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cassandra-baker · 15 hours
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Recomendando fanfics de Hazbin Hotel hasta que salga la segunda temporada (semana 3)
Esta semana os traigo un AU de Emily y Lute escrito por @Takedamito: LE FRUIT DU PÉCHÉ. Aún está en publicación pero merece totalmente la pena tanto por la historia como por el worldbuilding.
Disfrutad de la lectura <3
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cassandra-baker · 2 days
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Un poco de ayuda no hace daño (Hazbin Hotel Emilute one-shot)
Adam siempre se había visto como un hombre bueno, podría decirse que era la puta hostia. Siempre trayendo alegría al Cielo con su actitud apabullante. Le encantaba hacer conciertos de rock para el deleite de todos los ángeles y muchas veces organizaba noches de cine para ver películas con las exorcistas.
Esas perras eran lo mejor, un grupo de mujeres fieles a él, como debía ser. Y es que le encantaba pasar tiempo con ellas, eran como sus hijas y le gustaba pensar que ellas también lo veían como una especie de figura paterna. A su manera, intentaba ayudar a sus chicas cuando podía. Siempre pedía las hamburguesas sin pepinillos de Koala porque le daba vergüenza pedirlo ella, ayudaba a Kitty a entrenar en secreto porque se sentía inferior a sus compañeras y siempre que acababa un exterminio se encargaba de organizar una fiesta para que pudieran descansar después de tanta matanza desenfrenada.
Nunca lo admitiría en voz alta pero le encantaba ayudar a sus chicas cuando tenían problemas. Y es por eso por lo que llevaba varios días bastante inquieto.
Algo le pasaba a una de sus chicas y no sabía qué era. Se trataba de la más indescifrable e implacable de todo el escuadrón: Lute, su mano derecha.
Llevaba un tiempo viéndola muy distraída, lo que no era muy común en ella, pero ella nunca quería hablar con nadie de cosas que no fueran del trabajo y no había forma de que sacara a relucir sus preocupaciones. Pero estaba más que claro que algo la tenía preocupada y se notaba en su actitud. Por primera vez en siglos había fallos en sus informes, estaba tan distraída que no escuchaban cuando le hablaban y cuando por fin atraían su atención, se asustaba y tiraba todo que llevaba en las manos.
—Ey, Lute. ¿Podemos hablar?
Algo le estaba pasando al ángel y eso inquietaba al primer hombre.
—Claro, señor —respondió de forma inminente cuando acabó de recoger todos los documentos que se le habían escapado de las manos.
—Vamos a tomarnos algo.
—¿Perdone? —preguntó alzando la ceja.
—Estás muy tensa y necesitas relajarte. Ven a tomarte una cerveza conmigo —le ofreció con una sonrisa.
Como siempre, Lute aceptaba toda petición que le hiciera su jefe y se fueron a un bar tranquilos a tomarse unas cervezas.
Tras un par de tragos, Lute parecía estar más dispuesta a hablar.
—¿Cómo puede saber uno cuándo está enamorado? —cuestionó con las mejillas sonrojadas.
Aquella era la última pregunta que esperaba escuchar de su mano derecha. Adam estaba asombrado.
—Pues no lo sé, la verdad —contestó Adam algo apurado—. Supongo que alguna vez quise a Lilith y que también quise a Eva. Además de ellas tampoco he tenido muchas experiencias románticas.
—¿Y cómo se sentía? —preguntó llena de curiosidad.
—Supongo que bien. —Sonrió—. Quería estar con ellas todo el tiempo y cuando estábamos juntos me sentía bien. Pero cuando las dos se fueron con Lucifer fue como si me golpearan en el estómago.
No es que Adam fuera el mejor dando palabras de ánimos sobre todo en temas románticos, pero esperaba que aquellas palabras le sirvieran de algo a Lute. Aunque había un tema más importante que tratar.
—¿Acaso te pasa con alguien en concreto?
Con solo esa pregunta, el primer hombre pudo notar como las alas de Lute se tensaban.
—Estamos en confianza,Lute. Sabes que siempre hago lo que puedo para ayudaros —le dijo apoyando la mano en el hombro de forma protectora.
—Emily... —susurró.
—¿Qué? No te he escuchado.
—¡Que me gusta Emily!
Adam se quedó con la boca abierta completamente en silencio. Desde que Lute le había dicho que le gustaba alguien había intentado hacer una lista de posibles intereses amorosos, pero la pequeña y risueña serafín era la última persona que se le podía venir a la cabeza.
