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#pensó dejarla en secreto.
eduardoskipper · 2 years
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lledron · 1 year
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Galandriel/Sauron/Celeborn y Celebrían.
Granted, the secret pregnancy trope in Sauron is Sauron becoming pregnant with Galandriel. And Sauron decides to keep the baby and give it up for adoption. The problem is that he can't walk to Mordor pregnant. Sauron changes his body into that of a female elf. And he meets Celeborn, who is a gentleman and is not going to leave a poor pregnant elf alone on the roads. Also, they are headed to the same place, Luthien. I love the idea of ​​them meeting each other and Celeborn supporting Sauron/Alanna. Suddenly the pregnancy hormones take over Sauron and these two have sex and they both feel guilty because they were thinking 1.Celeborn is falling for her 2.Sauron is attracted to the idea of ​​having someone who loves him. And also because he thought of Galandriel while they were having sex.
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What happens is that all the elves who accompany them think that Celeborn is the father of the baby. Celeborn even asks Alanna who the father is and Sauron replies that he is someone he loves and cannot be together with. Sauron recognizes that his daughter likes Celeborn, he likes to feel her hand on her belly and decides to leave his daughter to Celeborn, who has already said that he is a married man. After the birth, Sauron looks at her daughter and names her as Celebrian. Celeborn sees that the baby's hair is identical to Galandriel's. he tries to get her to bond with her, but Sauron says that if he does, then he won't want to leave her.
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Celeborn returns home with a baby, Galandriel recognizes Halbard's eyes on Celebrian, and neither of them talk about what happened. Celebrian grows up with green eyes and when the orcs capture her, something awakens in her. She destroyed them all. She is not just an elf. Upon returning to Elrond, Celebrian's powers become worse. She destroys entire rooms, builds new life forms that last a very short time. She is scared and decides to exile herself to Valinor so as not to hurt anyone. Aule welcomes her with open arms and says: "You are the spitting image of your mother!"
De acuerdo, el tropo de embarazo secreto en Sauron es que Sauron se queda embarazo de Galandriel. Y Sauron decide quedarse con el bebé y darlo en adopción. El problema es que él no puede caminar a Mordor embarazado. Sauron cambia su cuerpo al de un elfo femenino. Y se encuentra con Celeborn,quien es un caballero y no  va a dejar a una pobre elfa embarazada sola en  los caminos. Además, se dirigen al mismo lugar, Luthien. Me encanta la idea de que ellos se conozcan y que Celeborn sea el apoyo de Sauron /Alanna. De repente, las hormonas del embarazo se hacen cargo de Sauron y estos dos tienen sexo y ambos se siente culpables porque estaban pensando 1.Celeborn se está enamorando de ella 2.Sauron se siente atraido por la idea de tener a alguien que lo quiera. Y también porque pensó en Galandriel mientras ellos tenían sexo. Lo que acontece es que todos los elfos que los acompañan piensan que Celeborn es el padre del bebé. Celeborn incluso le pregunta a Alanna quien es el padre y Sauron responde que es alguien a quien ama y con quien no pueden estar juntos. Sauron reconoce que a su hija le gusta Celeborn, le gusta sentir su mano en su vientre y decide dejarle a su hija a Celeborn, quien ya dijo que él es un hombre casado. Después del parto, Sauron mira a su hija y la nombra como Celebrian. Celeborn ve que el pelo de la bebé es identico al de Galandriel.  intenta hacer que se vincule con ella, pero Sauron dice que si él lo hace, después no va a querer dejarla. Celeborn regresa a casa con un bebé, Galandriel reconoce los ojos de Halbard en Celebrian y ninguno de los dos hablan de lo que pasó. Celebrian crece con ojos verdes y cuando los orcos la capturan, algo despierta en ella. Ella los destruyo a todos. Ella no es solo una elfa. Al regresar con Elrond, los poderes de Celebrian se vuelven peores. Destruye habitaciones enteras, contruye nuevas formas de vida que duran muy poco tiempo. Ella está asustada y decide autoexiliarse a Valinor para no lastimar a nadie. Aule la recibe con los brazos abiertos y dice que :"Eres la viva imagen de tu madre!"
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mahxshxjo · 4 months
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🌙┊ 。.゚✧* — ♡ #SAEI006 날 밀어 넣어 준비가 안된 무대로 몰아 넣어수치를 느끼게 멘탈 을 느끼게 IDOL CRUSH. ZOO UNIT IN JAKARTA 멘탈 을 흔들어놔 싸늘한 관중 무너져 더는 널 못 참아 두고 #JIGUJELLY 。.゚✧*
No era un secreto para nadie que Giselle formaba parte de las largas filas de fanáticas de NCT, sin embargo al haber debutado bajo la misma empresa que ellos, tenía que ser mucho más profesional, especialmente tras ser seleccionada para promocionar con ellos esa canción para el álbum de invierno.
Cada nuevo concierto de la empresa creaba la posibilidad de presentar ZOO en compañía de los chicos de NCT. Los nervios jamás disminuían, ni siquiera habiendo pasado casi dos años desde el lanzamiento de la canción. Encontrarse en la sala de prácticas junto a ellos era aún más intimidante conforme pasaba el tiempo.
Nuevas expectativas nacían tanto del público como quizá de ellos, cualquier persona pensaría que debía ser más fácil al correr de los años pero para ella no era así.
El grupo de chicos era conocido por ser un grupo con excelentes habilidades en baile mientras para Aeri jamás había sido una tarea fácil. Aprenderse nuevos pasos siempre era una constante batalla pero tener que hacerlo tan rápido parecía ser el doble de complicado cuando intentaba seguir los ágiles movimientos de todos ellos, que además tenían piernas tan largas como veloces. El equilibrio entre divertirse y disfrutar de la presentación y no parecer un robot era algo que aún no conseguía del todo.
No obstante, incluso a pesar de los errores que pudiese haber cometido, ninguno de los chicos era estricto con ella. Podría pensar que Taeyong se sentiría frustrado debido a que era la coreografía que él había montado con tanto esfuerzo y probablemente pensó que se encontraría con una integrante fuerte que cubriera las partes de su estimada amiga Bada, sin embargo, ahí estaba Giselle, teniendo problemas para hacerlo al nivel de la coreógrafa.
Eventualmente lo lograría, pero el proceso la llenaba de presión que se ejercía ella misma al querer hacerlo perfecto con tal de no ser una molestia.
Incluso en medio del receso se acercó al lugar donde había dejado sus pertenencias sólo para tomar agua y continuar. No se detuvo hasta que los chicos volvieron para seguir y terminar con esas últimas horas de práctica que todos esperaban que terminara en una exitosa presentación.
Un par de aplausos la sacaron de sus pensamientos cuando todos agradecían el esfuerzo. Giselle se inclinó en todas direcciones entre sonrisas, agradeciendo a todos los bailarines, a los mánagers y sobre todo a los chicos de NCT que se habían quedado con ella para practicar por el bien de esa presentación.
Pronto la sala de prácticas se vació, dejándola sola con su mánager.
—¿Por qué quieres quedarte? Lo hiciste bien. —Eonnie, bien no es suficiente... tengo que hacerlo perfecto. —Aeri... —Tengo miedo de arruinarlo... ¿y si nadie me anima por no ser buena? ¿qué pasará si me equivoco o es muy evidente que no puedo seguir el ritmo? No lograré hacerlo si me duermo temprano...
Una pequeña discusión había tomado lugar entre ambas, provocando que la japonesa fijara su mirada en el amaderado piso.
—Eonnie, por favor. Sólo dame unas horas más... tengo mucho que demostrar.
Giselle finalmente había convencido a su mánager de dejarla quedarse un par de horas más para practicar por su cuenta. La encargada de cuidar a Aeri sabía lo que eso significaba así que decidió bajar a la cafetería en busca de un poco de café que le permitiera permanecer con los ojos abiertos.
La joven apoyó la espalda en el espejo hasta que se deslizó hacia abajo, quedando sentada contra este. Escondió el rostro entre sus manos, pensando en todo lo que conllevaba esa presentación. Debía demostrar constantemente que su lugar en aespa era tan merecido como el de sus compañeras. Necesitaba hacerlo bien para demostrarle a todos que podía estar junto a los chicos de NCT sin importar nada.
De pronto sintió ganas de llorar, aunque los pasos de alguien la hicieron salir de sus pensamientos. Alzó la mirada, encontrándose con Jeno en lugar de su mánager y rápidamente cambió su expresión a una más alegre, haciendo una venia para despedirlo junto a una sonrisa tímida.
—¿Aún no te has ido? Preguntó risueño el chico, colgándose la maleta en el hombro.
Giselle negó un par de veces, alzando el rostro para verlo desde abajo. —Me quedaré practicando un poco más, sunbae. Aún hay algunos pasos que necesito perfeccionar.
Aquella explicación parecía de lo más normal para la joven integrante de aespa aunque a Jeno le provocó fruncir el ceño de forma sutil.
—Lo hiciste bien, Giselle-ssi. Lo más importante es descansar si es que quieres hacerlo aún mejor, te lo aseguro. Ve a dormir pronto.
El joven comentó con una sonrisa que extrañamente le reconfortó. No eran tan cercanos, pero en ese momento sintió como si Jeno hubiese abrazado directamente su corazón, borrando esas inseguridades que no la dejaban dormir por las noches.
Un par de rondas más fueron suficientes para que Giselle fuera a su casa a dormir, aunque la agradable sensación de alivio que le provocaron las palabras de Jeno aún revoloteaba en su corazón.
Detrás del escenario, la joven japonesa jugó con sus dedos mientras acomodaba su micrófono en espera de que la pista diera inicio. Esa pista que le daría la pauta para ir hasta su posición con ellos. A su lado percibió la presencia de un chico más alto que ella, provocando que la pelinegra voltease rápidamente.
Entonces observó a Jeno, quien le dedicaba una sonrisa.
—Tú puedes, Aeri-ah. Te estaremos animando. Escuchó en un susurro tan sincero que causó escalofríos en todo su cuerpo. La música había dado inicio y él se alejaba de ella, aún mirando en su dirección con esa brillante sonrisa.
Esa que pensó que jamás olvidaría.
Se sintió más valiente para enfrentar a aquella multitud que gritaba por el inicio de ZOO. Giselle tomó su lugar y aunque estaba más confiada, los nervios de no recibir apoyo por parte del público la hicieron sentirse más ansiosa. Escuchar los gritos de los asistentes cuando estaba cantando su primer verso dentro de la canción le dio el ánimo que necesitaba, pero nada se comparó a cuando en la segunda parte, la voz de Jeno la acompañó como un fanchant a sus palabras.
Inevitablemente, Giselle volteó a verle, sorprendida pero mostrando una brillante sonrisa, sintiéndose más llena de energía al cantar su parte. A esas alturas recordó que podía disfrutar de ello sin preocuparse acerca de cuánto las personas dijeran que no merecía estar ahí.
Tendría toda la diversión posible, pues estaba haciendo lo que más amaba.
Después de unos minutos más de la canción, su corazón comenzó a latir con fuerza cuando Jeno caminaba hacia ella, Aeri se acercó hasta el centro para así cantar a unísono la parte que compartía con él. La expresión en el rostro masculino mientras vivía al máximo ese momento, por muy pequeño que fuera, cantando y dedicándole esa sonrisa, la contagió por completo de ese sentir que le permitió mostrarse aún más sonriente durante el resto de la canción hasta que su momento al centro llegó.
Fijarse solamente en los ojos de aquel chico había resultado una de las mejores experiencias para ella durante las promociones de ZOO. No sólo porque pudo ver la gentileza con la que le invitaba a disfrutar de ello sin usar palabras, sino porque había tanta comprensión en ese brillo que la ayudó a sentirse aún mejor artista de lo que ya era.
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tierradenod · 7 months
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🗡Luces resplandecen a través de los ventanales de imponentes arquitecturas, la naturaleza oscura reclama los lugares olvidados y la metrópolis parece rugir cada noche con más fuerza. ¿Has decidido en donde esperarás el final de los tiempos? La multitud de figuras en las sombras te guían hacia el Palacio Imperial, tierra prometida en donde el Príncipe de la Camarilla se complace en recibirte. A pesar de tu extraño parecido a SANA MINATOZAKI y ser parte de los VENTRUE, eres más que bienvenido a la ciudad KIKYO TACHIBANA. Si las consecuencias no quieres pagar, deberás respetar cada una de las tradiciones y cuidar siempre tu espalda...   
ONIGIRI, la administración de Tierra de Nod se alegra de darte la bienvenida. A partir de este momento cuentas con 24 horas para realizar el envío de la cuenta de tu personaje. Cualquier consulta estamos a tu disposición. ¡Muchas gracias!
OOC
Nombre / Pseudónimo — onigiri. 
Pronombres — ella / suya. 
Edad — +25 
Zona horaria / País — -4gtm / chile
Triggers — desordenes alimenticios, incesto, maltrato animal/infantil, violación, arañas y payasos.  
¿Estás de acuerdo que tu personaje continúe siendo utilizado por la administración como PNJ en caso de unfollow?  — Sí / No. 
IC 
Nombre — kikyo tachibana. 
Faceclaim — sana minatozaki 
Pronombres —  ella / suya. 
Nacionalidad — japonesa. 
Fecha de nacimiento  —  16 de septiembre 1995. 
Año en el que se convirtió en vampiro — enero de 2022 a los 26 años. 
Generación asignada —
Clan y secta —  cupo 1b / ventrue, la camarilla.
Detallar el nivel que posee en cada disciplina —
dominación: nivel dos.
presencia: nivel uno.
fortaleza: nivel uno.
Personalidad—
dulce por profesión. kikyo vive bajo el alero de que terceros no tienen la culpa de tu existencia. ¿una mal día? no importa. ¿no te termina de agradar la personalidad contraria? es tu propio problema. tilda de egoístas a quienes se dejan llevar por sus emociones y amargan a terceros. la caracteriza la bondad y una alegría que parece estar tatuada e sus fauces.
inocente hasta el punto de resultar manipulable e ingenua. dice estar demasiado enfocada en crear la mejor versión de sí misma, por lo que no puede evitar pensar que el resto también.
es mala juzgando al resto, pero es experta en dirigir dagas hacia sí misma: autocrítica porque anhela acercarse a la percepción. es obsesiva y caprichosa, pero sólo consigo misma. después de todo, es el reflejo que verá al otro lado del espejo, por una eternidad. 
¿Quiénes eran antes de ser vampiros y qué mantienen de su antigua vida? —
(olympia, 16 de septiembre, 1995)
criada en una base a mentiras y simulaciones. con secretos que se escondieron en cada rincón del hogar de infancia. muñecas iban acompañadas de historias inventadas, de un abandono que carecía de realidad. abuela materna se encargó de tejer como una telaraña una realidad que estaba lejos de ser cierta. pero, ¿ella? no lo sabe. y nunca lo hará.
abandonada. dejada. no querida. sólo mujer de mayor edad podría querer algo que otro pensó que estaba roto. a ella.
los años pasan: las extremidades crecen y la voz cambia. también lo hicieron sus gustos, pero aquella sonrisa parecía perpetúa. la amabilidad con la que fue criada, la bondad en una mirada que teme que vuelvan a dejarla atrás y el acceso a la manipulación; fueron rasgos que se mantuvieron durante toda la adolescencia y adultez femenina.
(san francisco, 28 de diciembre, 2013)
abandonó hogar abusivo y controlador, que la volvió sumisa e incapaz de enfrentar un rechazo. comenzó su historia desde cero a kilómetros de distancia. ella, su sueño y un ordenador. a duros golpes comenzó a avanzar en seguidores en plataformas de streaming, ganar experiencia se volvió cuesta arriba hasta que las primeras donaciones la ayudaron a dejar trabajo de camarera en cafetería que decía amar.
siempre dice que sí, cuando se muere de ganas de negarse.
años más tarde, un golpe de suerte llegó a su vida. un sorteo entre creadores de contenidos más pequeños, su nombre relucía entre los ganadores para participar en un torneo de minecraft, primero en su especie en territorio norteamericano. la ilusión y su carisma la catapultaron directo al éxito. quién iba a imaginar, que tras orbes brillantes sólo se encontraba el hambre de ser amada, una vez más. sus números de triplicaron y así llegó a él. su sire.
se obsesionó con ella, con su brillo y vitalidad. anhelaba tenerla en su colección, entre quienes desfilaban cuellos para alimentarlo por placer. pero no pudo. se veía tan pura, tan inocente y amable. le sonrió en la parada de autobuses, justo antes de zarpar a su fatídico final.
