Tumgik
mostmagicalindeed · 8 years
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El vuelo de Ceverine.
Al tiempo que mis dedos presionaban los botones del tablero, mi corazón latía lenta y plácidamente.
No sé qué me tranquilizaba más, si saber que estaba en mis manos hacer de barrera al peligro, o que cumplí mi misión.
Estoy seguro que un poco de las dos. No lo sé.
En un segundo veo que la capsula de escape emergente que previamente liberé en dirección a Ettreinne, comienza a tomar velocidad y sale despedida a la velocidad de un trueno: Un poco más lento y tras ella, una estela de gas y polvo que brillaba con la luz que sus partículas captaban.
Un hermoso cometa, un mensaje y una buena noticia. Todo eso era lo que se alejaba rápidamente de mí.
Con esa capsula se fue mi miedo y mi ansiedad.
 [Presión: INFRA - NOMINAL]
 Me reclino en mi asiento y siento como mis pulmones se llenan de un aire que escoza hasta el alma; resisto las ganas de toser para evitar tener que inhalar de nuevo.
Mis manos buscan de forma firme y entrenada por el control de seguridad que activará el soporte vital: Lo presiono dos veces y un casco cae de forma precipitada, suspendido por una columna de cables y articulaciones metálicas.
Lo tomo y una vez en mi cabeza uso la interfaz visual para buscar de forma telescópica la capsula de escape emergente.
 Éxito confirmado.
 [Integridad Estructural: COMPROMETIDA]
 Sé que no tengo demasiado Oxigeno y las vibraciones en mi espalda y la planta de mis pies me dice que los sectores inferiores muy probablemente ya estallaron.
Solo es cuestión de tiempo. Ya no es una posibilidad: La Certeza existe.
Mi asiento se sacude nuevamente y mi corazón se salta un latido cuando la capsula desaparece en el horizonte vacío del espacio.
Una gota de sudor escurre por mi frente y comienzo a inhalar un poco de humo a través del respirador del casco. Comienza a filtrarse la polución combustible a las reservas de aire.
 [Sistemas de sustento vital: DESCONECTADOS]
 La interfaz de mi visor se desactiva y ya no tengo acceso a la visualización telescópica… Y entonces la obscuridad me absorbe en su tintaje denso y vacío.
Libero la careta con fuerza y ésta se desprende del respirador.
Ya no hay luz eléctrica y la que se filtra de los polarizados plásticos alcanza a iluminar las partículas de cloruro de plata que se desprenden de las pantallas táctiles.
Mi visión se nubla poco a poco y siento un penetrante dolor en la frente, al tiempo que un lazo tibio de sangre escurre por mi oído.
 [Sello al vacío: COMPROMETIDO]
 Mi vista se nubla y dejo que una sensación de asfixia me lleve a dormir.
Dentro de mí, escucho los latidos de mi corazón.
 No tengo miedo.
No me arrepiento de nada.
Mi oído permanece vivo antes de que me vaya por completo, y escucho los polarizados plásticos romperse.
 Después silencio y frío.
 La descompresión no me mata inmediatamente y tengo algunos minutos para mí mismo.
Recuerdo sus labios.
Sus frágiles piernas, rodillas raspadas.
Sus preguntas y su admiración por mí.
 Lejos de ésta destrucción aleatoria, va ella.
 Va una capsula de escape emergente con un mensaje y una buena noticia.
Es un bólido de plata partiendo la obscuridad de forma estridente y veloz.
  En Etrienne, tiene a alguien que llama Madre.
 Yo jamás dejaré de ser su padre.
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mostmagicalindeed · 8 years
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XXI
-Yo soy tu contra. Existo para que tu dejes de hacerlo.- grité.- Aquí se acaba. Aquí donde termina tu hambre y comienza y mi voluntad.
Cómo es de esperarse, no recibo respuesta.
Pero gritarle a la muerte es algo que solo se hace una sola vez.
  Tienes que hacer que cuente.
 Essea Mirram Unavel
XXI
 “Del cuerpo de Furia, el acero de Tebia y la fortaleza Perlada.”
  Todos los días me dije a mi misma que sudar mis miedos en entrenamiento me mantendría viva, y sabía perfectamente que me estaba mintiendo.
No existe miedo sin amenaza ni amenaza sin víctima.
Para que exista el miedo debe de haber exposición, apertura, consecuencias.
 No hay forma de prepararte para el miedo, éste parece solo existir.
Sin nacer de nada.
Solo ahí…
Con la intermitencia de cualquier instinto.
Listo para hacer que tu cuerpo trabaje en contra tuya, atándote sin lazos y quitándote el aire con el vértigo de un latido.
  Empuño el armatoste de mi pesado martillo; escucho mis huesos tronar cómo rocas y mis músculos tensarse como cuero, y es entonces que sé que mi cuerpo me está diciendo que está listo.
 Furia me grita con desesperación feral desde su posición sin mover un solo musculo de su trabajado y delgado cuerpo: Los opacos y grises brotes óseos que armaduran su estructura están hechos de una de las substancias más fuertes y ligeras del cosmos.  Esto no es por error, Furia es la respuesta a la necesidad de un arma de asedio sentiente y programable, el agudo y mórbido diseño de los Diamantidos de Tenebrae.
 Con facilidad me supera en estatura por más del triple, y aunque su efigie delgada y alargada inspire delicadeza, su protegido cuerpo puede levantar más de 600 veces su propio peso; sus dedos metálicos y extensos son capaces de desgarrar a una treintena de hombres con tan solo un preciso, alargado y poderoso ondeo de su brazo.
 Furia es una caja de cosas desagradables: Tiene dientes solo para morder y desgarrar porque jamás se le ha visto comer. Es un arma fuera de control, un soldado sin programación, altamente dedicado a la auto conservación.
 Yo jamás me he considerado la mejor cegadora y bajo ninguna circunstancia me atrevería a si quiera decir que estoy cerca de serlo: Soy una hermana más dentro de los mecanistas de Verago.
Nada más.
Pero, bajo ninguna circunstancia, nada menos.
 Furia saliva de forma profusa, comienza a perderme indiferencia y a ganar curiosidad: Tengo su atención.
A la velocidad a la que un rayo impacta el suelo, Furia se abalanza contra mí con violencia, pero con una forma que indica disciplina y entrenamiento. Solo micra de segundos más tarde, mi martillo está entre la gigantesca abominación y yo.
 Mi cuerpo es una torre de músculos y perfección blandiendo un pesado martillo de impacto con la fuerza de un dios. La cabeza de mi arma embiste de frente en la vaga y austera cabeza de la bestia: Su rostro sin ojos no expresa absolutamente nada.
