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#musonio rufo
notasfilosoficas · 8 months
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“De la gente buena aprenderás lo bueno, pero si te mezclas con lo malo, destruirás el alma que tenías”
Musonio Rufo
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Cayo o Gayo Musonio Rufo fue un filósofo estoico romano que vivió en el siglo I, nacido en la ciudad turca de Volsini alrededor de los años 20 o 30.
Fue hijo de un équite romano llamado Capitón. En los tiempos de Nerón ya se le consideraba famoso por enseñar la filosofía estoica. Tuvo una gran amistad con Cayo Rubelio Plauto, quien fue enviado al exilio por orden de Nerón, por lo que Musonio decidió seguirlo, regresando dos años después a la muerte de su amigo.
Al volver, continuó compartiendo sus enseñanzas pero al año 65 regresó al exilio debido a que se le culpó de participar en la conspiración de Pisón, un complot dirigido contra el emperador Nerón y del cual Cayo Calpurnio Pisón estaba llamado a ostentar el trono imperial.
Musonio Rufo regresó en el año 68 cuando Marco Antonio Primo, general de Vespaciano marchaba sobre Roma, uniéndose a los embajadores que fueron enviados por Vitelio.
Sin embargo, uno de los méritos mas importantes de Musonio Rufo sin lugar a dudas es el haber sido maestro de Epícteto, cuyas enseñanzas se encuentran en un Enchiridion o manual, y sus discursos editados por su discípulo Flavio Arriano.
Según Dión Casio, el político e historiador romano, Musonio insinuó a Vespaciano la conveniencia de desterrar a los filósofos de Roma, en razón de su arrogancia y autosuficiencia, por lo que según la misma fuente, todos los filósofos sufrieron exilio en el año 71 salvo él, y aunque este hecho no está confirmado, Musionio sufrió exilio en el año 75, pudendo volver solo a la muerte de Vespaciano en el año 79.
Su filosofía en la mayoría idéntica a la de su pupilo Epicteto, está marcada por una fuerte tendencia pragmática. Aunque no despreció la lógica ni la física, se centró en la ética, y mantuvo que la virtud es el único objetivo real del hombre, siendo esta virtud no teórica sino práctica, e idéntica a la filosofía en el verdadero sentido de la palabra. La persona realmente buena, es también verdaderamente filosófica.
Los estoicos son especialmente conocidos por enseñar que “la virtud es el único bien” para los seres humanos, y que las cosas externas como la salud, la riqueza y el placer, no son buenas o malas en si mismas, pero tienen valor como “material para que la virtud actúe”
Después de su regreso del exilio en el año 79, poco se sabe de Musonio Rufo, salvo que murió antes del años 101, en donde Plinio el joven, abogado y escritor de la antigua Roma, se refiere a él como si ya no viviera.
Fuente: Wikipedia y historia-biografia.com
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comunidadestoicismo · 1 month
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"Ganarás el respeto de los demás cuando te empieces a respetar a ti mismo." - Musonio Rufo.
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mutantes-sinmas · 1 year
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Mi cocina me da alegría y paz. En un mundo donde podemos saber más de logos, de marcas, de nombres de famosos y de un montón de cosas ajenas a la naturaleza, mi logro es saber reconocer el mundo natural y usarlo como alimento/medicina.
Pd: todo lo que comemos vibra y su sintonía afecta a nuestra propia frecuencia energética
Como sabemos, todo lo que existe y lo que se ve, así como las emociones y los sentimientos son frecuencias vibratorias, esto es, energía moviéndose.
La energía es algo que tiene múltiples manifestaciones. Por ejemplo, la luz es una de sus formas. Ella alimenta nuestro planeta y, a su vez, nutre a sus seres, los humanos incluidos.
Nuestro cuerpo y nuestra mente se "alimentan" de unidades de energía. Actualmente, la energía “más valiosa” de un alimento es el aporte medido en kilocalorías, que expresa la capacidad para desarrollar trabajo muscular.
Pero no se toma en cuenta su frecuencia electromagnética, que se mide en megahercios (MHz) que indican la cantidad de luz que almacenan. A medida que los alimentos vivos van pasando por la cadena de producción van perdiendo vitalidad y, por ende, vibración.
Hace 2500 años ya sabían de esto. Hipócrates: que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina. Sócrates dijo que no vivía para alimentarse, sino que se alimentaba para vivir. Musonio Rufo, Zenón y Marco Aurelio trataban de los alimentos para fortalecer el carácter evitando comer animales.
En 1928, el ingeniero André Simoneton descubrió en nuestros alimentos una espectro de radiaciones naturales susceptibles de influenciar nuestra salud.
Simoneton también midió esta frecuencia en los alimentos y los dividió en tres segmentos: alta vibración, baja vibración y vibración nula. Los alimentos, además de contener esta energía en su interior, tienen la capacidad de trasmitirla a quien los consume.
Así como un pensamiento negativo puede reducir la frecuencia vibracional de una persona, mientras que una actitud positiva puede elevarla, hay estudios que demuestran que una dieta basada en alimentos de baja frecuencia producen una pérdida en nuestro nivel vibratorio.
Al consumir alimentos carentes de frecuencia vibratoria o de baja frecuencia, como los procesados, enlatados, madurados en cámaras, animales muertos, etc, estamos indirectamente contaminando nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestros pensamientos.
Por el contrario, cuando comemos frutas, vegetales, cereales integrales, legumbres, todo aquello que ha sido plantado y cuidado con amor, toda esa energía están entrando a nuestro cuerpo y le brindan a nuestras células una parte de esa vibración.
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danieldemontoro · 2 years
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1. Practicar la “visualización negativa”
¿Qué es lo peor que puede ocurrirnos? Un individuo estará preparado para lo peor, así como para saborear lo que ya tiene, si se esfuerza con regularidad en contemplar los infortunios que le pueden desposeer de lo que aprecia.
Esta estrategia del estoicismo no es más que una preparación consciente para el infortunio y, a la vez, un modo coherente de disfrutar del presente, así como de ser consciente de la transitoriedad de nuestra existencia.
Un equivalente inconsciente a esta preparación consciente es el sueño, sabemos ahora.
2. Preocuparnos por nuestros pensamientos y vida interior, y evitar la dependencia de lo externo.
Cuanto más independencia de pensamiento con respecto a supuestas recompensas externas, mayor “tranquilidad, libertad y calma”, decía Epicteto.
3. Ser conscientes del “fatalismo” de la existencia.
Es crucial reconciliarse con el pasado, porque no se puede cambiar, así como dejar ir el presente.
Tomando una actitud fatalista hacia las cosas que ya han ocurrido, somos conscientes, dice Séneca, de que avanzamos con el universo y no podemos recular para cambiar lo ocurrido.
En lugar de esforzarse por adaptar lo ya ocurrido a nuestros deseos, deberíamos hacer que nuestros deseos se ajusten a los eventos. Si aceptamos lo ocurrido, evitamos el tormento, la lamentación, el dedicar esfuerzos a tratar de cambiar algo inmutable, ya acaecido.
Rebelarse en contra de la naturaleza (el equivalente en el taoísmo a ir en contra del “tao”, o flujo natural) es contraproductivo, ya que entorpecemos nuestra tranquilidad con sentimientos de dolor, ira, miedo.
Por contra, debemos usar los días esforzándonos por afectar el resultado de futuros eventos, para que sean lo más favorables. La actitud es “fatalista” con respecto a pasado y presente, pero positivista con respecto al futuro.
4. Prepararse para aceptar y dominar el placer.
Además de contemplar los incidentes inesperados que nos pueden ocurrir (“visualización negativa”), el individuo debería vivir como si estos infortunios hubieran acaecido.
Por ejemplo, practicando la frugalidad (en nuestros tiempos, “pobreza” tiene una connotación tan negativa que alcanza la obscenidad).
No sólo los estoicos coincidían en esta idea; además de Catón el Joven, Epicteto o Séneca, Epicuro también practicó la pobreza. El fundador del epicureísmo quería examinar las cosas que creía necesarias, para determinar aquellas de las que podía prescindir.
En nuestro tiempo, una idea así puede ser confundida con el masoquismo. No si es entendida desde el punto de vista estoico: si experimentamos con periodicidad las incomodidades que, bajo circunstancias normales, podríamos haber evitado, nos preparamos para disfrutar de lo que tenemos y, de paso, para perder todo lo que se extiende más allá de nosotros mismos.
Los estoicos abogaban por un programa de incomodidad voluntaria, más que un malestar infligido como castigo o penitencia. Así pues, las incomodidades, nos preparamos para lo peor, ponemos a prueba nuestra templanza y apreciamos lo que poseemos.
Abandonando la zona de confort, disfrutamos más de las comodidades, por humildes que sean. O, como Musonio Rufo exponía, quien trata de evitar todas las incomodidades tendrá más dificultades para estar cómodo que quien acepta incomodidades con periodicidad.
5. Meditar.
El estoicismo no aboga por una práctica dogmática y de liturgia exigente, sino más bien una seria confrontación del individuo consigo mismo, para ser consciente a diario de que usa mecanismos racionales para lograr el bienestar.
Séneca aconseja que meditemos sobre lo ocurrido en nuestra cotidianeidad con tanta frecuencia como sea posible, analizando cómo respondimos a los eventos y cómo podríamos haber mejorado el resultado usando principios estoicos.
Por ejemplo, cuando uno ha meditado sobre criticar o no abiertamente a alguien, uno no debería sólo analizar si la crítica es válida, sino si la persona criticada puede soportar la crítica con madurez.