¿Qué sabe sobre  quien los convirtió en vampiros? —
en enero de 2022, él salvó su vida y le agradecerá cada día de su existencia por ello.
no recuerda mucho de aquella noche. abandonó club nocturno con una sensación de mareo y cansancio, su cuerpo se adormecía lentamente. compartió trago con quienes pensó que eran sus amigos; pero querían hundirla. aprovecharse de ella a un nuevo nivel. ella no lo supo.
en su espera por el automóvil que solicitó, todo se oscureció. hasta que días más tardes despertó sedienta, con un dolor de cabeza que juraba nunca haber experimentado y la oscuridad nocturna penetrando por la ventana del hotel.
él la veía al otro lado del lecho, extendió copa con bebida bermellón, pero no importó cuánto tomase. su malestar no paró. hasta que probó el cuello de quien se disponía a arriesgar su vida ofreciendo servicio para la habitación. allí. en ese preciso momento, supo a qué podía saber la inmortalidad.
él la admira, la adora y daría cada segundo de su vida por ella. ¿ella? nunca se sintió más amada; vivía su sueño.
Curiosidades —
uno. actualmente, continúa trabajando como influencer y streamer pero desde el territorio nipón. sabe que no podrá vivir de ello durante mucho tiempo más; sin embargo, disfruta pasar el tiempo recibiendo validación de sus seguidores, mientras juega algún videojuego.
dos. volvió el color rosa parte de su sello y personalidad. nunca abandona hogar sin vestir aunque sea una prenda de la tonalidad. debido a que no conoce suficiente sobre sus raíces, adopta ciertos accesorios o adornos extras para crear una verdadera identidad.
tres. su clase de sangre favorita es la de sirvientas o trabajadoras de extensas jornadas laborales. disfruta el sabor del cansancio. desde que bebió la primera vez, nunca más tuvo la necesidad de volver a cazar en su vida; recibe la sangre directamente en su habitación de hotel. sin embargo, en ocasiones, prefiere la vitae más fresca.
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lecturasdiarias · 8 months
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Lecturas de la Fiesta de la Natividad de la Virgen María
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Lecturas del día Viernes 8 de Septiembre de 2023
Primera lectura
Lectura de la profecía de Miqueas 5,1-4a
Esto dice el Señor: “De ti, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel, cuyos orígenes se remontan a tiempos pasados, a los días más antiguos.
Por eso, el Señor abandonará a Israel, mientras no dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos se unirá a los hijos de Israel. Él se levantará para pastorear a su pueblo con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra y él mismo será la paz’’.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial
Sal 13 (12), 6ab.6cd R./ Me llenaré de alegría en el Señor.
Confío, Señor, en tu lealtad, mi corazón se alegra con tu salvación. R./ Me llenaré de alegría en el Señor.
Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho, tocaré mi música en honor del Dios altísimo.  R./ Me llenaré de alegría en el Señor.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Mateo 1,1-16.18-23
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.
David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Palabra del Señor
O bien:
San Mateo 1, 18-23
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Palabra del Señor
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bookishnerdlove · 8 months
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AERDPSF 30
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La primera presentación pública de la obra de teatro fue exitosa, luego de lo cual Yun Shu actuó en algunas escenas más. Pero después de todo, su trabajo era una celebridad. Yun Shu no podía sumergirse en obras de teatro. Ella actuó un par de veces y volvió a la reclusión. Sin tener tiempo para descansar en casa y encontrar la oportunidad de discutir la gran armonía de la vida con Fu Ran, David Zhang fue a buscarla con una gran pila de guiones. Yun Shu estaba asombrada, no por la cantidad de guiones, sino por la excelente calidad de estos guiones y los roles que se le ofrecieron: una protagonista femenina o los personajes secundarios femeninos con un papel importante y personajes agradables. Yun Shu preguntó: "Hermano David, ¿robó la mitad de la industria del entretenimiento?" Esto no fue una exageración. Esta pila de guiones era tan buena que tenía el potencial de ser muy popular siempre que los directores, actores e incluso las actividades promocionales pudieran mantenerse al día. No se atrevía a decir eso con certeza, pero al menos el 80% de ellos podrían convertirse en un drama de gran éxito. Yun Shu dejó estos guiones. Ella pensó en secreto. Si estos guiones salieran a la luz, ¿cuántas actrices se pelearían por ellos? ¿Y cuántos querrían matarla? —— Ah. Solo imaginarlo ya da tanto miedo. ¡Debería abrazarme fuerte! David Zhang dijo sombríamente: “No robé a la mitad de la industria del entretenimiento. Es tu sugar daddy quien compró casi la mitad de la industria del entretenimiento”. Hace poco, Fu Ran le envió un mensaje para reducir la cantidad de trabajo. Más tarde, de repente envió un montón de guiones para decirle que se lo pasara a Yun Shu para que ella lo escogiera. Incluso dijo que, como gerente de Yun Shu, debería elegir algunos guiones de calidad en lugar de dejarla actuar siempre como un florero o lo que sea... Con toda honestidad, esos fueron elegidos por la propia Yun Shu. ¿Pero David Zhang se atrevió a decir eso? No. Así que en silencio asumió esta responsabilidad. No se atrevió a enfrentar la irregularidad del patrocinador financiero, pero en realidad no se atrevió a llevarle estos guiones a Yun Shu para que ella los eligiera. ¿Qué pasa si el juguete, Yun Shu, de repente quita un bloque de los recipientes de Concepción y Gobierno y decide levantarse y luego tratar al patrocinador financiero con frialdad? Incómodo. Mi cabeza se está quedando calva. Al final, fue Jin Yuan quien lo convenció. La joven dijo que el favor del sugar daddy era un pabellón en el cielo. Al final, era ilusorio. Yun Shu solo progresaría más en la industria del entretenimiento si tuviera trabajos excepcionales. Por lo tanto, David Zhang apretó los dientes y pisoteó. Esperó a que terminara el trabajo de Yun Shu en la obra de teatro y fue a buscarla con una gran pila de guiones. Pero Yun Shu de hecho no quería aceptar demasiado trabajo. Ella expresó una aparente negativa. David Zhang contó lo que había dicho Jin Yuan, lo que provocó que Yun Shu se quedara en silencio. De repente recordó que había transmigrado a una novela. El protagonista masculino de la novela es su actual sugar daddy. Ella y el sugar daddy se llevan bastante bien, pero— Ella no es la protagonista femenina. Cuando aparezca la protagonista femenina, será hora de que renuncie. Yun Shu revisó los guiones nuevamente. Como la calidad de los guiones era sobresaliente, no pudo elegir. Solo podía enumerar a los directores y coprotagonistas y comparar uno por uno para ver cuál valía más la pena. Mientras David Zhang discutía el trabajo con Yun Shu, dejó escapar un suspiro de alivio. Las palabras de Jin Yuan despertaron a Yun Shu y David Zhang: el favor de los hombres es demasiado poco confiable. Todavía es mejor poseer algo al alcance de uno mismo. Pero mientras pensaba en esto, inevitablemente sintió pena por Yun Shu. Su primer amor es tan impuro. En el futuro... Suspiró, mirando a Yun Shu con una mirada más apasionada. Yun Shu: … ??? Yun Shu dijo: “Oh, cierto. Ayúdame a llamar al secretario Xu para hacer una cita. Pregunta si puedo ir a reunirme con el presidente Fu. Si puedo hacerlo, pregunte a qué hora es apropiado”. David Zhang no pudo entender. "Usted, ¿todavía necesita pasar por el Secretario Xu para hacer una cita con el Presidente Fu?" 花瓶(huāpíng)-Florero se refiere simplemente a ser una cara bonita. 任督二脉(Rén dū èr mài)- Los vasos Concepción y Gobernación son los ríos principales de las energías Yin y Yang del cuerpo. Son responsables de la formulación de la escisión holoblástica y de la primera división celular del óvulo fecundado en el desarrollo embriológico. Fluyen en dos corrientes: dirección ascendente y descendente en la línea media vertical anterior y posterior del cuerpo. Una dirección sigue el ciclo del Fuego Microcósmico a lo largo del Vaso Rector (hacia arriba por la columna y hacia abajo por el pecho) para estimular la regulación emocional de la mente adquirida (Zhi Shen); la otra dirección sigue el ciclo del Agua Microcósmica a lo largo de la Vasija de la concepción (arriba del pecho y baja por la columna vertebral) para estimular la intuición espiritual y activar las percepciones del Yuan Shen. Aquí, creo que significa que la emoción de Yun Shu la abrumaría, causando que revelara mentiras. Atrás Novelas Menú Siguiente   Read the full article
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casadeoraciones · 2 years
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El Evangelio Diario 📖 Jueves 08 de Septiembre 2022 *🤱🏼🎈Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María🎂👸🏼* _"He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz *un* hijo."_ *Lectura del Santo Evangelio según san Mateo 1, 18-23* *+ Gloria a Ti Señor.* Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto. Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: "José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. Palabra del Señor, Gloria a Ti, Señor Jesús! https://www.instagram.com/p/CiQQW0MrTvh/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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mouxesaint · 3 years
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Besos
“Besos que comienzan en sus dedos y recorren su brazo, finalmente terminan en sus labios”
 La noche estaba resultando ser realmente fría, aunque se refugiaron en el interior de una cueva y prendieron una fogata para mantener el calor, los escalofríos recorrían su cuerpo, podía escuchar el viento rugir en el exterior, su mirada azul se dirigió a su compañera quien se había acurrucado en su bolsa de dormir, anteriormente Nebra no habría consentido nunca dormir en el suelo en compañía de un plebeyo como él, sin embargo las defensas de la mujer fueron disminuyendo a medida que se vieron obligados a pasar tiempo juntos durante las misiones, sumando además el hecho de que él fue quien participo en la invasión de los elfos junto a sus hermanos para salvarlos, el pelirrojo noto que a pesar de que las mantas en las que estaba envuelta eran de mejor de calidad que los lamentables pedazos de tela que eran los suyos podía verla temblar, no debería sentir lastima por un miembro de la realeza pero ella estaba despertando sentimientos en él que no esperaba.
La observo durante unos minutos más apretando la cobija con la que se estaba cubriendo, la ropa de invierno con la que fue a la misión resultaba confortable, probablemente podría tolerar el clima durante algún tiempo solo con eso, suspirando porque su mente se debatía entre cuidar o no de la mujer, finalmente su yo emocional gano la discusión y se levantó para cubrirla con la sabana.
Nebra se movió levemente sin despertarse.
Zora noto un pequeño detalle que decidió guardar muy profundo en su mente, se acordaría de decirle en otro momento menos peligroso, para burlarse un poco de ella, por que acababa de descubrir por primera vez a pesar de todas las horas que compartieron que Nebra Silva tenía el hábito de chupar su dedo pulgar al dormir.
Ella estaba tan acurrucada que resultaba difícil notarlo, tal vez se acostumbró a dormir en esa posición para mantenerlo en secreto.
Si la observaba con cuidado y los ojos entrecerrados diría que ella era hermosa, con su cabello de anciana, la piel pálida y los ojos rosados, del mismo tono que los de su hermana menor, Noelle se contaba entre las pocas personas de la realeza junto con Mimosa que toleraba, ella era una paria como todos los miembros del escuadrón, así que a pesar de sus intentos de mantener su protocolo real, la observo cuidando a Vanesa, acompañando a Charmy durante sus comidas o simplemente escuchando a Gauche hablar de su hermana menor.
Suspiro extendiendo su mano para retirar un poco del cabello que caía sobre su rostro, se removió al contacto y luego solo siguió durmiendo, estaba tan tentado de colocar uno de sus bichos olorosos en estos momentos, pero sabía que lo mataría al despertar, Zora pensó en las veces anteriores que tuvieron conversaciones profundas y de corazón a corazón, al inicio no le gustaba, no quería saber los dramas emocionales que pudiera tener, ni quería que supiera de la tragedia de su vida, saber que ambos habían perdido un padre y sufrido por eso, le daba un aspecto más humano, más difícil de odiar, la mujer frente a él era realmente tan insegura escondida detrás de todo su acto orgulloso que le generaba curiosidad, y la curiosidad llevaba al interés.  
- ¿Zora? – Preguntó abriendo sus ojos con sueño, por suerte no comento nada sobre que la estuviera observando fijamente – ¿Ya vamos a cambiar el turno?
- Puedes seguir durmiendo.
- ¿Dónde lo escondiste?
- ¿Qué cosa?
- El asqueroso insecto. Nunca me dejas dormir más tiempo del que me corresponde. – Dijo con un tono acusador que logro hacerlo reír, debido a esto sonrió honestamente mientras se bajaba la máscara, desde la vez que le pidió que se la quitara se convirtió en una costumbre para señalar su seriedad sobre un asunto.
- Me ofende que dudes de mi buena voluntad. – Nebra arqueó una ceja con obstinación – No escondí ningún chinche, además no sobreviven con este frio.  – Levanto ambas manos en señal de paz.
- Esta bien. – Cedió arropándose al temblar de frio, debido a su desconfianza no se percató de que había una frazada de más cubriéndola, ahora que se daba cuenta vacilo un momento antes de cubrirse.
Zora decidió probar suerte extendió su mano para tomar la suya, ella no la retiro bruscamente sino que permaneció expectante, su dedo pulgar acaricio con delicadeza su dorso antes de acercarla a sus labios, beso sus dedos y la palma con lentitud siempre manteniendo sus miradas unidas, Nebra se ruborizo sintiendo su corazón latir más rápido con cada beso, aprovechando la suerte que estaba teniendo el pelirrojo se aventuró a subir sus labios por su piel, escucho el pequeño jadeo de sorpresa de la mujer así que hizo una pausa, esperando que ella se retractara, retirara su mano o que lo abofeteara, ninguna de esas cosas sucedió.
Nebra estaba conteniendo la respiración con el rostro sonrojado, sus iris rosados tenían un brillo lleno de curiosidad y emoción que era imposible ocultar, Zora sonrió, sus labios se apoyaban velozmente sobre la piel de su brazo, subiendo sin detenerse cerro los ojos para concentrarse en su piel bajo la suya, cuando abrió de nuevo sus parpados estaba a centímetros de su rostro, sabía que existía cierta química entre ellos.
- ¿Nebra?
No contesto, sin embargo, se mojó los labios inocentemente mientras sus iris rosados se mantenían fijos en los suyos, a pesar de la tentación retrocedió, dejándose caer en la postura que tenía al comienzo sin soltar su mano volvió a llevarla a sus labios, estaba encantado con el placer de sentir su piel y despertar emociones en ella, pero consideraba que era demasiado rápido, si daba un paso en falso probablemente ella lo odiaría.
- Bésame. – Ordeno.
- ¿Disculpa? – Cuestionó sorprendido, su cara enrojeció aún más si era posible.
- Me escuchaste.
Zora pensó que aquella imagen resultaba adorable, se acercó despacio dándole la oportunidad de retractarse en cualquier momento, una vez que podían sentir la respiración del otro la vio cerrar sus parpados, una leve sonrisa se formó en sus labios antes de dejar un beso casto, veloz y juguetón, rápidamente se movió para dejar otro en su mejilla más duradero.
- ¿Segura que estas despierta?
- Estoy despierta. – Murmuro moviendo su cuerpo para apoyar su frente sobre su hombro.
Acaricio su espalda con movimientos torpes esperando que la realización de sus acciones llegara a su mente, acaba de besar a una princesa del reino, esto iba contra todo lo que creía, escucho un murmullo inentendible por lo que tuvo que pedirle que lo repitiera.
- Dije que me gustas.
Eso no lo esperaba.
Mentira, era totalmente consciente de la atracción mutua que tenían además al destino le gustaba el drama, nada más debía ver la forma en que Noelle y Asta bailaban en el anonimato para no causar escándalo, parecería que la Familia Silva estaba empeñada en mezclarse con plebeyos si sus dos miembros femeninos estaban relacionados con personas de sus categorías, sería difícil, en mayor medida para ella como la segunda hija de la familia y siendo que no la consideraban una desgracia o una decepción como Noelle.
La realeza no se sorprendería de que la adolescente llevara a un plebeyo como su pareja, no esperaban nada de ella.
- También me gustas. – Confeso acomodándose para poder abrazarla, luego de apretarla con fuerza la separo de su cuerpo, ajusto las sabanas con amabilidad y se apartó – Vuelve a dormir. – Nebra no entendía muy bien el desenlace de la situación, sus sentimientos eran correspondidos – Lo mejor sería que conversemos de esto en otra oportunidad, no pienso comprometerte en estos momentos.
- ¿Comprometerme?
- Sé lo que esto – Indico señalando el espacio entre ellos – Puede ser perjudicial para ti, si quieres seguir en adelante y ver a donde nos lleva esto, estaré encantado de hacerlo. Pero si no estas dispuesta a arriesgarte también lo respetare.
Permaneció en silencio durante unos minutos mientras extendía su mano en su dirección, Zora levanto una ceja con curiosidad tomándola entre la suya al verle hacer un ligero movimiento insinuante, la beso observando cómo se recostaba sin soltarlo, una vez bajo las sabanas cerro los ojos.
