Tumgik
#al otro lado del rio
leoprosy · 2 years
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me, getting kinda sad: :(
my spotify playing all the songs that hurt me in my playlist: :)
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minnsposts · 3 months
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LSDLN cast x Viaje de egresados pt.1
Nota: El viaje de egresados será en Córdoba ya que me parece un lugar demasiado lindo y tengo muy buenas anécdotas allí.
Advertencias: No.
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Enzo Vogrincic :
— Hace la maleta mínimo tres semanas antes del viaje, quiere asegurarse de no olvidar nada
— Seguramente hará una lista de las cosas que lleva para estar seguro de no perder las cosas
— En el colectivo se sienta contra la ventana para aprovechar la luz del sol ya que se llevó un libro para pasar el tiempo y no aburrirse tanto
— Es lejos el más ordenado, por las mañanas cuando tienen planeado realizar excursiones con los coordinadores se asegura de tender su cama y doblar su ropa
— En las jodas sería como el adulto responsable que se asegura que nadie tome de más o termine tirado en algunos de los baños vomitando hasta el desayuno
— Especialmente anda detrás de Matías ya que lo conoce y sabe de lo que podría ser capaz
— Disfruta mucho ir al rio, piensa que la vista de las sierras es totalmente mágica
Matías Recalt:
— Hace la valija la misma noche en la que se van al viaje
— Se olvida la mitad de las cosas y en el hotel pierde alguna que otra cosita
— En el colectivo se pone los auriculares y se hace una siesta hasta que llegan a Córdoba
— Está totalmente prohibido el alcohol dentro del hotel pero el se las ideó para pedir un delivery y literalmente casi caerse de una ventana con tal de tener algo de tomar
— Es muy desordenado, sus compañeros de cuarto (Enzo y Agustín) se quejan ya que sus cosas están tiradas por todos lados
— En las jodas se re desconoce, se toma hasta el agua de los floreros y al día siguiente amanece con una terrible resaca que le parte la cabeza
— En el río buscaría bichos o animales con Pipe
Agustín Pardella:
— Armaría su maleta dos días antes del viaje, lo justo y necesario
— En el colectivo conversa con Enzo, su compañero de asiento y también intercambia alguna que otra palabra con Kuku
— Un día, cansado del desorden de Matías decidió tirarle una zapatilla y sin querer le dio en toda la cara
— En las jodas es bastante tranquilo, no toma demasiado y su estado de ebriedad es bastante bajo
— Aprovecharía a full el río para nadar y tirarse de las rocas más altas ya que no le da ni un poquito de miedo
Esteban Kukuriczka:
— Prepara la maleta una semana antes y todo son pantalones cortos con remeras simples
— En el colectivo se sienta junto a Fran y conversa con Agustín ya que tienen asientos continuos
— Agradece que su compañero de cuarto sea Fran ya que allí reina la paz absoluta
— En alguna que otra ocasión aparece algunos de los chicos en su habitación preguntando si pueden dormir allí ya que las otras habitaciones son un caos total
— También es el tipo de persona que se mantiene tranquilo en las jodas, alguna que otra vez tuvo que llevar a Matías a la rastra hasta el hotel
— En el río hay días en que decide meterse al agua y otros donde se sienta en una piedra para poder tomar sol
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kiyovazquez · 3 months
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Little rainbow (Wukong x Kiyo)
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Los cálidos rayos del sol se filtraban en la habitación del hospital, donde dos dioses contemplaban a su pequeña criatura. Kiyo se encontraba recostada sobre blancas almohadas, con el monito acurrucado en sus brazos maternales.
El recién nacido dormía plácidamente, ajeno al mundo, apenas unas horas después de ver la luz por primera vez. Kiyo lo miraba enamorada, olvidando el cansancio de tantas horas de parto.
Con delicadeza, deslizó sus dedos por la espalda del bebé, conteniendo a duras penas las lágrimas que amenazaban por escapar. A su lado, su amado esposo la miraba en silencio, compartiendo aquel momento de gracia.
—Es tan pequeño...— musitó Kiyo, derritiéndose de ternura. Su criatura era aún más diminuta que los niños humanos, siendo tan pequeño y delgado.
—Los monos son más pequeños que los bebés humanos— observó Wukong con sabiduría, recordando a los pequeños monitos de su montaña.
Con suma delicadeza, envolvió a Kiyo en un cálido abrazo, cuidando de no causarle el menor malestar tras las horas de parto. Recargó su mentón en el hombro de su amada, uniéndose a ella en la contemplación del pequeño milagro entre sus brazos.
Sus toscas manos, endurecidas por las batallas, rozaron con infinita ternura la mejilla del bebé. Sus deditos eran más frágiles que el pétalo de una flor, y su boquita y sonrosadas mejillas despertaban una oleada de amor en lo más hondo de su alma.
—¿Has pensado ya en un nombre para él? —preguntó Kiyo después de unos minutos de silencio, buscando la mirada dorada de su amado.
—Eso es fácil —rio Wukong entre dientes, estrechando con más fuerza a su familia—. Claramente se llamará Wukong Jr, es mi viva imagen— expresó con orgullo.
La pelinegra frunció el entrecejo al escuchar tal ocurrencia. Con delicadeza acunó al bebé entre sus brazos, como protegiéndolo de aquel nombre.
—Nuestro hijo no llevará tu nombre —se negó con suavidad—. Él es su propia persona y merece un nombre propio
—Pero, mi lluvia... —se quejó Wukong con un puchero, antes de dejar escapar un suspiro resignado—. Bien, dime qué nombres tienes en mente. Espero al menos que sean más bonitos o será Wukong jr —soltó con una sonrisa burlona.
Kiyo sonrió, preparándose para crear unos segundos de suspenso antes de hablar.
—Se llamará Mixtli —anunció con orgullo. Un bufido escapó de los labios de Wukong.
—¿Mixtli? ¿Qué clase de nombre es ese?
—Significa "nube" en náhuatl —explicó Kiyo mirándolo con dulzura. — Nuestro hijo no será solo chino, también llevará en sí las raíces de mi cultura.
—Lo sé, lo sé —concedió Wukong haciendo muecas. — pero no estoy seguro...
—Pero solecito, a mí me encanta Mixtli —insistió Kiyo con un puchero. Tras reflexionar un momento, propuso. — ¿Qué tal si tiene dos nombres? elige tú su otro nombre, pero no Wukong Jr
Wukong frunció el ceño, sumido en reflexiones. Jamás había pensado en tener que nombrar a un hijo, acostumbrado a la idea de llamarlo como él. Pero deseaba honrar los orígenes de Kiyo también.
Se apartó un poco y contempló al bebé en silencio, analizando sus delicados rasgos en busca de la esencia oculta tras ellos. Poco a poco, una sonrisa se dibujó en su rostro.
─Creo que tiene cara de Kai ─declaró con orgullo.
─ ¿Kai? Podrías haber elegido algo más corto ─bromeó Kiyo con tono sarcástico.
─Oye, Kai es un nombre noble... ─se quejó con dulzura─ Además, dijiste que serían dos. Kai Mixtli suena armonioso, ¿no crees?
—Pero solecito, el punto no es...
Kiyo no alcanzó a terminar cuando un llanto interrumpió sus palabras. Con delicadeza acunó a Kai, susurrándole cálidas palabras mientras lo mecía.
—Tranquilo, mami y papi están aquí... —musitaba arrullándolo. Pero los sollozos del bebé no cesaban.
Wukong los contempló en silencio y un semblante serio. Con suavidad acarició los finos cabellos del pequeño, calmando su llanto para sorpresa de todos. El silencio reino en la habitación unos momentos.
—¿Pensaste alguna vez en ser madre? —preguntó Wukong en tono reflexivo, sin apartar la vista del niño.
—No realmente, al menos no tan pronto —confesó Kiyo confundida—. Cuando nos casamos comencé a imaginarlo, pero nuestro hijo fue... Una sorpresa.
—Y... ¿No te molesta? — murmuró Wukong con una vulnerabilidad poco común en él.
Kiyo lo miró con ternura, intuyendo sus inquietudes. Sostuvo al bebé con una mano mientras la otra tomaba la mejilla de su amado.
—¿Qué es lo que realmente te preocupa, cariño? — inquirió acariciando su rostro.
Wukong suspiró hondo.
—Tengo miedo de ser mal padre —confesó al fin. — Yo no tengo padres, nací de una roca, sólo estuvieron mis maestros, pero jamás los vi como figuras paternas. Sé que podría cometer errores y lastimar a Kai sin querer. No quiero defraudarlo...— decía, alzando su mirada al pequeño fruto de su amor. Sus ojos se entrecerraron un poco. — tengo miedo de lastimarlo o ponerlo en peligro como he hecho con MK, Macaque... Con todos. No quiero que él pase por todo eso y mucho menos por mi culpa...
—Wukong, no puedo asegurarte de que serás el mejor padre, el futuro es incierto —susurró Kiyo acariciando su rostro con dulzura. — Tampoco yo sé si estaré a la altura, pero una cosa sí puedo prometerte: estaremos juntos en esto...— sonrió, buscando confortar a su esposo. — Tus dudas y temores demuestran que realmente lo amas y quieres lo mejor para él. Eso es lo verdaderamente importante. No necesitas ser el padre perfecto, sólo ser el padre que Kai merece: aquel que lo ame incondicionalmente, lo escuche, lo guíe y proteja. Y de eso estoy segura de que eres capaz...
Wukong sintió que sus miedos comenzaban a disolverse ante la mirada llena de fe y confianza de Kiyo. Ella creía en él aun cuando él mismo no lo hacía. Y si ella confiaba en que juntos podrían ser buenos padres, él también empezaba a creerlo. Sus labios se curvaron en una sincera sonrisa, entregándose de lleno a su nueva misión como protector de aquella preciosa vida que había creado junto a su esposa.
—Gracias, mi amor— murmuró, estrechándola entre sus brazos con cuidado de no aplastar al bebé. — Estar juntos es todo lo que necesito. Haré lo mejor por nuestro hijo, te lo prometo.
—Confía en mí, también tengo mucho miedo... —susurró Kiyo separándose lentamente de su abrazo para mirar el rostro de su esposo. — Pero ¿sabes qué es lo que me da fuerzas? Ver tus ojos dorados. Al mirar en ellos cada día recuerdo todo mi pasado y veo todo lo que hemos recorrido juntos. Ya no soy aquella chica triste y sola que una vez fui, ahora soy tu esposa, la madre de nuestro pequeño hijo y la diosa de la lluvia. No podría desear un futuro mejor. Tú salvaste mi vida tan solo con tu mirada...y seguir viendo esos lindos ojos todos los días solo me recuerdan lo feliz que soy actualmente y lo feliz que seguiré siendo a tu lado.
Wukong acarició su mejilla con ternura y la estrechó de nuevo entre sus brazos, ocultando el rostro en su cuello y respirando su aroma.
—Creo que en realidad nos hemos salvado mutuamente sin darnos cuenta —susurró, con la voz quebrada por la emoción, soltando un pequeño suspiro como si de esa forma, sus miedos se borran para siempre.
Kiyo sonrió dulcemente, entregándose al abrazo de Wukong con calma. Unas lágrimas de profunda felicidad se deslizaron por sus mejillas al recordar el largo camino recorrido para llegar a este momento de felicidad junto al amor de su vida. Había valido cada tropiezo, cada lágrima derramada.
Pocos segundos después, como si supiera que era el centro de atención, Kai volvió a despertar sollozando bajito y removiéndose entre sus mantas. Sus padres se separaron despacio, mirando al pequeño niño envuelto en mantas azules demandando atención.
—Creo que un buen comienzo para cualquier padre es cargar a su hijo entre sus brazos— susurró Kiyo con ternura, trasmitiéndole toda la confianza que él aún no se atrevía a darse. Extendió al pequeño bultito que sollozaba, acunándolo un instante más entre sus manos antes de depositarlo con cuidado en el pecho de Wukong.
—K-Kiyo, no creo poder...— murmuro Wukong nervioso, cortando sus palabras de inmediato cuando sintió el menudo cuerpecito de Kai acurrucarse con confianza sobre su pecho.
En silencio, el mono naranja miró con asombro al fruto de su amor. Cada respiración y movimiento del bebé lo absorbían por completo, logrando que su corazón latiera como loco. Las pequeñas manitas de Kai se agitaron buscando aferrarse a la ropa paterna, hallando en ese simple gesto el consuelo que demandaba.
Wukong contuvo el aliento, admirado por la fragilidad y perfección de tan pequeño ser. Sus miedos se desvanecieron al comprender que aquel niño ahora formaba parte de su alma. Lo envolvió con infinito cuidado entre sus brazos, maravillado al contemplarlo moverse plácidamente sobre su pecho.
—Será un honor y un privilegio ser tu padre, Kai Mixtli— susurró conmovido, sin apartar la mirada de su rostro. En ese instante supo que haría cualquier cosa con tal de verlo feliz y protegerlo por siempre. Finalmente conocía aquella palabra tan desconocida para él, paternidad.
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xlomimi · 1 month
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Shy Girl. Capítulo 29: I Can See You
¡Hola! voy a publicar el capítulo de mi fanfic sin censura. Tuve que censurarlo por las nuevas políticas de Wattpad. Espero que les guste <3
ミ★ '𝘊𝘢𝘶𝘴𝘦 𝘐 𝘤𝘢𝘯 𝘴𝘦𝘦 𝘺𝘰𝘶 𝘸𝘢𝘪𝘵𝘪𝘯' 𝘥𝘰𝘸𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘩𝘢𝘭𝘭 𝘧𝘳𝘰𝘮 𝘮𝘦 
𝘈𝘯𝘥 𝘐 𝘤𝘰𝘶𝘭𝘥 𝘴𝘦𝘦 𝘺𝘰𝘶 𝘶𝘱 𝘢𝘨𝘢𝘪𝘯𝘴𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘢𝘭𝘭 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘮𝘦★彡
—Reg... —susurró Reese para comprobar si su novia seguía despierta.
Luego de fallida fiesta en casa de Carly, Hal los había enviado a dormir. Una hora más tarde, Reese se encontraba recostado en su cama con la cabeza de su novia en su pecho mientras Malcolm y Dewey dormían en la cama de dos plazas junto a ellos.
Al oírlo llamarla, Regina movió la cabeza del pecho de Reese para colocarla en la almohada, lo que le permitió conectar sus ojos con los suyos.
—¿Qué pasa? —susurró Regina con algo de cansancio.
—Estaba pensando en lo que dijiste... —dijo Reese misteriosamente.
—¿Qué dije? —murmuró Regina, cerrando los ojos con demasiado sueño como para recordar cualquier cosa.
—Que también quieres que lleguemos hasta el final —le recordó Reese con una sonrisa, llevando su mano a su mejilla para acariciarla.
—¿Qué hay con eso? —preguntó Regina sonriendo con los ojos cerrados al sentir la caricia de Reese.
—Bueno... estamos en una cama... —insinuó Reese. Sorprendida, Regina volvió a abrir los ojos para encontrarse con la sonrisa traviesa de su novio.
—No vamos a hacer eso ahora —susurró escandalizada. Al instante, Reese quitó la mano de su mejilla y la miró como si le hubiera mentido.
—Dijiste que no me detendrías si lo intentaba —respondió Reese en otro susurro.
—Pero en la situación adecuada, no en la habitación con tus hermanos en la cama de al lado —replicó Regina mirándolo como si estuviera loco. —Duérmete —susurró volviendo a cerrar los ojos. 
—¿Cuándo es la situación adecuada? —preguntó Reese con impaciencia, ignorando su pedido.
—No lo sé... —murmuró Regina abriendo los ojos con un pequeño bostezo. —Mañana mis padres no estarán en casa...
—Tus padres nunca están en casa en la tarde —respondió Reese sin ver la novedad. 
—Sí, pero siempre tengo que cuidar a Alec. Mañana tiene práctica de futbol, así que... —dijo Regina esperando que él complete la frase.
—Tendremos la casa solo para nosotros —comprendió Reese con una sonrisa de emoción. —Pero, ¿Tenemos que esperar hasta mañana? —preguntó Reese con tono de queja. —No voy a poder dormir pensando en eso —agregó mirándola con cara de perrito mojado. Luego de un momento en el analizó la expresión de su rostro, Regina suspiró.
—Ten —murmuró Regina finalmente, tomando una de sus manos y pasándola por debajo de la remera que Reese le había prestado para dormir para colocarla sobre uno de sus pechos. Al tocarlo, el rostro de Reese se iluminó. —Diviértete con eso —dijo volviendo a cerrar los ojos con la intención de continuar durmiendo.
Sonriendo como un niño con un nuevo juguete, Reese acomodó la palma de su mano de modo que cubriera el pecho izquierdo de Regina por completo. Al inicio se conformó con mantenerla allí, observándola tratar de dormir. Luego, comenzó a acariciarlo con el pulgar en círculos, sonriendo aún más al verla amagar una sonrisa sin dientes varias veces por la sensación que le provocaba. Eventualmente, decidió que era momento de estrujar suavemente su pecho. Fascinado por la sensación, Reese rio tontamente y repitió la acción riendo luego de cada pequeño apretón. 
Sin poder dormir al oír su risa, Regina abrió los ojos y lo observó reír con una sonrisa de diversión. —¿Qué es tan gracioso? —preguntó. 
—Es muy suave, es divertido tocarlo —explicó Reese en un susurro, riendo tontamente sin dejar de masajear su pecho, lo que la hizo reír también. 
—Lo sé —respondió Regina susurrando entre risas. —A veces lo hago también—admitió.
—No te preocupes, yo lo haré por ti —susurró Reese guiñándole un ojo con una media sonrisa, por lo que Regina tuvo que taparse la boca para no despertar a Malcolm y Dewey con su risa. —¿Puedo? —preguntó posando su mano libre en el borde de su remera mientras continuaba masajeando su pecho con la otra.
—Sí —accedió Regina, permitiendo que Reese pase su mano por debajo de su camiseta. Sin quitar una mano de su pecho izquierdo, emprendió un camino lento con la otra deslizando sus dedos desde su muslo hacia su seno derecho. Regina se estremeció al sentir las caricias de Reese subiendo lentamente. —Reese... —murmuró. Tal vez no había sido tan buena idea dejar que Reese juegue con sus pechos si quería dormir. 
—¿Si? —preguntó Reese con una sonrisa burlona al verla estremecerse al tacto, deteniendo su mano en su abdomen para dibujar círculos con su dedo índice a la vez que hacía lo mismo con su otra mano en su pecho. 
—Deja eso para mañana —susurro Regina con una sonrisa de disculpa, colocando su mano sobre la de él para detener las caricias en su abdomen. 
—Está bien, si es lo que quieres me detendré —respondió Reese riendo, dejando su mano reposar sobre su abdomen. —¿Pero puedo seguir haciendo esto? —preguntó apretando suavemente su pecho con la otra mano, volviendo a reír tontamente al hacerlo. Contagiada por su risa, Regina trató de responder que sí podía si la dejaba dormir, pero ambos se quedaron helados al oír una voz en medio de la penumbra.
—¿Quieren dejar de reírse? —escucharon a Malcolm quejarse en un susurro para no despertar a Dewey. Rápidamente Reese quitó ambas manos de debajo de su remera y se giró con cara de pánico hacia su hermano apoyándose sobre su codo, mientras Regina se escondía detrás de su espalda entre las sábanas sintiendo sus mejillas arder. —Son las... —continuó quejándose Malcolm, sentándose contra el respaldo de su cama y echándole un vistazo al reloj. —...dos de la madrugada, duerman y dejen dormir. 
—¿Qué escuchaste? —preguntó Reese alarmado, ignorando todas las quejas de Malcolm. 
—Solo me despertaron con sus risas, no oí más n... —explicó exasperado, pero se interrumpió abruptamente al percatarse de la expresión de preocupación de su hermano y la timidez repentina de Regina. —¿Por qué? —preguntó Malcolm con los ojos muy abiertos. 
—Por nada —respondieron rápidamente Reese y Regina. 
—Voy a dormir, estoy muy cansado... —agregó Reese, levantando un poco la espalda para volver a acomodarse junto a Regina bajo la mirada perpleja de Malcolm. —Buenas noches —concluyó la conversación dándole la espalda a su hermano y pasando sus manos por la cintura de Regina para dormir por fin. 
Aún sorprendido, Malcolm volvió a recostarse mirando hacia el techo. Retorciendo las sábanas entre sus puños, no podía dejar de pensar en lo que acababa de ocurrir. —Ellos no estaban... —trató de hablar con el lector para eliminar la extraña presión que sentía en el pecho. —No creo que ellos... —murmuró, pero volvió a dejar la frase en el aire. —¿Saben qué? No me importa —dijo finalmente en un intento por quitarle importancia, volviendo a recostarse de lado para dormir. 
•••
—No te limpies las manos en tu remera —reprendió Regina a Reese durante el desayuno, levantándose de su asiento para mojar una servilleta y limpiar la mancha de jarabe de su camiseta. Apenas se dio la vuelta, Reese volvió a hacerlo observando de reojo que no lo notara. 
—Hazle caso a Regina, hijo —dijo Hal, mientras Regina se paraba junto a Malcolm, que buscaba jugo en la heladera, para mojar la servilleta en la pileta de la cocina. —Siempre tienes que usar una servilleta —dijo asintiendo con la cabeza mientras se limpiaba los dedos en la servilleta que llevaba colgada en el cuello de su camisa para no mancharse. 
Girando nuevamente con la servilleta mojada, Regina observó asqueada como Malcolm bebía jugo del pico de la botella para luego pasárselo a Reese, que prácticamente eructó sobre la botella antes de pasársela a Dewey. 