En una fiesta, un grupo de gente hizo ocurrencias a expensas de Séneca, y el filósofo no pudo evitar que le afectaran. Tras meditar sobre lo ocurrido, se aconsejó a sí mismo mantenerse alejado de la baja compañía.
En otra fiesta, le afectó que le sentaran en un lugar que no se correspondía con su condición. Su consejo, tras meditar aquella noche: “Tú, lunático: ¿qué más da en qué parte del sillón sientas tus posaderas?”.
Un consejo de Epicteto: “si la gente loa tu valía, desconfía de ti mismo”. Meditando sobre lo ocurrido, nos preparamos para actuar en el futuro con mayor templanza y perfeccionar así nuestra tranquilidad.
Pero, ¿cómo sabemos que progresamos? Según Epicteto, por un lado, dejaremos de quejarnos; censurar o adular a otros; presumir sobre nosotros y nuestro conocimiento. Por otro lado, nos culparemos a nosotros mismos y no a las circunstancias externas, cuando las cosas no salgan como esperamos.
6. Sobre el prójimo.
Los estoicos recomiendan que escojamos a nuestros compañeros de travesía vital (pareja, amigos) cuando sea posible.
Las personas que ponen en riesgo nuestra tranquilidad (circunstancia que sólo ocurre si les dejamos, puesto que, según el estoicismo, el individuo no se verá alterado por nada si es esa su voluntad) no nos convienen.
Hay compañeros vitales que no pueden elegirse, pero el individuo sí puede influir sobre la actitud de, por ejemplo, familiares. Cuando ello no es posible, los estoicos recomiendan evitar cuando sea posible los impulsos y la respuesta agresiva.
Citando a los estoicos, William B. Irvine escribe: “El ser humano es, por naturaleza, un animal social y tenemos el deber de formar y mantener relaciones con otras personas, pese a los problemas que ello pueda causarnos”. Como la primera función del ser humano es actuar de acuerdo con su naturaleza racional.
El emperador Marco Aurelio recomendaba que, cuando alguien nos desazone o ataque, deberíamos hacerles frente de manera racional y trabajar en interés mutuo.
Ello no lo hacemos por miedo a que algo externo nos castigue (Dios, el destino, etc.), sino la perspectiva de una recompensa.
No se trata de simpatía, admiración, aplauso, o fama.
Si hacemos las cosas de acuerdo con la naturaleza, dice Marco Aurelio, experimentaremos “placer verdadero”: tener una buena vida, ya que habremos reforzado nuestros mecanismos de tranquilidad y vida interior. Esa es la auténtica recompensa.
Realizar tareas que no conducen a una gratificación instantánea son, a la larga, la fuente de nuestro bienestar.
7. Técnicas estoicas para relacionarnos.
Los estoicos deben resolver el dilema que les presenta su comportamiento racional. Por un lado, cuando se relacionan con otros ponen en riesgo su bien más preciado, su “tranquilidad”; por el otro, si evitan relacionarse, incurren en abandonar su deber social: conformar y mantener relaciones con otros.
¿Cómo preservar la tranquilidad mientras nos relacionamos con otros? Cuando nos relacionamos con otros, deberíamos prepararnos y desarrollar una cierta conducta fiel a nosotros y nuestros valores.
Si bien no se puede evitar una reacción de otros que ponga en riesgo nuestra tranquilidad, sí podemos elegir al máximo nuestras relaciones y encuentros, evitando a quienes sepamos que pueden desestabilizarnos.
Séneca recuerda que los comportamientos “bajos” -los comportamientos instintivos, íntimamente relacionados con nuestra herencia evolutiva-, son contagiosos.
Se transmiten, raudos y sigilosos, desde el portador a sus relaciones. Los estoicos también recomiendan la paciencia y empatía. Marco Aurelio recuerda que, cuando estemos con una persona que nos fastidie, recordemos que habrá personas que sientan lo mismo por nosotros.
Cuando alguien se ensañe con nosotros, recordar nuestros comportamientos similares nos ayudará a tamizar la reacción y mantener nuestra tranquilidad.
Finalmente, si la existencia es apenas un instante en la eternidad, como recuerda Marco Aurelio, ¿qué es un incidente o una conversación con alguien agresivo?
Poniendo los acontecimientos en su contexto cósmico adecuado, tenemos más posibilidades de mantener nuestro bienestar y proyectarlo a otros.
8. Cómo reaccionar ante situaciones explosivas (insultos, dolor, rabia).
Conscientes de que los ataques de otros (demostrados con actitudes, insultos, rabia) ponían en riesgo su bienestar, los estoicos desarrollaron técnicas para hacer frente a este riesgo.
Al ser víctimas de una afrenta, nuestra primera reacción es reaccionar con rabia. Una acción negativa que responde a otra acción negativa: al comportarnos de este modo, no sólo nos situamos en el mismo nivel que el autor de la afrenta inicial, sino que arriesgamos nuestra tranquilidad.
De ahí que los estoicos se centraran en desarrollar estrategias para eliminar sentimientos de rabia cuando somos atacados. Para los estoicos, los insultos (no importa su naturaleza) incorporan un tóxico y simbólico aguijón del que hay que desprenderse, porque escuece, irrita el espíritu y puede infectarse.
Una de las tácticas consiste en aprender a aplacar el insulto analizándolo con indolencia, prestando atención a las cosas que son ciertas en la afrenta. Para los estoicos, lo evidente no es un insulto, ni lo insinuado tampoco.
Y, reconoce esta filosofía de vida, el mejor contraataque y el único que tiene un efecto devastador sobre quien insulta es demostrar racionalidad e indolencia.
En ocasiones, es posible incluso contestar bromeando, evitando el tono herido y la corrosiva causticidad. Cuando no es posible responder de manera sosegada, dicen los estoicos, se puede callar.
Cuando la afrenta procede de un individuo despreciable, analizan los estoicos, en lugar de sentirse herido por los insultos, uno debería congratularse. Es la constatación de que se va por el buen camino.
En otras ocasiones, el carácter estoico contribuirá a sentir, más que enojo, compasión por personas que tratan de herir cuyo carácter está claramente trastocado.
Epicteto recuerda que, si nos convencemos de que una persona no nos ha causado daño insultándonos, su insulto no llevará aguijón ni el posterior resquemor psicológico: “lo que molesta a la mayoría de la gente no son las cosas en sí, sino el juicio realizado sobre esas cosas”.
9. Ser consciente de los riesgos de un espejismo sobrevalorado, la “fama”.
Para los estoicos, la gente infeliz demuestra una insatisfacción crónica porque está confundida acerca de lo que es en realidad valioso. William B. Irvine: “debido a su confusión, pasan sus días en busca de cosas que, en vez de hacerles felices, les producen ansiedad y desdicha”.
Una de estas búsquedas a la desesperada, que ha afectado a personas de todas las épocas y condiciones, es el anhelo por lograr fama, ya sea generalizada, local o incluso grupal.
Una búsqueda de popularidad y reconocimiento petulante en el seno de su círculo social, o en su profesión; en un grado u otro, casi todo el mundo anhela la admiración de sus amigos y vecinos.
Pero, ¿cuáles son las exigencias de buscar la fama y conseguirla? Epicteto expone un ejemplo que ilustra los riesgos de la notoriedad, una falsa proyección externa que, por tanto, no controlamos y puede hacernos miserables: una persona que ha ganado una cierta prominencia social, buscando notoriedad, espera que le inviten a una velada; la invitación no llega y esta persona se siente miserable.
Esta persona, añade Epicteto, es tan codiciosa como estúpida, al haber esperado una invitación sin haber pagado un precio equivalente en el pasado. Los estoicos valoran su libertad y, por tanto, son reacios a realizar cualquier cosa que dé a otros poder sobre ellos.
Por tanto, dice Epicteto, el mejor modo de mantener nuestra autonomía, debemos ser cuidadosos cuando tratemos con otros y permanecer impasibles ante lo que piensen de nosotros. Irvine: “deberíamos ser, en otras palabras, tan indiferentes ante su aprobación como ante su desaprobación”.
La consistencia en el comportamiento es fundamental. En vez de buscar la fama, deberíamos centrarnos en sacar el máximo partido al día de hoy y, si llega el reconocimiento exterior, hay que aprender a aceptarlo de un modo natural, para evitar que otros se sientan ofendidos y, a la vez, la deferencia no disturbe nuestra tranquilidad.
10. Sobre la vida lujosa.
En la sociedad actual, la búsqueda del reconocimiento sólo tiene un rival, todavía más anhelado: el prestigio de la riqueza ostentosa, que ha tomado formas similares a lo largo de los siglos.
La riqueza ostentosa no es más que un modo más de lograr reconocimiento. Para los estoicos, merece tan poco la pena obsesionarse con la riqueza material como hacerlo con la fama, ya que ninguno de estos reconocimientos aportan per se el bienestar duradero.
Mucha gente emplea toda su vida intentando alcanzar un estatus que hipotéticamente les otorgue una felicidad que no llega; esta búsqueda contradice los principios estoicos, donde el objetivo no es vivir rodeado de más cosas, sino tener una buena vida, disfrutando cada instante y preparándose para que el devenir sea igualmente pleno.
A diferencia de los cínicos, los estoicos no están en contra de la riqueza, y muchos estoicos lograron unas finanzas acomodadas practicando, a la vez, la frugalidad, en contraposición a la existencia ostentosa.
Los estoicos creían que el ser humano debía exponerse a los rigores de la incomodidad material y psicológica, para apreciar los placeres de la vida en contraposición con estas inconveniencias. En cambio, exponiéndose a una vida ostentosa donde no falte de nada y se evite salir de la zona de confort, el individuo corre el riesgo de apreciar la belleza de la sencillez.