—Estás de coña. —El primer hombre no podía salir de su asombro.
—Ya sabía que era una tontería hablar de esto contigo. —Hizo el amago de levantarse.
—Espera, espera. —La agarró de los hombros para que se volviera a sentar—. Era solo que no me lo esperaba, no es tu tipo.
—¿No es mi tipo? —Alzó la ceja.
—Bueno, antes estabas saliendo con Vaggie. Pensaba que te gustaban las mujeres con más carácter.
—¿Lo sabías? —preguntó claramente alterada. —Todos lo sabíamos —respondió con una sonrisa mientras veía la cara completamente sonrojada de Emily—. Así que Emily.
—Sí...
—¿Y cómo ha pasado?
—No lo sé. —Lute se sonrojó todavía más—. Simplemente ha pasado .
—No sabía que podías poner una expresión tan adorable. Seguro que a la pequeña serafín le encanta. ¿Has hablado con ella?
—¿Cómo podría? —Se ocultó entre sus alas llena de vergüenza.
—Estás hablando del alma más bondadosa del Cielo. No pierdes nada por intentarlo. Seguro que hasta para darte calabazas es un encanto.
Había intentado volver el ambiente más distendido pero sus esfuerzos no estaban consiguiendo ningún resultado.
—Osea que no va a funcionar —dijo ella apareciendo de entre sus plumas con un pequeño puchero.
—Con esa actitud claro que no —bufó Adam—. No pierdes nada por intentarlo, Lute.
Pasaron los días y parecía que Lute no tenía intención de hacer caso a los consejos de Adam. Aun así el primer hombre había empezado a notar las miradas de Lute hacia la joven serafín. Era enternecedor ver esa faceta tan vulnerable de su mano derecha y era motivo más que suficiente para ayudarla a aclarar sus sentimientos.
Intentaba hacer todo lo posible para que hablaran juntas: muchas veces mandaba a Lute a entregar unos papeles cuando sabía que Emily estaba en el despacho de Sera, si se la encontraban en la calle, Adam le daba algún toquecito a Lute para que se lanzara a hablar con ella, pero el ángel siempre se resistía.
—¿Cómo puedes bajar sin miedo al Infierno y te congelas por hablar con Emily? —La actitud de Lute era un enigma que el primer hombre no era capaz de comprender.
—No lo sé, solo no quiero que piense mal de mí —acabó confesando.
—No sabía que eras una cobarde —la retó.
—¡No lo soy! —se defendió ella.
—Entonces habla con ella.
—¡Pues lo haré!
—Genial, ahí la tienes.
Lute frenó en seco y miró hacia donde señalaba Adam. En un parque, Emily estaba sentada en un banco alimentando unas palomas. Adam empezó a empujar a Lute hasta la serafín y cuando se dio cuenta de la cercanía empezó a revelarse.
—Adam, déjame —empezó a patalear.
—Deja de ser una niña pequeña.
—¡Nooo!
Lute silenció su propio grito cuando Emily se giró para verla.
—Hola, Lute. Hola, Adam.
—Hola pequeña serafín. Bueno yo tengo que irme, os dejo solas. Que Lute quiere hablar contigo.
La exorcista intentó huir pero Adam la volvió a empujar y no pudo evitar hacer un puchero hasta que la risa de Emily la hizo girarse.
—¿Qué te hace tanta gracia?
Mierda, había sonado más seca de lo que pretendía. No quería volver a asustar a Emily.
—Perdona. —Se secó las lágrimas—. Nunca te había visto con esa faceta tan divertida. ¿Quieres sentarte?
Lute se sentó muy tensa pero ver a Emily reírse le daba alegría. Quería seguir siendo el motivo de su risa aunque fuera a costa de su actitud infantil.
—¿Querías decirme algo no?
Lute no sabía qué contestar. Adam le había dado una oportunidad de lujo pero ahora no se veía con fuerzas para confesar sus sentimientos. Giró un poco la mirada para ver de lejos a su jefe alzando los pulgares como muestra de apoyo.
Suspiró antes de enfrentar la mirada curiosa de Emily.
—Emily, me gustas. Me gustas mucho. No te asustes por favor. Ya sé que no está bien. Osea tu una serafín y yo una simple exorcista, imposible. Y las dos somos mujeres ya sé que no es lo usual y no espero que sientas lo mismo por mí. Solo quería decírtelo pero no te preocupes que me iré y no te molestare más, los siento yo...