—¿Puedo usar un vaso? —preguntó Dewey igual de asqueado que Regina, sin aceptar el jugo. 
—No, nada que requiera lavarse —respondió Hal con seriedad. 
Entre tanto, Regina volvió a sentarse entre Reese y Dewey para poder frotar la servilleta humedecida sobre la mancha de jarabe en la remera de Reese. Al ver que había una mancha que no estaba antes de que se levantara, Regina lo miró con fastidio, pero él fingió no notarlo. 
—¿Quieres jugo, linda? —preguntó Reese ofreciéndole la botella de jugo. 
—Mmm... no, gracias —respondió Regina arrugando la nariz con asco mientras continuaba limpiando su camiseta. 
—¿Por qué te da asco? Compartimos saliva todo el tiempo —la cuestionó Reese, insistiendo en entregarle la botella de jugo. 
—Pero no comparte saliva conmigo —replicó Malcolm, sentado frente a ellos. 
—Le eructaste al pico de la botella —replicó Regina a la vez, dejando la servilleta a un lado al ver que la mancha ya no estaba. Al levantar la vista se percató de que Reese se acercaba a ella peligrosamente con una sonrisa de picardía. —¡Que ni se te ocurra! —exclamó asqueada, posando una mano en su mejilla para alejarlo de su rostro. Estaba segura de que pretendía eructar cerca de ella. 
 —Basta, niños —los reprendió Hal, quitándose la servilleta del cuello de la camisa para limpiarse las manos. —Limpiemos la mesa —propuso tirando la servilleta sobre  la mesa con todos los platos descartables. 
Al instante, Dewey y Reese se levantaron para buscar una bolsa de basura de un cajón de la cocina, mientras que Hal y Malcolm comenzaron a juntar los platos descartables. Sin conocer la nueva dinámica, Regina se levantó de su asiento para facilitarles el paso, viendo como Reese y Dewey sostenían la bolsa abierta para que Malcolm y Hal pudieran tirar allí todo lo que usaron. Cuando terminaron, Regina se acercó a los chicos para quitar todas las migas de la mesa, limpiándola realmente. 
—Ah, hablé con su madre anoche —comentó Hal abriendo la heladera mientras ellos terminaban de limpiar la mesa. — A todos los extraña mucho y volverá pronto —dijo con una sonrisa. Al oírlo, sus tres hijos voltearon a verlo con expresiones de pánico, por lo que Regina contuvo una carcajada. 
—¿Cuándo? —preguntó Reese alarmado. 
—Unas semanas —aclaró Hal, por lo que sus hijos suspiraron aliviados mientras Regina se reía de ellos. Sonriendo más relajado, Reese tomó la mano de Regina con la intensión de caminar juntos a la escuela. —¡Ah, Reese! —exclamó Hal, haciendo que se detengan para voltear a verlo con Malcolm junto a ellos. —Quiere que limpies las hojas del techo de la cochera cuando regreses de la escuela. 
—¡¿Qué?! —exclamó Reese abriendo mucho los ojos, a la vez que Regina juntaba las cejas y tiraba la cabeza levemente hacia atrás. —¡Pero hoy es el único día que los padres de Reg no están en casa al mismo tiempo que Alec! —replicó Reese. Sintiendo que sus mejillas enrojecer por la vergüenza, Regina apretó su mano levemente para llamar su atención. Al conseguir conectar sus ojos con los suyos, le lanzó una mirada de pánico para que notara lo que acababa de decir. —N-no podremos hacer la tarea —agregó Reese girándose nuevamente hacia su padre en un intento por arreglarlo, pero hasta Dewey lo miraba con incredulidad. 
 —Reese, tu madre... —comenzó a sermonearlo Hal, haciendo la vista gorda ante lo evidente, pero fue interrumpido por las quejas de Reese. 
—¡Esto no es justo! —gritó Reese. —¡Mamá no puede controlarnos si ni siquiera está aquí! 
—Nadie está siendo "controlado" por tu madre —dijo Hal levantando las manos como si lo que acabara de oír fuera una ridiculez. —Por ejemplo, yo invité a un viejo amigo esta noche y aunque no le diremos nada a su madre, ¡No significa que nos controle! —aclaró Hal riendo nerviosamente. —Repito, su madre jamás debe saber esto y eso te incluye, Reg —dijo Hal con tono de advertencia. —Y a ustedes les caerá muy bien Larry, éramos inseparables en la preparatoria. Pero en serio, su madre no debe averiguar que estuvo en la casa —repitió con más enojo. 
Sin responder, Reese abandonó la cocina con fastidio tirando de la mano de Regina a su paso. Aún desconcertada y avergonzada porque Reese prácticamente había gritado frente a la mitad de su familia que pretendían intimar esa tarde, ella dejó que la arrastre con él sin protestar con Malcolm a unos pasos por detrás.
Los tres salieron de la casa y caminaron en silencio por lo menos tres cuadras. Reese estaba demasiado irritado como para hablar. Había fantaseado con mantener relaciones sexuales con Regina desde antes de que iniciaran su noviazgo y su madre se las arreglaba para arruinarlo aún a la distancia. Caminando de la mano con él, Regina mantenía la vista fija en el piso mientras se carcomía internamente por la vergüenza que sentía. En cambio, Malcolm los observaba con diversión.
—Reg, pareces un tomate —se burló Malcolm, ganándose una mala mirada de la pareja.
—Cállate, Malcolm —dijeron ambos entre dientes.
•••
—Hola, tomatito —se burló Madison al ver a Regina entrar en la clase de Literatura junto a Reese con las mejillas coloradas.
—Cierra el pico, North —dijo Reese caminando hacia ella con enojo. Sabía que Regina empeoraría si seguían mencionándolo, solo quería que estuviera bien e iba a pelear con cualquiera que se lo impidiera. Pero Regina lo tomó de la muñeca para detenerlo.
—Está bien, amor, es un chiste —sonriendo levemente para que no le diera tanta importancia.
—Sí, Puercoespín, no saques las púas —se burló Madison para hacerlo enojar más, por lo que Regina le lanzó una mirada de fastidio.
—No ayudas, Maddie —se quejó Regina, empujando a Reese hacia el fondo del aula para que se siente en su lugar, muy alejado de Madison. —Volveré contigo en un momento —dijo besando su mejilla al llegar junto a sus asientos. —¿Si? 
—Está bien... —respondió Reese a regañadientes, sentándose en su banco escolar. Seguía de muy mal humor luego del pedido de su madre, así que simplemente se quedó mirando hacia la ventana con el ceño fruncido mientras su novia se alejaba de él.
—¿Qué le pasa al Puercoespín? —preguntó Madison cuando Regina se sentó provisoriamente en el asiento detrás de ella. —No discutíamos desde esa vez que te tiró del cabello.
—Está enojado porque no podremos vernos en la tarde, su mamá le pidió que limpie el techo de la cochera —explicó Regina haciendo una mueca.
—¿Eso es todo? —preguntó Madison, inconforme con la respuesta. —Ayúdalo a limpiar, problema resuelto.
—Es que íbamos a ir a casa... —trató de que entendiera sin dar muchos detalles, pero Madison seguía mirándola como si ella y Reese hicieran un drama por nada.
—¿Y? Cambien el plan —respondió Madison como si fuera obvio.
—No estás entendiendo —dijo Regina negando con la cabeza suavemente antes de inclinarse hacia ella. Intrigada, Madison imitó la acción. —Mis padres y Alec no estarán en casa esta tarde, así que queríamos... —explicó bajando el tono de voz, pero dejó la frase en el aire asumiendo que su amiga entendería.
Al ver que el rubor volvía a aparecer en las mejillas de Regina, Madison la miró boquiabierta, acababa de comprender la situación. —¡Ah! ¡Hubieras empezado por ahí! —exclamó Maddie, riendo por lo mucho que le costaba a Regina hablar de eso. —O sea que les arruinaron el primer se...—comenzó a decir en un tono demasiado alto a criterio de Regina, por lo que la interrumpió rápidamente.
—¡Shhhh! —exclamó Regina moviendo sus manos delante de ella para que guardara silencio. Madison volvió a reír. —No quiero que todo el mundo se entere —susurró escandalizada, haciéndola reír aún más.
—¿De qué? —preguntó Carly, sentándose en su lugar habitual al entrar al aula, justo al lado del asiento que ocupaba Regina en ese momento. 
—Luego te cuento —respondió Regina sin querer hacer tanto escándalo al respecto allí, pero ya era tarde. 
—Reg y el Puercoespín quieren hacer ñiqui ñiqui —respondió Madison a la vez bajando el tono de voz para no se molestara, pero aún así recibió una mala mirada de Regina. —¿Qué? 
—¿Tienes que decirlo así? —murmuró Regina jugando con el anillo de su mano sintiendo cada vez más calor en sus mejillas. Entre tanto, Carly soltó un suspiro de sorpresa y cubrió su boca para evitar gritar de emoción. 
—¡Yo lo predije! —exclamó alegremente Carly, por lo que Regina y Madison la observaron confundidas. —Cuando Reese trataba de llamar tu atención tirando de tu cabello el año pasado. ¡Yo lo dije! ¡Sabía que cuando fueran novios no te quejarías cuando tirara de tu cabello! 
—¿De qué estás hablando? Nadie dijo nada de eso —replicó Regina extrañada. —Ni siquiera lo hicimos aún, mucho menos tiró de mi cabello —agregó bajando el tono de voz nuevamente. 
—Aún no, pero cuando lo haga, te gustará —respondió Carly guiñándole un ojo. 
—Pero si tú no lo has hecho, no lo sabes —respondió Regina dejando salir una pequeña sonrisa.
—Pero yo sí y sí, te gustará —dijo Madison riendo al final.
—¿Anthony te...? No, espera, no quiero saberlo —dijo Regina arrugando la nariz y negando levemente con la cabeza, haciendo reír a sus amigas.
•••
—Pimpón es un muñeco muy ¡Au! —gritó Dewey cuando otra piedra cayó sobre su pie. Mientras era obligado a cantar y bailar vergonzosamente, Reese le lanzaba piedras a su hermanito con una resortera gracias a la falta de supervisión paterna. —... muy guapo y de cartón ¡Au! —continuó cantando, pero otra piedra impactó contra sus pies. —...se lava la ¡Au! ...la carita con ¡Au! ...con agua y con... —esta vez fue interrumpido por el sonido del teléfono sonando.
—Te toca —dijo Reese para que respondiera mientras él colocaba una piedra sobre la resortera.
—¿Hola? —dijo Dewey al responder el teléfono, pero su expresión se tornó preocupada al levantar la vista. Frente a él, Reese apuntaba con la resortera directo en su cara.
—¡Hola, Dewey! —dijo alegremente Regina del otro lado del teléfono. —Podrías decirle a Re...
—¡Mamá! —gritó Dewey, interrumpiendo a Regina. Al instante, Reese escondió la resortera detrás de su espalda, asustado como si su madre pudiera percibir a distancia lo que le hacía a su hermano.
—¿Me acabas de llamar "mamá"? —preguntó Regina confundida en el teléfono.
—Estamos bien. —dijo Dewey, fingiendo hablar con su madre ante la mirada preocupada de Reese. 
—¿Qué? —preguntó Regina cada vez más confundida. 
—Sí, le preguntaré —continuó fingiendo Dewey —Mamá quiere saber si ya barriste la cochera —preguntó a Reese. 
—¡¿Me canceló por eso y no lo está haciendo?! —exclamó Regina indignada. 
—¡Ya voy! —escuchó gritar a Reese del otro lado del teléfono mientras Dewey sonreía complacido, acababa de encontrar la forma de defenderse de su hermano mayor. 
—¿Quieres decirme qué ocurre? —preguntó Regina a Dewey asumiendo que su novio había corrido a limpiar las hojas del techo de la cochera. 
—Mamá no está y papá trabaja. La casa es una anarquía y soy el eslabón más débil, tengo que defenderme —respondió Dewey, observando a Reese salir corriendo de la casa para ir a la cochera. 
—Entiendo... —dijo Regina con un pequeño suspiro. —¿Qué te hizo Reese? 
—Me lanzó piedras con una resortera —explicó Dewey entre dientes.
—¡¿Qué?! —exclamó Regina entre sorprendida y enojada. —Lo voy a matar —murmuró para sí misma. Al oírla, Dewey abrió mucho los ojos asustado.
—¡No le digas nada! —dijo Dewey desesperado.
—¿No quieres que le diga que no te haga daño? —preguntó Regina sorprendida, eso no se lo esperaba.
—Si le dices sabrá que tú llamaste y perderé la única forma que tengo de defenderme. Por favor no le digas —insistió Dewey con tono de súplica. Regina lo pensó por un momento, pero finalmente cedió. 
—Está bien, no te mencionaré. Dile que llamé luego de tu mamá y que iré en dos horas —pidió Regina
—¡Gracias, Reg! —dijo Dewey alegremente antes de colgar.
•••
—No olvides limpiar las hojas de mi techo sin importar los planes que tengas con tu novia porque soy una vieja mala —se quejaba Reese dos horas más tarde sentado en su cama, imitando a su madre con enojo mientras Regina limpiaba la herida de su codo conteniendo una pequeña risa. Acostado en su propia cama, Dewey observaba a Reese con una sonrisa regodeándose de su sufrimiento discretamente. —¿Qué importa si está mojado y resbaloso? El techo tiene que estar limpio porque soy mala... 
—Reese, te resbalaste por pelear con un gato —dijo Regina sin poder evitar reír, ganándose una muy mala mirada de su novio. 
—¿Te burlas de mí? —preguntó Reese alzando una ceja con una media sonrisa. 
—¿Yo? ¡Jamás! —exclamó Regina fingiendo inocencia justo en el momento en el que oyeron el sonido del teléfono proveniente de la cocina. —Solo te estoy cuidando... —agregó levantando el codo de Reese y dejando un besito suave sobre la curita que le acababa de poner, para luego dedicarle una sonrisa de inocencia.  
—¡Yo contesto! —gritó Dewey antes de salir corriendo hacia la cocina, entrecerrando la puerta a su paso. Apenas cruzó la puerta, Reese inclinó levemente su cuello para comprobar que Dewey no estuviera cerca. Luego de comprobarlo, tomó una de las piernas de Regina para atraerla más hacia él y la colocó sobre su regazo mientras que la otra se mantenía detrás de su espalda, por lo que sus piernas rodeaban la cadera de Reese.  
—No... yo sí creo que te burlas de mí —dijo Reese con tono divertido, deslizando su mano derecha por la pierna de Regina que mantenía en su regazo desde la rodilla hasta el muslo.  
—Mmm... no sé qué te hace pensar eso... —respondió Regina juguetonamente, pasando sus brazos alrededor de su cuello y cruzando sus piernas alrededor de su cadera. —Simplemente mencioné que el gatito parecía el chico malo entre los dos —agregó manteniendo su tono inocente, pero con una sonrisa burlona en su rostro. 
—Ah, ¿Eso crees? —preguntó Reese con una sonrisa traviesa, lo había tomado como un desafío. —Veremos si sigues pensando que el gato es más malo que yo luego de que haga esto —en un instante, Reese hundió su rostro en el cuello de Regina para comenzar un camino de besos hasta su clavícula mientras continuaba acariciando el muslo de su pierna derecha. Sabía que sentía muchas cosquillas en esa zona y había conseguido el efecto deseado. Sin poder evitarlo, ella rio a carcajadas al sentir los labios de Reese recorrer su cuello. 
En un intento por evitar que continúe torturándola, Regina posó las manos sobre sus hombros y trató de alejarse de él tirando la espalda hacia atrás, pero no fue suficiente. Debido a la fuerza que Reese aplicó para mantener los labios en su cuello, Regina cayó de espaldas en la cama riendo cada vez más fuerte con su novio sobre ella dejando suaves besitos en su cuello y dibujando círculos en su muslo izquierdo. 
Lentamente, Reese comenzó a llevar sus besos desde su cuello a su mandíbula, luego de su mandíbula a su mejilla y, finalmente, unió sus labios en un beso desesperado. Sin dudarlo, Regina correspondió el beso acercándolo más a ella por el cuello. En medio del beso, Reese deslizó su mano por su pierna hacia el borde de su blusa. Aún sobre la tela, Reese acarició su abdomen como pidiendo permiso en silencio para meter una mano debajo de su blusa, lo que la hizo volver a la realidad. Rápidamente, separó sus labios y colocó una mano sobre la de Reese, evitando que continuara su camino hacia sus senos.  
—¡Espera, espera! —dijo Regina bajando el tono de voz a pesar de que no había nadie en la habitación. Sin comprender por qué lo detenía, Reese alejó un poco su rostro del de Regina esperando su explicación. —Dewey volverá en cualquier momento... 
—¿Quieres que vayamos al armario? —preguntó Reese en broma, sonriendo burlonamente. Riendo, Regina le dio una pequeña palmadita en el hombro, lo que también lo hizo reír. Justo cuando Dewey entraba en la habitación, Reese se levantaba de encima de Regina para sentarse y le ofrecía una mano para que hiciera lo mismo. 
—Sí, mamá, aquí está Reese —dijo Dewey parándose en la puerta de la habitación con el teléfono en la oreja. Al oírlo mencionar a su madre, Reese volteó a verlo preocupado y se levantó de la cama apenas Regina estuvo sentada. —Sí, se lo diré. ¿De verdad tiene que desvelarse toda la noche? ¿No puede reparar mi bici mañana? —preguntó Dewey al teléfono. Comprendiendo lo que hacía, Regina miró al niño con el ceño fruncido. —Bueno, tienes razón. El sábado en la mañana es el mejor día para salir —respondió al teléfono. Derrotado, Reese  suspiró con fastidio antes de volver a girarse hacia Regina. 
—Lo siento, amor, tengo que reparar la bici de Dewey —murmuró Reese, haciendo una mueca de fastidio. 
—No es nada, entiendo —respondió Regina apretando los labios en una sonrisa sin dientes. —Voy a volver a casa, mis padres ya deben haber llegado —agregó, levantándose de la cama de su novio.
—Te acompaño —dijo Reese rápidamente. — Y prometo que iré a verte mañana por la tarde —agregó antes de colocar las manos en sus mejillas para volver a besar sus labios.
—Te estaré esperando entonces —respondió Regina con una sonrisa, dejando un último beso rápido en sus labios antes de separarse definitivamente.
Luego de mirarla embobado por unos segundos, Reese entrelazó sus manos para guiarla hacia la puerta con él. Antes de cruzar la puerta, Regina soltó su mano para darle a Dewey un abrazo de despedida mientras él la esperaba en el pasillo.
—Adiós, Dewey —dijo Regina, inclinándose para abrazar al niño que pasó sus brazos por detrás de su espalda en respuesta. —No dije nada porque lo merece por la resortera, pero no te pases con él —le advirtió en un susurro antes de soltarlo.
•••
—Gracias por acompañarme —dijo Regina con una sonrisa cuando estuvieron en la puerta de su casa, jugando con la mano de Reese.
—No iba a dejar que volvieras sola de noche —respondió Reese levantando sus manos unidas para dejar un besito en sus nudillos. Regina rió por el gesto y dejó un beso en su mejilla antes de soltar su mano para introducir la llave en la puerta. —Y mañana... —agregó Reese, posando una mano sobre la suya para evitar que girara la llave. —...podríamos terminar lo que empezamos —concluyó con picardía, por lo que Regina giró nuevamente hacia él sin soltar la llave.
—Claro, será muy divertido que mi mamá entre de golpe —respondió Regina irónicamente, sacándole una carcajada. —Creo que tendrá que ser el próximo viernes, cuando Alec vuelva a tener práctica de fútbol —dijo con una sonrisa de disculpa.
—¿El viernes? —dijo Reese como un quejido, quitando la mano para que pudiera hacer girar la llave. —¿No podemos encerrar a Alec en su cuarto el lunes hasta que lleguen tus padres? —preguntó tirando la cabeza hacia atrás. Regina rió creyendo que estaba bromeando, pero Reese hablaba muy en serio.
—No creo que se deje encerrar —respondió Regina riendo mientras giraba la llave por fin. —Aunque tal vez si tú lo convences... —dijo pensándolo mejor, sin llegar a abrir la puerta. Al oírla, a Reese se le iluminó el rostro.
—Cierto, soy su héroe. Me hará caso —dijo Reese con orgullo, haciéndola reír.
—Sí, lo eres —respondió Regina entre risas. —Y justamente por eso dudo que te haga caso —agregó abriendo la puerta por fin.
—No sé qué estás insinuando —respondió Reese, fingiendo no comprender con diversión mientras se acercaba a ella para recibir un beso de despedida. Regina volvió a reír y se acercó a él para rodear su cuello con las manos, de espaldas la puerta abierta de su casa, mientras Reese pasaba sus manos por su cintura. Poniéndose de puntitas de pie, Regina estaba a punto de cumplir su deseo cuando la voz de su madre detrás de ella la detuvo. 
—¿Necesitas otra cosa para tu operación? —escucharon preguntar a Caroline. Confundida, Regina volvió a estabilizar sus pies en el suelo y soltó el cuello de su novio para dar unos pasos dentro de la casa, ignorando el quejido de Reese al darle la espalda. Justo frente a la puerta, Caroline y Phineas bajaban las escaleras lentamente conversando con la vista fija en los escalones, por lo que no notaron a su hija y su novio en la entrada. 
—Mmm... creo que debo comer helado —respondió Phineas pisando el segundo escalón, lo que hizo su esposa se detuviera un escalón por debajo de él para observarlo confundida. Entre tanto, Regina escuchaba desde la puerta sin entender de qué operación hablaban con Reese tratando de llamar su atención. 