Los estoicos abogaban por una alimentación sencilla y frugal, acompañada con una vestimenta y comportamiento equivalentes. La vivienda no debe ser excepción: Musonio explica que sólo se requiere un abrigo para cobijarse de la intemperie.
Nuestra “casa simple” puede ser amueblada con la misma sencillez, mientras que las casas con patios y aposentos desmesurados, sofisticados colores y techos y pavimentos trabajados son más difíciles de mantener.
Los utensilios, cuando más simples, funcionales y humildes, más sencillos serán de mantener y conservar. El lujo, advierte Séneca, usa su ingenio para promover la depravación: primero, nos hace desear cosas que no son esenciales, para pasar después a querer cosas injuriosas.
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meditador · 4 years
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“Perdemos nuestra vacilación para hacer cosas inmorales cuando perdemos nuestra vacilación para hablar de ellas.”
– Musonio Rufo
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The Stoic Musonius Rufus practised philosophy by bridging the seeming gulf between intellectual work and manual labour
by Lee Clarke (Aeon Psyche, 2022)
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ninjacheroky · 4 years
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"Si logras algo bueno con trabajo duro, el trabajo pasa rápido pero el bien perdura. Si haces algo vergonzoso en busca de placer, el placer pasa rápidamente pero la vergüenza perdura". Musonio Rufo. ¿Has realizado alguna acción hoy que te acerque a tus objetivos?. 🤓🤓💪💪 #fitnessmotivation #fitness #estoicismo #workout #sport #salud #entrenamiento #inked #tattoo #tattoos #ejercicio #motivation #calistenia #rings #anilla #estudio #aprendizaje https://www.instagram.com/p/CE7aHmXFhPC/?igshid=1dcxyvbwy7ok3
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emanuelepinelli · 6 years
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A Bruxelles con stoicismo
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Curiosi di questo titolo, eh? 
Vi starete già chiedendo: “Ma cosa starà andando a fare Manu a Bruxelles con stoicismo?
Va a “battere i pugni in Europa”?
Va ad abbattere l’ordoliberismo?
Va a partecipare ad una sagra della birra?
No. Purtroppo no. Niente di tutto questo. Sfortunatamente per me e per voi, sto andando a fare una cosa seria.
Sono stato infatti invitato a parlare a una conferenza internazionale sull’evoluzione del lavoro, intitolata I work therefore I am (european), dalla sua attivissima segretaria organizzatrice.
“Ma come? Ma che ne sai te dell’evoluzione del lavoro, o sfaccendato e ozioso parassita? Ma non ti vergogni?”
È per questo che mi occorre lo stoicismo: per avere una sufficiente faccia di merda. 
Ma anche perché il mio intervento verterà sugli Stoici romani e sull’opinione che si erano fatti a proposito della vita di rendita. Il tutto collegato coi robot (che ci stanno sempre bene).
Ecco il testo (in italiano) del mio discorso. Possa dilettarvi e edificarvi!
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          L' INATTIVITÀ E I SUOI INCONVENIENTI. 
                    VOCI DALLA ROMA ANTICA
Nel dibattito sul futuro del lavoro sta assumendo sempre maggiore rilievo il problema del non-lavoro.
La rivoluzione robotica, già parzialmente avviata sotto i nostri occhi, è data ormai come inevitabile dall'opinione pubblica (che forse, per bruciare le tappe, ha già iniziato a pensare l'uomo come una sorta di automa, cui non è dato scegliere se e quando costruire gli automi...)
Studi come il celebre The future of Employment di Frey-Osborne (2013) hanno provato a calcolare quanta speranza di vita resta ai più di 700 mestieri ancora svolti dagli esseri umani. E si è così delineata la prospettiva che masse sempre più vaste di popolazione, nel mondo sviluppato e non solo, rimangano ben presto tagliate fuori sia dal ciclo della produzione che da quello dei servizi.
Questo "progresso" apre due potenziali scenari: uno palesemente negativo, in cui quella fascia di popolazione non avrà più di che vivere; ed uno in apparenza positivo, in cui essa si potrà permettere di non lavorare pur vedendosi assicurati dall'alto i mezzi di sussistenza.
Questo secondo scenario ha mandato in visibilio più di un commentatore, come D. McHermott Hugues (Rutgers University), che "non riesce a immaginare nulla di più simile all'utopia", o Y. Noah Harari (Jerusalem University), che ci assicura che tutta quella gente potrà benissimo passare il suo tempo "giocando ai videogiochi", o, in termini antropologici, "impegnandosi in giochi profondi".
A me, invece, ha suggerito più di un'assonanza con la società della Roma imperiale. Una società a base schiavistica, dove i membri della classe agiata avevano come opzione concreta quella della "vita di piacere", ossia della vita di rendita senza far niente, accanto a quelle della "vita pubblica" e della "vita filosofica".
Mi sono chiesto, quindi: per i saggi e per gli educatori di quella società, e in particolare per gli Stoici che tra questi erano i più ascoltati, la prima opzione presentava qualche pericolo?
Risultava in qualche modo dannosa per il singolo o per lo Stato?
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L'ottava delle Lettere a Lucilio si apre proprio con questo dilemma. "Tu me", domanda esterrefatto Lucilio, "vitare turbam iubes, secedere, et conscientia esse contentum? Ubi illa precepta vestra, quae imperant in actu mori?" "Tu mi imponi di evitare la folla, di farmi da parte, e di esserne contento nella mia coscienza? Che ne è allora di quei vostri precetti che comandano di essere attivi persino nel momento in cui si muore?"
Noto che è una delle primissime occasioni in cui, nella lingua latina, la parola conscientia viene usata nel senso morale di "luogo dei rimorsi", e non nel senso tecnico di "capacità cognitiva". Il tema è davvero scottante.
Ma Seneca fuga subito ogni dubbio. "Quid? Ego tibi videor inertia suadere?" "Che cosa? Io, proprio io, ti consiglierei l'inerzia?" e per mostrarsi al di sopra di ogni sospetto descrive lo stile di vita che teneva in quel periodo: "Nessun giorno per me si perde nell'ozio, rivendico agli studi anche parte della notte, al sonno non mi abbandono, ma piuttosto soccombo, e mi sforzo di tenere aperti gli occhi affaticati che si chiudono per la veglia". Tutto ciò per ottenere cosa? "Posterorum negotium ago" : per fare l'interesse dei posteri, attraverso gli studi che sto compiendo.
Dunque Seneca è costretto a spendersi anche solo per difendere la "vita filosofica", che una società come quella romana, orgogliosa del primato della "vita pubblica", guardava già con diffidenza.
Ma guai a sospettare che se ne stia inattivo, che non si stia occupando in alcun modo del bene degli altri cittadini!
Emergono qui due dei princìpi cardine della mentalità stoica:
1)  Essere utili alla società è un dovere dell'uomo;
2)  La fatica è un bene di per sé e non un male necessario.
Dell'adesione senechiana al primo principio troviamo conferma nel De otio, un trattato di nove anni anteriore, il cui nome non va tradotto Sull'ozio ma Sul ritiro, visto che il termine otium indicava ogni tipo di ritiro, sia quello di piacere che quello di studio.
"Quand'è che il saggio opta per il ritiro?" vi scrive Seneca. E risponde: "Quando sa che anche allora farà cose che gli permetteranno di giovare ai posteri" (6.4).
Parole simili si trovano anche nel De tranquillitate animi: "Anche nascosto nell'ozio, voglia egli giovare ai singoli e all'universo con la sua intelligenza, la sua voce, la sua saggezza" (3.3).
Non si tratta, comunque, di puro altruismo. Anni dopo, nella 93° Lettera, Seneca si chiederà: "Che bene ci faranno ottant'anni sprecati nell'inerzia? È l'azione, non il tempo, l’unità di misura della nostra vita".
A introdurre questa concezione nella cultura romana, con quella preferenza per la "vita pubblica" che ancora obbligava Seneca a discolparsi anche solo per il suo ritiro di studio, era stato Panezio, pensatore originario dell'isola di Rodi, circa due secoli prima. "Al tempo di Scipione", scrive G. Scarpat, "l'impegno politico del cittadino era sentito come uno stretto e gradito dovere, e Panezio, a lui legato da vincoli di amicizia e di stima, poteva porre il culmine della εὐθυμία (ben sentirsi) nelle καλαί πράξεις (belle gesta), precisando in tal modo che la sua tranquillità non si basava sulla ἀπραξία (inattività)". Sicuramente almeno da lui, se non già dagli stoici greci, aveva preso le mosse quel culto dell'industriosità cui Lucilio si riferiva con quel praecepta vestra.
Quanto alla concezione della fatica come un bene in sé e per sé, la ritroviamo con insistenza nei pochi scritti superstiti di un contemporaneo di Seneca, Musonio Rufo. In una delle sue Diàtribe, questi si impegna persino a dimostrare che per un saggio non è disdicevole, anzi, è consigliabile mantenersi lavorando la terra, addirittura una terra non sua. Definisce questa fonte di entrate "secondo natura" come "quella che più si addice al filosofo" (XI). In altre tre diàtribe, poi, ricorda che il saggio è tenuto a sposarsi e ad allevare molti figli, sempre in base al doppio precetto di condurre una vita il più possibile aderente alla natura e utile agli altri (XIII, XIV, XV).
