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Pensamientos a todo color
Hola, acá hago mi terapia.
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Boina azul
La última vez que te vi, tenías una boina azul.
Probablemente nunca has usado una boina azul y probablemente nunca nos volveremos a ver.
Ciertamente una boina que combine con el color de tus ojos es fruto del contenido onírico de mi inconsciente.
En mis sueños, no te fuiste.
En mis sueños, si me abrazas.
En mis sueños, si intentaste arreglar las cosas.
En mis sueños, no me duele el pecho todos los días por tu ausencia.
En mis sueños, no me rompí solita en mil pedazos.
En las mañanas, en ese estado que dicen que es perfecto para los viajes astrales, donde uno no está del todo dormido, pero claramente tampoco está despierto; la ansiedad aparece y me hago consciente de que tengo los dientes apretados entre sí y quiero gritar.
La letra de sobreviviste de Morat, resuena en mis oídos como un eco mientras esto pasa y pienso nuevamente en aquel “Entiéndelo por favor no me busques más” que género en mi ese dolor que no se puede describir, que le hela a uno cada uno de los huesos y hace que las manos tiemblen.
No se a que sobreviví, si cada día me siento más atravesada por el dolor, por la resignación de que no estas.
¿Por qué me aferro a una persona que solo inspira en mi dolor? ¿Por qué tengo que ser tan sensible a esto?
Los días se me pasan durmiendo, la espalda me duele.
Las madrugadas son variables, en algunas la cefalea se vuelve tan insoportable de tanto pensar que le doy la vuelta a las almohadas y juego a aguantar la respiración poniendo mi cabeza debajo de las mismas, tal vez la hipoxia genere una simulación de la muerte.
En algunas ocasiones, son más tranquilas y la voz de Macklemore calma los pensamientos que van a 120 km por segundo cuando susurra en mis oídos aquel “they say boy’s don’t cry, but your dad has shed a lot of tears” que me da la esperanza que esto algún día terminará y que las cosas lindas de la vida me estarán esperando.
He entendido muchas cosas, he entendido que mis sentimientos, emociones y pensamientos son mi responsabilidad y que tengo que controlarlos por mi bien.
También he aprendido que no puedo controlar el mundo y las reacciones y actuares de otras personas hacia mi existencia.
Todos llevamos el peso del mundo encima de diferente manera y es válido.
También me arrepiento.
Me arrepiento de mi boca tan poco discreta.
Me arrepiento de mis ganas de quemar el mundo hasta que quede reducido a cenizas.
Me arrepiento de pensar que tú y yo hubiéramos podido ser cuando tú nunca me quisiste.
Comprendo que no puedo forzar las cosas, que fluir es tu estado natural.
Comprendo que la vida también te pesa, pero que siempre has sido un ganador.
Comprendo que no querías mi amor.
Comprendo que no existía un nosotros.
Duele haber perdido mi amigo al cual le cantaba Jaime Molina mirándolo a los ojos, cuando ambas miradas estaban perdidas por el efecto del vino.
Estoy cansada de la vida, estoy cansada.
Espero esta sea la última carta que te escribo en mi vida, probablemente no la vas a leer como los demás escritos.
Te amo, gracias por enseñarme tantas cosas. Gracias por enseñarme que me tengo que amar.
El día de hoy te suelto y te dejo ir, aunque tú inicial (la misma que la mía) quede siempre en algún lugar de mi alma.
Adiós.
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El final
La vida, mirándome los ojos grandes y cafés.
Mirándome el pedazo de cosmos fragmentado denominado alma.
Mirándome los temores, las penas, las alegrías y escuchando las risas que con eco retumban en cuatro paredes.
Se va el dolor de piernas, se trata de soltar y surgir.
Se trata de volar y no mirar atrás.
Se trata de amarse como si de construir una casa se tratara, ladrillo a ladrillo, uniendo fragmento a fragmento con el ritmo de un flamenco desgarrando la guitarra.
La vida pasa, el tiempo pasa, el deseo y el amor se va.
Lilith crece, se pinta los labios de rojo, toma sus cosas y parte para no volver.
El volcán se calmó, no hizo erupción.
La energía se reclama y se libera.
No más, no más.
Que se estrelle el carro, por fin me baje de el.
Esto no es Paris, no es Budapest ni mucho menos Beijing, soy yo haciendo el ruido de una ciudad de diez millones de habitantes.
La escritura cada vez se hace más desordenada, pero la escritora cada vez más cuerda trae la cabeza.