—En realidad no creo que se coma helado para... —comenzó a decir Caroline arrugando la nariz, pero Phineas la interrumpió. 
—Perdón, ¿Es una vasecto-tuya o una vasecto-mía? —preguntó Phineas posando una mano en su hombro e inclinando la cabeza. Desde la puerta, tanto Reese como Regina abrieron los ojos sorprendidos. 
—...iré a pedir helado —respondió Caroline luego de un pequeño momento de silencio, a lo que Phineas sonrió complacido. 
—¿Papá va a hacerse una vasectomía? —preguntó Regina sorprendida, logrando que sus padres levanten la vista hacia ellos.
—¿Le van a cortar su...? —preguntó Reese con expresión de horror, dejando la frase a la mitad. 
—Ay por dios, mira la cara de horror del chico —susurró Phineas a su esposa, el terror que le generaba la operación comenzaba a reaparecer. A su lado, Caroline trataba de calmarlo haciéndole señas para que respire profundo. —Me arrepentí. No puedo hacerlo, no puedo hacerlo, ¡No puedo hacerlo! —murmuró entrando en pánico antes de salir corriendo por las escaleras hacia su cuarto.
—¡Cariño...! —exclamó Caroline tratando de detenerlo, pero Phineas ya estaba en mitad del pasillo que daba a la habitación matrimonial. Al ver que tendría que calmar sus nervios otra vez, Caroline suspiró con cansancio antes de voltear nuevamente hacia los adolescentes. —No se asusten, solo es una pequeña intervención quirúrgica que tu padre se hará mañana... —dijo Caroline con tono tranquilizador, dando pequeños vistazos en la dirección en la que se había ido su esposo. —Tendrás que cuidar a Alec mañana por la tarde, me quedaré con él hasta que le den el alta —agregó sin prestarles mucha atención. Si lo hubiera hecho, probablemente habría notado las miradas cómplices compartieron Reese y Regina, pero estaba demasiado ocupada pensando en su esposo. —Reese, ¿Te quedas a cenar? —preguntó volviendo su atención hacia ellos justo cuando despegaban la mirada uno del otro. 
—Gracias, señora Langdon, pero tengo que volver a arreglar la bicicleta de Dewey —respondió Reese, usando el tono educado que solo sacaba a relucir con la madre de su novia. 
—Oh, será la próxima vez. ¡Envíale saludos a Hal! —exclamó Caroline mientras subía las escaleras para consolar a su esposo. 
—Bueno... —dijo Reese con una sonrisa apenas Caroline desapareció por las escaleras, acercándose nuevamente hacia Regina para pasar sus manos por su cintura. — Tendremos que adelantar nuestros planes para el lunes...
—Sí, se te ve muy triste por eso —respondió Regina con una pequeña risa antes de dejar un beso rápido en sus labios como despedida. —Hasta mañana.
•••
—¡Hecho! Alec no saldrá del patio hasta que lleguen tus padres —dijo Reese muy orgulloso de sí mismo entrando por la puerta que conectaba el jardín a la sala de la casa de los Langdon el sábado en la tarde.
—¿En serio? ¿Cómo lo hiciste? —preguntó Regina sorprendida, observándolo caminar hacia ella desde el sofá.
—Le prometí un par de secretos de Dewey si se quedaba en el patio —respondió Reese mientras se sentaba a su lado.
—El mejor hermano del mundo —dijo Regina irónicamente, haciéndolo reír.
—No te vi muy en contra de la idea de encerrar a tu hermano con llave en una habitación—replicó Reese entre risas.
—Shhh —dijo Regina riendo a la vez que se deslizaba más cerca de él, pasando las piernas por encima de su regazo y abrazándolo por el cuello para acercar sus rostros. Con una gran sonrisa, Reese se dejó atraer pasando la vista embobado entre sus ojos y sus labios hasta Regina rompió por fin la distancia entre ellos. 
El beso era lento y dulce en un inicio, incluso podían sentir la sonrisa del otro sobre sus labios. Mientras Regina acariciaba la parte baja de su nuca, Reese deslizó sus manos por su cintura y, a medida que los besos se hacían más intensos, comenzó a acercarla más hacia él al punto de sentir su pecho pegado a su torso.
Totalmente perdida entre sus besos, Regina ni siquiera notó que Reese colocaba una mano por debajo de sus rodillas y otra sobre su cintura para levantarla suavemente hasta que se vio a sí misma sentada por completo en su regazo. Lentamente, Regina acomodó sus piernas a cada lado de las de Reese tratando de separar sus labios la menor cantidad de tiempo posible.
Entre tanto, él deslizó una de las manos por debajo de su remera. Regina se estremeció ante el tacto frío recorrer su abdomen hasta llegar a su pecho derecho. Al sentir que comenzaba a masajear su seno, ella movió las manos de sus hombros a sus mejillas para profundizar los besos, volviéndolos más desesperados. Para Reese esto fue una súplica de atención al pecho izquierdo, por lo que repitió la acción con la otra mano.
Casi sin quererlo, Reese descubrió algo nuevo sobre los senos. Mientras jugaba con ellos, rozó por accidente el pezón derecho de su novia. Fascinado, rompió el beso para observarla con un brillo en los ojos. La había oído jadear sobre sobre sus labios.
Sin notar el motivo de la expresión de Reese, Regina aprovechó la oportunidad para recorrer el camino desde la comisura de sus labios hasta su cuello con pequeños besitos. A la vez, Reese continuó jugando con sus pechos, pero esta vez no solo los masajeaba. Con delicadeza, comenzó a apretarlos desde la base hasta los pezones, sorprendiéndose al sentir que se endurecían debajo de sus dedos. Pero lo que más le gustaba era oír a Regina soltar pequeños jadeos cada vez que los tocaba.
—¿Subimos... a mi cuarto? —murmuró Regina haciendo una pequeña pausa al estremecerse por la atención de Reese en sus pezones.
—Por supuesto —respondió Reese con una sonrisa de picardía, volviendo a conectar sus labios sin dejar de jugar con sus pechos. Entre besos y pequeños jadeos, Regina comenzó a incorporarse con la intención de caminar hacia las escaleras, pero Reese se lo impidió. Rápidamente, alejó las manos de sus senos para volver a colocarlas en su cintura, sentándola en su regazo a horcajadas de un tirón. Confundida, Regina detuvo los besos para esperar una explicación. —Así no —respondió simplemente.
—¿Entonces cómo...? ¡Ay! —exclamó Regina riendo. En un segundo, Reese deslizó sus manos por debajo de sus piernas y se levantó del sofá con Regina aferrada a él. Para no caer, rodeo su cuello con los brazos y su cadera con las piernas mientras él subía las escaleras casi trotando.
En menos de un minuto llegaron a la habitación. Cerrando la puerta con el pie, Reese se arrojó sobre la cama con Regina riendo debajo de él. —¿Te parece divertido? —dijo Reese con una sonrisa burlona, quitando las manos de sus muslos para sostenerse sobre ella con los antebrazos apoyados a sus lados.
—Muy divertido —respondió Regina riendo antes de volver a dejar besitos cortos en sus labios. Colocando las manos detrás de su nuca para profundizar el beso, hizo caer su peso por completo sobre ella.
—A mí me parece divertido que no te hayas puesto sujetador —dijo Reese entre besos, aprovechando que ya no necesitaba sostenerse con sus brazos para volver a deslizar sus manos por debajo de su remera. —Aunque no puedo quitártelo si no lo llevas puesto...
—Oh, lo siento. ¿Quieres que me ponga uno? —preguntó Regina con diversión. —Porque están en ese cajón, podría... —dijo señalando hacia el armario, pero Reese la interrumpió.
—¡No! —exclamó Reese rápidamente antes de volver a unir sus labios, haciéndola reír en medio del beso. —Así estás perfecta... —agregó con una sonrisa traviesa mientras se alejaba unos centímetros para empezar a levantar su remera lentamente. Con una pequeña sonrisa, Regina permitió que quite la camiseta por completo mientras jugaba con el cinturón del pantalón de Reese.
Una vez que arrojó la remera de Regina en alguna parte de la habitación, Reese observó fascinado sus propias manos caer con delicadeza sobre los pechos desnudos de su novia. Riendo por su expresión de embobado, Regina bajó los besos hacia su cuello, viendo de reojo la sonrisa de disfrute de Reese. Pero no pudo hacerlo por mucho tiempo ya que él puso el rostro a la altura de su pecho izquierdo para poder dejar pequeños besitos sobre él a la vez que continuaba masajeando el otro con la mano. Luego de unos minutos, lo introdujo por completo en su boca. Regina contuvo la respiración por unos segundos sorprendida antes de las manos al cabello de Reese. 
—Reese... —murmuró Regina, aunque sonó más bien como un jadeo al sentir la lengua de Reese hacer círculos sobre su pezón. Con una media sonrisa, Reese levantó la vista hacia ella mientras continuaba con su tarea, disfrutando hacerla retorcerse debajo de él. —Reese... —repitió tratando de calmar su respiración y deslizando sus manos a sus mejillas para apartar su boca de su pecho. A pesar de que lo estaba disfrutando, quería que le prestara atención antes de seguir. Suponiendo que tenía otra idea en mente, él se dejó guiar hasta que volvió a enfrentar sus rostros. —Trajiste protección, ¿Verdad? —preguntó Regina entre pequeños besos, mucho más cuerda al no tener la lengua de su novio sobre su pecho. 
—¿De qué hablas? —preguntó Reese sin dejar de besarla, manteniendo sus ojos cerrados con una sonrisa placentera sin dientes. 
—Ya sabes... un condón —respondió Regina rompiendo los besos y alejándose unos centímetros para verlo mejor. Como respuesta, Reese juntó sus cejas confundido. —¿Esa cosa que tienes que ponerte para no dejarme embarazada? —explicó, aunque sonó como una pregunta al ver que ni siquiera sabía qué era. 
—Ah, sí, claro. Sé lo que es —respondió Reese asintiendo con la cabeza, cosa que era claramente una mentira. 
—¿Entonces tienes uno? —preguntó Regina. Sabía que estaba mintiendo, pero a la vez se aferraba a la posibilidad de que en verdad tuviera uno para continuar. Al ver que Reese le dedicaba una sonrisa de disculpa, Regina suspiró frustrada. 
—Relájate —dijo Reese sin darle importancia, volviendo a unir sus labios en pequeños besos para poder seguir hablando. —Podemos arriesgarnos —agregó, comenzando a bajar sus besos para volver a poner su atención en sus pechos.
—¿Arriesgarnos? —repitió Regina pestañeando varias veces mientras él continuaba con su camino de besos hacia sus senos. 
—Ajá... —murmuró Reese llegando por fin a su pecho derecho para dejar pequeño besitos en él, repitiendo su accionar previo con el izquierdo. Antes de que pudiera meterlo en su boca, Regina salió de su estupefacción y lo alejó de un tirón, empujándolo a un lado de la cama para dejara de estar sobre ella. —¡Oye! ¿Cuál es el problema? Te gustó cuando lo hice en el otro—se quejó mirándola con el ceño fruncido. 
—¿Arriesgarnos? ¡¿Arriesgarnos?! —repitió Regina indignada levantándose de su cama. Una vez de pie, comenzó a buscar su remera por el suelo mientras cubría sus senos con un brazo. —¡Ni loca me arriesgo a tener un bebé! ¡¿Estás demente?! —exclamó encontrando por fin la remera y volviendo a ponérsela.
—Pero nos estábamos divirtiendo —replicó Reese con tono de queja.
—Y nos seguiremos divirtiendo cuando consigas protección —respondió Regina tomando su mano y tirando de él para obligarlo a levantarse, ignorando sus quejas.
—Estás enojada, no vas a querer cuando vuelva —protestó Reese mientras era arrastrado por su novia fuera de la habitación.
—No estoy enojada, solo... ¡¿Arriesgarnos?! —repitió, aún sin poder creer que haya dicho eso. 
—Eso solo prueba mi punto —dijo Reese bajando las escaleras detrás de ella. 
—No porque mientras tú vas a una farmacia yo... —comenzó a hablar una vez que llegaron al final de las escaleras, pero se detuvo por unos segundos a pensar cómo seguiría la frase. —...voy a darme una ducha para relajarme —concluyó finalmente. 
—Está bien... —respondió Reese haciendo una mueca. —Compraré condones —concluyó. 
—Genial —dijo Regina dejando un beso en su mejilla antes de abrir la puerta, pero Reese no tuvo tiempo de salir de la casa. 
—¡Ah! ¡Hola! Estábamos por tocar el timbre —exclamó Mitchell, el tío de Regina, terminando de cerrar la puerta de su auto mientras su esposo sacaba a Lily del asiento trasero. 
Olvidando lo que acababa de ocurrir, Reese y Regina compartieron miradas de preocupación. Una de las cosas que dejó bien en claro Caroline cuando abandonó la casa esa mañana era que Reese no podía entrar. Aunque no era su madre, los habían descubierto. 
—Hola... —dijo Regina volviendo su vista hacia sus tíos, tratando de mantener la calma con una sonrisa forzada. Entre tanto, Mitch y Cam se acercaron a ellos con Lily en brazos.  
—Phineas nos dijo que Alec y tú estarían solos durante su operación. Así que pensamos que necesitarían compañía, pero veo que ya la consiguieron —comentó Cameron lanzándole una mirada cómplice a los adolescentes, por lo que Regina se ruborizó y Reese sonrió con incomodidad. 
—¿Entonces van a quedarse? —preguntó Regina para cambiar casualmente el tema, aunque le interesaba mucho que se fueran. 
—¡Ay, no! Lily es la compañía —respondió Mitch antes de volver al auto para sacar un bolso con algunas pertenencias de la bebé. Desde la entrada, Reese y Regina lo miraron con impotencia.  
—No tenemos mucho tiempo, pero estará con ustedes por un par de horas —dijo Cam entregándole a la bebé a Regina. 
—P-pero no podemos cuidar a Lily —respondió Regina con nerviosismo, aunque sostenía a su prima en brazos, observando a su tío Mitch dejar un bolso de bebé junto a ella.
—Sí, estamos haciendo tarea —concordó Reese tratando de sonar convincente, utilizando la misma excusa que le había dado a su padre.  
—Sí, claro. Díselo a tu cabello despeinado y a sus pezones erectos —respondió Cam con una sonrisa que indicaba que no iban a engañarlo, haciendo que el rostro de Regina enrojeciera aún más y que Reese hiciera una mueca de fastidio. 
—Cam, deja de molestarlos y vámonos, se hace tarde —dijo Mitchell haciéndole señas para que volviera al auto con él. 
—Tienes razón vámonos. Recuerda que debe tomar una siesta en una hora, pero no más de media hora o no dormirá en la noche —advirtió Cam a Regina antes de seguir a su esposo hacia el auto. 
—¡Y no le diremos a Caro que Reese estaba aquí! —agregó Mitchell abriendo la puerta del auto. 
Resignados, Reese y Regina se despidieron de ellos desde la entrada, observando el auto alejarse. Cuando ya no pudieron ver el auto, Regina entró en la casa con la bebé en sus brazos mientras Reese cerraba la puerta detrás de ella. 
—Genial, tenemos el bebé sin la diversión —dijo Reese con fastidio, observando a Lily jugar con el cabello de Regina. 
—¿Ves por qué no hay que arriesgarse? —respondió Regina igual de fastidiada que él, entregándole a la bebé mientras él hacía una mueca. —Voy a ponerme un sostén, dile a Alec que ya puede entrar. 
•••
—Creo que Reese y yo tenemos una maldición de celibato o algo así —dijo Regina con hartazgo, tapándose el rostro con las manos.
El lunes durante el almuerzo, se encontraba sentada en la mesa que siempre ocupaba con sus amigas quejándose de su mala suerte. Habían pasado días desde que había comenzado a tratar de tener más intimidad con Reese, pero aún no habían conseguido avanzar más allá de segunda base.
—No seas exagerada, no puede ser tan malo —dijo Danny riendo, logrando que Regina quite las manos de su rostro para mirarla.
—La última vez que lo intentamos terminamos cuidando un bebé. ¡Un bebé! —repitió como si hubiera un mensaje encriptado en ese suceso.
—Uy, sí. El universo te está diciendo que no lo hagas o quedarás embarazada —se burló Maddie en broma, pero Regina pareció tomarlo en serio.
—¿Tú crees? —preguntó con tono de preocupación.
—Reg, si tienes miedo no es necesario que lo hagas —dijo Lorelai riendo.
—No, no, no. Sí que quiero hacerlo —dijo Regina muy segura de lo que decía. —Tengo muchas ganas de hacerlo, en realidad —admitió jugando con sus manos algo avergonzada. —El sábado Reese estuvo tan bien que... me dejó... —dejó la frase a medias demasiado avergonzada como para continuar.
—¿Mojada y con ganas de más? —supuso Danny con diversión.
—Sí —confirmó Regina volviendo a cubrirse el rostro con las manos mientras sus amigas se reían de ella.
—Ya encontrarán un lugar en donde hacerlo —dijo Talía para tranquilizarla, pero no surtió efecto.
—Es imposible... —murmuró Regina quitando sus manos de su rostro, acababa de sonar el timbre que indicaba el inicio de la siguiente clase. —Mi papá estará en casa toda la semana por la operación y su casa siempre está llena de gente. Perdimos nuestra oportunidad el sábado —explicó mientras las siete se levantaban y comenzaban a caminar hacia el aula.
—Entonces háganlo en la escuela —sugirió Carly.
—¿En la escuela? —repitió Regina arrugando la nariz. A unos metros de ellas pudo ver a Reese caminar de frente directamente hacia ellas.
—¡Sí! Bueno, no en un lugar en qué puedan verlos. Tal vez el armario de limpieza... —se explicó mejor Carly.
—¡Uh! Pueden escabullirse de una clase, es excitante —agregó Melody con emoción mientras se acercaban más a la puerta del aula.
Regina no respondió durante unos segundos, estaba demasiado distraída observando a Reese acercarse a ella. Se veía tan lindo y lo necesitaba tanto que sentía su estómago estrujarse. Cuando llegaron por fin frente al aula, la cantidad de gente que se acumuló provocó que Reese y Regina cruzaran por la puerta uno al lado del otro. Al rozar su brazo con el suyo Regina sintió que se le erizaba la piel.
—No lo sé... —respondió finalmente a sus amigas.
•••
Reese y Regina no llegaron al final de la clase. Luego de una hora de pequeños coqueteos desde sus asientos, él le había susurrado que buscara una excusa para salir del salón antes de levantarse y, luego de pedir permiso a la profesora, salir él mismo del aula. Diez minutos más tarde, Regina siguió sus pasos. 
No tardó mucho en encontrar a Reese. Aún desde la puerta del aula pudo verlo esperándola al final del pasillo, recostado en la pared sonriéndole desde la distancia. Comprobando que no había nadie que pudiera verlos, Regina caminó hacia él a paso rápido. Al llegar, descubrió que no era casualidad que la esperara al final del pasillo. Reese estaba recostado justo junto a la puerta del cuarto de limpieza. 
Sin perder el tiempo, Reese se abalanzó sobre sus labios apenas la tuvo enfrente, haciéndola chocar contra la pared. Mientras él sostenía sus mejillas con las manos para inclinar su rostro unos centímetros hacia arriba y así profundizar el beso, Regina tanteó la pared detrás de su espalda en busca de la manija de la puerta. Cuando la encontró, la abrió rápidamente y caminó de espaldas con Reese aún sobre sus labios. Dejando un último beso, Reese se separó para girarse a cerrar la puerta. 
—Mira... —dijo Reese luego de cerrar la puerta con una sonrisa triunfante, sacando del bolsillo de su pantalón una tira de preservativos para enseñársela. Regina observó la tira de preservativos conteniendo una pequeña risa, había al menos cinco allí. 
—Creo que solo necesitaremos uno —dijo Regina con diversión, tomando la tira de su mano para desprender uno. 
—Eso ya lo veremos, nunca se sabe —respondió Reese encogiéndose de hombros con picardía, haciéndola reír, a la vez que dejaba la tira sobre la estantería que se encontraba detrás de su novia. 
Siguiendo sus movimientos con los ojos, Regina no pudo contenerse más. Dando un pequeño saltito, volvió a unir sus labios en un beso desesperado mientras se sostenía de sus hombros para mantenerse a su altura. Rápidamente Reese llevó las manos a sus muslos, levantándolos levemente para que rodeara su cadera con sus piernas, cosa que Regina hizo al instante. Entre besos, Reese dio un par de pasos hacia delante, haciéndola chocar contra la estantería llena de artículos de limpieza para sentarla en el borde de uno de los estantes. Al hacerlo, la estantería de metal se movió tanto que hizo un gran estruendo. Rompieron el beso del susto, pero al instante comenzaron a reír. 
—Tenemos que ser silenciosos —susurró Regina tratando de mantener su risa en un tono bajo. 
—Lo sé, lo siento —respondió Reese entre risas en otro susurro. 
Cuando ambos se calmaron, Reese volvió a besarla suavemente, pero de a poco comenzó a volverse más intenso. Abandonando sus muslos al ver que podía sostenerse por su cuenta, deslizó las manos por debajo de su blusa para jugar con las tiras de su sujetador, moviendo nuevamente la estantería por accidente, pero esta vez no le dio importancia. Entre tanto, Regina rompió el beso para mirar hacia arriba, se había percatado de que una caja se balanceaba peligrosamente sobre sus cabezas con el movimiento de la estantería metálica. Por su parte, Reese ni siquiera lo notó, estaba demasiado ocupado llevando los besos a su cuello y buscando el broche de su sujetador. Normalmente eso le hubiera causado cosquillas, pero estaba tan distraída con el ruido de la estantería y el movimiento de la caja sobre ellos que apenas sintió un cosquilleo. 
