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elmartillosinmetre · 2 months
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El caso Flagstad: acoso y cancelación de una diva
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[La soprano Kirsten Flagstad (1895-1962) / KIRSTEN FLAGSTAD MUSEUM]
Fórcola edita en castellano una biografía de Kirsten Flagstad, una de las más grandes cantantes del siglo XX
En Hamar, su villa natal, una ciudad de poco más de 30.000 habitantes situada en la orilla oriental del lago Mjøsa, el mayor de Noruega, existe desde 1985 un museo dedicado a Kirsten Flagstad (1895-1962), la más importante cantante noruega de la historia, pero la relación de la artista con su país no fue siempre sencilla. Ingeborg Solbrekken había tratado ya su caso en trabajos anteriores aparecidos en las dos últimas décadas, y en 2021 amplió su mirada con la publicación de una biografía que ahora edita en castellano Fórcola. Merced a un exhaustivo trabajo de investigación en los archivos oficiales de Noruega, Solbrekken penetra hasta los más nimios detalles de un caso aleccionador, analizando las circunstancias que condujeron al acoso sufrido por la soprano durante años tanto en Noruega como en Estados Unidos.
Hija de una pianista a la que siempre sintió distante, Kirsten Flagstad carecía de la ambición de su madre, y por eso cuando en 1920, con 24 años, da a luz a una niña sólo piensa en quedarse en casa, cuidar de su hija y hacer feliz a su marido. Pero las cosas no van bien, termina separándose de su esposo y cantando en funciones de opereta, en las que a menudo tenía también que bailar ligera de ropa. En 1926, el Teatro Casino de Oslo decide por sorpresa programar algo más serio y escoge el Fausto de Gounod. La Margarita de Flagstad es un triunfo que sobrepasa fronteras y en 1928 es contratada por una compañía de Gotemburgo, que solía ofrecer cuatro grandes títulos de ópera por temporada: debutó en otoño de aquel año con El cazador furtivo de Weber causando auténtico pasmo entre el público y la crítica.
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[Kirsten Flagstad. La voz del siglo Ingeborg Solbrekken Traducción de Lotte K. Tollefsen. Edición y notas de Javier Jiménez Madrid: Fórcola, 2023. 479 páginas. 34,50 €]
De un día para otro la cantante se hace famosa. Aida y Tosca asentaron su reputación, y cuando incluyó fragmentos de Wagner en algunos conciertos con orquesta, su futuro artístico pareció quedar sellado. En 1929 el Teatro Nacional de Oslo le ofrece un Lohengrin que causó sensación (diecinueve salidas a saludar). Conoce entonces al que será su segundo marido, Henry Johansen, un magnate de la madera, viudo y padre de cuatro hijos, que le garantiza una vida cómoda. Se casan en el verano de 1930 y ella vuelve a pensar en la retirada. Acababa de cumplir 35 años.
Sin embargo, el destino le tenía preparado un camino bien distinto. La mujer tímida y chapada a la antigua, que se distraía haciendo solitarios de naipes, se prepara Isolda en seis semanas para una función que le piden en Oslo. La repercusión es tal que enseguida le ofrecen una audición para Bayreuth, donde debuta en 1933 con una 9ª de Beethoven, la llaman de Bruselas para cantar Sieglinde, vuelve a Bayreuth en el 34 para mayores empeños y en enero de 1935 desembarca en Nueva York para convertirse en la gran wagneriana de su tiempo, primero del Metropolitan y después del mundo entero.
Son años de una actividad frenética, que la llevan continuamente de América a Europa en todos los roles relevantes de Wagner: Brunilda, Elsa, Elisabeth y, sobre todo, Isolda, el rol que la marca absolutamente y que cantará 188 veces en escena entre 1932 y 1954.
Pero se interpone la guerra. Johansen se ha afiliado en 1933 a la Unión Nacional, el partido ultraderechista de Vidkun Quisling, quien cuando Noruega es atacada por la Alemania hitleriana en abril de 1940, da un golpe de estado y encabeza un gobierno títere supervisado por los invasores. Flagstad tuvo que cancelar su previsto viaje de Nueva York a Noruega de aquel mes y se refugió en el trabajo. Pasan los meses, su marido se impacienta y le pide encarecidamente que regrese: la diva lo hará (vía Lisboa-Madrid-Barcelona-París-Berlín-Estocomo) en abril de 1941.
Empieza entonces una historia que parece sacada del guion de una película actual de temática woke. Un diplomático noruego, convertido en embajador en Washington, que había sido desairado varias veces por la cantante, reacia a participar en sus recepciones, y a través de él diversos ministerios del país, con el apoyo de sectores de la prensa amarillista tanto en Noruega como en Estados Unidos, montaron una campaña de desprestigio de la artista, que se encarnizó al terminar la guerra y alcanzó el culmen de los desatinos cuando la policía noruega utilizó a dos antiguos agentes de la Gestapo para difundir la existencia de un (absolutamente ilusorio) entramado económico antipatriótico que habría dirigido Johansen (quien en 1941 no sólo había abandonado el partido sino que, sin dejar de hacer negocios con los alemanes, empezó a financiar a diversas organizaciones de la resistencia) y en el que Flagstad habría participado.
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[Kirsten Flagstad junto a su segundo esposo, HenryJohansen / KIRSTEN FLAGSTAD MUSEUM]
En este punto la información de Solbrekken se vuelve minuciosa: cada telegrama, cada nota confidencial, cada reunión confirmada y con huella en los archivos es colocada en su sitio para desvelar la montaña de mentiras, tergiversaciones y falsificaciones con las que Flagstad fue primero obligada a permanecer en Noruega hasta 1946, todas sus propiedades ilegalmente bloquedas hasta 1950 y sometida a un acoso brutal en cada una de sus actuaciones americanas, pues la cantante decidió no rendirse y luchó por recuperar su carrera. Johansen había sido encarcelado tras la guerra y murió poco después en un hospital. Aún en 1953, el rey Haakon se negó a inaugurar el Festival de Bergen si tenía que ser en su presencia, y por ello sus recitales se programaron para el segundo y el tercer día del certamen. Una humillación que se quiso reparar –tarde y mal– cuando en 1958 fue nombrada directora de la nueva Ópera Nacional de Noruega, puesto que hubo de abandonar en enero de 1960, agostada por la enfermedad.
Sus pecados para tanto sufrimiento: una mezcla de ingenuidad, falta de formación intelectual y notoria incapacidad para entender los entresijos de la política y la diplomacia internacionales. Eso es al menos lo que se trasluce de toda la documentación que Solbrekken aporta para este ilustrativo estudio.
El editor Javier Jiménez completa la obra con un trabajo soberbio de anotación y añadido de archivos contextualizadores de audio y vídeo.
[Diario de Sevilla. 3-03-2024]
LA VOZ DE KIRSTEN FLAGSTAD
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jartitameteneis · 2 years
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Esta mañana se levantó el día con el cielo nublado y ya por la tarde ha empezado a llover. Una lluvia fina que cae sobre el calor de agosto, las ventanas y el huerto en la casa de Arroyo Hondo. Oigo el agua minuciosa en los cristales y me acuerdo del soneto de Borges en el que nos advierte sobre el significado de las palabras al jugar con los tiempos verbales, cae o cayó, y afirma que la lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado. ¿Qué cabe en una palabra? Además de las definiciones de los diccionarios, agua que cae de las nubes, abundancia…, en la palabra lluvia cabía para Borges el recuerdo de una casa perdida, un patio, una parra con uvas negras y la voz de un padre.
Mientras leo en la cama y oigo llover, me acuerdo del libro Papiroflexia (Fórcola, 2022), en el que Guillermo Busutil se pregunta de manera minuciosa, a través de un goteo de aforismos, lo que cabe en las palabras y en los libros. La lectura es la papiroflexia de la imaginación, nos dice, y yo recuerdo la maestría de Miguel de Unamuno en el arte de hacer barcos, muñecos y pajaritas de papel. Unamuno fue un sabio que acertó y se equivocó muchas veces. Ser un lector no te hace más bueno, malo, generoso, egoísta, alegre, triste, pero sí te hace más dueño de tu propia bondad, maldad, generosidad, egoísmo, vanidad, sencillez, alegría o tristeza.