Sencillamente es el chapoteo de la roca cayendo al agua, siempre desaparece al final.
Este es el verdadero final.
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La primera vez
La primera vez que intente montar bicicleta sin rueditas de apoyo caí de bruces contra el suelo, las rodillas se me rasparon y lloré en los brazos de mi mamá.
La primera vez que ame la vida ponía los regalos debajo del árbol de navidad y corría por toda la casa imaginando que volaba.
La primera vez que me sentí sola fue dentro de un armario gigante y oscuro, escuchaba las risas de los niños porque en medio de la inocencia existe la crueldad, siendo esta una bofetada de realidad.
La primera vez que me enamore tenía 13 años, la panza se me llenó de mariposas suspirando por el futbolista estrella del colegio, ahora cada vez que miro el cielo azul y brillante lo veo con su sonrisa torcida riéndose como solo el sabía hacerlo. Mateo, ya no recuerdo tu olor ni tu voz.
La primera vez que mi mente me ahogo tenía 12 años, una pantalla iluminaba mi cara y los pensamientos obsesivos que se mantendrían casi 5 años de manera constante apenas daban los primeros ecos de lo egodistonicos que serían, las compulsiones no tardaron en aparecer.
La primera vez que llore viendo mi cuerpo en un espejo tenía 14 años, lo dejé lleno de marcas de cuchillas que sacaba de los sacapuntas. Las marcas corporales desaparecieron y poco a poco me fui sanando el alma para convertir todo ese dolor en amor a la vida.
La primera vez que toque fondo tenía 17 años, la anatomía del cráneo me desvelaba, la desesperación se acumulaba en mi garganta y los ojos me pesaban. Encontré mi paz en el cosmos, las frases bíblicas y los antidepresivos.
La primera vez que sentí felicidad de manera genuina, una pandemia se comía el mundo de a pedacitos. Los perros llegaban a mi vida y me daban la paz que tanto había buscado solo con sus naricitas frías y el sonido de sus patas al correr.
La primera vez que me embriagué tenía 22 años, un vino de moras fue el culpable de la situación. Sentía que la cabeza se me desprendía del cuerpo y volaba sola. Los sentimientos surgían por un par de ojos azules y se me nublaban los sentidos. Solo existías tu.
La primera vez que me sentí poderosa tenía 23 años, la sala de reanimación despertó la diosa que llevo en mi y me devolvió la pasión ante el hilo de la vida y la muerte.
La primera vez que decidí publicar mis escritos, sentía el cuerpo atravesado con 3 dagas. El corazón, la mente y el alma me dolían. Siempre buscando vivir con las emociones a flor de piel, experimentar todo aunque esa conducta masoquista me llevara a tener que recogerme en pedacitos.
La última vez que escribí al amor me sentí exhausta, dando brazadas de ahogada como si hubiera sido víctima del hundimiento de un transatlántico. Las brazadas fueron efectivas, poco a poco sanaré.
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Deconstruyéndome
Mis manos se tocan entre sí, el olor a vainilla queda impregnado en los espacios interdigitales y un bolero suena de fondo.
Miro fijamente el techo de aquella cueva moderna, hay demasiadas cosas.
La lencería se siente áspera en la piel y las notas de rosas, canela y miel de aquel baño de Afrodita hacen que la boca se me ponga seca.
El vino está derramado en las sabanas, marchando de escarlata cada uno de los hilos finamente entrelazados como si de sangre se tratara.
La luna no ha salido esta noche pero el cielo llora y grita con truenos que generan destellos de luz en los cristales de colores de aquel mosaico que adorna la ventana.
El alma esta noche se siente vacía, porque tú no estás.
El cuerpo se siente incompleto porque tus manos no están en el.
La agonía se hace más grande y el nudo en la garganta de aprieta cada vez más. Ya no puedo gritar.
Parece que todo esta congelado a pesar que la chimenea y sus chispeantes llamas traten de que la estancia concentre el calor.
Las palabras se pierden, martirizando aquel papel color beige que asemeja un pergamino, no se logra descifrar el contenido, no porque la maquinaria mental de la escritora fuera más rápida que sus manos, si no porque los pensamientos y los sentimientos brotaban a borbotones de su ser.
Los pies se sienten extraños descalzos en el suelo.
La voz se quiebra cantando aquella canción española con la intensidad suficiente para que se desgarre la garganta, el dolor sabe a jarabe de la tos.
Los ojos ya no lloran, no hay más lágrimas que soltar.
