agamingyear

[agamingyear]

[1/12] Resumen de enero

Así como arrancó el año ya pasó el primer mes, y como estoy desvelado y no hay nada mejor para hacer para posponer el estudio, decidí actualizar esto que quedó medio colgado, para placer de mis tres o cuatro lectores.

Leer 60 libros: Esto decididamente mal. Hice el cálculo a mediados de enero, y tendría que haber leído un libro cada cinco días, y voy por el comienzo del tercero. La reseña del segundo está a medio escribir hace semanas, pero el estudio ha estado consumiendo la mayor parte de mi tiempo.

Jugar (al menos) 60 juegos (que no sean el Counter-Strike): Esto va ligeramente mejor, pero también mal. Al ser la misma cantidad de juegos que de libros, el mismo promedio de finalización aplica acá: uno cada cinco días. Pero he finalizado cuatro, aunque ahora estoy un poco obsesionado con el último fichín que jugué (reseña en los próximos días).

Estudiar la Tecnicatura de Programación en la UTN: Arranca en marzo, pero ya estoy estudiando, preparándome con algunos cursos de Udemy. Supongo que febrero va a ser más intenso todavía, porque no sólo tengo la tecnicatura, sino también una capacitación que más me vale aprobar.

Conseguir un empleo en IT: Me inscribí en el Programa CLIP, del Gobierno de la Provincia de Córdoba, un programa orientado a capacitar gente para insertarse en el mundo laboral IT. Esto es decididamente bueno. Me llamaron de dos empresas distintas, y en una tuve dos pruebas técnicas, donde me fue terriblemente mal. Esto es decididamente malo. Igual quedé, y arranco en estos días con la primera parte de la capacitación, la nivelación.

Certificarme en Java en Oracle: Nada sobre esto todavía, aunque también pienso que sería buena idea certificarme en PL/SQL, que es lo que estoy estudiando en este momento, y es a lo que está orientado la capacitación.

Certificarme en Inglés vía IELTS o CAE: Mi pareja, quién además de ser la mejor persona del universo conocido es quién me va a preparar para el examen, dice que lo deje para más adelante, y que me concentre en otras cosas. Ella es la profe de inglés, así que confianza absoluta en lo que dice. Esto quedará para el año que viene.

Aprender un idioma nuevo lo suficiente como para poder leer autores nativos en ese idioma: Al menos decidí que estudiar. Francés. Igual quedará para más adelante.

Ir al gimnasio al menos tres veces por semana: Ja. Ilusos. PERO retomé el fútbol, que hacía bastante no jugaba, así que me voy a dar crédito parcial. Tengo que subir de peso antes de meterme de lleno con esto. Le escribí a un personal trainer por instagram pero ni pelota, así que, si el Universo no conspira...

Correr (al menos) un rally de Mountain Bike: Hay una fecha mañana, pero no llego con la preparación ni la inscripción, así que quedará para marzo. Igual armé un calendario de cerca de diez carreras para correr a lo largo del año así que no hay apuro con esto. Se va a dar (y pienso arrastrar a amigos a que corran algunas conmigo)

Correr (al menos) una alley cat: Misma situación. Hay un sprint nocturno en Ciudad Universitaria el dos de febrero, pero tengo que trabajar (me rasqué mucho las pelotas estas últimas semanas). Igual seguro se va a dar pero es difícil programar esto por la naturaleza “clandestina” y espontanea de este tipo de eventos.

Hacer cicloturismo. Tengo planificada una vuelta interesante para hacer, pero las rutas cordobesas son un peligro para los ciclistas, y es una vergüenza que lo sea.

Cambiar la bicicleta por una nueva. Esto es más para fin de año, pero me estoy decidiendo sobre que tipo de bicicleta quiero. Tengo una hardtail rodado 29 a la cual no sé si hacerle cambios, sobre todo para hacerla más competitiva, o si cambiarla por otra bicicleta del mismo tipo; o bien comprar una bicicleta que sea para otra disciplina, como una bici de ruta o una gravel.

Armar una bicicleta fixie de cero. Para mediados de año. Si bien al concepto de la fixed gear le tenía mucha más resistencia en el pasado, y no me parece apropiado para una ciudad como Córdoba (demasiado desniveles), que sé yo, el diseño me puede cada vez más. Necesito al menos un tipo de bici con dropbars en mi vida.

Diseñar un videojuego. Capaz que sea una app, tengo un par de ideas que me despertaron con este curso que estoy haciendo.

Tener un grupo de juegos de mesa y juntarnos a jugar al menos cada quince días. Empecé a jugar al ajedrez. Puntito para el mati. Y tenemos una generala (!) y un rompecabezas (!!) en casa. Nada mal.

Viajar más, al menos una vez por mes, a distintos lugares de Córdoba o Argentina. En enero fuimos a pasar el día a Cuesta Blanca, un paraje al norte de Carlos Paz. Es un lindo río, para pasar el día con amigos y flia, pero la vuelta es un parto y demora mil años. Una amiga me dijo que la próxima vez volvieramos a la noche, que es mucho más rápido. Dato Niembro si los hay.

Volver a hacer trail running. No tengo ni vista una carrera de este tipo todavía, pero seguro más sobre la segunda mitad del año haga alguna de los chicos de Mountain Race, que es una organizadora que hasta ahora no me ha decepcionado.

Empezar natación. Tengo que organizar más mi tiempo para hacer esto. Me doy crédito parcial por jugar al fútbol. ¡Bien yo! Una vez que empiece con la facu, la coordine con la capacitación, y vea que momentos me deja el laburo para ver a mi pareja, ahí recién veré donde meto natación.

Correr un triatlón. ¡Duatlón serrano en Río Ceballos el dos de mayo! Dentro de tres meses, baby. Correr y andar en bici en el patio trasero de mi (ex) casa va a ser divertido. Son 27 km en total entre ciclismo y pedestrismo, pero probablemente sean menos (¡o más!) porque a estas carreras siempre las miden para el culo

Convertirme en vegetariano/vegano. Estoy comiendo mucha menos carne, así que es un avance. Es más un objetivo “endgame” este, pero tengo que comprometerme mucho más. Por lo pronto estoy tratando de reducir al máximo mi huella de carbono usando la bicicleta como transporte y tratando de usar envases reciclables en lugar de descartables.

Hacer 5194 kilómetros. Según Google Maps, recorrí 325 kilometros el mes de enero, lo que da un promedio de 10,5 km por día. A este ritmo, haría 3838 kilómetros en un año, y me quedaría corto por 1355 km del objetivo.

