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#El Socialismo no es la respuesta
yoprotesto · 7 months
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Un poco de historia. ¿QUIÉN ESTABA PRIMERO ISRAEL O PALESTINA?
-Antes de Israel, había un mandato británico, no un estado palestino. -Antes del Mandato Británico, existía el Imperio Otomano, no un estado palestino. -Antes del Imperio Otomano, existía el estado islámico de los mamelucos de Egipto, no un estado palestino. -Antes del estado islámico de los mamelucos de Egipto, existía el Imperio árabe-kurdo ayubí, no un estado palestino. -Antes del Imperio ayubí, existía el Reino franco y cristiano de Jerusalén, no un estado palestino. -Antes del Reino de Jerusalén, existía el imperio omeya y fatimí, no un estado palestino. -Antes de los imperios omeya y fatimí, existía el imperio bizantino, no un estado palestino. -Antes del Imperio Bizantino, existían los sasánidas, no un estado palestino. -Antes del Imperio Sasánida, existía el Imperio Bizantino, no un estado palestino. -Antes del Imperio Bizantino, existía el Imperio Romano, no un estado palestino. -Antes del Imperio Romano, existía el estado hasmoneo, no un estado palestino. -Antes del estado hasmoneo, existía el seléucida, no un estado palestino. -Antes del imperio seléucida, existía el imperio de Alejandro el Grande, no un estado palestino. -Antes del imperio de Alejandro Magno, existía el imperio persa, no un estado palestino. -Antes del imperio persa, existía el imperio babilónico, no un estado palestino. -Antes del Imperio Babilónico, existían los Reinos de Israel y Judá, no un estado palestino. -Antes de los Reinos de Israel y Judá, existía el Reino de Israel, no un estado palestino. -Antes del reino de Israel, existía la teocracia de las doce tribus de Israel, no un estado palestino. -Antes de la teocracia de las doce tribus de Israel, había una aglomeración de ciudades-reinos cananeos independientes, no un estado palestino.
En ese pedazo de tierra ha habido de todo, EXCEPTO UN ESTADO PALESTINO.
— Dr Jaime Cabrera
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notasfilosoficas · 3 months
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“Dios no es un ser entre otros seres, sino el fundamento del mismo ser”
Paul Tillich
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Paul Johan Tillich fue un existencialista cristiano germano-estadounidense nacido en Starzeddel Brandemburgo en la actual Polonia en agosto de 1886, ampliamente considerado como uno de los teólogos más influyentes del siglo XX.
Paul era el hijo mayor de tres hijos con dos hermanas, y su padre era un pastor luterano conservador de las provincias mas antiguas de la Iglesia estatal evangélica de Prusia y su madre una vital pero inflexible ama de casa calvinista.
A la edad de 14 años fue enviado Konigsberg in Der Neumark (actualmente Polonia) a estudiar y alojado en una pensión en donde para superar su soledad solía leer la Biblia mientras se encontraba con ideas humanistas en la escuela. Su madre muere cuando Tillich contaba con 17 años.
En 1900 su familia se traslada a Berlin, en donde su padre había aceptado un puesto en el Consistorio Real, y entre 1904 y 1909, Paul cursa estudios de teología en las universidades de Berlín, Tubinga y Halle.
Entre 1908 y 1918 desarrolla su labor como pastor en el entorno de Berlín, enseñando entre 1919 y 1924 en la Facultad de Teología berlinesa y encabeza durante esos años un grupo de trabajo de orientación socialista en la que trata temas concernientes a la situación religiosa de la época.
Durante 1924 a 1933 desarrolla su docencia en teología, y filosofía en la región de Marburgo, Dresde y Francfort del Meno, hasta la llegada del nacional socialismo a Alemania, trasladándose con su familia a Nueva York en donde realizará una intensa labor publicística e intelectual, abandonando el socialismo religioso y orientándose hacia la antropología y la filosofía de la existencia.
Sus logros mas anunciados fueron los escritos y publicados en 1951 denominado “Teología sistemática” y en 1952 la publicación titulada “El coraje de ser”.
En el primer libro, Tillich examina las tensiones internas en la estructura de la razón y el ser, fundamentado en un estudio de ontología, y en su publicación titulada “El coraje de ser”, examina las ansiedades ónticas (del ser), morales y espirituales a lo largo de la historia y en la modernidad. 
Ambos trabajos le concedieron el reconocimiento internacional, lo que lo llevó a impartir pláticas en la universidad de Aberdeen y a un nombramiento en la Harvard Divinity School en 1955, en donde fue profesor universitario, y uno de los 5 mas prestigiados profesores en Harvard.
Tillich utilizó un concepto del Ser a lo largo de su obra filosófica y teológica, y parte de su trabajo tiene relación con la ontología fundamental de Martin Heidegger.
Para Tillich, el Ser sigue siendo el contenido, el misterio y la eterna “aporía” del pensar, en donde ninguna teología puede suprimir la noción del ser como potencia del ser. Uno no puede separarlos. En el momento en el que Dios ES o tiene que SER, surge la pregunta de como se entiende su relación con el ser, y la única respuesta posible parece ser que Dios es el ser mismo, en el sentido de poder ser o el poder de conquistar el no ser.
A lo largo de la mayor parte de su trabajo, Tillich proporciona una vision ontológica De Dios como el ser en si mismo, la base del ser y el poder del ser, uno en el que Dios está mas allá de la esencia y la existencia.
A diferencia de figuras medievales como San Anselmo, Duns Scoto y Guillermo de Ockham en donde al ser Dios el ser existente mas alto, se le podían atribuir predicados tales como omnipotencia, omnipresencia, bondad, justicia, santidad etc. Tillich critica este modo de discurso al que denomina “teoísmo antológico”, y argumenta que si Dios es un ser, incluso si se trata del ser más alto, Dios no puede llamarse propiamente la fuente de todo ser.
Tillich aborda cuestiones tanto ontológicas como personalistas con Dios, y la relación de la humanidad con Dios, refiriéndose a otro tipo de teísmo como el encuentro “divino-humano”, un encuentro con el “Totalmente otro”, compartiendo similitudes con las concepciones helenísticas y patrísticas de Dios como “la fuente no originaria de todo ser”, señalando que Dios es “la respuesta a la pregunta implícita en la finitud del hombre…el nombre de lo que concierne al hombre en última instancia”. Esto se manifiesta notablemente en su comprensión de la fe como preocupación última.
La clave para entender la teología de Tillich es lo que él llama el “método de correlación”, un enfoque que correlaciona las ideas de la revelación cristiana con las cuestiones planteadas por el existencialismo , los análisis filosóficos y los psicológicos.
Además del trabajo de Tillich en teología, también fue autor de muchos trabajos en ética, filosofía de la historia y religión comparada. El trabajo de Tillich continúa siendo estudiado y discutido en todo el mundo.
Tillich murió en octubre de 1965, 10 días después de haber sufrido un infarto, en la ciudad de Chicago en donde era profesor John Nuveen de Teología en ésta Universidad.
Fuentes: Wikipedia, herder.com.mx, Pedro Castelar (Universidad Pontificia Comillas)
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iberiancadre · 13 days
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siguiendo con el tema de ETA, ¿qué opinas de la ilegalización de batasuna?
Vale tengo una respuesta muy breve para esto pero antes hay que explicar varias cosas, o si no se malinterpreta muy fácil.
Batasuna, aunque tuviese unos elementos relevantes comunistas, no debemos olvidar que era un partido independentista que buscaba la formación de un estado vasco, intenciones que los comunistas debemos rechazar. Digo esto no por ningún afán de mantener la nación española unida o cualquier otro lema patriótico, ni mucho menos. Si no porque la solución marxista-leninista para la cuestión nacional es que la revolución es nacional en su forma e internacional en su contenido. Esto significa que sólo debe haber un Partido Comunista por país, como ya decretó la tercera internacional en 1921 (con sus errores, no hay que olvidar), pero que no se debe caer en patriotismo con respecto a la clase obrera exterior, ni actuar como que sólo hay una nación dentro del país en el que se actúa, si se da el caso.
La lucha por la independencia en un contexto no colonial, que es el de España, es contraproducente para los comunistas en tanto que divide a la clase obrera de manera innecesaria. Igual que el patriarcado divide a trabajadoras y trabajadores, y nosotros tenemos que reivindicar la unidad en igualdad de ambos sustratos, la división de la clase obrera en este país entre vascos y no vascos, entre catalanes y no catalanes, etc, no hace más que beneficiar a los sectores de la burguesía independentista, en este caso vasca. Cuando los nacionalismo periféricos estaban naciendo en el siglo XIX, no fue nada menos que la burguesía catalana la que financiaba los concursos y programas dedicados a "recuperar" la lengua y cultura catalana, lo mismo con la gallega.
El nacionalismo vasco surgió también de la diferencia de intereses entre la burguesía vasca que se beneficiaba de medidas protecciónistas y de los privilegios fiscales de los fueros. De hecho, el origen de la corriente anticapitalista en el aún existente partido Carlista, con mayor arraigo en el País Vasco, es de la oposición al capitalismo regresivo, en vez de progresivo. Los "anticapitalistas" carlistas querían regresar al sistema económico feudalista (aunque ahora no se de el caso) y, llegando al otro punto que quería explicar, identificaban a España con el capitalismo.
El error que muchos comunistas regionalistas cometen es identificar a España con el capitalismo que los oprime, y por ende, identifican una lucha sumamente burguesa con una anticapitalista. Entonces no solo es el independentismo en España una reivindicación más propia del capitalista nacionalista que del obrero cuya lengua es distinta a la que se habla en Madrid, sino que es contraproducente para los intereses de la clase obrera, la toma del poder lo antes posible, y para poner la guinda en el pastel, usar lenguaje marxista para justificar el independentismo confunde manzanas por peras, el capitalismo con un sólo estado burgués. O acaso lo que dijo Marx fue "obreros de todo el mundo, dividíos en estados-nación cada vez más fragmentados!"?
Todo esto para responder lo que opino de la ilegalización de Batasuna, disculpa que no pueda ser más conciso. Realmente, me da igual los partidos que estén legalizados o dejen de estarlo dentro del parlamentarismo. Pero lo mismo te respondo si me preguntas por la ilegalización de Vox que piden algunos sectores del hemiciclo, o la ilegalización del PSOE/Sumar/IU/PCE que piden otros sectores del hemiciclo. Más allá de la afinidad que pueda o no tener con las acciones de estos partidos, su pugna por ser el que gestiona el capitalismo en España (o en otros estados) es completamente ajena a nuestra clase. Ser marxista conlleva dejar de lado los debates que no nos conciernen, y también superar algunas concepciones como los estados-nación, que igual que nacieron hace ya casi dos siglos, tendrán que morir en la transición al socialismo-comunismo (aunque tengamos que actuar dentro de los marcos que nos imponen, que sea temporal no lo hace menos real)
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jgmail · 10 months
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Decrecionismo y (eco)socialismo. ¿Perspectivas afines o en disputa ante la crisis ecológica?
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Por Esteban Mercatante
Fuentes:
La izquierda diario
En este artículo presentamos una mirada sobre los planteos decrecionistas como respuesta a los desastres ambientales producidos por el capitalismo, e interrogamos sus propuestas desde una perspectiva ecosocialista revolucionaria.