- Estoy dispuesta a seguir adelante. Es la primera vez que siento como mi corazón se emociona al ver a alguien, incluso si discutimos o peleamos terminas protegiéndome, es la primera vez que me besan. – Sus mejillas se enrojecieron – Quiero seguir descubriendo esto.
- De acuerdo. – Zora sonrió.
Ella se mantuvo obstinadamente en silencio después de eso, concilio el sueño algunos minutos después cuando pudo ver su respiración volverse más profunda, mantuvo sus manos conectadas incapaz de dejarla, suspiro llevando su mano libre a su cabeza.  
¿En qué clase de problema acababa de meterse?
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ciudadkitsch · 3 years
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Jesús era un niño pobre
hijo de una madre puta
y un hombre que se dio
a la fuga
tuvo que esconder su embarazo
pensó en abortarlo
no tuvo el valor
cuando el padre se enteró
la golpeó la encerró la madre asintió
José era un amigo de la familia
tenía un hijo
también llamado José
lo trajeron
lo sentaron en frente a María
y le dijeron este es el padre de tu hijo
tu hijo
que es un milagro
un regalo del cielo
porque ustedes nunca tuvieron sexo
nunca siquiera se desearon
ni una vez
este es el secreto
que se llevarán a la tumba
una paloma celestial se posó en tu ventana
hija
una paloma celestial
que te miró a los ojos
y se transformó en
ángel
un ángel blanco y puro
brillante
con alas pequeñas y una gaita
te dijo
María
eres la elegida
para traer al hijo de Dios a la tierra
y ahí nomás
un rayo de poder atravesó tu cuerpo
entró por tu herida ancestral
tu vagina
y destruyó con su fuerza cada parte
de tu carne hasta llegar a crear una luz
gigante
expansiva
que salía de tus venas
de tus ojos
tu nariz
tanta fuerza
llevar la verdad en tu cuerpo
llevar el dogma
llevar a Dios
es tu destino María
es tu destino
te dijo el ángel y se retiró
a María se le empezó a caer el pelo
y la encapucharon
le pusieron una manta blanca y una corona
de espinas
recubierta
con flores
un sacrificio que el padre de María decoraba
para recordarle desde adentro
con pequeñas heridas de sangre
que no olvidaba su secreto
no olvidaba
al hombre
que había
salido corriendo como una rata por su casa
a la madrugada
ese sábado
campestre y natural
en el que se bañaron en el río
y luego pecaron
ella
su María
la que se bañaba unos años antes con él
en el río
desnuda
se acariciaba
y el gran padre la miraba
y con su trompa de elefante
le echaba un líquido blanco
que la bañaba y la mojaba
la purificaba
decía papá
purificación
limpieza
bordar mortajas con cada parte del cuerpo
vivir una vida de entierros
José no hablaba
José era accesorio
como eran todos
al servicio de un macho herido
que había destruido a su hija por desear
un macho burdo
enojado
cobarde
María parió
sin pelo y envuelta en su corona de flores
y espinas
tuvo al hijo de Dios
los pueblerinos aplaudían el milagro
los Reyes Magos trajeron comida y bebida
celebraron
se pusieron ebrios
intentaron beber
los lácteos
de la madre
del hijo
de Dios
le decían
alimento
alimento sagrado
para el hombre
en crecimiento
todos somos hijos de Dios
danos
y bebían
borrachos y desesperados
de las tetas de María
hasta dejarlas como
pasas de uva caídas
mientras ella lloraba
mártir
con la frente ensangrentada por las espinas
y las flores marchitándose
pelada
sucia
vacía
y ahí
tuvo la revelación
esta vez sí se cumplía la profecía del padre
un centauro de cabellos largos
negros plastificados
incandescentes
con enormes manos
y uñas largas
de veinte centímetros
pintadas con cristales
y humo y fuego
un atardecer furioso
alrededor de su cuerpo
un ardor ancestral
a María se le llenaron los ojos de lágrimas
de sangre
sus pupilas
crecieron hasta quedar completamente
a oscuras
el centauro con sus cuernos le decía
el infierno es esto
es caer
y no estrellarse nunca
o matar
o morir
un cuchillo de fuego abrió el cielo
partió la noche y las estrellas
y se clavó en el medio del desierto
María ascendía
comenzó a elevarse
lentamente
a levitar
mientras sus tetas se bifurcaban
en grandes caminos del que chupaban
hombres
padres
reyes
todos menos el padre del niño
con la delicadeza de sus manos
levantó el cuchillo de fuego y se acercó
al niño
alzó el cuchillo hasta la noche furiosa
y clavó el fuego en el estómago del niño
que se reía
se reía mientras se prendía fuego por dentro
y María
después de mucho tiempo también se reía
y de los ojos les salía
a los dos
fuego
los hombres cayeron
desprendidos de las tetas
se golpearon las cabezas
y muchos la perdieron en el impacto
se levantaron como soldados decapitados
y caminaron hasta la tienda
había olor a quemado
pero ni rastros del niño de María
solo una lluvia intensa de cenizas
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wingzemonx · 3 years
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Resplandor entre Tinieblas - Capítulo 91. No hay que preocuparse por nada
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Resplandor entre Tinieblas
Por WingzemonX 
Capítulo 91. No hay que preocuparse por nada 
Cuando Rony salió por la puerta principal de la casa, la camioneta negra con el logo de Thorn Industries se estaba ya estacionando justo delante. Para esos momentos el anfitrión de la fiesta creía ya sentirse tranquilo, pero aquello menguó un poco cuando una de las puertas de la parte trasera del vehículo se abrió, revelando del otro lado justo la presencia de quien tanto le inquietaba.
Damien bajó primero, se paró firme en la acera delante de la casa, y alzó su mirada hacia Rony de pie al final de las escaleras, sonriéndole además de una forma que al joven le resultó inusual. De nuevo no pudo evitar preguntarse a sí mismo si aquel individuo era en efecto quien se suponía que era, pese a que de forma racional no tenía motivo alguno para dudarlo.
—¿Qué tal, Rony? —Le saludó Damien, alzando una mano hacia él en señal de saludo—. Te ves bien.
—Gracias, Damien —murmuró Rony dubitativo, y bajó con cuidado los tres escalones del pórtico hasta pararse delante de su invitado (forzado)—. Qué gusto verte de nuevo.
Le extendió su mano y Damien la estrechó con firmeza, justo como lo habían hecho hace algunos días al final de su último duelo de tenis. Pero la sensación que dicho apretón le provocó distaba mucho de asemejarse a aquel momento.
—Sí, yo igual —respondió Damien, ensanchando un poco más su torcida sonrisa—. Bonita casa, por cierto —añadió, mirando por encima de Rony hacia la casa a sus espaldas.
—Gracias. Es de…
La explicación que estaba por dar, fuera la que fuese, quedó interrumpida cuando la atención de Rony se centró en las personas que habían ido bajando del vehículo detrás de Damien. Por un lado estaba una joven rubia de atuendo azul y blanco, alta y más o menos de su misma edad; no era precisamente una chica bastante llamativa, pero tampoco era de mal ver. Sin embargo, su presencia quedó prácticamente opacada cuando vio a las tres niñas que se bajaron de la parte trasera por la misma puerta por la que había bajado Damien.
Tres niñas, ninguna de más de diez u once, pensó Rony, y ello lo dejó perplejo. Su lengua se trabó en su primer intentó por preguntar al respecto, y antes de lograrlo Damien se adelantó.
—Chicas, él es el buen Rony Helmut de quien les hablé —comentó el joven Thorn—. Y ellas son Sara —indicó colocando su mano sobre el hombro de la niña de largos cabellos negros—, Lala —prosiguió haciendo lo mismo con la segunda, de cabellos castaños, aunque a ésta pareció agradarle menos su contacto y se apresuró a quitarse su mano de encima en cuanto pudo—, y…
—Jessica —se apresuró a pronunciar la tercera de ellas, de anteojos y cabello castaño oscuro, antes de que la presentaran.
—Y Jessica —repitió Damien, con un extraño tono de complicidad—. Y ella… —Se viró entonces hacia la otra chica mayor, pero se le quedó viendo un rato con una sobreactuada expresión de confusión—. Lo siento, ¿tú cómo te llamabas?
En lugar de responderle, la chica sólo respiró hondo por su nariz, dio un paso al frente y le extendió su mano directamente a Rony.
—Soy Verónica —pronunció con voz estoica, pero amable a su modo—. Encantada de conocerte, Rony. Jugaste muy bien en la final de la otra semana.
—Oh, ¿estabas ahí? —Pronunció Rony, sintiéndose algo más a gusto con ella que con los demás presentes, y el sentimiento se mantuvo cuando estrechó su mano—. Te lo agradezco. La verdad es que creo que tuve un poco de suerte; estuve a nada de perder.
—Ni te imaginas lo cierto que es eso —soltó Damien de forma mordaz, confundiendo un poco al muchacho—. Pero bueno, ¿entramos de una vez?
Antes de que Rony les diera alguna confirmación a dicha solicitud, la niña presentada como Jessica se adelantó, casi haciendo a un lado a Rony para poder pasar, y subió los escalones hacia la puerta dando pequeños saltitos en cada uno. Lala la siguió justo después, y un poco detrás iba Sara.
—Con tu permiso —pronunció ésta última, con su mirada agachada al pasar delante de Rony.
Damien se dispuso a seguirlas, pero Rony se sobrepuso lo suficiente para tomarlo del brazo y detenerlo.
—Damien, espera un poco, por favor —le indicó casi sonando como una pequeña suplica. Damien sonrió extrañamente complacido, y miró sobre su hombro a Verónica.
—Mejor adelántate —le indicó apuntando con su cabeza en dirección a la casa—. No querrás dejarlas mucho rato solas, ¿o sí?
La chica rubia lo observó con seriedad unos instantes, y luego sin decir nada se adentró hacia la casa detrás de las niñas. En cuanto se alejó lo suficiente, Rony soltó sin pudor lo que tanto quería preguntar:
—¿Qué te pasa?, ¿por qué trajiste a esas niñas contigo?
—¿Por qué? —Murmuró el chico Thorn, irónico—. ¿Hay algún problema con eso?
—Pues… sí —pronunció Rony algo más dudoso, apartando además en ese momento su mano del brazo de Damien como si éste le hubiera quemado, y de cierta forma así lo sentía—. Cuando dijiste que venías con unas chicas… yo me imaginé otra cosa. No es en lo absoluto una fiesta para niñas, si entiendes lo que digo…
Damien rio abruptamente, sonando casi como si de alguna forma aquel comentario hubiera sido una de las cosas más estúpidas que hubiera oído, y Rony no pudo evitar cohibirse por ello, más que molestarse.
—Yo que tú me preocupaba más por tus invitados que por las mías —señaló Damien justo después, rematando su comentario (¿o advertencia?) con un par de palmadas en el brazo de Rony. Éste se quedó helado, sin saber cómo reaccionar.
El chofer de la camioneta se bajó en ese momento, rodeándola por el frente para entonces pararse firme a un costado, como miembro del servicio secreto.
—Kurt, espéranos acá afuera, ¿bien? —Le indicó Damien—. Estaremos sólo un rato.
—Lo que diga, Sr. Thorn —le respondió el guardaespaldas, apenas asintiendo lo necesario.
—Anda, Rony —añadió el Thorn justo después, rodeando el cuello de su anfitrión (forzado) con un brazo para obligarlo a andar hacia adentro de la casa—. No te quedes afuera en tu propia fiesta.
Rony no respondió nada, ni tampoco se opuso demasiado a que Damien lo llevara de nuevo adentro. Su único consuelo fue haberle escuchado decir que estaría “sólo un rato.” Esperaba fuera cierto.
— — — —
Dentro de la casa, Crystal, Kelly y Cindy se habían posicionado a un costado de la sala, en apariencia platicando entre ellas al tiempo que bebían de sus vasos. Pero, en realidad, las tres tenían un ojo en la entrada para apreciar cuando el tal Damien Thorn hiciera su aparición, pero procuraban no ser demasiado obvias al respecto. Sin embargo, lo que terminaron vieron entrar por esa puerta, ellas y todos los presentes por igual, fueron a las tres jóvenes acompañantes del joven Thorn. Las niñas se pararon una a lado de la otra, contemplando a su alrededor con curiosidad, pero no más curiosidad y confusión que como todos los demás las miraban a ellas.
—¿Pero qué carajos…? —Soltó Cindy, de una forma bastante contraria a su plan original de ser discretas, pero las otras dos no la culparon por dicha reacción.
—¿Quien abrió la guardería? —Comentó Crystal con tono irónico, aunque no precisamente divertida.
Verónica entró un poco después que las niñas, parándose detrás de ellas e inclinándose un poco hacia ellas para susurrarles algo.
—¿Y esa quién es?, ¿su niñera? —cuestionó Cindy, con una sensación similar a su comentario anterior.
Mientras las tres chicas, y otros más, intentaban adivinar a qué se debían esas presencias tan extrañas, Rony entró también a la sala, acompañado de alguien más. Y ese chico, de cabellos negros, rostro delicado, intensos ojos azules y una larga gabardina negra, rápidamente llamó la atención de Kelly y sus dos acompañantes.
—¿Ese es? —Le murmuró Crystal muy despacio a su prima, y ésta asintió lentamente.
—Ese es Damien Thorn, en todo su esplendor —murmuró Kelly, siendo incapaz de ella misma ocultar su impresión. Lo reconocía fácilmente, a pesar de en realidad nunca haberlo visto de tan cerca.
—Y qué esplendor —musitó Cindy con bastante impresión reflejada en su voz y rostro; sus ojos no se apartaban ni un instante del recién llegado.
—¿Y enserio es un niño bueno de iglesia? —Cuestionó Crystal a continuación, a lo que Kelly se encogió de hombros.
—Eso dicen.
—Quizás yo pueda hacerlo pecar un poco —señaló Cindy, con un tono tan pícaro que casi sonó lascivo.
—No seas tan zorra, Cindy —le reprendió Crystal, dándole un manotazo en su bazo que al parecer resultó ser más fuerte de lo previsto, pues Cindy soltó un pequeño quejido y se sostuvo el área golpeada con su mano.
Las tres notaron entonces como el tal Damien Thorn se aproximaba a la chica rubia y a las tres niñas, comenzando a hablar de manera bastante casual con las cuatro.
—¿Acaso las niñas son esas amigas que dijo que venían con él? —Murmuró Crystal, entre sorprendida y divertida—. Vaya broma.
—Quizás son sus hermanitas —especuló Cindy, ya menos adolorida por el golpe, pero Kelly se apresuró a responderle:
—No lo creo, se supone no tiene nada de familia, menos hermanas.
—¿Y la chica será su novia? —Inquirió Crystal con genuina curiosidad.
Las tres observaron cómo el muchacho se mantenía a una distancia prudente de ella, pero igual de vez en cuando le dirigía algún comentario, aunque pareciera que no fuera directamente a ella.
—Yo no la conozco —indicó Kelly tras un rato—. Pero se ve tan santurrona como él, así que tal vez…
Pero en realidad no lo creía; su lenguaje corporal no indicaba nada parecido a ello. Además de que en su opinión, si Damien Thorn tuviera una novia, aunque fuera por una noche, sería alguien más… llamativa que esa flacucha insípida.
— — — —
—¿Y ahora qué hacemos? —cuestionó Samara con curiosidad, mientras recorría su mirada por toda la sala, inspeccionando al resto de las personas ahí presentes; todos jóvenes de la edad de Damien o mayores, y ninguno en apariencia demasiado amistoso.
—Lo que gusten, por supuesto —respondió Damien con simpleza a su pregunta, acompañado de un par de palmadas en la espalda de la pequeña—. Diviértanse; pero con moderación…
Y dada aquella instrucción, caminó entre ellas y se dirigió directo a la puerta que daba hacia la terraza.
—¿A dónde vas? —Le cuestionó Verónica efusiva, pero el chico no se viró siquiera a mirarla mientras salía.
Las cuatro lo miraron en silencio, al menos dos de ellas preguntándose si acaso debían seguirlo o no, aunque otras tenían mucho más claro lo que querían hacer.
—Si me disculpan, yo buscaré un poco de alcohol —indicó Esther sin menor miramiento, y se dirigió entonces hacia dónde parecía estar la cocina.
—¿Qué?, no puedes… —pronunció Verónica alarmada, dando unos pasos detrás de ella, pero luego deteniéndose unos instantes al dudar si acaso debía o no dejar solas a las otras dos.
Lily en esos momentos miraba fijamente a su alrededor, con su rostro alzado como si intentara percibir algún tipo de aroma o sonido. Su expresión era particularmente seria, o incluso reflexiva.
—¿Estás bien? —Le preguntó Samara, ligeramente preocupada, a lo que Lily asintió lentamente.