[agamingyear]

Top 5 de juegos que jugué en el 2019 (o como todavía no empecé a jugar otra cosa pero si hice dos partidas completas del Gunpoint)

A modo de resumen

2019 fue un año de grandes cambios y retos personales. Conocí a mi pareja, me enamoré perdidamente de la bicicleta, empecé a estudiar, viajé mucho (por la provincia de Córdoba, más que nada, pero quien te quita lo viajado (?)), cambié de laburo, leí libros muy interesantes (y otros no tanto), me inscribí en la facultad, me mudé. Fueron un montón de cosas.

Que no tienen nada que ver con este post porque acá voy a hablar de videojuegos.

(claramente)

Hasta empezar este blog no era de jugar mucha variedad de fichines: cada tanto instalaba algo al azar y lo jugaba, pero terminaba volviendo al viejo amor: el Counter, además que no sumaba tantas horas como para decir que “lo jugaba”. Así que por lo pronto los cinco juegos que más me gustaron del 2019 que no son el Counter

5. Cultist Simulator.

¿Qué es? Juego de cartas/management, a mitad de camino entre el solitario y el tarot, donde tenes que crear tu propio culto, en torno a tu persona y a los Misterios Ocultos, además de reclutar gente y estudiar las Escrituras.

Mecánicamente tenes que ir combinando cartas para ir aumentando tus seguidores, tus conocimientos y para evitar volverte loco y morir. Cuando morís podes elegir de que manera reencarnar, ampliando así la historia e introduciendo nuevos personajes.

La cantidad de combinaciones que podes realizar con todas las cartas es enorme, y amplían muchísimo el margen de acciones que podes tomar: invocaciones, exploraciones, estudios, secuestros, captación de adeptos.

¿A qué se parece? Solitario spider meets Tarot meets Football Manager 2019.

Para jugar después de haber visto algún documental sobre sectas, pensando si vos podes hacer lo mismo si le pones ganas.

Desarrollador: Weather Factory.

Género: Juego de cartas.

Año: 2018.

4. Enter the Gungeon.

¿Qué es? BULLET HELL ROGUELIKE TWIN STICK SHOOT ‘EM UP con un giro de fórmula donde las municiones son las que disparan las armas. Por otro lado, si todo eso te suena a un montón de jerga de sistemas o finanzas, acá te va un pequeño glosario:

Bullet hell: Que hay tiros por todos lados.

Roguelike: Que es similar al Rogue, un juego de exploración de calabozos de los ‘80, cuya mayores contribuciones a la industria fue la introducción de mapas generados aleatoriamente, haciendo que cada partida sea única, y la popularización del concepto de permadeath, o muerte permanente, que significa que una vez que el personaje muere tenes que comenzar todo de cero.

Twin stick: Son los juegos que utilizan un stick del gamepad para mover el personaje y el otro stick para apuntar la dirección de los disparos. El juego en popularizarlo fue Robotron: 2084, cuyo creador sufrió un accidente automovilistico en las primeras etapas de desarrollo, y la adaptación que le hizo a los controles para poder usarlos con el yeso de su mano derecha derivaron en la creación de este esquema de control

Shoot ‘em up: Subgénero de acción donde el jugador tiene que superar cada nivel aniquilando la mayor cantidad de enemigos posibles. De Space Invader para acá, si vas de izquierda a derecha (o de abajo hacia arriba) en la pantalla manteniendo apretado B para destruir todos los bichitos con armas, es un shoot ‘em up.

¿A qué se parece? Gauntlet  The Binding of Isaac, Operation: Carnage.

Para jugar con amigos, en tu sillón, si estás un poco en pedo mejor.

Desarrollador: Dodge Roll.

Género: Técnicamente, es un dungeon crawler pero con armas en vez de espadas.

Año: 2016.

3. Risk of Rain 2.

¿Qué es? La mejor secuela a un juego desde el Half-Life 2 para acá. Risk of Rain 2 es un juego de disparos en tercera persona donde la dificultad va aumentando a medida que pasa el tiempo. A medida que pasa el tiempo vas consiguiendo mejor loot, que afecta de manera tremenda la manera en que el juego se siente, pero se complica mucho más la supervivencia. Es extremadamente divertido y cuenta muchisima rejugabilidad, ya que los niveles van cambiando la ubicación de los power ups y las salidas de manera aleatoria. Además la música es una de las mejores en un videojuego desde el Doom 2016 y el Hotline Miami para acá

¿A qué se parece? Al primer Risk of Rain, pero sólo que en 3D.

Para jugar cuando queres un reto que te pueda implicar estar un par de horas sentado con la tensión al máximo. Mejor si jugas con gente así aprovechan las distintas clases que pueden utilizar en los personajes.

Desarrollador: Hopoo Games.

Género: 3D Bullet hell roguelike pandemonium.

Año: 2019.

2. Descenders.

¿Qué es? Basicamente, un juego de downhill biking. Elegis tu bici, elegis tu sendero, y le das para adelante. Trucos, saltos, árboles, lo más cerca que esté a British Columbia en mi vida, todo eso está en la pantalla. Los niveles son generados aleatoramiente en cada partida, así que cada partida y nivel es único a pesar de contar en teoría con la misma dificultad. Tiene multiplayer pero la verdad no conozco a nadie que lo juegue así que está complicado.

¿A qué se parece? Excitebike con mucho de Tony Hawk Pro Skater 2, o bien un Trials, sólo que sin bugs (y esos easter eggs rarisimos que tiene esa franquicia). Hay por ahí algo del Motocross Madness)

Para jugar después de ver videos de Red Bull Rampage (y llorar porque vos tenes una hardtail en vez de una Santa Cruz full suspension)

Desarrollador: RageSquid.

Género: Deportes y carreritas en bici chabón wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.

Año: 2019.

1. Into the Breach.

¿Qué es? Juego de estrategia por turnos en donde tenes que combatir una invasión extraterrestre que surge desde el interior de la Tierra. Cada vez que perdes una partida, podes elegir uno de los pilotos de tus naves para que se reencarne en una nueva línea temporal, manteniendo su nivel y sus buffs, y así ad infinitum. Está muy bien escrito, si tenes paciencia para leer entre líneas lo que dice cada personaje.

¿A qué se parece? Pacific Rim, Neon Genesis Evangelion, y los viejos XCOM. También tiene mucho de ajedrez en eso que si te mandas una cagada prácticamente tiras toda la partida al carajo.