Los desastres ambientales en múltiples dimensiones que viene produciendo el capitalismo, cuyos efectos vienen resultando cada vez más devastadores, dieron un –necesario– sentido de urgencia a las discusiones de cómo encararla. La rutina de reuniones internacionales en las que los representantes estatales realizan performances en las que se muestran preocupados, para después realizar compromisos apenas cosméticos respecto del nivel de emergencia –especialmente en materia de emisiones de carbono, pero lo mismo vale para muchos otros planos–; el lavado de cara verde que realizan numerosas firmas con campañas que sirven sobre todo –y a veces únicamente– de marketing para estimular un crecimiento de ventas, y el negacionismo del cambio climático que impera en sectores ligados a la extrema derecha (como el trumpismo en EE. UU. o Javier Milei en la Argentina), actuaron de ariete para la puesta en discusión de alternativas que se proponen ser más disruptivas. Entre ellas se ubica el planteo decrecionista, que plantea que es necesario desescalar de manera urgente y voluntaria la producción y el consumo, a través de cambios profundos en la manera en la que estos procesos se llevan a cabo. Desescalar, básicamente en los países ricos, es la única manera para reducir la emisión de gases, pero también los efectos que tiene sobre los ecosistemas la extracción de recursos que hoy supera holgadamente la capacidad que tiene la naturaleza para reponerlos. La discusión del decrecionismo no es nueva. Sus antecedentes se remontan por lo menos hasta La ley de la entropía y el proceso económico de Nicholas Georgescu-Roegen, de 1970-71. André Gorz en la década de 1980 planteó abiertamente la necesidad de que la economía de los países ricos, imperialistas, decreciera, para recuperar un sendero sostenible. Wolfgang Harich también habló en los ‘70 de una perspectiva de “comunismo sin crecimiento” que asociaba necesariamente a un régimen autoritario, noción esta última con las que polemizó Manuel Sacristán (sin rechazar este último la idea de que un régimen comunista debiera ser decrecionista, pero sin renunciar nunca a la posibilidad de una perspectiva de “democratismo radical directo”) [1].
Pero fue, sobre todo en las últimas dos décadas, gracias a las contribuciones de autores como Serge Latouche y a la luz del recrudecimiento de las señales de emergencia ecológica, que esta perspectiva ganó terreno.
En los países desarrollados, responsables casi exclusivos de los mayores trastornos ambientales, empezando por la emisión de gases acumulada en doscientos años de acumulación capitalista, el decrecionismo se ha vuelto una mirada de gran consenso en sectores activistas y académicos ligados a las problemáticas ecológicas desde perspectivas críticas –es decir, entre quienes no adscriben a la noción de que puede ser viable un “capitalismo verde”, con sus soluciones para los problemas ambientales a la medida del sostenimiento de la ganancia y de la acumulación de capital–.
El crecimiento como ideología
El blanco principal del decrecionismo, como su nombre lo indica, es el crecimiento económico. El PBI como indicador económico cargado de ideología es un punto de partida de casi todos los tratados que se ubican en esta corriente. Encontramos un importante espacio dedicado a revelar la construcción selectiva que produjo este índice, que identifica “la economía” con la producción de mercado y otras esferas como los servicios prestados por sector público, mientras deja afuera otras –como el trabajo doméstico–. Al mismo tiempo, se deconstruye la idea de que el crecimiento económico continuado, medido en términos de un Producto Bruto Interno siempre en aumento está necesariamente asociado a una mejora del bienestar. Por empezar, como nos recuerda Jason Hickel en el libro cuyo libro Menos es más. Cómo el decrecimiento salvará el mundo, recientemente editado en español por Capitán Swing, durante la mayor parte de la historia del capitalismo, “el crecimiento no trajo mejoras en el bienestar en las vidas de la gente común; de hecho, hizo todo lo contrario” [2]. La “acumulación originaria”, que Karl Marx aborda en el Capítulo XXIV de El capital para recordarnos que el capitalismo llegó al mundo “chorreando sangre y lodo, por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies” [3], con su “liberación” del campesinado que dejaba de disponer de medios directos para su reproducción, creó las bases para poder imponer a la fuerza de trabajo, en Inglaterra primero y luego en el resto de Europa, largas jornadas laborales. El hacinamiento en las ciudades y la insalubridad laboral contribuyeron a un aumento de la mortalidad y reducción de la esperanza de vida. Esta misma “acumulación originaria” tuvo como presupuesto el colonialismo, que devastó poblaciones de África, América Latina, y Asia. La “correlación” entre crecimiento y bienestar se puede observar recién desde mediados del siglo XIX en Europa, y más tarde en otras geografías. Pero, incluso entonces, la mejora en muchos indicadores como la reducción de la mortalidad por enfermedades, la mortalidad infantil, y el aumento de la esperanza de vida, se debió menos al crecimiento que la aplicación extendida de medidas sanitarias básicas, como el acceso a agua potable y cloacas [4]. Sin embargo, el principal argumento es que, pasado un determinado umbral de PBI per cápita, este correlato se disocia, e incluso puede haber casos en los que “más es menos”. Hickel argumenta que “la relación entre PBI y bienestar humano se despliega en una curva de saturación, con retornos decrecientes pronunciados: después de un cierto punto, que las naciones de altos ingresos han superado hace rato, más PBI adhiere poco o nada al florecimiento humano” [5].
Algunos autores, como Latouche, refuerzan la crítica a la asociación entre riqueza –en un sentido amplio– con PBI, apelando a la experiencia –truncada por la fuerza por la imposición de políticas procapitalistas– en los países dependientes y semicoloniales (hablando en nuestros términos, no en los del autor que más bien se refiere al mundo “no occidental”): la ideología del crecimiento y del “desarrollo” (entendido siempre bajo los términos capitalistas impuestos por las potencias imperialistas) se usó como vara para tildar de pobres a sociedades en las que la reproducción estaba ampliamente organizada bajo formas de subsistencia no capitalistas, que eran sustentables en su relación con la naturaleza. La “pobreza” en términos de PBI –que quedaba magnificada por el limitado desarrollo de la esfera mercantil que podía medirse con este indicador pero resultaba más discutible con otras medidas más cualitativas de la satisfacción de necesidades– apuntaba a “remediarse” a través del impulso de las medidas “necesarias” para iniciar el camino del “desarrollo” bajo los lineamientos de las agencias internacionales, que no eran otra cosa que políticas de desposesión que abrían el paso a la acumulación capitalista. Acumulación que, bajo las condiciones de dependencia, produjo cualquier cosa menos desarrollo en casi todos los casos y que, al abrirse paso mediante la desarticulación de las formas de reproducción social preexistentes, no capitalistas, produjo un aumento de la pobreza en gran escala en estas sociedades. En el planteo de Latouche puede haber alguna inclinación a romantizar aspectos de las relaciones de producción no capitalistas, pero es indiscutible el resultado de los programas de ajustes y reformas estructurales implementados bajo mandato del FMI y el Banco Mundial en el mundo periférico.
¿Por qué el decrecionismo toma la crítica a la meta del crecimiento perpetuo del PBI como punto de partida? Básicamente porque, afirman varios autores de esta corriente, este objetivo –ligado a otro concepto con connotaciones todavía más positivas, el de “desarrollo”– es el que ordena todas las herramientas de política económica al menos desde las primeras décadas del siglo XX.
El ya mencionado Jason Hickel, es más específico: el problema no es el crecimiento en sí, sino la ideología del crecimiento, “la búsqueda del crecimiento por sí mismo, o por el bien de la acumulación de capital, en lugar de satisfacer necesidades humanas concretas y objetivos sociales” [6]. Esta pulsión está inscripta en la lógica básica de funcionamiento del sistema capitalista, en el que “el dinero se convierte en ganancia que se convierte en más dinero que se convierte en más ganancia […] Para los capitalistas, la ganancia no es solo dinero al final del día, que se utilizará para satisfacer alguna necesidad específica: la ganancia se convierte en capital. Y el punto central del capital es que debe reinvertirse para producir más capital. Este proceso nunca termina” [7]. Este autor se distingue por plantear de manera más clara que otros decrecionistas la necesidad de un horizonte anticapitalista, y considera claramente que el crecimiento es una pulsión inevitable de este sistema, y por ende que para decrecer la economía hay que ir más allá del capitalismo. No obstante, comparte con la corriente poner el foco en atacar la compulsión al crecimiento como cuestión nodal.
Y este objetivo de mantener el crecimiento sin pausa del PBI se está, literalmente, devorando el planeta.
PBI per cápita y huella material
El crecimiento del PBI no ocurre en el vacío; toda producción social es un proceso material. El crecimiento infinito del PBI significa un aumento también sin fin de la utilización de materiales, apropiados de la naturaleza, y de generación de desechos. No faltan entonces motivos para plantear que la hipertrofia de los aparatos de producción capitalista de los países imperialistas, orientados a una perpetua acumulación acrecentada de valor que se consigue a través de procesos de producción material que ocurren en escala necesariamente acrecentada, alcanzó niveles insostenibles en relación con los límites biofísicos del planeta. Una reorganización en gran escala de la producción en estas economías, para reorientarla hacia la satisfacción sostenible de las necesidades sociales de la mano de una reducción de la jornada de trabajo, tendrá que pasar inevitablemente por el desescalamiento de numerosas ramas de la producción –cuestión que con el desarrollo de las cadenas globales de valor implica reorganizaciones que atraviesan fronteras, lo que le otorga otra complejidad–.
Hickel repasa muchos de los indicadores que ilustran los trastornos generados por este crecimiento de los procesos materiales de producción, y la manera drástica en que se aceleraron. Vale la pena detenerse en ellos.
El consumo de materias primas pasó de 7 mil millones toneladas en 1900, a 14 mil millones poco antes de mediados de siglo. Pero desde 1945 hasta hoy creció hasta más de 100 mil millones de toneladas. Al ritmo actual, observa Hickel, vamos encaminados a superar las 200 mil millones de toneladas para 2050, cuando algunos estudios estiman que lo manejable para el planeta –lo que puede extraerse sin dañar de manera irreversible a los ecosistemas– equivale a 50 mil millones de toneladas. Es decir, la mitad de lo que se extrae actualmente. La ONU estima que el 80 % de la pérdida de biodiversidad global se debe a la extracción material [8].
El cambio climático, impulsado por las emisiones de los combustibles fósiles, responde a la misma mecánica. “¿Por qué estamos quemando tanto combustible fósil en primer lugar? Porque el crecimiento económico requiere energía. Durante toda la historia del capitalismo, el crecimiento siempre ha causado un aumento en el uso de energía” [9].
Pero las responsabilidades por este estado de cosas están claramente localizadas geográficamente. El tamaño del PBI per cápita está muy asociado al consumo de materias primas por persona y al impacto ambiental de conjunto. La huella material en los países de bajos ingresos (su consumo de materias primas) es de 2 toneladas por persona por año. Los países de ingresos medianos bajos consumen alrededor de 4 toneladas por persona, y los países de ingresos medianos altos consumen alrededor de 12. Los países desarrollados, de ingresos altos, consumen alrededor de 28 toneladas por persona por año, en promedio. Hickel observa que “un nivel sostenible de huella material, expresado en términos per cápita, es de unas 8 toneladas por persona. Las naciones de altos ingresos superan ese límite casi cuatro veces” [10].
Este exceso tiene consecuencias en variadas dimensiones. “Aumentar la extracción de biomasa significa arrasar bosques y drenar humedales. Significa destruir hábitats y sumideros de carbono. Significa agotamiento del suelo, zonas muertas del océano y sobrepesca. Aumentar la extracción de combustibles fósiles significa más emisiones de carbono, más descomposición del clima y más acidificación de los océanos. Significa más remoción de cimas de montañas, más perforación en alta mar, más fracking y más arenas bituminosas. Aumentar la extracción de minerales y materiales de construcción significa más minería a cielo abierto, con toda la contaminación aguas abajo que conlleva, y más automóviles, barcos y edificios que demandan aún más energía. Y todo esto conlleva más residuos: más vertederos en el campo, más tóxicos en nuestros ríos y más plásticos en el mar” [11].