Al fin lo había dicho pero no se sentía con fuerzas para soportar el rechazo. Además sentía que no había hecho más que decir tonterías. Su discurso autocompasivo se detuvo cuando Emily le agarró las manos.
—No hables así de ti misma, Lute.
Emily la miró directamente a los ojos. Esos preciosos ojos que hacían que Lute se quedara fascinada.
—Pero...
—No hay peros. —Sonrió antes de decir algo que ella también había estado guardando mucho tiempo—. La verdad es que tú también me gustas —confesó visiblemente sonrojada.
—¿Cómo? —Lute juraría que lo que había escuchado no era más que producto de su imaginación.
—Pero siempre me ha dado algo de miedo acercarme a ti. Pero he visto que no siempre eres tan fría y eso también me gusta.
—Entonces yo...
—Sí, tontita —contestó con una amplia sonrisa—. También me gustas y me encantaría poder seguir hablando contigo. —Esbozó una media sonrisa—, pero tengo una reunión con Sera y tengo que irme. Si quieres podemos vernos esta tarde.
—¡Claro! —contestó llena de ilusión.
Emily sonrió y le dio un tierno beso a Lute en la frente y se marchó despidiéndose de ella con la mano.
Lute se había quedado congelada. Aquello tenía que ser un sueño. Cuando finalmente salió de la ensoñación se levantó y se encaminó hasta Adam casi corriendo hasta que se lanzó sobre él para abrazarlo con fuerza.
—¡Gracias, gracias! ¡Mil gracias Adam!
El hombre sonrió y le acaricia la cabeza con cariño.
—Lo que sea por mis niñas.
One-shot dentro de la antología Tanto en el cielo como en el Infierno.
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cassandra-baker · 2 days
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If you simp Adam from Hazbin Hotel, do you have daddy issues? 🤔
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cassandra-baker · 2 days
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Manga del mes: Kimi to tsuzuru utakata de Yuama. No sé si haré mucho este tipo de publicaciones pero bueno a ver cómo funciona. Para las personitas a las que les guste el romance, el drama y el llorar, la historia de Kaori y Shizuku es la más indicada. Nunca he sido la mayor fan de este tipo de historias pero debo admitir que me acabé enganchando mucho a esta historia especialmente en los capítulos finales. Aunque al principio parezca una historia escolar bastante típica, los amantes del drama le deberían dar una oportunidad a lo que pase más adelante. Ahora, quien sea más sensible debería buscar otra cosita. "Shizuku Hoshikawa, un estudiante de secundaria y solitario, escribe una novela en secreto. Cuando se acercan las vacaciones de verano, Kaori Asaka, una figura popular de su clase, lo lee. Aunque Shizuku estaba preparada para recibir duras críticas, Kaori las elogia mucho y espera que escriba su próximo trabajo, una novela romántica sobre ellos dos. Shizuku se niega, pero Kaori pide una cita si no quiere escribirlo."
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cassandra-baker · 4 days
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De verdad que aunque la haga sufrir tanto, la quiero mucho >.<.
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cassandra-baker · 5 days
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Keyboard go BRRRRRRRRRR
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cassandra-baker · 8 days
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Recomendando fanfics de Hazbin Hotel hasta que salga la segunda temporada (semana 2)
Esta semana traigo un one-shot de Adam y Lute escrito por mysticsergi.
Disfrutad de la lectura <3
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cassandra-baker · 8 days
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cassandra-baker · 8 days
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Always the writer, never the reader.
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cassandra-baker · 8 days
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reblog and describe your first ever OC and your newest OC in the tags
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cassandra-baker · 9 days
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Siete meses para enamorarla.
¡Que vengo con un fanfic nuevo de Hazbin Hotel!
-Creo que me gusta Lute.
Con esta confesión del primer hombre empieza esta distendida historia.
Todos sabemos que Adán no es el hombre que tiene más tacto con las mujeres y por eso recurre a la ayuda de su amiga Sisi para que le guie en el camino para ganarse el corazón de su fría lugarteniente. Hacía mucho que no hacía un OC pero como no he visto a Adán interactuando con mucha gente no me imaginaba a nadie siendo su amigo (y tampoco me imagino a Emily o San Pedro dándole consejos amorosos).