Thank you for watching
Como sigue lloviendo y no voy a salir a pasear, busco el libro de Guillermo Busutil en la biblioteca y me vuelvo a la cama para leerlo otra vez. El lector poliniza los libros, los hace suyos mientras se hace a sí mismo con sus ilusiones y sus caminos. Las librerías son los huertos de la cultura, escribe Guillermo, y yo dejo que el agua siga cayendo en el jardín, con la lentitud minuciosa de un tiempo sin urgencias ni obligaciones, mientras las palabras me invitan a conversar. ¿Qué cabe en una palabra? Leer es conversar con la personalidad de las palabras y desvelar sus secretos. En mi lluvia cabe el tranvía de la Sierra en Granada, ciudad en la que nació Guillermo Busutil, y la escuela de un poema de Machado, y algún sábado por la mañana con el olor a tierra húmeda en las pistas de la Sociedad Hípica y algunos viajes en coche con la realidad borrada en el parabrisas como un destino empapado y abierto a la agresividad de la nada.
La papiroflexia es el arte de dar forma al papel, pero hace falta doblarlo convenientemente. Es una maestría. Porque escribir es un acto de hospitalidad, el esfuerzo de alguien que ofrece sus palabras y su casa. El hecho literario no cobra vida hasta que lo habita el lector, hasta que hace suyas las historias. Sabemos que hay invitados pulcros, sucios, respetuosos, ladrones, ordenados y desordenados. Guillermo piensa que leer nos enseña a derribar molinos, a buscar nuestra propia ética frente a los desmanes del mundo. Tiene razón, aunque a veces también nos enseña a perfeccionar esos desmanes, a perfilar las sonrisas de nuestra maldad. El lector es dueño de su propia conciencia, porque las páginas del libro, como nos advierte Papiroflexia, son una alcoba diferente para cada uno de nosotros.
Escribir es un acto de hospitalidad, el esfuerzo de alguien que ofrece sus palabras y su casa. El hecho literario no cobra vida hasta que lo habita el lector, hasta que hace suyas las historias.
Buenos o malos, mi ya alargada historia de amor con los libros me ha enseñado que los lectores suelen ser pudorosos a la hora de distinguir lo que sucede en una alcoba o en un salón de estar, en una habitación propia o en una escena pública. Y el pudor es una virtud que cada día valoro más por culpa de la lluviosa actividad de impudores que puebla las redes. Los impudores son la atmósfera que nos define, y es que la actualidad tiene prisa y el pudor necesita tiempo para pensar lo que se dice antes de decir lo que se piensa. Pensar en uno mismo, pensar en cómo se muestra uno a los demás a la hora de opinar sobre la temperatura, la economía, el amor o el vicio. Uno de los peores síntomas de la tormenta que se nos puede venir encima es que los malvados impudorosos empiezan a tener más peligro que la maldad sigilosa y meditada.
Pienso en mi responsabilidad como lector. Lo nuestro, amor, han sido los libros, como concluye Guillermo en su Papiroflexia. No hace falta que sea verano, ni que la lluvia caiga sobre nuestro presente y nuestro pasado. Desde la infancia estamos acostumbrados a las palabras de un día cualquiera. Ser lector ahora no es un acto de pedantería, sino de supervivencia.
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viecome · 2 years
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Libros para descubrir y querer a editoriales independientes y pequeñas de España (2)
Libros para descubrir y querer a editoriales independientes y pequeñas de España (2)
Detalle de la ilustración del libro ‘Destiempo’, de Silvia Bardelás (Deconatus). /WMagazín Continuamos con una muestra de la diversidad de los sellos independientes. WMagazín, en esta segunda entrega, ha elegido 12 libros recientes que sirven de puerta de entrada a los catálogos de Barrett, Candaya, Deconatus, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, Fórcola, Funambulista, Las afueras,…
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librosdereseas84 · 4 years
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Libro El Pintor De Almas
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 Sinopsis Descargar El Pintor De Almas de Ildefonso Falcones Una poderosa historia de amor, pasión por el arte, revueltas sociales y venganza en la Barcelona modernista. Barcelona, 1901. La ciudad vive días de gran agitación social. La oscura miseria de los más desfavorecidos contrasta con la elegante opulencia de las grandes avenidas, donde ya destacan algunos edificios singulares, símbolo de la llegada del Modernismo. Dalmau Sala, hijo de un anarquista ajusticiado, es un joven pintor que vive atrapado entre dos mundos. Por un lado, su familia y Emma, la mujer que ama, son firmes defensores de la lucha obrera; hombres y mujeres que no conocen el miedo a la hora de exigir los derechos de los trabajadores. Por otro, su trabajo en el taller de cerámica de don Manuel Bello, su mentor y un conservador burgués de férreas creencias católicas, lo acerca a un ambiente donde imperan la riqueza y la innovación creativa. De este modo, seducido por las tentadoras ofertas de una burguesía dispuesta a comprar su obra y su conciencia, Dalmau tendrá que encontrar su auténtico camino, como hombre y como artista, y alejarse de las noches de vino y drogas para descubrir lo que de verdad le importa: sus valores, su esencia, el amor de una mujer valiente y luchadora y, sobre todo, esos cuadros que brotan de su imaginación y capturan en un lienzo las almas más miserables que deambulan por las calles de una ciudad agitada por el germen de la rebeldía.
Leer el Primer Capítulo:
aquellos encargados lo tenían por un experto en esas labores. Por otra parte, la fama alcanzada después de dibujar a los trinxeraires y de ciertos trabajos excelentes, ya en la cerámica, ya en el diseño, y que le habían abierto esas puertas, se había desvanecido tras su ridículo en la fiesta de las señoras de negro y la pelea en el café cantante. No había hecho nada por defender su prestigio, por reivindicar su nombre como artista, ni mucho menos por seguir codeándose con aquellos que, como el maestro sostenía, decidían a quién comprar y a quién no; su deriva personal lo llevó a vivir las noches y soportar los días. Quizá don Manuel percibía aquella dejadez, su apatía, y pretendía aguijonearlo para que volviera a sentirse atraído por un mundo al que, por otra parte, él mismo, si no fuera por mero interés económico, tampoco se acercaría en exceso. Así pues, volvieron a visitar el Park Güell que Gaudí estaba construyendo. Se trataba de un terreno inmenso, de unas quince hectáreas, que el industrial Eusebi Güell, mecenas de Gaudí, pretendía urbanizar y vender por parcelas —sesenta tenía previstas— para residencia de sus iguales. El parque se ubicaba lejos del centro de la ciudad, por encima de Gràcia, y don Manuel y Dalmau accedieron a él en coche de caballos, con el que se internaron en la finca para recorrer sus caminos, el maestro en un silencio hosco ante la exhibición creativa que Gaudí les ofrecía incluso en unas simples avenidas. El parque había cambiado desde la última vez que Dalmau lo visitó con su maestro. Todas aquellas ideas que Gaudí manifestaba como los sueños de un loco iluminado se habían ido haciendo realidad. Dalmau rogó al cochero que se detuviera y bajó del carruaje para acercarse a los maceteros de piedra, instalados en lo alto de columnas irregulares, podría decirse que tambaleantes, como construidas por un niño, de más de dos metros de altura que se alineaban a ambos lados de un puente. Sin siquiera pedir permiso a don Manuel, dejó el camino y descendió debajo del puente. Allí se detuvo, ante las columnas inclinadas que mediante bóvedas aguantaban la carretera y que formaban un pórtico por el cual podía transitarse. Las columnas eran todas diferentes, salomónicas unas, cilíndricas otras, de distintas secciones, algunas con refuerzos, todas construidas en piedra basta, rústica. Dalmau empequeñeció ante Ficha Técnica Título: El pintor de almas Autores: Ildefonso Falcones Editorial: Fórcola Fecha: 07 may 2020 Tamaño: 2.71MB Idiomas: Español Literatura: Libros de Historia Páginas: 690 Isbn: 9563423435782 Formato: epub y pdf Enlaces de Descarga: Read the full article
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joselure · 6 years
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Comercial para Fórcola Ediciones.
Retrato de Javier Cacho para la trilogía de edición limitada “Los héroes de la conquista de los Polos” (SBN978-84-16247-98-1)
Foto © Joselure www.joselure.com
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Luis de León mezcla historia y espionaje en “Los durmientes”
ÚN.- El escritor y periodista Luis de León Barga, presentó en Ginebra su novela “Los durmientes”, una obra sobre la historia española y europea del siglo XX vista por los ojos de una mujer joven de nuestros días.
