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#son los próceres modernos
heinous-bitch · 1 year
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orilinda · 1 year
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No rompamos cábala.
Si de supersticiones hablamos, en este momento el pueblo argentino esta nadando en ellas. El Mundial saca el lado más esotérico, creyente y religioso de un país que sólo parece poder verse unido ante un deporte: el fútbol. (Fulbo pa’ los amigos.)
Cada cuatro años todes nos ponemos la camiseta y cargamos al hombro el orgullo que sentimos por este país. Todes. Les que están afuera, les que están adentro, les que lo odian el resto del año y les que lo aman a pesar de toda disputa y/o dolor interno. Sus figuras nos conmueven, nos unen, nos dan esperanza. Desde Messi en su ternura, y en su Reputation era; hasta Maradona en nuestros recuerdos alegres, y en sus controversias. Los próceres modernos juegan a la pelota y conquistan corazones. 
Mientras algunes esperamos llegar a ver a las pibas en ese mismo lugar y pensamos con orgullo que, a pesar de lo mucho que les cuesta, de a poco lo van logrando; hoy son ellos los que rompen toda barrera interna en este país.
Ahora... ¿Se acuerdan el post pre cumpleaños? Me creí tan disruptiva con mis propias barreras que entre la emoción rompí mi cábala personal: hablé antes de tiempo y pinchó. Por suerte hay amigues y compañía que nos sostienen cuando la bronca y frustración saca lo peor de nosotres. Con el mundial ya aprendí, la cábala no se rompe nunca ni por nada en el mundo. Durante el primer partido dormí, estuve en casa y sin verlo. Así nos fue, desde ahí nunca más. Los partidos se ven, siempre, acompañada y fuera de casa. En momentos como éste las supersticiones son símbolos de esperanza.
En fin, el domingo jugamos la final del mundo. ¿Qué se hace con este estado de éxtasis? El pecho pesa entre una mezcla de estado de ansiedad y emoción desbordante. No sabemos qué va a pasar, pero el orgullo de haber llegado es total. Estamos todes en la misma, con nuestras cábalas, callades y listes para que pase lo que tenga que pasar. El pueblo entero ahí, preparado para abrazarse, para sostenerse. El fútbol nos vuelve amigues, nos vuelve familia. De esa que se abraza a los gritos de emoción al reencontrarse en la calle. 
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*inserte todos los ANULO MUFA necesarios* 
ELIJO CREER. Also, que momento para estar viva! BYE.
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impresionesdeagosto · 3 years
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Disco #165: Charly García - Piano Bar
        Recordando a los próceres del rock argentino, me di cuenta que no había escrito nada de Charly García solista, así que me pondré al día con el disco que más me marcó de esa etapa, es decir, “Piano Bar”.
        Algo de contexto: Charly García, a comienzos de los ochenta, ya había participado en cuatro bandas, a saber: Sui Generis, PorSuiGieco, La Máquina de Hacer Pájaros (ambas de corta vida) y Serú Girán. Con la primera y la última nombrada se hizo un nombre como alguien que ponía la realidad argentina en sus letras, además de su innegable virtuosismo y visión musical.
Pedro Aznar (bajista de Serú Girán) se fue a Estados Unidos a tocar en la Pat Metheny Group y Serú se separó por ello. Entonces, Charly empezó su carrera solista como tal con los discos “Yendo de la Cama al Living” (mejor disco que muestra a la Argentina en plena Guerra de las Malvinas) y “Clics Modernos” (incomprendido en su tiempo, pero indicado como el mejor de su carrera solista, además de ser grabado en Nueva York). Para la gira de este último disco llamó a GIT (Pablo Guyot en guitarra, Willy Iturri en batería y Alfredo Toth en bajo), además de Fito Páez acompañando en teclado y Fabiana Cantilo en coros, que fueron los mismos que grabaron “Piano Bar”.
La gracia de “Piano Bar” es que se grabó en vivo en estudio, con pocas sobre grabaciones, en Argentina y masterizado en Estados Unidos. De alguna manera, la época “Say No More” de él se empieza a ver acá, gracias a canciones como “Demoliendo Hoteles”. De aquí en adelante, Charly rompe su límite entre la estrella y la persona, y a pesar de que sigue editando buenas cosas, hace más polémica por lo extra musical, lamentablemente.