Me preparo para asestar el segundo golpe reincorporando la posición de mi martillo para azotarlo con toda la fuerza de mi espalda y brazos hacia el suelo. Solo tengo lo que le toma al corazón latir dos veces para  lograrlo, y si fallo…
 Aún tengo un rayo de luz que apunta en mi dirección.
 El pesado bloque de Acero Tebiense impacta el suelo, fallando tan solo por un grado de suerte.
Mis músculos se tensan aún más, al tiempo que mi sangre Verago inyecta adrenalina en mi cuerpo para seguir funcionando como una perfecta máquina de odio y carne. Trato de levantar el arma pero Furia latiguea su filoso brazo en mi dirección.
Aquí, es donde se detiene el tiempo, y me doy cuenta de que estoy muerta. Aquí se acaba todo.
Veo cómo el brazo de la delgada bestia está a punto de impactar con mi armadura de campo: No es rival para la fuerza de la pesadilla contra la que le peleo.
Los alargados dedos de mi atacante son blandidos como un rayo: Yo no siento dolor alguno.
En su distracción, logro arrojar a Furia con un golpe supremamente calculado de mi martillo, y es entonces que la relampagueante y caliente sangre escurre por mi estómago y piernas.
El dolor es insoportable, me obliga a arrodillarme y apretar mi estómago.
Volteo hacia abajo y observo como mis manos siguen de largo y tocan algo suave y tibio, al tiempo que mis vísceras cuelgan de forma desperdigada y desordenada sobre mis dedos.
Ya antes me habían dañado así y sobreviví, pero solo porque el Armatoste Fortaleza estaba disponible y me mantuvo viva.
 Hoy no tengo la misma suerte.
 Hoy tengo aún más.
Del cielo, cae un gigante más alto e increíblemente más grueso que Furia.
Su cuerpo, angular y mecánico se ve protegido de un material que parece mármol: Aún pulido resulta opaco a la luz.
El armatoste humanoide emite un chirrido espantoso al tiempo que sostiene a mi presa con sus poderosos brazos: La abominación se contorsionaba para hacer daño al golem de hueso, logrando cortar de forma perfecta el torso de su captor, haciendo que un trozo de fino cristal perlado cayera al suelo.
El destino quería algo diferente para ambos.
Mi objetivo no tiene idea de lo que está a punto de pasar.
 Mientras mi la Fortaleza Perlada sostiene al feral atacante, su espalda se abre y muestra un compartimiento individual para que entre y comienza a actuar a través de ella. Es una armadura móvil, es mi segunda piel.
 Es la sólida identidad de los maquinistas de Virago.
 Junto mis entrañas con fuerza y mareo al tiempo que me arrojo hacia la apertura de la angular armadura: Esta me mantendrá viva. Ya gané. Aquí se acaba.
Estoy por cumplir mi propósito.
 Entro a la unidad e inmediatamente mi cuerpo siente descanso y frescura: El modulo médico se activa y sé que estoy recuperándome poco a poco. Siento la irreverente y desesperada fuerza de Furia, pero ahora me transformo en una diosa.
 No hay fuerza que pueda sacudir a un ser en apoteosis.
 Hundo los burdos y cristalinos dedos de mi traje en los hombros de Furia, y con sus piernas me arroja hacia atrás.
 Logra desestabilizarme lo suficiente como para darle tiempo de escapar y reincorporarse.
Furia no se rendirá. Pero eso no significa que tiene oportunidad. Se mantiene vivo, pero solo porque debe, porque para eso fue hecho.
 Quedo frente a frente con la criatura, al tiempo que una estructura metálica cae del cielo a una velocidad desquiciada. Ésta se rompe y libera a la madre de todos los escudos justo a mis pies.
No necesito armas.
 Solo el platinado confort de la mejor protección que un Virago puede ofrecer…
Las grecas del pecho del armatoste comienzan a brillar y se dividen precipitadamente, liberando gas al hacerlo y dejando mi cabeza al aire de nuevo.
Furia me observa con precaución y entonces brama y gruñe en mi dirección: Sé que está hecho para no morir, pero “Eibrengärhd” fue fabricado para matar inmortales.
Siento el pesado aire de Einwhel soplar sobre el costado rasurado de mi cabeza, mientras que el resto de mi cráneo pulsa con dolor, pero también con anticipación.
 Aún no hay victoria, pero definitivamente es mío el encuentro. Es mía su vida.
 Es mía la vida del inmortal salvaje…
Hoy le grito en la cara a la muerte.
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mostmagicalindeed · 10 years
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Caelus: ¿Qué es un "Perfecto"?
El Universo está lleno de lugares con vida.
Para algunos, la vida es meramente un conjunto de factores desconocidos  e imposibles de medir que como consecuencia, sentaron la fundación bajo la cual todos los seres vivos se formaron: La evolución es una verdad universal que rige a la mayoría de los seres sentientes cuya tecnología les ha permitido llegar a un alto grado de introspección.
  Otros creen que se trata de un regalo por parte de una entidad superior, prácticamente divina, un algo o alguien con un plan superior y absoluto que mueve a sus creados como piezas en un tablero de juego.
  Así se rige el Universo: Todos venimos de algún lugar, todos tenemos explicaciones para dicho origen.
Hay mundos, en los que sus habitantes viven en una relativa harmonía. Los conflictos bélicos son esporádicos y se busca el dialogo antes de que el conflicto armado siquiera sea considerado.
En otros, no existe otra realidad que la de la guerra: Los horrores de dicho clima son el estado natural bajo el cual muchas especies viven.
No conocen algo mejor, pero no significa que ese constante estado bélico sea la peor situación en la que podrían estar.
  Hay mundos que son complicados por sus habitantes y otros que son simples por la escases de los mismos y viceversa.
  Sin embargo, así como la evolución es una verdad que rige gran parte del pensamiento de casi todas las especies sentientes del Universo, también lo es el concepto de la “Compañía Universal”.
  No estamos solos bajo ninguna circunstancia, incluso si no podemos ver nada o a nadie a nuestro alrededor.
  Este es un concepto relativamente nuevo.
“Caelus”, un hermoso y fértil  planeta rebosante con vida, fue testigo de primera mano de que efectivamente existen formas de vida que no percibimos por medios naturales, formas de vida tan complejas, desconocidas e inusuales que parecería imposible que pudieran existir bajo cualquier ley natural.
  Pero solo eso.
“Parecería Imposible”.
  Caelus es un planeta relativamente pacífico.
Esto no significa que dicha paz provenga del dialogo; Caelus es un ejemplo de los resultados de la “Paz a través de la opresión”.
