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#Descripción de un naufragio
villings · 2 years
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(...) En la actividad de navegar, como en el ejercicio del amor, ningún marino, ningún capitán, ningún armador, ningún amante, han podido evitar esa suerte de heridas, escoriaciones profundas, que tienen el largo del cuerpo y la profundidad del mar, cuya cicatriz no desaparece nunca, y llevamos como estigmas de pasadas navegaciones, de otras travesías. Por el número de escoriaciones del buque, conocemos la cantidad de sus viajes; por las escoriaciones de nuestra piel, cuántas veces hemos amado.
Escoriación | Cristina Peri Rossi
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flowers-in-time · 1 year
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Escoriación
Herida que queda, luego del amor, al costado del cuerpo.
Tajo profundo, lleno de peces y bocas rojas,
donde la sal duele, y arde el yodo,
que corre todo a lo largo del buque,
que deja pasar la espuma,
que tiene un ojo triste en el centro.
En la actividad de navegar,
como en el ejercicio del amor,
ningún marino, ningún capitán,
ningún armador, ningún amante,
han podido evitar esa suerte de heridas,
escoriaciones profundas, que tienen el largo del cuerpo
y la profundidad del mar,
cuya cicatriz no desaparece nunca,
y llevamos como estigmas de pasadas navegaciones,
de otras travesías. Por el número de escoriaciones
del buque, conocemos la cantidad de sus viajes;
por las escoriaciones de nuestra piel,
cuántas veces hemos amado.
"Descripción de un naufragio" 1975
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joseandrestabarnia · 1 month
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Título completo: San Pablo en Malta Artista: Adam Elsheimer Fechas de artistas: 1578 - 1610 Fecha de realización: alrededor de 1600 Medio y soporte: Óleo sobre cobre Dimensiones: 16,8 × 21,3 cm crédito de adquisición: Presentado por Walter Burns a través del Art Fund, 1920 Numero de inventario: NG3535
La historia del naufragio de San Pablo en la isla de Malta se describe en Hechos (28, 1-6), y Adam Elsheimer ha aprovechado la descripción bíblica para retratar una escena nocturna: “Y el pueblo bárbaro nos mostró no poca bondad: porque encendieron fuego, y nos recibieron a cada uno, a causa de la lluvia presente, y del frío' (Hechos 28:2). Esto le permitió usar fuertes contrastes de luz y oscuridad para lograr un efecto dramático. En el fuego más grande en la esquina izquierda, la parte más brillante de la imagen, San Pablo arroja tranquilamente una serpiente, que lo había mordido, a las llamas. Los isleños que vieron que no había sido herido por el veneno de la serpiente estaban convencidos de que era un dios.
Elsheimer prefirió pintar sobre un soporte de cobre, su superficie lisa le permitió incluir detalles minuciosos como las escamas de la serpiente retorciéndose aquí.
Información e imagen de la web de la National Gallery de Londres.
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“No fue nuestra culpa” de Cristina Peri Rossi de «Descripción de un naufragio» (1975)
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vuelo-ciego · 8 months
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Descripción de un naufragio, Cristina Peri Rossi.
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Estoy intentando leer Cien años de soledad, por... ¿cuarta vez? La verdad es que la paso muy bien cada vez que agarro el libro, es fácil entrar en el clima y las palabras están tan bien predispuestas que termina siendo sumamente placentera la lectura. Pero, por alguna razón, llega un momento del libro en el que me estanco, los días pasan sin que lo continúe y cuando quiero volver, es tarde, ya me olvidé de lo que leí hasta el momento y me perdí en los sucesos del árbol familiar de los Buendía. No estoy hablando de mi vida, ojo. Me gusta la descripción que Márquez hace de los objetos y escenarios, como si tuvieran vida propia. Hay pasajes que son tan ingeniosos que me da envidia y a la vez orgullo, creo que poder reconocerlos y sensibilizarme con ellos, es también un don. Algunas veces se me pone la piel de pollo: [sobre un naufragio]: "Toda la estructura parecía ocupar un ámbito propio, un espacio de soledad y de olvido, vedado a los vicios del tiempo y a las costumbres de los pájaros. En el interior, que los expedicionarios exploraron con un fervor sigiloso, no había nada más que un bosque de flores." La imagen es exquisita, soledad y olvido, vicios y costumbre. Fervor sigiloso como un oxímoron casi perfecto que podría también describir a ese bosque de flores. El capítulo que describe la peste del insomnio tampoco deja de admirarme. Habían contraído, en efecto, la enfermedad del insomnio. Úrsula que había aprendido de su madre el valor medicinal de las plantas, preparó e hizo beber a todos un brebaje de acónito, pero no consiguieron dormir, sino que estuvieron todo el día soñando despiertos. En ese estado de alucinada lucidez no sólo veían las imágenes de sus propios sueños, sino que los unos veían las imágenes soñadas por los otros. Era como si la casa se hubiera llenado de visitantes.
Es maravilloso. Las ocurrencias están muy bien definidas, necesitan de esa narración, no podrían ser de otra manera. Podría mencionar muchos otros pasajes que me han conmovido, y sé que todavía queda la mitad de un libro por descubrir. Esto es lo que siento. Y sin embargo nunca pude terminar de leerlo. Espero que esta vez sea la definitiva.
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resistantbees · 11 months
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Muy buenas queridos y queridas. Les comparto un poema del libro Efectos secundarios
6 –Locura cardiaca
Tu locura es mi excusa,
mi desorden,
mi efecto secundario.
Es esa luz brillante
que se oculta en tu cuello.
Tu locura es mi grito,
mi naufragio
y mi pena.
Es ese anochecer cardiaco
que traspasa las sábanas.
🚥 Descripción
Efectos secundarios es un hilo que conecta los sueños de un amor prohibido con la realidad. A través de la poesía Graciela Giráldez nos hace sentir, vibrar, revivir y vivir sensaciones nuevas. Nos hace volver la mirada atrás para despertar sueños en donde el hoy y el ayer se mezclan en la noche, durante el día con el solo hecho de pensar en ese ser que en algún momento de nuestras vidas hizo vibrar nuestra fibra más íntima.
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vivevirtual · 2 years
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Un mundo desconocido te aguarda. World of Diving es el juego multijugador en línea que te ofrece una aventura subacuática emocionante en modo VR. Explora libremente el océano a través de retos interesantes como: Interactuar con una vida marina increíble. Competir contra tus compañeros buceadores. Descubrir los restos hundidos de la historia. Recoger y salvar antiguos tesoros. Movimiento: De pie Género: Aventura, Indie, Simulador Desarrollador: Vértigo Games Descripción: El mundo submarino quizás, es el gran desconocido para la mayoría de nosotros. Con esta experiencia de realidad virtual, te sumergirás literalmente un un mundo marino rico en experiencias y en diferentes entornos. Podrás bucear cerca de tesoros, tener retos que pasar enfundándote tu traje submarino y con herramientas y accesorios para alcanzar tus misiones. Solo en modo multijugador, experimentarás la magia de poder bucear con total seguridad y descubriendo un mundo nuevo que está al alcance de todos. Como buceador ... puedes ser un miembro activo de una comunidad de expertos buceadores con retos como: Personalizar tu traje o apariencia y accesorios de buceo. Experimentar el buceo solo o en modo cooperativo Descubrir barcos sumergidos o especies marinas únicas. Con unos gráficos espectaculares y un sonido casi real, podrás disfrutar de este gran juego de exploración. Podrás mirar por dentro los naufragios  de barcos y estarás en una zona tremendamente realista bajo el mar. Peces pero muy realistas y de multitud de variedades. Y basura también. Podrás recoger tanto basura para ayudar y ser ecológico virtualmente hablando como a su vez encontrar entre medio tesoros en la profundidad del mar. Si te quieres dar un paseo por el fondo oceánico haciendo fotos y recogiendo basura (hay que cuidar los mares) World Of Diving VR es tu juego de realidad virtual para experimentar ambientes y retos hasta ahora nunca hechos en RV. Mientras estás en tierra usas el teletransporte (teleport en inglés y es el modo en el que caminas virtualmente hablando) pero cuando te metes en el agua solo tienes que pulsar el gatillo de cualquiera de los mandos y nadarás en la dirección a la que apuntes con ese mando, y nadas más o menos rápido según cuanto aprietes el gatillo. También podrás ponerte un propulsor para bucear más rápido o una serie de accesorios como un detector de metales para que te faciliten el cumplir tu misión o reto asignado en ese momento. El ambiente tranquilo es un cambio refrescante en el mundo de los juegos de hoy en día. Una gran manera de relajarse, descansar, divertirse y explorar un poco con un equipo de buceo completo virtual. En World of Diving VR, los jugadores podrán explorar, observar y recoger objetos y tesoros ya sea en modo individual o con un equipo de otros buceadores en línea, haciendo un juego multijugador o cooperativo muy divertido con tu equipo de buceo vr. Mientras explora las aguas, podrás participar en misiones  en la que los jugadores tienen la tarea de completar una variedad de desafíos tales como: tomar fotos de la vida acuática y estructuras hundidas aventurarse a barcos naufragados competir en carreras subacuáticas, y mucho más... Cuando te pongas las gafas de realidad virtual en tu cabeza, podrás experimentarlas como si fueran tus gafas de buceo. Es insertártelas y ya estás en un mundo marino virtual muy rico en contenido y en experiencias y visualmente con contenidos muy variados de mundos sumergidos en lo más profundo del océano. World Of Diving es una experiencia virtual extremadamente relajante y divertida en la que podrás hacer buceo en miami, buceo en thailandia, buceo en singapur y en 12 partes más del mundo. Si no te gustar pegar tiros, o si te gusta pegarlos, pero después de matar a zombis o robots asesinos, quieres un poco de tranquilidad para equilibrar tus experiencias de realidad virtual,  este juego de realidad virtual es ideal para tener una experiencia de relax. Te ofrece una atmósfera acogedora y tranquila.