Los brazos y las caderas se mueven libres, los rizos enredados siguen su compás, y las uñas rasguñan la piel desnuda.
Diciembre cada vez está más cerca, cada vez queda menos para el final.
¿Será este el final o el comienzo de la existencia en si misma?
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5. Ira
Sábado en la noche, esperando por un café y un vino que no llegó.
Los labios secos y el pelo revuelto.
Otros disfrutan, otros anhelan.
La catarsis que supone escribir mientras la música de los vecinos suena de fondo es difícil de lograr.
Aveces siento que tú realmente nunca me viste, que todos los retos y las veces que me llamabas “niña” fueron una especie de broma mala.
Una broma para jugar al hombre grande, poderoso, que puede con todo.
“No soy una niña” te dije esa vez, pero aveces me siento tan perdida.
Quiero vivir por mi, soy la mejor mujer que existe, o eso trato de hacerme creer para salir de todos los vicios mortales que implican ser yo.
Me dicen muchos que espere, que todo llegara en su momento.
Pero no quiero esperar más, el alma, el corazón y el cuerpo me piden a gritos una conexión.
Arruinar, destruir, entregar, unir, construir, renacer. Todo en un solo lugar, todo en dos personas, todo en dos almas buscando fundirse a nivel espiritual.
Pienso que eres un hombre apresurado. Siempre dices “es que valemos mucho”, “valgo mucho”, “es una mujer que vale mucho”, pero a mi sólo me lo dijiste cuando te entregue mi amor y lo rechazaste.
El complejo de Dios se tiene que ir.
Odio la manera en la que crees que todo el mundo está perdido y solo tú tienes la razón.
Odio la manera en la que crees que tienes una superioridad moral mayor a los demás solo por ser tú.
Odio la manera en que nos tratas a todos como si de borregos nos tratáramos.
Yo quisiera no necesitarte, y con estos escritos te estoy dejando ir.
Aveces me siento la mujer más desolada por perderte, perder nuestra amistad y no respetar lo que soy.
Aveces siento que el que perdiste fuiste tú, de ser el primero, de ser el primero en ser amado con intensidad, de que entendieras la magnitud de lo que te quería dar.
Aveces pienso que eres un cobarde, que no soporto el no llevar las riendas de las cosas y que cuando alguien tomó la determinación de no hacer las cosas a tu manera, simplemente no soportaste ver a alguien mejor que tú.
Aveces pienso que eres un traidor que evita los servicios de urgencias porque tiene miedo.
Tienes miedo porque más que una leona, como muchas veces me dijiste que fuera, soy una pantera, acechando tu cordura, tu deseo y el no admitir que se puede desear a dos personas al tiempo.
Tantos encontrones incómodos, solo porque estás asustado.
Yo a ti no voy a volver, aunque el cuerpo y la mente me traicionen. Tú no eres suficiente para mi.
No voy a correr por ti ni por nadie más.
Siempre quieres ser diferente, siempre buscando el raro del montón, pero eres igual que los otros, porque no pudiste conmigo ni con el estereotipo de desear algo diferente.
Decías que eres más grande que la llanura, pero eres minúsculo y en vez de enfrentar la realidad la escondes con estúpidos vicios que dañan lo poco que te queda “cocaína, vino y sexo para la mesa 26”.
Y que te de rabia lo que escribo, que el coraje llene tu ser y cada una de tus arterias.
Que quieras destrozar este papel en mil pedazos y dejarme marcas en los brazos y en el cuello.
Pero aunque todo acabe sabes que no vas a poder conmigo.
Y ya cállate por favor, que los límites tienen un vacío crónico y por más que lo intentes no vas a llenar el tuyo.
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4. Gritos
Gritos que no salen de mi boca, un mensaje que no se envía.
Buscar amor en lugares donde no lo voy a encontrar o en personas que se asustan en dármelo.
Tener miedo, tener miedo a ser demasiado. Porque siempre es lo mismo,: Demasiado intensa, demasiado demandante, demasiado habladora, demasiado, simplemente demasiado.
Te busco, te busco en canciones, te busco en libros y en las películas que ame en mi adolescencia.
Te espero sabiendo que no vendrás.
Planeo contigo cosas que no pasarán, porque soñar despierta es mi debilidad.
Despierto en la madrugada, pensando en ti.
Me dices que no me enamore, el problema es que ya no hay quien me controle.
Y se escuchan chapoteos, como si me estuviera ahogando en el mar, pero son los malditos sentimientos que se me acumulan en la garganta en forma de palabras que buscan salir, una fila que no avanza, que nuevamente se quedan en palabras en una pantalla.