Para jugar en cualquier momento del día. Es muy fácil colgar con esto. No me pasaba algo así desde Civilization IV.

Desarrollador: Subset Games, los creadores del FTL.

Género: Estrategia por turnos. El ajedrez no puede estar equivocado (?)

Año: 2018.

#Cultist simulator #Into the breach #pixelart #Descenders #cycling #downhill games #Risk of rain 2 #risk of rain #enter the gungeon #indie games #videogames

[agamingyear]

CD Projekt Red postergó la salida de Cyberpunk 2077 de su fecha original en abril de este año a septiembre. Lo que es genial, porque es mejor eso que el crunch time, la practica de trabajar largas horas para terminar el producto antes del deadline, al que se verían expuestos los programadores de la empresa.

Si bien el blog giraba en torno a este subgénero especifico de la ciencia ficción, no creo que afecte mucho lo que estamos haciendo acá. Estamos atrasados de todos modos xd.

[agamingyear]

[Fichín] 2/60: Gunpoint.

¿Qué es? Juego de plataformas con puzzles. O juego de puzzles con plataformas.

¿A qué se parece? Al clásico de culto de Taito de los ‘80, Erebētā Akushon. Obvio.

Para jugar cuando te cansaste de lidiar con los bugs que Ubisoft deja en cada versión de Splinter Cell.

Desarrollador: Tim Francis, ahora parte de Suspicious Elements.

Género: Cyberpunk noir indie.

Año: 2013.

Premios: Ninguno, pero tuvo un puntaje promedio de 83/100 en Metacritic.

Formato: Digital, disponible en Steam.

Idioma: Inglés.

¿Es replay? Sí

Es sabiduría popular decir que los que no llegan, enseñan. En el mundo de los videojuegos, donde la explosión del medio al mainstream hizo que pasaran a formar parte extremadamente relevante de la cultura popular, muchos jugadores se creen en posición de criticar los productos de años y meses de esfuerzo de un grupo enorme de gente que es muy probable haya sido explotada. No por nada es casi un meme referirse a los gamers como entitled, que creen tener el derecho a acosar y atacar a developers porque no concuerdan con su visión titular de un producto. Sucesos como el Gamergate y otro tipo de campañas de odio del mismo tipo, son ejemplos de cuan tóxica puede ser la comunidad en su peor momento.

La posición en la que se encuentran los periodistas especializados de videojuegos es un poco más complicada, porque tienen que funcionar como filtro entre la cantidad masiva de juegos que se producen (sobre todo en el mercado indie) y el público en general, funcionando como curadores y tastemakers. Tim Francis, en ese momento editor para la versión británica de PC Gamer, era una de estas personas. Después de un tiempo reseñando videojuegos, aportando ideas de como tendrían que ser mejorados, decidió probar suerte realizando un juego por su propia parte, utilizando el engine Game Maker 8. Parte de su inspiración vino de mano del éxito de Spelunsky, que fue desarrollado en la misma plataforma.

El resultado fue Gunpoint, un juego de plataformas en donde tenes que ir infiltrandote en distintas oficinas para cumplir distintas misiones que recibís en tu PDA. Cada nivel requiere pensar mejor las herramientas que tenes a tu disposición y los upgrades que utilizas, ya que van aumentando en complejidad.

La trama gira en torno al espía freelancer Richard Gunway, quien queda implicado como principal acusado en un asesinato al entrar accidentalmente en unas oficinas mientras probaba unas botas especiales para mejorar su capacidad de salto. Después de borrar la evidencia queda en medio de una batalla corporativa entre diferentes fabricantes de armas, y va cambiando de alianzas (como siempre en estos juegos donde hay investigadores privados y corporaciones metidas) mientras avanza la historia. Esta se desarrolla a través de diálogos con los distintos personajes, que te van contando información a medida que te dictan nuevos objetivos, y en laptops que hay en cada nivel, que muestran que no todos a quienes nos cruzamos son precisamente confiables.

Recurre algunos tópicos normales del cyberpunk; como el hackeo, las guerras entre corporaciones y una policía que no sirve para un carajo (yeah, about that...); pero no explora para nada el género en modos que juegos similares lo hacen, como Deus Ex. Acá son más que nada excusas puestas al servicio del gameplay, como justificaciones para las herramientas que Gunway utiliza y para armar la trama de una manera que sea reconocible como algo de “tecnología y misterios corporativos”.

El gameplay es bastante sencillo por diseño. Con el teclado moves al personaje y con el mouse vas alternando los tipos de visiones para ir abriendo o cerrando puertas o activando las luces y alarmas. Las herramientas a tu disposición permite que puedas jugar cada nivel como quieras (ya sea de manera sigilosa o a los tiros) siempre y cuando estés dispuesto a correr el riesgo de morir: los guardias son letales y el personaje del jugador es bastante frágil, ya que si bien puede sobrevivir caídas severas, puede ser abatido de un balazo.

(Si ustedes supieran cuantos videos tuve que borrar porque moría en los tres primeros segundos de ese nivel se caerían de espaldas)

Los niveles son presentados a través de un corte transversal del edificio, lo que permite al jugador tener toda la información del nivel a golpe de vista, para planificar como va completar la misión.

En cuanto a estilo de juego y de diseño, está bien ambientado, con un estilo de pixelart similar a otros juegos de la época. Durante el boom indie que acompañó a las Xbox 360 y PS3, fue un estilo bastante popular por su valor nostálgico y por la economía de recursos que utiliza.

El éxito de Gunpoint fue tal que Francis dejó su puesto de editor en PC Gamer para dedicarse exclusivamente a desarrollar videojuegos. Historias como la suya son las que hicieron que una nueva camada de jugadores decidieran dejar de lado su rol pasivo para convertirse en creadores y narradores de nuevas historias.

#gunpoint #pixelart #videogames #cyberpunk #noir

[agamingyear]

[Libro] 1/60: Altered Carbon, por Richard Morgan.

¿Qué es? Cyberpunk con toquecitos de policial negro a la Raymond Chandler aquí y allá.

¿A qué se parece? A una adaptación de una serie de Netflix que se tomó bastante libertades con el material de origen.

Para leer bajo luces titilantes de neón, mientras escuchas la banda de sonido del Hotline Miami en repeat.

Género: Ciencia ficción.

Año: 2002

Premios: Philip K. Dick Award del 2003 a Mejor Novela.

Formato: Papel.

Idioma: Inglés.