Empezarás poniéndote tu traje de buceo y después Ray, tu instructor virtual, te dará una serie de instrucciones a realizar en esta experiencia submarina. Una vez hecha esta mini instrucción, podrás moverte con el teleport dentro de las instalaciones del centro de buceo. Y a partir de aquí.... a bucear a la piscina y después al mar!! El mapa o área de juego de realidad virtual de World Of Diving VR, siempre estará lleno de misiones y objetivos paralelos para que el buceo de los jugadores se involucren, ya sea en modo individual o en modo cooperativo. En cualquier momento, puedes encontrarte con la vida submarina hostil como las anguilas y los tiburones. Como el combate no es un gran foco, y teniendo en estas criaturas también no es una opción, los jugadores tendrán que recordar que no siempre están a salvo en el océano. Si te quieres sentir muy zen y/o experimentar el buceo de World Of Diving VR, la realidad virtual te trae esta gran oportunidad de sumergirte, doblemente, en el mundo virtual y en el mundo submarino.     ¿ Quieres Saber Más Sobre Los Usos De La Realidad Virtual ? ➤ ➤ Realidad Virtual Caracteristicas ➤ ➤ Gafas De Realidad Como Funcionan ➤ ➤ Realidad Virtual Videos ➤ ➤ Realidad Virtual Actividades  
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kpwx · 2 years
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La narración de Arthur Gordon Pym, de Edgar Allan Poe
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La narración de Arthur Gordon Pym no estaba, por tratarse de una novela, en ninguna de las colecciones o antologías de Edgar Allan Poe que leí. Había que releerla por separado, pues, si quería repasar todos sus escritos. Algo curioso es que Borges tenía este libro como su favorito de entre toda la obra de Poe, lo que me hace pensar en lo mucho que le debió gustar el final. Y digo esto no por ser especialmente mala, sino por el ripio: Borges no soportaba el relleno (esta es la razón por la que nunca escribió ni leyó novelas), y este libro de Poe contiene más relleno de lo que hay en todos sus cuentos juntos. Mientras se va leyendo es casi imposible no preguntarse cuál era la necesidad de dedicarle tantas páginas, por ejemplo, a la descripción de pingüinos. Sí, son animales adorables, pero ¿para qué detenerse tanto? El hecho de que le pagasen por página en el periódico en donde se estaba publicando por entregas quizá lo explique. En lo que respecta a mí, los párrafos en sí me gustaron; el problema está, sin embargo, en dónde están puestos. No puede ser que en cosa de unas cuantas páginas se pase de un naufragio extremo y absolutamente tenso a unas descripciones banales sobre animales: la tensión se pierde por completo y de una manera poco lograda, lo que empeora bastante la trama. Esto no quiere decir, como es obvio, que la obra sea mala. Toda la parte que concierne a los acontecimientos de Pym en la bodega del “Grampus” es muy buena, y logra producir una sensación angustiosa y oprimente parecida a la que transmite “El pozo y el péndulo”; la parte del naufragio, de igual manera, está genialmente desarrollada, y aunque los capítulos de la isla Tsalat ya no me gustan tanto, también hay escenas muy destacables. Sobre su final tan abierto y extraño (que, como es sabido, fue continuado por Verne y Lovecraft) se han hecho muchas hipótesis; de entre ellas yo me adhiero a la que dice que simplemente le dio un término abrupto por no saber cómo continuar o por no querer hacerlo. Varios de sus cuentos contienen finales que se prestan a especulación, pero este tan poco pulido y drástico me parece que no fue planeado de antemano.
Me voy con un pequeño comentario sobre los escritos en los que se basó. Ciertamente la historia está inspirada en los viajes de J. N. Reynolds —a quien cita en la novela—, y también es probable que haya tomado algunas ideas de Robinson Crusoe; lo que no he podido encontrar es la fuente que confirme el hecho de que también se inspirase en la crónica del hundimiento ballenero “Essex” escrita por Owen Chase. Hay algunos comentarios que los relacionan, pero me parecen pocos (y no demasiado seguros) para lo claro que parece ser. La parte del naufragio del “Grampus” en la novela se me hizo parecidísima al relato de la crónica de Chase, y aunque todas las situaciones de hambruna y canibalismo son limitadamente parecidas, estas también me recordaron fuertemente a ese libro. El naufragio del “Essex” fue bastante conocido en su tiempo (aún más en Nantucket, lugar donde Poe hace nacer a Arthur), así que no es improbable que haya podido leer el relato; de ser así, pues, habría una doble conexión: tanto Moby Dyck como La narración de Arthur Gordon Pym tendrían los dos mismos relatos como sus fuentes principales. Esto no tiene ninguna importancia, y en realidad no demuestra nada más que lo mucho que me encanta divagar en nimiedades.
Y terminé con Edgar Allan Poe. Fue un oscuro y agradable viaje.
De cualquier lado que me vuelva, hay siempre un rostro que me hostiga. Y una risa histérica resonará para siempre en mis oídos.
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villings · 6 years
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(...) era el mejor de todos los poemas tan sereno tan sutil como su piel de mujer casi dormida casi despierta, tan perfecto como su presencia inaccesible sobre la cama, proximidad engañosa de contemplarla
Escorado | Cristina Peri Rossi
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mundo-de-palabras · 3 years
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Descripción de un naufragio — Cristina Peri Rossi
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amiguiz · 2 years
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Está distante el mar, y sin embargo, nos rodea más y más.
Cristina Peri Rossi, en Descripción de un naufragio
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jgmail · 5 years
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La Virgen de Guadalupe y el destino de Iberoamérica
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por Primo Siena
La que por un lado, libera de los pesos y contrapesos del pasado y por otro lado actúa una explicitación total del Evangelio en su sustancial y también formal "libertad de los hijos de Dios". Esta Revelación se proyecta con virtud creadora hacia "nuevos cielos y tierras nuevas". Tal es el sentido más profundo del Mensaje de Guadalupe
La aparición de Tepeyac
La mañana del 9 de Diciembre de 1531, primer día de la octava de la Inmaculada Concepción , un indio campesino de cincuenta y siete años, grácil y pequeño, se dirigía a pie a la iglesita de Tlatelolco donde los misioneros franciscanos administraban los sacramentos y enseñaban el catecismo a los indígenas. Al indio de ascendencia azteca, se le conocía como Cuanhtlatohuac en el idioma de los nativos, que quiere decir "el que habla como el águila", pero los franciscanos de la Nueva España lo habían bautizado con el nombre de Juan Diego en el 1524, tres años después de la conquista de México por Hernán Cortés.
