Tumgik
#y el principe azul jamás lo encontré
dremas-durkel · 5 years
Text
#8 - 12 campanadas
Pocas cosas son tan malas como estar solo. Eso lo escuché cuando era niño y hasta entonces ignoraba lo que significaba, por lo menos para la persona que me lo dijo. Lo conocí desde muy pequeño, no recuerdo cómo ni por qué. Siempre íbamos a jugar a un parque cercano a mi casa.
Yo vivía con mi madre, pero tuvimos que mudarnos de la ciudad, cosa que me desagradó mucho pues ya no iba a tener con quien jugar y aquel chico era para mí el hermano que no tuve. Que yo recuerde jamás lo miré jugar con otros niños, y aunque jugaba conmigo, él me parecía muy callado y solitario.
Cuando cumplí 16 años, mi madre quiso volver a donde vivíamos. El viaje de regreso fue más largo de lo que recordaba, tal vez es que para aquel tiempo viajé dormido. Ya en el lugar, fui a pasear por las cercanías para ver que tanto había cambiado la ciudad; pasé por el parque, aquel pequeño parque donde solía jugar con aquel niño. No había cambiado mucho y eso causó que me llenara de melancolía.
Hacía calor. Era un caluroso día de abril, así que decidí refrescarme bajo un gran árbol que hasta me pareció que estaba tan frondoso como antes. Estuve ahí unos 15 minutos, sentado y sin hacer nada. Estaba absorto en mis recuerdos cuando delante de mí pasó un chico, no mayor que yo por lo que podía distinguir, llevaba larga cabellera, una sudadera blanca, pantalón azul y unos deportivos blancos —beige de lo viejos que estaban—. Su rostro describía un corazón triste y atormentado. Me parecía algo extraño, pero no por su apariencia, sino porque me era familiar. <<¿Será él aquel niño con quien jugaba hace 9 años?>> me pregunté al momento que lo vi, ya que mis recuerdos de él eran algo vagos. Pero él simplemente siguió caminando. Cuando una nube cubrió el sol, estando ya lejos de mí, se detuvo; giró todo su cuerpo a la izquierda en contra del sol oculto y miró al cielo, sus labios se movieron, luego bajó el rostro y siguió su camino. Me quedé aún más pensativo. Regresé a mi casa. Cuando bajó el sol y se llevó su calor me acosté en mi cama, quería dormir un poco. Fue entonces que tuve un sueño, y en ese sueño estaba él, ¿era él? Pues al final, por mi sueño, concluí que sí. Pensé que si era así debía ir a buscarle, pero no sabía por dónde empezar. Fui al parque la mañana siguiente, pero no lo miré. Además, ¿cómo iba a llamarle? Jamás me digné a preguntar por su nombre.
Regresé al parque una semana después, no con la intención de buscarle, simplemente estaba aburrido de estar metido en casa. Da la “casualidad” que él estaba ahí (digo “casualidad” entre comillas porque también pudo ser que tuve la mala suerte de buscarlo el día en que él no pensaba ir). Lo encontré de pie bajo un árbol, mirando todo y nada al mismo tiempo, se veía pensativo y me acerqué.
—Eh... hola…
—Las campanas…
—respondió él a mi saludo con voz desmotivada.
—¿Humm? ¿Qué campanas?— reaccioné frunciendo el ceño con ademán interrogativo pues no sabía de qué campanas hablaba.
—Las campanas están sonado… —dijo mientras subía el rostro al cielo.
Nos quedamos en silencio. Estuvimos observando el cielo, de pronto en su rostro nació una pequeña sonrisa, bajó la cabeza y se fue. Me quedé ahí hasta que ya no pude verle. Así, algunas tardes lo encontraba en el parque, sin hablar, solo observando el cielo; luego se iba sin decir nada, y aunque pasó por mi cabeza la idea de seguirlo jamás supe por qué no lo hice. En esos momentos pensaba que ver el cielo era placentero y cuando soplaba el viento el ambiente era más suave y llevadero. Y también su silencio.
Cierto día, estando como siempre bajo el mismo árbol, viendo hacia el cielo me dijo:
—Las campanas… hoy inquietas están las campanas… 7 veces… 7 veces sonaron las campanas…
Me extrañó lo que me había dicho, pero no más que el hecho de que me haya dicho algo; luego no dijo nada más. Estaba serio y volvió su mirada a mí, sonrió por pocos segundos, luego volvió a bajar su rostro y se fue, como siempre, sin más, sin decir palabra alguna, solo se fue.
Pasaban los días y con los días que pasaban el seguía contando las "campanas". 7 veces, 8 veces, 9 veces… hasta el día en que clamó con voz triste:
—2 días seguidos han sonado 11 veces las campanas… 11 veces…
Parecía que tenía ganas de llorar, pero no pasó a más, solo sonrió y se fue. Ya había pasado las 6 de la tarde del siguiente día, mi madre no llegaba del trabajo y empezaba a llover. La noche caía de lleno y me asomé por la puerta de la entrada principal. Me sorprendí cuando lo miré parado frente a la casa completamente empapado. Bajo la lluvia salí a ver que sucedía y ni siquiera recordaba que existían los paraguas; en ese momento era tal mi confusión que no me importó mojarme. Él estaba llorando.
—Mira… el cielo está triste por culpa de las campanas… yo también lo estoy… sus lágrimas son tan cálidas…
No podía comprender lo que me decía, caí en que en verdad hacía frío ahí afuera. Siguió hablando:
—¿Por qué lo habrán hecho? Hoy… 12 veces sonaron las campanas…—su voz se escuchaba quebradiza—. ¿Por qué 12 veces?
Me miraba fijamente, luego volteó su cara y se fue. Entonces decidí seguirlo. Lo seguía desde atrás, como si él no supiera que alguien iba detrás de él; entró al parque, se detuvo donde siempre, miró al cielo y yo lo hice también… y me quedé estupefacto. Hacia donde miraba había un gran campanario de estilo barroco, tenía dos campanas grandes con grabados que no lograba distinguir. Luego empezaron a sonar.
—Una, dos, tres… —él contaba las campanadas— doce… ¿Ves? Sonaron 12 veces…
Caminó hacia el campanario y se detuvo en su frente; yo me mantuve siempre detrás de él y miramos hacia arriba, hacia las campanas. En ese momento me había olvidado de la lluvia y el frío. El campanario tenía una puerta que se habría lentamente y dejaba escapar una niebla espesa y la noche no dejaba ver aun con el mayor esfuerzo. Él empezó a caminar hacia adentro del campanario. Yo estaba asustado, y se notaba en mi voz cuando le hablaba.
—¿Qué pasa? — fue lo único que se me ocurrió preguntarle.
—Es mi turno —dijo secamente.
Entonces fue cuando quise tomarlo del brazo antes de que se adentrara en el misterioso edificio... pero se hizo humo en mano. Desapareció, y con él el campanario. No supe que hacer, caí arrodillado bajo la lluvia con una inquietud que me atormentaba. No pensé en regresar a mi casa.
Al amanecer no se disipaba mi temor, alimentado aún más por el hecho de que el campanario estaba ahí. Salí corriendo buscando a mi madre. Corrí para saber que mi vida se había acabado pues todo lo que tenía ya no existía, al menos no para mí. Me di cuenta que estaba solo. Era una soledad absoluta y terrible, una soledad que ni morir se podía comparar con ella. Muchas veces pensé en suicidarme, pero siempre le he temido a la muerte y aunque llegara a reunir el valor para hacerlo estoy seguro de que no moriría, pues ni el hambre puede acabar conmigo. Era como vivir sin el derecho de morir, pero estaba muerto porque no tenía el derecho de vivir. Ahora solo me toca esperar el día en que 12 veces... suenen las campanas.
6 notes · View notes
esuemmanuel · 5 years
Text
La Fachada.
Primera Parte
Segunda Parte
Tercera Parte
Cuarta Parte
V.
Pudo haber terminado de otra manera, no estoy seguro... Sinceramente, lo que más anhelaba era deshacerme de mi pasado y todo lo que tuviera que ver con él. Desconozco si lo planifiqué, todo sucedió tan rápido. Fueron pocos meses los que estuve saliendo con Rebeca, sin embargo, fue suficiente para hacerme cambiar totalmente. Dejé de ser el hombre sumiso que tanto amaba mi mujer, al grado de no respetarla. Las confrontaciones no se hicieron esperar, las vacaciones que se había tomado tuvieron un efímero resultado positivo en nuestra relación, lo que mejoró a su regresó, se echó a perder en pocos días. Volví a perderme en mi mundo con Rebeca, no me importaba nada, sólo ella, siempre ella... Era mi faro, mi brújula, mi razón de ser. En una conversación que tuve con ella, me confesó que había estado buscando vestidos de novia... "Fue una locura", así llamó a ese momento de emoción al mirarse junto a mí toda su vida. Cuando me lo dijo, sentí que debía hacer algo por cumplirnos ese sueño, porque no únicamente era su ilusión, sino la mía. Desde ese día que atravesó el umbral de la oficina, con la compañía del viento haciéndole danzar los cabellos y la luz del Sol cayendo en su presencia, me decidí por hacerla mía, aún sin conocerla, sin saberla, sin haber cruzado palabra con ella; algo era seguro en mí, ya la amaba, y no podía contenerlo; debía expresarlo, por eso la busqué, por eso no dejé de hablarle ni de presentarme ante su cubículo, cada invitación para salir era volverme loco de alegría; me revolcaba en mi egoísta felicidad como un chiquillo que recién comienza a conocer el amor. El día de su confesión estábamos festejando nuestro tercer mes, estaba totalmente enajenado por nuestro amor y todo lo que había traído consigo; esa libertad tan ansiada y que, de repente, se estrelló en mi cara al terminar esa noche de sábado. Nos despedimos con un beso en los labios, ése que se había vuelto un símbolo ya desde nuestro primer encuentro; me tomó de las manos, me miró a los ojos y me dejó con una sonrisa mientras se dio la vuelta y entró a su departamento. Eran las diez de la noche. Miré el celular, había dejado a mis hijas con la niñera, ya que mi esposa estaba de viaje, pero regresaba esa madrugada. Tomé un profundo respiro, el último de la noche, y regresé a casa con una extraña pesadez. No me sentía del todo bien, traía como un nudo atorado en el pecho, mismo que ascendía por mi garganta mientras me engarrotaba las extremidades. No, no estaba nada bien. Hice media hora en volver a casa, para ser sábado por la noche era raro que no hubiese tanto tráfico. Al llegar, despedí a la niñera, me comentó —antes de irse— que las niñas ya estaban dormidas y se habían portado de maravilla. Le sonreí, le agradecí por su trabajo y la dejé ir. Subí las escaleras con una lentitud que me hacía arrastrar los pies, deseaba tanto salir de ahí y no volver jamás. Quería dejarlo todo y no mirar atrás, nada me importaba ya. No obstante, ahí seguía, subiendo las escaleras y encaminando mis pasos hacia las habitaciones de mis hijas. Me asomé a cada una para mirarlas dormir y, extrañamente, algo dentro de mí parecía decirme que ésa iba a ser la última vez que lo haría. Temblé un poco, tenía un gélido presentimiento o, quizás, era mi sobrecogedora ambición hablando a través de todo mi cuerpo. Sentí que los ojos se me llenaron de agua y las manos se me endurecían, me retiré de ahí y me metí a la habitación que compartía con mi mujer. Me metí a la cama e intenté dormir, sin embargo, había demasiado ruido en mi cabeza. Estaba siendo presa de una ansiedad que ya no podía soportar, así seguí dando vueltas, buscando apartar esa horrorosa sensación que ya me había amargado la lengua. Así pasaron dos horas, quizás dormité un poco, ya no lo recuerdo, todo se ha comenzado a desvanecer... Abrí los ojos y miré el reloj que descansaba en mi buró... "1:30 a.m", parpadeaba la hora en un azul suave. De repente, escuché la puerta principal abrirse, ya estaba en casa mi esposa, y ni en cuenta había tomado su mensaje. No quería saber nada de ella, ya no. Pero, continué tratando de fingir que me importaba su llegada, me quedé acostado en la cama, ni siquiera pude levantarme. La miré entrar, se veía cansada, tenía los ojos hinchados, estaba algo pálida, algo me decía que había llorado. No era raro ya a esas alturas, estas dos semanas se la pasó derramando agua; sabía que estaba mal, desconsolada, preocupada por nuestro matrimonio y por mí. Me miró y no pudo contenerse más, se soltó en llanto y caminó hacia mí. Me levanté pesadamente para quedarme sentado y la miré venir, se sentó a mi costado y me abrazó con todas sus fuerzas; así, abrazada a mí, se desmoreció. Me llenó los oídos de te amos, me preguntó, una y otra vez, con la voz entrecortada y doliente, qué era lo que estaba pasando conmigo, por qué no hablaba ya con ella, qué había hecho para que me comportara así; sacó el tema de mis padres y la disculpa que no había recibido aún, me dijo que no le importaba ya, que si eso era el problema lo iba a dejar pasar, pero que volviera a ella, que me necesitaba, que no podía más, que si seguía alejándome se iba a morir. La tomé de los hombros y la separé de mí, la miré fijamente a la cara; mis ojos estaban secos, no sentía nada por mirarla llorar, me disgustaba siquiera escucharla y sentirla así, pegada a mí. De pronto, me envolví en un manto de frialdad que me llegó a calar hasta los huesos y, así, mirándola, le dije —sin titubear— que ya no la amaba. Se quedó impávida ante mis cortas, pero profundas y muy reales palabras. Creo que jamás me había escuchado hablar con tanta seguridad. Sin despegar los ojos de mí, siguió derramando agua, la escuché decir muy quedamente, casi sin aliento, si había otra mujer. Sin dudarlo, asentí. En ese momento y, sin darme cuenta, tenía su cuello entre mis manos y la apretaba tanto que percibía en mis dedos el latir de su sangre. Apreté tanto y tan fuerte, mientras ella sólo me miraba con los ojos enrojecidos y los labios amoratados. No se resistió, ni siquiera hizo el intento de salvarse, sólo se me quedó mirando y yo... no pude dejarla respirar más... su último aliento fue un "te amo" con la lengua paralizada. La dejé caer, lentamente, en la cama y me puse de pie. Elevé la mirada y caminé, arrastrando los pies, hacia la habitación de mi hija mayor. 
Era tan hermosa, su piel era pálida a mi tacto, su blancura sobrepasaba a la de los mismos ángeles, y su inocencia no era la excepción. La estuve mirando por largo rato dormir, respiraba tan plácidamente. Sus párpados bailaban al compás de sus sueños, su boquita estaba ligeramente entreabierta, podía escuchar el sonido del aire al entrar a su nariz y al salir por sus labios. No sé cuántas veces suspiré ahí, sentado a su costado, con las manos heladas peinando sus rubios cabellos y acariciando sus mejillas sonrosadas. Sonreía como un loco, no quería despertarla, no podía hacerlo, la necesitaba así, dormida, perdida profundamente en sus más hermosas fantasías; me acerqué a su oído y le pregunté, quedamente, qué estaba dibujando en ese espacio destinado a las niñas bonitas como ella. La sentí moverse un poco, pero no abrió los ojos; descansaba con una soltura y una seguridad envidiables. Posé mis manos sobre las suyas, estaban tibias, las tomé y las llevé a mis labios, dejando, en cada una, un beso. La recorrí, una vez más, con la mirada, tratando de darme una razón para no continuar con lo que ya había empezado, pero, no encontré ninguna. Lo único que me martillaba en la mente era Rebeca, el vestido de novia, ella y yo juntos, eternamente, siendo felices, teniéndolo todo. Deslicé mis heladas manos hacia su cuello, la acaricié lento y muy suave, para luego, comenzar a apretar con fuerza. La vi abrir los ojos asustada, llevó sus manitas a mis brazos, a mis muñecas, tratando de liberarse. Oh, mi niña, ella sí que peleó por su vida... Me arañó con esa desesperación que es dejar ir a la vida cuando más la estás viviendo, sus labios se volvieron azules mientras su pequeña lengua sangraba en su interior. No sé a quién le dolió más, si a ella, a mí o a los dos, terminar así. Cuando dejó de moverse, la envolví en su cobija favorita y salí para la habitación de mi hija pequeña. Ya no importaba nada, me lo decía con cada paso que daba. Estaba en medio de la nada, no había sonido ni luz, ni calor ni frío, sólo había nada. Mi mente estaba detenida, en pausa, sólo podía sentir a mi pequeña hija quedarse sin aliento bajo la pequeña almohada a la que me aferraba. ¿Podía haber otro infierno ajeno a ése? No, no lo creo... El infierno estaba en mis manos, en mi ambición, en mi deseo, en el amor que le tenía a Rebeca... No había otro más que ése, y lo estaba creando yo.​
— Esu Emmanuel©
19 notes · View notes
thelastdada · 5 years
Text
Tus Ojos Brillan Diferente - Capítulo 8
Capítulo Anterior.
...
Capítulo 8: “Heridas"
La noche ya había llegado, pasaban de las once y nosotros seguíamos trabajando. Ya le había pedido a Santiago que cenara en el hospital, debido a que yo continuaba en la oficina, con él. Dejé el móvil en la mesa y bebí de mi vaso de agua, él seguía concentrado en las ideas escritas en el pizarrón de su oficina. Se recargó en la orilla de su escritorio a la vez que arremangaba su camisa, una camisa blanca con delgadas rayas azules, me encantaba como se vestía --¿y si comenzamos promoviendo las fusiones como algo al azar? –me sacó del pensamiento, lo miré con atención –algo que no pueden controlar, a menos que utilicen más monedas para conseguir oportunidades –asentí entendiendo su concepto, con el progreso a su lado me había dado cuenta de lo bueno que era en su trabajo, de contarle mi idea él ya podía visualizarla en grande y bien planteada.
--Me agrada eso –dije escribiendo el detalle en el pizarrón, al terminar de colocar la tapa del plumón solté un bostezo, estaba cansado. Llevábamos semanas quedándonos más tiempo del de oficina, el proyecto iba bien, era solo que yo no estaba acostumbrado como él lo parecía estar. Me miro con una sonrisa, una sonrisa muy radiante, una vez más sentí mi corazón acelerarse. Esos pequeños saltos en mi corazón se habían vuelto usuales, tanto que ya no me importaban lo suficiente, tan solo decidí ignorarlos
--Deberíamos descansar, te ves cansado –dijo mirando hacia el paisaje de su oficina, la ciudad de noche. Me recargue en el escritorio de la misma forma que él, deje mis manos a los lados y observe el paisaje lleno de luces y de oscuridad. Sentía la presencia de Samuel muy cercana, me sentí feliz y cómodo con ese silencio repentino, ya que tan solo mirábamos a través de los ventanales. Él dejo de cruzar sus manos y las bajo al escritorio, salvo porque su mano derecha en lugar de tocar el metal del escritorio, descanso en mi mano izquierda, provocando un roce muy inesperado. Era como si la electricidad se pudiese sentir, alguno debía moverse, ya que, aunque no era incomodo, tampoco era adecuado. Sin embargo, su mano busco ajustarse a la mía, yo acepté e hice más firme mi agarre contra la suya, no pude evitarlo. Su aroma me estaba embriagando demasiado, al grado de impedirme pensar en lo mal que estábamos haciendo, su calidez me estaba atrayendo. Me atrevo a decir que nos quedamos minutos en esa posición, tan solo tomándonos de la mano.
Existe una ansiedad que se apodera de ti en cuanto dejas algo ir, cuando inevitablemente tuvimos que separarnos, sentí eso, y es que me encontré deseando su tacto otra vez. Como si tuviera quince años de nuevo, quería tan solo tomarlo de la mano, no codiciaba más, ni siquiera pensaba en sus labios, era tan solo esa pequeña calidez que me hacía sentir más tranquilo.
Esa noche salimos del lugar sin pronunciar una palabra, pero más tarde cuando estaba por llegar a casa, recibí un mensaje suyo, que tan solo decía: "Discúlpame. Fue un error." y en eso estábamos totalmente de acuerdo, eso había sido un error.
...