¿Relectura? No.

(Esta es la segunda vez que escribo esta reseña. Había escrito algunas cosas directamente en el editor de texto de Tumblr ayer a la mañana, y podría haber jurado que hice click en “Guardar borrador”, pero todo eso se perdió, como lágrimas en la lluvia. Así que ahora tuve que empezar de cero, pero en Google Docs, para después pasarlo al otro editor. Que paja dominical, por favor)

Altered Carbon es la novela debut del escritor británico Richard K. Morgan, y capaz les resulte más conocida por la adaptación que hizo Netflix hace un par de años

(Una adaptación que todavía no vi, aunque no recuerdo tantas katanas en el libro)

Es la primera de una serie de historias que giran en torno a Takeshi Kovacs, un ex Envoy nativo de Harlan’s World, que termina siendo detective privado después que una reunión con un traficante de armas sale mal y termine “preso” durante décadas. “Preso” acá significa que termina en una especie de servidor y sin acceso a su cuerpo, ya que Kovacs cuenta con un “stack” en la base del cuello donde la conciencia y su memoria se va resguardando y que puede ser transferido de cuerpo en cuerpo. Los stacks son implantados al poco tiempo de nacer y permiten extender la experiencia de la vida humana notablemente, ya que podes transferirte de cuerpo en cuerpo, a un costo determinado. Esto hace que la muerte verdadera (Real Death o RD en el libro) sea un crimen mucho más serio que la destrucción de un cuerpo (llamado Organic Damage), ya que no es sólo la destrucción de un cuerpo, sino la de eliminar permanentemente una conciencia. Cuando alguien termina preso virtualmente, su cuerpo es vendido para que pueda ser utilizado por alguien más como sleeve.

Los Envoys son fuerzas especiales del Protectorado de la UN creadas para “pacificar” (a la usanza americana) colonias espaciales, y que cuentan con modificaciones químicas y orgánicas, además de condicionamientos especiales, para realizar esta labor. Parte del entrenamiento está enfocado en la fortaleza mental y psicológica para adaptarse a nuevos cuerpos cada vez que sus stacks sean transferidos. Estos entrenamientos y condicionamientos son tan especiales, que estos supersoldados tienen prohibidos ejercer cargos públicos y políticos.

Kovacs formó parte de estas fuerzas hasta que varios de sus compañeros fueron afectados por un virus informático, llamado Rawling 4851, durante una campaña en el planeta Sharya. Después de esa operación, Kovacs aprovechó este entrenamiento para dedicarse al crimen, hasta que cayó preso en una emboscada, junto a su compañera Sarah Sachilowski

Años después su memoria fue transmitida a la Tierra, donde Laurens Bancroft, un Meth, le encarga que resuelva su propio homicidio. Los Meth son personas ricas que tienen la posibilidad de alargar su vida indefinidamente. Meth hace referencia a Methuselah (Matusalen), una figura bíblica que vivió supuestamente 900 años. Bancroft tiene la posibilidad de backupear su conciencia remotamente cada 48 horas, y quiere saber que pasó en esos dos días en lo que su antigua sleeve terminó muriendo.

Mierda, que resumen largo para no decir un carajo de la novela.

A primera vista, Altered Carbon parece densa en jerga y neologismos. Pero no lo es tanto. Sí, hay muchos conceptos tecnológicos dando vueltas, pero no hace falta un conocimiento específico para entenderlos. Esto no es Neuromancer, por ejemplo, ni trata de serlo. Es más una novela negra con aspectos de cyberpunk que al revés. Narrada desde la perspectiva de Kovacs, la historia es bastante lineal y fácil de seguir e, inclusive los momentos de mayor tensión narrativa, todo es ordenado e inteligible. 

Como la mayoría de las novelas que giran en torno a estos géneros, hay muchos giros de la trama, casi hasta las últimas páginas. Las alianzas cambian constantemente, a medida que surgen nuevos personajes y situaciones que ponen al protagonista en lugares peligrosos.

El aspecto del cyberpunk se destaca en las descripciones del uso de la tecnología en el siglo XXV. El uso de drogas, alteraciones genéticas, modificaciones corporales y la realidad virtual son constantes a lo largo del libro, y no son solo un background estético donde todo transcurre, sino que son de suma importancia en la trama. También hay grandes corporaciones con CEOs de dudosa moralidad, que se aprovechan de su posición y una policía corrupta los encubre.

(Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia)

Sin embargo, las tropes más visibles son las del policial negro. Kovacs es cínico y sin un compás moral, que deja literalmente una estela de muertos ahí por donde pasa, pero es sensible hasta cierto punto con las víctimas explotadas por el sistema. Kristin Ortega, una de sus aliadas y ex pareja de la sleeve en la cual reside Kovacs, es la detective de policía encargada originalmente del caso Bancroft, y cumple el papel de “policía tratando de hacer lo correcto en una institución putrefacta”, así que a ella le otorgamos el Premio Mati al Personaje de Ficción más de Ficción en un trabajo de Ficción. 

(¡Felicitaciones, Ortega!)

La mujer de Bancroft, Miriam, cumple la función de femme fatal, seduciendo a Kovacs y tratando de influir en el curso de la investigación, manipulando a medio mundo. 

Altered Carbon, en resumen, es una novela interesante, que plantea algunas cosas de manera novedosa, sobre todo en como podría usarse la tecnología en un futuro para lidiar con nuestra mortalidad, y como ese cambio en el paradigma de la mortalidad afectaría la sociedad. Es fácil de leer y no muy extensa (460 páginas la versión paperback), y, salvo algunos pasajes medianamente gratuitos de descripciones obscenas que no hacen mucho a la trama en general, es también un misterio policial bien escrito. Como novela cyberpunk para mi gusto le hace falta un poco más, porque el scope que abarca termina siendo reducido en algunos aspectos del mundo donde transcurre.

8/10.

(Durante la redacción de esta reseña escuché Hotline Miami - Original Soundtrack)

#altered carbon #book review #burrito ortega #reading challenge

[agamingyear]

Estaba escribiendo la reseña de Altered Carbon cuando decidí cambiar de compu y pasarme a la notebook. Pero por lo visto Tumblr no sabe guardar borradores así que la reseña la escribiré para mañana o el lunes.

#altered carbon #cyberpunk #landscape #netflix

[agamingyear]

Ningún plan sobrevive al contacto con el enemigo

Helmuth Carl Bernard von Moltke, mariscal de campo prusiano, citado por el Mati al ver que ya está al diez de enero y sigue sin terminar la primera novela del año, haciendo una analogía entre manuales y teorías militares de finales del siglo XIX y su intento de cumplir 20 metas este año.