El libro (Fórcola), disfrazado de “novela de espionaje”, según De León, gira en torno a la investigación sobre la vida de Jaime Monasterio, un español que vivió en Roma como diplomático…
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malojogyt · 7 years
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Hoy damos la bienvenida al Consejo Asesor Consultivo de la Fundación para el Estudio de la Imagen y la Visualidad Contemporáneas a la distinguida profesora Remedios Zafra de la Universidad de Sevilla. Remedios Zafra :: Universidad de Sevilla. Escritora y teórica española. Profesora de Arte, Estudios Visuales, Estudios de Género y Cultura Digital en la Universidad de Sevilla, profesora tutora de Antropología Social y Cultural y profesora invitada en diversas universidades nacionales y extranjeras. Orienta su trabajo ensayístico y de investigación al estudio crítico de la cultura contemporánea, la creación y las políticas de la identidad en las redes. Es autora de los libros: Ojos y Capital (Consonni, 2015); (h)adas. Mujeres que crean, programan, prosumen, teclean (Páginas de Espuma, 2013); #Despacio (Caballo de Troya, 2012); Un cuarto propio conectado. (Ciber)espacio y (auto)gestión del yo (Fórcola, 2010), traducido al italiano (Sempre connessi. Spazi virtuali e costruzione dell'io, Giunti, 2012), y al inglés (A connected room of one's own. (Cyber)space and (self)management of the self, Fórcola, 2012); Netianas. N(h)acer mujer en Internet (Lengua de Trapo, 2005); Habitar en (punto)net. Estudios sobre mujer, educación e Internet (Universidad de Córdoba, 2001, ed. 2004); Las cartas rotas. Espacios de igualdad y feminización en la Red, (IEA, 2000, ed. 2005); e-dentidades. Loading-Searching-doing -cartografías del sujeto online (web-Side, Mediateca CaixaForum, 2004); Lo mejor (no) es que te vayas (2007); Historia de una mujer sin nombre (2012); Los que miran (Fórcola, 2016), su libro más reciente; #ensayos sobre género y ciberespacio (Briseño, 2010). Ha publicado numerosos textos sobre Arte, Feminismo y Estudios Culturales, en revistas y editoriales como: Eñe, Periférica, Asparkía, Feminismos, Teknokultura, Cuadernos Pagu, Quaderns de Psicología, Estudios Visuales, Quimera, Red Digital, Papers d'Art, Turner. Ha sido colaboradora de BABELIA (EL PAIS) en 2015 y 2016.
http://www.facebook.com/guillermoyaneztapia
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elmartillosinmetre · 7 months
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Los sonidos puestos en pie
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[Stefano Russomanno (Milán, 1969)]
Fórcola publica una colección de ensayos del musicólogo milanés afincado en Madrid Stefano Russomanno
El musicólogo y crítico italiano Stefano Russomanno se desnuda en este conjunto de diez ensayos en los que, recurriendo al inmenso poder evocativo de la música, nos presenta muchos de sus intereses más primarios vinculados al mundo de los sonidos. Con continuas referencias a momentos concretos de su vida, Russomanno, que después de más de dos décadas residiendo en Madrid, maneja un castellano impecable, sofisticado incluso en la adjetivación, no sólo nos habla de “las músicas y músicos que cambiaron su vida”, como reza el subtítulo de este volumen, sino que nos detalla las circunstancias concretas del deslumbramiento. Por qué, en qué momento y en qué condiciones determinados compositores, intérpretes y obras tocaron de forma especial su sensibilidad.
Muchos de esos momentos tienen que ver con la escucha de un disco, y la defensa que hace del medio fonógráfico cruza todo el volumen para culminar en otra apuesta no menos relevante por el audiolibro y el poder de la lectura en voz alta, que conecta con la sensación de verticalidad (“los sonidos puestos en pie”) que para él representa la música. Su amor por la montaña coincide en esa aspiración a sentirse protegido en lo vertical.
Es esta una obra casi metafóricamente enciclopédica. Por ella pasan Oistrakh, Karajan, Abbado, Muti, los Kleiber, Pollini, Pogorelich, Strauss, Takemitsu, Gesualdo, Verdi, Rameau, Donatoni, Castiglione, Guerrero, el violín, la guitarra, el shakuhachi, la flauta, el Monte Cervino, las tiendas de discos de Milán, Ferrara, Giorgio De Chirico, Fabrizio Gifuni, el Concierto de Año Nuevo... en un continuo tránsito de lo concreto (por ejemplo, la portada de un disco) a lo conceptual (la forma en que Muti entiende su trabajo), lo descriptivo (el gesto de Karajan en el podio), lo subjetivo (sus valoraciones sobre la grabación de una obra)..., un tránsito que a menudo es incluso brusco. Hay algo de vertical también en ello.
[Diario de Sevilla. 15-10-2023]
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La musa al oído. Músicas y músicos que cambiaron mi vida Stefano Russomanno. Madrid: Fórcola, 2023. 223 páginas. 22,50 €
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elmartillosinmetre · 10 months
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El sospechoso habitual
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[Furtwängler dirige a la Filarmónica de Berlín con Hitler en la primera fila de la audiencia. / USHMM, CORTESÍA DE GRETCHEN VAN POOL]
Fórcola publica en español un acercamiento a la polémica figura de Wilhelm Furtwängler
Wilhelm Furtwängler (Berlín, 1886 - Baden Baden, 1954) es un auténtico mito de la dirección orquestal. Este libro de la historiadora francesa Audrey Roncigli no tiene por objeto exactamente una biografía de su figura, aunque también la contenga en parte, sino un acercamiento a la visión que se tuvo (y se tiene) de su postura hacia el régimen nazi. Porque el caso Furtwängler no va exactamente de la relación del músico con el Tercer Reich, sino de cómo se vio (sobre todo, fuera de Alemania) esa relación. Aunque el original de Roncigli se publicó en el año 2009, la nefasta moda woke ha revitalizado todos los juicios sobre el comportamiento de grandes figuras del pasado, y en ese sentido, la publicación de Fórcola resulta oportuna.
Titular de la Filarmónica de Berlín desde 1922 y habitual en los podios de la Gewandhaus de Leipzig y de la Filarmónica de Viena, Furtwängler era ya la gran figura de la dirección en Alemania cuando en 1933 los nazis toman el poder. Aunque nunca tuvo el carnet del Partido, defendió y protegió a los judíos de su orquesta, fingió enfermedades para ausentarse de los conciertos por los cumpleaños de Hitler, dimitió en 1934 del cargo de vicepresidente de la Cámara de Música del Reich, se opuso a muchas directrices oficiales y se negó a dirigir en los países ocupados por Alemania después de 1939, el régimen no pudo sustraerse a usar la imagen de Furtwängler como sustento propagandístico en el exterior.
El músico berlinés decidió quedarse en su país, que para él nunca fue una “Alemania nazi”, sino una “Alemania gobernada por los nazis”, en la que la música era más necesaria que nunca, pero su postura no fue entendida por muchos otros artistas que sí abandonaron Alemania, y con ella privilegios y estabilidad vital. Por más que en los estertores de la guerra, alertado por Albert Speer, Furtwängler huyó a Suiza, escapando al arresto de la Gestapo, que acaso lo vinculaba a los conspiradores de la Operación Valquiria, el maestro fue sometido a dos procesos de desnazificación (uno en Viena y otro en Berlín), y convertido luego en una especie de chivo expiatorio, símbolo de la responsabilidad colectiva por la guerra, especialmente en los Estados Unidos, donde sufrió el boicot y el rechazo generalizado de la opinión pública, los músicos y sus instituciones.
Más allá de la narración de los hechos y de las valoraciones morales de unos y otros, la mayor aportación de Roncigli tiene que ver con el estudio detallado del repertorio que cultivó Furtwängler, que se divide en tres períodos (antes de 1933, entre 1933 y 1945 y de 1945 a 1954), y se compara con las directrices oficiales para constatar que nunca dirigió el berlinés tan poco la música de Beethoven, Brahms, Strauss y Weber –junto a Wagner y Bruckner los preferidos del régimen–, como durante la época nazi. Un último capítulo dedicado al análisis de algunas de sus grabaciones de guerra comparadas con las hechas de las mismas obras durante la posguerra pretende añadir una interpretación política al caso, según la cual, el director mostraría con diversos rasgos de estilo interpretativo su actitud ante el estado de las cosas, aunque el componente de apreciación subjetiva resulta en este terreno en absoluto despreciable.
El caso Furtwängler sobrevivió al maestro, y Roncigli se hace también eco de la bibliografía generada después de su muerte y de algunas obras de ficción que se le han dedicado. Aunque su postura pretende ser objetiva, los sesgos en defensa del director berlinés resultan bastante evidentes a lo largo de toda la obra. En cualquier caso, subsiste una reflexión básica, la de la relación entre el artista y el poder, sobre todo cuando este es indiscutiblemente tiránico, con todas sus derivaciones éticas y sociales.
[Diario de Sevilla. 2-07-2023]
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El caso Furtwängler. Un director de orquesta en el Tercer Reich Audrey Roncigli. Trad. Gabriela Torregrosa. Madrid: Fórcola, 2022. 367 págs. 29,50 euros.