Casi toda la historia será muy divertida y desenfadada viendo a Adán siendo Adán pero esforzándose mucho. Ya para el final quizás la cosa se vuelva más seria (es la idea pero quizás cambie mientras escriba así que es por ahora una incógnita incluso para mí). Bueno, que eso, como el resumen es tan desenfadado como la historia os animo a leer (y a comentar y votar también que se agradece). Ya no molesto más ^^.
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cassandra-baker · 9 days
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Me acabo de dar cuenta de que llevo escribiendo fanfics desde 2012. Sabía que era ficker veterana, pero no tanto.😅
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cassandra-baker · 9 days
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Mi querido angelito (Chaggie)
Aquello era una mierda. Podía escuchar la sonrisa prepotente de Adán recordándole que era un error, un ángel defectuoso que no merecía permanecer en el Cielo. O las reprimendas constantes de Lute que le decía que alguien como ella no merecía sus privilegios de exorcistas. O el desprecio de sus compañeras que no hacían más que alejarla del grupo.
El Cielo era una mierda pero más lo era la situación en la que había acabado por culpa de su odio ciego a todo lo que había vivido en el paraíso. Gruñó furiosa y pataleó los barrotes que había a su alrededor. Intentó escapar con todas sus fuerzas pero aquello era acero angelical, no había forma de escapar.
—Cálmate angelito, te vas a hacer daño. —Una voz melosa la paralizó por completo.
Ahí estaba otra vez. Otro día más había aparecido para regodearse de su sufrimiento, la causante de todos sus problemas desde que había sido desterrada. Esa maldita loca. Charlotte Morningstar, la princesa del Infierno. El retumbar de las pezuñas de la demonio cada vez que caminaba la hizo tensarse. No le gustaba tenerla cerca. Siempre que la tenía cerca pasaba algo malo. Intentó alejarse de la princesa que estaba cada vez más cerca de los barrotes, pero fue imposible. Siempre que intentaba alejarse notaba como una fuerza tiraba de su cuello. Se vio obligada a girarse y confrontar a la princesa que tiraba con una sonrisa sádica de la cadena que las unía.
Presa de la desesperación el ángel intentó morder con todas sus fuerzas la cadena con intención de romperla. Pero la cadena no cedió.
—Esta correa es irrompible —comentó la voz melosa de la princesa—. Da igual lo que hagas, nunca podrás separarte de mí. —Se relamió con maldad—. Eres mía, preciosa. Aunque quizás podrías ser libre…
Los ojos del ángel se iluminaron con la posibilidad de escapar de aquella loca.
—Si me matas —dijo con una sádica sonrisa.
—Entonces ten por seguro que te mataré —gruñó el ángel, llena de rabia.
—No si consigo enamorarte antes, mi querida ángel.
La princesa tiró de la correa para que la cara del ángel golpeara contra los barrotes. La princesa se acercó a ella para robarle un apasionado beso en el que la lengua bífida de la demonio irrumpió en su boda sin permiso. El ángel intentó separarse pero le era imposible dada la fuerza que ejercía la princesa sobre ella. La piel del ángel se puso de gallina y se sintió impotente ante la fuerza de Charlotte. 
Cuando la princesa al fin se había marchado, el ángel se sentó en su jaula e intentó calmarse. Su mente la llevó de vuelta al día que todo había empezado. El aciago día de su caída.
Estaba harta de la hipocresía del cielo, de todas sus compañeras que no hacían más que despreciarla. Sentía que en su vida había un vacío que solo parecía llenarse siendo la mejor de las exorcistas y ganando el desdén de sus compañeras. En el último entrenamiento había tenido una pelea bastante fuerte contra Lute y había acabado lesionada en uno de sus brazos. No obstante, bajó de igual manera al Infierno para el exterminio. No iba a perder la oportunidad de desahogarse que le daban los exterminios. Además, si decía algo sobre la lesión la tildarían de débil y eso solo le causaría problemas.
Lo que no esperaba fue que su herida empezó a atormentarla cuando estaba a punto de matar a un pecador, su mano se sintió débil y dejó caer su lanza en el mismo momento en el que Lute volaba cerca de ella.
Aquella era la excusa perfecta de la lugarteniente para desterrarla y lo hizo con todo el desprecio del mundo. La espada de Lute le rasgó las alas y las mejillas. La clavó en su costado y se marchó dejándole desangrándose. No iba a darle una muerte rápida, propio de Lute. Prefería dejar que se desangrara sola en aquel callejón.