—Hay muchas emociones flotando en ese sitio —masculló despacio la niña de Portland, aunque no era muy evidente si aquel comentario era hacia Samara o hacia sí misma—. Discúlpenme un momento…
Y al igual como Damien y Esther lo habían hecho, comenzó a andar por su cuenta hacia un rincón del cuarto.
—Lily, no deberíamos separarnos —masculló Verónica entre dientes.
—No molestes —le respondió la jovencita de mala gana sin detenerse—. Tu jefe dijo que hiciéramos lo que quisiéramos; qué no te importe lo que yo haga.
Y tras un rato se perdió también de su vista, dejando muy claro que no le haría caso.
Verónica se encontraba en los primeros indicios de un ataque de ansiedad. ¿Cómo era posible que evitara que esas niñas, y el propio Damien, hicieran una locura si ni siquiera la escuchaban?
Sacó rápidamente su teléfono y abrió la conversación con Ann. Ésta aún no le respondía, y de hecho ni siquiera había leído aún sus mensajes, y era probable que no los leyera hasta dentro de algunas horas, si tenía suerte…
—Descuida, yo me portaré bien —escuchó la voz apagada de Samara pronunciar a su lado. La joven de Moesko la veía atentamente con sus ojos tranquilos, un poco ausentes—. No tienes que ocuparte de mí…
Verónica se preguntó si acaso había leído en su mente las preocupaciones que la saturaban en esos momentos, pero en realidad poco importaba pues éstas igual eran bastante visibles en su rostro de seguro. Y para bien o para mal, debía aceptar que en el poco tiempo que llevaba de conocerlas, Samara parecía la más tranquila y cooperativa de las tres chicas. En el fondo sentía que ella era una buena chica; demasiado buena para andar en compañía de esos otros dos pequeños monstruos.
—Está bien, gracias —asintió Verónica, sonriéndole—. Iré a vigilar a las otras entonces, ¿sí?
Samara asintió lentamente, y Verónica se apresuró en la misma dirección a la que había ido Lily. La niña sólo la observó en silencio…
En realidad no quería que se fuera; estar sola en un sitio como ese le provocaba demasiada incomodidad, especialmente al estar rodeada de tantos extraños con aires agresivos.
Giró su mirada distraída, quizás buscando un sitio en el que pudiera sentarse y no llamar la atención, o quizás ver si le era posible ver a dónde se había ido Damien. En su lugar, sin embargo, lo que captó la atención de la niña fue la enorme pantalla de la sala, con el videojuego que los chicos en el sillón jugaban. Parecía ser algún tipo de juego de disparos con estética futurista, que además de todo hacía bastante ruido. Samara no conocía mucho de eso pues sus padres no les agradaban mucho, pero ciertamente los conocía. En el Psiquiátrico de Eola la habían hecho jugar uno para algunas pruebas, pero bastante menos detallado que ese. Esas pruebas para variar no le desagradaban tanto.
Sin darse cuenta, comenzó a aproximarse hacia dicho sitio, contemplando fijamente como los personajes se movían por la pantalla dividida en cuatro, disparando a enemigos de apariencias monstruosas que saltaban delante de ellos, manchando sus cámaras de sangre. Aunque uno de los cuatro en particular hacía rato que había dejado de moverse.
— — — —
Ya fuera por la droga o no, lo cierto es que la concentración de Milton había mejorado bastante, y la partida que los chicos jugaban en esos momentos estaba saliendo bastante mejor de lo esperado. Sin embargo, esa concentración, en apariencia tan sólida, terminó por menguar bastante fácil en cuanto se enfocó enteramente en otra cosa, o más bien en otra persona.
Al dirigirse a la terraza por la puerta que había tomado Lily, Verónica pasó por un lado de los sillones, y los ojos azulados, y algo enrojecidos, del muchacho se fijaron en ella y la siguieron atentamente en su avance hasta que se perdió en el exterior. Fueron unos segundos, pero a Milton aquello le bastó para inspeccionarla de arriba abajo, y memorizar su apariencia con bastante claridad.
No tenía ni la menor idea de quién era esa chica, pero definitivamente quería saberlo…
—Ese es mi tipo de mujer —exclamó efusivamente el muchacho de sombrero, parándose abruptamente de su asiento y tirando el control contra la mesa de centro de forma poco cuidadosa—.  Ahí se ven, perdedores.
Y sin dar mayor explicación, se dirigió apresurado hacia la puerta, persiguiendo a la misteriosa chica que tanto le había cautivado.  
—¡Oye! —Exclamó claramente molesto uno de los otros chicos, contemplando cómo se alejaba de esa forma a media partida—. ¡Aún no terminamos! ¡Vuelve acá!
Pero Milton hizo caso omiso de sus quejas, e igual se fue bastante decidido, y sus compañeros de juego soltaron una maldición en su nombre.
Al virarse hacia la pantalla con la intención de decidir qué hacer a continuación, aquel que se encontraba más a la izquierda se sobresaltó asustado, al notar repentinamente a la niña de vestido amarillo y largo cabello negro de pie prácticamente a su lado, y que no había notado en lo absoluto antes.
—¿Y tú de dónde saliste? —le cuestionó entre sorprendido, y extrañamente asustado.
—Vengo con… —murmuró Samara dudosa, y se giró con la intención de señalar a alguien, pero fue consciente en ese momento de que en realidad no había nadie conocido cerca—. Sólo estaba mirando…
Los chicos la observaron un tanto extrañados. ¿Qué hacía exactamente una niña en una fiesta como esa? Pero por el motivo que fuera, a uno de ellos en particular pareció no importarle mucho, pues en ese momento estiró el brazo hacia la mesa, tomó el control que Milton había dejado, y entonces se lo extendió a la desconocida.
—¿Quieres jugar? —Le preguntó sin muchos rodeos, tomando por sorpresa a sus compañeros.
—Oye —le reprendió uno de ellos, dándole un discreto golpe en su brazo con una mano, y preguntándole con la sola mirada: “¿qué crees que haces?”
—Nos falta uno —respondió el mismo chico a la defensiva—. Sólo para terminar la partida, no sean infantiles.
Se viró entonces de regreso a Samara y añadió:
—¿Entonces? ¿Quieres o no?
Samara miró algo temerosa el control que le extendían, con bastante más botones que el que había usado en el psiquiátrico. Le provocaba demasiada ansiedad el imaginarse metiendo la pata al no saber cómo jugar, y que por ello esos chicos se enojaran con ella, le gritaran, la reprendieran, o…
Arrugó un poco el entrecejo, preguntándose repentinamente a sí misma por qué exactamente les tenía miedo a esos sujetos.
«Si alguno de ellos se enojara con Damien, Esther o Lily… ellos no permitirían que les hablaran de mala forma. Los harían respetarlos» meditó para sí misma, sintiéndose de hecho un poco sorprendida por su propio pensamiento, pero no por ello le restaba veracidad.
Al final decidió no darle tantas vueltas, y sólo aceptó el control que le ofrecían, tomándolo entre sus dedos.
—Supongo que sí —masculló despacio, tomando asiento justo después en el sillón individual que Milton había dejado desocupado. Miró entonces hacia la pantalla, intentando entender más claramente la situación—. ¿Quién soy?
—El de armadura negra, en la esquina superior izquierda —le respondió de malagana uno de los chicos, y rápidamente comenzaron de nuevo la partida, sin darle demasiado tiempo a la nueva jugadora para prepararse por completo.
Rápidamente los cuatro jugadores comenzaron a moverse por el campo repleto de monstruos. Y mientras los otros tres se movían con gran facilidad y atacaban sin dudar, Samara tenía problemas al inicio para entender qué hacía con exactitud cada uno de los botones. Escuchó incluso como uno de ellos se reía, y claramente sintió que era de ella. Aquello no la puso más nerviosa… sino más bien molesta.
Sus ojos oscuros se fijaron por completo en la pantalla; en la oscuridad, en las criaturas monstruosas, en la sangre… nada peor a lo que le habían mostrado sus pesadillas.
Poco a poco sus dedos comenzaron a reaccionar casi por sí solos, como si las claves sobre qué debía de hacer vinieran a su mente directamente sin que ella tuviera que pensarlo. Y de un momento a otro, comenzó a moverse a la par de los otros; o, incluso, un poco mejor.
—No está mal, niña —comentó uno de los chicos, sinceramente impresionado, y aquello hizo que una sonrisita se dibujara en los labios de la pequeña.
— — — —
Esther entró en la cocina, y desde la puerta contempló a un grupo de siete chicos (cinco hombres y dos mujeres) de pie alrededor de la isla del centro, platicando y riendo mientras se servían licor en sus vasos rojos. Estaban tan ensimismados en sus asuntos que no notaron a la niña de un metro treintaicinco hasta que ya estuvo lo suficientemente cerca de ellos.
—Buenas noches, chicos —saludó efusivamente, abriéndose paso entre ellos y entonces colocándose de rodillas sobre uno de los taburetes de la barra. Los siete presentes la miraron totalmente perplejos, mientras ella inspeccionaba curiosa las botellas y latas de alcohol sobre la encimera—. ¿Qué es lo más fuerte que tienen? Llevo bastante tiempo sin un buen trago.
Sin que nadie le tuviera que dar permiso, tomó una botella de lo que parecía ser tequila, y la abrió con la intención de servirse un poco en un vaso limpio.
—¡Oye! —exclamó alarmada una de las chicas presentes, apresurandose a arrebatarle la botella, y derramando un poco sobre la isla en el proceso—. Ni lo sueñes, mocosa. ¿Qué edad tienes?
—¿Qué edad tienes tú? —Le respondió Esther sagaz, recorriendo entonces su mirada lentamente por cada uno de ellos—. Creo que está de más decir que ninguno de ustedes se ve de más de veintiuno.
Su atención se centró entonces justo en un muchacho de piel oscura, de pie al otro lado de la isla, bastante alto y fornido; lo suficiente para llamar la atención de la necesitada Leena.
—Bueno, creo que excepto tú, guapo —sonrió Esther con complicidad, teniendo además en sus ojos una muy incómoda y taimada expresión—. Lindos brazos...
Los siete chicos se miraron entre ellos, ofuscados, y quizás preguntándose entre ellos si acaso aquello era algún tipo de broma.
Esther notó entonces una cajetilla de cigarrillos abierta, puesta sobre la encimera muy cerca de ella. Y luego, sin necesidad de que pidiera permiso, la tomó y sacó un cigarrillo de ésta, colocándoselo entre los labios.
—¿Alguno tiene fuego? —Les preguntó con absoluta normalidad, y aquello pareció suficiente para todos.
—Pero qué loca —señaló otro de los chicos, y uno a uno comenzaron a salir de la cocina, intentando alejarse de aquella niña tan extraña, y especialmente de la obligación de tener que buscar con quién venía o, aún peor, tener que cuidarla ellos mismos. Esther no lamentó su partida; bueno, quizás sólo la de uno de ellos.
—Oye —exclamó con fuerza hacia el mismo muchacho de color que había contemplado hace unos momentos, justo cuando éste pasaba a su lado. Por mero reflejo, y quizás cortesía, el chico se detuvo la miró, y ésta lo hizo de regreso de la misma forma que antes—. No me suelen gustar tan jóvenes, pero por ti haría una excepción. Si quieres ir a una de las habitaciones conmigo, no te arrepentirás…
La intención detrás de esa propuesta era bastante clara, y el chico se sintió profundamente asqueado por ella.
—Estas muy dañada, pequeña —le murmuró despacio con molestia, pero también con cierta compasión en su voz—. ¿Quién te lastimó tanto?
Esther bufó divertida por su pregunta tan ocurrente, mientras jugaba con el cigarrillo entre sus dedos.
—¿Tienes una hora?, porque la lista es larga…
El muchacho sólo negó con su cabeza, y se apresuró a salir de la cocina detrás de sus demás amigos.
—Aguafiestas… —murmuró Esther con marcado enojo al verlo partir.
En otro momento y lugar hubiera optado por ir detrás de ese idiota, y atravesarle el hígado con un picahielos (había uno a la vista sobre la cocina) como castigo por haberle rechazado de esa forma. Y dicha opción ciertamente seguía sobre la mesa, pero de momento tenía otro interés.
Ya que se fueron ahora sí tomó la botella de tequila y se sirvió todo lo que quedaba en el vaso, hasta casi hacerlo desbordarse. Lo tomó entonces con cuidado, y dio el que sería su primer trago de la noche, pero no el último.
— — — —
A lo largo de su productiva carrera como reportera, activista y, para algunos, terrorista, Charlie se había tenido que meter a escondidas a una gran cantidad de sitios con alta seguridad. En comparación, saltar la barda trasera de ese residencial en Malibú no representó mucho mayor problema.
Habían estacionado la camioneta unas calles más adelante, escondida entre algunos follajes para no llamar demasiado la atención, pero en un punto en donde pudieran tener una vista casi directa de la entrada y salida del residencial por los binoculares. Y mientras Kali y Abra la aguardaban ahí, ella se adentró sola, pero siempre acompañada del audífono y micrófono en su oído, y un pequeño prendedor en la solapa de su chaqueta que serviría en realidad como cámara integrada para que sus dos acompañantes pudieran ver lo que ella veía.
—Estoy dentro —les murmuró despacio mientras avanzaba con paso relajado y tranquilo, como si no fuera una completa intrusa en ese lugar—. Hay demasiadas casas, ¿cómo saber en cuál está?
—La camioneta no ha salido —le indicó la voz de Eight en su oído—. Ve si la identificas estacionada afuera de alguna.
No era mal consejo, siempre y cuando no se hubieran metido al garaje de alguna.
—Muchas de estas casas parecen vacías —señaló Charlie al darse cuenta que las luces de varias estaban apagadas, y no había vehículos visibles en ellas—. De seguro son casas de playa de ricos para el fin de semana, o quizás para rentarlas en el verano. Pero a mitad de noviembre…
Sus oídos captaron algo diferente entre la casi absoluta quietud de la calle, que la hizo ponerse en alerta.
—Oigo música —indicó con seriedad, y comenzó entonces a avanzar con más prisa en la dirección de la cual aquel sonido venía, pero no lo suficiente para verse apurada.
Al dar vuelta en una esquina, unas tres casas más adelante justo donde la calle terminaba en una amplia rotonda, divisó la camioneta negra que había estado siguiendo durante todo ese rato. Y en un vistazo más cuidadoso, observó también al hombre de traje negro de pie a un lado del vehículo, fumando un cigarrillo mientras revisaba su teléfono.
Charlie se viró hacia otro lado, se pasó discretamente a la otra acera y caminó por ella como si se dirigiera a la casa de enfrente. Miró de reojo en dirección a la camioneta, y no le pareció que el hombre del cigarrillo hubiera captado su presencia.
—Ya vi la camioneta, está frente aquella casa —indicó Charlie en voz baja mientras se adentraba en el porche de la otra casa, por suerte al parecer sola en sus momentos, ocultándose un poco entre las sombras—. Creo que sólo está el conductor.
—Thorn debe estar dentro —indicó Kali, señalando la deducción más obvia.
Oculta en las sombras, y detrás de un pilar del porche, Charlie echó un vistazo a la casa en cuestión, la cual parecía de las más grandes y lujosas del barrio, y ciertamente eso era decir mucho. Todas las luces estaban encendidas, y la música, aunque no era estridente, estaba en el volumen suficiente para que se escuchara desde ese punto.
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De hecho, incluso Kali y Abra fueron capaces de oírla a través del micrófono de Charlie. Y a la más joven del trío la canción en cuestión le pareció conocida; era una bastante popular de ese mismo año.
—¿Es una fiesta? —Murmuró confundida la joven de Anniston—. ¿Vino hasta acá sólo para asistir a una fiesta?
—Al final sigue siendo un chico de diecisiete años, al parecer —señaló Kali, encogiéndose de hombros, a lo que Abra no tuvo mucho para responder—. Te diría que entraras a ver, Roberta; pero si es una fiesta de chicos, de seguro un vejestorio como tú resaltaría rápidamente.
—Qué graciosa —murmuró Charlie secamente en su micrófono.
—Yo puedo hacerlo —propuso Abra rápidamente, a lo que Charlie no tardó mucho en responder con bastante agresividad:
—¡Claro que no! Thorn te conoce, ¿lo olvidas?
—No hablo de ir, ir —respondió Abra, defensiva—. Me refiero a proyectar mi mente hacia ahí. Lo he hecho en distancias mucho más largas; entrar en esa casa no debería ser problema.
Kali y Charlie, aunque separadas físicamente por una distancia considerable, se quedaron en silencio compartiendo el mismo sentimiento de duda sobre si aquello sería buena o mala idea.
—¿Estás segura? —Le cuestionó Kali—. ¿Thorn no podría detectarte?
