Dos o tres experiencias de vacío
I sabemos (creemos saber) que
hay un tablero
piezas
casillas claras y oscuras
sabemos (entrevemos) que
otros
juegan con nosotros
pero
qué pieza se ha movido
quién la ha movido
cómo se ha movido
y a fin de cuentas
qué sabemos
de las
reglas del juego
dentro de este cuarto
donde
el día es una
mecha humeante
.
2 me das (te doy) la mano
toda la mano
sólo
la mano
.
3 todo el sedoso aire
removido
por el relampagueante
colibrí
cornucopia vaciándose
sobre la cálida
huerta del aire
uvas tiernamente oscuras
violetas oprimidas
en la secreta
mano
del verano
y la distraída mariposa
y la rosa en alto
y yo solo y tú sola
y yo solo y tú sola
y yo solo y tú sola
en este
transparente
recodo del día
y
la certeza
de haber escrito en el agua
.
4 las blancas paredes de la casa
los blancos huesos bajo tierra
la blanca soledad
del mar del cielo
la blanca mariposa
del sueño
sumidas
en el trazo
negro de la tinta
extendidas
hasta alcanzar su negra orilla
.
5 la tarde pestañea
blandamente
en las persianas
vaga su luz
su vaho tibio
por entre las cosas
sumarias y
bien puestas
da vueltas
en torno
al sagitario
vaso de retamas
que en cierto modo
concluye
el latido natural
de la pieza
donde escribo
una resaca silenciosa
se va
arrastrando mis palabras
y sé
que es noche
_ Javier Sologuren, incluido en Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000) . Galaxia Gutenberg Círculo de lectores, 2002, selecc. de Eduardo Milán, Andrés Sánchez Robayna, Blanca Varela y José Ángel Valente.
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Tra le quattro
mura della routine
gira intorno alla grazia
un eden sempre
uguale alla sua assenza.
Javier Sologuren, L’amore e i corpi
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La pasión según Sologuren / Por Jorge Eduardo Eielson
La pasión según Sologuren / Por Jorge Eduardo Eielson
A través del siguiente ensayo[1], Jorge Eduardo Eielson, uno de los artistas multidisciplinarios más destacados del Perú resalta el valor de la obra de Javier Sologuren, un reconocido poeta y editor que perteneció a la denominada Generación del 50.
A través de estas líneas, Eielson también destaca pasajes importantes de la vida de Sologuren, y confiesa que el autor de El Morador y Dédalo dormido…
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Rebaño tibio bajo el sol de tu cuerpo
hace de mí un pastor;
hace de mí un halcón
el apretado blanco de tu cuerpo.
"Toast" / Javier Sologuren
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«A don Francisco de Quevedo con el propósito de que se hallen para siempre libres el preso y la cárcel», de Javier Sologuren
«A don Francisco de Quevedo con el propósito de que se hallen para siempre libres el preso y la cárcel», de Javier Sologuren
Vaya para hoy, sin necesidad de mayor comento, otra evocación poética de don Francisco de Quevedo, debida en este caso al poeta peruano Javier Sologuren (Lima, 1921-Lima, 2004), quien obtuvo en su país el Premio Nacional de Poesía correspondiente al año 1960. Dejando de lado algunas obras ensayísticas en prosa y varias antologías, su producción literaria[1] está formada fundamentalmente por los…
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Non vedo
mi trapianto
la bocca di un fiore
è un vulcano femmina
ore e minuti
sfilano verso l’interno
ma io sono nel mare
non vedo
bevo
un cielo a rovescio
un turbine bianco
si gonfia fin nelle mie ossa
non vedo
che braccia trasparenti
il colore asseconda a stento il suo crepuscolo
non vedo
che il mare
io sono il mare
Javier Sologuren
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(...) Un día, en la Universidad de San Marcos, donde estudiaba, Sebastián Salazar Bondy me preguntó no sé por qué razón si escribía poesía. Le respondí que sí, que tenía algunos textos. Sebastián interesado me dijo: «¿Me los puede enseñar?». Fue muy curioso que me hablara de usted, porque era apenas un par de años mayor que yo. Le respondí que sí y al otro día le llevé un poema. Luego de leerlo me habló de un poeta que nunca había escuchado, un uruguayo llamado Julio Herrera y Reissig, de corte modernista. Me dijo que tenía mucha influencia de Herrera. Pero yo en mi vida lo había leído. Alberto Escobar recuerda a Salazar Bondy como un gran promotor cultural.
Sebastián, sobre todo, me hizo un gran favor: me enseñó a leer poesía. Me acercó mucho, en primer lugar, a la poesía de Moro, Adán y Westphalen. Al mismo tiempo, gracias a él, entablé amistad con Jorge Eduardo Eielson y Javier Sologuren. Juntos conformaríamos un grupo dentro de lo que se denominaría Generación del 50, que es una generación muy amplia donde hay muy buenos poetas. Al grupo que conformaba la crítica lo tildó de poetas puristas, lo que me parece una tontería, porque la poesía es una sola. De la misma forma respondo cuando me preguntan si hay poesía femenina: «La poesía es una sola, la buena, la que funciona». También, gracias a Sebastián, leí a Rimbaud, Lautréamont y Breton. Fue en esa época que mi gusto poético se empezó a formar.
