿Pacífica, te encuentras bien?” pregunta Dipper al verme un poco encogida sobre donde aterrizamos, por suerte nos encontrábamos detrás de unos arbustos. Lejos de la entrada y oculto de la vista de las personas de ese tiempo.
“Estoy bien, aunque siento que podría vomitar las fresas de esta tarde” explico mientras me ponía recta y respiraba suavemente.
“Te entiendo, la primera vez que viajé por un portal con mi tío, sentí algo igual. Luego terminas por acostumbrarte” dice mientras me daba palmaditas suaves en la espalda para reconfortar me.
“Es bueno saberlo”
Una vez que pude recomponerme del salto, nos encaminamos hacia la entrada de la mansión. La fiesta acababa de comenzar, los invitados estaban llegando y todos miraban asombrados el lugar. Los vestidos de las damas eran maravillosas obras de costura y los hombres de allí no se quedaban detrás en cuanto a belleza. No se parecía en nada en las fiestas que organizaba mis padres, todos parecían estar felices de estar allí sin recelos o miradas crueles. Tras mucho observar el lugar me di cuenta de un detalle.
“Dipper ¿cómo entraremos dentro? Llamaremos demasiado la atención si aparecemos así sin más” digo nerviosamente mientras me giraba a ver al anfitrión de dicha aventura.
“No te preocupes, todo esta solucionado” dice mientras me ofrecía su brazo, llegados a este punto, era imposible que se diera por vencida la noche. Así que confié en él una vez más y acepté su invitación. Cuando subimos las escaleras y traspasamos las amplias puertas del lugar, pude ver a lo que se refería Dipper. Era una fiesta de antifaces.
Todas las personas del lugar estaban llevando mascaras que tapaban la mitad de sus caras, éramos unos desconocidos entre desconocidos. Dipper levanto un objeto de su bolsillo, un antifaz de cisne bordado en hilos plateados con incrustaciones de perlas.
Yo miré maravillada la prenda y me la puse. Dipper hizo lo mismo con el suyo, un antifaz de cuervo bordada en hilos negros y dorados. Le quedaba perfecto.
“¿Cómo me veo?” pregunto al terminar de arreglármela, Dipper parecía tranquilo sin apartar la mirada de encima.
“Perfecta” únicamente antes de ofrecerme la mano y llevarme dentro. La fiesta esta a rebosar de gente, personas de todas las edades se encontraban en el centro de la sala bailando al compás de la música. Las sonrisas de jubilo y conversaciones de todo tipos llenaban el lugar, a un lado de esta y sin perder protagonismo, se encontraba una mesa llena de aperitivos de toda clase de dulces y una disposición de jarras de vinos impresionante. El anfitrión del lugar tendría que poseer una fortuna parecida a la de mi familia, ¿tal vez un duque? Mis ojos no podían evitar mirar a todos lados y Dipper parecía darse cuenta de eso, pues lo escuche reírse por lo bajo.
“¿Qué te hace tanta gracia esta noche, Dipper?” pregunto mirándole seriamente en bromas, pues no soportaría la seriedad ante tanto asombro y gozo que sentía por el lugar.
“Nada, solo soy una persona que se alegra de su propio triunfo solamente. ¿Es acaso eso algo mal?” se cerciora con tono burlesco mientras me mira triunfante.
“¿De que triunfo hablas? Hasta ahora solo hemos visto la entrada, sería un triunfo si pudiéramos pasear un poco por el lugar y no sé, tal vez comer algún aperitivo y bailar” digo mientras le respondo con el mismo tono, incluso con un poco de añoranza.
“¿Así que será así?” pregunta Dipper curioso, yo lo miro sin saber a lo que se refiere con su pregunta.
“¿El qué será?” pregunto confusa, temiendo haberme pasado con la burla.
“No esperaba que Pacífica Northwest me invitara a bailar esta noche, supongo que ahora si soy un chico afortunado” dice con una sonrisa en la cara que me gustaría borrar de alguna forma.
¿UN BESO TAL VEZ…?
Me aparte sonrojada por tal bochornoso pensamiento, como se me ocurría pensar en eso cuando Dipper es solo un amigo y no estaría bien. No estaría bien porque nunca lo estuvo desde el principio, eso fue muy impulsivo de mi parte pensarlo en primer lugar y debería de olvidarme de cualquier tontería como esa por el momento. O sino estropearé lo que tanto tiempo me he tardado en recuperar, porque soy una Northwest y todo debe ser perfecto. Y por eso no puedo pensar en algo más con Dipper si solo hay posibilidades de ser rechazada…
“¿Pacífica? ¿Te encuentras bien?” pregunta Dipper, quién me devuelve a la realidad por momentos para notar la preocupación en su rostro.
“Si, perdón. Solo estaba disociando un poco. Si me disculpas voy a por algo de beber ¿quieres algo?” pregunto rápidamente antes de soltarme del brazo de Dipper y dirigirme a la mesa de aperitivos. No esperé a que él respondiera, necesitaba un momento para mi misma para aclarar mi mente y no podría conseguirlo con esta cerca. Así que tome mi camino hacia la mesa de aperitivos con la cabeza alta, en mi camino a esta escuche los murmullos de las personas de mi alrededor y me enteré de algún que otro rumor. Entre los más hablados en la noche, se hablaba que un joven duque escondido bajo su mascara caminaba entre nosotros y se especulaban quien de los jóvenes apuestos de la noche sería. Este era muy famoso por sus viajes y por ello, pocos podrían reconocerlo con la máscara, por ello el objetivo de muchas de las jóvenes solteras eran asombrarlo con su encanto a quien fuera el duque.
En mi punto de vista moderno, no tiene sentido ninguno dicha táctica, porque sería como buscar una aguja en un pajar. Si se aplicara, entonces las chicas tendrían que ser impresionantes con todos los hombres de la fiesta hasta encontrar con el duque. Aunque me temo que este no quiere en verdad esas y por eso se esconde tras una máscara. Muy inteligente de su parte diría yo.
Tras esquivar a demasiadas personas, conseguí llegar a la mesa y empecé a buscar una copa en la que servir me un poco de agua. Desesperada por no encontrarla, pregunte a un joven que se encontraba cerca de allí.
“Perdón, señor” digo, llamando la atención de la persona quien portaba una máscara de un ciervo que ocultaba parte de sus facciones, dejaban ver una mirada avellana que me observaba con curiosidad. Vestía con un frac verde con diseños bordados de hojas en un hilo verde más claro casi pistacho; un chaleco negro con unos pantalones marrones y una camisa blanca. Reencarna en verdad un espíritu del bosque con ese conjunto y aspecto señorial.
“¿Si, que desea?” pregunta mientras me echaba una mirada rápida y volvía a apartarla, parecía ocupado buscando algo o alguien.
“Espero no estar interrumpiéndolo en algo importante, pero me gustaría saber donde puedo conseguir algo de agua” dije mientras guardaba la curiosidad sobre que estaría ese hombre buscando. Este, sorprendido por mi petición, volvió a mirarme, pero esta vez con más atención. Sus ojos castaños se hicieron grandes por momentos antes de girarse sobre su persona, alzó una mano y llamo la atención de un criado que se encontraba escondido por allí. Su presencia en la sala era casi invisible a la vista de estas personas, observando el panorama mientras esperaba a que alguien requiriera de sus servicios. Este le susurro algo y de inmediato este se marchó del lugar con la misma rapidez con la que apareció, dejándonos solos al señor Ciervo y a mi de nuevo.
“Perdone las molestias, el criado vendrá pronto con su agua.” Digo amablemente mientras se inclinaba levemente.
“Muchas Gracias” respondí anonadada por lo que acababa de pasar e imité su pose, este sonrió levemente antes de recomponer su expresión seria a tiempo.
“Espero que no le abrume o disguste mi pregunta, pero… ¿Por qué agua? ¿Cuándo puede beber vino y no manchar su reputación con tanta discreción?” pregunta curioso joven manteniendo la compostura a pesar de tan divertida pregunta.
“El vino es demasiado para lo que yo requiero en estos momentos, tal vez entrada más la noche me atreva a probarlo, pero por ahora solo el agua satisfará mis sentidos.” Digo mientras le devolvía la mirada.
“Nunca antes había escuchado a una mujer hablar así con tanta libertad como lo hace usted, eso te hace especial y único” responde el joven mientras se frotaba la barbilla interesada aún más en mí.
“Hablar con libertad es el algo a lo que no estoy acostumbrada, así que perdóname si te he ofendido con algo que he dicho” digo nerviosa mientras buscaba un medio de salida para escapar de la situación, no se cuales son los protocolos de la Inglaterra del siglo XIX, pero es posible que sospeche de mí.
“Para nada estoy ofendido, realmente te encuentro interesante, ¿Cuál es tu nombre?” pregunto en susurro el chico con interés mientras se inclinaba hacia mí, acortando las distancias entre nosotros e invadiendo mi espacio personal. Me sorprendí la verdad, no pensé que fuera algo descarada las personas de antaño, esto no evitó que pusiera un alto a sus actos pues cualquier persona que pasara podría confundir la situación y terminaría alterando la línea del tiempo.
“Me temo que no se lo puedo decir caballero, el objetivo de una fiesta como esta es que no revele ni un solo detalle de quien soy y respetare eso. Solo espero que usted cumpla con lo mismo, señor Ciervo” digo mientras me alejaba de este, dejando la copa sobre la mesa. “Si usted me disculpa, tengo un baile reservado al que cumplir” digo educadamente y me inclino levemente antes de salir a buscar a Dipper entre la multitud.