—¿Me ayudas? No encuentro el broche —susurró Reese, despegando los labios de su cuello para volver a dejar pequeños besitos sobre sus labios. 
—¿Ah? —preguntó Regina confundida, bajando la vista para prestarle atención. Había estado demasiado inmersa en los ruidos que podrían hacer que los descubrieran. 
—El broche del sujetador —repitió Reese entre besos. 
—Ah, sí —respondió ladeando un poco la cabeza. Al oír su tono de voz, Reese detuvo sus besos. La conocía lo suficientemente bien como para saber que algo no iba bien. —Es que este es distinto, no está ahí —explicó colocando sus manos encima de las de él detrás de su espalda para guiarlas hacia el espacio entre sus senos, dejándolas justo encima del broche. 
—¿Qué pasa? —preguntó Reese un poco preocupado, quitan las manos de debajo de su blusa para colocarlas en su cintura. Imitando el gesto, Regina volvió a dejar las suyas sobre sus hombros.
—Nada, solo me distrae un poco el ruido. Siento que nos van a encontrar aquí y... —explicó apenada, pero dejó la frase en el aire. 
—...y no quieres hacerlo aquí —concluyó Reese. 
—No... lo siento —respondió Regina abrazándolo por el cuello apenada. 
—No tienes que disculparte —respondió Reese dando unos pasos hacia atrás dentro de lo que podía en ese pequeño cuarto, permitiendo que Regina vuelva a colocar los pies en el piso. —Quiero que te sientas cómoda y que ambos lo disfrutemos —agregó, haciéndola sonreír enternecida y abrazarlo con más fuerza. En respuesta, Reese la abrazó por la cintura y dejó un beso en su frente antes de que Regina apoyara su cabeza en su hombro. Se mantuvieron en esa posición por varios minutos hasta que Regina rompió el silencio. 
—Aunque admito que hubiera sido un poco romántico que nuestra primera vez fuera aquí —dijo Regina con una pequeña risa. Sin comprender a qué se refería, Reese la miró extrañado. 
—¿Romántico? —repitió alzando las cejas. 
—Sí... bueno... aquí fue donde nos escondimos del prefecto el año pasado, ¿Recuerdas? El día que me prestaste tu remera —explicó Regina, separándose de su hombro para mirarlo a los ojos. 
—Es verdad —confirmó Reese dejando ver una sonrisa al recordarlo. —Estabas llorando —agregó deslizando un mechón de su cabello por detrás de su oreja. 
—Sí, estaba llorando —recordó Regina con leve sonrisa. —Y tú fuiste muy dulce conmigo ese día... 
—Ah, por eso sería romántico —comprendió Reese, acercándola más hacia él. 
—Bueno, mas bien porque... creo que ese fue el momento en el que empecé a enamorarme de ti —explicó Regina sintiendo una timidez repentina, por lo que bajó la vista mordiéndose el labio inferior al terminar de hablar. Al volver a mirarlo a los ojos, se encontró con la gran sonrisa de alegría de Reese justo antes de que volviera a inclinarse para besarla con ternura, quitándole la timidez por completo. 
•••
—Sí, mamá. Mi cama ya está donde da el sol y la cama de Reese está en el armario como querías —dijo Dewey entrando en su habitación con el teléfono en su oreja, mirando con una sonrisa sin dientes a Reese empujando su cama en el armario.
—¡Esto es ridículo! —exclamó Regina con hartazgo, parada detrás de Reese con los brazos cruzados. —Los padres de Talía llegarán en una hora y ya no podrá prestarnos su casa para... —comenzó a quejarse, pero se detuvo con nerviosismo al recordar que Dewey seguía ahí. —...hacer la tarea —agregó, maldiciéndose mentalmente por usar la misma excusa tonta de Reese.
—¡Voy tan rápido como puedo! —respondió Reese terminando de poner la cama en el armario y pasando junto a ella para agacharse a mover la cama grande.
—Lo está haciendo muy bien mamá, deberías dejarlo descansar —dijo Dewey al teléfono, sentándose en la cama grande mientras Reese la movía hacia la ventana.
—Gracias, Dewey. Eres un buen hermano —dijo Reese con una sonrisa. A su lado, Regina miró al niño con el ceño fruncido.
—Dijo que no —respondió Dewey.
—Amor, ¿No te parece un poco extraño que tu mamá solo llama para que arregles la bici de Dewey, que cambies los muebles de lugar de Dewey...? —trató de hacerlo razonar por cuarta vez en el día para que se diera cuenta por sí mismo de lo que ocurría, pero Reese solo la miró confundido desde el suelo.
—¿Qué insinúas? —preguntó Reese pasando la vista entre Dewey y ella.
—No lo sé, ¿Tú qué crees? —replicó Regina mirándolo como si fuera obvio.
—Oye, si quieres habla tú con ella —intervino Dewey al ver que estaba a punto de lograr hacer que Reese lo descubra, tendiéndole el teléfono.
—¡Ah! ¿Vas a desafiarme, duende maligno? —exclamó Regina indignada, colocando sus manos en su cintura. —Por supuesto que hablaré con ella —dijo con una sonrisa desafiante, por lo que Dewey abrió mucho los ojos. Sabía que estaba tirando demasiado de la paciencia de Regina para mantener su defensa contra Reese. De mala gana, dejó que Regina le quitara el teléfono de las manos. —Hola, señora Wilkerson —dijo Regina mirando fijamente a Dewey, mientras Reese escuchaba con preocupado detrás de ella. Por supuesto, no era Lois, solo era la contestadora. —Reese prometió que saldría conmigo esta tarde... Sí, ¡Gracias! —exclamó fingiendo que Lois le permitía llevarse a Reese, quien alzó los puños a modo de festejo a la vez que Dewey apretaba los labios. —Ah, ¿Quiere que Dewey regrese la cama de Reese a su lugar? Sí, le diré. Adiós —agregó Regina antes de colgar el teléfono y devolvérselo, por lo que el niño la miró con los ojos entrecerrados. 
—¡Genial! —exclamó Reese, caminando hacia ella para tomar su mano. —No olvides poner las sábanas —advirtió a Dewey con tono amenazante antes de tirar de la mano de su novia para salir de la casa. 
 •••
Zafarse del engaño de Dewey no sirvió de mucho. Ni siquiera llegaron a entrar en casa de Talía, desde la ventana pudieron ver a sus padres mirando la televisión en el sofá.
Cinco horas más tarde, Regina leía en su habitación cuando oyó el sonido ya familiar de unos pequeños golpes en su ventana. Rápidamente dejó el libro a un lado de su cama y corrió a abrir la ventana, permitiendo que Reese entre en su habitación. 
—Pudiste habérmelo dicho —dijo Reese apenas entró, parándose detrás de ella con el ceño fruncido mientras Regina cerraba la ventana. 
—Ya sabes que Dewey mentía sobre las llamadas de tu mamá —supuso Regina volteando a verlo. A modo de respuesta, Reese emitió un pequeño gruñido. —Lo siento, pero le lanzaste piedras con una resortera y era la única forma de la que podía defenderse. Aunque se haya aprovechado de eso —dijo un poco apenada, pero a la vez convencida de lo que decía. 
Sin poder pasar mucho tiempo enojado con ella, Reese asintió haciendo una mueca mientras pasaba sus manos por su cintura. Al instante, Regina correspondió el abrazo pasando sus brazos por detrás de su cuello, pegándose a su cuerpo. 
—Lo siento —repitió Regina, abrazándolo con fuerza y apoyando la mejilla en su hombro. 
—Está bien, me lo merecía —admitió Reese reforzando el agarre en su cintura y ladeando la cabeza para apoyarla sobre la suya. —Y ya me encargué de él —agregó con una media sonrisa. 
—No quiero saber que hiciste, pero también se lo merecía —dijo Regina apretando los labios. 
—¡Por supuesto! Intentó cortarme el cabello —comenzó Reese volviendo a fruncir el ceño. Al oírlo, Regina levantó la cabeza para verlo con los ojos muy abiertos. 
—Nooo —dijo juntando las cejas y ladeando la cabeza mientras llevaba las manos al cabello de Reese para acariciarlo. Entre tanto, él cerró los ojos con una sonrisa sin dientes, disfrutando las caricias. —Me encanta tu cabello de puercoespín —agregó jugando con su cabello, haciendo que Reese abriera los ojos para lanzarle una mirada de fastidio. 
—Vas a pagar por eso —dijo Reese con una sonrisa traviesa, empujándola suavemente hacia la cama hasta hacerla caer debajo de él. Tomándola desprevenida, comenzó a besar su cuello a sabiendas de que la haría reír a carcajadas por las cosquillas que le daba. 
—Lo siento, pero no puedo hacerlo por ahora—dijo Regina entre risas, tratando de alejarlo de su cuello. 
—¿Cómo que no puedes? —preguntó Reese con tono de queja, permitiéndole apartarlo de su cuello para poder mirarla a los ojos. —Son las dos de la madrugada, nadie nos molestará y estamos en un lugar cómodo...  
—No es eso... —lo interrumpió Regina, mirándolo apenada con una sonrisa de disculpa. —Estoy menstruando, no podremos intentarlo por una semana —explicó haciendo una mueca con los labios. Apenas la oyó, Reese dejó caer la cabeza sobre su pecho casi como si se hubiera desmayado. Al instante, Regina colocó una mano en su cabello para acariciarlo, tampoco estaba muy feliz con eso. 
—Voy a matar a Dewey... —murmuró Reese entre dientes.
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baki-tiene-un-simp · 1 month
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Madre soltera.
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Palabras: 426
Jack no estaba acostumbrado a los bebés, nunca frecuenta lugares a los que el acceso de niños sea común y en caso de que haya alguno cerca, simplemente lo ignorara en favor de sus propios asuntos. No sabe qué decir cuando alguien le pregunta si le gustan o le desagradan los niños, es decir, ni siquiera piensa en ellos la mayor parte del tiempo; sabe que están ahí, pero no les presta atención.
Es una situación bastante normal, simplemente él jamás aprendió a tratar con estas pequeñas criaturitas que necesitan de otros para sobrevivir. Sin embargo, incluso él sabe que su reacción fue un poco exagerada cuando se congeló en su lugar al notar el cochecito para bebé que estaba cerca de una de las tantas máquinas para hacer ejercicio, el pequeño pasajero lo veía con ojos atentos y una calma inusual para alguien de su edad. Ambos intercambiaron miradas antes de que otra persona notara su pequeña y curiosa interacción.
“Es un hombre muy grande, ¿no es así, cariño?”, la melodiosa y cantarina voz de una mujer saco a Jack de su estado de confusión, él le prestó atención cuando ella se inclinó sobre el coche para bebés en el que estaba su hijo, “¿Por eso lo miras tanto?”
Jack tenía varias dudas en su cabeza, ¿por qué había un bebé en un gimnasio? ¿Eso estaba permitido? ¿Es seguro? ¿El ruido no podría molestar al bebé? Él no estaba llorando justo ahora, pero ¿los bebés no solían ser un poco más ruidosos? ¿Qué clase de bebé era ese?
“Traes a tu bebé al gimnasio”, solo estaba haciendo una observación motivada por su asombro, realmente no estaba cuestionando las decisiones de la mujer frente a él.
“Es lo que hago”, ella simplemente se rio al caminar tras el cochecito para poder empujarlo e irse con su bebé hacia otro lado, probablemente para continuar con su rutina de ejercicios.
Curiosa interacción. Definitivamente lo fue. Pero lo que era más curioso todavía fue la fascinación de Jack por la linda madre y su bebé, ella parecía tener una facilidad para dividir su atención entre su rutina de ejercicios y su bebé, y el bebé parecía encajar maravillosamente en un lugar seguro junto a la máquina que estaba usando su madre. Si no fuera llamativo el comportamiento del bebé, ni siquiera los notarias.
Así que, no, Jack no está acostumbrado a los bebés, pero siempre se toma unos segundos para seguir con la mirada el coche para bebé que se mueve en la lejanía al otro lado del gimnasio.
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Así que, al gimnasio al que voy siempre hay una mujer con su bebé y me encanta. Ella es siempre muy cuidadosa de no obstruir el paso o de que alguna máquina golpee a su bebé, todo mientras cumple su rutina.
Es super amable, incluso me deja pasear a su bebé entre repeticiones y me resulta gracioso porque el bebé siempre es muy tranquilo, se ríe a veces, pero eso es todo. Al principio, si me sorprendí, he de admitir.
Creo que es algo como una fiebre por los bebés que tengo últimamente.
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starchit · 7 months
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Kinktober Day 1
Noritoshi Kamo
Breeding Kink Breeding: se puede definir como el fetiche hacia quedar embarazada o dejar embarazada a alguien...
☆~☆~☆~☆~☆~☆~
Noritoshi y tu eran colegas en el instituto de Kioto...
Ustedes dos ya se habían visto a escondidas algunas veces para simplemente tener algo como una cita o unos pequeños besos, pero nada más allá de ello...
Al ser los dos de tercer año solían pasar bastante tiempo juntos en sus practicas o iban juntos a misiones normalmente.
Un día fueron a una misión que les llevó casi todo el día y apenas regresaron por la noche, cada uno fue a su habitación y luego a las duchas correspondientes de cada género. Al terminar caminaron juntos hasta los dormitorios debido a que el suyo y el tuyo estaban uno al lado del otro.
Noritoshi: ¿fue agotador no crees?
_____: si... aun me duele un poco la espalda por el golpe que me dio
Noritoshi: eso fue mi culpa, me disculpo por eso...
_____: no te preocupes, te hubiera golpeado a ti entonces preferí intervenir...
Noritoshi: gracias...
_____: oye... mamá me preparó algo de comer ¿gustas venir a comer conmigo?
Noritoshi: tres años juntos y aun se me hace raro que Utahime-san sea tu madre
_____: aah -risita-
Noritoshi: esta bien, iré a dejar mi toalla y vengo...
El sonrió y se fue corriendo hacia su cuarto, de mientras tu entraste en el tuyo dejando tus cosas y ordenando un poco.
Minutos después Noritoshi abrió la puerta y entró dentro... Ambos fueron a sentarse en la cama en donde pusiste una pequeña mesita y empezaron a comer
_____: oh... mira... este sándwich es para ti...
Tomaste la nota y la leíste...
_____: ''Este es sin mayonesa, entrégaselo a Noritoshi, gracias por el esfuerzo Kamo-san... te quiere, Utahime'' Aww que lindo...
Noritoshi: gracias... ¿Cómo sabe...?
_____: mamá nos presta mucha atención a todos... se preocupa mucho por nosotros...
Ambos empezaron a comer y a hablar de algunas cosas mundanas
_____: hmm oye, pero entonces tu padre no es mala gente
Noritoshi: no claro que no... o sea a comparación del clan Zenin, mi padre es un ángel...
_____: jajaja, en estos tres años nunca conocí a tu padre... no sé, me lo imagino como el típico señor de cabello largo, con ropa ancha tradicional y que es el típico que si ve a los jóvenes de hoy en día se pone a quejarse...
Noritoshi: acertaste en dos cosas...
El soltó una risita y le dio un trago a su bebida...
Noritoshi: tiene cabello largo y si usa ropa tradicional pero no es de los que se quejan... ¿sabes? Hasta pensó que yo era gay porque me vio a solas en la biblioteca del clan Kamo con Megumi Fushiguro y sujetándole la mano...
_____: ¿Qué hacías con el niño de Gojo-san?
Noritoshi: me pidió unas cuantas cosas sobre unos registros y lo ayudé con ello.
_____: ah interesante... es que comprendo a tu padre, ver a dos hombres solos, callados o hablando bajito y tomados de la mano pues si da para hacerse malas ideas ¿no crees?
Noritoshi: si lo pones así si, pero yo lo hice para que haga bien la posición de las manos.
Lo miraste con una ceja enarcada y el suspiró...
Noritoshi: piensa lo que quieras, pero no es eso...
Soltaste una risa y siguieron comiendo hasta terminarlo... te levantaste para ir a tirar la basura de los empaques y guardaste en un cajón las notas que había dejado Utahime ya que siempre que preparaba algo de comer y te lo dejaba, también te dejaba una que otra nota con alguna frase o algún mensajito...
_____: ¿sabes que es lo malo de ser mujer?
Noritoshi: ¿menstruar?
_____: si, pero comer e hincharte... mira... parezco una embarazada...
Noritoshi: ¿Cuántos meses tiene? -risita-
_____: cinco... será niño... ¿quieres tocar mi pancita?
Te acercaste a él y él se rio...
Noritoshi: oh sentí una patadita ¿Cómo se llama?
_____: se llama, doble carne, doble cheddar con huevo y jamón... ¿lindo nombre verdad?
Ambos se empezaron a reír...
Noritoshi: te verías bien embarazada...
_____: ¿tú crees?
Te giraste a tu espejo viéndote y sacando un poco más la pancita
_____: pues mal no me veo...
Noritoshi se te acercó por detrás rodeándote con sus brazos y dejándote un beso en el cuello para luego verte a través del espejo...
_____: mmm ¿Qué pasa?
Noritoshi: me gustaría algún día verte así...
El pasó su mano por tu vientre y luego un poco más abajo...
Noritoshi: ¿aceptarías ser la madre de mis hijos?
_____: si...
Te giraste en tu sitio y comenzaron a besarse para luego, Noritoshi retroceder hasta dejarte sobre tu cama y separarte las piernas para meterse entremedio.
Su rodilla chocó contra tu intimidad y la movió un poco de arriba hacia abajo estimulándote...
Noritoshi: te quiero hacer mía hoy...
Lo miraste a los ojos y sonreíste para luego volver a besarse...
Noritoshi: me hubiera gustado un ambiente más romántico, pero se dio aquí...
_____: no importa...
El se agachó para besar tu cuello y te fue quitando la blusa hasta dejarte sin nada... bajo por tu cuello dejando un beso en tus senos y luego siguió bajando hasta llegar a tu vientre en donde también te dejó un beso...
Cuando llegó a la parte del elástico de tu short se detuvo alzando un poco la vista para mirarte.
Noritoshi: ¿puedo?
Asentiste y el te quitó los shorts junto con las bragas dejándote desnuda... el también se quitó su camiseta y sus shorts quedando solo en boxers... El volvió a meterse entre tus piernas empezando a besarte y luego bajó hacia tu cuello pasando su lengua por ahí y luego mas abajo hacia tus senos en donde esta vez si se detuvo y estuvo un buen rato ahí entretenido lamiendo la aureola y luego pasando la punta de su lengua por sobre tu pezón haciéndote suspirar... su mano estimulaba el seno que no estaba prestando atención, apretándolo y luego pasando sus dedos por encima para luego apretar tu pezón entre su pulgar y su dedo índice...
_____: mmh...
Él chupó un poco el pezón tuyo y luego de ello dejó una ligera mordida haciéndote gemir por la sensación rara...
Poco a poco podías sentir como si miembro se había hecho mas duro por lo que ahora lo empujaba contra tu intimidad y al alejarse para erguirse notaste que tu excitación había dejado una mancha húmeda en su ropa interior... El soltó una risa y luego se quitó los boxers revelando su erección... Sonreíste al verlo, él separó tus piernas y te jaló cerca del borde de la cama para luego abrirte las piernas y quedarse en medio...
Te admiró por unos momentos para luego apartar su cabello de su vista, aunque cuando se inclinó volvieron a caerse por lo que tomó una de tus ligas para amarrarse el cabello en una coleta...
Tras ello volvió a fijar su atención en ti... pasó sus dedos por tu intimidad empujando dos lentamente dentro y separándolos en tijera para luego sacarlos empapados de tus fluidos.
Tomó la base de su miembro entre sus manos y lo acercó a tu intimidad pasando el grande de su pene por toda tu intimidad...
Noritoshi: ¿eres virgen?
_____: si...
Noritoshi: yo igual...
El sonrió y poco a poco fue introduciendo su miembro en tu intimidad. Al saber que tú eras virgen él fue un poco más despacioso, empujándolo lentamente hacia adentro hasta que tocó fondo...
_____: duele un poco...
Noritoshi: es normal...
_____: ¿Cómo sabes tanto?
Noritoshi: internet... aunque... debería hacerte la misma pregunta ¿Por qué no sangraste?
_____: me desvirgué con mis dedos...
Ambos se rieron y el empezó a moverse... movió su cadera hacia atrás para luego empujarla hacia el frente de nuevo embistiéndote... Sus embestidas empezaron a hacerse mas fuertes conforme mas notaba que tus paredes se dilataban... hasta que llegó a establecer un ritmo muy bueno que los hacia gemir a ambos...
El se volvió a inclinar hacia delante pellizcando tus pezones entre sus dedos y jalar un poco de ellos haciéndote chillar y apretar a su alrededor lo cual le encantaba...
Se agachó para besar tu cuello dejando lamidas y una marca morada en tu clavícula...
Noritoshi: estas hermosa...
Él sonrió mientras que tú te aferrabas a las sábanas, desde abajo tenías buena vista...
Noritoshi con el cuerpo ligeramente sudado, debido al movimiento algunos mechones de cabello se estaban soltando de la coleta que había hecho, su rostro con un ligero sonrojo y los labios hinchados en tonos rojizos debido a los besos que se dieron...
Y él desde arriba también tenia una vista que le encantaba...
Tú en la cama recostada para él con las piernas abiertas, tu cabello negro desordenado sobre la cama, tus manos aferrándose a las sábanas mientras que recibías sus embestidas, con los ojos cerrados boca entreabierta jadeando y gimiendo por su culpa... y sumado a ello, la forma en que se te marcaban los rollitos en el abdomen y como tus senos rebotaban ante cada embestida que él te proporcionaba...