Lavoro agricolo e lavoro domestico erano comunque già stati prescritti da Crisippo, uno dei padri dello stoicismo greco, se dobbiamo credere a una fonte (sempre di età imperiale romana) davvero affascinante: si tratta di Filone l'Ebreo, che cita alcuni detti di Crisippo nei suoi commentari ai primi capitoli della Genesi, dove vicende come la cacciata dall'Eden, il fratricidio di Caino o la costruzione della Torre di Babele gli suscitano più di una riflessione sul valore del lavoro.
Da tali detti scopriamo che anche Crisippo spronava ad essere φιλόπονοι, amanti di quella πονία che in senso stretto è proprio "la fatica dal momento in cui comincia a provocare dolore".
Se c'è un'opzione che non trova mai legittimazione, perciò, è proprio quella dell'inerzia fine a se stessa, del vivere di rendita senza rendersi in alcun modo utili agli altri ("giocare ai videogiochi").
E non è un'opzione innocua. Chi la sceglie non perde soltanto l'occasione di essere più felice.
Per tutta la tradizione stoica, compreso il Crisippo ripreso da Filone, chi non sceglie la vita del saggio (cioè, tra le altre cose, una vita utile e aderente alla natura) diventa un fattore d'indebolimento per la società, una potenziale minaccia per gli altri, addirittura un traditore.
Ἄοικος καί ἄπολις, "senza casa e senza patria", lo definisce Filone in greco, e in latino, con accenti ancora più cupi, transfuga a lege, rebellis et contumax, nullius rei iustorum aut bonorum particeps, inimicus humanitatis et communitatis, ossia: "Fuorilegge, ribelle e bandito, non partecipe di alcuna delle cose buone e giuste, nemico dell'umanità e della comunità".
Posizione che era coraggioso e forse anche incauto sostenere, in una società dove l'intera classe dirigente aveva – di fatto – a portata di mano una simile opzione di vita.
Si profila perciò, nel pensiero stoico e di epoca romana in generale, una qualche nobilitazione, se non ancora del lavoro, quantomeno dell'attività. E – dettaglio interessante – tale nobilitazione investe spesso attività che ancora oggi esitiamo ad annoverare tra i lavori propriamente detti, come quella domestica e quella intellettuale. 
Elevare tali attività alla dignità di lavori, con i diritti e i doveri che ne conseguono (come in teoria suggerisce anche l'art. 4 della nostra Costituzione italiana), potrebbe essere un buon primo passo verso una soluzione sensata al problema del non-lavoro.
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pattyreyezz · 6 years
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Epicteto (Hierápolis, c. 50 - Nicópolis, c. 125) Filósofo estoico. En Roma fue esclavo de Epafrodito, liberto de Nerón, y siguió las lecciones del estoico Musonio Rufo; una vez emancipado, se dedicó a la filosofía, en especial a la moral. Con otros filósofos hubo de dejar Roma por decreto de Diocleciano (94). Frase de Epicteto :¿Quieres dejar de pertenecer al número de los esclavos? Rompe tus cadenas y desecha de ti todo temor y todo despecho.
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notasfilosoficas · 12 days
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“Si te insultan descubrirás la paciencia, ante el dolor descubrirás la resistencia, y ante la tentación descubrirás el autocontrol. Con el tiempo conocerás todo lo que puedes enfrentar”
Epicteto
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Fue un filósofo griego nacido en Heriapolis, ciudad Helenística hoy en ruinas, ubicada en la actual Turquía.
Perteneciente a la escuela estoica, doctrina filosófica basada en el dominio y control de los hechos, cosas y pasiones que perturban la vida, valiéndose de la valentía y la fuerza de carácter para afrontarla.
Hasta donde se sabe, no dejó ninguna obra escrita, pero sus enseñanzas se conservan en la obra de su discípulo Flavio Arriano, quien además de la filosofía de Epicteto, narró las conquistas de Carlo Magno.
En su infancia, llegó a Roma en calidad de esclavo, no se sabe ni cuándo ni cómo llegó como esclavo a Roma, y a instancias de su amo Liberto Epafrodito, estudió filosofía con el estoico Musonio Rufo.
El filósofo estoico Musonio Rufo ejerció en Epicteto una gran impresión convirtiendo al esclavo en un gran misionero del estoicismo.
Cerca del año 94 Nerón desterró a Musonio Rufo cuando la proscripción senatorial fue dirigida contra filósofos, matemáticos y astrólogos.
Se sabe que alrededor del año 93 fue exiliado de Roma por el emperador Domiciano, y se trasladó a Nicópolis en el noreste griego, en donde fundó su propia escuela.
Según Epicteto, el papel del filósofo y maestro estoico, consistiría en vivir y predicar la vida contemplativa o estado espiritual que aparece en el ser humano cuando practica el silencio mental, centrada está en la noción de la felicidad.
Además del autoconocimiento, la virtud de la razón estoica consiste en la imperturbabilidad, la apatía o des apasionamiento y los buenos sentimientos, en donde, la virtud consiste en no guiarse por las apariencias de las cosas, sino en guiarse para actuar racional y benévolamente aceptando el destino individual tal y como ha sido determinado por Dios.
Muere en el año 125 en Nicópolis a la edad de 85 años.
Fuente Wikipedia y “Como ser un estoico” (Massimo Pigliucci), biografiasyvidas.com
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epimeleiaheautou · 7 years
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Biografías
Aristóteles (en griego antiguo: Ἀριστοτέλης, Aristotélēs; Estagira, 384 a. C.-Calcis, 322 a. C.) fue un polímata: filósofo, lógico y científico de la Antigua Grecia cuyas ideas han ejercido una enorme influencia sobre la historia intelectual de Occidente por más de dos milenios.
Aristóteles escribió cerca de 200 tratados (de los cuales solo nos han llegado 31) sobre una enorme variedad de temas, entre ellos: lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, ética, filosofía política, estética, retórica, física, astronomía y biología. Aristóteles transformó muchas, si no todas, las áreas del conocimiento que abordó. Es reconocido como el padre fundador de la lógica y de la biología, pues si bien existen reflexiones y escritos previos sobre ambas materias, es en el trabajo de Aristóteles, donde se encuentran las primeras investigaciones sistemáticas al respecto.
Entre muchas otras contribuciones, Aristóteles formuló la teoría de la generación espontánea, el principio de no contradicción, las nociones de categoría, sustancia, acto, potencia y primer motor inmóvil. Algunas de sus ideas, que fueron novedosas para la filosofía de su tiempo, hoy forman parte del sentido común de muchas personas.
Aristóteles fue discípulo de Platón y de otros pensadores (como Eudoxo) durante los veinte años que estuvo en la Academia de Atenas. Fue maestro de Alejandro Magno en el Reino de Macedonia. En la última etapa de su vida fundó el Liceo en Atenas, donde enseñó hasta un año antes de su muerte.
Augusto (en latín, Augustus; Roma, 23 de septiembre de 63 a. C.-Nola, 19 de agosto de 14 d. C.) fue el primeremperador romano. Gobernó entre 27 a. C. y 14 d. C., año de su muerte, convirtiéndose así en el emperador romano con el reinado más prolongado de la historia.
Nacido bajo el nombre de Cayo Octavio Turino (Gaius Octavius Turinus), fue adoptado por su tío abuelo Julio César en su testamento, en el año 44 a. C. Desde ese instante hasta 27 a. C. pasó a llamarse Cayo Julio César Octaviano (Gaius Iulius Caesar Octavianus). En 27 a. C. el Senado le concedió usar el cognomen de «Augusto», y por consiguiente se convirtió en Emperador César Augusto (Imperator Caesar Augustus). A causa de los varios nombres que ostentó, es común llamarlo «Octavio» al referirse a los sucesos acontecidos entre 63 y 44 a. C., «Octaviano» de 44 hasta 27 a. C. y «Augusto» después de 27 a. C. En las fuentes griegas, Augusto es conocido como Ὀκταβίος (‘Octavio’), Καῖσαρ (‘César’), Αὔγουστος (‘Augusto’) o Σεβαστός (‘Venerable’, traducción literal de Augustus), dependiendo del contexto.
Cicerón: Marco Tulio Cicerón (en latín, Marcus Tullius Cicero; Arpino, 3 de enero de 106 a. C.-Formia, 7 de diciembre de43 a. C.) fue un jurista, político, filósofo, escritor, y orador romano. Es considerado uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín de la República romana. Reconocido universalmente como uno de los más importantes autores de la historia romana, es responsable de la introducción de las más célebres escuelas filosóficas helenas en la intelectualidad republicana, así como de la creación de un vocabulario filosófico en latín. Gran orador y reputado abogado, Cicerón centró —mayoritariamente— su atención en su carrera política. Hoy en día es recordado por sus escritos de carácter humanista, filosófico y político. Sus cartas, la mayoría enviadas a Ático, alcanzaron un enorme reconocimiento en la literatura europea por la introducción de un depurado estilo epistolar. Cornelio Nepote destacó la riqueza ornamental de estas cartas, escritas «acerca de las inclinaciones de los líderes, los vicios de los comandantes y las revoluciones estatales», que transportaban al lector a esa época. Constituido en uno de los máximos defensores del sistema republicano tradicional combatió la dictadura de César haciendo uso de todos sus recursos. No obstante, durante su propia carrera no dudó en cambiar de postura dependiendo del clima político. Esta indecisión es fruto de su carácter sensible e impresionable. Intemperante, era propenso a reaccionar de manera excesiva ante los cambios. El escritor Asinio Polión escribió de él:”¡Ojalá hubiera sido capaz de soportar la prosperidad con mayor autocontrol y la adversidad con mayor energía!”.