Narrador Pov
Pacifica se adentra en la multitud, dejando boquiabierto al señor Ciervo parado donde estaba con una mano reposada en su pecho. Los latidos del joven eran rápidos, había sentido esto antes, cuando estaba en algunas de sus exploraciones y la aventura se ponía interesante. ¿Estaba así porque una joven le había hablado o estaba enfermo? No lo sabia con certeza, pero en cuanto acabase la fiesta y los sirvientes limpiasen, el llamaría al doctor Gleeful para una consulta. Ahora tenía una fiesta a la que participar, antes de que su hermana Mabel empezará a buscarlo y descubriera su tapadera.
Pacifica Pov
No había rastro de Dipper en ningún lado de la fiesta, muy bien sabia que con el tamaño de esta mansión poco estaría yo buscándolo toda la noche en cada rincón del lugar. Así que, a momentos desesperadas, medidas desesperados. Me adentre hasta el centro de la gente y espere a que la música terminase con las ultimas estrofas del compás. Si mi puesta en sociedad no me fallaba, la canción que estaba por poner podría ser un perfecto momento para intervenir con mi participación. Solo tendría que dejar que mi acompañante me guiara toda la canción como me había ayudado Richard en su momento en aquel pabellón de la sociedad Diamante de Miami beach.
Con la misma elegancia que representaba mi animal asignado, me adentre al centro de la pista y esperé a que alguien se animará a acompañarme para esta pieza. Como esperaba, algunos pelearon por llegar a mi pero solo uno fue lo suficientemente rápido, un joven algo bajito que yo por unos centímetros se posiciono ante mi y con su antifaz de pavo real inclino la cabeza a modo de saludo con una sonrisa perlada en su rostro. Perfecto.
La música empezó a sonar en la sala y comenzamos movernos, los hombres empezaron primero con una reverencia y luego las mujeres le correspondimos. Una vez hecho las presentaciones, los hombres se acercaron a “recogernos” y empezamos a posicionarnos en nuestros respectivos lugares. Finalmente sonó la música y empezamos a danzar por la pista de baile en sincronía.
“Buenas noches, querido cisne, ¿Cómo ha estado la noche para usted?” pregunto el alvino, quien rompió el silenció entre nosotros.
“Ha estado bien, gracias por preguntar, señor Pavo real, ¿y usted, lo está pasando bien?” pregunto de cortesía mientras miraba disimuladamente por encima de su hombro esperando encontrar una pista de Dipper entre la multitud.
“Me temo que ha sido un fastidio hasta ahora” respondió el joven dejando escapar un resoplido de disgusto, lo miró curiosa y este lo nota enseguida, así que rápidamente pone una sonrisa nerviosa y se disculpa rápidamente conmigo.
“No lo decía por ti, veras tengo a alguien en la cabeza que no me deja de visitar en mis pensamientos” expresa rápidamente mientras miraba a un lado.
“¿Y eso es malo por qué?” pregunto interesada en este pequeño hombre ante mí.
“Porque no se si ella piensa tanto en mi como yo pienso en ella y la incertidumbre me esta matando” dice finalmente tras volver a mirarme, en sus ojos yacía un pequeño brillo de sentimientos.
“¿Un problema de amores? Umm…Creo que se como se siente eso, en verdad” digo a modo de consuelo.
“Lamento mucho, no debería haberte dicho nada de esto, pero siento que se me hace conocida y eso me confunde los sentidos” responde enérgico mientras intentaba limpiarse un poco el sudor de las manos.
“No te preocupes, no le iré diciendo por ahí que el señor Pavo Real ya le han robado su pequeño corazón” digo intentado calmar al chico, no quería que huyera sin antes acabar la pieza y ayudarme a buscar a mi acompañante de verdad.
“Muchas Gracias, Cisne Blanco” dijo agradecido este y continuamos hablando el resto de la canción, pero una vez acabo la canción, él se despidió de mi y volvió a sumergirse entre el mar de gente. Al final no encontré a Dipper después de tanto girar por la sala, así que me dispuse a salir de la pista antes de que empezará la siguiente canción.
Sin embargo, una mano me agarro de la muñeca rápidamente y antes de que pudiera racionar, estaba a un lado de la pista y la canción empezó a sonar en la sala. Rápidamente miré quien me había robado tan descaradamente para bailar y no fue mayor mi sorpresa cuando vi quien se presento ante mi no fue nada mas ni nada menos que ...
“¡Dipper!”
“Buenas noches, Pacifica. Espero que no te importe que me cobre mi baile ahora después de tantos saltos que has dado allí dentro” dijo mientras se reverencia ante mí.
“No te preocupes, solo estaba haciendo tiempo en lo que te decidías en aparecer” digo alegremente mientras le devolvía la reverencia. Nos alejamos del uno del otro, poniéndonos hombro con hombro sujetos de una mano y nos empezamos a balancear hasta de hacia delante a atrás hasta que, en un movimiento brusco, Dipper me gira frente a él y posicionando su mano en mi espalda me agarra de nuevo contra él. Solo un espacio entre nosotros que debíamos de respetar y su mirada fija en la mía.
“Creo que si mi memoria no falla, no he sido yo quien se ha escapado de mí, dos veces” recalco en un tono burlón mientras empezábamos a girar por la pista para luego separarnos por momentos en giro en el sitio por parte de ambos y volver a encontrarnos.
“Supongo que ya es algo nuestro, me ofenderé si otra persona te hace lo mismo contigo” digo mientras bromeo sobre el tema también. Esta vez empezamos a girar de una mano hasta que el se agacha sobre una pierna, entonces salto sobre esta y vuelvo a mi posición original. Volvemos a bailar como en el inicio, pero dándome vueltas sobre mi y sobre el y empezamos con los balanceos.
“Te tomo la palabra, eres la única que se me escapo y se me escapará” dijo antes de que las personas empezaran a pasar entre nosotras y volvamos a encaminarnos entre los pasos.
“Suenas muy cursi esta noche” digo una vez que nos volvemos a encontrar, el parece no molestarle mi comentario, parece como algo pensativo, así que cuando nos volvemos a ver le pregunto sobre ello. Él me mira y sonríe.
“La verdad es que he empezado a pensar en nosotros desde el momento que nos encontramos” dice mientras me volvía a girar, yo aprovecho que estoy de espaldas a el para ocultar mi cara de preocupación.
“¿Qué pasa con ello?” pregunto intentando no sonar rara, nuestro primer encuentro no fue el mejor inicio para una amista ni para nada en general. Bueno en una cosa en sí, en ser enemigos.
“No me puedo creer en como esa edad solamente podía pensar en que tú eras la peor persona del mundo y ahora solo no pueda dejar de pensar en ti en ningún momento” respondió Dipper, cuando por fin pude verle el rostro, vi como el rojo de sus mejillas se había entendido a sus orejas. Un poco adorable en mi opinión.
“¿Eso es bueno?” con miedo, los pensamientos intrusivos atacaron mi mente, susurrando con las voces de mis padres como yo no era lo bastante buena de encontrar a alguien que me quiera o como me rebajan constantemente la autoestima.
“No sabría decirte, son un poco molestos y creo que me volverán loco. No, me corrijo, creo que estoy ya loco” se rie de su propia corrección, no entendía muy bien cuál era la gracia de todo y no sabría soportarlo un momento más. Tal vez no se enfade demasiado conmigo si huyo tras terminar la canción, pues ya es algo nuestro.
“No sabía que pensaba tan mal de mí” es lo único que puedo responderle mientras bajo la mirada apenada.
“Si, supongo que me vuelves un poco loco cuando estoy cerca de ti” dice Dipper en broma, la música termina de tocar y los músicos se despiden para el descanso. Terminamos siendo los únicos que quedan en pie, así que aprovecho el momento para despedirme.
“Si es así el caso, creo que lo mejor que puedo hacer ahora mismo es marcharme. No me gustaría molestarte mas de lo que ya te estoy molestando, así que me ire. Buenas noches, Pines” digo antes de caminar hacia la entrada y volver al portal. Una vez fuera, pude notar como algunas parejas de la noche se perdían en el oscuro manto de la noche para hacer quien sabe qué. El viento frio y húmedo de Londres calas mis huesos, camino despacio hacia el portal mientras intento abrazar mis hombros en busca de calor.
Escucho pasos corriendo desde la entrada y entonces escucho como me llaman.
“¡Pacifica, espera!”
Es la voz de Dipper, yo giro a verle sorprendida, ¿porque corre hacia mí? Pienso al verle intentar alcanzar me. Me paro y lo espero, ahora ambos estamos mal. Yo temblando y el jadeando, en busca de aire. ¿Quién diría que todos estos años de aventuras en Gravity Falls no sirvieron para tener algo de resistencia? No estaba en el suelo hiperventilando al menos.
“¿Qué quieres ahora? Me has dejado en claro que te molesto, ¿Por qué ahora corres tras de mí?” pregunto confusa y enfada.
 “Porque es un mal entendido” dice Dipper, antes de incorporarse y mirarme, era una cabeza más alta que yo, así que para que nuestras miradas conectaran tenia que alzar mi vista para verlo. Bochornoso.
“¿Que? ¿Qué-e quieres decir?”  pregunto desconcertada con la voz temblorosa del frio, si pudiera mantener las apariencias por un momento, pero ni eso podía. El frio me está haciendo ver bastante vulnerable y no quería verme así.