Ese día quería morderte los labios, quería que me dejaras amarte. Pero me sentía tan chiquita, tan minúscula y no entiendo por qué.
He entendido que también eres humano y todos podemos cometer errores, lo que me duele es ser yo el error.
Te dije que me dolía que no hubiera podido ser yo primero, porque la historia tal vez hubiera sido otra.
Simplemente no me vas a querer nunca como a ella, porque no soy ella.
Dices que haré feliz a otros, ¿pero cuando llegara ese otro? ¿Y si no quiero que haya otro?
Solo quiero que seas tú. Por favor se tú.
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3. Miel
Pensando en el color de su pelo y sus ojos, percibo dentro de mi la necesidad absoluta de sentir su calor cerca de mi.
Lamer el sudor de su espalda, besar esos labios rojos y morderlos.
Poner su dedo medio en mi boca y chuparlo, lentamente, haciendo círculos con la lengua. Siendo capaz de seducir por lo que viene.
Jorge Drexler suena de fondo, la noche de sábado es aburrida y me siento sola.
Que ganas de fundirse con alguien, que ganas de arruinarse con alguien.
¿Alguien está dispuesto a ser el mejor postor?
Alguien está dispuesto a llenar de extasis el instante de tiempo que implica una noche estrellada.
Como una copa de vino, derramada sobre una alfombra blanca, se unen los cuerpos en un vaivén, en una guerra de manos, calambres e intercambio de energías.
Un lóbulo de oreja y un par de dientes se encuentran.
Bomba estéreo suena de fondo, hay miedo, hay confusión. Pero existe la oportunidad.
Con la mente en sentido anti horario
Con el corazón apretándome los pulmones y luchando con cada latido para salirse de mi pecho.
Con las mejillas rojas y calientes, con el calor escapándose de las piernas hasta el amanecer.
“Que no se acabe, que no se acabe, que no se acabe la noche” se tienen que soltar las ataduras y empoderar el alma para que deje atrás todos aquellos recuerdos que solo generan dolor y más dolor como si de un circulo vicioso se tratará.
Aveces solo la confusión es necesaria para la vida en sí misma y dejar salir el animal es parte de la naturaleza humana.
Las palabras se esfuman, los ojos se cierran.
(No se concluye escrito).
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2. Arruinarse
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Eventualmente iba a pasar me dijiste. ¿Pero por qué siempre a mi?
Tus ojos tan eternos, que me hacen sentir mariposas como si fuera una adolescente, también me dan miedo.
Dan miedo porque son perdidos, porque son armas y disparan miradas que se meten tan dentro de mi y llenan todos los vacíos que tengo.
Me dijiste que los “baleados” te gustaban porque eran los pacientes que no podías atender; lo que no sabías es que con tu indiferencia y alejamiento me hacías daño y me herías tanto, como si la “baleada” fuera yo y los proyectiles se incrustaran uno a uno en mi pecho.
Duele saber que te alejas, duele saber que me dejas. Duele saber que simplemente no quisiste quedarte conmigo aunque yo te ofreciera un amor infinito.
Duele porque no te pedí amarme, solo pedí que me dejaras amarte.
Duele porque yo encontraba valor, y ahora parece, que todo se esfumo.
Duele porque tú me das paz y desde que te vas ya no hay nada más.
Duele porque me acostumbre el olor de tu cigarrillo y solo quisiera que pusieras el humo en mi boca.
Quiero más tardes y noches de vino; donde solo somos tú y yo los seres más efímeros.
Quiero que me agarres de la cintura me pongas frente a ti y roces mi piel con tu barba de dos días.
Quiero sanar tus heridas, una a una, besarlas y sanarlas.
Llenar tu cuerpo y alma de todos los colores, tú elige el labial que yo me encargo de hacerlo brillar.
Yo no soy la adoración de nadie, yo no soy una muñeca de porcelana, yo no soy una mujer sensual, no soy una mujer hermosa.
Soy un huracán, soy pasión, soy curvas, soy un terremoto sacudiendo todo a mi paso, generando incomodidad en los demás.
Yo grito, yo lloro, yo me desgarro, me hundo y me levanto.
Yo marco, yo construyo y yo amo.
No me importa que mil hombres me digan que son los mejores y que me harán sentir bien.
Si solo a ti sería capaz de darte todo, de unir mi cuerpo, porque fuiste tú quien me vio primero.