Me encontraba en la terraza, a punto de explotar si Anna tardaba más de un minuto en llegar, yo ya estaba desesperado y agotado. Mi sueño se había visto afectado por la noche anterior, dormir a un lado de Santiago mientras pensaba en cómo había tomado la mano de mi exnovio era casi un pecado --¿Qué pasa? –llegó con tranquilidad, se recargo a un lado de mí, esperando a que hablara, yo, yo me sentía mudo. Sin embargo, tenía que contarle ya, no podía seguir callándome todo, necesitaba un consejo, o tan solo desahogarme
--Es él –dije con temor, temor de mis propios sentimientos
--¿Él? ¿O Santiago? –ella desconocía el nombre de Samuel, ya que siempre me referí a él como él. Sin más
--Él –encontró la seriedad y preocupación en mí, sacó su cajetilla y encendió un cigarro
--¿Lo has visto más veces? –asentí --¿muchas? –asentí una vez más, sintiendo la culpa comerme --¿ha pasado algo más? ¿pasaste la noche con él?
--¡No! No...
--Suenas tan virgen, olvide que jamás llegaron tan lejos –tenía razón, en nuestra adolescencia nunca nos acostamos, tan solo dormíamos, y una que otra vez avanzábamos más
Aleje esos recuerdos de mí y me enfoque en la noche anterior --era ya muy tarde, estábamos solos... y tomamos nuestras manos por accidente
--Siento que estoy hablando con Guillermo adolescente –esbozo una sonrisa de cariño, como si pudiera imaginarme --¿cómo un roce? –regreso a su seriedad
--Sí. Luego sujeto mi mano con fuerza, y... yo quise aferrarme más. Yo me aferré –cerré los ojos y pude concentrarme más, anoche lo había pensado, pero en cuanto llegué a una conclusión decidí olvidarme prontamente
Me miro con atención y pensó sus próximas palabras --solo dime una cosa, ¿Por qué sigues viéndolo? –excusarme con trabajo no era adecuado, ella podría enterarse más allá, y no quería eso
Además, trabajo no era la razón en la que yo pensaba, era algo que yo mismo desconocía, no sabía cómo decirlo --no lo sé. Siento que no puedo evitarlo y creo que él tampoco puede, hay algo entre nosotros que no nos permite avanzar --¿avanzar? ¿A dónde debíamos avanzar?
Continúo leyendo mis expresiones --dios, Willy... tú todavía lo quieres –aquellas palabras eran las que menos quería escuchar, temía de ellas, Anna pudo notar a la perfección mi expresión de temor –dime como es él, dime que lo diferencia del idiota que te dejo hace diez años
Era como si leyera mi mente, en todo eso pensé la noche anterior –él no ha cambiado por completo. Todavía puedo sentir que estoy con ese adolescente que estaba tan enamorado como yo, te juro que lo puedo sentir, sus sonrisas siguen dándome los mismos sentimientos. En cuanto a las cosas que cambiaron en él he notado que son muchas y como que esos cambios me gustan... --suspire aceptando esa conclusión --no creo que lo siga queriendo... yo creo que estoy queriéndolo otra vez –y siendo honesto, estaba aterrado.
...
Luego de esos días llegó la reunión, la cual pasamos con mucho éxito, estábamos listos para comenzar nuestro proyecto, lo cual significaba una distancia más grande entre nosotros, yo era líder de programación, por lo que no existía mucha conexión con él. O al menos eso había pensado, hasta que recordé que yo estaba como creador principal, cuando pasaron el memo no lo podía creer, de verdad había sentido que sería menos responsabilidad. Estaba contento con ver mi idea crecer, pero no imagine que yo tomaría tanto lugar en ella.
--¿Y esta chaqueta? –escuche la voz de Santiago desde el closet, yo estaba mirando mi teléfono desde la cama, me asome para ver a cuál se refería. Era negra y muy elegante, claramente no mía. Hace unas noches no había llevado abrigo a la oficina, Samuel lo noto y me dio el suyo, debido a que él tenía otra allí, había olvidado devolvérsela. Y, sobre todo, había olvidado esconderla de Santiago --¿Guille?
--Es de Eduardo –mentí sin más opción –hace unos días olvidé la mía –ignore su mirada de duda, lo mejor sería fingir que no era nada. Se acercó a la cama y se giró a mirarme, me sentí nervioso por si sabía que le mentí, por si sabía que Samuel era mi jefe, por si sabía que ese hombre era mi exnovio. Una clase de paranoia me perseguía continuamente
Abrió una cajita pequeña y sacó un par de anillos, el par de anillos que usábamos cuando cumplimos un año juntos, los cuales guardamos luego de la primera ruptura. Yo se los había regalado, y yo mismo fui quien decidió que no los usaríamos de nuevo, debido a que cuando regresamos era más un periodo de prueba. Tomo uno y lo puso en mi mano, yo no me negué, no podía hacerlo, por más que me comiera la culpa, no podía –usémoslos de nuevo –añadió portando el suyo, tan solo asentí torpemente, sintiendo sus fríos labios pegarse a los míos, como asegurando que yo entendía el significado.
Quería decirle que no estaba listo, desde la última pelea yo había comenzado a tener dudas, no de él, si no mías. Dudas que habían nacido gracias al regreso de Samuel, luego de diez años yo por fin me encontraba conforme con mi vida, tenía una pareja y un empleo adecuado. Había fantaseado con un reencuentro, eso ya no podía negarlo, pero no así, yo creí en que sería tan fuerte como para demostrarle que había seguido bien sin él.
Porque desde que él me dejó esa noche, mi vida había sufrido cambios grandes, cambios que me costó aceptar y dejar ir. Meses después yo quería verlo destrozado de la misma forma en que yo lo estaba. Quería saber que sus días pasaban tan lentos, y que sus noches eran peores que las mías. Que los recuerdos y el remordimiento le quitaban el sueño, que su felicidad parecía inalcanzable. Y sobre todo deseaba que sufriera tanto como yo lo hacía, porque ese dolor que quemaba mi corazón había sido causado por él, entonces él debía pagar. Pensé una y mil veces en lo lamentable que podía ser su vida, de esa forma me encerré más y más en una profunda depresión que no hizo más que derrumbarme. El odio que sentía ya no era solo por él, era por mí mismo, esa lástima y pena también eran por mí. Porque me había perdido.
Y dentro de todo lo que le deseaba, encontré felicidad. Me deteste todavía más por desear que fuera feliz, porque yo era el mismo idiota al que dejo esa noche, y su lugar en mi corazón no se había ido, solo se había deformado. Por eso es que mis sentimientos surgieron otra vez.
...
Su mirada me amenazaba a cada momento, yo no entendía quién era el hombre a su lado, pero parecía todo menos su pareja. Me miraba a mí y luego miraba a Santiago, pude contestar a su mirada solo unos segundos, no quería profundizar más –sí, son los anillos que usábamos hace unos años –mi mano fue levantada por Santiago, quien respondía a Anna, yo recuperé la línea de su conversación. Evitando una vez más a Samuel, continúe pretendiendo diversión en aquella mesa, no quería que Anna pensará de más lo que estaba sucediendo, pero su mirada me decía mucho, se preguntaba que pasaba con los anillos, que pasaba con Santiago, y que pasaba con él.
Esa noche Santiago se estaba comportando diferente, podía sentir como se aferraba a los viejos tiempos, cuando apenas comenzábamos a salir, incluso diría que a nuestro primer aniversario. No quise preguntarle algo, creí que, si lo hacia él probablemente lo tomaría a mal, adentré más mis pensamientos y me di cuenta de que quizá él tenía miedo de que yo lo dejará. Y lo creí así, debido a que cuando él me dejó la primera vez, yo me llene de miedo por perderlo definitivamente, me comporte tal como él lo hace ahora. Los años a su lado parecían buenos en retrospectiva, él me había dado mucho, y yo no merecía estar ocultándole tantas cosas. Mire su sonrisa tan amplia mientras se reía de algo con Eduardo, no estaba siendo justo con él, pude ver como Samuel y su compañía se levantaron y comenzaron a despedirse, evite en todo lo posible prestarle atención.
Era tiempo de que nuestra relación encontrara su punto adecuado, el cual no era ni más ni menos que profesional. Estaba seguro de que yo podría marcar esa diferencia, para que él también la entendiera. Tenía que deshacerme de aquellos recuerdos que me perseguían, olvidarme de mis recientes sentimientos, recordar lo que pase con su partida. Y recordar lo que Santiago trajo a mi vida, esa felicidad y estabilidad que yo deseaba. Que yo anhelaba.
...
Al día siguiente desperté solo en la cama, Santiago tuvo que irse por la noche para una cirugía, dijo que regresaría por la mañana para estar un par de horas antes de irse de nuevo, así que decidí hacer un desayuno para él. Teníamos semanas sin desayunar juntos, podría aprovechar mi repentino insomnio que me despertó a altas horas, no pasaban de las seis cuando me levanté. Busque un par de recetas en internet, opté por la del clásico desayuno inglés, parecía algo simple que yo podría hacer sin perder mi cocina.
Escuché la puerta abrirse, era él, noté su cabello húmedo –esperaba verte dormido –dijo apenas me vio y se giró como ocultándose de mi
--¿Qué pasa? –me aleje de la cocina y camine hacia él, tenía un curita en la mejilla izquierda, y la zona lucía morada --¿Qué te paso? –me acerque a mirarlo más a detalle, estaba preocupado, eso definitivamente era un golpe, alguien lo había golpeado
--Un hombre en el hospital me golpeo, estaba borracho y no quería que lo atendiéramos –explico tratando de calmarme –está bien, es solo que parece vistoso, créeme estoy bien
--Pero ¿Cómo? ¿Qué le hicieron a ese hombre? –examine más el golpe, en realidad si lucía fuerte
--Lo sacaron de allí, te digo que no fue muy grave. Déjame ir a cambiar de ropa –asentí, pensé en ponerle un poco de hielo, entonces vi que traía el mismo atuendo de anoche
--¿Te quedaste sin ropa en el hospital? –pregunte curioso mientras corría a sacar los panes de la tostadora
--Elegí lo mismo... porque regresaría pronto –asentí y lo vi subir las escaleras de prisa, tome hielos de la nevera y los envolví en una toalla, eso le ayudaría. En mi búsqueda por el desayuno perfecto me dispuse incluso a usar la mesa, limpié el poco polvo que había y puse los platos ya servidos. Elegí un par de tazas y nos serví café recién hecho, estaba muy inseguro sobre si hacer el café o no, no suele quedar nada bueno, sin embargo, lo serví y me quede esperándolo
--Hacía mucho que no desayunábamos así –dije mientras él se sentaba, tomo la toalla y la dejo descansar en su rostro, parecía cansado. Tomo la taza y bebió del café, me quede esperando a su reacción
--¿Lo hiciste tú verdad? –asentí, esperando una reacción –hubieras hecho del instantáneo –dijo tomando un tenedor para dirigirse a su plato
--¿Estarás hasta mañana de guardia? –cambie el tema, ahora ambos comíamos del desayuno que por suerte no estaba nada mal
--Si, llegaré mañana por la tarde tal vez –estaba pensando en pedirle que saliéramos, teníamos mucho sin una cita, pero ver su rostro tan exhausto no me gustaba, no me gustaba que pasara tanto tiempo lejos de mí –estaba pensando en que deberíamos mudarnos pronto, necesito estar más cerca del hospital –dijo sin mirarme, eso ya lo habíamos hablado hace meses, pero le dije que no me gustaría dejar la casa de mi padre, además de que parecía que nos quedaba bien en cuanto a tiempo hacia nuestros trabajos –sé que tu padre te dio esta casa, pero piensa en que él también tuvo que dejarla –esa última frase se quedó conmigo el resto del día.
...
Todos habían salido a almorzar, yo me quede con la excusa de trabajo, además de que no tenía apetito desde el desayuno. La oficina quedo desierta, tan solo estaba yo en el ordenador, terminé por completo la taza de té que había preparado hace unas horas, y entonces me decidí. Busque por departamentos cercanos al hospital donde Santiago trabaja, no quise pensar más en lo que haría con la casa, tan solo pensé en mi relación actual, le di toda la importancia debida.
--¿Buscas departamento? –su voz me hizo saltar en la silla, se recargo en el escritorio y me miro con una sonrisa. Otra vez esa sonrisa, la cual hizo que me olvidara de todo lo que había pensado la noche anterior, el silencio de la oficina no hizo más que adentrarme más en nuestra burbuja
--Si –dije con un rezago de duda
--Creí que era tu sueño vivir en la casa de tu padre –dijo seguido de un pequeño suspiro, ya no lo estaba mirando
--Lo fue y lo cumplí –musite serio, entonces ya no pude contenerme –ahora es tiempo de que forme una familia en otro lugar –tal vez aquello demostraría la línea que buscaba trazar, él debía entenderlo ahora
Gire a mirarlo un momento, estaba sumamente serio, su mirada era tan fría y fija que me daba escalofríos, incluso parecía molesto --¿con Santiago? –pregunto sin mirarme
--Si, con Santiago –aclaré, sentí mi corazón hundirse, muy dentro no quería herirlo, mi adolescente enamorado continuaba interrumpiendo mis acciones, ¿Por qué no podía controlarme?
--¿Eso significan los anillos? –soltó con la misma expresión, me sentía mal de mirarlo, ¿hasta dónde era normal ese hueco en mi estómago? ¿hasta dónde era normal el temor por herirlo?
--Supongo... --dije indeciso, por alguna razón estaba siendo honesto con él, y conmigo. Cuando Santiago me dio los anillos no pensé en ello, luego me pidió que nos mudáramos a otra parte, lejos de mi casa de soltero, quizá él pensaba en compromiso, y suponía que yo lo entendería. Me sentí confundido, de la nada sentí su mano tocar la mía, la levanto y la sujeto en sus manos, yo era como gelatina al sentir su tacto tan firme y decidido. Paso uno de sus dedos por el anillo y no dejo de mirarlo, sentí mi respiración inestable, lo miré por solo unos segundos, su mirada era triste, pero su caricia quería decirme algo, algo que no entendía. Soltó un suspiro que no hizo más que hundir mi corazón, baje la mirada, no quería ver su expresión, no quería que nos lastimáramos más. Pero sentí sus labios, dejaron un beso muy gentil arriba de mis nudillos, pude sentir su aliento tan cercano a mi mano, cuando me atreví a mirarlo él solo me soltó y se fue.
1 note · View note
hala2021 · 3 years
Text
Debo seguir...
Bueno. Tengo que redactar y, realmente te lo digo, no sé de qué hablar. Muchas veces, cuando debo redactar y no sé sobre qué tema debo tratar, me digo: «Hala, ¿acaso no tienes nada que expresar?». Y entonces, inmediatamente me contesto: «¡cómo que no! Imposible que una mujer no pueda hablar».
Hoy pensaba en una frase, la siguiente: «yo soy musulmana, pero única, no solo musulmana». Porque si hay algo que me fastidia es que me metan con todos en una bolsa. Como ya comenté en otras redacciones, a mí no me agrada sentirme incluida en esos colectivos en donde todos parecemos uniformados. Así, podría cambiar la frase por esta: «yo soy musulmana, pero no uniformada». O tal vez: «no me pongas un uniforme, porque me limitas». O quizá: «si me quieres encerrar en un uniforme, puedes llevarte un susto. O quizás, una sorpresa».
La vida me dio un montón de bofetadas cuando quise encontrar esas cosas homogéneas y uniformadas. En temas de religión, busqué al pueblo de Dios y no encontré nada, solo religiosos diferentes. ¡Y qué diferentes unos de otros! En temas políticos, encontré comunistas con aires de reyes e imperialistas con sabor al Che Guevara. Toda esta mezcla, todo este disparate que es el mundo, me enseñó que no existen los uniformes.
¡No! No hay nada homogéneo ni auténtico. Las flores se entremezclan con la gramíneas.
Buscando a Dios entre tantas religiones, llegué a puertos inesperados. Me mezclé con ortodoxos, hipócritas, fanáticos, liberales, perversos, generosos, de todo.
Mi viaje por el mundo espiritual me hizo conocer un mundo poco conocidos por algunos. Buscando a Dios, hambrienta, me encontré con una mesa repleta de comida, servida por mozos, en Ramadán, sin ni siquiera saber lo que me esperaba. Es decir, busqué a Dios hambrienta, sin esperar nada a cambio y me encontré con mozos que me servían la entrada, el plato principal y el postre. Y mi hija miraba todos esos platos.
Entrar al mundo espiritual es como vivir el cuento «Las mil y una noches». Y sentí que debía hablar y hablar, contar cuentos para no morir. Busqué a Dios por todas partes, entre sinagogas; también, entre los monjes budistas; me uní entre los evangélicos y me tiré al piso con ellos; prediqué por las calles con los Testigos de Jehová; me uní a grupos de la Iglesia católica; estudié la Biblia con los adventistas; asistía a las Iglesias carismáticas; en el Islam, visité a los sufís, alauitas, chiitas, sunnitas, ahmadíes, etc. Escuché las peores cosas y recibí las caricias de la caridad. Me vistieron con las mejores ropas, todo sin pagar un peso. Con los judíos, recibí tiques sociales; junto con los musulmanes, recibí cajas de alimentos; los hinduístas me sirvieron muchos ricos platos de comida. En la Iglesia iba con mi abuela y aprendí el padrenuestro. Leí todo el Corán en el Islam. Con los judíos mi hija conoció Chascomús y Mar Azul. Aprendí algo de hebreo y un poco de árabe. Pasé horas y horas sola en varias iglesias. Tomé la comunión de grande y me compré varias cruces en las ferias artesanales. ¡A cuántos estadios de fútbol asistí a las reuniones de los Testigos de Jehová! ¡Cuántos libros leí en el Islam! Fui a seminarios islámicos y conocí la embajada de Palestina. Fuimos con una amiga y nos deleitamos con la poesía árabe. Conocí un montón de personas religiosas. Algunos se fueron; otros se quedaron...
Mi viaje por el mundo espiritual fue como «Las mil y una noche». ¿Y lo encontré a Dios?
¡Oh, si tú supieras todo lo que yo descubrí! Tal cual la novela, que jamás la leí, pero que me la contaron, debo seguir redactando para que no me corten la cabeza.
¡Cómo poder explicarte lo que yo descubrí en mi viaje espiritual! ¡No podrías creérmelo! Y sigo... Sigo... ¿Y sabes por qué? Porque mi vida es como el cuento, debo seguir y seguir buscando a Dios, para que no me corten la cabeza.
0 notes
jocelyn-lorena · 3 years
Photo
Tumblr media
Conocí el collage cuando estuve en mi último año de enseñanza básica, nunca había indagado en el tema ya que no me generaba interés. Alrededor de mis 22 años volví a experimentar con esta técnica en uno de mis ramos, me gustó tanto que empecé a practicarlo en casa y en ese mismo año había tomado la decisión de empezar a cuidar mi salud mental, así que a medida del tiempo se fueron mezclando, dando como resultado collage terapéutico.
Nunca olvido la vez que iba por uno de los cerros de Valparaíso y encontré una variedad de revistas dentro de una bolsa, sentí una gran felicidad, era el paso para entrar al mundo del collage. Cada vez que sentía ansiedad o pena, tomaba mis revistas, ponía música y sacaba lo más profundo de mí.
Me di el tiempo de investigar más sobre esta técnica, fue tanto el gusto que sin darme cuenta mi frustración disminuía.
Por la historia contada anteriormente, es la razón fundamental de por qué quise incluir esta técnica en mi autorretrato, ya que es parte de mí, al igual que mi proceso con la terapia y el lazo que desarrolle con mi abuela materna a pesar de no haberla conocido en persona, si mi memoria no me falla creo que había contado un poco de esto en un par de clases.
Con respecto a la terapia en tan solo un año pude aprender a quererme y a conocerme mejor, fue tanto lo que descubrí de mí que llegue al punto de sentirme dos personas, dos Jocelyn, y llegue a la conclusión de que siempre fue así, desde pequeña, por eso están presentes 3 etapas del ser humano (infancia, adolescencia y adultez) partidas a la mitad.
Esta división de mi persona se dio por dos razones, la primera seria en relación a mis padres ya que siempre buscaban ponerme en la contra del otro, era algo impactante, solo faltaba que me partieran por la mitad tal cual como hago referencia en mi autorretrato. Mis padres siempre discutían por quien tenía la razón que incluso se peleaban por una simple tijera con un filo gastado, así que tomé este objeto en relación con esto mismo y a la vez mezclé la interpretación de soñar con una tijera.
Esta tiene varias interpretaciones como, un corte emocional, una ruptura de una situación en la que ya no queramos estar y el termino y el inicio de una etapa. El filo gastado y las interpretaciones que nombre anteriormente, me hacen mucho sentido en relación con lo expresado a través de mi autorretrato.