Sin duda tenían a Noritoshi al borde del clímax así que el solo se mentalizaba en no correrse tan rápido... pero en algún punto ya no pudo aguantarlo así que empezó a perseguir esa sensación de querer llegar a su clímax... Aumentó un poco el ritmo haciéndote gemir más seguido por la velocidad y la fuerza, pero no te importó. Tiempo después Noritoshi llegó a su clímax, lo escuchaste gemir cuando se corrió dentro tuyo...
El se alejó de ti y como aun no te habías corrido se acercó a ti besándote y luego bajo su mano empezando a tallar círculos sobre tu clítoris haciendo que eventualmente también llegues a tu orgasmo... Noritoshi bajó un poco más sus manos dándose cuenta de que su semen se salía de tu intimidad por lo que empujó dos de sus dedos hacia adentro
Noritoshi: no desperdicies...
_____: fallaste en tu intento de embarazarme...
Noritoshi: ¿Por qué?
_____: estoy en ciclo infértil esta semana...
Noritoshi: aún puede haber fallo
_____: ¿ese 5%? Es casi imposible...
Ambos se siguieron besando momentos después...
A lo mejor ahora evitastela idea de Noritoshi, pero mas a futuro no podrás evitar que te haga un hijo...
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wosohavemyheart · 2 years
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PRIMER PARTIDO
La hija de Alexia tiene su primer partido con el primer equipo
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POV: ALEXIA
Sintiendo un peso extra encima de mí me despierto gracias a la alarma, la cual apago enseguida para no molestar a mi mujer que duerme cómodamente con la cabeza en mi cuello y a mi hija que está igual que su madre solo que en el otro lado. A pesar de que mi hija Olivia tiene 15 años, a veces se sigue colando por la noche para dormir con nosotras. 
Hoy es mi día libre, no hay ni entreno ni partido, me puse la alarma para ir a correr, pero esa idea se va enseguida de mi cabeza porque prefiero estar en la cama con mis dos chicas preferidas. 
Una media hora después ambas se despiertan
-Buenos días- Dicen ambas flojito con la voz ronca
-Buenos días mis amores-Les doy un beso en la frente
-¿Qué haces tú en la cama?- Pregunta mi mujer a nuestra hija con el ceño fruncido. 
-Dormir- Dice obvia
-Para eso tienes tu cama
-Pero mami es más cómoda- Hace un puchero y yo me rio acariciándole el pelo suavemente.
-En eso te doy la razón- Afirma mi mujer sin decir nada más. 
Sabemos que la mayoría de las veces que viene a dormir con nosotras por la noche es porque ha tenido una pesadilla o porque me he ido unos cuantos días fuera de casa y me hecha de menos. Descarto este último porque llevo 9 meses en casa debido al LCA y los entrenamientos para recuperarme, así que no la presiono para que me cuente lo que ha soñado. 
Nos quedamos unos minutos más en la cama en silencio mientras les acaricio el pelo hasta que me ruge la barriga haciendo que se rían. 
-Me voy a hacer el desayuno- Intento levantarme, pero me lo impiden. 
-Noo, no te muevas que estoy muy cómoda- Dice Olivia
-Voy a hacer tortitas, ¿no quieres? - La chantajeo y bufa apartándose. 
T/n se ríe y dándome un beso me deja marchar también. 
Estando a punto de salir de la habitación le doy una mirada a mi mujer y ella me mira preocupada por Olivia. 
-Porque no vienes a ayudarme a hacer el desayuno mientras tu madre se levanta y ducha? -Le pregunto a mi hija 
Me mira asintiendo con la cabeza y le da un beso en la mejilla a su madre antes de levantarse y venir hacia mí. La rodeo con un brazo por los hombros mientras le guiño el ojo a T/n. 
Caminamos hasta la cocina y preparamos la pasta en silencio hasta que empiezo a hacer las tortitas que decide hablar. 
-Ayer... De camino al vestuario para buscar a mamá te escuché hablando con Jonatan- Para y me mira y ahí sé por donde va la conversación. 
-Escuche como te preguntaba cómo veías a las nuevas y a las jóvenes hasta que me mencionó. Te dijo que tenía pensado ir metiéndome en el primer equipo y que quería que mi primera aparición fuera en el partido inaugural contra el Atlético de Madrid. Te preguntó como capitana si me veías capacitada para empezar a dar el salto y dudaste... Ahí fue cuando me fui corriendo y me senté en las gradas hasta que me encontraste. 
-Por eso estabas así ayer... Ven aquí cariño- La atraje en un fuerte abrazo y sentí unas cuantas lágrimas en mi cuello. 
-No quiero que dudes sobre mí como jugadora- Empieza a decir pero la interrumpo. 
-Eh eh eh, escúchame muy bien cariño- Le cojo la cara para que me mire a los ojos.
-Ayer dudé si, pero si te hubieras quedado te habrías enterado del porqué. 
Le dije a Jonatan que si, que estabas más que capacitada para empezar a jugar con el primer equipo a pesar de tu edad, que tienes mucha capacidad, una visión de juego que no cualquiera lo tiene a tu edad y sé que el rendimiento en el primer equipo es máxima, pero tú darás todo de ti para cumplir las expectativas y más y por eso como capitana te quiero en mi equipo sin pestañear. Ayer dudó mi parte de madre, esa parte protectora y preocupada que tengo contigo, cariño. Dudé porque eres mi hija y no quiero que te afecte, no quiero que escuches que estás en el primer equipo porque soy tu madre y eres una enchufada, porque eso no es verdad, si estás en el primer equipo es por tu fuerza, tu pasión, tu trabajo, tu disciplina e implicación con este maravilloso deporte, por tu perseverancia y sobre todo por tus habilidades innatas con el balón. Eres una mediocampista y delantera espectacular por méritos propio cariño y quiero que eso te entre en esa increíble cabeza tuya. 
Cuando terminó de hablar está llorando y con mis pulgares le limpio las lágrimas con una tierna sonrisa
-Gracias mami- Se lanza a mis brazos y la abrazo con fuerza mientras le doy besos en el pelo. Levanto un poco la mirada y T/n está en el umbral de la puerta mirándonos llorando también y le digo que se acerque fundiéndonos en un abrazo las 3.
Con un último apretón me separo para mirarla a la cara. 
-Así que Olivia Putellas Moreno, si aceptas claro... Como capitana es un honor darte la bienvenida al Barça- Le tiendo la mano y ella la estrecha orgullosa. 
-Gracias Reina Capi.
-Así no empiezas bien novata- Finjo indignación- Solo falta que te llame Jonatan para que se haga oficial. 
-No puedo esperar a ver la cara de las tías cuando sepan que voy a empezar en el primer equipo- Dice emocionada y suena el teléfono. - Es Jonatan. 
-Venga cógelo cariño- La anima T/n, asiente convencida y se va para hablar con él. 
Mi mujer se recuesta en mí y la abrazo por detrás. 
-Me vais a dar más trabajo del que ya tengo- Suelta un suspiro pesado. 
-Míralo por el lado positivo, nos podrás tener bien vigiladas a las dos, Doc. 
-Me sacaréis canas antes de tiempo
-Aun así te verías preciosa. 
En eso escuchamos un grito y luego a una adolescente aparecer con una sonrisa mayor que la del gato de Alicia en el país de las maravillas. 
-Estoy dentro- Susurra Olivia
-Pero si ya te lo he dicho
-Pero ahora sí que me lo creo. Antes parecía un sueño irreal. 
-Felicidades, cariño- Dice T/n. 
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
POV: Omnisciente
-Muy buenas queridos espectadores, hoy tenemos la apertura de la Liga Iberdrola con un partido muy especial, un increíble Barça-Atlético de Madrid- Dice la comentarista.
-Así es Marta, va a ser un partidazo en el Johan Cruyff. Estamos preparados para ver a todas estas chicas en acción.
-Si Juan, estamos muy emocionados, pero antes de que las chicas empiecen a calentar las jugadoras del Barcelona van a hacer la presentación oficial de la temporada 22/23.
-Exactamente, Marta, aun el equipo no ha presentado a ninguna jugadora ni sus dorsales, así que seguro que nos llevamos alguna sorpresa.
En ese momento había una persona supernerviosa en el vestuario poniéndose la equipación para hacer la presentación de equipo.
Sentándose en su nuevo casillero con el número 22 dio un vistazo rápido a todas las chicas que había ahí sintiéndose un poco fuera de lugar porque aunque la mayoría de ellas eran su familia desde que nació ahora mismo son sus compañeras y la diferencia de edad y experiencia es grande.
Solo se sintió segura y confiada cuando sus ojos se posaron con la dueña del casillero de enfrente con el número 11.
Alexia Putellas le dio una mirada segura y tranquila que enseguida le transmitió.
-Listas? - Pregunto la capitana en voz alta, pero su mirada estaba fija en una sola persona, su hija.
-Si- Gritaron casi todas.
Alexia antes de salir le da un apretón confortable a Olivia.
Una vez las chicas en fila por orden de número vamos saliendo poco a poco con su presentación. Liv era de las últimas a ser un "nuevo" fichaje, así que todavía tenía tiempo de calmarse. 
-Cálmate enana- Dice su tía Irene que está detrás de ella, ya que las capitanas salen las últimas. Patri, Torrejón y Sandra también me dan una mirada tranquilizadora.
-Y ahoraaaa- comienza el presentador y es mi turno- con el númerooo 22 sale el nuevo fichaje de la cantera. Oliviaaaaaa-Salgo al campo- Oliviiiiaaaaaa, Olivia Puteeee Puteeellasssss- Recibo aplausos el aplauso de casi todos los espectadores y no puedo sentirme más contenta.
-No puede ser, estamos viendo a la mismísima hija de Alexia Putellas, Juan.
-Así es, es una noticia nueva para mí y seguro que para todos. Este increíble fichaje se lo tenían escondido debajo de la manga.
-Si, seguro que beneficia mucho al club porque es una delantera espectacular, con mucha técnica y encima puede trabajar en varios lugares como centrocampista y lateral izquierdo, por lo que tiene muchas opciones.
-Ahoraaaaaaaa con nosotros, la capitanaaaa, la númeeeeroo 11, Aleeeee Aleeeee Aleeeexia Puteeee Putellaaas.
La ovación que hace la afición a la capitana es increíble, camina dando aplausos para el público hasta que se encuentra con su equipo.
-Ahora el míster y Alexia van a hablar- Informa el presentador. Jonatan habla sin problemas, pero cuando llega el turno de Alexia todo el estadio corea su nombre.
-Está bien, que si no no podré hablar- Se ríe-
Ahí en el campo había por lo menos más de 30 personas entre personal del equipo y jugadoras superorgullosas de su capitana, pero había dos que lo estaban más sin duda alguna, su mujer y su hija.
-Buenas tardes, culés, estoy muy contenta de estar aquí y de disfrutar con vosotros. Lo primero de todo es que me han dado el alta médica del LCA y debo darle las gracias a nuestro increíble cuerpo médico y fisioterapeutas- Dijo mirando a todo el equipo, pero especialmente a T/n -Además he estado muy bien vigilada en casa -Todos se ríen.
-Por si no lo han escuchado lo repito, Alexia vuelve al campo, queridos espectadores- Dice Marta.
-Después me gustaría darle la bienvenida a las nuevas culés, los nuevos fichajes y las que ascienden de la cantera que seguro que nos ayudarán a cumplir los objetivos de este año- La capitana hace una pausa y mira a las jugadoras- Bienvenidas a casa, bienvenidas al mejor club del mundo. - Todo el público chilla, aplaude y grita el nombre de Alexia.
-Después quiero decirle a las jóvenes que están en el banquillo, sentadas a la grada y las que estáis en el césped, que disfrutéis mucho, que defendáis esta camiseta y este escudo con orgullo, que os forméis y sobre todo que trabajéis con mucha pasión porque en el futuro debéis estar vosotras aquí luchando finales y levantando títulos -Aplausos de la afición
-Para terminar quiero agradeceros a vosotros, afición, por estar siempre apoyándonos y por cumplir siempre al Johan. La temporada pasada conseguimos 3 títulos y una temporada de récords con los 2 partidos increíbles al Camp Nou, pero como ha dicho el míster y como he dicho yo, eso no sirve de nada para esta temporada. Queremos volver a ganar los 3 títulos, queremos volver a estar en la tercera final consecutiva de la Champions y este año si o si ganarla porque os la debemos. Visca el Barça y visca Cataluña, cullons.- Alexia termina su discurso y entre aplausos vuelve con su equipo
-Wow, increíbles palabras de nuestra capitana, Alexia Putellas.- Dice Juan
-Así es, vuelve Alexia y vuelve para darlo todo como siempre- Finaliza Marta.
Una vez las jugadoras en el vestuario poniéndose ya la equiparación para salir, Olivia Putellas estaba en su casillero mirando a su madre.
-Ha sido muy emocionante, mami
-Es lo que sentía en ese momento. Quiero ganar esos tres trofeos y quiero ganar la Champions, pero si lo hago contigo en el equipo será el doble de especial- Le da una suave sonrisa.
-Te quiero mami- Se levanta para darle un beso en la mejilla- Voy a ir con mamá para que me vende los tobillos.
Una vez en la sala de fisio, Olivia se encuentra a su madre vendándole los tobillos a Leila y cuando termina su tía le da una palmada en la espalda yéndose al vestuario. La adolescente se sienta donde estaba su tía sin decir nada.
Su madre empieza a vendarle sabiendo como lo quiere mirándola a los ojos. 
-Estoy muy orgullosa de ti, mi amor. 
-Gracias mamá- Hace una pausa intentando poner en orden sus pensamientos- Todavía no puedo creer que esto sea verdad, que sea verdad, que estoy fichada por el club de mis sueños y que pueda estar jugando en el mismo campo y club que mis referentes femeninos- Olivia ahora mismo estaba en una nube, esos referentes de los que ella habla son Alexia, Patri, Leila, Mapi, Aitana, Mariona... Son su familia, pero ahora mismo no puede pensar en ellas como eso, sino en esas increíbles y destacadas jugadoras que todo el mundo ama y que todas las fans se mueren por tocar y conocer, incluida ella misma. 
-Sé que ahora mismo no estás pensado en mamá como tu madre, sino como la gran Alexia Putellas o en tus tías como tal, sino en las jugadoras que son. Quiero que te lo creas cariño, estás en el mismo equipo que esas maravillosas futbolistas y lo estás porque tú también eres una fabulosa futbolista. Quiero que disfrutes al máximo de esta primera vez y que demuestres de lo que eres capaz, cariño. Mamá y yo siempre estaremos en cada paso que des, en cada caída, cada lágrima, cada decepción y en cada logro, victoria, triunfo y sonrisa- Hace una pausa quitándole una lágrima que se le escapó a la jugadora- Siempre. 
-Os quiero mucho mamá. Gracias por estar siempre ahí aun cuando me enfado y me porto mal con vosotras y digo cosas que sé que os duelen. Quiero que sepas que estoy superagradecida de teneros como madres y como mi ejemplo a seguir tanto como profesional como en mi vida personal. 
-Nosotras también te queremos. Y estamos superorgullosas de la hija que tenemos y en lo que te has convertido. Tu madre no está aquí para darme la razón, pero piensa igual- Afirma sabiendo esa pequeña inseguridad que tiene la jugadora en respecto a la opinión de su madre futbolista. 
Una vez termina con el tobillo izquierdo, la fisioterapeuta y médica le da una palmadita en el muslo a su hija- Ahora sal allí y demuestra quien eres. Pero ten cuidado, eh, que no quiero más lesiones en casa- Advierte levantando el dedo. 
-A sus órdenes mi sargento- Hace el saludo militar y al salir ve a las chicas ya haciendo la fila, ella se pone al final. 
-Está a punto de empezar la temporada y de qué manera... Con un Barça-Atlético- Empiezan a salir las jugadoras- Y miren a quien tenemos como titular a Alexia Putellas que hace tan solo unos minutos anunciaba su alta y a Olivia Putellas, la joven ascendida del Barça B con solo 15 años. 
-Así es Juan y un dato curioso, esta joven hace récord en jugar con el primer equipo del Barcelona a sus 15 años y 1 mes y 3 días, pero también tiene el récord de ser la primera en la Primera Iberdrola de jugar con esta corta edad. 
-Por lo que se ve Marta, ese apellido es de romper récords. 
-Y esperemos que sigan haciéndolo
Mientras se mantenía esa charla en el campo, la pelota ya había empezado a rodar. 
La joven una vez pisó el césped, todos los miedos e inseguridades que tenía en la mente desaparecieron, al final y al cabo el fútbol podía ser tu peor enemigo y la medicina que necesita en un día increíblemente duro. 
-Ufff le han hecho una entrada dura a la capitana- Comenta Juan
-Vemos que se toca un poco el tobillo. Esperemos que esté lo suficientemente recuperada después de esos 9 meses sin jugar un partido. 
Alexia se levanta con ayuda de Mapi y prueba un poco el peso y ve que solo ha sido el golpe. 
-Por lo que se ve no ha sido nada, ahora hay una falta a un poco más de medio campo que puede ser peligrosa. Estamos en el minuto 40 y puede que sea la oportunidad más clara que han tenido de marcar antes de ir al descanso. 
Alexia prepara la pelota y mira donde están sus compañeras. Patri, Aitana, Paredes, Olivia y Mariona están en el área pequeña y las otras esperando el rechazo. 
La capitana levanta los dos brazos y chuta. La pelota vuela unos metros y conecta con la cabeza de Olivia haciendo que entre en la portería sin que la portería tenga opción de pararla.
-Gooooooooolazo de la promesa española, Oliviaaaaaaaaaaa Puteeeeelllassssss con un magnífico centro de la capitana, Alexia Putellas. 
-Menudo dúo vamos a tener, Marta. 
Liv en un segundo se vio rodeada de su familia diciéndole lo orgullosas que estaban y el golazo que había metido. Todas se dispersaron, pero se le acercó una jugadora más.
-Buena asistencia, Capi
-Buen control con la cabeza, novata- Le da un guiño y ambas vuelven a sus puestos. 
Así llegaron al descanso y del descanso al minuto 80 con un gol de Virginia Torrecilla quedando 1-1.
Las azulgranas querían ganar y así lo demostraron en el minuto 87.
-Alexia se la pasa a Patri, Patri a Aitana y de Aitana a Olivia. La joven se encara con la defensa y ve un hueco para pasársela a Jenni que se desmarca y así lo hace. Jenni Jenni Jenni chuta... Gol gol gol goooooooooooool de Hermosooooooo
Todas van encima de Jenni y de Liv que estaban fundidas en un abrazo. 
Una vez el balón empieza a rodar después del gol, Mariona lo roba en medio campo donde ve a Alexia correr, se lo pasa y Putellas empieza a correr. Las defensas intentan llegar a ella, pero no pueden y en ese momento Alexia estaba sola contra la portera, esta se desliza hacia abajo intentando coger el balón, pero Alexia le hace un sombrero justo para que pase por encima de ella y después poder controlarla metiéndola al fondo de la red. 
-Goooooooool gool gol gol goooooooooooool de la número 11 de Alexiaaaaa Puuuutellas que acaba de volver y vuelve para arrasar. 
Alexia para celebrar hace una especie de corona con las manos señalando el banquillo azulgrana antes de ser avalanchada por sus compañeras. 
Una vez suena el silbato dando fin al partido se llevan a Alexia para hacerle una entrevista. 
-Dime, después de esa bonita asistencia e increíble gol ¿Cómo te sientes hoy después de no haber podido jugar durante 9 meses? 
-Me siento genial, estoy otra vez en casa dispuesta a darlo todo y creo que lo he demostrado. 
-Sin duda alguna que lo has demostrado, pero ahora cambiando de tema, todos nos hemos sorprendido cuando hemos visto quien lleva el dorsal 22. 
-Si, el míster ha tomado la decisión de subirla al primer equipo y hoy se ha visto el porqué de la decisión que ha tomado. En nuestro equipo solo están las mejores- Sonríe orgullosa Alexia. 
-¿Cómo es jugar con tu hija, Alexia? 
-Pues es alucinante, es una jugadora con mucho talento como demuestra día a día y bueno que te voy a decir, es genial tanto profesional como personalmente jugar con ella. Solo espero que no me quite el título de reina tan rápido - Bromea Alexia. 
-Pues vas a tener una buena competencia- Ambas se ríen- Enhorabuena, Alexia. 
-Gracias
La entrevista finaliza y Alexia va donde está su mujer a abrazarla por detrás. 
-Vaya asistencia y gol, Reina. 
-Te lo he dedicado
-No me había dado cuenta- Se burla y se quedan en silencio ambas sin saberlo mirando a la misma persona que se estaba riendo de lo que le estaba diciendo Patri y Leila. 
-Lo hemos hecho increíble con ella- Dice la doctora. 
-Si, pero sobre todo tú
-Lo hemos hecho juntas. No te quites mérito como siempre haces, Putellas- Entrelazan sus dedos. 
-Te amo, gracias por todo. 