El problema con el crecimiento económico, afirma Hickel, “no es solo que nos quedemos sin recursos en algún momento”, que era como tendía a presentar la cuestión el informe Los límites del crecimiento presentado por el Club de Roma en 1972. El problema “es que degrada progresivamente la integridad de los ecosistemas” [12]. El autor se apoya en trabajos recientes, como el presentado en 2009 por Johan Rockström, James Hansen y Paul Crutzen que desarrolla el concepto de “límites planetarios”. La biosfera de la Tierra “es un sistema integrado que puede soportar presiones significativas, pero pasado cierto punto comienza a descomponerse” [13]. Basándose en datos de la ciencia de los sistemas terrestres, identificaron nueve procesos potencialmente desestabilizadores que tenemos que mantener bajo control para que el sistema permanezca intacto. Estos son: el cambio climático; la pérdida de biodiversidad; la acidificación de los océanos; los cambios en el uso del suelo; los ciclos del nitrógeno y del fósforo; el consumo de agua dulce; la carga de aerosoles atmosféricos; la contaminación química y la destrucción de la capa de ozono. Los científicos han estimado “límites” para cada uno de estos procesos. Por ejemplo, la concentración de carbono atmosférico no debería sobrepasar las 350 ppm si el clima se mantiene estable (cruzamos ese límite en 1990 y hoy supera los 415 ppm); la tasa de extinción no debe exceder las diez especies por millón por año; la conversión de tierras boscosas no debe exceder el 25 % de la superficie terrestre de la Tierra; etcétera. “Estos límites no son límites ‘duros’, en sentido estricto. Cruzarlos no significa que los sistemas de la Tierra se apagarán de inmediato. Pero sí significa que estamos entrando en una zona de peligro en la que corremos el riesgo de desencadenar puntos de inflexión que eventualmente podrían conducir a un colapso irreversible” [14].
Son muy interesantes y pertinentes las páginas que Hickel dedica a desmontar las nociones de que pueda haber un “capitalismo verde”; o, en otros términos, de que puedan desarrollarse soluciones tecnológicas que puedan eventualmente hacer compatible el crecimiento económico continuado con un metabolismo socionatural equilibrado. Muchas de estas soluciones se centran en el problema de las emisiones de carbono, proponiendo soluciones que puedan absorberlo. De hecho, en la idea de que pueda implementarse en un plazo no muy lejano una tecnología de este tipo, se basan las proyecciones del acuerdo de París de que, con los compromisos de emisiones realizados por los distintos países (que no dan visos de cumplirse) la temperatura aumente “solamente” 1,5 grados a finales del siglo. Sin una tecnología de absorción de carbono, el aumento sería del doble con el nivel de emisiones proyectadas. El problema es que una tecnología de este tipo, aún si fuera realmente viable para absorber todas las emisiones (algo que no está probado ni técnica ni económicamente) requeriría construir decenas de miles de fábricas dedicadas a esto. Un trastorno ecológico formidable.
La energía “verde”, como puede ser una matriz basada en generación solar y eólica, si se pone en función de sostener el crecimiento “verde” también es garantía de desastres. Como observa Hickel, la explotación de litio para producir baterías “apenas está comenzando y ya es una catástrofe [15].
Hickel desmonta de manera implacable muchos de estos mitos, sin renunciar de plano a la idea de que ciertos desarrollos tecnológicos –desembarazados de la lógica capitalista que guía hoy a la innovación– deban ser parte de la respuesta a los desastres ambientales.
¿Más allá del capital?
A remediar los trastornos en las condiciones materiales que ha producido y seguirá profundizando el “crecimiento compuesto” del PBI es que apunta el decrecionismo.
El nombre en el que se embanderan, y las diatribas –bien fundamentadas– contra las ideologías que rodean al PBI como indicador excluyente, podrían llevarnos a concluir que el planteo decrecionista se reduce –nada más ni nada menos– que en una reducción del tamaño de la economía. Si así fuera, todo el planteo se reduciría a poner en el centro un aspecto cuantitativo, o “técnico”, un medio, sin ligazón con aspiraciones claras de una transformación social más amplia. Pero no es este el caso.
Giorgos Kallis especifica que la meta no es simplemente la reducción del PBI, sino que esta sería más bien una consecuencia de las transformaciones buscadas. “El objetivo del decrecimiento no es hacer que el crecimiento del PIB sea negativo. En términos económicos, el decrecimiento se refiere a una trayectoria en la que el “rendimiento” (energía, materiales y flujos de desechos) de una economía disminuye mientras que el bienestar mejora. La hipótesis es que el rendimiento decreciente vendrá con toda probabilidad con el producto decreciente, y que estos solo pueden ser resultados de una transformación social en una dirección igualitaria” [16].
En todos los trabajos encontramos la idea de que son necesarios cambios muy agudos en las formas de producción y consumo. La idea de una nueva sociedad está presente incluso en los autores que son más ambivalentes respecto de la necesidad de terminar con el dominio del capital. Según Latouche
El decrecionismo es fundamentalmente anticapitalista. No tanto porque denuncia las contradicciones y las limitaciones ecológicas y sociales del capitalismo como porque desafía su ’espíritu’, en el sentido que Max Weber ve el “espíritu del capitalismo” como una condición previa para su existencia Si bien es posible, en abstracto, concebir de una economía ecológicamente compatible con la existencia continuada de un capitalismo de lo inmaterial, esa perspectiva es poco realista cuando se trata de lo imaginario fundamentos de una sociedad de mercado, a saber, el exceso y el desenfreno (pseudo-)dominación. Un capitalismo generalizado no puede sino destruir el planeta de la misma manera que está destruyendo la sociedad y cualquier otra cosa que sea colectiva [17].
El problema es que no hay equivalencia entre aquello que se quiere desmantelar, y lo que se propone construir. Se pretende que podrá venir el final de un modo de producción a través de la imposición del decrecionismo. Pero este último, por más que se afirme que es mucho más que una postura negativa respecto del crecimiento económico, no termina de delinear una hoja de ruta coherente para subvertir las bases del capitalismo.
Kallis compara en Degrowth las propuestas realizadas por distintos exponentes del decrecionismo. Algunas de las principales que encontramos son:
– volver a tener una huella ecológica menor recortando consumos intermedios (transporte, energía, envases, publicidad); –  aplicar impuestos que graven la contaminación; – poner fin a la obsolescencia programada; – relocalizar actividades priorizando la escala urbana; – revitalizar la agricultura campesina; – transformar ganancias de productividad en reducción de jornada y creación de empleo; – incentivar la “producción” de bienes relacionales, como la amistad y vecindad – limitar el rango de desigualdad en la distribución del ingreso con un ingreso mínimo y un ingreso máximo; – cortar el desperdicio de energía por un factor de 4; – imponer sanciones por gastar en publicidad; – declarar una moratoria en innovación tecnocientífica; – desmercantilizar los bienes públicos y expandir los comunes; – establecer un jubileo de deudas; – aplicar un impuesto global sobre transacciones financieras, ganancias transnacionales, un impuesto global a la riqueza, un impuesto sobre las emisiones de carbono y un impuesto sobre los residuos nucleares altamente activos; – rerregular el comercio internacional con el objetivo de alejarse del libre comercio, y restringir la libre movilidad de capitales; – degradar a la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y el FMI [18].
Es indudable que muchos de estos planteos atentan contra la viabilidad del capitalismo. Otros, no incompatibles per se con los imperativos básicos de este modo de producción, apuntan contra algunos de los pilares fundamentales que conquistó la clase dominante durante las décadas de ofensivas bajo la ideología neoliberal. Pero, aunque pueda ser un conjunto de propuestas destinados a generar una movilización en favor del decrecimiento, están esencialmente planteadas –y pensadas– como un programa de reformas a ser implementadas por el Estado capitalista, garante de las relaciones de producción que tienen su fundamento en el sostenimiento del crecimiento de la acumulación de valor (y de producción material).
Esta limitación resulta inevitable, ya que hay una contradicción no resuelta entre las intenciones anticapitalistas y la renuencia a plantear abiertamente una estrategia que ataque el principal centro de gravedad del capitalismo: la propiedad privada de los medios de producción. Latouche es explícito en cuestionar cualquier noción de que los objetivos decrecionistas deban alcanzarse a través de una socialización generalizada de los medios de producción. Por el contrario, sostiene que “eliminar a los capitalistas, proscribir la propiedad privada de los medios de producción y abolir la relación salarial o acabar con el dinero” todo lo que hará es “sumergir a la sociedad en el caos, y no podría hacerse sin usar el terror a gran escala” [19]. Latouche, pero también Kallis, apuntan que el “socialismo realmente existente” fue productivista, y extienden esto a todas las principales corrientes del marxismo, incluyendo al trotskismo. Hay una cierta incongruencia entre el reconocimiento que encontramos en autores decrecionistas de que los países que no pertenecen al selecto club de los ricos tienen derecho a invertir esfuerzos en elevar las condiciones de vida, mientras se achaca sin distinción el mote de “productivismo” a pensadores marxistas que en muchos casos no bregaban por un crecimiento sin fin, sino por superar los problemas del atraso en países que eran a todas luces pobres y con estructuras económico sociales distorsionadas por el lastre imperialista. Dicho esto, es innegable que para la burocracia estalinista en la URSS y en Europa del Este, así como para el maoísmo, el productivismo dominó la planificación económica, y la búsqueda del desarrollo estuvo acompañada de numerosos desastres ambientales que podrían haberse evitado. También podemos observar, aún hoy, la existencia de fuertes impulsos productivistas en corrientes y autores marxistas y socialistas. Pero basarse en esto para dar por cerrada cualquier perspectiva de salida anticapitalista y socialista, es cerrar la única puerta que pude sacarnos de las encerronas del capitalismo y su impulso al crecimiento sin fin con miras a la ganancia.
Se trata de una cuestión de estrategia, pero también de los actores llamados a intervenir para favorecer una perspectiva decrecionista. El “sujeto” es la ciudadanía, ante la cual es necesario librar una batalla por la opinión para movilizarse ante el Estado, para presionar por medidas decrecionistas y para que modifique sus propias conductas de consumo. Entre el gesto anticapitalista y el rechazo de la socialización de los medios de producción, el planteo de autores como Latouche no logra ser más que un compendio de medidas para poner límites al capitalismo, desde el Estado, sin abolirlo. Una contradicción en los términos, si lo que se pregona es el decrecimiento.
El decrecionismo, como ya señalamos, es un conjunto heterogéneo. Como lo pueden sugerir algunas de las propuestas del compendio presentado más arriba, están quienes propugnan una estrategia de crear espacios de autonomía, no regidos por el crecimiento. Esto se vincula al fuerte énfasis en lo regional/local –en oposición a lo nacional o global–, que también está muy presente en Latouche.
Algunos planteos decrecionistas lo señalan como una salida tanto individual y colectiva en clave “anticapitalista”, cuyo sujeto está también en general en la ciudadanía, pero especialmente en las comunidades rurales, campesinas, originarias, etc.. Así, la crítica al hiperconsumismo y las relaciones mercantilizadas de las grandes ciudades desemboca en una idealización de la vida local y rural; y a menudo la crítica de las consecuencias devastadoras de determinadas tecnologías se convierte en una impugnación general al desarrollo industrial y tecnológico (como se expresa en la “moratoria” a la innovación que forma parte del compendio señalado más arriba). Latouche y muchos otros decrecionistas cuestionan la asociación de la corriente con una romantización de formas de vida precapitalistas o como una propuesta de “retorno” al pasado. Pero esta crítica encuentra asidero en algunos de los planteos del decrecionismo.