“Pacífica todo lo que he dicho esta noche es cierto, me vuelves loco, pero… es solo porque me haces sentir cosas que antes no sentía, Pacifica. Pienso en ti constantemente, porque me preocupo por ti, no como soy con Mabel si no como lo hace un chico que se preocupa que la chica que le guste este bien” después de esas palabras, Dipper se quito la chaqueta de encima y me la puso en los hombros, se quito el pañuelo que tenía atado y me lo colgó sobre los hombros. Los mire a los ojos, pero esta vez sorprendida, alucinada, asombrada, … Me encontraba boquiabierta y no sabia que decir, bueno sí, pero no sabía cómo todas las palabras que quería expresar sin hacer una verborrea de palabras.
“Me siento tonta” es lo único que alcanzo a decir, me tapo la mano en la boca avergonzada y Dipper se ríe. La tensión que se había formado en el ambiente se rompe con su risa y siento que me relajo un poco.
“Es normal, eres rubia de bote” dice en broma y entonces lo miro seria antes de pegarle en el hombro. Idiota.
“Soy rubia natural, Dipper” reclamo mientras me aferro enfurruñada a su chaqueta.
“Seguro” únicamente dice antes de meterse las manos en el bolsillo, intentaba soportar el frio, pero no lo disimulaba bien.
“¿Lo dices enserio?” pregunto seriamente mirándole a los ojos.
“Pacifica, lo digo enserio cuando digo que te quiero, tanto si eres rubio o morena, en todos tus defectos y tus encantos. Te quiero, así como eres y no sé cómo demostrártelo” dice Dipper desesperado.
“Perdona me si no te creo, pero me parece irreal porque han pasado años sin vernos, aunque quedamos como amigos antes de irme. Además, estuvimos como un mes hablándonos, pero sin hablar porque te mi sobre mi identidad, luego dos semanas que me hiciste la ley del-
Mi mente quedo en blanco, Dipper se había acercado a mi de forma inesperada y ahora me estaba besando. No podía creer esto…Por una momento no sabia que hacer con mis labios, ni con ninguna parte de mi cuerpo pero poco fui recuperando la conciencia y me deje llevar por el momento. Me adapte  su forma de besar, el ritmo lo marcaba yo y mis manos que una vez estuvieron agarrando las solapas de su chaqueta, agarraban su cuello y la solapa de chaleco con fuerza (suave) tirando hacia mí.
Parecía todo salido de una película, pero lo que en verdad lo mejoro fue los copos de nieve que empezaron a caer sobre nosotros. Simplemente mágico, estaba soñado en la realidad. Nada podría estropearlo.
Narrador Pov
En otra parte del mundo, exactamente en Miami, el detective John se encontraba sentado en la oficina de la mansión Northwest 2.0 esperando a que los Northwest dejaran de discutir, pues llevaban un rato peleando desde que llego al sitio. Él podría dejar que la pareja se pelease por un rato largo, pero no le pagaban lo suficiente para soportar su discusión y aun menos si el trabajo estaba echo. Así que, con esfuerzo, intento no pegar un tiro al techo y tosió de forma dramática. La pareja tras darse cuenta de la expresión seria del detective, dejaron de pelear y se sentaron en ambas esquinas de la mesa de café.
“Gracias, solo vengo a avisaros que ya se dónde está vuestra hija ahora mismo” digo el detective antes de volver a sentarse donde anteriormente estaba y con tranquilidad lanzó una carpeta sobre la mesa.
Rápidamente, Preston agarra dicha carpeta y la empieza a leer. En estaba la información recopilada de las movimientos de Pacifica, desde cámaras de seguridad hasta fotocopias de redacciones del internado viejas. Todos ellos señalaban a un solo lugar, Gravity Falls. Preston sintió sudar frio, la garganta se le seco y sintió que perdía un poco el aire. Las imágenes traumáticas del Anormalgedón pasaban por su imagen a cámara rápida y como si la carpeta le agarrara la tensión, la soltó de inmediato sobre donde estaba.
No podía ser posible, había movido cielo y tierra para evitar que las influencias adquiridas de Gravity falls no fueran arrastrada en su nueva vida. Incluso para que olvidara ese maldito lugar, le había permitido que hiciera alguna que otra locura para su edad como donar dinero a una ONG de pobres, pero de nada había servido y ahora estaría acabado.
Priscila al no saber en que estaba pensando su marido, cogió la carpeta y la leyó. Su expresión fue de enfado, pensaba lo mismo de Gravity falls que Preston, pero no entendía como su expresión había pasado de una de enfado a uno tan traumática. Casi le recuerda la cara que puso cuando Pacifica le sugirió repetir de outfit cada semana por la falta de capital al principio de mudarse.
“Preston, ¿estas bien? Parece que has visto un fantasma” dijo la mujer al ver la cara de este, sin acercase a apoyarlo. Estaba preocupada pero no tanto como para olvidar su infidelidad.
“Se podría decir que si, he visto un fantasma” decía intentado incorporarse, se levanto del sitio e intento acercarse rápidamente hacia la ventana de su oficina. Tenía que planificar todo, huir, esconderse en el bunker, esconderse. No podía dejar que él le encontrara de nuevo.
El detective John que había estado callado desde que entrego la carpeta se empezó a reír descaradamente, parecía estar poseído y entonces lo escucho. Su risa… Igual que esa vez, la volvía a escuchar una vez mas en esa misma sala.
“Me olvido avisarte Preston, un viejo amigo te manda saludos. Dice que esta deseando verte de nuevo “dice el detective Jhon antes de cruzar la puerta de la oficina, dejando el lugar en tensión y minutos después un grito en el aire, avisaron  a los criados a socorrer a sus amos.
------------------------------------------------------------------------------Si de verdad creías que lo iba a pintar de bonito todo el fanfic, quiero informarte que no va a ser así y que el final aunque esta en duda como lo quiero escribir ya esta decidido. Así que, a partir de ahora, será una cuenta atrás hasta el final de esta historia. Me gustaría saber si he sido obvia o si os ha tomado sorpresa el final, aunque duela, decírmelo.
Literalmente llevo escribiendo este capitulo y el anterior como un especial, en el que me he empujado a escribir 12 paginas cada uno (algunos lo veréis como poco pero para la autora de este fanfic es mucho con lo que tiene encima). Así que espero que hallas disfrutado de las 25 páginas de este especial y decirme que cosas podría hacer hasta el final.
Ya puedes seguir la historia con el hashtag #Indeleblefanfic
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maysavagee · 1 year
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Las nueve con treinta minutos, sonó el móvil con un mensaje de Dani: ya voy en camino, nena. Los compadres de mi abuelita la llevarán a su casa, yo pasaré a ver a mis primas al hospital. La camioneta de don Felipe se mueve como lo harían los engranajes de un viejo robot cansado. El móvil suena otra vez, esta vez es mi mamá: Mayte, ven aquí ahora, tú tía entró en paro, ven ahora. Intenté calmarla porque no dejaba de gritar tras el teléfono, respiré profundo. Le comenté a mi abuela lo que sucedía, llegamos al hospital, me despedí. Bajé del robot gigante y encontré a mis primas refugiándose en la camioneta verde con mis sobrinos. La noche cubría la ciudad, mi tío se acercó lento, como un animalito recién regañado, con la voz cortada y como un niño que ha perdido su juguete favorito en las feroces aguas de un río, rompe en llanto y lo dice como si todos muy dentro lo supiésemos. Se acabó. Y su cabeza se mueve de lado a lado, como si la idea intentase plantarse en vano sobre sus pensamientos. Vi la decepción en sus ojos, escuché romperse el corazón de mi prima, que ahora se había quedado sin su madre. Sus lágrimas invadieron el lugar. No puede ser, se fue mi madrecita, no puede ser, qué voy a hacer. La idea para mí tomó todo el espacio y recordé el día anterior cuando la vi llena de tubos por todo su cuerpo, cuando la vi durmiendo, descansando, sin dolor ni molestias. Recordé el mensaje de Dani, se supone que solo pasaría a saludar y volveríamos al día siguiente al hospital. Mi mamá está en casa, tengo que decirle a Daniel. Cuando llegué a casa, las luces estaban apagadas, mi chico me esperaba en su camioneta frente a la casa. Enciendo el móvil, llamo a mi madre: ¿Dónde estás? Estaba en el hospital, seguía al lado del cuerpo de mi tía. Los procesos de la salud social dan asco, tratan a nuestros muertos como simples cuerpos sin valor, como si no hubiese crecido un alma con él. Le dije que estaría ocupada un momento, que hablaría con ella más tarde. Subí a la camioneta de Dani y lo saludé. La idea se dispersó en mi mente y pude conversar con él sin interrupciones. Fuimos a las calles de un viejo pueblo a las afueras de la ciudad. Rellenamos un par de veces la pipa. Me miré al espejo y pude ver a mi tía, disfrutando del toque conmigo. Y lo dije, así sin más, sin reyeno, sin contexto o colchoncito: Mi tía murió. Vi la confusión en su rostro. Me quedé mirando el pensamiento, mi tía ha muerto. Me dio un abrazo y notó mis ganas de quedarme otro rato más a su lado. Me dejó en el hospital después de un par de besos. Me encontré con mi mamá y mi primo, iban a recibir el cuerpo de mi tía. La lluvia nos obligó a atajarnos en la arquitectura del edificio, los cuerpos sin vida salen por detrás, por favor. Caminé al estacionamiento, había que esperar la carroza fúnebre. El ruido de la ciudad se detuvo, el tiempo se congeló a las 21:30. El crujido de los árboles con el aire me hicieron mirar al cielo, la luna menguante ilumina detrás de las nubes de lluvia que parecen cubrirnos únicamente a nosotros, que esperamos el cuerpo que dejaste tras de ti. La forma de un árbol se confunde con la de un hombre muy alto, parece que entré en un sueño porque se mueve, ha levantado un pie y luego el otro, se ha acercado a mí y sin decir palabra se ha arrancado un pedazo de su sombra con la luna y me la ha entregado. Me ha mirado con una sonrisa amable, ha señalado mi reloj y se ha dado media vuelta para abrir la cortina de las nubes y subir a su mundo. La sombra es suave y calientita, es muy ligera. La toco, la exploro, tiene un mensaje al costado: ya sabes qué hacer. Hago todo lo posible por cubrirme bien con ella, la acomodo y la mezclo perfecto con mi sombra. Nos han entregado tu cuerpo, mi primo se va en el mismo auto que tú, el compañero del servicio funerario que han decidido contratar nos lleva en su auto. Vamos a elegir un cajón, una variedad pequeña de colores y formas, vamos a fingir que no tenemos el corazón partido porque tu ausencia se siente en todos lados. Es la primera vez que uso la sombra que me dio el gigante…
—Maysavagee.
