"Mirada 2". Acrílico sobre cartón entelado.
30 x 40 cm
Me había gustado mucho la mirada de la anterior dama retratada, así que con esta he tratado de llegar a algo similar y por eso mantuve el mismo título. Y ahora pensaba que quizá las dos mujeres sean la misma, vistas desde otro lado o desde otro tiempo o con otras intensiones. O tal vez no, por supuesto.
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Sí, hay un fondo.
Pero hay también un más allá del fondo,
un lugar hecho con caras al revés.
Y allí hay pisadas,
pisadas o por lo menos su anticipo,
lectura de ciego que ya no necesita puntos
y lee en lo liso
o tal vez la lectura de sordo
en los labios de un muerto.
Sí, hay un fondo.
Pero es el lugar donde empieza el otro lado,
simétrico de éste,
tal vez éste repetido,
tal vez éste y su doble,
tal vez éste.
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Poesía vertical número 33 de Roberto Juarroz. El mismo poeta, claro... al menos ahora.
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"Mirada" Acrílico sobre cartón entelado.
Si conociéramos el punto
donde va a romperse algo,
donde se cortará el hilo de los besos,
donde una mirada dejará de encontrarse con otra mirada,
donde el corazón saltará hacia otro sitio,
podríamos poner otro punto sobre ese punto
o por lo menos acompañarlo al romperse.
Si conociéramos el punto
donde algo va a fundirse con algo,
donde el desierto se encontrará con la lluvia,
donde el abrazo se tocará con la vida,
donde mi muerte se aproximará a la tuya,
podríamos desenvolver ese punto como una serpentina
o por lo menos cantarlo hasta morirnos.
Si conociéramos el punto
donde algo será siempre ese algo,
donde el hueso no olvidará a la carne,
donde la fuente es madre de otra fuente,
donde el pasado nunca será pasado,
podríamos dejar sólo ese punto y borrar todos los otros
o guardarlo por lo menos en un lugar más seguro.
El poema es de Juarroz "Si conociéramos el punto"
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"Ensueño" Acrílico sobre papel.
Mientras continuo caminando por esta orilla llena de manchas y trazos imperfectos, intentando descubrir qué es lo que vuelve bella una figura -te guste o no-, les dejo alguno de los poemas que me van guiando:
"Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué, si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?
¿por qué es tan triste madrugar? la hora
nos despoja de un don inconcebible,
tan íntimo que sólo es traducible
en un sopor que la vigilia dora
de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra
y que el día deforma en sus espejos.
¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?"
"El Sueño" de J.L. Borges
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"Renacer". Acrílico sobre papel.
Otro de los retratos para esta serie de pequeños cuadros, en este caso, las palabras se las dejo a Alfonsina Storni con su soneto "El Sueño":
Máscara tibia de otra más helada
sobre tu cara cae y si te borra
naces para un paisaje de neblina
en que tus muertos crecen, la flor corre.
Allí el mito despliega sus arañas;
y enflora la sospecha; y se deshace
la cólera de ayer y el iris luce;
y alguien que ya no es más besa tu boca.
Que un no ser, que es un más ser, doblado,
prendido estás aquí y estás ausente
por praderas de magias y de olvido.
¿Qué alentador sagaz, tras el reposo,
creó este renacer de la mañana
qué es juventud del día volvedora?
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"Recuerdo". Acrílico sobre papel.
Y por aquí un poema de uno de los más grandes, se me vino a la memoria cuando terminé este trabajo...
"Rostro de vos" Mario Benedetti
Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón.
Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto
y por sabor.
Sin temblor de más
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.
Estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna
maldición.
Mis huéspedes concurren
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor
yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.
Pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan su hambre
miran y miran
y apagan mi jornada.
Las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada.
Ya mi rostro de vos
cierra los ojos
y es una soledad
tan desolada.
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"Ausencia". Acrílico sobre papel.
"Apenas te he dejado,
vas en mí, cristalina
o temblorosa,
o inquieta, herida por mí mismo
o colmada de amor, como cuando tus ojos
se cierran sobre el don de la vida
que sin cesar te entrego.
Amor mío,
nos hemos encontrado
sedientos y nos hemos
bebido toda el agua y la sangre,
nos encontramos
con hambre
y nos mordimos
como el fuego muerde,
dejándonos heridas.
Pero espérame,
guárdame tu dulzura.
Yo te daré también
una rosa."