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1309- Carta para desahogarse de un estudiante adolescente: Puede que no leas esto, pero tengo que desahogarme. Hoy estaba sentado en el comedor de mi liceo, cuando se me acerco un amigo con otro niño que no conocía, se sentaron al lado mío a comer, con mi amigo hablamos de algunos temas, cuando el otro estúpido, vio pasar a una niña y le dijo “hola, de que zoológico te escapaste fea?”, mi amigo se rio junto a él, cuando yo mire a la chica vi que ella solo reacciono dejando su almuerzo en la mesa y a irse del lugar, en ese momento mire a mi amigo con cara de “de que mierda te ríes?” y el paro de reír, no así el otro imbécil. Seguí a la chica y ella iba llorando por el pasillo, la tome del brazo y la abrace, sin conocerla, solo la abrace, ella lloro como por más de 10 minutos seguidos, yo solo la abrazaba, todos los que pasaban por el lugar la miraban llorar, y yo solo le repetía lo mismo “eres hermosa , no dejes que ese estúpido te diga lo contrario , vales mil veces más que él, y te lo dejo demostrado con la mierda que te dijo”, entre los llantos me dijo que no era primera vez que le decían fea, ya sea porque no tenía el físico perfecto o por cualquier otro aspecto de su cuerpo. Yo la vi muy mal y le pedí el número de su mama para llamarla y que la fuera a retirar, ella me pidió por favor que no le contara lo sucedido, y entonces solo le dije a su madre que su hija Francisca se sentía mal, le dolía la cabeza y el estómago. Espere hasta que llegara su madre y francisca se fue. Fui a buscar a mi amigo y estaba con el otro tarado, agarre al imbécil de los hombros y lo empuje hacia la pared, y el muy machito tiene el valor para decirle a una mujer fea , pero no para defenderse, solo decía “perdón”, “solo era una broma”, “a la chica se olvidara”, “luego se le pasa” y cuando dijo “hay que ser honestos con ellas, y era fea” , nunca en mi vida había golpeado a alguien, tampoco pensé que lo llegaría hacer, pero ese momento fue la primera vez, mi amigo o bueno, el que creía mi amigo, fue a llamar a la inspectora por que el cobarde se puso a llorar, y aquí estoy , suspendido por 2 semanas, pero y es que no entienden? no entienden lo que vale una mujer? no saben que sin ellas no seriamos nada? no hay mujeres feas, no existen, la belleza está en los diferentes tipos de gustos, o personas, yo a Francisca la encontré hermosa, no me arrepentiré nunca de haberle pegado a ese maricón, sé que los golpes no son la solución, pero de que otra forma querías que entendiera? si un hombre que le dice “fea” a una mujer es un animal, y los animales tienen capacidad de razonamiento?. Maricones no son solo los que lastiman físicamente a una mujer, también son los que las lastiman psicológicamente. ¡HOMBRES ENTIENDAN!, se han puesto a pensar que su madre es una mujer? como te sentirías si le dijeran fea a tu mama? que sería del mundo si las mujeres desaparecieran? pedirías perdón si es que alguna vez trataste mal a una, ahí te harían falta, te haría falta un cuerpo diferente al tuyo, maneras y personalidades distintas, te haría falta la compañía y belleza de la mujer, porque no las aprovechas ahora que están? porque no respetas a cada una de ellas? que importa si sean de África, Estados Unidos, Corea, que importa si son lesbianas, bisexuales, gorditas o flacas, que importa si son “raras” , diferentes, tímidas, da lo mismo, SON TODAS HERMOSAS Y SON TODAS MUJERES, SIN ELLAS LOS HOMBRES NO SERIAMOS NADA. y mujeres, no se dejen sentir mal por una estupidez que le digan, si te dice un hombre feo, ese estúpido no tiene ni el 0,0000001% de la capacidad mental que tienes tú, ni la capacidad de razonamiento que tienes tú, y mucho menos el valor que tienes tú, MUJER QUIERETE, ASÍ COMO ERES. Gracias por leer
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mishimamiravenecia · 30 days
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Estela del pan, Venecia.
Venice bread stele.
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Campo Santi Apostoli, Cannaregio, at the bottom left the palace where the Falier sotoportego and the stele
Campo Santi Apostoli, Cannaregio, al fondo a la izquierda el palacio donde el Falier sotoportego y la estela
(English / Español)
This bread stele is so important because it is the last remaining bread stele in Venice of the many that were on display. They were placed in the various calli and campi during the Republic of the Serenissima. In this stele is engraved the proclamation issued by the Republic against the abusive production and sale of bread. This was to protect citizens from food of uncertain provenance or poor quality. This stele was made of Istrian stone in 1727 and under the effigy of St Mark's lion is basically engraved this. "The clandestine production and sale of bread is prohibited, and all those who transgress the order not to sell or bake bread in other places than the shops of the pistori (baker) shall be punished with a fine of 25 ducats and prison. If the transgressors are forneri (baker's shop) the punishment shall be doubled'.
The proclamation goes on to prohibit boatmen (barqueros) from transporting smuggled bread or even driving people with it. The penalty is to have their boat burnt and their licence suspended for a minimum of two years.
A very interesting feature of this stele is that it is written on both sides, that is also on the side from the canal. This was so that the rules would also be clearly visible to gondoliers and boatmen passing through the rio dei Santi Apostoli. In fact, numerous boatmen also passed through this rio because of the ferry connections to and from Murano. The 'stazio' (area where the gondolas were stationed) was not far from there.
By order of the Inquisitor, the notice was to be printed, published and carved in marble in the busiest places of passage. Finally, it was made known that anonymous complaints could also be lodged. These were to be followed by investigations and a regular trial against offenders, after the Inquisitor's response. Yes, regular trial...hoping it would be regular afterwards, because I don't know if you have seen the prisons in Venice. To end up in them could mean never getting out again.
*****
Esta estela de pan es tan importante porque es la última estela de pan que queda en Venecia de las muchas que hubo. Se colocaron en los distintos calli y campi durante la República de la Serenísima. En esta estela está grabada la proclama emitida por la República contra la producción y venta abusivas de pan. Con ello se pretendía proteger a los ciudadanos de alimentos de procedencia incierta o mala calidad. Esta estela fue realizada en piedra de Istria en 1727 y bajo la efigie del león de San Marcos está grabado básicamente esto. "Se prohíbe la producción y venta clandestina de pan, y todos aquellos que transgredan la orden de no vender ni hornear pan en ningún otro lugar que no sean las tiendas de los ´´pistori´´ (panaderos) serán castigados con una multa de 25 ducados y prisión. Si los transgresores son ´´forneri´´ (vendedores de pan), el castigo se duplicará'. .
La proclama también prohíbe a los barqueros transportar pan de contrabando o incluso llevar personas con él. Como sanción, se les quema la embarcación y se les suspende la licencia durante un mínimo de dos años.
Una peculiaridad muy interesante de esta estela es que está escrita por ambos lados, es decir, también por el lado que da al canal. De este modo, los gondoleros y barqueros que pasaban por el río de los Santos Apóstoles podían ver claramente las normas. De hecho, numerosos barqueros pasaban también por este río debido a las conexiones en barco hacia y desde Murano. El "stazio" (zona donde se estacionaban las góndolas) no estaba lejos de allí.
Por orden del Inquisidor, el aviso debía imprimirse, publicarse y esculpirse en mármol en los lugares de paso más concurridos. Por último, se hizo saber que también podían presentarse denuncias anónimas. A éstas debían seguir investigaciones y un juicio ordinario contra los infractores, tras la respuesta del Inquisidor. Sí, juicio regular... esperando que después fuera regular, porque no sé si habéis visto las cárceles de Venecia. Acabar en ellas puede significar no volver a salir.
Fuente: raccontaviaggi.it
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yinnydegoxs · 1 month
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¿Amor o amistad? Parte 42
Despertó de un momento a otro, desorientado y adolorido, cuando abrió sus ojos se encendieron para ver de nuevo, todo se veía negro, podía suponer que estaba con las cuencas cubiertas, al mismo tiempo podía notar una mordaza en su boca cuando se orientó lo suficiente y unos fuertes amarres que sujetaban sus muñecas, rodillas y tobillos, al punto de ser más que incomodo, quizá esa sensación dolorosa fue la que poco a poco lo fue despertando, intento invocar sus manos, pero al tener las reales completamente restringidas las réplicas no parecían coordinar para poder moverse, sin mencionar que el calor que sentía interfería con sus señales mágicas.  
Intento forcejear las ataduras, si aún fuera un esqueleto, deshacer los nudos sería pan comido incluso estando en celo, pero esa opción ya no era viable; recordando aquello, su alerta volvió a saltar, ¿cuánto tiempo estuvo inconsciente? ¿Habían pasado horas, días? Aún sentía el horrible calor en su vientre, así que no podía haber pasado mucho tiempo, sin embargo, que sintiera aquello con mucha más fuerza indicaba que aún estaba en esos días probablemente en los que empezaba a ser mucho más insostenible.  
—Oh, tanto movimiento, ¿se ha despertado doctor?  
Se quedo quieto en el lugar, alzando la cabeza levemente hacia donde había oído a quien lo había atado, aún si quisiera, pelear no era una opción, escucho los pasos de quien venía, con un leve chapoteo, lo que le hacía entender que posiblemente su andar fuera imperceptible si no ponías atención. De un momento a otro la venda de sus ojos fue retirada de sus cuencas, las entrecerró un poco, sin poder ver mucho al inicio por el cambio de luz, pero una vez enfoco la vista, pudo ver esa figura harapienta, desalineada y desagradable de su captor.  
—Ha pasado tiempo doctor~ un placer volver a vernos cara a cara~ —sonrió de lado, tomándolo bruscamente del mentón —Debo suponer que el espléndido y prestigioso doctor Gaster aún me recuerda.  
Apretó sus dedos, clavando las garras por el cuello logrando que el otro se quejara levemente.  
— . . . —frunció el ceño molesto, volviendo a forcejear.  
—Oh, seguramente me recuerda, aunque ha pasado tanto… de verdad extrañaba verlo… tan cerca… —rio relamiéndose.  
Gaster intento retroceder la cara al momento que el maldito gato pasaba la áspera lengua por una de sus mejillas, apenas lo consiguió uso el peso de su cuerpo para darle un cabezazo al hocico, haciendo que casi cayera hacía atrás por el golpe. El captor solo se llevó la mano a la nariz, gruñendo por lo bajo antes de recomponerse.  
—Realmente quería ser amable doctor… pero parece que aún no entiende su posición.  
Dicho aquello, sin ningún tipo de miramiento volvió a sujetarlo del mentón y uso la mano libre para pegar con el puño cerrado contra su vientre con bastante fuerza, como reflejo el científico tosió aún con la mordaza puesta, apenas tomó algo de aire miró con furia al otro. Esto solo hizo crecer la sonrisa siniestra que con poco esfuerzo había ocultado, araño su mentón con clara intención de hacer daño y luego saco de uno de sus bolsillos la pequeña pero perjudicial picana eléctrica lo que hizo al contrario tensarse al momento.  
—Me alegra taaaanto haberlo estado vigilando en las sombras, uno aprende a ser… invisible con mayor facilidad cuando está en la lista negra de nuevo, ¡y esta preciosura que encontró hace un tiempo es muy útil! ¡Tomar una caja cuando se fue! No sabe lo fácil que es robar comida y lo que sea desde que la tengo y sabe, —la apoya contra uno de los hombros —no solo es que de un shock que inmoviliza, puede hacer mucho, pero muuuucho daño~  
—¡. . .! —se retorció, intentando alejarse de aquello.  
Gaster solo apretó con fuerza los dientes contra la mordaza, ahogando un gemido de dolor cuando aquello volvió a darle una descarga, pero esta vez no dejo que lo noqueara, no, eso sería demasiado fácil; Jack solo rio y cambio de lugar el aparato para dar otra descarga aleatoria, cuando veía que estaba llegando al límite simplemente lo alejaba. Cuando aquellas descargas comenzaban a ser un peligro real, cuando bajaban un pequeño porcentaje de vida, era cuando debía parar, al menos para no terminar por desmayarlo de nuevo.  
Jugó durante unos minutos más hasta que se acabó la batería, Gaster jadeo fuertemente contra la mordaza, el gato solo arrancó el trozo de tela enrollada, mirándolo unos momentos mientras recobraba un poco de aliento.  
—¿Duele doctor? Es un monstruo jefe después de todo, ¡esto no es nada! ¿verdad? —le levanto la cabeza —¿Sabe que si duele doctor? ¿Sabe lo que he tenido que pasar? Me he convertido en una basura para todos los monstruos, ¡ir por segunda vez a la lista negra! Todo porque no me acepto, ¿por qué no hacerlo? ¡Dejó que me acercara tanto…!  
—Tks —le escupió en la cara —ya eras… una… maldita basura… desde el inicio, Jack.  
—¿Sigue sin comprender en que posición esta? —se relamió donde había manchado —bueno, esa terquedad suya es lo que siempre lo hizo malditamente atractivo, —volteo y se acercó a una mesilla destartalada —no sé qué hizo en este tiempo, pero debo decir que actualmente tiene un cuerpazo, mucho más sólido… y sensual.  
Gaster se sobresaltó al ver unas tijeras en sus manos, Jack se acercó de nuevo a donde estaba, agarrando la tela de la camisa y pasando sin el menor cuidado las hojas oxidadas, destrozando la ropa superior para dejar su pecho al descubierto, se tensó completamente cuando puso una mano por uno de los costados de su pecho y dio un arañazo sorpresivo, yendo de un lado a otro.  
A pesar de que podía sacar una mueca de dolor, él resistió a no soltar ningún sonido.  
—El rey va a asesinarte por esto.  
—Oh, es cierto, cierto —golpeo delicadamente la tijera contra su cara —pero a estas alturas ¡qué importa! —tiró la tijera a un mueble al azar del lugar —lo tengo solo para mí, el resto de las cosas se pueden ir al diablo.  
Dicho aquello agarró por el pecho a su presa, apretando en distintos lados, rompiendo de un par de arañazos las tiras que cubrían sus pezones y claro que fue directo a ellos; Gaster maldijo por lo bajo, aquella sensación de tener a otro tocándolo lo repugnaba, además de sentir como pequeñas pero dolorosas puntadas le daban por el cuello cada que tocaba sus áreas sensibles, un monstruo con marca solo puede sentir placer con su pareja, así que cualquier otro que le pusiera las manos encima, hacía que aquello fuera un sufrimiento.  
No es como si eso le fuera a importar a ese gato obsesionado con su persona.  
—Deja de tocarme… —apretó los dientes cuando sintió una mordida en su pecho.  
—Quizá debí dejarlo con la boca tapada si de todos modos no va a gemir para mí.  
—Una basura como tú… —Afiló la mirada.  
—Parece que tendré que adiestrarlo, es decir, es un orgulloso monstruo jefe después de todo… pero parece tener periodos débiles, ¡lo he visto por años! ¡Como viene a New Home y se queda aquí en ciertas fechas! Y sé de sobra que ahora es una de esas fechas.  
—Eres un maldito enfermo, ¡¿me has estado vigilando como un puto acosador?!  
—Que palabras tan crueles, solo soy un pobre monstruo enamorado… y no aceptare que otro lo haya marcado, haré lo que sea necesario para borrar esa marca~  
Dicho aquello lo levanto de la silla donde lo tenía atado, solo para tirarlo a una cama de acero que arriba parecía tener como colchón un montón de pasto marchito rejuntado y una sábana sucia encima, sin perder mucho tiempo, tomo un par de sogas hechas de telas rotas para atarlo a su gusto en la parte inferior y una cuerda por el cuello para mantener la cabeza en el sitio, al momento que intento resistirte, tomo con fuerza la soga y apretó alrededor de cuello. Para el científico era una experiencia nueva todavía la de necesitar aire y era mucho peor la sensación de la asfixia, sintió que por un momento su visión se ponía borrosa y el ahogo casi lo hace perder la consciencia, más consiguió una bocanada de aire cuando lo soltó de golpe, tosiendo un poco por el lado.  
—¿Apesta tener que respirar no doctor?  
—Eres un… jodido… desquiciado… —jadeo recuperándose un poco.  
—Oh sí, tal vez —agarro con su larga cola otro objeto al azar —pero bueno, si coopera conmigo estoy seguro de que… la experiencia no será tan dolorosa.  
Luego de ello, simplemente trajo un viejo cuchillo con el mango atado en varios lugares por telas, pero con un filo demasiado bien conservado, lo deslizo por el pecho hasta el vientre del otro, haciendo una fina línea de corte con apenas apoyarlo contra su piel, para luego pasarlo y cortar las ropas aún intactas, luego subió el filo por todo el largo hasta el cuello, cortando parte de las vendas que cubrían la marca.  
Claro que Gaster sabía a donde iba con todo eso, no era solo palabrería.  
—Cooperar… ni lo sueñes…  
—Es tan terco, pero adoro eso de usted querido doctor~  
Hizo un corte más profundo por la altura del vientre, lo suficiente como para hacer que tuviera un ligero sangrado, aquello fascinaba al desequilibrado monstruo, por supuesto que lo había visto antes, uno de los pocos de su especie que podían tener algo parecido a la sangre en lugar de solo polvo o con un descuento en su barra de vida, relamió los restos que quedaron en el cuchillo para limpiarlo y volver a pasarlo esta vez por sus muslos, llevándose la poca tela que aún le cubría, Gaster no tenía intenciones de quedarse quieto por demasiado tiempo, pero cada que se inquietaba demasiado, el gato procedía a apretar la venda de su cuello hasta dejarlo semi consciente.  
—Debe disculparme doctor, estoy realmente emocionado y no puedo controlar mi pulso~  
—Vete al diablo…  
El monstruo rio jocoso y tiro de las cuerdas que ataban desde las rodillas al científico haciendo que no pudiera mantenerlas juntas, aquello lo alerto demasiado, más solo consiguió hacerse daño intentando alejar al otro de él; Jack solo sonrió con cierta malicia, pero sobre todo con superioridad mientras presionaba con sus dedos alrededor de su entrada, clavando con cierta impaciencia sus garras y abriéndolo para notar el calor y el olor dulce que desprendía de por sí, hacerlo con más fuerza desde ese punto.  
—Parece que está impaciente doctor, no pensé que fuera de esos que les gusta el dolor~  
—Por supuesto que no me gusta, lunático.  
—Si, pero esta más que listo, como aquella vez en el laboratorio, si ese maldito rey no hubiese intervenido habríamos tenido una noche esplendida~  
—¡No hables así del rey! —gruñó molesto, apretando fuerte las manos.  
—¿O qué? ¿Me acusara de nuevo? Ya estoy en el fondo, no me importa lo que suceda, aún con marca o no, seguro que si yo también lo “marco” de otra forma, lo recordara.  
Dio una fuerte mordida a una de sus piernas, pasando la lengua por arriba de la marca que soltaba pequeñas gotas de su sangre, tal como dijo, ya estaba en el fondo así que solo se deshizo de la parte de debajo de la ropa, él de verdad estaba emocionado con la idea, con lo suyo completamente listo, el científico miró aquello con horror, más no iba a pedir o rogar que no lo hiciera, de nada serviría, solo volteó la cara y cerró fuerte los ojos al notarlo con la punta frotarse por la zona.  
Aquel gato solo sonrío de nuevo y sin nada de preparación, lo metió hasta el fondo.  
Gaster solo tuvo medio segundo para asimilarlo, justo antes de una oleada mágica de puro dolor recorriendo toda su columna, como si muchos pinchos se hubiesen clavado hasta el fondo del interior de su vientre, apretó los dientes con fuerza, no iba a darle el gusto de escucharlo, al menos, eso era lo único que podía hacer en ese momento; pudo notar con los ojos entrecerrados como el otro parecía fascinado, en otro mundo si se podía decir, con esa sonrisa de absoluto éxtasis.  
El dolor lo hizo volver a no fijarse en los detalles cuando comenzó a moverse como una bestia salvaje, clavando fuerte las garras en su cadera, a pesar de que estaba lubricado debido a los fluidos del celo, su interior estaba completamente tenso, como si aquello pudiera hacer que retrocediera, pero eso fue tomado como un reto para el otro, golpeando contra su cadera y tomando el bailarín cuchillo enrollado en su cola para clavarlo a un lado de la cara del científico, más cerca de su cuello que otra cosa, cortando sin cuidado las vendas restantes para descubrir la marca.  
Gaster solo apretó con fuerza las manos, intentando desviar la señal de dolor a otra ubicación más tolerable, más era completamente inútil, sentía como si su interior estuviese siendo arañado y pinchando, además de la frustrante sensación de desgarre de aquello que punzaba su interior, el gato llevo el puño cerrado arriba y golpeó el vientre con bastante fuerza, apenas arrancando una queja suprimida, mantuvo presionando con el puño contra él. Al golpear sus puntos sensibles internos, el dolor no hizo más que aumentar.  
Aun así, estaba determinado a no darle el gusto de oírlo.  
—Ah, a pesar de estar marcado sigue siendo alguien muy estrecho doctor —lamió un lado de su cara.  
—Nh…—volteo la cara, asqueado.  
—Realmente está probando mi paciencia, me asegurare de “marcarlo” bien, creo que sabe a lo que me refiero.  
— ¡. . .! —se retorció al entender esas intenciones.  
No, ni siquiera Asgore había hecho eso, él no podía ir más lejos.  
Jack aumento la intensidad, arañando el vientre con rudeza clavando los dedos para hacer que apretara más mientras empujaba lo más profundo que podía, Gaster intento con las pocas fuerzas que tenía romper las ataduras de sus manos, antes de sentir una de las zarpas del otro, tirando de golpe la soga que lo ahorcaba, haciendo que su cuello se cerrara casi por completo, inevitablemente comenzó a jadear en busca de oxígeno pasado cerca de un minuto sin poder respirar, el otro solo se deleitaba con el hecho de que se pusiera muy apretado así que ahogo más a su presa antes de terminar con ganas hasta lo más profundo.  
Cuando sintió que había soltado hasta la última gota, lo saco.  
—Oh sí~ que bien se siente soltarlo todo, ¡venía guardando magia por semanas! —soltó la cuerda para dejarlo respirar de nuevo.  