Abra vaciló unos momentos al responder, pues ella misma no estaba segura. Recordaba aquella vez hace meses en el evento en Manchester, dónde él parecía haberla sentido entre la multitud. Y más recientemente en Indiana, mientras Terry y ella surcaban los rincones oscuros de la mente de la Sra. Wheeler, y él se había dado cuenta…
Pero en ambas ocasiones ella no era consciente de la presencia el chico. No había preparado su mente y, especialmente, no la había blindado cómo se debía. Desde su encuentro con Rose la Chistera cinco años atrás, su tío Dan y ella habían estado trabajando juntos en formas de blindar sus mentes para que individuos como ella no los detectaran tan fácil.
Y, adicionalmente, para bien o para mal en los dos encuentros que había tenido con Damien había podido percibir de primera mano cómo funcionaban sus poderes.
En base a todo ello, tenía la teoría de que si se concentraba lo suficiente, podría pasar desapercibida, incluso tratándose de él. Aunque claro, era sólo una teoría, pero bien valía la pena para ella el intentarlo. Aunque al transmitirle esa idea a sus dos compañeras debía procurar sonar más convencida.
—Creo que ambos sabemos muy bien como escondernos del otro —indicó tras unos segundos con voz calmada—. Creo que si blindó mi mente totalmente, pasaré sin llamar la atención. Igualmente no me quedaría mucho; sólo entraré, veré qué pasa, confirmaré si está ahí, y cuál es la situación.
Le pareció que su propuesta tenía sentido, pero no percibió la misma seguridad de las otras dos.
—Creo que es mala idea —indicó Kali, notándose que el comentario iba más hacia Charlie que hacia Abra.
—Sí… Pero es la única opción moderadamente segura que tenemos de momento —comentó Charlie de pronto, tomando por sorpresa a Kali—. Hazlo, Abra.
—Bien —asintió la joven, antes de que Kali tuviera algo más que decir—. Espérenme sólo un poco; necesito unos minutos para lograr concentrarme…
Dicho eso, Abra se fue a un extremo de la camioneta, se sentó y cerró los ojos, comenzando a respirar lentamente. Kali pensó por un momento que se pondría en posición de loto y empezaría a flotar, pero en realidad no se veía muy diferente a como si se hubiera quedado dormida sentada.
Discretamente desactivó el altavoz de la computadora, y susurró lo más despacio posible a su micrófono, esperando que la jovencita a sus espaldas estuviera tan concentrada en lo suyo para escucharla.
—¿No habíamos dicho que la mantendríamos lo más alejada posible del peligro?
—Está bastante lejos como para que ese sujeto le haga algún daño —respondió Charlie, sonando sólo en los audífonos de Kali en esa ocasión.
—Dile eso a El. El chico estaba acá a medio país de distancia, y mira cómo la dejó.
Charlie guardó silencio, quizás pensativa sobre esa última advertencia.
—Si percibes por un instante que ese sujeto le está haciendo algún daño, dímelo de inmediato y quemaré toda esa casa con él dentro.
—¿Y quién sea que esté también ahí? —Musitó Kali, inquisitiva, a lo que Charlie ya no se preocupó por responder.
— — — —
Mientras Abra se preparaba mentalmente para su expedición, su objetivo se movía sigilosamente por la terraza de la casa, contemplando pensativo a las personas ahí presentes; algunos metidos en la alberca, otros en el área de los asadores, sentados en las sillas, o de pie frente al barandal que daba al barranco a un lado de la casa.
Damien ciertamente había llamado la atención de más de uno, aunque la mayoría estaba bastante metido en lo suyo como para prestarle demasiada atención. Todos, por lo que lograba percibir, eran chicos de la misma edad de Rony, posiblemente compañeros de clase, e igual de vacíos y aburridos como él. Nadie lo bastante interesante como para merecer su atención, al parecer…
¿A qué había ido a ese sitio exactamente? ¿A arruinarle su fiesta a Rony como Verónica al parecer estaba convencida? ¿A intentar demostrar algún punto? ¿O realmente sólo quería que sus nuevas tres amigas salieran un poco de su elegante “prisión” como bien la habían llamado?
Quizás era un poco de todo.
Quizás él mismo se sentía también encerrado para esos momentos. Irónicamente, aquello era lo más libre que había estado en mucho tiempo; lejos de la Hermandad, de Ann, de Lyons, de Adrián… y aun así se sentía atado de manos… Pero, ¿por quién?, ¿por él mismo acaso…?
—Hola —escuchó una voz aguda pronunciar a su costado derecho, tomándolo un poco desprevenido, pero no lo suficiente para asustarlo.
Al virarse en dicha dirección, el joven Thorn se encontró de frente con una chica apenas unos centímetros más baja que él, de cabellos rubios en esos momentos húmedos por haber estado en la alberca, y luciendo un nada modesto bikini color celeste. Le sonreía ampliamente, mostrándole un poco de sus dientes blancos con brackets. Y en cada mano sujetaba un vaso rojo con bebida en su interior; y claramente ninguna era refresco de naranja.
—Eres Damien Thorn, ¿cierto? —preguntó la chica con marcada curiosidad.
—¿Eso dicen? —Respondió el muchacho con tono esquivo, que sólo provocó que la extraña riera un poco.
—Soy Cindy. ¿Quieres una cerveza? —Le ofreció la chica, extendiéndole uno de los vasos—. Aunque quizás no; escuché que eras un niño bueno…
—No esta noche —respondió Damien con sencillez, aceptando uno de los vasos que le ofrecía sin dudarlo demasiado.
Mientras daba un primer sorbo, fingiendo que éste le afectaba más de lo real, contempló que dos chicas más se aproximaban por detrás de la tal Cindy, ambas de piel oscura, una más alta, con un bikini rosado, y la otra con un traje de baño un poco más modesto color blanco.
Al notar su cercanía, Cindy se viró hacia ellas y se apresuró a presentarlas.
—Ellas son Crystal, la novia de Rony, y su prima Kelly.
—Encantada —se adelantó Crystal, extendiendo una mano hacia él para estrecharla—. Rony me ha contado de ti.
—Cosas buenas, espero.
Ciertamente parecía el tipo de chica que haría buena pareja con alguien como Rony. No recordaba haberla visto en alguna de las competencias de tenis en las que habían concedido (definitivamente no hubiera pasado desapercibida), así que o era una conquista reciente, o simplemente no le gustaba el tenis.
—¿Es cierto que eres asquerosamente rico? —Soltó Cindy abruptamente, tomando por sorpresa incluso al propio Damien; parecía una pregunta que había tenido demasiadas ganas de hacer, hasta que ya no pudo contenerse.
—¡Cindy! —Exclamó Crystal, alarmada por la falta de tacto de su amiga. Damien, sin embargo, se repuso bastante rápido a la impresión inicial.
—Sí, más o menos —respondió el muchacho con simpleza.
—Apuesto a que tu casa es más grande que ésta —susurró Cindy con tono provocativo, pegándose un poco a su brazo sin mucho pudor; ni en su actuar, ni en su voz, ni en su mirada.
—Discúlpala, ya está ebria —señaló Crystal, y rápidamente tomó a su amiga del brazo y la apartó—. Ven acá…
Crystal comenzó a jalarla hacia el interior de la casa. Y aunque Cindy se resistió al principio, la manera en la que se movía, hasta casi caerse un par de veces, dejó en evidencia que aquellas palabras sobre su estado, no eran sólo una excusa.
—Yo estaba hablando con él, ¿por qué te metes? —murmuró Cindy arrastrando un poco las palabras.
La tercera de ellas, la que al parecer era la prima Kelly, se dispuso a seguirlas sin más, pero se detuvo al escuchar cómo el invitado sorpresa de la fiesta le hablaba.
—¿Tú me conoces?
—¿Disculpa? —Murmuró Kelly confundida, virándose de nuevo hacia él.
—Que si me conoces —repitió el muchacho, y señaló entonces a su rostro usando su vaso rojo—. Lo digo por tu mirada.
Kelly inconscientemente llevó una mano a su rostro, como si su primer reflejo hubiera sido tocarse los ojos.
—¿Te veo como si te conociera?
—Algo así —respondió Damien con simpleza, encogiéndose de hombros—. Y creo que no te agrado.
Aquello la sorprendió un poco más, principalmente por lo acertado…
—No, no te conozco —le respondió con bastante calma, cruzándose de brazos—. Aunque he oído mucho de ti. También vivo en Chicago.
—Ah, entiendo —asintió Damien, en efecto comprendiendo todo con ese sólo pequeño pedazo de información—. ¿En dónde estudias?
—En una escuela muy por debajo de la tuya, créeme.
—De acuerdo. ¿Y qué haces por aquí?
—Vine de visita con mi prima; ¿cuál es tu excusa?
—Vine a ver universidades, luego me quedé para el torneo juvenil del Club Rotario, y ahora sólo disfruto del clima.
—¿Y has estado faltando a clases todo ese tiempo?
—¿No muy propio de un niño bueno? —musitó Damien con un tono burlón, dando un pequeño sorbo del vaso que Cindy le había dejado. Teorizó que quien les había dicho sobre eso de que era un “niño bueno” había sido precisamente Kelly, y no como un halago de seguro.
Fuera como fuera, pareció sacarle una sonrisa a la joven, quien además pareció comenzar a relajarse un poco.
—Debo admitir que no me das la vibra de lo que he escuchado de ti.
—Sí —asintió el muchacho, extendiendo su mirada un poco hacia el paisaje oscuro más allá de esa terraza—. Supongo que no me siento yo mismo estos días…
— — — —
No a todos en la fiesta les importaba tanto, o eran siquiera conscientes de la presencia de Damien Thorn y sus “amigas.” La mayoría estaba muy entretenido en otras cosas; como Charles y su novia Lidya, compañeros de escuela de Rony, que en esos momentos estaban en la alberca, pero no nadando. El muchacho fornido y con amplios tatuajes en su brazo derecho, se encontraba sentado en la parte baja de la piscina con sus brazos apoyados en la orilla, mientras ella se había sentado sobre sus piernas, y ambos se besaban con bastante entusiasmo sin importarles mucho la gente que los estuviera viendo; y realmente tampoco nadie se los impedía.
Ambos estaban muy metidos en ello. Y además del beso, Charles además se dio el permiso de introducir su mano en el agua, y recorrer el muslo entero de su novia, subiendo hacia su cadera y su glúteo, y ésta no se lo impidió. De hecho, si alguien no los detenía pronto, la escena amenazaba con ponerse bastante menos apta para menores.
Para bien o para mal, el ánimo tuvo que apagarse un poco, justo cuando entre un roce de lengua y otro, Lidya abrió un poco los ojos lo suficiente para ver la repentina figura de la niña de pantalón y suéter gris, de pie en la orilla a unos cuantos centímetros de ellos, y viendo en su dirección. Y si aquella casi aparición repentina no era suficiente para asustarla, por un instante mientras Lidya le miraba de reojo, le pareció ver en su rostro algo anormal… algo más acorde a la expresión de una bestia deforme.
—¡Dios Santo! —Exclamó espantada, apartándose de Charles, prácticamente empujando a éste con sus manos contra la orilla sin darse cuenta. Su primera impresión se esfumó casi de inmediato, y de un parpadeo a otro fue capaz de percibir el rostro frío y sereno de aquella jovencita desconocida.
¿Había sido su imaginación…?
Charles, por su lado, no entendía a qué se debía tan repentina reacción. Se viró entonces sobre su hombro, viendo también hacia la niña, aunque con más confusión y molestia que miedo.
—¿Se te ofrece algo? —Le cuestionó toscamente—. ¿Qué haces aquí?
Lily, o más bien Lala según la había presentado Damien afuera, se agachó en ese momento, poniéndose de cuclillas, y acercó su mano derecha al agua.
—Sólo quiero ver si el agua está caliente —informó de manera ausente, como si en realidad se lo estuviera diciendo a alguien más y no a ellos—. Y sí lo está; increíble. Nunca había estado en una piscina climatizada. Qué mal que no tengo mi traje de baño.
—Sí, qué mal —masculló Charles, fastidiado por cómo le habían arruinado el buen rato tan fácil—. ¿Ahora puedes dejarnos, enana?
Lily se viró lentamente hacia él, y Charles por un segundo se sintió incluso amenazado por la extraña agresividad que radiaban esos pequeños ojos claros.
—No tienes que ser tan grosero —indicó Lily con seriedad.
—Yo soy lo que me da la gana. ¿Por qué no te largas de aquí a buscar a tu mami?
La niña se le quedó viendo unos segundos en silencio, y pareció por un momento que no pensaba irse. Sin embargo, luego de un rato se puso de pie.
—Seguro —murmuró con una sonrisita inocente, que no se esforzó mucho en ocultar que era falsa—. Pero primero dime, ¿quién es Amanda?
Aquella repentina pregunta menguó notablemente la actitud beligerante de Charles, quien además no fue capaz de ocultar su asombro; tanto que incluso Lidya lo notó.
—¿Qué? —Balbuceó el chico, dubitativo.
—Amanda, ¿quién es? —repitió Lily con cierta complicidad, como si quisiera dar a entender que ella ya sabía la respuesta a dicha pregunta.
—Yo… no sé… —respondió Charles tras un rato, encogiéndose de hombros.
—¿No se llama así tu compañera de estudio? —Intervino Lidya de pronto, sonando casi como una acusación.
Los nervios de Charles se hicieron aún más palpables, pero intentó no dejarse llevar por ellos.
—Ah, sí, creo que sí —respondió procurando sonar desinteresado, y se viró inquisitivo a la jovencita—. ¿Acaso tú la conoces?
—No —respondió Lily negando lentamente con su cabeza—.  Pero tú sí; y muy bien, ¿verdad?
Y sin disponerse a dar más explicaciones, se dio la media vuelta y se alejó caminando tranquilamente paralela a la orilla de la alberca, disponiéndose a rodearla.
—¿De qué está hablando esa mocosa? —Le preguntó Lidya, visiblemente molesta, apartándose rápidamente de encima de él.
—¿Yo qué sé? —Masculló Charles, defensivo—. Ni siquiera sé quién es esa niña, enserio. Debe ser todo una broma de Rony. Iré a hablar con él y a ponerlo en su lugar.
Y antes de que Lidya pudiera hacerle algún otro cuestionamiento, Charles se salió de inmediato del agua, y así totalmente mojado se alejó por la orilla. Pero por supuesto que no iba a hablar con Rony como había dicho; su preocupación iba enfocada en otros sentidos.
—Oye —pronunció Charles con molestia, mientras se apresuraba a alcanzar a Lily, pero ésta ni siquiera lo volteó a ver—. ¡Oye tú!
Se apresuró más hasta interceptarla, y la tomó entonces violentamente de su brazo, jalándola. Esto no le agradó a la niña ni un poco.
—Suéltame si sabes lo que te conviene —le amenazó con voz severa, pero eso no intimidó a Charles; su propia ansiedad y enojo podían más.
—¿Cómo conoces a Amanda? ¿Ella te envió? ¿Qué quiere?
—Ya te lo dije, no la conozco —contestó Lily con voz estoica—. Pero quizás deba contarle a tu novia lo que hiciste con ella en el laboratorio de química la otra semana. ¿Crees que le interese?
Si Charles no se encontraba lo suficientemente alterado y molesto hasta ese momento, ciertamente aquella afirmación terminó de llevarlo hasta al punto máximo. Pues, en efecto, él sabía muy bien de qué estaba hablando esa enana.
—Oye, pequeña puta —espetó furioso, jalándola con incluso más fuerza hasta llegar a lastimar un poco—. A mí nadie me amenaza, ¡¿oíste?!
Pese a la situación y como ese sujeto la tomaba y le hablaba, Lily siguió en apariencia totalmente calmada… inhumanamente calmada.
—No te hagas el valiente conmigo —susurró la niña despacio, esbozando justo después una sonrisa torcida que hizo que todo su rostro tomara una apariencia inquietante para su opresor—. Yo sé bien que no eres más que un gusano arrastrándose de miedo. Le tienes tanto miedo a tu propia novia que vienes a amenazar en falso a una pequeña niña. Qué triste remedo de hombre eres, Charlie…
Aquellas palabras lo desconcertaron. ¿Qué niña hablaba de esa forma? No sabía si aquello era una jugarreta de Amanda, o quizás sólo una pésima broma de alguien. Pero fuera lo que fuera, él no se iba a quedar tranquilo.
—¡Te voy a demostrar quién amenaza en falso a quien! —Exclamó Charles molesto, y volvió a jalonearla, casi amenazando con aventarla a la alberca, ya fuera por accidente o apropósito.
—¡Oye!, ¡¿qué te pasa?! —Se escuchó la voz de Verónica pronunciar alarmada no muy lejos. Y cuando Charles se viró sobre su hombro, observó de inmediato a la mujer rubia aproximándose hacia ellos con paso firme—. ¡Suéltala ahora mismo, desquiciado!
—No te metas, perra.
—¿Cómo me llamaste?