Blanca Varela
-Fuente de la publicación:
https://www.librosperuanos.com/autores/articulo/00000000068/La-poesia-es-una-sola-Entrevista-a-Blanca-Varela?fbclid=IwAR3Xn792mIWKTmuhs6p1pKcEBn_-yUsyynPgm9lghbqF5ttVUBQrEUEsdWg
-Referencia de la imagen publicada:
En una banca del Parque de la Reserva, aproximadamente en la década de 1940, Sebastián Salazar Bondy revisa un libro junto a la poeta Blanca Varela y la hermana de esta, Nelly. (Crédito de foto: Archivo Blanca Varela).
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Javier Sologuren: «La piedrecita en la arena / tenía la cara sucia; / vino el agua y la cubrió / con sombrerito de espuma. / iA la una, / a las dos, / que se esfuma / el sombrerito de espuma! / pero esta vez la carita / bien lavadita asomó / la piedrecita en la arena. / ¡A la una, / a las dos, / a las tres, / que te lo diré otra vez! / Vino el agua y la cubrió / con sombrerito de espuma / y la carita de nuevo / bien lavadita asomó, / limpia, soleada y risueña, / la piedrecita en la arena» (1986: 13).
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BLANCA VARELA
15 de Agosto 2023 - La escritora peruana Blanca Varela fue una de las voces líricas más destacadas en Hispanoamérica. Su poesía es reconocida por tratar temáticas como la interculturalidad, el cuestionamiento a la sociedad patriarcal, la soledad del sujet
Blanca Varela nació el diez de agosto de 1926 en Perú, en el seno de una familia de escritores y artistas.
En 1943 ingresó a la Universidad de San Marcos para estudiar Letras y Educación. Allí conoció a Sebastián Salazar Bondy, Javier Sologuren, Jorge Eduardo Eielson, Francisco Bendezú y a quien sería su esposo: el pintor Fernando de Szyszlo. Asistía a la tertulia de Peña Pancho Fierro, dirigido…
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Crepúsculo Adentro por Javier Sologuren ¿Cómo naciste, flor, cómo el viento te fue tocando bajo ardientes nubes, cómo lo tierra se abrió desde el si
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Javier Sologuren: Szobor a tengeren
Föld feje, súlyos csontvázak tekintete a szemedben,
egy elhamvadt csillag apró szemű széntörmeléke;
a házakat dagasztó árnyak közül kifordulsz
a tenger iránt, hideg üvegek mögül kinézel,
és magányos szemedben késői tűz sebez meg,
amivel ágat és madárt és éghajlatot áhít
a földi illatozás áradó sűrűsége.
Minden, minden tengerre vágyik.
Napjaid, egy elhalt
kristály cseppjeiként merülve alá, éjszakáid,
fölszállva a smaragd lomb foszforeszkáló tüzébe,
a fű, melyet arannyá a szeretők ölelnek.
Föld feje, a tenger iránt fordulva álmodsz,
s látod, mint újszülött csillagot, a szerelmet,
s látod vágtatni szűz versenylóként a vágyat,
és látod a világot: lángoló fürtök néma rendjét.
Minden, minden tengerre vágyik.
Korom- és tajtéklények,
édességtől derengő borosflaskák, menyasszonyi kelengyéd,
mely hiába vár a tavaszra a föld alá vetve ágyat,
az ember nedvekkel elhallgattatott, maroknyi, vak por
a vakító szobron, melyet örökké csapdos a tenger.
Fordította Orbán Ottó
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El enamorado y la muerte
boca para secarse
pecho para secarse
vientre para secarse
memoria sangre inútil
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Un fiore rallegra la casa
anche l’acqua corrente
indossa il bagliore intenso
del sole
gli anni passano e vanno
lasciando case
silenziose
(gli amati fantasmi ritornano)
il sole si riversa nel patio
dopo essere stata quella che fu
la nuova vita si dedica
a riprendere la pulizia ancora una volta
secondo routine e riti
ma pur sempre un fiore
rallegra la casa
e il sole canta nel vuoto
degli anni
Javier Sologuren, Soliloquio, da L’amore e i corpi, 1985
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El amor y los cuerpos
(Fragmento)
me acerco
a la oscura
abundancia de las rosas
siento
el lento claro de tu pecho
acariciado
por algo que no son
solo mis manos
ni el mirarte
tampoco suficiente
bulle
en el centro
de mi cuerpo
el secreto
de tu réplica
traspasándome
su aliento
sus años jóvenes
su díscola sazón
entonces
entonces
balbuceo
saliva y lágrimas
me recorren
cuerpo adentro
muda mudanza
instante en que
soy
todo yo
en que ya
no soy
yo
sino
el arranque y el golpe
y tú
la cómplice
dulcísima
golpeada
infinitamente
golpeada
por Javier Sologuren.
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Ciudades perdidas por un golpe de viento, ganadas por un sueño.
Palabras incendiadas por la fricción de un remoto destino,
murallas de un fuego levantado al que no nos resistimos
canto arrancado a la tumultuosa soledad de un pecho humano.
Dédalo dormido | Javier Sologuren
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(Libro "El rumor del origen")
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