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#eudemonía
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Diccionario 📚
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bocadosdefilosofia · 7 months
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«Y este último elemento, el constructivo, determina también metódicamente una segunda e importante diferencia: las utopías sociales se nos presentan con el relato, con la descripción, no solo novelesca, de una sociedad futura mejor. Las teorías del Derecho natural, en cambio, trabajan, incluso en Rousseau, con deducciones desde un principio, se esfuerzan en conseguir el rango de una ciencia demostrativa. Y por lo que se refiere a la tercera, importante diferencia, esta se encuentra en la intención objetiva. Las utopías sociales están dirigidas principalmente a la dicha, o por lo menos, a la eliminación de la necesidad y de las circunstancias que mantienen o producen aquella. Las teorías iusnaturalistas, en cambio, como se ha visto claramente, están dirigidas predominantemente a la dignidad, a los derechos del hombre, a garantías jurídicas de la seguridad o libertad humanas, en tanto que categorías del orgullo humano. Y de acuerdo con ello, la utopía social está dirigida, sobre todo, a la eliminación de la miseria humana, mientras que el Derecho natural está dirigido, ante todo, a la eliminación de la humillación humana. La utopía social quiere quitar de en medio todo lo que se opone a la eudemonia de todos, mientras que el Derecho natural quiere terminar con todo lo que se opone a la autonomía y a su eunomía.»
Ernst Bloch: Derecho natural y dignidad humana. Aguilar Ediciones, pág. 209. Madrid, 1980.
TGO
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dias-de-la-ira-1 · 7 months
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«Y este último elemento, el constructivo, determina también metódicamente una segunda e importante diferencia: las utopías sociales se nos presentan con el relato, con la descripción, no solo novelesca, de una sociedad futura mejor. Las teorías del Derecho natural, en cambio, trabajan, incluso en Rousseau, con deducciones desde un principio, se esfuerzan en conseguir el rango de una ciencia demostrativa. Y por lo que se refiere a la tercera, importante diferencia, esta se encuentra en la intención objetiva. Las utopías sociales están dirigidas principalmente a la dicha, o por lo menos, a la eliminación de la necesidad y de las circunstancias que mantienen o producen aquella. Las teorías iusnaturalistas, en cambio, como se ha visto claramente, están dirigidas predominantemente a la dignidad, a los derechos del hombre, a garantías jurídicas de la seguridad o libertad humanas, en tanto que categorías del orgullo humano. Y de acuerdo con ello, la utopía social está dirigida, sobre todo, a la eliminación de la miseria humana, mientras que el Derecho natural está dirigido, ante todo, a la eliminación de la humillación humana. La utopía social quiere quitar de en medio todo lo que se opone a la eudemonia de todos, mientras que el Derecho natural quiere terminar con todo lo que se opone a la autonomía y a su eunomía.»
Ernst Bloch: Derecho natural y dignidad humana. Aguilar Ediciones, pág. 209. Madrid, 1980.
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raquelphtg · 9 months
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Diccionario poético
Apapachar: abrazar a alguien con fuerza, apretándolo contra tí.
Arrebol: color rojo, especialmente el de las nubes iluminadas por los rayos del sol o el del rostro.
Ataraxia: imperturbabilidad, serenidad.
Aurora: luz sonrosada que precede inmediatamente a la salida del sol.
Beldad: belleza o hermosura, especialmente la de las personas y más particularmente las mujeres.
Bonhomía: afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento.
Catarsis: Liberación o eliminación de los recuerdos que alteran la mente o el equilibrio nervioso.
Efímero: aquello que dura por un periodo muy corto de tiempo.
Epifanía: un momento de sorpresiva revelación.
Etéreo: vago, sutil, vaporoso.
Eudemonía: Estado de satisfacción debido generalmente a la situación de uno mismo en la vida.
Eunoia: pensamiento bello.
Flébil: lamentablemente, triste, lacrimoso.
Hipérbole: se trata de echarle un toque dramático a la vida. 
Inefable: algo que no se puede expresar con palabras por ser increíble, único, sutil, difuso… 
Inmarcesible: que no puede marchitarse.
Iridiscencia: reflejo de colores distintos, generalmente como los del arcoiris.
Kalon: belleza que va más allá de lo superficial.
Laztan: cariño, caricia o amado.
Luminiscencia: propiedad que tienen algunos cuerpos para emitir luz sin elevación de temperatura.
Melifluo: un sonido excesivamente suave, dulce o delicado.
Melomanía: Pasión y entusiasmo por la música.
Meraki: hacer algo con amor y creatividad, poniendo el alma en ello.
Mondo: libre y limpio de cosas añadidas o superfluas.
Nefelibata: soñadora, que no se apercibe de la realidad.
Ñamería: locura.
Opacarofilia: Es el amor o afición por admirar o disfrutar los ocasos o atardeceres.
Petricor: el nombre que recibe el olor que produce la lluvia al caer sobre suelos secos.
Quimera: Aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo.
Ramé: caótico y hermoso a la vez.
Resiliencia: capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o a un estado o situación adversa.
Sempiterno: que durará siempre; que habiendo tenido principio, no tendrá fin.
Serendipia: hallazgo fortuito, que se produce de manera accidental o casual.
Sisu: extraordinaria determinación, coraje y resolución ante la extrema adversidad.
Superfluo: no necesario, que está de más.
Trampantojo: trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es.
Vorágine: Pasión desenfrenada o mezcla de sentimientos muy intensos.
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hairam1108 · 10 months
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Las personas felices
poseen la increíble habilidad
de deshacerse
de los pensamientos tóxicos
que dañan su autoestima,
y no se preocupan
por lo que
no
merece
la pena.
eudemonía
🍂¸¸.•*᭡
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robinsongf · 1 year
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¿Qué hemos dejado de ser?
Muchas veces solo esperamos el arrebol del atardecer para creer en la ataraxia del día, porque hemos sucumbido al afán que lleva la humanidad en la búsqueda de la eudemonía, en la realidad cotidiana donde el ser humano se ahoga porque no aprecia, no tiene la capacidad de encontrar la luz que puede iluminar la vida, ciego quizàs de la sombra del cemento que ofrecen las calles y los edificios; destellado por las imágenes que conllevan a una felicidad inmediata que trasmiten las redes sin detenerse a observar màs arriba de los rascacielos.