Diógenes de Sinope (en griego Διογένης o Diogenes o Sinopeus), también llamado Diógenes el Cínico, fue un filósofo griego perteneciente a la escuela cínica. Nació en Sinope, una colonia jonia del mar Negro, hacia el 412 a. C. y murió en Corinto en el 323 a. C. No legó a la posteridad ningún escrito; la fuente más completa de la que se dispone acerca de su vida es la extensa sección que su homónimo Diógenes Laercio le dedicó en su Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres.
Diógenes de Sinope fue exiliado de su ciudad natal y se trasladó a Atenas, donde se convirtió en un discípulo de Antístenes, el más antiguo pupilo de Sócrates. Diógenes vivió como un vagabundo en las calles de Atenas, convirtiendo la pobreza extrema en una virtud. Se dice que vivía en una tinaja, en lugar de una casa, y que de día caminaba por las calles con una lámpara encendida diciendo que “buscaba hombres” (honestos). Sus únicas pertenencias eran: un manto, un zurrón, un báculo y un cuenco (hasta que un día vio que un niño bebía el agua que recogía con sus manos y se desprendió de él). Ocasionalmente estuvo en Corinto donde continuó con la idea cínica de autosuficiencia: una vida natural e independiente a los lujos de la sociedad. Según él, la virtud es el soberano bien. Los honores y las riquezas son falsos bienes que hay que despreciar. El principio de su filosofía consiste en denunciar por todas partes lo convencional y oponer a ello su naturaleza. El sabio debe tender a liberarse de sus deseos y reducir al mínimo sus necesidades.
Epicteto (en griego: Επίκτητος) (Hierápolis, 55 – Nicópolis, 135) fue un filósofo griego, de la escuela estoica, que vivió parte de su vida como esclavo en Roma. Hasta donde se sabe, no dejó obra escrita, pero de sus enseñanzas se conservan un Enchiridion (Ἐγχειρίδιον) o 'Manual', y sus Discursos (Διατριβαί) editados por su discípulo Flavio Arriano.
Epicteto nació en el año 55 en Hierápolis de Frigia (actualmente Pamukkale, en el sudoeste de Turquía), a unos 6 km. al norte de Laodicea. En su infancia llegó a Roma como esclavo del liberto Epafrodito, que a su vez había servido como secretario del emperador Nerón; a instancias de Epafrodito, estudió con el filósofo estoico Musonio Rufo.
La fecha de la manumisión de Epicteto es incierta; se sabe que alrededor del año 93 fue exiliado, junto con los restantes filósofos residentes en Roma, por el emperador Domiciano. Se trasladó a Nicópolis, en el noroeste griego, donde abrió su propia escuela, adonde concurrieron numerosos patricios romanos. Entre ellos se contabaFlavio Arriano, que llegaría a ser un respetado historiador bajo Adriano y conservaría el texto de las enseñanzas de su maestro. La fama de Epicteto fue grande, mereciendo —según Orígenes— más respeto en vida del que había gozado Platón.
Epicteto fundó su escuela en Nicópolis, a la que se dedicó plenamente, pues él, a imitación de Sócrates, uno de sus modelos, no escribió nada. Las enseñanzas de Epicteto tenían su base en las obras de los antiguos estoicos; se sabe que se aplicó a las tres ramas de la filosofía en la tradición de la Stoa, lógica, física y ética. Sin embargo, los textos que se conservan tratan casi exclusivamente de ética. Según ellos, el papel del filósofo y maestro estoico consistiría en vivir y predicar la vida contemplativa, centrada en la noción de eudaimonía ('felicidad'). Laeudaimonía, según la doctrina estoica, sería un producto de la virtud, definida mediante la vida acorde a la razón. Además del autoconocimiento, la virtud de la razón estoica consiste en la ataraxia ('imperturbabilidad'), apatía('desapasionamiento') y las eupatías ('buenos sentimientos'). El conocimiento de la propia naturaleza permitiría discernir aquello que el cuerpo y la vida en común exigen del individuo; la virtud consiste en no guiarse por las apariencias de las cosas, sino en guiarse para todo acto por la motivación de actuar racional y benevolentemente, y, sobre todo, aceptando el destino individual tal como ha sido predeterminado por Dios.
Entre lo poco que se conoce de la física de Epicteto está su noción de la naturaleza de la inteligencia, a la que consideraba —de manera materialista— una penetración del cuerpo intangible de dios en la materia. Todos los seres participarían de la naturaleza divina, en cuanto ésta es la que impone las formas esenciales al caos de la materia; la racionalidad del hombre le permitiría una forma más alta, autoconsciente de participación. Uno de los puntos en los que Epicteto hace más hincapié es en la idea de que el estudio de la filosofía «no es un fin en sí mismo, sino un medio necesario para aprender a vivir conforme a la naturaleza». Epicteto confía en que sus discípulos aprendan por encima de todo, a comportarse de acuerdo a los principios que estudian, es decir, distinguiendo lo que depende del albedrío de lo que no depende de él, y actuando en consecuencia, preocupándose por lo primero y despreciando lo segundo.
Epicuro (en griego, Επίκουρος, Epikouros, «aliado» o «camarada») (Samos, aproximadamente 341 a. C. - Atenas,270 a. C.) también conocido como Epicuro de Samos, fue un filósofo griego, fundador de la escuela que lleva su nombre (epicureísmo). Los aspectos más destacados de su doctrina son el hedonismo racional y el atomismo.
Defendió una doctrina basada en la búsqueda del placer, la cual debería ser dirigida por la prudencia. Se manifestó en contra del destino, de la necesidad y del recurrente sentido griego de fatalidad. La naturaleza, según Epicuro, está regida por el azar, entendido como ausencia de causalidad. Solo así es posible la libertad, sin la cual el hedonismo no tiene motivo de ser. Manifestó que los mitos religiosos amargan la vida de los hombres. El fin de la vida humana es procurar el placer y evadir el dolor, pero siempre de una manera racional, evitando los excesos, pues estos provocan un sufrimiento posterior. Los placeres del espíritu son superiores a los del cuerpo, y ambos deben satisfacerse con inteligencia, procurando llegar a un estado de bienestar corporal y espiritual al que llamaba ataraxia (ἀταραξία). Criticaba tanto el desenfreno como la renuncia a los placeres de la carne, y argüía que debería buscarse un término medio y que los goces carnales deberían satisfacerse siempre y cuando no conllevaran un dolor en el futuro. La filosofía epicúrea afirma que la filosofía debe ser un instrumento al servicio de la vida de los hombres y que el conocimiento por sí mismo no tiene ninguna utilidad si no se emplea en la búsqueda de la felicidad.
Aunque la mayor parte de su obra se ha perdido, conocemos bien sus enseñanzas a través de la obra De rerum natura, del poeta latino Lucrecio (un homenaje a Epicuro y una exposición amplia de sus ideas), así como a través de algunas cartas recogidas por Diógenes Laercio y fragmentos rescatados.
Filón de Alejandría (en griego, Φίλων ὁ Ἀλεξανδρεύς; en hebreo, ידידיה הכהן‎), también llamado Filón el Judío(Alejandría, circa 15 a. C. – ibídem, c. 45 d. C.), fue uno de los filósofos más renombrados del judaísmo durante elperíodo helenístico.
Se sabe poco sobre la vida de Filón y, en general, la mayoría de los datos biográficos proceden de su propia obra, en especial de su libro autobiográfico Legatio ad Gaium (Embajada a Gayo), así como del libro Antigüedades judías, de Flavio Josefo (XVIII. 8, § 1; comp. ib. XIX. 5, § 1; XX. 5, § 2). El único dato de su biografía que puede fecharse con seguridad es su intervención en la embajada que los judíos alejandrinos enviaron al emperador romano Calígula para solicitar su protección contra los ataques de los griegos de la ciudad, y para rogarle que no reclamara ser honrado como un dios por los judíos. Esto tuvo lugar en el año 40. No se conocen las fechas exactas de su nacimiento ni de su muerte.
El pensamiento de Filón concilia la filosofía griega y el judaísmo, que intenta armonizar mediante el método alegórico, que toma tanto de la tradición exegética judía como de la filosofía estoica. Su obra no tuvo gran aceptación ni entre los judíos ni entre los griegos. Sin embargo, fue recibida con entusiasmo por los primeros cristianos, que llegaron a tenerle por uno de los suyos. Eusebio de Cesarea llegó a creer que los Therapeutae, un grupo de ermitaños judíos de vida ascética que habitaban en el desierto egipcio que Filón describe en De vita contemplativa, eran en realidad una secta cristiana. En el siglo XIX se cuestionó la falsedad de la obra. Después de demostrar que es auténtica, la cuestión sobre a qué religión pertenecieron estas comunidades, se resuelve afirmando su conexión con el monacato cristiano o bien negando que se trate de vida monástica. Otros autores sostienen que fueron monasterios pitagóricos.
Filón fue un autor muy prolífico. Se conservan cerca de cincuenta escritos, algunos sólo en su traducción latina o armenia. Al menos 20 o 25 de sus tratados se han perdido, de acuerdo al listado de sus obras presente en Eusebio de Cesarea (Cf. H.E. II 18,1-8). En la actualidad, las obras de Filón se suelen dividir en tres grupos, a saber: 1) tratados sobre la ley judía; 2) obras apologéticas, y 3) tratados filosóficos.
Marco Aurelio Antonino Augusto (apodado el Sabio o el Filósofo) (26 de abril de 121 – 17 de marzo de180 nacido en Roma, fue emperador del Imperio romano desde el año 161 hasta el año de su muerte en 180. Fue el último de los llamados Cinco Buenos Emperadores, tercero de los emperadores de origen hispano y está considerado como una de las figuras más representativas de la filosofía estoica. Marco Aurelio y Lucio Vero fueronhijos adoptivos de Antonino Pío por mandato de Adriano y los dos primeros que imperaron conjuntamente en lahistoria de Roma.