Una lógica emparentada con la recientemente señalada, es la bregan por establecer espacios de autonomía con respecto al capitalismo en los intersticios de las sociedades dominantes. Esto lo vemos entre quienes se definen como anarquistas, libertarios (no confundir con los libertarianos), autonomistas o incluso algunos ecosocialistas. Para Giorgos Kallis, por ejemplo, la perspectiva decrecionista puede configurarse a través de una articulación “contrahegemónica” de distintas esferas de la producción social y comunidades no regidas por la valorización, que puedan dar lugar a “economías alternativas”.
meros microcosmos o prefiguraciones de un mundo en decrecimiento. Son incubadoras, donde la gente realiza todos los días el mundo alternativo que les gustaría construir, su lógica hecha sentido común. Los bienes comunes alternativos son nuevas instituciones de la sociedad civil que nutren nuevos sentidos comunes. A medida que se expanden, deshacen los sentidos comunes de crecimiento y vuelven hegemónicas a las ideas compatibles con el decrecimiento, creando las condiciones para que una fuerza social y política cambie las instituciones políticas en la misma dirección [20].
Incluso aunque una transición de este tipo –que reproduce a grandes rasgos la que dio lugar al surgimiento del capitalismo de las relaciones feudales– fuera factible en los marcos del capitalismo (cuya reproducción ampliada opera presionando permanentemente por integrar y subsumir todas las esferas donde haya potencial de producción rentable), implica una transición larga, inconsistente con la urgencia de poner el “freno de emergencia” a la crisis ecológica que recorre todos los planteos decrecionistas.
Tenemos otros autores, como el mencionado Hickel, que ponen más énfasis en las propuestas que apuntan a poner palos en la rueda de la valorización del capital. Pero incluso acá, poner en primer plano el decrecionismo y dejar apenas sugerida la perspectiva ecosocialista, le quita una cierta coherencia estratégica al planteo.
Incluso en los autores que, como Hickel, delinean un –difuso– horizonte postcapitalista, no emerge en ningún momento ni una hoja de ruta clara para alcanzarlo ni los actores sociales que puedan motorizar una transformación que vaya en ese sentido. El autor incorpora a una sumatoria de propuestas que incluye algunas de las mencionadas más arriba, la necesidad de un “imaginario” postcapitalista, y la necesidad de organizar la producción y consumo social “asegurándose de devolver como compensación, haciendo lo posible para enriquecer, en vez de degradar, los ecosistemas de los que dependemos” [21]. Son cuestiones muy importantes, pero no definen las alianzas ni estrategias para hacer ese imaginario realidad. El mismo abismo entre horizonte estratégico ambicioso, sujetos sociales indefinidos y propuestas inmediatas de reformas no transicionales, ocurría con el planteo de comunismo decrecionista de Saito, como hemos señalado en otra oportunidad.
Por otra parte, aunque los autores le atribuyan al decrecionismo un carácter anticapitalista y progresivo, sus coordenadas son tan generales que la bandera de decrecer no está exenta de apropiaciones bastardeadas de algunos de su planteos, que en nombre de la sostenibilidad ecológica puedan abrazar un neomalthusianismo e imponer políticas socialmente regresivas, buscando “desescalar” a costa de los ya raleados consumos de la clase trabajadora y el pueblo pobre.
Las coordenadas para el ecosocialismo
El decrecionismo no es sinónimo de socialismo, aunque algunos ecosocialistas decrecionistas busquen minimizar la diferencia de perspectivas debida a la heterogeneidad de visiones entre los proponentes de la primera perspectiva. Vista como alternativa, es apenas una variante de las propuestas de reformas del estado de cosas existente, aunque las más drásticas –sin las cuales no hay una hoja de ruta “sustentable”– resulten incompatibles con el capitalismo, y por tanto resulten inviables sin una estrategia anticapitalista articulada, que solo puede ser socialista.
Por otra parte, la cuestión no es simplemente reducir la escala de los procesos de producción de acuerdo a los límites biofísicos. Es necesario cambiar de conjunto una lógica de producción de acuerdo a la ganancia, que tiene otras implicancias, como la implementación siempre de los procesos productivos más baratos aún cuando pueda haber otros más costosos pero menos dañinos en términos ambientales. Esta última dimensión del metabolismo socionatural no está claramente presupuesta en el término “decrecimiento”. Por eso, para abordar todas las dimensiones de la problemática ecológica, es necesaria una clara perspectiva anticapitalista y socialista.
Dicho esto, la advertencia decrecionista sobre la urgencia de equilibrar el metabolismo socionatural en concordancia con los límites biofísicos del planeta largamente superados por el capitalismo, no debe ser tomada a la ligera. Es necesario llenar el vacío de estrategia y articulación de fuerzas de clase que los decrecionistas dejan sin resolver, pero no dar la espalda a su diagnóstico y lo que esto significa para la transición poscapitalista, y socialista, en la actualidad. Si es el desarrollo de las contradicciones del capitalismo el que crea las precondiciones para que se desarrolle en el seno de esta sociedad una alternativa superadora, estas potencialidades hoy vienen acompañadas de una pesada herencia ecológica de la que habrá que hacerse cargo.
El objetivo fundamental de los planteos decrecionistas, que es alcanzar un metabolismo socionatural equilibrado, que no imponga sobre el planeta una extracción mayor a la que los sistemas vitales son capaces de regenerar y reduzca la huella material drásticamente desde sus niveles actuales, que busque mitigar los efectos de la emisión acumulada de gases de carbono en el menor plazo posible y apunte hacia un ordenamiento económico que no tenga como meta el crecimiento sin fin; este objetivo, es enteramente compatible y solamente alcanzable con una estrategia socialista. Solo si la clase obrera, en alianza con el pueblo pobre, interviene para socializar los medios de producción estratégicos y los reorganiza priorizando la satisfacción plena de las necesidades sociales en los marcos de un metabolismo socionatural equilibrado, se pueden volver realizables los objetivos que propone el decrecionismo. Esto implica también nacionalizar las tierra urbana y rural para rediscutir los usos del suelo y liquidar la especulación inmobiliaria, nacionalizar los bancos, como algunos de los resortes fundamentales para reorientar la producción social. Sobre esta base, en los países ricos imperialistas se podrá discutir el drástico desescalamiento de muchos sectores de la producción e imponer la redistribución de la riqueza por la que brega el decrecionismo, pero que sin esta “redistribución” de la propiedad de los medios de producción resulta una utopía.
¿Deberá abandonar el socialismo cualquier perspectiva de “abundancia material”? No nos parece que esto deba ser así, pero esta abundancia no puede entenderse como un incremento ilimitado de la disponibilidad individual de bienes de consumo, que es la única manera en que nos permite entenderla el capitalismo. Autores como el ya mencionado Sacristán tienen el mérito de haber intuido tempranamente esta cuestión, abordando a la vez los “atisbos político-ecológicos” de Marx (al decir de Sacristán) para repensar el comunismo frente a la crisis ecológica.
Una crítica central de Marx al modo de producción capitalista, se encuentra en el empobrecimiento que impone a la fuerza de trabajo al establecer una relación enajenada con esta, como mercancía y forzarla a ponerse al servicio del capital para sostener la rueda constante de la acumulación. La dinámica de la producción por la producción misma, que apunta hacia la máxima extensión posible o socialmente tolerable del tiempo de trabajo en pos de la valorización, niega todas las posibilidades del desarrollo de la riqueza social en el amplio sentido planteado en la cita que reproducimos más arriba de los Grundrisse. De igual modo, esta dinámica arrasa con la riqueza de la naturaleza. Romper con esa enajenación, socializando los medios de producción, sienta las bases para un desarrollo más pleno de las potencialidades negadas bajo el capitalismo. A esto apunta Marx cuando discute el pasaje del reino de la necesidad al reino de la libertad.
La libertad en este terreno sólo puede consistir en que el hombre socializado, los productores asociados, regulen racionalmente ese metabolismo suyo con la naturaleza poniéndolo bajo su control colectivo, en vez de ser dominados por él como por un poder ciego; que lo lleven a cabo con el mínimo empleo de fuerzas y bajo las condiciones más dignas y adecuadas a su naturaleza humana. Pero éste siempre sigue siendo un reino de la necesidad. Allende el mismo empieza el desarrollo de las fuerzas humanas, considerado como un fin en sí mismo, el verdadero reino de la libertad, que sin embargo sólo puede florecer sobre aquel reino de la necesidad como su base. La reducción de la jornada laboral es la condición básica [22].
Creemos que John Bellamy Foster está en lo correcto cuando señala que:
la sociedad, particularmente en los países ricos, debe avanzar hacia una economía de estado estacionario o de estado estacionario, lo que requiere un cambio a una economía sin formación neta de capital, que se mantenga dentro del presupuesto solar. El desarrollo, particularmente en las economías ricas, debe asumir una nueva forma: cualitativa, colectiva y cultural, enfatizando el desarrollo humano sostenible en armonía con la visión original del socialismo de Marx. Como argumentó Lewis Mumford, un estado estacionario, que promueve fines ecológicos, requiere para su cumplimiento las condiciones igualitarias del “comunismo básico”, con la producción determinada “según la necesidad, no según la capacidad o la contribución productiva”. Tal alejamiento de la acumulación de capital y hacia un sistema de satisfacción de las necesidades colectivas basado en el principio de lo “suficiente” es obviamente imposible en cualquier sentido significativo bajo el régimen de acumulación de capital. Lo que se requiere, entonces, es una revolución ecológica y social que facilite una sociedad de sostenibilidad ecológica e igualdad sustantiva [23].
Esta perspectiva ecosocialista requiere más que nunca actuar internacionalmente. Ante los desafíos que plantea la crisis ecológica, es hoy más claro que nunca que no hay transformaciones posibles “en un solo país”; atacar las múltiples dimensiones de la crisis ecológica requiere respuestas globales, que deben ser radicalmente distintas a los formalismos habituales de las cumbres de países donde la batuta la tienen las potencias imperialistas y el gran capital. Las transformaciones en los países imperialistas ricos, que hace tiempo han excedido los límites biofísicos, hacia sociedades socialistas “estacionarias” a, decir de Foster y los desafíos de los países oprimidos y semicoloniales, en los cuales la pelea de la clase trabajadora y los sectores populares para cortar los lazos con el imperialismo y sus socios capitalistas locales –socios en el extractivismo– es clave para poder satisfacer demandas sociales fundamentales –sin repetir los patrones ecológicos insostenibles del desarrollo capitalista pero sí concentrando esfuerzos en inversiones impostergables para elevar el nivel de vida– deben estar como nunca entrelazadas. Solo un movimiento revolucionario ecosocialista internacionalista que derrote a la clase capitalista y sus agentes políticos, podrá cambiar los juegos de “suma cero” que hoy dominan la (ausencia de) política ecológica bajo la batuta de las potencias imperialistas, que en los discursos de las cumbres hablan de coordinación y de “responsabilidades” pero evitan cualquier reconocimiento significativo de la “deuda ecológica” –es decir, el saqueo acumulado contra los países oprimidos–. En las luchas de hoy contra grandes grupos trasnacionales imperialistas que generan en todo el planeta numerosos desastres ecológicos aunque sean muchas veces los mismos que apelan al “greenwashing” en vistosas campañas publicitarias, debemos ir forjando la necesaria la unidad internacionalista de las clases trabajadoras y los pueblos oprimidos de todo el planeta.
NOTAS:
[1] Ver por ejemplo Manuel Sacristán Luzón, “Presentación” a Wolfgang Harich, ¿Comunismo sin crecimiento?, Barcelona, Materiales, 1978, p. 27.
[2] Jason Hickel, Less is More. How Degrowth Will Save the World, Londres, William Heinemann, 2020, p. 156. Las citas son traducción directa de la edición original en inglés.