Quise incluir las interpretaciones de los sueños ya que en parte me representa. Desde pequeña tuve un gran interés por estos, con el tiempo fui investigando y orientándome con parientes por parte de mi madre, Estos me han contado que tenemos la habilidad de presentir cosas a través de los sueños sean o no literal.
El segundo motivo de el por qué me reflejo dividida o dos personas, es en relación con mi forma de actuar en ciertas situaciones, muchas veces que se me presentaban obstáculos y yo me limitaba a solo dos soluciones o salidas, Muchas de las veces hablé con mi yo interno o me miraba al espejo para entender que es lo que realmente pasaba conmigo, incluso lloraba junto a mi reflejo.
Con el tiempo note lo inestable que era emocionalmente y lo reflejaba con mis hábitos alimenticios dando como resultado lo mismo en mi físico sea por peso o por vestimenta. En mis primeros años de adolescencia varié siempre con el negro o el rosado pálido, un día podía ser Jocelyn La chica emo y al otro Aki sweet Lolita. Ahora volviendo analizar mi otra yo incluso tenía un nombre propio en japones (el origen de este nombre fue por una amiga del colegio).
Para la representación de mi inestabilidad emocional fue la parte más compleja, para iniciar, seleccione colores que representaran como principal las emociones que más se definieran conmigo y en relación con mi signo. Como resultados fueron colores puros, (rojo del amor al odio, azul de simpatía y armonía, amarillo de envidia, celos y mentira, violeta representa la reencarnación y el signo Géminis y verde de juventud e inmadurez). Lo que no tenia muy claro era como iba a incorporar estos, así que viendo unos filtros de Instagram encontré uno que se me hizo muy interesante, este cambiaba de color en segundos, así que hice lo mismo con mi autorretrato generando exitosamente la referencia de mi inestabilidad.
Hace una cierta edad, vi muchos espíritus en mis casas o escuchaba voces llamándome, varias veces me asusté o fingía que no las veía. En el proceso de mi embarazo esto ocurrió más de lo habitual, veía gente de blanco caminando por la casa de mis bisabuelos, pero el día que me convencí de que no era mi imaginación, fue días después que mi hijo Renato naciera. Ese día estaba sola en la habitación y tenia mi hijo en brazos me estaba quedando dormida hasta que vi una sombra de mi lado derecho acercarse, por un momento pensé que estaba delirando ya que mi parto fue muy complicado, nuevamente me estaba quedando dormida hasta que una mano con uñas muy rojas me toca mi pie, siempre recuerdo lo impactada que quede.
En la tarde le comenté esto a mi madre, le pregunté si alguien de nuestra familia usaba de ese color, mi mamá helada me contesta que su madre (mi abuela) las usaba.
Pasando el tiempo siempre sentía la presencia de mi abuela, incluso fue más potente en el proceso de mi terapia, desde todo lo ocurrido pude darme cuenta que algo me quería decir o advertir, para que quede más claro, mi abuela se suicido a los 34 años.
Por lo que me contaban sufría bipolaridad y jamás fue tratada como correspondía, en parte todo lo que me sucedía me hacía sentido, así que me aferre a esto que me estaba sucediendo.
Nunca pude saber bien que realmente paso con ella, siempre escuché versiones diferentes de mi tía, tío y mamá, Nunca supe la versión de mi tata. Muchas veces nos evadía el tema o nos decía que no preguntáramos cosas del pasado así que en referencia se me ocurrió usar una hoja de revista rompiéndola en mil pedazos y pegando los trozos sobre el fondo de mi autorretrato. Esta seria una referencia del capitulo sacado del historial de mi familia e intentando ordenar cada parte.
Para ir finalizando la historia de mi autorretrato, voy a contar la razón de la canción distorsionada que incluir en mi autorretrato. Como comentaba, me considero una persona inestable, así que mis pensamientos también lo son, siempre me repetí frases en relación con el tiempo y a la locura. Esta canción me la recomendaron alrededor de mis 22 años (tal como dice parte de la letra) y cada palabra, era escuchar parte de mis pensamientos, o situaciones en la que me encontré. Pero Aparte del encanto por la letra, el videoclip juega con la técnica collage. En una de mis fantasías, suelo pensar que la cantante la hizo para mí.
Terminando este texto, como ultimas palabras, mi autorretrato no es solo una representación de como quiero que los demás me vean sino que también se logren de dar el tiempo de preguntarse, quien soy, porque soy así, etc. Lo importante de esto es aprender y saber que siempre está el tiempo de conocerse y quererse. Nunca es tarde para intentarlo, es solo cuestión de tiempo.
0 notes
Sakuya (La medio demonio-hanyou)
Cap.2: ¿Quien eres en realidad?
"Siempre me pareciste una bella y frágil rosa pero ahora veo que eres una bestia por la cual tengo que huir"
La hanyou solamente asiento y volvió a su camino, con su caminar elegante parecido al de un felino cazado su próxima presa, pero su andar se detuvo y se lanzó, contra la ojicrema de atrás de ella salio una fumarola negra cual noche, y de esta salio una mujer con vestimenta negra.
–¡Midaro Jiotsused, la legitima heredera al trono de los vampiros!!–exclamo asombrada
–Hola Miro – pronunció por fin sin ninguna expresión la niña levantándose de encima de la joven que no salía de su estupefacción.
–Hola Sakuya– sonrió con malicia– princesa del reino rose del norte y del territorio del sur legitima heredera, al trono de los demonios (yokai- yokai's)– hizo una reverencia.
–¿Que?– pronunció a un hilo de voz la pelinegra.
–no tienes que meterte en eso– dijo cortante pasándole por un lado a la vampiresa– ya es un fastidio
–Si no mal recuerdo a ti te gusta viajar sola– mira a la majo y se acerca a ella– esto es insólito ella es una bruja ¿ahora te has rebajado a estar con los humanos? –sonrio con burla haciendo que la hanyou detenga su marcha.
–¿Humanos?, ¿princesa?, ¿heredera?, ¿reino, territorio?, ¿a que se refiere? – preguntó impactada.
–Eso no es importante... Ya eso no existe ahora es solo un cuento de hadas –sin más se alejó, marchándose no queriendo seguir con la discusión.
–Bueno. Haya tú si sigues a esa hanyou ¿Kiti verdad?- dijo de forma despreocupada acercándose a ella- pero te advierto que si sigues con ella saldrás lastimada… porque no cambiará lo que es ella siempre nos tendrá odió a pesar de todo.- le susurro en una mezcla de rencor y dolor en su palabras como si en realidad la odiará para después alejándose volando y desaparecer de su campo visual.
Quedando sola, dándose cuenta de eso corrió de nuevo para alcanzar a su compañera que la esperaba en la rama de un árbol mirando al horizonte, como en búsqueda de respuesta que no estaba para la majo pero para la hanyou si lo estaban.
-¡Sakuya!!…¿que estas haciendo?- exclamó preguntando sin saber a ciencia cierta si le respondería ya que casi nunca le contestaba.
-Hay que caminar sino llegamos para el anochecer correrás más peligros.- explico secamente bajando de un salto.- ese es el único lugar que me que da para que descanses mientras yo iré a un trabajo.- continuó avanzando sin importarle la confusión de la joven.
-Espera(Matte) ¿a donde vamos?- preguntó confusa caminando al lado de la peliplateada que no le respondió más. 
Horas después de caminar en el bosque se encontraban frente a una cabaña bastante, vieja pero no estaba, abandonada ya que la cerca y el jardín, estaban arregladas, sin embargo se podía ver un campo de energía.
-Sakuya-senpai... ¿estas segura de este lugar?- paro preguntando desconfiada por el campo de energía.
Pero como siempre no recibió respuesta alguna, viendo como la hanyou caminaba hacia el campo de energía, esperando que este la rechazará pero con asombro observo, pasar a través de el y incluso, se volvió verle. Es que ella no tenía límites ¿verdad?... Siempre hacia lo que se le daba la gana.
-¿Que esperas? Vámonos.- cortante continuó su caminata hacia la casa sin prisa.
Resignada suspiro esperando no ser rechazada o eliminada por el campo de protección, que para su sorpresa la deja pasar sin ningún problema, dejando ver mejor una casa no eso, no era una casa eso, era una mansión. Era grande hermosa igual que la mujer que salía de la misma corriendo hacia ellas.
«Ay no ya sabe que somos intrusas. ¿Ahora que hacemos?»penso preocupada ante la idea que aquella mujer las llega se a lastimar o que Sakuya lastime a la mujer.
-Sakuya. Mi niña que bien que ya regresaste.- corrió abrazando a la peliplateada que no mostró ni una emoción con la mujer.
Atónita miro como aquella mujer abrazaba a la hanyou sin temor, a que algo le pasará en manos de ella. La mujer de cabello azabache se desprendió del abrazó sonriente, le acomodo el traje la peliplateada que solo la dejo ser.
-Anciana Akemi nec...
-Que muchachita más grosera.- interrumpió propinando le un coscorrón en la cabeza de la hanyou.- ni siquiera un como estas, dices. Bueno al menos regresaste con bien y...- no siguió hablando al sentir la presencia de alguien más, desvío su mirada hacía la joven que estaba a las espaldas de la pequeña niña, que las miraba incrédula.- ¿quien es ella?-susurro en la oreja gatuna de la hanyou.
-Es de lo que te quería hablar. Pero...- la volteo a penas a ver por el rabillo del ojo color ámbar.- ...no aquí.- sin más miramiento se marchó al interior de la casa.
«Pero que acaba de pasar. A caso ella... ¿Me acaba de vender?...» pensó aterrada al ver la conversación de la hanyou con la mujer extraña.« No tengo que confiar en ella jamás haría eso. Es mi amiga.» se calmo mirando a la mujer que conversó con Sakuya se le acercaba.
-Dime. ¿Que relación tienes con mi niña Sakuya?...-se acerco dejando escasos centímetros para distanciar las poniendo nerviosa a la majo.
-B-bu-bueno verá...- tartamudeó sin mirar directamente a la azabache, que de un momento a otro le llegaron sus palabras.- ¿Su niña Sakuya?. Bueno es mi amiga fingiré ser su maid personal.- con desconfianza en su voz ante la mujer, que de pronto tenía un poder de energía, y no común sino mágica.
-Ya veo. Esa niña nunca me avisa con tiempo ahora te tendré, que confeccionar un traje de criada.- vio de reojo a la joven a su lado y suspiros cansada.- Ya que no es la primera vez que lo hace. Ven te enseñaré el palacio.- indicó comenzando a caminar para enseñarle todo el lugar.
-Espere... ¡que quiere decir que esta no es una casa ordinaria!!- exclamó asombrada al ver la "casa" delante de ella y luego a la mujer que reía por su impacto.
-¡Oh! No querida. Sakuya a veces trae a personas con las necesidades de un techo en donde dormir y comida. Hasta incluso a traído animales que se crían aquí y bueno las personas que vienen a este lugar trabajan como...- explicó parándose frente a la puerta y al abrirla se encontrón una sala principal muy grande. Que al final de la misma tenía dos escaleras a cada lado de una puerta bastante grande, en la parte de arriba de las escaleras habían dos puertas de también común.- ¡ja! Jamás me di cuenta que aquí se trabaja de todo. Pero por eso tuve, que agrandar la casa.- se quejo cansada.
-Disculpe pero tengo una pregunta.-  inquirió siendo guiada por aquella mujer de extraño aspecto.- ¿Por que tiene poder mágico en usted y que es de Sakuya?- preguntó abruptamente parando en seco a la azabache que se sorprendió por las seriedad de esas palabras.
-Pensé que ya te había contado ella pero veo que no. Soy la nana de la princesa Sakuya Rose Kinomoto.- volteando se sonrió dejando sin palabras a la pelinegra ante esos dos apellidos que solo conocía por leyendas.
Antes de poder preguntar algo más pudo sentir la presencia de una tercera persona en el lugar miró que se trataba de la pequeña hanyou con su compañera gatuna en brazos. No las miraba se encontraba cabizbajo su flequillo cubriendo sus ojos dorados, sin darse cuenta en el lugar se formó en un silencio sepulcral.
-Ake necesito hablar contigo.- hablo muy secamente para después desaparecer por la puerta, por la cual había entrado.- es para ya.
-Ay! No otra vez.- se quejo frustrada moviendo su cuerpo como si le hubiera azotado un gran escalofrío.- a esa niña le pondré un cascabel porque al menos así sabré que esta ahí. Lo siento pero ya no te puedo contar más.- al terminar de hablar y llevarla a su habitación se fue, apresurada el aura de esa niña eso el momento que la llamo no le traía ningún buen presentimiento.
La habitación era grande, mas grande que su antigua casa pero no se podía quejar aunque no le gustaban los lugares así, al menos tenía donde dormir. De pronto le llegaron de golpe las palabras de la azabache y la vampiresa- Será verdad que, Sakuya-senpai es la heredera a grandes fortunas... Entonces ¿Porque sigue vagando por el mundo sin rumbo?, ¿Quien eres en realidad Sakuya?- cuestionó mentalmente mirando el atardecer por la ventana.
~★~
Sentada en la ventana de su habitación mirando la puesta de sol que mezclaba ,los tonos amarillos y rojizos, para crear un anaranjado brillante, como también el azul para crear un morado medio. Cerrando sus ojos dorados sintiendo con los últimos rayos de sol, la acariciaban con suavidad llenándola de dicha, al sentir la brisa suave que se hacia nocturna.
-¡Mostró, mostró ella mato a la reina su madre!- exclamó con odio hacia la pequeña frente a él.
-Por favor no... Yo no hice nada por favor- rogó en llantos levantando la mirada, llena de lágrimas por a ver presenciado la muerte de su progenitora.
-No lo niegues. Ahí que, sacarla de aquí antes de que nos mate a todos.- ordenó otro hombre y así la poco gente que quedaba de ese reino la...
-Sakuya todavía sigues teniendo ese momento ahí ¿verdad?- interrumpió preguntando con suavidad ganándose la atención de la hanyou que yacía en la ventana.
-Encontré nuevas pistas.- propino de una vez volvió al horizonte no podía des concentrarse, no podía permitírselo no ahora.
-¿Piensas seguir con eso?- cuestión molesta parada en la puerta.- Sabes lo que opinó de eso. Por favor que date aquí estarás a salvo.- rogó en un vago intento de hacerla entrar en razón. Es cierto que habían asesinado a la reina, la madre de esa pequeña hanyou que quería como a su propia hija que nunca tuvo, y entendía que quisiera vengar la muerto de su progenitora pero no lo podía hacer a costa de su propia vida.
-Sabes perfectamente bien que no me puedo detener por buscar una forma para liberar a esta gente de la miseria.
-Lo se. Eres muy valiente o eres muy tonta para no ver en otro forma para ayudar a estas personas sin derrotarlo y arriesgar tú vida.- argumento acercándose mirándola a través del reflejo de la ventana.
-Cerca de aquí ahí un yokai que sabe donde irá atacar su ejército.- prosiguió sin dejar de ver el cielo nocturno.- en una hora saldré.- informó separándose de la ventana y caminando hacia el closet.
Sin decir más la azabache de ojos azules se fue de la habitación, sin cruzar otro palabra con la peliplateada.
-¿Quien eres en realidad?...- se preguntó mirándose directamente en el espejo y en su reflejo pudo ver el color carmesí bordear sus iris doradas.
Continuará...
Sakuya para ayudar a Kiti la lleva consigo hasta un lugar escondido en el bosque después de su encuentro con Midaro la princesa de los vampiros sin embargo lo que ella dijo fue confirmado por Akemi la nana de Sakuya... ¿Porque Midaro siente rencor hacia Sakuya?...
¿Que más esconde el pasado de la hanyou?...
¿Sera que lo llegué confesar?...
¿Porque Kiti se asombro por los apellidos que le pertenecen a Sakuya?...
¿De quien estaban hablado Sakuya y Akemi?...
¿Porque los ojos de Sakuya se bordearon de rojo?...
Todo esto y más en: "Sakuya"
Tumblr media Tumblr media
0 notes
toctraveller · 7 years
Photo
Tumblr media
Islandia - 06/2017
Varios viajes han pasado en este tiempo y/o en el pasado en los que no escribí nada en este blog ni dejé registro en ningún lado más que en las fotos sacadas y subidas a redes sociales. Coincidentemente, dichos viajes fueron siempre aquellos en los que viajé acompañado, ya sea por amigos o familia.
Supongo que es porque la actividad de escribir surgió como un diario personal en el que relataba las cosas que veía y hacía, al haber viajado mayormente solo y no tener a nadie al lado para comentar o compartir las experiencias vividas. *suenan violines de fondo*. No, pero muy lejos de que suene con connotación triste (si te entristece viajar solo, estas haciendo TODO mal), era más bien porque escribía en los tiempos libres ya sea matando tiempo entre viajes largos, o en la comodidad de mi casa.
De cualquier modo, al hacer un repaso de los viajes no relatados, han quedado atrás lugares como Serdegna (Italia), road trips por varios pueblitos europeos de diversos países, y lugares más distantes y exóticos, si se quiere, que visité luego de escribir el último post asiático, como Australia, Nueva Zelanda, o la costa de California y New York en Estados Unidos.
El hecho es que decidí hacer un esfuerzo por vencer la flojera y sentarme a tratar de volcar lo viajado también en compañía, ya que me da pena seguir dejando pasar destinos fantásticos de los que perderé el recuerdo de los detalles pequeños si no los escribo.
Es por eso que hoy vuelvo al ruedo con un nuevo relato.
Habíamos planeado y sacado los pasajes con un año de anticipación más o menos, para poder adelantar y pagar todos los gastos lo más posible y poder visitar muchísimos destinos en un período limitado de tiempo. La ansiedad de tener que esperar tanto tiempo, sumado al hastío y agotamiento de la rutina laboral y la vida en la ciudad, hizo que todo ese tiempo hasta el día de viajar sea muy cuesta arriba.
No voy a ahondar en detalles de lo difícil que fue todo el viaje hasta llegar a Europa y las miles de escalas, ocasionadas básicamente porque el banco al igual que todo en Argentina funciona como la mismísima verga y terminamos perdiendo el vuelo de oferta que veníamos trackeando, por lo que tuvimos que sacar el mismo vuelo pero vía Brasil, lo cual añadió más escalas, espera y fastidio hasta llegar a Europa… sobre todo porque días antes de viajar, los queridos amigos de Aerolíneas decidieron cambiarnos el horario del vuelo que convenientemente habíamos elegido, por uno en el que hubiera significado perder el otro avión en dirección Europa.
Tuvimos que pedir que nos lo cambien por uno más temprano, que resultó ser uno a las 6 y pico de la mañana, lo cual se tradujo en una eterna espera de más de 8 horas en el aburrido aeropuerto de San Pablo. Para colmo, momentos antes de embarcar en San Pablo, anunciaron que el embarque estaba demorado unos 30 minutos hasta que resuelvan no se que problema con la aeronave. Ya me veía que cancelaban el vuelo e iba a prender fuego todo.
Por suerte no sucedió nada y volamos sin mayores problemas hasta Amsterdam, donde aún nos quedaba otra escala de 4 horas hasta llegar finalmente a London, que sería nuestro hub de conexiones aéreas para todos los destinos del viaje.
Finalmente luego de un día y medio de andar esperando y saltando de un lugar del mundo a otro, llegamos a London, aunque más no fuera por unas pocas horas para dormir, ya que al día siguiente teníamos que subirnos a oootro avión más para llegar, ahora sí, al primer destino posta del viaje: Islandia.
Luego de todo el stress y el TOC vivido, al llegar a Reykjavík, veo que en la cinta transportadora de las valijas llega la mochila de Cris (ambos fuimos de mochileros), pero no la mía… “la puta madre!”, pensé.. “me perdieron la mochila y ahora voy a tener que andar en pija todos estos días con 10 grados de temperatura!!”.
Después de esperar un rato con el TOC off charts y ver que el cartel diga “all bags delivererd”, decidí dar una vuelta alrededor de las cintas de equipaje y encontré mi mochila tirada en la sección de "Odd size baggage"... la puta que los parió!... por qué una mochila llegó en la cinta normal y la otra no? nunca lo sabremos… pero sí fue algo que se repitió en algunos otros aeropuertos, si vas con mochila como tienen cintitas e hilitos colgando por todos lados, te mandan a despacharla por otra cinta, por miedo que se trabe en las máquinas. Una paja.
