En mis sueños te acercaste, me tocaste el hombro, hablaste conmigo y hasta me abrazaste... En la realidad ni nos miramos, pero siento mí mente y corazón en paz.
Las mañanas de domingo son hermosas; generalmente, hay pocas personas en la calle, no hay tráfico, pero sobre todo, se disfruta del silencio que existe.
He aprendido mucho de las cosas que me han hecho feliz, pero sobre todo de las personas que lo hacían y se tuvieron que ir. Aprendí que en el soltar no siempre hay dolor, a veces hay paz y eso es otro tipo de felicidad.
Yo sí te deseo una buena y sobre todo una vida tranquila, que las decisiones y las personas que ames sean las que siempre soñaste con tener a tu alrededor, que la búsqueda constante de otros no exista, porque tú ya lo has encontrado todo, que no haya nostalgia del pasado, sino mas bien un eterno agradecimiento por el presente que estás viviendo. La felicidad verdadera reside a menudo en apreciar el presente.