#relleno #filler

[agamingyear]

35 minutos o menos (o la gig economy entre calles llenas de bosta)

Esa esa era la promesa que rezaba en la publicidad gráfica y en las mochilas de los primeros Rappitenderos, cuando Rappi desembarcó en Argentina. Desde hace aproximadamente seis meses soy uno de ellos (o sea, soy mi propio jefe ™ o un emprendedor), y ese eslogan iba a ser el título del blog nonato donde iba a volcar mis experiencias y comentarios sobre la aplicación.

Por supuesto, la precarización laboral y el tiempo y desgaste que implican meter entre 25 y 30 kilómetros por día (esta bien, no trabajo todos los días) hicieron que ese plan nunca llegara a buen puerto. Pero bueno, no quiero que eso quedé tirado en el tintero (además no estoy jugando el segundo juego todavía y no terminé con Altered Carbon, y de algo tengo que hablar para seguir metiendo un post por día) así que voy a hablarles un poco sobre eso.

(No, la película protagonizada por Jesse Eisenberg y Aziz Ansari es 30 minutes or less. Y a nosotros (spoiler de una película de mierda que casi nadie vio) no nos amenazan con explotarnos. Bueno, ahora que lo pienso...)

Rappi es un servicio de mensajería y cadetería de origen colombiano. La idea detrás de la aplicación es que uno pudiera pedir casi cualquier cosa y pagar sólo un dolar por envío. La ganancia del servicio estaba en un margen o comisión que Rappi le cobraba al negocio donde compraste.

El servicio se expandió a Argentina y sufrió un boom porque es una alternativa de trabajo informal de muy fácil acceso: solo tenes que darte de alta en el sitio, tener DNI (o certificado de residencia precaria, si sos extranjero) y monotributo para facturar. Esta facilidad hace que varios de los que trabajan con Rappi (o Glovo, Pedidos Ya y Uber Eats, los otros servicios disponibles en Córdoba) sean inmigrantes. Yo empecé en Rappi porque me quedé sin trabajo en julio y me pareció una buena salida temporal para mantenerme ocupado hasta que saliera otro laburo.

Otro spoiler: no apareció otro trabajo.

En Revista Anfibia publicaron una nota bastante extensiva sobre el proceso de inducción y como funciona la aplicación, además de un breve documental. La nota es de hace más de un año, así que está desactualizada, y no sé como eran las cosas en ese momento, porque no formaba parte de la empresa. Lo que sí puedo decirles que si Rappi es un perno para laburar en una ciudad con más de tres millones de habitantes, imaginen lo que es hacerlo en una ciudad que tiene un tercio de esa gente, y un cuarto de la densidad poblacional.

Córdoba es una ciudad muy poco bike friendly. Carece de vías de conexión seguras entre barrios periféricos y el centro, y ninguno de los puentes que une barrios al otro lado del Suquía con la zona céntrica cuenta con ciclovías. El asfalto de las calles principales está destrozado por el tránsito de colectivos al punto que andar en bici se asemeja más a ir rebotando en la montura de un caballo. Está bien que Córdoba se caracterice por tratar de mantener costumbres del siglo XIX, como votar radicales, pero eso ya es demasiado. 

(Pictured: desconexión total entre cinco o seis o cuarenta sendas distintas)

Hay pocas bicisendas, y las que hay están, están en un muy mal estado. La obra de Plaza España cortó la senda que unía Irigoyen con Chacabuco y Lugones, por ejemplo, y todas las que se encuentran en la Costanera no son más que una vereda glorificada, con saltos peligrosos y un muy mal diseño, que pasan por debajo de puentes y que se inundan ni bien caen dos gotas de lluvia.

Y todo esto sin empezar a hablar de lo intransitable que es la ciudad los días de lluvia. Ya algún día escribiré sobre eso. Al menos Rappi, cuando llueve, paga el doble. Un pensamiento reconfortante mientras te abrís paso en ríos de mierda que bajan por las calles de General Paz.

Andar en Córdoba en bici y con una mochila de una app de cadeteria, en resumen, es arriesgarse todo el tiempo a un accidente.

Volviendo a Rappi. La parte importante del discurso (y del appeal) de la app es la independencia para trabajar y poder controlar tus horarios. Esto es cierto... hasta ahí nomás. Hay horarios que se trabajan bien y otros donde espero tengas algo a mano para leer, porque puede pasar un rato largo hasta que llegue una notificación que indique que tenes que retirar un pedido. La libertad está en que podes levantarte e irte a tu casa, supongo, pero si es el único horario libre que tenes para trabajar, estás bastante cagado.

Los fines de semana, por supuesto, son el mejor momento para trabajar. Sábados y domingos suelen haber promociones donde es el único momento de la semana donde podes hacer una buena diferencia de plata*. Al mediodía y durante las 9 de la noche y la medianoche la aplicación es bastante usada, y en días así tranquilamente podes llegar a pedalear 40 o 50 kilómetros. 

Ser trabajador de Rappi es muy parecido a estar en un videojuego. Tenés niveles por cantidad de pedidos entregados, y mientras más subas de nivel, distintos tipos de envíos podes hacer; un puntaje que te dan los usuarios por el servicio que les brindas; e inclusive “bonus” o promociones para poder ganar más dinero. 

(Glovo Simulator 2019)

Las promociones consisten en realizar una determinada cantidad de pedidos en un determinado tiempo. Son atractivas, sí, pero engañosas. Cumplir el máximo de pedidos que piden en el tiempo que piden es muy complicado y depende de muchos factores. Los clientes, los restaurantes, el clima. Un restaurante en teoría debería entregar un pedido en diez minutos desde que llegas al local, pero me ha pasado (y a varios) que podes estar hasta una hora sentado sin hacer nada, esperando por cosas sencillas de preparar, como un kilo de helado o una porción de papas frías. Un restaurante que se demore más de 20 minutos puede hacer que pierdas los pesos extras que estabas por ganar.

via GIPHY

(Los $800 que pensabas ganar de más desapareciendo, al ver que Papanato todavía ni puso las papas en el aceite)

En promedio, trabajando para Rappi en las horas pico, podes hacer aproximadamente entre $90 y $150 por hora, en bicicleta. El monto varia por la cantidad de viajes que hagas y la distancia que recorras. El mínimo son cuarenta pesos, pero eso básicamente porque pagaban un dolar por pedido, y nunca actualizaron después de las sucesivas devaluaciones del año pasado.