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diario-vespertino · 24 days
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Salta: cinco niñes indígenas murieron por desnutrición en menos de una semana
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Les niñes eran integrantes de comunidades pertenecientes al Pueblo Nación Wichí ubicadas en jurisdicción del municipio salteño de Santa Victoria Este. La pobreza extrema y la falta de acceso a servicios esenciales en el extremo noreste de la provincia de Salta terminó con la vida de dos niñas y tres varones en apenas cinco días. Cuatro de ellos padecían de desnutrición. Las muertes ocurrieron entre el 12 y el 16 de marzo. Les niñes eran integrantes de comunidades pertenecientes al Pueblo Nación Wichí ubicadas en jurisdicción del municipio salteño de Santa Victoria Este, en el límite tripartito con Bolivia y Paraguay. Esta zona del departamento Rivadavia está comprendido dentro de la emergencia socio sanitaria declarada en 2020 por la muerte de niños y niñas, en su mayoría indígenas, por razones vinculadas al hambre. En lo que va de este año en Santa Victoria Este fallecieron 11 menores de edad, desde recién nacidos a adolescentes. Presentes accedió a información detallada de los cinco decesos, cuatro de esas muertes fueron confirmadas por el Ministerio de Salud Pública de Salta.
Les niñes
Las dos primeras muertes datan del 12 de marzo. Una beba de un mes y medio, de la Comunidad San Miguel, que también estaba internada en el Hospital de Tartagal, falleció con un cuadro de desnutrición aguda severa y desnutrición severa. Otra niña, de dos años y cinco meses, de la Comunidad Vertientes Chica, murió en el Hospital de Santa Victoria Este. También ella tenía un historial de desnutrición y cuando llegó al hospital padecía de vómitos, diarrea y deshidratación severa. Esta nena ya había estado internada antes por bajo peso, pero su padre y su madre la retiraron a pesar de la opinión médica contraria. El 14 de marzo, un nene de dos años y cuatro meses que también tenía bajo peso murió en la localidad de General Mosconi. El 16 de marzo, el niño de un año y ocho meses, de la Comunidad Misión Nueva Esperanza, murió cuando se encontraba internado en el Hospital Juan Domingo Perón, de la ciudad de Tartagal .El único fallecimiento que las fuentes señalaron como no vinculado a la desnutrición ocurrió el 13 de marzo. Un niño de dos años y tres meses de Misión La Paz (población que limita con Paraguay) y que padecía de una enfermedad autoinmune. Según explicaron estas fuentes, la nueva oleada de fallecimientos tiene causas concurrentes: la pobreza estructural, falencias en la atención de salud (con faltantes de insumos y medicamentos en el hospital zonal), la lejanía con centros sanitarios de mayor complejidad, el calor extremo y las crecidas que tornan intransitables los caminos.
Varios días sin comer
“En esta semana se combinaron varias cosas: primero, la gente tiene hambre, pasamos de comer una vez por día a estar varios días sin comer”, afirmó una fuente para explicar el crecimiento de la demanda de atención de salud en el contexto de crisis que soporta el país todo, agudizada en la gestión presidencial de Javier Milei.  Además, el calor se hizo sentir especialmente en estos días, con temperaturas por encima de los 40 grados, que causaron golpes de calor y deshidratación. Otro factor fue el desborde del río Pilcomayo, que hizo aún más difícil el acceso a algunas comunidades, como San Miguel. Se agregan, contaron distintas fuentes, las fallas en la condición del Hospital de Santa Victoria Este. También describieron deficiencias en el sistema de traslado de pacientes y falta de elementos necesarios para la atención. Y juega su papel el sesgo en el trato a personas indígenas y campesinado criollo. “A la gente se la trata peor que a los animales”, graficó una fuente.
El norte olvidado
Las fuentes destacaron asimismo que en el hospital faltan medicamentos y que no se están reponiendo stocks de fórmulas lácteas para la recuperación nutricional. Esto último también está vinculado a los recortes en los recursos que la Nación debe enviar a las provincias. En conversación con Presentes, la subsecretaria de Medicina Social Gabriela Dorigato puso énfasis en dejar en claro que en ese territorio, cuya población es mayoritariamente indígena, hay una presencia permanente del Estado salteño a través de equipos técnicos de las áreas de Salud Pública y Desarrollo Social. Sin embargo, Dorigato reconoció que hay problemas estructurales que necesitan de una protección aún mayor por parte del Estado.  “La provincia de Salta siemprees el norte olvidado, y este es el norte más olvidado, con mucha deuda social y que requiere de muchísima inversión para igualar oportunidades», afirmó.
Aumentos y problemas de insumos en la era de Milei
Al avance de la frontera agropecuaria sobre territorio de uso ancestral indígena con su consiguiente disminución de los recursos de caza, pesca y recolección se le añadió ahora el encarecimiento de los alimentos. Dorigato dijo que el cambio de gobierno nacional, en manos ahora de La Libertad Avanza,“impactó en los recursos que tiene la propia gente. Esta es claramente una zona de emergencia, es una zona que necesita de una protección, si se quiere llamar social, mayor”, insistió. El pronunciado aumento del coste de los alimentos y el transporte desde la asunción de Javier Milei impactó aún más profundamente en estas poblaciones alejadas del centro neurálgico del país. “Traer un alimento de Buenos Aires a Salta ya es caro. Imaginate cuando tiene que llegar a una comunidad como Victoria”, señaló Dorigato. Además, es difícil trasladarse desde las comunidades hasta los centros urbanos de la zona. “La gente se gasta la Tarjeta Alimentar o la Asignación Universal en transporte. Se gasta todo lo que recibe, entonces ese es el mayor impacto que estamos sintiendo en la situación social que tienen las familias”.
Respuesta del Estado
La difusión pública de los decesos provocó que el 21 de marzo una comitiva del Ministerio de Salud Pública de Salta recorriera el Hospital y el Centro de Recuperación Nutricional Infantil que funcionan en Santa Victoria Este. Después el ministro de Salud Pública, Federico Mangione, aseguró que se está trabajando en la optimización del funcionamiento general de los hospitales. La población de Victoria, como la llaman en el lugar, viene dando cuenta de falencias en el hospital local. En una geografía de mucho calor, no cuenta con ambiente climatizado y tampoco hay suficientes ventiladores, también afirman que faltan medicamentos y otros insumos. Y hay quejas de maltrato de parte de algunos trabajadores del Hospital.   La cartera de Salud informó que en el Centro de Recuperación Nutricional de Santa Victoria Este hay diez niñes “internados recibiendo tratamiento nutricional oportuno y estimulación temprana”. Este Centro tiene una capacidad máxima de diez camas, fuentes de aquella localidad indicaron a Presentes que la demanda, sobre todo en los últimos meses, lo supera ampliamente. Desde su fundación, hace dos años, el Centro ya recuperó a más de 160 niños y niñas. Pero la demanda lo supera. Todo este verano sus diez camas estuvieron siempre ocupadas. Las fuentes indicaron que la mayoría de infantes recuperades vuelven a la internación, y señalaron que esto se debe a que se mantienen las causas estructurales que provocan su desnutrición. Esta zona tiene altos índices de necesidades básicas insatisfechas. Las fuentes añadieron que en las últimas semanas los pedidos, sobre todo para la atención de niños y niñas, colapsan la capacidad de respuesta del mismo hospital y el Centro de Recuperación.