¿Es el hombre el animal más evolucionado? Nuestras vida se han centrado en aprobación de otras personas, se han perdido esos sueños que desde niños buscábamos, se nos ha olvidado que no es lo mismo empatizar que simpatizar con aquellas personas que solo son compañeros fugaces.
Se nos ha hecho costumbre generalizar y normalizar nuestras caídas; hemos dejado de sentir emociones reales y nuestra vida se ha vuelto un texto jitanjáfora.
Entonces, parece ser que el hombre solo ha evolucionado de forma externa, porque día a día se ha olvidado que sentir es vida, que levantarnos cada mañana es una nueva oportunidad de iniciar de una forma diferente, que el hombre no es un ser autosuficiente, pero si dependiente.
Se nos ha hecho fácil usar palabras que son tan complejas desde su morfología y que a veces desconocemos, hemos roto la importancia de las herramientas que tenemos, pasamos menos tiempo nutriendo la esencia de nuestra vida.
En esta era de la comunicación, solo somos un pequeño rectángulo, que ha perdido la capacidad de asombrarnos por la majestuosidad de la sencillez y de la simplicidad de encontrar la belleza en lo pequeño, en lo que se nos brinda dìa a dia.
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unaranitaconetica · 3 years
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El padre de la Filosofía occidental
En esta clase hablamos de este no solo filosofo, si no también preceptor (tipo mentor), científico y médico... Aristóteles.
Fue una de las mentes mas brillantes del mundo helenístico.
Por ejemplo, hoy se hablo de ¿Cómo se puede lograr la felicidad según Aristóteles? "Todo conocimiento y la acción tienden a un bien", bien vivir y bienestar son idénticos a ser feliz. Para Aristóteles el llegar a la felicidad es alcanzar la Eudemonía, es decir como un bien supremo. Hay 11 virtudes que dejo que nos ayudar a alcanzar ese bien supremo: Fortaleza, Templanza, Magnificencia, Magnanimidad, Mansedumbre, Generosidad, Espirito sociable, Prudencia, Modestia, Veracidad y Justicia. Tal vez igual que yo nomas sepas bien el significado de 8 de estas , pero con ese poco conocimiento puedes pensar ¿tendrá razón Aristóteles? ¿Si pensamos en alguien feliz, como es la persona? Claro hay miles de famosos que puedes asemejar que son feliz por los lujos que les da su dinero, ¿pero se ven tan felices como en otras personas que también pensamos? En mi caso, por ejemplo, pienso en la dueños de un hogar de adopción de perritos, gatitos, animales; son Generosos, tienen el espíritu social, son prudentes, modestos, demuestran fortaleza, justicia, etc. y se nota con su simple mirada que al verle dado una familia a ese perrito, los llena de bien.
¿Tu que piensas? ¿Qué crees que te hará a ti feliz?
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va-cios · 5 years
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Eudemonía
Tomo mi alma.
Y fue despedazando las raíces de mis inseguridades
Destruyó las víboras que habitaban mis cicatrices
Desvaneció mi armadura
Con su luz venció a los fantasmas de mi pasado ruin.
Me otorgó el amor que estaba preso en las ataduras que no me dejaban en paz
Me libero de mis demonios, me devolvio la devocion, la sed de justicia y mi plenitud.
Me guió hacía mi eudemonía
B a b y
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Sin amigos no se puede alcanzar la eudemonía.
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lahuelladebalam · 5 years
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Hace poco escribí bajo propuesta; yo decía mujer y la persona me decía otra palabra y escribía. Ese ejercicio catártico me sirvió para salir del marasmo en el que estaba. Algunas personas me dijeron que mi arte es demasiado triste, sin esperanza. Chingao!!! Por eso mi alter ego es Augusto el payaso triste, porque puedo extrapolar lo que el interno no nos deja decir, porque tengo huevos para pintarme la cara y ser quien soy, pero mi trabajo tiene esperanza, porque no necesitas de un otro para poder ser por uno mismo, porque podemos salir de nuestra alteridad sin depender: por ello escribo de gente maltratada, humillada, triste, sin esperanza puesto que el sentido de la vida (la mía) es barrer historias, contar lo que la gente no quiere o no puede, soy como el barro que exprimes porque afea tu cara, tu máscara. Si tú quieres leerme gracias te doy y si no de cualquier manera seguiré haciendo lo que me gusta y ahí, ahí está mi eudemonía, mi eudemonía enamorada. No tengo trabajo, no tengo empleo ahora, pero soy feliz porque hago lo que me gusta, conozco doctores que son unos sofistas hijoeputas y le he invitado unos tacos a quien no tiene que comer. Por ello no soy pobre, solo no tengo dinero... soy Augusto el payaso triste.
Foto: la Navarro
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Diccionario 📚
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amarenadgz · 7 years
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Eudemonía
en griego, plenitud del ser. Comúnmente conocida como “felicidad”, una emoción unicamente humana. 
se pudiese définir como un estado de la mente y del alma.
hacer un gol, una buena comida, un día mas, un regalo o una persona.
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imnotxlive · 7 years
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La justicia es un término medio entre dos extremos. Cada extremo es la injusticia. Tan injusto es que cometas una injusticia con alguien como permitir que alguien cometa una injusticia contigo. En el medio, está la justicia. Y, sin la justicia, no hay eudemonía.
Merlí. {T1E4: Aristóteles}
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giselleermz · 7 years
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Palabras nuevas
Esta es una lista de palabras (y su significado) que veo en libros o escucho y que me gustaría usar con mayor frecuencia para ampliar mi vocabulario. Esta lista se irá actualizando constantemente.
Abigarrado/a: De varios colores, especialmente si están mal combinados. Heterogéneo, reunido sin concierto. 
Abstemio/a: Que no bebe vino ni otras bebidas alcohólicas.
Abotagar: Embotar o entorpecer. Dicho del cuerpo, o de una parte del cuerpo de un animal, o de una persona: hincharse, generalmente por enfermedad. 
Abulia: Pasividad, desinterés, falta de voluntad. 
Abyecto/a: Despreciable, vil en extremo. Humillado.
Acicatear: Incitar, estimular. 
Adepto/a: Partidario o seguidor de alguien o algo, como una idea o un movimiento. Iniciado en los arcanos de la alquimia.
Adusto/a: Quemado, tostado, ardiente. Poco tratable, huraño, malhumorado. Seco, severo, desabrido. 