Viudo después de muy poco tiempo de su bautizo cristiano, el macehuallio sea el campesino indígena, había asumido con el nuevo nombre la condición que eso comportaba con una ferviente entrega a la fe cristiana. Aquel sábado de Diciembre de 1531, como decíamos, él se apresuraba hacia el pequeño templo de su nueva fe, atravesando el árido terreno colinoso de Tepeyac donde con esfuerzo crecían acacias y cactus, cuando de repente sintió una voz dulce y misteriosa: "¡Juantzin, Juan Diegotzin! "[1] .
El campesino indio se detuvo perplejo, después se dirigió allá donde le parecía que provenía la voz; y de improviso se encontró ante la encantadora figura de una joven Señora, de piel morena y radiante de luz, que posaba sus pies sobre un cuarto de luna entre piedras preciosas, esmeraldas y turquesas. La joven Señora preguntó al indio: "¿Dónde vas, pequeño Diego?".
El indígena, inclinándose frente a aquella visión celestial, respondió: "Señora mía, mi Reina, voy por las cosas de Dios, las que nos enseñan los ministros del Señor, los frailes".
La joven Señora de la visión, continuó: "Tienes que saber, por cierto, que yo soy la perfecta y siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, de Aquel por medio del cual todo vive, el Señor de todo lo que está cercano y unido: del Cielo y de la Tierra. Deseo ardientemente que en este lugar sea construida mi pequeña Teocalli; aquí mostraré y exaltaré la grandeza de mi hijo, el verdadero Dios que se ha ofrecido a los hombres por medio de mi amor y ayuda auxiliadora” [2] .
La joven Señora apareció al indio sucesivamente en el mismo lugar, pidiéndole que se presentara al obispo de Ciudad de México, Juan de Zumárraga, para rogarle que construyera en el monte de las apariciones una capilla en honor de la Virgen María ,
Admitido a la presencia del Obispo, el indio Juan Diego, describió la visión que había tenido que era como la de una joven mujer de apenas quince años, de piel más bien morena como la de las indígenas mexicanas, pero con los rasgos de una extraordinaria belleza. En su rostro, levemente inclinado hacia el hombro derecho, resplandecía una dulce sonrisa maternal. Tenía las manos apenas juntas sobre una cinta que ceñía las caderas, dejando entrever la señal de una maternidad incipiente.
Su cabeza estaba cubierta con un velo azul bordado de estrellas de oro que le caía hasta los pies apoyados sobre un cuarto de luna acreciente. La joven Señora eclipsaba una potente luz solar que traslucía alrededor de su figura con rayos fulgurantes.
El Obispo Juan Zumárraga, escuchó la descripción que el indio le hizo y quiso una señal que confirmara sus palabras.
El día después del encuentro con el Obispo, Juan Diego no se presentó a la cita de la joven Señora porque tuvo que atender al tío Juan Bernardino que estaba enfermo y pedía la asistencia de un sacerdote cristiano. Así que, al alba del día siguiente, Juan Diego se puso en camino para ir a buscar el cura que el tío pedía, teniendo cuidado de esquivar el monte de las apariciones para no ser interrumpido en su tarea. La joven Señora se le apareció lo mismo a lo largo del nuevo camino, para comunicarle que el tío estaba ya sano. Aliviado por lo tanto de la preocupación del tío enfermo, el indio expuso a la Virgen la petición del Obispo. Entonces la interlocutora sobrenatural invitó a Juan Diego a subir al árido monte de las primeras visiones y recoger allí un ramo de flores para llevarlo al Obispo, como señal de la demanda hecha. El indio recogió las flores y las guardó en su manto (el Timatli o tilma de los indígenas mexicanos, tejido con fibras de agave); enorme fue la sorpresa del 0bispo Zumárraga cuando -abriendo el indio el manto para ofrecer las flores- sobre la tosca tela apareció grabada la imagen entera de la Santísima Virgen tal como Juan Diego la había visto en el monte de Tepeyac.
El manto del indio, con la imagen de la Virgen gradaba milagrosamente, lo tomó el Obispo y lo custodió, al principió en la capilla de la residencia episcopal, después fue trasladado a la Basílica de los Indios, construida en barroco colonial. Esta constituyó, en 1555, la primitiva iglesita levantada en la colina de Tepeyac según el deseo de la Virgen "morena"[3] .
La imagen -de una belleza in describible- todavía ahora es perfectamente visible sin ninguna señal de envejecimiento, después de cuatrocientos cincuenta años.
"Yo soy la siempre Virgen María de Guadalupe"
La crónica de este prodigioso acontecimiento intitulada en el lenguaje de los indígenas "Hincan Mopohua", añade que el tío enfermo de Juan Diego, Juan Bernardino, atestiguó al Obispo Zumárraga de haber sido milagrosamente sanado después de la aparición de una joven Señora que era idéntica a la que vio el sobrino; la cual se le había presentado con estas palabras: “Yo soy la Siempre Virgen María de Guadalupe"[4] .
Por lo tanto la misma joven Señora de las apariciones se ha denominado a sí misma como "La siempre Virgen María de Guadalupe", refiriéndose a un topónimo español que indica un santuario de la villa de Villuercas, enla Sierra oriental de Extremadura, donde se venera desde el siglo XIV una "Virgen negra' que -según una antigua tradición- habría sido esculpida en madera de cedro oriental por el evangelista San Lucas. Permaneció escondida durante largo tiempo en Bizancio; más tarde la estatua fue llevada a Roma por S. Gregorio el Grande, que la envió a San Leandro, Obispo de Sevilla en España. Nuevamente escondida durante la dominación de los moros, la imagen de la "Virgen Negra” revestida como una reina coronada que tiene en brazos al pequeño Jesús, fue encontrada milagrosamente en el siglo XIV por un pastor y se conserva en el santuario de Villuercas construido por los monjes Jerosolimitanos desde 1389 al 1835.
La "Virgen Negra" de Villuercas fue llamada "Santa María de Guadalupe" a razón del río subterráneo que pasa cerca del Santuario [5] .
El hecho de que la Virgen de Tepeyac haya querido denominarse "la siempre Virgen María de Guadalupe" sin otras explicaciones, induce a los exegetas del acontecimiento a proponer las siguientes consideraciones:
* Relacionándose a un topónimo español, ciertamente ignorado por el indio azteca Juan Bernardino, la Virgen María ha querido salvar la sobrenaturalidad de su aparición de cualquier sospechosa manipulación humana, constituyendo el nombre de Guadalupe para el Obispo Zumárraga el signo cierto de la autenticidad de la visión de la Madre de Dios.
Refiriéndose a Guadalupe, lugar de veneración de la Virgen Extremeña , el hecho de Tepeyac se liga a una devoción muy familiar para los españoles del siglo XIV al XVI y tan profundamente vinculada a su historia que podría resumir "el fervor supremo de los Reyes Católicos", los cuales la asumieron como símbolo protector de la "reconquista" contra la dominación árabe. Guadalupe resulta, además así, una referencia explícita de la protección mariana en la empresa de Cristóbal Colón. El Gran Almirante del Mar Océano -salvado de un naufragio por intercesión de la Virgen Negra de Villuerca a la vuelta del su primer viaje atlántico- utilizó el topónimo de la localidad extremeña de Guadalupe para denominar la primera isla importante donde desembarcó el 4 de Noviembre de 1493, durante el segundo viaje a las costas americanas.
A parte de la presencia del topónimo, bajo el perfil iconográfico parecería que no existir ningún otro elemento en común entre la figura de la Virgen María venerada en la Extremadura española y la Virgen aparecida en México. Sin embargo, existe una relación misteriosa de significado mucho más profundo entre la Virgen Negra española y la Virgen morena mexicana, que vincula ésta a aquélla; esto es el reclamo a una común dignidad "real" contenido en las palabras de la Virgen al indio Juan Bernardino, tío de Juan Diego.
Aquella precisa, inconfundible denominación: "Yo soy la siempre Virgen María de Guadalupe", expresa el enlace directo entre la Virgen aparecida en Tepeyac y aquélla representada en la estatua de madera venerada en el Santuario español de Villuercas. Que se trate de una relación velada de misterio, es evidente en el sentido etimológico de "río oculto" encerrado en el topónimo de "Guadalupe".