Por último, no todo es malo. No quiero ser la clase de persona que señala que las corporaciones son malas y explotadoras (sí, lo son) Haces banda de ejercicio. Pasas mucho tiempo al aire libre, recorriendo y conociendo zonas y barrios que tal vez no frecuentabas antes. Puteas taxistas.

Siempre es divertido y gratificante putear taxistas.

*comparado con el resto de los días.

#rappi #gig economy #biking

[agamingyear]

Me encantan tus resoluciones de año nuevo, me encanta que vuelvas a escribir, me encanta la propuesta de este blog. Sugiero cambiar lo del alley cat (lo tuve que googlear) por aprender a TEJER, por favor, qué peligro. Una vez vi un video de unos ciclistas que iban por la ciudad sin frenos y esquivaban colectivos y taxis y gente y un poco me infarté. Igual se veía todo muy lindo. En fin, te deseo lo mejor para este año. Abrazo! :D

Muchas gracias por la buena onda! Una alley cat, para quienes no saben, es una carrera clandestina de ciclismo urbano. Al ser clandestina, no cuenta con una organización y circuito definido, y no tienen reglas establecidas. Fue popularizada por los mensajeros en bicicleta de Canadá y Estados Unidos durante la década de los ‘90. Acá en Córdoba organizaron una en diciembre un grupo de chicas que andan en fixies, y la carrera consistía en una cruza entre scavenger hunt y checkpoints: tenías que recorrer barrios cercanos al centro fotografiandote en cada punto de control, que tenías que adivinar cual era por un acertijo que te daban.

Andar en bici por Córdoba es sólo peligroso si te pones a pensar en el tránsito, los bondis, los taxistas y el estado de las calles. Si te sacas eso de la cabeza andas más o menos tranquilo.

Muchas gracias por pasarte. Espero que vuelvas

[agamingyear]

[Fichín] 1/60: VA-11 Hall-A: Cyberpunk Bartender Action

VA-11 Hall-A: Cyberpunk Bartender Action (de ahora en más, y por lo que me queda de existencia porque es un dolor de huevos escribir ese título, Valhalla) es una novela visual indie que transcurre en todo lo que queda afuera de los clichés narrativos del cyberpunk.

Pensemos en la gran mayoría de los productos que giran en torno al género. Corporaciones, transhumanismo, conspiraciones, avances tecnológicos, estado policial. Digamos, lo que podemos ver en Mr. Robot o Deus Ex. Todo eso está acá, pero no está enfocado de la manera en que suele estar enfocado en la cultura popular y, sobre todo, en los videojuegos.

En los fichines, generalmente permite a los diseñadores explorar HUDs e interfaces gráficas que simulen tecnologías como la realidad aumentada, más que nada porque es un género que se exploró principalmente en shooters o juegos tácticos. Deus Ex, los dos Syndicate (original y remake), Neon Chrome son ejemplos de este tipo. Los diferentes enhancements dan distintas habilidades que se comunican al jugador a través de cambios en la pantalla, explicando otras alternativas para interactuar con los NPC (sobre todos los enemigos).

Bueno, Valhalla rompe con esto al ser una novela visual. La historia está narrada principalmente a través de diálogos e interacciones con los personajes, y al ser un juego indie, con un fuerte énfasis en el texto. En este juego encarnas a Jill, una bartender en un bar, que tiene que atender y charlar con los diferentes personajes que van pasando por el local.

El trasfondo en Valhalla es recurrente dentro del género: hay una mega ciudad, habitada por gente normal y con modificaciones, androides, animales con habilidades superdesarrolladas, donde una megacorporación maligna tiene mucha influencia, y el capitalismo ha sido llevado hasta sus últimas expresiones. Pero la historia no gira en torno a esas tensiones (sobre estas leemos en el celular, durante una de las etapas del juego), sino en la vida de personajes de “a pie”, que no se ven involucrados en el mundo que los rodea, sino que simplemente viven y subsisten en él. Estos van pasando por el bar, contando sobre su vida y lo que les pasa, y de esa manera la historia va avanzando, hasta llegar a su final.

El juego está muy bien escrito y los personajes muy bien diseñados. Los diálogos son interesantes y la historia es atrapante. Sin entrar en territorios de spoiler, el personaje del jugador tiene una historia personal bastante normal y mucho del juego gira en torno a como aceptamos y convivimos con las decisiones que tomamos, y como el grupo de personas que nos rodea nos acompaña y ayuda también. Del mismo modo que todo eso le pasa a Jill, ella influye, acompaña y aconseja a los clientes del bar, cerrando una especie de círculo que en el juego se da de manera bastante natural.

El loop del gameplay consiste en dos etapas: una en la habitación de Jill, donde leemos sitios web y de noticias que nos informan del mundo, y donde gastamos el dinero que ganamos atendiendo gente en adornos para la habitación. Lo que consumamos en este momento del juego afecta a futuro y en lo inmediato, haciendo que Jill esté más concentrada o no en el trabajo. La segunda etapa es en el bar, donde los clientes llegan, piden su bebida, y de acuerdo a qué y como preparemos, avanzamos la narrativa, además que ser la manera en que juntamos dinero para los gastos que tenemos en el departamento.

Acá es donde está lo interesante del juego. A diferencia de otras novelas visuales, no hay opciones de dialogo: estás opciones están “ocultas” en las bebidas que preparas.

Si bien la jugabilidad es sencilla, si no enganchas con la historia y los personajes (que están muy bien diseñados todos y que son bastante distintivos) se puede hacer bastante tedioso. Preparar una y otra vez bebidas se parece bastante a un trabajo (spoiler alert: LO ES), y a veces te encontrás haciendo click para que lo que te cuentan pase más rápido. A pesar de eso el juego no parece castigar bastante al jugador en caso que cometa errores, salvo por retirar una bonificación, ya que esos mocos (como preparar una bebida que no te pidieron) permiten ramificar la historia por otros lados, llevando a distintos finales.

Disclaimer: sólo jugué completo una sola vez, y saqué el final “malo” (entre comillas porque no hay un failure state o algo similar)

Valhalla cuenta con una estética retro, siendo el diseño de personajes bastante anime-like y en un estilo 16-bit. Esto es en honor a las novelas gráficas que se popularizaron en Japón para la PC-9800, una computadora de 16 y 32 bits que fue popularizada en el país asiático como plataforma para videosjuegos gracias a  simuladores de este estilo.