Hasta ese momento en que finalmente llegamos a destino sin mayores problemas, fue recién que pude deshacerme de una extraña sensación de que algo iba a salir mal, que me acompañó desde salir de Buenos Aires. Por suerte no pasó nada!
En fin, una vez con las mochilas en mano, nos pasaron a buscar por el aeropuerto los del car rental, donde alquilamos una mini camper van que sería nuestro hogar sobre ruedas durante nuestra estadía en Islandia.
Para ese entonces ya eran como las 5pm, y teníamos turno en la Blue Lagoon a las 7pm, por lo que aprovechamos para ir al super a comprar provisiones para ya tener comida los días siguientes. Afortunadamente terminamos comprando re pocas cosas, ya que cuando retiramos la camioneta había un grupo de pibes devolviendo la suya que nos regalaron un montón de comida que no llegaron a comer, que estaba sin abrir y en perfecto estado! Ligamos pollo, salchichas, sal, azúcar, café, manteca, queso rallado, nueces, aceite de oliva, atún, fideos, arroz y no me acuerdo que mas. Prácticamente todo lo básico lo tuvimos cubierto y lo mejor de todo es que fue GRATY, lo cual es genial porque todo en Islandia es bastante caro!.
Ya con la camioneta cargada, nos dirigimos a la famosa Laguna Azul, unas piletas naturales de aguas termales. Nos relajamos un rato luego de tanto cansancio del viaje, disfrutamos el agua calentita, nos pusimos unas máscaras de sílica y descansamos un rato.
Al salir de ahí nos dirigimos al camping de Reykjavík para dormir y hacer base para arrancar al día siguiente con el glorioso road trip, que tenía como primer objetivo el día 1 el llamado "Golden Circle", que es un circuito que como el nombre indica se puede hacer en forma casi circular sin pasar dos veces por el mismo lugar y en el que hay varias atracciones naturales para ver. Este circuito, junto a la región sur del país, son los destinos más populares y turísticos de Islandia.
Esa misma noche antes de irnos a dormir experimentamos por primera vez el famoso "midnight sun", o sol de medianoche, que ocurre en Islandia y en otros lugares de la misma latitud, en el que al estar tan al norte y cerca del polo, el sol nunca llega a ponerse del todo en verano, haciendo así que nunca anochezca por completo. A las 11:30pm se siente como si fueran las 7 u 8 de la tarde, y pasada la medianoche es como un eterno atardecer, sin sol, pero con el cielo clarito y bastante luminosidad.
Pensamos que iba a ser un problema para dormir, pero la verdad que estando cansado cerras los ojos y dormís igual. El único asunto es que como es tan de día tan tarde, tu cuerpo no siente que ya se tenga que ir a dormir, ni comer ni nada.. sentís como si aún tuvieras la tarde por delante, aunque sean las 12 de la noche.
El día del Golden Circle nos levantamos "tarde" porque estábamos rotos de tanto viaje, pero sabíamos que con el midnight sun no íbamos a tener problemas de que nos caiga la noche y no poder visitar algún lugar, así que nos relajamos con eso durante el resto del viaje y siempre funcionó de maravillas. Hemos ido a algunos lados a las 10pm y llegado a campings pasadas las 11pm, a diferencia del road trip de Australia, en el que nos oscurecía a las 6pm o un poquito antes, y los campings te dejaban de registrar a las 7pm.
Esta vez fuimos más previsores y nos trajimos el kit de mate desde casa para poder ir tomando en el camino. Nice! Recorrimos todas las atracciones del circuito re tranqui y la verdad que estuvieron geniales. En el camino vimos cataratas gigantes, termas, geysers, cráteres volcánicos, parques nacionales, lagos y paisajes hermosos desde la ruta.
Al finalizar el circuito y para aprovechar al máximo los 8 días y monedas que estuvimos y poder recorrer lo más posible, hicimos uso de las bondades del midnight sun y fuimos manejando hasta Seljalandsfoss, unas cascadas a unos kilómetros hacia el sur, las cuales eran el primer punto de partida de la segunda y principal etapa del road trip: el Ring Road.
Ring Road le dicen a la ruta nacional número 1, la cual bordea todo el país en forma de anillo y empieza y termina en la capital. Desde ella se pueden acceder a los diversos y cientos de miles de cosas y lugares que hay para ver y disfrutar en todo el país.
Lo maravilloso de manejar en Islandia es la diversidad de los paisajes. Podés venir andando por una ruta que parece llana y desolada, hasta que de pronto aparecen unas sierras, acantilados y cascadas que brotan de la tierra. Todo recubierto por el más verde de los pastos que jamás hayas visto.
Así fue como Seljalandsfoss apareció frente a nuestros ojos. Para mejor, el clima se despejó cuando llegamos, tipo 9pm (aún había sol, claro) y pudimos disfrutar de esa maravillosa cascada a la cual le podés caminar por atrás (y mojarte bastante), sin hordas de turistas y casi sin gente.
Ya habíamos googleado ese camping y sabíamos que prometía ser épico, pero la verdad que excedió nuestras expectativas. Había poca gente, y terminamos acampando solos frente a una cascada más alejada del circuito, y dormimos con el ruido del agua cayendo detrás nuestro. Fantástico es poco.
Al día siguiente amanecimos en ese increíble lugar, y volvimos a darle una vueltita a las cascadas de la zona antes de seguir adelante con el viaje. Esta vez, lógicamente, ya estaba lleno de turistas así que nos pusimos contentos de haberlas podido disfrutar el día anterior.
El plan era ir recorriendo todos los lugares que teníamos pre seleccionados hasta llegar a Vík, un pueblito del sur con playas de arena negra, para pasar la noche ahí. Así fue como pasamos por el anticipado y más famoso y activo volcán de Islandia: Eyjafjallajökull! Tal vez les suene el nombre si vieron la película de Walter Mitty. Más adelante, siguiendo por una corta caminata hasta Seljavallalaug, una pileta de aguas termales en el medio de las montañas. Luego Skógafoss, una catarata que se abría en medio de un acantilado y podías llegar hasta la base, si querías mojarte bien mojado, pero que tenía una magnitud impresionante! Se podía subir por un sendero y verla desde arriba donde cae el agua, y hasta caminar río arriba todo lo que quieras con Eyjafjallajökull de fondo y más cascadas que se abrían paso sobre el río. Aquí pasamos un rato descansando, ya que la subida hasta el sendero era bastante empinada y todavía estábamos bastante fuera de estado. Por suerte hacía un día hermoso, soleado y cálido, así que nos tiramos a remolonear un rato antes de almorzar y seguir viaje.
La próxima parada fue Sólheimajökull, un glaciar que está cubierto de piedras volcánicas y hace parecer que la nieve fuera negra.
Finalmente la última parada antes de hacer noche (bah... "noche") en Vík, fue ir a ver los restos de un viejo avión de la Marina yankee que se estrelló ahí en la costa del sur en 1973 y quedó abandonado desde entonces.
La joda era que para llegar había que caminar 4 kilómetros en cada sentido desde el estacionamiento, a pesar de tener un sendero muy claramente demarcado. Esto se debe básicamente a que la gente es imbécil, soreta, hija de puta, irrespetuosa, retardada y se re caga en todo, ya que en el pasado sí se podía llegar hasta allá en auto, pero la gente empezó a manejar fuera del sendero demarcado e hicieron mierda todo el terreno, que a pesar de ser árido es de un ecosistema delicado y tarda años en recomponerse, por lo que el dueño de las tierras se hinchó las pelotas y decidió cerrar el acceso a los autos.
La cuestión es que caminamos, llegamos bien, sacamos fotos, etc, pero para cuando emprendimos la vuelta, el clima desmejoró rápidamente y se levantó un viento re fuerte que hacía que te cagues de frio. Cuando estábamos a 200 metros de llegar a la camioneta se largó a llover y ya no pararía hasta el otro día. De hecho emprendimos viaje hasta Vík con la esperanza de ver algo ya que aún era temprano, pero se largó una tormenta impresionante! En la ruta no se veía una verga, y cuando finalmente llegamos al camping, la camioneta se sacudía del viento y el agua hacía un estruendo zarpado.
Por suerte para el otro día tipo 10am se calmó, pero el saldo de haber chupado tanto frío fue que la Negra se cagó enfermando (ya venía resfriada de Bs As) y estuvo rota con mocos los días siguientes! :(
Luego de una noche complicada, finalmente al otro día luego de desayunar y pasar por la farmacia por un jarabe para la tos, pudimos ir a Reynisfjara, la playa de arena negra. Ese día la Negra no bajó mucho del auto porque estaba destroyed, así que luego de inspeccionar las zonas, yo la acercaba con el auto hasta donde se podía para que pueda ver los lugares. Igualmente en Reynisfjara la hice bajar ya que era muy corta la caminata y no había más viento y era demasiado genial como para que se lo pierda!
Ese día teníamos menor cantidad de destinos, pero distancias más largas entre ellos, así que sin más preámbulos seguimos viaje hasta Fjaðrárgljúfur, un cañadón gigante que es atravesado por un río con cascaditas y todo muy verde!. De ahí fuimos hasta el parque nacional Skaftafell, en el cual hay muchos senderos que se pueden hacer si estas con tiempo y ganas, como por ejemplo llegar a la base del glaciar más grande de Islandia, Vatnajökull, pero para cuando llegamos ya estaba lloviznando y Cris no estaba como para andar caminando chupando frío, así que me limité a tomar el sendero más corto en busca de la atracción principal del lugar: la cascada Svartifoss, famosa por estar embebida en una pared de columnas hexagonales de basalto.
Por suerte el clima se comportó y pude ir y venir sin problemas. De hecho luego se despejó más adelante en el viaje (el clima en Islandia cambia cada 5 minutos). El parque es gigante y está casi sobre la costa sur, por lo que la ruta serpentea bordeando de un lado la llanura hasta llegar al mar, y del otro montañas altísimas cubiertas de nieve. El contraste y mezcla de paisajes es una de las mejores cosas que tiene Islandia… es algo que nunca ví en ningún otro lado del mundo. Todo eso sumado a la "virginidad" de los lugares... todo (o la mayoría) está intacto y libre de manipulación humana, por lo que te sentís como si fueras la primer persona en explorar el territorio.
Así fue como al girar en una curva, apareció frente a nosotros Vatnajökull en todo su esplendor… el glaciar más grande que ví en mi vida! Posta que nunca ví algo igual. La mayoría de los glaciares que he visto, no son muy impresionantes a la vista desde la base o desde el sendero desde el cual los podes ver, en el sentido de que no se pueden apreciar en toda su magnitud y por lo general están cubiertos de tierra y piedras, como fue el caso con Sólheimajökull, o con todos los glaciares de Nueva Zelanda.
Pero éste era distinto porque mismo desde la ruta veías el pico de la montaña y de ahí como bajaba un bloque gigante de hielo inmaculado que se veía esponjoso de tan blanco y puro y sin contacto con humanos, que desembocaba en una laguna sobre la cual flotaban pedazos de icebergs de todos los tamaños que se desprendían paulatinamente del glaciar.
Paramos en un lugar a sacar unas fotos al costado de la ruta y notamos que había un camino de ripio pero en muy buen estado que se adentraba en dirección a la base del glaciar. Como no había ninguna reja ni cartel que indique lo contrario, me mandé. Habían otros autos y personas paradas en el lugar pero nadie se aventuró a tomar éste camino.
Cada metro que avanzaba tenía el glaciar más y más cerca, hasta que llegamos a la base de la laguna, donde habían unos camiones gigantes con dormitorios incorporados y un par de autos más. Parecía como que estaban en una expedición de algo. Bajé a sacar fotos y un tipo me preguntó si estaba buscando algo y le dije que sólo quería sacar unas fotos. Me dijo "ok no problem, have a great day!". Me fuí bordeando la pequeña barda que me separaba de la vista directa al glaciar. Cuando llegué no podía creer lo que veían mis ojos. Todo eso que describí antes pero RIGHT IN YOUR FACE. Lo mejor es que estaba SOLO. Yo y la inmensidad intocada e inmaculada de la naturaleza. Lo pienso y se me pone la piel de gallina. Fue claramente uno de los highlights del viaje, y es difícil de expresar con fotos o palabras, pero fue ciertamente espectacular e inolvidable.
Lo mejor de todo es que fue de sorpresa, porque en verdad íbamos en camino a la Jökulsárlón Lagoon, que es la laguna donde los icebergs se desprenden y salen flotando hacia el océano. No teníamos idea que en el camino nos encontraríamos con esto.
De cualquier modo cuando luego llegamos a Jökulsárlón, también fue muy genial y nos quedamos un rato disfrutando los icebergs gigantes desmenuzarse y flotar lentamente… hasta vimos una foca que nos pasó nadando por al lado! Lo malo es que había más gente alrededor, por lo que la experiencia previa fue mucho más intensa.
El día lo terminamos en Höfn, el último pueblito del lado sur de la isla, ya casi más bien sobre el este. Al día siguiente en teoría había un lugar llamado Stokksnes para visitar ahí nomás, pero cuando llegamos vimos que querían cobrar entrada (todos los otros lugares eran por lo general gratis y de libre acceso) y dado que era más playa de arena negra que ya habíamos visto en Vík y que encima llovía y había niebla y no se vería un carajo, decidimos seguir viaje.
Lo mejor de salir del sur, es que la cantidad de turistas se reduce drásticamente. Ya no se ven micros de turismo ni hordas de gente en el resto de los lugares que visitas. Se reduce prácticamente a la gente que alquiló autos o campers para hacer recorrer, que si bien también son bastantes, no se siente tanto su impacto ya que circulan a distintos horarios del día, contrario a los micros que llevan a la gente a lugares en horarios fijos.
Si bien los paisajes ruteros son absolutamente épicos alrededor de todo el país, manejar por el este fue mi tramo favorito. Principalmente porque la ruta tiene un trayecto en que va completamente bordeando al agua sobre los acantilados montañosos, y las rutas costeras son mis preferidas.
El camino serpentea entre subidas y bajadas, pasando por cascadas random y atravesando todo tipo de climas en el camino. En un trayecto de 50km hemos visto sol, lluvia, niebla tan espesa que no se veía a más de 3 metros, viento, nubes y sol de vuelta.
También hay unos tramos en que pasamos por unos túneles que atravesaban la montaña, eran como de 6 kilómetros de largo y tenían un sólo carril con bahías para correrte cuando venía alguien en sentido contrario.
Ese día la idea era manejar encarando hacia el norte hasta donde lleguemos, yendo tranqui por la ruta escénica y parando en el camino en unos mini pueblines que decían ser pintorescos, ya que la mayoría de los lugares de interés que queríamos visitar estaban en el norte-centro.
De hecho, como tenía tan pocos lugares marcados en el mapa para visitar en el este, mientras manejaba le pedí a Cris que se fije en un cuadernito que traía la camioneta en el que te listaban un montón de lugares de interés alrededor de toda la isla, categorizados por zonas (este, oeste, sur, norte) y los pineamos en el maps.me. La mayoría quedaban de camino por donde teníamos que pasar. De hecho aprovechamos para ir al super y almorzar en uno de ellos.
Ya entrando en la tarde, nos encontrábamos en un pueblo con un lago bonito del cual nacía un camino hacia unos de los destinos que habíamos visto en el cuadernito de la camioneta. Quedaba bien al fondo de todo, al final de los fiordos del este. Al principio dudamos en si ir o no, ya que quedaba en dirección contraria a la ruta 1 en que debíamos seguir viaje, y decía que sólo había avistaje de aves y senderos de hiking, pero como aún era temprano y no estábamos tan cansados y tampoco habíamos visitado demasiados lugares durante el día, decidimos mandarnos igual.
Al principio fue todo risas, ya que el camino estaba todo asfaltado y con vistas hermosas, pero más adelante cuando nos acercamos a la zona de los fiordos, se transformó en ripio hasta casi llegar a destino, lo cual fue medio una paja porque yo odio andar por caminos de ripio durante largos tramos. Bah, en verdad no lo odio.. no me molesta, el tema es que con vehículos alquilados y en países y sobre todo en locaciones absolutamente remotas, me estresa demasiado… estoy bajo el constante temor de que se me pinche una rueda, o lo que es peor, dos ruedas, y me tenga que quedar clavado ahí. Eso, o romper algo de la mecánica. Por suerte el camino no estaba tampoco tan mal, se podía circular tranquilo.. el único asunto es que ibas trepando montañas y curvas y pendientes empinadas, por lo que el tiempo de viaje se hacía más largo aún. Igual, nada… estábamos en plan paseo, con cero apuro, así que ya fue.
Luego de serpentear de aquí para allá, el camino dobló hacia la derecha y aparecimos en una bahía bordeada por unos fiordos impresionantes. El pueblito en cuestión era minúsculo. No tenía ni un supermercado ni estación de servicio, y de hecho sólo se podía acceder a él en verano, ya que en invierno la cantidad de nieve que se forma bloquea el único camino de acceso por el que vinimos.
Quizás sea ésta la razón por la cual era tan hermoso. Podías contar la cantidad de casas casi con las manos, todas super coloridas y pintorescas, a la orilla del agua y con un extenso cordón montañoso con picos nevados detrás.
Lógicamente, se sentía una paz en ese lugar.. la cantidad de habitantes e incluso de visitantes era mínima, y el paisaje te dejaba sin palabras mires en la dirección que mires. En el medio del pueblo se encontraba el camping, que tenía una colina pequeña a la que podías subir y apreciar una vista panorámica en 360 grados del paraíso mismo.
Era prácticamente imposible no enamorarse de éste lugar, de su encanto y de sus paisajes que te hacían sentir como si estuvieras dentro de un cuento de hadas.
Como encima el camino hasta llegar había sido largo y cansador y el lugar era demasiado perfecto como para no aprovecharlo, luego de hacer cálculos y ver que estabamos re bien de tiempo con el itinerario, decidimos pasar la noche en ese magnífico camping, donde dormimos con vista a las montañas.
Como teníamos el resto de la tarde por delante, decidimos seguir unos kilómetros más adelante camino arriba, para ver que onda. Así fue como llegamos a un puerto minúsculo con un par de simpáticos y pequeños barquitos, en el cual había un mirador en la cima de la península que tenía vista al pueblito, a las montañas, al mar y lo que fue mejor: era el lugar donde vivían los Puffin!!! una especie de pájaro que habita en el Atlántico Norte y que abunda en Islandia (se ofrecen tours de avistaje por todos lados) pero que no habíamos cruzado a ninguno en todos los lugares donde se suponía que tenían que estar! Fue genial haberlos encontrado ahí, lejos de los tours y de las muchedumbres, en su hábitat natural y con terrible paisaje de fondo.
Son muy simpáticos los bichos, tienen carita linda, son ávidos pescadores y vuelan aleteando super rápido alrededor de todo el lugar. No parecían inmutarse tampoco por la gente que estaba al lado, que si bien éramos pocos, los teníamos a menos de 3 metros de distancia!.
Para esa altura no dábamos crédito a nuestros ojos, y agradecimos fuertemente haber seguido el consejo del cuadernito y mandarnos simplemente porque estaba bien lejos de todo y para ver “que onda”.
Como broche de oro, después de cocinar y comer en el camping (que por cierto tenía mejores facilidades que muchos otros en grandes ciudades, aún siendo más simple), nos quedamos disfrutando del lugar, absorbiendo la magia que flotaba en el aire, en lo que se hizo de medianoche y bajo un casi poético cielo rosado, apareció repentinamente un arcoiris que nacía del medio de los picos nevados que teníamos detrás.
Justo cuando pensábamos que ese lugar no podía ser mejor, BUM! otro fantástico espectáculo de la naturaleza frente a nuestros ojos.
El lugar se llamaba Borgarfjörður Eystri, pero nosotros lo apodamos “Epic Land”, y con justa razón. De hecho, la foto que ilustra este post, fue tomada ahí.
Entre el frenesí del arcoiris y de la magia del lugar, esa noche nos terminamos acostando tarde, y si bien dormí bien y no nos levantamos ridículamente temprano ni nada, al otro día me desperté cansado, con un leve dolor de cabeza producto típico de la falta de horas de sueño.
Pero el día recién arrancaba y aún teníamos muchos kilómetros por recorrer y un itinerario que cumplir, por lo que después de desayunar arrancamos sin más preámbulos viaje en dirección a Dettifoss, unas cataratas que decían ser las de mayor volumen de todo Europa.