Mi escucha al disco completo la tuve a mediados del 2000, pero las canciones sonaban en la radio cuando yo era chico, por lo que conocía muy bien mucho de lo que había ahí. Esas canciones son mi primer acercamiento a Charly García, y mucho después supe su trayectoria anterior.
Como dije arriba, “Clics Modernos” es indicado como lo mejor de Charly Solista (o lo mejor de Charly), pero este “Piano Bar” para mí está a la par con ese disco. ¿Canciones Favoritas? “Demoliendo Hoteles” (punketa), “Promesas sobre el Bidet” (hermosa) y “Total Interferencia” (Charly y Spinetta juntos armándola, lo que siempre es genial). Pero el disco completo es bellísimo. Sucio y desprolijo, nunca es malo.
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paolobar · 3 years
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Mitre Bicentenario
El presidente Pellegrini había capeado la tormenta y se acercaban las elecciones. Los sombreros protegían del sol abrazador a la multitud que esperaba en el puerto, la llegada de Europa del general, el hijo predilecto de Buenos Aires, el hombre que desde hacía décadas escribía y conformaba la historia, el futuro presidente, Bartolomé Mitre. Vitorearon su nombre y lo llevaron casi en andas hasta su casa de la calle San Martín.
Los días pasaron y la política de acuerdo que intentaba generar se derrumbó. Para sorpresa de propios y extraños, Mitre renunció a ser el primer argentino electo dos veces presidente.
Si en esos días la decisión fue difícil de entender, hoy resulta incomprensible. El general de las mil batallas, el nervio político decidido a morir por sus principios y por imponer sus ideas, cedía ante la oposición de un sector político.
Me genera temor pensar que a causa de tanto silencio olvidemos como se construyó nuestro país. Que con tanta partidización de la historia, y autocensura frente a la corrección política, no aprendamos del pasado y no vislumbremos que de una aldea construimos una potencia.
Peor aun, si quienes recuerdan lo hacen para denostar, con engaños, verdades a medias, eligiendo arbitrariamente a sus presas para justificar sus desaciertos políticos. Otros, adormecidos e inmersos en la erudición que no se propaga y condena a la memoria colectiva al engaño de los primeros.
Mitre entendió que sin acuerdo su segunda presidencia no solucionaría los males que quería remediar, y con un gran acto de abnegación desestimó su popularidad en beneficio de la patria.
Cuánto necesitamos de líderes maduros que sobrepongan el interés general por sobre sus egos repletos de válidas pero individuales aspiraciones. Tanto como recordar lo que alguna vez fuimos, lo que alcanzamos, para convencernos de que podemos ser mejores, para que derrotemos a nuestro peor enemigo, ese que esfuma nuestras esperanzas y carcome nuestras aspiraciones, la frustración.
Bartolomé Mitre cumple 200 años, no pertenece a los inmaculados, pero a los grandes hombres, nada como tenerlos al alcance de la mano, para que su historia nos sirva de ejemplo y contemplemos sus virtudes y defectos como experiencia propia.
Fue rebelde, y estaba convencido de que había que imponer otro sistema para transformar. Siendo niño enfrentó el mandato paterno y su destino de estanciero. Se rebeló sin puestas en escena, sin gritos, lo hizo leyendo todo lo que estaba al alcance de su mano.
Siendo presidente funcionó la primera Corte Suprema, que integró con miembros ajenos a su partido, los eligió por sus virtudes cívicas y no por sus ideas. Cumplió así con el primer mandato constitucional de respetar y fomentar la división de poderes.
No existían antecedentes, ni una historia en que apoyarse. El pasado estaba plagado de enfrentamientos y caudillos que valían más que la propia ley. Lo hizo confiando en la República y en la fuerza de las instituciones, esperanzado en la libertad. Qué lejos nos queda hoy esa virtuosa inspiración de culto a la república.