Universalmente, es sabido que dicho régimen trae inconformidad, problemas y eventualmente dos tipos de desenlace: Revolución o Aniquilación, ya sea de los opresores, los oprimidos, o ambos.
Nadie sabe de forma específica en qué momento Caelus fue salpicado con una forma de vida particularmente compleja que a través del Universo, es conocida por su capacidad reproductiva, su milagrosa adaptabilidad , sus tendencias agresivas y su inclinación xenofóbica.
  En la región Norte de los “Brazos de Luz”, los conocen como “Los Hijos del Fuego”.
Los habitantes del vacío, la zona obscura en el centro de la Galaxia, se dirigen a ellos como “El Miedo”.
En el Sistema “Sol” se autonombran “Humanos”.
  Aquí en Caelus, son conocidos como “Perfectos”.
  Los Perfectos son una especie fácil de describir, pero son tan complejos como las demás especies, si no es que un poco más.
  Sus cuerpos no están hechos para soportar temperaturas extremas, no tienen garras, caparazones o esqueletos externos para protegerse de especies más fuertes, casi toda la especie carece de habilidades elevadas como la Telepatía, la Precognición o la Clarividencia, son agresivos con otras formas de vida ya por naturaleza, incluyendo la suya.
  Un rasgo presente en toda la especie, es su necesidad de “Algo superior”.
Algunas facciones, principalmente las más religiosas, tienen una devoción superlativa a su origen, el cual, para ellos, tiene muchas explicaciones, sin embargo, una no menos importante que la otra.
Otras facciones, llenan esa necesidad tratando de explicar y entender el universo que los rodea a través del lente de la ciencia.
  Aquí llegamos al rasgo más importante y característico de los Perfectos.
Hace mucho tiempo dejaron de evolucionar físicamente para comenzar a evolucionar de forma tecnológica.
Ellos no tienen garras para protegerse, por eso inventaron métodos para crear aleaciones metálicas que después refinaban para crear sables y otras herramientas con capacidades terribles.
No tienen capacidades telepáticas, pero diseñaron métodos para comunicarse a miles de millones de Kilómetros usando ondas de radio y otro tipo de radiaciones.
  No son particularmente veloces y les es imposible cubrir largas distancias solo con su cuerpo además de que no tienen la capacidad del vuelo, es por eso que crean vehículos que son tan rápidos como el sonido y surcan el cielo y el espacio tan rápidos como la luz.
  Los Perfectos no son un problema, no son fuertes, no son rápido, pueden matarse de forma sencilla.
  Su cerebro.
  Ahí es donde está el milagro… Y el problema.
  Caelus era un mundo maravilloso que jamás había sido salpicado por la sangre del conflicto hasta que los Perfectos descubrieron a una especie todavía más adaptable y con capacidades maravillosas.
  Ellos se conocen a si mismos como los “Oricalcum”.
  Según las viejas canciones Perfectas, los Versus llegaron de arriba, “la tierra de los superiores” , en un gigantesco cristal piramidal que aún permanece flotando en el cielo.
  Y la luz se dobló a su llegada.
El sonido se detuvo, el aire se secó.
  El grito del Cristal, la luz del trueno.
La mordida del fuego, la fuerza de la roca.
El fantasma del hielo y la violencia del mar.
  Todo eso era el cristal.
El cristal tenía nombre, y nos lo dijo en sueños.
  “Caeruleus” nos cantó.
“Caeruleus es mi nombre” nos susurraba en sueños.
  Caeruleus se abrió, y de su vientre salió ella.
  Nos dijo su nombre.
Todos abrazamos el suelo, caímos.
Su voz era fuerte, no para nosotros.
“Ignavia”
“Soy Ignavia”
“Soy Ignavia, Ayuda.”
  Pensamos en ella y la sentimos.
“Oricalcum, mi gente”.
Seres incompletos, cómo nosotros.
  Las mitades de la divinidad.
  Somos el complemento.
¿Quienes eran los Oricalcum?
La prueba de que no siempre lo que no vemos y no tocamos no existe.
La prueba de que el Uiverso era un lugar aún más misterioso. Los Perfectos, los bautizaron como los "Versus".
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mostmagicalindeed · 10 years
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La Lanza de Hierro y el puente de Cael.
Me dolían los pies y seguía caminando de la misma forma que en su momento me dolía la conciencia pero seguí obedeciendo.
Jamás imaginé que involuntariamente estaba usando algo con vida.
  Peor me sentí cuando supe que no era solamente un algo con vida, sino un “Alguien”.
  Y aunque podría decir que no tenía idea y que me estaban manipulando, me culpo porque yo sabía que algo no estaba del todo bien… Primero los sueños, después las voces.
  Confirmé que algo estaba muy mal cuando ella se apareció.
Fue solo un segundo, quizás menos. No importa.
  Todo estaba en su rostro… No necesitó decirme más.
  Tenía que salir de ahí; corriendo, arrastrándome, medio muerto.
  Pero en verdad, tenía que escapar y llevarme conmigo todo lo que pudiera.
  Incluyéndola.
[…]
  Alexander caminaba de forma floja y exhausta.
Sus hombros se sentían pesados con culpa y sus pies adoloridos por cansancio, no estaba seguro de cuanto había recorrido o cuánto tiempo había pasado desde que escapó de la base “Perfecta”.
  Comenzaba a perder la razón y la esperanza; el monótono paraje de Veralia no ofrecía descanso al cuerpo o alimento a los ojos… Era una extensión interminable de Arena bermellón y un cielo que Alexander juraba se aclaraba y obscurecía sin patrón definido, pasaba del gris al azul marino sin aviso alguno. No había sol en el cielo esa tarde, pero tampoco estaba por anochecer.
En Veralia jamás sucedía.
Era un aire opaco, una atmosfera sofocante, era como un sueño de fiebre.
  El traje del joven no era particularmente pesado, pero no permitía que el cuerpo se refrescara de forma eficiente: Tenía calor en el pecho y frío en los brazos.
La tecnología Perfecta no estaba hecha para ser cómoda. Sus diseños estaban pensados en eficiencia máxima y protección óptima, sin sacrificar movilidad y eficiencia energética.
  Alexander había entrado en un peligroso trance de cansancio. Caminaba pasivamente pero no sentía que avanzaba… Era un problema grande, más por no tener una idea de a donde se dirigía que por las estériles condiciones del ambiente.
De la nada, el pródigo sintió que el suelo había cambiado.
Ya no era la superficie arenosa de hace horas. Era un suelo firme, que emitía un ruido hueco y metálico al ser pisado.
Alexander lo inspeccionó detenidamente.