Ágape: Comida fraternal de carácter religioso entre los primeros cristianos, destinada a estrechar los lazos que los unían. Banquete.
Ahínco: Eficacia, empeño, o diligencia grande con que se hace o solicita algo. 
Aína: Por poco. Pronto. Fácilmente.
Alborozado/a: Alegre, que denota alborozo.
Alevosía: Traición, perfidia. 
Algarabía: Gritería confusa de varias personas que hablan a un tiempo. Lengua atropellada o ininteligible. Enredo, maraña.
Alharaca: Extraordinaria demostración o expresión con que por ligero motivo se manifiesta la vehemencia de algún afecto, como de ira, queja, admiración, alegría. 
Alud: Gran masa de nieve que se derrumba de los montes con violencia y estrépito. Masa grande de una materia que se desprende por una vertiente precipitándose por ella. 
Amedrentar: Infundir miedo, atemorizar.
Ampuloso/a: Dicho del lenguaje o del estilo y del escritor o del orador. Hinchado y redundante. 
Anagnórisis: Descubrimiento por parte de un personaje de datos esenciales sobre su identidad, sus seres queridos o su entorno, ocultos para él hasta ese momento.
Antropofagia: Comer carne cruda, rito de ciertas tribus salvajes.
Ápice: Extremo superior o punta de algo. Parte pequeñísima, punto muy reducido. Parte más ardua o delicada de una cuestión o de una dificultad.
Apología: Discurso de palabra o por escrito, en defensa o alabanza de alguien o algo. 
Apócrifo/a: Falso o fingido. Dicho de una obra, especialmente literaria: de dudosa autenticidad en cuanto al contenido o a la atribución.
Arrebol: Cuando las nubes adquieren un color rojo al ser iluminadas por los rayos del sol.
Ardid: Mañoso, astuto, sagaz. Ardido. Artificio, medio empleado hábil y mañosamente para el logro de algún intento. 
Asechanza: Engaño o artificio par hacer daño a alguien. 
Atavismo: Comportamiento que hace pervivir ideas o formas de vida propias de los antepasados. Reaparición en los seres vivos de caracteres propios de sus ascendientes más o menos remotos. 
Aterir: Pasmar de frío.
Aupar: Levantar o subir a alguien. Ensalzar, enaltecer. 
Auscultar: Aplicar el oído a la pared torácica o abdominal con instrumentos adecuados para ello. Sondear el pensamiento de otras personas, el estado de un negocio, la disposición ajena ante un asunto. 
Averno: Infierno.
Ayo/a: Persona encargada en las casas principales de custodiar niños o jóvenes y de cuidar de su crianza y educación. 
Bagatela: Cosa de poca importancia o valor. 
Bastimento: Provisión para sustento de una ciudad, de un ejército. 
Batahola: Bulla, ruido grande.
Bifurcarse: Dicho de una cosa-Dividirse en dos ramales, brazos o puntas.
Boicot: Acción que se dirige contra una persona o entidad para o para obstaculizar el desarrollo o funcionamiento de una determinada actividad social o comercial. 
Cacofonía: Disonancia que resulta de la inarmónica combinación de los elementos acústicos de la palabra. 
Carabina: Arma larga de fuego, portátil, de menor longitud y potencia que el fusil. Mujer de edad que acompañaba a ciertas señoritas, especialmente cuando eran cortejadas. 
Cavilar: Pensar con intención o profundidad algo. 
Celeridad: Prontitud, rapidez, velocidad.
Chanza: Dicho festivo y gracioso. Hecho burlesco para recrear el ánimo o ejercitar el ingenio. Hablar aparentando sinceridad cuando realmente no habla de veras.
Chinampa: Terreno de corta extensión en las lagunas vecinas a la ciudad de México, donde se cultivan flores y verduras. 
Climaterio: Periodo de la vida en que cesa la función reproductora. 
Coartado/da: Dicho de un esclavo: Que pactaba su rescate con su dueño. 
Compungido/a: Atribulado, dolorido. 
Condescender: Acomodarse por bondad al gusto y voluntad de alguien.
Condoler: Compadecer.
Congoja: Desmayo, fatiga, angustia y aflicción de ánimo. 
Consuetudinario/a: Que es costumbre. Habitual o reincidente. 
Convoy: Escolta o guardia. Séquito o acompañamiento. 
Críptico/a: Perteneciente o relativo a la criptografía. Oscuro, enigmático. 
Dabuten: Que es muy bueno o asombrosamente bonito. 
Delación: Acusación, denuncia. Llamamiento a aceptar o repudiar una herencia o legado. 
Demiurgo: En la filosofía platónica, divinidad que crea y armoniza el universo. En la filosofía de los gnósticos, alma universal, principio activo del mundo. 
Depurar: Limpiar, purificar. 
Derrengado/a: Muy cansado.
Desgañitarse: Enronquecerse. Esforzarse violentamente gritando o voceando. 
Despotricar: Hablar sin consideración ni reparo, generalmente criticando a los demás. 
Diáfano/a: Dicho de un cuerpo que deja pasar a su través la luz casi en su totalidad. Claro. Dicho de un espacio despejado, o que carece de obstáculos o separaciones. 
Dilación: Demora, tardanza o detención de algo por algún tiempo. Dilatación, extensión, propagación.
Dilucidar: Declarar y explicar un asunto, una proposición o una obra de ingenio.
Dinamitar: Volar algo con dinamita. Aniquilar.
Dirimir: Deshacer, disolver, desunir, algo material. Ajustar, concluir, componer una controversia.
Díscolo/a: Desobediente, que no se comporta con docilidad. 
Dispatía: Carencia de simpatía, de calor humano. 
Distar: Estar situada a una cierta distancia espacial o temporal de otra. Diferenciarse notablemente de otra.
Eclecticismo: Adopción en el juzgar u obrar, de una postura intermedia entre doctrinas o actitudes diversas. Combinación de elementos de diversos estilos, ideas o posibilidades. 
Ecuanimidad: Igualdad y constancia de ánimo. Imparcialidad de juicio. 
Efímero: Aquello que dura por un período muy corto de tiempo.
Elocuencias: Facultad de hablar o escribir de modo eficaz para deleitar, conmover o persuadir. 
Elucubrar: Elaborar una divagación complicada y con apariencia de profundidad. Imaginar sin mucho fundamento. Trabajar velando y con aplicación e intensidad en obras de ingenio. 