«Los enfermeros nos tratan mal»
Sobre la acción del gobierno de Salta en ese territorio, la subsecretaria de Medicina Social aseguró que realizan “trabajo preventivo”. Desde noviembre semanalmente los hospitales zonales “presentan cronogramas de salida a terreno de acuerdo a los datos” que tienen sobre momentos o lugares de mayor vulnerabilidad”. La visita del equipo de Salud no dejó conformes a referentes indígenas de Santa Victoria Este. El cacique Celedonio Torres, de la comunidad Misión San Luis, aseguró que todavía esperan que el ministro Mangione vaya a hablar con quienes conocen cómo es la atención de salud que reciben. “Me siento muy molesto con el ministro porque no sabe la situación”, sostuvo. Además de ratificar las falencias señaladas por otras fuentes, afirmó que en el Hospital faltan profesionales, y capacitación, que hay enfermeres que “ni siquiera saben poner un suero”. Encima, “hay maltratos, los enfermeros nos tratan mal, a veces los médicos no hacen una buena atención”. :::Agencia Presentes::: Read the full article
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iwillnotakecocaine · 5 months
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posa apretando sus muslos
apoya en tacos invisibles los pies
y las uñas filosas cómo avispas;
se pintan de negro.
hace poco se cortó unos pantalones
y los hizo bermuda. se ríe del mismo chiste. cuándo los usa piensa en el triángulo, obvio.
en que llegó tarde a la redundancia.
se tiñe junto al novio el pelo de negro azabache y juntos sueñan con cuervos
una muerte silenciosa
y audaz
el calor
y tambien lo superficial de los cuerpos
lo ajeno de lo puro y lo cercano de lo siniestro.
quieren sumergirse bajo el agua en una pileta
que huele a muerto. ella le enseña a él lo que no es el miedo. le cuenta todas las veces que se escapó del pueblo. el, le muestra los barrotes de su encierro y llora. se desarma. le tapa la boca y le pide
-nena no me desvistas de mi oscuridad.
el cuarto tiene olor a pánico
en el rincón de aquella habitación
hay un muerto
con olor a limón
bajo la cama de su habitación
yace el cadáver
le hace respiración boca a boca
y se apuñala
lo lograste
profundamente
nuestro amor es la adicción más putrefacta
que inunda la ciudad
de humo
los cuerpos se retuercen
el pais se destruye
y dónde estás siempre
para romperla
ahora se demuele
no duermen
con los pies descubiertos
es el temor a que los persiga el pasado
y ella, al dormir, sueña con el sagrado corazón de jesus y las ínfimas lagrimas que llora la virgen postrada en la estación de la linea D
el soñaba con angeles que buscaban violarla. se despertaba ansioso y le pedía perdón.
finalmente, entre el sudor de una mente tan podrida, me pedía perdón.
y yo respondía, tras un suspiro, otra vez.
¿por qué?
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mariorhe · 7 months
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No tenian respeto ni por su madre, habia dicho moelesto, o al menos eso decía el periódico.
Esa tarde, se había dedicado a tejer, estaba sentada fuera de casa, con los cascos puestos, su walkman colgaba a un costado de una de las presillas de su short de mezclilla. Terminaba de tejer una bufanda, era para Brad. Era la primera que le hacía a brad, en cambió a Wogie le habia hecho gorros bufandas y guantes.
Brad llegó por la tarde, como habia quedado por telefono. Ella lo habia citado, queria pedirle una disculpa. Preparó el almuerzo, le encantaban las patas de pollo así que esa tarde salió al mercado del pueblo. Le pareció irónico, no había salido desde que llegó, así que entre pregunta y pregunta, llegó a su destino.
***
Brad bajó de su moto, con esa ropa que parecía uniforme a excepción de la camiseta, al ser de tarde se sorprendió al notar la camioneta estacionada, llena de las cosas de Susan. No la había visto en su primera visita. Le ayudaré con eso, pensó. Al entrar en la casa, pudo sentir el aroma de las salsas, de comida hecha con amor. Su semblante cambió por completo, se sintió tan enamorado de Susi que la llamo al entrar.
—¿¡Donde esta mi bebé!?
Susan salió disparada de la habitación, y se le lanzó encima llenadole el cuello de besos.
—¡Perdón, perdón, perdón brad! Realmente no sé, no sé como enmendar esto. De verdad, estoy tan aflijida, no he podido dormir bien, incluso me sentí identificada con una película de una horrible mujer que mata hombres.
Brad, echó a reir, pudo verle el empaste plata en sus dientes.
—Ya, no te preocupes por eso nena.
Recordó a wogie diciendo que brad la amaba y era verdad. Brad la amaba, como nunca amo a nadie, que se joda wogie y sus creencias tontas. Brad estaba aquí y era su amor verdadero.
***
Despues de la cena, brad se había abierto los pantalones para descansar el estomago, lucía bastante tonto. Se acariciaba la barriga constante mente.
—Te luciste cariño.
Añadió y se puso un cigarrillo en los labios. Estaba satisfecho y que mejor que un cigarrillo para cerrar com broche de oro. Daba caladas con un rostro relajado, totalmente despreocupado. A veces, susi envidiaba esa livianidad en brad.
—Tal vez luego, puedas ayudarme con otro asunto, para que la disculpa se de por completada.
Añadió riendo y se sobo entre las piernas acomodandose el miembro. Ese fue un gesto de lo más repugnante y humillante, pero se quedó callada. Brad reía mientras el humo salia solo de su boca.
—¿Que crees, cachorrita?
No soy ninguna cachorra.
—¿Que pasó?
Brad tosió, se habia atragantado por el humo pues las palabras le atropellaron la lengua, estaba emocionado.
—¡Publicaron mi historia, y ha tenido buenas ventas, la gente se traga estas mierdas y me encanta!
Se golpeó la rodilla con con la palma lleno de felicidad, pareciera que en cualquier momento fuera a saltar, a comportase como una gallina cacareando dando vueltas en circulos. Apagó su cigarrillo.
—Ya lo veras, pronto sere un bestseller.
Susi, estaba algo celosa de su pareja brad. Pero sentia que era injusto, debería estar alegre y con todas sus fuerzas, mostró la sonrisa más exagerada y destapo una cerveza y dijo.
—¡Brindo por mi hombre, brad, el futuro ganador de los premios nebula!
Brad golpeó su lata con la botella de susi y se mostró orgulloso, satisfecho con las palabras de susi.
Esa noche, miraba dormir con tanta tranquilidad a brad a su lado, estaba completamente desnudo al igual que ella. Prendió un cigarrillo y fue a la sala a fumar, prendió la tv, de nuevo una noticia acerca de los platillos volantes. Era tonta como el gordo reportero de la tv, encendió la vídeo casetera y de nuevo la misma película estaba en ella, la dejó pasar. La muchacha lloraba otra vez, una vez más le habian mentido, una vez más se habia mentido. Sonrió con el cigarrillo en la boca, la pelicula, le comenzaba a recordar al monstruo de la laguna. Pobre monstruo, un par de imbéciles fue a molestarlo en su lago, pero, en esta versión la muchacha era el jodido viano, quien enamora a alguien para después matarlo. Además esos sentimientos son recíprocos, ambos saldrán heridos. Sacó una lata de cerveza, salió fuera de la casa y se sentó bajo el techito de madera de la entrada, veia como estaba apunto de amanecer, su camioneta seguia ahí y un sentimiento de culpa le invadió. Ya debia haber desempacado. Luego se recordó esa tarde tejiendo para brad. Pensó en Wogie, en la película de adultos, los hombros de wogie, el cuerpo de las mujeres desnudas y luego en wogie, sus bonitos hombros, los quería, moria por besarlos. Se sorprendió al encontrarse llorando, se le quemaron los dedos y eso la trajó a la realidad, el cigarrillo cayó al suelo, se secó las lágrimas sin pensarlo, realmente, sus pensamientos se habían apagado. Miró al suelo y en el pasto hongos blancos.
***
brad y susi habiam terminando ya el desayuno. No cruzaron muchas palabras, era cruel, pero queria que brad se fuera.
—¿Hoy tienes trabajo?
Comentó susi
—No, el taller cerro la semana pasada, no habia la clientela que el jefe queria, así que así no se puede. Pero me defiendo com trabajos pequeños, al menos no me moriré de hambre.
—Ah
Dijo susan y suspiró pensando en algo interesante.
—Eso me recuerda, que te he traido una copia de mi historia.
Salió hasta su moto, luego al regresar tenía un libro de bordes amarillos y en la portada se veía a un reptil, antropomorfo, estaba de pie, y a sus costados, unos seres grises de grandes ojos almendrados, parecia que estaban a merced del reptil. El reptil, achatado tomaba con la lengua a una mujer rubia, la sujetaba del brazo con esta y a la mujer parecían salirsele los senos del brasier, era una imagen exgaredamente erótica, caía en el ridículo, parecía más una comedia.
—Vaya que se esmeraron en la portada.
—Una buena portada vende bien
Comentó brad.
***
En la puerta, brad lucía nervioso. Peronse repetía que estaba listo.
—Susan, tenemos que hablar.
***
Susi no podía dejar de llorar, sentía como él dolor le llenaba el pecho, tenía los ojos tan hinchados que parecía uno de los grises de brad. Se habia mordido el labio inferior del coraje, el cabello se lo habia tironeado, el poco maquillaje que usaba estaba por todos lados en su cara, se sentía fea, usada. Era una basura. No comprendía este dolor, un vacío tan grande ocupaba el lugar de su alma, el lago que era ya no estaba claro, era ahora un pantano, verde. Los mocos le salían y le daba asco pero no tenia fuerza para limpiarse, se moría, podia sentirlo. Después de lo que brad le había confesado, jamás seria la misma, nunca, lo odiaba. Es un hijo de perra se decía. Porque me usó, porque miente, brad no era humano. No podían ser alguien no le hace eso a la persona que ama. Wogie dijo que brad le amaba, wogie no miente. De repente llegó a ella una verdad, ¿Amaba a brad? Se sentó en la cama. Le dio play al walkman, no queria pensar. La música comenzó a sonar.
I've seen you in the mirror
When the story began
And i fell with you
I love your mortal sin
Wogie era inocente en todo esto, el habia sido claro, <Amo a wogie> y quien no maldito brad? jamás pensó en que bras quisiera el Corazón de wogie. Luego en sus recuerdos, vio que habia sorprendido a brad mirandola atentamente, deborandola, abrazándola con los ojos, incluso cuando el le hacia el amor, no lograna que la viera de esa forma, como hipnotizado, eso habia alimentado una inseguridad muy absurda que no tenia porque existir si wogie le decía lo hermosa que era y era lo único que valía, brad era un cerdo. Porque lo había soportado todos estos años? No sera que realmente lo queria lejos de wogie?