Su gobierno estuvo marcado por los conflictos militares en Asia frente a un revitalizado Imperio parto y en Germania Superior frente a las tribus bárbaras asentadas a lo largo del Limes Germanicus, en la Galia y a lo largo delDanubio. Durante el período de su imperio tuvo que hacer frente a una revuelta en las provincias del Este liderada por Avidio Casio, la cual aplastó.
La gran obra de Marco Aurelio, Meditaciones, escrita en griego helenístico durante las campañas de la década de170, todavía está considerada como un monumento al gobierno perfecto. Se la suele describir como "una obra escrita de manera exquisita y con infinita ternura".
Pericles (c. 495 a. C.- 429 a. C.) (en griego Περικλῆς, ‘rodeado de gloria’) fue un importante e influyente político yorador ateniense en los momentos de la edad de oro de la ciudad (en concreto, entre las Guerras Médicas y las del Peloponeso). Fue hijo de Jantipo, artífice de la victoria helena sobre los persas en la batalla de Micala (479 a. C.), y de Agaristé, sobrino del prestigioso legislador ateniense Clístenes y miembro de la familia aristocrática de los alcmeónidas. Fue el principal estratega de Grecia. Gran dirigente, hombre honrado y virtuoso. Llamado el Olímpico, por su imponente voz y por sus excepcionales dotes de orador.
Pericles tuvo tanta influencia en la sociedad ateniense que Tucídides, un historiador coetáneo, lo denominó como «el primer ciudadano de Atenas». Pericles convirtió a la Confederación de Delos en el Imperio ateniense, y dirigió a sus compatriotas durante los primeros dos años de la Guerra del Peloponeso. El periodo en el que Pericles gobernó Atenas a veces es conocido como el Siglo de Pericles, aunque ese período a veces puede abarcar fechas tan recientes como las Guerras Médicas o tan tardías como el siglo siguiente.
Pericles promocionó las artes y la literatura. Por esta razón Atenas tiene la reputación de haber sido el centro educacional y cultural de la Antigua Grecia. Comenzó un ambicioso proyecto que llevó a la construcción de la mayoría de las estructuras supervivientes en la Acrópolis de Atenas, incluyendo el Partenón, así como de otros monumentos como los Propileos. Su programa embelleció la ciudad y sirvió para exhibir su gloria, a la vez que dio empleo a muchos ciudadanos. Además, Pericles defendió hasta tal punto la democracia griega que algunos de sus críticos le consideran populista.
Fue además rival de Cimón en 459 a. C. y jefe del partido democrático. Después de la muerte de Cimón, condenó aTucídides (no el historiador sino un político, hijo de Melesias) al ostracismo. Fundó en sólidas bases la potencia naval y colonial de Atenas, sometió la isla de Eubea en 446 a. C., la de Samos en 440 a. C. e hizo tomar parte a Atenas en la Guerra del Peloponeso.
Discípulo de Anaxágoras de Clazómenes y de Zenón de Elea, fue amigo de Fidias y atrajo a Atenas al arquitectoHipodamo de Mileto, al filósofo Protágoras, y al historiador Heródoto. En su época brillaron Sófocles y Eurípides —máximas figuras del teatro griego— y destacó el círculo de Aspasia.
Platón(en griego antiguo: Πλάτων, Plátōn; Atenas o Egina, c. 427-347 a. C.) fue un filósofo griego seguidor de Sócrates y maestro de Aristóteles. En 387 fundó la Academia, institución que continuaría su marcha a lo largo de más de novecientos años y a la que Aristóteles acudiría desde Estagira a estudiar filosofía alrededor del 367, compartiendo, de este modo, unos veinte años de amistad y trabajo con su maestro. Platón participó activamente en la enseñanza de la Academia y escribió, siempre en forma de diálogo, sobre los más diversos temas, tales como filosofía política, ética, psicología, antropología filosófica, epistemología, gnoseología, metafísica, cosmogonía, cosmología, filosofía del lenguaje y filosofía de la educación; intentó también plasmar en un Estado real su original teoría política, razón por la cual viajó dos veces a Siracusa, Sicilia, con intenciones de poner en práctica allí su proyecto, pero fracasó en ambas ocasiones y logró escapar penosamente y corriendo peligro su vida debido a las persecuciones que sufrió por parte de sus opositores.
Séneca. Lucio Anneo Séneca (en latín, Lucius Annaeus Seneca; Corduba,  a. C.-Roma, 65 d. C.), llamado Séneca el Joven para distinguirlo de su padre, fue un filósofo, político, orador y escritor romano conocido por sus obras de carácter moralista. Hijo del orador Marco Anneo Séneca, fue cuestor, pretor y senador del Imperio romano durante los gobiernos de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, además de ministro, tutor y consejero del emperador Nerón.
Séneca destacó como pensador, tanto como intelectual y político. Consumado orador, fue una figura predominante de la política romana durante la era imperial, siendo uno de los senadores más admirados, influyentes y respetados; a causa de este extraordinario prestigio, fue objetivo tanto de enemigos como de benefactores.
De tendencias moralistas, Séneca pasó a la historia como el máximo representante del estoicismo y moralismo romano tras la plena decadencia de la república romana. La sociedad romana había perdido los valores de sus antepasados y se trastornó al buscar el placer en lo material y mundano, dando lugar a una sociedad turbulenta, amoral y antiética, que al final la condujo a su propia destrucción.
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d-reborn · 7 years
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10 técnicas para convertir el estoicismo en nuestra filosofía de vida
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Los estoicos sostenían que la virtud consistía en actuar sirviéndose de la razón para dominar los impulsos. Los estoicos consideraban que la virtud, como facultad activa, era el bien supremo.
En el interior del propio individuo, pues, estaba el instinto y la herramienta para controlarlo, la razón. Ningún ser externo al propio individuo es necesario para alcanzar la tranquilidad, un concepto filosófico crucial en Renacimiento e Ilustración.
He aquí un compendio de técnicas para integrar el estoicismo en nuestra cotidianeidad. No es necesario hacer votos solemnes ni grandes anuncios:
1. Practicar la “visualización negativa”
¿Qué es lo peor que puede ocurrirnos? Un individuo estará preparado para lo peor, así como para saborear lo que ya tiene, si se esfuerza con regularidad en contemplar los infortunios que le pueden desposeer de lo que aprecia.
Esta estrategia del estoicismo no es más que una preparación consciente para el infortunio y, a la vez, un modo coherente de disfrutar del presente, así como de ser consciente de la transitoriedad de nuestra existencia.
Un equivalente inconsciente a esta preparación consciente es el sueño, sabemos ahora.
2. Preocuparnos por nuestros pensamientos y vida interior, y evitar la dependencia de lo externo
Cuanto más independencia de pensamiento con respecto a supuestas recompensas externas, mayor “tranquilidad, libertad y calma”, decía Epicteto.
3. Ser conscientes del “fatalismo” de la existencia
Es crucial reconciliarse con el pasado, porque no se puede cambiar, así como dejar ir el presente.
Tomando una actitud fatalista hacia las cosas que ya han ocurrido, somos conscientes, dice Séneca, de que avanzamos con el universo y no podemos recular para cambiar lo ocurrido.
En lugar de esforzarse por adaptar lo ya ocurrido a nuestros deseos, deberíamos hacer que nuestros deseos se ajusten a los eventos. Si aceptamos lo ocurrido, evitamos el tormento, la lamentación, el dedicar esfuerzos a tratar de cambiar algo inmutable, ya acaecido.
Rebelarse en contra de la naturaleza (el equivalente en el taoísmo a ir en contra del “tao”, o flujo natural) es contraproductivo, ya que entorpecemos nuestra tranquilidad con sentimientos de dolor, ira, miedo.
Por contra, debemos usar los días esforzándonos por afectar el resultado de futuros eventos, para que sean lo más favorables. La actitud es “fatalista” con respecto a pasado y presente, pero positivista con respecto al futuro.
4. Prepararse para aceptar y dominar el placer
Además de contemplar los incidentes inesperados que nos pueden ocurrir (“visualización negativa”), el individuo debería vivir como si estos infortunios hubieran acaecido.
Por ejemplo, practicando la frugalidad (en nuestros tiempos, “pobreza” tiene una connotación tan negativa que alcanza la obscenidad).
No sólo los estoicos coincidían en esta idea; además de Catón el Joven, Epicteto o Séneca, Epicuro también practicó la pobreza. El fundador del epicureísmo quería examinar las cosas que creía necesarias, para determinar aquellas de las que podía prescindir.
En nuestro tiempo, una idea así puede ser confundida con el masoquismo. No si es entendida desde el punto de vista estoico: si experimentamos con periodicidad las incomodidades que, bajo circunstancias normales, podríamos haber evitado, nos preparamos para disfrutar de lo que tenemos y, de paso, para perder todo lo que se extiende más allá de nosotros mismos.
Los estoicos abogaban por un programa de incomodidad voluntaria, más que un malestar infligido como castigo o penitencia. Así pues, las incomodidades, nos preparamos para lo peor, ponemos a prueba nuestra templanza y apreciamos lo que poseemos.
Abandonando la zona de confort, disfrutamos más de las comodidades, por humildes que sean. O, como Musonio Rufo exponía, quien trata de evitar todas las incomodidades tendrá más dificultades para estar cómodo que quien acepta incomodidades con periodicidad.
5. Meditar
El estoicismo no aboga por una práctica dogmática y de liturgia exigente, sino más bien una seria confrontación del individuo consigo mismo, para ser consciente a diario de que usa mecanismos racionales para lograr el bienestar.