Mitre fue denostado por la nueva historia oficial, y como tantos otros ha visto emerger sus defectos hasta la cúspide tapando sus aciertos en la oscuridad. La historia siempre es política, pero por el momento las posiciones populares no admiten disidencia. Siento empatía con Bartolomé, disfruto conociendo sus rasgos mundanos, esos que lo hicieron acertar y equivocarse, los que lo sacan del pedestal de lo extraordinario. Porque ante tantos aspirantes a próceres, yo prefiero los que terminan el día heridos por defender sus ideas, embarrados por la disputa política.
¿No será tiempo de reencontrarnos con ese pasado que fue tan eficaz?, que gobernó con objetivo republicano, que escindió una inédita grandeza desde el fondo del globo hasta las primeras planas del mundo moderno, que educó y progresó como apenas un puñado de países lo pudieron hacer.
Qué útil nos sería recuperar esa memoria, rescatando lo bueno y considerando los abusos por supuesto, pero inspirándonos en ese crecimiento y desarrollo, de quienes transformaron al país que los había exiliado, en uno capaz de recibir miles de inmigrantes.
Porque ese es nuestro otro gran drama, ya que si la pobreza nos avergüenza, el exilio nos desespera. Lo escribo pensando en quienes desde lejos nos miran con nostalgia, pero liberados. En la patria que llevó a Mitre al exilio, resistiendo miserias, afrontando batallas, pero siempre trazando planes para regresar a su patria, porque no se sentía libre, existía un llamado a la reconstrucción entre quienes había desterrado la dictadura. Por eso hoy, el objetivo más importante de los líderes, es convencer a la mayoría de los hombres y mujeres que existen causas por las que vale la pena luchar, que hay un camino posible, un futuro, y que no solo nos une la oposición a circunstancias frustrantes.
Nuestra Argentina duele, expulsa, es indignamente pobre aunque lo intente ocultar, se autoengaña con el sueño devenido en pesadilla de una clase media cada vez más insignificante. Es tal el deterioro, que transformamos cada elección en una batalla decisiva para el rumbo del país, una batalla entre decadencia y renacimiento, entre exilio o permanencia.
En tiempos donde la resignación es la norma, donde las aspiraciones son siempre de cortísimo plazo, donde la salida es para muchos Ezeiza, es buen momento para repasar la vida de Bartolomé Mitre. Para no cesar en la idea de que el futuro puede ser un lugar mejor, para reencontrarnos con ese pasado que nos grita desesperado para que despertemos del letargo del atraso.
Ambrosio Mitre le escribió a su hijo Bartolomé, días antes de su bautismo de fuego en defensa de la libertad. Palabras que sirven hoy a todos los que mantienen invicto su ánimo, y a la República, o a sus restos, para que su voluntad resista hasta el último suspiro: “Te considero en los momentos de una próxima batalla que va a decidir la suerte de la patria. Espero que sabrás llenar tu deber; si mueres habrás llenado tu misión, pero cuida de que no te hieran por la espalda. Después de tu muerte, lo que puede suceder y para lo que estoy preparado, consolará el resto de mi triste vida la memoria honrosa que espero me legues. Adiós, hijo querido: tú eres mi esperanza.”