Las dos Vírgenes -la española y la mexicana- presentan el aspecto de reinas. Pero la dignidad de la Virgen extremeña está ostentada por la corona que le ciñe la cabeza; en cambio la de la Virgen mexicana resalta por medio de otros elementos decorativos, entre los cuales destaca el símbolo que adorna su vestido a la altura del vientre virginal, custodia del misterio de la Encarnación del Hijo de Dios: "una flor con cuatro hojas colocadas alrededor de un elemento circular". Esa flor cruciforme es el jeroglífico náhuatl, familiar a la cultura indígena mexicana. Se trata de hecho de la "flor solar", cuyo significado múltiple indica, al mismo tiempo, el punto de contacto entre el mundo visible y el invisible, la encrucijada donde se interceptan las vías de Norte a Sur y de Oriente a Occidente, el "sol del centro" o "sol de fuego" según el culto azteca de Xinhtecutli. Esta extraordinaria flor cruciforme es también figura del número cinco que —según la numerología sagrada— representa las letras del tetragrama divino (IH-S-WH) al que está añadido al centro un SCIN formando el nombre de Jesús, Rex Regnum et Dominus Dominantium- número que, además, simboliza: fuego y luz, comprensión y justicia, autoridad y fe, poder y voluntad.
El enigma no resuelto de la imagen de Tepeyac
Además de los elementos ya indicados, un enigma entendido en su significado etimológico como de "algo alegórico, por interpretar" envuelve la imagen de la Virgen aparecida en Tepeyac.
Los primeros contornos del enigma se perfilan cuando Fritz Hahan, docente de alemán en México (invitado a los juegos olímpicos de Berlín de 1936) llevó a Alemania dos hilos (uno de color rojo, el otro amarillo) de la túnica de Juan Diego para hacerlos analizar por el Doctor Richard Kuhn, director de la sección química del "Káiser Wilhelm Instituto" de Heidelberg. Los análisis del doctor Kuhn fueron sorprendentes: en las fibras textiles de las dos muestras de hilo no se encontró ningún rastro de colorantes de naturaleza vegetal, animal o mineral (los colorantes sintéticos se excluían naturalmente, porque éstos se empezaron a usar sólo en la segunda mitad del Ochocientos).
El 29 de Mayo de 1951 el diseñador mexicano Carlos Salinas Chávez observaba con una lupa una fotografía de la Virgen Morena de Guadalupe descubriendo -con gran sorpresa- en la pupila del ojo derecho de la imagen la silueta de una figura humana.
Cinco años después -de Julio de 1956 a Mayo de 1958- el cirujano Rafael Terija Lavoigner analizaba repetidas veces la imagen original de la Virgenguadalupana custodiada en la Basílica de la Ciudad de México. El examen, llevado a cabo con un oftalmoscopio, daba el siguiente resultado, tal como el mismo analista lo ha fijado en su relación científica: “En la córnea de los ojos de la imagen se percibe el perfil de un busto de hombre. La distorsión y la amplitud de la imagen humana, tomada en los ojos de la imagen de la Virgen , son idénticas a las que reproduce un ojo humano normal. Dirigiendo la luz del Oftalmoscopio sobre las pupilas de los ojos de imagen original de la Virgen de Guadalupe, aparece el mismo reflejo luminoso que normalmente se observa, en las mismas condiciones que en la pupila de un ojo humano".
El descubrimiento dejó desconcertado al médico mexicano; el cual -consciente de que tal efecto no se puede reproducir en una superficie plana como la de una tela pintada— quiso examinar con el mismo método algunas copias de la venerada imagen de la Virgen de Guadalupe, realizadas al óleo o a acuarela. En ninguna de ellas encontró el efecto luminoso que daba a los ojos de la imagen original de la Virgen Morenauna impresión de vida. Las copias presentaban indiscutiblemente sólo una apagada mirada, mientras que el ojo de la imagen original, examinado con el oftalmoscopio, resulta brillante y vivo, de un color avellana como de bronce dorado. Por lo tanto en la pupila del ojo aparece la figura de un hombre con la cabeza ligeramente reclinada y vuelta de tres cuartos hacia la derecha de la Virgen. La imagen de este busto humano presenta la curvatura exactamente conforme a la ley de la reflexión de una imagen en vivo. La imagen humana reflejada en la parte interna de la córnea del ojo derecho, se repite en la parte externa de la córnea del ojo izquierdo pero de manera descentrada, según las leyes de la óptica fisiológica más adelantada; todo esto excluye, también bajo este aspecto, que la imagen de la Virgen Mexicana de Guadalupe sea fruto de una manipulación humana.
Además, la hipótesis de una manipulación humana queda excluida por ulteriores exámenes científicos desarrollados sobre la imagen de la Virgende Tepeyac con la técnica de los rayos infrarrojos y mediante un proceso de "digitalización" ejecutado por un elaborador electrónico.
El análisis con los rayos infrarrojos se realizó en Mayo de 1979 por un grupo de científicos norteamericanos dirigidos por los profesores Philip Serna Callahan y Jody Grant Smith y demostró que el rostro, las manos, el manto y la túnica de la Virgen Morena , no son fruto de pintura humana, confirmando de este modo el resultado ya obtenido en la indagación realizada algunos decenios antes en Alemania por el doctor Richard Kuhn. Los colores de la imagen de la Virgen -colores de una sorprendente vivacidad y frescura cromática que han resistido por siglos al paso del tiempo y a la humedad del clima de Ciudad de México- no corresponden a ninguna combinación química natural o artificial utilizada por las técnicas de la pintura humana [6] .
En la relación de esta investigación científica, rica de minuciosos detalles técnicos, se lee además: “El pigmento del velo de la Virgen , azul, semitransparente transparente, de naturaleza desconocida, presenta un tono brillante tal, que parece que haya sido pintado sólo hace una semana". La técnica pictórica es semejante a la "divisionista" utilizada en la escuela impresionista francesa e italiana del siglo XIX (pero completamente ignorada en el siglo XVI). De hecho la misma relación observa que, alejándose de la imagen lo bastante para no hacer notar las imperfecciones del tejido de la tilma, el pigmento pictórico y los linchamientos de la figura se mezclan perfectamente: “Emerge, entonces, como por efecto mágico, la belleza incomparable de la Virgen ; cuya expresión parece de repente grave y al mismo tiempo alegre; india e igualmente europea, de piel cobriza y a la vez blanca".
Las pruebas de digitalización de la imagen realizada con un sofisticado proceso electrónico, fueron llevadas a cabo en 1980, por el profesor Aste Tonsmann, ingeniero especialista de elaboradores electrónicos de la Universidad de Corneil (Estado de New York); éstas confirman la presencia en las pupilas de la Virgen Morena de figuras humanas ya conocidas en los análisis hechos precedentemente con el oftalmoscopio[7].
La imagen de Tepeyac resulta el primero y único testimonio visivo-fotográfico, por así decir, que la Virgen María ha dejado al pueblo de Dios- Se trata de un fenómeno hasta ahora inexplicable, de un enigma indescifrado -permaneciendo ignorado por la ciencia profana— en el cual se guarda un mensaje cuya misteriosa profundidad puede ser sólo intuida a la luz introspectiva de la ciencia sagrada del símbolo.
La "Mujer vestida de sol": Virgen "euroindia"
La "siempre Virgen María de Guadalupe" se presentó al indio mexicano Juan Diego como una joven señora de piel moro-cobriza: el color de la raza amerindia que puebla América Latina; pero la luminosidad de la tonalidad de los colores de la imagen de Tepeyac -como notó el doctor Callahan- van desde el cobrizo de la raza amerindia al blanco rosado de la raza europea. La Virgen de Guadalupe por un fenómeno de osmosis racial, se manifiesta de igual modo como Virgen "euroindia" o "índioeuropea".