I got no emotions for anybody else
No feeling de sex pistols decía todo lo que sentía en esos momentos, para wogie, para el maldito de brad. Sintió envidia, celos, queria vomitar, si se ponia de pie vomitaba. Brad tendria a wogie, no hay duda, el muy maldito no es nada feo. Pero wogie le haría caso? Tal vez, ella es un angel, a puesto a que le daría una oportunidad.
—Wogie, mi wogie mi amor... Amor mío... Te amo te amo wogie... No tengo sentimientos por nadie más, mi hermosa egoista.
***
Eran las tres de la mañana, estaba borracha, susi había vomitado más veces de las que recordaba, al entrar a la sala, el video caset de la joven llorona estaba en su caja de carton, una caja muy maltratada. Leyó el titulo, <Crazy obsession> patético. Se dijo y tiró la cinta a la mesa esperaba paciente, la paciencia es una virtud, una virtud. Reía y se limpiaba la cara. Había citado a brad, una última despedida, una buena despedida, no como cuando lo vio la última vez, incluso le había tirado el libro el bestseller ganador del premio nebula, echó a reir. Brad llegó, ahí estaba brad, bajo la luna parecía que iba a dar un concierto, era guapo el imbécil, wogie le haría caso. Sintió como se quejaba pues el llanto amenazaba con salir. Brad vio toda la casa a oscuras, susi lo miraba desde dentro, el no la veia. La paciencia es una virtud se decía. Susi se asomó en la ventana, desde dentro era mucho más oscuro, brad, también miro por la ventana de dónde susi miraba, tal vez se quedó dormida, pensó pues la puerta tenía seguro. Escuchó un clic, y el arma le destruyó toda la cara. Eñ buen arma del abuelo, nunca fallaba.
Susi, escarbaba, tenia tres horas para acabar, solo tres, se repetía, aquí no hay que ser pacientes no dejaba de hablarse. Estana llena de tierra. Tenia manchado la blusa, sangre por todos lados, apestaba y era caliente, era de lo más asqueroso. sus movimientos eran tranquilos, la verdad estaba feliz, no podía expresar esto en palabras, era dicha. Si eso era, dicha. Todo esto estaba bien, era bueno.Estando en los zapatos de la protagonista, podía entender esta sensación, era bueno, estaba bien, se decía.
En el cielo, a unos dies metros de altura, un circulo comenzó a cortar una nube, era un circulo perfecto, tan perfecto que era hermoso, pareció desprenderse de la nube, pero no, ese circulo, había estado ahí desde siempre, quien sabe cuando. Se hizo visible, comenzó a materializarse hasta tomar una forma cilindrica y luego comenzó a zumbar, como un enjambre de avejas. este ruido hizo darse la vuelta a susi, sorprendida, quedo muda, abrumada por el tamaño, su perfección era horrorosa, la pala resbalo de sus manos. Era uno de esos platillos volantes, podía ver desde una ventanilla a algunos hombrecillos, parecían hormigas, miraban con curiosidad, se turnaban para ver la escena. Alumbraran a susi, con una luz que le quemó las retinas, susi no podia hablar estaba paralizada. la lavantaron del suelo haciendola levitar unos segundos y susi desapareció. La luz se apago y con la tranquilidad de una montaña, aquella nave volvió a hacerse invisible.
En la hierba, el libro de brad, pasaba las paginas, al final el prólogo decía:
Aquellos seres, estan marcados por las castas, los reptiles son los que mandan, los grises, sus lacayos fieles, se encargan de llevar al hombre hasta su plato, pero, éstos, no se comen su carne, no no, ellos le drenan el alma, las emociones, no hay nada más delicioso que una mente que cae en catarsis.
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strecha-diaries · 8 months
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Esta terminando el primer cuatrimestre, la recta final del año. Siempre con frases efectistas para marcar los finales y situarnos :B En donde estamos y donde vamos, siempre un final o un principio. Cuando estas en medio ya ni piensas ni reflexionas solo vivis.
Esta tarde decidí quedarme después del colegio, se que algunos se juntan en la plaza de al lado de la escuela, creo q a jugar al futbol, aunque a mi me da igual el tema “futbol”, hay olor a feromonas, y quiero ir, parece que “ellos” tienen una info que no me se aun.
Los chicos traspiraban y las chicas charlaban mientras miraban. Ese día me quede hasta que todos se fueron menos GSI, su abuela vivía en frente y sorprendentemente la charla era muy amena y extrañamente graciosa e irónica.
Esa tarde de otoño soleada, aunque sol casi no quedaba. Lo mire a GSI y supimos que nuestra vinculo se basaba en un deseo profundo, quizás en mi mas aceptado, un refugio donde su parte mas sensible podía explayarse y liberarse. Así empece a desarrollar personaje, me di cuenta que por mas que ser Regina parece ser mas atractivo, me gustaba ser Lindsay, ella no se impone, es protagonista innata es humana, escucha y observa; como yo en aquel momento, mientras mis amigos coqueteaban, yo observaba y fantaseaba, no me sentía parte, pero si extrañamente poderosa.
GSI era el alfa de la clase, el lider, el reoh; notaba que se sentía muy cómodo conmigo. Con el me sentía llena, pero me quería sentir nena. Tenia pelo Cobrizo y tez muy blanca, con músculos incipientes y una actitud muy Aguerrida. Me hacia sentir importante y protegida como si nada nos pudiera tocar cuando estábamos juntos; en un pacto de tensión imposible de concretar se forjo nuestra amistad.
Luego de que se cambiara de colegio invitamos a varias personas a una juntada y yo fui la única que se presento, parecía que GSI solo me interesaba a mi. Y es que sus historias de fumar porro y follar con chicas me imnotizaban, yo no estaba ni cerca de ese mundo, o si pero lo mío no se contaba a boca de jarro.
En esto de quedar sin compañía un día nos juntamos a ver REC en el cine; se estaba estrenando y hacia tiempo que no nos veíamos, recuerdo que esa película me conmociono hasta el punto darme arcadas, literal; algo se estaba removiendo adentro mío. Me estaba haciendo grande, se estaban afianzando mis gustos, y nop los podía seguir negando; podía ver las pelis que ya no me daban miedo; tenia mi pc donde podía ver el P0rn0, tenia GIMME MORE en archivo .mp3 y los sims 2 + todas las extensiones, eso era libertad suprema.
Las charlas ese dia se tornaron muy picantes, fuimos al Burger King y la fila de espera recuerdo que fue la mejor espera de la historia. Esa juntada se termino y se la conte muy orgullosa a mi mejor amiga, ella había tenido un amorío con GSi y por eso había empezado nuestra amistad de a 3. Su amorío y yo en medio, ella no se animaba a nada con él, y yo quería todo en cualquier orificio que me cupiera. :3
Hablábamos mucho por teléfono y un día en lo de mi papa le cuento que había plantas de mar1hu4na, me dijo que guarde unas hojas, el tenia una casa en su pueblo con pileta, me había invitado y lo íbamos a fumar (un secreto era justamente lo que quería tener con él).
Las envolví en papel de cocina y me decidí a llevarlas, cuando el dia llego mis papas me llevaron en su coche pasamos el día entero, en la piscina, el usaba un bañador corto de estos corte speedo, me mostró fotos de su novia y de la marca de su coche favorito el Opel GSI.
En la cúspide de la tardecita me invita a bajar al sótano de su casa y “jugar” en la PC, entre charla y charla se armo el porro con las hojas que había traído, lo encendió y me lo ofreció, yo me negué y acto seguido puso play a una película XXX. Me invadió una sensación de incomodidad muy grande, yo ya había experimentado con otros amigos pero con él lo sentía diferente, me sentí muy expuesta; decidí no continuar por ahí y patie la pelota a otro lado.
Luego de eso nuestra amistad siguió como si nada, no volvimos a tocar el tema, pero yo me volví a Argentina y eso si que fue el final de nuestro vinculo. Pienso que quizas esto debía ser platónico, y así estaba bien. 
Me pregunta reside en el ¿por que no acepte su propuesta si era lo que yo quería?, fue culpa? o falta de merecimiento?, a veces las personas lgbtiq+ tenemos limitaciones tan interiorizados que operan de formas inesperadas incluso contra nuestro propios deseos.De parte de la persona no asumida es mas fácil, para ellos es un juego, pero para nosotres representa nuestra identidad e inebitablemente nos las tomamos en serio.
Hice esta Collage para poder darle un cierre a un ciclo que se ha proyectado varias veces en mi vida desde esta, la primera vez que me enamore. La canción pasa por diferentes moods, que son los que describe esta historia. Cambie el final para constelar mi deseo, mi intención es entrar en esos mecanismos inconscientes de falta de merecimiento y sensación de cringe que me surge cuando alguien me es reciproco. Sacar esto y que en vez de un secreto sea algo publico que quede en internet y me saque ese "morbo" de compartir un secreto con una persona que no se quiere abrir, solo en la intimidad, sacarlo a la luz y poder dejarme claro que el amor se demuestra y es vital que sea balanceado y se comparta.
Muaack :3
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margiralt · 11 months
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LA AMISTAD
Ni los momentos difíciles que pasaron juntas lograr evitar esas distancias abismales.
El desentendimiento entre dos mujeres es algo así como la distancia que sólo pueden mantener dos estrellas: equidistancia.