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juanjoseojedadiaz · 7 years
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Eso de soberanía, no existe, es una superchería. Caracas 15 de agosto de 2017. Por Leocenis García. Gorbachov ante la caída del muro de Berlín abrió el país a la demo- cracia. A la Unión Soviética no la derrotó el enemigo extranjero creado por su propaganda sino el hambre de su pueblo. Mientras el país clama auxilio, el gobierno de Venezuela reclama el respeto a su soberanía. Es el expediente al que Galtieri en Argentina, Allende en Chile o Mugabe en Zimbawe, habían acudido. Cuando hay dificultades, los populistas buscan unir fuerzas contra un enemigo extranjero, a quien responsabilizan de los problemas internos del país. Ignorar la violación de derechos civiles, escondiéndose detrás de los casticismos obsoletos como la soberanía y el Estado Nación en un mundo globalizado, donde los dolores no son ya nacionales, sino colectivos, es por lo menos, inmoral. Precisamente para cubrirse de los abusos de los gobernantes enfaldados en el Estado, la humanidad ideó el Estatuto de Roma o la Corte Penal, instrumentos para proteger a los pueblos de los abusos de quienes obtienen una legitimidad en elecciones, pero luego vuelven su poder contra los ciudadanos. Ningún Estado tiene tanta legitimidad como para que se le deje actuar sin parámetros contra la vida y propiedad de los ciudadanos. Las ideas más obtusas hoy día son aquellas que defienden los grupos restringidos, los límites de la aldea, de la región, del Estado o del continente. Los nacionalistas chovinistas que sostienen que entre los intereses de los distintos pueblos existen conflictos insuperables y aspiran a una política de supremacía de la propia nación sobre los demás, aunque ello pudiera comportar el uso inevitable de la violencia, son los mismos que enfatizan al máximo la necesidad y la utilidad de la cohesión dentro de los distintos pueblos y estados. Bajo el argumento de la soberanía ningún gobernante puede ir contra el derecho de los ciudadanos a su interacción con el mundo. Mucho menos puede conculcar en sus fronteras los derechos civiles, ignorando por la fuerza la protección global a los derechos humanos. Las fronteras no pueden ser impuestas a los ciudadanos por los gobiernos. Y digo más: Cuando los individuos se percatan de que las fronteras nacionales que se han configurado a lo largo de la historia no corresponden ya a la voluntad política de los ciudadanos, esa frontera debe ser pacíficamente modificada según los resultados de plebiscitos que expresan la voluntad de los ciudadanos. Siendo así, el derecho a la soberanía y la autodeterminación, no pertenece a los gobernantes sino a los ciudadanos. Y el derecho a la autodeterminación no significa que un gobernante puede hacer lo que le venga en gana con su pueblo, lo que realmente significa es que si los ciudadanos de un territorio –ya se trate de una única aldea, de una región o regiones- han expresado claramente a través de votaciones libres su voluntad de no seguir en la formación estatal a la que actualmente pertenecen y de construir un nuevo Estado autónomo, o la aspiración a pertenecer a otro Estado, hay que tenerlo en cuenta. Se malentiende este derecho de autodeterminación cuando se define como ‹‹derecho de autodeterminación de las naciones›› ya que no se trata del derecho de autodeterminación de unos tipos al mando del Estado, sino de la decisión que los habitantes de ciertos territorios deben tener sobre la organización estatal de su país. Los nacionalismos populistas son una excusa para que nadie critique sus crímenes contra poblaciones civiles desarmadas. ‹‹Déjennos arreglar nuestros problemas›› o ‹‹respeten nuestra soberanía››, dicen a grito herido nuestros gendarmes y guerreros del micrófono. Pero en realidad, soberanía y autodeterminación, no pueden ser la excusa para permitir que los déspotas esclavicen pueblos. Cuando el gran Papa Juan Pablo II, viajó por primera vez a Cuba, un hábil periodista le hizo una pregunta incómoda: ‹‹Santidad, usted va a Cuba, una dictadura comunista, supongo debe ser muy prudente, pues el régimen de Fidel Castro puede sentirse incómodo con usted›› le dijo el periodista. La respuesta del Papa fue demoledora: ‹‹Yo pienso que el Papa quiere escuchar la verdad de Fidel, su verdad como hombre, su verdad como presidente, su verdad como ¿Comandante de la revolución? ¿Se dice?... Y pienso también que si Fidel ha invitado al Papa después de visitarlo en Roma, sabe cómo piensa el Papa, y qué cosas puede decir el Papa››. Horas más tarde en la Plaza de la Revolución de La Habana en las narices de Castro, Juan Pablo II gritó: ‹‹Os dijo que Cuba debe abrirse al mundo, y el mundo debe abrirse a Cuba››. El sitio estalló en