El audio, por su lado, es una de las mejores cosas: si bien el juego carece de voice acting, la música ambiental navega en los límites difusos del vaporwave, synthwave y música electrónica japonesa de los ‘80, es variada y colorida, lo suficiente como para que no te queme la cabeza si dejas el juego corriendo minimizado si te pones a navegar en algún otro sitio. Además hace una simbiosis casi perfecta con la ambientación del juego, o al menos en mi cabeza un bar con waifus en un futuro cercano suena exactamente así.

Por lo pronto, Valhalla fue una grata sorpresa. Bien ambientado, interesante y atractivo. Un claro ejemplo que en el cyberpunk, al menos en cuanto a fichines, no todo tiene que depender del jugador para evitar que se vaya al carajo, y donde además el detective noir y el asesino con implantes homicidas pueden ser espectadores y personajes de relleno. Como uno.

VA-11 Hall-A: Cyberpunk Bartender Action va a tener una segunda parte/spinoff este año, llamada  N1RV Ann-A: Cyberpunk Bartender Action (Trouble in False Paradise).

#va-11 hall-a #cyberpunk #gaming

[agamingyear]

#va-11 hall-a #cyberpunk #gaming

[agamingyear]

Heterosexualidad: Bueno, Matías, ¿cómo estás? ¿Todo bien?

Mati: Todo tranqui, acá viendo vídeos de My Chemical Romance.

Heterosexualidad: ¿Y? ¿Algo interesante?

Mati: Gerard Way está interesante

Heterosexualidad: Uff... Deja, ya sé donde está la puerta.

(...)

Libido: ¿Hola?

[agamingyear]

5194

Cinco mil ciento noventa y cuatro kilómetros es la distancia que recorre la Ruta Nacional 40, que une Cabo Vírgenes (Santa Cruz) con La Quiaca (Jujuy). Es una de las rutas panorámicas más importantes del país y, sin lugar a dudas, la más reconocible. El sticker del cartel de la ruta cuarenta se puede ver tanto en Kombis y Renoletas como en Amaroks y Hilux, y recorrerla es una aventura que parece trascender a una clase social determinada. Al menos hasta los últimos aumentos de combustible, claro.

Un amigo que se recibió el año pasado decidió emigrar a Australia. Por supuesto, cuando tomó esta decisión en los primeros meses del año pasado, Australia era tanto un destino turístico-laboral como un milestone cultural por el cual cruzar para celebrar haberse recibido y juntar plata más que una distopia en llamas, el argumento más fehaciente que el mundo se está yendo a la mierda si no arreglamos el quilombito este del cambio climático pronto.

Antes que se fuera tiramos la idea de recorrer el Camino de los Siete Lagos, en diciembre, cuando el clima en esa zona es agradable y justo teníamos todos un poco de tiempo libre ahí para hacerlo. Para quienes no saben, el Camino de los Siete Lagos es un pedazo de la Ruta Nacional 40 que une San Martín de los Andes con Villa La Angostura y es conocida por tener uno de los paisajes más bonitos del país, ya que pasa cerca de varios lagos ubicados al pie de la cordillera de los Andes. Recorrerlo ha sido siempre una especie de hito fundacional de mochileros y demás, ya que muchos de los lagos tienen playas y campings gratuitos donde pueden pasar la noche, y es medianamente barato poder recorrerlo, además de no ser muy extenso (unos 110 kilómetros).

Por supuesto, ese plan quedó relegado cuando con mi pareja tomamos la decisión de mudarnos juntos. Este fue un paso enorme y requirió un enorme esfuerzo (sobre todo suyo. Ella sabe que soy un desastre y aún así dice que me ama igual, así que salió re perdiendo), porque nos mudamos sin tener nada, así que tuvimos que armar el departamento casi de cero, una tarea que todavía no completamos del todo. Y eso sin entrar en detalles en lo que costó acomodar los libros de ambos en menos bibliotecas de las que obviamente hacían falta.

Pero ya estoy instalado, pero sin paseo mítico fundacional entre amigos en el verano y sudando bolones por lo pesada que está la humedad en Córdoba. No poder hacer esos 110 kilómetros fue dejar tirado otro plan más, uno de los tantos que hice y no concreté. Por eso ahora quiero redimirme, y al menos recorrer esos kilómetros de la Ruta Nacional 40 a lo largo del año, sólo para ver si puedo. 

Esos 5194 kilometros en bicicleta era el reto que les decía el otro día

[agamingyear]

Mood be like.

[agamingyear]

Procrastinación (o el arte de diferir las urgencias para un momento aún más urgente)

En este preciso momento debería estar estudiando. Digo, al momento que estoy escribiendo esto, no ahora domingo a las 10 de la mañana, aunque sí, también a esa hora debería estar estudiando. Ahora, jueves a las seis y media, mientras escucho My Chemical Romance en otra de las pestañas de Chrome que no es esta, debería estar adquiriendo conocimientos, pero bueno, la verdad que estoy escribiendo esto.

No los quiero aburrir, pero estudiar va a ser uno de los temas recurrentes en este blog. La manera en que se va a ir intercalando con el trabajo, el reading challenge y el proyecto de los juegos. Y si hablamos de todo eso, también tenemos que hablar de todas las trampas que me voy poniendo para dejar todo a último momento.

En exactamente 24 horas (a la hora de la publicación de esto) tengo una entrevista laboral para un puesto IT, con un componente técnico. Por lo tanto, tengo noventa y nueve horas y media (al momento de escribir esto) para aprender los fundamentos básicos, al menos, de SQL.

Hace unos días, encima, hablaba con un amigo en un asado y le decía

“Che, que mentira es SQL. Un Excel glorificado”

Y él, encorvado por años de trabajo de programador, como un fantasma de las posibles navidades futuras a las que aspiro, me respondía

“Nada que ver. Es un lenguaje re potente. Me encanta”

Lo que no quita que lo que haya dicho sea mentira.

No soy fan de SQL. No tengo ganas de estudiarlo, pero sé que tengo que aprenderlo. Y a pesar que sé eso, estoy acá, pelotudeando, escribiendo una entrada más que nada para no sentir que estoy desperdiciando el tiempo. Un poco sí, otro poco no.