El día seguía hermoso por lo que la vuelta hasta retomar la ruta 1 se hizo re amena, ya que el sol iluminaba las montañas y lagos y hacía brillar las miles de flores violetas al costado de la ruta.
Ya de nuevo sobre la ruta 1, aún quedaban unos 200km hasta Dettifoss, pero teníamos todo el día así que seguimos avanzando a velocidad crucero disfrutando el road trip como hasta ahora.
Siguiendo la naturaleza cambiante de paisajes en cada región, el lado noroeste se caracteriza por tener caminos sinuosos y con pendientes de bastante inclinación, hasta que se plancha y se mantiene más bien llano hasta llegar a la región central.
Nos encontrábamos circulando por dichos caminos montañosos, sin prisa pero sin pausa, en el medio de la nada, cuando de pronto veo de mano de enfrente un auto frenado, pero con la trompa apuntando hacia mi sentido de circulación, como si estuviera esperando para mandarse. No pensé nada raro hasta ese momento, ya que era algo completamente normal.. miles de autos frenaban en los paradores random al costado de la ruta, de una mano o de otra y luego seguían viaje.
Pero fue justo cuando yo estaba a unos escasos metros de distancia que el hijo de puta ese decidió mandarse en frente mío.
Por suerte soy un hábil y experimentado conductor con buenos reflejos (si, es lo único con lo que me permito hacerme el canchero) y conservé la calma, pero tuve que frenar a full pero sin clavar las ruedas, disminuyendo la velocidad y maniobrando hacia la derecha, subiéndome a la inexistente y angosta banquina de ripio con cuidado de no perder el control y terminar volcado al costado de la ruta. Todo esto sucedió en una fracción de segundo, mientras con una mano mantenía apretada la bocina y de mi boca se propagaban las más furiosas de las puteadas.
Bajé la velocidad y lo dejé pasar (aunque ganas no me faltaban de hacerlo volcar y que se muera por hijo de mil puta). Ahí fue que notamos que el tipo estaba manejando erráticamente.. zigzageaba entre carriles de acá para allá, como si estuviera dormido o borracho.
En un momento frenamos un minuto en un lugar para dejarlo avanzar bien fuera de nuestro camino, pero sobre todo porque mi nivel de calentura estaba fuera de escala.
Cuando finalmente retomamos viaje, un rato más tarde aparece de la nada misma un patrullero con las sirenas prendidas que me pasa a los recontra chapazos. "Seguro fue el hijo de puta aquel que se la puso a alguien", le dije a Cris.
Kilómetros más adelante veo finalmente al patrullero, con otros dos autos detenidos sobre la ruta. Quien era uno de esos autos? Si, el hijo de mil puta que casi nos mata a nosotros.
Me pareció raro que los dos autos estén detenidos pero no haya rastros de colisión, hasta que miré al costado de la ruta y vi un auto impactado de frente completamente hecho acordeón. El suicida hijo de puta ese finalmente se cargó a alguien más. Nunca supe si sobrevivieron, se lastimaron o que, ya que todo transcurrió rápido, pero le arruinó el viaje, si es que no la vida, a algún otro inocente.
Cuando ví eso, la calentura me invadió nuevamente y se multiplicó por mil. Me puse a pensar en que si el loco de mierda se me hubiera cruzado tan sólo UN segundo más tarde, me la hubiera pegado de costado y no hubiera habido absolutamente ninguna maniobra, ni habilidad, ni precaución mía posible que nos hubiese salvado. Ese auto volcado y hecho mierda al costado de la ruta, podríamos haber sido nosotros.
Pasé la zona del accidente a las recontra puteadas, y quedé alterado por el resto del día.
Seguimos viaje hasta que llegamos a la intersección para agarrar el camino hacia Dettifoss, sólo para descubrir que el camino consistía en 30 kilómetros de ripio violento. No era tanto pozos lo que tenía, sino unas toscas grandotas lo suficientemente abundantes como para que te sacuda el auto de acá para allá, aunque circules a 20km/h.
Un camino del recontra orto, que parecía no terminar jamás. Cuando finalmente emprendimos el regreso, no quedaba otra que volver por donde vinimos, ya que el camino bordeaba el río y no había ni cruce ni asfalto, ni caminos alternativos.
Todo lo que comenté antes del TOC que me dan los caminos de ripio, se puso a prueba en este tramo de vuelta hacia la ruta.   No conforme con ya venir con TOC porque me quedaba poca nafta, el intenso traqueteo y zamarreo del puto ripio, hizo que se prenda una luz de alerta en el tablero de la camioneta. "Uhhhhh! acá la quedamos!" pensé. Nunca supe que significaba el dibujito, pero era como un engranaje con signo de "!" adentro. Pensé que significaba que se me iba a partir la transmisión o la caja de cambios o algo y ya me veía comiéndome un pijazo en forma de 2 mil euros de franquicia por romper la camioneta.
Pero como la luz era de aviso y no de alerta (era amarilla y no roja), y ya tenía en el tablero la luz de los inyectores prendida desde que retiré la camioneta, me calmé un toque. De hecho cuando el traqueteo del ripio finalmente terminó, la luz se apagó solita. Fiuuu!.
De ahí le pegamos derecho hasta el lago Mývatn, alrededor del cual se encontraban todas las atracciones que planeabamos ver ese día. Cargamos nafta en el pueblito y nos dirigimos a unos campos de lava volcánica, como para arrancar a explorar de abajo para arriba.
Pero cuando llegamos ahí, entre el sueño con el que me había levantado a la mañana, más el hijo de puta que casi nos mata, mas el estress del camino de mierda ese, sentía que me iba a explotar la cabeza. Le dije a Cris que necesitaba meter una siestita porque no daba más, así que paramos ahí mismo en un playón de estacionamiento vacío que encontramos y aprovechamos para almorzar, que ya era tarde y no habíamos comido nada, y luego metimos alta siesta. Una horita fue, pero me hizo súper bien. Me levanté renovado.
Ahí sí, aprovechamos para recorrer tranquilos los lugares cercanos, que consistían en una cueva con una pileta de agua termal, un cráter volcánico llamado Krafla y finalmente las piletas de aguas termales del complejo Myvatn Nature Baths.
Como ya era entrada la tarde y habíamos tenido un día intenso, decidimos ir a las termas a disfrutar del agua calentita y relajar, que resultaron ser muy lindas porque tenían vista al horizonte y al lago y a todo el paisaje volcánico alrededor.
Como nos encontrábamos en el centro norte del país y sólo nos quedaban dos días enteros antes de tener que devolver la camioneta y terminar el road trip, decidimos seguir avanzando y hacer noche en la capital del norte, una ciudad llamada Akureyri.
Una vez más, el sol de medianoche y la política de los campings de poder caer a la hora que se te cante, nos vino al pelo, ya que aún teníamos un tramo hasta la ciudad, pero en el camino pudimos frenar en Góðafoss, unas cascadas que quedaban de paso. Eran las 22hs para cuando llegamos a las cascadas, no había nadie y se sentían como las 19hs. Nice!
Finalmente hicimos noche en Akureyri, donde nos quedamos en un camping a unos kilómetros del centro, ya que el camping central era una porquería con mala vibra y pelotudos ruidosos rompiendo las pelotas hasta tarde, y luego del intenso día que habíamos tenido, necesitábamos imperiosamente descansar.
Por suerte dormimos joya, y luego de pasar por el centro a pasear y abastecernos en el super, seguimos viaje pero no por la ruta 1, si no bordeando la península que justo nace a los pies de Akureyri.
Este camino también iba bordeando los fiordos contra el mar, por lo que era muy lindo. La naturaleza y belleza del paisaje, sumado a los minúsculos pueblos pesqueros situados a lo largo del recorrido, fueron la razón por la que tomamos este camino.
El highlight fue el pueblito que más al norte de todo estaba, Siglufjörður, que estaba situado en la cara interna del fiordo, donde se formaba una bahía en la que el agua era más tranquila y estaba todo decorado por la imponente belleza de las montañas nevadas de fondo. Paramos a caminar un ratito, sacar fotos y disfrutar del encanto del lugar y ya que estábamos ahí aprovechamos para cocinar un alto guiso calentito para apaliar el frío y seguir viaje con la panza llena y el corazón contento.
Luego de recorrido este camino, desembocamos nuevamente en la ruta 1, donde seguimos viaje largo y tendido, ya que en toda esa zona no había nada para ver hasta llegar nuevamente al oeste, a la longitud de Reykjavík más o menos, más precisamente en Snaefellsjokull, que era la región a la que queríamos llegar a pasar la noche. Prácticamente todo el resto del día lo pasamos viajando, acortando distancias.
Cuando finalmente ya estábamos considerablemente más cerca de llegar a la región en cuestión, me fijé la ruta marcada por el maps.me hasta nuestro destino marcado, y mostraba como que había que bajar hasta empalmar con otra ruta y de ahí volver a subir.
A mí me pareció mejor ver si podíamos ir por la ruta que iba todo bordeando el costado norte de la zona como para recorrer otros lados, ya que la ruta propuesta por el mapa era una por la que íbamos a pasar indefectiblemente al día siguiente en nuestro tramo a Reykjavík. Así fue que decidí abrir Google Maps, que me indicó el camino que yo quería hacer.
Todo venía bárbaro hasta que de pronto vi el temido cartel indicando que se avecinaba un camino de ripio…. LA PUTA MADREEEE. Haciéndola corta, terminamos haciendo una bocha de kilómetros por camino de tierra, embarrando la camioneta porque llovía y agregando más tiempo de viaje. Esa fue la última vez que confié en Google Maps, que en el pasado ya me ha clavado con shenanigans similares… debería haber aprendido la lección!. La ruta que Maps.me me marcaba, eran las rutas asfaltadas. Nunca debí haber dudado de vos, Maps.me corazón!.
En fín, el día estaba horrible para cuando finalmente llegamos al camping de Kirkjufellsfoss, así que nos quedamos adentro en la camioneta el resto del día, descansando y viendo series en la laptop.
Al día siguiente tipo para antes de mediodía, ya se había despejado y así se mantendría el resto del día, en el que recorrimos todo bien tranca porque ya estábamos re cerca de Reykjavík.
Con sol mediante, pudimos disfrutar de Kirkjufellsfoss, una cascada con un monte de fondo, muy popular entre la gente y las fotos de turismo de Islandia.
Seguimos dándole la vuelta a la península (si ves el mapa de Islandia ves que está compuesta por varias penínsulas al norte y este, si es que ese es su nombre correcto) y encontramos varios lugares para ir parando en el camino, incluso hasta salir a la playa.
El lugar más lindo de la zona creo que fue Port Arnarstapi, un mini pueblín con acantilados sobre el mar, con formaciones rocosas muy peculiares en forma de arcos, gaviotas anidadas en las verticales paredes de las piedras, un agua muy azul y más montañas de fondo. Como broche de oro, encontramos al costado de la ruta en la entrada al pueblo, un food truck que vendía el fish and chips más sabroso del que tengo recuerdo haber comido!
Al salir de Arnarstapi, nos encontrábamos con poca nafta, por lo que seguimos viaje hasta donde el Maps.me decía que había una estación de servicio en el camino, sólo para encontrar que era un simple parador, sin nafta (la estación, después descubrimos, estaba un par de kilómetros más adelante nada más). Sin esa estación, no íbamos a llegar a la próxima que había de camino a Reykjavík, por lo que como estábamos bien de tiempo y el día estaba hermoso, hicimos un detour en dirección al norte nuevamente hacia un pueblito costero en la punta, bien al fondo, que estaba sólo a 30 kilómetros. Este lugar en verdad, lo tenía marcado para recorrer el día anterior, pero como veníamos de andar un montón y encima llovía, decidimos omitirlo.
Que bueno que las vueltas de la vida (y la escasez de nafta) nos trajo hasta allí, porque la belleza del lugar… mamma mía! Era como un mini Borgarfjörður Eystri, aunque levemente más grande, pero con una vista al agua espectacular, desde donde encima subiendo a la cima de unas colinas en el puerto (al mismo estilo Borgarfjörður Eystri) había un faro, unos senderos para caminar, y tenías vista a los Westfjords, los fiordos del oeste, a los que no llegamos a visitar en este viaje por cuestiones de tiempo. Nos quedamos en ese lugar un rato largo, regocijándonos con su belleza, caminando sus callecitas y disfrutando de su buena vibra de pueblito pequeño.
Antes de emprender la vuelta cargamos nafta, lavamos la camioneta (las estaciones de servicio tienen cepillos con manguera y lugares donde podés lavar tu auto gratis!) y compramos un par de birras para tomar en nuestra última noche.
Con una sonrisa en la cara y una enorme sensación de satisfacción, encaramos hacia el tramo final del viaje, ahora sí, la ciudad capital. La idea era recorrer un poco lo que quedaba del día, y si le metíamos pata, también un poco de la mañana del día siguiente, ya que cuando llegamos el primer día, nos fuimos directo al camping sin pasar por la ciudad.
Lamentablemente se nubló y bajó bocha la temperatura para cuando finalmente llegamos a caminar por las calles de la ciudad, y nosotros habíamos bajado de la camioneta ligeramente abrigados. Luego de dar unas vueltas por la ciudad, Cris se fue a buscar el auto y quedarse adentro abrigada, para no caer rota de nuevo.
Fue una parada muy fugaz, y si bien me hubiera gustado recorrerla con un ratito más de tiempo, creo que alcanzamos a ver todos los highlights: el Harpa Opera House, la iglesia flashera esa que no recuerdo el nombre, el centro y las coloridas casitas aledañas.
Igual, como crazy cat lady que soy, lo que más me gustó es que los gatitos tienen familia, casa y collar, pero se pasean libremente por las calles de la ciudad interactuando con los transeúntes!.
Finalmente llegamos al camping y estábamos agotados.. ya era tarde, no habíamos comido nada y nos queríamos bañar y desmayar en la cama, pero aún teníamos que ordenar todo y hacer las mochilas para al día siguiente devolver la camioneta.
Cuando amanecimos al otro día, estaba lloviendo, por lo que nuestros planes de volver a pasar por el centro quedaron descartados. Vino bien igual, para organizarnos y acomodar todo tranqui y con tiempo, desayunar y encarar despacio hacia la agencia a devolver el auto.
Devolvimos la camioneta, hicimos el “check out” donde controlan que el vehículo esté en las mismas condiciones en que lo recibiste y luego de verificar que esté todo en orden, me dieron un papelito donde constaba el kilometraje total recorrido. El saldo total de la aventura fue de casi 2500 kilómetros, los cuales ni se sintieron ya que si hay algo que no puede decirse de Islandia, es que sea llano ni aburrido. La naturaleza te cachetea con su majestuosidad y diversidad vayas donde vayas. Es una maravilla y no veo la hora de volver algún día en el futuro, en invierno, para ver la Aurora Boreal.
Así fue como pasó otra fantástica y maravillosa aventura. Islandia quedó oficialmente en el top del ranking de los países con naturaleza y paisajes más lindos para recorrer (y road tripear!), junto a Nueva Zelanda.
UPDATE: Hice este humilde video que es una recopilación de todos los timelapses que grabó Cris desde el auto. En él se pueden ver muchos de los paisajes descriptos arriba.
youtube
1 note · View note
sabrielove · 5 years
Text
Divertidas aventuras con Gabe; parte IV: "Sobrevivamos"
n/a: no suelo poner notas pero al final habrá una corta explicación referente al juego “Playerunknown’s Battlegrounds” del cual está basado este shot**
Lo último que recuerdo es haber estado deseando constantemente formar parte de otro mundo alterno pintado por el arcángel.
Esas cosas pasan cuando estamos mucho tiempo sin nada en lo que trabajar, y no quiero que se malinterprete, porque en serio disfruto los días de descanso... Quizá sólo no quiera admitir en voz alta que sin más, extrañaba a Gabriel.
Entonces ayer, ofuscado conmigo mismo, aprovechando nuestra estadía en el bunker abrí el portátil y comencé a vagar por las infinidades del internet sin encontrar algo bueno en lo que entretenerme por más de una hora. Me levanté, fui por algo que beber a la cocina y no llegué siquiera a cerrar la puerta de la nevera cuando sentí como algo me consumió de pronto haciéndome soltar la caja de jugo antes de yo caer al suelo sin poder evitarlo.
Al abrir los ojos nuevamente, fue como despertar de la muerte y al instante asfixiarte nuevamente.
Yo estaba cayendo del cielo, literalmente.
Grité por inercia, ¿Qué demonios se supone que hiciera? Aunque pataleara y moviera frenéticamente los brazos, la caída en picada iba directo a un punto que ni siquiera lograba divisar. ¡Iba a morir sin siquiera planearlo!
Sin embargo llegó este punto donde el paracaídas que no sabía que portaba se abrió, colocándome recto nuevamente y dejándome un gran margen de visión para detectar el sitio donde estaba cayendo. Aunque eso no importaba, porque no conocía un bledo de esta ciudad. Podía ver sólo campo, muchos árboles y los tejados de casas viejas, por lo que decidí balancearme y lograr caer en la carretera en medio de un montón de viviendas. Una vez en el piso, lo primero que noté fue que todas y cada una de esas casas parecían abandonadas y destruidas.
—Otra vez no. –Fui capaz de decir, todavía en medio de la carretera inhabitada. Todo lucía como un maldito mundo apocalíptico, y sólo podía ser obra de Gabriel.
En el cielo a lo lejos pude ver otro paracaídas acercarse por el campo seco; quien por cierto tendría un largo camino hacia aquí, porque no llegaría tan lejos su vuelo. Tenía que ser él, por supuesto. Mientras esperaba que llegara hasta mi posición, corté el paracaídas y me aventuré a visitar una de las casas que tenía más cerca. Todo lucía muy sospechoso desde dentro, ya que no había apenas indicios de que alguna vez hubiese sido habitada a excepción de una mesa cuadrada justo al centro de la sala principal y en la cual había una sartén y un kit de primeros auxilios.
Fruncí el ceño y rasqué mi nuca, esto me volvía cada vez más loco.
Me adentré lentamente aunque jamás creí que alguien vivo pudiera bajar por las escaleras al fondo del pasillo y reclamarme por invasión de privacidad. Tropecé con un par de prendas regadas por el piso, un pantalón y más allá un casco raro. ¿Qué era esto? Ansiaba ver al ángel y romper nuestro acuerdo acerca de actuar conforme el mundo que estuviéramos viviendo, necesitaba reclamarle por llevarme nuevamente a un apocalipsis luego del sufrimiento que pasé la última vez.
Todo era tan silencioso.
La cocina a mi izquierda llamó mi atención, creí haber visto mal, pero cuando lo tuve a mis pies suspiré. Era una escopeta con una caja de munición para recargarla. Pasé el dorso de los dedos por el arma, preguntándome a qué se debía eso y si debía cargarla y llevarla conmigo, pues tendría alguna función o no estaría ahí tan expuesta.
Los pasos de alguien corriendo pusieron mis sentidos alerta, aunque inmediatamente lo dejé pasar porque sería Gabriel que finalmente había llegado. Si esto trataba nuevamente de zombies, ellos no podrían correr...
La puerta detrás de mí se abrió, pero en lugar de escuchar esa cómica voz a la que comenzaba a acostumbrarme fue un arma recargándose lo que escuché y me hizo abrir mucho los ojos volteando a verlo. Era un hombre al cual jamás había visto en mi vida, y me estaba apuntando. Tanteé el piso queriendo, inútilmente, tomar la escopeta de antes, aun cuando sabía que no tendría oportunidad porque no tenía balas. Él disparó muy cerca de mí. Pero tres balas impactaron en su cuerpo detrás de él, haciéndolo caer y de rodillas arrastrarse incapacitado, con Gabriel entrando por la misma puerta y una pistola todavía apuntándole al otro. Finalizó con una última bala en su cabeza y éste murió pronto, con una caja apareciendo a su lado y su cuerpo se desvaneció a la par.
Me dejé caer totalmente al suelo, más calmado ahora que Gabriel había llegado.
—Eso estuvo cerca.
—Debería dispararte, chico tonto. –Me reclamó. —Tienes aquí un arma, casco y curaciones. No debiste necesitarme. ¿Qué haría yo sin compañero? Me decepcionas.
Sentándome fruncí otra vez el ceño, tomé la escopeta y recargué. —¿De qué hablas?