Porque fuiste tú quien me sacudió y me hizo darme cuenta que Paola existía.
Porque fuiste tú quien me sacaste de ese trance que supone la existencia de todos los mortales.
Tengo que calmarme, tengo que dejar de autosabotearme, tengo miedo y estos escritos son todos muy frustrantes.
Un regalo para los dos.
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1. 10:45 pm
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No te saco de mi mente. La humedad en medio de mis piernas se vuelve más fuerte a medida que el roce entre mi dedo y aquel botón de placer (lleno de más de 14.000 terminaciones nerviosas) aumenta de intensidad. Más fuerte. Más rápido. El pelo en mi cabeza se enreda cada vez más contra la almohada y solo puedo pensar en cómo se sentiría tu mano jalándolo, manteniéndome al borde de la locura con tus ojos y la intensidad de tu alma. El sudor recorre mi espalda, humedeciendola y los gemidos silenciosos, discretos y escondidos se escapan de mis labios cada vez más rojos por la presión que ejercen los dientes tratando de hacer algo de contención y evitando que el mundo se entere de este peso que cargo encima.
La pasión, el dolor, el miedo, todo se va.
Solo quiero sentir seguridad, hundirme y fundirme en ti, que me llenes y me marques de por vida, arruinándome hasta lo más profundo de tal manera que el azul de tus ojos se confunda con el Pacífico y su inmensidad y termine ahogada, jadeando por una bocanada de aire mientras me hundo cada vez más en lo que significa esa mente que no deja de producir, de amar, de pelear y de luchar contra todo y todos.
Los ojos me pesan cada vez más, lo siento cerca, las piernas se me cierran solas mientras los temblores invaden mi cuerpo, queriendo más pero siendo consciente que sola no voy a lograr ese extasis tan exquisito que supone perder el control.
El frío se expande dentro de mi, las caderas se paralizan luego de un constante vaivén… Con un largo suspiro todo se apaga, la mano se queda quieta y los dedos inertes y cansados se deslizan por la humedad de aquellos pliegues rojos y suaves.
La habitación tiene un olor dulzón que delata lo sucedido.
Los dedos están arrugados y las sábanas mojadas.
Pruebo aquel sabor, tan raro pero tan familiar.
Cierro los ojos destruída, cansada, imaginando cómo sería rozar con mis pechos tu espalda, cómo sería tomarte en mi boca, mientras guías el proceso de la manera que te gusta, tal vez comenzaría con una cara inocente, abriendo un poco los ojos y sacando la lengua un poco probando el sabor, tú sabor.
Sonreiría porque se que el poder es mío.
Sonreiría porque son mis labios y mi labial los que están quedando marcados a lo largo de la longitud de tu erección, cómo una marca que se lavara, traerá remordimientos, pero que hará pensar en una probable repetición.
Los ojos se llenan de lagrimas, y respiro lentamente al sentir las estocadas en mi garganta, seguras, potentes y degradantes.
¿Por qué no pude ser yo? ¿Es que acaso no soy suficiente? ¿Es que acaso no soy capaz?
Quiero destruirme contigo, quiero que todo sea fuerte, no quiero mas problemas, quiero unir mi alma a la tuya, sentirte en mi y no olvidarte jamás. Besarte en la frente, amándote y protegiendo.
Quiero que seas el primero en conocer lunares secretos y las cosas que me avergüenzan frente al espejo. Quiero que seas el primero que acepte lo que soy y lo reclame como propio.
Tengo miedo de la intensidad, pero no dejo de pensarte, en cada minuto, en cada segundo qué pasa, en cada momento que te veo y siento como un corrientazo me pasa por la espalda mientras me digo a mi misma “Paola, todo estará bien”.
Siempre se llama al doctor.
Tal vez el pueda curar el corazón roto. Tal vez el pueda aliviar el alma, o enseñar al alma cómo aliviarse sola.
Pero todo se queda en frases, todo se queda en las notas de un celular a las 10:45 pm, porque tú no estás, porque tú no quieres estar, porque tú no puedes estar y eso me hace sentir un nudo en la garganta, un vacío en lo profundo del pecho y un desprecio por los sentimientos que se expanden por cada una de las venas y arterias de mi cuerpo, llenándome de ti.
No se que será todo esto, solo se que quiero amarte, déjame amarte.
La ira me llena, porque esto solo traerá dolor a largo plazo, para todos, porque yo no podré soportar la idea de no ser la prioridad, tampoco soportaré la idea de herir a alguien y tampoco soportare la idea de ser la responsable de desencadenar una serie de eventos que no pueden terminar bien, porque implicaría el fin de tu vida en la mía.