Verónica lo tomó de la muñeca intentando apartarlo de Lily, pero Charles la empujó hacia atrás, casi haciéndola caer pero ella logró sostenerse. Ante tal agresión, instintivamente Verónica aproximó su mano hacia su espalda para tomar el taser que llevaba ahí oculto para cualquier emergencia. Pero antes de sacarlo, al último momento se detuvo a meditar si aquello sería un movimiento adecuado o no, considerando que ya de por sí sus gritos y empujones estaban llamando bastante al atención. Pero para su fortuna, no tuvo que elegir de momento.
—Hey, hey, Charlie —pronunció una cuarta persona, aproximándose rápidamente hacia ellos, aunque con actitud mucho más calmada—. ¿Qué crees que haces? ¿No ves que son invitadas de Rony?
Aquel muchacho rubio y de sombrero se abrió paso, colocando una mano sobre su hombro, y otra en su mano para jalarla y hacer que soltara a Lily.
—Y es sólo una niña, vamos viejo.
—Ella empezó —se defendió Charles, señalando hacia Lily.
—¿La niña empezó? —Rio divertido el extraño—. ¿Escuchas lo que dices?
—Ella… —Charles parecía querer decir algo más para escudarse, pero el sólo hecho de darle forma a las palabras en su mente ya era suficiente para que se percatara de lo absurdo de todo eso.
¿En verdad él había actuado de esa forma? Nunca había sido el chico más paciente del mundo, pero ni él atacaría a una niña. Pero las cosas que dijo… ¿en verdad las había dicho?
—Oye, cálmate —pronunció el muchacho de sombrero, y le rodeó los hombros con un brazo para apartarlo un poco de Verónica y Lily, y así poder hablar más calmadamente en voz baja—. Es evidente que estás muy estresado. Mira, traje de la que te gusta.
Extendió entonces su palma derecha justo delante de Charles, enseñándole lo que ahí sostenía: dos pequeñas bolsitas de su querido polvo blanco, que Charles reconoció muy bien; tanto que incluso sus ojos destellaron un poco al verlas.
—No traigo efectivo… —murmuró Charles despacio, pero también un poco ansioso.
—Por esta vez son cortesía de la casa, ¿sí? —Indicó el chico de sombrero, y sin mucha ceremonia colocó las bolsitas en la mano aún húmeda de Charles, e hizo que cerrara los dedos en torno a ellas—. Anda, ahora ve a seguir la fiesta por ahí, ¿quieres?
Le dio entonces un par de palmadas en la espalda, indicándole que se fuera. Y aunque aquello no era precisamente una orden, Charles así lo hizo, andando en la dirección por la que había venido sin mirar siquiera a las dos chicas agredidas. Más adelante en su retirada, Lidya ya lo esperaba, notablemente molesta pues de seguro había visto la escena, o parte de ella. Se notó que comenzó a pedirle explicaciones, pero ambos se dirigieron juntos al interior de la casa, conversando en voz baja a pesar de que aun así fue claro que estaban discutiendo.
—¿Están bien? —Preguntó el muchacho, virándose hacia Verónica y Lily con una amplia sonrisa despreocupada.
—No necesitaba ayuda —masculló Lily secamente sin mirarlo. Verónica únicamente la miró con expresión severa, y se permitió entonces rodeara con un brazo con cierto afecto… que a Lily desconcertó.
—Gracias por tu ayuda —asintió la chica mayor, y entonces comenzó a guiar a la niña para que la siguiera hacia la casa, en dónde esperaba aún encontrar a Samara.
—Fue un placer —masculló el muchacho de sombrero, y de inmediato comenzó a andar a lado de ambas—. Me llamó Milton, por cierto. ¿Y tú?
—Verónica —respondió intentando sonar lo más cordial posible.
—Qué lindo nombre. Eres de las chicas que vinieron con Damien Thorn, ¿cierto? ¿Eres su prima… o novia…?
—¿Qué? —Exclamó Verónica, casi alarmada por tal pregunta, y justo después escuchó como Lily soltaba una risa burlona que sólo hizo que el rostro de la chica de ruborizara por la pena—. No, no, yo… trabajo con su tía. Soy… algo así como su asistente.
—Eso suena fascinante —asintió Milton, permitiéndose aproximarse un poco más hacia ella.
—Este sujeto se quiere acostar contigo —soltó Lily de la nada, haciendo que tanto Verónica como Milton se sobresaltaran.
—Oye… —Masculló el chico, riendo nervioso—. Qué ocurrente es tu hermanita.
—Ella no es mi… —Intentó explicarse Verónica, pero en ese mismo momento Lily se apartó de ella y se fue en una dirección diferente—. Oye, ¿a dónde vas?
—A ver qué más hay de interesante por aquí —respondió Lily con simpleza mientras se alejaba, claramente sin la disposición de escuchar alguna sugerencia diferente a dicho plan.
Verónica soltó una pequeña maldición apenas audible. Sabía bien que intentar obligar a cualquiera de ellas a hacer algo que no quisieran era inútil, pero esperaba al menos poder apelar a su sentido común, pues suponía que ninguna de ellas quería ir a la cárcel, a algún laboratorio de experimentos humanos, o a dónde fuera que terminarían si no eran prudentes.
Dio unos pasos detrás Lily queriendo alcanzarla, pero se detuvo al escuchar no muy lejos de su posición una risa; una risa que le resultaba desconocida, pero al mismo tiempo extrañamente familiar.
Al virar su atención sólo un poco en dicha dirección, divisó rápidamente a Damien, sentado cómodamente en una de las sillas largas de alberca, con un vaso en su mano, y una chica de traje de baño blanco a su lado, con la que al parecer platicaba animadamente, e incluso ambos reían; ni siquiera sabía que Damien era capaz de reír así.
Aquella imagen provocó una molestia bastante intensa en Verónica, que casi sintió que se le atoraba en la garganta hasta sofocarla. Mientras ella estaba preocupada por mantener todo en orden, el culpable directo de todo ese desastre estaba ahí sentado, relajado y divirtiéndose. De hecho, al parecer todos se divertían ahí menos ella… algo que de hecho era bastante más común de lo que le gustaba aceptar.
—¿Saben qué? —Soltó en voz baja, como si realmente tuviera a sus cuatro dolores de cabeza justo delante, aunque sus palabras claramente eran sólo para sí misma—. Hagan los que les dé la gana, todos ustedes. Ya no me importa.
Y soltada esa declaración al aire, aunque no fuera oída por nadie, caminó de largo, pasando incluso delante de Damien y su nueva amiga, aunque ninguno de los dos reparó en ella en lo absoluto.
Aunque para su consuelo, sus palabras sí habían sido oídas por alguien más; por quien estaba más cerca de ella en ese momento.
—Esa es la actitud —escuchó a Milton pronunciar con entusiasmo a sus espaldas, aun siguiéndola unos pasos detrás—. Esta noche no hay que preocuparse por nada. ¿Quieres un trago?
Verónica se detuvo y se viró hacia el chico, quien ahora le extendía un vaso rojo a medio llenar de un líquido transparente con un fuerte olor. ¿De dónde había sacado ese vaso?, ¿ya lo traía consigo? De hecho traía dos; el adicional de seguro para sí mismo. Verónica miró el vaso con dudas. Echó un vistazo más a Damien, aún sentado con la misma chica, y ello la terminó de convencer. Pero, por si acaso, no tomó el vaso que Milton le ofrecía, sino que extendió su mano y tomó el que al parecer él reservaba para sí mismo. Milton, aunque un poco confundido, igual se lo permitió.
La realidad era que no estaba muy acostumbrad a beber. Y al empinarse aquel vaso y pasar un largo primer trago, como si fuera agua, éste le raspó la garganta provocándole un fuerte ardor. Comenzó a toser con fuerza rápidamente, doblándose un poco sobre sí misma.
—¿Qué es esto? —Exclamó con su voz enronquecida, oliendo con más detenimiento el contenido del vaso; eso definitivamente era algo más fuerte que cerveza.
—A veces es mejor no saberlo —le respondió Milton, encogiéndose de brazos—. ¿Quieres más?
—Definitivamente —Respondió Verónica de inmediato, tomando un segundo trago, el cual le afectó significativamente menos.
— — — —
Pasados casi diez minutos, Abra seguía aún sentada en el mismo lugar en la parte trasera de la camioneta, aún con sus ojos cerrados y en la misma posición. Su respiración se había relajado tanto que casi ni se percibía. Kali llegó a temer por un momento que realmente se hubiera quedado dormida, o algo peor. La experiencia que tenía con respecto a aquellos que podían “proyectarse” se limitaba más que nada a Eleven, y recordaba cómo en un inicio necesitaba aislarse de cualquier sonido o imagen para poder enfocar su mente únicamente en dicha acción.
No dudaba que esta chica fuera también capaz, pero… ¿en verdad podría hacerlo tan fácilmente como sólo sentarse ahí y cerrar los ojos? Y, más importante aún, ¿podría hacerlo sin exponerse a ningún peligro como había afirmado tan segura?
—Guarda silencio, por favor —masculló Abra en voz baja, tomando a Kali por sorpresa.
—Yo no he dicho nada —soltó Eight rápidamente, con una clara postura defensiva.
—Tus pensamientos y preocupaciones son demasiado ruidosos —añadió Abra con voz lenta y pausada, como si aún una parte de ella siguiera sumida en su meditación y no estuviera en realidad presente del todo—. Necesito asilarme de cualquier intervención externa, pero no me lo haces sencillo.
—¿Quieres que apague mis pensamientos y preocupaciones? Lamento decirte que en eso no tengo tanta gerencia como me gustaría.
Kali sonaba sarcástica y tranquila, pero en realidad dicha afirmación la puso un poco nerviosa. ¿Le había estado leyendo la mente? ¿Desde cuándo? ¿Sólo en ese mismo momento o desde hace ya tiempo atrás? Si hablaba de sus preocupaciones, ¿habrá percibido lo que Charlie y ella habían dicho hace un rato?
—Sigues haciendo mucho ruido —dijo Abra de nuevo—. Estaré bien, descuida. He hecho esto muchas veces.
—Está bien, intentaré calmarme —masculló Kali, no sonando en realidad muy convencida de su propia promesa.
Pasaron unos minutos más en los que la mujer en silla de ruedas intentó despejar su mente lo más posible en otra cosa, cualquier cosa… Y casi siempre que hacía eso terminaba de alguna forma pensando en su madre; aquella mujer sin nombre de aquella foto que tanto añoraba. Y quizás al pensar en ello en ese momento, le estaba compartiendo sin querer dicho secreto a su joven acompañante. Pero daba igual si al pensar en eso podía calmarse lo suficiente para no interferir en la delicada misión que estaba por ejecutarse.
De pronto escuchó a Abra jalar aire con fuerza por su nariz, y contenerlo dentro por varios segundos. Kali se viró a verla unos instantes, notando que se había quedado rígida como tabla, con su espalda recta y su cabeza alzada.
—¿Abra? —Susurró Kali despacio, pero no hubo respuesta; al menos no de inmediato.
Los ojos de la joven se abrieron abruptamente, y detrás de sus párpados no se asomaron más sus grandes ojos azules, sino uno ojos totalmente blancos y vacíos…
FIN DEL CAPÍTULO 91
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Una terrible venganza
Cerca de la ribera de Hidaka había una famosa casa de té, a lado de la colina llamada Garra de Dragón. La casa, además de ser famosa por los hermosos paisajes que la rodeaban, era famosa por las bellas mujeres que atendían en ella, entre ellas, Kiyo, que enamoraba a propios y extraños. 
Al otro lado del río, había un templo budista, también muy conocido por la devoción con la que vivían sus monjes. Se regían por estrictas reglas y por los preceptos del señor Buda, que prohibía el consumo de carne, pescado y sake. Por ello, los monjes nunca visitaban la casa de té. 
Un día, uno de los monjes caminaba por los alrededores y, al pasar por la casa de té, se encontró con Kiyo, de quien se enamoró. La observó durante un largo tiempo, mientras ella iba y venía como una hermosa mariposa haciendo sus deberes. En cuanto tomó consciencia de lo que le sucedía, el monje corrió a su convento y rezó durante largas horas restregando su rosario contra su pecho. 
Al anochecer, después de pasar todo el día recitando los sutras, no podía olvidar el rostro de Kiyo. El sentimiento se intensificaba a cada hora; el deseo había hecho presa al pobre monje. Así transcurrieron varias noches, hasta que concluyó que el amor de Kiyo debía ser más dulce que alcanzar el nirvana.
Vencido y cegado por la pasión, buscó a Kiyo en la casa de té. Tras confesarle su amor, la bella mujer cedió y quedaron ambos enredados en una relación pasional e irracional. Todas las noches se encontraban en un paraje misterioso del río, lejos de la casa de té y el templo, ocultos de todos y descuidando sus respectivos deberes.
Momentos antes del último encuentro, la lucidez volvió al monje, que se había dado cuenta de su gran error. En lugar de demostrar, como tantas veces, su arrebatado amor, evadió a Kiyo, pensando que poco a poco, negándose al amor, podría dejarla sin lastimarla, y volver al camino de la budeidad. La joven, que era intuitiva, supo que la negativa del monje a acostarse con ella no era cosa cualquiera, sino que escondía él algo más. Esa negativa se repitió las noches posteriores, en las que el monje se mostraba más y más distante, pensando que tarde que temprano la relación se enfriaría y podrían dejarse. No pasó mucho tiempo para que ella entendiera que ya no era amada, pero su deseo nunca cesó. 
Kiyo sintió una tristeza que pronto se convirtió en odio y sed de venganza. Intentó convencer al monje de volver con ella, pero ante la determinación de este, optó por buscar la forma de vengarze. Subió la colina de la Garra de Dragón, y allí imploró al dios del fuego, Fudo, que le revelara la forma de matar al monje. Después, fue al santuario de Kompira, o Susanoo, y pidió al dios que le enseñara los secretos de la hechicería. Atendiendo a sus súplicas, se le envió un tengo que le enseñó magia y brujería. 
Kiyo aprendió a transformarse, y así pensó cobrar su venganza, metamorfoseada en la criatura más horrorosa posible. Visitó al sacerdote en su templo, con la excusa de solicitarle, una vez más, una noche de amor. El hombre, comprometido totalmente con el camino de la budeidad, trató de razonar con ella y hacerla olvidar sus sentimientos. Pero, pronto pudo ver las verdaderas intenciones de la mujer, pues sus ojos eran los ojos de una seripiente. 
Ante el inminente peligro, corrió al jardín, pero de poco le había servido, pues Kiyo se había transformado en una veloz y gigantesca serpiente, que con su peso hizo que se desplomara el suelo del templo. El monje se ocultó en una campana, pero el monstruo, en cuanto descubrió el escondite, se enredó en ella y la apretó con todas las fuerzas que su odio infinito le confería. El metal empezó a calentarse, y al monje le aguardaba un terrible final. 
Los sacerdotes rodearon al monstruo y recitaron los textos de Buda, pero fue inútil. De repente, los gritos exasperados del monje cesaron y apareció un gran charco de metal fundido, en el que se encontraban tendidos los cadáveres del monje y el monstruo que alguna vez fue la hermosa kiyo. 
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Imagen: Kaburagi Kiyokaya “Bad hair day” (Ca. 1900)
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doncella-zombie · 4 years
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Día 10 Scarabia
#Twistedtober
—¡De acuerdo!... Vayamos a ver cómo hace la comida Jamil.—Isabel cedió ante el insistente Grimm, el quería que le preparara de vez en cuando comida parecida a la de Jamil.
—¡Si!... Aquí esta, toma toma.—
Y de nuevo a fingir ser una muñeca, llegaron a la cocina de la cafetería, en dónde Jamil preparaba la comida, Grimm llegó con la Isabel muñeca en su boca. —Oh. Eres tú, ¿Vienes a ver o intentar robar comida?.—El Viper dijo tranquilamente, mientras cortaba algunas papas.
—¡Ya verás voy a aprender!.—Dijo con una sonrisa burlona, mientras coloco a Isabel en la mesa, un buen lugar para que pueda ver la preparación de la comida.
—¡Jamil!.—El castaño solo suspiro al escuchar al líder de Scarabia. —Quiero ayudar... Mira ya conseguí las cebollas.—Dijo bastante orgulloso el Al-Asim mientras las deja en las mesa, Isabel estando en la orilla se golpeó con la bolsa, su destino sería el suelo.
"Mierda".
Solo pensó en ese instante, hasta que la mano de Kalim la atrapó. —Vaya, eso estuvo cerca.—Dijo con una sonrisa tranquila. —¡Que linda muñeca Grimm!.
—¡No es mi---.!—Gruño el gato. —Solo déjala en su lugar.
—De verdad que sus mejillas se sienten tan reales, quiero abrazarla muy fuerte.—Comentaba un Kalim emocionado y sorprendido por la calidad de la muñeca, además de que la lanzaba a cada rato.