Endeble: Débil, flojo, de resistencia insuficiente. 
Endemia: Enfermedad que reina habitualmente, o en épocas fijas, en un país o comarca. 
Endémico/a: Propio y exclusivo de determinadas regiones. 
Energúmeno/a: Persona poseída del demonio. Persona furiosa, alborotada.
Enervar: Debilitar, quitar las fuerzas. Poner nervioso. 
Enhiesto/a: levantado, derecho. 
Énoument: Agridulce sabor de haber llegado aquí, en el futuro, donde finalmente se puede obtener respuesta a cómo salen las cosas en el mundo real.
Entelequia: Cosa irreal. 
Entelerido/a: Sobrecogido de frío o de pavor. Enteco, flaco, enclenque. 
Esbirro: Antiguamente, oficial inferior de justicia. Hombre que tenía por oficio prender a las personas. Hombre que ejecuta las órdenes de una autoridad, especialmente si para ello debe emplear violencia. Secuaz a sueldo o movido por interés.
Escayola: Yeso fino calcinado. Vendaje endurecido para inmovilizar una parte del cuerpo. 
Escéptico: Que no cree o afecta no creer.
Escindir: Cortar, dividir, separar. Romper un núcleo atómico en partes, con la consiguiente liberación de energía. 
Escozor: Sensación dolorosa. Sentimiento causado por una pena o desazón.
Escrutinio: Examen y averiguación exacta y diligente que se hace de algo para formar juicio de ello. Reconocimiento y cómputo de los votos en las elecciones o en otro acto análogo. 
Estentóreo/a: Dicho de la voz o del acento muy fuerte, ruidoso, retumbante.
Estipendio: Paga o remuneración que se da a alguien por algún servicio. Tasa pecuniaria, fijada por la autoridad eclesiástica, que dan los fieles al sacerdote para que aplique la misa por una determinada intención. 
Etéreo: Extremadamente delicado y ligero, algo fuera de este mundo. 
Eudemonía: Estado de satisfacción debido generalmente a la situación de uno mismo en la vida. 
Eufonía: Sonoridad agradable que resulta de la acertada combinación de los elementos acústicos de las palabras.
Expedito/a: Desembarazado, libre de todo estorbo. Pronto a obrar. 
Expiar: borrar las culpas, purificarse de ellas mediante un sacrificio. Padecer trabajos a causa de desaciertos o malos procederes.
Facineroso/a: Delincuente habitual. Persona malvada o de perversa condición.
Faena: Trabajo corporal. Trabajo mental. Mala pasada. Servicio que se hace a alguien. 
Famélico/a: Hambriento. Muy delgado, con aspecto de pasar hambre.
Fatuo/a: Lleno de presunción o vanidad infundada y ridícula. Falto de razón o de entendimiento. 
Fútil: De poco aprecio o importancia. 
Gabán: Abrigo. Capote con mangas, y a veces con capilla, que se hacía por lo regular de paño fuerte. 
Gacha: Masa blanda casi líquida. Cuenco. Comida compuesta de harina cocida con agua y sal, que se puede aderezar con leche, miel u otro aliño. Lodo, barro. Halagos, caricias, mimos.
Galimatías: Lenguaje oscuro por la impropiedad de la frase o por la confusión de las ideas. Confusión, desorden, lío.
Gobelino: Tapicero de la fábrica que estableció el rey de Francia Luis XIV en la de tejidos fundada por Gobelin. Tapiz hecho por los gobelinos o a imitación suya.
Granuja: Bribón, pícaro. Muchacho que vagabundea. Conjunto de pillos o pícaros. Uva desgranada y separada del racimo. 
Gregario/a: Dicho de un animal que vive en rebaño o manada. Dicho de una persona que está en compañía de otros sin distinción, como el soldado raso. Dicho de una persona que junto con otras, sigue ciegamente las ideas o iniciativas ajenas. Corredor encargado de ayudar al cabeza de equipo o a otro ciclista de categoría superior a la suya. 
Grogui: En el boxeo, aturdido, tambaleante. Atontado por el cansancio o por otras causas física o emocionales. Casi dormido. 
Hacinar: Amontonar, acumular, juntar sin orden.
Hampa: Conjunto de maleantes con conductas particulares. Vida de las gentes holgazanas y maleantes.
Hampón/na: Valentón o maleante. 
Hégira: Era de los musulmanes, que se cuenta desde el año 622, en que huyó Mahoma de La Meca a Medina.
Horadado: Capullo del gusano de seda agujerado por ambas partes.
Horma: Molde con que se fabrica o forma algo, especialmente zapatos y sombreros.
Idilio: Coloquio amoroso, relaciones entre enamorados. Composición poética que recreaba de manera idealizada la vida del campo y los amores pastoriles. 
Ignominia: Afrenta pública.
Iletrado/a: Analfabeto.
Impávido: Libre de pavor, sereno ante el peligro, impertérrito.  
Impoluto/a: Limpio, sin mancha. 
Inanición: Debilidad grande por falta de alimento o por otras causas.
Incautarse: Dicho de una autoridad judicial o administrativa que priva a alguno de sus bienes. Apoderarse arbitrariamente de algo. 
Indultar: Perdonar a alguien total o parcialmente la pena que tiene impuesta, o conmutarla por otra menos grave. Exceptuar o eximir de una ley u obligación.
Indulto: Gracia por la cual se remite a total o parcialmente o se conmuta una pena. Gracia que concede el jefe del Estado, por la cual perdona total o parcialmente una pena o la conmuta por otra más benigna. 
Inefable: Que no se puede explicar con palabras.
Inicuo/a: Contrario a la equidad. Malvado, injusto. 
Inopinado/a: Que sucede sin haber pensado en ello, o sin esperarlo. 
Insidia: Asechanza, Palabras o acción que envuelven mala intención. 
Insuflar: Infundir a alguien algo inmaterial, como un sentimiento o una idea. 
Insular: Natural de una isla.
Intempestivo/a: Que es o está fuera de tiempo y sazón.
Irrupción: Acometimiento impetuoso y repentino. Entrada impetuosa en un lugar.
Jaca: Yegua. Caballo cuya alzada no llega a metro y medio.
Junturas: Parte o lugar en que se juntan y unen dos o más cosas. Unión o mezcla de una cosa con la otra. 
Lacónico/a: Que es breve o conciso. 
Laja: Lancha. Bajo de piedra, a manera de meseta llana.