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elmartillosinmetre · 1 year
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Breviario de directores
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[El director rumano Sergiu Celibidache (1912-1996) es el más ampliamente tratado del libro. / D.S.]
La editorial Fórcola publica un estudio sobre la evolución de la dirección de orquesta
Dos críticos bien conocidos de la prensa musical española, Rafael Ortega Basagoiti y Enrique Pérez Adrián, habituales de la revista Scherzo desde hace décadas, acaban de publicar en la editorial madrileña Fórcola un volumen en que radiografían el oficio de director de orquesta. En quince capítulos y un epílogo, en este libro se hace repaso a una amplísima nómina de maestros, desde Weber, Berlioz y Mendelssohn a los nacidos después de 1980, mediante un somero repaso a sus carreras y sus tendencias estéticas.
Tuve la oportunidad de hablar con Rafael Ortega Basagoiti (Madrid, 1957) sobre este trabajo, del que no hay antecedentes en la bibliografía española.
–Se trata de un libro a dos, pero en él se encuentran muchas valoraciones, muchos juicios. ¿Cómo lo plantearon?
–Lo contamos en las consideraciones previas, se trataba de respetar lo que ha escrito el otro. Los capítulos están en general muy repartidos de manera casi íntegra, hay pocos en los que hayamos metido mano los dos, y además cuando lo hemos hecho cada uno se ha dedicado a una figura distinta. Por supuesto cada uno tiene su visión y no siempre coincidimos, pero asumimos los criterios del otro, porque tampoco se trataba de establecer un debate entre nosotros. 
–¿Podemos ver la historia de la dirección de orquesta como un eterno Toscanini vs Furtwängler, es decir, objetivismo frente a subjetividad o se trata de una simplificación excesiva?
–Yo creo que es simplificar demasiado. Hay una parte de eso que efectivamente se mantiene en cierto modo. Pero no afecta sólo a la dirección de orquesta, sino a la interpretación musical en general: hay una parte de los intérpretes que se decanta por lo analítico y racional y otra parte que lo hace por lo intuitivo y emocional. Lo vemos sobre todo en la música anterior a Wagner: la tendencia historicista rompe con una manera de dirigir ese repertorio muy furtwängleriana y retrocede, no a lo Toscanini, pero sí a unas maneras desprovistas de la parte poswagneriana. Pero en el caso de la dirección hay otros componentes. Las orquestas han evolucionado a grupos que están mucho mejor organizados y preparados profesionalmente, los directores también, pero han tenido que cambiar sus formas. El mundo ya no es el mismo, ya no hay posibilidad de ensayos determinados, el director tiene un poder más limitado, tiene que cuidar las formas… De repente se puede encontrar con una orquesta respondona, que es cosa que hace siglo y medio era impensable. A principios del siglo XX a nadie se le ocurriría pensar en un levantamiento orquestal contra un director más o menos ilustre, aquello no cabía en la cabeza, y sin embargo hoy, si un director se pasa de la raya, sea quien sea, la orquesta se levanta y se va. Eso ha cambiado mucho. Entran otros ingredientes.
–El modelo de dirección autocrática pasó a mejor vida, sustituido por el primus inter pares, ¿podemos poner una fecha a ese cambio?
–El cambio es muy evidente, pero progresivo. Es algo que a partir de finales de los 50 va cambiando progresivamente. Pero, ¿hemos abandonado del todo los modos autocráticos? Hay un componente de apariencia. Hoy ya no tienes a un Toscanini que se dirija a gritos a los músicos o a un Celibidache que pueda llegar al desprecio más absoluto en el trato. Está ese famoso documental de Celibidache ensayando la 7ª de Bruckner con la Filarmónica de Berlín, y ese tono con que se dirige a los profesores de la orquesta hoy es imposible de ver… Hemos perdido esos exabruptos, incluidos los tacos de Toscanini, y hemos dado con maneras más sutiles. Hay quien dice que Claudio Abbado, que parecía muy amable, muy dialogante, si en un ensayo se le atravesaba un músico al salir podía decírle tranquilamente al gerente de la orquesta: "A ese no me lo vuelvas a poner…". Así que el cambio es real, porque los directores saben que no pueden ir con el martillo pilón, pero también hay un componente de apariencia. Sobreviven directores que vienen de generaciones más antiguas, que tienen determinada formación y han tenido sus más y sus menos, pero los maestros de 70 años para abajo se tienen que manejar de otra manera porque si no, no tienen ningún futuro.
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[Rafael Ortega Basagoiti (Madrid, 1957) / D.S.]
–¿Es posible una democracia en una orquesta?
–Al final la dirección de orquesta, si dejamos la parte de teoría musical, es un liderazgo de grupos. El líder moderno en la orquesta, la empresa y cualquier sitio, tiene que liderar por convicción, por persuasión, pero es una persona que tiene que tomar decisiones. Tú tienes 100 músicos y cada uno tendrá su idea de cómo hacer esa música, y tú puedes convencerlo y crear cierto consenso, pero alguien tiene que tomar la decisión. Al final, por mucho que se intente vestir de alguna manera, esa decisión la tiene que tomar el director, eso es indiscutible. Cómo tomarla. Hay un punto de convicción, persuasión, carisma, pero también hay algo que choca con eso, es el tiempo que tienes, sobre todo cuando hablamos de directores invitados,  porque en las orquestas modernas, y no digamos ya si hablamos de las inglesas, tú qué puedes tener, siete, ocho, diez horas de ensayo, tirando por lo muy alto, doce. En esas horas tienes que preparar un programa y llevar al huerto a las orquestas. Hay veces que no tienes tiempo de enrollarte. Tienes que tener la capacidad de convencerlos de que tu camino es el bueno, pero no tienes mucho tiempo. El director de orquesta moderno tiene que tener mucho de psicólogo…
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–¿Siguen existiendo las escuelas nacionales?
–Hay cuestiones de sonido que tienen que ver con los instrumentos: por ejemplo, los metales de las orquestas del Este no son como los de las occidentales, lo que genera diferencias de sonido. Pero estamos en un mundo global, hay muchos músicos españoles en orquestas alemanas y rusos o polacos tocando a mansalva en orquestas españolas, y eso hace que las diferencias se diluyan. No son las que eran antes.
–Hablando de dirección de orquesta, ¿cualquier tiempo pasado fue mejor?
–Uf, ese es un tema para otro libro. Habrá gente que piense que es así. Conozco muchos melómanos y críticos que piensan que es así. Otros que de ninguna manera. Y otros que pensamos que para algunas cosas, sí y para otras, no. Tengo una opinión muy personal al respecto. Para cuáles sí. Pues es verdad que en función de las presiones económicas y de las necesidades de tiempo, hemos perdido la capacidad de trabajar en profundidad un programa.
–Lo de las dos semanas que se dejaban a algunos directores para un programa es casi imposible hoy, claro…
–Eso es muy difícil. El último caso que he visto fue poco antes de la pandemia y fue excepcional. Semyon Bychkov vino a dirigir la ONE, que hacía una obra que no sé si en España se ha hecho íntegra alguna vez, Mi patria de Smetana. Pidió dos semanas, y se las dieron. El resultado fue una maravilla. Pero la realidad es que esto hace 40 o 50 años era habitual. Con Celibidache o Giulini era normal. Erich Kleiber pidió 120 ensayos para el estreno de Wozzeck en 1925. Esto hoy no puede ser. En el otro extremo están pasando cosas. En Bayreuth por ejemplo estaba previsto que Valery Gergiev dirigiera el Tannhäuser. Pero Gergiev se ha metido en tal dinámica de óperas y conciertos que lo cortaron porque no tragaban con un señor que estuviera presente en un ensayo de cada tres. La realidad es que hoy se ha dejado de trabajar con el tiempo y la profundidad de antes. Si hoy te dan tres días de ensayo ya vas que ardes; eso si no es una orquesta inglesa, que a lo mejor tienes día y medio. En esto cualquier tiempo pasado fue mejor. Sin duda. La precariedad de tiempos de ensayo se nota mucho. 
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–Los músicos están mejor preparados...
–Sí, eso es verdad, pero por muy bien preparados que estén… En los conciertos con solista, por ejemplo, tienen un ensayo y el general, y eso se nota. Y por eso Sokolov, que es un señor muy riguroso, ha dejado de trabajar con orquesta, porque vio que las orquestas trabajaban con tanta premura que no había forma de conseguir el nivel al que él aspira. Los músicos y los directores están mejor preparados, sí, pero hay límites, sobre todo para las obras poco habituales. A lo mejor sacas una interpretación correcta, pero nada más. No te puedes tirar 20 minutos ensayando el trémolo inicial de la 7ª de Bruckner, como Celibidache en el concierto al que me refería antes.