Con la palma de su mano, disipó a arena y encontró una plataforma cromada que revotaba la luz del ambiente.
Sintió un dejo de emoción que le regresó un poco de energía, pero lo más importante, motivación.
Había llegado al riel de transporte que lo llevó por primera vez a la base Perfecta.
No debería de estar muy lejos la salida de la región: Veralia se encontraba justo en la frontera entre Cael y Aeruleus, a algunos kilómetros del puente que las conectaba.
  Ese era el nuevo objetivo, llegar al puente para cruzar a Aeruleus.
No sabía que encontraría, pero tampoco importaba mucho. Hasta hace unos días, el daba por hecho que Caeruleus era un enorme baldío muerto, salvo por la base Perfecta en la que vivía.
Lo habían educado para pensar de esa forma, no había evidencia para pensar lo contrario…
Después de conocer el verdadero rostro de la sociedad Perfecta y saber que su base no era más que una entre cientos, nada podría sorprenderlo.
  Se descolgó de los hombros la mochila que había robado y la abrió.
Comenzó a buscar dentro de su equipo algo que pudiera usar para robar energía del riel de transporte. Necesitaba una cantidad pequeñísima para poder despertar los Covaltus de su Versus y viajar entonces más rápido.
Sacó una de las baterías vacías que le restaban y usó el cableado del dispositivo de comunicación para conectarla al riel.
Inmediatamente, la batería comenzó a cargarse y Alexander se desplomó al suelo. No sabía si para reponer sus fuerzas o porque su cuerpo se lo pedía.
  “Dónde sea… Será mejor que aquí” pensó, observando el cambiante cielo.
  Poco a poco sus ojos se cerraron.
  -Lo lamento de verdad.- murmuró, al tiempo que perdía el conocimiento.
  Un cortante frío y una molesta alarma despertaron a Alexander.
La batería estaba completamente cargada y la temperatura ya había descendido drásticamente, lo cual indicaba que el joven durmió por alrededor de tres o cuatro horas.
  Con fuerzas repuestas, se levantó y desconectó la batería del riel, dejando la improvisada estación de carga atrás.
La insertó en la central de su antebrazo y su armadura inmediatamente reaccionó.
La familiar vibración del reactor inmediatamente relajo a Alexander, todo marchaba bien.
Seleccionó el Covaltus de Clase “V” y las luces en los hombros de su traje inmediatamente cambiaron de un frío blanco a un fantasmal verde esmeralda.
  -Vamonos de aquí…- exclamó el joven, concentrando su energía para levantarse por sobre el suelo.
El traje automáticamente cerró el casco y la interface de visión cubrió el rostro de Alexander: Estaba listo para salir disparado en dirección desconocida.
Viró su cuerpo paralelamente al riel y comenzó a moverse; primero lentamente para después convertirse en un bólido silencioso.
Poco a poco comenzó a adoptar la posición de vuelo que ofrecía  menos resistencia al viento: Sus brazos pegados al cuerpo y las piernas perfectamente estiradas.
Alexander acarreaba una nube de polvo naranja detrás de él, había adquirido suficiente velocidad para poder llegar a la frontera en tan solo algunos minutos, quizás menos de media hora.
  Todo marchaba a la perfección.
El corazón del joven dio un vuelco de alegría al notar que el horizonte rompía su monótona línea con una gigantesca y delgada torre que todos conocían como “La Lanza de hierro”.
Ese era el portal para llegar al puente de Cael.
La base Perfecta de la que venía Alexander, aparentemente se encontraba dentro de un enorme cráter o algo parecido ya que jamás había notado la enorme torre que desaparecía en el espeso cielo.
  Un secreto más que los perfectos guardaban de sus peones.
  Estaba ya más cerca, podía ver el detalle de la estructura de forma clara.
Era una construcción tubular con fortificaciones alrededor, las paredes externas eran lisas y reflejaban en algunas partes la luz;  aparentemente paneles que absorbían la energía del sol.
Lo que sea que hubiera ahí dentro, requería enormes cantidades de energía: La cantidad de paneles era sorprendente.
  Poco a poco fue bajando la velocidad hasta detenerse.
Desactivo el Covaltus y plantó los pies en el suelo para acercarse a pie.
Casi inmediatamente, una puerta metálica se abrió desde la base de la torre.
  -Esto… No puede estar bien.- exclamó Alexander, confundido.
Un pelotón de Pródigos Perfectos salió disparado en su dirección: Ya lo estaban esperando, sabían que trataría de llegar a Aeruleus… Contaban con que lo lograría.
Alexander se concentró, levantó el vuelo nuevamente y arremetió contra sus atacantes.
Envolvió sus manos de energía y embistió al pródigo que tenía más cerca.
Las manos de Alexander atravesaron la armadura sin problema alguno: Su atacante cayó al suelo de forma aparatosa y el traje que portaba se apagó lentamente.
  Una vida más a la lista.
  Los demás pródigos rodearon a Alexander a una distancia relativamente segura.
Él aterrizó suavemente y contra cualquier rastro de sentido común, abrió su casco.
  -Tienen que saber que no soy uno de ustedes. Jamás debí serlo. Sé perfectamente que no son mis amigos y que no están aquí para ayudarme… Recomiendo que solamente me dejen ir. No quiero más sangre en mis manos y estoy seguro que ustedes quieren seguir vivos.- Exclamó el joven, cambiando el Covaltus que usaría.
Un apretón aquí, una vuelta de perilla acá, y las luces del traje de Alexander ahora eran color azul intenso.
  Los demás pródigos se alejaron un poco más, pero decidieron no obedecer.
  -Lo advertí.- murmuró Alexander.
Abrió sus brazos de forma amplia a la altura de su pecho y las palmas de sus manos se iluminaron con un fulgor índigo.
Un violento arco eléctrico corrió de una mano a la otra, emitiendo un tronido ensordecedor.
  -Teman al trueno...- dijo el joven.
  Los pródigos se lanzaron contra Alexander: Pero algo era seguro.
  Todos sabían que no permanecerían vivos mucho tiempo si enfrentaban al “Relampago de Veralia”.
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mostmagicalindeed · 10 years
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Respira hondo. Puedo ver tu aliento.
-¿Qué le digo si pocas veces llego a hablar con ella?- me pregunté nerviosamente; mis manos apretando de forma terrible el pequeño Covaltus que contenía a Mim.
Había pasado tanto tiempo desde que la había visto…
  En serio.
  Había pasado demasiado tiempo.
  ¿Días?
¿Semanas?
¿Meses?
  No recuerdo.
  La última ocasión que tuve el placer de combatir a su lado estuve demasiado ocupado defendiéndome.