Isabel perdió el color en ese instante, manteniendo lo mejor que podía su sonrisa.
Ahora la mano de Jamil la atrapó. —Deja de jugar.—La puso de nuevo en su lugar, o eso haría hasta que la noto toda despeinada, además de notar cierto detalle. —Oye Kalim.
—¿Si?.
—Creo que deberías traer el picante especial.
—¿Eh, en serio?... Tendría que volver al dormitorio por él, pero si tanto lo quieres lo traeré.—Y así el de cabello blanco salió corriendo.
Cuando al fin se había ido, el Viper dejo a la muñeca en la mesa. —Vaya que es realista tu muñeca.
—¡Obvio, solo lo mejor para mí!.
—Es interesante que te gusten este tipo de cosas...—Jamil jugaba con el cabello de Isabel, y después sus dedos tocaron el rostro de ella, estos ya tocaban su boca. —Se podría decir que está viva.
—¿E-Eh?.—Se puso nervioso, y Jamil la sujeto del vestido, solo sosteniendo con dos dedos, pretendía dejarla caer.
—Menos mal no lo está, o la caída podría ser fatal.
—¡O-Oye!. —Isabel podía sentir cada vez como se resbala de los dedos de Jamil.
—¡Estoy viva estoy viva, no me sueltes por favor!.—Grito desesperada y cubrió su boca, ¡Maldición!.
Jamil la sujeto bien, para así acercarla a su rostro. —¿Quién eres y que buscas con Kalim?.—Despues de todo era su deber cuidar del Al-Asim.
—¡T-Te equivocas!.—Niega con sus pequeñas manos. —Solo quiero verte cocinar, no pretendo nada con Kalim, jamás le haría daño.—Jamil no se ve tan convencido. —Me llamo Isabel, para ser sincera no recuerdo mi apellido y de dónde vengo exactamente, el director me recibió, pero me dijo que si me veía un chico me iba a enviar lejos, y a mí me encanta estar aquí... Así que por favor solo finge que no existo.—Junto ambas manos, bajando la cabeza reiteradas veces.
Jamil guardo silencio unos segundos, mientras Grimm lo acusaba de ser lo peor al arriesgar a Isabel. —No me importas.—La dejo cuidadosamente en la mesa. —Si no me causas problemas guardaré este secreto.—A Isabel le brillaron los ojos.
Por lo que recuerda de Jamil tuvo una mala reputación, aunque hubieron razones, pero ahora mismo ve a Jamil como un ángel, se le acerca antes de que se aleje y le sujeta la mano, antes de poder decir algo se escucharon los pasos se Kalim, ella debió acomodarse y fingir nuevamente ser una muñeca.
—¡Lo traje!.
Al último Grimm e Isabel se pudieron llevar una buena dotación de comida picante por parte de Jamil.
"—No es un regalo, solo no me gustó cómo quedo, así que pueden tenerla o tirarla.—"
Esas fueron sus palabras, no saben si los vio con lástima, de hecho poco les importo, era comida gratis después de todo. —¡Esto pica demasiado!.—Grimm no para de quejarte mientras Isabel lo disfruta un montón.
—¡Pica, pero está rica!.—Siguio comiendo más, mientras pensaba en el rostro de Jamil, se sonrojo, aunque pronto sacudió su cabeza. —Solo los puedes ver, jamás te enamores.—Dijo en voz baja, ese era su lema.
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lecturasdiarias · 1 year
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Lecturas del Domingo 4º de Adviento - Ciclo A
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Lecturas del día Domingo 18 de Diciembre de 2022
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 7,10-14
En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: “Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo o de arriba, en lo alto”. Contestó Ajaz: “No la pediré. No tentaré al Señor”. Entonces dijo Isaías: “Oye, pues, casa de David: ¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros”.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial
Sal 24 (23), 1-2.3-4ab.5-6
R./ Ya llega el Señor, el rey de la gloria.
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos. R./ Ya llega el Señor, el rey de la gloria.
¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso. R./ Ya llega el Señor, el rey de la gloria.
Ese obtendrá la bendición de Dios. y Dios, su salvador, le hará justicia. Ésta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob. R./ Ya llega el Señor, el rey de la gloria.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 1,1-7
Yo, Pablo, siervo de Cristo Jesús, he sido llamado por Dios para ser apóstol y elegido por él para proclamar su Evangelio. Ese Evangelio, que, anunciado de antemano por los profetas en las Sagradas Escrituras, se refiere a su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, que nació, en cuanto a su condición de hombre, del linaje de David, y en cuanto a su condición de espíritu santificador, se manifestó con todo su poder como Hijo de Dios, a partir de su resurrección de entre los muertos. Por medio de Jesucristo, Dios me concedió la gracia del apostolado, a fin de llevar a los pueblos paganos a la aceptación de la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos, también se cuentan ustedes, llamados a pertenecer a Cristo Jesús. A todos ustedes, los que viven en Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de su pueblo santo, les deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Mateo 1,18-24
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto. Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa.
Palabra del Señor
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mieltrabajos · 4 years
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Transcripción completa del vídeo "Informe de cobertura”, de Hiyori Suzumi, que venía con el albúm “Sukisugite Yabai ~Kokuhaku Jikkou Iinkai Character Song Collection~”
(Tenemos el video subtítulado pero por respeto a Honeyworks ya que está haciendo dinero vendiendo el albúm, de momento no vamos a compartilos. Tal vez más adelante compartamos esto y el Making Off de Romeo con vosotros de forma privada (osea, en Drive mediante correo electrónico). TAL VEZ).
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Una cámara está grabando a Hiyori, ella tiene un micrófono en la mano. Es un reportaje. Hiyori: ¡Hola a todos! Soy Suzumi Hiyori del primer año de la secundaria Sakuraoka. Hoy voy a cubrir e informar sobre la vida escolar de la unidad de Idols "LIP×LIP":  los estudiantes Someya Yūjirō-kun y Shibasaki Aizō-kun ¡Cubriremos en secreto! Así que... vine aquí al patio para poder contarte la vida habitual de estos Idols que son diferentes entre sí Hiyori entra al corredor de la secundaria. Hiyori: Está bien... La manager me preguntó si podía hacerlo y acepté... ¡pero seguro me molesten otra vez! ¡Oh! ¡Por allí! Los encontré finalmente. Me pregunto... ¿de qué estarán hablando? No puedo escucharlos bien Para escucharlos y saber más, ¡debo acercarme! ¡Waah! ¡Qué miedo! Debo ir a escondidas... Hiyori se acerca a Yūjirō y Aizō escondiéndose. Ambos están hablando entre sí. Aizō: Oye~ Sobre el MV de la nueva canción que vamos a filmar, ¿has oído algo tú? Yūjirō: Solo he escuchado un poco Aizō: Me pregunto cómo será... Estoy preocupado. Se enfoca a Hiyori, quienes está filmándolos con una cámara en secreto. Hiyori: ¡Habrá una nueva canción con MV! Es una información rápida, ¡e informativa! ¿Cómo será? ¡Estoy deseando que llegue! Yūjirō: *a Aizō* Dijeron que sería en una jungla. Aizō: ¡¿Eh?! Hiyori: ¡¿Ehh?! Yūjirō: *susurrando como decepcionado* Con algo de colaboración extra... Aizō: ¿En una jungla? ¿Y en dónde será? Yūjirō: No lo sé, pero sé que solo tú estarás ahí. Aizō: ¡¿Por qué yo?! ¿Y tú? ¿Dónde estarás mientras tanto? Yūjirō: Yo estaré en casa esperando Aizō: ¿Y por qué yo estaré en la jungla y tú en casa esperando? ¡Juntos somos LIPXLIP, los dos! ¡Si yo voy a ir a la jungla, tú también irás a la jungla! Yūjirō: ¿Qué? No me gusta Aizō: ¿Y eso qué? A mí tampoco. Hiyori: Parece que el nuevo MV de LIPXLIP se grabará en la jungla. ¿Qué tipo de MV será? Supongo que será como una gran aventura en la jungla, ¡entonces puede parecer divertido! Aizō: ¿De dónde obtuviste esa información? Yūjirō: La saqué de HoneyWorks-san. Ellos dijeron algo como: "hagámoslo sentir como si estuvieran enamorados en la jungla". Aizō: ¿Eh? ¿Enamorados en una jungla? ¿Cómo? Amor por un... ¿gorila? Yūjirō: *como asintiendo a las palabras* Solo Aizō. Aizō: Eso es... Aunque me encantaría estar en NG (se refiere a un programa de TV donde muestran bloopers de x cosas), ¿por qué solo yo? ¡Reamente no entiendo esto! Yūjirō: Si no quieres estar solo, ¿por qué no mejor vas con la manager? Hiyori: ¡¿Eh?! ¡¿Yo?! Aizō: ¿Suzumi?  Yo creo que si viene conmigo, ella se perdería dentro de la jungla. Yūjirō: Creo que sobreviviría 1 año, está acostumbrada a ese tipo de ambiente. Hiyori: ¡No es así! Esos dos lo están exagerando. Incluso si crecí en el campo, este es más urbano que la jungla, tiene hasta máquinas expendedora y tiendas de conveniencia. Aizō: ¡Saldrían a relucir sus habilidades! Yūjirō: ¡Eso! Saldrían a relucir sus habilidades. Aizō: Como comer un cocodrilo asado. Hiyori: ¡Déjenme! ¿Qué están pensando esos dos de mí? Aparentar ser dos Idols con personalidad de príncipes, pero son horribles. Siempre están burlándose de mí. ¡Ni siquiera aparentan! ¡Son de lo peor! 
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Aizō: Igual todo eso es una mentira, ¿no? No pienso hacer nada en una jungla. Yūjirō: Claro que era mentira, ¿te lo habías creído? Aizō: ¿Eh? Hiyori: ¡¿Ehh?! Aizō: N-no... desde el primer momento que no te creí. Sé que siempre haces ese tipo de cosas. Yūjirō: ¡Claro que me creíste! Hiyori: *aliviada* Qué bien, ¡en serio! Realmente pensé que iban a llevarme a la jungla. Además no tengo pasaporte y nunca viajé en avión. Aunque también es lamentable... hubiera sido bueno ver un MV grabado en la jungla. Por un lado me hubiera gustado verlo. ¡Pero! No me hubiera gustado ir a la jungla con Shibasaki-kun. Seguramente me abandonaría si llegara a pasar algo.
Aizō: ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que Suzumi empezó a ser aprendiz como manager? Yūjirō: Uhm... pronto se cumplirá medio año desde entonces.
Hiyori: Realmente no tenía planeado terminar como una para este par, pero el reclutamiento me engañó inadvertidamente para ayudar en esta unidad. ¡La ciudad da miedo! Pero el salario por hora es de 1.300 yenes y no había otro lugar en donde me contratasen. Esto era inevitable para poder sobrevivir. Aizō: Ella continúa más de lo que he imaginado. Yūjirō: Pensé que se rendiría mucho antes. Hiyori: ¡Oh! Ellos... ¿están como felicitándome? Aunque no están siendo directos. ¿Po-por qué será? Voy a acercarme para poder escucharlos mejor. Con cuidado... así no lo notarán. Hiyori se coloca con cuidado detrás de los chicos. Aizō: Al principio pensó que éramos aterradores. Yūjirō: Desde la ceremonia de ingreso. Aizō: Claro,  el día de la ceremonia de ingreso, cuando ella en voz alta dijo que a ti te det... *Yūjirō lo pisa antes de poder terminar* ¡Tsk! ¡¿Por qué pisaste mi pie?! Yūjirō: Fue para que cerraras tu boca. Aizō: ¡De acuerdo! Hiyori: La ceremonia de ingreso... ese día sucedieron muchas cosas. Ambos me miraron con unas caras muy aterradoras. *Imita a Aizō* "no te atrevas a arrastrarme a mí". O algo como *imita a Yūjirō* "Si cuentas algo de lo que sucedió, sabes qué pasará luego". Esas cosa me dijeron... aunque todo esto debería ser confidencial... No debe salir de mi boca.
Yūjirō: ¿Y el día que la llamaste "chica paleta"? Aizō: Oh... eso. Eso fue así sí. Yūjirō: He estado pensando en ello, ¿por qué le llamaste así? Aizō: Era... ¿una primera impresión? Tenía un aura similar a esa. Hiyori: ¡Yo no tengo ese aura! Aizō: Pero bueno... Suzumi está haciendo su mayor esfuerzo. Yūjirō: Lo está haciendo mejor de lo que esperaba. Aizō: Bueno cuando estábamos filmando el MV, ella se cayó al agua y todos la notaron. Hiyori: ¡N-no lo digas! Yūjirō: Hablando de eso, en ese momento parecía un "kappa" (un yokai/demonio de la mitología japonesa) saliendo de un lago. Aizō: ¿En serio? Eso justo no lo presencié Yūjirō: Sí, y apareció así cuando era de noche. Aizō: *Riendo* ¿Mientras trabajaba? Hiyori: ¡Esa no fue la razón la que terminé nadando allí! Aizō: Bueno, ella es rara. Pero tampoco al mismo nivel que tú. Yūjirō: Claro, y al nivel de Aizō tampoco. Hiyori: ¡Yo no soy tan rara como ustedes dos! Aizō: Ella estaba persiguiendo a su príncipe hace una semana. Su "príncipe de la librería". Hiyori: *Grita interiormente* ¡Yo no estaba haciendo eso! Yūjirō: Aizō, ¿tú querías cooperar en ello? Aizō: No, además eso sería extraño (se refiere a dicho de esa manera). Yo justo estaba leyendo algo de Shakespeare durante el descanso. Yūjirō: Yo no estaba leyendo Aizō: ¿Y qué estabas haciendo? Yūjirō: Suelo ir a la librería todos los días y justo vi esa situación, sí que fue extraña. Hiyori: Moh... ¡basta! ¡Me están avergonzando! Aizō: Siempre se ponía nerviosa, y si la dejaba así temía que dejara de hacerse cargo de sus deberes. Por eso pienso que es malo dejarla así. Yūjirō: Sus deberes. Aizō: Sí, razones de trabajo. Ah, Yūjirō ¿por qué tú le ayudaste? Yūjirō: Si Suzumi se enamoró de verdad, pienso animarla. Aizō: *Serio* Yūjirō... tú... *Rompe la seriedad* ¿En serio dijiste eso? Yūjirō: ¿Qué? Lo dije desde el fondo de mi corazón~. Aizō: Como sea. Aunque fue difícil ayudarla a prepararse, eh~ Yūjirō: Su plan de desarrollo de heroína. Hiyori: Ya no digan más... Pero esa vez que me ayudaron a arreglarme fue divertido. ¡Me sentía en serio una heroína! Ellos parecen tener una parte bondadosa, ¿eh? Aizō: ¿Seguiremos con ese "plan de desarrollo de heroína"? Yūjirō: Seguro, porque aún está lejos de convertirse en una. Una heroína no duerme roncando a viva voz, y tampoco lleva un onigiri extra grande por las mañanas. Hiyori: ¿Eh? ¿Qu-qué están diciendo? ¡Me había despertado tarde y no tenía tiempo para desayunar! ¡Por eso corrí con el onigiri en la boca! Además, el onigiri no era extra grande, ¡era normal! Y para aclarar: era un onigiri de niboshi (es un pescado pequeño y seco)
Yūjirō: *Se da la vuelta y encuentra a Hiyori*: Y además, una buena heroína no se esconde y trata de espiar a los demás. Aizō: ¿Eh...? ¡Oh! ¡¿Suzumi?! Hiyori: *pega un grito* ¡Me han descubierto! *Se dirige a la cámara* Debido a una situación de emergencia, me gustaría detener temporalmente este informe, ¡y esconderme en un lugar seguro!