Y ella estaba segura de que iba a morir en el Infierno, pero en ese momento apareció ella para rescatarla. No era capaz de verla bien, pero en medio de la desesperación aceptó la mano del demonio que tenía delante. Sin haberse dado cuenta, había cedido su alma a la princesa del Infierno.
Charlotte le curó sus heridas hasta que se recuperó por completo mientras estaba encerrada en aquella oscura jaula. No era capaz de entender la actitud de la princesa. Parecía una completa loca sádica pero su tacto a la hora de curar sus heridas era cálido y delicado. Además ella personalmente era la que le llevaba la comida todos los días. Estaba segura de que tenía gente trabajando para ella así que no tenía que perder el tiempo cerciorarse de que no moría de hambre o desangrada. Pero esa actitud delicada desaparecía cuando empezaba a burlarse de ella cada vez que la ignoraba. No era capaz de entenderla y la estaba poniendo nerviosa no saber realmente cómo era la princesa.
Y la entendió mucho menos cuando después de lo que le parecieron meses la princesa empezó a traer mobiliario a la jaula. Una cama sustituyó el colchón raído en el que había dormido hasta el momento. Apareció también un armario con decenas de conjuntos de ropa, una mesa con un par de sillas. Charlotte mandó quitar los barrotes que la rodeaban y corrió unas cortinas para dejar ver una preciosa habitación en la que el ángel había estado encerrada desde el principio. Así que había estado ahí todo el tiempo…
—¿Por qué haces esto? —preguntó el ángel totalmente desorientada.
La princesa no dijo nada, simplemente le dedicó una sonrisa y se marchó. El ángel se quedó fascinada con aquella habitación. Había estado todo el tiempo en una lujosa estancia, pero como siempre había estado a oscuras, nunca pudo haberse dado cuenta del lugar en el que había permanecido cautiva. Aquello era tan diferente a la habitación en la que vivía como exorcista, por primera vez vivía llena de lujos y no entendía nada.
Pasaron los meses y la actitud de la princesa se volvió cada vez más extraña. Una vez a la semana, unos pequeños dragones entraban en su habitación para habilitar la mesa para una cena a la luz de las velas.
—No me has dicho tu nombre —comentó Charlotte en mitad de la comida—. Estoy harta de llamarte angelito.
—Vaggie. —El ángel contestó sin apartar la mirada de su plato.
—Vaggie… es bonito. —Sonrió.
Era la primera vez que la princesa le decía algo bonito, era la primera vez que alguien le decía que su nombre era bonito y sus mejillas se sonrojaron levemente por ese comentario de la princesa. En ese momento, notó que algo se enrollaba alrededor de su pierna. Era la cola de la princesa.
—No te asustes —ronroneó la princesa—. Lo hago siempre que una chica me parece guapa.
—No sé qué es lo que quieres de mí, princesa, pero no soy como tú.
Charlotte se echó a reír como una loca.
—Ya lo sé, por eso me gustas tanto. Eres justo lo que estaba buscando, Vaggie. —La mirada hambrienta de la demonio paralizó al ángel.
Vaggie no entendía nada, la sonrisa perturbadora de la princesa empezaba a hacerla sentirse incómoda. La cola apretaba más y más su pierna. No tenía escapatoria.
—Aunque es una tontería seguir manteniendo el misterio. —Charlotte se encogió de hombros—. Eres mía y no tienes forma de escapar. —Para recalcar su afirmación, hizo aparecer la cadena que las unía—. Hace mucho que quiero hacerte mía, Vaggie.
—¿Por qué hablas como si me conocieras?
—Porque te conozco aunque es normal que tu no lo recuerdes. —Los colmillos de la princesa aparecieron en una macabra sonrisa—. Estabas demasiado extasiada como para recordarme.
Vaggie no entendía nada.