Lapidicolo: Que vive debajo de las piedras, como ciertos insectos ciegos. 
Latifundio: Finca rústica de gran extensión.
Legítimo: que ha sido hecho o establecido por la ley. 
Libar: Dicho de las abejas, sorber el jugo de las flores. Hacer la libación para el sacrificio o la presentación de ofrendas a una divinidad. Gustar un licor paladeándolo. 
Limerencia: Estado mental involuntario, propio de la atracción romántica por parte de una persona a otra. 
Lisonjear: Adular. Deleitar, agradar. Dar motivo de envanecimiento. 
Lontananza: A lo lejos; cosas que, por estar muy lejanas no se pueden distinguir. 
Mancebo/a: Dicho de una persona joven. Empleado auxiliar de farmacia. Persona que sirve como criado. Aprendiz asalariado de categoría inferior. Hombre joven soltero. Mujer que vive amancebada. 
Mansedumbre: Condición de manso.
Marasmo: Suspensión, paralización, inmovilidad, en lo moral o en lo físico. Extremado enflaquecimiento del cuerpo humano. 
Megalodáctilo: Que tiene dedos anormalmente grandes.
Melifluo: Sonido excesivamente dulce, suave o delicado.
Mermar: Hacer que algo disminuya o quitar a alguien parte de cierta cantidad que le corresponde. Bajar o disminuir algo o consumirse una parte en ello.
Miríada: Cantidad muy grande e indefinida.
Miriñaque: Alhaja de poco valor que sirve para adorno o diversión. 
Nefando/a: Indigno, torpe, de que no se puede hablar sin repugnancia u horror.
Neófito/a: Persona recién convertida a una religión. Persona recién admitida al estado eclesiástico o religioso. Persona adherida recientemente a una causa, o recientemente incorporada a una agrupación o colectividad.
Nesciencia: Ignorancia, necedad, falta de ciencia. 
Neurálgico/a: Dicho de un momento, situación o lugar que se consideran decisivos en un asunto, problema o cuestión. 
Nimiedad: Pequeñez, insignificancia. Exceso, demasía. Prolijidad, minuciosidad.
Nimio/a: Dicho generalmente de algo no material: insignificante, excesivo. Prolijo, minucioso, escrupuloso. 
Obnubilar: Nublar, confundir. Embelesar.
Obstinar: Mantenerse en su resolución y tema, porfiar con necedad y pertinacia, sin dejarse vencer por los ruegos y amonestaciones razonables ni por obstáculos o reveses. Dicho de un pecador. Aburrirse.
Occipucio: Parte de la cabeza por donde ésta se une con las vértebras del cuello. 
Ofuscamiento: Turbación que padece la vista por un reflejo grande de luz que da en los ojos, o por vapores o fluxiones que dificultan la visión. Oscuridad de la razón, que confunde las ideas.
Oprobio: Ignominia, afrenta, deshonra. 
Oriundo/a: Que trae su origen de algún lugar. 
Ostensible: Que puede manifestarse o mostrarse. Claro, manifiesto, patente.
Otrora: En otro tiempo, en un tiempo pasado. 
Palurdo/a: Dicho de una persona rústica e ignorante.
Paroxismo: Exaltación extrema de los afectos y pasiones. Accidente peligroso o casi mortal, en que el paciente pierde el sentido y la acción por largo tiempo.
Parsimonia: Lentitud.
Párvulo: pequeño, de corta edad o de corta estatura. Inocente, cándido y sin malicia. Humilde y apocado. 
Pasmar: Enfriar mucho o bruscamente. Ocasionar o causar suspensión o pérdida de los sentidos y del movimiento.
Perfidia: Deslealtad, traición o quebrantamiento de la fe debida. 
Pérfido/a: Desleal, infiel, traidor, que falta a la fe que debe. 
Pecuniario/a: Perteneciente o relativo al dinero efectivo. 
Pertinente: Que es adecuado u oportuno en un momento u ocasión determinados. Que hace referencia a cierta cosa. 
Pesquisa: Información o indagación que se hace de algo para averiguar la realidad de ello o sus circunstancias.
Petulancia: Vana y exagerada presunción.
Pírrico/a: Dicho de un triunfo o de una victoria obtenidos con más daño del vencedor que del vencido. Conseguid con mucho trabajo o por un margen muy pequeño. De poco valor o insuficiente, especialmente en proporción al esfuerzo realizado. 
Pitanza: Distribución que se hace diariamente de algo, ya sea comestible o pecuniario. Ración de comida que se distribuye a quienes viven en comunidad o a los pobres. Alimento cotidiano. Precio o estipendio que se da por una cosa.
Plenilunio: Luna llena.
Pleonasmo: Empleo en la oración de uno o más vocablos, innecesarios para que tenga sentido completo, pero con los cuales se añade expresividad a lo dicho. Demasía o redundancia viciosa de palabras. 
Políglota: Escrito en varias lenguas. Dicho de una persona versada en varias lenguas.
Poseso/a: Dicho de una persona que padece posesión o apoderamiento de algún espíritu. 
Prístino/a: Antiguo, primero, primitivo, original.
Procaz: Desvergonzado, atrevido. 
Prodigar: Disipar, gastar pródigamente o con exceso y desperdicio algo. Dar con abundancia. 
Providencia: Disposición anticipada o prevención que mira o conduce al logro de un fin. Disposición que se toma en un lance sucedido, para componerlo o remediar el daño que pueda resultar. 
Puericia: Periodo de la vida humana que media entre la infancia y la adolescencia. 
Pueril: Perteneciente o relativo al niño o a la puericia. Propio de un niño o que parece un niño. 
Punir: Castigar a un culpado.
Pusilánime: Dicho de una persona con falta de ánimo y valor para tomar decisiones o afrontar situaciones comprometidas. 
Quid: Esencia, punto más importante o porqué de una cosa. 
Raquítico/a: Que padece raquitismo. Dicho de una persona muy delgada y débil. Dicho de una cosa muy pequeña o escasa.
Raso/a: Plano, liso, libre de estorbos. Dicho de una persona que no tiene un título u otro adherente que la distinga. Que pasa o mueve a poca altura del suelo. 
Raudo/a: Rápido, violento, precipitado.
Recalcitrante: Terco, necio, aferrado a una opinión o conducta.
Recular: Ir hacia atrás. Dicho de una persona que cede de su dictamen u opinión. 