Indra me odia por esto. No lo entiendo bien… O quizás si.
  No tiendo a pensar en eso. No demasiado, al menos… No tiendo a pensar mucho en eso porque no me gusta, me irrita. Me deja una sensación de enfado que ni siquiera Amanda ha podido disipar.
  Ella es buena con estos asuntos… Sabe cómo piensa Mim y se da una idea más o menos acertada de cómo pienso yo.
  -Ni siquiera es humana…- me digo de nuevo, justificando mi inhabilidad de decir lo que en verdad quiero.
  ¿Qué demonios me sucede?
  ¿Por qué dejé que esto llegara tan lejos?
  Nublo mis ideas, pauso mi corazón y coloco de forma agitada el Covaltus dentro mi Versus Des.
  No lo pienso dos veces y lo activo.
Inmediatamente siento el flujo de energía gélida que caracteriza a los Versus clase “Agacrista”.
  “Tanto frío…” pienso.
Al momento que me concentro en convocar a Mim, escucho el particular chasquido que preludia la llegada de “ella”.
  -¿Alex?- la escucho preguntar.
  No, no soy Alexander.
  No tengo idea de quién soy cuando estoy frente a ti.
[…]
La boca de Alexander estaba seca. Había reunido una cantidad de valor enorme para convocar a Mim, pero no había guardado suficiente como para hablar.
-Kresif me dijo que necesitabas decirme algo.- dijo ella.
-“Necesitar” es una palabra adecuada, si.- murmuró Alexander.
 El joven miró los ojos de Mim, tratando de centrarse en lo que deseaba comunicar…
  Con terribles consecuencias.
  Como era de esperar, Alexander no pudo evitar perderse en el perfecto rostro de la Entidad.
Sus ojos color Violeta.
Su obscuro y lacio cabello, como una cortina de tinta que le cubría los hombros.
Su imponente altura y su esbelto cuerpo.
  Pero lo más importante, lo más sobresaliente, lo más difícil de olvidar.
  Esos labios rosas, casi rojos que contrastaban de forma inusual con la fantasmal blancura de su piel.
  Estaba sucediendo de nuevo, estaba extraviando su persona en la presencia de otra.
Y entonces, dentro de ese larguísimo viaje de días, meses y años que duró tan solo un segundo, Mim rompió el trance.
  -Puedo sentirte Alexander.- murmuró la Versus, agachando la mirada.
El joven sintió una brisa invernal que recorría su cabello, para después bajar por su espalda y terminar por solidificarse en su estomago.
-No tienes que decir nada Mim. Era yo quién necesitaba que sintieras esto.- indicó Alexander, con la quijada temblorosa y las rodillas débiles.
-Los dos sabemos que necesitas que diga algo. Insisto, puedo sentirte.- dijo la entidad, entrecerrando sus ojos fieramente.
  Estaba sucediendo.
La pesadilla, el infierno, el martirio.
  Estaba sucediendo tal y como Amanda dijo que sucedería.
  -Es irresponsable, es hasta estúpido.- exclamó Mim, volteando su rostro para no ver a Alexander.
-Es algo que no debes de entender. Solo tienes que saberlo.- dijo él.
-Deja de mentir. Puedo sentirte, puedo percibir todas las emociones por las que estas pasando… Juntas y por separado. Definidas, como si estuvieran escritas.- exclamó Mim, nuevamente dándole la cara a Alexander.
-Entonces, como tal puedes darte cuenta de…-
-No lo digas.- Interrumpió la Versus.-No debo escucharlo. No puedo.
  El joven estaba usando cada gramo de su voluntad para no derrumbarse frente a ella: Mim también podía sentirlo.
-Tú sabías perfectamente que no podía ser de otra forma. No actúes sorprendido.- dijo fríamente.
Alexander sintió como si una fina aguja hubiera penetrado su pecho.
-No me ofendas Mim. Los dos sabemos que no es “sorpresa” lo que siento. No te atrevas siquiera a darle un nombre tan frívolo a esto.-
La versus se quedó callada un momento.
Su expresión se serenó un poco al tiempo que llevaba una de sus manos al rostro y suspiraba un fino respiro de niebla.
-¿Por qué ahora?- cuestionó
-Este momento es tan bueno como cualquier otro… Algo me dice que el contexto no hubiera cambiado el resultado de la situación.- contestó Alexander, esforzándose por no derramar la lágrima que había sido almacenada sólo y justamente para este periodo, para este desenlace.
-Tú esperabas algo distinto… A pesar de todo.-  dijo Mim con un semblante triste.-No te entiendo. Te siento, pero no te entiendo… ¿Por qué yo? ¿Por qué yo que soy la menos indicada? ¿Qué existe en mí que te hizo pensar que cumplirías tu fantasía?
  -Suenas a que ya estabas enterada de la situación desde hace mucho tiempo. ¿Me equivoco?- cuestionó el.
  -No estás contestando mis preguntas. Pero para contestar la tuya: Si, ya lo sabía desde hace algún tiempo…- Mim esbozó un gesto preocupado. Alexander estaba a punto de decír algo, pero fue interrumpido. –Sin embargo… jamás imaginé que fuera tan intenso… Tan…. Vivo.
  -No cambia las cosas.- sentenció el joven.-Solo las hace más difíciles para mí y más confusas para ti.
  -Los humanos son… Complejos… No puedes culparme por no entenderte del todo.- indicó ella mirando fijamente los ojos de Alexander.
  “…”
  “No hagas eso.”
  “…”
  “Deja de verme…”
  “…”
  “No me veas así…”
    Un torbellino.
Aire gélido.
Una ventisca de pies a cabeza.
Un remolino envolvió el cuerpo de Alexander, un remolino de hielo y cristal tan frío como la situación misma.
  Y al final.
  Un beso en los helados labios rosas de Mim.
  Después, una fuerte sacudida.
Alexander salió despedido en la dirección contraria de forma violenta y estrelló contra el suelo.
Mim permanecía de pie, estática, sorprendida, perdida en lo que acababa de suceder.
Ambos brazos aún estaban estirados en la dirección en la que arrojó al Joven.
  -Siéntelo. No trates de entenderlo.- indicó Alexander, reincorporándose de forma lastimosa.-Ni de olvidarlo… No sucederá de nuevo.
  Adiós.
  Por un segundo, Mim sintió exactamente lo mismo que Alexander.
Ese corto momento en el que ambos labios se juntaron.
  No solamente pudo percibir los sentimientos del joven.
Durante una mínima fracción de tiempo, también los compartió.
  -Es… Demasiado fuerte…- murmuró ella.
Alexander desactivó su Versus Des y sacó el Covaltus de Mim, colocándolo cuidadosamente en el suelo.