–El mundo de los directores es un mundo donde abunda (o abundaba al menos) el divismo. ¿Es necesario un ego enorme para brillar como director o los que son muy humildes también pueden destacar en el oficio?
–El ego es un componente de cualquier artista. Cuando uno se sube a un escenario o está muy seguro de sí mismo o te tiemblan hasta las costillas. El ego es inevitable y hasta necesario. Y es que los directores además de enfrentarse al público tienen delante a una orquesta. Si no vas seguro con lo que haces te pueden comer. Sobre todo si la orquesta es de las gordas. Recuerdo uno de los muchos documentales que hay sobre Leonard Bernstein, en que contaba cómo fue la primera vez que se enfrentó a la Filarmónica de Viena. Y para entonces él era ya un director muy establecido, y sin embargo confesaba que le temblaban las canillas. Porque la Filarmónica de Viena era la Filarmónica de Viena. Y él explica que empezó a hablarles y se dio cuenta de que se estaba empezando a poner nervioso y estaba hablando demasiado. Y entonces se puso a ensayar y ya fue bien, pero también tuvieron sus momentos tensos, porque no le gustaba cómo tocaban a Mahler… Así que una parte de ego es imprescindible, pero donde está el secreto es en gobernar el ego de forma que la orquesta te perciba como alguien seguro pero no prepotente. Hay que poner límites a ese ego. Tú sabes lo que quieres hacer pero no puedes ir levantando la nariz por encima de la orquesta. Y eso ha cambiado. Hace 50 años daba exactamente igual que levantases la nariz, pero hoy no lo puedes hacer. Y eso es posible. Yo he conocido directores que pueden ser duros en el podio, pero luego en el trato son gente muy normal y pueden ser perfectamente humildes. Por ejemplo, Harnoncourt. Era un señor de una energía, una pasión y una seguridad contagiosas, pero luego hablabas con él y era un tipo encantador, y los músicos lo adoraban.
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–¿Un gran director es capaz de rescatar a una orquesta mediocre?
–Lo que no puede hacer es milagros. ¿Es capaz de reconstruir y con el tiempo llevar a una orquesta mediocre a otro nivel? Sí. Un buen trabajador de orquestas, un buen discriminador de lo que necesita un conjunto, puede hacerlo. Por ejemplo, el señor George Szell, que ha sido muy machacado porque tenía un carácter de mil pares de narices, pues llega a Cleveland y le da la vuelta por completo. Con el tiempo y la libertad para hacerlo, un buen director puede transformar una orquesta discreta en una de primer nivel. Ahora bien, de la noche a la mañana, vengo como invitado a una orquesta discreta y la hago de primer nivel, mira, no, eso no. Sí puede ocurrir que una orquesta medianamente decente, aunque no grande, se eleve a un gran nivel por un director invitado muy bueno. En una semana la transforma no en algo excepcional, pero sí en algo mucho mejor. Eso lo hemos vivido en España con gente como Celibidache o Lorin Maazel. Yo a Maazel lo vi una vez con la Orquesta de la RTVE y aquello fue apoteósico. ¿La hizo excepcional? No, pero la transformó en algo mucho mejor de a lo que estábamos acostumbrados.
–¿Están bien dirigidas las orquestas españolas?
–Sólo conozco de cerca las madrileñas, del resto no me atrevo a hablar. La Nacional y la de RTVE están en muy buenas manos, que son las de David Afkham y Pablo González. La Sinfónica ha estado en situación rara, después de López Cobos. Creo que fue Mortier quien decidió que no hubiera un titular y eso fue un error. Y en la de la Comunidad de Madrid, Víctor Pablo hizo una labor excelente y ahora está la polaca Marzena Diakun, a la que todavía no conozco lo suficiente como para opinar.
Un compositor, un director
Propongo a Rafael Ortega Basagoiti un juego: el nombre del director idóneo para cada compositor sugerido... Este es el resultado: Mozart. Nikolaus Harnoncourt. Beethoven. El último Claudio Abbado. Mahler. Leonard Bernstein. Bach. Nikolaus Harnoncourt o Philippe Herreweghe. Shostakóvich. Kurt Sanderling. Brahms. Ahí está muy alto en mi lista el mismo Sanderling y también Claudio Abbado, pero luego está Carlo Maria Giulini, que es muy especial. Chaikovski. Eugene Mravinski, aunque también me ha sorprendido Semyon Bychkov en su ciclo con la Filarmónica Checa. Haydn. Harnoncourt otra vez. Wagner. Hans Knappertsbuch entre los antiguos; Christian Thielemann, hoy. Haendel. John Eliot Gardiner. Falla. Ataúlfo Argenta.
[Diario de Sevilla. 11-12-2022]
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Música, maestro: De Mahler a Dudamel. Rafael Ortega Basagoiti y Enrique Pérez Adrián. Madrid: Fórcola, 2022. 425 páginas. 34,50 euros.
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elmartillosinmetre · 2 years
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John Dowland en español
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[Alberto Álvarez Calero, profesor universitario y director de orquesta. / JUAN CARLOS VÁZQUEZ]
El sevillano Alberto Álvarez Calero ha publicado en la editorial Fórcola la primera monografía española sobre John Dowland
Profesor en la Universidad de Sevilla desde hace dos décadas, fundador y director de la Orquesta de Cámara de Bormujos hace seis años, el interés de Alberto Álvarez Calero (Sevilla, 1974) por el compositor británico John Dowland (1563-1626) es antiguo: "Me formé como guitarrista y como director coral, dos ámbitos en los que Dowland destacó, y me interesó de siempre. En realidad empecé este trabajo justo cuando estaba terminando mis estudios en el Conservatorio, pero me sorprendió que hubiera tan poca bibliografía. En español sólo había artículos, pero ningún libro, y en inglés es verdad que estaba el estudio de Diana Poulton, que es de principios de los años 70, pero tampoco había mucho más. Y desistí hasta que retomé la idea poco antes de la pandemia. Tenía claro que, aparte las publicaciones originales del compositor, que son las fuentes primarias que he manejado, tenía que meterme en la bibliografía inglesa, no sólo sobre Dowland, sino sobre su entorno".
Nació así este libro, dividido en dos partes esenciales: la primera es un recorrido por la biografía del compositor; la segunda un sucinto análisis de su obra. "Hay muchas zonas oscuras sobre la vida de Dowland. Me fijé mucho en los prefacios de sus ediciones y en algunos documentos célebres, como la famosa carta que envía a Robert Cecil, secretario personal de Isabel I, para explicar su supuesta participación en una conspiración urdida en Italia contra la reina. Era la forma de manejar información de primera mano. Pero por ejemplo, no hay ni siquiera certeza ni de la fecha ni del lugar de su nacimiento, aunque lo más probable es que naciera en Londres en 1563. No tenemos tampoco un retrato del músico. En 2015 Roger Traversac presentó como posible de Dowland un retrato realizado por un pintor francés, Isaac Oliver, en 1590, pero la comunidad científica se mostró bastante escéptica y yo sinceramente no creo que sea Dowland. No deja de resultar sorprendente que de un compositor tan célebre en su tiempo se sepa tan poco".
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[Supuesto retrato de John Dowland en 1590. / D. S.]
De las certezas que tenemos sobre Dowland están su estancia juvenil en Francia, donde se convirtió al Catolicismo, sus viajes por Alemania e Italia, que le trajeron problemas serios en su país. "Se obsesionó con llegar hasta Roma para conocer a Marenzio, un compositor muy difundido ya en Inglaterra y al que admiraba. El problema es que en Florencia coincidió con un grupo organizado de ingleses católicos que tramaban un complot contra Isabel I e intentaron ganarlo para su causa. Se da cuenta enseguida de que si continuaba con sus planes de llegar hasta Roma, pondría en serio peligro no sólo a sí mismo, sino a su familia, y decide renunciar a su gran sueño y volverse para Alemania. Desde Núremberg escribe al secretario de la reina avisando del complot, del que echaba la culpa a los jesuitas, y tratando de defender su postura, llegando a decir incluso que él en Inglaterra ni siquiera había ido nunca a una misa".
Las tensiones religiosas marcaron siempre la vida del compositor. "Él se quejó amargamente toda su vida de que su fe le cerró el paso a la corte, una posición que ansiaba. Se sintió decepcionado cada vez que se abría una vacante y era ocupada por otro músico. Por eso se marcha a Dinamarca, a la corte de Cristián IV, y eso lo siente como un auténtico exilio. Cada vez que podía se escapaba a Londres, a visitar a su familia, a cuidar de las ediciones de su obra, y luego retrasaba la vuelta, excusándose en el mal tiempo. Es difícil decir hasta qué punto el catolicismo de Dowland y el incidente italiano afectaron a esa situación, porque en realidad no parece que este maltrato fuera tan real como él decía, aunque es cierto que no logra el ansiado puesto hasta 1612, ya con Jacobo I."