Hay platos que lavar, basura que sacar, pisos que limpiar, cursos en Udemy para leer, epubs para convertir, repartos que realizar, y juegos que jugar para terminar haciendo lo que les dije hace unos días que iba a hacer. Todo eso consume tiempo, tiempo que estoy desperdiciando en esto. Agradezco a Dios que mi vida social transcurre estos días en servers de Discord porque la verdad no sabría como hacer para encima lidiar con eso.

¿Cómo hacer para organizarme? Sé que hacer una rutina me va a llevar tiempo, y en parte escribir estas entradas son un intento de establecer una rutina. Me cuesta horrores. Es mi punto débil. He tratado de utilizar métodos para optimizar el tiempo, con resultados diversos. Un amigo utilizaba un programa llamado Cold Turkey, que bloqueaba el acceso a internet de su computadora, pero ¿como usar algo así cuando estudias en línea? Además, que clase de salvaje en plenos roaring 20s haría una cosa así. Bunch of savages in this town.

Por otro lado, como para no sentir que estoy desperdiciando su tiempo, les tiro updates:

Voy bien con Altered Carbon. Me gusta, y voy a tratar de conseguir aunque sea las versiones digitales de los otros dos libros de la trilogía inicial.

Estoy por empezar a jugar el primer juego, el cual debería terminar para el martes. El post/reseña va a salir el miércoles, calculo. Depende que tan urgente tengas que hacer otras cosas.

El martes les voy a contar otra cosa que tengo pensado hacer este año, pero que no es parte de mis metas para el año. Sólo una boludez de obstinado que soy, y que me parece interesante compartir.

Por lo pronto, me voy. 99 hours to go.

[agamingyear]

Resoluciones de Año Nuevo (o todas las cosas que el 31 de diciembre del 2020 vamos a recordar como “ufff, en que carajo estaba pensando a principios de año”)

Hace un par de años, en el cuaderno donde ahora anoto las ideas sueltas que voy teniendo o donde garabateo cuando estoy aburrido, iba anotando día por día los pequeños avances que iba haciendo a la hora de hacer abdominales y flexiones de brazos. Era una boludez, sí, pero durante el mes y pico que lo hice fue bastante gratificante ver como el número de uno y otro que podía hacer iba aumentando.

Un objetivo físico no me parece algo malo. Al contrario, si trabajas sentado mucho enfrente de la computadora, armarse una rutina que te permita salir de frente del monitor un rato diría que es casi casi obligatorio. La salud es importante, y ya pasados los 30 años, me doy cuenta con mayor frecuencia que el cuerpo no responde de la misma manera a como lo hacia hace un lustro.

Así que, resoluciones de año nuevo para este 2020. Sí, el famoso “el lunes empiezo la dieta”. Este post debería haber salido antes, pero recién ahora se me ocurrió publicarlo, porque recién ahora me di cuenta que lo que estoy haciendo con este blog es manejar mis expectativas y esperanzas para el año que comienza.

Detrás de los libros que quiero leer y los juegos que quiero jugar, hay otras cosas subyacentes. Explorar, aprender, compartir, y sobre todo escribir. Catalogar las cosas que me pasan y lo que pienso sobre el medio, fortalecer la habilidad de sentarme a escribir y poder hacerlo con frecuencia, que es algo que he querido hacer por años y que nunca he desarrollado del todo. No creo que mi aporte sea significativo. No soy alguien que diseñe videojuegos como para analizarlos desde un punto de vista técnico o crítico, ni alguien capacitado para hacer un análisis del discurso más allá de algunas cosas. Pero bueno, mi aporte tras años de estar jugando creo que puede servir. He cambiado desde que empecé a jugar frente a una computadora hace más de veinte años. Para algo tiene que servir, ¿no?

¿No?

Este blog también tiene que ver sobre que consumo, cómo consumo y porque. ¿Cómo fue que llegué a tener tantos videojuegos en mi biblioteca? ¿Por qué juntar juegos que me llevaría la buena parte de la crianza de un hijo jugar? ¿Por qué juego lo que juego? ¿Qué dice sobre mí? ¿Cómo es ser un “gamer” en un contexto de convivencia de pareja? Y así. Reflexionar sobre mis hábitos de consumo (digitales y reales) me ha llevado a plantearme cosas, desde que cómo y porqué hasta darme cuenta la cantidad de basura que generamos (y despotricar por el gasto innecesario de recursos), y este proceso de crecimiento introspectivo es algo bastante bello. Lo disfruto.

Volviendo. Resoluciones para este año nuevo. Tengo varias y la verdad no sé muy bien como organizarlas. Como estamos en el 2020, me parece bien que sean 20 resoluciones, así que ahí van:

Leer 60 libros.

Jugar (al menos) 60 juegos (que no sean el Counter-Strike)

Estudiar la Tecnicatura de Programación en la UTN

Conseguir un empleo en IT.

Certificarme en Java en Oracle.

Certificarme en Inglés vía IELTS o CAE.

Aprender un idioma nuevo lo suficiente como para poder leer autores nativos en ese idioma.

Ir al gimnasio al menos tres veces por semana.

Correr (al menos) un rally de Mountain Bike.

Correr (al menos) una alley cat.

Hacer cicloturismo.

Cambiar la bicicleta por una nueva.

Armar una bicicleta fixie de cero.

Diseñar un videojuego.

Tener un grupo de juegos de mesa y juntarnos a jugar al menos cada quince días.

Viajar más, al menos una vez por mes, a distintos lugares de Córdoba o Argentina.

Volver a hacer trail running.

Empezar natación.

Correr un triatlón.

Convertirme en vegetariano/vegano.

Ahí están. Hay algunas que son más factibles de hacer que otras, por supuesto. Pero me parece que están todas dentro de los factibles y que se pueden concretar en estos próximos 364 días. Hay tiempo.

¿Ustedes que onda? ¿Que tienen planificado para este año? ¿Cómo van a hacer para establecer una rutina? Si quieren, pueden comentar (dando la cara o anonimamente) a través del botón/pestaña de Ask me anything arriba. ¡Mucha suerte en este año que comienza!

#new year resolutions

[agamingyear]

El primer libro que voy a estar leyendo este año es Altered Carbon, de Richard Morgan. Y por lo tanto el primer género que voy a estar explorando en literatura y videojuegos es Cyberpunk. En abril de este año CD Projekt, la compañía detrás de los fichines de The Witcher, va a sacar Cyberpunk 2077, una adaptación/secuela al tabletop RPG Cyberpunk 2020. Así que esto sería como un warm up para estar embebido en todos los clichés del género para cuando llegue.

#cyberpunk #readingchallenge #gaming #altered carbon