-Puedes irte.- dijo Alexander secamente, al tiempo que se alejaba rápidamente.
  Mim sintió inmediatamente cómo se desconectaba del pródigo.
Esa desconexión, cambiaría para siempre su forma de ver a Alexander.
Sería una ausencia que la acompañaría siempre, incluso a pesar de conectarse con su pródigo original, Kresif.
  -Tan… Frío… Y vacío…- murmuró, rodeando su cuerpo con sus brazos.
  Se supone que los Versus al estar en forma física meramente imitan las funciones físicas de un humano para pasar desapercibidos: Un disfraz perfecto.
  Pueden comer, pero no lo necesitan.
Pueden dormir, y difícilmente soñarían.
Podrían sangrar y estarían en perfecto estado.
  Ese día, Mim derramó una lágrima. Solo una.
  Era una lágrima cálida.
  Los Versus no tienen la capacidad de llorar por gatillos emocionales.
  Ese día, Mim derramó la lágrima más real y sincera que derramaría en toda su existencia.
  Sintió.
  Pero solo eso.
Sentir conjugado en Pretérito.
Pretérito congelado en el “Yo también” que no existe.
  Un “No existe” que se manchó de “Yo quisiera”. 
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mostmagicalindeed · 10 years
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La Guarida de Belle.
Todos sabíamos dónde encontrar a Belle: No era difícil ahora que sabíamos que se escondía en plena vista.
Nos dirigimos hacia el monolito de los Versus clase “Flaere” y quebramos sobre el mismo la última gota de sol que nos quedaba.
El destello propio del artilugio se manifestó, sólo que esta ocasión no brilló tan delicada y gentilmente como antes, ahora se trató de un flash que nos cegó a todos de forma relampagueante.
Al terminar el destello el monolito había desaparecido y en su lugar había una enorme puerta de Rubí en el suelo.
A pesar de que sabíamos que eso sucedería, no evitamos sorprendernos; estábamos a punto de obtener el “Respiro de Ceniza”…
Después de tanto tiempo de búsqueda, por fin sucedería…
  Mi corazón dio un vuelco cuando la puerta en el suelo se abrió, revelando unos profundos escalones hacia una fría y densa negrura que nos daba la bienvenida hacia el lugar donde Belle se refugiaba.
  O cómo nos dijo Riena.
La última guarida de su hermana.
 Todos observaban de manera nerviosa el tremendo boquete escalonado que se encontraba frente a ellos.
Como una especie de acuerdo mudo, casi premeditado, solamente Alexander y Valery decidieron bajar a la obscuridad de la entrada. Kresif, Oedius, Amanda y sus respectivos Versus permanecieron arriba haciendo guardia. Sabían que la oleada de Atramentum estaba cerca…
Ellos también sabían que el tesoro ígneo estaba por revelarse.
  Alexander bajó de forma titubeante justo detrás de Valery que parecía tener más seguridad en la situación.
-¿Crees que será fácil obtener e Respiro de Ceniza? Me cuesta trabajo pensar que solo podremos llegar con Belle y decir “Hola, necesitamos la joya que te pertenece por derecho real que casualmente y al mismo tiempo, es una fuente de energía inagotable.” No creo que funcione de esa forma.- dijo Alexander, esforzándose por no caer.
Valery sonrió.
-No será fácil, probablemente tengamos que explicar que la necesitamos para despertar a Ciudad Galeana… Aunque para serte sincera, creo que primero tendríamos que explicar por qué debemos despertarla.- respondió ella, asegurándose de que sus pies tocaran el siguiente escalón antes de avanzar.
Alexander asintió de forma calmada al tiempo que sus manos tocaban la piedra tallada de los muros de la brecha.
Bajaron por aproximadamente diez o quince minutos antes de encontrar una enorme puerta metálica de apariencia pulcra y brillante.
-Pues… Aquí estamos, por fin.- murmuró Valery, ajustando sus guantes al tiempo que emitían el característico sonido de cuero siendo forzado.
Alexander se acercó a tocar la liza superficie de la puerta: Era suave y parecía no haber sido tocada o abierta desde hace mucho tiempo.
  Pero solo eso.
Parecía.
  Después de observar con más detenimiento, Alexander notó que el enorme portal se encontraba entreabierto,  y al empujarlo, la puerta entera se desplomo hacia el suelo con un atronador ruido seco: Alguien ya había violado la última guarida de Belle.
  Sin pensarlo dos veces, Alexander  y Valery convocaron a sus Versus.
Las entidades aparecieron fugazmente; sus cuerpos brillando vívidamente con los colores característicos de su clase.
-Tengan cuidado.- indicó Caelrod, listo para ser canalizado.
-Ya era hora. No arruinen esto…- masculló Indra.
Ambos Versus conectaron con sus pródigos respectivos de forma rápida y efectiva.
El centro del pecho y los ojos de Alexander despedían el fulgor cian de siempre, mientras que dos enormes puntos luminosos se manifestaban en las palmas de Valery.
Sin perder más tiempo, corrieron hacia el túnel que del otro lado del portal.
No tardaron mucho en llegar a la cámara donde se encontraba Belle, pero algo estaba mal.
Había tinta de vacío por todos lados, iluminando el lugar con una luz violeta; en el centro de la enorme bóveda divisaron a una mujer con un enorme y simple vestido blanco, calmadamente en el suelo, dándoles la espalda.
-¿Belle? ¿Eres tú?-  preguntó Alexander, listo para atacar a cualquier Atramentum que se manifestara de las sombras.
La mujer no respondió. Permaneció estoica en su posición.
-No creo que nos pueda escuchar, algo no está bien.- dijo Valery, acercándose rápidamente a la que creían era Belle.
Alexander siguió con cautela a su compañera.
-Definitivamente es Belle, pero creo que llegamos muy tarde Alex.- dijo ella con un rostro de angustia, observando de frente a la mujer.
  El joven miró de frente a Belle y notó su delicada y grisácea piel.
El velo que portaba tapaba gran parte de su negro cabello lacio.
Un ramo de flores blancas permanecía entre sus manos, que eran adornadas por un par de hermosos anillos plateados.
-No lo entiendo… Se supone que debíamos de pedirle el respiro de ceniza…- murmuró Alexander de forma confundida.- ¿En verdad llegamos tan tarde? No puedo creer que los Atramentum pudieran con la pródigo más hábil de Cael….- exclamó, sintiendo desesperación y nerviosismo al mismo tiempo.
En un segundo, ambos jóvenes sintieron el peso de todo su viaje en los hombros.