[3] Karl Marx, El capital. Crítica de la economía política, Tomo 1, vol 3, México DF, Siglo XXI Editores, 1976, p. 950.
[4] Jason Hickel, ob. cit., p 157.
[5] Ibídem, p. 159.
[6] Ibídem, p. 95.
[7] Ibídem, p. 83.
[8] International Resource Panel, Global Resources Outlook (UN Environment Programme, 2019).
[9] Jason Hickel, ob. cit., p. 98.
[10] Ibídem, p. 101.
[11] Ibídem, p. 97.
[12] Ibídem, p. 113.
[13] Ibídem, p. 114.
[14] Ídem.
[15] Ibídem, p. 132
[16] Giorgos Kallis, Degrowth, Newcastle, Agenda, 2018, p. 20.
[17] Serge Latouche, Farewell to Growth, Cambridge, Polity, 2009, p. 91.
[18] Giorgos Kallis, ob. cit., p. 128.
[19] Serge Latouche, ob. cit., p. 91.
[20] Giorgos Kallis, ob. cit., p. 138.
[21] Jason Hickel, ob. cit., p. 236
[22] Karl Marx, El capital. Crítica de la economía política. Tomo 3, Vol 8, México D. F., Siglo XXI editores, 1981, p. 1044
[23] John Bellamy Foster, Marxism and Ecology: Common Fonts of a Great Transition, en Great Transition, consultado el 05/07/23. Sin embargo, el propio Foster, después de señalar este horizonte, argumenta que si bien “está clara la necesidad objetiva de tal revolución ecológica, queda pendiente la cuestión más difícil de cómo llevar a cabo las transformaciones sociales necesarias”, y por eso plantea, erróneamente en nuestra opinión, una estrategia en etapas que debería atravesar primero una “fase ecodemocrática”, en la cual “es necesario luchar por una amplia gama de cambios drásticos dentro de un movimiento radical de base amplia”. Mientras que el “objetivo a largo plazo de la transformación sistémica plantea la cuestión de una segunda etapa de la revolución ecológica, o la fase ecosocialista”. Creemos que esta diferenciación etapista es errónea, y pone límites casi insuperables a la posibilidad de construir un horizonte de superación del capitalismo como el que el autor propone.
Esteban Mercatante. Economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Autor de los libros El imperialismo en tiempos de desorden mundial (2021), Salir del Fondo. La economía argentina en estado de emergencia y las alternativas ante la crisis (2019) y La economía argentina en su laberinto. Lo que dejan doce años de kirchnerismo (2015). @EMercatante
Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Decrecionismo-y-eco-socialismo-perspectivas-afines-o-en-disputa-ante-la-crisis-ecologica
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juanjoseojedadiaz · 6 months
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Felipe Mujica destacó la importancia de un resultado que beneficie a Venezuela
MAS: Gobierno nacional no debe manipular el referendo sobre el Esequibo
Caracas 13/11/23. (PS).- En opinión de Felipe Mujica, secretario general del Movimiento al Socialismo MAS, lo mejor que podría ocurrir en el referendo el próximo 3 de diciembre, es que hubiese un resultado donde gane Venezuela. “Pudiese ser lo mejor para la política interna y eventualmente para lo que se vaya a hacer con ese referendo, en el que tampoco tenemos claro cuál pudiera ser la implementación que el gobierno daría a alguna de las preguntas allí señaladas”.
Aseguró que hay que participar, al tiempo que anunció que el MAS fue admitido como parte de los organismos que están respaldando el referendo, enfatizando que “hay que evitar que se vaya a convertir en una manipulación” recordando además que la mejor conducta que el gobierno nacional debió tener en cuanto a este tema “era dotarse de un cuerpo de profesionales que defendieran de manera plural los intereses venezolanos ante una instancia como la Corte Internacional de Justicia”.
Advirtió que desde la tolda naranja no entrarán en el dilema acerca de cuál de las cinco preguntas del referendo serían buenas o malas, al considerar que fue estructurado de tal forma para que cada persona decida que va a hacer con su respuesta. “Conociendo donde estamos y que aquí no se tiene ningún tipo de limitaciones a la hora de judicializar a quienes, el gobierno o las instancias públicas decidan hacerlo, debemos tratar de evitar que ningún venezolano corra riesgos de ninguna naturaleza”.
Calificó de absurdo que ciertas personas intenten hacer presión diciendo que acudirán al Tribunal Supremo de Justicia a pedir contra todas aquellas personas que decidieran votar no o no participar en el referendo, sean objeto de medidas como quitarles la nacionalidad.
El Esequibo es nuestro
Felipe Mujica manifestó que desde el MAS están en sintonía con lo que todo el país comparte en relación a que el Esequibo es nuestro. “¿Cómo defenderlo? Ahí si vale la pena colocarse a ver si lo que estamos haciendo hoy es lo correcto, porque ni este ni el anterior gobierno se habían ocupado en absoluto de nada que tuviera que ver con la defensa del Esequibo, ojalá las consecuencias de lo que esté haciendo no estén vinculadas posteriormente a hechos políticos y electorales porque ya sabemos que este gobierno convocó ese referendo fundamentalmente por razones internas de tipo electoral”.
Urge encuentro opositor
El dirigente naranja lamentó que hasta el momento no haya sido posible un encuentro de todos los factores opositores para diseñar una estrategia en común que permita el triunfo en las presidenciales de 2024. “Insistimos hacia todos los partidos políticos y hacia los distintos candidatos presidenciales que lo más importante es que todos los partidos políticos podamos conseguirnos y tener una estrategia compartida que permita aterrizar el año que viene en una victoria electoral”.
Juan José Ojeda Díaz / Prensa de Solidaridad
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elbiotipo · 9 months
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Entiendo ser peronista y socialista o izquierdista, pero llamarte peronista y marxista me parece contradictorio. por lo que yo entiendo el peronismo no concibe lucha de clases y prioriza la cuestión nacional.
Soy marxista porque sin duda las observaciones de Marx sobre la lucha de clases, el capitalismo, y el destino al que hay que apuntar -un socialismo que transicione al comunismo- me parecen acertadas. Los estados socialistas han priorizado a la nación en muchos casos, sobre todo en el Tercer Mundo, donde la construcción de una nación (o naciones, en los estados multinacionales) independiente y la revalorización de la identidad nacional que ha sido denigrada por el imperialismo ha sido fundamental para ellos. El peronismo tampoco ha sido ciegamente nacionalista; no por nada las corrientes de izquierda, sobre todo en la actualidad, han revindicado el concepto de la Patria Grande.
En cuanto al tema de la lucha de clases, sin embargo, es inevitable reconocer que Perón concibió al justicialismo como un "compromiso" entre el capital y los trabajadores en vez de una lucha, ya que esto está en sus propias declaraciones y teorías políticas. Algo que tampoco no es único, y se ha manifestado en muchos movimientos de izquierda como paso a un estado socialista, aunque él no tuvo esas intenciones. ..O sí, es dificíl saber, pero al mismo tiempo, irrelevante. El peronismo o justicialismo ya ha trascendido las ideas originales de Perón en los 40, y es un poco interesante decir que no haya una lucha de clases en el movimiento peronista cuando una de sus consignas más reconocidas, en la propia marcha peronista, es "la gran masa del pueblo combatiendo al capital".
Para darte una respuesta más detallada, tendría que leer mucho más de historia y teoría, pero es para pensarlo.
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¿Cuáles fueron los principales logros políticos de Fidel Castro?
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¿Cuáles fueron los principales logros políticos de Fidel Castro?
Revolución Cubana
La Revolución Cubana fue un acontecimiento crucial en la historia de Cuba que tuvo lugar entre 1953 y 1959, liderada por Fidel Castro y su movimiento guerrillero conocido como el Movimiento 26 de Julio. Esta revolución marcó el fin del régimen del dictador Fulgencio Batista y el comienzo de un nuevo gobierno socialista en Cuba.
Durante la Revolución Cubana, Fidel Castro y sus seguidores lucharon contra el régimen opresivo de Batista, que era conocido por ser corrupto y represivo. Tras años de lucha y resistencia, Castro y sus fuerzas rebeldes lograron derrocar a Batista en 1959, instaurando un nuevo gobierno que abogaba por la justicia social, la igualdad y la soberanía nacional.
La Revolución Cubana tuvo un impacto significativo no solo en Cuba, sino también en América Latina y en todo el mundo. La nueva administración de Castro implementó políticas de reforma agraria, nacionalización de empresas extranjeras y programas de salud y educación gratuitos para todos los cubanos. Estas medidas provocaron tensiones con Estados Unidos, que veía a Cuba como una amenaza comunista en su patio trasero.
A pesar de las críticas y sanciones internacionales, la Revolución Cubana marcó un antes y un después en la historia de la isla caribeña, transformando radicalmente su sociedad y su política. Hoy en día, Cuba sigue siendo un país con un gobierno socialista y un legado revolucionario que continúa inspirando a muchos en su lucha por la justicia social y la emancipación de los pueblos.
Socialismo
El socialismo es una corriente ideológica y política que busca la equidad y la justicia social a través de la redistribución de la riqueza y el poder en la sociedad. Surgió como una respuesta a las desigualdades y explotación generadas por el capitalismo, proponiendo un sistema más igualitario y solidario.
Uno de los principios fundamentales del socialismo es la propiedad colectiva de los medios de producción, en contraposición a la propiedad privada predominante en el capitalismo. Esto implica que los recursos y la riqueza se comparten equitativamente entre todos los miembros de la sociedad, evitando la concentración de poder en manos de unos pocos.
Además, el socialismo promueve la intervención del Estado en la economía para garantizar el bienestar de todos los ciudadanos, a través de servicios públicos como la educación, la salud y la seguridad social. Se busca así reducir las desigualdades económicas y brindar oportunidades equitativas para todos.
A lo largo de la historia, el socialismo ha tomado diversas formas y ha sido aplicado en diferentes países con resultados variados. Algunos críticos argumentan que puede limitar la iniciativa individual y la libertad económica, mientras que sus defensores destacan su potencial para crear sociedades más justas y solidarias.
En resumen, el socialismo es una corriente política que busca construir una sociedad más igualitaria, justa y solidaria, basada en la cooperación y la solidaridad entre sus miembros.
Bloqueo Económico
El bloqueo económico es una medida unilateral aplicada por un país o un grupo de países con el objetivo de ejercer presión económica sobre otra nación. Esta práctica se utiliza como herramienta política para influir en las decisiones de un gobierno o para castigarlo por su comportamiento. El bloqueo económico puede incluir restricciones comerciales, financieras o de inversión que afectan negativamente la economía y la población del país objetivo.
Los bloqueos económicos pueden tener graves consecuencias humanitarias, ya que dificultan el acceso a alimentos, medicinas y otros productos básicos. Además, pueden impactar negativamente en el crecimiento económico y el desarrollo de la nación afectada, generando escasez, inflación y desempleo.
Es importante señalar que, si bien el bloqueo económico puede ser una herramienta efectiva para presionar a un gobierno, también puede tener repercusiones negativas a largo plazo. La comunidad internacional ha expresado su preocupación por el uso excesivo de esta práctica y ha instado a buscar soluciones diplomáticas para resolver conflictos en lugar de recurrir a medidas coercitivas que perjudican a la población civil.
En conclusión, el bloqueo económico es una estrategia controvertida que plantea dilemas éticos y humanitarios. Es fundamental encontrar un equilibrio entre la presión política y el respeto por los derechos fundamentales de las personas afectadas por estas medidas.
Nacionalización de Empresas
La nacionalización de empresas se refiere al proceso en el cual el gobierno de un país adquiere el control total o parcial de empresas privadas, generalmente en sectores estratégicos de la economía. Este fenómeno puede ser motivado por diversas razones, como garantizar la soberanía nacional, proteger los intereses de los ciudadanos, o impulsar el desarrollo económico y social.