Indiferencia que pareciera espontánea pero es fruto del enojo, sumado al capricho que nos hermana, la envidia que a veces nos corroe nuestros buenos sentimientos y los transforma en bosta de la peor. Porque la bosta al menos abona la tierra. La envidia emponzoña el alma, para los que creen en ella.
Susana había callado a partir del día de la estúpida pelea, discusión absurda que detonó quizás antiguos y soterrados resquemores, desacuerdos no dichos.
Vino el silencio negando la respuesta. Y luego la gentileza de buenas maneras sin nada de auténtico. Ni el enojo se produjo.
Después de todo, un buen enojo es lo más saludable que puede pasar entre dos personas que se han lastimado o mal entendido por tonterías.
Se sale airosamente con una risa generosa de un enojo.
El retorno de la indiferencia y la frialdad que da la razón que todos tenemos en algún lugar reservada para justificarnos, es difícil y cruel.
Siempre se sale perdidoso de la crueldad.
Pasó el día del programa al que Susana no fue. Luego el cumpleaños de Susana. Y luego se fue produciendo esa normalidad con la que uno se deja invadir aún cuando nos aleje de las cosas que más amamos y valoramos.
La maleza de la costumbre es fuerte y nada tiene que perder.
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Caminando en silencio, miraba las calles de la RECOLETA.
Muchas de esas calles poblaban sus sueños. Casas francesas, calles empedradas, bares ocasionales donde hacer de cuenta que uno estaba en su casa, en su rutina, pero mirando por una ventana diferente, compartida.
A uno lo saludan y lo reconocen. En casa y en plena soledad eso no pasa.
De pronto el encuentro frontal con Elena.
-Susana! ¿Como estás? ¿que es de tu vida? No te he vuelto a ver desde la noche que salimos a bailar a Pilar.
-si, te casaste al poco tiempo.
-soy feliz SUSANA. Mi vida cambió mucho. O quizás debiera ser sincera, y dercirte que cambié mi vida, Su. Y ¿que es de tu vida? Siempre te asocié con Marcela.
Susana se quedó pensando y ese nombre le golpeó la nuca.
-Que pasa Susana?. ¿te sentís mal? te pusiste pálida...
-Sí, me siento mareada. No importa, ya va a pasar...
-No, vamos a PRIMI PIATTI,que está acá nomás.
-no, gracias. no, no
-Susana, un café no se le niega a ninguna amiga.
-Ok. Vamos
-----------------------------------------------------------------------------------------------
-Mira vos...tantas cosas que han pasado en el pueblo, y yo sin saberlo. Es que me manejo por internet para casi todo.
Facebook es el mundo, vos sabés..
-No, no entro casi. Hace mucho.
-Que raro! Los últimos meses desde la muerte de Marcela no hago más que acordarme de vos...Eran tan amigas...
-Marcela ...Peña?
-tu amiga MARCELA! Que? Susana, no sabías que murió?
-mirá no me siento bien, me duele la nuca, y estoy todavía mareada. Voy al baño. Ya vuelvo.
Susana se levantó despacio calculando las escaleras previamente.
Marcela había muerto. No la volvería a ver. Ella no entendía que le pasaba a sus piernas, que parecían trabarse y no querer avanzar, pero todo, absolutamente todo le resultaba vano y superficial.
Recordó la voz de Marcela al telefono, sus mensajes los últimos días en que se desencontraron.
Luego se olvidó. Nunca más pensó en ella.
Susana tenía la habilidad de olvidar a quien la hacía sufrir. Mataba con la indiferencia. Y los muertos que ella mataba no revivían ni en sus recuerdos.
Marcela...y su alegría de vivir. Increíble.
Ella tan bella y joven, y segura de sí, y vital.
¡Y se murió!
Susana se miró al espejo. De a poco se fue recuperando en ese colapso que suele ser la vida luego de los cincuenta.
Se pintó con habilidad los labios y vio en los ojos que la miraban en el espejo una cierta tristeza inadmisible.
-Hay nena...ya la muerte es una vieja conocida. Dejate de joder!
Y salió del baño.
El lugar era el mismo que tiempo atrás cuando con Marcela se encontraban a hablar de proyectos. Sobre todo de los de Marcela. Ella siempre estaba proyectando algo...
La boluda no proyectó que se iba a morir.
Que jodida soy, pobre Marcela. Nadie sabe que cuando se va a morir. Pero soy así. Ya es difícil que la emoción me pueble como se esparcen las hojas en otoño...frase que bien podía haber sido de MARCELA...
-Ya estoy mejor. Elena , te propongo algo. ¿vamos al cine?
Dan la historia de Marylin Monroe. Me gustaría verla. Y de paso, veo unas cositas que quiero comprar. Tengo un casamiento el mes que viene.
-Ahora sos la Susana que conozco. Dale. Vamos. Tengo un par de horas. Por favor, no dejes de contarme como te fue con tu trabajo en el partido.
- Vamos, Marcela nos espera en la esquina. A ella le encanta Marylin.
-¿Marcela?¿que Marcela, Susana...?
-¿Susana, estás bien?
-si, claro. Marcela y yo vinimos juntas. Ella me acompaña porque a mi no me gusta manejar. Dejó el auto en el estacionamiento.
Algo raro en el ambiente. Elena vio el derrumbe de su amiga, y llamó al servicio médico más cercano.
Luego todo fue un susto y nada más.
Desde entonces, Susana se ha vuelto una adepta a las redes. No deja de estar conectada y Marcela Peña, y sus escritos, son casi su monotema.
Después de todo, nada se olvida. Todo es pasible de volverse una obsesión.
Hasta la amistad.
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dialoversimmerpond · 1 year
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Leo y Melisa son una joven pareja que después de mucho tiempo al fin han podido conseguir su propia casa, aunque aún en Villagallina de la Bolsona, pueblo de Leo, quien le tiene un gran cariño a vivir allí y su forma de vida... Leo: ¿Qué tal, te gusta la casa? Sabes que aún se puede ampliar, pero creo que de momento... es suficiente para nosotros... Melisa: Me encanta como está. Es perfecta... Mientras esté contigo, cualquier lugar es el paraíso...
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Leo: Entonces... déjame prometerte que estaré contigo por el resto de mi vida. *dijo antes de besar la mano de Melisa* Melisa: Te amo...
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Leo: El trabajo en el campo puede ser complicado, pero... prometo echarte una mano siempre que me sea posible. Lo mejor de todo son las comidas, y su sabor incomparable al saber que todo se hace con productos naturales...
Melisa: Jajajaj... no necesitas convencerme, estaré bien...
Leo: Venga, vamos a conocer a los animales... Vamos...
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Leo: Ella es Gertrudis, y su leche sabe a gloria ¿Sabes cómo ordeñar?
Melisa: He visto como se hace, pero nunca... he tenido vacas, sólo gallinas... jajaja...
Leo: No es difícil una vez que aprendes... A Filomena hay que esquilarla y con su lana puedes tejer ropa muy calentita... Te enseñaré también como hacerlo...
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Melisa: Jajaja... Es muy simpática... Leo: Puedes acariciarla, si quieres. Le encanta... ¿Quieres probar? Melisa: ¿En serio puedo? Leo: sí, claro... Vamos, no tengas miedo....
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Melisa: Oh vaya, es tan suave.... Me encanta... jajaja...
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Melisa continúa acariciando y haciendo cosquillas a Filomena...
Melisa: Ah, vaya, parece que te gusta, eh? jajajaja... Eres adorable... ¿Quien es la llama más bonita y linda del mundo? ajajajaja...
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Leo: Me alegra ver que parece que te gusta esto... Te confieso que estaba un poco nervioso por... Melisa: ¿Por lo que tu madre dice sobre que sólo te acepté por tu dinero...? Leo, yo te amo... Me da igual que seas rico o pobre... Y esta vida me encanta...
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Leo: Creo que soy la el hombre más afortunado del mundo, porque me casé con un ángel hermoso... Melisa: Mmmm... Yo soy la mujer más afortunada, por tener al hombre más maravilloso y cariñoso del mundo....
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Leo: Ven, te contaré un secreto.... Melisa: ¿Un secreto? Leo: Si entras conmigo al establo, descubrirás algo emocionante allí que se puede hacer allí dentro... Melisa: En... ¿en el establo?
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Leo: Ven... vamos dentro... Melisa: Mmmm... donde quieras... mmmm...
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Bueno, Leo y Melisa... exploraron... a fondo el establo, de una forma tan intensa que incluso llamó la atención de los animales...
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Leo: ¿Qué te parece, nena...? Melisa: In---Interesante... Un uso muy... interesante
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Melisa: No te preocupes, Leo... Creo que me acostumbraré pronto a esta vida... Me está encantando... Leo: Jajaja... me alegro...
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Leo: Mira, Gertrudis ya está lista. Mira como sale la leche, parece pedir que se beba enseguida... ¿No es increíble...? Toma, prueba esta botella de leche...
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Melisa se toma la leche y realmente es un sabor diferente, pero... realmente le gusta...
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En ese momento, llama la mamá de Melisa, para preguntar como está en su nueva casa... Melisa: Mamá, estoy bien... No te preocupes... Jimena: Siento que te hayas tenido que casar así, yo... Melisa: Mamá, amo a Leo. Es un amor, me cuida bien, y esto es precioso. Tenéis que venir a verlo.... Jimena: Pero... debe ser mucho trabajo... ¿Él... te ayuda? Melisa: Jajajaja... sí, de verdad que lo hace...