No deja de resultar curioso que la última edición de su música datase justo de ese año. En los últimos catorce de su vida, John Dowland no volvió a publicar nada. "A mí también me llamó la atención ese hecho. Veo tres posibilidades: una, la estabilidad le garantizaba el bienestar económico y ya no necesitaba más; dos, sus obligaciones, sobre todo en el aspecto docente, eran muy exigentes y se sintió sin fuerzas para publicar más música; tres, los nuevos aires estéticos no le gustaban demasiado y prefirió el silencio. Yo me inclino por la tercera opción".
En cualquier caso, si por algo se caracteriza el repertorio vocal de Dowland es por el lirismo y la tendencia a destacar la voz superior, hasta el punto de que en sus ediciones se permite tanto la interpretación a varias voces como con una sola voz acompañada por laúd, que es hacia donde apuntaba el nuevo estilo italiano de la monodia acompañada. "Sí, puede ser una paradoja. Él se sentía parte del estilo más antiguo, sobre todo en la escritura para su instrumento, el laúd, pero conocía muy bien a los italianos y su música vocal en efecto estaba confluyendo con la monodia italiana. De todas formas, en el Prefacio de su última edición, A Pilgrimes Solace, arremete contra los cantantes, los jóvenes laudistas y todos aquellos que lo acusaban de ser un antiguo. Hay una andanada muy notable también contra los que pretendían hacer pasar la viola da gamba por encima del laúd, una referencia muy directa contra Tobias Hume".
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[El profesor sevillano con su libro. / JUAN CARLOS VÁZQUEZ]
Al hablar de Dowland es ineludible hacerlo de la melancolía, que es algo que Álvarez Calero considera que era una marca no tanto de la personalidad del compositor ("hay testimonios de la época que lo describen como una persona  no sólo alegre, sino incluso dicharachera"), "como una moda estética de la época, en Inglaterra y fuera. Puede que en él influyeran los contactos con círculos neoplatónicos en los que las expresiones de melancolía estaban muy bien vistas".
La fama de Dowland se fue esfumando con el paso de los siglos y hay que esperar al XX para su rescate. "En Inglaterra siempre estuvo bastante presente, nunca se olvidó del todo, aunque es verdad que su rehabilitación definitiva no llega hasta los años 20 del siglo pasado y sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial. Ya en los 40, Andrés Segovia estaba tocando su música". Aunque la música de Dowland representa muy bien el espíritu inglés, Álvarez Calero considera "que realmente es un compositor internacional, que gusta en todos lados. Su música es muy melódica y en eso coincide con buena parte de la tradición inglesa, de Purcell hasta los Beatles".
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John Dowland. La música inglesa en tiempos de melancolía Alberto Álvarez Calero. Madrid: Fórcola, 2022. 238 páginas. 27,50 euros.
Un melodista incomparable
Son dos los terrenos en los que John Dowland marcó la música inglesa de su tiempo: el laúd y la canción. En ambos, la discografía es generosa. A las integrales laudísticas ya clásicas (Nigel North en Naxos; Paul O’Dette en Harmonia Mundi) hay que unir infinidad de álbumes misceláneos, entre los que caben destacar las selecciones de Jakob Lindberg en Bis, de Hopkinson Smith en Naïve o el doble de José Miguel Moreno con Eligio Quinteiro para Glossa. El joven Jonas Nordberg acaba de publicar también un precioso álbum de Lessons en Bis. El laúd juega un papel esencial en las famosas Lachrimae, una colección que suele interpretarse con consort de violas, aunque podría hacerse igualmente con violines. Savall con Hesperion XX (Astrée; ahora en Alia Vox), Fretwork (Virgin; ahora, Erato), Les Voix Humaines en Atma, La Chimera (sello La Musica) o, más recientemente, Opera Prima Consort en Brilliant (con el sevillano Miguel Rincón como laudista) son opciones de interés.
Quedan las canciones, en las que las voces femeninas han rivalizado siempre con las de los contratenores: Emma Kirkby, Catherine King, Carolyn Sampson, Grace Davidson de un lado; Alfred Deller, James Bowman, Gérard Lesne, Andreas Scholl, Robin Blaze del otro son nombres seguros a los que recurrir. Pero yo he preferido quedarme con el monográfico que en 2019 publicaron en Naïve la soprano argentina Mariana Flores y el laudista neoyorquino Hopkinson Smith por la tersura y sensualidad de la voz de Flores y la delicada sutileza de Smith.
[Diario de Sevilla. 3-10-2022]
UN ÁLBUM SOBRE DOWLAND EN SPOTIFY
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elmartillosinmetre · 5 years
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El canto interior
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[Para Dilthey, el Espíritu alemán encuentra en Haydn su lenguaje más genuino]
Wilhelm Dilthey (1833-1911) es un producto singular del Idealismo alemán. Su filosofía busca incansable un método propio para las ciencias del espíritu en el que la perspectiva histórica tendría lugar esencial: si bien al sustantivo Dilthey le añade por norma el adjetivo, de forma que el Espíritu se convierte en Espíritu Alemán.
Su visión de la historia del hombre “como historia de una cultura imputable a un espíritu nacional”, como afirma Blas Matamoro en su prólogo, le llevó a profundizar en ese Espíritu Alemán, que él no concibe nunca (y la puntualización es importante) de forma excluyente, pues, a su entender, las naciones se conforman por el triple principio de herencia, mestizaje y autonomía. Y en ese Espíritu, lógicamente, la música.
Matamoro recopila textos diversos, escritos al parecer entre 1906 y 1907, que nunca formaron parte de las ediciones oficiales del filósofo, y los arregla para un lector de hoy, agrupando lo disperso, completando las discontinuidades y aliviando la redacción de cierta “pompa imperial”, por lo que el resultado añade al carácter fragmentario de los originales la intervención decisiva del editor.
Parte el libro del coral alemán como elemento conformador de una música germánica que se define a partir de Bach y Haendel como “el arte de la interioridad”, lo que habría asegurado su triunfo sobre la extravertida música latina, y aquí es inevitable advertir que Dilthey mira desde el siglo XIX, con el dominio apabullante del sinfonismo centroeuropeo en la cultura europea.
Schütz, Bach, Haendel, Haydn, Mozart y Beethoven son los peldaños que llevaron a la música alemana a la cúspide. Dedicando especial atención a Bach y Mozart, Dilthey/Matamoro busca siempre en la música el latido expresivo de ese mundo interior, y en la elección de las obras comentadas (están, por ejemplo, el Fígaro y el Don Juan de Mozart, pero no Così) se adivina el método empleado: escoger lo que confirma la tesis inicial, pero no lo que la desmiente.
[Diario de Sevilla. 30-12-2018]
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La gran música alemana. De Bach a Beethoven Wilhelm Dilthey. Edición, versión y notas de Blas Matamoro. Fórcola, Madrid, 2018. 158 páginas. 15,50 euros
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elmartillosinmetre · 3 years
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Un Beethoven germinal
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[Beethoven caminando, visto por Julius Schmid]
Beethoven llegó a Viena en 1792, con 22 años. Su deslumbrante virtuosismo al piano le permitió convertirse pronto en una personalidad relevante en la capital imperial, pero no fue hasta 1800 que estrenó su primera sinfonía. Es como si el peso dejado en el género sinfónico por sus grandes maestros (Mozart, Haydn) hubiera coartado la voluntad experimentadora del joven, que innovaba ya sin remilgos en el teclado.
Esa conexión con el mundo del Clasicismo y la renovación del lenguaje en casi todos los parámetros musicales que permitiría la supervivencia de la forma durante más de un siglo es muy correctamente señalada por Marta Vela en este libro que acaba de publicar Fórcola. A pesar de emplear en esencia la misma orquesta de los clásicos, Beethoven amplía sonoridades, estira los desarrollos, lo que lo obliga a hacer lo mismo con la coda, poniendo el germen de la transformación de la forma sonata, y añade la voz. Todo ello marcará el desarrollo de la sinfonía a lo largo del siglo XIX.