Este dato, también muy singular, seguramente no es debido a un capricho ya que las apariciones marianas expresan siempre un significado simbólico preciso. En el mismo espacio geográfico de América Latina, que va desde el golfo de California extendiéndose hasta la Tierra del Fuego, el proceso de integración racial constituye más que una cuestión de piel, un proceso de osmosis vital y de homogeneización sociocultural, mediante el cual hispanismo e indigenismo se integran en la "latinidad" considerada por el mexicano José Vasconcelos, como el elemento esencial, típico, de la "raza cósmica" con la que se identifica la humanidad del hombre latinoamericano[8] .
La identidad espiritual de los pueblos que constituyen la Américacolonizada por las naciones ibéricas es una cuestión muy debatida desde los primeros tiempos de la conquista europea. El problema, todavía controvertido, se descifra siempre con mayor frecuencia en clave "ecuménica", por así decir, mediante la cual la americanicidad ,del hombre latinoamericano se resuelve en un proceso de integración y asimilación de distintos elementos, en un ecumenismo cultural y espiritual donde las diferencias de los conquistadores ibéricos y las de los indígenas conquistados se funden en los rasgos del indioamericano, esto es: la raza cósmica de la que habló justamente, en los años veinte José Vasconcelos.
Se trata de una "raza solar" análoga a la raza "roja atlántidea" y cuyos rasgos prevalecen en las características somáticas dominantes, sobre todo entre las poblaciones mesoamericanas y de la América Andina. Esta "raza cósmica solar" se distingue por una religiosidad popular que ahonda sus raíces en un "espacio sagrado", cuya mágica atracción se abre en la culminante soledad de Machu Picchu, al nacer del sol.
Resultado del proceso de asimilación cultural y religiosa que culmina en el crisol de la catolicidad románica traída aquí por los conquistadores ibéricos, esta raza amerindia y euroindia, al mismo tiempo, asume en sí el hecho de la conquista, no ya como acto de subordinación más o menos forzada, sino como verdadero y propio rito traducido en el tributo que durante la época colonial, se ofrecía al rey de España. Pero no como una manifestación de valor venal, monetario, sino como acto sacrifical que conservaba la legitimidad ritual trasmitida por las civilizaciones indígenas precedentes; la cuales habían utilizado oro, plata y piedras preciosas como elementos puros, ceremoniales lejanos de cualquier valor venal de intercambio.
De hecho, casi para indicar la pureza despojada de todo signo de realezala Virgen Morena , aún apareciendo en piedras preciosas, no ostenta corona en la cabeza, permaneciendo su realeza celestial manifestada sólo en el símbolo solar que la envuelve y en las cuarenta y seis estrellas que brillan en su manto.
Su figura, de joven mujer visiblemente grávida, que descansa los pies sobre una hoz de luna creciente resulta bastante semejante a la del Apocalipsis; "Mujer vestida de sol":
"Apareció en el cielo una señal grandiosa: una Mujer vestida de sol, con la luna bajo los pies y en su cabeza una corona de doce estrellas! Estaba en cinta y gritaba los dolores del parto" (Apocalipsis XII)
En el esplendor solar de su figura, la Virgen Morena de Guadalupe aparece como la Reina que domina el cosmos, pero una reina con una teñida tristeza que parece reflejar, al mismo tiempo, el sufrimiento por la actual condición terrestre. Su condición de Virgen encinta señalada por la flor cruciforme grabada en su vientre -flor semejante en todo al "loto del renacimiento" o que adornaba a Iside egipcia, mediadora de la resurrección y de la vida inmortal- recuerda (también) el tipo luminoso de la dea olímpica, personificación de la Victoria , contenido en el mito de Atenas.
En todo esto se puede entrever -oculto en la misteriosa aparición de la Virgen guadalupana- signo de un rescate superior de la Américaprecolombina del culto telúrico-demoníaco en la que había precipitado por un proceso de decadencia; culto que culminó -como todos saben- en el frenesí de sangre que distinguía el siniestro dionísismo de la civilización guerrera de los Aztecas en su degeneración. Ciertamente es significativo que la Virgen Morena de Guadalupe haya aparecido casi en el mismo lugar en el cual, antes de la conquista española, se levantaba el Templo mayor de Tenochtitlán, teatro de las rituales hecatombes humanas consumadas por los aztecas; para los cuales los sacrificios colectivos eran una loca y desesperada tentativa para mantener un contacto con las divinidades de un Olimpo infernal y sanguinario.
En el espacio latinoamericano -y particularmente en el área mesoamericana el indio pensaba que la vida humana y cósmica dependía de la voluntad impenetrable de los dioses. A éstos había que ofrecerles, en cantidad, sacrificios rituales cruentos, con el fin de obtener el patrocinio en todas las fases y actos de la vida, sea individual como asociada.
Con la cristianización de América Románica, cada rito sacrifical con víctimas humanas fue severamente prohibido. El rito cruento fue sustituido por la Sagrada Eucaristía , donde con la liturgia de la "Palabra revelada" por el misterio de la consubstanciación se ofrece un sacrificio incruento que asume todo sacrificio, rescatando de este modo también la "muerte ritual". Desde esta perspectiva, la aparición de Tepeyac -sucedida en los lugares que anteriormente habían constituido el espacio de la muerte ritual celebraba en un obsesivo ciclo de sangre- impone un valor sobrenatural da tal “sacrificio-rescate” y conforma todavía una vez más la potencia redentora del Cristianismo teándrico resumido en la Cruzque asume, rectifica y cumple en sí toda tradición.
El simbolismo de la "Madre cósmica" y la escatología de América
Entre los múltiples significados que el simbolismo de la Virgen Morena de Guadalupe reúne, hay también la rectificación de la figura de la "madre cósmica" o "mujer divina"». Esta figura considerada por ciertas escuelas tradicionales como símbolo de la feminidad telúrica casi siempre asociada al elemento tierra o al elemento agua - que asumía la expresión demadre-tierra, o de agua-regeneradora, en la perspectiva de un momento dionisiaco- rige una ley de cambios: subida-bajada, muerte-renacimiento. Ley que contempla el suceder cronológico de las estaciones, alcanzando el punto más significativo en el "solsticio de invierno"; osea en el momento en el cual la luz solar parece desaparecer para resurgir nuevamente en un proceso que culmina con el "solsticio de verano".
A este símbolo solsticial se conecta el elemento de la polaridad entre Norte y Sur, en el cual el ciclo "solar" nórdico de la espiritualidad uránica se alterna con el ciclo "lunar" (la plateada luz del sur") de la espiritualidad "atlántica", por lo que se produciría una mezcla del principio solar deArtide con el lunar de Atlántide. Esta mezcla entre el principio del Sol y el de la Madre-tierra , constituiría una corrupción del elemento masculino-solar con el femenino-lunar.
Ahora bien, la Virgen Morena de Tepeyac -presentándose como la Mujervestida de Sol- obra una rectificación de la degradación del ciclo solar uránico en el lunar atlántideo y vuelve a dar tono con términos de realeza -que se podría decir "viril"- al principio solar sobre el lunar. De hecho la apocalíptica "Mujer del sol" domina a la luna creciente puesta bajo sus pies y, como mujer encinta, es matriz de la vida universal; da a luz al "Hijo primogénito”, el Dios vivo del que es figura profética el misterioso Rey del Mundo.
Por lo tanto el elocuente lenguaje simbólico de la Virgen aparecida enTepeyac advierte, que para volver hacia la tradición del Norte hiperbóreo, se debe necesariamente atravesar la mediación atlántidea, en virtud del auxilio de las siete tradiciones históricas; las cuales se realizarán en Cristo Rey triunfante.
Aquí el significado del mensaje de la Virgen de Guadalupe se hace de una evidencia clara, haciendo resaltar el sentido escatológico que la geografía sagrada asigna a la América Románica ; el rol de una centralidad asumida por una simbiosis que funde la iniciación solar y lunar en el supremo, real sacerdocio del Santo Grial [9] .
La Virgen Morena , de hecho, se ha presentado a Juan Diego sobre un arco de luna creciente, pero circundada -al mismo tiempo- de un haz de rayos solares que la envuelven como en una "caverna de luz".
El símbolo de la caverna luminosa constituye el sigilo majestuoso de la visión de Tepeyac, y vuelca la antigua tradición de la gruta como expresión generadora de vida- Es sabido cómo la caverna y la gruta sean el símbolo ambivalente de un doble movimiento; por un lado un movimiento de transformaci��n espiritual que corre de un estado inferior a uno superior, por otro un acto de iluminación trascendente que desde lo alto baja al corazón del centro "interior".