Redomado/a: Muy cauteloso y astuto. Que tiene en alto grado la cualidad negativa que se le atribuye.
Regentar: Desempeñar temporalmente ciertos cargos o empleos. Ejercer un cargo ostentando superioridad. Ejercer un empleo o cargo de honor. 
Regodearse: Deleitarse o complacerse en lo que gusta o se goza, deteniéndose en ello. Complacerse maliciosamente con un percance, apuro, que le ocurre a otra persona. 
Remunerar: Recompensar, premiar, galardonar. Retribuir. Producir ganancia. 
Renquear: Andar o moverse como renco, oscilando a un lado y a otro a trompicones. Tener dificultad en alguna empresa, negocio, quehacer. Dicho de quien ejecuta un acto o toma una resolución, no acabar de decidirse. 
Resquicio: Abertura que hay entre el quicio y la puerta. Hendidura pequeña. Coyuntura u ocasión que se proporciona para un fin.
Retahíla: Serie de muchas cosas que están, suceden o se mencionan por su orden. 
Rumiar: Masticar por segunda vez. Considerar despacio y pensar con reflexión y madurez algo. Rezongar, refunfuñar. 
Sainete: Obra teatral. Situación o acontecimiento grotescos o ridículos y a veces tragicómicos. Cosa que aviva y realza el mérito de algo, de suyo agradable. Recriminación violenta. 
Sendos/as: Uno cada uno o uno para cada uno de dos o más personas o cosas.
Silente: Silencioso, tranquilo, sosegado. 
Sofisma: Razón o argumento falso con apariencia de verdad. 
Soslayar: Pasar por alto algo, especialmente una dificultad, dejándolo de lado. 
Sudario: Lienzo que se pone sobre el rostro de los difuntos o en que se envuelve el cadáver. Lienzo con que se limpia el sudor. 
Suntuoso/a: Grande y costoso. Dicho de una persona magnífica en su gasto y porte.
Suplicio: Muerte o daño corporal grave que se causan a alguien como castigo. Dolor intenso. Molestia grande y prolongada. 
Taimado/a: Bellaco, astuto, disimulado y pronto en advertirlo todo.
Tálero: Antigua moneda alemana de plata.
Tanotoico: Parecido a la muerte.
Tepetate: Bloque de conglomerado arenoso muy resistente, que se usa para la fabricación de muros. Capa terrestre caliza y dura que se emplea en revestimientos de carreteras y para la fabricación de bloques para paredes.
Terciado/a: Dicho del pan elaborado con dos tercios de harina de trigo y un tercio de harina de cebada o centeno. Mediano. Dicho de un toro que no alcanza el tamaño que debiera tener a su edad. Dicho de una raza de animales que no es pura. Espada corta de hoja ancha. Cinta algo más ancha que el listón.
Teutón/a: Dicho de una persona de un pueblo de raza germánica que habitó antiguamente cerca de la desembocadura del Elba. Alemán. 
Trifulca: Desorden y camorra entre varias personas. 
Tufo: Olor, hedor. 
Ubicuo/a: Dicho principalmente de Dios: Omnipresente. Dicho de una persona: Que todo lo quiere presenciar y vive en continuo movimiento. 
Vaticinar: Pronosticar, adivinar, profetizar.
Veleidoso/a: Inconstante, mudable. 
Vericueto: Lugar o sitio áspero, alto y quebrado, por donde no se puede andar sino con dificultad. 
Vesania: Demencia, locura, furia.
Vetusto/a: Extremadamente viejo, anticuado.
Vitualla: Conjunto de cosas necesarias para la comida, especialmente en los ejércitos. Abundancia de comida, y sobre todo de menestra o verdura. 
Vituperar: Criticar o censurar con dureza algo o a alguien. 
Yelmo: Pieza de la armadura antigua que resguardaba la cabeza y el rostro, y se componía de morrión, vísera y babera.
Yerto/a: Tieso, rígido o áspero. Se dice del viviente que se ha quedado rígido por el frío o del cadáver u otra cosa en que se produce el mismo efecto.
Zalamero/a: Propio de una persona que demuestra afecto y cariño de manera empalagosa.
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Eudemonía
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tevo1982 · 7 years
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La concepción aristotélica de la felicidad en “Ética a Nicómaco”
Resumen
La felicidad es un concepto antiguo que se mantiene vigente hasta hoy. Uno de los filósofos que desarrollo este concepto fue Aristóteles quien lo estudió en su libro “Ética a Nicómaco”, el cual ha llegado hasta nuestros días. Es frecuente encontrar referencias positivas referentes al concepto aristotélico de felicidad y la ética eudemonista, señalando los fundamentos empíricos en que se basa. El presente artículo intentará explicar la concepción aristotélica de la felicidad, su fundamentación, su relación con la ética y hasta qué punto puede ser experimentado en la vida humana.
Introducción y objetivos
La felicidad es un concepto antiguo y que ha sido recogido por los políticos de diferentes épocas y latitudes a tal punto que lo encontramos hasta en la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos. Incluso, en la filosofía se ha recogido dicho concepto. Uno de los filósofos que lo incluyó en su propuesta ética fue Aristóteles, motivo por el cual se decidió investigar qué implicancias tiene el concepto de felicidad en la ética que él plantea en su obra “Ética a Nicómaco”. Por ello, en esta investigación se ha propuesto analizar el concepto de felicidad que plantea Aristóteles en la mencionada obra y qué implicancias tiene en su ética, claro está que esto asocia otras interrogantes que se encuentran subsumidas en nuestro objetivo general y estas son la de identificar el concepto aristotélico de felicidad y describir de qué manera Aristóteles construye su ética a partir de dicho concepto.