Poema de Pablo Neruda
El amor: Ausencia
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Boceto en tinta china sobre papel. "El árbol del orgullo"
"Si bajan a la Costa de Berbería, donde se estrecha la última cuña de los bosques entre el desierto y el gran mar sin mareas, oirán una extraña leyenda sobre un santo de los siglos oscuros. Ahí, en el límite crepuscular del continente oscuro, perduran los siglos oscuros. Sólo una vez he visitado esa costa; y aunque está enfrente de la tranquila ciudad italiana donde he vivido muchos años, la insensatez y la trasmigración de la leyenda casi no me asombraron, ante la selva en que retumbaban los leones y el oscuro desierto rojo. Dicen que el ermitaño Securis, viviendo entre árboles, llegó a quererlos como a amigos; pues, aunque eran grandes gigantes de muchos brazos, eran los seres más inocentes y mansos; no devoraban como devoran los leones; abrían los brazos a las aves. Rogó que los soltaran de tiempo en tiempo para que anduvieran como las otras criaturas. Los árboles caminaron con las plegarias de Securis, como antes con el canto de Orfeo. Los hombres del desierto se espantaban viendo a lo lejos el paseo del monje y de su arboleda, como un maestro y sus alumnos. Los árboles tenían esa libertad bajo una estricta disciplina; debían regresar cuando sonara la campana del ermitaño y no imitar de los animales sino el movimiento, no la voracidad ni la destrucción. Pero uno de los árboles oyó una voz que no era la del monje; en la verde penumbra calurosa de una tarde, algo se había posado y le hablaba, algo que tenía la forma de un pájaro y que otra vez, en otra soledad, tuvo la forma de una serpiente. La voz acabó por apagar el susurro de las hojas, y el árbol sintió un vasto deseo de apresar a los pájaros inocentes y de hacerlos pedazos. Al fin, el tentador lo cubrió con los pájaros del orgullo, con la pompa estelar de los pavos reales. El espíritu de la bestia venció al espíritu del árbol, y éste desgarró y consumió a los pájaros azules, y regresó después a la tranquila tribu de los árboles. Pero dicen que cuando vino la primavera todos los árboles dieron hojas, salvo este que dio plumas que eran estrelladas y azules. Y por esa monstruosa asimilación, el pecado se reveló."
G.K. Chesterton "El árbol del orgullo"
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Boceto en tinta china sobre papel. Fauno tocando la flauta sobre un nogal.
Recuerdo que lo que me había interesado cuando me puse a visualizar esto, era el origen de la Flauta del Fauno, que según anoté, se conoce actualmente como "caramela". Era más o menos este: el muchacho perseguía a una ninfa por el bosque y los dioses no quisieron que la atrape entonces la convirtieron en caña (en aquel entonces tenían esos extraños berretines los dioses, volverla invisible o hacerle una zancadilla al Fauno eran cosas muy predecibles... así que... pum! caña!). Entonces el Fauno dijo "bueno, tomaré la caña y me haré una flauta que al fin y al cabo me viene bien igual para pasar las horas de soledad en este bosque."
Y más o menos por eso los Faunos tocan la flauta.
La parte de la persecución ya la pintó Jan Brueghel el Viejo : "Pan persiguiendo a Syrinx". Por si a alguien le interesa la temática y quiere acercarse a verla.
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Ilustración. Cuervo con poema.
Tinta china sobre papel.
"«Profeta, dije, augur de otras edades
que arrojaron las negras tempestades
aquí para mi mal,
huésped de esta morada de tristura,
dí, fosco engendro de la noche oscura,
si un bálsamo habrá al fin a mi amargura »"
Es un extracto del poema "El Cuervo" de Edgar Allan Poe. Aprovecho este espacio para invitarlos a leerlo completo si nunca lo han hecho, o más sinceramente: ¡Exijo que lo lea completo quien nunca lo ha hecho!
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Esta es una ilustración digital inspirada en el texto que está abajo y en una foto de Botet que me pareció fabulosa.
Él escucha una historia que le cuentan, sin importarle. Por respeto esperará hasta el final, o hasta que su interlocutor haga una pausa lo suficientemente larga como para poder pararse e irse en perfecto orden. No sé cuánto habrá caminado pero llegó hasta ese bar y se sentó en la mesa más oscura buscando libar los recuerdos del día y volcarlos en su libreta. No esperaba que el mozo decidiera ponerlo al tanto del encuentro de boxeo en lugar de preguntarle "¿qué va a tomar?".
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