En muchos casos, la nacionalización de empresas se ha llevado a cabo en sectores considerados vitales para el país, como la energía, la minería, las telecomunicaciones o el transporte. Esto permite al gobierno tener un mayor control sobre la producción, los precios y la distribución de bienes y servicios, garantizando la estabilidad y seguridad en dichos sectores.
Sin embargo, la nacionalización de empresas también puede tener implicaciones negativas, como la falta de eficiencia y competitividad, la burocracia estatal, o la disminución de la inversión extranjera. Por ello, es importante que este proceso se lleve a cabo de manera transparente y con respeto a los derechos de los trabajadores y accionistas involucrados.
En resumen, la nacionalización de empresas es una medida que puede tener impactos significativos en la economía y la sociedad de un país. Por tanto, es fundamental analizar cuidadosamente sus consecuencias y buscar un equilibrio entre los intereses del Estado, los trabajadores y el sector privado para garantizar un desarrollo sostenible y equitativo.
Relaciones Internacionales
Las relaciones internacionales se refieren a las interacciones entre diferentes estados, organizaciones internacionales y actores no estatales en el ámbito mundial. Este campo de estudio analiza cómo los países se relacionan entre sí, ya sea a nivel político, económico, social o cultural.
En el entorno global actual, las relaciones internacionales desempeñan un papel crucial en la configuración del orden mundial y en la resolución de conflictos internacionales. Los tratados, acuerdos y alianzas entre países son fundamentales para promover la paz, la seguridad y el desarrollo sostenible en todo el mundo.
Los organismos internacionales, como las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio y la Organización del Tratado del Atlántico Norte, desempeñan un papel importante en la gobernanza global y en la promoción de la cooperación internacional.
Además, en un mundo cada vez más interconectado, las relaciones internacionales también abordan desafíos globales como el cambio climático, la migración, el terrorismo y la desigualdad económica. La diplomacia y el diálogo entre países son herramientas fundamentales para encontrar soluciones a estos problemas transnacionales.
En resumen, las relaciones internacionales son fundamentales para fomentar la colaboración y la comprensión mutua entre los países, y para abordar los desafíos globales que enfrenta la humanidad en el siglo XXI.
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formerleopard · 2 months
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Judaísmo y sionismo, en relación con la mujer que he amado
El asunto que me ocupa en este momento es Lieba, una mujer dos décadas menor que yo, de belleza deslumbrante, en quien percibí un nivel intelectual formidable y una belleza interior acorde con sus atributos respecto a su belleza física. Encontré a esta bella psicoanalista al comenzar el año 2019 (es decir, hace cinco años) en un recurso de consejería emocional, al que llamaré Línea Dímelo. Durante la primera llamada, después de unos minutos de diálogo, pregunté a esta dama ¿cuentas con una formación en psicoanálisis? Su respuesta fue afirmativa.
Pude identificar eso (su formación en psicoanálisis, una especialidad) porque años antes me había atendido una médico psiquiatra (durante un tiempo breve, entre febrero y mayo de 2011, cuando yo cumplí 47 años de edad) y me enteré de que el psicoanálisis se basa en la libre asociación de ideas y asuntos de ese tipo. Esa médico psiquiatra me preguntaba sobre eventos importantes de mi pasado, respecto a qué sentí, y no qué pensé. Cuando encontré a Lieba en ese recurso de atención telefónica, yo buscaba una terapia presencial de tipo psicoanalítico, contacté una asociación en la entidad donde vivo, pero decidí no acudir. Pienso que cometí un error al decidir eso, no hacer uso de ese tipo de terapia.
Volviendo a Lieba, hablé con ella entre enero y marzo de ese ya lejano 2019, un día intenté buscarla, y me encontré con que Línea Dímelo ya no existía.
En enero de 2022, al terminar un seguimiento de ocho llamadas con una psicóloga competente, me enteré de que Lieba era su compañera de trabajo, se hallaba en esa misma asociación civil y meses más tarde tuve la oportunidad de hablar con esta hermosa joven. Lieba me había cautivado, había despertado mi admiración y mi amor, pero no me hice ilusiones de iniciar una relación de pareja con ella, pues además de la considerable diferencia de edad, ella podría estar casada, o vivir una relación, etc.
Por si fuera necesario, debo mencionar que, en teoría, un paciente no debe involucrarse sentimentalmente con su terapeuta. Sin embargo, eso es posible (y correcto) si se rompe la relación terapéutica para siempre (jamás se podría reiniciar, retomar) para iniciar una relación de amistad, o de pareja.
Lieba percibió en mí un nivel intelectual poco común, cuando le hablé sobre mi historia de vida. Estudié la enseñanza media superior en una universidad fascista, donde admiraban a Hitler y su Nacional Socialismo. Mi oposición a esa ideología criminal (y en extremo idiota) dio lugar a que fuera expulsado y conseguí reingresar para terminar ahí esa etapa de mi educación (previa a mi ingreso a la universidad) porque en otra institución habría que tenido que empezar de nuevo, y ello habría implicado perder varios años, egresar de esa etapa media superior a los 21 o 22 años de edad.
En relación con eso, durante las llamadas iniciales con esta bella joven (dos por semana, las noches de jueves y domingo) le comenté lo mucho que me había sorprendido que a un individuo como Konrad Lorenz se le otorgara el Premio Nobel, habiendo pertenecido al Nacional Socialismo. Dije a Lieba le dieron un premio Nobel a un nazi, ¿cómo se puede ser tan imbécil?
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Al referirme a las observaciones que hace Erich Fromm en su libro Anatomía de la destructividad humana sobre los escritos de Konrad Lorenz, en la que se refiere al tema de la “agresión humana”, Lorenz narra el caso de una tía de él, que para contratar una trabajadora doméstica (servidumbre), hacía uso de un proceso prolongado y difícil. Pedía cartas de recomendación y sometía a la candidata a un análisis muy riguroso. Cuando la mujer que iba a trabajar para ella, la tía de Konrad Lorenz, iniciaba, era considerada por su empleadora la maravilla de las maravillas. Ocho meses más tarde, invariablemente, la relación se había deteriorado y harta de su empleada, la tía de Lorenz despedía a la mujer e iniciaba un nuevo proceso de búsqueda y contratación.
Cuando me refería a esto, preguntaba a Lieba (con voz cargada de frustración y furia) ¿no se le pudo ocurrir a este imbécil que lo que sucedía a su tía, podía suceder también a otras personas, pero eso no significaba que pudiera hacerse extensivo al resto del género humano? Mi bella terapeuta me escuchaba con atención, yo podía percibir el aprecio de esta bella joven y ser atendido por alguien tan especial, era extraordinariamente valioso para mí.
Como decía antes, volví a encontrarme con esta dama extraordinaria, tres años más tarde (durante 2022) y volví a interactuar con ella, pero ahora de forma muy esporádica. Esa relación terapéutica (con una mujer a la que yo amaba) tuvo que terminar en tiempos recientes (a finales de enero de este año) y ello me ha provocado profunda tristeza y desesperanza. También ha dado lugar a obsesión muy severa, que creí haber superado, pero ha sido útil en ciertos aspectos.
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Me he dado cuenta de que muy probablemente, esta joven destacada y hermosa, vive en una gran incongruencia, pues está sumida en un entorno muy destructivo, entre personas (la comunidad sionista) que pertenecen al reducido porcentaje de la población que acapara el capital, y su vinculación con Israel (modernos nazis que parecen haber adoptado al Führer como su Poder Superior y a Mein Kampf como su Evangelio, o su Nuevo Testamento) podría tener como motivación aumentar o conservar su poder económico.
Imágenes de Lieba en internet (muy difíciles de encontrar) muestran su bellísimo rostro, y en dos de ellas (selfies), se aprecia claramente que la joven se encuentra a bordo de una camioneta Town & Country, algo de lo más representativo de la decadencia actual, en que personas de ambos sexos compran objetos que no necesitan (en este caso de precio muy elevado), causando daños de diversa magnitud a entornos y a muchas personas, como una de las manifestaciones más representativas de estas democracias neoliberales que no producen ciudadanos, sino consumidores, y han elevado al máximo la confusión que resulta de lo más destructiva: no poder distinguir entre tener y ser. Ese es el título de uno de los libros por mí más apreciados de Erich Fromm, judío alemán, uno de los padres del psicoanálisis, a quien yo tengo en un pedestal y uno de los hombres de cuyo legado me he beneficiado, he aprendido mucho de él.
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elchaqueno · 5 months
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Evo Morales reafirma legitimidad del congreso del MAS
El expresidente Evo Morales reafirmó la legitimidad del polémico congreso del Movimiento Al Socialismo (MAS), realizado a principios de octubre en Lauca Ñ, Cochabamba, declarando que es “legal, legítimo y constitucional”. En respuesta, el ministro Eduardo del Castillo consideró que el fallo judicial sobre el mismo constituye un “golpe” a las organizaciones sociales fundadoras del MAS. El líder…
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emmaanddani · 6 months
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1960s: Nueva Canción Chilena - Victor Jara
En este blog, yo voy a hablar sobre Víctor Jara. ¿Quién fue Víctor Jara? Víctor Jara fue un cantante que utilizó el activismo a través de sus canciones para apoyar al movimiento Nueva Canción Chilena. Él creció en Chile en la pobreza. Él vivía con su padre que era un agricultor y su madre que era una cantante. Cuando él tenía quince años, él dejó la escuela para estudiar presbítero. Él paró de estudiar para ser presbítero y se unió al ejército, pero fue dado de baja con honores un año después. Luego, Jara estudió teatro en la Universidad de Chile y trabajó como director de escena. Las experiencias de su vida lo llevaron a interesarse por el activismo y en 1957, él conoció a Violeta Parra, la persona de la que Emma hablaba en su blog. Se inspiró en ella y en el movimiento Nueva Canción para comenzar a escribir su propia música. Empezó a tocar canciones folklóricas con una banda. La banda izquierdista grabó y lanzó su primer álbum en 1966. Su música fue muy popular en Chile y fue una fuente de agitación política durante la década de 1960. Yo pienso que su música fue muy popular porque la música era una manera para que la gente expresara sus opiniones políticas más libremente bajo un gobierno estricto. La música política e influyente con las personas que quieren expresar sus opiniones ayudó a crear el movimiento de la Nueva Canción. ¿Qué fue el movimiento Nueva Canción Chilena? El movimiento Nueva Canción Chilena fue un gran ejemplo de gente que usa la música para luchar por su libertad. El movimiento se formó como un levantamiento cultural a finales de la década de 1950 como respuesta a las dictaduras políticas en toda América Latina. Los activistas que utilizaron la Nueva Canción Chilena combinaron la música folclórica tradicional con su activismo personal. Para Víctor Jara, los temas de su música se centraban en las desigualdades sociales, políticas y económicas. Además, se centró especialmente en las comunidades indígenas pobres de Chile. También, él cantó sobre la paz, sobre la justicia social, contra la pobreza, contra los regímenes represivos y contra la intervención estadounidense en la política de Chile. Cómo él era partidario del socialismo, él ayudó a la Nueva Canción Chilena a generar popularidad. Algunas de sus canciones incluyen, “Manifiesto,” “Te Recuerdo Amanda,” y “Luchín.” La canción “Manifiesto” es un muy buen ejemplo de cómo sus canciones y letras tienen un gran impacto. La canción comienza con la línea, “Yo no canto por cantar / ni por tener buena voz, / canto porque la guitarra / tiene sentido y razón.” Para mí, esta línea significa que él no estaba firmando para cantar o porque tenía una buena voz. Él estaba cantando porque cantar es una forma de expresar la razón, darle sentido al mundo que te rodea, y luchar contra a personas que piensan diferente. En otra parte de la canción, Jara se refiere a Violeta Parra en la línea que dice, “Aquí se encajó mi canto / cómo dijera Violeta / guitarra trabajadora / con olor a primavera.” Yo pienso que este línea es sobre cómo Violeta Parra ayudó comenzar el movimiento de la Nueva Canción Chilena y ​​es por eso que aquí es donde pertenece la canción de Jara. Jara da crédito a Violeta Parra en la canción y expresa cómo gracias a ella llega el "olor a primavera", lo que significa que la vida va a mejorar. Para concluir, el activismo de Víctor Jara a través de la música apoyó el movimiento Nueva Canción Chilena y tuvo un gran impacto en la sociedad chilena.