Séneca aconseja que meditemos sobre lo ocurrido en nuestra cotidianeidad con tanta frecuencia como sea posible, analizando cómo respondimos a los eventos y cómo podríamos haber mejorado el resultado usando principios estoicos.
Por ejemplo, cuando uno ha meditado sobre criticar o no abiertamente a alguien, uno no debería sólo analizar si la crítica es válida, sino si la persona criticada puede soportar la crítica con madurez.
En una fiesta, un grupo de gente hizo ocurrencias a expensas de Séneca, y el filósofo no pudo evitar que le afectaran. Tras meditar sobre lo ocurrido, se aconsejó a sí mismo mantenerse alejado de la baja compañía.
En otra fiesta, le afectó que le sentaran en un lugar que no se correspondía con su condición. Su consejo, tras meditar aquella noche: “Tú, lunático: ¿qué más da en qué parte del sillón sientas tus posaderas?”.
Un consejo de Epicteto: “si la gente loa tu valía, desconfía de ti mismo”. Meditando sobre lo ocurrido, nos preparamos para actuar en el futuro con mayor templanza y perfeccionar así nuestra tranquilidad.
Pero, ¿cómo sabemos que progresamos? Según Epicteto, por un lado, dejaremos de quejarnos; censurar o adular a otros; presumir sobre nosotros y nuestro conocimiento. Por otro lado, nos culparemos a nosotros mismos y no a las circunstancias externas, cuando las cosas no salgan como esperamos.
6. Sobre el prójimo
Los estoicos recomiendan que escojamos a nuestros compañeros de travesía vital (pareja, amigos) cuando sea posible.
Las personas que ponen en riesgo nuestra tranquilidad (circunstancia que sólo ocurre si les dejamos, puesto que, según el estoicismo, el individuo no se verá alterado por nada si es esa su voluntad) no nos convienen.
Hay compañeros vitales que no pueden elegirse, pero el individuo sí puede influir sobre la actitud de, por ejemplo, familiares. Cuando ello no es posible, los estoicos recomiendan evitar cuando sea posible los impulsos y la respuesta agresiva.
Citando a los estoicos, William B. Irvine escribe: “El ser humano es, por naturaleza, un animal social y tenemos el deber de formar y mantener relaciones con otras personas, pese a los problemas que ello pueda causarnos”. Como la primera función del ser humano es actuar de acuerdo con su naturaleza racional.
El emperador Marco Aurelio recomendaba que, cuando alguien nos desazone o ataque, deberíamos hacerles frente de manera racional y trabajar en interés mutuo.
Ello no lo hacemos por miedo a que algo externo nos castigue (Dios, el destino, etc.), sino la perspectiva de una recompensa.
No se trata de simpatía, admiración, aplauso, o fama.
Si hacemos las cosas de acuerdo con la naturaleza, dice Marco Aurelio, experimentaremos “placer verdadero”: tener una buena vida, ya que habremos reforzado nuestros mecanismos de tranquilidad y vida interior. Esa es la auténtica recompensa.
Realizar tareas que no conducen a una gratificación instantánea son, a la larga, la fuente de nuestro bienestar.
7. Técnicas estoicas para relacionarnos
Los estoicos deben resolver el dilema que les presenta su comportamiento racional. Por un lado, cuando se relacionan con otros ponen en riesgo su bien más preciado, su “tranquilidad”; por el otro, si evitan relacionarse, incurren en abandonar su deber social: conformar y mantener relaciones con otros.
¿Cómo preservar la tranquilidad mientras nos relacionamos con otros? Cuando nos relacionamos con otros, deberíamos prepararnos y desarrollar una cierta conducta fiel a nosotros y nuestros valores.
Si bien no se puede evitar una reacción de otros que ponga en riesgo nuestra tranquilidad, sí podemos elegir al máximo nuestras relaciones y encuentros, evitando a quienes sepamos que pueden desestabilizarnos.
Séneca recuerda que los comportamientos “bajos” -los comportamientos instintivos, íntimamente relacionados con nuestra herencia evolutiva-, son contagiosos.
Se transmiten, raudos y sigilosos, desde el portador a sus relaciones. Los estoicos también recomiendan la paciencia y empatía. Marco Aurelio recuerda que, cuando estemos con una persona que nos fastidie, recordemos que habrá personas que sientan lo mismo por nosotros.
Cuando alguien se ensañe con nosotros, recordar nuestros comportamientos similares nos ayudará a tamizar la reacción y mantener nuestra tranquilidad.
Finalmente, si la existencia es apenas un instante en la eternidad, como recuerda Marco Aurelio, ¿qué es un incidente o una conversación con alguien agresivo?
Poniendo los acontecimientos en su contexto cósmico adecuado, tenemos más posibilidades de mantener nuestro bienestar y proyectarlo a otros.
8. Cómo reaccionar ante situaciones explosivas (insultos, dolor, rabia)
Conscientes de que los ataques de otros (demostrados con actitudes, insultos, rabia) ponían en riesgo su bienestar, los estoicos desarrollaron técnicas para hacer frente a este riesgo.
Al ser víctimas de una afrenta, nuestra primera reacción es reaccionar con rabia. Una acción negativa que responde a otra acción negativa: al comportarnos de este modo, no sólo nos situamos en el mismo nivel que el autor de la afrenta inicial, sino que arriesgamos nuestra tranquilidad.
De ahí que los estoicos se centraran en desarrollar estrategias para eliminar sentimientos de rabia cuando somos atacados. Para los estoicos, los insultos (no importa su naturaleza) incorporan un tóxico y simbólico aguijón del que hay que desprenderse, porque escuece, irrita el espíritu y puede infectarse.
Una de las tácticas consiste en aprender a aplacar el insulto analizándolo con indolencia, prestando atención a las cosas que son ciertas en la afrenta. Para los estoicos, lo evidente no es un insulto, ni lo insinuado tampoco.
Y, reconoce esta filosofía de vida, el mejor contraataque y el único que tiene un efecto devastador sobre quien insulta es demostrar racionalidad e indolencia.
En ocasiones, es posible incluso contestar bromeando, evitando el tono herido y la corrosiva causticidad. Cuando no es posible responder de manera sosegada, dicen los estoicos, se puede callar.
Cuando la afrenta procede de un individuo despreciable, analizan los estoicos, en lugar de sentirse herido por los insultos, uno debería congratularse. Es la constatación de que se va por el buen camino.
En otras ocasiones, el carácter estoico contribuirá a sentir, más que enojo, compasión por personas que tratan de herir cuyo carácter está claramente trastocado.
Epicteto recuerda que, si nos convencemos de que una persona no nos ha causado daño insultándonos, su insulto no llevará aguijón ni el posterior resquemor psicológico: “lo que molesta a la mayoría de la gente no son las cosas en sí, sino el juicio realizado sobre esas cosas”.
9. Ser consciente de los riesgos de un espejismo sobrevalorado, la “fama”
Para los estoicos, la gente infeliz demuestra una insatisfacción crónica porque está confundida acerca de lo que es en realidad valioso. William B. Irvine:
“debido a su confusión, pasan sus días en busca de cosas que, en vez de hacerles felices, les producen ansiedad y desdicha”.
Una de estas búsquedas a la desesperada, que ha afectado a personas de todas las épocas y condiciones, es el anhelo por lograr fama, ya sea generalizada, local o incluso grupal.
Una búsqueda de popularidad y reconocimiento petulante en el seno de su círculo social, o en su profesión; en un grado u otro, casi todo el mundo anhela la admiración de sus amigos y vecinos.
Pero, ¿cuáles son las exigencias de buscar la fama y conseguirla? Epicteto expone un ejemplo que ilustra los riesgos de la notoriedad, una falsa proyección externa que, por tanto, no controlamos y puede hacernos miserables: una persona que ha ganado una cierta prominencia social, buscando notoriedad, espera que le inviten a una velada; la invitación no llega y esta persona se siente miserable.
Esta persona, añade Epicteto, es tan codiciosa como estúpida, al haber esperado una invitación sin haber pagado un precio equivalente en el pasado. Los estoicos valoran su libertad y, por tanto, son reacios a realizar cualquier cosa que dé a otros poder sobre ellos.
Por tanto, dice Epicteto, el mejor modo de mantener nuestra autonomía, debemos ser cuidadosos cuando tratemos con otros y permanecer impasibles ante lo que piensen de nosotros. Irvine: “deberíamos ser, en otras palabras, tan indiferentes ante su aprobación como ante su desaprobación”.
La consistencia en el comportamiento es fundamental. En vez de buscar la fama, deberíamos centrarnos en sacar el máximo partido al día de hoy y, si llega el reconocimiento exterior, hay que aprender a aceptarlo de un modo natural, para evitar que otros se sientan ofendidos y, a la vez, la deferencia no disturbe nuestra tranquilidad.
10. Sobre la vida lujosa
En la sociedad actual, la búsqueda del reconocimiento sólo tiene un rival, todavía más anhelado: el prestigio de la riqueza ostentosa, que ha tomado formas similares a lo largo de los siglos.
La riqueza ostentosa no es más que un modo más de lograr reconocimiento. Para los estoicos, merece tan poco la pena obsesionarse con la riqueza material como hacerlo con la fama, ya que ninguno de estos reconocimientos aportan per se el bienestar duradero.
Mucha gente emplea toda su vida intentando alcanzar un estatus que hipotéticamente les otorgue una felicidad que no llega; esta búsqueda contradice los principios estoicos, donde el objetivo no es vivir rodeado de más cosas, sino tener una buena vida, disfrutando cada instante y preparándose para que el devenir sea igualmente pleno.