—¡Agh! Ughhh…  
No pudo contener los quejidos por la nueva y horrible sensación, su interior ardía, pero de una manera muy diferente, incluso peor que cuando había tomado toda esa determinación concentrada, su cuerpo rechazaba por completo la magia que intentaba inseminarlo a la fuerza, su vientre parecía agonizar con la sensación de quemadura interna y como si no bastara con que su mente se rehusaba a aceptarlo, su cuerpo instintivamente intentaba expulsarlo todo. Claro que eso no le gusto demasiado al otro monstruo que con el cuchillo hizo una línea gruesa en el muslo.  
—Parece que me tomara un par de intentos que me acepte doctor, pero tiene suerte, necesito recargar fuerzas, —tomo la mordaza y después de algo de forcejeo, logro ponerla —así que le dejare pensar si realmente no quiere cooperar.  
Tomó el cuchillo en sus manos y lo clavó con fuerza en un mueble astillado que estaba a poco más de un metro de la cama, a pesar de todo, el gato realmente estaba en las nubes, ahora solo tenía que enseñarle a su exjefe quien tenía el mando. Con una risa mal contenida, desapareció en las sombras con la segunda picana cargada.  
Gaster respiró hondo, intentando no perder la calma, la sensación de ardor del celo estaba completamente opacada por la repugnante magia de su captor, ahora que se había ido tenía que centrarse en lo importante, se podía permitir mirar alrededor, examinando alguna posible salida o al menos una forma de cortar sus ataduras, el lugar parecía un sector oculto de las cañerías bajo tierra de New Home, no había otro lugar con alcantarillas, era el único que necesitaba redirigir las aguas al núcleo.  
Agitó la cabeza, su mente estaba intentando divagar para no pensar en el dolor y no podía concentrarse, cerró los ojos y volvió a respirar, recuperando del todo el aliento, ahora, no podía dejar que lo quebrara, en el momento que pasara, se había acabado el juego. Tenía que resistir todo lo posible hasta que su celo desapareciera, que era algo que solo podía cortar con Asgore y lo acababa de comprobar de la peor manera imaginable; de todos modos, si lograba soportar su celo entero con ese desquiciado y volver a tener control total en su magia, lo haría pagar con su vida.  
Lo que no sabía era que estaría con esa clase de “tortura” por los siguientes días iban de mal en peor, escalando en daño y agregando nuevas cicatrices a la par de pérdida de puntos en su barra de vida; por alguna razón, no quería dañar su rostro, no demasiado, quizá por el hecho que era lo único que prácticamente no había cambiado o porque en su retorcida cabeza, era su parte favorita y no quería arruinarla. Aunque eso no le impidió obligarlo a tomar su miembro con la boca, a cambio de dejarle unas horas de descanso si lo dejaba satisfecho, la única razón por la que no se lo arranco al momento de aceptar ese trato era por el hecho de que mantenía peligrosamente cerca el cuchillo en su miembro, a cualquier amago y los dos saldrían perdiendo.  
Los choques de magia que mandaba la marca de su nuca al resto su cuerpo cuando realizaba algún acto sexual o jugueteo le impedían sentir cualquier tipo de placer, lo cual irónicamente agradecía, jamás se perdonaría a si mismo de sentir placer con otro monstruo que no fuera el rey.  
—No suele hacerlo muy seguido, ¿uh? Bien, le enseñare como.  
Lo cazo por la cabeza y lo metió entero hasta golpear su garganta, notando su lengua tener ligeros rasguños cuando comenzó a embestir su cara, no tardando demasiado en conseguir que el otro terminara en su boca a propósito para que saboreara aquello, lo sacó antes de que quisiera morderlo de todos modos y le tapó la boca hasta que finalmente tragara.  
—¡Cof! —tosió ahogado, al final lo hizo solo para poder respirar.  
—No sabe tan mal, ¿verdad? Tomándolo directamente no lo escupes.  
—Tks… —lo miró furioso, sus ojos brillaban en rosa casi rojo.  
—Sigue haciendo la ley del hielo, ¿sigue molesto porque sigo rellenando su vientre?  
—. . .  —solo lo fulmino con la mirada.  
—Su alma es tan terca como usted mismo, pero mi magia tarde o temprano la alcanzara doctor… aunque empieza a ser molesto… si pudiera encargarme de quien hizo la marca…  
Gaster lo miró un poco alarmado un momento, pero luego de unos segundos, no pudo hacer otra cosa que reírse a carcajadas en su cara, después de días de solo chasqueadas de lengua y gruñidos.  
—¿En serio has estado vigilándome bien? ¿realmente eres estúpido no es verdad?  
—No me ha hablado en días ¿y eso es lo primero que se le ocurre decir?  
—Debo decir que, como acosador obsesivo, dejas mucho que desear, ¿de verdad no sabes a estas alturas? —lo miró como basura.  
—¡Nadie del maldito subsuelo lo sabe!  
—Oh, claro que algunos lo saben ¿quieres que te facilite el trabajo? Esta marca, quien me la hizo…  
El gato empezó a molestarse al notar que no había podido quebrarlo ni un poco.  
—¡¿Quién es?!  
—Es el mismísimo rey… —sonrió de lado —Asgore me marco.  
—¿Qué…? —lo miró estupefacto unos segundos, procesando aquello —Je… Ja…—comenzó a reír nervioso —¿Cree que soy idiota? El rey esta locamente enamorado de la reina, usted podrá ser realmente un monstruo muy atractivo, pero… ja, por favor doctor, ¿es por qué le gusta el rey cierto? Ese hombre no tiene ojos para otro.  
Aquello se sintió como un viejo puñal, pero mantuvo una sonrisa de lado mientras lo veía.  
—Puedes pensar lo que quieras, si el rey aún piensa en la reina, probablemente puedes verme como un simple juguete de la realeza entonces.  
—Tiene que ser una jodida broma, no es cierto.  
—Es muuuuy cierto, nunca me ha interesado tener pareja, sin embargo, haría lo que sea por Asgore, así sea ser solo un aliviador de estrés para toda mi vida.  
—No… no… —se llevó las manos a la cabeza.  
—¿Qué pasa? ¿Te comiste la lengua?  
Jack perdió completamente los estribos y llevó sus manos al cuello del científico, apretando más fuerte que otras ocasiones, clavando las garras con rudeza contra la piel, solo había un maldito monstruo del que no podía encargarse en todo el subsuelo y ese era el rey; mientras más lo aprisionaba, los puntos de vida empezaron a bajar, haciendo que rápidamente la barra comenzara a verse negra.  
—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué el rey?! ¡Podría haber sido yo! ¡YO habría dado todo! ¡¿Es por su estúpida lealtad?! ¡¿Ser el juguete del rey es a todo a lo que aspira?! ¡Yo lo amaría más de lo que el rey nunca lo hará!  
—Ack… en… tus… su… sueños…  
Apretó los dientes con fuerza, furioso de esa soberbia que tenía al mirarlo en esos momentos, sabiendo que nunca tuvo oportunidad en primer lugar, aquello le hizo gritar con frustración y tomar el cuchillo con tal fuerza que rompió el mango, pero no le importaba. Gaster pudo notar a duras penas con los ojos apenas abiertos, de forma muy borrosa la forma del arma y sabía que había jugado demasiado con fuego, más no se arrepentía de nada de lo que había dicho.  
Terminó por cerrar fuerte los ojos cuando el filo atravesó su hombro hasta traspasar de un lado a otro, perdiendo mucha vida de golpe, ni siquiera tenía el aire suficiente para quejarse del dolor, sentía los gritos, ahora indescifrables para su nivel de consciencia.  
—¡Hey!  
Parte 41
Parte 43
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maryfortune · 7 months
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¿Qué pasaría si...?
Hola, madre mía no me creo que haya llegado hasta este punto del reto.
En este caso, sinceramente no se que ha pasado. Cuando lo escribí pensé, todo el mundo vamos a hacer el good ending. Y me dije, porque no intento hacer el final neutro con variaciones. El resultado...
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Me siento confusa y no se si cuente. Pero mira de perdidos al rio.
Así que dejo el escrito y les dejo juzgar.
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Colgué el teléfono y suspire incomoda. Una parte de mí, se había puesto nerviosa con esa llamada.
Quiero decir, entendía lo que decía. Pero debía aprender a ser más precavida, sobre todo con gente extraña. O eso pensaba.
Así nunca iba encontrar un compañero de piso, pero eso de la foto y los comentarios...
¿Por qué todo debía ser tan difícil? A veces sentía que yo era la que lo hacia difícil. Era muy frustrante.
Decidí salir a que me diera el aire. Necesitaba airear mis pensamientos. Me puse mi ropa de confianza y salí al parque. Serian como las 7 P.M.
Cada paso que daba me quitaba un poco de mis inquietudes, que me perseguían. Mostrándome una simple realidad.
Puede que tuviera problemas con los que lidiar. Pero el chico del otro lado del teléfono, no tenia culpa de nada. Me senté en un banco y mire el chat.
Seguramente este haya tirando la opción a la basura. Suspire. Seguramente ni mire el mensaje, pero algo dentro de mi, me pedía que resolviera esto.
Que no podía seguir huyendo de todo. Debía hacer un cambio de verdad. Yo no era una borde, me negaba seguir hundiéndome de esta forma. Saque valor y me puse a escribir el mensaje.
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Buenas Cato
Si, lo se, es raro que te escriba tras nuestra llamada.
Incluso entendería, que ignoraras este mensaje.
Pero quería disculparme.
Siento que me puse nerviosa y me puse a la defensiva…
Ahora que lo pensé, no debí hablarte así.
Me sabe mal.
Dios yo no soy así.
Se que esto no cambia nada.
Me figuro que aun así seguirás buscando un piso en esta zona.
Adjunte algunos enlaces de pisos de la zona que compartían características con los de mi piso.
Soy consciente lo que es dar una mala impresión.
Y que seguramente no quieras la oferta.
Pero al menos espero que esto te sirva de disculpa.
Y que encuentres un lugar que te sientas cómodo.
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Empecé a escribir, borrar y reescribir hasta que en una de esas envié el mensaje.
-¿Que escrito?-Pongo una mano en los ojos.-Bueno espero que al menos de verdad si le sirva. -Suspire mientras escuchaba el viento soplar, el aleteo de algún pájaro. El cielo ir pasando del naranja intenso a difuminarse en hacia la tranquila noche.-Debo volver a casa.
Me levante y empecé a caminar hasta mi piso. Al menos da igual lo que pasara me había quitado un peso de encima.
Casi pego un brinco al oír mi teléfono sonar. Y me quede confusa cuando vi en mi pantalla mensaje nuevo de CATO.
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¿Puedo llamarte?
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Tarde un poco en responder, ya que necesite leerlo varias veces. Además después de asimilarlo no se porque asentí como si lo tuviera en frente.
Mande un si. Y no tarde en ver el móvil recibir la llamada, que acepte con duda.
-¿Hola?
-¿Me acabas de rechazar por segunda vez?-Escuche la voz del extraño juraría que aguantándose la risa.
-¡¿QUE? NO NO NO! Yo...ufff sentí que estuve muy sensible. Y bueno se lo frustrante que es encontrar un piso...No sabia mejor forma de pedir lo siento...Me gusta tratar a los demás, como me gustaría que me trataran a mi.-Hablaba entre tartamudeos trabando me con mis propias palabras.
-¿Que hace alguien tan ..?-Lo escucho suspirar.- Es igual, ¿Eso significa que ya no necesitas compañero?-Me sorprendí al escuchar la pregunta no sabiendo porque sonreí.
-¿En serio? ¿Quiero decir si claro? Emm no entiendo.-No se porque sentí un gran alivio. Empezando a re colocarme mi sombrero como un tic nervioso para ocultar mi rostro feliz.
-Yo también se lo que es dar una mala impresión o ponerte nervioso. Ese mensaje puede que me me dejara ver algo...-Escuchaba esto confusa y no se porque emocionada. Era un extraño pero algo en esa voz tras una larga temporada me hizo sentirme comprendida. Puede que los dos hayamos tenido una mala primera interacción. Además era mas fácil hablarle sabiendo que ella no era la única que se le comían los nervios.-¿Como quieres hacerlo?...El vernos
-Oh si si si, pues hay un bar cerca de casa. Te puedo decir donde estaré y allí hablar sobre el piso. Además de si te guste puedas mirarlo. No se.
-Me gusta la idea, ¿Podría ser ahora?-La propuesta me sorprendió mientras miraba la hora.
-...Un poco tan tarde para una cita, ¿no?-Me pare en la calle algo pensativa. Seguramente el quería ver el piso. Y aunque estaba limpio me hubiera gustando revisarlo antes de que viniera cualquier potencial inquilino.
-...Perdona, tengo un horario complicado con mi trabajo y tu zona me viene cerca.-Me pareció que debía estar muy interesado en el piso como para tener tanta prisa.
-Oh entiendo pues nos vemos Cato
Me emocione no pudiendo ir a la quedada contenta . Estaba nerviosa con eso de verlo pero vamos tenia que ser mas valiente. Depende como fuera la quedada seguramente querría ver la casa. Algo dentro de mi sentía que iba a cambiar.
…...........................................................................................................
Me encontraba suspirando en mi coche. Mirando el techo con los brazos sobre los ojos. Yo casi...Estuve tan cerca de cumplir mi trabajo.
Estaba de camino al piso en cuestión, cuando vi el mensaje. No se porque pero algo este se me hizo tan...no sabia ponerle nombre.
Pero lo que me hizo soltar el cuchillo fue verla agarrar el teléfono.
Si yo también me sorprendí al oír la misma voz fuera del coche. Verla hablar conmigo y con esas reacciones genuinas…era muy expresiva, tanto con su tono, como sus caras.
Mierda solo se me ocurre una palabra cuando la vi sonreír contenta ‘Dulce’. Sinceramente no entendía como alguien podía poner esa cara por un extraño. Esa visión ahora la tenia grabada en la cabeza a fuego.
Ahora tenia una sonrisa de tonto mientras me quitaba el cubre bocas y guardaba las herramientas de trabajo. Aprovechando que no se me veía en el coche me cambie a mi ropa mas casual.
-Me va volver loco
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¿Qué he escrito?, No lo se, iba ser el final neutral, parece que en algún momento se volvió el malo y redirecciono a otra posibilidad de good ending.
Los caminos de los escritos son inescrutables. Pero nada otro tic mas.
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Al menos fue divertido. Bueno ahora toca descansito. Espero que les vaya bien pero hay una taza de café con mi nombre esperándome.
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kaelucfantasy · 2 months
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TROCITO 7
Si no fuera porque era la primera cerveza que me tomaba, juraría que estaba viendo como Diluc estaba nervioso como si sintiera mariposas en el estomago. Seria muy feo de mi parte calificarlo de esa forma pero parecia una jovencita en sus dieciséis enamorada.
Me sentia loco mientras intentaba analizar su comportamiento mientras sujetaba mi barbilla con mi mano, pero mi cabeza no hacia mas que gritarme la palabra “enamorado” a mí consciente.
Tenia los ojos mas brillantes que nunca habia visto, el rubor en sus mejillas era parpable debido a la palidez de su piel, sus labios entre abiertos como si suspirara en silencio, su cuerpo estaba tenso, fingía que no estaba respirando con mayor necesidad y se sentia inquieto en su asiento.
Con mis años de experiencia en la vida, no podia negar que mas de una vez me habia enamorado, era un hecho que era imposible de cambiar porque no me encontraba en el espectro arromantico, aun asi, me evitaba pillarme los dedos en calificar ese sentimiento en otra persona que no fuera yo, debido que si yo mismo no me aclaraba si era demisexual o no, no podria señalar a otro. Pero eran demasiadas señales.
—Entonces… Maestro Diluc, ¿ya os encontráis mejor de vuestras heridas? -pregunto Kaeya para romper el hielo
—Si… si… las heridas físicas estan mejor, pero las psíquicas aun persisten… y por favor… llámame solamente Diluc… -respondió con voz suave e inquieta
Aquello me hizo dejar la cerveza encima de la mesa, porque si no me atragantaba. Rezaba a Barbatos que solo fuera mi imaginación. Pero cuando mire a Kaeya, con sus ojos abiertos, sin esperarse que él le pidiera que lo llamara solo por el nombre, me hizo sentir como en su pecho sanaba un anhelo que hería su alma; algo en mi pecho me hizo gritar por dentro, observando delante de mis ojos como se desarrollaba un “boys love” en toda regla.
—…e… esta bien, Diluc -dijo Kaeya como tragando saliva
—Oh… si te molesta llamarme asi, no te preocupes… es que… me resulta incomodo que me digas “maestro” delante de mi nombre, cuando ni siquiera eres uno de los sirvientes de mi casa… -dijo agachando la mirada hacia su bebida
—Entiendo… -dijo Kaeya apoyandose sobre el respaldo —¿que recuerdas de mi?
“Kaeya, por dios. Que manera de seguir la conversación…”-pense para mis adentros dando un sorbo a la cerveza molesto.
—Bueno… realmente no mucho… solo he llegado a recuperar pequeños recuerdos de la noche de tormenta en la que Crepus te encontro… -Diluc se puso a jugar con el borde de su vaso —Parecías un gatito que habías sido sacado del rio… tan tembloroso y debil… era como si no hubieras comido en dias y haber estado huyendo por bastante tiempo… aquella noche me quede a tu lado porque la tormenta te estuvo dando pesadillas… -dijo sonriendo cada vez mas bobo
Kaeya dejo de golpe su vaso sobre la mesa, haciendo que pegara un brinco al no esperármelo girándome hacia él, pues me habia quedado prendado escuchar a Diluc hablando de forma melosa.
—¡Kaeya! ¡¿Estas bien?! -pregunte preocupado al verlo toser con virulencia
—Si… si… estoy bien… -Kaeya se limpio la boca y miro hacia arriba a mi rostro, fijándose en algo —oye, ¿te ha pasado algo en estos dias?
—¡Ah! ¿Esto? -me señale la costra que tenia sobre la sien —nada, nada…
—Fui yo… -dijo Diluc avergonzado —le tire una jarra de bronce a la cabeza…
—Diluc… te dije que fue un momento de estrés, pero no paso nada grave…
Diluc parecia que se iba a romper. Se frotaba su brazo y su rostro se torció de tristeza. Juraría que en su mente se sentia avergonzado ahora que Kaeya sabia que habia pasado.
—Bueno… pero ya no vas a volverlo hacer mas ¿verdad, Diluc?
Kaeya extendió su mano hacia él con una sonrisa encantadora y arrebatadora, era tan encantadora; que consiguió sacar de su estado a Diluc, que extendió su mano hacia él, poniendo su mano sobre la de él con timidez incluso en su sonrisa.
—…desde luego…
Ahora mismo me importaba un carajo que me volviera a tirar algo a la cabeza, dentro de mi habia mini remus con banderitas celebrando este momento entre ellos y encima era afortunado de estar presente en ese momento.
Hubo una voz en mi que dijo “pero son hermanos”, pero el resto de mini remus saltaron encima de ese y estuvieron linchandolo para que se metieran esa opinión en su culo.
Por desgracia, ese momento tan maravilloso fue interrumpido por gente extraña que habian entrado demasiado cubiertos con capas oscuras que me dieron una mala vibra.
—Kaeya… saca a Diluc de aqui ahora mismo… -dije tomando el mango de la espada con mi mano
Kaeya giro su ojo hacia donde estaba mirando y entendió a que me referia, apretando su mano sobre la de Diluc.
Todo paso muy rapido.
Un par de ellos lanzaron energía elemental hacia nosotros y nosotros nos escondimos detras de la mesa al volcarla para usarla de barrera. Un par de ellos fueron hacia nosotros con armas en mano mientras el público huían del lugar despavoridos; lo que no se esperaban es que saltara sobre la mesa y empezara a defenderme como pude con la espada.
No pretendía sobrevivir, pero queria darles tiempo para que salieran.
Pude devolver un ataque de energía elemental de hielo contra quien lo habia lanzado, pero el ataque de fuego me golpeo en el hombro haciéndome aullar al sentir como la fibra de la ropa se fundía sobre mi piel mientras me metían un tajo en el muslo que casi me tumba.
Habia practicado el manejo de la espada pero me sentia sobrepasado por la situación, mas que no poseía ninguna visión como ellos.
Pero para mi sorpresa, Kaeya se puso a pelear junto a mi.
—¡¡¿QUE COÑO HACES?!! -le blasfeme
—¡Eres un idiota si crees que te vaya a dejar solo en esto!
—¡Olvídate de mi, yo no importo!
—¡¿A si que eres autodestructivo?! ¡Me caes mejor!
Ambos estuvimos peleando contra esos misteriosos agentes, costando mucho esfuerzo ir derribándolos, pero íbamos consiguiendo hacerles frente.
Cuando mis ojos localizaron el cabello rojo de Diluc, que estaba defendiéndose como podia con la pata de una mesa contra el que parecia ser el mas duro de aquel extraño grupo.
—¡DILUC!
En ese momento senti que la sangre me abandonaba del cuerpo, pues senti un dolor agudo a la altura de mi vientre, para mirar hacia abajo y encontrarme como uno de los que habian quedado en pie, habia hundido la hoja de una daga en aquel lugar.
Vi su sonrisa de triunfo y parecia que iba hablar, pero de su boca comenzo a salir borbotones de sangre en esputos mas y mas hasta que tosió su sangre sobre mi y cayo al suelo.
No se de donde habia sacado fuerzas, pero habia conseguido apuñalarlo en el cuello en respuesta. Caí de rodillas, por suerte, la daga seguia hundido dentro de mi haciendo un tapón que evitaba que me desangrara, pero el dolor me estaba haciendo estremecer y dando nauseas.