Marco conceptual
La ética aristotélica se caracteriza por ser una ética teleológica, es decir una ética orientada al resultado, también se le denomina ética eudemonista por estar orientada a la búsqueda de la eudemonía  o felicidad, identificando a ésta con el bien supremo y considerándola como una finalidad, razón por la cual también la denominan como ética de bienes y fines. Ahora bien, la ética aristotélica estudia los fines de las acciones humanas pero comienza por diferenciar dichas acciones identificando dos tipos: la poieresis o la producción, que se refiere a todas las acciones humanas destinadas a la producción de bienes, y la praxis o acción, que se refiere a todas las acciones o actividades humana que son importantes por sí mismas, siendo esta última donde se encuentran las actividades humanas que tienden a la felicidad. Dentro de este contexto es que nos corresponde explicar el concepto aristotélico de felicidad. Considerando lo señalado anteriormente Aristóteles identifica a la felicidad con el bien supremo que persigue el hombre. Sin embargo, dicho bien supremo no se identifica con la idea del Bien de Platón del cual los demás bienes son simples copias, sino que corresponde al bien último al que se subordinan los demás bienes. Es así, que Aristóteles se orienta a las acciones que generan dicho bienes, estableciendo una ética orientada a la acción en contraposición a la ética socrática que se orientaba al conocimiento del bien. De esta manera, Aristóteles concluye que la felicidad es una actividad propia o exclusiva del hombre, que se encontraría en la actividad del alma racional de acuerdo a la virtud y durante la totalidad de una vida. Por lo que con la culminación de la vida de una persona y el cesar de los movimientos de esta, se alcanzaría la felicidad como consecuencia de la vida humana perfeccionada por las virtudes. Dicha concepción de la felicidad y la vida humana lleva al filósofo español Gustavo Bueno Martinez a plantear la tesis de que el concepto de felicidad aristotélico tiene raíces ontológicas, es decir que está emparentado con el dios aristotélico: el acto puro, aquel que no está en movimiento pero lo provoca de manera inmanente en la naturaleza (Bueno, 2005). Es así que Aristóteles puede identificar la felicidad perfecta con la actividad contemplativa, ya que la sabiduría se encuentra dentro del alma racional del hombre pero como una manifestación de lo divino, no como una característica natural de este; y por ello la actividad contemplativa es natural del dios aristotélico: el acto puro.
Esta concepción de la felicidad genera consecuencias en cuanto a la ética y la política aristotélica. Es así que la felicidad se relaciona con la ética  al priorizar a las actividades del alma racional sobre las del alma sensitiva, subordinando las virtudes éticas del alma sensitiva a las virtudes intelectuales o dianoéticas del alma racional. De esta manera, se plantea que las virtudes éticas proceden de la costumbre y no son naturales al hombre. Mientras que las virtudes dianoéticas proceden de la enseñanza y se clasifican en dos tipos: la phrónesis o prudencia y la sophia o sabiduría, que como señalamos anteriormente, ésta última es la manifestación de lo divino en cada uno de nosotros. Estas virtudes generan que se planteen dos tipos de vida: la vida contemplativa, con la que nos aproximamos a esa parte divina que llevamos dentro y que es inalcanzable, por lo que se entiende que se trata de un ideal de felicidad, y la vida activa, que es la actividad del hombre de acuerdo a la prudencia en su relación con los demás hombres y el mundo. Por otro lado, la física de Aristóteles identifica dos planos en el que se desarrollan estos modos de vida: el mundo supralunar y el mundo sublunar. El mundo supralunar es el plano del acto puro, del dios aristotélico que no presenta movimiento, es autosuficiente y no necesita de otros para contemplarse, solo él puede llevar la vida contemplativa en el estricto sentido de la palabra. En cambio, el mundo sublunar es el mundo de la contingencia, de la imperfección, donde el movimiento no cesa y las cosas están en un cambio constante, es el mundo del hombre que para guiar sus acciones y conducirse entre los extremos necesita de un criterio, una guía de acción, que es la prudencia.
Finalmente, Aristóteles reconoce una relación entre la felicidad y la política la cual se encuentra en la educación y las leyes. En cuanto a la educación se plantea que ésta es un medio de formación de las virtudes, sobre todo de la prudencia. En cambio, una vez que la persona está formada el Estado debe asegurarse que éste no incurra en excesos por lo que existen las leyes que permitirán que el ciudadano mantenga el camino recto de la virtud.
Revisión de tres referencias específicas
Para Vigo la felicidad aristotélica implica tres consecuencias a considerar:
La definición de felicidad se identifica con la actividad del alma racional y no con la suma determinada de bienes, esto conlleva a que se consideren bienes únicamente a aquellos que constituyen condiciones necesarias para realizar dicha actividad.
La relación entre felicidad y virtud no tiene que ver con la posesión o ktésis, sino con la actividad o chrésis, es decir que Aristóteles no se enfoca en la posesión de las virtudes para lograr la felicidad sino en el ejercicio o actividad de la virtud.
La relación señalada anteriormente hacen que la ética aristotélica se ubique entre dos posiciones opuestas: la felicidad vulgar que identifica la felicidad con la posesión de bienes materiales, y la felicidad socrática que identifica la felicidad con la posesión de las virtudes prescindiendo de los bienes materiales.
En cambio, Godoy establece una relación entre la eudemonía o felicidad de Ética a Nicómaco y el eu zeen o buen vivir de La Política, resaltando que Aristóteles hace referencia al vivir bien no como la mera acción de vivir, sino como vivir conforme a la virtud, lo cual se encuentra en la concepción aristotélica de felicidad.
Por otro lado, Aubenque se enfoca a la virtud intelectual de la prudencia y recoge la tesis de Jaeger en cuanto a los periodos de Aristóteles. Dicha tesis identifica la diferencia entre el Aristóteles de Ética a Eudemo y el de Ética a Nicómaco. Respecto al primer Aristóteles, la phrónesis presenta raíces platónicas y dios es el elemento organizador de la vida buena. En cambio, en Ética a Nicómaco se da el quiebre entre razón pura y razón práctica, ya que Aristóteles retira a dios del rol de ente rector de la vida buena, atribuyéndole dicho rol a la phrónesis o prudencia como virtud que permite al hombre identificar qué es lo bueno para él.
Corpus y/o objeto de estudio
El corpus de la investigación fue el libro Ética a Nicómaco de Aristóteles, debido que nuestro objeto de estudio era la concepción aristotélica de la felicidad y nuestro objetivo general consistía en encontrar las implicancias de dicho concepto en la estructura de la ética aristotélica, nos abocamos a revisar los capítulos I y X que son los que desarrollan el concepto de felicidad así como la estructura ética que se desprende producto de dicho concepto. Es así, que en libro I nos introduce al problema del bien de Aristóteles, de la multiplicidad de estos y de como un análisis desde la finalidad de las cosas nos permitía encontrar aquel bien que podía ser considerado supremo: la felicidad. También nos comienza a exponer su razonamiento que nos llevaría a definir el concepto de felicidad, su relación con la racionalidad, su condicionamiento a los bienes exteriores y materiales, así como su vinculación a las virtudes. En cambio el capítulo X nos habla de la felicidad y el placer, la relación entre el placer y la virtud, la relación entre el dolor y el placer, la felicidad perfecta, la vida contemplativa, la educación y las leyes.