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Hiyori empieza a correr en el pasillo y grita "¡Ayúdenme!". Aizō corre detrás de ella y la alcanza. Yūjirō se acerca a la escena caminando tranquilamente. Aizō: ¡Oye, no huyas! Hiyori: *A Yūjirō* ¿Cómo notaste que estaba ahí? Yūjirō: Vi que estabas actuando a escondidas, siempre te vi. Aizō: ¿Eh? Yūjirō: ¿En serio no te diste cuenta, Aizō? Aizō: No... sí me di cuenta, sí. Por supuesto que sí. Yūjirō: ¡Mentira, no te diste cuenta! Cuando dijiste "¿eh?" estabas sorprendido. Aizō: ¡Ya, tienes razón! *A Hiyori* ¿Por qué te estabas escondiendo? Hiyori: ¡¿Eh?! ¡Por nada en especial! Yūjirō: Seguro fue un encargo de nuestra manager Hiyori: No... puedo dar esa información. Aizō: Solo dilo, ¿por qué tanta confidencialidad? Hiyori: *A la cámara* ¡Oigan! He quedado en un aprieto, pero aún quiero continuar con este informe. Aizō: ¿Con quién habla? Yūjirō: Estuvo hablando así mientras se escondía. Aizō: ¿Eh? Eso es raro... ¿estás bien? Hiyori: ¡Soy yo quien debería preguntar eso! Estaban hablando de mí, ¡lo he escuchado! Sobre mi aura de "paleta", el cocodrilo asado, ¡todo! Yūjirō: Esas cosas las ha dicho Aizō... Aizō: ¡Yūjirō es el que dijo que sobrevivirías 1 año en la jungla! Yūjirō: Aizō se rendiría en solo 3 días. Aizō: Habla el que se quedaría en casa. Hiyori: *Pone una cara enojada un rato* ¡Cierto! Tengo que seguir con ustedes. *A la cámara* Ahora los entrevistaré para saber más de su vida. Ese es mi trabajo. Entonces vamos a preguntarles ahora. Aizō: En serio, ¿qué estás haciendo? Hiyori: ¡Nada! ¡No es nada! A ver: ¿qué suelen hacer normalmente en la escuela? LIPXLIP: ¿AH? Yūjirō: Se supone que tomar clases, ¿qué más? Aizō: ¿Por qué esa pregunta de  repente? De todos modos, Yūjirō estaba durmiendo después de clases. Yūjirō: Aizō durante clases estaba escribiendo una canción. Aizō: Eran para... ¿estudiar? ¡¿Y porqué sabes eso?! Yūjirō: Olvidaste tu cuaderno de matemáticas en el descanso la última vez. Escribiste las letras en él. Hiyori: ¿Eh? ¿Letras escritas por Shibasaki-kun? ¡Yo también quiero leerlas! Aizō: ¡¿Ah?! ¡Po-por supuesto que no! Además no quiero que alguien las vea, ¡me había olvidado de que lo hice! Hiyori: Me pregunto cómo serán~. ¿Quizás una canción que hace "kyun~"? Como una canción de amor. Aizō; En absoluto sería así Yūjirō: Sus letras son más sobre "mi gato es lindo" En serio. Aizō: ¡No se lo digas! Es solo que estoy practicando de varías formas, sí. Yūjirō: Si quieres practicar, deberías pedirle a HoneyWorks-san. Aizō: Deja de ser un problema... Además ella en clases estaba viendo un volante de supermercado. Hiyori: ¡¿Por qué lo dices así?! Aizō: Decías como "esto es barato... esto aún más y más! ¡Te escucho murmurar porque estamos cerca en los asientos! Hiyori: ¡Basta! Lo que pensaba terminaba en mi boca... Tengo el mal hábito de hablar sola. ¡Pasemos a la siguiente pregunta! ¿A cuál club pertenecen? Yūjirō: ¿Esto es un rincón de investigación acaso? Hiyori: ¿Eh? Solo se me ocurrió pensar en ello Aizō: No tenemos tiempo para actividades de club. Hiyori: Eso es verdad. Pero suponiendo que sí, si se unieran a un club: ¿cuál sería? Aizō: Yo supongo que en uno deportivo. Como soccer o básquetbol. Hiyori: Shibasaki-kun es bueno en los deportes. ¿Y Someya-kun? Yūjirō: Uhm... en un club del sueño. Aizō: Una actividad así no existiría en la escuela. Los clubes se tratan de aprender, ahí solo estarías durmiendo ¿o me equivoco? Hiyori: ¡Eso me recuerda! El Club de Jardinería de Sakuraoka está reclutando personas de producción. En otoño tendremos una competencia de patatas asadas. No soy parte del club pero Setoguchi-senpai me invitó para unirme a él y prepararme. Ya me imagino el delicioso sabor...
Aizō: *Murmurando* Chica paleta... Hiyori: *Enojada* Shibasaki-kun, ¿dijiste algo? Aizō: *Nervioso* ¡No! Solo pensaba que las patatas son deliciosas. Yūjirō: ¿Y qué es lo que hizo que te unieras al club de atletismo, Suzumi? Hiyori: ¿Ah? Bueno... porque... porque... corría desde que estaba en la escuela primaria. Amo correr, lo hacía desde pequeña. Y en la secundaria me quedé en un club fuera de la escuela, ya que deseaba seguir corriendo. Y vine a la Preparatoria Sakuraoka porque la escuela local no tenía pista ni club. Yūjirō: Era más fácil correr por tu cuenta desde temprano. Hiyori: ¡Oh! ¿Ustedes corren juntos, verdad? ¡Yo estoy buscando compañeros para correr! Aizō: ¿Y cuántos kilómetros has corrido? Hiyori: Normalmente corro unos 7 kilómetros, pero cuando tenemos días libres corro unos 15 kilómetros. Aizō: Ah--. Yo no puedo, tengo que cuidar a mi gato. Yūjirō: Eso es porque eres un desastre para despertarte, Aizō. Aizō: Suzumi, si quieres puedes llevara a Yūjirō. Dijo que quería correr. Yūjirō:  ¿Ah? Claro que no. Yo debo pasear a mi perro, no puedo. Aizō: Tienes que ponerte en forma. Pronto tendremos un concierto y vas a terminar cansado y la audiencia lo notará. Yūjirō: ¡¿Ah?! Claro que no. Si llegas a equivocarte en la coreo voy a patearte después. Aizō: ¡¿Por qué?! Hiyori: *en pánico* ¡Ustedes dos, dejen de pelear por una vez! A Hiyori se le cae una hoja al suelo. Aizō la recoge. Aizō: ¿Ah? Suzumi, se te ha caído algo. Hiyori: ¡¿Eh?! ¡¡Waah!! Yūjirō: ¿Qué es esto? ¿"Memo informe de la cobertura de Suzumi"? Hiyori: *Grita* ¡E-ese es...! ¡Ese es mi memo! ¡Devuélvemelo! Aizō; A ver, a ver Hiyori se lo intenta quitar, Aizō la esquiva. Aizō: *Lee el papel* "Someya-kun duerme después de clases. Shibasaki-kun escribe letras durante clases, como 'su gato es lindo'". ¿Qué es esto? Hiyori: Como aprendiz de manager tenía que sacar más sobre ustedes. Yūjirō: ¿Y eso te lo pidió la manager? ¿Y por qué en secreto? Aizō: Seguramente quieren poner estas cosas en una revista, sin decirnos. Hiyori: ¡Yo solo hice lo que me pidieron! ¡Y no puedo decir que se usará para promocionar el CD que van a sacar! A-ah... Yūjirō: ¿Un álbum? ¿Cuál? Hiyori: ¡Waah! ¡Se supone que no debía haberlo dicho! Aizō: Supongo que entonces hacíamos esta mala entrevista solo para eso, qué tonto. Hiyori: *A la cámara* ¡Esto es todo por hoy! La reportera Suzumi Hiyori se despide, ¡nos vemos la próxima! Aizō: ¿Con quién hablas? Yūjirō: Hazlo todo de nuevo. Hiyori: ¡¿Qué?! ¡Pero hice mi mayor esfuerzo!
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automatah · 4 years
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Sonsacada de Secreto Turro
Capítulo II
La pregunta no era, en cualquier caso, nada del otro mundo. Pensaba que era una continuación lógica, inevitable, a cualquiera se le hubiese ocurrido lo mismo: si alguien extraña algo o a alguien, debería ser capaz de explicar a breves rasgos por qué o, en su defecto, al menos tendría que alcanzar a enumerar la lista de lo que habría constituido el qué. No obstante, él sabía y había olvidado una vez más (tragedia circular) que lo que se extraña no siempre se puede precisar. Al contrario, muchas veces carece de contornos y definiciones concretas y por lo mismo excede rápidamente a su propia naturaleza, se expande y crece y ocupa ya no solamente lo que existía en la memoria, en esos recuerdos que pugnan por sobrevivir; sino que absorbe violentamente a todo lo que toca. Lo que se extraña es súbitamente inconmensurable. De la nada, unos ojos pueden ser un lago, un cielo, una calle, un barrio o un país entero.
Afortunadamente, Santiago no tenía tiempo para pensar en estas vicisitudes, más bien estaba concentrado en la respuesta que salía de la boca de la conocida mientras se resignaba a continuar con la conversación que hubiese preferido evitar. ‘Mmm no sé verás. Creo que el ambiente es increíble, como que siempre hay algo que hacer y hay full gente de diferentes culturas. Aparte de todo lo que ofrece, ¿me cachas? la comida, los parques, la seguridad, el transporte… Es hermoso, cómo la extraño. No es lo mismo aquí. A veces, es como que me siento atrapada’ La respuesta no le había parecido mala, aunque si algo genérica, especialmente por lo del “ambiente” que consideraba una descripción pobre que se podía aplicar sin problema a lo que sea. Reflexionó por un instante si su baño tenía un buen ambiente y concluyó que sí. Después, casi sin pensar mucho más, contestó con tranquilidad ‘Sí te cacho, si tiene buen ambiente…’ hablaba en serio, pero claro que bromeaba ‘…pero aquí también tienes buenos parques, además que tienes montañas increíbles muy cerca ¿no? Y con algo de cuidado se puede andar por donde sea. El transporte es superior, es buenazo, eso sí es indiscutible. Y si tiene cosas para extrañar, si te cacho. En todo caso, creo que aquí tienes cosas igual de buenas, quizás no están a la mano, quizá hay que buscar, pero hay’. La chica le clavó los ojos con algo de impaciencia y paternalismo, era la mirada que se le regala a los niños cuando han hecho algo ingenuo o una travesura moderadamente nociva, como cuando se arrojan con gusto un plato de comida recién servida en la cabeza. ¿Está molesta? Qué vamos a hacer, no hay duda de que uno es el que se pone el pie. Pensó. ‘Ay Santi, ya vas… no es lo mismo. Yo salgo de aquí a pie y me violan, me matan. No es por nada, pero a nosotros nos falta años luz para llegar a Europa’ Tampoco hay duda de que los diminutivos en una discusión deberían ser penados por la ley. Mazmorra inmediata. Y peor a esos que usan el “querido” o “querida” con seguridad pretenciosa. A esos a los que no les sale de la jerga espontánea sino como imposición arrogante. Qué huevada lidiar con esto. Tanta huevada para mearse encima, para reiterar que aquí nunca es suficiente ‘Tal vez tienes razón’ dijo Santiago ya sin ánimo y torció la cabeza hacia la vista.
Era hermosa por misteriosa: la pendiente verdosa se mezclaba indistintamente con la neblina que se movía a una velocidad inverosímil: era una masa espesa que se comía árboles, postes, casas enteras en unos segundos solo para después dejarlas entrever nuevamente. Las estrellas sobresalían en el azul de fondo que se aclaraba radialmente y de a poco conforme se acercaba a esa luna, que era más bien corriente. La luna quiteña siempre luminosa y pequeña había pensado Santiago mientras sonreía hacia adentro por la rima involuntaria. A los lados, el doble perfil montañoso se cerraba diagonalmente y remataba en una explanada tupida de luces parpadeantes y ligeramente borrosas. Frente a esa vista, era indiscutible que ese bendito páramo quieto era también bello. Pero Santiago no quería o no podía verlo porque había caído en la manía perversa de pensar en lugar de ver. Pensaba en la vista que recibía a todas sus mañanas, la que provocaría la sonsacada del secreto turro. El Cotopaxi, Los Illinizas, El Corazón, El Cayambe. Un auténtico cerco de gigantes que rodean a mi ciudad. Gris, irregular, ruidosa, pero mi ciudad. Había sentido un repentino mal sabor después de este pensamiento. Era una especie de culpa espontánea en forma de duda Quién sabe, tal vez tiene razón, esto en frente es una excepción. La verdadera ciudad, aquí arribita, es gris y está rota.
Pensó en su calle repleta de luces, ruido insufrible y un surtido de olores con fondo común de smog y fritura. En seguida su pensamiento se detuvo en los rostros tristes y cansados que flotan al final de la tarde. Le entristecía pensar que, a las cinco y media en punto, los transeúntes tienen cara de buscar refugio, de escapar de algo. Después, sin ninguna disposición voluntaria, su cabeza se posó en el Panecillo, que siempre le había parecido una navaja de doble filo. Durante la noche, todavía se sentía la solemnidad del páramo, que se percibe solamente en silencio. Al contrario, durante el día, lo que se alcanzaba a ver, en cualquier dirección, era una sábana gris que cubría a todo y a todos. Definitivamente no le gustaba esa vista durante el día. Le gustaba otra. ‘¿Fueron a los bunkers?’ Dijo de pronto sin un ápice de voluntad. Su pregunta había silenciado, nuevamente, a todos. ‘No… yo no cacho. ¿Qué es?’ Respondió cualquiera. ‘Nada especial. Un mirador bonito’ dijo Santiago, en parte avergonzado por la impertinencia, en parte anhelando la soledad pura. Su naturaleza gregaria le había empujado a continuar con la conversación indeseable. No tenía la menor intención de discutir sobre Los Bunkers, ni de su importancia para Barcelona o para él. En otras circunstancias, tal vez describiría a la bandada de golondrinas más grande que ha visto, o al agua que se funde con el cielo, o a cualquiera de las imágenes a contraluz que permanecen estáticas, como serigrafías cuidadosamente impresas sobre las paredes rojizas de su cabeza. Tal vez en otras circunstancias.
Por fortuna, la impertinencia de Santiago había pasado desapercibida porque sus plegarias habían sido escuchadas. El trajín del pago de cuentas y planificaciones para futuros encuentros improbables se había superpuesto. Eventualmente, Santiago se encargó de dar el dinero justo que le correspondía, elaboró una excusa comprensible y se fue caminando solo, sin saber muy bien a dónde iba, masticando cada palabra que no había dicho.
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vicnna · 4 years
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*               BE CAREFUL WHAT YOU WISH FOR.
task #02: memorias. @thefoxesact
participantes:  vienna husser, queenie attaway, nathan barlett, maddox lémieux.
en sus cortos años de existencia, acostumbrada a la soledad, la idea de formar parte de una fraternidad es una locura hasta que fue recibida dentro de las amplias paredes de lo que se presentó como un prometedor hogar, lleno de cálidas sonrisas, miradas curiosas y sobre todo, promesas que en ese momento suenan como todo lo que alguna vez quiso en su vida, pero siempre fue limitado, negado, hasta el punto de pensarlo imposible. 
en medio de todo, destacó súblime figura que observó con el paso de los días, tan tímida a dirigirle la palabra y al mismo tiempo tan maravillada por lo distinta que era su alma a todo lo conocido por la rojiza. le tomó años aceptar que no se trataba de admiración lo que realmente derritió su coraza, era algo más que guardó como su mejor secreto.
envidió en silencio lo que no pudo tener, en su falta de valor en el momento adecuado, teniendo que jugar el papel a la amiga leal para callar todo lo que se apretaba en su pecho. presenció como nathan barlett era quien se robó los suspiros de lo que deseó más que nada, siempre desde la lejanía. la idea de que esas orbes oceánicos fueran robadas por el masculino, aquellas por las que esperó mucho ser notada.
miradas van, miradas vienen, ingenuamente pensó que nunca se delataría por ellas. ¿cómo no? con novio en puerta, uno al que quería, nadie podría darse cuenta lo que pasaba por la cabeza de la californiana, excepto por él, pues sus almendrados estaban fijos en nada menos que su chica. no pasan de encuentros en donde queenie siempre está de por medio, muy cortos, pero significativos al ser él quien constantemente pregunté por su novio de la nada, con aparente genuino interés.
no es ese hasta aquel dia, donde despertó con altas expectativas, debiéndose a que era el cierre de temporada y quiso disponer de las mejores energías para ser la novia ejemplar. meses atrás se adueñó de una de las camisas del uniforme masculino, esa que portó con bastante orgullo en forma de mostrar su apoyo al contrario. se encaminaba hasta la fraternidad contraria, sin contar que en el trayecto antes de entrar al hogar, se toparía con aquel que decidió ignorar mientras avanzaba. un roce, pasó un simple roce entre ambos hombros por casualidad, o eso quiso pensar hasta derecha impropia se adueña de su muñeca con cierta fuerza. “¿sabes? he escuchado que mi queenie es encantadora y ahora que quiero cuidarme de todos los hombres no quiero también estarme preocupando por ti, en especial cuando lémieux te está esperando para que lo animes.” afilados vocablos helaron la dermis propia por la idea que enloqueció en silencio a la de sanguineas hebras. su respuesta fue física, soltándose de un tirón y proporcionando un empujón para marcar distancia entre ambas anatomías. el masculino rió al dejarla sin palabras, proclamándose vencedor cuando retomó su andar. “por cierto. queenie y yo esperamos verlos esta noche en la fiesta.”
sintió cómo su estómago se revolvió en cólera al ser dejada sola, incapaz de defenderse y sobre todo, con el enfermizo sentimiento de desprecio por aquel ser que la hizo retorcerse en su interior, que la hizo anhelar que estuviese muerto .
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