Una fulgurante perspectiva, pues, transforma toda la simbología de la Madre Negra , de la "Madre-Tierra" representada por la caverna, en la esplendida purificación de la gruta de Belem, donde se revela y desvela el misterio de la Encarnación inundado por la luz meridiana del Sol de Medianoche. Pero, si en Belem la luz de medianoche coincide con aquella del medio día por la innegable "solidaridad" del misterioso Acontecimiento, es en el Gólgota -en el monte de la Calavera- que la luz meridiana se transforma en la oscuridad de medianoche, en el momento en el cual el Hijo de Dios hecho Hombre expira en la Cruz. Mientras todo tiembla -naturaleza, animales, hombres- a los pies de la Cruz , derecha y solemne como columna que sostiene el mundo oscurecido, está vigilantela Virgen-Madre : cooperadora de la Redención que ya prefigura el fulgor auroral de la Pascua cósmica que vendrá.
El "parto cósmico" presagio del Reino Universal
El singular destino escatológico de América Románica, divinamente preordenada a un nuevo florecer del Evangelio Eterno, está preanunciado por los grandes símbolos de la Revelación de Guadalupe que sólo ahora, al acercarse los acontecimientos, se hacen más claros y descifrables.
Confirmamos que es la primera vez, en el entero curso milenario de las teofanías marianas, que la Imagen de Nuestra Señora aparece "embarazada" como lo fue en el oculto viaje hacia Belem narrado por los evangelistas, o como resulta del maravilloso cuadro solar, presentido en el Apocalipsis por el "discípulo predilecto". Ya nos hemos referido (ver nota 4) a la detallada correspondencia que desde el Seiscientos se encontró entre la Virgen guadalupana y la "Mujer encinta vestida de Sol" del texto profético.
Por otra parte, la importancia y el extraordinario significado de este misterio de San Juan no han pasado inobservados o apenas se han tocado en superficie sin una explicación auténtica. En cambio, es evidente que el parto cósmico de un nuevo hijo varón por parte de Aquella que en el paréntesis histórico había engendrado a Jesús indica, por medio de la Virgen Perenne , la llegada definitiva del Reino: presentado, esta vez, por una nueva Revelación sin otros enigmas o límites. O sea, con la siguiente definición respecto a cuanto precede. Mientras la Revelación del Nuevo Testamento perfeccionaba la del Antiguo permaneciendo de alguna manera o en alguna, parte vinculada a eso, aquí se prefigura una nueva Revelación ("parto cósmico") en el surco de la Revelación cristiana. Lo que por un lado, libera de los pesos y contrapesos del pasado y por otro lado actúa una explicitación total del Evangelio en su sustancial y también formal "libertad de los hijos de Dios". Al final, esta Revelación se proyecta con virtud creadora hacia "nuevos cielos y tierras nuevas".
Tal es el sentido más profundo del Mensaje de Guadalupe, casi ignorado del todo por los cristianos europeos y afroasiáticos. Y con esta finalidad ha sido escogido como emblema y sigilo del mensaje mismo una flor típicamente local pero al mismo tiempo dotada de universalidad. Una flor, por lo tanto, que quiere sobre-entender el injerto, en las razas humanas, entre lo claro y lo oscuro, en particular entre los colores de la vieja y nueva Cristiandad, ambas "grávidas del Reino universal del Rey de los Reyes y de la Reina de los Reinos" [10] .
Realidad que ya está a las puertas, a pesar de toda remolona incredulidad, de incomprensiones interesadas e ilusorios atrasos neofarisaicos.
·- ·-· -······-· Primo Siena
[1] El sufijo Tsin, en el idioma local nuhuatl expresa un tono de familiar cortesía intraducible en el amable diminutivo “Juanito, Juan Dieguito”, muy usual en toda América Latina de habla romance.
[2] Teocalli, en el idioma nuhuatl de los aztecas indica el templo en su significado propio de casa de Dios; palabra compuesta por Teotl (Dios) yCalti (casa) y que designaba la construcciones religiosas en forma de pirámide, en la cumbre de las cuales se inmolaban víctimas humanas, en señal propiciatoria, según los ritos sanguinarios ritos del politeísmo aztecas. El mayor templo de la religión azteca inaugurado en el 1487 por el emperador Hautzotl, se denominó el “gran Teocalli”.
[3] A la “Basílica de los Indios” de 1555, han sucedido a lo largo del tiempo otras iglesias: la primera, terminada en el 1622, fue sustituida por una grandiosa construcción barroca del 1709, al lado de la cual en 1976 se añadió una construcción moderna en forma de tienda.
[4] Los relatos indígenas de las apariciones de la Virgen de Guadalupe son dos, uno posterior al otro: el Nican Mopohua y el Nican Motecpana.Estos dos documento se conservan en el “Centro de Estudios Guadalupanos” de Ciudad de México, juntos a la innumerable bibliografía del prodigioso acontecimiento que recoge todavía el interés de estudiosos religiosos y laicos, creyentes y no.
[5] La etimología de Guadalupe deriva de un vocablo que en el castellano de Extremadura significa “río oculto” o “arrollo escondido”.
[6] El análisis con la técnica de los rayos infrarrojos permite descubrir en una pintura cualquier trabajo de restauración o sobreposición de colores, poniendo al descubierto el trabajo original de ejecución de una obra figurativa. Ninguna manipulación o imitación puede escapar a una radiografía hecha con rayos infrarrojos. Con este tipo de análisis el doctor Callahan descubrió algunos rastros de retoques de estilo barroco en el ángel con las alas abiertas que sostiene la figura de la Virgen , dando pié a la hipótesis de un trabajo de restauración ejecutado en el siglo XVII, después de un proceso de deterioro producido en las partes periféricas de la tilma de agave de Juan Diego. El mismo análisis confirmó nuevamente que los colores de la imagen de la Virgen no corresponden a ningún tipo de coloración natural o artificial en uso por la técnica de la pintura humana, excluyendo toda posible explicación científica de su frescura y luminosidad. A pesar de ello, el hecho de que la imagen haya sido expuesta, por más de cuatro siglos, a los rayos ultravioletas de millares de velas encendidas (una sola vela de cera desprende cerca de seiscientos microwatts de luz ultravioleta que produce el rápido deterioro de la pigmentación de los colores orgánicos e inorgánicos, especialmente aquella de color azul).
[7] Los exámenes con el oftaloscopio, la radiografía efectuada con los rayos infrarrojos, el proceso de digitalización electrónica están descritos con riqueza de datos en el libro del español J.J.Benitez: El misterio de Guadalupe, Barcelona 1982; otras minuciosas noticias se encuentran en el ensayo de Bruno Brunet-Eymond: Notre Dame de Guadalupe et son image merveilleuse devant l’histoire et la cience.St.Parres Le Vaude, 1980.
[8] Justamente ha sido notado que los conquistadores españoles de América Latina representaban no una igualdad racial pura, sino una múltiple unidad de pueblos ibéricos europeos en la que se habían integrado de a poco: celtas, fenicios, griegos, romanos, visigodos, alanos, árabes, hebreos, . Análoga también la condición de los conquistados, resultada de la conmistión y fusión de: mayas, toltecas, aztecas, muiscas, tairones, chinchas, chimúes , mochicas, nazcas, araucanos, diaguitas: En la época de la conquista ibérica , estos pueblos se mezclaron primero con los conquistadores, después con negros llegados de África en el período del comecio de los esclavos; y más tarde con asiáticos emigrados durante los últimos siglos en el continente americano, sobre todo en América meridional. Se ha denominado latinidad románica el resultado de este crisol de poblaciones y razas, utilizando precisamente el término que acabó por distinguir de los bárbaros los diferentes pueblos asumidos en el Imperio Romano.
[9] Véase el artículo de la revista italiana Metapolítica n.1-2/1987, titulado: Nuova Europa e Nuova Cristianità.
[10] Como explica el artículo citado anteriormente, la Nueva Europa y la Nueva Cristiandadcorresponden justamente a la América Románica del inminente futuro.