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Jimena: Gracias, hija... Eras la mayor y... nosotros... ya sabes como estamos y... la enfermedad de tu padre... Melisa: Soy feliz, mamá... Nunca habría podido encontrar a nadie mejor... Jimena: ¿Y su familia? He oído que la Sra. Cortés... es muy exigente... y su hermano... Melisa: Me he casado con Leo, y vivo sólo con él... Jimena: Ten cuidado, cariño... Te quiero... Espero poder visitarte un día... Melisa: Está bien, mamá... Te esperaré...
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Cuando Melisa va al baño, se hace una prueba de embarazo, por curiosidad Melisa: Veamos, aunque sólo ha sido una vez, pero... nunca se sabe...
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Melisa: ¡Dios mío! ¡Es positivo! *dice Melisa sorprendida cuando comprueba el resultado del test*
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Cuando sale del baño, Leo parece estar esperándole... Leo: Mi amor, he visto que apenas hay nada en el frigorífico. Deberíamos hacer la compra. Mi familia vendrá seguramente pronto para hacernos alguna visita, ya sabes que les gusta saber en todo momento... Melisa: Leo, tengo que enseñarte algo muy importante... Leo: ¿Algo importante...?
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Leo: ¿Qué...? Melisa: Mira.... Leo: Espera eso es... Melisa: Sí, miralo bien... Leo: ¡es un test de embarazo!
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Leo: Es... Melisa: Siiiii.... Leo: Es positivo... Es positivo, ¿verdad? Melisa: Siiiiii...
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Leo: ¡Vamos a ser padres! ¡Vamos a ser padres! Gracias, Melisa... Me siento tan feliz...
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Leo está emocionado con la noticia y besa amorosamente a su mujer, Melisa... Acaba de recibir la noticia que más feliz podía hacerle en ese momento...
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Leo: Mira esto, Melisa... Vamos a ser padres... *decía mirando el test aún sorprendido y emocionado* Es la mejor noticia que me podías dar... Lo más deseado... Lo que más me feliz me hace... Vamos a tener un bebé...
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Leo: Te amo, Melisa... Te amo con todo mi corazón... Prometo protegerte a ti y a nuestro bebé hasta el último día de mi vida... Melisa: Soy muy feliz, Leo... Leo: Bienvenido a nuestra vida, bebé....
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herostrato81 · 1 year
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¿cómo se soluciona un conflicto?
¿Hay conflictos que no son conflictos?
¿Por qué se nos dificulta entendernos?
¿La paz es la meta o el camino?
La paz en la meta según Kant
La paz en el camino según el I ching
¿Cuál es la verdad?
Ambas cosas
Hay que aprender a integrar y no a separar
...
Preguntas:
¿Escribo para que me lean?
¿La escritura es un fin o en un medio?
¿se puede editar mientras se escribe?
¿Toda escritura desemboca en un libro?
¿Qué es un libro?
¿Cuál es la diferencia entre un escritor y un editor?
¿Cuál es el proposito detrás de componer un libro?
Ni con amor ni sin amor
Solo maltratado por el hambre
El absurdo hambre de no comer
No porque no quiera
Sino porque quiero
No me dan ganas de comer
Cuando tengo hambre
Porque pensar en la comida
Me astía como quien se aburre
De ver el mismo programa de tv
Triste
Triste y por eso no me duermo
No quiero esperar a mañana
Al desayunos y a los alientos
A la barriga y el corazón
Quiero quedarme quieto
Esperando haber
Si alguien me escribe
Que también tiene hambre
Y que le duele el corazón
Adrelanina
Ahora suena una de Anuel
La ganas aumentar
De querer golpearse
Con cualquiera
En un recital
Soy libre...
Soy libre de estropiarme
Para luego pedir auxilio
Poco ético dirán muchos
Yo solo diŕe que era
Mi única salvación
A veces....
A veces estoy contento y me da ganas de abrazar a papá. A veces estoy harto y simplemnte no deseo verlo. Son día extraños. Son las onces y nadie aún duerme. Yo tengo hambre. Seguramente papá no.
Gol
Golpe. La chica del bus no la conozco. Pero nuestro largo trayecto nos hace pasimanos. Vivimos en el mismo pueblo. Andamos una hora y media para llegar a nuestro destino. Culos recalentados. Al menos la mirada también es una grosería.
Bus
Me sube del bus entre preocupado y torpe. Entre inerte y agradecido. A pasado el último bus. Yo sabía que era el último. Por eso lo esperaba. Por eso calculé cerrar todo a tiempo. Y así fue. No tuve que ir corriendo tras de el. Lo esperé en la esquina como 10 minutos. A veces pensé que no iba a pasar pero resultó que si.
Muchas nenas mayores con cara de malas se me incinuan con peovocación. Pero yo no copeo y sigo en lo mío. Hablar de literatura y filosofía. En esas una me interrumpe y me pregunta qué cuántos años tengo.
Viernes, 18 de noviembre
Es absurdo correr. Es absurdo vestirse. Es absurdo dormir. Es absurso comer. Es absurdo cumplir obligaciones. Es absurdo odiar. Pero también es absurdo amar y fingir no amar.
Yo la verdad es que no sé en qué creer
Al menos sé que estoy en la cama
Y creo estar bien, dispuesto para dormir
Pero el sueño lleva sin aviso
Y me levanto pendejo al otro día
Como comprobando el error apenas
De mis estúpidos razocinios
No creo en dios pero si creo en dios
Me exito con frecuencia pero para de exitarme alfin de cuentas si yo soy quien produce la imagen de exitacion soy tambien quien la detiene. Todo es metal tiene su extremismo, si. Pero el extremismo mismo es un punto de vista. No puede llegar a ser radical. Para llegar a serlo tendría que dejar de ser un punto de vista. Quitarse los ojos. Crear un punto ciego.
Enananos ciegos
Que dañan cables
Y nos dejan sin internet
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vicrc · 1 year
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Las gurisas del Luí.
- ¿Y estas gurisas quién son?
- Las nenas del Luí.
Ese diálogo se repetía cada diciembre, cada tardecita, antes de la cena de navidad, cuando nos escapábamos con mi primo a la plaza. Bueno, íbamos a la plaza, en un pueblo chico no existe tal cosa como escaparse. Como tampoco existe ser anónimo. La gente pregunta, y quien no pregunta se entera igual, porque la vecina le conto que Luisito vino con su señora y las nenas. De niña, y de adulta también, me daba mucha gracia que a mi papá lo llamaran por su segundo nombre. Para mis hermanas y para mí, nuestro papá no era Luis, pero en su pueblo era Luisito, Luí, el doctor. Para sus nueve hermanas era Luiggi, lo cual era mucho mas gracioso porque no tienen ni un atisbo de sangre italiana. Son ochenta por ciento criollos, mezclados con un portugués desorientado, que llego a Entre Ríos en algún momento del 1900, y una francesa que se robaron en un malón. O así nos cuenta Edgardo, o Luisito.
De mi padre siempre admire lo camaléonico que es para adaptarse a cada momento, cada lugar. Él dice que por supervivencia, yo digo que por viveza. Switchea tan rápido de un dialecto al otro, que uno juraría que no lleva mas de cuarenta años viviendo lejos de su pueblo natal.
Gurisa, gurí. Chico, chica, niño, niña.
No seas bolasera, no seas mentirosa.
Bolaso. Mentira.
Deja de cagar la verga gurí. Deja de joder (dicho a un niño)
Rajá pa'dentro. Rajá pa'las casas. Entra a casa. Andate a tu casa.
Ta' refusilando bien fuerte. Hay relámpagos.
Ta' chispeando. Está lloviendo.
Tacatra. Está aca atrás.
Guachazo. Golpe fuerte.
Se me descuajeringó entero esa porquería. Algo se desarmó.
Salta de una lengua a la otra, de Edgardo a Luisito, del doctor al "negrito que vendía diarios" desde los 8 años en la plaza del pueblo. Se mueve con la misma agilidad y sutileza que una mojarrita a orillas del río Gualeguay. Nosotras aprendimos rápido, a fuerza de algún que otro "guachazo", que cuando Luisito nos llevaba a hacer las compras a alguna carnicería de Buenos Aires, las gurisas hacían silencio. "Cuando se dan cuenta de que no sos porteño, no te cagan ni con el corte ni con el precio" nos decía. Luisito llevaba a las gurisas al mecánico, lo llevaba de vacaciones y contrataba excursiones. Edgardo iba a las reuniones escolares y se ocupaba de esos maestros "fieros" que osaban maltratar a alguna de sus hijas. Luisito nos mandaba a buscar los coleros, para que Edgardo se resignara y dejara que las gomitas de pelo las atara nuestra mamá. Ser anónimas en el pueblo de papá no era fácil, preguntaban quiénes eran las desconocidas, con la certeza inquebrantable de sabernos las gurisas del Luí. A mi papá le generaba una ira indecible el chismerío del pueblo, y siempre nos decía que no habláramos con nadie porque "los bolasos" iban a correr como el Arroyo Cala. "Pueblo chico, infierno grande. Ustedes andan con sus primos nomás, no hablan con ningún otro gurí porque después esos gurises van a andar diciendo bolaso tras bolaso de las gurisas mías. De la plaza pa'las casas del Tata."
Cuando el Tata murió algo se descuajeringó, y aunque Luisito sigue buscando la carnicería perfecta en Buenos Aires, ni él ni las gurisas volvieron a pisar suelo entrerriano. Ahora Edgardo y sus hijas toman mate en un departamento en Recoleta jugando a adivinar cuando deja de "chispear".
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