--Dani
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Fuentes:
https://www.britannica.com/biography/Victor-Jara
https://cja.org/what-we-do/litigation/jara-v-barrientos/related-resources/victor-jara/#:~:text=V%C3%ADctor%20Jara%20was%20a%20strong,through%20socially%20committed%20folk%20music.
https://t.umblr.com/redirect?z=https%3A%2F%2Fstrangersguide.com%2Farticles%2Fthe-new-song-movement%2F%23%3A%7E%3Atext%3DThe%2520Nueva%2520Canci%25C3%25B3n%2520&t=YzhiNThmN2RkZjlmODc0ODE0NzNjNzUxMDlmMWJkNDBkZWMyMTY2Ziw5YWM0ZTFjNzA1Y2U3Y2Y1NTVkMGJmMGM4ZDY3MGQ3NjZmZDIzZmYw&ts=1701355984
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adribosch-fan · 7 months
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La administración Biden suaviza ampliamente las sanciones petroleras a Venezuela
Es un gran retroceso respecto a las medidas del expresidente Donald Trump para sancionar al socialismo en Venezuela Foto archivo La administración de Biden flexibilizó ampliamente las sanciones al sector petrolero de Venezuela el miércoles, en respuesta a un acuerdo alcanzado entre el gobierno y los partidos de la oposición para las elecciones de 2024. Este es el retroceso más extenso de las…
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yoprotesto · 7 months
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Si quieren hablar de intolerancia religiosa, aquí tienen los verdaderos fanáticos intolerantes:
El tirador de Fort Hood era un musulmán. Los atacantes del U.S.S. Cole eran musulmanes. Los atacantes del Nightclub de Bali eran musulmanes. Los atacantes del metro de Londres eran musulmanes. Los atacantes del Teatro de Moscú eran musulmanes. Los atacantes de la maratón de Boston eran musulmanes. Los atacantes del vuelo de Pan-Am eran musulmanes. Los secuestradores del Air France - Entebbe eran musulmanes. La toma de la embajada de EEUU, en Irán, fue por musulmanes. Los atacantes de la Embajada de EE.UU. en Beirut eran musulmanes. El ataque a la Embajada de EE.UU. en Irán fue hecho por los musulmanes. Los atacantes suicidas en Buenos Aires eran musulmanes. Los atacantes en las olimpiadas de Munich eran musulmanes. Los atacantes a la Embajada de EE.UU. en Kenia eran musulmanes. Los atacantes de las Khobar Towers saudíes eran musulmanes. Los atacantes del cuartel de los Marines en Beirut eran musulmanes. Los atacantes de los escolares rusos en Besian eran musulmanes. Los atacantes del World Trade Center fueron musulmanes. Los atacantes de Bombay en India eran musulmanes. Los atacantes a los trenes de cercanías de Madrid eran musulmanes. Los secuestradores del barco Achille Lauro eran musulmanes. Los secuestradores del avión, el Los asesinos del mercado kosher de París eran musulmanes. Los asesinos en la revista Charlie Hebdo de París eran musulmanes. El atacante del Stade de France en París era musulmán. Los asesinos del teatro Bataclan en París eran musulmanes. El asesino de la discoteca en Orlando era musulmán. El asesino del camión de Niza era musulmán. Los asesinos del aeropuerto de Bruselas eran musulmanes.
Todo ello sin contar los múltiples ataques realizados en Israel.
Parémonos a pensar
Budistas que viven con hindúes = No Problem. Hindúes que viven con cristianos = No Problem. Hindúes que viven con judíos = No Problem. Cristianos que viven con sintoístas = No Problem. Sintoístas que viven con confucianos = No Problem. Confucianos que viven con bahá'ís = No Problem. Bahá'ís que viven con judíos = No Problem. Judíos que viven con ateos = No Problem. Ateos que viven con los budistas = No Problem. Budistas que viven con sijs = No Problem. Sijs que viven con hindúes = No Problem. Hindúes que viven con bahá'ís = No Problem. Bahá'ís que viven con cristianos = No Problem. Cristianos que viven con judíos = No Problem. Judíos que viven con los budistas = No Problem. Budistas que viven con sintoístas = No Problem. Sintoístas que viven con ateos = No Problem. Ateos que viven con confucianos = No Problem. Confucianos que viven con hindúes = No Problem.
Sigamos pensando
Musulmanes que viven con hindúes = Problema. Musulmanes que viven con budistas = Problema. Musulmanes que viven con cristianos = Problema. Musulmanes que viven con judíos = Problema. Musulmanes que viven con sijs = Problema. Musulmanes que viven con bahá'ís = Problema. Musulmanes que viven con sintoístas = Problema. Musulmanes que viven con ateos = Problema.
MUSULMANES QUE VIVEN CON MUSULMANES = GRAN PROBLEMA.
Primera deducción: EL PROBLEMA ES EL ISLAM
Los musulmanes:
No están contentos en Gaza. No están contentos en Palestina. No están contentos en Egipto. No están contentos en Libia. No están contentos en Marruecos. No están contentos en Irán. No están contentos en Irak. No están contentos en Yemen. No están contentos en Afganistán. No están contentos en Pakistán. No están contentos en Siria. No están contentos en Líbano. No están contentos en Nigeria. No están contentos en Sudán. No están contentos en Kenia.
Entonces, ¿dónde son felices?
Son felices en Australia. Son felices en Inglaterra. Son felices en Bélgica. Son felices en Francia. Son felices en Italia. Son felices en España Son felices en Alemania. Son felices en Suecia. Son felices en los EE.UU.* Son felices en Canadá. Son felices en Noruega* Son felices en la India. ¡Son felices en casi todos los países que no son islámicos!
Y, ¿a quién culpan?
No al Islam No a sus lideres* No a sí mismos. ¡Culpan a los países en los que son felices! Y quieren cambiarlos para que sean como los países de los que emigraron porque no estaban contentos.
¿Cuáles son sus principales organizaciones?
Yihad Islámica: UNA ORGANIZACIÓN de terrorismo islámico. ISIS: UNA ORGANIZACIÓN de terrorismo islámico. Al-Qaeda: UNA ORGANIZACIÓN de terrorismo islámico. Talibán: UNA ORGANIZACIÓN de terrorismo islámico. Hamas: UNA ORGANIZACIÓN de terrorismo islámico. Hezbollah: UNA ORGANIZACIÓN de terrorismo islámico. Boko Haram: UNA ORGANIZACIÓN terrorismo islámico. Al-Nusra: UNA ORGANIZACIÓN de terrorismo islámico. Abu Sayyaf: UNA ORGANIZACIÓN de terrorismo islámico. Al-Badr: UNA ORGANIZACIÓN de terrorismo islámico. Hermanos Musulmanes: UNA ORGANIZACIÓN de terrorismo islámico. Lashkar-e-Taiba: UNA ORGANIZACIÓN de terrorismo islámico. Frente de Liberación de Palestina: UNA ORGANIZACIÓN de terrorismo islámico. Ansaru: UNA ORGANIZACIÓN de terrorismo islámico. Jemaah Islamiyah: UNA ORGANIZACIÓN de terrorismo islámico. Abdullah Azzam Brigadas: UNA ORGANIZACION de terrorismo islámico. Nassr Al Din Al Khazzam Brigadas: UNA ORGANIZACIÓN de terrorismo islámico. Frente Moro de Liberación Nacional… Pues eso!!! A pensar!!! …Como resolvemos este problema???…lo ideal seria con educación pero la rechazan!!!…
Conclusión tenemos un Gran problema…y mañana cualquiera de nosotros puede ser una víctima y cuando haya mucho porcentaje de musulmanes habrá persecuciones asesinas contra otras religiones y tarde o temprano reventaremos como pasa en todo pais invadido por los musulmanes. Y no ocurre porque si, lo ordena el Corán.
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cleoenfaserum · 11 months
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ENTREVISTA: Ivan Ostrochovský • Director de Siervos.
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Tras su exitosa incursión en el mundo de la ficción con Koza, el productor y cineasta eslovaco Ivan Ostrochovský ha presentado Siervos , su segundo largometraje de ficción, en la nueva sección Encounters de la Berlinale. Ostrochovský pone el foco en la colaboración entre la Iglesia Católica y el régimen comunista durante la etapa de normalización en los años 80, ambientando la historia en una facultad de teología. Cineuropa se ha reunido con el director para preguntarle sobre la elección del tema, los hechos reales en los que se basa el guion, el género de la película y su decisión de trabajar con Rebecca Lenkiewicz, coguionista de Ida.
Ivan Ostrochovský • Director de Siervos - Cineuropa
ESCUCHE Y LEÉ
Cineuropa: ¿Por qué decidiste tratar un tema tabú como la colaboración entre la Iglesia Católica y el régimen comunista en la antigua Checoslovaquia? Marko Škop también exploró el tema de la colaboración entre la Iglesia y el fascismo en Let There Be Light [+]. Ivan Ostrochovský: Mi intención no era representar la Iglesia Católica bajo el socialismo, ya que sería imposible encapsular un tema tan amplio en una sola película. Elegí el entorno de la facultad de teología porque el conflicto moral que se plantea a la hora de colaborar con el régimen era más intenso allí que en otros lugares. La mayor parte de la sociedad colaboró con el régimen. Hoy en día es fácil criticar a la Iglesia Católica, pero lo cierto es que su historial de colaboración no es tan diferente al de algunos artistas de la época. Los sacerdotes legitiman al régimen formando parte de Pacem in Terris, y los artistas hicieron lo mismo afiliándose al Partido Comunista o a la Unión de Juventudes Socialistas. En cualquier caso, los sacerdotes en Eslovaquia son solo ciudadanos, como el resto de nosotros. Si gran parte de la sociedad colabora con el régimen, ellos también lo hacen.
No creo que el cine sea una herramienta para generar conflicto o emitir juicios morales. No quiero ofrecer al público una opinión concreta o una respuesta, quiero invitarlos a pensar de forma crítica. No solo acerca de los demás, los "malos", sino acerca de nosotros mismos. Es muy fácil salir del cine pensando que somos los buenos de la historia, y que los malos se encuentran al otro lado de esa línea que se dibuja en la película, dividiendo a la sociedad entre buenas y malas personas. Estoy de acuerdo en que no debemos relativizar el mal, pero tampoco podemos trivializar. Por eso me gusta elegir personajes que, a pesar de hacer cosas reprobables, son similares a nosotros de alguna forma. Entendemos por qué sucumbieron al miedo, la frustración, la insaciabilidad y los argumentos racionales que defendían que no podía hacerse de otra manera. Quiero que el público entienda lo fácil que es acabar en el lado equivocado de la historia.