Menos convincente resulta Vela en su idea de que los ideales revolucionarios de libertad, igualdad y fraternidad están detrás de estas transformaciones. Podrían ser esos como otros cualesquiera. Vela ha leído a Norbert Elias e insiste en su vieja tesis de la cesura entre música artesanal y música artística que se produce entre Mozart y Beethoven, aquel muerto en la miseria, abandonado por la sociedad vienesa por su deseo de ser compositor libre; este, acostumbrado a hacer siempre según su voluntad. Los últimos trabajos de Christoph Wolf desmienten esa imagen de Mozart, y en cuanto a Beethoven, su dependencia de sus mecenas aristocráticos tuvo importancia crucial en su estilo al menos hasta 1814.
Marta Vela lo explica bien, porque su libro es un repaso por las condiciones en que cada una de las nueve sinfonías del músico nacieron y fueron estrenadas. Que nadie busque profundos análisis musicales, pues la autora se limita a pequeños comentarios sobre los primeros movimientos, con acotaciones sin duda interesantes sobre motivos, articulaciones, ritmo y armonía, que se hacen muy interesantes en el caso de la Quinta, en la conexión de esta obra con la Novena y en su mirada sobre los esbozos de la Décima. Este libro debería ser sólo el germen de un estudio más profundo y detallado.
[Diario de Sevilla. 7-12-2020]
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Las nueve sinfonías de Beethoven Marta Vela. Madrid: Fórcola, 2020. 217 págs. 22,50 euros.
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librosdereseas84 · 4 years
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Libro Muchas vidas, muchos maestros
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 Sinopsis Descargar Muchas vidas, muchos maestros de Brian Weiss El doctor Brian Weiss, jefe de psiquiatría del hospital Mount Sinai de Miami, relata en éste, su primer libro, una asombrosa experiencia que cambió por completo su propia vida y su visión de la psicoterapia. Una de sus pacientes, Catherine, recordó bajo hipnosis varias de sus vidas pasadas y pudo encontrar en ellas el origen de muchos de los traumas que sufría. Catherine su curó, pero ocurrió algo todavía más importante: logró ponerse en contacto con los Maestros, espíritus superiores que habitan los estados entre dos vidas. Ellos le comunicaron importantes mensajes de sabiduría y de conocimiento.Este relato, profundamente conmovedor, punto de encuentro entre ciencia y metafísica, constituyó un extraordinario bestseller y sigue siendo de obligada lectura en un mundo convulsionado, en especial para los que buscan un nuevo sentido espiritual.
Leer el Primer Capítulo:
en que estás? ¿Te parece familiar? —No sé. —Esa cosa purpúrea, ¿es una especie de fruta? —Tanis. —¿Te ayudará eso? ¿Es para la enfermedad? —En ese tiempo, sí. —Tanis —repetí, tratando, una vez más, de ver si se refería a lo que llamamos tanino o ácido tánico—. ¿Así se llama? ¿Tanis? —Oigo... sigo oyendo «tanis». —De esta vida, ¿qué ha quedado sepultado en tu vida actual? ¿Por qué vuelves una y otra vez aquí? ¿Qué te molesta tanto? —La religión —susurró Catherine, de inmediato —, la religión de esa época. Era una religión de miedo... miedo. Había tantas cosas que temer... y tantos dioses... —¿Recuerdas los nombres de algunos dioses? —dije. —Veo ojos. Veo una cosa negra... una especie de... parece un chacal. Está en una estatua. Es una especie de guardián... Veo una mujer, una diosa, con una especie de toca. —¿Sabes el nombre de la diosa? —Osiris... Sirus... algo así. Veo un ojo... un ojo, sólo un ojo con una cadena. Es de oro. —¿Un ojo? —Sí... ¿Quién es Hathor? —¿Qué? —¡Hathor! ¡Quiénes! 67 Nunca había oído hablar de Hathor, aunque sabía que Osiris, si la pronunciación era correcta, era el hermano-esposo de Isis, la principal deidad egipcia. Hathor, según supe después, era la diosa egipcia del amor, el regocijo y la alegría. —¿Es uno de los dioses? —pregunté. —¡Hathor, Hathor! —Hubo una larga pausa—. Pájaro... es plano... plano, un fénix... Guardó silencio otra vez. —Avanza ahora en el tiempo, hasta el último día de esa vida. Ve hasta tu último día, pero antes de morir. Dime qué ves. Respondió con un susurro muy suave. —Veo edificios y gentes. Veo sandalias, sandalias. Hay un paño rústico, una especie de paño rústico. —¿Qué ocurre? Ve ahora al momento de tu muerte. ¿Qué te ocurre? Tú puedes verlo. —No veo... no me veo más. —¿Dónde estás? ¿Qué ves? —Nada... sólo oscuridad... veo una luz, una luz cálida. —Ya había muerto, había pasado al estado espiritual. Al parecer, no necesitaba experimentar otra vez su muerte real. —¿Puedes acercarte a la luz? —pregunté. —Allá voy. Descansaba apaciblemente, esperando otra vez. —¿Puedes mirar ahora hacia atrás, hacia las lecciones de esa vida? ¿Tienes ya conciencia de ellas? —No —susurró. Continuaba esperando. De pronto se mostró alerta, aunque sus ojos permanecían cerrados, como ocurría siempre que estaba en trances hipnóticos. Movía la cabeza de un lado a otro. —¿Qué ves ahora? ¿Qué está pasando? Su voz era más potente. —Siento... ¡alguien me habla! —¿Qué te dicen? —Hablan de la paciencia. Uno debe tener paciencia... 68 —Sí, continúa. —La respuesta provino inmediatamente del Maestro poeta. —Paciencia y tiempo... todo llega a su debido tiempo. No se puede apresurar una vida, no se puede resolver según un plan, como tanta gente quiere. Debemos aceptar lo que nos sobreviene en un momento dado y no pedir más. Pero la vida es infinita; jamás morimos; jamás nacimos, en realidad. Sólo pasamos por diferentes fases. No hay final. Los humanos tienen muchas dimensiones. Pero el tiempo no es como lo vemos, sino lecciones que hay que aprender. Hubo una larga pausa. El Maestro poeta continuó. —Todo te será aclarado a su debido tiempo. Pero necesitas una oportunidad para digerir el conocimiento que ya te hemos dado. Catherine guardó silencio. —¿Hay algo más que yo deba saber? —Se han ido —me susurró —. Ya no oigo a nadie. Semana a semana, nuevas capas de temores y ansiedades neuróticas se desprendían de Catherine. Semana a semana se la veía un poco más serena, un poco más suave y paciente. Tenía más confianza en sí misma y atraía a la gente. Daba más amor y los demás se lo devolvían. El diamante interior que era su verdadera personalidad brillaba, luminoso, a la vista de todos. Las regresiones de Catherine abarcaban milenios. Cada vez que entraba en un trance hipnótico, yo no tenía idea alguna de dónde emergerían los hijos de sus vidas. Desde las cuevas prehistóricas hasta los tiempos modernos, pasando por el antiguo Egipto, ella había estado en todas partes. Y todas sus existencias habían sido amorosamente custodiadas por los Maestros, desde más allá del tiempo. En la sesión de ese día apareció; en el siglo XX, pero no como Catherine. —Veo un fuselaje y una pista aérea, una especie de pista de aterrizaje —susurró suavemente. Ficha Técnica Título: Muchas vidas, muchos maestros Autores: Brian Weiss Editorial: Fórcola Fecha: 06 may 2020 Tamaño: 0.37MB Literatura: Libros de Aventuras Páginas: 421 Isbn: 9436723782895 Formato: epub y pdf Read the full article
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librosdereseas84 · 4 years
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Libro Los Hornos de hitler
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 Sinopsis Descargar Los Hornos de hitler de Olga Lengyel Es ley de la naturaleza que donde quiera se reúnan hombres y mujeres, surja el amor. Ni siquiera a la sombra del crematorio podían suprimirse del todo las emociones humanas. El amor, o lo que se llamaba así en la atmósfera degradada del campo de la muerte, no era sino una desviación de lo que es para la gente normal, puesto que la sociedad de Birkenau había quedado reducida a una desviación también de la sociedad humana normal. Los superhombres que tenían en su mano nuestros destinos trataron de extinguir todo deseo sexual en los prisioneros. Corría por el campo el rumor de que mezclaban con nuestra comida ciertos polvos para reducir o destruir el apetito sexual. Como los hombres de las S.S. podían excitarse demasiado ante la proximidad de tantas mujeres jóvenes y hermosas a las que veían demudas y expuestas totalmente a su mirada, se les habían proporcionado burdeles con mujeres alemanas para su uso. A pesar de las teorías nazis respecto a la corrupción racial, nos enteramos de que muchas internadas atractivas fueron llevadas a esos lupanares. Privilegios semejantes se concedían a prisioneros de los campos de hombres. Sólo que su admisión era considerada, naturalmente, como un favor excepcional. Por otra parte, las ordenanzas y los procedimientos artificiales no significaban nada. La constante tensión nerviosa contribuía poco al aplacamiento de nuestros deseos. Por el contrario, la angustia mental parecía brindarnos un estímulo peculiar. Las relaciones entre los prisioneros de uno y otro genero, estaban caracterizadas por la ausencia total de convencionalismos sociales. Todo el mundo se dirigía a la persona que le interesaba, y a todos en general, llamándole de tú, y por su nombre, no por su apellido. Tal familiaridad no quería decir amistad, ni carecía siempre de cierta vulgaridad.