Discusión crítica
La revisión del libro “Ética a Nicómaco” ha llevado a diferentes autores a plantear que el concepto aristotélico de la felicidad se caracteriza por tener un fundamento empírico. Ello en razón de que Aristóteles considera como punto de partida a los bienes particulares para finalmente a través de un criterio teleológico plantear que existe un bien supremo al cual se subordinan los demás bienes y que este se identifica con la felicidad. Sin embargo, otros filósofos consideran que el fundamente de este concepto es de carácter ontológico, así tenemos a Gustavo Bueno quien considera que “(…) la idea de la felicidad de Aristóteles, es una Idea ontológica y sistemática, no es en modo alguno empírica. Está construida mediante un esquematismo vinculado a su concepción metafísica del Acto Puro” (Bueno, 2005, p.202) Esto lo podemos apreciar con mayor nitidez en Ética a Nicómaco cuando Aristóteles señala que “La felicidad, (…), exige, (…), una virtud perfecta y una vida completa, dado que a lo largo de la vida ocurren muchos cambios y avatares de todo género, y es posible que el más venturoso caiga, al llegar a la vejez, en grandes desgracias (…)” (Aristóteles, 2006, p.40). Esto ocurre porque una vez culminada la vida humana, ya no hay más potencialidades en el ser humano, los movimientos de su existencia cesan y se puede decir que la vida humana de dicho ser que ha dejado de existir ha logrado su nivel máximo de perfeccionamiento o desarrollo y por tanto recién se puede verificar si su vida se ha conducido conforme a la virtud.
Ahora bien, este fundamento ontológico está vinculado a la propuesta de Werner Jaeger sobre la prudencia que recoge Pierre Aubenque:
“"(…) el abandono por parte de Aristóteles de la teoría de las Ideas provocó (…) el divorcio entre la razón teórica y la razón práctica (…) Pero si Aristóteles renuncia a las Ideas, no ha renunciado, sin embargo, a la trascendencia de lo divino: respecto a Dios. (De esta manera, en Ética a Nicómaco) Dios está en lo oculto o mudo, (...) la acción no tiene ya nada que esperar de la teoría, es decir, de la contemplación: <<Aristóteles quita a la phrónesis todo significado teórico>>, para ver en ella un sentido moral, capaz de orientar la acción hacia aquello que es inmediatamente útil y bueno para el hombre, pero sin referencia alguna a la norma trascendente." (Aubenque, 1999, p.18-19)
Es decir, que a pesar de que Aristóteles refuta la idea del Bien de Platón mantiene en su ontología la creencia en la existencia de algo supremo (el acto puro), pero que a la vez en el plano físico sublunar del ser humano no tiene ninguna injerencia práctica, es decir que en el mundo de las acciones humanas el acto puro (dios) aparece como la fuerza que impulsa el movimiento, pero no como el criterio de naturaleza humana y racional que permita al sujeto conducirse entre los extremos, y le permita perfeccionar su vida humana, ya que esto corresponde a la virtud de la prudencia. Es así, que se fundamenta la vida teorética o contemplativa, propia de los dioses pero que el humano puede alcanzarla parcialmente por aproximación, y la vida activa que es propia de los hombres en relación con la Polis.
Por otro lado, con una perspectiva diferente, Alejandro Vigo afirma que los agentes racionales necesitan establecer el contenido nuclear de la representación de la vida buena, para el despliegue de su racionalidad práctica constitutiva (2007:190). Es decir que el concepto aristotélico de felicidad se puede entender como un ideal a alcanzar y a partir del cual Aristóteles estructura su ética, debido que identifica la felicidad con las acciones del alma racional y no con las acciones del alma sensitiva o vegetativa, incluso los modos de vida que plantean se estructuran a partir de las acciones del alma racional: vinculando vida teorética o contemplativa con la virtud de la sabiduría, que es la felicidad perfecta pero de naturaleza divina por lo que el ser humano solo puede aproximarse a ella; por otro lado vincula la vida activa con la virtud de la prudencia, donde la vida humana debe ser perfeccionada de acuerdo a esta virtud, formando el carácter (que se encuentra en el alma sensitiva) y conduciéndose por la vía media entre los extremos por exceso o defecto. Es importante precisar que esto no sería posible si es que el sujeto no cuenta con bienes materiales que le aseguren su subsistencia.
Resultados
La concepción aristotélica de la felicidad consiste en la actividad del alma racional conforme a la virtud y durante una vida completa, es decir que el sujeto debe conducirse de acuerdo a la prudencia durante toda su vida a pesar de las vicisitudes que se le presenten por acción de la fortuna. Asimismo, los bienes materiales son condiciones necesarias para que el sujeto pueda actuar conforme a la virtud, pues si careciera de ellos sus preocupaciones estarían enfocadas en su supervivencia y no en desarrollar un buen vivir. No obstante, esto no quita el hecho que la felicidad aristotélica no pueda ser experimentada por el sujeto, sino que este solo puede experimentar el placer (que no incluye vicios) y el dolor como producto de su interrelación con el mundo.
Conclusiones
La concepción aristotélica de la felicidad consiste en la vida humana culminada y conforme a la virtud. En otras palabras, la felicidad en Aristóteles no es algo que pueda experimentar el sujeto, puesto que la única manera que se pueda determinar si el sujeto es feliz o no, es después de muerto. Por lo que la felicidad aristotélica parecería que estaría vinculada al reconocimiento que le atribuye la sociedad a la vida del sujeto que ha dejado de existir, pero cuya forma de vida se considera ejemplar o virtuosa.
Lo que si puede experimentar el sujeto es el placer (que no incluye los vicios) y el dolor, que estarían emparentados con la noción común de felicidad e infelicidad, pero no con la concepción aristotélica de felicidad.
La concepción aristotélica de la felicidad se traduce en un buen vivir (de acuerdo a la virtud), que no es posible realizar prescindiendo de los bienes exteriores: como la riqueza, el placer, los amigos y la descendencia; con la salvedad que dichos bienes son condiciones necesarias para lograr el buen vivir, pero no son elementos constituyentes de la felicidad aristotélica.
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