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"No fue nuestra culpa" - Cristina Peri Rossi (de "Descripción de un naufragio" 1975)
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ghostoriessoc · 5 years
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#006. No tengo tiempo que perder.
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En el año 1957, el piloto de carreras Alfonso Cabeza de Vaca, Marqués de Portago –mejor conocido en el mundo del automovilismo como Fon de Portago– se enfrentaría a la pregunta definitiva, surgida durante una entrevista por demás casual:
¿Por qué compites?
«Porque quiero ser campeón del mundo. Creo que la vida es algo maravilloso y aun si llegase a vivir cien años, no me alcanzarían ni para hacer la quinta parte de todas las cosas que quiero hacer, tampoco llegaría a leer todos los libros que quiero leer. Planeo sacarle el mayor provecho a mi vida, pero no tengo tiempo que perder.»
A los 28 años, Portago ya era perfecto. Español criado en Inglaterra, de familia noble y complexión de tallado griego. Descendiente directo de Álvar Núñez Cabeza de Vaca: el descubridor de la Florida, el primer europeo en las cataratas de Iguazú y un explorador recurrente del río Paraguay. En 1542, Álvar escribió un libro de viajes sobre la expedición de pesadilla que Pánfilo de Narváez comandó en Florida y optó por darle un título pulcro, honesto y sin rodeos: “Naufragios y Comentarios”.
Casi puedo escuchar al propio Fon reflexionando sobre aquel título: Naufragios y comentarios. A eso se resume todo, ¿no es cierto?
Cumplí 28 años hace unos meses y, haciendo cuentas, he pasado 16 de esos años escribiendo. No obstante, como es natural en el flujo del trabajo creativo, son varios los momentos en los que mi cabeza se atasca en tramos irregulares de sequía. Pese a los muchos, frustrantes intentos previos a la realización de este ensayo, no había sido capaz de escribir algo durante meses y me he puesto a pensar que la frase de Hemingway en ‘Death in the Afternoon’ que dice: “…la evasión de la muerte es reemplazada por la evasión de la derrota”, también es verdadera viceversa. Después de un par de vueltas; de un par de años, se vuelve lógico que la lucha por la victoria terrenal pasa a segundo plano cuando uno empieza a concentrarse en el inútil propósito de evadir a la muerte.
«Todo piloto cree que no puede pasarle a él. Yo sé que no va a pasarme a mí. En el fondo, yo sé que no va a pasarme a mí.»
Por distintos padecimientos no graves pero sí complejos, mi estado físico no es óptimo. Me acechan los eventos aislados de pánico y de vez en cuando me asaltan dolores a los que denomino “de pisa y corre”; algunas mañanas se ven más pálidas que otras, pero estoy aquí ahora y hago lo que está en mis manos para seguir estando. No hablo ni escribo mucho al respecto porque no quiero hacerlo, pero lo pienso. Es hasta ahora que comprendo con total seriedad que, sin aviso previo, uno se despierta un martes con la conciencia de que es un martes restado al enigmático, indescifrable número de días martes que le quedan por vivir. Imagino que ese pensamiento redundante es, en ocasiones, el que me hace difícil el trabajo; pasa que no quiero sentarme a escribir palabras definitivas que me estallen en la cara porque, como todos sabemos, las verdades estallan de frente sin importar si estás preparado para enfrentarlas o no – aunque, siendo honesta, también sé que no existe preparación alguna para lo que sea que las palabras traigan.
La escritura, alejándonos de la noción exagerada del artista torturado, es un oficio que las cobra con intereses. Encontrar la combinación justa y rítmica de palabras que, por su significado en el idioma manejado por quien escribe, formen un conjunto que describa una idea, imagen, sensación o concepto con la mayor exactitud posible, es el tecnicismo que separa a los buenos escritores de los grandes escritores. El núcleo de dicho tecnicismo recae en la palabra “exactitud”: uno consume más libros que agua con tal de aprender lo que otros saben sobre la exactitud; uno va de viaje a sitios de los cuales no sabe nada, provoca peleas y se besa con quien no debería en lugares que apenas y existen, todo en pro de encontrarse con la exactitud; uno satura o embrutece sus propios sentidos con la misión de acercarse tanto como pueda a la exactitud. Finalmente, quien escribe debe –o debería, en cualquier caso– estar dispuesto a enfrentar sus propias verdades sin tapujos y practicar la exactitud en sí mismo si es que pretende escribir en serio. Es posible que todo aquello se vuelva riesgoso para la integridad, embriagante para el ego y emocionante para el espíritu a medida que uno avanza y se clava más en el oficio. Desde donde estoy parada, escribir se parece mucho a un deporte de alto riesgo en el que la recompensa se vuelve más grande que el miedo a morir; un deporte en el cual uno se vuelve inútil e imprudente cuando empieza a pensar en lo que podría perder si sigue apostándolo todo siempre y que, cruelmente, no soltará sus mejores frutos a menos de que, quien escribe, esté en la disposición de apostar todo lo que es, siempre.
«Cualquiera – sin importar qué tan acaudalado sea – que conduzca un auto, aspira a convertirse en un piloto profesional. Todo lo que debes hacer es respetar el vehículo…»
La juventud de Fon empató con la época dorada de los Gentlemen Drivers. Estos “Pilotos Caballeros”, todos con linaje de abolengo, dinero antiguo y modales de primera, comenzaban a competir en carreras de aficionados con vehículos de lujo comprados por ellos mismos. De tener el talento y las agallas, los acaudalados pilotos podían escalar hasta los circuitos de competencia profesional por conductos mucho más directos que los actuales. En el año 1954, todavía como amateur, Fon condujo su propio Ferrari en el legendario circuito alemán de montaña, el Nürburgring, cuya descripción precisa viene encapsulada en el sobrenombre con el que Sir Jackie Stewart lo rebautizaría unos años después: El Infierno Verde. Portago sufrió un accidente que dejó al coche desperdigado sobre el asfalto pero que, con vasta fortuna, le permitió a su piloto salir del circuito, si no ileso, al menos por su propio pie. Dejando la suerte de lado, el incidente terminaría protagonizando un embarazoso episodio a posteriori.
En 1955, poco menos de un año después de su accidente en el Nürburgring, Portago le escribió a Enzo Ferrari para solicitarle un puesto como piloto oficial de su Scuderia en la recién fundada Fórmula Uno. El mito cuenta que el señor Ferrari, con el tacto tan distintivo que la historia del automovilismo profesional le conoce bien, le respondió a Portago enviándole un sobre en el que puso la fotografía de su Ferrari hecho pedazos en el Nürburgring y una nota en la que se leía: “¿Para esto quieres que te contrate, para que puedas hacer lo mismo con mis autos?”. La humillación hacia Fon se torna caprichosa si contemplamos que, al año siguiente, el señor Ferrari accedió a darle a Portago un asiento en su Scuderia al lado de otros cuatro auténticos gentlemen drivers – los últimos, quizás, de toda la historia.
«Podía hacer cualquier cosa, Portago. Cualquier cosa peligrosa.» (Sheila Montague-Brown)
Algunos historiadores de Fórmula Uno han mencionado que, muy a pesar de las reservas iniciales del señor Ferrari para contratarlo, Portago fue un piloto perfecto para la Scuderia y el modelo a seguir para muchos de los que vendrían después: innegablemente apuesto, ofensivamente bien educado, estúpidamente rico y provocativamente arriesgado; un playboy con hambre de más vida. Su lista de amantes incluyó nombres de mujeres famosas y muy hermosas de la época. Dorian Leigh, una de las primeras modelos de fama internacional en la historia, tuvo un hijo con Portago fuera de los respectivos matrimonios de ambos. Veinte años después, ese hijo saltaría de una ventana.
Naufragios y comentarios. A eso se resume todo, ¿no es cierto?