aplausos, Fidel permaneció inmutable. Los muros, las persianas, los candados, son retrasos para un país moderno. En los Estados Unidos, donde el interés nacional se antepone a cualquier prejuicio, las universidades están repletas de extranjeros. La carrera espacial se le con ó a Von Braun que no era americano. El Departamento de Estado se le entregó a Kissinger, que ni siquiera pro- nunciaba bien el inglés porque era alemán. Einstein fue llevado a Prin- ceton y era alemán. A nadie se le ocurrió, basándose en nacionalismos arcaicos, preguntar por qué EEUU trae a esta gente y no a americanos puros. El mundo se nos convirtió en una aldea global. Los populistas necesitan muros con enemigos, necesitan fronteras con guerras. Ellos no están ocupados en la prosperidad de la gente, sino en el mantenimiento del poder autoritario que ejercen. La libre cooperación entre hombres de toda raza, lengua y nación, fue lo que sacó al mundo del atraso y del yugo de los déspotas. Cualquier sociedad debe oponerse al empeño de convertir sus naciones en aldeas, cuya llave de entrada y salida la tiene el politico que por turno detenta el poder. ¿Qué soberanía puede tener un gobierno que arrebata a un pueblo su propio pan y los hambrea? ¿Qué soberanía puede haber en un gobierno que pone a los próceres de su independencia, en billetes que la in ación destina a competir con los colectores de basura? ¿Qué soberanía puede haber en un gobierno que la única guerra que libra es contra sus ciudadanos? La soberanía que en realidad reclaman los regímenes totalitarios es un salvoconducto para cometer crímenes contra la población civil, ante el silencio cómplice de los vecinos. Mientras el Gobierno asfixia Venezuela, reclama al mundo respeto a su soberanía. Su intención, claro está, es silenciar las denuncias de violaciones a los derechos humanos. La soberanía que exige es la cortina para ocultar los montajes judiciales contra la disidencia. Los ciudadanos son así zombis golpeados por la justicia, convertida en un brazo político del régimen contra los venezolanos que no están de acuerdo con un régimen ya demasiado expuesto ante el mundo como un nada encubierto, sistema del terror. Aferrados al gobierno, al poder y a la fuerza bruta se niegan a salir de sus cargos, temerosos de enfrentar en el futuro la justicia global que hoy no tiene fronteras, por más ocupados que estén los gobiernos en esconderse en sus fronteras. El hombre es libre y el Estado opresor. Por tanto un régimen totalitario, en cualquier lugar, en cualquier época, sea en la Rusia Soviética, en la Alemania Nazi o bien en la Venezuela chavista, se esconde bajo el pretexto de la autodeterminación y la soberanía, porque un régimen totalitario aplasta a los ciudadanos, extingue su libertad, y crea una atmósfera asfixiante por su hermetismo.
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latikobe · 7 years
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Ulises el sindicalista
Ulises Guilarte, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (cubadebate.cu)
CAIBARIÉN, Villa Clara.- No nos fue dado palparle en desarrollo de tan meteórica carrera sindicalista, por ende, no le conoceremos jamás del todo, hasta que decidan contarlo un día. Casi nadie en Cuba sabe —ni le importa— cómo o por donde salió, ni cómo se hizo prístino/ insurgente dirigente del sector social que engloba y controla al tercio más vapuleado (productivo e improductivo) del país.
Su cara remite a la cepa/clon de marca Bruno, por emparrillada. Siquiera denota ser buena o mala persona, perverso o fiel. La impersonalidad se adquiere en los discretos planteles del MINREX a cambio de poco. Hasta que estalla un escándalo tipo Huawei.
Tampoco parece facturado en madera de corcho, pero lo está. Igual a una matrioshka rusa: esconde dentro a otra persona, y a otra personita más, y así, sin límites, deja alelados los escuchas, ávidos de su exquisitez sonora, impresionantemente.
Posee el humilde compañero vasta figura que abarca ingentes espacios, sobre todo, en una prensa —tan plana como llana— y en la indescifrable TV. Al menos en realeza verbal ya alcanzó a Lázaro Peña, porque usando capellanía se desempeña.
Se le notan las cuarteaduras del sacrificio, los años duros de doblar el lomo (uno intuye que cuando era esbelto, fácil de rodear en lugar de brincarlo como ahora, ágil y ejercitado, los efluvios le correrían a raudales por el grácil cuerpecito, dejando estrías —hoy estiradas por la grasa— sobre el surco abierto de la tierra —de esa labranza premeditada que al estrellato le lanzaría—, recién arado el suelo patrio…y alabado él). O tal vez esas arrugas difusas sean mera consecuencia del perseguir, en calma altamar, mariscos inasequibles con los que sobrevivir. Nunca de amasar harina ni estibar sacos del puerto.