Kaeya habia corrido hacia Diluc y habia cortado el abdomen de quien atacaba a Diluc, haciendo que los intestinos de esa persona cayeran sobre el piso.
—¡Diluc, Diluc! -Kaeya solto la espada y comenzo a tocar el rostro de Diluc angustiado —¡¿estas bien?! ¡¿Te han tocado?!
—No… no… estoy bien… -dijo aun en estado de shock
—Menos mal… -dijo Kaeya aliviado
Diluc miro el desastre que se habia formado en la cafeteria, cuando debió de verme como acababa debilitándome cayendo por completo al suelo.
—¡REMUS!
Senti sus pasos acercandose hacia mi y solo pude escuchar sus voces.
—¡Remus, ¿estas bien?! -dijo Diluc, para acto seguido horrorizarse —¡Kaeya, tenemos que llevarlo a donde puedan ayudarnos!
—No podemos moverlo, esa daga esta evitando que se desangre, esperemos que no haya perforado sus intestinos…
—¡Aguanta, ahora mismo traeremos ayuda! ¡Remus, quédate con nosotros…!
END TROCITO 7
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Fenton- Glass. Depresión. Carnaval.
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Se conoce como Vidrio de Carnaval (Carnival Glass), a un tipo de vidrio prensado, cuyas tonalidades se vuelven iridiscentes al ser rociados en caliente, justo en su momento de terminación, con un compuesto de minerales que incluyen hierro, cobre, zinc o selenio. Esta técnica se inventó en los Estados Unidos al principio del siglo XX. Los promotores fueron los hermanos Frank y John Fenton, que habían comprado en 1905 la vieja cristalería Martins Ferry en Belmont County, Ohio. Si bien, en 1906, deciden mudarse al otro lado del rio Ohio, para construir una nueva fábrica denominada Fenton Art Glass Company, en Williamstown, West Virginia.
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wysteria-comic · 5 months
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El Festival de la Luna
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Su viaje lo llevo al reino de Lunaria, uno de los lugares mas hermosos que había visto. Desde que bajo del barco le pareció que había llegado a un lugar muy especial. ¿Seria solo una corazonada? Paso el tiempo descansando no muy lejos de los puestos de vendimia que ya empezaban a montarse en la pequeña plaza cerca del castillo.
Cuando cayo la tarde se adentro al pequeño mercado a conocer a la gente y a mirojear por ahí. No llevaba mucho en los bolsillos pero lo acompañaba su confiable violín. Sin duda alguna un buen show le ganaría el pan del día.
No tardo en percatarse de la algarabía que se estaba armando en el pueblo. La ciudad estaba radiante, adornada con luminosas lámparas de colores en forma de estrella, banderines azules con intricados patrones y fabulosos adornos florales. La gente caminaba animada de un lado a otro, algunos hablando entre ellos, otros mas ofrecían sus mercancías. Parecía que era un día de fiesta.
Malachi se vio atraído por un olor en particular. No muy lejos se encontró con una bandeja de bonitas galletas recién horneadas sostenida por quien podría ser una joven repostera.
"¡Esas galletas huelen increíble!" Le dijo Malachi con una sonrisa. "¿Sera que puedo comprar algunas?"
La joven rio. "Por supuesto, pero no estas en particular. Estas son para el príncipe."
Malachi levanto una ceja con interés.
"¡Debes ser un viajero! Veras, el día de hoy celebramos el tradicional Festival de la Luna, que coincide con el cumpleaños del Príncipe Lucas. La gente suele llevar regalos en señal de aprecio."
El gato miro a su alrededor. Era cierto, las personas caminaban hacia el castillo con sus presentes en mano. Flores, frutas, artesanías y otras cosas hermosas. Malachi se despidió con una sonrisa y aun con las manos vacías decidió unirse al pueblo sin tener un plan.
Cuando se acerco lo suficiente, miro en dirección al castillo. Arriba había un gran balcón y desde ahí se asomaban dos figuras: una mujer alta de cabello largo y azul de expresión serena, y a su lado un joven con cabello del mismo color, quien sonreía tímidamente y saludaba de vuelta a sus ciudadanos.
Malachi tuvo una idea.
Parecía un excelente momento para un show.
"Un regalo para el príncipe Lucas." Anuncio Malachi en voz alta.
Violín en mano, Malachi camino al frente hasta posarse en el medio de la explanada. La gente lo miraba expectante, y al parecer el príncipe también le había prestado atención. Con unas cuantas palabras de animo para si mismo, el gato empezó a tocar.
Se mecía suavemente al ritmo de la música, poniendo un poco de su corazón en cada nota de la canción que dedicaba al príncipe. La gente a su alrededor se encontraba maravillada. Algunos cuantos suspiraban, otros solo escuchaban en silencio dejándose envolver por la melodía.
Cuando termino, firmo su dedicatoria con una sonrisa al príncipe. Lucas aplaudió, Malachi hizo una reverencia.
"¿Ganaste el pan de ese día?" Pregunta Ivory al terminar la historia.
"Si. Unas horas después de eso conocí a unas personas del pueblo y me invitaron a cenar en el festival. No vi mas a Lucas esa noche, pero fue divertido."
"¿Sabes? Es la primera vez en mucho tiempo que te escucho contar la versión real de esa historia. Ya sabes, sin el carruaje mágico y las palomas blancas." Interviene Lucas.
"Supuse que a Ivory le gustaría saber la verdad. Como que al día siguiente bajaste a verme y..."
"No tienes que contarle eso.
"Pero me gustaría saber." Dice Ivory.
"Esa es una historia para otro día, ahora es hora de ir a dormir."
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anintrovertwriter · 11 months
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La familia, Pablo Gavi imagine ( en espanol)
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La familia, Pablo Gavi imagine
Diciembre siempre fue uno de mis  mes favoritos. No solamente por Navidad sino por el invierno, la nieve, el tiempo pasado con nuestra familia y amigos.  Pablo lo entendió y lo vio muy bien desde el  primer día de diciembre. Mi “locura navideña” como la llamaba. Tenía como misión hacer de su casa la más bella y navideña posible, aun bajo el sol barcelonés. Pero ahora fue su turno de venir a pasar el 25 de diciembre con mi familia. Era la primera vez que iba a ver a la familia entera. Lo que le quedaba un poco ansioso aparentemente. 
“ Solo son mis tíos, tías y abuela además de mis padres y hermana. "
" Si pero es de toda tu familia cercana de que se trata."
"No te preocupes, no son tiranos".
"Lo sé, pero si no me…” No le dejé terminar porque ya sabía cómo se iba a acabar. 
"Ya te quieren, tonto. Porque te quiero yo, dije con una sonrisa, acariciando su brazo. "
Todo va a pasarse bien amor.”
Ya no hablamos de este tema pero vi que estaba nervioso en el coche que nos llevaba a la casa de mi hermana. Fui yo la que estaba conduciendo, así que solamente podía colocar mi mano en su pierna cuando la ruta me lo permitía. 
Hemos disfrutado de los pocos días que tuvimos en mi entorno para hacerle visitar dondé crecí y los lugares importantes de mi vida e infancia. Ya pasó días en mi país pero fue muy corto y no pudo encontrar a toda mi familia. La Navidad era la ocasión perfecta. 
“ No entiendo porque tienes miedo de conducir en Barcelona. Aquí lo haces muy bien. 
"No me gusta cuando hay demasiado tráfico y no quiero provocar un accidente al llevarte al entrenamiento.”
Rio a mi broma y salimos del coche para acercarnos a la casa de mi hermana. 
“ Te cambia de Barcelona eh ?"
"si, pero es muy relajante. "
"Pero tú, sé tranquilo. Todo va a pasar bien” Dije, entrelazando su mano con la mía antes de besarle. Intenté mostrarle todo lo que pensaba con ese beso, pero fuimos apartados poco después por un grito y risas. Me di la vuelta y vi a uno de mis tíos y sobrino riendo de nosotros diciendo en mi idioma "¡ Hola los enamorados !” 
Suspiré con una sonrisa y ríe aún más al ver la carita y mejillas rojas de Pablo. Puse mi mano libre en su mejilla, lanzándole un quieto “vamos”.
Fuimos acogidos por dos de mis personas favoritas, a saber mi sobrina y su hermano pequeño. Hacía meses que no nos veíamos así que estaba tan feliz de verles. Deje su mano para abrazarlos. Presenté a Pablo a todos los miembros de mi familia como mi novio. Siempre el rojo apareciendo en mi cara al decir aquellas palabras. No sabía todavía que hice para merecer a alguien como él en mi vida. 
“ Así que es él famoso quien robo tu corazón ? "
"Bueno, parece que sí” Dije, toda tímida. 
Tuve que traducirlo porque no hablaba muy bien mi idioma pero aprecié sus esfuerzos para conversar, o más los básicos de la conversación. Cada vez que hablaba mi idioma, me quedaba toda aturullada. Y bien lo sabía porque se distraía al decir palabras en momentos más sorprendentes.
Pero saber los esfuerzos que hizo para conversar como podía con mi familia me emociono mucho. 
Podía hablar español con mi madre y hermana, pero fue cómico cuando mi sobrina le estaba hablando con tal debito que me miro, o más me suplicó con los ojos, para traducir. Fue muy divertido. Cuando mi sobrino le tocó por la sombra y se puso en sus rodillas, mi corazón se apretó. Verlos reír, comunicarse sin palabras y divirtiéndose me alegro tanto que estaba muy emocionada. Atesoraré este momento de complicidad y de felicidad entre mis dos chicos por mucho tiempo. 
Vi la sorpresa en los ojos de Pablo pero acepto este gesto de mi sobrino con alegría y entusiasmo. No pude admirarles como quería porque mi sobrina se sentó conmigo en mis rodillas para disfrutar de los pocos momentos que teníamos juntas. Eso fue lo único “menos” de vivir en otro país , estar lejos de mi familia. Pero tenía a mi lado el amor de mi vida, así que no hubiera cambiado por nada en el mundo. Así que disfrutamos al máximo de aquellos momentos. 
En ese momento , no sabía que mi hermana había sacado una foto de nosotros cuatro, jugando y riendo. 
Fuimos interrumpidos por toques en la puerta. Los niños entendieron y se pusieron a correr, en esperanza de ver al Papa Noel. Pablo y yo ya nos pusimos de acuerdo para darnos los regalos a solas, por intimidad y practicidad también porque viajemos en avión. Nos pusimos en los duendes navideños, distribuyendo los regalos. 
Pasamos el resto de la noche jugando con los niños y comiendo, charlando con mis tías y hermana. Había temido que Pablo se aburra pero me dijo, cuando le pregunté : “ ¿Cómo podría amor?”.
La noche llegaba a su fin y los saludos se acababan en abrazos y promesas de venir a verme en la capital catalana, lo que me alegré mucho. El viaje a casa se fue en silencio y yo me quedé dormida, la cabeza en el cuerpo de Pablo. Fui despertada por un beso en el pelo y con palabras suaves y quietas indicando que ya habíamos llegado a la casa de mis padres.
Fui menos cansada una vez en la cama con mi horrible  pijama navideño, pero confortable al lado de Pablo. 
“ Mira lo que recibí, dije dándole mi móvil. 
"¡Qué buena foto ! Mandamela porfi."
"Va a ser mi nuevo fondo de pantalla.” 
Soltó una risita pero bien veía que tenía una cara nerviosa, o más concentrada, jugando con mi mano.
“ Falta algo."
"Como ? le pregunté, sorprendida."
"Falta algo, repitió, su mirada dirigida en mi mano
Un regalo, preciso”
Y con eso se levantó para tomar algo en su maleta sin dejarme el tiempo de decir algo.
“No flipas, no es lo que crees” Dijo al ver mi cara frente a la caja roja. Tomo mi mano izquierda y me miro para mi aprobación. Asiente con una sonrisa. 
“ No te estoy pidiendo matrimonio. Ahora no , por lo menos. Es más como un anillo de compromiso para probar mi amor. El anillo tenía el tamaño perfecto. Tenía un pequeño P al frente. No sabía que estaba llorando hasta que sentí lágrimas goteando en mis mejillas. 
“ Es magnífico mi amor. Te quiero te quiero te quiero” 
Si alguien nos miraba, supuse que teníamos grandes sonrisas, como dos niños muy felices. 
“ Mi turno” Me levanté para sacar el paquete de mi bolso.
“ Sé que te gusta la mía, así que tendremos la misma, pero a un detalle.” 
Le di el paquete ante cuestionamiento y excitación visible en su expresión. La cadena de oro se presentó en sus manos. Me sonrió, aparentemente contento con su regalo. La examinó, para ver la diferencia con la que estaba llevando. 
“ ¿ Cómo hiciste ?"
"Tuve que encontrar a un joyero en capacidad de realizar mi proyecto. No estaba segura si quería llevar mi inicial así que pensé en eso."
"Es increíble. Eres increible” Me puso aun más contra él, de tal manera que tenía mi cara en el recodo de su cuello. 
“ Gracias amor. Es muy atento. Adoro. ¿Me ayudas? “ Tome la cadena para ponerla alrededor de su cuello, la inicial que también servía como cierre. 
“ Tadam guapo !” Se miró en el espejo, satisfecho.
“ Mejor así” Dijo, moviéndola cadena para poner mi incial al frente.
Sonriendo como dos tontos, me miró antes de darme un beso. Sonreí en el beso, lo que resultó en un gemido de su parte. Cada beso, me hacía débil en las rodillas. Y bien lo sabía pero como estábamos en casa de mis padres, no se atrevía para continuar.
“ Feliz navidad amor.
"Feliz Navidad, te quiero."
"Y yo a ti princesa”
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you-moveme-kurt · 4 months
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Glee
«The metaphoric couch»
Julio de 2042
-Papá, ayúdame… —pidió Noah mientras trataba de colgarse la mochila a la espalda.
-Por supuesto bebé… —contestó Kurt agachándose para quedar a su altura, la tomó desde una de las cintas de ajuste y se la puso en el brazo izquierdo primero— esta muy pesada bebé… ¿que llevas?... además de “Desmond” por cierto.. —preguntó tocando el copete del dinosaurio azul que se asomaba por el cierre principal.
-Cosas que necesito que vea Lizzie Anderson Hummel… —respondió el pequeño de lo más serio.
-Ok… ¿y puedo saber qué cosas son esas?... —insistió ajustado el otro lado.
-No… son “prevadas” y de hermanos… —agregó el pequeño más serio que antes.
-Muy bien bebé, respeto tu privacidad como siempre ha sido, ¿sabes dónde vamos?, ¿verdad?
-Si, a ver a  Lizzie Anderson Hummel que se mudo con su novio James Hoover Anderson Hummel… —contesto Noah de corrido.
-Cariño, él no es Anderson Hummel, es solo Hoover…—corrigió Kurt entre risas, Noah lo miró como si  aquello fuera algo super increible— de verdad cariño…—agregó haciendo un par de gestos de promesa descoordinados.
-Pero tú eres Hummel Anderson…
-Lo soy…
-Y el “Papáblen” es Anderson Hummel…
-También, pero…
-Entonces… Lizzie Anderson Hummel, vive con James Hoover…
-Cariño…
-Debería tener su nombre como tu y el “Papáblen”...
-Lo que pasa bebé, es que …
-Es la regla de los casados, Lincoln Garcia dijo que su mamá también se llama como su papá, pero que  antes se llamaba de otra forma y luego cambió…—insistió Noah sin dejar pie a su Papá para contradecir algo de todo aquello.
-Eso solo funciona con los casados hijo… —dijo Blaine acercándose a ellos por  el pasillo, se había quedado en silencio escuchando la conversación hasta que sintió y era momento de intervenir.
-¿Es verdad eso Papá?... —preguntó llevándose ambas manos a la cara.
-Es lo que he tratado de decirte bebé, pero tu teoría al aparecer era de lo más intrigante e interminable…—dijo Kurt sonriendo y dándole un toque en la nariz, acto seguido Noah gesticuló un “oh”  bien largo y silencioso.
-¿Estamos listos?... —preguntó Blaine tomando las llaves de la casa y su billetera desde la mesa del recibidor.
-Al parecer… —contestó Kurt incorporándose.
-¿Al parecer? ¿falta algo?... —preguntó de vuelta su esposo mirando hacia todos lados.
-Además de mis ganas de ir, solo faltabas tú…
-Kurt…
-No diré nada, me limitaré a actuar como el mejor suegro que esta persona haya soñado tener… —dijo tomando la caja con el pastel que había preparado para la ocasión— seré un dulce, lo prometo… —añadió volviendo a lo de los gestos de promesa.
-Esta bien, pero más que el el mejor suegro que esta persona haya soñado tener… prefiero que actúes como el mejor  Padre que Lizzie merece … y que se que tiene.., — dijo Blaine revisando su billetera para asegurarse que llevaba todo lo necesario, como dinero, los pases del tren subterráneo y la dirección de su hija. Kurt lo miró un instante y repitió todo haciendo muecas y carantoñas, Blaine  rio a la par de Noah.
-Insisto en que era super innecesario venir... —dijo Kurt a media voz mientras caminaba por la Lincoln Av en camino al departamento que Lizzie y James habían rentado en el bohemio barrio de Soho.
-Kurt… —respondió su esposo mirándolo con desaprobación.
-No me mires así, hace un calor horrible… 
-Será porque es verano… —agregó Blaine mirando su teléfono móvil para asegurarse que iban por el camino correcto.
-¿Henry vendrá?
-Es lo que dijo en la última conversación que tuvimos… creo que hay que seguir hasta HighLine… —añadió señalando hacia adelante.
-Es la calle a la que vamos, así es que… me parece extraordinariamente conveniente… —dijo de vuelta Kurt tratando de cambiar la dirección de su flequillo con uno de sus dedos, llevaba en una de sus manos la caja con el  pastel y con la otra sujetaba a Noah.
-¿Te puedo ayudar?
-No es necesario… —respondió repitiendo el gesto.
-Creo que si necesitas ayuda Papá… —dijo Noah mirando a sus padres hacia arriba.
-Te lo dije… —agrego Blaine deteniéndose, soltó un segundo la mano de su hijo y se acercó a su esposo— ¿para allá?..—preguntó señalando hacia la derecha.
-Bien sabes que si… —contestó Kurt cerrando los ojos, como si dejara mimara por el más experto, gentil y guapo estilista.
-Obvio que lo se… —dijo Blaine terminando el peinado con un beso en al frente, Kurt sonrió al igual que Noah que se llevaba una mano a la cara como con vergüenza.
-¿Y eso?... —pregunto Kurt mirando a su esposo.
-Cosas de la vida a las  que no me puedo resistir… —señaló sonriendo.
-Ok, acepto eso más que cualquier otra cosa en la vida, entre otras esta cena  a la que me invitaron…. —dijo Kurt levantando un poco el pastel que llevaba en una de sus manos.
-No diré nada porque estamos por llegar y no quiero estar de mal humor… —contestó Blaine negando con la cabeza— además, cualquier cosa que diga, será repetida por… —Blaine inclinó su cabeza un poco para señalar a Noah— este es el edificio… — dijo apuntando a una de las tres torres del complejo habitacional donde Lizzie se había mudado con James.
-Vaya, edificios hechos en serie…super… —agregó Kurt con todo el sarcasmo que pudo.
-Oye… —Blaine soltó la mano de Noah y se puso delante de su esposo dando la espalda a la puerta de entrada y al panel de los intercomunicadores— se mas o menos que pasa aquí… pero creo que estas exagerando con esta alergia que le tienes al… al “sillón” de Lizzie… —dijo mirando de reojo al pequeño Noah cuando mencionaba lo del sillón, Kurt arrugó el entrecejo y se quedó pensando un segundo para descifrar aquel código que su esposo había inventado en cosa de segundos, mientras Blaine lo miraba fijo y sin pestañear en espera de aquello.
-¿Sillón?... —murmuró en silencio— ah claro… “el sillón metafórico”... —agregó cayendo en la cuenta.
-Pues bien, creo que es importante que ya dejes eso… Lizzie es feliz con su… “sillón” y no creo que sea correcto que te portes como lo esta haciendo…
-¿Disculpa?...
-¿Que?
-¿Acaso me estas diciendo cómo comportarme?… porque déjame decirte que en ninguna parte de nuestro contrato matrimonial decía que yo debo obedecerte como si fueras mi Papá o algo… —dijo Kurt bien molesto.
-Lizzie Anderson Hummel… —dijo Noah sin que sus padres lo advirtieran
-No estoy hablando como si fuera tu Papá, si no como alguien que quiere la paz familiar y que por ningún motivo le gustaría que nuestra hija se alejara de nosotros… —añadió Blaine bajando un poco el tono de voz cuando mencionaba lo del alejamiento. Kurt abrió sus ojos al máximo y Noah le hizo un par de señas a su hermana que se acercaba en silencio y como puntillas para sorprender a  sus padres.
-Primero, no creo que eso suceda, Lizzie jamás se alejaría de nosotros, y segundo… a lo único que apunto aquí, es que ese tal James estoy seguro y esconde algo, o a alguien…
-Kurt… —interrumpió Blaine dándose cuenta que su hija venía a su encuentro y no seria muy conveniente que escuchara a su Papá hablar mal de su novio..
-¿Qué?, es verdad, se que esconde algo y sabes que yo raramente me equivoco en estas cosas… tal vez algo en su closet…
-Kurt, ¿qué tal si…?
-Tal vez  zapatos fuera de estación… —insistió pensando en aquello— o una caja de cabello humano… ¡James Hoover me cae pesimo que quieres que haga!… —termino por decir Kurt sin darse cuenta que hija estaba detrás de él.
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