—Te lo explicaré para que tu cabecita lo entienda, angelito mío. El año pasado visité tu brillante reino de arcoiris y purpurina por asuntos meramente administrativos. Pasamos cerca del campo de entrenamiento de las exorcistas y ahí te vi. Tus compañeras te rodeaban y una en concreto te estaba pegando una paliza. Me llamó la atención que no te defendiste y entonces lo vi. Estabas sonriendo bajo el agarre de aquella exorcista que te estaba quitando las plumas. Lo estabas disfrutando aunque intentabas que tus compañeras no se dieran cuenta. Y eso me gustó mucho. —La sonrisa extasiada de la princesa no hacía más que ampliarse—. Llevo toda mi vida buscando una compañera así de interesante, con ese aguante al dolor, pero en el Infierno nadie me entiende. Todo el mundo piensa que soy demasiado violenta. Pero lo que vi en ti es lo que llevo buscando tanto tiempo. La verdad es que me lo pusiste muy fácil porque yo había salido justamente para buscarte y traerte a la fuerza. Supongo que tengo que agradecer a tus compañeros que te abandonaran y me ahorraran el trabajo. Ahora no tienes nada, el Cielo te ha dado de lado, no tienes lugar en el Infierno y eres solo mía. —La cola apretaba cada vez con más fuerza la pierna del ángel, Charlotte se extasiaba con cada palabra que decía—, y pronto podremos empezar a pasarlo bien.
La pierna de Vaggie empezaba a doler y a la vez sentía que su cuerpo empezaba a calentarse.
—¡No soy una enferma como tú, princesa! —se defendió dando un golpe en la mesa.
—Intenta defenderte todo lo que quieras Vaggie, pero acabarás cayendo bajo mis encantos. Serás mi preciosa mascota. Es cuestión de tiempo.
La princesa soltó el agarre de su cola y se marchó dejando a Vaggie sola luchando con el calor que se había apoderado de su cuerpo. Llevaba toda su vida luchando contra ese sentimiento que le despertaba el sentirse humillada por sus compañeras. Era algo por lo que había recibido el desprecio del resto de exorcistas y por lo que le habían hecho la vida imposible. Pero ahora la princesa del Infierno le decía que podía ser ella misma sin restricciones. 
Durante toda su vida le habían dicho que lo que sentía estaba mal, se había sentido tan triste cuando la cola de Charlotte se separó de su pierna que había quedado amoratada… No sabía cómo debía sentirse.
Los días pasaban y la actitud de Charlotte no dejaba de ser extraña. Seguía siendo muy atenta con ella, sus pequeños dragones limpiaban su habitación todas las mañana y la princesa cenaba siempre con ella. No había vuelto a sacar el extraño tema de la otra vez y parecía una persona incluso agradable con la que conversar.
Pero un día todo cambió. Una mañana los dragones no aparecieron. A la hora de la cena, uno de ellos le dio la comida y se marchó cerrando la puerta con llave. Los días pasaban y esa rutina se mantuvo durante tanto tiempo que Vaggie dejó de contar. El ángel no sabía dónde estaba la princesa y empezaba a desesperarse. Era la única persona con la que tenía algo de contacto, la única con la que podía hablar. Se estaba empezando a sentir terriblemente sola.
No sabía la de días que había pasado sola hasta que una noche, cuando esperaba al dragoncito, la cena la trajo la rubia que la miró con una sonrisa cálida como si no hubiera estado desaparecida semanas.
Por su parte Vaggie estaba hecha un desastre, había estado tan desesperada que no podía dormir bien, incluso había llorado pensando que se quedaría ahí completamente sola durante toda la eternidad.
Pero ahí estaba la princesa como si no la hubiera abandonado durante tantos días. Vaggie no quería volver a sentirse abandonada, no lo había estado nunca como exorcista, no sabía sobrevivir sola y no sabía si hubiera sido capaz de soportar la desesperación que le estaba provocando la soledad. Por eso, en cuanto vio a la princesa, se levantó a pesar de sus piernas entumecidas para lanzarse sobre ella y robarle un apasionado beso lleno de necesidad.
Ambas cayeron al suelo junto a la bandeja de comida y la princesa la abrazó con fuerza y tomó el liderazgo del beso.
—¿Me has echado de menos angelito? —Charlotte sonrió con soberbia.
—No vuelvas a dejarme sola —Vaggie sollozó.
—¿Por qué tendría que hacerte compañía? Soy la princesa del Infierno y tu eres el ángel que me desprecia.
—No lo haré, seré tuya Charlotte, pero no vuelvas a dejarme sola —rogó.
La princesa aprisionó las mejillas del ángel y clavó suavemente sus garras en su cara. Un poco de sangre dorada brotó de la herida y Charlotte sacó la lengua para probar el cálido líquido. Vaggie soltó un pequeño gemido de sorpresa, pero no le molestaba nada.
—¿Crees que podrás darme lo que quiero? —La voz de la princesa era seria.
Vaggie bajó la mirada pero el agarre de la princesa la obligó a alzar la vista.