—¿Cómo que de qué hablo?
—No te vi casi en tres semanas, vuelves y me metes en otro apocalipsis repleto de gente psicópata, ¿Y de qué hablo? –Me es imposible no gritar.
—Sam. –Gruñó. —Guarda silencio.
—¡Entonces respóndeme!
Él suspiró. —Somos cien personas en un avión, caímos en este enorme sitio y tenemos que sobrevivir. ¿Cómo? Pues matando al resto y evitando que ellos te cacen a ti.
Pasé saliva sonoramente. —¿Qué? ¿No zombies?
Gabriel bufó, me tomó del brazo haciendo levantarme y me arrastró a la mesa. —No seas tonto. Aquí, toma el kit y la sartén, oh, y ponte ese casco de allá, no es mucho pero evitará que te maten de un solo tiro. Buscaremos una mochila, necesitaremos de nivel tres pero está bien, tenemos tiempo y al parecer aquel hombre fue el único en caer cerca de aquí, aunque no nos fiemos del todo ya que es probable que tengamos a un compañero vengativo buscándonos. Vayamos a las otras casas.
Yo hice lo que me pidió y tomé todos aquellos objetos en mis manos, a excepción del casco que me coloqué aun sabiendo que seguramente lucía ridículo. Gabriel ya tenía una mochila pequeña en sus hombros y corría directamente a la casa vecina, así que tuve que seguirlo pero esta vez sin dejar de mirar nuestros alrededores porque no tenía intención de volver a ser acorralado y casi humillado.
Aunque ese hombre tardó bastante en morir luego de tres tiros...
—Perfecto. –Mientras escuchaba bien al rubio apresurarse por las escaleras y recargar balas, yo cerré la puerta y me recargué en ella. Me gustaba la adrenalina y era justo lo que esperaba en un mundo creado por un arcángel demente con el cual he de admitir que amaba compartir aventuras sorprendentes con la seguridad de que por mal que saliera, ni él ni yo moriríamos. Así que estaba dispuesto a cumplir la misión: Gabe y yo ganaríamos.
Revisé un poco la sala y hallé otra escopeta, la cual ignoré y fui al pasillo a mi izquierda donde había dos puertas. La primera era una habitación que contenía tres cajas verdes de balas del número cinco, sólo pude tomar una porque no podía llevar más. En la puerta de enfrente, que resultó ser un baño, había accesorios de armas largas por lo que pude reconocer, aunque sinceramente no sabía cómo funcionaba cada artefacto.
—Arriba hay una mochila. –Dijo llamando mi atención por medio de un dispositivo en mi oído que tampoco sabía que tenía.
Me reuní con él en las escaleras y no evité preguntar: —¿Qué más tengo que saber acerca de esto?
Gabriel miró mi triste escopeta y luego a mí. —Primero debemos encontrar una buena arma para ti, aparentemente.
—Bien. ¿Y esta cosa en mi oído?
—Oh, sirve para comunicarnos por si nos separamos o uno de los dos muere. Los cascos tienen una cámara y así, con ayuda de ambas cosas podemos darnos consejos. Son mejores cuatro ojos que dos.
Intenté parecer asociado y que la palabra "muere" no me había paralizado. Él bajó y yo subí por la mochila donde metí mis cosas.
Como quien no quiere la cosa. —Intentemos llegar juntos al final sin morir ninguno.
—Por supuesto, ese es el plan. –Salimos y volvimos a correr a otras casas, sólo que esta vez Gabriel dijo que revisáramos por separado para aprovechar mejor el tiempo y tuve que acceder.
En mi casa encontré un arma de corta distancia llamada UMP9. También había cajas naranjas con balas del número nueve para esa arma.
—¿Me va bien una UMP? –Dije haciendo uso del aparatejo.
—Sí, ¿Por qué no? Ahora céntrate en buscar una mochila más amplia y literalmente toma todo lo que creas servible. Nos reuniremos en dos minutos en el punto que te he marcado y charlaremos acerca de cuál será nuestra jugada... El círculo azul comenzará a cerrarse pero todavía tendremos un minuto y cerca hay un auto, no te preocupes demasiado.
Cortó la comunicación y yo me perdí en encontrar una mejor mochila.
La vibración de una especie de móvil llamó mi atención, lo saqué del bolsillo en mis pantalones y ahí estaba un mapa con un montón de nombres e información que no conocía, sin embargo el punto color verde marcado por Gabriel no era tan difícil de distinguir. Tendría que preguntarle más cosas, pero ahora sabía que estábamos en un sitio llamado Pochinki.
Dándome más prisa recorrí el mayor número de casas posible encontrándome un montón de cosas que no podría distinguir con facilidad y sobre todo era por los accesorios de las armas, ¡Todo parecía lo mismo! Pero intenté concentrarme y probé muchas combinaciones con mi UMP hasta que me convenció. También encontré una mochila de nivel tres y un chaleco antibalas del mismo porcentaje, por lo que me sentía con mayor protección y por supuesto el espacio fue considerable dándome la capacidad de meter kits de curación, algunas vendas y analgésicos. Incluso metí una bebida energética y yo me tomé otra, lo cual me hizo sentir mejor casi de inmediato.
Probablemente no revisé bien cada cosa y no pude chequear todas las propiedades, pero me fijé mucho en el tiempo y estuve listo justo cuando Gabriel lo dijo y fui corriendo a toda prisa en el punto que antes marcó. Llegamos casi a la par, por lo que me pidió que entrásemos a la casa y fue directo a la mesa para sacar algunas cosas de su mochila idéntica a la mía y depositarlas encima.
—Trueque de vida. –Canturreó pidiéndome un conteo de los kits y vendas que llevaba, para finalmente quedarnos con la mitad cada uno. —Tengo dos analgésicos para ti, ¿Tienes alguna bebida energética?
—Claro, aquí tienes. Me tomé una antes.
—Bien. Intenta guardarlas para el final, será cuando más energía necesitemos.
Eso me hizo saber que esto todavía no acababa y seguramente ese auto sería únicamente para llevarnos a otro sitio similar y seguir cargándonos de cosas.
—Todo listo, vayamos al auto. Pero antes... –Me sonrió por primera vez y yo me sentí dichoso.
—Arriba tienes un casco nivel tres, créeme que eso te salvará la vida más de una vez.
Fui a cambiar el casco y de inmediato pasamos al garaje donde el viejo auto se encontraba y nos montamos con Gabriel conduciendo, lo cual agradecí puesto que yo no era malo al volante pero justo ahora prefería no demostrarlo.
—No vamos mal pero, Sammy, debemos hallar francotiradores a toda costa. Todavía hay más de sesenta personas con vida y tendremos que darles caza.
Suspiré sin abandonar la tensión.
—¿Cómo sabes cuántas personas siguen con vida?
—En el móvil lo dice.
Saqué el aparato e intenté analizar cada cosa queriendo encontrar una sencilla explicación, sin embargo comenzaba a cuestionar mi nivel de inteligencia porque no entendía nada.
—¿Me puedes decir en dónde ha cerrado? No quiero gastar gasolina inútilmente.
Miré el mapa y carraspeé. Quise hacerme parecer la clase de sujeto que entiende todo y al azar dije: —Base Militar. –Aunque sonó más a pregunta.
Gabe echó una rápida mirada a mi móvil antes de volver su atención al frente a la vez que soltaba un silbido. —Con suerte podremos cruzar el puente sin que haya peaje, dudo que haya caído mucha gente en esa zona.
—¿Peaje?
—Ya sabes, atrincherados a los autos chatarra en el puente mientras pasas y te disparan sin control... Si son buenos muy posible te maten.
Por supuesto que sí.
Al menos no me equivoqué en dar correctamente la ubicación de la dichosa zona.
—El plan es el siguiente: vamos a toda prisa por el puente sin mirar atrás hasta llegar a la Base, donde nos separaremos nuevamente y lo primordial es encontrar un Kar98. De preferencia una mira por ocho y balas del siete para el francotirador, ¿Sí? Luego de eso roguemos por salir con vida de ahí y dependiendo del círculo nos moveremos.
Asentí porque no me quedaba de otra. No era tan difícil porque todavía no nos cruzábamos con alguien más y anteriormente tuve mucha suerte de que Gabriel llegara a salvarme la vida, por lo que entendía era primordial estar juntos por si algo similar pasaba entonces podríamos cubrirnos las espaldas.
Como si de un GPS se tratara, podía ver un icono en movimiento en el mapa que simulaba nuestra localización en dirección al puente que Gabriel había mencionado. De pronto un círculo rojo apareció frente a donde estábamos y el cual de hecho tendríamos que atravesar.
Odiaba quedar como un tonto pero tuve que preguntarle al mayor qué significaba aquello.
—¡Mierda! –Fue lo que respondió mientras nos adentrábamos a la zona roja y más pronto que tarde comenzaron a caer bombas entre nosotros.
Grité horrorizado sujetándome el casco con ambas manos como si algo fuera a cambiar con ello. Quise cerrar los ojos pero en su lugar los tuve bien abiertos viendo como Gabriel maniobraba incómodamente con intención de esquivar las bombas ensordecedoras que caían muy cerca de nosotros.
El susto no duró mucho, ni siquiera llegamos a salir del sitio cuando ya se había apaciguado todo afuera y de acuerdo a mi móvil, la zona roja había desaparecido. Sin embargo yo continuaba en shock y al mirar al rubio pude distinguir que también estuvo preocupado por nuestras vidas.
—Eso sí estuvo cerca. –Susurró con las manos aferradas al volante.
Yo no era capaz de hablar por el momento.
Distinguí el dichoso puente muy poco después, pero antes de cruzarlo una gasolinera sin ventanas llamó mi atención. No distraje a Gabriel de su magnífica conducción, por lo que yo me asomé por mi ventanilla y apunté con el arma a cada ventana mientras pasábamos por ahí.
Sin embargo no fue de la gasolinera donde recibimos un susto.
Me metí tan deprisa como balas impactaron erróneamente a distintas partes del auto en movimiento, pero el rubio nunca se detuvo y siguió adelante adentrándose al extenso puente. —Sólo queda rogar por no recibir disparos los próximos segundos.
Y en efecto, ninguno dio con nosotros durante el recorrido por el puente y tampoco al salir.
Gabriel continuó conduciendo por el campo y entre los árboles, cada vez más tenso, chequeaba la gasolina en el vehículo con más frecuencia hasta que llegó el momento de aparcar sobre una colina alta y decirme que bajemos rápido.
Lo seguí tan de prisa como pude a donde una roca enorme e imité su posición pegando el pecho contra la tierra.
—No hay que correr mucho pero debemos ser inteligentes. Procura no ir recto, ¿Bien? Muévete de un lado a otro en cuanto escuches una sola bala silbar. Salta. Ocúltate tras algo firme si es necesario.
—¿A dónde iremos ahora?
—Entraremos por algún agujero de las vallas metálicas y sin pensarlo nos dirigimos a la derecha, entonces frente a nosotros habrá un conjunto de oficinas. Te quedarás ahí. –Sin darme tiempo a protestar, se puso de pie y salió corriendo a toda prisa con su arma en manos. Tuve que acatar lo que me dijo.
Una vez lo hube alcanzado y mientras seguíamos corriendo, le pregunté: —¿Tú qué harás?
—Subiré un montón de escaleras y rezaré porque haya un bendito Kar arriba del todo, donde suelo encontrarlo...
—Esperas que yo me quede abajo, en las oficinas, solo. –Adiviné.
—Intento mantenerte con vida, cariño. Subir hasta allá es muy arriesgado, literalmente puede verme todo mundo.
No dije más, ya me había llamado "cariño".
En nuestro recorrido, a pocos metros de llegar a la valla, divisé los cuerpos en movimiento de dos personas acabando de atravesar por el medio de todo sin preocupación alguna. Ambos estaban separados el uno del otro, pero se detuvieron acuclillándose entre arbustos lo suficientemente altos como para camuflarse en su totalidad de no haberlos visto antes.
Me detuve detrás de un árbol, como lo había recomendado Gabriel y sin esperar a que se marchasen, disparé al más cercano que tenía. Le di dos balas seguidas antes de que se moviese y perdiera tiro, pero me gané brindarles mi localización y el otro hombre no dudó ni un segundo en arrasarme con una bala en el hombro.
Un brazo me arrastró al piso detrás del tronco. Gabriel me miró furioso y dijo que me curara con vendas pronto mientras él se encargaba de ese par.
Escuché cómo se peleaban de un lado a otro durante mi recuperación, la cual luché verdaderamente por no prestar mucha atención y seguir adelante. Al fin y al cabo no era la primera vez que me disparaban.
En el móvil decía que Gabriel había matado a esas dos personas y que quedaban tan pronto sólo veintiocho con vida.
—Iremos a ver qué tenían con ellos, creo identificar que uno me disparaba con un M416 y eso, amigo mío no te voy a mentir, me hace muy feliz. –Nos movimos pronto a donde las ya conocidas cajas aparecieron en el lugar donde habían muerto.
—¿Te gusta esa arma?
—Después del AWM, podría ser mi favorita. –Rió genuinamente.
—He escuchado antes del AWM. Dicen que es un gran francotirador. –Por primera vez sentí que conocía de algo.
—¡Lo es! Pero aquí sólo se da en las cajas que sueltan los aviones cada determinado tiempo en alguna parte del mapa. –Asentí. —Las perdimos todas, no tuvimos suerte en encontrar un "AirDrop" pero ya es mucho haber esquivado todas esas bombas.
—Créeme, estoy agradecido.
—Ahora echa rápido un vistazo a lo que tenían este par mientras yo te cubro, pero ¡Hey! Si hay M4 o Kar, son míos.
Me dio gracia su comentario, por lo que le sonreí antes de acuclillarme y revisar todas las cosas que tenía el primer cuerpo, aparentemente de una mujer.
Me llevé una bebida energética, una mirilla del número cuatro y, siguiendo el consejo de Gabriel, tras mirar lo que tenía el otro cuerpo, cambié mi antigua arma por una M416 en cuanto supe que los enemigos llevaban una cada quien. Tomé algunos complementos al arma, balas del cinco y le indiqué que era su turno mientras lo cubría.
Sabía que Gabe no confiaba mucho en mí y quería que eso cambiara. Si bien, durante toda la partida no hice más que arruinar las cosas... Aún había veinte jugadores vivos y la zona acabaría justo en el campo de la base militar.
—¿Tienes balas del cinco? –Llamó mi atención mediante el aparato en el oído.
—Ciento veinte. –Dije recordando también la caja que tomé al principio.
—Aquí, uno tiene una SCAR-L y otras cien balitas que te ayudarán por si acaso. Ambas ocupan lo mismo así que...
Fui a tomar la SCAR y recargué de inmediato antes de marcharnos a donde se suponía iríamos desde un principio: oficinas.
Ya dentro, estuve observando un poco a mi alrededor por si encontraba algo interesante aunque seguramente no sirviera de nada o, por lo contrario, fuera de mucha ayuda y no lo supiera. Gabriel mientras tanto corrió y subió escaleras como si no hubiera un mañana, así me di cuenta de que tenía razón y ese sitio estaba muy expuesto a los enemigos que seguramente se acercaban cada vez más.
Y de hecho, el sonido del motor de un auto acercándose me hizo alarmar de inmediato.
—¡Gabriel!
—Ya lo escucho. Lo veo. Se ha detenido. Si usaras más a menudo el mapa, te diría las coordenadas exactas. Oh- oh.
—¿Qué? ¿Qué sucede? –Quise saber haciendo uso de mi mirilla por todo el espacio que se me permitía ver a través de las ventanas.
—Oh, sí. ¡Arriba hay un Kar!
Bufé siguiéndolo con la mira del M4 hasta su posición en lo más alto de todo. Fue entonces cuando distinguí a un hombre subiendo por las escaleras del lado contrario por donde subió mi compañero. Mi primer instinto fue prevenir a Gabriel, pero después recordé mis ganas por impresionarlo (a él y a mí mismo) así que, conteniendo la respiración, disparé continuamente a esa dirección con un montón de balas perdidas pero con otras también dándole sin que se enterara de donde provienen, así hasta matarlo por completo.
—¡¿Sam?! –Lo escuché gritar pero me limité a buscar en los alrededores al posible compañero vengativo del hombre que acababa de matar.
Cambié constantemente de posición por dentro de las oficinas, me aseguré de que nadie me flanqueaba por detrás y entonces volví al sitio donde podía ver a Gabriel, así dándome cuenta que bajaba las escaleras a toda prisa para volver luego de que no respondiera su mención a mi nombre al menos diez veces.
Pero yo estaba tan ensimismado, realmente sentía que tenía una misión y cada vez quedábamos menos con vida.
Un disparo fallido dio contra el marco de la ventana, seguido de otro que llegó a darme en alguna parte del cuerpo haciéndome cubrir mi posición pero sin dejar de asomarme por todos los sitios posibles intentando encontrar al causante. La vi. Era una mujer con un casco que cubría casi toda su cara, idéntico al mío; ella se ocultaba detrás de un muro a mi derecha y también asomaba con toda intención de darme un buen tiro.
Fue una jugada limpia donde me daba un tiro y yo a ella, sin embargo era mayor su apaño por matarme que decidió no curarse ni una vez, contrario a mí que hice uso de un kit de primeros auxilios y tomé analgésicos.
Ella estaba al límite de vida y yo, después de todo, no tenía mala puntería. Con un "headshot" la maté rápidamente, lo cual indicaba que en efecto era compañera del otro jugador.
—Bravo. –Me giré rápido apuntando al de la voz, asustado, pero era Gabriel quien miraba la escena desde fuera de la oficina.
—No te escuché venir.
—Estabas muy preocupado intentando acabar con esa mujer. Lo hiciste y estoy muy orgulloso por eso... Me salvaste. –Sonrió un poco antes de continuar. —Pero no debes fiarte jamás. Un montón de jugadores pudieron aprovechar tu distracción para atacarte desde otros lados.
Rodé los ojos. —Claro.
—Hey...
—Sólo déjame vivir con el recuerdo de que por una vez en tu vida has estado orgulloso de mí. –Me di la vuelta, me acuclillé para recargar y seguido de esto revisé el móvil para darme cuenta de que quedaban cinco con vida además de nosotros y, lastimosamente, tendríamos que dejar la protección de las oficinas o cualquier otro sitio que nos cubriera pues la zona cerraba en campo abierto.
Mis agallas se habían esfumado tan pronto como llegaron.
—Sam. –Miré arriba, Gabriel ya había entrado y estaba de brazos cruzados frente a mí. —No quiero que pienses eso, ¿Bien?
—¿La verdad? –Encogí los hombros. —Nunca he hecho algo para mantenerte contento, no me sorprende mucho que seas así conmigo.
Pude, de verdad pude ver el cambio en sus ojos. Unas simples palabras. Dejó caer los brazos a los lados y parecía como si le faltara el aire. Todo esto me llevó a pensar por una milésima de segundo que todo había acabado, que se lo había tomado personal y la realidad alterna dejaba de existir.
Pero un silbido de francotirador con silenciador retumbó en mis oídos y pronto el rubio estaba de rodillas frente a mí, herido.
Mi móvil sonó alertando que a mi compañero lo habían dejado fuera de combate, aunque ya sabía de sobra eso porque lo había presenciado todo frente a mis narices.
Y yo no quería perderlo, no otra vez.
—Olvídate de mí, acaba con ese francotirador y corre a la zona segura, si permaneces mucho tiempo fuera entonces la vida se te acabará con mayor rapidez.
—No. –Gemí. —Suelta tu Kar, debo usarlo.
Él suspiró pero no objetó, también soltó una mirilla de número ocho y me miró culpable. —Quédatelo.
—No te dejaré morir, no ahora.
No tuve tiempo de hacer cambios estratégicos con los accesorios para el francotirador, sólo coloqué la mira y salí por la ventana quebrada hasta un auto en llamas que servía como cobertura. Gracias a la mejor calidad y zoom de la mirilla, me fue más sencillo hallar al responsable que se encontraba corriendo al complejo de al lado donde antenas parabólicas sobresalían del techo. Evidentemente quería atravesar el lugar con seguridad para ir a donde la zona segura, ya que la restricción había comenzado.
Aunque él estaba corriendo, me obligué a no acobardarme al último momento y en su lugar calcular mejor el tiro antes de que entrara y fuera muy tarde. Disparé... Dos veces. Era de esperar que fallase mi primer intento con francotirador, pero sólo me bastó recargar y volver a intentar con todas mis fuerzas antes de que me fuese imposible salvar a Gabriel.