Era un peso insoportable: habían fallado en obtener lo único que podría revivir ciudad Galeana, y con ella, el arma que destruiría el glaciar entintado.
Alexander se desplomó y sus rodillas golpearon el suelo mientras Valery dejaba caer sus lágrimas de forma libre.
    Había acabado todo.
Fallaron.
    Sólo quedaba regresar a Erun para refugiarse dentro de lo que ellos entendían como su último bastión.
  Sería su última batalla. Una que seguro perderían.
  El Glaciar entintado dejaría llover sus lágrimas obscuras, primero sobre Erun, y al final, sobre todo Caeruleus.
  Valery sollozaba de forma queda, más por frustración e ira que por tristeza. Alexander trataba de no desesperarse, pero era imposible: Los Atramentum tenían el respiro de ceniza, seguro ya lo habían destruido, y con el respiro, el futuro de “La caravana Caeliana”. La muerte de Belle, no solo significaba la pérdida del respiro de ceniza, también, indubitablemente representaba la muerte del Versus más puro y poderoso que jamás existió.
  Todo había sido en vano.
  La chica observó por última vez el pacifico rostro de Belle.
Sus hermosos ojos, adornados por enormes y lisas pestañas, permanecían cerrados; contrastaban de forma armónica y justa con el semblante de la que antes era la pródigo que salvaría Caeruleus.
Sus labios eran finos y estilizados, se encontraban levemente abiertos, lo suficiente como para que alguien no lo notara a primera vista.
Valery tuvo un presentimiento: Belle no solo era fuerte, también era increíblemente sabia…
Tenía que existir una especie de seguro contra la destrucción del respiro de ceniza.
La joven deslizó sus dedos a través de los labios de Belle.
Su boca se abrió suavemente y reveló algo que cambió totalmente la situación.
  Una pequeña esfera cristalina de color negro opaco.
-Alexander, mira esto.- tartamudeó Valery, limpiando sus lágrimas con el dorso de su brazo.
El pródigo se acercó al rostro de Belle, notando inmediatamente la pequeña esfera negra.
-Esto… Esto es un Covaltus.- murmuró impresionado.- ¿Será el Covaltus de Apatía? ¿Cómo podría sobrevivir si su pródigo esta muerto?
-Solo existe una forma de saber.- indicó Valery, tomando la pequeña esfera entre sus manos.
-Belle era muy fuerte y conocía más sobre los Versus de lo que nadie podrá jamás.-
Colocó el Covaltus dentro de su Versus Des, e inmediatamente el Covaltus de Caelrod salió despedido, convocándolo de forma inmediata.
-Apatía. Estoy seguro que es Apatía.- indico la entidad, arrodillándose de forma ceremoniosa y solemne.
El Covaltus de Indra salió despedido del mecanismo de Alexander, ella también se manifestó de forma fugaz.
-Yo también lo siento… Aunque no lo entiendo, se siente completo, fuerte, casi como si su Pródigo se encontrara viva aún…- exclamó Indra, arrodillándose de la misma forma que Caelrod.
Alexander se extrañó demasiado por la conducta de su Versus: Ella jamás se arrodillaría. Ante nadie. Sin importar las circunstancias.
Valery activó el Covaltus e inmediatamente sintió un insoportable flujo de energía recorrer todo su cuerpo.
-No cabe duda… Es… Es él.- exhaló Valery, peleando tan solo para poder hablar, desplomándose al suelo de forma violenta.
  Alexander se apresuró a sostener a su compañera, mientras Caelrod e Indra permanecían en la posición que habían adoptado.
-¡¿Qué haces?! ¡¿Estás loca?!- exclamo el joven, soportando el peso de Valery.
La chica no contestó, podía sentir y pensar lo mismo que sentía y pensaba Apatía… Ahora todo estaba claro.
-La… Canción.- indicó ella, forcejeando para poder respirar.-La canción… Del fuego.
Alexander no entendía lo que Valery quería decir.
Estaba a punto de decir algo pero fue interrumpido.
-La canción…- indicó de nuevo.-Belle… Su apodo… “Ceniza”…-
El joven seguía sin comprender, estaba más ocupado evitando que Valery callera al suelo.
  Y después, como si una luz se prendiera dentro de su conciencia, entendió lo que la chica le decía.
  Ceniza era el apodo que los Verago le habían dado a Belle, por su apariencia grisácea…
  El Respiro de Ceniza jamás fue un objeto o una reliquia.
    “Dentro de mí, dentro de ti… Hay mil respiros, mil respiros que son iguales… Todos te mantienen vivo, pero solo uno… Solo uno termina tu historia... Es suave, es certero, es la unión de tus memorias… Es toda tu vida atrapada en el aire… Y cómo aire, naces y acabas en los campos de Cael…”
  Los campos de Cael.
  El Respiro de Ceniza no es la fuente de poder, solo era una pista.
  La fuente de energía, se encontraba en la ciudad Verago de Ceverina.
Ahora todo tenía sentido…
Solo tres personas en todo Caeruleus podrían conocer la canción de Belle, y eran ella misma, su hermana Riena y Setelia, la tesorera del linaje real.
  Y casualmente, a Setelia le apodaban “El Secreto de Ceverina”.
  […]
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mostmagicalindeed · 10 years
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De vuelta.
  Por un rato, espero.
Solo queda escribir.
¿Cuánto tiempo de aquí a que abandone de nuevo este sitio?
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mostmagicalindeed · 12 years
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"It's been a while".
Demeritación de lo que en verdad debería de escribír.
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mostmagicalindeed · 12 years
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mostmagicalindeed · 12 years
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mostmagicalindeed · 12 years
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mostmagicalindeed · 13 years
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Scribble, Scribble...
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  Hola.
¿Te acuerdas de mí? Si pluma, te hablo a ti… Entiendo si no reconoces los temblorosos dedos que solían abrazarte para dar nacimiento e interpretación a tu alma, ha pasado tanto tiempo desde su último encuentro que casi podría afirmar que son extraños entre ustedes, ajenos el uno del otro…
¿Aceptarías mi disculpa? No debería de molestarme en charlar contigo, una herramienta inanimada con alma mineral y rostro esférico, sin embargo, aquí me tienes… Poniendo a tus inexistentes pies una disculpa mal organizada, así como totalmente injustificada.
No creas que escapas a mi memoria… Es solo que no siempre tengo la disposición, o la chispa anímica necesaria para usarte sin desperdicio, mis manos te han deseado, casi tanto como mis ojos extrañan a tu pálida y amplia contraparte: La hoja.