—Sí…
La princesa sonrió satisfecha. Se incorporó un poco mientras las dos seguían en el suelo. Vaggie notó cómo la cola de la demonio acariciaba su espalda para luego golpearla con fuerza como si fuera un látigo. El ángel gimió. Aquello no era un grito de dolor. Era puro placer y la princesa lo corroboró cuando notó que el ángel restregaba su entrepierna contra su estómago de forma inconsciente.
—Lo sabía. Eres justo lo que quería, Vaggie. Así que dime, ¿vas a complacer a tu ama por toda la eternidad?
—Sí, mi ama.
Vaggie volvió a probar con desesperación los labios de la princesa. Dada su situación decidió dejarse llevar. Porque ya no estaba en el Cielo, ya no era una exorcista. Ya no tenía que demostrar nada ni negar su naturaleza. Vaggie era un ángel masoquista y había encontrado en la princesa del Infierno a la persona que podría dominarla por siempre.
One-shot de mi antología: Tanto en el Cielo como en el Infierno
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cassandra-baker · 10 days
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cassandra-baker · 15 days
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Recomendando fanfics de Hazbin Hotel hasta que salga la segunda temporada (semana 1)
Después de tantos meses leyendo fanfics de forma descontrolada voy a empezar a compartir las joyitas que ha ido creando el fandom.
Empezamos la primera semana con el fanfic ❛ 𝗆𝗋𝗌 & 𝗺𝗿𝘀 ❜ (Chaggie). Fanfic de @Adeptarmyq11 y traducción de @racesway. Historia basada en la película Señor y Señora Smith, es una pasada.
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cassandra-baker · 16 days
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Desterrada Hazbin Hotel fanfic
Pues ya estaría terminado mi primer fanfic de Hazbin Hotel.
La versión sin censura está tanto en AO3 como en Inkitt. La versión censurada, está en Wattpad (pero es menos entretenida)
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cassandra-baker · 21 days
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Tienes que parar (Hazbin Hotel Emilute one-shot)
Todo era un mierda. Aún estaba en estado de shock sin poder creer que los pecadores les habían ganado. Aquella horrible panda de demonios ahora se creían con una oportunidad de ganar. Pero no lo permitiría.
Solo necesitaba recuperarse de sus heridas, entrenar con más ahínco a sus hermanas, mejorar sus armas para defenderse de su propio acero celestial. El descubrimiento de que podían no solo ser heridas sino que también podían morir había sido una sorpresa. Una ventaja con la que habían contado los pecadores pero que no volverían a usar para beneficiarse de ellas.
Lute no lo permitiría. No volvería a tolerar una derrota del que ahora era su ejército. Por eso mismo, tan solo dos días después de haber vuelto al Cielo, retomó el entrenamiento de las exorcistas. Los médicos le habían advertido de que debía seguir curando sus heridas, que debía esperar que le pusieran la prótesis del brazo, pero Lute no hizo caso. Estaba tan cegada por la ira que poco le importó. Entrenaba a las exorcistas sin darles un descanso, todas estaban agotadas pero la nueva comandante no les daba un respiro ni se permitía a ella misma tomarse las cosas con calma. Se sentía con fuerzas suficientes como para soportar el dolor de su miembro fantasma, la quemazón de sus lesiones e ignoraba la sangre de las heridas abiertas que empapaba su ropa.
Era una mujer fuerte, implacable y no descansaría hasta purgar el Infierno de todos y cada uno de los demonios. O eso es lo que ella pensaba…
Estaba entrenando como cada día, practicando sus movimientos de batalla con una de sus compañeras cuando empezó a notar que la vista se le nublaba. Sentía un sudor frío recorriendo su espalda y que su cuerpo se empezaba a sentir ligero. Se iba a desmayar, lo sabía pero no pudo hacer nada para evitarlo cuando ya había caído al suelo.
Empezó a ser consciente de lo que había pasado cuando volvió a abrir los ojos. Se encontraba tumbada en una cama, su cama cuando reconoció el techo de su habitación. Hizo el intento de levantarse cuando una voz la detuvo en seco.
—No te muevas, tienes que descansar.
Era una voz dulce que conocía muy bien aunque nunca antes la había escuchado con un tono tan autoritario. Giró la cara para ver sentada en una silla al lado de su cama a la pequeña serafín. Emily había estado pelando unas manzanas para cuando se despertara.