Ese hombre murió instantáneamente y yo volví a donde había dejado a salvo a mi ángel.
Como protocolo al ser su compañero podía brindarle la salvación en diez segundos, una vez arriba tendría que gastar otros cinco segundos curándose con un kit de primeros auxilios y, por supuesto que no teníamos tiempo.
—Te dije que no lo hicieras. –Gruñó mientras lo salvaba.
—Tarde.
—Moriremos los dos. Pudiste haberte salvado tú y ganar esto.
Una vez curado, hizo uso del kit y mientras tanto yo me tomé una bebida energética.
—¿Quieres callarte?
—El ámbito del juego...
—¡No me importa una mierda! Yo tenía que vengar a mi compañero y después curarlo, si eso me cuesta la vida me da igual. Moriré habiéndolo intentado todo.
Recién terminó de usar el kit cuando la zona se estaba restringiendo y nuestra vida comenzó a bajar muy rápido.
Se dio el lujo de meditar mis palabras, vio cuántos quedábamos con vida (cuatro) y jalándome del brazo indicó que corriéramos.
—Que no se diga, moriremos intentándolo.
Sucedió muy rápido el fin, pero es que yo estaba tan ilusionado por haber compartido ese intenso momento con la persona que quería; el haber llegado al borde de la zona segura antes de morir y quedar en segundo lugar como dúo cuando la partida se acabó era sencillamente lo mejor que me había pasado en mucho tiempo.
[...]
Me reincorporé de golpe en la silla donde estaba sentado, el portátil seguía abierto y al parecer me había quedado dormido. O eso es lo que parecía ser.
Recargué la espalda en el respaldo y me eché a reír nerviosamente pensando en el último viaje vivido con el gran arcángel al cual tanto detestaba la mayor parte del tiempo.
Pero cosas como sentir vibrar el mismo móvil y leer un texto de un número desconocido diciendo que "cenaríamos pollo en otra ocasión" y que "jamás volviese a pensar que no hago lo suficiente para hacer sentir orgulloso a alguien" entonces me hacían replantear esos pensamientos y terminar mordiendo mi labio admitiéndome que Gabriel me volvía loco.
Notitas:
-En el juego existen diferentes tipos de cascos, mochilas y chalecos (nivel 1, 2 o 3) donde evidentemente mientras mayor sea el rango de capacidad, más útil y seguro.
-No me involucré con los "attachments" (accesorios de las armas) porque es un poco innecesario en la historia y como dije, algo difícil de entender debido a la gran cantidad existente. Lo mismo pasa con las mirillas, por ello sólo mencioné un par de ellas.
-No tenía cómo explicar la comunicación a través de ellos cuando no estaban cerca, tampoco el mapa, el contador de muertes, indicador de zona roja y el donde se restringe; por lo que agregué un "comunicador" y un "móvil" para ser más explicita y fuese entendible, así que eso salió de mí.
-Dejé tal cual el hecho de que cada vez que alguien muere, aparece una caja en lugar de su cuerpo y de ahí puedes "lootear" (llevarte) sus cosas e irte. Al fin que ya es mucha fantasía jeje.
-No hice mucha mención a esto, pero la sartén sirve para cubrir un poco la espalda (es increíble, lo sé lol) y tampoco hice mucho caso a los "airdrops" (cajas de ayuda random como armas, munición, curaciones, etc, que caen de aviones cada ciertos tiempos durante la partida) ya que de por sí sentí que me estaba liando en la explicación de cada cosa, no podría meter TODAVÍA MÁS.
-UMP9 es una ametralladora.
-Kar98k es un rifle francotirador. (Uno de mis favs btw)
-M416 es un rifle. (Mi fav TOTALMENTE)
-AWM es un rifle francotirador. (Mi sueño, ya que aparece sólo en los "airdrops")
-SCAR-L es un rifle de asalto.
-Pochinki es uno de los sitios del mapa llamado "Erangel"
-La base militar se encuentra en la isla "Sosnovka"
-Cuando ganas la partida en el vídeo juego te felicita con la frase "winner winner chicken dinner" por ello, Gabriel le dice que "cenarían pollo en otra ocasión"
0 notes
Text
EL MAR DE LOS SUEÑOS SIN CUMPLIR
Bajé del carro y me dirigí a la playa, dejando atrás a mis padres quienes bajaban las cosas del carro y las llevaban a la cocina. Al llegar a la playa sentí como la arena se escabullía entre los dedos de mis pies mientras me acercaba cada vez más al mar. Me encontraba a punto de tocar el agua cuando el cielo se tornó gris, nubes gigantes cubrían aquel cielo que antes era azul. El viento sopló con la fuerza de mil tornados mientras el agua parecía chocar más fuerte contra las olas y la tierra temblaba. Paró al instante, volviendo todo a la normalidad. Oí a alguien gritando mi nombre y me dirigí donde mis padres, pero ellos no estaban ahí, ni el carro ni ellos. Escuché mi nombre otra vez, fui una vez más hacia la playa donde mi nombre se escuchaba con mayor intensidad.
No veía a nadie alrededor por lo que no comprendía quien era él que me llamaba. “Debo estar alucinando” fue lo que pensé mientras me dirigía al mar para enjuagarme la cara con el agua.  Al meter mis pies en el mar comprendí que no era alguien quien decía mi nombre, sino algo y ese algo eran los sueños. Sueños que se encontraban flotando en un mar que ya no era mar sino lágrimas de sus dueños, dentro de un mundo que no era mi mundo.
Estos sueños eran de todas magnitudes, los pequeños se encontraban en la orilla, los cuales podrían ir desde el sueño de un niño queriendo un juguete en navidad hasta el de un perro queriendo jugar con su amo. Mientras que los grandes se encontraban en lo profundo del mar y su profundidad dependía de la cantidad de lágrimas que su dueño había derramado tratando de cumplirla. También aquí se encontraba el miedo en forma de rocas haciendo que miles de sueños no se cumplieran mientras chocaban como si fueran agua.
En el mar de los sueños sin cumplir no existía tiempo solo penurias, por lo que no sé cuánto tiempo estuve ahí, pero estoy segura que fue más de un mes. En ese tiempo que no es tiempo vivía a base de sueños y suspiros. Hasta que un día encontré un entretenimiento nuevo cuando nadaba entre las lágrimas y sueños más profundos, descubrí los sueños de aparentemente una mujer que quería ser doctora, pero algo se lo impedía, un bebé dentro de su vientre. Esa mujer era mi madre y ese bebé yo. También hallé los sueños de mi padre que se encontraban un poco más profundo, hubo uno que más llamó mi atención, en el cual se podía verlo a él en su boda con una sonrisa tan radiante como jamás vi en mi vida y ojos tan llenos de amor al mirar caminar a una mujer hacia el altar la cual no era mi madre… Al igual que estos, encontré otros sueños de mis padres de menor magnitud unos poco profundos y otros en la orilla. En esto consistía mi principal actividad.
Un día mientras nadaba buscando más sueños de mis padres hallé algo inesperado, mis sueños. Todos reunidos en un mismo punto sin importar su magnitud como si hubieran estado esperando por mí. Al ver cada uno de mis sueños las lágrimas salían de mis ojos más al ver aquel donde se reunía el anhelo más grande que ha tenido mi corazón y que por cosas de cobardía no se cumplió. Al percibir el anhelo de donde provenían, su dueña, comenzaron a atraerme hacia ellos haciendo que cada vez fueran más difícil ver la realidad ya que me encontraba atrapada entre mis sueños.                                                                             
Melissa Córdova #7
0 notes
danndark13 · 7 years
Text
Capitulo 1: Primer día de Clase.
.
Bueno, ya había terminado ese terrible primer día de clase, al final no había estado tan mal, nuestro nuevo maestro era una especie de Hippie o algo así, muchas veces lo había visto haciendo huelgas al frente de hospitales y zoológicos, muchos decían que el tipo estaba loco, pero creo que solo defendía sus derechos, en cierto modo era grandioso lo que hacía, digo, vestía prendas de los 70 y no le importaba, se sentía a gusto con ellas, tenía un estilo muy propio, muchas personas a su edad eran bastante serias, parecían como zombies salidos de alguna película de ciencia ficción, pero el profesor no era así, incluso el Maestro Charlie a pesar de tener un excelente sueldo, usaba bicicleta como medio de transporte, creí firmemente en que si lo hacía, en algún momento las personas lo harían también y evitaríamos tanta contaminación, lo más curioso es que su hija Aurora era muy diferente, siempre estaba con los chicos populares y no, ella nunca iba a casa en bicicleta, le pedía a su madre que pasara por ella, no entiendo como alguien como el profesor Charlie, se pudo casar con una mujer así, digo, son muy opuestos.
Volviendo al tema, ya habíamos salido del colegio y estábamos a punto de irnos a casa, así que Carl propuso que fuéramos a Adriano’s Pizza, desde muy jóvenes siempre íbamos a esta pizzería a hablar y comer, así que nos dirigimos a ese lugar, saben, algo curioso de ese lugar es que el dueño de la pizzería era un tipo asiático, y bueno el nombre del lugar era bastante italiano.
Al legar ahí empezamos a hablar sobre cómo habían sido nuestras vacaciones de navidad, Ronald como de costumbre nos contó otra de sus famosas historias de conquista…
-Saben chicos, cuando fui a comprar los regalos de navidad me encontré con Keyla y no adivinan lo que me dijo!- Keyla fue el amor platónico de Ronald, durante muchos años Ronald nos mentía diciendo que se había acostado con Keyla y que ella aún lo amaba, en el fondo sabíamos que era mentira.
-Ammm no sé, pero conociéndote, probablemente fueron a su casa y se acostaron de nuevo-Dije en un tono burlesco.
- No, estaba en la zona de damas cuando la vi y…
-Espera! ¿Tú que hacías en la zona de damas? – Dijo Carl
-Le compraba un sostén a mi hermana para navidad.
-Espera viejo, eso no es normal- pensé, realmente le compra sostenes a su hermana de navidad? Eso además de raro, era bastante enfermo, en fin, era Ronald, probablemente nunca la vio y solo invento esa historia.
-Eso no importa, fuimos al vestier con Keyla y adivinen que hicimos- Al decir eso, puso esa cara enferma que suele poner cuando sus historias terminan en sexo.
-Ya cállate Ronald, no queremos saber más de tus historias, Draco, ¿Cómo te fue en esta navidad? – Por alguna razón sentí que Carl sabía que había visto a aquella chica.
-Estuvo normal, nada emocionante, lo mismo de todos los años, se reunió toda la familia y terminé sentándome en la mesa de los niños con mis primitos de 6 años, porque al parecer nuestra mesa principal no es lo suficientemente grande.
-hahaha no me digas que de nuevo tus primos regaron su sopa en tu pantalón- Dijo Ronald.
-¡No, No! Ya están un poco más grandes, aunque aún siguen siendo igual de molestos.
-Vamos Draco, ¿en serio no hiciste nada más?, yo por mi parte conocí una chica, y creo que entrara a nuestro colegio, luego les cuento más sobre ella- Dijo Carl, se veía muy feliz, a mí también me fuera gustado decir que había hablado con aquella chica y que iba a estudiar con nosotros.
-Sí, solo eso, probablemente lo más emocionante que me pasó fue ver a aquella chica en la parada de autobús.
-¿Chica? ¿Dijiste chica?- Dijo Ronald sorprendido
-Sí, no entiendo que te sorprende, igual no importa, es de ese tipo de chica que ves una vez en tu vida.
-Es que por lo general no hablas mucho de chicas, en una ocasión llegamos a pensar que bueno…
-¿Qué?- En el fondo sabía que ellos creían que me gustaban los hombres, no es que fuera gay, simplemente crecí con mi madre y mi hermana, y en cierto modo como que las respetaba y eso incluía a todas las mujeres, obvio veía chicas lindas y me gustaban, pero tampoco sería como Ronald, que siempre anda inventando historias, por lo general cuando veo una chica tartamudeo y veo al suelo, nunca fui bueno hablando con las mujeres.
-Dime como era, quizás la he visto en alguna fiesta- Dijo Ronald, probablemente solo tenía curiosidad de saber cómo era, normalmente no quedo tan impresionado por decirlo así con las mujeres.
-¡Por favor, Ronald! Es imposible que la hayas visto, porque definitivamente nunca has ido a una fiesta que no sea familiar. – dijo Carl
-Ya chicos, les contaré como era ella, era probablemente la chica más hermosa que jamás haya visto, vestia un poco como rockera, pero no era del tipo rudo, era más delicada, su piel era blanca y su cabello azul, no era muy alta y llevaba un libro de Harry Potter en sus manos.
-Parece que era una chica realmente hermosa, Ronald, ¿acaso la viste en alguna de tus aburridas fiestas familiares?- dijo Carl en tono burlesco.
-De hecho la mujer que describe Draco se me hace muy familiar, verán hace unos meses un viejo amigo de mi padre llego a la casa, tenía una hija que podría ser la chica que describes, llegaron hace poco a la ciudad.
-Por favor Ronald, ¡ya no andes inventando historias! solo intentas ilusionar a Draco, bueno, quizás nunca la vuelvas a ver, pero existe un pequeño porcentaje de que la veas de nuevo esperando el bus.-Dijo Carl enfadado
-¡Es cierto! Incluso por accidente le tomé una foto, deja te muestro Draco- Dijo Ronald mientras sacaba su teléfono.
-Si claro, por “accidente” – Dijo Carl
De repente Ronald sacó su teléfono y nos mostró la foto, parecía una gran coincidencia, que la bella chica que había visto en el bus, era la hija del amigo de su padre, lamentablemente, Ronald no conocía su nombre, ni nada de ella, lo único bueno por decirlo así, era el hecho de que al menos había podido verla de nuevo.
Autor: Danniel Céspedes Velásquez.
0 notes
querido-paul · 7 years
Text
2-Hogar y trabajo
     ¡Ah, aquellos días! No dejaba divertirme, jugaba con desconocidos, comía todo lo que quería. Nadie me molestaba, todo el ambiente era agradable, ¡cómo para no termimar! ¡Oh, qué lamentable! todo duró poquisímo. Exactamente, la última noche que pasé allí, estaba recargada en el barandal observando la pequeña barra de la Vía Láctea, ¡tan adorable qué es! ¡es muy enigmática! Entonces empecé a razonar, sí toda la creación del Cosmos es un misterio, entonces ¿los seres humanos lo somos? ¿somos insignificantes ante el resto? yo digo que no tenemos la necesidad de hacernos menos, por el simple hecho de que nuestras partículas se formaron en estrellas. Por lo tanto la muerte es vida, “la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”. Luego la brisa se hizo abundante tapando el infinito azul, asi que tuve que ir a mi camarote.
   Al día siguiente, al llegar al puerto con todas mis pertenencias, tomé un taxi, el primero que mis ojos observaron. El conductor, amablemente subió todo, luego le dije la dirección de mi destino, él afirmó que no me preocupara porque tiene memorizada cada rincón de Londres; hizo una especie de mini tour durante el trayecto. Al llegar quedé con todas mis cosas en la banqueta; buscaba mi llavero; busqué por todos los bolsillos de mi ropa; qué tonta, las llaves las tenía en mi cuello, como si fueran un collar. Abrí el gran y oxidado portón, “ está cosa se va a desmoronar”. Metí todo, hasta llegar a la puerta principal, la de mi nueva morada.
    No quiero sonar como una chillona; pensé que iba hallar un nido de ratas, cucarachas, telarañas, por todos los rincones de la casa, eso si iba a ser un arduo trabajo de limpieza. Mas no fue lo que esperé, todo estaba en orden, los muebles se encontraban cubiertos con sábanas, deteniendo el polvo. Entré a cada habitación de la casa, sólo en una tenía una cama. Después de supervisar todo, al menos no me encontré ningún cadáver o cosa putrefacta. Arreglé todo… Por la tarde descansé, sin embargo escuché que alguien gritaba desde la calle. Tuve que salir, desde la puerta observé a una mujer con dos niñas ,“arh, los testigos de Jehová nunca dejan de enfadar lugar en donde estes”.
     Las saludé y ellas correspondieron, entonces la doña que no está tan vieja que digamos, me preguntó que si soy Hope Roderickson , afirmé; la mujer trató de abrazarme pero las barras del portón lo impedían. Por lo tanto tuve que abrir; me contó que es prima de mi mamá y las niñas son sus hijas: Rita y Penny. Les permití dejarlas pasar a la casa. La pobre Joy estaba tan emocionada, pues jamás me llegó a conocer. Ella es madre soltera, su espeso murió por un choque eléctrico, pues era técnico en una subestación, ella estaba con un mes de embarazo de la segunda hija, Rita. Me contó que algunos miembros de la familia de mi mamá vive en Marylebone, pero son unos desgraciados interesados. Y también de mi mamá que fue una dulce mujer.
Me sentía mal porque no tenía nada para ofrecer, además las niñas me regalaron una caja de galletas. Las niñas no tenían ni la más mínima idea de lo que estaba hablando su madre conmigo, unas inocentes. Creo que pasó más tiempo hablando con  Joy de lo que limpié. No importa es interesante hablar con ella. Al fín y acabo me voy a llevar muchas sorpresas viviendo aquí.
   En la noche pude dormir tranquilamente, preparandome para ir a entregar los documentos y tratar los asuntos con Epstein. Además sería de útil ayuda salir para conocer.
[…]
    Eran las siete de la mañana, me sentía bien muy bien. Daba vueltas de alegría por todo la banqueta, pisando las hojas de los árboles. La gente me miraba extraño, como sí nunca habían visto a alguien que reflejará su alegría. Qué ciudad tan más fría, en el sentido de la temperatura del ambiente.
    Llegué a la oficina de Brian. La secretaria preguntó que quería; le respondí que tenía una cita con Brian;  me dejo pasar a su oficina. Le entregué los documentos, sonrió.
— ¡Qué bueno que te animaste Azul! bueno tendremos que ir a los mismos estudios hoy a dejar todo esto para que formes parte de allí.
   «Asentí con mucho gusto»…
     Me atendió cómo todo un caballero y bueno me presentó a todo el personal; las personas de ese lugar parecen ser muy atentas y amables. Por último me presento a George Martin, el productor musical, que al igual que yo es ingeniero en sonido y bueno ahora en adelante seremos colegas, espero llevarme bien con él y los demás por ser equipo, o algo asi ya que es un labor gigantesco tener que manipular toda una producción. Mi responsabilidad, la de hacer mejor cada pieza, de hacerla realista para el cliente y que piense que esta allí con los músicos.
  Y lo único que sé de los músicos con quienes trataré  es que tengo dos álbumes de ellos. Son cuatro integrantes. La banda  tiene muchos adoradores… porque son The Beatles.
[…]
Esos benditos The Beatles, si ellos no existieran la posibilidad fuese mínima. Exactamente puedo describir el primer día en que me tocó grabar. Había llegado a buen tiempo, saludé al personal mientras me dirigía a el estudio dos, en el pasillo se encontraban tres chicos: Ringo, John y George; peleaban por algo; seguí con mi curso, empujé la puerta, subí las escaleras allí se encontraba George Martin, ¡ah! y Paul. Recuerdo que Goerge volteó , le siguió Paul, quien parecía escáner ya que no desplegaba su mirada en mi, eso me inquietó mucho. George me presentó ante Paul, pues al parecer no esperaba que estuviera allí. Él me estrechó la mano, le correspondí, fue tan extraño hacer eso, aún más:
— Paul McCartney — me guiña sin soltar la mano — a tus órdenes linda.
    Cuando en realidad sería quien estaría bajo sus órdenes e inquietudes por la obviedad.
    Luego llegaron los otros tres; John hizo tanto alboroto por verme. Me dieron la bienvenida a casa. Además se diculparon por no saludarme en el pasillo.
    Ese día fue tan largo, estaban tan entusiasmados por su nuevo proyecto.
     Exactamente todo duró seis horas. Ellos se habían retirado,  Paul no. “Es tan especial hablar sobre él”. “El hombre de las pestañas bonitas, su mejor atributo además de su voz”. Quien no dejaba de mirarme como si fuera  un bicho raro. «¡Qué me ves!» sería muy agresiva si le dijese eso. En aquel entonces olvidaba su nombre a excepción de su patronimico apellido irlandés.