Ulises Guilarte no es tampoco aproximación al antiguo héroe panhelénico, sino real, constatable, de mucha carne y pocos huesos, arquetipo de los tiempos duros, máster en conservarse intacto. (Como el Caguairán amarillo que se murió enterito… esa es su norma, su religión).
Este domingo 30 arengó a los cubanos que miran sin ver el noticiero, a que “nadie faltase a la magna cita del Primero de Mayo”, para que, con nuestra estoica presencia de proletarios desunidos y pazguatos, “demostrarle al imperialismo la invencibilidad de la victoria”. No dijo palabra acerca de la inquebrantable decisión conjunta —y secreta— de rematar el país a golpes de obstinación, hoceando y martillando (con generales de punta… oblonga) otra vez en lo fallido.
A no dejarse mangar por la propaganda —oral o mediática— en torno a un día de gloria chicagüense y contagiosa que en verdad nos avergüenza desde atrás, tras el derrumbe estrepitoso, para nada asomarnos de la cura/redención a los oprobios nuevos.
Listos los 16 sectores, con el casi millón de trasnochados, “los factores” divididos en “vectores”, encabezados por los “correctores” de la UJC, fluyeron bajo trémula consigna: “Nuestra Fortaleza es la Unión”. Desinencia exacta al carbón: la número 58 ya.
Procesión cabal donde arroparon (nunca mejor dicho, con disfraces de mambises, ovejitas, abejitas, cosmonautas, enfermeras, payasos, chivatientes, hasta una niña de camuflaje llevó estampada en la mejilla la cremación, cual marca del zorro) a pioneros y estudiantes, no como les deberían pues, martianamente, dejar en exclusiva a los trabajadores, que en su “papel de hombres libres” abandonaron los estudios para volcarse a fomentarle estribos al estudiantado, con el “guille” de que aquellos son y serán al cabo (¿o al capitán?) la esperanza, el futuro, el mañana que inexorablemente ¿ espera? en manutención deseable: la “seguridad” en la ocambez.
En qué quedamos ¿fiesta de quiénes, si obreros hartos o adolescentes guanajos que nada saben de pasar trabajo, o al bulto de comelatas para 1600 extranjeros “invitados” que sufragamos todos en plan deslumbra-miento?
En 2014 redacté protesta ciudadana por el incógnito destino de los fondos: “Pa’l sindicato ni un peso más”. En la misma madrugada reciprocaron con pandilla organizada por el DSE que atentó contra la fachada de casa. Lo típico: recordarnos el nivel de educación que tenemos y merecemos.
De modo que 1216 centros de enseñanza de la capital estuvieron representados en este carnaval “obrero”. Casi nada. ¡Qué pena! Pena capital constituyó desperezarles desde las 2 am y que terminaran con tortícolis 10 horas después de bandereo: síndrome del alarde cobarde explícito en el esperpento.
En fin, la generación humeante se paseó, confirmando presupuestos de la misma hornada que nos sacará los ojos, digo, las castañas, los castaños (y las castañuelas) del fuego en el agreste archipiélago. Cuando dejemos de temblar como hojitas caídas… en desgracia, y se erijan estos jóvenes en modernos próceres (versados en la sujeción de los que lideran sindicatos sin recatos) ultimando novedosos mártires.
Anuncian también, en cartel corrido con letra imprecisa que: “Los jóvenes no nos follarán” (la UCI), evidentemente las virtuales mocedades evaden juerguitas libidinosas con la senilidad reinante.
Quizá, cuando agarre Ulises a esos barbilampiños por el resbaladizo rabo, arcilla fundamental(ista), no les estire lo bastante en la propuesta de una identidad soberana, anárquica y radical, sino más bien le convenga sean dúctiles áridos de construcción para fundar/fundir su obra común(ista), con tales materiales.
Venga entonces a nos El Bastillado, maleable/agrimensor de mareas que inundan a menudo la plaza en respuesta a partidistas reclamos. Mar de banderas, de pueblo, de sudor. Mar del mal innavegable.
Así consiga lo suficiente nuestro Ulises para —en pleno retranque de odisea— desarmar/desbaratar al caballo (propio) que acabará con su “amada” Troya, y surcar —con tanta hermosura junta, subidos todos al maderamen que reste— otros mares de locura.
Ulises el sindicalista
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