—¿Qué ha pasado? —preguntó finalmente.
La joven serafín suspiró antes de contestar.
—No hiciste caso a los doctores, te has estado sobrepasando semanas y tu cuerpo no ha podido más. No eres indestructible Lute.
El ángel simplemente gruñó y se giró para no ver a Emily. Pero esa actitud no fue suficiente para amedrentar a la serafín.
—No eres la única que lo está pasando mal. No eres la única que está llorando a los caídos. Pero tienes que valorar que sigues viva y cuidarte todo lo posible. Sino, no durarás mucho.
—¡No lo entiendes!
Llevada por la ira, volvió para enfrentar su mirada con la del otro ángel y se incorporó, ignorando el dolor punzante que la atravesó por completo.
—Claro que lo entiendo. Estás cegada por la ira y solo quieres destruirlo todo. Pero ese no es el camino. 
Emily estaba calmada y la miraba con determinación, no tenía intención de perder en aquel duelo silencioso de miradas.
 —Esta actitud va a acabar contigo.
—No necesito tus consejos, Emily.
—No es un consejo, es una realidad.
Desde que había descubierto la realidad de los exterminios, la pequeña serafín ya no era la misma. Su alegría natural había quedado relegada en su personalidad para dar lugar a alguien serio que parecía sentirse decepcionada con todo el mundo.
—Lute —le dijo con el mismo tono—. Esto de los exterminios tiene que parar. No estoy pidiendo que te compadezcas de los pecadores, eso ya has demostrado que no lo vas a hacer. Pero apiádate de tus hermanas, no queremos perder más almas valiosas. Encontraremos otra opción.
—¡No! ¡Eso es lo que ellos quieren!
—¿Y tú? ¿Tú qué quieres? ¿Quieres acabar como Adán?
La mención al que había sido su jefe paralizó todos los pensamientos de Lute. Durante semanas se había obligado a no pensar en él pero por primera vez, empezó a llorar por él. Lo echaba de menos. Había sido una persona tan importante en su vida que no se podía imaginar seguir viviéndola sin él. Por eso pensaba que necesitaba vengarlo, para poder salir adelante.
—Voy a dejarte descansar. Pero si me necesitas estaré en el salón.
—Puedes irte a tu casa.
—Prefiero dormir en el sofá y asegurarme que no haces ninguna locura —contestó la serafín.
El tiempo pasaba y Emily había cumplido su promesa de instalarse en el sofá del apartamento de Lute para cuidarla y vigilarla. La exorcista no es que estuviera muy de acuerdo pero se dejó cuidar por la incansable serafín que no quitaba su cálida sonrisa por muy mal que la tratara. Su carácter natural había vuelto a salir a la luz en muy poco tiempo, era imposible para Emily estar enfadada por mucho tiempo.
Las heridas de Lute heridas se estaban curando a la vez que la cercanía que sentía por la otra chica no hacía más que crecer. Era agradable estar con ella y no sentía la presión de tener que demostrar que era una mujer fuerte que tenía que demostrar con el resto del mundo.
—Es muy agradable hablar así contigo, me alegra saber que la idea que tenía de ti era correcta —confesó Emily una tarde.
—¿Qué imagen?
—Que eres una buena persona bajo una coraza de chica dura. Y esa faceta tuya me gusta más.
La serafín había hablado casi sin pensar mientras se encontraba perdida en la mirada dorada de Lute.
—¿Te me acabas de declarar? —preguntó el ángel a modo de broma levantando una ceja.
—Creo que sí… —confesó la serafín completamente sonrojada.
El silencio se instaló en la habitación. Pero no se trataba de un silencio incómodo, sino un silencio que denotaba la sorpresa de ambas mujeres que no se esperaban que la conversación acabaría de esa manera.
Y no hicieron falta más palabras en aquella habitación, de forma inconsciente, ambas empezaron a acercarse hasta fundirse en un casto beso. Lute quería más, pero intuía lo inexperta que podía ser Emily y decidió no atosigarla.
La serafín volvió a atacar los labios de la exorcista buscando más. Eso de besar le había gustado. Los labios de Lute eran cálidos como el toque de unas dulces caricias. Lo sabía. Sabía que no era tan mala como creía todo el mundo. Y estaba segura de que conseguiría que parara, la haría entrar en razón para que detuviera los exterminios. Porque el amor lo podía todo.
One-shot de mi antología: Tanto en el Cielo como en el Infierno
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