[…]
     Un día de esos en los que la inspiración se va y entra en juego mi papel para motivarlos, McCartney me preguntaba tantas cosas que iban más allá, quería saberlo todo. Sin embargo John se había molestado pues Paul me quitaba tiempo, el  tiempo para solucionar las cosas.
     John es muy divertido a la hora de molestar a sus amigos así que retaba a Paul  a que en una hora no me hablará, si no lo lograba le bajaría los pantalones enfrente de mi. Traté de no reir por semejante reto.
— No creo que lo logre Paul, el es de un espíritu platicador —  menciona George.
     Paul hace una mueca y se sienta cercas del amplificador de su bajo y me da la espalda, a todos. Ringo pasa por ahí y empiezan a murmurar algo. Entonces John empieza a platicar conmigo para provocar celos al pobre de Paul. Cosas triviales, cielos… George observaba la escena desde lo más alto, movía los controles dándole jugo a el sonido del bajo de McCartney; el seguía tocando y llevando un ritmo pegajoso haciendo que la batería de Ringo se sincronizara.  Luego entró la guitarra de John, mezclándose; por último George que tocava peculiares rifs ritmicos en solitario.
    No recuerdo que esto se le haya consebido un nombre, fue espontáneo, una broma para McCartney. Trece minutos de gloria improvisada, que cuando quedó lista la pista fue gozada por los dichosos oídos presentes. 
— Sólo calentamos, realmente somos unas bombas cuando tenemos algo en mente y lo queremos resaltar — suelta orgulloso John.
    Había pasado la hora y Paul se acercó a mí. Únicamente sonreía cómo niño bueno. Me quité mis auriculares, en eso se va George quien va por donas y café. Observo por la ventana que a bajo están los tres, volteo y Paul está a mi lado. Este hombre es tan rápido al moverse. Jugaba con sus manos. Él me empieza a sacar plática, pregunta cosas típicas, qué comida me gusta, cuántos años tengo, dónde resido…
Al pasar un par de horas se concluyó la sesión. Cada quien para su casa. Entonces los chicos me hablan.
Tembloroso Paul  — Bueno, Azul, quisieras ir mañana a las 5 de la tarde a una pequeña fiesta con nosotros ¡por favor!
—Por favor, queremos llevarte para poder conocernos mejor — John me lanza una mirada picara muy graciosa, no pude evitar reír.
—Está bien chicos, déjenme anotarles mi dirección.
Busqué entre mis cosas papel y pluma. Me recargé en una pared como apoyo y arranqué la hoja donde escribí, la cual entregué al mismísimo McCartney. Él desvió su mirada, los chicos le dieron palmadas en su espalda y empezaron a reírse. De ahí me retiré y me despedí de los presentes. No pude contenerme con la invitación de los chicos, aunque en el tiempo de cada sesión no los he tratado de una manera formalmente, son unos chicos simpáticos.
0 notes
querido-paul · 7 years
Text
3-Paranoia
    Al día siguiente...     Ya eran las 9 de la mañana y no tenía ni la más mínima de que ponerme, mi ropa     ¡Ah, aquellos días! No dejaba divertirme, jugaba con desconocidos, comía todo lo que quería. Nadie me molestaba, todo el ambiente era agradable, ¡cómo para no termimar! ¡Oh, qué lamentable! todo duró poquisímo. Exactamente, la última noche que pasé allí, estaba recargada en el barandal observando la pequeña barra de la Vía Láctea, ¡tan adorable qué es! ¡es muy enigmática! Entonces empecé a razonar, sí toda la creación del Cosmos es un misterio, entonces ¿los seres humanos lo somos? ¿somos insignificantes ante el resto? yo digo que no tenemos la necesidad de hacernos menos, por el simple hecho de que nuestras partículas se formaron en estrellas. Por lo tanto la muerte es vida, "la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma". Luego la brisa se hizo abundante tapando el infinito azul, asi que tuve que ir a mi camarote.    Al día siguiente, al llegar al puerto con todas mis pertenencias, tomé un taxi, el primero que mis ojos observaron. El conductor, amablemente subió todo, luego le dije la dirección de mi destino, él afirmó que no me preocupara porque tiene memorizada cada rincón de Londres; hizo una especie de mini tour durante el trayecto. Al llegar quedé con todas mis cosas en la banqueta; buscaba mi llavero; busqué por todos los bolsillos de mi ropa; qué tonta, las llaves las tenía en mi cuello, como si fueran un collar. Abrí el gran y oxidado portón, " está cosa se va a desmoronar". Metí todo, hasta llegar a la puerta principal, la de mi nueva morada.     No quiero sonar como una chillona; pensé que iba hallar un nido de ratas, cucarachas, telarañas, por todos los rincones de la casa, eso si iba a ser un arduo trabajo de limpieza. Mas no fue lo que esperé, todo estaba en orden, los muebles se encontraban cubiertos con sábanas, deteniendo el polvo. Entré a cada habitación de la casa, sólo en una tenía una cama. Después de supervisar todo, al menos no me encontré ningún cadáver o cosa putrefacta. Arreglé todo... Por la tarde descansé, sin embargo escuché que alguien gritaba desde la calle. Tuve que salir, desde la puerta observé a una mujer con dos niñas ,"arh, los testigos de Jehová nunca dejan de enfadar lugar en donde estes".      Las saludé y ellas correspondieron, entonces la doña que no está tan vieja que digamos, me preguntó que si soy Hope Roderickson , afirmé; la mujer trató de abrazarme pero las barras del portón lo impedían. Por lo tanto tuve que abrir; me contó que es prima de mi mamá y las niñas son sus hijas: Rita y Penny. Les permití dejarlas pasar a la casa. La pobre Joy estaba tan emocionada, pues jamás me llegó a conocer. Ella es madre soltera, su espeso murió por un choque eléctrico, pues era técnico en una subestación, ella estaba con un mes de embarazo de la segunda hija, Rita. Me contó que algunos miembros de la familia de mi mamá vive en Marylebone, pero son unos desgraciados interesados. Y también de mi mamá que fue una dulce mujer. Me sentía mal porque no tenía nada para ofrecer, además las niñas me regalaron una caja de galletas. Las niñas no tenían ni la más mínima idea de lo que estaba hablando su madre conmigo, unas inocentes. Creo que pasó más tiempo hablando con  Joy de lo que limpié. No importa es interesante hablar con ella. Al fín y acabo me voy a llevar muchas sorpresas viviendo aquí.    En la noche pude dormir tranquilamente, preparandome para ir a entregar los documentos y tratar los asuntos con Epstein. Además sería de útil ayuda salir para conocer. [...]     Eran las siete de la mañana, me sentía bien muy bien. Daba vueltas de alegría por todo la banqueta, pisando las hojas de los árboles. La gente me miraba extraño, como sí nunca habían visto a alguien que reflejará su alegría. Qué ciudad tan más fría, en el sentido de la temperatura del ambiente.     Llegué a la oficina de Brian. La secretaria preguntó que quería; le respondí que tenía una cita con Brian;  me dejo pasar a su oficina. Le entregué los documentos, sonrió. — ¡Qué bueno que te animaste Azul! bueno tendremos que ir a los mismos estudios hoy a dejar todo esto para que formes parte de allí.    «Asentí con mucho gusto»...      Me atendió cómo todo un caballero y bueno me presentó a todo el personal; las personas de ese lugar parecen ser muy atentas y amables. Por último me presento a George Martin, el productor musical, que al igual que yo es ingeniero en sonido y bueno ahora en adelante seremos colegas, espero llevarme bien con él y los demás por ser equipo, o algo asi ya que es un labor gigantesco tener que manipular toda una producción. Mi responsabilidad, la de hacer mejor cada pieza, de hacerla realista para el cliente y que piense que esta allí con los músicos.   Y lo único que sé de los músicos con quienes trataré  es que tengo dos álbumes de ellos. Son cuatro integrantes. La banda  tiene muchos adoradores... porque son The Beatles. [...] Esos benditos The Beatles, si ellos no existieran la posibilidad fuese mínima. Exactamente puedo describir el primer día en que me tocó grabar. Había llegado a buen tiempo, saludé al personal mientras me dirigía a el estudio dos, en el pasillo se encontraban tres chicos: Ringo, John y George; peleaban por algo; seguí con mi curso, empujé la puerta, subí las escaleras allí se encontraba George Martin, ¡ah! y Paul. Recuerdo que Goerge volteó , le siguió Paul, quien parecía escáner ya que no desplegaba su mirada en mi, eso me inquietó mucho. George me presentó ante Paul, pues al parecer no esperaba que estuviera allí. Él me estrechó la mano, le correspondí, fue tan extraño hacer eso, aún más: — Paul McCartney — me guiña sin soltar la mano — a tus órdenes linda.     Cuando en realidad sería quien estaría bajo sus órdenes e inquietudes por la obviedad.     Luego llegaron los otros tres; John hizo tanto alboroto por verme. Me dieron la bienvenida a casa. Además se diculparon por no saludarme en el pasillo.     Ese día fue tan largo, estaban tan entusiasmados por su nuevo proyecto.      Exactamente todo duró seis horas. Ellos se habían retirado,  Paul no. "Es tan especial hablar sobre él". "El hombre de las pestañas bonitas, su mejor atributo además de su voz". Quien no dejaba de mirarme como si fuera  un bicho raro. «¡Qué me ves!» sería muy agresiva si le dijese eso. En aquel entonces olvidaba su nombre a excepción de su patronimico apellido irlandés. [...]      Un día de esos en los que la inspiración se va y entra en juego mi papel para motivarlos, McCartney me preguntaba tantas cosas que iban más allá, quería saberlo todo. Sin embargo John se había molestado pues Paul me quitaba tiempo, el  tiempo para solucionar las cosas.      John es muy divertido a la hora de molestar a sus amigos así que retaba a Paul  a que en una hora no me hablará, si no lo lograba le bajaría los pantalones enfrente de mi. Traté de no reir por semejante reto. — No creo que lo logre Paul, el es de un espíritu platicador —  menciona George.      Paul hace una mueca y se sienta cercas del amplificador de su bajo y me da la espalda, a todos. Ringo pasa por ahí y empiezan a murmurar algo. Entonces John empieza a platicar conmigo para provocar celos al pobre de Paul. Cosas triviales, cielos... George observaba la escena desde lo más alto, movía los controles dándole jugo a el sonido del bajo de McCartney; el seguía tocando y llevando un ritmo pegajoso haciendo que la batería de Ringo se sincronizara.  Luego entró la guitarra de John, mezclándose; por último George que tocava peculiares rifs ritmicos en solitario.     No recuerdo que esto se le haya consebido un nombre, fue espontáneo, una broma para McCartney. Trece minutos de gloria improvisada, que cuando quedó lista la pista fue gozada por los dichosos oídos presentes.  — Sólo calentamos, realmente somos unas bombas cuando tenemos algo en mente y lo queremos resaltar — suelta orgulloso John.     Había pasado la hora y Paul se acercó a mí. Únicamente sonreía cómo niño bueno. Me quité mis auriculares, en eso se va George quien va por donas y café. Observo por la ventana que a bajo están los tres, volteo y Paul está a mi lado. Este hombre es tan rápido al moverse. Jugaba con sus manos. Él me empieza a sacar plática, pregunta cosas típicas, qué comida me gusta, cuántos años tengo, dónde resido... Al pasar un par de horas se concluyó la sesión. Cada quien para su casa. Entonces los chicos me hablan. Tembloroso Paul  — Bueno, Azul, quisieras ir mañana a las 5 de la tarde a una pequeña fiesta con nosotros ¡por favor! —Por favor, queremos llevarte para poder conocernos mejor — John me lanza una mirada picara muy graciosa, no pude evitar reír. —Está bien chicos, déjenme anotarles mi dirección. Busqué entre mis cosas papel y pluma. Me recargé en una pared como apoyo y arranqué la hoja donde escribí, la cual entregué al mismísimo McCartney. Él desvió su mirada, los chicos le dieron palmadas en su espalda y empezaron a reírse. De ahí me retiré y me despedí de los presentes. No pude contenerme con la invitación de los chicos, aunque en el tiempo de cada sesión no los he tratado de una manera formalmente, son unos chicos simpáticos. tenía nada que ver con el estilo de Inglaterra. En mi poca estancia en Nueva York me llamó la atención un artículo que trata sobre la modelo Jean Shrimpton, me gusta mucho la manera fresca en la que ella lucía en la foto. Por lo tanto decidí ir de compras.Las personas iban y venían de distintos lugares. Me llamo la atención una tienda en la que estaba un hermoso vestido ginda. Decidí entrar a la tienda y le pregunté a la encarda sí me lo podía medir, ella asintió. Es ideal. Pregunté por su precio y pagé. [...]     El resto del tiempo decidí escribir una carta para mi sobrino, más que eso lo considero como mi hermano menor y para mi ''amor platónico'' por así describir a su amigo. En pensar como redactar todo lo que les iba a enviar el tiempo pasó volando. Alguien había gritado mi nombre, así que me asomo por la ventana. —Azul ¡apúrate por favor linda!      ¡¿Linda?!, ¡cielo, es Paul!, me fui deprisa hasta donde estaba Paul con su carro parqueado. Entonces tuve esa sensación de arrepentimiento, no quería subir. Me quedé estática, luego volví a la normalidad, cerré el portón y me subí a su carro. —¡Hola! , Paul... —¡Bonjuor! , Azul     Francés, no era ni seré buena a la hora de hablarlo. — No muerdo — hace un chasquido con sus dedos — bueno hay que arrancar.   Al ir por la avenida Paul empezó a sacar conversación. —¿Así que eres una chica francesa, verdad? —Eh... Paul, ayer te dije que soy canadiense. ¿¡Recuerdas!? —Ah disculpa estimada Azul. Entonces eres de la provincia de Quebec — sonríe. — De Ontario, ¡cabeza de chorlito! — no debí decirlo — digo, a veces se pega el acento francés cuando vas a Quebec, es vital hablarlo allí. — Paul se quedó pensativo.— Bueno muchacho ¿cuánto falta para llegar?   — A ver cómo te digo, el asunto es que los muchacho se emborracharon ayer y no se recuperan de la resaca.    — ¿Y a donde me quieres llevar? — Curiosamente pregunté. — A la casa "beatle"— Paul se sonrió. — No te preocupes no queda lejos. Sí ves muchachas por ahí con miradas matonas, carteles, sonrisas y gritando son admiradoras que buscan pescar a alguno de los cuatro. — Supongo que son peligrosas. Había una que otra niña tomando fotos cercas. Eso es algo muy bueno. Al llegar a la casa me percaté que quedaba cercas de los estudios. No es tan grande pero ni tan chica. Me indicó que me sentará en el sofá, él fue por vasos con agua. Al regresar se sentó a mi lado y comenzó cuestionarme: —Supongo que una chica hermosa como usted tenga novio —  me entrega el vaso.    «¿¡Qué?!, no sé qué le puedo decir, pero que bárbara pregunta me haces Paul. Tomé el vaso y bebí mientras él estaba muy atento a cada movimiento que ejecutaba». —Bueno no— ¡no! — digo si pero se quedó al otro lado del océano, su nombre es William... — ( Mi amor platónico).     William mi segundo o algo así, novio. El amigo de mi sobrino... Cada vez que pienso o hablo de él no dejo de suspirar y reír, como ahora mismo. —¿Y por qué te dejo? — Emm — me trabé —  razones equis... — traté de sonar lo más seria. — ¿Y sigues enamorada de él?    «¡Mugre Paul preguntón!»   A William ya no le volví a ver, ni mandar llamada ni mensaje desde que me fui de Ontario. Fue algo muy difícil y tentador pero tenía que aprender a vivir sin su presencia.     —No, ya no me gusta.      Conozco a los tipos como Paul, sí le hubiera dicho que si estoy enamorada a lo mejor investiga a William, se llevaría sorpresas. Por eso dejé la obviedad.      Después de esa conversación incomoda, Ringo baja de las escaleras con un libro. Al vernos despega su vista del libro, dejándolo arrumbado en un mueble para ir a sentarse con nosotros. Paul se pone inquieto. —¿Qué haces aquí?, ¿no estabas con los otros bebiendo? —No, recuerda que me quede jugando póker en la otra mesa y tu estabas retando a George y John, sobre quien aguantaba más tragos de whisky. —Ah si es verdad —Paul se rasca la nuca. — A veces uno se excede en retar a los demás. —Uhh Mister McCartney, digo Paulie, jamás me imaginé que abusaras así de tus amigos. —Wow me dijiste Paulie — Paul todo sonrojado. —Como sea, al menos estan ustedes dos —  vi como Paul dejó de estar emocionado. Paul se levanta — Bueno iré por algunas cosas, enseguida regreso chicos. De repente Ringo me susurra en el oído. — ¿Te puedo contar un secreto? —Claro, por algo me tienes confianza. Sólo alejate un poco más de mi oído, sino voy a reir. —Creo que le gustas a Paul. —¡¿Qué!?, pero si apenas lo conozco. —Si ya se, pero Paul se comporta diferente cuando te ve. — ¿Cómo que diferente? en que aspecto. —Por momentos no nos hace caso cuando estas cercas de él, cuando alguno de nosotros sea George, John o yo preguntamos cualquier cosa a ti, él se enoja, en cambio nunca se había comportado así cuando le preguntamos a sr. Martin. Además el ya no se acerca tanto con el sr. Martin como antes, ya sabes para escuchar cómo andamos en la voz, cosas acerca de los instrumentos, entre otros aspectos. — Pues tal vez le es más fácil entenderme. — Puede ser Azul, pero otro aspecto que ha notado George y yo es que a veces te espía en el almuerzo. — ¿Y ustedes le espían a él? — Bueno si... —Ahh verdad pues no está bien que anden acosando a Paul... bueno mejor hay que cambiar de tema. —Este bien. Hay que poner algo de música, porque se ve que quieres bailar. —Wow me leíste la mente Ringo! Me concedió una pieza. Tomó mi mano para levantarme del sofa. Bailamos al son de la música sin problema alguno. Todo era genial al bailar con Ringo hasta que llega Paul. —Miro que se están divirtiendo sin mí. — Pues ven si quieres divertirte-. Gritó Ringo a Paul. Se negó Paul. —Por favor, tú me invitaste, fuiste el que tuvo el valor de hablar. —   Le supliqué. —Solo porque tú lo dice preciosa. Le extendí la mano a Paul y puso una cara de felicidad, Ringo estaba riéndose de todo. Después comenzamos a decir un montón de cosas estúpidas que para mí me daban risa. Lo más gracioso es que Ringo le aventaba humo de su cigarrillo al rostro de Paul y este también le hacía lo mismo. Todo la diversión se detuvo por que ha Ringo le dio sueño y decidió ir a descansar a su habitación. —Pobre, ya no resistió más. —  Le dije a Paul — Hay que descansar mis pies se volverán frágiles de tanta pisada. Nos sentamos en el sofa, de nuevo. Tenía ancias de escribir, por fortuna el siempre contaba con pluma y papel a la mano; para esas letras que surgen de la nada y se transforman en canciones. Quería escribir una carta para Edward y el abuelo, al fin de cuentas lo hice; peculiar ejercicio de escritura al lado de Paul. Él estaba muy atento a cada palabra — esa no queda, te recomiendo está —, McCartney es como un diccionario de carne y hueso.  Una carta descente para mis seres queridos. Le pregunté dónde queda la oficina de correos, pues la quería mandar mañana mismo. El me dijo que hay una cercas de Richmond. — Paul, ya es tarde, tengo que estar en casa. No despegaba su mirada de mi. Coloca su mano en su mentón. — Vale, tengo que llevar. —  lanza una risa de burla — Es que te puedes perder. — McCartney, no gracias, es mejor que me vaya sola, así es más fácil. ¡No insistas!     Lo dejé callado, sólo me acompañó hasta la banqueta. Tomé mi rumbo, caminaba muy deprisa cómo sí estuviera en una persecución. Algo dentro de mi invadía en lo más profundo de mi mente. Esa vocesilla que invade mis pensamientos apareció de nuevo. «No pases por allí»    «no toques eso»  «no hables con él o ella es peligroso». Preferiría no hacer nada, el miedo de hacer algo me empezaba a comer. Al llegar a  casa pude descansar de aquel martirio, en casa puedo estar segura, nada me va hacer daño... Sola entre silencio con una picazon en mi frente, preferí dormir en mi prisión.
0 notes