A diferencia de los cínicos, los estoicos no están en contra de la riqueza, y muchos estoicos lograron unas finanzas acomodadas practicando, a la vez, la frugalidad, en contraposición a la existencia ostentosa.
Los estoicos creían que el ser humano debía exponerse a los rigores de la incomodidad material y psicológica, para apreciar los placeres de la vida en contraposición con estas inconveniencias. En cambio, exponiéndose a una vida ostentosa donde no falte de nada y se evite salir de la zona de confort, el individuo corre el riesgo de apreciar la belleza de la sencillez.
Los estoicos abogaban por una alimentación sencilla y frugal, acompañada con una vestimenta y comportamiento equivalentes. La vivienda no debe ser excepción: Musonio explica que sólo se requiere un abrigo para cobijarse de la intemperie.
Nuestra “casa simple” puede ser amueblada con la misma sencillez, mientras que las casas con patios y aposentos desmesurados, sofisticados colores y techos y pavimentos trabajados son más difíciles de mantener.
Los utensilios, cuando más simples, funcionales y humildes, más sencillos serán de mantener y conservar. El lujo, advierte Séneca, usa su ingenio para promover la depravación: primero, nos hace desear cosas que no son esenciales, para pasar después a querer cosas injuriosas.
Bonus: sobre saber envejecer (y morir)
En la sociedad contemporánea, la vejez es percibida como una enfermedad incurable, lo peor que nos puede ocurrir, y es tratada en consecuencia.
Las industrias cosmética y farmacéutica han encontrado un filón en los productos que ofrecen a los mayores (“enfermos de vejez”) el espejismo de rejuvenecer, cuando no un instante de la eterna juventud. Para el estoicismo en particular y las filosofías de vida en particular envejecer constituye, en cambio, un bello síntoma de la impermanencia.
La cultura oriental también celebra la impermanencia. Como ejemplo, el concepto wabi-sabi o el propio “tao”.
Séneca recordaba disfrutar de una armoniosa tranquilidad durante sus años de madurez, al haber perdido la rémora de los poderosos instintos relacionados con la juventud. Séneca: “Apreciemos y amemos la vejez, porque está llena de placer si uno sabe cómo usarlo”.
El filósofo de Corduba aseguraba que el momento más delicioso de la vida se alcanzaba cuando uno ya se encuentra en la pendiente descendente, pero todavía no ha alcanzado la caída abrupta.
La cercanía de la muerte, dicen los estoicos, debería hacer nuestros días más especiales en lugar de deprimirnos, pues tenemos la oportunidad de vivir cada momento. Siempre, claro, que hayamos eligido dominar el “arte de vivir”.
El filósofo trascendentalista Henry David Thoreau escribía en Walden (ver vídeo sobre nuestra visita al lago Walden), durante su experiencia de dos años viviendo junto a un lago para experimentar la vida sencilla y los ecos del eudemonismo y el estoicismo:
“Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentar sólo los hechos esenciales de la vida, y ver si así podía aprender lo que ella tenía que enseñar, no fuera que, cuando estuviera por morir, descubriera que no había vivido”.
Fuente “texto”  [http://bit.ly/2pXbBlG]
Fuente “imagen” (Zenón de Citio)  [http://bit.ly/2oYtbaw]
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notasfilosoficas · 2 years
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“No son las cosas las que atormentan al hombre, sino la opinión que se tiene de ellas”
Epicteto
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Fue un filósofo griego nacido en Heriapolis, ciudad Helenística hoy en ruinas, ubicada en la actual Turquía.
Perteneciente a la escuela estoica, doctrina filosófica basada en el dominio y control de los hechos, cosas y pasiones que perturban la vida, valiéndose de la valentía y la fuerza de carácter para afrontarla.
Hasta donde se sabe, no dejó ninguna obra escrita, pero sus enseñanzas se conservan en la obra de su discípulo Flavio Arriano, quien además de la filosofía de Epicteto, narró las conquistas de Carlo Magno.
En su infancia, llegó a Roma en calidad de esclavo, y a instancias de su amo Liberto Epafrodito, estudió filosofía con el estoico Musonio Rufo.
Se sabe que alrededor del año 93 fue exiliado de Roma por el emperador Domiciano, y se trasladó a Nicópolis en el noreste griego, en donde fundó su propia escuela.
Según Epicteto, el papel del filósofo y maestro estoico, consistiría en vivir y predicar la vida contemplativa o estado espiritual que aparece en el ser humano cuando practica el silencio mental, centrada está en la noción de la felicidad.
Además del autoconocimiento, la virtud de la razón estoica consiste en la imperturbabilidad, la apatía o des apasionamiento y los buenos sentimientos, en donde, la virtud consiste en no guiarse por las apariencias de las cosas, sino en guiarse para actuar racional y benévolamente aceptando el destino individual tal y como ha sido determinado por Dios.
Muere en el año 125 en Nicópolis a la edad de 85 años.
Fuente Wikipedia y “Como ser un estoico” (Massimo Pigliucci)
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notasfilosoficas · 2 years
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“La felicidad no consiste en desear cosas sino en ser libre"
Epicteto
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Fue un filósofo griego nacido en Heriapolis, ciudad Helenística hoy en ruinas, ubicada en la actual Turquía.
Perteneciente a la escuela estoica, doctrina filosófica basada en el dominio y control de los hechos, cosas y pasiones que perturban la vida, valiéndose de la valentía y la fuerza de carácter para afrontarla.
Hasta donde se sabe, no dejó ninguna obra escrita, pero sus enseñanzas se conservan en la obra de su discípulo Flavio Arriano, quien además de la filosofía de Epicteto, narró las conquistas de Carlo Magno.
En su infancia, llegó a Roma en calidad de esclavo, y a instancias de su amo Liberto Epafrodito, estudió filosofía con el estoico Musonio Rufo.
Se sabe que alrededor del año 93 fue exiliado de Roma por el emperador Domiciano, y se trasladó a Nicópolis en el noreste griego, en donde fundó su propia escuela.
Según Epicteto, el papel del filósofo y maestro estoico, consistiría en vivir y predicar la vida contemplativa o estado espiritual que aparece en el ser humano cuando practica el silencio mental, centrada está en la noción de la felicidad.
Además del autoconocimiento, la virtud de la razón estoica consiste en la imperturbabilidad, la apatía o des apasionamiento y los buenos sentimientos, en donde, la virtud consiste en no guiarse por las apariencias de las cosas, sino en guiarse para actuar racional y benévolamente aceptando el destino individual tal y como ha sido determinado por Dios.
Muere en el año 125 en Nicópolis a la edad de 85 años.
Fuente Wikipedia y “Como ser un estoico” (Massimo Pigliucci)
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notasfilosoficas · 5 months
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notasfilosoficas · 2 years
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“Si logras algo bueno con trabajo duro, el trabajo pasa rápido, pero el bien perdura. Si haces algo vergonzoso en busca del placer, el placer pasa rápidamente, pero la vergüenza perdura”
Musonio Rufo
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Cayo o Gayo Musonio Rufo fue un filósofo estoico romano que vivió en el siglo I, nacido en la ciudad turca de Volsini alrededor de los años 20 o 30.
Fue hijo de un équite romano llamado Capitón. En los tiempos de Nerón ya se le consideraba famoso por enseñar la filosofía estoica. Tuvo una gran amistad con Cayo Rubelio Plauto, quien fue enviado al exilio por orden de Nerón, por lo que Musonio decidió seguirlo, regresando dos años después a la muerte de su amigo.
Al volver continuó compartiendo sus enseñanzas pero al año 65 regresó al exilio debido a que se le culpó de participar en la conspiración de Pisón, un complot dirigido contra el emperador Nerón y del cual Cayo Calpurnio Pisón estaba llamado a ostentar el trono imperial.
Musonio Rufo regresó en el año 68 cuando Marco Antonio Primo, general de Vespaciano marchaba sobre Roma, uniéndose a los embajadores que fueron enviados por Vitelio.
Sin embargo, uno de los méritos mas importantes de Musonio Rufo sin lugar a dudas es el haber sido maestro de Epícteto, cuyas enseñanzas se encuentran en un Enchiridion o manual, y sus discursos editados por su discípulo Flavio Arriano.
Según Dión Casio, el político e historiador romano, Musonio insinuó a Vespaciano la conveniencia de desterrar a los filósofos de Roma, en razón de su arrogancia y autosuficiencia, por lo que según la misma fuente, todos los filósofos sufrieron exilio en el año 71 salvo él, y aunque este hecho no está confirmado, Musionio sufrió exilio en el año 75, pudendo volver solo a la muerte de Vespaciano en el año 79.
Su filosofía en la mayoría idéntica a la de su pupilo Epicteto, está marcada por una fuerte tendencia pragmática. Aunque no despreció la lógica ni la física, se centró en la ética, y mantuvo que la virtud es el único objetivo real del hombre, siendo esta virtud no teórica sino práctica, e idéntica a la filosofía en el verdadero sentido de la palabra. La persona realmente buena, es también verdaderamente filosófica.
Los estoicos son especialmente conocidos por enseñar que “la virtud es el único bien” para los seres humanos, y que las cosas externas como la salud, la riqueza y el placer, no son buenas o malas en si mismas, pero tienen valor como “material para que la virtud actúe”
Después de su regreso del exilio en el año 79, poco se sabe de Musonio Rufo, salvo que murió antes del años 101, en donde Plinio el joven, abogado y escritor de la antigua Roma, se refiere a él como si ya no viviera.
Fuente: Wikipedia y historia-biografia.com
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