Tu anterior película, Koza, estaba basada en hechos reales. Probablemente ocurre lo mismo en Servants, ya que Pacem in Terris fue una organización real. ¿Qué otros acontecimientos reales se esconden en el guion? El coguionista Marek Leščák me contó la historia de Vlado Zboroň, un estudiante de una facultad de teología en la década de 1980, de la cual fue expulsado. El servicio secreto del régimen le ofreció un trato: podía continuar estudiando si colaboraba con ellos. Él se negó, y se convirtió en el protagonista de nuestra película. Mientras investigábamos la historia de la facultad, descubrimos un evento extraordinario. En esa época, la mayoría de los estudiantes hicieron una huelga de hambre para protestar contra la colaboración de los sacerdotes a través de Pacem in Terris. Fue una acción increíblemente valiente, que seguramente no sucedió en otras universidades de Checoslovaquia a principios de los años ochenta. Utilizamos varios eventos reales que ocurrieron durante la etapa de normalización, como la huelga de hambre o la muerte del sacerdote Přemysl Coufar.
Además de Marek Leščák y de ti mismo, la dramaturga británica Rebecca Lenkiewicz (coguionista de Ida) también ha trabajado en la historia. ¿Cómo surgió la colaboración? Fue algo muy simple. Rebecca formaba parte de un jurado que nos concedió un premio por Koza. Hablé con ella sobre mi próximo proyecto y le gustó la historia. En ese momento tenía muchas otras ofertas sobre la mesa, pero comenzó a trabajar en nuestro guion. Creo que es muy enriquecedor que alguien con un contexto completamente diferente trabaje en un guion observando la narrativa desde una perspectiva diferente.
Película subtitulado en español.
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jgmail · 4 months
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A la oscurísima luz de los Cuadernos negros
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Por Salvador López Arnal 
Reseña de Naufragio de un profeta. Heidegger hoy (Laetoli, 2022), de François Rastier, traducción de Elena del Amo
Cuatro pinceladas sobre un ensayo (muy francés) que exige concentración y merece lectura, estudio y apuntes, ensayo que toma pie en la edición reciente de los Cuadernos Negros heideggerianos. En su nota a la edición española observa Rastier: “Es para mí un honor y un placer ver publicado en español este libro que tal vez fue el primero que reconsideró en Francia la obra de Heidegger [9 millones de menciones en sitio web académico según Rastier] a la oscura luz de los primeros Cuadernos Negros.”
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Dedicado a la memoria de Primo Levi, Naufragio de un profeta es un libro que no debe pasar desapercibido a cualquier lector interesado sobre las vinculaciones de Heidegger con el nazismo. En el siguiente sentido: la filosofía de Heidegger, para algunos el más importante filósofo del siglo XX, el Maestro por antonomasia, ¿es independiente del compromiso político con el nacional-socialismo del autor de Sein und Zeit? La respuesta de François Rastier es negativa. “Desde un artículo de Herbert Marcuse en 1934, el carácter nazi de la filosofía heideggeriana ha sido objeto de numerosos análisis tan penetrantes como intempestivos en los que se han querido ver “affaires” heideggerianos. Con la publicación de los Cuadernos negros, en los que Heidegger llevó un diario de pensamiento entre 1930 y 1970, los análisis vilipendiados comienzan a recibir del propio Maestro confirmaciones póstumas pero irrefutables que crean confusión entre sus discípulos”. (27)
Su perspectiva y sus referentes: “Jamás he podido leer a Heidegger y a sus apologistas sin un malestar que no tiene nada de existencial mientras mientras tantos otros autores ilustres se encomendaban a él, desde Sartre hasta Bernard-Henri Lévy, desde Foucault hasta Derrida, desde Jean-Luc Marion hasta Finkielkraut. Si para estudiar el lenguaje heideggeriano pude contraer una deuda con Adorno, Bourdeau o Meschonnic, el libro capital de Emmanuel Faye [Heidegger. La introducción del nazismo en la filosofía] y más tarde su apoyo personal me estimularonm a leer con independencia para articular mi análisis.” (12)
Un apunte sobre el autor, poco conocido en nuestro país: “François Rastier (Toulouse, 1945) es lingüista, director de investigaciones en el CNRS. Discípulo de A-J. Greimas, es especialista en semántica de la interpretación y su proyecto intelectual se sitúa en una semiótica de las culturas. Entre sus libros traducidos al castellano: Semántica interpretativa (2005), Ulises en Auschwitz. Primo Levi, el sobreviviente (2016), La creación artístitica (2017). Laetoli ha anunciado la publicación de Heidegger, mesías antisemita. Lo que revelan los Cuadernos Negros.
Tres comentarios para incitar a la lectura:
1. A medida que los escritos publicados, señala Rastier, poco a poco aclaran su carácter radicalmente nazi y antisemita (el autor enfatiza sobre todo esta arista del pensamiento heideggeriano), “las dudas se despejan sin perturbar todavía a una candidez casi universal, pero lo bastante claramente como para penetrar en los grandes medios de comunicación, donde se topan con otras cuestiones de actualidad como el auge de la extrema derecha, los radicalismos y el resurgimiento sangriento del antisemitismo” (19).
2. Heidegger, señala Rastier, continúa siendo celebrado como un profundo pensador de la técnica y abundan las referencias elogiosas en la filosofía más reciente. “¿Pero pensar es condenar absteniéndose de toda distancia crítica? Formado en una época en la que la filosofía académica temía ser desposeída de sus objetos por las ciencias, Heidegger vuelve a las tradiciones escolásticas de la historia del Ser y de la diferencia ontológica, pero para hacer el vacío en el proyecto anti-humanista de eliminar la ética y la antropología filosófica, pero también las ciencias sociales, con la diversidad de culturas y lenguas (el alemán basta para decir y pensar todo)…” (24)
3. Rastier no reduce al antisemitismo el alcance de los Cuadernos negros (como hacen las obras de Di Cesare y de Trawny). Las confirmaciones que aportan los Cuadernos negros para el autor, “no se refieren solo a los temas antisemitas, sino también a la relación de la filosofía heideggeriana con el nazismo, elogiado por su barbarie: “El nacionalsocialismo es un principio bárbaro. Eso es lo esencial y su grandeza potencial”. Solamente la filosofía (la de Heidegger) permite evitar una posible desviación. “El nacionalsocialismo no puede ser jamás el principio de una filosofía, pero siempre debe ser situado bajo la filosofía en calidad de principio”.” (146).
Para futuras reediciones: convendría incluir un índice nominal y aligerar el decir, excesivamente alambicado, del autor en determinados pasajes (asunto que, por supuesto, no depende de Laetoli).
Por razones de desconocimiento, casi incomunicación, de áreas lingüísticas próximas, no hay en la bibliografía del ensayo referencia alguna a dos importantes estudios sobre Heidegger en castellano: el de Manuel Sacristán de 1959 (reeditado en Crítica, 1995) y el reciente Nicolás González Varela (en Montesinos).
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juanjoseojedadiaz · 10 months
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MAS: “Urge el reencuentro del campo democrático”
Caracas 26/06/23. (PS).- María Verdeal, vicepresidente nacional del Movimiento al Socialismo, MAS, aseguró este lunes que una vez que han sido postulados los candidatos a la primaria opositora, “estamos frente al acercamiento entre todos los sectores democráticos sin exclusión, estén en el camino que estén ya que urge el reencuentro del campo democrático a favor de rescatar la democracia y salvar a Venezuela”.
Recordó que el MAS no tiene candidato en este momento. “Nuestra candidata es Venezuela con letras mayúsculas, razón por la cual estamos abogando y apoyando el éxito de las elecciones primarias, nuestro partido está en todas las regiones participando y lo vamos a seguir haciendo porque creemos que hacemos un mejor papel para la democracia venezolana en ese entendimiento entre todos los sectores”.
Sobre la inscripción de cerca de catorce candidatos para el cierre de la inscripción de la primaria opositora, la dirigente naranja saludó los avances que se están dando en torno a este evento, al tiempo que cifró esperanzas en que la Comisión nacional de primaria “siga avanzando y dando los pasos necesarios en estas primarias auto gestionadas para que todo este proceso llegue a feliz término”.
“Hacemos un llamado desde el MAS a lo que significa bajarle dos a la autodestrucción de la oposición, a las agresiones permanentes entre sectores democráticos y a las descalificaciones, el 22 de octubre está a la vuelta de la esquina y deseamos que gane el mejor al final de la contienda”, subrayó.
Destacó que desde la tolda naranja siempre han respetado tanto a quienes están dentro de la participación mediante primarias, como quienes son creyentes de la fórmula del consenso. “Son respetables los dirigentes opositores que creen en la necesidad de entendimientos y de acuerdos pero también quienes están dentro de la carrera de las primarias donde esperamos que no se caldeen los ánimos, es nuestro llamado a la reflexión”.
En cuanto a acciones paralelas de candidaturas a la presidencia de la República, María Verdeal consideró que son situaciones “que no tienen ningún sentido y lo único que hacen estos sectores democráticos que atacan a la misma oposición, es fortalecer a quien se mantiene en el poder siendo minoría, en este caso, el candidato a la reelección que es Nicolás Maduro”.
Frente a una posible arremetida desde el gobierno nacional en lo que será la campaña electoral a los comicios presidenciales de 2024, advirtió que es un juego que apenas está comenzando. “La respuesta para todo lo que tengamos que vivir y todo lo que va a hacer el gobierno para que las cosas no salgan como deben salir, es la filosofía Barinas, que tiene que ver con la respuesta que dieron los sectores democráticos cuando en ese estado se inhabilitaron candidatos e incluso al ganador y no se abandonó la ruta electoral por el convencimiento de que con el voto, como sea y cuando sea, vamos a generar los cambios que anhelamos los venezolanos”.
Juan José Ojeda Díaz / Prensa de Solidaridad
Twitter: @juanjoseojeda
Instagram: @juanjoseojedadiaz
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viviendopraga · 1 year
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Praga (Ceské noviny) – Stanislav Radocha, de la empresa “NMS Market Research”, reveló este martes los resultados de un sondeo encargado por la organización “Paměť národa” (Memoria de la Nación) sobre la opinión acerca de la Revolución de Terciopelo, ocurrida un 17 de noviembre, de hace 30 años y que derrumbó al sistema socialista checoslovaco. “Solo el 36 por ciento de las personas mayores de 40 años evalúa positivamente la Revolución de Terciopelo. Las opiniones sobre la Revolución y de lo vivido antes de 1989 varían según la educación y la edad”.             Las personas mayores y menos educadas perciben los tiempos prerrevolucionarios de manera más positiva. Según la encuesta, la generación más joven tenderá a prohibir el Partico Comunista de Bohemia y Moravia (KSČM, el sucesor del Partido Comunista Checoslovaco). De los encuestados mayores de 40 años, los estudiantes universitarios (57 por ciento) consideran que la Revolución de Terciopelo; es mucho más positiva de lo que estiman las personas con educación primaria o aprendizaje (22 por ciento).             Más de una cuarta parte de los checos mayores de 40 años respondió que la revolución no tuvo impacto en sus vidas, y aproximadamente una sexta parte de los encuestados cree que sus vidas han cambiado para peor. Las personas con educación inferior (24 por ciento) tienen más probabilidades de tener este punto de vista que aquellas con educación secundaria (13 por ciento) y educación universitaria (9 por ciento).             Más de la tercera parte de los checos de más de 40 años piensa que se vivía mejor durante el socialismo; en el grupo de encuestados con educación básica o aprendizaje ese tipo de respuesta la dio cada segunda persona. Del mismo modo, el 31 por ciento de las personas con educación secundaria piensa de manera similar, menos de un sexto de los encuestados universitarios piensa lo mismo. Las personas con este punto de vista citan con mayor frecuencia como las razones para pensar que en el socialismo se vivía mejor es que todos podían o tenían que trabajar, había una mayor seguridad social o una mayor consideración por los conciudadanos.
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