Te amo y te amo y te amo, tengo miedo y solo contigo siento paz.
Solo con esos ojos veo el horizonte y las fuerzas para salir adelante.
Solo a ti te quiero dar mi vida.
Estoy asustada, no quiero llorar más, solo quiero estar debajo tuyo, aferrándome con las piernas y no dejarte ir, porque no quiero perder a ningún otro de los amores de mi vida.
No te vayas, simplemente eso, no te vayas.
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Nueva serie: “Pensamientos que tengo cuando el corazón y la cordura se me escurren de las manos”.
¡Hola! Con esta nueva serie de escritos que comenzaré a publicar pretendo hacer un intento de terapia; buscando sanar el corazón, el alma y la cabeza.
Representan muchos momentos de mi vida: pasada, actual y anhelos del futuro.
Espero despertar sentimientos y sensaciones en ustedes.
Un abrazo desde lo más profundo de mi ser.
Paola.
1. 10:45 p.m
2. Arruinarse
3. Miel
4. Gritos
5. Ira
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“God will not leave you without a significant work to do. He does not waste His children.”
— John Piper
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don’t forget the feet
Today I had a patient who was a little…off.
She couldn’t tell me what year it is.
She didn’t even know how to count backwards from 10.
I thought to myself, “She’s 70. Maybe there’s a history of cognitive decline?”
So while she sat and wondered about which day of the week it is, I quickly looked through her chart. But I found nothing. Nothing about memory lapses. Nothing about disorientation. Nothing about short-term memory issues. Nothing.
I preceded to do a full head-to-toe physical. When all I had left to do was the feet, I hesitated. I usually don’t skip the feet. But for this poor woman who sat there mumbling to herself and nodding off, I wondered if I should make an exception. The woman had enough trouble getting out of a chair, let alone pulling on socks and lacing her shoes.
But I knelt down and placed my hands on her shoes. “Ma’am, is it okay if I take off your shoes and check the bloodflow in your feet?”
She nodded and returned to mumbling to herself.
After I got the laces undone and the shoes off, I carefully pulled back the socks.
Then when I examined the soles of her feet, I found this:
Few rashes appear on the soles of the feet.
Syphilis is one of them.
Syphilis can lie dormant for decades.
Sometimes when it reappears, it can affect the eyes (occular syphilis).
Other times, it can affect the brain (neurosyphilis), leading to dementia and behavioral disturbances.
I helped the woman put on her socks, and I tied her shoelaces. Then I left the room and reported to my preceptor. Once I mentioned the sudden cognitive decline and rash on the feet, my preceptor immediately searched the patient’s records at all local hospitals for bloodwork.
Then we found it.
A positive RPR dating back a few decades, indicating that at some point the woman tested positive for syphilis. Looking through her records, she never received treatment.
We spent most of the following hour scrambling for an emergency infectious disease consult, and it did create some chaos for the remainder of our scheduled patients. But we managed, and now the poor woman is receiving treatment.
So, friendly reminder:
Don’t. Forget. The Feet.
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How To Tell Something Good is Coming
You keep seeing angel numbers (ex: always catching 11:11, keep seeing 333, 1212, or any series of numbers. Google the meaning!!!
You keep seeing what you want to manifest pop up (for example: pics of it on social media when you’re just scrolling, it popping up in random conversations, you keep seeing it happen to other people, etc.
You’re starting to uncover different opportunities that can lead you to it (for example: you want to manifest your own apartment. yesterday you had a random business idea in the shower that never clicked until now. this business idea could lead you to that new apartment!
You feel giddy and excited and reassured when you think about it. You’ve reached the point where you know it’s coming, doesn’t matter how or when.
It no longer feels far away and intimidating. It gradually feels closer, attainable, and yours.
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They do not lie to you because the truth will hurt your feelings.
They lie to you because the truth might provoke you to make choices that will not serve their interests.
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These pictures came out more authentic than intended and I'm glad I love all forms of myself so I can share the raw beauty of em lbs. Straight out of Minneapolis, Mama on edge, Black as fuck, with my sunshine who remains himself through it all. On the low i could pull my hair out with all these decisions I have to make with the unpredictable present. I whisper everything I value to myself under my breathe. Love, Family, Community, support etc.. I have that.
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precious adams and andile ndlovu photographed rehearsing as aurora and prince florimund in sleeping beauty by jared cameron baboo
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