Leer el Primer Capítulo:
De día en día fueron mejorando nuestras condiciones de vida. Teníamos cierta medida de independencia, relativa, claro está; pero podíamos hablar y éramos libres de ir al evacuatorio cuando lo necesitábamos. Los que no se han visto nunca privados de estas pequeñas libertades no son capaces de imaginarse lo preciosas que pueden llegar a ser. Pero la situación de nuestra vestimenta siguió lo mismo. Mientras atendíamos a las enfermas, llevábamos los mismos harapos que nos servían de camisón, bata y todo. Pero las pobres enfermas apenas se enteraban, puesto que iban más andrajosas que mendigas, cuando no llevaban el uniforme carcelario. Al principio, el personal de la enfermería dormía en la misma habitación de consulta, sobre el suelo. Puede imaginarse el lector nuestra alegría, cuando un día, se nos dio todo "un apartamento". Cierto, era el viejo urinario de la Barraca No. 12, pero lo íbamos a tener para nosotras. En el cuarto angosto cabían a duras penas dos estrechas camas de campo. Por tanto, adoptamos el sistema de ringleras, como las koias de las barracas. Con tres de ellas, teníamos seis camastros. Aquello era un sueño. De allí en adelante, el pequeño dormitorio iba a ser nuestro domicilio privado. Allí estábamos en casa. 90 Nos pasábamos muchas noches hablando de las posibilidades de nuestra liberación y analizando con comentarios interminables los últimos acontecimientos de la guerra, tal como los entendíamos. En ocasiones muy contadas, nos llegaba de contrabando algún periódico alemán, y estábamos examinando horas y horas cada una de sus palabras, para sacar una partícula de verdad de entre todas aquellas mentiras. Con frecuencia dábamos rienda suelta a la nostalgia, hablando de nuestros seres queridos, o simplemente discutiendo los torturantes problemas del día, como por ejemplo, si deberíamos o no condenar a muerte a algún recién nacido para salvar a la pobre madre. Hasta llegábamos a recitar a veces poesías para adormecernos en un estado de calma espiritual que nos permitiese olvidar y escaparnos del horrendo presente. Los resultados obtenidos en nuestra enfermería distaban mucho de ser gloriosos. Las condiciones deplorables del campo de concentración aumentaban sin cesar el número de las dolientes. Sin embargo, nuestros amos se negaron a aumentar el personal de que podíamos disponer. Con cinco mujeres había bastante. Podríamos haber dado parte de nuestras medicinas y vendajes a los médicos de otras barracas, pero los alemanes no nos dejaban. Naturalmente, no podíamos atender a todos los pacientes, y muchos de ellos se agravaban por tenerlos abandonados, como ocurría, por ejemplo, cuando se trataba de heridas gangrenadas. Aquellas infecciones exhalaban un olor pútrido, y en ellas se multiplicaban rápidamente las larvas. Utilizábamos una enorme jeringa y las desinfectábamos con una solución de permanganato potásico. Pero teníamos que repetir la operación diez o doce veces, y se nos acababa el agua. La consecuencia era que otras pacientes tenían que esperar y seguir sufriendo. La situación mejoró un poco cuando se instaló el hospital al otro extremo de la barraca. Este espacio estaba reservado para los casos que requerían intervención quirúrgica, pero, cuando había apuros, se curaban toda clase de infecciones. En el hospital cabían de cuatrocientas a quinientas enfermas. Naturalmente, era difícil conseguir ser admitido, por lo cual las que estaban enfermas con frecuencia tenían que esperar días y días a poder ser hospitalizadas. Desde que llegaban, debían abandonar todas sus pertenencias a cambio de una camisa miserable. Aun habían de seguir durmiendo en las koias o en jergones duros de paja, pero con sólo una manta para cuatro mujeres. Bien claro está que no podía hablarse siquiera de aislamiento científico. Ficha Técnica Título: Los Hornos de hitler Autores: Olga Lengyel Editorial: Fórcola Fecha: 05 may 2020 Tamaño: 0.82MB Literatura: Libros de Historia Páginas: 489 Isbn: 9326763256231 Formato: epub y pdf Read the full article
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librosdereseas84 · 4 years
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Libro Contabilidad de Costos 3ra Edición
 Sinopsis Descargar Contabilidad de Costos 3ra Edición de Juan García Colín "nuestro país, lo mismo que el resto del mundo están experimentando, usted cambios sorprendentes en los sectores financieros, entre otros, que son económica cotidiana política, social y ecológica como para particulares y empresas muy importantes. Para hacer frente a estos cambios, los gerentes de negocios deben considerar como uno de los factores clave de éxito para el desarrollo de sistemas fiables, oportuna y relevante. La contabilidad de costos es un sistema de información que apoya la gestión, especialmente en la planificación y el control de las funciones de las operaciones. En un mercado competitivo, el costo es la única variable que la empresa tiene bajo su control, teniendo en cuenta que el precio no se puede controlar y que afecta directamente el volumen. Cuanto mayor sea el precio de un producto o servicio, menos la cantidad comprada, y viceversa, menor será el precio, mayor es la cantidad que los consumidores están dispuestos a comprar. Por lo tanto, las empresas centran sus esfuerzos en los costos y la fiabilidad, la puntualidad y la información relevante variables se obtendrá de ellos si los cambios en curso en la competición y de la cara. Otra cuestión importante es ver que la compañía no sólo como generador de riqueza para aquellos misma su capital para la creación o como generador de nuevos productos a la demanda de los consumidores se encuentran en riesgo debido a que el mercado y la competencia por lo que necesitan sino para servir como un agente de la compañía y, para obtener una nueva cultura ecológica en la que todos son conscientes de nuestra responsabilidad para promocionarnos a un medio ambiente limpio. Este concepto promueve el uso de tecnologías de producción y con el medio ambiente y se ha comprometido a los mejores productos de calidad proporciona procesos, materiales biodegradables y reciclables que no dañan el medio ambiente. Ciertamente, hoy en día el desarrollo y la mano deben ir con respeto a la naturaleza, por lo que es importante que cada empresa y cada persona que realice acciones que conducen a la medida de su capacidad, para mejorar nuestra relación con él cuando desee mantener durante toda la vida del planeta en buenas condiciones."
Leer el Primer Capítulo:
El término unidades equivalentes se utiliza para expresar la producción que se encuentra en proceso de fabricación al concluir un periodo de costos, en términos de unidades totalmente terminadas. Los técnicos de la planta fabril deben estimar el grado de avance en que se encuentra la producción en proceso. La estimación no debe ser global, sino que se requiere efectuarla en cada uno de los elementos del costo de producción. Como ejemplo tenemos que el programa de producción del mes de febrero de 20XX prevé elaborar 180 000 unidades. Al concluir el mes de febrero de 20XX (periodo de costos), la gerencia de producción reporta una producción terminada de 100 000 unidades y una producción pendiente de terminar de 80 000 unidades, con un avance del 40% en los tres elementos del costo de producción. La ilustración 6.2 nos dice que 100 000 unidades tienen 100% de materia prima, mano de obra y cargos indirectos, lo cual indica que están totalmente terminadas. Sin embargo, quedan pendientes al fi nalizar el periodo de costos 80 000 unidades con 40% de avance. Si se piensa que con determinada inversión de materia prima, mano de obra y cargos indirectos lo mismo pudieron haberse procesado 80 000 unidades en 40% que 32 000 unidades en 100%, resulta claro que existe una equivalencia entre ambas posibilidades. Determinadas las 32 000 unidades equivalentes del inventario fi nal de producción en proceso para los tres elementos del costo de producción, deben adicionarse éstas a las 100 000 unidades totalmente terminadas para determinar así las unidades equivalentes a productos terminados o producción real del periodo de costos, que será de 132 000 unidades, en lo concerniente a cada uno de los elementos del costo de producción. Ficha Técnica Título: Contabilidad de Costos 3ra Edición Autores: Juan García Colín Editorial: Fórcola Fecha: 10 may 2020 Tamaño: 2.45MB Literatura: Libros de Economía Páginas: 376 Isbn: 9326734623219 Formato: epub y pdf Read the full article
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