Sé que no me reprocharás nada, puesto que tu expresión depende inexorablemente del empuje físico de una idea importante, sin embargo, sé lo abandonada que te tengo… Y de la manera más ridícula posible, busco conciliar nuestro tiempo perdido con este pequeño ritual… Este insípido e irregular texto que usará tu corazón mineral como combustible a mi intención, que es ilusa, así como también es inocente.
Hace mucho que mis dedos no tocan una pluma con la misma necesidad expresionista que tuve cuando te toqué a ti. Por un largo tiempo, fuiste una extensión de mi raciocinio, de la misma forma en la que te transformaste en mi sexto dedo, truncaste las amplias murallas de la sórdida conceptualización que representa “Una hoja en blanco”. Podría excusar mi ausencia de muchas formas, te daría 100 razones para justificar tu estancia en el cajón de mi desordenado escritorio… Y aún así, serían 100 razones que están tildadas bajo la tesitura del “pretexto”.
No tengo otra razón para abandonarte que la que me otorga el horrible bloqueo mental y la pereza física que me sepultaron al saberme solo. ¿Recuerdas cuando platicábamos de “Ella”? Bien, ya no hay tal cosa como un “Nosotros” dentro del hermoso “Ustedes” que tu visualizabas… Y sé que no tiene mucho en relación a nuestra situación, querida pluma… Pero asumo que entiendes la cuestión mental y anímica que empujaba al ser parte de una ecuación tan delicada, que por ciertas circunstancias no se consumo como debería. Quizás, debí desahogarme contigo, aprovechar mi revolución sentimental a favor de nuestra relación “Autor – Instrumento”, pero no podía… Mis manos estaban ocupadas, enroscando los dedos que te dan vida para tener contactos violentos con las paredes que me limitaban en aquel momento… He de decir que de no ser por eso que la gente conoce como “pena” o “dolor”, tendría los nudillos hechos esponja. Ahora le agradezco por evitar destruir el móvil de tu callada habla.
  ¿Recuerdas cuando nos conocimos?
En un principio, eras parte de un juego… Entretenimiento puro. Más adelante, pasaste a ser una dolorosa obligación, que con el tiempo se transformo en el ridículo y melodramático desahogo de un adolescente, tan insulso como sensible… Y ahí fue cuando naciste como lo que eres, la partera de símbolos, la Jantipa de mi Sócrates.
Más adelante, y después del terrible viaje que representó la adolescencia, te hiciste mi obsesión, eras la única compañía que portaba el mote de “Necesaria”.
Quizás, con algo de violencia, hiciste de mi alguien indistinto a lo que la enorme porción semicircular del graficado de pastel, encuentra como “Entretenido” o “Interesante”.
Jamás olvidaré el día en el que dejé de preocuparme por la mirada ajena y comencé a dedicarle mis horas de invención a tu delgado cuerpo, ese día supe que mi mente, mi corazón y mi físico te pertenecían, y tú con tu indistinto rostro metálico, le diste la bienvenida al Isaac que habías moldeado.
¿Lo ves pluma? Aún recuerdo toda nuestra travesía, llevada a cabo en experimentos… Y aunque tu forma física se ha visto totalmente irregular y cambiante, en alma eras el mismo instrumento de acción oportuna, sarcasmo desmedido, sensibilidad entrecortada y arrogancia con toques de infalible elegancia.
  Nunca cambiaste tu diáfano sentido de justicia, así como tampoco mermabas mi necesidad natural de respuestas a aquello que es incuestionable.
Estuviste presente cuando cambiaron mi batería, y gritaste con un estruendo silencioso cuando nos vimos en pie de guerra contra los que osaban retar tu flexible, sin embargo, brutal motor.
Besaste incontables ocasiones el papel al ritmo de mi eléctrico y enérgico corazón, casi con una pasión ajena a la mía, propia de una entidad viva, más no del inexpresivo e inmóvil instrumento que mi pesada lógica me dicta con relación  a tu estructura de silicón.
Eres mi navaja, mi resplandor y mi pasión entera…
  ¿Curioso no? Tú, una herramienta sin vida, eres portadora de un sinnúmero de experiencias y un significado inmensurablemente importante.
No importa si tu rostro deja una estela negra, azul, roja o verde… Tu espíritu permanece incorruptible, intacto… Eres el concepto perfecto de acompañante, eres el espejo opaco que refleja más de lo que podemos o queremos percibir.
Eres tan insignificante… Y tan poderosa al mismo tiempo que eres terrible y perezoza.
  Eres todo.
Un todo muy pequeño… Pero eres MI todo. ¿Me perdonas? Me gustaría prometerte algo sin caer en el vicio del incumplimiento… Pero no puedo. Solo sé que te sacaré a jugar al papel más seguido. Sabes perfectamente que odio los clichés… Entiendes totalmente lo que digo. Ahora, pon atención, solo lo escribiré una vez. ¡Solo una! ¿Entiendes? Te Amo.
Casi tanto como amo a la persona del otro lado del espejo… Y sabes que soy un narcisista consumado, quizás eso te de una pista de lo mucho que te aprecio. P.D: Tu variación en gel es la mejor… Tu prima fuente podría aprenderle tanto… <3
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mostmagicalindeed · 13 years
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El Abandono como cualidad.
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Hay cosas, que en soledad resplandecen más que en su momento de compañía.
Y no es de extrañarse, las personas reconocen a los objetos por sus cualidades rentables, ya sea por su utilidad a largo/corto plazo, o lo lucrativo que resulte tenerlas en su posesión.
¿Qué sucede con los lugares?
Pocos lugares se pueden reconocer como “Privados”, y en teoría, no hay nada más público o libre que el mundo… Sin embargo, ¿Qué pasa con los lugares abandonados? ¿Quién les rinde tributo o quién les estima? ¿Acaso alguien les recuerda?
Es mi caso, el buscar lugares abandonados… Su curioso y desvergonzado manto de descuido inspira tranquilidad y seguridad en mí. (Por muy irreal que suene.)
Quizás, sea una especie de metáfora criptica y poco clara para algunas personas, pero… Pensemos un momento.
Los lugares abandonados, en algún punto de su existencia tuvieron gente que les mantenían vistosos y llenos de vida… Con el tiempo, dadas circunstancias excepcionales o meramente extraordinarias, terminaron abandonados, a la merced de cielo y los demás elementos…
¿Qué no es eso lo que pasa con las personas?
Me gusta pensar que un espacio, es el vivo reflejo de la persona que lo habita… Dice demasiado, tanto de sus hábitos como de su persona. (Y quizás, un poco de su subconsciente.)
¿Qué podría pensar de mi mismo por buscar y tener agrado por los lugares abandonados?
Solo sé que si estas contigo mismo, y te sientes solo, es porque estas mal acompañado…
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