Es por los intentos fallidos que uno sigue escribiendo. Estás frente al texto tímido y moribundo que vale el arriesgue porque asoma sus ganas de pelear y, para salvarlo del ahogo, hay que recurrir al beso aquel; al recuerdo borroso de ciertas paredes o de ciertos gestos que no supiste interpretar en su momento y que, de letra en letra, van cobrando el sentido del universo entero en sí mismos. La verdad sale a flote entre parpadeos y con las vueltas, los choques, las muertes y los años, vas volviéndote mejor en lo que sea que signifique el decir las cosas; más claro, más intenso, con menos palabras al azar. Le agarras confianza a los neumáticos y las curvas del camino se programan en tu memoria muscular; metes el freno cada vez más tarde y pisas el acelerador mucho más a fondo. En consecuencia física, la intensidad de la rodada va desgastando las llantas. Uno desgasta el presente cuando revive el pasado en repetición con tal de plasmarlo a detalle y ese detalle termina por desgastar, irremediablemente, la memoria misma que describe. La cruel paradoja. De repente parece que todos los tiempos verbales de tu vida se quedaron embarrados en la pista. Sea como sea, con todo lo que implica, uno se juega el balance de lo que siente y lo que es porque, en el fondo, a todos nos encantaría ser el campeón del mundo. Buscamos acortar las distancias con los punteros porque queremos ser grandes escritores, no sólo buenos; nos jugamos la transparencia porque queremos ser escritores brutales; escritores trascendentales. Si nos enfocamos exclusivamente en el lado de la meta y nada más que la meta, este campeonato vale lo que cuesta y puede costar cualquier cosa. El asunto es que nunca se trata de un solo lado. Los navíos naufragan porque hacen agua de muchos, muchos lados.
«Cualquiera – sin importar qué tan acaudalado sea – que conduzca un auto, aspira a convertirse en un piloto profesional. Todo lo que debes hacer es respetar el vehículo. Yo le tengo enorme respeto al Ferrari de Gran Premio y soy consciente de que, si lo trato mal, puede matarme muy fácilmente.»
Hay que tratar a la palabra con respeto porque, a lo largo de la historia, ha probado ser letal si se le dobla más de lo que soporta. La palabra inapropiada mata carreras; la palabra intempestiva mata relaciones y la palabra inconclusa mata credibilidades. La palabra, en el más oscuro de sus sentidos, también mata personas. De ahí que, al abordar las palabras, uno debería hacerlo en plena conciencia de lo que implican y de lo que cuestan, tanto para quien las recibe como para quien las emite. Podrá parecer exagerado para algunos, pero eventos diarios como los accidentes automovilísticos también lo son y, como sea, ocurren.
«La cuestión es que, si bien un piloto debería tener confianza en sus propias habilidades, no tendría por qué ser tan ingenuo como para pensar que no puede pasarle a él. Si tomas la salida de una curva y encuentras aceite regado en el circuito, puedes perder el control del vehículo. Necesitas reconocer que existen factores ajenos a tus capacidades y tenías que aceptarlo o, de lo contrario, no te involucrabas en las carreras de autos.» (Tony Brooks; ex-piloto F1)
El 12 de mayo de 1957, Fon de Portago corrió su propio Ferrari 335 S en la Mille Miglia de Italia junto a un periodista y amigo suyo que fungió como su navegador ese día, un estadounidense de nombre Edmund Nelson. Se dice que Portago tenía sus reservas para correr la carrera por considerarla demasiado peligrosa incluso para alguien tan arrojado como él, pero que el señor Ferrari aplacó tales reservas a base de presión. En efecto, la Mille Miglia era una de las carreras más famosas en aquel entonces y es recordada como una de las más riesgosas de la historia: mil millas por las calles comunes y corrientes de Italia; cientos de espectadores maravillados a centímetros de los autos que pasaban a toda velocidad, dejándoles el rastro de aire y polvo como atmósfera para el recuerdo.
Portago avanzaba en una cómoda tercera posición en la carrera. Por la mitad de esta, se detiene en su garage y su tanque de combustible es recargado. Uno de los mecánicos de Ferrari nota que la parte delantera de su vehículo está dañada, lo que provoca que una pieza de metal descanse peligrosamente cerca del neumático delantero derecho del automóvil. El mecánico sugiere un cambio de neumáticos que Fon rechaza por considerarlo una operación demasiado tardada. Pese a no querer pasar más tiempo detenido, el piloto encontró la oportunidad de hacer una cosa ajena a la carrera en esa misma detención. Por aquel entonces, Fon sostenía un romance con una actriz norteamericana llamada Linda Christian, quien estaba presente en la zona del garage de Ferrari al momento de la parada descrita y, en una escena propia de película, Portago se alejó lentamente del puesto de sus mecánicos para encontrarse con Christian y besarla segundos antes de su reingreso a la carrera. Las cámaras internacionales captaron el instante.
En una de las últimas vueltas de la Mille Miglia, el auto de Portago alcanzó los 240 kilómetros por hora justo antes de salir disparado por los aires debido al súbito estallido del neumático delantero derecho. Ambos pasajeros del vehículo fueron expulsados del mismo y murieron instantáneamente al contacto con el piso. Pedazos del Ferrari 335 S también cobraron víctimas entre los espectadores, matando a cuatro adultos y a cinco niños.
Tras protestas públicas y demandas en cortes judiciales, se levantó una prohibición a la celebración de la Mille Miglia en Italia. El que alguna vez fue el circuito callejero más famoso del mundo, no ha vuelto a ser corrido en competencia oficial desde entonces.
Importando poco la certeza que tuvo de que aquello no le pasaría, el perfecto Fon de Portago murió a los 28 años en la tercera y última ocasión en la que un auto de carreras trató de matarlo.
«Él murió en la búsqueda de una profesión a la cual dio todo su tiempo y energía, y un gran espíritu competitivo que lo hizo ser quien fue. Que muriera en el marco de una magnífica carrera en el automovilismo es una gran pérdida para el deporte y para el mundo de gente que aún retiene una onza de romance en ellos [los pilotos]. Por la naturaleza propia de sus vidas, las personas como Portago no mueren en sus camas; sus banderas seguirán ondeando en los muchos campos competitivos en los que disfrutaron sus mayores triunfos, hasta el final.» (Locutor no identificado, 1957)
Cuando inició la década de los sesentas, Portago y el resto de los gentlemen drivers que formaron parte de la gloriosa Scuderia Ferrari del ‘56, habían muerto en accidentes automovilísticos. Ninguno llegó a cumplir 35 años. Es abrumador pensar en los súbitos finales que la vida puede tener; en lo mucho o poco que uno hace con los minutos disponibles y en las decisiones o renuncias que se cristalizan conforme esos minutos transcurren, pero me queda un consuelo. Portago no logró conseguir un campeonato y estoy segura de que no llegó a leer gran parte de los libros en su estante, pero yo sé quién fue. Estoy aquí, respirando a 63 años de su fallecimiento y a más de 10,000 kilómetros de distancia del lugar donde él respiró por última vez y lo recuerdo; lo conozco. Por mucho que me pese decirlo, puede que Enzo Ferrari tuviese razón cuando dijo, en más de una forma, que el verdadero premio por correr la incansable carrera por la victoria es la inmortalidad. 
Este texto es el resultado de la mezcla entre la pasión y la desesperación. Me obligué a escribirlo en más de un sentido porque sé que el miedo y la incertidumbre son factores paralizantes que detonan en el instante crucial de la carrera y este es, sin lugar a dudas, tanto para mí como para la historia, un instante crucial. Es cierto que estoy pensando en el miedo; que tengo que enfrentar situaciones que escapan por completo de mis manos y que necesito soltar cosas que no quiero soltar, pero también es cierto que no quiero abandonar la carrera por la trascendencia. No puedo, sencillamente no puedo. Inexplicablemente, no soy capaz. Reconozco que me duele correrla, pero también acepto que no soy capaz de dejarla. La escritura, la competencia, la vida. Escribo porque quiero ser campeón del mundo. Encuentro placer en la vida diaria y trabajo desde la misma, poniendo el sufrimiento y buscando la sanación en el impulso de dejar que, a partir de mi poca experiencia en el área de la existencia, me broten las palabras. Dicho eso, Fon, quiero que sepas que me quedé muy lejos de alcanzar la perfección a los 28, pero te entiendo. Te entiendo porque, de haber estado en tu lugar y pese a todo lo que temo, también habría elegido dar el beso antes que cambiar los neumáticos. No Tengo Tiempo Que Perder, de Laura C. Rosales. Ensayo redactado el 18 de junio de 2019. A propósito de ‘Race to Immortality’, de Daryl Goodrich.
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